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I Características generales de los núcleos

I.1. Introducción
El núcleo atómico está compuesto de neutrones, sin carga eléctrica, y protones, de carga eléc-
trica positiva. El número de protones del núcleo, o número atómico, se designa por Z y el de
neutrones por N . Los neutrones dotan de estabilidad al núcleo. La cantidad A = Z + N recibe el
nombre de número de masa.
Para representar un núcleo atómico lo escribimos de la forma:
A
Z XN

donde X es el símbolo químico del átomo correspondiente:


238 56
12 U146 26 F e30

A veces se simplifica en la forma A X, por ejemplo, 56 F e en vez de 56


26 F e30 .
Tanto el protón como el neutrón reciben el nombre genérico de nucleón.
Se dice que un conjunto de núcleos son isótopos si tienen igual valor de Z y distinto valor de
N . Por ejemplo 40 Ca, 41 Ca, 42 Ca.
Un conjunto de núcleos con igual N y distinto Z reciben el nombre de isótonos, y el conjunto
de núcleos con el mismo valor de A se denominan isóbaros.
En total se han encontrado 112 núcleos atómicos distintos. De estos 112 los que tienen Z desde
1 hasta 100 se encuentran en la naturaleza; el resto se producen artificialmente en el laboratorio y
suelen ser inestables. A cada núcleo atómico le podemos quitar o añadir neutrones, obteniéndose
así distintos isótopos. Se han encontrado alrededor de 1000 isótopos distintos.

I.1.1. Magnitudes y unidades


• Tamaño del núcleo: ∼ 10−15 m = 1f m (femtómetro). Es habitual denominar fermi a esta
unidad.
• Tiempos típicos: Los tiempos típicos de los procesos nucleares tienen un rango de variación
muy grande; pueden ir desde los 10−22 s del proceso de fisión hasta ∼ 106 años para la
desintegración α.
• Rango de energías: En los procesos nucleares las energías son ∼ 1M eV .
• Masas: La masa de los núcleos es ∼ 10−30 kg. En la práctica se emplea como unidad de masa
la energía, debido a la relación E = mc2 . De este modo, las masas son ∼ 1GeV /c2 . En este
sentido, las masas del protón y del neutrón son ∼ 940M eV /c2 , mientras que la del electrón
es ∼ 0, 5M eV /c2 . Vemos así que la masa del átomo se debe en su mayor parte a la masa del
núcleo.
Otra unidad de masa en física nuclear es la unidad de masa atómica, u.m.a., definida por
1
1 u.m.a. = masa del átomo 12 C
12
En esta definición se tiene en cuenta el átomo 12 C completo, esto es, núcleo y electrones.
Con respecto a las unidades, existe una constante:
~c = 197, 329M eV · f m ' 200M eV · f m
que es útil en los cambios de unidades.

1
I.1.2. Partículas elementales y su clasificación


 leptones(e− µ− τ − νe νµ ντ )



 
mesones(π)

partículas elementales hadrones

 bariones(n p)



 mediadores(γ W ± Z o g)

• Leptones: Son partículas elementales de espín 1/2 y son


– electrón, e−
– neutrino electrónico, νe
– muón, µ−
– neutrino muónico, νµ
– tauón, τ −
– neutrino tauónico, ντ
y sus correspondientes antipartículas. Excepto por sus masas, las restantes propiedades de
e− , µ− y τ − son las mismas. En los procesos nucleares sólo nos encontraremos con electrones
y muones.
• Hadrones: No son partículas realmente elementales, ya que están compuestas por otras
partículas llamadas quarks. Los quarks son partículas de espín 1/2 y hay seis tipos de ellos
designados con las letras u, d, s, c, t y b. Los únicos que nos interesan son u y d. Los quarks
se caracterizan entre otras cosas por poseer carga eléctrica fraccionaria1 . En el caso de u y d
sus cargas eléctricas son 2/3 y −1/3, respectivamente.
Los hadrones se clasifican en dos grupos:
– Bariones, formados por tres quarks. Tienen por tanto espín semientero. A este grupo
pertenecen el neutrón y el protón.
– Mesones, formados por dos quarks, con lo que tienen espín entero. Un ejemplo es el
mesón pi, π, o pión.
• Mediadores de interacciones: Son partículas que “transportan”, por decirlo así, las inte-
racciones. Tenemos que son:
– fotón, γ, responsable de la interacción electromagnética.
– bosones vectoriales, Z o , W ± , responsables de la interacción débil.
– gluones, g, responsables de la interacción fuerte.

I.1.3. Interacciones fundamentales


• Interacción gravitatoria: A escala nuclear resulta despreciable, por lo que se considera
nula.
• Interacción electromagnética: Se da entre partículas con carga eléctrica. Suele mediar en
los procesos de desintegración nuclear en los que se genera radiación γ.
1
Fracciones de la carga eléctrica absoluta del electrón.

2
• Interacción débil: Se caracteriza porque su efecto es pequeño y su alcance es menor que el
tamaño nuclear. Suele mediar en las desintegraciones β. Por ejemplo

n −→ p + e− + νe (1)

y
p −→ n + e+ + νe (2)
El primer proceso tiene una duración de ∼ 13 minutos en el vacío; el segundo no se da en el
vacío porque no se conserva la energía, sin embargo se puede dar dentro del núcleo.
• Interacción fuerte: Es la que se da entre quarks y es la responsable de la formación de
bariones y mesones (estados ligados de quarks). La fuerza que mantiene unidos protones y
neutrones en el núcleo y que vence a la repulsión coulombiana es la llamada fuerza nuclear
fuerte. Es análoga a las fuerzas de Van del Waals entre átomos y moléculas. Por ejemplo,
cuando un protón y un neutrón están suficientemente próximos, los quarks que los forman
interaccionan, de modo que ambos pueden unirse para formar un núcleo.

I.1.4. Supuestos básicos


En una primera aproximación, el estudio del núcleo lo realizaremos bajo los siguientes supues-
tos:
1. El núcleo es un sistema formado por Z protones y N neutrones.
2. Protones y neutrones son considerados partículas elementales.
3. El núcleo es un sistema no relativista, es decir, la energía cinética promedio del núcleo es
mucho menor que las energías másicas2 de los protones y neutrones.
4. El núcleo se puede describir como un sistema de protones y neutrones que interaccio-
nan entre sí dos a dos a través de un potencial, el cual no será central y dependerá
de los espines de las partículas.
En cuanto al punto 2, diremos que los efectos debidos a la estructura interna de protones
y neutrones son pequeños en general. Cuando dichos efectos sean relevantes los describiremos
mediante magnitudes efectivas.

I.1.5. Energía de ligadura


La masa nuclear será la masa atómica menos la masa total de los Z electrones y la energía
de enlace de los electrones
Z
X
mN c2 = mA c2 − Zme c2 + Bi (3)
i=1

donde Bi es la energía de enlace del i-ésimo electrón. Las energías de enlace electrónico son ∼ 100
keV en los átomos pesados, mientras que las masas atómicas son ∼ 1000A M eV /c2 ; así, para una
XZ
precisión de 1 parte por millón el término Bi es despreciable.
i=1
La energía de enlace B(Z, N ) de un núcleo es la diferencia entre la masa del núcleo A
Z XN y
las masas de sus constituyentes, los Z protones y los N neutrones:

B(Z, N ) = (Zmp + N mn − Mnúcleo )c2 (4)


2
Por energía másica entendemos la energía E = mo c2 asociada a la masa en reposo mo de la partícula.

3
Por otra parte, definimos la energía de ligadura atómica como:

Bat (Z, N ) = Zm(1 H) + N mn − Mátomo c2


 
(5)

donde m(1 H) es la masa del átomo de hidrógeno completo y Mátomo la masa del átomo completo
respectivo.
El siguiente gráfico muestra la energía de ligadura por nucleón, B/A:

Observamos que:
a. la curva es casi constante excepto para los núcleos más ligeros;
b. la energía de ligadura promedio de la mayoría de los núcleos es aproximadamente 8 MeV por
nucleón;
c. la curva presenta un máximo en A = 60, donde los núcleos están más fuertemente ligados.
Encontramos que B ∝ A, cuando es de esperar que B ∝ A2 , ya que en principio podríamos
suponer que cada nucleón sufre la fuerza de los otros (A − 1) nucleones. Al no ser esto así, vemos
que la fuerza entre nucleones se debe a próximos vecinos3 .

I.1.6. Tamaño del núcleo. Forma de la densidad nuclear


La forma experimental de determinar el tamaño de los núcleos es la dispersión elástica de
electrones, ya que éstos tienen asociada una longitud de onda λ menor que el tamaño del núcleo.
Por este procedimiento se obtienen las densidades de carga de los núcleos en función del radio:
3
Esto se denomina propiedad de saturación.

4
La densidad es casi igual para todos los núcleos: los nucleones no parece que se agrupen cerca del
centro del núcleo; por tanto, el número de nucleones por unidad de volumen es aproximadamente
constante:
A
4 ' cte. (6)
3
πR3
donde R es el radio medio del núcleo. Tenemos entonces

R ∝ A1/3 (7)

El radio medio se define como la distancia desde el núcleo a la cual la densidad ha caído a la
mitad:

Hagamos
R = Ro A1/3 (8)
De los experimentos de dispersión se encuentra que Ro ' 1, 2f m. las figuras que hemos mostrado de
ρ(r) nos indican también que la superficie del núcleo aparece difusa. La densidad es casi constante
hasta un punto a partir del cual decrece más o menos suavemente a cero. La distancia en la que se
produce esta caída es casi independiente del tamaño del núcleo y se toma usualmente constante.
Definimos el parámetro anchura de superficie s como la distancia sobre la cual la densidad cae
desde el 99 % al 1 %.

5
Se encuentra experimentalmente que s ' 2, 3 fm.

I.1.7. Energías de separación


La energía de separación de un neutrón, Sn es la cantidad de energía que se necesita para
extraer un neutrón de un núcleo A A
Z XN , y es igual a la diferencia de energías de enlace de Z XN y
A−1
Z XN −1 :

Sn = B(A XN ) − B(A−1
Z XN −1 ) = B(Z, N ) − B(Z, N − 1)
 ZA−1 (9)
= m(Z XN −1 ) − m(A
 2
Z XN ) − mn c

De forma análoga se define la energía de separación de un protón, Sp :


A−1
Sp = B(A
Z XN ) − B(Z−1 XN )
(10)
= m(A−1 A 1
  2
Z−1 XN ) − m(Z XN ) + m( H) c

I.1.8. Modos de desintegración


Los núcleos pueden descomponerse en otros núcleos de varias formas:
1. Desintegración α:
(A, Z) −→ (A − 4, Z − 2) +42 He2 (11)
Al núcleo 42 He2 se le denomina partícula α.
2. Desintegración β, de la cual hay dos tipos:
a) β − : (A, Z) −→(A, Z + 1) + e− + νe que está asociada al proceso n −→ p + e− + νe
b) β + : (A, Z) −→(A, Z − 1) + e+ + νe que está asociada al proceso p −→ n + e+ + νe , el
cual sólo pude darse dentro del núcleo.
3. Emisión de nucleones.
4. Fisión (división de un núcleo en otros dos con liberación de energía y partículas).

I.1.9. Energía de apareamiento


Si en un núcleo tenemos un número impar de protones y de neutrones (Z y N impares), resulta
que ganamos energía de enlace al convertir un protón en un neutrón4 (y viceversa5 ), de modo que
4
Desintegración β +
5
Desintegración β −

6
ahora podemos formar una pareja con su antiguo compañero impar. Encontramos evidencia de
esta “fuerza de acoplamiento” símplemente al observar los núcleos estables en la naturaleza –hay
sólo cuatro núcleos con N y Z impares: 2 H (Z = 1, N = 1), 6 Li (Z = N = 3), 10 B (Z = N = 5) y
14
N (Z = N = 7); pero hay 167 con N y Z pares. Esta energía de apareamiento, δ(A), se expresa
del siguiente modo:


 ap A−3/4 Z, N pares



δ(A) = 0 Z par, N impar o Z impar, N par (12)



−ap A−3/4

Z, N impares

I.1.10. Espín nuclear


Con un potencial nuclear central, el momento angular orbital L ~ y el espín S~ (y por tanto
el momento angular total J) ~ son constantes del movimiento. Podemos asignar a cada nucleón
números cuánticos l, s y j correspondientes. El momento angular total de un núcleo que contenga
A nucleones será entonces la suma vectorial del momento angular de todos los nucleones. Este
momento angular total se llama usualmente espín nuclear y se representa por I. El momento
angular I tiene todas las propiedades usuales de los momentos angulares de la mecánica cuántica
I 2 |I mI i = ~I(I + 1) |I mI i (13)
Iz |I mI i = ~mI |I mI i mI = −I, . . . , I (14)
Para muchas aplicaciones que involucran momentos angulares, el núcleo se comporta como si
fuera una entidad simple con un momento angular intrínseco I (a modo de espín, aunque debe
quedar claro que no lo es). En campos magnéticos ordianrios, por ejemplo, podemos observar
el efecto Zeeman nuclear, el desdoblamiento del estado I en sus 2I + 1 subestados individuales
correspondientes a m = −I, m = −I +1, ..., m = I. Estos subestados están igualmente espaciados,
como en el efecto Zeeman atómico normal. Si aplicáramos un campo magnético increíblemente
intenso, tan fuerte que el acoplamiento entre los nucleones se rompiera, veríamos cada j individual
desdoblarse en sus 2j + 1 subestados. La física atómica también tiene una analogía aquí: cuando
aplicamos campos magnéticos grandes podemos romper el acoplamiento entre los L ~ yS~ electrónicos
~ ~
y separar los 2l+1 componentes de L y los 2s+1 componentes de S. No pueden producirse campos
suficientemente fuertes para romper el acoplamiento entre nucleones. Observamos por tanto el
comportamiento de I como si el núcleo fuera sólo una partícula simple con espín. Por esta razón,
el espín (momento angular total) I~ y el correspondiente número cuántico de espín I se usarán
para describir estados nucleares.
Para evitar confusiones, usaremos siempre I para denotar el espín nuclear; usaremos j para
representar el momento angular total de un nucleón simple. A menudo será el caso que una
partícula de valencia simple determine todas las propiedades nucleares; en ese caso, I = j. En
otros casos, podremos necesitar considerar dos partículas de valencia, en cuyo caso I~ = J~1 + J~2 , y
se podrán dar varios valores de I. A veces una partícula extra y los nucleones del centro restante
contribuyen cada uno al momento angular, con
I~ = J~partícula + J~centro (15)
Una restricción importante sobre los valores permitidos de I procede de considerar las posibles
componentes z del momento angular total de los nucleones individuales. Cada j puede ser semien-
tero (1/2, 3/2, 5/2, ...) y así sus posibles componentes z sólo son asimismo semienteras (±~/2,
±3~/2, ...). Si tenemos un número par de nucleones, habrá un número par de componentes se-
mienteras, con el resultado de que la componente z del total I puede tomar sólo valores enteros.

7
Esto requiere que el mismo I sea entero. Si el número de nucleones es impar, la componente z
total debe ser semientereo y así será el I total. Establecemos por tanto la siguiente norma:
núcleos con A impar −→ I semientero

núcleos con A par −→ I entero


Los valores medidos del espín nuclear pueden informarnos en gran medida de la estructura nu-
clear. Por ejemplo, de los cientos de núcleos conocidos con N y Z pares (estables y radiactivos),
todos tienen estados fundamentales de espín 0, lo que evidencia la fuerza de acoplamiento nuclear
discutida antes; los nucleones se acoplan juntos en pares de espín 0, dando en total I = 0. Como
corolario, el estado de espín fundamental de un núcleo con A impar debe ser igual a la j de un
protón o un neutrón sobrante.
Junto con el espín nuclear, también se emplea la paridad para etiquetar los estados nucleares.
La paridad puede tomar los valores + (par) o − (impar). Si consideramos las funciones de onda
de cada nucleón, determinaríamos la paridad nuclear al multiplicar las paridades de cada uno de
los A nucleones, terminando con un resultado π que sería + o −: π = π1 π2 · · · πA . Sin embargo, en
la práctica no es posible hacer esto, pues no podemos en general asignar una función de onda de
paridad conocida a cada nucleón. Al igual que el espín I, vemos la paridad π como una propiedad
global del núcleo como un todo. Podemos medirla directamente usando una variedad de técnicas
de desintegración nuclear y reacciones. La paridad se denota por un superíndice + o − en el espín,
como I π ; por ejemplo, 0+ , 2− , 1/2− , 5/2+ . No hay relación teórica deirecta entre I y π; para
cualquier valor de I, es posible encontrar tanto π = + como π = −.

I.1.11. Momentos magnéticos


Mucho de nuestro conocimiento acerca de la estructura nuclear procede de la interacción de
éste con el campo electromagnético, debido a que el núcleo, al ser un sistema de cargas, posee
momentos multipolares magnéticos y eléctricos, que pueden calcularse mediante la mecánica cuán-
tica, asignándoles los correspondientes operadores y calculando sus valores esperados, que luego
se compararán experimentalmente.
Las distribuciones de cargas y corrientes dan sólo los campos multipolares de orden más bajo.
Una distribución de carga esférica da sólo el campo monopolar (coulombiano), anulándose el
resto de los componentes. Del mismo modo, una corriente circular proporciona sólo el momento
magnético monopolar. Si una estructura simétrica sencilla (consistente con la interacción nuclear)
es posible, entonces los núcleos tienden a adquirir esa estructura. Por tanto sólo es necesario
habitualmente calcular o medir los momentos multipolares de orden más bajo para caracterizar
las propiedades electromagnéticas del núcleo.
Otra restricción sobre los momentos multipolares procede de la simetría del núcleo, y está
directamente relacionada con la paridad de los estados nucleares. Cada momento multipolar elec-
tromagnético tiene una paridad, determinada por el comportamiento del operador multipolar bajo
la transformación ~r −→ −~r. La paridad de los momentos eléctricos es (−1)l , donde l es el orden
del momento: l = 0 para el monopolar, l = 1 para el dipolar, l = 2 para el dipolar, etc.; para mo-
mentos magnéticos, la paridad es (−1)l+1 . Cuando calculamos el valor esperado de un momento,
debemos evaluar una integral de la forma
Z
ψOψdV, (16)

donde O es el operador apropiado. La paridad de la misma ψ no es importante, ya que aparece


dos veces en la integral. Sin embargo, si O tiene paridad impar, entonces el integrando es una
función impar de las coordenadas y debe anularse. Por tanto, todos los momentos multipolares

8
estáticos impares deben amularse (dipolar eléctrico, cuadrupolar magnético, octopolar eléctrico y
así sucesivamente).
El momento monopolar eléctrico es justamente la carga nuclear neta Ze. El siguiente
momento no nulo es el momento dipolar magnético ~µ. Una espira circular que transporta
una corriente i y encierra un área A tiene un momento magnético de magnitud |~µ| = iA; si la
corriente consiste en una carga e, que se mueve con velocidad v en una circunferencia de radio r
(con período 2πr/v), entonces:
e evr e ~
|~µ| = πr2 = = |L| (17)
2πr/v 2 2m
~ es el momento angular clásico mvr. En mecánica cuántica, definimos operacionalmente
donde |L|
el observable momento magnético correspondiente a la dirección de la componente mayor de L; ~
~
así, podemos tomar la ecuación (17) directamente en el régimen cuántico sustituyendo L con el
valor esperado relativo al eje en que tiene proyección máxima, que es ml ~ con ml = +l. Así:
e~
µ= l (18)
2m
donde ahora l es el número cuántico del momento angular total de la órbita.
La cantidad e~/2m se llama magnetón. Para el movimiemto atómico usamos la masa del
electrón y obtenemos el magnetón de Bohr :

µB = 5, 7884 × 10−5 eV · T −1 (19)

Sustituyendo la masa del protón tenemos el magnetón nuclear :

µN = 3, 1525 × 10−8 eV · T −1 (20)

Obsérvese que µN  µB debido a la diferencia en las masas; bajo la mayoría de circunstancias,


el magnetismo atómico tiene efectos mucho mayores que el magnetismo nuclear. Las interaccio-
nes magnéticas ordinarias de la materia (ferromagnetismo, por ejemplo) están determinadas por
el magnetismo atómico; sólo en circunstancias muy especiales podemos observar los efectos del
magnetismo nuclear.
Podemos reescribir (18) en la forma más útil

µ = gl lµN , (21)

donde gl es el factor g asociado al momento angular orbital l. Para protones gl = 1; puesto que
los neutrones no tienen carga eléctrica, podemos usar (21) para describir el movimiento orbital de
los neutrones si ponemos gl = 0.
Estábamos considerando antes sólo el movimiento orbital de los nucleones. Al igual que los
electrones, los protones y los neutrones tienen también un momento magnético intrínseco o espín,
que no tiene análogo clásico pero que escribimos en la misma forma que (21):

µ = gs sµN , (22)

donde s = 1/2 para protones, neutrones y electrones. La cantidad gs se conoce como factor g
de espín y se calcula resolviendo una ecuación relativista de la mecánica cuántica. Para una
partícula puntual de espín 1/2 tal como el electrón, la ecuación de Dirac da gs = 2, y la medida
es bastante consistente con ese valor para el electrón, gs = 2, 0023. La diferencia entre gs y 2 es
bastante pequeña y puede calcularse con exactitud usando las correcciónes de órdenes superiores
en electrodinámica cuántica. Por otro lado, para nucleones libres, los valores experimentales están
lejos de los valores esperados para partículas puntuales:

9
protón: gs = 5, 5856912 ± 0, 0000022
neutrón: gs = −3, 8260837 ± 0, 0000018
(Los momentos magnéticos medidos, en magnetones nucleares, son justo la mitad de los factores
gs ). ¡No sólo está lejos de 2 el valor para el protón, sino que el neutrón, de carga nula, tiene un
momento magnético distinto de 0! Aquí está acaso la primera evidencia de que los nucleones no
son partículas elementales puntuales como el electrón, sino que tienen una estructura interna que
se deberá a partículas cargadas en movimiento, cuyas corrientes resultantes dan los momentos
magnéticos de espín observados. Es interesante observar que gs para el protón es mayor que su
valor esperado en una cantidad de 3, 6, mientras que para el neutrón tiene un valor por debajo
de 0 aproximadamente en la misma cantidad. Hace tiempo se consideraba que esas diferencias
entre los valores esperados y medidos de gs se debían a nubes de mesones π que rodeaban a los
nucleones, con piones positivos y neutros en torno al protón y piones negativos y neutros en torno
al neutrón; las contribuciones iguales y opuestas de la nube de piones no son sorprendentes. En las
teorías actuales consideramos los nucleones compuestos de tres quarks; la suma de los momentos
magnéticos de los quarks da directamente los momentos magnéticos de los nucleones.
En los núcleos, la fuerza de acoplamiento favorece el apareamiento de nucleones de manera
que sus momentos angular orbital y de espín cada uno suma cero. Así los nucleones apareados
no contribuyen al momento magnético y necesitamos sólo considerar unos cuantos nucleones de
valencia. Si eso no fuera así, esperaríamos, basándonos en fundamentos estadísticos, encontrar
solamente unos pocos núcleos pesados con momentos magnéticos muy grandes, quizá decenas de
magnetones µN . Sin embargo, no se han observado nucleones con un momento dipolar magnético
mayor que 6µN . Algunos valores del momento dipolar magnético son
núclido µ (en µN )
(estado fundamental)
n −1, 9130418
p +2, 7928456
2
H(D) +0, 8574376
17
O −1, 89379
57
Fe +0, 09062293
57
Co +4, 733
93
Nb +6, 1705
A causa de la fuerza de acoplamiento, podemos analizar momentos magnéticos para aprender
acerca de la estructura nuclear.
El siguiente momento no nulo es el momento cuadrupolar eléctrico. El momento cuadru-
polar eQ de una carga clásica puntual e es de la forma e(3z 2 − r2 ). Si la partícula se mueve con
simetría esférica, entonces (en promedio) z 2 = x2 = y 2 = r2 /3 y el momento cuadrupolar se anula.
Si la partícula se mueve en una órbita plana clásica, es decir, en el plano XY , entonces z 2 = 0 y
Q = −r2 . El momento cuadrupolar en mecánica cuántica es
Z
eQ = e ψ 3z 2 − r2 ψdV

(23)

para un único protón; para un neutrón Q = 0. Si |ψ|2 es esféricamente simétrico, entonces Q = 0;


si |ψ|2 está concentrado en el plano XY (z ' 0), entonces Q ∼ − hr2 i, mientras que si está
concentrado a lo largo del eje Z (z ' r), deberíamos tener Q ∼ +2 hr2 i, siendo hr2 i el radio
cuadrático medio de la órbita. Una vez más, la fuerza de apareamiento es provechosa, pues si los
nucleones se mueven en órbitales simétricamente esféricos, no contribuyen a Q. Debemos entonces
esperar que para muchos núcleos, el momento cuadrupolar puede estimarse a partir del nucleón

10
de valencia, que podemos asumir que orbita cerca de la superficie, de modo que r = Ro A1/3 .
Estimamos por tanto
|eQ| ≤ eRo2 A2/3 ,
que se sitúa en un intervalo que va desde el entorno de 6 × 10−30 e m2 para núcleos ligeros hasta
50 × 10−30 e m2 para núcleos pesados. La unidad 10−28 m2 se usa frecuentemente en estudios de
reacciones nucleares para secciones eficaces de dispersión y se conoce como barn (b). Esta unidad
es también conveniente para la medida de momentos cuadrupolares; así el máximo esperado está
entre 0, 06e y 0, 5e b. Algunos valores esparados de los momentos cuadrupolares eléctricos nucleares
son:
núclido Q (en b)
(estado fundamental)
2
H(D) +0, 00288
17
O −0, 02578
59
Co +0, 40
63
Cu −0, 209
133
Cs −0, 003
161
Dy +2, 4
176
Lu +8, 0
209
Bi −0, 37
Como puede verse en la tabla, muchos núcleos caen dentro del intervalo, pero varios, especialmente
en la región de las tierras raras, están bastante fuera de él. Aquí el momento cuadrupolar está dando
información importante – el modelo de partícula simple no puede explicar los grandes momentos
cuadrupolares observados. La mayoría o todos los protones deben contribuir colectivamente de
alguna manera para tener un Q tan grande. Asumir que hay un centro nuclear, esféricamente
simétrico, de nucleones no es válida para tales núcleos. La parte central en ciertos núcleos puede
tomar una forma no esférica estática que puede dar un momento cuadrupolar grande.

11
I.2. Masas

I.2.1. Fórmula semiempírica de masas (fórmula de Bethe-Weizsäcker)


Para comprender la forma de la curva de las energías de enlace por nucleón, debemos construir
una función de B(Z, A) a partir de la información que ya poseemos, en la cual incorporaremos
varios términos.
El primer término, evidente, es el término constante, ya que al orden más bajo B ∝ A. La
contribución a la energía de enlace de este término de “volumen” es así B = av A, siendo av una
constante a determinar, que será del orden de 8 MeV.
No obstante, vimos que la densidad de materia nuclear presenta una uniformidad en la región
central del núcleo, mientras que decrece en la parte exterior. Los nucleones externos están menos
fuertemente ligados que los de la región central6 , por tanto el término av A sobreestima B al dar un
peso completo al área de la superficie nuclear, que se relaciona con el radio nuclear, como vimos,
en la forma R ∝ A1/3 . Así, los nucleones superficiales contribuyen a la energía de enlace con un
término de la forma −as A2/3 (el área es proporcional a R2 o a A2/3 ).
Debemos incorporar un término de repulsión coulombiana entre protones, que hace al núcleo
menos fuertemente ligado. Ya que cada protón repele a todos los otros, este término es proporcional
Z(Z − 1) y podemos hacer un cálculo exacto, suponiendo una esfera uniformemente cargada, para
obtener
e2
 
3 Z(Z − 1)
− , Ro = 1, 2 f m (24)
5 4πo Ro A1/3
donde el signo menos implica una reducción en la energía de enlace. Podemos incorporar todas
las constantes en una sola constante ac .
Encontramos también de nuestro estudio de la distribución de isótopos estables y radiactivos
que los núcleos estables tienen Z ' A/2. Si nuestra fórmula de energía de enlace es realista para la
descripción de los núcleos estables que se han observado, debemos tener en cuenta ese hecho; de lo
contrario podríamos tener isótopos estables del hidrógeno con cientos de neutrones. Este término
es muy importante para núcleos ligeros, para los que Z ' A/2 se cumple con más exactitud. Para
núcleos pesados este término se vuelve menos importante, puesto que el rápido aumento de la
repulsión de Coulomb exige neutrones adicionales para la estabilidad nuclear. Una posible forma
de este término, llamado término de simetría, ya que tiende a hacer al núcleo simétrico en protones
y neutrones, es
(A − 2Z)2
−asim , (25)
A
que tiene la forma correcta de favorecer núcleos con Z = A/2 y reducirse en importacia para A
grande.
Por último debemos añadir un término que tenga en cuenta la tendencia de los nucleones
iguales a formar pares adecuados para obtener configuraciones especialmente estables; es decir, la
energía de apareamiento


 ap A−3/4 Z, N pares atractivo



δ(A) = 0 A impar



−ap A−3/4

Z, N impares repulsivo

Obtenemos así la siguiente expresión de la energía de enlace:


Z(Z − 1) (A − 2Z)2
B(A, Z) = av A − as A2/3 − ac − a sim + δ(A) (26)
A1/3 A
6
Los nucleones superficiales tienen menos primeros vecinos que los del interior.

12
Con esta expresión se obtiene la fórmula semiempírica de masas o fórmula de Bethe-
Weizsäcker:
M (A, Z) = Zmp + N mn − B(A, Z)/c2 (27)
Las constantes se ajustan para obtener el mejor acuerdo posible con la curva experimental. En la
siguiente figura podemos ver el efecto de cada término en B(A, Z):

La importancia de la fórmula (26) no radica en que podamos predecir algún fenómeno exótico
de los núcleos, sino en que incorpora ideas de dos modelos nucleares para obtener una magnitud,
en este caso la energía de enlace. Los modelos incorporados son el de la gota líquida, responsable
de los tres primeros términos de (26) (de hecho, esos términos aparecerían también en un cálculo
de la energía de una gota de líquido con carga eléctrica), y el modelo de capas, que es responsable
de los dos últimos.
Con un modelo de gas de Fermi podemos obtener el término de simetría. En tal modelo para
neutrones y protones, tendremos
Z F n Z F
∆B = 2 ρ()d − 2 ρ()d ' 2ρ2
F F p

donde  es la energía de Fermi del gas, F n la energía de Fermi para neutrones y F p la energía
de Fermi para protones, y hemos supuesto ρ() ' cte., que es la densidad de estados con energía
entre  y  + d. Por otra parte
Z F p
Z=2 ρ()d ' 2ρF p
0
Z F n
N =2 ρ()d ' 2ρF n
0

de modo que
N − Z = 2ρ(F n − F p )
por tanto
∆B ∝ (N − Z)2
ya que
F p = F −  F n = F + 

13
y entonces
N −Z
'

Así
1 1
∆B ' (N − Z) = (A − 2Z)2
8ρ 8ρ
Con ρ ∼ A
(A − 2Z)2
∆B ∝
A
F p y F n tienden a igualarse, ya que así el sistema es más estable.

I.2.2. Parábola de masas y estabilidad nuclear


Si representamos la energía de ligadura en función de Z para átomos isóbaros (igual A) obte-
nemos una parábola. En el caso en que A sea impar, encontramos sólo una parábola, y dos si A
es par. Por ejemplo, para A = 124 y A = 125 tenemos:

De cada isóbaro se pasa a otro consecutivo por desintegración β + o β − . Las dos parábolas para
A par se deben a núcleos Z par-N par la inferior y Z impar-N impar la superior. Los núcleos
inestables se aproximan a la estabilidad mediante desintegraciones β + o β − , o sea, convirtiendo
un protón en neutrón o viceversa. Se observan los siguientes puntos:
1. La energía de enlace por partícula del núclido par-par más estable (124 T e) es más grande
que la del núclido de A impar más estable (125 T e), que a su vez es más grande que el de
cualquiera de los núclidos impar-impar.
2. Sólo hay un núclido con A impar estable, mientras que hay más de un núclido par-par estable
con A = 124 y no hay núclidos estables impar-impar. Este patrón es general a lo largo de toda
la tabla periódica. De hecho, sólo cuatro núclidos impar-impar muy ligeros son β-estables.
Obsérvese cómo la energía de desintegración (esto es, la diferencia de masa entre isóbaros vecinos)
aumenta a medida que nos alejamos de la estabilidad. Para A par, el término de apareamiento da
dos paráboloas, desplazadas por 2δ ∼ 2-3 Mev.

14
Resultados totalmente análogos a éstos los obtenemos si representamos M (A, Z) frente a Z
para A fijo.

NOTA: Los núcleos inestables se desintegran en núcleos estables. El valor Q de tales reacciones
será > 0. Si Q < 0, la desintegración no se produce de manera espontánea. Cuanto mayor es
B(A, Z)/A, más estable es el núcleo, de modo que las desintegraciones se producen con el fin de
ganar energía de enlace, o lo que es igual, disminuir la masa.

I.2.3. Valle de estabilidad


A la vista de los resultados anteriores, tenemos que los elementos más estables con un mismo
valor de A (isóbaros) se sitúan en el fondo de las parábolas, lo que se llama valle de estabilidad.
Cada parábola estará centrada en torno del mímino de la ecuación (27) para A = cte. Calculemos,
por tanto, los valores de Z y N que minimizan M (A, Z):

∂M
=0
∂Z A=cte.

∂M 1
 ∂B
= mp H − mn − =
∂Z ∂Z
4asim
1
H − mn + ac (2Z − 1) A−1/3 +

= mp (A − 2Z) = 0
A
Despejando Z obtenemos

[mn − mp (1 H)] + ac A−1/3 + 4asim


Zmin =
2ac A−1/3 + 8asim A−1
Los valores típicos de ac = 0, 72 MeV y asim = 23 MeV permiten despreciar el corchete, de modo
que
ac
A2/3 + 1
ac A−1/3 + 4asim 4asim
Zmin ' =
2ac A−1/3 + 8asim A−1 ac 1
A2/3 + A
8asim 2
Por otro lado ac /asim ' 0, 003 MeV, de modo que despreciamos el primer factor del numerador y
A 1
Zmin ' ac (28)
2 1+ A2/3
8asim
Para A pequeño, Zmin ' A/2 y para A grande, Zmin < A/2; dicho de otro modo, para A pequeño,
N ' Z y para A grande, N > Z. Para números másicos pequeños, los núcleos más estables son
aquéllos para los que N ' Z; para números másicos grandes, tenemos que el número de neutrones
es mayor que el de protones, o sea, los núcleos pesados ganan estabilidad añadiendo neutrones (o
como sucede en la naturaleza, desintegrándose protones en neutrones – reacción β − ). Esto explica
lo que se observa en las parábolas de masas y también la desviación de la recta Z = N en el
diagrama de Segrè:

15
De (28) también vemos la importancia de los factores de Coulomb y de simetría. En efecto,
si ac fuera nulo, o sea, no hubiera repulsión de Coulomb entre los protones, siempre se tendría
Z = N , y si asim = 0, tendríamos Zmin = 0 y el núcleo sólo tendría neutrones. Esto último nos
dice que el principio de exclusión de Pauli, principal responsable del término de asimetría, evita
que el núcleo se deshaga de los protones.

I.2.4. Sistemática: los números mágicos y el modelo de oscilador armónico


Por supuesto, la fórmula de Weizsäcker, aunque razonable, no es exacta y, por tanto, si re-
presentamos la diferencia entre las masas observadas experimentalmente y las deducidas por la
fórmula de Weizsäcker , deberíamos obtener, en principio, puntos situados aleatoriamente por en-
cima y por debajo del eje de las N y a lo largo de él (si la fórmula fuera exacta, los puntos se
situarían todos en la recta N = 0). Esto es lo que sucede para N pequeño, pero a medida que
aumenta N aparece un patrón que muestra ciertos máximos:

Esos máximos corresponden a N = 20, 28, 50, 82 y 126. Además, se observan también, aunque
menos cláramente, dos máximos en N = 2 y N = 8. Esto nos muestra que la fórmula de Weizsäcker

16
ha dejado pasar algún factor relevante. Si nos fijamos bien, la sucesión de esos máximos recuerda en
cierta medida a los números de electrones que cerraban capa en los átomos. Los máximos anteriores
reciben el nombre de números mágicos y corresponden a núcleos especialmente estables, así que
todo nos induce a pensar que, para ciertos valores de Z y N , los nucleones se estructuran en capas
que al cerrarse dan una estabilidad adicional al núcleo.
Podemos entonces pensar que los nucleones se encuentran sometidos a una especie de potencial.
Como modelo inicial de tal potencial se puede tomar el de un oscilador armónico tridimensional,
ya que nos proporciona una serie de niveles que se cierran en N = 2, 8, 20, 28, . . ., pero a partir
de N = 28, los siguientes valores no concuerdan con los números mágicos. De hecho, casi cualquier
potencial que no diverja para r = 0 proporciona los primeros números mágicos, pero tarde o
temprano dejan de coincidir.
Concluimos por tanto:
a. que existe un potencial radial promedio que actúa sobre los nucleones;
b. que cualquier potencial no divergente en r = 0 reproduce los primeros números mágicos.
Para acabar, diremos tan sólo que los números mágicos altos se obtienen al introducir el espín de
los nucleones.

I.2.5. Métodos experimentales de medida de masas


Aunque debemos estudiar el equilibrio energético en reacciones y desintegraciones nucleares
empleando masas nucleares, lo convencional es tabular las masas de átomos neutros, o sea, la masa
del núcleo más la masa de los electrones y la energía de enlace electrones-núcleo.
La energía de enlace es cada vez mayor a medida que descendemos en la escala de tamaños de
la materia. Así:
• La energía de enlace electrón-núcleo en el átomo es ∼ 10−8 la energía en reposo del átomo.
• La energía de enlace del núcleo atómico es ∼ 10−3 − 10−2 la energía másica total del núcleo.
• La energía de enlace de los nucleones (energía de enlace entre quarks) es mayor que 0,99 la
masa total de los quarks que lo constituyen.
Conclusión: No es posible separar una discusión de la masa nuclear de una discusión de la energía
de enlace nuclear.
Por otro lado, es necesario tener en cuenta, a la hora de evaluar la masa de un núclido, la
abundancia de los distintos isótopos, pues incluso en el caso de una muestra pura de un elemento,
tenemos una mezcla de sus isótopos.

I.2.5.a. Medida de masas


La medida de las masas requiere aparatos de gran precisión llamados espectroscopios de
masas (precisión ∼ 10−6 )
• Espectrógrafo de masas: Focaliza los haces de los distintos núclidos para hacer una imagen
en una placa fotográfica.
• Espectrómetro de masas: Los isótopos pasan por una rendija detectora y se registran
electrónicamente (como una corriente, p. ej.)

17
El espectrógrafo cuenta con tres elementos principales:
1. Fuente de iones, que produce un haz de átomos o moléculas ionizados mediante dos mé-
todos:
a) bombardeo del vapor del material con un haz de electrones;
b) como resultado de una chispa de descarga entre dos electrodos recubiertos con el mate-
rial.
Los iones emergentes se encuentran en un ancho intervalo de velocidades (como es de esperar
de una distribución térmica) y se incluyen muchas masas diferentes.
2. Selector de velocidades, que consiste en un campo eléctrico y otro magnético cruzados;
los iones que pasan sin deflexión son aquéllos para los que las fuerzas ejercidas por ambos
campos se igualan:
E
qE = qvB ←→ v =
B
3. Selector de impulsos, que es un campo magnético que obliga a los iones a describir una
trayectoria circular, cuyo radio es
mv
r=
qB
es decir, es directamente proporcional a la masa de cad ión; cada isótopo se registra en la
placa en puntos separados distintos

Un espectrómetro de masas sería igual salvo que sustituye la placa fotográfica por un dispositivo
de detección electrónico y una rendija.
Para medir las masas, se calibra el aparato de modo que para el 12 C tengamos 12,000000 u
exactamente. Sin embargo, no medimos las masas directamente mediante medidas relativas, sino
que se miden diferencias más pequeñas entre dos masas casi iguales, con lo que se consigue incluso
más precisión. Este método se conoce como doblete de masas y se ilustra mediante el siguiente
ejemplo: Se pone el aparato a 128 u y medimos la diferencia de masas molecular entre el nonano
(C9 H20 ) y el naftaleno (C10 H8 ), que es
∆ = 0, 09390032 ± 0, 00000012 u
Al emplear moléculas tenemos la ventaja de que podemos despreciar la energía de enlace intera-
tómica para formarlas7 . Tenemos entonces:
∆ = m(C9 H20 ) − m(C10 H8 ) = 12m(1 H) − m(12 C),
7
La corrección debida a este efecto es ∼ 10−9 u, con lo que podemos alcanzar una precisión máxima de 1/109 .

18
de modo que
1  12 1
m(1 H) =

m( C) + ∆ = 1, 00000000 + ∆
12 12
= 1, 00782503 ± 0, 00000001 u

Obsérvese que para precisiones de ∆ de 10−6 tenemos una incertidumbre de 10−8 para la masa
1
H.
Dado este valor exacto podemos poner el aparato para 28 u y determinar la diferencia entre
C2 H4 y N2

∆ = m(C2 H4 ) − m(N2 ) = 2m(12 C) + 4m(1 H) − 2m(14 N )


= 0, 025152196 ± 0, 00000030 u

del cual encontramos:


1
m(14 N ) = m(12 C) + 2m(1 H) − ∆ = 14, 00307396 ± 0, 00000002 u.
2
Sin embargo, cuando tratamos con núclidos inestables no siempre es posible utilizar este método,
ya que pueden haberse desintegrado antes de llegar a la placa o detector8
En tales casos se emplea el método de las energías de reacción, que consiste en lo siguiente:
Consideremos la reacción
x + X −→ y + Y
en que x, el proyectil, incide sobre el blanco X en reposo. Al medir las energías cinéticas de las
partículas de reacción, podemos determinar el valor Q de la reacción, que no es sino la diferencia
de masas:
Q = [m(x) + m(X) − m(y) − m(Y )] c2
Si y es el núclido cuya masa queremos determinar, tenemos
Q
m(y) = m(x) + m(X) − m(Y ) −
c2
Como ejemplo, consideremos el 12 N . Este núclido es inestable, con vida media de desintegración
de sólo 0,01 s. Para determinar su masa podemos considerar la reacción

H +14 N −→12 N +3 H

Sabiendo que

m(1 H) = 1, 007825 u
m(14 N ) = 14, 003074 u
m(3 H) = 3, 016049 u

tenemos
Q
m(12 N ) = m(1 H) + m(14 N ) − m(3 H) −
c2
El valor Q de la reacción medido experimentalmente es

Q = −22, 1355 ± 0, 0010 M eV


8
P. ej. el 12 N es inestable y se desintegra con vida media de 10−2 s, que es demasiado pequeño para permitir que su masa
se puede medir con un espectrómetro.

19
con lo cual
m(12 N ) = 12, 018613 ± 0, 000001 u
Vemos que la principal fuente de incertidumbre proviene de Q, pues las masas de 1 H, 14
N y 3H
se conocen con mucha mayor precisión.

I.2.5.b. Abundancia de los núclidos


La abundancia de los distintos núclidos también puede medirse con un espectrómetro de masas.
En esta aparato, la placa se sustituye por una rendija y un detector tras ella que son fijos. Variando
entonces E o B, los haces de los distintos isótopos se desplazan. Aparecen, al representarse la
intensidad registrada frente a la masa, una serie de picos; las áreas bajo estos picos nos indican
las abundancias. La masa media del elemento resulta de promediar las masas de sus isótopos
ponderadas por sus abundancias. Como ejemplo, consideremos los isótopos estables del criptón:
78 83
Kr 0,356 % Kr 11,5 %
80 84
Kr 2,27 % Kr 57,0 %
82 86
Kr 11,6 % Kr 11,3 %
Una muestra típica de criptón consistirá en una mezcla de estos seis isótopos estables con la
anterior composición relativa. La masa media del criptón será

m = 0, 00356 · m(78 Kr) + 0, 0227 · m(80 Kr) + · · · = 83, 8 u

que es lo que figura en la tabla periódica de los elementos.

20
I.3. Tamaños

I.3.1. Métodos experimentales de determinación de la densidad nuclear


Para determinar la densidad nuclear tenemos distintos experimentos según queramos conocer
la densidad de carga nuclear o la densidad de materia nuclear.

I.3.1.a. Distribución de la carga nuclear


En este caso lo que medimos con los experimentos es la interacción de Coulomb.
a. Dispersión de electrones. En estos experimentos se lanzan electrones contra los núcleos
y se mide la sección eficaz de dispersión a distintos ángulos. Los electrones han de tener
energías superiores a los 100 MeV (λ . 10 fm) para poder resolver el núcleo.
Podemos tratar la dispersión de electrones tratando el potencial de interacción como una
perturbación y quedarnos a primer orden (aproximación de Born). Así, si los electrones
incidentes poseen un impulso inicial p~i = ~~ki , la probabilidad de que se dispersen hacia un
impulso p~f = ~~kf será proporcional al cuadrado de
Z Z
~ ~
F (ki , kf ) = ψf U (r)ψi dV = ei~q~r u(r)dV,

pues los estados inicial y final se suponen libres:


~ ~
ψi d = eiki~r ψf d = eikf ~r
2E θ
y ~q = ~ki − ~kf ; q = |~ki − ~kf | ' sin , siendo θ el ángulo de dispersión9 y E la energía del
~c 2
haz incidente.
En la última expresión tenemos en cuenta que la energía cinética de los electrones incidentes
es mucho mayor que su masa en reposo, de modo que E ' cp. Tenemos que

Z 2 α2 (~c)2 1 − β 2 sin2 (θ/2)


       
dσ dσ 2 dσ v
= |F (q)| ; = 2 4 , β=
dΩ dΩ M ott dΩ M ott 4E sin (θ/2) c
donde v es la velocidad de los electrones.
Para una densidad de carga ρ(~r) que sólo dependa de r, encontramos que
4π ∞
Z
F (q) = dr rρ(r) sin qr
Zq 0
Mediante el experimento medimos dσ/dΩ, de donde podemos deducir F (q). Invirtiendo nu-
méricamente los datos de F (q) (en realidad se trata de una transformada de Fourier) podemos
encontrar finalmente ρ(r), la densidad de carga nuclear:
Z ∞
Z
ρ(r) = 2 dq F (q)q sin qr (29)
2π r 0
Puede obtenerse el radio del núcleo a partir del factor de forma. Para ello, supóngase que
qr  1; entonces
4π ∞ 4π ∞ 4πq 2 ∞
Z Z Z
2
F (q) = dr rρ(r) sin qr ' dr r ρ(r) − dr r4 ρ(r)
Zq 0 Z 0 6Z 0
9
Como la interacción de Coulomb es central, la dispersión no depende de ϕ.

21
Z ∞
y como 4π dr r2 ρ(r) = Z, la carga del núcleo:
0


q2
Z
F (q) ' 1 − r2 ρ(r)dV
6Z 0

Por otra parte, tenemos que Z ∞



2 1
r = r2 ρ(r)dV
Z 0
es el radio medio de la carga, con lo cual
1

F (q) ' 1 − q 2 r2 (30)
6
Puesto que r varía de 0 hasta ∼ R, pues ρ(r) tenderá a cero para r ' R, encontramos que
(30) tiene sentido para qr  1, o sea, la transferencia de momento debe ser muy pequeña
comparada con el inverso del radio nuclear (q  1/R).
Este método tiene dos limitaciones:
1) Los resultados deben confirmar la aproximación de Born, que estamos asumiendo.
2) No nos da información para valores de r próximos al centro del núcleo, ya que la F (q)
experimental no se puede conocer para r . 2 fm; esto es una limitación importante al
tener en cuenta que R ∼ 7 fm.
Para evitar b) se busca una forma analítica aproximada de ρ(r) dependiente de una serie de
parámetros, que se ajustan a partir de los valores experimentales. Tenemos, por ejemplo, la
parametrización de Fermi,
ρo
ρ(r) = ,
1 + e(r−c)/ao
donde los parámetros c y ao son una medida del radio nuclear y de la anchura de superficie,
respectivamente. Otra parametrización muy usada es la densidad de Fermi de tres parámetros
r2
 
ρ(r) = 1 + w 2 ρF (r),
c
donde el significado del parámetro w se ilustra en las siguientes figuras:

y c y ao siguen teniendo el mismo sentido que antes. En todos los experimentos de difracción
de electrones se observa el mismo patrón al tomar (dσ/dΩ) frente al ángulo de dispersión:
una serie de máximos y mínimos que recuerda en cierta medida una figura de difracción.

22
Esta figura es independiente de la energía de los electrones incidentes; esta forma era de
esperar, pues los electrones tienen asociada una longitud de onda de de Broglie del orden del
tamaño nuclear. Por otro lado, el hecho de que los mínimos no sean nulos indica que el núcleo
no presenta un contorno nítido, sino difuso: La densidad de carga nuclear es aproximadamente
constante hasta una distancia a partir de la cual disminuye suavemente. En definitiva, de
estos experimentos encontramos que:
• la densidad central de la carga nuclear es aproximadamente la misma;
• los nucleones no se agrupan cerca del centro del núcleo, sino que tienen una distribución
bastante constante hasta la superficie;
• la anchura de superficie es casi independiente del núclido y tiene un valor de 2,3 fm
aproximadamente.
1/2
Por otra parte, si se representa hr2 i frente a A1/3 , a partir de los datos experimentales
de dispersión electrónica y para una distribución esférica (hr2 i = 3R2 /5), se encuentra una
relación lineal para un gran intervalo de valores de A, lo que muestra que la relación R =
Ro A1/3 es una aproximación aceptable. De la pendiente de la recta de ajuste se tiene que Ro =
1, 23 fm. Esto puede deducirse del hecho de que si los nucleones se distribuyen uniformemente
hasta la superficie, el número de nucleones por unidad de volumen es aproximadamente
constante; aceptando una distribución esférica:
A A
= 3
∼ cte. −→ R ∝ A1/3
V 4πR /3

Si Ro es la constante de proporcionalidad, R = Ro A1/3 , con Ro ' 1, 2 fm.


b. Desplazamiento isotópico. Una forma de estimar el tamaño del núcleo10 es comparar las
energías experimentales de los orbitales electrónicos con las obtenidas teóricamente con un
núcleo puntual. La discrepancia se supone debida al tamaño del núcleo.
Para ver de qué orden es la corrección debida al tamaño del núcleo, podemos realizar un
cálculo perturbativo para átomos hidrogenoides suponiendo que el núcleo es una distribución
esférica uniforme. En tal caso, el potencial es

Ze2 3 1  r 2
 
− − , r6R



 4πo R 2 2 R

U (r)esf era =
Ze2


− , r>R



4πo r
siendo R el radio de la distribución. Para R ∼ 1 fm la diferencia es muy pequeña, lo que
justifica el cálculo perturbativo. A primer orden, el desplazamiento de energías es

∆E = hψ| W |ψi

con |ψi las autofunciones del hamiltoniano para el caso del núcleo puntual y W la perturba-
ción del hamiltoniano:

Ze2 R 3 1  r 2
 
− + , r6R



W = 4π o R r 2 2 R


0 , r>R

10
En realidad la distribución de carga nuclear.

23
Tenemos entonces
R
Ze2 R 3 1  r 2
Z Z  
3 2 2 2
∆E = d ~r |ψ1s | W = 4π drr |ψ1s | − +
0 4πo R r 2 2 R
Utilizamos funciones s debido a que son las que presentan mayor densidad de probabilidad
en la región ocupada por el núcleo, de modo que ∆E es relevante en este caso comparado
con funciones p, d, etc.
Para un átomo hidrogenoide
e2 4Z 2 R r2
Z  
2 −2Zr/ao 1 3
∆E = drr e − +
4πo ao 0 r 2R 2R3
con ao el radio de Bohr. El integrando va a variar poco de 0 a R, de modo que podemos
hacer e−2Zr/ao ' 1, con lo cual
2 Z 4 e2 R2
∆E '
5 4πo a3o
Así, ∆E viene determinado por el factor (R/ao )2 . Tenemos que
 2
R −5 R
∼ 10 −→ ∼ 10−10
ao ao
Con Z ∼ 100, ∆E ∼ 10−6 Eo , siendo Eo la energía del orbital 1s. Vemos que, incluso para
núcleos pesados, el efecto es muy pequeño y puede, por tanto, estar enmascarado por otros
efectos, como la interacción con otros electrones, cuando tomemos átomos multielectrónicos,
o efectos relativistas. Para eliminar estos efectos, lo que se hace es medir la radiación emitida
por el átomo al hacer transiciones internas, generalmente del 2p al 1s. Esta energía se mide
directamente del espectro y vale
Ek = E2p − E1s = ~ω
Al elegir el orbital p, encontramos que Ek depende sólo del orbital 1s, ya que la densidad de
probabilidad para orbitales p en la región nuclear es prácticamente nula. Como el radio del
núcleo varía con A, también lo hará la energía de transición. Si medimos ahora Ek para un
isótopo, tenemos que los efectos debidos a la interacción electrónica se anulan al ser Z la
misma para ambos núcleos. Si escribimos
E1s ≡ E + ∆E
con E la energía 1s para el núcleo puntual y ∆E el desplazamiento del núcleo esférico,
encontramos, para los isótopos de números de masa A y A0
Ek (A) − Ek (A0 ) = ∆E(A) − ∆E(A0 )
2 Z 4 e2 1 2 2/3
R A − A0 2/3

=−
5 4πo a3o o
2 Z 4 e2 1 2 2

=− 3
RA − RA 0
5 4πo ao
donde hemos despreciado E2p (A) y E2p (A0 )11 . Por tanto, midiendo las energías de las transi-
ciones 2p-1s para los núcleos (Z, A) y (Z, A0 ), obtenemos una medida de la diferencia entre
los radios de los isótopos.
11

Ek (A) − Ek (A0 ) = E2p (A) − E1s (A) − E2p (A0 ) + E1s (A0 ) ' E1s (A0 ) − E1s (A)
' E(A0 ) + ∆E(A0 ) − E(A) − ∆E(A) = ∆E(A0 ) − ∆E(A)
puesto que E(A) = E(A0 ) es la energía 1s para el núcleo puntual, que, obviamente, no depende del tamaño del núcleo.

24
c. Átomos muónicos. Otra forma de eliminar los efectos comentados en el apartado anterior
es hacer aumentar el factor R/ao . Al ser R fijo, la única manera es disminuir ao , lo que puede
hacerse sustituyendo los electrones por muones, es decir, utilizando átomos muónicos. Los
muones tienen una masa mµ ' 207 me− y la misma carga y espín que el electrón. En estos
átomos, la función de onda tiene una mayor densidad de probabilidad en la región nuclear.
Tenemos entonces que
R R
' 207 ∼ 10−3
aoµ aoe−
que es dos órdenes de magnitud mayor que en el caso del átomo ordinario, lo que implica
que ∆E ∼ 10−6 , cuatro órdenes de magnitud mayor.
d. Método de las diferencias de energías Coulombianas. Otro método de obtener la
relación radio-número de masa es medir la diferencia de energía de Coulomb entre núcleos
espejo, es decir, pares que resultan de sustituir protones por neutrones y viceversa en un
núcleo determinado, como por ejemplo 13 13 39 39
7 N6 y 6 C7 o 20 Ca19 y 19 K20 . Tomando de nuevo una
esfera de carga uniforme Q y radio R, la energía de Coulomb para tal núcleo es
3 1 Q2
Ec =
5 4πo R
La diferencia entre pares espejo será
3 e2
∆Ec = (2Z − 1)
5 4πo R
ó
3 e2
∆Ec = A2/3 (A = 2Z − 1)
5 4πo Ro
Tenemos dos formas de medir dicha energía:
1) Midiendo la energía máxima de los positrones emitidos en la desintegración β que lleva
de un núcleo al otro en el par.
2) Midiendo la energía mínima que necesita un protón para transmutar uno en otro en una
reacción nuclear. Ejemplo:
11 11
p + B −→ C + n

De los resultados de este método se encuentra un acuerdo excelente en la linealidad de


∆Ec con A2/3 ; de la pendiente de la recta de ajuste se encuentra, una vez más, Ro = 1, 22
fm.
En resumen, a partir de todos estos métodos, muy diferentes entre sí, encontramos esencialemente
siempre el mismo resultado: el radio de la carga varía con A como R = Ro A1/3 , con Ro ' 1, 2−1, 25
fm.

I.3.1.b. Distribución de la materia nuclear


Puesto que en el núcleo hay protones y neutrones, existe una fuerza entre ellos que los mantiene
ligados. Para obtener la distribución de protones y neutrones, o sea, la distribución de materia,
al no tener carga los neutrones, debemos realizar experimentos que involucren la fuerza nuclear
entre protones y neutrones, en los cuales obtenemos una medida del radio del núcleo y no sólo de
la distribución de carga, reflejando dicho radio la distribución de los nucleones.

25
a. Dispersión de Rutherford. Se lanzan partículas α contra núcleos más pesados, p. ej. 197 Au.
A bajas energías los resultados siguen la predicción teórica de la fórmula de Rutherford para
la dispersión de Coulomb. A medida que la energía de las α aumenta, vencen la repulsión
eléctrica y empiezan a interaccionar mediante la fuerza nuclear con el blanco de 197 Au, con
lo cual, a partir de un punto dado, los resultados se alejan de la fórmula de Rutherford.

El punto en que se presenta dicha ruptura da una medida del tamaño del núcleo.
b. Desintegración radiactiva con emisión de partículas α. En este método se estudian los
núclidos que se desintegran por emisión de partículas α. En este caso, la partícula α escapa
del potencial nuclear atravesando la barrera coulombiana:

La vida media de la desintegración α depende de la probabilidad de atravesar la barrera, que a


su vez depende de su anchura. Estas probabilidades pueden calcularse12 y su comparación con
los valores medidos permiten deducir el radio R donde termina la fuerza nuclear y empieza
la repulsión de Coulomb.
c. Rayos X mesónicos. Técnica similar a la de los rayos X muónicos para la distribución de
carga. La diferencia estriba en que los π interaccionan también mediante la fuerza nuclear
y no sólo con la de Coulomb. Como los muones, los π caen en cascada a través de órbitas
similares a las electrónicas y emiten fotones conocidos como rayos X de mesones π. Cuando
la función de onda de los piones se solapan con el núcleo, se producen desplazamientos
de los niveles de energía respecto de los valores calculados usando sólo la interacción de
Coulomb. Además el núcleo puede absorber directamente los piones, especialmente los de
orbitales internos; así, hay muy pocas transiciones de rayos X entre estos niveles internos. El
“coeficiente de desaparición” de mesones π da otra forma de determinar el radio nuclear.

Los cálculos del radio de la materia nuclear con estos procedimientos son muy sensibles en lo
que respecta al momento exacto en que se superponen la partícula de prueba y la distribución de
materia nuclear, con lo cual debe utilizarse en los cálculos un modelo más complejo que el de la
esfera uniforme de densidad constante. Los cálculos son muy complejos y conducen a un resultado
12
Usando una aproximación de penetración de barrera estándar mediante la ecuación de Schrödinger.

26
sorprendente: Los radios de la carga y la materia de los núcleos son casi iguales, dentro de un
margen de 0,1 fm. Ambas distribuciones muestran la dependencia A1/3 con Ro ' 1, 2 fm. Puesto
que los núcleos pesados poseen aproximadamente un 50 % más de neutrones que protones, podría
esperarse que el radio de la materia nuclear fuese mayor que el de la carga (el radio protónico); sin
embargo, la repulsión coulombiana entre protones tiende a empujar a los protones hacia afuera y la
fuerza protón-neutrón tiende a tirar de los neutrones hacia dentro, hasta que protones y neutrones
están tan entremezclados que los radios de carga y materia casi se igualan.

27
II Fuerzas nucleares

II.1. Forma general de la interacción nucleón-nucleón


Sabemos que para poder vencer la intensa repulsión entre los protones, debe existir una fuerza
entre los nucleones en el núcleo. Dicha fuerza, la fuerza nuclear, se considera un residuo de las
interacciones de los quarks que componen los nucleones.
Supongamos en primer lugar que la interacción nucleón-nucleón cumple:
a. es una interacción a dos cuerpos;
b. los efectos relativistas son despreciables, salvo el acoplamiento espín-órbita; el tratamiento
será el de la mecánica cuántica.
Así, el potencial entre el nucleón 1 y el nucleón 2 tendrá como forma más general posible
V (~r1 , ~σ1 , p~1 , ~τ1 ; ~r2 , ~σ2 , p~2 , ~τ2 )
donde ~ri es la posición, p~i el impulso, ~σi el espín y ~τi hace referencia al tipo de nucleón (protón o
neutrón).
Debemos concretar la forma del potencial y para ello establecemos los siguientes supuestos:
1. V ha de ser hermítico.
2. V (1, 2) = V (2, 1)
3. Será invariante bajo traslaciones: la dependencia espacial será entonces con la posición rela-
tiva ~r = ~r1 + ~r2
4. Será invariante bajo transformaciones de Galileo: la dependencia con el impulso será
1
p~ = (~p1 − p~2 )
2
5. Será invariante bajo paridad: V (~r, p~1 , . . .) = V (−~r, −~p1 , . . .)
6. Será invariante bajo inversión temporal:
V (~r, p~, ~σ1 , ~σ2 , . . .) = V (~r, −~p, −~σ1 , −~σ2 , . . .)

7. Será invariante bajo rotaciones, lo que implica que contendrá términos de la forma
~σ1 · ~σ2 (~r · ~σ1 )(~r · ~σ2 ) (~p · ~σ1 )(~p · ~σ2 ) ~ · ~σ1 )(L
(L ~ · ~σ2 )

y pueden ir multiplicados por funciones arbitrarias de r2 y p2 .


8. Ha de ser invariantes bajo rotaciones en el espacio de isospín, ~τ1 y ~τ2 , es decir, no distinguirá
entre protones y neutrones. Así, los operadores ~τi sólo pueden aparecer en un término de la
forma ~τ1 · ~τ2 .
Con todo esto, V puede escribirse como la suma de tres términos:
V (1, 2) = VC (1, 2) + VT (1, 2) + VLS (1, 2)
siendo VC es el término central, VT el término tensorial y VLS el término de acoplo espín-órbita.
Sus formas generales son:

28
• Potencial central:

VC (1, 2) = Vo (r) + Vσ (r)~σ1 · ~σ2 + Vτ (r)~τ1 · ~τ2 + Vστ (r)(~σ1 · ~σ2 )(~τ1 · ~τ2 )

Las simetrías no nos pueden decir la forma concreta de Vo , Vσ , Vτ y Vστ .


• Potencial tensor:
VT (1, 2) = [VT o (r) + VT τ (r)~τ1 · ~τ2 ] S12
siendo
3
S12 = (~σ1 · ~r)(~σ2 · ~r) − ~σ1 · ~σ2
r2
• Potencial espín-órbita:
~ 1 (~σ1 + ~σ2 )
VLS (1, 2) = VLS (r)L
2
VC es invariante bajo rotaciones espaciales y de espín. VT es invariante bajo rotaciones espaciales
y de espín a la vez, pero no por separado. Esto implica que se conserva el momento angular total,
o sea, para VC se conservan L~ y S,
~ con lo que se conserva J~ = L
~ + S;
~ pero para VT no se conservan
~ y S,
L ~ sino J~ = L
~ +S ~ 13 .
En principio, tales términos que dependen de r, podrían depender también de p, pero esto no
es necesario para reproducir los resultados experimentales. Aún así, V (1, 2) no es el potencial más
general posible. Hay que señalar, además, que podría despreciarse el término VLS por analogía con
el átomo de hidrógeno, pero esto no puede hacerse para el núcleo atómico: los efectos relativistas
son importantes en el potencial nuclear.

13
En el término S12 , las variables de espín y espaciales están acopladas.

29

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