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CAMPAMENTO JUVENIL “ELEGIDOS”

Conferencia: Llamados con propósito


Ponente: Argenis Sosa
Tema general: Los dones
Texto Base: 1 Pedro 4:10

Introducción
- Propósito –> Servir
o El propósito del llamado Divino a un hombre (Creyente) descansa en glorificar a Dios y en
el servicio, no hay otro propósito. A lo largo de las escrituras, se ve este modelo: “Dios
llama a una persona, y al poco tiempo, si no de inmediato, esta sirve a Dios y a la Iglesia”.
o Pablo – Hechos 9:20.
o Timoteo – Hechos 16:2, 4-5.
- Ocio espiritual
o Una condición que hace vida en las Iglesias contemporáneas. Relacionado con el tema de
los dones y oficios o ministerios, no se ve una exhortación directa para con la Iglesia en las
cartas, pero basados en lo que ya está en la Palabra, puede afirmarse que tal condición es
anormal y antibíblica.

I. UN CUERPO CON MUCHOS MIEMBROS (1 Corintios 12:14-20)

Médicamente hablando, para poder tratar a un paciente, es necesario identificar cuáles son las
características de su enfermedad, es decir, ubicar los síntomas, seguidamente, hacer exámenes, después
de saber cuál es la enfermedad, tratar el problema. En esta primera parte de la conferencia identificaremos
síntomas del ocio espiritual, tocante al tema de los dones y el oficio o ministerios que debería llevar cada
creyente en la Iglesia. Por lo que inicialmente, podemos por medio de la oración del rey David rogar al
Señor:
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en
mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno” (Salmos 139:23-24).

Iniciando por describir el problema en la Iglesia de Corinto, puede decirse que fue una Iglesia que
a pesar de manifestar todos los dones, ciertamente fue una Iglesia que no operaba según el Espíritu, sino
en la carne, produciendo a través de sus manifestaciones el mismo efecto de un metal que resuena o un
címbalo que retiñe. También llama la atención el que además de sus divisiones, también buscaban llamar
la atención o queriendo todos realizar obras milagrosas (Hablar en lenguas), por lo que Pablo enseña: “Si
todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora
Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.” (1 Corintios 12:17-18), dando
a entender que (1) no hay un don más importante que otro y (2) que Dios los coloca al creyente en el lugar
de servicio que Él quiere.

Regresando a la Iglesia del hoy, se podrá observar que puede llegar a persistir el mismo problema,
y otros que dominan más, como por ejemplo, querer participar todos del ministerio donde se vea más a la
persona que a Dios, o sencillamente calentar bancas (gran problema), es decir, no hacer nada, solo asistir
los domingos al servicio siendo espectador.

Para los corintios, esto significaba que aún no eran maduros respecto a la dinámica del cuerpo, no
entendían el principio de los dones y los oficios, por lo que el trabajo no era eficiente. Hoy pasa lo mismo:
al no ser maduros respecto a la doctrina de la dinámica del cuerpo, no se produce el efecto que realmente
debería producirse. Esto debe cambiar… “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón…”.

El principio a tomar en cuenta es que todos hemos recibido un lugar de servicio en el cuerpo de
Cristo, es decir, la Iglesia, donde se coloca al servicio los dones que cada creyente ha recibido de parte de
Dios para la edificación de los hermanos. Cada creyente recibe por lo menos un don. Algunos han recibido
más de uno, pero por lo menos un don es recibido por cada creyente. La base escritural para estos principios
son los siguientes:

- Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho (1 Corintios 12:7).
- Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores
de la multiforme gracia de Dios (1 Pedro 4:10).
- Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso (1
Corintios 12:18).

Un énfasis añadido es el hecho de que cada versículo habla para cada creyente en particular “Cada
uno”, por lo que no se puede desviar el principio. Así como en su oportunidad Dios colocó a unos Apóstoles,
a otros Profetas, a otros Evangelistas, y a otros, Pastores y Maestros, así también hoy ha colocado siervos
para cubrir las diferentes áreas de servicio de la Iglesia Local, con el propósito de servir y edificar.

II. UN CUERPO CON MUCHOS MIEMBROS PARA SERVIR (1 Pedro 4:10-11)

Un cristiano maduro debe reconocer que el enfoque central de cada doctrina es glorificar a Dios,
es decir, todo lo que como Iglesia pueda, deba hacer y creer, es para que Dios sea glorificado. De manera
primaria, ese debe ser nuestro enfoque: “Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien
sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén” (1 Pedro 4:11b). De manera secundaria, y sin
perder relación con la primera, el enfoque es el servicio.
Hay varios aspectos a tratar con respecto al enfoque secundario, es decir, de servicio a través de
los dones, pero para efectos de esta conferencia, se tratará uno solo de estos: (1) Los dones son para servir
a los hermanos, a la congregación de creyentes, no para un bien particular.

Cuando se trata de saber cuál es el don o los dones que Dios ha dado de manera particular, en
muchas oportunidades se tiene una perspectiva desviada del aspecto mencionado, puesto que “descubrir
cuál es el don no debe ser un fin en sí mismo. El punto no es querer conocer cuáles son las capacidades en
particular de cada uno; lo que en verdad se debe desear es ser útil en la iglesia de Cristo, conforme a la
voluntad de Dios. El conocimiento del don es simplemente un medio para lograr ese fin” (Sugel Michelén –
TGC).

El ejemplo práctico del Apóstol Pedro fue: “El que habla, hágalo como quien expresa las palabras
mismas de Dios” (1 Pedro 4:11ª), es decir, que quien ha recibido el don de profecía (En su forma primaria
el don de profecía significa “exponer la voluntad de Dios”, es decir, predicar) debe predicar la Palabra
de Dios para el crecimiento, este debe dar a conocer al creyente las verdades de la biblia. Es de esta
manera como un creyente sirve y edifica a otros creyentes.

Conclusión

El proceso de transformación del creyente se da cuando comprendemos y aplicamos las


verdades bíblicas (Romanos 12:2). Si has comprendido este principio, es necesario ponerlo en práctica.
Tocante al tema, un Pastor mencionó su temor acerca de no querer ser el causante de que la dinámica
del cuerpo de Cristo no fluyera de manera correcta. Cada uno ha recibido un lugar en el cuerpo de
Cristo, es decir, un oficio o ministerio, y así mismo, ha recibido uno o más dones para glorificar a Dios
(Primeramente) y para servir a los demás creyentes (Secundariamente).

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