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LAS TENSIONES MUSCULARES

Del diagnóstico al tratamiento

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LAS TENSIONES MUSCULARES

Del diagnóstico al tratamiento

ERRNVPHGLFRVRUJ
Gilles PENINOU
Serge TIXA

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Índice de capítulos
Parte I: Introducción regional: el cuello y el tronco
El cuello
Introducción local: el cuello................................................................................................................... 5
Acciones musculares en situación funcional.......................................................................................... 6
Exploración palpatoria de la contractura............................................................................................. 11
Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.................................................................. 15
Tratamiento de la contractura.............................................................................................................. 17

El tórax
Introducción local: el tórax.................................................................................................................. 27
Acciones musculares en situación funcional........................................................................................ 28
Exploración palpatoria de la contractura............................................................................................. 33
Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.................................................................. 40
Tratamiento de la contractura.............................................................................................................. 44

La región abdominolumbar
Introducción local: la región abdominolumbar................................................................................... 63
Acciones musculares en situación funcional........................................................................................ 65
Exploración palpatoria de la contractura............................................................................................. 78
Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.................................................................. 86
Tratamiento de la contractura.............................................................................................................. 88

Parte II: Introducción regional: la extremidad superior


El hombro
Introducción local: el hombro............................................................................................................ 105
Acciones musculares en situación funcional...................................................................................... 107
Exploración palpatoria de la contractura........................................................................................... 116
Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico................................................................ 120
Tratamiento de la contractura............................................................................................................ 123

El codo
Introducción local: el codo................................................................................................................. 133
Acciones musculares en situación funcional...................................................................................... 135

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VI ■ Índice de capítulos

Exploración palpatoria de la contractura........................................................................................... 141


Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico................................................................ 147
Tratamiento de la contractura de los músculos del brazo y del antebrazo........................................ 149

La muñeca y la mano
Introducción local: la muñeca y la mano........................................................................................... 161
Acciones musculares en situación funcional...................................................................................... 162
Exploración palpatoria de la contractura........................................................................................... 169
Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico................................................................ 173
Tratamiento de la contractura............................................................................................................ 176

Parte III: Introducción regional: la extremidad inferior


La cadera
Introducción local: la cadera.............................................................................................................. 193
Acciones musculares en situación funcional...................................................................................... 194
Exploración palpatoria de la contractura........................................................................................... 202
Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico................................................................ 212
Tratamiento de la contractura............................................................................................................ 214

La rodilla
Introducción local: la rodilla.............................................................................................................. 229
Acciones musculares en situación funcional...................................................................................... 230
Exploración palpatoria de la contractura........................................................................................... 237
Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico................................................................ 240
Tratamiento de la contractura............................................................................................................ 242

El tobillo y el pie
Introducción local: el tobillo y el pie................................................................................................. 251
Acciones musculares en situación funcional...................................................................................... 253
Exploración palpatoria de la contractura........................................................................................... 259
Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico................................................................ 265
Tratamiento de la contractura............................................................................................................ 268

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Prefacio
Fisiopatología de las cadenas de construcción
El músculo es un órgano que tiene como función esencial mover los segmentos del cuerpo alrededor de ejes articulares.
Gracias a los músculos mantenemos nuestra postura puesto que nos permiten no solamente movernos sino mantener
las alineaciones segmentarias. Su función mecánica es también transmitir los compromisos entre los segmentos pero
también ayudar a otras estructuras tisulares en esta misión de transmisión.
Cada vez que una estructura tisular del aparato locomotor presenta una deficiencia, los músculos deben reaccionar
para adaptarse y/o suplir esta deficiencia. Los músculos protegen la integridad articular y la integridad ósea. Una
protección de corta duración solicita una contracción permanente que se considera fatigante cuando la fuerza sobre-
pasa el 20% de la fuerza máxima isométrica.
La fisiología muscular se adapta para mantener una tensión a largo plazo; es lo que denominamos una hipertonía. Esta
tensión exagerada, si bien en un primer tiempo protege, se convierte, en un segundo tiempo, en generadora de desórde-
nes. Los fisiólogos señalaron en la primera parte del siglo xx y particularmente Kabat que era posible distender estos
múscu­los mediante estiramientos durante una fase refractaria en la que el reflejo miotático no impedía el estiramiento.
Esta obra responde a la evidencia de todo terapeuta que constata tensiones musculares en un número considerable
de pacientes con problemas funcionales.
Durante años, diversas técnicas de masaje, estiramiento, gimnasia y postura han luchado contra estas tensiones. Los
resultados, frecuentemente lentos de obtener, no eran constantes y a menudo resultaban decepcionantes.
Fue necesario poner en práctica técnicas que actuaran sobre la inhibición muscular provocando el estiramiento de la
estructura contráctil.
Cada músculo del cuerpo humano posee una organización espacial única, lo que ha implicado el descubrimiento de
una posición adecuada propia para cada músculo.
Para hacer frente a la extrema variedad de direcciones y situaciones de cada músculo parece impensable el uso de
máquinas sofisticadas. Únicamente la mano del terapeuta formado en el reconocimiento anatómico y habituado al
análisis del movimiento es capaz de adaptar sus técnicas para poder hacer frente a este alto nivel de exigencia.

Las acciones musculares


Las acciones musculares descritas en esta obra son una compilación de la investigación y de la clínica. En primer lugar,
el progreso del conocimiento a través de numerosos estudios EMG de superficie y con agujas que tras años de trabajo
han demostrado las acciones localizadas de los músculos en situaciones particulares. Uno de los lugares donde se han
realizado estos estudios es el laboratorio de análisis del movimiento de la EFOM de París. Algunos estudios han sido
publicados y otros no, habiendo servido para ilustrar el aprendizaje a los fisioterapeutas, estudiantes de educación
física y, actualmente, también a osteópatas.
La segunda fuente de información es clínica: la observación de pacientes ha permitido constatar los vínculos sinérgi-
cos entre regiones. Estos vínculos son idénticos en situaciones agonistas y sinergistas de hipotonías pero también, y
sobre todo, de hipertonías. Es habitual seguir estas asociaciones entre los diferentes segmentos y mostrar así las cade-
nas musculares que unen los segmentos entre ellos. Estas relaciones musculares son fácilmente observables gracias a
la palpación y a la «renitencia» de los músculos hipertónicos. También ha sido posible determinar el origen de las
deficiencias presentadas por los pacientes y las relaciones más frecuentes en relación con las disfunciones perturba-
doras de los esquemas fisiológicos musculares.

Reconocer una tensión en función de la palpación


En el sujeto sano, tenemos cuatro tipos de estructuras sobre el plano cualificativo en lo que concierne a la palpación:
− La cordada: puede ser un tendón, un ligamento, una aponeurosis y cuando éste es muy plano no lo podemos
percibir. En este caso debemos buscar o «provocar» con los dedos un pliegue para que éste sea perceptible.
− El elástico: es tejido muscular y debemos diferenciar entre el músculo contraído y no contraído así como el músculo
contracturado y no contracturado. La contractura muestra un aumento de la rigidez del músculo cuando está en reposo.

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VIII ■ Prefacio

La renitencia puede ser idéntica entre un músculo contraído y un músculo contracturado; la diferencia clínica es que
el músculo contraído puede distenderse mientras que en el músculo contracturado no existe esta posibilidad.
− El plástico: hace referencia a una deformación bajo el dedo. Esta deformación corresponde a un desplazamiento de
las estructuras, de predominio líquido. La deformación es más lenta cuanto más aumentada esté la viscosidad.
− El rígido: representado por el tejido óseo, indeformable a la presión manual.

Relación entre contractura y dolor


La contractura no es dolorosa espontáneamente al igual que la contracción muscular. El paciente no sabe si tiene o
no contracturas. Jamás consulta por este tipo de alteración. Únicamente las contracturas de alta intensidad pueden
ser percibidas por el sujeto. El terapeuta mediante palpación necesita, para percibir la «renitencia», «apoyar» para
notar así la resistencia, y este apoyo a partir de un cierto umbral provoca dolor: no se trata de un dolor espontáneo,
sino de un dolor provocado. El interés de este dolor es doble:
− Permite al terapeuta confirmar su exploración.
− Permite al paciente notar la alteración tónica y aceptar así el acto terapéutico.

Realización de una técnica de «levée» de tensión


La técnica en sí misma:
− Finalidad: relajar la tensión muscular secundaria al mantenimiento de los puentes de «actina-miosina».
− Principio: utilizar el estiramiento sin que el músculo reaccione con una contracción refleja.
− «Saber hacer» (técnica).

1.er tiempo: Colocación en recorrido externo óptimo del músculo


Existe una única posición espacial en la que el músculo está en recorrido externo; así pues, existen tantas posiciones
distintas como músculos en el cuerpo humano. La colocación es pasiva; es preciso determinar previamente la posición
espacial de los segmentos sobre los que se inserta el músculo y la posición del terapeuta que deberá mantener el con-
junto con sus presas.

2.º tiempo: Contracción isométrica en la posición de recorrido externo


La finalidad de esta contracción no es reforzar, sino obtener un efecto fisiológico de inhibición postisométrica.
Por tanto, no es de utilidad imponer una gran resistencia ni una gran duración de la contracción.
En la mayoría de casos, una duración de dos a tres segundos es suficiente.
En las personas que presentan una mayor percepción propioceptiva como los atletas de alto nivel, puede ser necesario
aumentar el tiempo de contracción para reclutar un mayor número de unidades motoras y obtener así una mayor
relajación poscontracción.

3.er tiempo: Tiempo de relajación


El terapeuta disminuye sus apoyos y el paciente cesa la contracción.
Cuando disminuyen los apoyos, la percepción de estiramiento cesa. Es necesario esperar algunos segundos. Este
tiempo será más largo cuanto mayor haya sido la intensidad y la duración de la contracción. Si esta etapa no se realiza
la técnica probablemente fracasará.

4.º tiempo: Estiramiento


Este tiempo se realiza cuando el terapeuta retoma los puntos de apoyo iniciales y realiza así un estiramiento hacia el
recorrido externo del músculo.
Si el paciente no se relaja (responde al estiramiento del terapeuta con una contracción), significa que el paciente no
está en una posición refractaria; la causa suele ser una duración insuficiente del 3.er tiempo.
Para Kabat y sus discípulos, el tiempo de contracción debería ser de 6 segundos y el tiempo de relajación al menos de
igual duración.
En la práctica, una duración mucho más corta es suficiente pero cuando disminuimos el tiempo de contracción, el
período de inhibición postisométrica es más corto.

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Prefacio ■ IX

Nota sobre los puntos de apoyo


Se trata de localizaciones segmentarias donde se aplican las presas del terapeuta. Cada punto de apoyo es una unión donde se
ejerce una fuerza y ésta, según la resistencia, provocará un movimiento o no.
Existen tres tipos teóricos de puntos de apoyo y se utilizan según las particularidades del paciente o terapeuta:
− Apoyo sobre el segmento proximal.
− Apoyo sobre el segmento distal.
− Apoyo sobre el centro o eje articular de la articulación a tratar.
− Las presas denominadas «largas» son apoyos sobre los segmentos a distancia del eje articular (movimientos).
− Las presas denominadas «cortas» son apoyos sobre los segmentos próximos a las superficies articulares; generalmente buscan
el componente de deslizamiento articular.
− Las presas sobre el eje articular: desplazan el centro articular y cierran o abren el eje intersegmentario por el movimiento
conjunto de ambos segmentos.
Por ejemplo, para los músculos lumbricales e interóseos (palmares y dorsales) tenemos dos apoyos distales (a nivel de las falan-
ges) y un apoyo sobre el eje articular de la articulación metacarpofalángica (v. cap. La muñeca y la mano). Pueden existir
apoyos complementarios en relación con las funciones espaciales de los músculos: por ejemplo, para el músculo redondo mayor,
existen cuatro puntos de apoyo: dos para el segmento distal, uno para el segmento proximal y uno para el eje articular de la
articulación glenohumeral (v. cap. El hombro).
El paciente resiste los apoyos del terapeuta cuando éste da la orden.
No es preciso indicar al paciente ninguna dirección concreta. Cuando existen diversos puntos de apoyo la resistencia del paciente
se dirigirá mayoritariamente a la más marcada.

Otra técnica
Es posible distender una contractura utilizando otro principio de inhibición, el de la inervación recíproca y cruzada
de Sherrington.
El principio consiste en utilizar la contracción del músculo antagonista en recorrido interno, lo que provocará la
relajación y estiramiento del músculo agonista.
En la práctica, esta técnica no siempre es fácil de utilizar por dos razones:
− La primera razón es que el antagonista de un músculo es raramente tridimensional y el estiramiento del músculo
es, por tanto, incompleto.
− La segunda razón es que es el propio paciente quien realiza la contracción sin que el terapeuta pueda acompañarlo
de una manera fácil.
− Esta ausencia de acompañamiento controlado del terapeuta convierte en aleatoria la efectividad de la técnica salvo
en casos particulares: es la técnica más pertinente para el caso del músculo psoas mayor.
Otra técnica: la técnica vibratoria del tendón sin control visual. El principio es utilizar la vibración sobre el tendón
(70-80 Hz), como describen Roll y Gilhodes. Estos autores demostraron que cuando el paciente mantenía los ojos
cerrados era el músculo antagonista el que se contraía. Es posible, por tanto, colocar un músculo en recorrido externo,
vibrar su tendón durante menos de 10 segundos e inducir suavemente un estiramiento durante la vibración.
Los inconvenientes de esta última técnica: es necesario disponer de un vibrador; y por otra parte, muchos músculos
profundos no son fácilmente abordables para ser vibrados.
Nota: a pesar de su interés, esta técnica no se aborda en la presente obra.

La duración del efecto de una técnica de «levée» de tensión


La duración de este efecto es variable y se sitúa en tres niveles (muy corto, medio y largo plazo). Los distintos condi-
cionantes que determinan la duración de este efecto son:
− Una contractura reciente es siempre útil para la protección del tejido. Cuando ésta se ha liberado, y si reaparece al
cabo de un tiempo más o menos corto (del orden de una hora), debe respetarse de manera provisional.
− Una contractura que reaparece al cabo de ocho a diez días corresponde generalmente a un esquema funcional per-
turbado doblemente. Será preciso empezar de nuevo el tratamiento tantas veces como sea necesario para mantener
las libertades de movimiento hasta que el paciente las utilice espontáneamente.

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X ■ Prefacio

− Una contractura que no reaparece es el signo de una libertad recuperada en el gesto funcional afectado; gesto que
es utilizado espontáneamente por el paciente.
Conclusión: las distintas duraciones de los efectos de una técnica de «levée» de tensión muestran cierta información
sobre la importancia y antigüedad de las distintas disfunciones.
Igualmente permiten hacer una composición de lugar sobre los movimientos fisiológicos espontáneos utilizados por
el paciente.

Acerca del diagnóstico


El método
Empezamos por la inspección que hace aparecer la dismorfia. De la dismorfia nacen las hipótesis. La hipótesis puede
ser una deficiencia local (déficit de tonicidad) o una suma de deficiencias regionales y/o más general o postural. Se
trata entonces de una deficiencia que forma parte de un conjunto.
Para responder a esta hipótesis, dos elementos de la exploración son esenciales:
− La hipertonía objetivada mediante palpación muestra una renitencia exagerada del cuerpo carnoso y una hipomo-
vilidad activa que muestra la pérdida de recorrido del movimiento espontáneo. A continuación, la anamnesis puede
indicar la causa de los déficits observados, lo que indicará la elección terapéutica y su cronología.
− Cuando el diagnóstico no es aparente, el tratamiento es sintomático y el resultado confirma o reorienta las hipóte-
sis de partida.
En casos poco claros, cuando la contractura es de poca importancia y el déficit de movilidad poco aparente, el tera-
peuta puede dudar.
Se presentan varias hipótesis:
− El desorden funcional es de poca importancia y la deficiencia debe ignorarse provisionalmente.
− La comparación entre los dos lados no muestra diferencias netas (puede tratarse de una contractura simétrica y
bilateral). En este caso, será suficiente con tratar un lado y comenzar de nuevo la exploración palpatoria y de la movi-
lidad. Si la nueva exploración nos muestra una diferencia notable entre ambos lados, nos indicará que debemos tratar
también el lado opuesto.
En caso contrario, la aplicación del tratamiento es inútil.

Rigidez y contracción-relajación
¿Es asimilable la rigidez a la hipertonía?

Definición
La rigidez es un estado que indica que el movimiento está limitado en velocidad y amplitud. El movimiento es más
difícil e impone un gasto energético más importante. Es una dificultad al papel funcional.
Causas biomecánicas de la rigidez
Están relacionadas:
− con el efecto tixotrópico (trofismo y viscosidad disminuidas),
− con la pérdida reológica de los líquidos (pérdida de lubricación),
− con el contacto mecánico de las diferentes capas tisulares,
− con los rozamientos proporcionales a la superficie,
− con las adherencias,
− con las imbricaciones (fuerza depresiva),
− con las uniones anatómicas (colágeno),
− con las retracciones.
El bucle fisiopatológico
La inmovilidad de una región comporta una disminución de la microcirculación que disminuye el trofismo, lo que
aumenta la viscosidad provocando un aumento del frotamiento. Este roce corresponde, en un principio, a reacciones

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Prefacio ■ XI

de defensa, espasmos, contracturas o dolores. Esta cascada de acontecimientos comporta con el tiempo cambios en
la composición del tejido; se provocará un aumento de su rigidez y comportará una inmovilidad más o menos impor-
tante de la región afectada.
Los objetivos
Es necesario suprimir una tras otra las diferentes causas de esta rigidez.
El tratamiento
Las rigideces de origen trófico se tratan mediante numerosas técnicas de lo pasivo a lo activo pasando por el masaje
que provoca localmente la apertura de la red capilar y mejora los intercambios metabólicos.
Las rigideces por frotamiento se tratan mediante técnicas de movilización pasiva y activa que intentan mejorar la
viscosidad intertisular y disminuir los frotamientos.
Las rigideces relacionadas con las imbricaciones y otras adherencias utilizan los deslizamientos permitiendo liberar
los puntos de contacto.
Las rigideces relacionadas con las contracturas son el objeto del conjunto de esta obra.
Principio
Para disminuir las tensiones, es necesario utilizar un período de inhibición para evitar el reflejo miotático del músculo
y permitir así el estiramiento.
Los medios
− La «contracción–relajación» preconizada por Kabat.
Ventajas de las técnicas de «levée» de tensión
− Permiten distender el músculo instantáneamente.
− Dan longitud al músculo y así amplitud de movimiento.
− Disminuyen los compromisos articulares y las actitudes antiálgicas.
− Reequilibran los apoyos tanto en las zonas de carga como en la articulación.
− Mejoran las reacciones reflejas locales: retorno a la calma fisiológica.
El saber y el «saber hacer»
El saber y el «saber-hacer» que debe integrar un terapeuta para realizar un tratamiento a base de «levées» de tensión.
− El saber: el terapeuta debe conocer perfectamente la anatomía palpatoria de cada músculo del cuerpo humano y
ser capaz de apreciar y detectar su estado de renitencia.
También debe conocer la anatomía funcional de cada músculo y en particular su situación espacial en recorrido
externo.
− El «saber hacer»: el terapeuta debe integrar perfectamente las diferentes fases de una técnica de «levées» de tensión
para un músculo o un grupo muscular determinado.

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Agradecimientos
Nuestro más sincero agradecimiento a los numerosos estudiantes de la École Suisse d’Ostéopathie:
Amélie Bagnoud, Eric Horisberger, Céline Rouiller, Line Roulin, Yvette Stebler, Alexandre Vacheron y Emilie Vitoux,
así como Alexandre Lavanant de la EFOM de París, que accedieron a dedicar amablemente su tiempo y su energía para
posar en sesiones fotográficas, en ocasiones extremadamente largas e incómodas, para que esta obra se convirtiera en
lo que es.
Igualmente queremos citar a Michaël Stadler de la École Suisse d’Ostéopathie que ha utilizado sus múltiples habilidades
para aportarnos toda su ayuda en la realización de esta obra.
Los autores

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El cuello

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Sumario
• Introducción local: el cuello.

• Acciones musculares en situación funcional (figs. 1 a 10).

• Exploración palpatoria de la contractura (figs. 11 a 20).

• Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.

• Tratamiento de la contractura (figs. 21 a 38).

Abreviaturas utilizadas en este capítulo


ECOM Esternocleidomastoideo (esternocleidooccipitomastoideo)

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Introducción local: el cuello

El cuello está al servicio de la cabeza. Ésta percibe el entorno, y la posición del cuello debe adaptarse
continuamente para que los órganos de percepción, en particular el ojo y el oído, estén correctamente
posicionados en el espacio. Por otra parte, el cuello se mantiene en apoyo sobre la base toracodorsal, que
puede presentar orientaciones espaciales diversas. El cuello tiene necesariamente una organización fun-
cional compleja que, sin embargo, se puede esquematizar en cuatro grupos de funciones.
El primer grupo de músculos es el occipitocervical. Utiliza de manera preferente la movilidad
del raquis cervical alto (C0-C1-C2). Se trata de pequeños músculos que se sitúan en los tres planos del
espacio; permiten pequeños movimientos de la cabeza que se utilizan para acompañar la comunica-
ción:
– flexión-extensión de la cabeza para la afirmación;
– rotación para la negación;
– inclinación lateral para la duda.
El segundo grupo de músculos son los músculos «cérvico-base», es decir, los músculos que unen
el raquis cervical con las dos primeras costillas, la escápula y la clavícula. En concreto se trata de los esca-
lenos (scalenus) y del elevador de la escápula (levator scapulae). Estos músculos se dirigen de tal forma que
pueden, según su asociación, realizar movimientos en los tres planos del espacio. Los escalenos pueden
antepulsar el cuello (aumentando la curvatura cervical). A la inversa, el elevador de la escápula, cuando
la escápula está estabilizada, retropulsa el cuello (rectificación de la curvatura cervical). Lateralmente, la
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

acción sinérgica de estos músculos de un mismo lado es la que provoca el movimiento; y en el plano
transversal, la acción de uno de los músculos, eventualmente asociado al antagonista controlateral, es la
que realiza la rotación.
El tercer grupo de músculos es intrínseco. Agrupa al conjunto de los rotadores multífidos, músculos
transversos espinosos del cuello, pero también a los músculos intertransversos del cuello (intertransversa­
rii) y a los músculos interespinosos del cuello (interspinalis cervicis). Estos pequeños músculos permiten
que cada nivel vertebral sea movilizado o fijado en tres planos del espacio. Son los músculos del ajuste
posicional del artrón.
El cuarto grupo de músculos está integrado por los músculos «occipito-base». Este grupo
está compuesto esencialmente por el esternocleidomastoideo (ECOM) (sternocleidomastoideus) y por el
trapecio superior (trapezius superior). Estos músculos pasan «en puente» sin ninguna inserción sobre las
vértebras cervicales; tienen por tanto una acción indirecta sobre el cuello.
Aunque este movimiento es de tipo tridimensional, estas cuatro organizaciones pueden solicitarse inde-
pendientemente las unas de las otras. En la mayoría de casos se asocian en cadena y permiten realizar el
movimiento útil para la cabeza.
Si una de estas organizaciones musculares tiene un trastorno, las otras la pueden suplir, por lo menos
momentáneamente. Esto explica que un desorden funcional del cuello no suponga sistemáticamente
consultar a un profesional de la salud.

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Acciones musculares
en situación funcional

3
2
1

Fig. 1 Fig. 2
Posición neutra sagital del cuello Acción de los músculos de la posición
neutra sagital del cuello
La cabeza está prácticamente en la plomada de los
hombros, levemente hacia delante. Esta posición 1. El esternocleidomastoideo (ECOM): este músculo
sólo es posible con dos condiciones: sustenta el raquis suboccipital y completa la estabili-
– que la base nucal no esté demasiado inclinada, lo dad anterior cervicotorácica.
que obliga a la región torácica a enderezarse; 2. ��������������������������������������������������
Los músculos escalenos: garantizan el sustento an-
–  que los músculos «cérvico-base torácicos» estén terior cervicotorácico.
equilibrados entre delante y atrás. 3.  El músculo elevador de la escápula: garantiza la
También es necesario que el músculo dominante de unión posterior cervicoescapular.
la relación occipitotorácica esté en recorrido medio.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 7

1
2

Fig. 3 Fig. 4
Antepulsión de la cabeza Acción de los músculos de la antepulsión
de la cabeza
Se debe principalmente a la acción de los músculos
«occipito-base anterior» reforzada a nivel cervical me- 1. �����������������������������������������������
El esternocleidomastoideo (ECOM) realiza la ex-
dio mediante la acción de los músculos «cérvico-base», tensión suboccipital, ayudada a este nivel por los
esto permite realizar un movimiento de extensión músculos «occipito-cervicales», como el esplenio
suboccipital y de flexión cervicotorácica anterior. (splenius) y el semiespinoso de la cabeza (complexo
mayor). Ayuda también a la flexión cervicotorácica
anterior.
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2. ��������������������������������������������������
Los músculos escalenos: garantizan la flexión cer-
vicotorácica anterior.

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8 ■ EL CUELLO

2
Fig. 5 Fig. 6
Retropulsión de la cabeza Acción de los músculos
de la retropulsión de la cabeza
Este movimiento consiste en asociar una flexión sub-
occipital a una extensión cervical. La extensión cer- 1.  El elevador de la escápula. Garantiza el mante­
vical utiliza una relación muscular cervicoescapular, nimiento posterior de la región cervical media, para
lo que implica mantener la escápula hacia caudal. ello toma un punto de apoyo en la escápula y recti-
fica la columna cervical.
2. Estabilización de la escápula mediante el músculo
trapecio inferior (trapezius inferior) apoyado por el
serrato anterior (serratus anterior).
3. �����������������������������������������������
Los músculos del plano profundo del cuello man-
tienen la flexión occipitocervical.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 9

4 1 2

Fig. 7 Fig. 8
Rotación de la cabeza Acción de los músculos de la rotación
de la cabeza
La rotación de la cabeza se produce a dos niveles:
– el nivel suboccipital (C0, C1, C2), por medio de los 1. ������������������������������������������������
El ECOM contralateral realiza la rotación suboc-
músculos «occipito-base toracoescapular» del lado cipital, con la ayuda de los pequeños músculos occi­
opuesto a la rotación; pitocervicales. Luego ayuda indirectamente a la
rotación cervical media.
– el nivel cervical medio, por medio de los músculos
cervicales torácicos anteriores opuestos a la rotación 2. El músculo trapecio superior, al tomar su punto de
y del músculo cervicoescapular homolateral a la ro­ apoyo en el acromion y la escápula, ayuda a la ro-
tación. tación occipital.
3. Los músculos escalenos, en especial el anterior y el
medio, realizan la rotación cervical media.
4. �������������������������������������������������
Homolateralmente a la rotación, el músculo eleva-
dor de la escápula participa en la sinergia rotatoria
cervical media, junto con los escalenos (scalenus)
contralaterales.
Nota: la acción de los músculos hacia la escápula sólo es
posible con una fijación previa escapular.
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10 ■ EL CUELLO

3
2

Fig. 9 Fig. 10
Movimiento en el plano frontal Acción de los músculos del movimiento
lateral
Este movimiento se realiza en dos niveles:
– nivel «occipito-atlas»: existe un movimiento de in- 1. Los músculos de la traslación lateral «mediocervi-
clinación por rodamiento occipitoatloideo; cal» son:
– nivel «cervical medio»: el movimiento realiza una – posteriormente: el elevador de la escápula;
traslación cervical media contralateral a la inclina- – lateralmente: los escalenos.
ción. Conclusión: son los músculos opuestos al lado de la
inclinación.
2. Los músculos de la inclinación lateral son, en pri-
mer lugar, el ECOM homolateral, con la ayuda de los
pequeños músculos occipitocervicales laterales.
3. Traslación contralateral a la inclinación mediocer-
vical.
4. Inclinación de la cabeza.

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Exploración palpatoria
de la contractura
Fig. 11
Músculo semiespinoso de la cabeza
(semispinalis capitis) en posición
de bipedestación
La palpación de este músculo se hace con el pulpejo
de los dedos, generalmente con un solo dedo, por de-
bajo del borde posterior del agujero occipital y cerca
del eje nucal. Esta figura muestra la palpación en po-
sición de bipedestación. La ventaja de esta posición
es que permite el control visual; el inconveniente es
que el paciente debe mantener activamente la posi-
ción de la cabeza. El recorrido del músculo puede en-
contrarse en acortamiento y en esta posición la
tensión no facilita la percepción de la renitencia. En
esta figura, el eje de las manos del terapeuta sujeta la
cabeza del paciente.

Fig. 12
Músculo semiespinoso de la cabeza
en decúbito
La palpación de este músculo se realiza con el pulpe-
jo de los dedos y, como en el caso de la fig. 11, por
debajo del borde posterior del agujero occipital. La
ventaja de esta posición es que el paciente permane-
ce en reposo pasivo. El terapeuta puede jugar con la
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flexo-extensión suboccipital para variar el recorrido


del músculo. De esta manera se facilita la percepción
de la renitencia. Cuando el terapeuta se coloca en la
cabeza del paciente la palpación bilateral facilita
la comparación.

Fig. 13
Músculo esplenio (splenius)
La palpación: cuando el paciente está en bipedesta-
ción hay que utilizar el pulpejo de un dedo. Éste se
sitúa por debajo del occipital, por fuera del músculo
semiespinoso de la cabeza y por dentro de la parte
craneal del ECOM. La posición de bipedestación del
paciente tiene las mismas ventajas e inconvenientes
que en el caso del músculo semiespinoso de la cabeza
(v. fig. anterior).

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12 ■ EL CUELLO

Fig. 14
Músculo esplenio en decúbito
Esta posición tiene las mismas ventajas que las des-
critas en la fig. 12. El paciente está relajado; el recorri­
do del músculo puede modificarse fácilmente y la
posición del terapeuta en la cabeza del paciente per-
mite hacer la comparación entre ambos lados. La lo-
calización palpatoria más significativa es el borde
posterior del ECOM en su parte proximal. El múscu-
lo esplenio lo bordea posteriormente.

Fig. 15
Músculo esternocleidomastoideo (ECOM)
(sternocleidomastoideus) en su parte
media
Paciente en decúbito supino; el terapeuta se coloca en
la cabecera de la camilla. La palpación es polidigital
pulpar y bilateral. La rotación contralateral y la latero-
flexión homolateral de la cabeza del paciente pueden
ayudar a hacer la individualización a este nivel de las
distintas cabezas de este músculo (esternal y clavicu-
lar) en caso de que hubiera alguna dificultad.

Fig. 16
ECOM en su parte caudal
Paciente en decúbito supino. La cabeza del paciente
puede colocarse en posición neutra o con una peque-
ña rotación homolateral. Esta posición permite dife-
renciar mediante palpación la parte redondeada de la
porción del manubrio o la parte más plana de la ca-
beza clavicular. Con el pulpejo de un dedo se diferen-
cian las distintas cabezas musculares; esto permite
evidenciar una posible diferencia de renitencia. En
caso de duda, el movimiento de la cabeza colocada
en rotación contralateral, al que se puede asociar una
inclinación homolateral, facilita la exploración pal-
patoria.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 13

Fig. 17
Músculos escalenos (scalenii)
Paciente en decúbito supino; el terapeuta se coloca
en la cabecera de la camilla. La palpación puede ser
simétrica y se lleva a cabo con el pulpejo de uno o
varios dedos lateralmente al cuello, por detrás del
trayecto del ECOM.

Fig. 18
Músculo trapecio superior (trapezius
superior)
Se suele considerar que la palpación de este músculo
es fácil; no obstante, se cometen numerosos errores.
Es un músculo plano y únicamente en su parte cau-
dal se produce un cruce de fibras que aumenta su es-
pesor (fibras que provienen de la espina de la
escápula y de la clavícula).
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Fig. 19
Músculo elevador de la escápula (levator
scapulae)
La palpación de este músculo presenta cierta dificul-
tad. En su parte caudal está recubierto por el músculo
trapecio y se confunde fácilmente con el cuerpo car-
noso del músculo escaleno medio en la fosa supracla-
vicular. La palpación es unidigital. El terapeuta
localiza el borde anterior del trapecio superior y pal-
pa el trayecto carnoso del músculo en cuestión justo
por delante del trapecio superior. Para facilitar la pal-
pación, el terapeuta se coloca delante del paciente, lo
que le permite reconocer el relieve del resto de
múscu­los y garantizar la simetría palpatoria.

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14 ■ EL CUELLO

Fig. 20
Septum nucal
Este tabique de la nuca tiene dos partes: una superfi-
cial, que es palpable, y otra profunda, que no lo es.
Mediante la palpación se reconoce el espesor y rigidez
de este ligamento, que tiende a engrosarse cuando la
postura del paciente mantiene la nuca en flexión.
La palpación es polidigital, perpendicular al trayecto
vertical del ligamento. La presa toma un pliegue de
piel y hace una tracción posterior de este pliegue, que
lleva el septum hacia atrás y lo «libera» de las capas
musculares paraespinales.
Es posible solicitar al paciente que realice una flexión
cervical en doble mentón, lo que estira la parte su-
perficial del septum y facilita su localización.

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Interpretación de la exploración
palpatoria y diagnóstico

La interpretación de la «exploración diagnóstica» es ante todo postural. Una mala organización de la postura impo-
ne un alineamiento de los artrones cervicales que impide una movilidad funcional. Esta exploración de la postura
debe tener en cuenta, en primer lugar, la orientación de la base cervical y la obligación de la cabeza de percibir el
entorno y, de forma prioritaria, el entorno visual.
Los ojos, sea cual sea la posición de las vértebras cervicales subyacentes, deben realizar una observación esencial-
mente horizontal. La misión de las acciones musculares de la región es garantizar la colocación de los distintos nive-
les del cuello y mantener la vista horizontal.

Primer caso: contracturas que acompañan


la antepulsión de la cabeza
Este esquema postural acompaña normalmente una inclinación hacia anterior de la base cervical como consecuen-
cia de una cifosis torácica. Cuanto más elevado esté el extremo de esta cifosis, mayor será el riesgo de inclinación
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anterior de la base cervical. El equilibrio muscular en el plano sagital está trastornado no sólo por los músculos an-
teriores y posteriores sino también por los músculos de los diferentes niveles cervicales.
La contractura afecta a los músculos escalenos (scalenii) cuya inserción en la base torácica está descendida, y que
mantienen la región mediocervical en posición anterior; el cuello está entonces suspendido de los músculos poste-
riores y en particular de los músculos elevador de la escápula (levator scapulae) y angular de la escápula, que la elevan
(v. cap. 2, El tórax, pág. 25).
Este desequilibrio está acompañado por los músculos esternocleidomastoideos (ECOM) (sternocleidusmastoideus) que
son al mismo tiempo flexores de la región cervical baja (C3-C7) y extensores de la región cervical alta (C0, C1, C2).
El mantenimiento de la región está garantizado por la contractura de los músculos occipitocervicales y, en especial,
de los músculos esplenio (splenius) y semiespinal de la cabeza (semispinalis capitis).
La rigidez de estos niveles se perpetúa por la acción de ciertos pequeños músculos:
– a nivel suboccipital: los rectos (rectus capitis) y oblicuos de la cabeza (obliquus capitis);
– pero también a nivel mediocervical, el grupo transversoespinoso: rotadores (rotatores) y multífidos (multifidus).
Por tanto, son cuatro grupos musculares los que perpetúan la posición: los músculos occipitocervicales, los músculos
«cérvico-base», los músculos «occipito-base» y los músculos intrínsecos.
Se puede observar un esquema incompleto que privilegia la acción de un grupo con relación a otros: en este caso la
postura general puede parecer idéntica, pero en una exploración se observa que las movilidades de los diferentes
niveles cervicales son diferentes.

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16 ■ El cuello

Segundo caso: contracturas que acompañan la


retropulsión de la cabeza o la rectificación de la
lordosis cervical
Este esquema está presente cuando la base cervical ha perdido su inclinación fisiológica anterior: esto se corresponde
con una rectificación de la curva torácica y una horizontalización costal alta.
En este caso la escápula está verticalizada y hacia caudal; sirve de punto de apoyo al músculo elevador de la escápula,
que lleva la región mediocervical hacia posterior.
Esta situación estira los músculos escalenos que mantienen una posición costal elevada. Este factor de elevación
costal, añadido al descenso de la cintura escapular posteriormente, favorece el cierre del espacio costoclavicular. Este
esquema puede fijarse, en el plano posterior, por la contractura de los músculos serratos posteriores y superiores
(serratus posterior superior) y, en el plano anterior, por los pequeños músculos subclavios (subclavius).
El paciente puede presentar trastornos funcionales denominados de «desfiladero» escalénico, lo que provoca signos
neurológicos (plexo braquial) y vasculares (vasos subclavios) a nivel de la extremidad superior.

Tercer caso: una disimetría entre los músculos


de ambos lados

Primera posibilidad: lateropulsión de la cabeza


Este caso se observa fácilmente cuando, en una vista de frente, la vertical de la simetría de la cabeza que pasa por
la línea de la nariz está desviada de la vertical esternal. En esta circunstancia, las contracturas afectan a los múscu­
los escalenos y/o elevador de la escápula que estiran la región mediocervical hacia su mismo lado.
Esta desviación está corregida a nivel «cervical alto» por una hipertonía de los músculos occipitocervicales y
«occipito-base» contralaterales: puede tratarse de los músculos esplenios, por una parte, y del ECOM, por otra.
Este esquema puede estar oculto cuando la base cervical toracoescapular es disimétrica. En este caso, la orien­
tación esternal ya no es vertical y ya no se mantiene en la prolongación de la vertical de la cabeza.

Segunda posibilidad: desequilibrio rotatorio


La actitud rotatoria puede ser consecuencia de un desequilibrio de los músculos escalenos, cuya hipertonía puede
implicar una rotación cervical contralateral. Esta actitud puede perpetuarse mediante una contractura del múscu-
lo elevador de la escápula contralateral.
La rotación de la cabeza del lado contralateral puede acompañar la rotación cervical subyacente. Esta posición se
mantiene con ayuda del ECOM del mismo lado que los escalenos, a los que se puede añadir una contractura de
los músculos esplenio y semiespinoso de la cabeza del mismo lado.

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Tratamiento de la contractura

El músculo esternocleidomastoideo (ECOM) (sternocleidomastoideus)

Fig. 21
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
La mano que mantiene la cabeza se abre ampliamen-
te (la cabeza del paciente está girada, con la mejilla
contra la palma del terapeuta).
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Fig. 22
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
La cabeza del paciente se apoya «contra» el espacio
torácico y braquial del terapeuta. El brazo y antebra-
zo rodean la cabeza, de forma que la palma de la
mano quede delante de la mejilla y los dedos delan-
te de la mandíbula. Existe un apoyo en la mandíbula
en dirección antero-posterior sin ningún apoyo, ni
submandibular ni contralateral. Este apoyo ejerce
una retropulsión de la cabeza en torsión, es decir un
doble mentón (a nivel cervical, provoca una flexión
de C0, C1, C2 y una extensión cervical baja en tor-
sión).

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18 ■ El cuello

Fig. 23
Estiramiento
A la vez que se mantiene el apoyo craneal, la segun-
da presa se garantiza por un apoyo del antebrazo en
pronación sobre la clavícula y el esternón.
Este apoyo en diagonal, en dirección dorsal y cau-
dal, es el que permite el estiramiento. Se solicita al
paciente que se relaje antes de realizar la técnica de
estiramiento.

Fig. 24
Estiramiento, variante
La cabeza del paciente está en contacto con el abdo-
men del terapeuta.
La mano craneal está muy abierta de forma que los
dedos cuarto y quinto queden retrooccipitales, el ter-
cero y el segundo queden a nivel cervical, y que la
totalidad de la columna del pulgar se aplique sobre la
cara lateral de la mandíbula. Esta mano realiza el mo-
vimiento de «retropulsión-torsión».
La segunda mano utiliza el apoyo esternoclavicular
con ayuda del arco transversal de la mano entre los
dedos primero y quinto.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 19

Los músculos escalenos: posterior (scalenus posterior),


medio (scalenus medius) y anterior (scalenus anterior)

Fig. 25
Preparación de la maniobra y
estiramiento
El paciente está en decúbito supino con la cabeza gi-
rada homolateralmente. El apoyo es costal bimanual
y se aplica sobre las costillas segunda y tercera, late-
ralmente al esternón, por debajo de la clavícula. El
apoyo se aplica a un lado y otro de la articulación
condrocostal. La fuerza es dorsocaudal (hacia abajo y
atrás del paciente) y se ejerce con los talones de am-
bas manos (colocados uno encima del otro).
Nota: para las mujeres, la orientación de la presa puede
ser delicada, ya que los dedos pueden entrar en contacto
con la glándula mamaria. Para evitarlo, existe la ten­
tación de modificar el apoyo más hacia medial o más
hacia lateral; es un error que hay que evitar. En efecto, el
apoyo se hace sobre el arco costal y no sobre el cartílago o
la costilla; si se ejerciera el apoyo en estas regiones, se
produciría una angulación por la presión de apoyo sobre
la articulación condrocostal que, en determinados pa­
cientes que tienen rigideces, puede provocar una entorsis
condrocostal. Para evitarlo, no se debe exagerar el apoyo
y hay que mantener un contacto armonioso entre ambos
bordes de la articulación condrocostal.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.
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Fig. 26
Otra vista
Esta vista permite apreciar la orientación del apoyo
dado por la dirección de los antebrazos del terapeu-
ta. Muestra también la rotación nucal activa del pa-
ciente.

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20 ■ El cuello

El músculo trapecio superior (trapezius superior)

Fig. 27
Preparación de la maniobra y
estiramiento
El estiramiento del músculo se consigue mediante
una rotación lateral de la cabeza y un descenso en
campaneo medial de la escápula. El paciente, en de-
cúbito prono, coloca el brazo a lo largo del cuerpo o
bien dobla el brazo sobre la espalda. El terapeuta se
coloca en la cabecera del paciente y realiza un apoyo
con la palma de la mano sobre el acromion del mis-
mo. Este apoyo de la palma de la mano se dirige con
el antebrazo del terapeuta, que tiene el codo flexio-
nado y apoyado en su propia pelvis, adoptando una
posición en finta anterior. La fuerza es caudal y ante-
rior (hacia abajo y adelante del sujeto). La segunda
mano toma el espacio toracobraquial contralateral
del paciente (v. fig. 28). Se solicita al paciente que se
relaje antes de empezar la técnica de estiramiento.

Fig. 28
Otra vista
Esta vista muestra el estiramiento y particularmente
la fuerza caudoanterior sobre el acromion (hacia aba-
jo y adelante), pero también la resistencia en el espa-
cio toracobraquial contralateral. El paciente asocia
un movimiento de descenso del hombro contralate-
ral sinérgico a la fuerza de elevación del acromion
homolateral (acciones del paciente a las que el tera-
peuta opone resistencia en el contexto de la «con-
tracción-relajación»).
Nota: no existe apoyo sobre la cabeza del paciente, pero
la mejilla reposa sobre la camilla, lo que es suficiente
como contraapoyo cuando la fuerza contra el acromion es
importante; la tracción sobre el trapecio superior tiende a
hacer rodar la cabeza sobre la mejilla, lo que es señal de
que el músculo está en recorrido externo máximo y que es
inútil ir más allá.
Se solicita al paciente que se relaje antes de empezar
la técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 21

Fig. 29
Variante
El paciente en decúbito supino debe girar la cabeza
homolateralmente y mantener activamente esta po-
sición. Las presas del terapeuta son similares; es de-
cir, empuje sobre el acromion en sentido anterocaudal,
y contraapoyo en el espacio toracobraquial.
La ventaja de esta posición es una mayor comodidad
para el paciente, sobre todo para los segmentos de
cabeza y cuello.
El inconveniente es que el paciente debe mantener
sin ningún control la posición rotatoria de la cabeza.
Se solicita al paciente que se relaje antes de empezar
la técnica de estiramiento.

El músculo semiespinoso de la cabeza (semispinalis capitis)


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Fig. 30 Fig. 31
Preparación de la maniobra Estiramiento
La cabeza del paciente se gira homolateralmente; la Los codos del terapeuta están extendidos. La mano
presa del terapeuta es bimanual en dirección a la me- homolateral a la camilla tiende a realizar una peque-
jilla y a los temporales. Con ambas manos se retro- ña tracción occipitocervical mientras que la mano
pulsa la cabeza del paciente lateralmente (por la contralateral realiza un apoyo y refuerza el movi-
rotación). miento. La región cervical debe permanecer hasta
donde sea posible en alineamiento; y es una báscula
occipitocervical lateral. Se solicita al paciente que se
relaje antes de empezar la técnica de estiramiento.

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22 ■ El cuello

El músculo esplenio (splenius)

Fig. 32
Preparación de la maniobra
El terapeuta se sitúa en la cabecera del paciente. Rea-
liza un apoyo abdominal sobre el occipucio. Para el
esplenio izquierdo, la mano derecha del terapeuta
envuelve la cabeza con una presa amplia, abierta del
lado occipital derecho hasta la mandíbula.
La fuerza se dirige hacia la izquierda por detrás del
eje  rotatorio del raquis cervical; esta presión late­
ral  imprime asimismo una torsión cervicooccipital
derecha.

Fig. 33
Estiramiento
La segunda mano (la mano izquierda) es cervical, del
lado izquierdo. El apoyo utiliza el primer espacio in-
terdigital ampliamente abierto. Abarca el cuello
«medio» e «inferior» con una presión armoniosa ho-
mogénea. La presión de esta segunda mano es lateral
derecha por detrás del eje de rotación cervical. La
fuerza provoca un doble movimiento: traslación late-
ral derecha del cuello asociada a una torsión cervical
media e inferior izquierda.
Ambas manos imprimen una torsión inversa entre la
cabeza y el cuello. Por tanto, este movimiento no es
aparente.
En cambio, la traslación lateral es inversa entre la ca-
beza y el cuello, lo que corresponde a un desplaza-
miento hacia la izquierda de la cabeza y a un
mantenimiento cervical bajo hacia la derecha del pa-
ciente. Se solicita al paciente que se relaje antes de
empezar la técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 23

El músculo elevador de la escápula (levator scapulae)

Fig. 34
Preparación de la maniobra
Paciente en decúbito prono, con la cabeza girada
contralateralmente y la mejilla apoyada en la cami-
lla. El estiramiento se conseguirá mediante un movi-
miento de báscula posterior y descenso en campaneo
lateral de la escápula. El terapeuta debe obtener un
bostezo de la escápula sobre el tórax. Toma el espacio
toracobraquial, sitúa los dedos por delante hasta la
apófisis coracoides, y provoca un bostezo para dis-
tender los músculos escapulotorácicos.

Fig. 35
Estiramiento
Con la otra mano, el terapeuta toma la parte anterior
del acromion y aprovecha el bostezo para situarse
craneoventralmente. Por tanto, la acción es doble: la
mano en apoyo anterior realiza con la palma una
fuerza posterocaudal (hacia atrás y abajo), mientras
que la mano situada en el espacio toracobraquial
mantiene, mediante una tracción braquial, un cam-
paneo lateral de la escápula. Se solicita al paciente
que se relaje antes de empezar la técnica de estira-
miento.
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Fig. 36
Variante.
Preparación de la maniobra
El paciente está en decúbito supino, gira la cabeza
activamente hacia el lado contralateral. El brazo se
eleva al cenit sin esfuerzo, lo que provoca espontá-
neamente una báscula posterior de la escápula (desli-
zamiento caudal de la escápula sobre la caja torácica)
así como un campaneo lateral. Este movimiento se
amplificará con la presa bimanual del terapeuta. La
mano craneal del terapeuta por arriba y detrás del
hombro envuelve, con ayuda del primer espacio in-
terdigital, la espina de la escápula y el acromion. La
segunda mano distal se junta con la primera por de-
trás del hombro (fig. 37).

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24 ■ El cuello

Fig. 37
Estiramiento
La presa bimanual amplifica la báscula posterolateral
de la escápula (deslizamiento caudal de esta última
sobre la caja torácica) acompañada de un campaneo
lateral, y desciende caudalmente todo lo que sea po-
sible. En esta situación el tórax del paciente está an-
tepulsado y la posición está estabilizada por el
contacto de la cara posterior de la mano craneal del
terapeuta sobre la camilla. En esta posición, el pa-
ciente realiza la contracción. Se solicita al paciente
que se relaje antes de empezar la técnica de estira-
miento.
Nota: el paciente debe mantener activamente la posición
de la cabeza (condición necesaria para que las apófisis
transversas cervicales se posicionen hacia delante), lo que
aumenta el estiramiento del músculo.

El ligamento nucal (ligamentum nuchae)

Fig. 38
Preparación de la maniobra
y estiramiento
Corresponde a una persona que tiene el mentón le-
vantado. Este ligamento superficial tiene relación
anatómica con la piel, lo que permite palparlo y co-
gerlo con una presa polidigital. Este ligamento, rico
en fibras de elastina, se puede estirar fácilmente.
El inconveniente es su riqueza en mecanorreceptores
sensibles al estiramiento.
En posición de decúbito prono, el paciente coloca las
manos bajo su frente. El terapeuta se sitúa lateral-
mente. Mediante una doble presa longitudinal y po-
lidigital, estira la piel y el plano fibroso del ligamento
subyacente y libera el conjunto del plano muscular
paraespinal.
La técnica de estiramiento consiste en utilizar una
separación entre las dos manos con pequeños movi-
mientos mantenidos durante algunos segundos. La
duración del mantenimiento de la maniobra es in-
versamente proporcional a la intensidad de la fuerza
de estiramiento. Este estiramiento con pequeños mo-
vimientos (1 a 2 cm) se reproduce en toda la longitud
del ligamento desde el occipital hasta C7. La resisten-
cia al estiramiento es mayor en la parte baja.
Nota: esta técnica conlleva una doble reacción sensorial y
trófica; esta respuesta está en relación con la intensidad
de la maniobra.

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El tórax

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Sumario
• Introducción local: el tórax.

• Acciones musculares en situación funcional (figs. 1 a 10).

• Exploración palpatoria de la contractura (figs. 11 a 29).

• Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.

• Tratamiento de la contractura (figs. 30 a 64).

Abreviaturas utilizadas en este capítulo


ECOM Esternocleidomastoideo (esternocleidooccipitomastoideo)
EIAS Espina ilíaca anterosuperior

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Introducción local: el tórax

Por lo general se aborda el tronco citando dos elementos: el raquis torácico y la caja torácica. En realidad,
no se puede explicar ni la estática ni la dinámica de la región si no se incluye la cintura escapular, tanto
sobre el plano estático como sobre el dinámico. Cualquier modificación morfológica toracodorsal influ-
ye en el desplazamiento escapular; y, recíprocamente, cualquier modificación de la posición escapular
influye en la morfología toracodorsal.
La primera acción de la región toracodorsal consiste en mantener una situación antigravitatoria, dado
que la línea de carga descendida del centro de masa segmentario está siempre situada por delante de los
niveles del raquis dorsal. El papel de la musculatura paravertebral es asegurar el equilibrio. En cambio,
este equilibrio se ve perturbado cada vez que movemos las extremidades superiores.
Un enrollamiento escapular se acompaña de un descenso torácico y de un aumento de la curvatura
dorsal. A la inversa, un retroceso posterior de los hombros se acompaña de una elevación torácica y de
un enderezamiento dorsal. En un plano sagital, una elevación escapular, a menudo acompañada de una
báscula hacia anterior, acompaña un descenso torácico así como un enrollamiento dorsal, aunque ge-
neralmente en un nivel más alto que el extremo fisiológico de la curva. Los músculos de la cintura es-
capular, que están en interacción con el tórax por delante y el raquis por detrás, presentan orientaciones
múltiples: hacia craneal, caudal, anterior y posterior; de forma que no existe funcionalmente un movi-
miento simple, sino patrones motores que asocian los segmentos superiores (el cuello) y los inferiores
(la región abdominolumbar). Los análisis posturales son, en este caso, análisis en cadena en múlti-
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ples niveles.
La función torácica sirve de apoyo a la cintura escapular y, así, a los movimientos de la extremidad supe-
rior. A menudo se la solicita como una estructura estática y son los músculos torácicos y escapulares los
que aseguran la rigidez y el mantenimiento. Estas rigideces, cuando se perpetúan en el tiempo, perturban
la función respiratoria, que tiene necesidad de la posición variable del tórax. Así pues, los trastornos pos-
turales se asocian a trastornos respiratorios, así como a limitaciones de los gestos de fuerza y de precisión
de la extremidad superior.

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Acciones musculares
en situación funcional
Introducción
Presentamos aquí esencialmente las funciones de postura en el plano sagital más comúnmente encontradas. Es evi-
dente que el número de esquemas posturales que se pueden encontrar en la práctica clínica es más importante.
En particular, disimetrías entre ambos lados pueden dar esquemas distintos, incluso contrarios; por ejemplo, es el
caso de un síndrome postural mayor como es la escoliosis, donde en un lado encontramos lo contrario del lado
opuesto.
El lector podrá hacer una síntesis comparando las diferentes posiciones que se presentan.

1
P

2
3

Fig. 1 Fig. 2
Posición neutra de perfil Los músculos del mantenimiento
de la posición neutra
Esta posición neutra se adquiere cuando:
– en primer lugar: la cintura escapular se encuen- P = Localización del centro de masa en carga de la
tra en posición medial; es decir, a igual distancia entre región torácica.
el esternón por delante y las apófisis espinosas toráci- 1. Acción de los músculos espinales dorsales longitu-
cas por detrás; dinales: en particular el espinoso (spinalis thoracis), el
– en segundo lugar: la línea de carga que pasa por longísimo (longissimus thoracis) y el iliocostal o sacro-
delante del raquis es contenida por la masa muscular lumbar (iliocostalis).
paravertebral; 2. Acción del oblicuo interno (obliquus internus), que
–  en tercer lugar: la base torácica es mantenida mantiene el tórax hacia anterior y lo estira hacia pos-
por la acción sagital antagonista de los músculos terior.
oblicuos. 3. Acción del oblicuo externo (obliquus externus), que
contiene el tórax hacia posterior y lo estira hacia an-
terior.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 29

1 3

2
2

Fig. 3 Fig. 4
Enrollamiento escapulotorácico Los músculos del enrollamiento
escapulotorácico
Es la consecuencia de la acción bilateral de enrolla-
miento de ambas cinturas escapulares cuya acción 1. Acción de ambos pectorales mayor, derecho e iz-
lleva el tórax hacia anterior y retropulsa el nivel tora- quierdo (pectoralis major).
codorsal. La acción esencial del movimiento se reali- 2. Acción de los músculos serratos anteriores, dere-
za en el plano transversal (horizontal). cho e izquierdo (serratus anterior).
3. Retropulsión toracodorsal.
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30 ■ El tórax

1 1

3 2 2

Fig. 5 Fig. 6
Antepulsión torácica Los músculos de la aducción
de las escápulas
Esta posición se adquiere gracias a la acción sinérgica
de los músculos aductores de las escápulas que apla- 1. Acción de los músculos trapecio medio (trapezius
nan la región dorsal y antepulsan el tórax en el plano medius) derecho e izquierdo.
transversal. 2. Acción de los músculos trapecio inferior (trapezius
Nota: en esta figura hay que destacar que la movilidad inferior) derecho e izquierdo.
dorsal de rectificación de la curva es insuficiente; se com­ 3.  Antepulsión torácica que acompaña la rectifica-
pleta mediante una lordosis toracolumbar. ción de la curva dorsal.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 31

2 3 4

1
5

Fig. 7 Fig. 8
Enrollamiento y báscula anterior Acción de los músculos del enrollamiento
toracoescapular de la báscula anterior toracoescapular
Este movimiento asocia el esquema de la báscula an- 1. Acción del pectoral menor (pectoralis minor).
terior de las escápulas al de la flexión torácica. Esta 2. Acción del subclavio (subclavius).
acción se produce sobre todo en el plano sagital.
3.  Acción del elevador de la escápula (levator sca­
Nota: esta actitud se asocia normalmente a la del enrolla­ pulae).
miento de las escápulas en el plano horizontal (v. figs. 1 y
4. Acción del romboides menor (rhomboideus minor).
2 de este mismo capítulo).
5. Acción del dorsal ancho (latissimus dorsi).
6. Acción del oblicuo interno (obliquus internus), an-
tes llamado oblicuo menor.
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32 ■ El tórax

4
3
1

Fig. 9 Fig. 10
Enderezamiento y báscula posterior Acción de los músculos
de las escápulas del enderezamiento y la báscula
posterior de las escápulas
Esta acción se realiza en tres niveles:
– la báscula posterior de las escápulas; 1.  Acción de los trapecios inferiores izquierdo y
­de­recho.
– la elevación torácica anterior;
2.  Acción de los serratos anteriores izquierdo y
– la antepulsión torácica inferior.
­de­recho.
3. Acción de los escalenos (scalenus) y de los esterno-
cleidomastoideos (sternocleidomastoideus) (ECOM).
4.  Acción estabilizadora cervical del elevador de la
escápula.
5.  Acción del oblicuo externo (antes denominado
oblicuo mayor) de antepulsión torácica.

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Exploración palpatoria
de la contractura

Fig. 11
Músculo trapecio inferior (trapezius
inferior) en bipedestación o sedestación
Con el dedo pulgar el terapeuta empuja el trapecio
inferior (1) en dirección al raquis, lo que evidencia
una masa muscular relativamente importante.
1

Fig. 12
Trapecio inferior en decúbito
El terapeuta se sitúa contralateralmente al paciente.
Con una mano toma el borde posterior del ángulo
superolateral de la escápula y realiza un «enrolla-
miento-elevación del hombro». Este movimiento es-
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tira el músculo y facilita la palpación del cuerpo


carnoso en recorrido externo. Con el pulpejo de los
dedos de la segunda mano, palpa el borde saliente de
las fibras del músculo como si palpara las cuerdas
de un instrumento musical.

Fig. 13
Trapecio medio (trapezius medius)
en decúbito
El terapeuta se sitúa en bipedestación contralateral.
Con una mano toma el borde posterior del ángulo
superolateral de la escápula. Enrolla el hombro sin
realizar una elevación y pone así en estiramiento las
fibras del trapecio medio. La palpación se realiza con
la segunda mano, apoyando en la piel los extremos
de los dedos, para descender posteriormente hacia la
parte medial del borde espinal de la escápula.

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34 ■ El tórax

Fig. 14
Músculo dorsal ancho (latissimus dorsi),
preparación
Paciente en decúbito supino con los antebrazos apo-
yados en su frente; así la elevación de los brazos libe-
ra los flancos torácicos. En esta posición, el músculo
dorsal ancho está en recorrido de estiramiento. Como
se trata de un músculo plano, hay que apreciar pre-
viamente la textura y el espesor del tejido cutáneo
que lo recubre. Una presa polidigital lateroposterior
permite llevar a cabo esta apreciación.

Fig. 15
Músculo dorsal ancho
La palpación polidigital del cuerpo carnoso se realiza
en el mismo punto que el tejido cutáneo que lo recu-
bre, lo que permite reconocer las diferencias de tex-
turas. El terapeuta se situará mejor en la cabecera del
paciente, para realizar una palpación simétrica y ayu-
dar a reconocer las diferencias de renitencia.

Fig. 16
Músculo romboides menor (rhomboideus
minor)
Este pequeño músculo corto y espeso se encuentra a
menudo contracturado independientemente del
romboides mayor; la razón es que este músculo no se
estira durante las actividades funcionales diarias; los
movimientos de campaneo de la escápula se realizan
alrededor de un eje cercano a la inserción escapular
de este músculo. Aunque está recubierto por el trape-
cio medio, su palpación polidigital es relativamente
fácil. Con frecuencia, sus bordes superior e inferior
son identificables. Para facilitar esta identificación, el
terapeuta se situará mejor delante del paciente y no
detrás.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 35

Fig. 17
Músculo romboides mayor (rhomboideus
major)
Contrariamente al músculo romboides menor, este
músculo casi nunca se encuentra contracturado. Esto
se debe probablemente al hecho de que cada movi-
miento de flexión o abducción del hombro conlleva
un movimiento de campaneo lateral de la escápula,
lo que estira el músculo. La identificación palpatoria
se realiza con una presa polidigital empujando el tra-
pecio inferior hacia el raquis; el músculo se encuen-
tra entre el borde espinal de la escápula y el raquis.
En esta figura, los dedos señalan los límites superior e
inferior de este músculo.

Fig. 18
Músculo serrato posterior superior
(serratus posterior superior)
Es un pequeño músculo profundo, difícil de palpar;
está situado entre la charnela cervicotorácica y
las  primeras costillas. Perturba tanto la movilidad
torá­cica alta como la movilidad cervical baja y, en
con­se­cuencia, la movilidad escapular. Es a menudo hi-
pertónico, especialmente en la población sedentaria.
La palpación debe atravesar las distintas capas tisula-
res, lo que obliga a utilizar una presión digitoterminal.
Su exploración se hace mediante una fricción com-
parando la renitencia en ambos lados. La colocación
del terapeuta frente al paciente permite discernir el
«sentir» palpatorio.
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Fig. 19
Músculo espinoso (spinalis thoracis)
Este músculo forma parte de los músculos espinales
superficiales. La palpación se realiza en el tercio me-
dio torácico. El músculo, poco voluminoso, se puede
individualizar del dorsal largo mediante una presa
polidigital bimanual cerca de la línea de las espino-
sas. La presa debe realizarse con suavidad; debemos
asegurarnos de que estamos tomando el cuerpo car-
noso del músculo y no la piel.

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36 ■ El tórax

Fig. 20
Músculo longísimo (longissimus thoracis)
Este músculo es paralelo al músculo espinoso (fig. 19)
y al músculo iliocostal (fig. 21). La técnica palpatoria
se realiza al lado del músculo espinoso, pero lateral-
mente. La presión de los dedos debe ser suficiente
para identificar la dehiscencia longitudinal que sepa-
ra ambos músculos. Esta presión no debe ser excesi-
vamente fuerte para individualizar este músculo de
los de la capa profunda.

Fig. 21
Músculo iliocostal (iliocostalis)
Es el músculo más lateral de los tres músculos paraver-
tebrales superficiales cerca del ángulo costal y poste-
rior de la caja torácica. La técnica palpatoria se parece
a la del resto de músculos paravertebrales superficia-
les. Se lleva a cabo cerca del ángulo costal y posterior
de la caja torácica (por dentro de este último).
Se puede seguir el trayecto del músculo a través de la
dehiscencia longitudinal que lo separa del músculo
dorsal largo: ésta tiende a desaparecer cuando nos
acercamos a la unión de los cuerpos carnosos de am-
bos músculos, que forman una masa común en la
región lumbar.

Fig. 22
Músculos multífidos (multifidus)
y rotadores (rotatores), el transverso
espinoso
La palpación de este grupo de músculos profundos se
realiza a nivel de las correderas vertebrales (entre las
apófisis espinosas y las apófisis transversas de la co-
lumna vertebral). La presión nota la renitencia del
cuerpo carnoso que rueda por debajo del dedo. La
importancia de la renitencia se aprecia no sólo com-
parando con los músculos del lado opuesto, sino
también comparando con los diferentes niveles cra-
neales y caudales.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 37

Fig. 23
Músculo pectoral mayor (pectoralis
major), fascículo superior o clavicular
El paciente está en decúbito; el terapeuta se sitúa en
su cabecera. La palpación bidigital es simétrica. Una
presa en pinza colocando los dedos a un lado y otro
del músculo facilita la palpación. La dehiscencia en-
tre los fascículos superior y esternocondrocostal del
pectoral mayor permite individualizar el fascículo
superior.

Fig. 24
Músculo pectoral mayor, fascículo
esternal o esternocondrocostal
La palpación se lleva a cabo con las mismas posicio-
nes del paciente y del terapeuta que para el fascículo
superior (v. fig. 23). La presa bidigital individualiza
este fascículo colocando el pulgar en las dehiscencias
que separan la porción superior y media.
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Fig. 25
Músculo pectoral mayor, fascículo
inferior torácico y abdominal
Esta porción es más vertical que las dos anteriores: la
presa palpatoria es bidigital, al igual que en las otras
dos porciones. En la mujer, esta porción no puede
seguirse en la totalidad de su trayecto por la presen-
cia de la glándula mamaria; es preferible palparla
más proximalmente.
Nota: una parte de esta porción muscular es inconstante
y termina distalmente en la aponeurosis del recto del ab­
domen (rectus abdominis).

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38 ■ El tórax

Fig. 26
Músculo pectoral menor (pectoralis
minor)
Este músculo es profundo, por debajo del pectoral
mayor, y une la apófisis coracoides al borde superior
y anterior de las costillas 3.ª a 5.ª (K3 a K5). La apófi-
sis coracoides está separada del tórax, y provoca que
en la zona superior el músculo se despegue del plano
profundo. La palpación, tras haber localizado la apó-
fisis coracoides, realiza caudalmente una presión de
tipo transversal al trayecto del músculo. Para diso-
ciarla de la del músculo pectoral mayor, la palpación
se hace con una presión terminal en fricción.

Fig. 27
Músculo subclavio (subclavius)
Este pequeño músculo «cierra» el espacio costoclavi-
cular. Su inserción costal se sitúa en el primer cartíla-
go costal, cerca del manubrio esternal. El músculo
pasa rápidamente por debajo de la clavícula. La pal-
pación se efectúa cerca de su origen costal; sólo pue-
de realizarse mediante un dedo con una presión
terminal. Para facilitar esta palpación, es posible des-
pegar el hombro del plano de la camilla, lo que eleva
la clavícula y la libera del extremo anterior de la pri-
mera costilla.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 39

Fig. 28
Músculo serrato anterior (serratus
anterior), serrato mayor
Paciente en decúbito, con los antebrazos sobre la
frente para liberar el flanco lateral. El terapeuta se
colo­ca en la cabecera de la camilla y palpa el músculo
mediante una presa polidigital con los pulpejos de
los dedos. Para individualizar las digitaciones del
músculo de las costillas subyacentes, se realiza un
deslizamiento en «peine» de dirección craneocaudal,
y anteroposterior en «vaivén». Las digitaciones del
músculo ruedan debajo de los dedos.

Fig. 29
Músculos intercostales (intercostales)
Esta palpación se realiza normalmente en la parte in-
ferior y lateral del tórax. El terapeuta se sitúa con­
tralateralmente y coloca el extremo de sus dedos en
el espacio intercostal. La renitencia está presente
cuando:
– primero, el espacio está cerrado;
– segundo, existe resistencia a la presión.
Esta exploración es idéntica en cada espacio inter­
costal.
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Interpretación de la exploración
palpatoria y diagnóstico

Contracturas halladas
en la exploración palpatoria asociadas
a una cifosis torácica
Varios esquemas están en relación con la cifosis, ya sea de forma individual o asociada.

Primer esquema: cifosis asténica


El paciente no presenta hipertonía aparente sino insuficiencia de fuerza muscular, en particular a nivel de la
musculatura espinal superficial y profunda: en este caso el mantenimiento de la postura se garantiza por la ten-
sión elástica de estos músculos en recorrido externo.

Segundo esquema: cifosis asociada al enrollamiento


escapular
La hipertonía afecta sobre todo a los músculos pectoral mayor (pectoralis major) y serrato anterior (serratus ante­
rior), de forma simétrica, derecha e izquierda. En este caso, los hombros están enrollados; el muñón del hombro
se anterioriza; el plano de la escápula se aproxima al plano sagital. El tórax desciende y las vértebras torácicas se
retropulsan. Este enrollamiento se puede realizar en distintos niveles.

Primer caso
Los hombros están enrollados en su posición de referencia, horizontalmente. El fascículo dominante es el del músculo
pectoral mayor (fascículo medio o esternocondrocostal). El pico de la retropulsión torácica se sitúa en torno a T6.

Segundo caso
El enrollamiento está elevado con relación al plano horizontal. El fascículo dominante es el superior o clavicular. La
retropulsión torácica se sitúa en torno al nivel T3-T4.

Tercer caso
El enrollamiento acompaña un descenso por debajo del plano horizontal. El fascículo muscular dominante es el
fascículo inferior o fascículo toracoabdominal. La retropulsión torácica se sitúa en torno al nivel T8-T9.

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Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico ■ 41

Tercer esquema: cifosis asociada a la báscula de la escápula


hacia anterior y craneal
Este esquema corresponde al plano sagital; la escápula bascula hacia anterior y craneal. El tórax está descendido
y la región torácica retropulsada.
Con relación a las contracturas que están asociadas a este esquema, en la escápula encontramos de nuevo el
elevador de la escápula (levator scapulae, angular del omóplato) y el músculo romboides menor (rhomboideus
minor); por delante, el músculo pectoral menor (pectoralis minor) y el músculo subclavio (subclavius). Este esque-
ma se completa con la contractura del dorsal ancho (latissimus dorsi). La fijación torácica está asegurada a nivel
de la charnela cervicotorácica mediante el músculo serrato posterior superior (serratus posterior superior) y, si se
tercia, en la charnela toracolumbar por el músculo serrato posterior e inferior (serratus posterior inferior). La fija-
ción inferior del tórax se completa anterior y lateralmente mediante los músculos rectos abdominales (rectus
abdomini) y los músculos oblicuos interno y externo (obliquus internus y externus) derecho e izquierdo (v. también
cap. 5, La región abdominolumbar, pág. 61).

Cuarto esquema: se trata de una situación compleja que


puede asociar los tres primeros esquemas iniciales
A saber: la hipotonía de los músculos espinosos, el enrollamiento escapular y el esquema de báscula de la escápu-
la. Según predomine uno u otro de estos esquemas, el nivel de retropulsión torácica que provoca la cifosis dorsal
puede situarse en distintos niveles del raquis torácico.
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42 ■ El tórax

Contracturas halladas en la exploración


palpatoria asociadas a la rectificación
de la curva torácica

Primer esquema de contracturas


Afecta a los músculos paravertebrales y particularmente a los más superficiales: encontramos de nuevo los tres
músculos: espinoso (spinalis thoracis), longísimo (longissimus thoracis) e iliocostal (iliocostalis).
El raquis torácico puede presentar la apariencia de una espalda plana. Las costillas están horizontalizadas; los
músculos espinosos longitudinales superficiales antes citados están en recorrido interno.

Segundo esquema de contracturas


Este esquema tiene que ver con la aducción simétrica de las escápulas; el plano de las escápulas se aproxima al
plano frontal. Los músculos relacionados son el romboides mayor (rhomboideus major), los trapecios medios (tra­
pezius medius) y los trapecios inferiores (trapezius inferior).
La retropulsión de los hombros se acompaña del enderezamiento de la curvatura torácica y de la horizontaliza-
ción costal.

Tercer esquema de contracturas


Es la báscula posterior con descenso de la escápula. Las contracturas afectan a los músculos trapecio inferior
y serrato anterior (serratus anterior), fascículo inferior.
Esta báscula se asocia a una horizontalización costal: esta última se mantiene en su parte superior y anterior por
los músculos escalenos (scalenii) cuyo punto de fijación es el raquis cervical, a su vez estabilizado por la contrac-
tura del músculo elevador de la escápula (levator scapulae) que se inserta en la escápula.
La base torácica se mantiene mediante la contractura de los músculos oblicuos externos (obliquus externus) dere-
cho e izquierdo; estos último músculos antepulsan la base del tórax (v. cap. 5, La región abdominolumbar, pág. 61).

Cuarto esquema de contracturas


Se trata de una situación compleja que puede asociar los tres esquemas iniciales, a saber:
– hipertonía de la parte torácica de los músculos espinosos;
– retropulsión de los hombros;
– báscula posterior de las escápulas.
Es el esquema que encontramos en el síndrome postural denominado «inversión de la curvatura».

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Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico ■ 43

Contracturas halladas en la exploración


palpatoria asociadas a una disimetría
morfológica
En realidad se trata de un doble esquema de cifosis, de un lado, y de lordosis o rectificación de la curva, en el lado
opuesto. En este caso, la masa de los músculos espinales puede estar menos afectada, salvo en situaciones extremas,
y son dominantes los desequilibrios de los esquemas escapulares derecho e izquierdo. Así, podemos encontrar el en-
rollamiento del hombro de un lado y la retropulsión del hombro del otro lado; pero, también, la báscula anterior con
elevación de un hombro y la báscula posterior con descenso del hombro del lado contrario. El trastorno postural
mayor de la escoliosis está siempre asociado a esta disimetría que, en el plano horizontal, hace girar las cinturas esca-
pulares en sentido inverso de la rotación de las vértebras torácicas. Las contracturas de estos pacientes son, al mismo
tiempo, la consecuencia del trastorno postural y su factor principal de perpetuación.
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Tratamiento de la contractura

El músculo trapecio medio (trapezius medius)

Fig. 30
Preparación de la maniobra
El terapeuta toma la extremidad superior del pacien-
te y la coloca en uno de sus espacios braquiotorácicos
con una de sus manos. Agarra las crestas (pilares) de
la escápula situadas en la fosa infraespinosa cerca del
borde axilar de la escápula.

Fig. 31
Estiramiento
El apoyo del antebrazo del terapeuta en pronación
sobre el tórax subclavicular permite efectuar un em-
puje anteroposterior. La otra mano del terapeuta, co-
locada en la escápula del paciente (v. fig. 30), permite
efectuar un empuje posteroanterior.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 45

El músculo trapecio inferior (trapezius inferior)

Fig. 32
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El apoyo de una de las manos del terapeuta toma la
espina de la escápula y la lleva cráneo-lateralmente
(hacia arriba y afuera). El antebrazo del terapeuta está
en pronación y apoya en diagonal sobre el tórax an-
terolateral del paciente en una dirección posterocau-
dal (hacia atrás y abajo). Se solicita al paciente que se
relaje antes de iniciar la técnica de estiramiento.

El músculo dorsal ancho (latissimus dorsi)

Fig. 33
Preparación de la maniobra
El músculo realiza la extensión y la rotación medial
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del hombro. El estiramiento debe, en principio, soli-


citar el movimiento inverso.
No obstante, este músculo es braquiovertebral dorso-
lumbo-pélvico, y su acción media a nivel del raquis
se aplica enfrente de la charnela toracolumbar. El es-
tiramiento del músculo incita la separación espacial
entre la charnela toracolumbar y el surco intertu­
bercular (corredera bicipital). La fijación de la región
toracolumbar se adquiere mediante un apoyo ante-
rolateral sobre el tórax.
El terapeuta se coloca en el lado contralateral; aplica
su antebrazo en pronación sobre el tórax inframama-
rio. Para facilitar este apoyo, se desciende el brazo del
paciente en dirección a la camilla y la mano del apo-
yo torácico envuelve el tórax lateralmente. El apoyo
sobre el tórax con la ayuda del antebrazo del terapeu-
ta se realiza en dirección posteroaxial; esto tiende a
redondear en flexión la región toracolumbar y a crear
una concavidad sobre el hemitórax del paciente.

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46 ■ El tórax

Fig. 34
Estiramiento
El brazo del paciente se coloca en elevación y rota-
ción lateral sin esfuerzo. El terapeuta mantiene la fi-
jación de la presa torácica y utiliza, si es necesario, el
apoyo de sus dedos sobre el tórax posterolateral para
mantener el apoyo del antebrazo sobre el tórax an­te­
rior inframamario. La mano sobre el brazo del pacien­
te se aplica a nivel del codo y realiza un acercamiento
del brazo hacia el eje longitudinal del paciente en di-
rección a la oreja. Se solicita al paciente que se relaje
antes de iniciar la técnica de estiramiento.
Nota: el apoyo sobre el brazo es siempre débil para dismi­
nuir el contacto sobre el acromion del tubérculo mayor o
troquíter.

El músculo romboides menor (rhomboideus minor)

Fig. 35
Preparación de la maniobra
El movimiento de estiramiento debe conseguir una
abducción del hombro asociada a un descenso en
campaneo lateral. El paciente está en decúbito pro-
no, con la cabeza girada homolateralmente, lo que
permite estabilizar la base cervical y sus apófisis espi-
nosas.
Colocación de la escápula: para poder deslizar la
escápula sobre la parrilla costal, la mano del terapeu-
ta se coloca en el hueco axilar, o toma la parte proxi-
mal de la extremidad superior del paciente, cuyo
brazo cae por el borde de la camilla.
Los dedos están por delante de la articulación y de la
escápula. Realizan un pequeño levantamiento y osci-
lación del hombro para distender los músculos esca-
pulotorácicos.

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Tratamiento de la contractura ■ 47

Fig. 36
Estiramiento
La segunda mano, abierta, se coloca alrededor de la
parte medial y supraespinosa de la escápula. El talón
de la mano se sitúa sobre la parte superomedial de la
escápula. El estiramiento se consigue utilizando
la presión de la mano escapular, cuyo empuje provo-
ca un deslizamiento de la escápula sobre el tórax en
abducción (principalmente), descenso y campaneo
lateral.
La segunda mano, colocada en el hueco axilar del pa-
ciente, relaja su presión de levantamiento y acompa-
ña el movimiento, sobre todo de campaneo lateral,
mediante una tracción anterior (ventral) sobre el bra-
zo. Esta segunda mano, en vez de colocarse en el
hueco axilar, puede tomar el extremo proximal de la
extremidad superior del paciente: el resto de la técni-
ca es idéntica. Se solicita al paciente que se relaje an-
tes de iniciar la técnica de estiramiento.
Nota: la dirección espacial del apoyo viene dada por el
antebrazo de la mano escapular (en posición superome­
dial sobre la escápula), sobre la que se apoya el terapeuta.
El deslizamiento obtenido es tal, que la escápula se libera
del contacto con el tórax manteniendo únicamente el con­
tacto con la parte espinal.

El músculo serrato posterior superior (serratus posterior superior)

Fig. 37
Preparación de la maniobra,
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

primer tiempo
Colocación de la cabeza: el terapeuta, que está con-
tralateral, coloca su mano caudal muy abierta por
detrás del cuello, sobresaliendo de forma que la emi-
nencia hipotenar entre en contacto con la apófisis
espinosa de C7. Se rota homolateralmente la cabeza
del paciente y el cuello toma apoyo sobre la palma de
la mano, mientras que el pulgar y el índice entran en
contacto con la cabeza del paciente a nivel occipito-
parietal.

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48 ■ El tórax

Fig. 38
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
Colocación de la presa torácica: con su mano caudal,
el terapeuta toma el extremo superior de la extremi-
dad superior del paciente, para realizar después una
tracción longitudinal del brazo. El efecto es el levan-
tamiento del hombro y después del tórax del paciente.
El terapeuta hace un pequeño movimiento girando
el tronco de forma que ya no quede frente al pacien-
te sino lateralmente. Con ambas manos (la mano
caudal tracciona la extremidad superior y la mano cra-
neal mantiene el apoyo cervical) levanta al paciente
de la camilla y aplica la mejilla contralateral del pa-
ciente sobre el extremo superior del brazo y del
hombro. Finalmente, la mano caudal deja caer la ex-
tremidad superior del paciente y se aplica con el pul-
pejo de los dedos sobre la parte espinal del ángulo
costal de las costillas II a V. El talón de la mano está
en apoyo sobre la escápula y mantiene la libera-
ción en abducción de la misma, dejando libre el án-
gulo posterior de las costillas.

Fig. 39
Estiramiento
Para la realización del estiramiento, las dos manos
del terapeuta son divergentes.
– La mano craneal colocada a nivel cervical mantie-
ne las apófisis espinosas de la charnela cervicotorá­
cica. No se aplica ninguna fuerza sobre la base de la
cabeza ni sobre el cuello, que simplemente reposa so-
bre la mano del terapeuta. Para facilitar esta postura
se puede solicitar al paciente que deje caer su cabeza
hacia la extensión.
– La mano caudal, que se apoya en las costillas II a V,
realiza una presión en dirección caudal y anterior
(hacia abajo y adelante). Este apoyo puede realizarse
mediante el pulpejo de los cuatro dedos, lo que dis-
minuye el compromiso y hace que la presión sea más
soportable. En caso de contractura importante, hay
que evitar diluir la fuerza sobre una superficie am-
plia, y la presión se aplica sobre cada una de las costi-
llas (II a V), alternativamente.
La eficacia de la maniobra es grande pero sigue exis-
tiendo un inconveniente: el dolor; la presión que se
ejerce sobre una pequeña superficie es importante y
las partes blandas sobre las que se aplica la fuerza son
sensibles. Se solicita al paciente que se relaje antes de
iniciar la técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 49

Fig. 40
Otra vista
Esta vista muestra la posición enrollada de la extre-
midad superior sobre el tórax, lo que ayuda a colocar
la escápula en abducción y libera el ángulo costal
posterior.

El músculo serrato posterior superior en decúbito prono

Fig. 41
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El apoyo manual dominante es el de la mano lateral,
que reposa sobre las primeras costillas (II a V) por
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

dentro del ángulo posterior costal. La dirección del


estiramiento es anterolateral.
El segundo apoyo se realiza sin esfuerzo con la emi-
nencia hipotenar de la mano del terapeuta, que repo-
sa sobre la charnela cervicotorácica (C7-T1) en
dirección opuesta.
Nota: esta técnica es más fácil que la anterior, pero tiene
el inconveniente de ser menos precisa y por eso está me­
nos indicada en los casos delicados.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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50 ■ El tórax

El músculo serrato posterior inferior (serratus posterior inferior)

Fig. 42
Preparación de la maniobra
Consiste en obtener una posición convexa de la cur-
va lumbar y toracolumbar. Ésta se consigue gracias a
la báscula posterior de la pelvis. Dicha báscula se rea-
liza mediante un par de fuerzas: una mano anterior
sobre la espina ilíaca anterosuperior (EIAS), y una
mano posterior sobre el sacro.

Fig. 43
Estiramiento
Realización de la técnica:
– mantenimiento de la báscula posterior de la pelvis
mediante una presa «por encima de la EIAS (espina
ilíaca anterosuperior)», si fuera necesario acompaña-
da de un apoyo del antebrazo sobre el sacro;
– la segunda mano se apoya sobre el ángulo posterior
de las últimas costillas (entre K8 y K12);
– el apoyo con el talón de la mano se orienta hacia
anterior, craneal y lateral (dirección dada por el hom-
bro del terapeuta, manteniendo el codo en exten-
sión).
Nota: es obligatorio evitar dos inconvenientes. El primero:
no provocar una lordosis toracolumbar. El segundo: no
provocar presión torácica transversal, que sería manipu­
lativa; por el contrario, hay que ejercer una presión obli­
cua en la dirección del hombro, siguiendo la dirección de
las fibras del músculo serrato menor posterior e inferior.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 51

Los músculos erectores del raquis (erector spinae) a nivel torácico

Fig. 44
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Colocación del paciente: en decúbito contralateral al
lado hipertónico. Los brazos y antebrazos del paciente
se cruzan. El cruce de brazos se produce más arriba
cuando el ápex de la curvatura torácica es más elevado.

Fig. 45
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
Es la presa craneal. El antebrazo del paciente envuel-
ve el hombro superior y se coloca sobre la parte ver-
tebrotorácica. Este apoyo del antebrazo, junto con el
del tórax del terapeuta sobre los brazos cruzados del
paciente, realiza una flexión del tronco.
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Fig. 46
Estiramiento
El terapeuta envuelve con su antebrazo la parte distal
del tórax del paciente y realiza un apoyo desde la co-
lumna lumbar hasta el ápex de la curvatura torácica
explorada. Es por tanto un apoyo de antebrazo idén-
tico al apoyo craneal.
Es una presa en tres puntos:
– dos puntos dorsales en situación craneal y caudal
con relación al ápex de la curva con apoyos «talón-
mano» y «antebrazo»;
– el tercer punto es anterior: es una presión del tórax
del terapeuta sobre los codos del paciente en una di-
rección anteroposterior. Se solicita al paciente que se
relaje antes de iniciar la técnica de estiramiento.

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52 ■ El tórax

El músculo pectoral mayor (pectoralis major) en conjunto

Fig. 47
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
El movimiento del pectoral mayor es tanto un movi-
miento de aducción rotación medial del hombro
como un enrollamiento de la escápula.
Colocación del primer tiempo: el brazo abierto en
abducción y rotación lateral; el terapeuta se coloca
en este espacio toracobraquial. Para realizar el desli-
zamiento posterior de la escápula, el terapeuta hace
rodar al paciente contralateralmente sobre la camilla
antes de deslizar la escápula. Este rodamiento se rea-
liza mediante una doble presa: la presa craneal poste-
rior al hombro y, sobre todo, la presa caudal que
levanta el tórax.

Fig. 48
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo. Colocación posterior
de la escápula
Mientras la mano torácica mantiene la elevación del
tórax, la mano craneal coge el hombro por delante y
realiza un deslizamiento hacia posterior y en aduc-
ción caudal (la escápula se desliza sobre la circunfe-
rencia torácica). Para mantener el alineamiento
braquial, el brazo del paciente, que estaba en eleva-
ción rotación lateral, permanece en esta posición
mediante un contacto sobre la parte lateral de la ca-
dera del terapeuta.

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Tratamiento de la contractura ■ 53

Fig. 49
Estiramiento
Mientras la presa craneal anterior del muñón del
hombro debe permanecer lo más cerca posible del tó-
rax con una presa «primera comisura» abierta al
máximo, la mano caudal relaja el levantamiento to-
rácico, que cae sobre la camilla. Esta mano sobrepasa
la inserción esternal del músculo aplicándose en la
región condroesternal contralateral. La localización
de este apoyo sigue las fibras medias del músculo; es
decir, que se aplica en dirección a los cartílagos costa-
les (quinto, sexto y séptimo). La fuerza puede reali-
zarse con el talón de la mano, y, en el caso de las
mujeres, se utiliza la columna del pulgar, lo que per-
mite que la mano repose sobre el tórax inframama-
rio. El estiramiento se realiza mediante una fuerza
divergente entre ambas manos, y se obtiene una ex-
pansión torácica anterior subpectoral.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

El músculo pectoral mayor, fascículo medio

Fig. 50
Estiramiento, otra vista
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Esta figura es idéntica a la fig. 49. Plano de detalle


sobre la presa del terapeuta.

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54 ■ El tórax

El músculo pectoral mayor, fascículo superior

Fig. 51
Estiramiento
Particularidades: la colocación de la escápula es idén-
tica; es la localización de la presa torácica del estira-
miento la que cambia. Esta presa se realiza con el
talón de la mano en dirección a la parte craneal del
cuerpo del esternón y del manubrio. El estiramiento
en divergencia de los dos apoyos manuales es trans-
versal al eje del tronco del paciente. Se solicita al pa-
ciente que se relaje antes de iniciar la técnica de
estiramiento.

El músculo pectoral mayor, fascículo inferior

Fig. 52
Estiramiento
Particularidades: la colocación de la escápula es idén-
tica; es la localización de la presa torácica del estira-
miento la que cambia. Esta presa se realiza con la
mano muy abierta sobre el tórax condral homolate-
ral, para una mujer sobre la parte inframamaria me-
dial. La fuerza divergente de estiramiento presenta
una oblicuidad importante, de alrededor de 60º con
relación al eje longitudinal del tronco.

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Tratamiento de la contractura ■ 55

El músculo pectoral menor (pectoralis minor)

Fig. 53
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
El movimiento del pectoral menor es la báscula ante-
rior del hombro. El estiramiento se centra, por tanto,
en provocar la báscula posterior. Paciente en decúbi-
to dorsal y terapeuta colocado en el lado contralate-
ral. Las presas realizan una báscula.
La mano distal se coloca en el espacio toracobraquial
y con la ayuda de la otra mano se levanta al paciente
para permitir que el talón de la mano permanezca en
apoyo en la fosa infraespinal, y el antebrazo en apo-
yo sobre la cara posterior del tórax.

Fig. 54
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
Una vez realizado el apoyo, la mano craneal apoya el
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

talón y la palma de la mano sobre la apófisis coracoi-


des y sobre el acromion.

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56 ■ El tórax

Fig. 55
Estiramiento
El estiramiento se consigue mediante la realización
de la báscula posterior; la mano craneal y anterior
realiza un apoyo sobre los relieves óseos (coracoides
y acromion). La presa caudal se realiza con el ante-
brazo, que levanta el tórax (pulsión anterior), y con
el talón de la mano, que lleva la escápula hacia la
báscula posterior por medio de su apoyo en la fosa
infraespinosa. El apoyo sobre la camilla está garanti-
zado por la cara dorsal de los dedos de la mano del
terapeuta, cuyas articulaciones metatarsofalángicas
se flexionan, lo que ayuda al talón de la mano a le-
vantarse.
Nota: el terapeuta se inclina hacia anterior, apoyándose
entonces sobre ambas manos.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

Fig. 56
Estiramiento, otra vista
Esta figura es idéntica a la fig. 55, con un plano de
detalle sobre las presas y apoyos del terapeuta.

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Tratamiento de la contractura ■ 57

El músculo subclavio (subclavius)

Fig. 57
Localización previa
Previamente hay que localizar la articulación con-
drocostal para realizar un apoyo a un lado y otro de
su interlínea y evitar las entorsis (esguinces) a este
nivel.

Fig. 58
Preparación de la maniobra
y estiramiento
Con ayuda de una presa en cuna, el terapeuta coloca
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

una de sus manos en el hueco axilar del paciente, o


bien toma el brazo del paciente. El objetivo de esta
presa es verticalizar la clavícula. La otra mano del
tera­peuta se coloca sobre el arco anterior de las pri-
meras costillas para descenderlas.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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58 ■ El tórax

El músculo serrato anterior (serratus anterior)

Fig. 59
Preparación de la maniobra
Paciente en decúbito prono con la cabeza girada hacia
el lado homolateral. El terapeuta, lateralmente al pa-
ciente, se inclina (o incluso mejor, se flexiona) para
colocar sus manos a un lado y otro de la escápula.
– Posición de la mano caudal: el antebrazo pasa por
delante del brazo abierto del paciente, y el talón de la
mano se coloca en el borde axilar de la escápula.
– Mano craneal: el talón de esta mano se coloca por
delante del acromion y de la coracoides del paciente
(la escápula, hueso triangular, se apoya así sobre dos
puntos).

Fig. 60
Estiramiento
Es la «retropulsión-aducción» de la escápula. El tera-
peuta, que estaba inclinado, se endereza, lo que con-
lleva un empuje de la escápula con la ayuda de ambas
manos en posición de aducción máxima. La mano
craneal se fija, mediante un apoyo del codo, sobre la
pelvis del terapeuta. La mano caudal realiza una ex-
tensión de muñeca, lo que provoca una elevación del
brazo y permite al talón de la mano contactar con la
parrilla costal posterolateral, mientras los dedos
mantienen el contacto con el borde axilar de la es-
cápula. El estiramiento propiamente dicho se consi-
gue mediante la acción conjunta del empuje sobre la
escápula, que «aduce», y el empuje sobre el tórax,
que antepulsa.
Nota: el pequeño rodamiento del tronco sobre la camilla
que acompaña a esta posición extrema justifica la posi­
ción de rotación de la cabeza hacia este mismo lado. La
rotación hacia el lado contrario no sólo habría sido incó­
moda, sino que habría sido arriesgada para el complejo
articular cervical y torácico «alto».
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 59

Los músculos intercostales (intercostales)

Fig. 61
Los intercostales torácicos
El estiramiento de los intercostales requiere la abertu-
ra del espacio intercostal; esta intervención suele ser
necesaria sobre todo a nivel del tórax anterolateral.
La palpación busca la localización de una mayor re-
sistencia, que indicará la zona de aplicación de la téc-
nica. El principio es aplicar una presión mantenida.
En la práctica
El espacio intercostal cerrado no permite la coloca-
ción de un dedo, lo que obliga a menudo a trabajar
con el borde lateral terminal de un dedo para aplicar
la presión. Esta presión se aplica hasta que el pacien-
te reacciona. Esta reacción indica que la presión es
máxima y deberemos realizar una presión submáxi-
ma. La dificultad consiste en mantener esa presión
sin modificar la intensidad durante un tiempo que
puede durar algunas decenas de segundos, hasta in-
cluso de varios minutos.
El apoyo utiliza por tanto el refuerzo de la segunda
mano, pero hay que prever también que el terapeuta
esté en posición cómoda y que la fuerza se aplique
utilizando el peso de su cuerpo.
Los criterios para parar
La presión inicial conlleva un paro de la movilidad
respiratoria local. Con el tiempo ésta reaparece; al
principio de forma esporádica, y progresivamente de
forma regular. Cuando recupera un ritmo lento se
puede reducir poco a poco la presión para después
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suprimirla del todo.

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60 ■ El tórax

La fascia superficial pectoral


Fig. 62
Estiramiento, principio
El pectoral está recubierto por una fascia. Estas fascias
derecha e izquierda tienen una inserción común sobre
el esternón y el manubrio esternal. Esta zona de inser-
ción tiende a engrosarse y hacerse rígida, por lo que
dificulta la expansión torácica. La técnica de estira-
miento sigue, en un primer tiempo, la línea de inser-
ción de la fascia. Es longitudinal al esternón. La
técnica consiste en apoyar firmemente el pulpejo de
un dedo de cada mano, solidarizar el dedo del tera-
peuta y la piel del paciente, y realizar un estiramiento
de corta distancia (1 a 2 cm) mediante un movimien-
to divergente, mantenido durante unos segundos.

Fig. 63
Estiramiento
Estiramiento transversal: el estiramiento de la fascia
debe seguir la dirección general del músculo pecto-
ral. Este estiramiento se hace como en el caso de un
estiramiento longitudinal, con dos apoyos pulpares
divergentes:
– la mano medial se aplica a nivel del esternón o de
su borde;
– la mano lateral se aplica sobre el cartílago costal o
sobre la costilla.
Esta maniobra se repite desde el manubrio esternal
hasta el apéndice xifoides y debe abrirse progresiva-
mente hacia el tórax anterolateral, si la rigidez de la
fascia lo hiciera necesario.
Nota: esta técnica de estiramiento produce una fluencia y
un afinamiento de las estructuras que podrían provocar
fragilidad si la maniobra se repitiera o mantuviera du­
rante demasiado tiempo.

La fascia superficial torácica


Fig. 64
Estiramiento
Esta fascia presenta una tensión retráctil cuando la
morfología del tórax desaparece o disminuye. Una re-
gión que se trata con frecuencia es la inframamaria.
La constitución histológica de esta fascia no impone
una dirección obligatoria; la costumbre nos hace se-
guir las direcciones costales. La técnica de estiramien-
to es la misma que para la fascia pectoral: apoyo
divergente del pulpejo de los dedos con un desplaza-
miento corto para no diluir el efecto (cuanto mayor es
la distancia, mayor es la disolución del efecto).

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La región
abdomino­
lumbar

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Sumario
• Introducción local: la región abdominolumbar.

• Acciones musculares en situación funcional (figs. 1 a 28).

• Exploración palpatoria de la contractura (figs. 29 a 39).

• Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.

• Tratamiento de la contractura (figs. 40 a 68).

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Introducción local:
la región adominolumbar

Esta región corresponde a la charnela comprendida entre la masa toracoescapular y la región pélvica que es al mismo
tiempo la base de apoyo del tronco y la charnela de las extremidades inferiores. El equilibrio del hombro en bipedes­
tación exige que todo desplazamiento transversal de la región toracoescapular sea compensado igualmente por una
traslación opuesta de la región pélvica. La movilidad de la región viene dada por el raquis lumbar que se moviliza en
los diferentes planos del espacio pero con un fuerte predominio del movimiento sagital.
Los músculos de la región están afectados por estas exigencias relacionadas con la postura, con las diferentes varia­
bles espaciales y con las cadenas musculares que unen la cintura escapular y pélvica.
Este rol de estabilidad está frecuentemente perturbado por la segunda función de estos músculos, que es garantizar
la contención abdominal que mantiene una presión de contención de las vísceras en cualquier plano del espacio.
Este rol de contención a menudo está perturbado por desórdenes funcionales y patológicos de los órganos, cuyo
volumen variable influye en el recorrido de los músculos y también en su tonicidad.

Disfunciones viscerales y su repercusión


en el equilibrio toracopélvico
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Modificaciones relacionadas con la fisiopatología


El volumen de nuestros órganos es fisiológicamente variable, a veces de forma rápida, a veces de forma lenta; así
sucede particularmente en los órganos que tienen forma de saco, como el estómago, la vejiga, o el útero en el
caso de la mujer.

Estómago
Cuando el estómago está lleno tras una copiosa comida, los músculos de la región abdominal alta, en particular los
rectos mayores (rectus abdominis) del abdomen, se relajan y muestran en una vista de perfil una prominencia abdo­
minal alta (la importancia de la prominencia depende de la morfología del estómago, muy variable según los suje­
tos). Esta prominencia desaparece espontáneamente al cabo de unas horas cuando el saco estomacal se vacía,
disminuyendo de volumen.
La parte abdominal de los músculos rectos abdominales que se distiende responde de forma refleja disminuyendo su
tono localmente y dejándose estirar. En un segundo tiempo, recupera su tono y su recorrido cuando el volumen es­
tomacal lo permite.

Vejiga
Tras una micción, el saco vesical está vacío y permite profundizar en el vientre con facilidad hasta el nivel subumbilical.

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64 ■ La rEgiÓn abdominolUMBAR

A medida que el tiempo pasa, este saco muscular elástico se vuelve a llenar, se dilata y provoca ipso facto una relaja­
ción de la pared abdominal de la región.
Los músculos se dejan dilatar o por el contrario se contraen con relación al volumen vesical; esta relación es fisioló­
gicamente de origen reflejo.

Útero
En la mujer, el órgano uterino está sometido a cambios de volumen a lo largo de los ciclos menstruales (con modifi­
caciones variables según la mujer). Estas modificaciones consisten en un aumento del volumen, pero también del
peso del útero cuando se acerca el fin del ciclo, lo que provoca una distensión de la pared abdominal para dar espa­
cio al órgano según su funcionamiento fisiológico.
Durante el embarazo, la distensión de la pared abdominal alcanza proporciones considerables para ofrecer al órgano
que lleva al feto el espacio necesario. Se trata de una verdadera hipotonía, y la pared abdominal de la mujer no podrá
recuperar su tensión normal hasta después del parto, cuando las condiciones funcionales hayan recuperado la nor­
malidad.
Cada órgano contenido en el abdomen, y que de forma periódica o no, cambia de volumen, obliga a la pared abdo­
minal a adaptarse. Así, en cada momento, la forma de la caja abdominal se adapta a las variaciones de volumen de
los órganos.
En cambio, a lo largo del tiempo, y sobre todo en función de los ciclos biológicos, el volumen abdominal cambia y
el recorrido de los abdominales se adapta a las necesidades de cambio de volumen. Otro músculo influye en estas
modificaciones: el músculo diafragma (diaphragma), cuyo trayecto puede estar más o menos elevado en la caja torá­
cica, lo que permite jugar con el diámetro vertical de la caja abdominal.

Manifestaciones relacionadas con la patología


Cuando un órgano visceral, principalmente digestivo (intestinal: colon o intestino delgado), presenta una pato­
logía que conlleve una alteración de su volumen, ésta provoca un desorden tónico de la parrilla.
Encontramos dos tipos de desórdenes:
– una hinchazón por hipertrofia (inflamación); o bien, por el contrario,
– una hipertonía visceral que conlleve una menor movilidad del órgano, lo que provoca una hipotonía y una
hinchazón en superficie, y una hipotonía abdominal para disminuir la presión sobre el órgano y dejarle un ma­
yor espacio.
En casos extremos de hipotonía intestinal, se distiende toda la parrilla abdominal, a pesar de la palpación dura
«de punta de dedo», denominada «vientre de madera». En estos casos, la recuperación del tono normal de los
músculos abdominales dependerá del tratamiento visceral.

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Acciones musculares
en situación funcional

1
3 4
2

Fig. 1 Fig. 2
Posición neutra de perfil de la región Acción de los músculos toracopélvicos,
abdominolumbar vista de perfil
La estabilidad de la región toracopélvica está garanti­ 1.  El recto del abdomen (rectus abdominis) es un
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

zada esencialmente por los músculos que unen el tó­ múscu­lo poligástrico cuyas acciones particulares se
rax y la pelvis. En este grupo de músculos, hay un describen más adelante.
músculo que no tiene un componente postural: es 2. El oblicuo externo (obliquus externus abdominis): su
el músculo transverso del abdomen (transversus abdo­ acción sagital está contrarrestada por el oblicuo in­
minis). En cambio, hay un músculo que no suele ci­ terno (obliquus internus abdominis).
tarse en este grupo, aunque funcionalmente esté
3. El oblicuo interno: su acción sagital es opuesta a la
comprendido en el mismo: es el cuadrado lumbar
del oblicuo externo.
(quadratus lumborum).
4. El cuadrado lumbar: no tiene una acción marcada
en el plano sagital.

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66 ■ La rEgiÓn abdominolUMBAR

1 2

Fig. 3 Fig. 4
Posición neutra de frente Acción de los músculos oblicuos
en disimetría
El movimiento lateral toracopélvico depende de las
acciones de los músculos oblicuos; en simetría de un 1. Acción del oblicuo externo del lado ­de­recho.
mismo lado, anulan cualquier movimiento lateral. A 2. Acción del oblicuo interno del lado izquierdo.
la inversa, en disimetría, provocan el mismo movi­
miento.

3 1

Fig. 5 Fig. 6
Efecto sobre la posición de perfil Acción de los oblicuos internos derecho
de la retropulsión torácica e izquierdo de perfil
Esta posición corresponde a una doble traslación 1.  Los dos músculos oblicuos internos realizan un
posterior torácica y anterior pélvica. descenso y un retroceso torácico.
Nota: gracias a una traslación opuesta entre la masa to­ 2. Retropulsión toracolumbar.
racoescapular y la masa abdominopélvica, la línea de 3. Antepulsión de equilibrio de la pelvis.
gravedad mantiene su posición centrada en el polígono
de sustentación.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 67

1 3

Fig. 7 Fig. 8
Efecto sobre la posición de perfil Acción de los oblicuos externos derecho
de la antepulsión torácica e izquierdo, de perfil
Esta posición corresponde a una doble traslación: 1. Los dos músculos oblicuos externos descienden el
­anterior torácica y posterior pélvica, postura inversa tórax lateral y antepulsan el nivel toracolumbar.
a la figura precedente (fig. 6). 2. Antepulsión toracolumbar.
3. Retropulsión pélvica.
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68 ■ La rEgiÓn abdominolUMBAR

3
2
1

Fig. 9 Fig. 10
Traslación derecha del tórax Acción de los músculos
de la lateropulsión
Esta posición de desequilibrio desplaza lateralmente
el tórax con relación al eje pélvico. Para mantener el 1. La acción del músculo oblicuo interno mantiene el
equilibrio, el paciente realiza una traslación inversa tórax derecho en posición de descenso y lateralizado.
de la pelvis. El movimiento, que es dominante en el 2. La acción del músculo oblicuo externo izquierdo
lado derecho, añade a la traslación un descenso más ayuda a la traslación torácica derecha.
pronunciado del tórax de este lado.
3. Lateropulsión torácica derecha.
Nota: cuando la acción no es dominante de un lado, sólo
4. Lateropulsión pélvica izquierda.
subsiste la traslación lateral.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 69

2
1

Fig. 11 Fig. 12
Flexión anterolateral derecha Acción aislada del músculo oblicuo
interno derecho
Cuando esta posición no puede corregirse, el pa­
ciente está suspendido de los músculos posteriores 1. El oblicuo interno derecho ha perdido su oblicui­
­izquierdos y esta posición es mantenida mediante un dad al final del movimiento.
exceso de fuerza del oblicuo interno derecho. 2.  Movimiento de inclinación lateral derecha y de
flexión toracopélvica.
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3
3

Fig. 13 Fig. 14
Acción unilateral de ambos oblicuos Acción de los músculos oblicuos
(externo e interno) del mismo lado de un mismo lado
La posición cruzada de ambos oblicuos, tanto en el 1. Oblicuo interno: tiende a descender y a retropulsar
plano sagital como frontal, limita la dismorfia al des­ el tórax izquierdo y a desplazarlo hacia su mismo
censo torácico sin traslación. lado.
2. Oblicuo externo: tiende a descender y a avanzar
el tórax izquierdo y a desplazarlo hacia el lado con­
trario.
3. Sólo persiste el descenso torácico anterolateral sin
traslación.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 71

Fig. 15 Fig. 16
Desequilibrio «craneocaudal» del recto Hipotonía baja del recto del abdomen
del abdomen
1. Acción del recto del abdomen: en posición alta,
La hipotonía subumbilical está frecuentemente en «mantiene» el vientre subumbilical, mientras que su
relación con una reacción visceral refleja; desequili­ hipotonía subumbilical no puede «mantenerlo».
bra la estabilidad pélvica. 2. El desplazamiento de la masa visceral hacia delan­
te provoca la báscula anterior de la pelvis y la exage­
ración de la curva lumbar.
3. Una pequeña retropulsión pélvica puede acompa­
ñar la báscula pélvica.
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1
3

1
3

Fig. 17 Fig. 18
Inversión de la curva lumbar Acción aislada de los músculos rectos
del abdomen derecho e izquierdo
La hipertonía de los músculos rectos del abdomen
aproxima el tórax anterior a la pelvis púbica, lo que 1.  Hipertonía del conjunto del músculo recto del
modifica la posición de los tres niveles: torácico, ­abdomen.
lumbar y pélvico. 2. Retropulsión lumbar con rectificación de la curva.
3. Retroversión pélvica.
4. Flexión de la caja torácica.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 73

1
3

Fig. 19 Fig. 20
El psoas mayor (psoas major) en posición Las acciones sagitales del psoas mayor
neutra
1. En bipedestación, en posición neutra, el músculo
El psoas mayor es el músculo de unión anatómica presenta un componente lordosante.
lumbo-pelvi-femoral. Aunque sus acciones son cono­ 2. La lordosis lumbar está centrada en la región me­
cidas a nivel lumbar y coxal, deben considerarse diolumbar sin tener acción sobre la báscula pélvica.
complejas por su acción sobre la traslación pélvica.
3. La reflexión del psoas por delante de la pelvis bajo
la arcada femoral evita la antepulsión pélvica y pue­
de provocar una retropulsión.
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3
1
2
4

Fig. 21 Fig. 22
Hipertonía del psoas ilíaco (iliopsoas) Acción del músculo iliopsoas sobre
y báscula pélvica la región lumbopélvica
La fractura lumbar acompañada de una báscula ante­ 1. La reflexión del músculo psoas mayor provoca una
rior de la pelvis está a menudo en relación con las resultante de dirección posterior.
hipertonías de los flexores de la articulación coxofe­ 2.  Retropulsión que acompaña la acción del psoas
moral. El músculo psoas mayor reforzado por el ilía­ mayor.
co (iliacus) tiene un rol importante puesto que cada
3. Fractura lumbar impuesta por la tracción del psoas
uno de estos músculos tiene una acción particular: el
mayor.
psoas retropulsa y el ilíaco anteversa.
4. Báscula anterior de la pelvis impuesta por el ilíaco,
aumentando la fractura lumbar.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 75

2
3

Fig. 23 Fig. 24
Posición neutra: vista posterior Acción frontal en la posición del
cuadrado lumbar (quadratus lumborum)
El cuadrado lumbar realiza la unión posterolateral
pélvica. Tiene una doble función: la de contención 1. Fibras iliotransversas del cuadrado lumbar.
abdominal junto con el resto de músculos del abdo­ 2. Fibras iliocostales del cuadrado lumbar.
men y una función de equilibrio frontal de la región
3. Fibras costotransversas del cuadrado lumbar.
posterior toracopélvica.
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3
2

Fig. 25 Fig. 26
Movimiento lateral del cuadrado lumbar Acción del músculo cuadrado lumbar
derecho
La columna lumbar se desplaza lateralmente, lo que
Esta traslación lateral derecha realizada paralela­ crea una curva cóncava del mismo lado y un despla­
mente a una curva frontal corregida marca la domi­ zamiento lateral del tórax.
nancia del músculo cuadrado lumbar de un mismo Cuando el movimiento es estrictamente frontal el
lado desplazando la plomada de la charnela toraco­ cuadrado lumbar es el único afectado. Por el contra­
lumbar y lumbosacra. rio, cuando se acompaña de una antepulsión del tó­
rax, este segundo movimiento nos indica la acción
del oblicuo externo.
1. Acción media del cuadrado lumbar.
2. Desplazamiento lateral toracolumbar.
3. Inclinación torácica.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 77

1
2

Fig. 27 Fig. 28
Convexidad lumbar lateral Acción de los músculos psoas mayor
y desplazamiento contralateral derecho y cuadrado lumbar izquierdo
Normalmente, en el plano frontal, el psoas mayor 1.  Acción del psoas mayor que provoca una con­
realiza una convexidad lateral lumbar sin compensa­ vexidad del raquis lumbar normalmente centrada
ción, mientras que el cuadrado lumbar realiza una en L2-L3.
concavidad lateral con desplazamiento lateral. 2. Acción del músculo cuadrado lumbar que realiza
La asociación de una convexidad lumbar derecha y el desplazamiento lateral toracolumbar hacia el lado
de un desplazamiento lateral toracolumbar izquierdo izquierdo.
indica la acción simultánea del psoas mayor derecho Nota: en esta figura el cuadrado lumbar es dominante.
y del cuadrado lumbar izquierdo. En caso contrario, el desplazamiento lateral es menos
­visible y la deformación poco aparente.
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Exploración palpatoria
de la contractura

Fig. 29 Fig. 30
Palpación «supraumbilical» del músculo Palpación «subumbilical» del músculo
recto del abdomen (rectus abdominis) recto del abdomen

Este músculo de la parrilla abdominal anterior todos los niveles, desde la región torácica anterior
es ancho. En una vista de frente, los dos músculos hasta la región iliopúbica. Teniendo en cuenta las va­
rectos ocupan los dos tercios de la anchura del ab­ riables posibles de la renitencia entre las partes supra
domen. y subumbilical, es necesario realizar una compara­
La organización anatómica de este músculo lo con­ ción entre ambos lados.
vierte en un músculo multigástrico en el que cada Una renitencia débil descubierta durante la explora­
uno de los niveles que lo forman puede actuar inde­ ción palpatoria indica una hipotonía y corresponde a
pendientemente del resto. Entre las separaciones fi­ una prominencia abdominal encontrada durante un
brosas superficiales y profundas transversales al examen morfológico.
trayecto de las fibras, podemos diferenciar de siete a A la inversa, una renitencia importante descubierta
ocho vientres musculares en serie. durante la exploración palpatoria indica una hiper­
La inervación es independiente en cada nivel, por lo tonía correspondiente a un estado plano durante el
que la renitencia deberá observarse a cada nivel. Es examen morfológico.
frecuente disociar las partes supra y subumbilical, Nota: si el terapeuta flexiona las articulaciones interfa­
pero podemos realizar una palpación más precisa di­ lángicas distales y apoya con la punta de los dedos, so­
sociando un número de niveles mayor. brepasa fácilmente el límite muscular e identifica la
La palpación debe tener en cuenta que, en la parte tonicidad de los músculos digestivos lisos.
profunda, existe una región blanda, normalmente Una palpación con la punta de los dedos en la parte
depresible cuando los órganos digestivos gozan de central umbilical y supraumbilical identifica una
buena salud; la palpación se realiza con la mano pla­ masa rígida poco móvil, a menudo cerca de la piel,
na. La palma toma un contacto amplio (aplanado), cuando el paciente está en decúbito supino; se trata
los dedos separados, las falanges estiradas pero relaja­ de la parte anterior del cuerpo vertebral de las vérte­
das, el contacto es con el pulpejo de los dedos. La bras lumbares. La percepción del paciente es desagra­
presión, sin esfuerzo, aprecia la renitencia de la su­ dable como consecuencia del contacto con el
perficie; esta palpación se realiza a continuación en ligamento longitudinal anterior.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 79

Fig. 31 Fig. 32
Palpación de los flancos del abdomen, Músculo oblicuo interno,
fase preparatoria para la palpación segundo tiempo
del músculo oblicuo interno (obliquus
internus abdominis): primer tiempo

Este músculo une la base torácica a la cresta ilíaca y a co del lado donde se coloca el terapeuta jamás ejerce
la línea alba, y ocupa el flanco abdominal. Comparte una fuerza idéntica a la mano contralateral. Antes de
esta región con el músculo oblicuo externo (obliquus terminar, es necesario repetir la maniobra colocán­
externus abdominis) y el músculo transverso abdomi­ donos en el lado contralateral para poder comparar
nal (transversus abdominis). Este músculo es más cor­ con la apreciación anterior.
to que el músculo oblicuo externo y se dirige
Segundo tiempo
oblicuamente hacia caudal y posterior. Su tensión
está fuertemente influenciada por la posición de la Cuando un lado presenta una renitencia exagerada­
base del tórax y de la pelvis. mente importante, hay que identificar cuál es el
músculo del flanco afectado. El músculo transverso
La palpación se desarrolla en dos tiempos.
del abdomen disminuye su recorrido durante la pre­
Primer tiempo sión digital, por lo que no puede ser el responsable.
Es la evaluación de la tonicidad del flanco. Esta eva­ Para disociar ambos oblicuos, es necesario colocar el
luación se hace mediante la columna de un dedo, músculo oblicuo interno en recorrido externo y
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generalmente el índice, cuyas articulaciones se man­ el  músculo oblicuo externo en recorrido interno.
tienen alineadas sin rigidez. Para ello, el terapeuta se coloca contralateralmente a
la región explorada; toma el tórax del paciente y su
–  Los dos flancos se palpan simultáneamente, con
hombro y realiza una antepulsión torácica unilate­
una mano en cada lado.
ral, dejando la pelvis simétrica en la camilla. Esta
–  La palpación ejerce una presión suavemente cre­ maniobra que estira el músculo oblicuo interno
ciente deslizando el dedo del flanco posterior al flan­ pero no el músculo externo permite realizar la pal­
co anterior. pación del flanco con la mano libre. Cuando la hi­
– La percepción de una diferencia tónica entre ambos pertonía está presente, es recomendable compararla
lados no es necesariamente indicadora de un des­ con la palpación del músculo oblicuo interno con­
equilibrio. En efecto, la mano apoyada sobre el flan­ tralateral.

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80 ■ La rEgiÓn abdominolUMBAR

Fig. 33 Fig. 34
Palpación de los flancos del abdomen, Músculo oblicuo externo, segundo tiempo
fase preparatoria para la palpación
del músculo oblicuo externo (obliquus
externus abdominis), primer tiempo

Este músculo une el flanco torácico a la cresta ilíaca cúbito supino. Esta maniobra estira el músculo obli­
anterior y a la línea alba. cuo externo del lado de la extremidad inferior
Comparte el flanco abdominal con el músculo obli­ flexionada sobre la camilla por el avance del ala ilíaca
cuo interno que cruza en los dos planos, sagital y y distiende el músculo oblicuo interno. La maniobra
frontal. Este músculo es más largo que el músculo palpatoria realiza lo mismo que en el primer tiempo;
oblicuo interno. Su tensión está influenciada por los es decir, deslizar el dedo extendido sin rigidez por el
movimientos de la base torácica y de la pelvis, pero flanco, de atrás adelante (la palpación puede igual­
en sentido inverso al músculo oblicuo interno. mente realizarse mediante el pulpejo de los dedos).
La palpación se desarrolla en dos tiempos. Notas
Durante el movimiento pélvico encima de la camilla,
Primer tiempo
aunque se trata de un movimiento no forzado, algunos
Evaluación del flanco hipertónico, que es idéntico pacientes pueden sentir dolor o molestia. Es necesario, en­
en todos los puntos al del oblicuo interno (v. figs. 31 tonces, replegar más la extremidad inferior, lo que provo­
y 32). ca una báscula posterior de la pelvis y corrige la lordosis
Segundo tiempo lumbar.

Evaluación del músculo oblicuo externo propiamen­ La palpación del músculo oblicuo externo es más delica­
te dicho haciendo variar su recorrido gracias al movi­ da que la de su homólogo interno; las fibras son más lar­
miento pélvico. Por lo general, es en el lado donde gas y no es raro que un grupo de fibras sea renitente y las
hallamos una renitencia aumentada donde debere­ demás no. El rodamiento de la pelvis que desplaza el
mos disociar ambos oblicuos. flanco lateral hacia delante obliga a veces al terapeuta a
desplazar la palpación aún más adelante para obtener
El terapeuta se sitúa contralateralmente a la región
una evaluación.
que presenta una renitencia exagerada; flexiona la ex­
tremidad inferior del paciente (del mismo lado), el pie El resultado de la palpación de los músculos oblicuos per­
de este último apoyado en la camilla. Con una mano mite apreciar si están afectados uno o varios oblicuos, lo
levanta la pelvis del paciente haciéndolo rodar sobre que en teoría debería permitir disociar ambos músculos
la camilla. El tórax permanece simétricamente en de­ en cada lado.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 81

Músculo transverso del abdomen ce neutro; es razonable pensar en una hipertonía de


este músculo pero siempre en relación con el resto
(transversus abdominis) de los músculos abdominales. En teoría, el único
Este músculo une el tórax, las apófisis transversas y la músculo capaz de provocar, morfológicamente ha­
pelvis a la línea alba, y se reúne con su homólogo con­ blando, una depresión anterior abdominal es el
tralateral para formar una sucesión de fascículos mus­ músculo transverso. La confirmación palpatoria se
culares en el plano transversal a distintos niveles. encuentra con dos dificultades. La primera es que la
La función de este músculo es esconder la barriga y presión disminuye el recorrido de las fibras del
puede presentar distonías a distintos niveles (altu­ múscu­lo y tiende así a distenderlo; la segunda es
ras), y de forma unilateral o bilateral. que la presión más allá de la rectitud de la parrilla
La hipotonía se observa siempre por la relajación retiene las fibras de los músculos rectos abdomina­
abdominal. Acompaña al músculo recto abdominal les y de los músculos oblicuos, lo que dificulta la
y/o a los distintos músculos oblicuos. La apreciación apreciación palpatoria.
es, por tanto, de tipo morfológico. La hipertonía es Conclusión: no parece posible evaluar palpatoria­
muy difícil de objetivar cuando el vientre permane­ mente la renitencia de este músculo.
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Fig. 35 Fig. 36
Palpación del músculo cuadrado lumbar Palpación del músculo cuadrado lumbar
(quadratus lumborum) en decúbito supino en decúbito prono

Este músculo posterolateral es profundo. Tiene fibras masa paravertebral y realizando una presión de de­
que unen la cresta ilíaca con las apófisis transversas trás adelante que asciende bastante profundamente
de las vértebras lumbares y la decimosegunda costilla hasta encontrar la masa muscular. La comparación
(K12). Además, otro fascículo de fibras sale de K12 con el lado opuesto permite evaluar si existe o no
para unirse a las apófisis transversas de las vértebras una disimetría.
lumbares, cruzando así las fibras provenientes de la Nota 1: durante la palpación, la presión debe ser estricta­
cresta ilíaca. mente dorsoventral. Hay que evitar realizar una presión,
La palpación no es fácil. No parece posible disociar aunque sea ligera, hacia el eje del raquis, para evitar pal­
los distintos fascículos musculares, por lo que nos par la apófisis transversa de una vértebra lumbar.
contentamos con apreciar la renitencia de la pared Nota 2: se puede colocar al paciente en decúbito prono.
formada por este músculo. La ventaja para el terapeuta es el control visual; el incon­
Se utiliza la siguiente técnica: para estabilizar la re­ veniente para el paciente es que esta posición es menos
gión toracopélvica, el paciente se coloca en decúbito cómoda y más lordosante. Esta situación puede provocar
supino, con la extremidad inferior estirada en una una contracción refleja de los músculos paravertebrales
posición lo más cercana posible al alineamiento fi­ profundos y/o de los músculos cuadrados lumbares. Es,
siológico. La palpación se realiza mediante el pulpejo por tanto, una posición que hay que utilizar con mode­
de un dedo, colocando la mano lateralmente a la ración.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 83

Fig. 37
Músculos erectores del raquis

Están constituidos por tres músculos: mente disociados en los niveles superiores del raquis.
– un músculo situado lateralmente, que denomina­ Estos músculos de la base de la columna tienen la
mos iliocostal (iliocostalis); función de mantenernos cuando nos inclinamos ha­
cia delante.
– un músculo intermedio: el músculo longísimo (lon­
gissimus thoracis); La organización anatómica de estos músculos es po­
liarticular, puesto que cruzan prácticamente la totali­
– un músculo medial: el músculo espinoso (spinalis
dad del raquis lumbar.
thoracis).
La palpación puede ser pulpar o polidigital; se apre­
Este último músculo se encuentra únicamente en la
cia a través del tejido de superficie. La hipertonía de
región torácica.
este músculo es excepcional: está en reposo tanto en
En la región lumbar, los músculos iliocostal y longísi­ bipedestación como en decúbito, y sólo hemos en­
mo forman una masa común espesa que no se puede contrado su hipertonía en los pacientes con inver­
dividir y que está recubierta por la fascia toracolum­ sión de curva.
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bar. Estos dos últimos músculos están anatómica­

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Fig. 38
Músculos transversoespinosos
(rotatores)

Estos músculos profundos unen la línea de las apófi­ pomovilidad. La palpación es una palpación digital
sis espinosas a la línea de las transversas, cruzando terminal; se realiza a través de la masa común; la re­
uno o varios espacios intervertebrales. Estos múscu­ nitencia observada no permite disociar las diferentes
los funcionan como una protección íntima de dos fibras de los músculos transversoespinosos. En cam­
niveles vertebrales. Su hipertonía crea o perpetúa bio, está en relación con el nivel y el lado que presen­
una hipomovilidad en el nivel correspondiente; pre­ ta la hipomovilidad.
sentan una hipertonía de acompañamiento de la hi­

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 85

3
4

Fig. 39
Fascia toracolumbar
(fascia thoracolumbalis)

Es una gran pared fibrosa que constituye la aponeu­ fascia está libre, la piel se desliza bajo la presión del
rosis de origen del músculo dorsal ancho (latissimus dedo. En caso contrario, presenta una resistencia que
dorsi) que se inserta en las apófisis espinosas de las debe tratarse.
seis últimas vértebras torácicas, de las lumbares y de La técnica de exploración del deslizamiento se inicia
las vértebras sacras, sobre los ligamentos interespino­ en la región sacra y sigue cuatro direcciones corres­
sos correspondientes y sobre el tercio posterior de la pondientes a las fascias de la región:
cresta ilíaca.
1. siguiendo la masa paravertebral;
Esta fascia tiene forma de diamante cuyos extremos
2. siguiendo el dorsal ancho;
superiores dan inserción a los fascículos carnosos del
dorsal ancho y los extremos inferiores correspon­ 3. siguiendo el glúteo lateral;
den a las inserciones sacrales e ilíacas de este mismo 4. siguiendo el glúteo mayor superficial.
músculo.
La palpación se realiza mediante el pulpejo del dedo
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solidarizándolo con la piel del paciente. Cuando la

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Interpretación de la exploración
palpatoria y diagnóstico
Contracturas de los oblicuos del abdomen
La característica de estos músculos es su posición en diagonal y que se mantienen activos en los tres planos del espa­
cio. El oblicuo interno se cruza con el oblicuo externo, y actúan:
– como antagonistas en las tres dimensiones del espacio; o bien
– sinérgicamente, pero existe entonces una única dimensión espacial.

Primer caso: la hipertonía afecta a los dos músculos oblicuos


internos (obliquus internus) sin afectar
a los músculos oblicuos externos (obliquus externus)
La morfología del paciente es un descenso torácico La segunda asociación atañe a la unión inferior con
pero sobre todo una retropulsión costotorácica, lo la región lumbo-pelvi-femoral. El músculo charnela
que da la impresión de un aumento de la curva lum­ de esta asociación es el músculo psoas mayor (psoas
bar; en particular, a nivel de los niveles lumbo­ major). Si presenta una hipertonía, nos indica la aso­
sacros. ciación de la cadera (v. pág. 73) con los flexores re­
Esta hipertonía puede generar dos asociaciones: la tropulsores, que son los oblicuos internos. Si la
primera afecta la fijación de la base torácica anterior hipertonía del psoas mayor no está presente, la pel­
mediante un cierre del ángulo xifoideo-condral (án­ vis está entonces claramente antepulsada, sin ante­
gulo de Charpy). Éste es mantenido mediante una versión, y la asociación en cadena alcanza entonces
hipertonía alta de los rectos abdominales (rectus ab­ a los músculos extensores de la cadera y particular­
dominis). mente a los músculos isquiotibiales (ischiadicum).

Segundo caso: la hipertonía afecta a los dos músculos


oblicuos externos
La morfología del paciente presenta el esquema in­ Esta postura es poco frecuente para estos músculos
verso al caso anterior. El paciente en bipedestación que acaban haciendo contracturas para mantener
presenta una antepulsión de la base torácica, lo que esta posición con una relativa economía energética;
conlleva una corrección, o incluso una lordosis de la ahora bien, la antepulsión alta de la región lumbar
curva toracolumbar asociada a una elevación costal. acompañada de una retroversión baja (región pélvi­
Esta situación puede generar las asociaciones si­ ca) borra la curva lumbar y sitúa a los paravertebra­
guientes: les en recorrido externo, lo que permite que estos
– la primera afecta a la fijación posterior de la cintura músculos utilicen su componente elástico. Este
escapular (v. pág. 108) que puede asociarse a la de los componente débilmente reactivo corresponde al
músculos paravertebrales superficiales dorsales que paciente con una inversión de la curva cuyo dolor
acompaña la rectificación de la curva raquídea; es característico de fatiga correspondiente a la re­
gión lumbar.
– la segunda concierne a la región pélvica.
Cuando la línea de gravedad no es anterior a
Cuando la línea de gravedad está demasiado
la articulación coxofemoral, el paciente presen­
anterior a la articulación coxofemoral, el
ta una anteversión de la pelvis, es decir, una flexión
mantenimiento de la posición de bipedestación sólo
de la articulación coxofemoral asociada a un flexo de
puede realizarse con la contracción de los músculos
la rodilla. Los músculos de la paradoja de Lombard
paravertebrales lumbares (masa común) y de los
(v. cap. 8, La rodilla, pág. 225) son los que garantizan
músculos extensores de la coxofemoral (en particu­
el equilibrio de esta postura.
lar, de los isquiotibiales).

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Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico ■ 87

Tercer caso: las hipertonías son disimétricas


El músculo oblicuo interno es el único afectado El esquema de flexión o de extensión está empobre­
y en un solo lado: indica que el paciente organiza su cido (v. ejemplo anterior); en cambio, existe un es­
postura y su gestualidad siguiendo una dominante quema frontal que lateropulsa el tórax del lado
diagonal que comporta una flexión escapular con­ opuesto a la lateropulsión pélvica.
tralateral y pélvica homolateral. Nota: cuando el esquema diagonal está bien equilibrado
El músculo oblicuo externo es el único afectado por un apoyo simétrico de ambos pies, aparece la hiper­
y en un solo lado: esta hipertonía indica un esquema tonía de ambos músculos. En contrapartida, si previa­
cruzado al esquema anterior; es decir, una diagonal mente el equilibrio es predominante sobre un pie, uno de
en extensión que conlleva una extensión escapular los dos oblicuos del esquema diagonal es dominante; es
contralateral y una extensión coxal homolateral. el del pie de apoyo.
En la región abdominolumbar este esquema está a La asociación de los dos músculos oblicuos
menudo perpetuado por una hipertonía del cuadra­ del mismo lado es un esquema poco frecuente;
do lumbar (quadratus lumborum), lo que genera un corresponde a una flexión anterodiagonal sin com­
compromiso de las articulaciones lumbopélvicas de ponente rotatorio ni lateral. Esta actitud aproxima
este mismo lado. el hemitórax a la pelvis, lo que distiende el recorri­
La asociación de ambos oblicuos (el externo a la do de los músculos oblicuos del mismo lado y difi­
izquierda y el interno a la derecha, o a la inversa) culta la palpación; así pues la hipertonía se observa
constituye un mismo esquema diagonal que asocia en posición de rectitud y decúbito, mientras que la
una cintura escapular, de un lado, y una cintura pél­ flexión anterolateral se observa en bipedestación.
vica, del otro.

Contractura del músculo recto del abdomen


(rectus abdominis)
Este músculo tiene un funcionamiento anatómico y fisiológico particular. Es un músculo poligástrico entrecortado
en láminas fibrosas transversales que sirven de inserción a los fascículos carnosos que lo constituyen. Existe así una
sucesión de pequeños músculos en serie en una misma vaina, cada nivel con su inervación propia, que pueden fun­
cionar de manera independiente en términos de recorrido e hipertonía. Por esta razón podemos encontrar situacio­
nes distintas con la palpación.
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Primer caso: hipertonía del músculo recto del abdomen a nivel


del espacio xifoideocondral
Cuando es una hipertonía aislada, corresponde a interno indica un esquema de flexión (v. pág. 70). Si
una afectación subyacente de tipo reflejo asociada son los músculos de ambos lados, derecho e izquier­
a una disminución probable de la actividad anterior do, la flexión es simétrica. Si existe un solo lado hi­
del músculo diafragma (diaphragma). Cuando esta pertónico, la flexión es en diagonal.
contractura está asociada a la del músculo oblicuo

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88 ■ La rEgiÓn abdominolUMBAR

Segundo caso: la hipertonía del músculo afecta a la región


subumbilical
Este caso se encuentra en las inversiones de curva la vertical sólo puede conseguirse con una flexión de
lumbar; la pelvis en posición retroversada sitúa al rodilla.
músculo recto del abdomen en una posición más Nota: aunque no es posible evaluar mediante palpación la
corta. Para mantener la posición antigravitatoria, el hipertonía del músculo transverso del abdomen (transver­
músculo no puede utilizar más las fuerzas de sus sus abdominis) parece razonable pensar en una asociación
componentes elásticos y la contractura garantiza en­ de este músculo transversal con las fibras longitudina­
tonces la posición. Aunque esta contractura no suele les del músculo recto del abdomen. El músculo transverso
ser el origen de la retroversión, su presencia perpetúa presenta una inervación por niveles que convierte en fun­
esta situación. La hipertonía en múltiples niveles es cionalmente independientes los diferentes niveles craneo­
muy rara, y no permite una posición de bipedesta­ caudales, lo que les permite asociarse a las variaciones de
ción económica, correspondiendo a una flexión to­ los distintos niveles de los diferentes vientres musculares
rácica, una flexión lumbar y una retroversión pélvica: del músculo recto del abdomen.

Contractura del músculo cuadrado lumbar


(quadratus lumborum)
Este músculo está prácticamente situado en el plano frontal; se puede considerar que su acción sagital es desprecia­
ble. La contractura aislada de este músculo se traduce en una inclinación lateral que tiende a aproximar la parte late­
ral del tórax de la cresta ilíaca. En la exploración del raquis lumbar se observa que la charnela toracolumbar está
desplazada hacia el lado de la inclinación (desplazamiento) y que no está en la línea de plomada de la primera vérte­
bra sacra. El ángulo iliolumbar se cierra y los compromisos sobre las articulaciones lumbosacras de este mismo lado
generan el sufrimiento de los tejidos. Esta contractura puede asociarse principalmente a dos ejemplos.

Primer caso: asociación con el músculo oblicuo externo


del mismo lado
El paciente presenta una antepulsión torácica inferior posterior. Se trata, en efecto, de una de las componen­
del lado asociado a un cierre del espacio toracopélvico tes diagonales del músculo oblicuo externo.

Segundo caso: asociación con el músculo psoas contralateral


El psoas mayor tiende a traccionar el raquis lumbar mente hacia el lado opuesto. En realidad se trata de
medio hacia su lado y crea así una curva lumbar con­ un segmento de la cadena de contracturas de una
vexa hacia ese lado. La contractura del músculo cua­ doble diagonal cruzada. Esta última asocia:
drado lumbar no desplaza la región toracolumbar
– por delante, el hombro «anterior» de un lado con
hacia su lado, con lo que el paciente tiene la impre­
la cadera contralateral (presencia del músculo psoas
sión de mantener una bipedestación simétrica. El
mayor en esta diagonal);
movimiento de inclinación lateral evidencia la disi­
metría: el paciente se inclina fácilmente hacia el lado – por detrás, el hombro opuesto y la cadera contrala­
hipertónico del músculo cuadrado lumbar y difícil­ teral (presencia del músculo cuadrado lumbar).

Caso particular: asociación del psoas mayor y del cuadrado lumbar del mismo lado
Este caso poco frecuente se encuentra cuando la charnela toracolumbar (dorsolumbar) se desplaza lateralmente sin
que exista componente diagonal, ni anterior, ni posterior. Cuando solicitamos una inclinación lateral al paciente, la
disimetría no es evidente. En efecto, la contractura del músculo psoas provoca una convexidad de su lado, la del
cuadrado lumbar inclina el raquis lumbar hacia su lado y realiza así una concavidad, lo que provoca que la convexi­
dad del uno corrija la concavidad del otro. De esta manera sólo se mantiene el desplazamiento lateral.

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Tratamiento de la contractura
El músculo recto del abdomen (rectus abdominis), parte supraumbilical

Fig. 40
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Parte supraumbilical (lado contralateral a la camilla).
El paciente se coloca en decúbito lateral. La extremi­
dad superior flexionada, la mano bajo la cabeza. La
extremidad inferior homolateral en decúbito está
flexionada (rodilla y cadera), lo que da estabilidad al
paciente.
Extremidades contralaterales al decúbito: la extremi­
dad superior está relajada y la extremidad inferior
presenta una ligera flexión, para dejar libre el movi­
miento pélvico en el plano sagital y frontal.
La presa craneal se consigue envolviendo la región
esternal con el antebrazo. El talón de la mano se apli­
ca caudalmente al apéndice xifoides en dirección a la
parte toracocondral.

Fig. 41
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
Colocación de la mano caudal: el terapeuta envuelve
la región pélvica aplicando su antebrazo sobre el ab­
domen, y mantiene un apoyo abdominal lateral y
supraumbilical con el talón de la mano. Esta presa
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mantiene la pelvis en el plano sagital y frontal.

Fig. 42
Estiramiento
Para el estiramiento se utiliza una técnica denomina­
da de «tres puntos»: la mano craneal realiza una ex­
tensión torácica, la mano caudal realiza una extensión
lumbopélvica, el apoyo del tórax del terapeuta reali­
za un empuje posteroanterior sobre la región toraco­
lumbar.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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90 ■ La rEgiÓn abdominolUMBAR

El músculo recto del abdomen, parte subumbilical

Fig. 43
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Nivel contralateral. El paciente se encuentra cómo­
damente estirado para mantenerlo distendido y libe­
rar el espacio donde realizaremos la presa abdominal,
que puede ser también abdominopélvica.
Para conseguir la presa craneal se envuelve con el an­
tebrazo el tórax anterior, con un apoyo del talón de
la mano en la región abdominal supraumbilical.

Fig. 44
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
El terapeuta envuelve la región pélvica, y aplica su
antebrazo sobre la pelvis. El talón de la mano se apli­
ca en la región subumbilical.

Fig. 45
Estiramiento
El terapeuta realiza una presión posteroanterior me­
diante su apoyo torácico sobre la región de las vérte­
bras lumbares. Se trata de un estiramiento en «tres
puntos» entre las dos presas anteriores craneales y
caudales, mediante los antebrazos y el talón de las
manos, y el empuje dorsoventral.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 91

El músculo oblicuo externo del abdomen (obliquus externus abdominis)

Fig. 46 Fig. 47
Preparación de la maniobra Estiramiento
Paciente en decúbito contralateral. El terapeuta se coloca posteriormente al paciente y
Extremidades del lado del decúbito: realiza un apoyo con sus dos antebrazos cuya direc­
ción será en diagonal siguiendo la dirección general
– a extremidad superior flexionada, con la mano de­
de las fibras del músculo:
bajo de la cabeza;
– el apoyo craneal es torácico anterolateral, inframa­
– la extremidad inferior en rectitud relativa.
mario en una mujer;
Extremidad contralateral al apoyo:
– el apoyo caudal es pélvico: posterolateral.
– la extremidad superior está en extensión de hom­
Con la mano en la parte dorsal y el codo en la parte
bro, con el codo flexionado y la mano reposando so­
anterior, el terapeuta se inclina sobre el apoyo del
bre el tórax;
«antebrazo» caudal que es el principal, siendo el apo­
– la extremidad inferior está flexionada en aducción, yo torácico una contrapresa.
y la rodilla reposa sobre la camilla.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
El tronco mantiene así una torsión entre las cinturas técnica de estiramiento.
escapular y pélvica.
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92 ■ La rEgiÓn abdominolUMBAR

El músculo oblicuo externo del abdomen, variante

Fig. 48 Fig. 49
Preparación de la maniobra Estiramiento
El paciente está en decúbito supino; flexiona la pier­ La presa proximal apoya con el antebrazo a nivel torá­
na, dejando reposar el pie sobre la camilla. El tera­ cico anterolateral (región inframamaria en el caso de
peuta está contralateral al paciente. Levanta la pelvis una mujer). Este apoyo mantiene el tórax sobre la ca­
del paciente haciéndolo rodar hacia él, y después milla. El estiramiento se realiza esencialmente me­
coloca su antebrazo y su mano posteriormente a diante la tracción de la mano pélvica. Se solicita al
la pelvis, siendo el codo caudal y la mano postero­ paciente que se relaje antes de iniciar la técnica de es­
craneal. tiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 93

El músculo oblicuo interno del abdomen (obliquus internus abdominis)

Fig. 50
Preparación de la maniobra
Paciente en decúbito contralateral.
Extremidades del lado del decúbito:
– la extremidad superior está flexionada, con la mano
debajo de la cabeza;
– la extremidad inferior está igualmente flexionada
(cadera-rodilla).
Extremidades contralaterales al apoyo:
– la extremidad superior está flexionada en aducción,
con el codo reposando sobre la camilla;
– la extremidad está en rectitud relativa.

Fig. 51
Preparación de la maniobra: apoyo
torácico
El terapeuta se sitúa posteriormente al paciente.
El apoyo craneal se realiza con el antebrazo sobre el
tórax posterolateral en posición oblicua: codo por
delante, mano por detrás.
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Fig. 52
Estiramiento
La presa caudal se aplica con el antebrazo en direc­
ción a la fosa ilíaca externa, la mano por delante cer­
ca de la espina ilíaca anterosuperior (EIAS), con el
codo detrás. La dirección oblicua de ambos antebra­
zos es paralela, siguiendo las fibras del músculo obli­
cuo interno.
El estiramiento se consigue mediante la presión del
tórax completada con la tracción en diagonal de la
pelvis. Se solicita al paciente que se relaje antes de
iniciar la técnica de estiramiento.

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94 ■ La rEgiÓn abdominolUMBAR

El músculo oblicuo interno del abdomen, variante

Fig. 53
Preparación de la maniobra: presa
torácica
Paciente en decúbito supino. El terapeuta se coloca
contralateral al paciente. Toma la extremidad supe­
rior y levanta la cintura escapular y el tronco torácico
haciéndolo rodar hacia él, y después coloca su ante­
brazo y su mano por detrás del tórax del paciente.
El  brazo del paciente permanece relajado en aduc­
ción «horizontal».

Fig. 54
Estiramiento
La mano caudal se aplica empujando la EIAS. El esti­
ramiento se realiza mediante una presión torácica
que amplifica el rodamiento mientras que la mano
caudal mantiene la pelvis contra la camilla.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

El músculo cuadrado lumbar (quadratus lumborum), fascículo


«ilio-transverso-costal»

Fig. 55
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Ambas caderas permanecen flexionadas (si es posible
a 90º). La pierna contralateral al apoyo desborda la
camilla.
El antebrazo caudal del terapeuta está en apoyo sobre
el ángulo femoropélvico.
La segunda mano toma el tórax mediante una presa
homolateral al decúbito en la parte mediotorácica,
tanto más arriba cuanto más rígido está el paciente.

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Tratamiento de la contractura ■ 95

Fig. 56
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
Colocación en recorrido externo del músculo: este
tiempo es muy rápido y las dos presas se realizan en
conjunto:
– la mano pélvica bascula la pelvis;
– la mano torácica levanta el hemitórax izquierdo del
paciente.

Fig. 57
Estiramiento
La mano que había «traccionado» el tórax hacia arri­
ba se aplica al tórax contralateral mediante una presa
antebraquiopalmar. La otra mano permanece en apo­
yo pélvico sobre la fosa ilíaca externa.
Nota: esta presa es la de la contracción-estiramiento.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.
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96 ■ La rEgiÓn abdominolUMBAR

El músculo cuadrado lumbar, fascículo «costo-transverso»

Fig. 58
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Paciente en decúbito contralateral; las extremidades
homolaterales al decúbito están flexionadas. La ex­
tremidad superior contralateral está elevada y libera
el tórax. La extremidad inferior contralateral está en
aducción, y la rodilla, flexionada sobre la camilla.

Fig. 59
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo: elevación torácica
El antebrazo y la mano del terapeuta se enrollan so­
bre el tórax en el límite de la escápula y realizan una
fuerza en sentido craneal.

Fig. 60
Estiramiento
La segunda mano caudal del terapeuta se enrolla al­
rededor de la fosa ilíaca externa y estabiliza la extre­
midad caudal durante el estiramiento de la mano
craneal. Se solicita al paciente que se relaje antes de
iniciar la técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 97

Los músculos erectores del raquis (erector spinae) a nivel lumbar

Fig. 61
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Masa común de los músculos iliocostal (iliocostalis) y
longísimo (longissimus thoracis). La colocación del
paciente es contralateral al lado hipertónico, con el
muslo opuesto al decúbito flexionado hasta la obten­
ción de una retroversión de la pelvis y una flexión
lumbar dirigida hacia el ápex de la curva.
La rodilla contralateral al apoyo está flexionada y el
terapeuta frente al paciente apoya con su busto y/o
abdomen sobre el segmento flexionado de la pierna,
lo que comporta una flexión coxofemoral, seguido
de una retroversión pélvica y una flexión lumbar.
Cuanto mayor es la retroversión, más sube el ápex de
la curva hacia la región torácica. El brazo caudal del
terapeuta envuelve la región pélvica, de forma que
los dedos de la mano permanezcan en contacto con
las apófisis espinosas de la región lumbar. Este enro­
llamiento con la extremidad superior ayuda a la esta­
bilidad de la región pélvica, controlándola sobre el
plano de la torsión y de la báscula de pelvis.
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Fig. 62
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo y estiramiento
La presa es una técnica en «tres puntos»: dos apoyos
«posteriores» que garantizan el estiramiento longitu­
dinal y un apoyo «empuje» anteroposterior.
Los apoyos posteriores se realizan mediante una pre­
sión del antebrazo y del talón de la mano:
–  la presa caudal mantiene un enrollamiento pél­
vico,
– la presa craneal permite el estiramiento toracolum­
bar (mediante el talón de la mano y del antebrazo del
terapeuta).
La fuerza anteroposterior se realiza sobre la pierna
del paciente. Se solicita al paciente que se relaje antes
de iniciar la técnica de estiramiento.

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98 ■ La rEgiÓn abdominolUMBAR

Fig. 63
Preparación de la maniobra
y estiramiento, otra vista
El apoyo anterior se realiza sobre el segmento de la
pierna flexionada del paciente y se dirige sobre el
punto lumbar previamente elegido.

La fascia toracolumbar (fascia thoracolumbalis) (v. fig. 39)

Fig. 64
Primer tiempo
La fascia toracolumbar está compuesta por la conjun­
ción de cuatro fascias que se unen a nivel de las fosi­
tas sacras y del sacro. Estas cuatro fascias son:
– el recubrimiento paravertebral lumbar;
– el recubrimiento y la terminación del músculo dor­
sal ancho (latissimus dorsi);
– el recubrimiento glúteo hacia la fosa ilíaca externa;
– el recubrimiento del glúteo mayor superficial (glu­
teus maximus superficialis) hacia el tracto fibroso ilio­
tibial.
Para conocer la dirección que hay que tratar: una pre­
sión deslizante del pulgar o del pulpejo de otro dedo
indica las zonas de parada que deberán tratarse. Todas
las maniobras se inician previamente por un estira­
miento divergente sobre la región sacra posterior.

Fig. 65
Dirección glúteo mayor superficial
La maniobra divergente de presión-estiramiento co­
mienza en la región sacra y, con pequeños desplaza­
mientos, sigue una dirección disto-lateral a lo largo
de las fibras del fascículo superficial del músculo. A
menudo está presente una sensación de estiramien­
to-corte, particularmente en las personas de sexo fe­
menino.

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Tratamiento de la contractura ■ 99

Fig. 66
Dirección masa paravertebral
El estiramiento manual por presión divergente se ini­
cia a nivel del sacro por un estiramiento mantenido
firmemente durante unos segundos que se repite en
pequeños desplazamientos en dirección a la colum­
na toracolumbar, si fuera necesario.

Fig. 67
Dirección dorsal ancho
La maniobra de presión-estiramiento divergente em­
pieza en la región sacra y, con pequeños desplaza­
mientos, sigue una dirección en sentido craneolateral
que corresponde a la dirección de este músculo.
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Fig. 68
Dirección fosa ilíaca externa
La maniobra de presión-estiramiento divergente em­
pieza en la región sacra y, con pequeños despla­
zamientos, se une a la parte medial de la fosa ilíaca
externa.
Nota: frente a los músculos glúteos, esta maniobra provo­
ca una percepción de corte tanto más intensa cuanto ma­
yor es la fuerza de apoyo.

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El hombro

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Sumario
• Introducción local: el hombro.

• Acciones musculares en situación funcional (figs. 1 a 18).

• Exploración palpatoria de la contractura (figs. 19 a 29).

• Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.

• Tratamiento de la contractura (figs. 30 a 45).

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Introducción local: el hombro

Toda la gestualidad del hombro, que permite orientar la extremidad superior en el espacio, se realiza a partir de una
situación inicial que servirá de punto de apoyo relativo. Esta situación es anterior al inicio del gesto; se adquiere por
la colocación previa de la cintura escapular. Esta colocación depende de la postura del sujeto y presenta variaciones
individuales que tienen que ver con el morfotipo.
Así, la escápula de una persona que está en posición de referencia, sin actitud correctora, presenta una orientación
intermedia entre los planos sagital y frontal, con una oblicuidad de unos 45°. Visto de perfil, el ángulo formado por
el borde axilar de la escápula y el brazo vertical es de 45°. Desde una vista posterior, el ángulo formado por el borde
axilar de la escápula y el brazo vertical es de 45°. En un plano horizontal, desde una vista superior, el ángulo formado
por el plano de la escápula y el plano frontal (simbolizado por la línea biacromial) es de unos 45°. Sólo a partir de la
posición espacial de la escápula se puede valorar el movimiento del hombro.

Movimiento de elevación del brazo


El movimiento funcional dominante es un movimiento de elevación del brazo que sigue el plano de la escápula,
es decir, 45° entre los planos sagital y frontal. La amplitud de elevación depende de la organización de este mo-
vimiento.
Existen tres posibilidades:
– el movimiento es realizado por el húmero sin que se produzca movimiento escapular: el ángulo
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escapulohumeral se abre así en flexión-abducción con sólo el movimiento braquial. Este ángulo puede abrirse de
dos otras maneras;
– utilizando el movimiento de la escápula cuando ésta realiza una báscula interna, o de campaneo
interno; el ángulo escapulohumeral se abre entonces sin movimiento humeral;
– realizando un movimiento de descenso del muñón del hombro. Este descenso va acompañado de un
campaneo interno de la escápula y/o de una inclinación del tronco: el ángulo escapulohumeral se abre sin mo-
vimiento braquial.
Normalmente, el paciente que realiza una elevación del brazo impone a su húmero y a su escápula movimientos
en sentido opuesto:
– la elevación del brazo se realiza por la flexión-abducción del húmero;
– para ganar elevación, la escápula realiza una báscula en rotación lateral (campaneo lateral) y no en rotación
medial (campaneo medial).
Como consecuencia, el movimiento humeral que abre el espacio escapulohumeral va acompañado por el movi-
miento que cierra este mismo espacio.

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106 ■ El hombro

Conclusión
Estos movimientos de elevación de la extremidad superior exigen una perfecta coordinación de la acción de los
músculos de la cintura y de la escapulohumeral. Un desequilibrio muscular modifica el movimiento escapular y
perturba ipso facto esta coordinación del movimiento. En esta pérdida de coordinación se encuentra el origen de
gran parte de las quejas del paciente.
Un ejemplo habitual de estos trastornos es la realización de una elevación de la extremidad superior con una exa­
geración de la movilidad escapular: el muñón del hombro asciende y los músculos que participan en este movimien-
to escapular modifican la orientación de la glena, lo que hace cambiar el posicionamiento de las piezas esqueléticas
escapulohumerales; esto favorece, por ejemplo, una elevación de la cabeza humeral, disminuye el espacio subacro-
mial y provoca un tope compresivo que, mecánicamente, comprime un tendón (el del músculo supraespinoso).
Conclusión: el movimiento se convierte en generador de tensiones que, cuando se repiten, destruyen la estructura
tendinosa.

Los movimientos en los otros planos


Los movimientos en los otros planos del espacio, el plano sagital estricto y el transversal rotatorio, pueden reali-
zarse con los tres mismos componentes:
– el húmero solo;
– la escápula sola;
– el muñón del hombro.
Cada vez tiene que existir una coordinación muscular o se producirá un déficit funcional en términos de ampli-
tud y de tensión.

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Acciones musculares
en situación funcional

45°

Fig. 1 Fig. 2
Vista superior del hombro en posición Parámetros que objetivan la posición
neutra neutra en una vista superior
En la vista superior, la posición del muñón del hom- Esta posición permite medir la distancia que separa
bro se sitúa aproximadamente en el centro de la po- el centro del acromion de la proyección lateral del
sición del tronco vista de perfil. Esta vista superior cuerpo del esternón, así como la de las apófisis espi-
permite evaluar el estado de antepulsión del hom- nosas de las vértebras torácicas. La posición interme-
bro, lo que corresponde a una sagitalización de la es- dia del acromion entre estos dos puntos corresponde
cápula, o, a la inversa, visualizar una retropulsión del a la referencia de una persona que mira al frente con
hombro, que corresponde a una frontalización de la el tronco erguido.
escápula. En esta figura también es posible medir la oblicuidad
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

de la escápula con relación al plano frontal, trazando


una línea recta que una el tubérculo del trapecio y el
centro del borde lateral del acromion. Este ángulo se
suele aproximar a los 45-50°. Finalmente, se puede
medir el ángulo entre el eje de la clavícula y el de la
escápula (v. «Introducción local: el hombro»).
Nota:
(1) Plano de la escápula.
(2) Plano paralelo a la escápula.

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108 ■ El hombro

Fig. 3 Fig. 4
Retropulsión del hombro Acción de los músculos aductores
de la escápula
Esta vista superior muestra que el plano de la escápu-
la ha perdido una gran parte de su oblicuidad con 1. Retropulsión del muñón del hombro.
relación al plano frontal. 2. Aducción de la escápula.
El tórax parece en «anteproyección» y el muñón del 3. Frontalización de la escápula.
hombro en «retroproyección». A la inversa, la direc-
4. Proyección anterior del tórax.
ción general de la clavícula aumenta claramente su
oblicuidad. La retropulsión del muñón del hombro se consigue
gracias a la acción aductora de los músculos trapecio
medio e inferior (trapezius medius e inferior) que acer-
can la escápula al eje del tronco.
La frontalización de la escápula viene dada por el
deslizamiento de ésta sobre el tórax que tiene forma
de circunferencia.
Nota: tres términos distintos expresan la misma acción.
Vista posterior: aducción de la escápula: movimiento que
acerca la escápula al raquis.
Vista de perfil: retropulsión: movimiento que posterioriza
el muñón del hombro.
Vista superior: frontalización: movimiento que corrige to­
tal o parcialmente la oblicuidad de la escápula con rela­
ción al plano frontal.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 109

1
2

Fig. 5 Fig. 6
Antepulsión del hombro Acción de los músculos enrolladores
de la escápula
Esta vista superior muestra que el plano de la escápu-
la aumenta su oblicuidad con relación al plano fron- 1.  Movimiento impuesto por el serrato anterior
tal: ésta se aproxima al plano sagital. El tórax ­(serratus anterior).
retrocede y puede desaparecer en determinadas per- 2.  Movimiento impuesto por el pectoral mayor
sonas. (pectoralis major).
La anteproyección del hombro está acompañada por 3. Retroceso torácico.
una frontalización de la clavícula que en determina-
La antepulsión del muñón del hombro se consigue
das personas puede invertir la oblicuidad de la cla­
gracias a la antepulsión de los músculos enrolladores
vícula.
del hombro. El serrato anterior (serrato mayor) en­ro­
lla hacia delante la parte espinal (medial) de la es-
cápula, mientras que el pectoral mayor enrolla el
extremo lateral del hombro. La sagitalización de la
escápula se logra gracias a la acción sinérgica de am-
bos músculos que enrollan el hombro y la escápula
sobre la forma circunferencial del tórax.
Nota: tres términos distintos expresan la misma acción.
Vista posterior: abducción de la escápula: movimiento
que separa la escápula del raquis.
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Vista de perfil: antepulsión: movimiento que anterioriza


el muñón del hombro.
Vista superior: sagitalización: movimiento que aumenta
la oblicuidad de la escápula y la aproxima al plano sa­
gital.

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110 ■ El hombro

2
1

Fig. 7 Fig. 8
Plano transversal del hombro en posición Acción de los músculos rotadores
neutra laterales del hombro
Esta vista superior muestra la posición escapulohu- 0. Proyección del eje de rotación de la articulación
meral cercana al cero funcional. La cabeza humeral, escapulohumeral.
frente a la cavidad glenoidea de la escápula, está en 1. Acción rotatoria lateral del deltoides posterior (del­
posición rotatoria neutra. toideus posterior).
2. Acción rotatoria lateral de los músculos infraespi-
nosos (infraspinatus), así como del redondo menor
(teres minor).

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Acciones musculares en situación funcional ■ 111

1
2

Fig. 9 Fig. 10
Extensión de la articulación Acción de los músculos de la báscula
escapulohumeral mediante la escápula posterior de la escápula
En esta figura la báscula posterior de la escápula pro- 1.  Acción de la báscula posterior por el músculo
voca su verticalización y cierra el ángulo sagital esca- serra­to anterior, en particular del fascículo inferior.
pulohumeral, que es de alrededor de 45°, y disminuye 2. Acción de descenso de la escápula por el trapecio
por este movimiento de báscula; esto provoca una inferior.
extensión a nivel de la articulación escapulohume-
3. Acción de antepulsión del tórax inferior con ayuda
ral, sin que se produzca movimiento braquial.
del músculo oblicuo externo (obliquus externus).
Esta acción se asocia a una antepulsión del tórax que
Nota: la antepulsión torácica realizada por el oblicuo ex­
acompaña al movimiento.
terno permite la báscula posterior de la escápula.
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112 ■ El hombro

2
3

Fig. 11 Fig. 12
Flexión de la articulación Acción de los músculos de la báscula
escapulohumeral mediante la escápula anterior de la escápula
La báscula anterior de la escápula que asciende por la 1. Acción de báscula anterior que acerca la apófisis
parrilla costal y bascula por encima abre el ángulo coracoides a la parrilla costal anterior por medio del
sagital escapulohumeral (1), que normalmente es de pectoral menor (pectoralis minor).
45°, y aumenta con este movimiento de báscula; esto 2. Acción de elevación anterior de la escápula sobre
corresponde a una flexión a nivel de la articulación la parrilla costal por medio del músculo elevador de la
escapulohumeral, sin que se produzca movimiento escápula (levator scapulae).
braquial.
3. Acción de acompañamiento de la elevación de la
escápula por el romboides menor (rhomboideus minor).
4. Acción de descenso del muñón del hombro que
acompaña la báscula de la escápula con ayuda del
músculo dorsal ancho (latissimus dorsi).

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Acciones musculares en situación funcional ■ 113

3 5

1
2

Fig. 13 Fig. 14
Abducción de la articulación Acción de los músculos del campaneo
escapulohumeral mediante la escápula medial
Cuando el brazo permanece a lo largo del cuerpo y la 1. Acción de descenso del ángulo lateral de la escápu-
escápula realiza un movimiento de campaneo me- la (muñón del hombro) mediante el dorsal ancho
dial, el ángulo escapulohumeral se abre, lo que equi- que tracciona (indirectamente) sobre el húmero.
vale a realizar un movimiento de abducción de la 2. Acción de aducción y elevación del romboides ma-
articulación mediante la escápula. Este movimiento yor (rhomboideus major).
no se realiza estrictamente en un plano frontal, ya
3. Acción del romboides menor.
que el campaneo de la escápula se desliza sobre el
plano circunferencial de la caja torácica. 4. Acción de elevación hacia anterior del ángulo su-
peromedial de la escápula por el músculo elevador de
la escápula. Esta suma de acciones mantiene el brazo
pegado al cuerpo. Así, el ángulo escapulohumeral se
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abre como consecuencia del campaneo medial y del


descenso del muñón del hombro.
5. Descenso del muñón del hombro.
6. Campaneo medial de la escápula.
Nota: el descenso del muñón del hombro está garantiza­
do básicamente por el músculo dorsal ancho, cuyo trayec­
to está exactamente en el plano de movimiento del
campaneo medial, es decir, oblicuo. Accesoriamente, el
fascículo inferior del pectoral mayor puede ayudarle, pero
no está en el plano idóneo, ya que tendría una acción de
fijación más que de movimiento.

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114 ■ El hombro

0
4
3
2

Fig. 15 Fig. 16
Ángulo escapulohumeral frontal Acción de los músculos que cierran
el ángulo escapulohumeral frontal
Este ángulo no está estrictamente situado en el plano
anatómico frontal, pero está situado en el plano fun- 0. El eje pasa por la cabeza del húmero.
cional; es decir, en el plano de la escápula. 1. Acción de cierre del ángulo escapulohumeral por
el deltoides posterior.
2. Acción de cierre del ángulo escapulohumeral por
el redondo mayor (teres major).
3. Acción de cierre del ángulo escapulohumeral por
el redondo menor.
4. Acción de cierre del ángulo escapulohumeral por
el subescapular (subscapularis).
Nota:
Las acciones de estos músculos pueden mover indistinta­
mente la escápula sobre el húmero, el húmero sobre la
escápula, o ambos a la vez como en el movimiento de
elevación del hombro.
Los diferentes músculos citados anteriormente son o bien
rotadores mediales, o bien rotadores laterales; su acción
sinérgica neutraliza el movimiento de rotación y sólo que­
da el movimiento frontal.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 115

2
5

0 34

Fig. 17 Fig. 18
Plano transversal del hombro en posición Acción de los músculos rotadores
neutra mediales del hombro
Esta vista superior muestra la posición escapulohu- 0. Proyección del eje de rotación de la articulación
meral cercana al cero funcional. La cabeza humeral escapulohumeral.
frente a la cavidad glenoidea de la escápula está en 1.  Acción rotatoria medial del deltoides anterior
posición rotatoria neutra. (deltoideus anterior).
2. Acción rotatoria medial del pectoral mayor.
3. Acción rotatoria medial del subescapular.
4. Acción rotatoria medial del redondo mayor.
5. Acción rotatoria medial del dorsal ancho.
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Exploración palpatoria
de la contractura

Fig. 19
Músculo deltoides anterior (deltoideus
anterior)
La palpación de este músculo no presenta dificulta-
des mayores. En cambio, rara vez sufre contracturas,
probablemente debido a que fisiológicamente está
estirado en las actividades de la vida diaria. Este esti-
ramiento puede ser el resultado de los movimien­
tos de antepulsión y/o de báscula de la escápula, o
bien de los movimientos realizados por la extensión
del brazo. La presa en polidigital se sitúa entre el bor-
de inferior del músculo y el espacio interfascicular
que lo separa del fascículo medio.

Fig. 20
Músculo deltoides posterior (deltoideus
posterior)
En términos de fuerza, es el más importante de los
tres fascículos del músculo deltoides. Es el primero
en participar en la rotación lateral y la extensión de
hombro. La palpación pulgar-índice coge el borde in-
ferior del fascículo y el espacio interfascicular del fas-
cículo medio.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 117

Fig. 21
Músculo deltoides medio (deltoideus
medius)
Este fascículo sufre rara vez una contractura. Se pue-
de explicar por la posición del brazo a lo largo del
cuerpo, que lo coloca en un recorrido de estiramien-
to que se exagera durante los movimientos de levan-
tamiento del muñón del hombro. Se puede apreciar
la curva que define el músculo con una palpación en
polidigital a nivel de los espacios interfasciculares
que lo separan de los fascículos anterior y posterior.

Fig. 22
Músculo supraespinoso (supraspinatus)
Este músculo casi nunca sufre una contractura; las ra-
zones son idénticas a las del deltoides medio (v. fig. 21).
La palpación se hace con el pulpejo de los dedos por
encima de la espina de la escápula, a través de la masa
aplanada del músculo trapecio (trapezius). La reniten-
cia se aprecia mediante la presión del dedo que palpa
el cuerpo carnoso.
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Fig. 23
Músculo infraespinoso (infraspinatus)
Este músculo rotador lateral sufre frecuentes con­
tracturas cuando la postura del paciente presenta un
enro­llamiento de la escápula. Esta posición sitúa la
articulación escapulohumeral en una posición de ro-
tación lateral. La palpación digital se hace por debajo
de la espina de la escápula. La presión de los dedos
permite apreciar la renitencia del cuerpo carnoso del
músculo.

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118 ■ El hombro

Fig. 24
Músculo redondo mayor (teres major)
Este músculo participa en el cierre del espacio esca-
pulohumeral, lo que hace que sufra frecuentes con-
tracturas en pacientes con una elevación del muñón
del hombro. El paciente está en decúbito supino;
pone los antebrazos sobre su frente, de manera que
libera el espacio escapulohumeral axilar y coloca el
músculo en recorrido externo. El fisioterapeuta, si-
tuado en la cabecera de la camilla, realiza una palpa-
ción polidigital lateralmente al borde lateral de la
escápula.
Nota: la elevación del brazo permite que la escápula se
incline en campaneo lateral, lo que posibilita llevar hacia
lateral el músculo.

Fig. 25
Músculo redondo menor (teres minor)
Este pequeño músculo sufre frecuentes fracturas. Si-
tuado muy cerca de la articulación glenohumeral,
permite mantener la posición de elevación anterior
del muñón del hombro. Esta posición cierra el ángu-
lo escapulohumeral axilar en posición de «rotación
lateral». La palpación es unidigital, y se hace por de-
bajo del redondo mayor, cerca de la articulación. Es
la fricción sobre el cuerpo carnoso lo que nos permi-
te evaluar la renitencia.
Nota: la posición del paciente y del fisioterapeuta son
idénticas a las descritas en la fig. 24.
Este músculo es inconstante.

Fig. 26
Músculo subescapular (subscapularis)
Este músculo rotador medial está situado por delante
de la articulación escapulohumeral. Para palparlo es
útil liberar el espacio. El brazo del paciente se flexio-
na pasivamente; la mano que flexiona el brazo ga-
rantiza la relajación muscular por un movimiento de
«brazo colgando». La palpación se realiza con ayuda
de la segunda mano, cuyos dedos penetran en el
hueco axilar, situando la cara dorsal de las falanges
contra el tórax. Con el pulpejo de los dedos se apre-
cia la renitencia del cuerpo muscular en la cara pro-
funda de la escápula.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 119

Fig. 27
Músculo subescapular, otra vista
Esta figura muestra la importancia de la penetración
de la mano en el hueco axilar.
Nota: hay que evitar una elevación demasiado importante
del brazo; esto pondría en tensión la aponeurosis axilar.

Fig. 28
Músculo coracobraquial (coracobrachialis)
Este pequeño músculo flexor y aductor de la articula-
ción glenohumeral se relaciona posteriormente con
la porción corta del bíceps braquial (biceps brachii);
estos dos músculos están situados por debajo del del-
toides anterior. Para individualizar su palpación, el
paciente, colocado en decúbito supino, realiza un
movimiento de flexión de la articulación glenohu-
meral asociada a una extensión del codo. Para ello, el
fisioterapeuta resiste en el extremo de la extremidad
superior; el paciente tiene el puño cerrado (la exten-
sión del codo tiende a inhibir la contracción del bí-
ceps braquial): la segunda mano del fisioterapeuta
enlaza por dentro la extremidad proximal del brazo y
coloca el pulpejo de los dedos (generalmente el índi-
ce y el corazón) por debajo del espacio deltoideo.
Una vez localizado el trayecto, la resistencia se in­
terrumpe, permitiendo palpar el músculo en estado
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

de reposo.
Nota: por el hueco axilar pasan los elementos vasculone­
rviosos destinados a la extremidad superior. Una presión
fuerte puede ser muy desagradable para el paciente.

Fig. 29
Palpación proximal de la porción larga
del tríceps braquial (triceps brachii caput
longum)
El paciente está colocado en decúbito supino; los an-
tebrazos sobre la frente. La palpación es digital y se
hace en el tercio proximal del brazo, por dentro del
músculo deltoides posterior.

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Interpretación de la exploración
palpatoria y diagnóstico

Contracturas de los músculos


del cierre escápula-húmero
Los músculos que cierran el espacio entre la escápula y el húmero se sitúan en un plano frontal funcional por deba-
jo del eje articular.
Son básicamente los músculos redondo mayor (teres major), redondo menor (teres minor) y deltoides posterior (deltoi­
deus posterior).
Cuando el muñón del hombro está elevado les acompaña también el músculo subescapular (subscapularis).

Primer caso: limitación de la abducción funcional


El movimiento limitado es el de la abducción del brazo con respecto al tronco. El movimiento de la escápula
sobre el tórax en campaneo lateral es el que, principalmente, permite que el brazo se eleve. La hipertonía del
conjunto de los músculos limita la abducción funcional sin que haya un componente rotatorio.

Segundo caso: limitación de la abducción en rotación lateral


El sujeto presenta una extremidad superior en abducción-rotación lateral. En este caso existe una hipertonía del
tipo de contracturas preponderantes en los músculos rotatorios laterales; se trata básicamente de dos músculos:
el deltoides posterior y el redondo menor. Cuando la rotación lateral es importante, el músculo infraespinoso
(infraspinatus) puede también presentar contracturas accesorias. En cambio, los músculos rotatorios mediales no
presentan hipertonía (o muy leve, cuando la hay).

Tercer caso: cuando la abducción funcional presenta


una rotación medial de la extremidad superior
La hipertonía afecta principalmente a los músculos redondo mayor y subescapular. Cuando la rotación medial
es importante, la hipertonía está acompañada por los grandes músculos rotadores mediales, es decir, los múscu-
los dorsal ancho (latissimus dorsi) y pectoral mayor (pectoralis major). Por otro lado, el músculo deltoides anterior
(deltoideus anterior) puede igualmente estar contracturado.
Cuando el muñón del hombro está elevado, y esta elevación es funcional en vez de realizarse en el plano frontal,
indica una tendencia a la báscula anterior de la escápula, lo que confirma un componente de flexión (v. fig. 12,
pág. 112).
Nota: el plano de deslizamiento funcional de la escápula corresponde a la forma de la parrilla costal.

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Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico ■ 121

Contracturas de los músculos flexores


de la articulación escapulohumeral

Primer caso: el paciente presenta una báscula anterior de la


escápula
Esta báscula es morfológicamente objetivada por una posición de la escápula que se ha elevado y que luego ha
basculado hacia delante; esto ha aumentado en el plano sagital el ángulo escapulohumeral. Desde el principio,
nos indica una posición en flexo. El movimiento de elevación del brazo hacia delante presenta un recorrido
disminuido.
Los músculos principales que mantienen la escápula hacia delante son el pectoral menor (pectoralis minor), el
subclavio (subclavius) y el elevador de la escápula (levator scapulae). A estos músculos se pueden añadir los múscu­
los coracobraquial (coracobrachialis) y bíceps braquial (biceps brachii), tanto la porción corta como la larga. Cuan-
do el movimiento de elevación del brazo permite no obstante alcanzar el cenit, existen dos posibilidades para el
paciente.

Primera posibilidad
La escápula realiza un deslizamiento sobre el tórax y una báscula posterior (verticalización de esta última). Este
movimiento sólo es posible cuando los músculos pectoral menor y subclavio están débilmente contracturados.

Segunda posibilidad
Cuando la elevación al cenit del brazo se acompaña de una lordosis toracolumbar y de una antepulsión del tórax
inferior, se mantiene la báscula anterior de la escápula, y es el movimiento del tórax sobre el cual se apoya la
escápula el que permite la verticalización aparente de esta última. Para confirmar este hecho, se le pide al pacien-
te que realice de nuevo el movimiento-prueba de elevación anterior de la extremidad superior en una posición
de sedestación. Se observará la limitación y el paciente no podrá alcanzar la vertical.

Segundo caso: contracturas de los músculos de la cadena de


los flexores de la extremidad superior
Este caso puede presentarse cuando la escápula está en posición neutra. El movimiento de extensión del brazo
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

está limitado.
En este ejemplo se hace referencia a los músculos flexores de la articulación escapulohumeral, y secundariamen-
te a los músculos del codo, de la muñeca y de la mano. En el caso de la articulación del hombro, hace referencia
a los músculos coracobraquial, pectoral mayor (fascículo superior), deltoides anterior y porción larga y corta del
bíceps braquial.
El movimiento deficitario de extensión de la articulación escapulohumeral se acompaña de un déficit de exten-
sión de las articulaciones intermedias y distales del miembro superior.
Durante la exploración del déficit de la cadena muscular flexora, es necesario verificar la tonicidad de la porción
larga del tríceps braquial (triceps brachii caput longum). La contractura de los dos músculos poliarticulares (por-
ción larga del bíceps y tríceps braquial) señala una hipertonía del denominado esquema «de Lombard» aplicado
a la extremidad superior. En este caso, están limitadas tanto la flexión como la extensión de la articulación esca-
pulohumeral.
Ocurre lo mismo en el caso de la articulación del codo. Esta limitación no es siempre visible porque no limita los
movimientos de la extremidad superior cuando las dos articulaciones, proximal e intermedia, se mueven en
sentido contrario.
El bíceps se tensa en una de las articulaciones y se relaja en la otra, al igual que la porción larga del músculo trí-
ceps braquial.
Nota: ninguno de estos dos músculos está en posición extrema, y por tanto no puede disminuir el movimiento.

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122 ■ El hombro

Contracturas de los músculos extensores


de la articulación escapulohumeral
Cuando este caso es aislado (lo que es poco común):
se objetiva por la limitación de la elevación anterior del brazo
mientras la escápula está en posición neutra
Los músculos que intervienen son el redondo mayor y el deltoides posterior, pero también el músculo dorsal
ancho y la porción larga del tríceps braquial.
Visto de perfil, el ángulo escapulohumeral puede ser inferior a 45°. La elevación braquial no presenta rotación
aparente. Los músculos contracturados son o bien rotadores laterales, deltoides posterior, o bien rotadores me-
diales, redondo mayor y dorsal ancho.
Se pueden presentar dos casos:

Primer caso: cuando el músculo dorsal ancho está en estado de hipertonía leve
El movimiento de elevación, que es deficitario, no presenta movilidad de acompañamiento de lordosis toraco-
lumbar.

Segundo caso: cuando la elevación anterior de la extremidad superior


es deficitaria y se acompaña de una lordosis toracolumbar
El músculo dorsal ancho es un limitador importante que confirma su hipertonía.
Entre los músculos extensores hay varios músculos que pertenecen al grupo de músculos que realizan el cierre
escapulohumeral: redondo mayor y deltoides posterior. Pueden ser responsables de un movimiento de ascenso
de la cabeza humeral, lo que limita el espacio subacromial y provoca así un tope óseo (factor que limita el movi-
miento).

Cuando la escápula está verticalizada


Esta situación se presenta en personas que muestran una rectificación de la curva torácica que se acompaña de
una elevación costal. En una vista de perfil, el ángulo escapulohumeral es inferior a la media (45°): la posición
de partida es entonces en extensión. Esto disminuye el recorrido del movimiento escapulohumeral. Para realizar
la extensión, la escápula tiene que realizar un movimiento de báscula posterior, lo que depende de la flexibilidad
costal y raquídea torácica dorsal.

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Tratamiento de la contractura
El músculo redondo mayor (teres major)
Fig. 30
Preparación de la maniobra: colocación
de la mano escapular
3
El brazo del sujeto está en elevación submáxima, con 2
una rotación lateral máxima.
– Primer punto de apoyo («presa») (1): 1

- frente al centro articular;


- con ayuda de la cabeza del metacarpo del índice,
frente al tubérculo mayor del húmero;
- la dirección del apoyo es anterior, caudal y lateral.
4
– Segundo punto de apoyo (2): el hemitórax an-
terolateral del fisioterapeuta se coloca en la extremi-
dad distal y lateral del brazo del paciente.
– Tercer apoyo (3): el fisioterapeuta coloca el ante-
brazo sobre el del paciente, lo que le permite mante-
ner la rotación lateral del hombro del paciente.
– Cuarto apoyo (4): con ayuda de la columna del
pulgar de la otra mano, el fisioterapeuta toma apoyo
sobre el borde axilar de la escápula. Este apoyo reali-
za una presión posteromedial hacia el campaneo
medial.
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Fig. 31
Preparación de la maniobra, otra vista
Esta figura permite visualizar el apoyo sobre el borde
3
axilar de la escápula.

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124 ■ El hombro

Fig. 32
2
Preparación de la maniobra, otra vista
3
Esta vista permite visualizar el conjunto de los cuatro
puntos de apoyo.
1
Se solicita al paciente que se relaje antes de empezar
la técnica de estiramiento.

El músculo redondo menor (teres minor)

Fig. 33
Preparación de la maniobra
y estiramiento
Elevación, rotación lateral del brazo
3 del paciente
2 Esta posición tiende a llevar la escápula en campaneo
lateral y báscula anterior. Con anterioridad, es nece-
sario asegurar una posición caudal de la escápula
para obtener sólo una elevación humeral.
1 Cuatro puntos de apoyo:
– primero: columna del índice sobre del tubérculo
mayor con una presión anterocaudal y lateral;
4 – segundo: apoyo sobre el extremo distal del brazo
con ayuda del hemitórax anterolateral del fisiotera-
peuta. La presión es posterior y medial;
– tercero: apoyo antebraquial posterior con ayuda
de la abducción del fisioterapeuta;
– cuarto: con ayuda de la columna del pulgar de la
otra mano del fisioterapeuta en el borde axilar de
la escápula. Con este apoyo se crea una presión cau-
dal y medial hacia el campaneo medial.
Nota: todas las fuerzas forman un par de fuerzas.
Se solicita al paciente que se relaje antes de empezar
la técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 125

Fig. 34 2
Otra vista: posición de la mano escapular 3
Vista que muestra el apoyo sobre la escápula.

Fig. 35
2
Otra vista
Esta vista muestra el conjunto de los cuatro puntos
de apoyo.
1

El músculo subescapular (subscapularis)

Fig. 36
Preparación de la maniobra
Estiramiento
El paciente tiene el codo «pegado al cuerpo», con
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una «rotación lateral». La presa es bimanual, se reali-


za en la parte posterior del muñón del hombro.
– La mano craneal pasa por delante de la extremidad
distal del antebrazo del sujeto y por detrás de la ex-
tremidad proximal del brazo. Esto permite resituar el
hombro en rotación lateral por medio de un mante-
nimiento en «llave».
– La mano caudal pasa por el espacio toracobraquial
para que los dedos se entrecrucen con los de la otra
mano en la parte posterior del muñón del hombro.
Realización de la técnica
El estiramiento se obtiene gracias a la presión hacia
la antepulsión del muñón del hombro sin separar la
extremidad superior (no se mueven ni el brazo ni el
antebrazo); es la misma acción que se realiza cuando
se quiere luxar un hombro.
Se solicita al paciente que se relaje antes de empezar
la técnica de estiramiento.

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126 ■ El hombro

Fig. 37
Otra vista
Vista de la mano craneal que antepulsa el muñón del
hombro.

El músculo supraespinoso (supraspinalis) y el músculo deltoides medio


(deltoideus medius)

Fig. 38
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El movimiento de estiramiento de estos dos múscu-
los es el que permite realizar una aducción funcional
máxima. Con frecuencia, este movimiento se realiza
de manera espontánea por nuestros contemporá-
neos. Mencionaremos dos ejemplos a partir de los
cuales presentaremos dos técnicas que permiten el
estiramiento de estos dos músculos.
1. Ejemplo pasivo. Cuando un sujeto sentado se
apoya con el codo encima de una mesa o de una ba-
randa y se inclina de un lado, realiza este mismo esti-
ramiento. En esta vista, el fisioterapeuta amplifica la
aducción escapulohumeral (cierre del ángulo exis-
tente entre el húmero y el borde axilar de la escápu-
la) empujando sobre el borde espinal de la escápula,
con lo que crea un campaneo lateral.
Se solicita al paciente que se relaje antes de empezar
la técnica de estiramiento.

Fig. 39
Preparación de la maniobra
y estiramiento: otra técnica
2. Elevación de los hombros. El fisioterapeuta
eleva el muñón del hombro y realiza un campaneo
lateral de la escápula, a la vez que conserva la aduc-
ción humeral.
Se solicita al paciente que se relaje antes de empezar
la técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 127

El músculo deltoides anterior (deltoideus anterior)

Fig. 40
Preparación de la maniobra
y estiramiento
Este fascículo del deltoides (deltoideus) tiene como
función la flexión y la rotación medial. El movimien-
to de estiramiento buscará los componentes opues-
tos, que son los de extensión y rotación lateral. El
paciente está en decúbito supino; el fisioterapeuta,
situado homolateralmente, coloca la extremidad en
rotación lateral por fuera de la camilla. La presa es
bimanual y se realiza en la zona posterior del muñón
del hombro.
– La mano craneal pasa por delante del extremo dis-
tal del antebrazo, y rodea por detrás el extremo
proximal del brazo, llevando el pulpejo de los dedos
a la altura posterior de la cabeza humeral.
– La segunda mano se coloca en el espacio toracobra-
quial del paciente; los dedos cruzan por detrás los de
la mano craneal. El estiramiento se consigue reali-
zando una antepulsión del muñón del hombro aso-
ciada al mantenimiento de la rotación lateral de la
extremidad y a la extensión.
Nota: una abducción del brazo diferencia esta técnica de
la del subescapular (fig. 36).
Se solicita al paciente que se relaje antes de empezar
la técnica de estiramiento.
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El músculo deltoides posterior (deltoideus posterior)

Fig. 41
Preparación de la maniobra
El fisioterapeuta se sitúa contralateral al paciente.
Coloca el codo de la extremidad superior del pacien-
te en su espacio toracobraquial. Sus dos manos ro-
dean la escápula del paciente.
La mano craneal está en apoyo sobre el acromion y la
espina de la escápula.
La mano caudal está en apoyo en el borde axilar de la
escápula.

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128 ■ El hombro

Fig. 42
Estiramiento, primer tiempo
El fisioterapeuta empuja la escápula en «aducción-
descenso» óptimo, disminuyendo a la vez la presión
sobre el brazo.
Nota: cuanto más posterior es la aducción de escápula y
más frontalizado está el plano de la escápula, mejor es la
técnica.

Fig. 43
Estiramiento, segundo tiempo
Es el tiempo de la aducción horizontal del brazo. Las
manos mantienen la escápula en su posición y es la
presa en el brazo del paciente, colocado en el espacio
toracobraquial del fisioterapeuta, la que realiza la
aducción. Éste tira del brazo del paciente por medio
de la «pinza» toracobraquial.
Nota: si la escápula está insuficientemente «frontaliza­
da», el movimiento de aducción anterior y horizontal del
brazo será doloroso a causa del tope con la apófisis cora­
coides. Se solicita al paciente que se relaje antes de empe­
zar la técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 129

El músculo coracobraquial (coracobrachialis)

Fig. 44
Ajuste de los parámetros: báscula de la
escápula
El fisioterapeuta sitúa el brazo en elevación (hasta
unos 90°), y rodea la escápula colocando el pulgar
por encima de la espina y el pulpejo de los dedos en
la fosa infraespinosa del paciente. El fisioterapeuta
realiza un movimiento de «descenso-báscula poste-
rior» de la escápula; la cara dorsal de la mano está
apoyada sobre la camilla.

Fig. 45
Estiramiento
El brazo se lleva en extensión con una ligera abduc-
ción, con el codo flexionado. El fisioterapeuta apoya
sobre el extremo distal del brazo en abducción con
ayuda de su otra mano.
Se solicita al paciente que se relaje antes de empezar
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la técnica de estiramiento.

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El codo

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Sumario
• Introducción local: el codo.

• Acciones musculares en situación funcional (figs. 1 a 12).

• Exploración palpatoria de la contractura (figs. 13 a 29).

• Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.

• Tratamiento de la contractura de los músculos del brazo y del antebrazo (figs. 30 a 51).

Abreviaturas utilizadas en este capítulo


MF Metacarpofalángicas
IFD Interfalángica distal
IFP Interfalángica proximal
F1/F2 Primera/segunda falange

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Introducción local: el codo

El codo no es una articulación sencilla. Un primer abordaje superficial puede dar a entender que su movimiento es
esencialmente un movimiento de flexión-extensión. La observación de la gestualidad muestra que en realidad el
movimiento de flexión simple nunca se utiliza.
Este movimiento está siempre asociado, para empezar, a una situación particular de pronosupinación, y, después, a
una gestualidad particular, ya sea distal o proximal.
El movimiento de flexión simple puede existir en el caso de un gesto de expresión simbólica que se puede notar por-
que es un gesto poco habitual. La inervación capsuloligamentosa del codo es muy rica en información sensorial.
Charpy ha detallado el número de filamentos que provienen de la cápsula, y ha obtenido una cifra cuatro veces su-
perior a la de los filamentos observados en la articulación de la rodilla, que está considerada como una articulación
de gran riqueza sensorial. Esta riqueza neurofisiológica tan importante está relacionada con la complejidad funcio-
nal del codo.
Existen tres situaciones funcionales dominantes (v. más adelante, «Acciones musculares en situación funcional»).

El codo de fineza
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Se describe una gestualidad llamada de fineza, que se utiliza sin esfuerzo notable y que sirve también en las relaciones
de conversación.
En esta gestualidad predominan los movimientos de la mano.
El funcionamiento anatómico es:
– Para la flexión de la mano:
- el compartimento anterior del antebrazo a nivel de la muñeca,
- el epicóndilo medial (epitróclea) a nivel del codo.
– Para la extensión de la mano:
- el compartimento posterior del antebrazo a nivel de la muñeca,
- el epicóndilo lateral a nivel del codo.
– El movimiento de flexión permite flexionar los dedos y la muñeca con una desviación cubital. El antebrazo se co-
loca en pronación, y el codo se flexiona.
– El regreso en extensión está dirigido por la extensión de los dedos de la mano; sobre todo en el lado radial (abertu-
ra de la primera comisura), y después por la extensión de la muñeca en desviación radial, la supinación del antebrazo
y, por último, la extensión del codo hasta unos 30° de flexión.

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134 ■ El codo

El codo de fuerza
La fuerza depende previamente de la posición del movimiento del hombro. Describiremos dos movimientos funda-
mentales: empujar y tirar.
El movimiento de empuje empieza con la flexión de la escapulohumeral, que se acompaña de la extensión del codo
y de la pronación del antebrazo. El retorno (movimiento de «tirar») utiliza al principio la extensión de la articulación
escapulotorácica, asociada a la flexión del codo y a la supinación del antebrazo. Estos dos movimientos utilizan la
sinergia de los dos músculos antagonistas poliarticulares del brazo, que son el bíceps y el tríceps braquial. La cocon-
tracción se realiza cuando las articulaciones del hombro y del codo se mueven en sentido opuesto, y que el recorrido
o la longitud de los músculos varía poco, ya que el movimiento de pronosupinación está libre.
Se trata de un mecanismo análogo al de la paradoja de Lombard descrito en el caso de la rodilla (v. en esta sección,
págs. 137-138).
En este movimiento de fuerza, la posición de la mano y de la muñeca puede variar sin que se modifique la organiza-
ción de las fuerzas.
Esta organización funcional ha sido reutilizada en los gestos técnicos de algunas artes marciales (el kárate, por
ejemplo).

El codo de velocidad
En esta situación los segmentos de la extremidad se utilizan según el mecanismo de doble aceleración «hombro-co-
do». La finalidad es que el extremo distal de la extremidad pueda realizar un movimiento de gran amplitud a una
gran velocidad. La flexión se realiza en dos niveles: a nivel de la articulación glenohumeral y, después, a nivel del
codo.
– La flexión del codo se realiza con una pronosupinación intermedia (o neutra) sin movimiento de este tipo.
– La extensión se realiza gracias a un movimiento de hombro y después de codo, sin movimiento de pronosupina-
ción. La organización muscular utiliza los flexores del hombro y del codo, y es el músculo braquiorradial (brachiora-
dialis) el que está mejor situado para ser activo.
El movimiento de retorno utiliza los extensores del hombro y el músculo tríceps braquial (triceps brachii) en lo que se
refiere a la articulación del codo.

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Acciones musculares
en situación funcional

1
2

Fig. 1 Fig. 2
Codo de fineza en flexión Acción de los músculos epicondíleos
mediales
Esta acción sin resistencia asocia la mano, la muñeca
y el codo en un movimiento de flexión en los tres 1. Acción de los músculos flexores de los dedos y de
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niveles asociados a una pronación. la muñeca: esta acción está centrada en el flexor cu-
Este conjunto de músculos que pertenecen al com- bital del carpo (flexor carpi ulnaris), que también rea-
partimento del epicóndilo medial realiza el movi- liza de manera accesoria la flexión del codo.
miento. Estos músculos se sitúan en la cara anterior Nota: el flexor común profundo de los dedos no actúa en
de la mano y de la muñeca, y de la región del tercio el codo.
medio del codo. Esta acción sin esfuerzo puede llegar 2. El músculo pronador redondo (pronator teres) de­
hasta una amplitud extrema en pronación y flexión sempeña el papel principal en la flexión-pronación
del codo. del codo.
3. La pronación completa asocia el músculo prona-
dor cuadrado (pronator quadratus).

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136 ■ El codo

1 4

2
3

Fig. 3 Fig. 4
Codo de fineza en extensión Acción de los músculos epicondíleos
laterales
Esta acción sin resistencia asocia la mano, la muñeca
y el codo en un movimiento de extensión, en tres 1.  Los extensores de los dedos y de la muñeca del
niveles. A estos tres movimientos se añade una supi- lado radial son los extensores de los dedos alrededor
nación. Estos músculos se localizan, por un lado, del índice que realizan la abertura de la mano. Ade-
posteriormente a la mano y al antebrazo, y, por otro más, a nivel de la muñeca, el extensor radial largo del
lado, lateralmente al codo. Al contrario de lo que carpo (ERLC) (extensor carpi radialis longus), o primer
ocurre en el movimiento de flexión, la extensión no radial externo, y el extensor radial corto del carpo
es total: (ERCC) (extensor carpi radialis brevis), o segundo ra-
– a nivel de los dedos y de la muñeca está en relación dial externo, garantizan la extensión radial de la mu-
con el efecto tenodésico; ñeca.

– a nivel del codo, el déficit de extensión correspon- 2. Esta extensión radial de la muñeca continúa con la
de al extensor radial corto y largo del carpo (extensor extensión del codo por estos mismos músculos (ERLC
carpi radialis brevis/longus) que invierte su acción, pa- y ERCC) hasta los 30° de flexión del codo. Este movi-
sando de ser extensor a ser flexor a partir de unos 30° miento está localmente reforzado por el músculo an-
de flexión del codo. cóneo (anconeus).
3. Movimiento de extensión de codo y de muñeca
del lado radial.
4. La supinación se realiza por el músculo supinador
(supinator), sin que el movimiento sea extremo.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 137

Fig. 5 Fig. 6
Codo de fuerza en flexión Acción de los músculos del codo
de fuerza en flexión
Este movimiento está dirigido por el de la articula-
ción escapulohumeral, acompañado por el codo. Se 1. Acción del bíceps braquial (biceps brachii) que rea-
trata de una extensión de la articulación escapulohu- liza la flexión del codo.
meral, y de una flexión-supinación del codo sin lle- 2. Acción del bíceps braquial que realiza la supina-
gar hasta el máximo del recorrido. ción. Estas acciones del bíceps se completan local-
La posición de la mano es indiferente, se puede colo- mente en flexión por el músculo braquial (brachialis),
car en posición plana o con el puño cerrado. que es monoarticular.
Los músculos poliarticulares del brazo se utilizan en 3. Acción de la porción larga del músculo tríceps bra-
sinergia entre los flexores y los extensores. quial (triceps brachii caput longum) en la extensión de
la articulación escapulohumeral, que se completa lo-
calmente por los músculos extensores monoarticulares
y, en particular, por el deltoides posterior (deltoideus
posterior).
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138 ■ El codo

1
3

Fig. 7 Fig. 8
Codo de fuerza en extensión Acción de los músculos del codo
de fuerza en extensión
Este movimiento está dirigido por el de la articula-
ción escapulohumeral, acompañado por el del codo. 1.  Acción del tríceps braquial (triceps brachii) cuya
Se trata de una flexión de la articulación escapulohu- porción poliarticular en recorrido medio está reforza-
meral que se acompaña de una extensión-pronación da por los vastos en recorrido interno.
completa del codo. 2. Pronación del antebrazo realizada según Berthe por
La posición de la mano es indiferente al movimiento la expansión aponeurótica del tríceps.
del codo pero la cocontracción de los músculos del 3. Acción del bíceps en la flexión de la articulación
antebrazo ayuda a estabilizar los dos huesos de este escapulohumeral, reforzada localmente por los múscu­
segmento. Los músculos poliarticulares del brazo son los monoarticulares de la flexión, en particular por el
los que actúan sinérgicamente entre los flexores y los deltoides anterior (deltoideus anterior) y el músculo
extensores. coracobraquial (coracobrachialis).

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Acciones musculares en situación funcional ■ 139

3
2

Fig. 9 Fig. 10
Codo de velocidad en flexión Acción de los músculos del codo
de velocidad en flexión
Este codo se denomina también el «codo hombro-
mano». Asocia la flexión del hombro y del codo, lo 1. Acción de los flexores del hombro: bíceps braquial,
que permite que la parte distal de la extremidad su- coracobraquial, deltoides anterior y fascículo clavicu-
perior utilice una asociación de doble aceleración lar del pectoral mayor (pectoralis major).
«hombro-codo». Este movimiento se hace en prono- 2. Acción de los flexores del codo: braquial y bíceps
supinación neutra, usando únicamente los flexores braquial.
«hombro-codo».
3. Acción del braquiorradial (brachioradialis), que está
en posición neutra de pronosupinación. Es activo en
la flexión del codo.
Nota: todas estas acciones musculares son intensas y bre-
ves. Provocan una aceleración proporcional a la intensi-
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dad de la contracción.

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140 ■ El codo

3
1

Fig. 11 Fig. 12
Codo de velocidad en extensión Acción de los músculos del codo
de velocidad en extensión
Este movimiento asocia la extensión de la articulación
escapulohumeral y la del codo en pronosupina­ 1. Acción de los extensores del hombro: la porción
ción  neutra. Al igual que para la flexión, el movi- larga del tríceps braquial, el deltoides posterior, el re-
miento utiliza la doble aceleración «hombro-codo». dondo mayor (teres major), el redondo menor (teres
El plano de este movimiento es más eficaz, puesto minor) y el dorsal ancho (latissimus dorsi).
que utiliza un plano sagital funcional, oblicuo, de 2. Acción de los extensores del codo: el conjunto del
unos 45° en relación con el plano anatómico. Este tríceps braquial y del ancóneo.
movimiento utiliza la cadena de los extensores
3. Acción de estabilidad de la muñeca del lado cubi-
«hombro-codo».
tal: los músculos flexor (flexor carpi ulnaris) y exten-
sor cubitales del carpo (extensor carpi ulnaris). La
acción de estos músculos llega a estabilizar la prono-
supinación en posición neutra.

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Exploración palpatoria
de la contractura
Fig. 13
Músculo bíceps braquial (biceps brachii)
Este músculo, cuyo trayecto es superficial, no presen-
ta ninguna dificultad particular. El paciente está en
decúbito supino; el terapeuta, situado lateralmente a
él, puede realizar su palpación con el brazo a lo largo
del cuerpo o bien con una flexión de la articulación
escapulohumeral, con el codo estirado sin una pro-
nación excesiva.

Fig. 14
Músculo braquial (brachialis)
La posición del paciente es idéntica a la que se utiliza
para la palpación del músculo bíceps braquial (fig. 13).
La palpación polidigital se realiza en la parte media
del brazo por debajo del bíceps braquial.
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Fig. 15
Porción larga del tríceps braquial
(triceps brachii caput longum)
La palpación polidigital coge el cuerpo carnoso del
músculo en su cara posterior en el tercio medio y
proximal del brazo, por encima del vasto medial
y por detrás del vasto lateral. Este músculo superficial
no presenta ninguna dificultad particular.

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142 ■ El codo

Fig. 16
Músculo vasto lateral (vastus lateralis)
Este cuerpo carnoso se puede palpar con una presa
polidigital por fuera de la porción larga. Se realiza en
el tercio medio del brazo.

Fig. 17
Músculo vasto medial (vastus medialis)
La palpación polidigital en el tercio distal de la cara
posterior del brazo permite apreciar la renitencia del
músculo. Su localización se hace por debajo de la
porción larga del tríceps braquial.

Fig. 18
Músculo ancóneo (anconeus)
Este pequeño músculo une en sentido lateromedial
la parte posteroinferior del epicóndilo lateral del hú-
mero con el cuarto proximal de la cara posterolateral
del cúbito, así como la cara lateral del olécranon. El
músculo es subcutáneo, y es visible durante la exten-
sión del codo. La palpación se hace con el pulpejo de
los dedos.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 143

Fig. 19
Músculo pronador redondo
(pronator teres)
Este músculo es flexor y pronador del codo. Se estira
en una posición de extensión-supinación. En esta
posición, sin llegar a ser máxima, se hace la palpa-
ción. Ésta se realiza con el pulpejo de varios dedos
que se colocan por debajo del pliegue del codo y lo-
calizan el músculo, que se bordea, proximal y hacia
dentro, el surco bicipital medial (interno). La fricción
lateral evalúa la renitencia.

Fig. 20
Músculo flexor radial del carpo
(flexor carpi radialis)
Este músculo se sitúa por dentro del pronador redon-
do, en el compartimento de los epicondíleos media-
les. Su posición superficial permite realizar una
palpación con el pulpejo de los dedos o polidigital.
Nota: si existen dudas puede ser útil realizar una flexión
activa conjunta con una desviación radial de la muñeca
evitando la inclinación de los dedos.
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Fig. 21
Músculos flexores de los dedos
(flexor digiti communi)
Son los músculos flexores superficial (flexor digitorum
superficialis) y profundo (flexor digitorum profundus)
de los dedos.
La palpación digital puede apreciarlos en superficie y
en profundidad, medialmente al músculo palmar lar-
go (palmaris longus) del carpo. Para facilitar esta pal-
pación es útil colocar la muñeca en flexión y, si es
necesario, se pide al paciente que ofrezca resistencia
a una flexión activa de los dedos.
Nota: los dos músculos están muy próximos, por lo que
su disociación es difícil.

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144 ■ El codo

Fig. 22
Músculo flexor cubital del carpo (flexor
carpi ulnaris)
El volumen carnoso del músculo forma la parte me-
dial de la curva del antebrazo. Es voluminoso en el
tercio proximal donde, mediante palpación, pode-
mos apreciar su renitencia.

Fig. 23
Músculo flexor largo del pulgar (flexor
pollicis longus)
La palpación de este músculo se puede realizar en la
cara anterior del tercio distal del antebrazo, por fuera
del tendón del flexor radial del carpo (flexor carpi ra-
dialis). Para facilitar la palpación, se pide al paciente
que flexione rápidamente la interfalángica del pulgar.

Fig. 24
Músculo extensor radial largo del carpo
(extensor carpi radialis longus)
Este músculo es carnoso en su extremo proximal, y le
sigue un largo tendón (la forma del músculo puede
variar según la morfología y las actividades practica-
das). La palpación se realiza por delante del epicón-
dilo lateral del húmero. En teoría, esta palpación
polidigital no presenta dificultades, a condición de
que se haya individualizado su masa muscular de los
otros músculos que lo rodean: anterior a él, el bra-
quiorradial (brachioradialis); posterior a él y por den-
tro, el extensor común de los dedos cuando el codo
está en extensión.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 145

Fig. 25
Músculo extensor radial corto del carpo
(extensor carpi radialis brevis)
El cuerpo carnoso de este músculo se localiza en la
mitad proximal del antebrazo. Se palpa con uno o
varios dedos entre el músculo braquiorradial (fig. 24)
y el extensor común de los dedos (fig. 26).

Fig. 26
Músculo extensor común de los dedos
(extensor digitorum communis)
Se palpa en el tercio proximal y medio del antebrazo,
en el lado cubital del extensor radial corto del carpo.
La palpación se puede hacer con el pulpejo del dedo
pulgar, pero también es posible colocar los otros de-
dos juntos, longitudinalmente en el trayecto del
músculo.
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Fig. 27
Músculo extensor del meñique
(extensor digiti minimi)
Se palpa en el tercio medial del compartimento de
los músculos epicondíleos laterales, entre el músculo
extensor común de los dedos y el músculo extensor
cubital del carpo.
Nota: en su parte proximal, se confunde con el músculo
extensor común de los dedos.

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146 ■ El codo

Fig. 28
Músculo extensor del índice
(extensor indicis)
El tendón de este músculo se posiciona distalmente
en el lado cubital del tendón del extensor largo del
pulgar (extensor pollicis longus). Para palpar el cuerpo
muscular de este músculo, hay que seguir este ten-
dón proximalmente, con la ayuda, para situarlo, de
extensiones repetidas del índice, sobre todo mientras
los otros dedos están flexionados o semiflexionados.
Nota: el cuerpo muscular es profundo; está por debajo de
los demás músculos del antebrazo. Su palpación debe
­tener en cuenta esta particularidad.

Fig. 29
Músculo extensor cubital del carpo
(extensor carpi ulnaris)
Este músculo bordea el lado cubital del comparti-
mento de los extensores del antebrazo. La palpación
con el pulpejo de los dedos no presenta mayor difi-
cultad, pero en caso de que exista alguna duda, se
puede pedir al paciente que realice una extensión cu-
bital de la muñeca.

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Interpretación de la exploración
palpatoria y diagnóstico
Los principales trastornos funcionales del codo están relacionados con los esquemas de flexión de esta articulación.
Las perturbaciones pueden venir del segmento proximal, el brazo; pero también del segmento distal, el antebrazo.

Contracturas de los músculos del brazo


La contractura principal que se observa más fácilmente es la del bíceps braquial (biceps brachii). Esta contractura se
puede asociar:
– al músculo braquial (brachialis); o bien
– al antagonista del bíceps, el músculo tríceps braquial (triceps brachii).
– En el primer caso el déficit es doble: el codo presenta un déficit de extensión y de pronación.
– En el segundo caso el déficit del movimiento no es visible en primera intención: para observarlo hay que colocar
el hombro en extensión máxima; entonces se nota el déficit de extensión del codo. Para completar esta explora-
ción hay que situar el hombro en una flexión máxima y pedir al paciente una extensión del codo: se observa en-
tonces un déficit en la amplitud de la flexión del codo. De este modo, cuando las dos articulaciones, hombro y
codo, están en situaciones contrarias (hombro en extensión y codo en flexión, o al contrario) el déficit de amplitud
no es evidente.

Contracturas del compartimento


de los epicondíleos mediales
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Estas contracturas se refieren a los músculos pronador redondo (pronator teres), flexor radial (flexor carpi radialis) y
cubital del carpo (flexor carpi ulnaris). A éstos se añaden los músculos flexores comunes de los dedos (flexor digiti com-
muni). El movimiento limitado es la extensión-supinación del codo, y el déficit mayor puede ser la supinación.
Cuando la supinación con el codo flexionado es deficitaria, se debe pensar en un músculo que no es palpable: el
músculo pronador cuadrado (pronator quadratus). No hay que olvidar que puede existir una posible contractura de
los músculos flexores comunes de los dedos, superficial (flexor digitorum superficialis) y profundo (flexor digitorum
profundus).

Contracturas del compartimento


de los epicondíleos laterales
Estas contracturas afectan en primer lugar a los músculos extensores de los dedos. La contractura de estos músculos,
sin ninguna otra asociación a nivel del antebrazo ni del brazo, limita el movimiento de flexión del codo, asociado o
no a una limitación de la flexión del carpo y de los dedos.

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148 ■ El codo

Este caso no es el más frecuente: a menudo, lo volvemos a encontrar asociado a la contractura de los músculos del
compartimento de los músculos epicondíleos mediales.
En este caso, el conjunto de los movimientos del antebrazo se ve perturbado, tanto en la flexión-extensión como en
la pronosupinación. Se trata de contracturas en «viga de cemento» alrededor de los huesos del antebrazo; tiene la
ventaja de mejorar la resistencia estática del antebrazo, y el inconveniente de limitar el movimiento.

Contracturas de las cadenas de flexión


y de extensión

Contracturas de los compartimentos posteriores


de la extremidad superior (caso poco frecuente)
La contractura afecta al tríceps braquial así como a los músculos del compartimento epicondíleo lateral. Es una
contractura de la cadena extensora de la extremidad superior en la que intervienen el hombro, el codo, la muñe-
ca y los dedos.

Contracturas de los compartimentos anteriores


de la extremidad superior
Estas contracturas de la cadena flexora afectan al conjunto de los segmentos de la extremidad superior.
Desde el hombro hasta la mano, afectan tanto a los músculos del compartimento anterior del brazo como a los
músculos del compartimento de los músculos epicondíleos mediales.
El déficit de los movimientos del codo tiene que ver con la extensión, pero también con la pronación y la supi-
nación. Estos déficits están asociados a los de la extensión del hombro, de la muñeca y de los dedos.

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Tratamiento de la contractura
de los músculos del brazo
y del antebrazo

El músculo bíceps braquial (biceps brachii)


Fig. 30
Preparación de la maniobra
El terapeuta coloca el brazo en elevación hasta unos
90°, y «rodea» la escápula situando el pulgar por en-
cima de la espina y el pulpejo de los dedos en la fosa
infraespinosa. El terapeuta realiza un movimiento de
descenso, de báscula posterior de la escápula; la cara
dorsal de la mano se apoya en la camilla.
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Fig. 31
Estiramiento
El codo está en extensión; el antebrazo, en prona-
ción; la presa es distal y biestiloidea: se realiza una
doble extensión de glenohumeral y del codo, asocia-
da al mantenimiento de la pronación.
Nota: la fijación de la escápula debe realizarse con firme-
za y de manera estable, lo que permite evitar una contrac-
ción en cadena del músculo elevador de la escápula. En
caso contrario, la región cervical serviría de punto fijo con
un riesgo de «deslizamiento» cervical incontrolado.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

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150 ■ El codo

Porción larga del músculo tríceps braquial (triceps brachii caput longum)

Fig. 32
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Se realiza una flexión óptima de brazo y de antebra-
zo. La mano del paciente está abierta; los dedos esti-
rados están colocados detrás del hombro. La palma
de una de las manos del terapeuta se sitúa enfren-
te de la cara posterior de la muñeca del paciente.
Nota: la flexión del brazo con una flexión óptima del
codo disminuye la flexión de muñeca, lo que hace que la
maniobra sea más cómoda.

Fig. 33
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
Estiramiento
El terapeuta realiza sucesivamente dos presas:
– una presa en el extremo distal del brazo del pacien-
te, mantenido en el espacio toracobraquial del tera-
peuta;
– una segunda presa en el borde axilar de la escápula,
con la segunda mano del terapeuta, que utiliza la
base de la columna del pulgar (eminencia tenar).
El estiramiento se realiza preferentemente apoyando
la escápula hacia caudal y disminuyendo el campa-
neo externo; es decir, se realiza una presión en el bor-
de axilar de la escápula hacia el raquis (campaneo
medial) (v. fig. 34).

Fig. 34
Estiramiento, otra vista
Esta vista muestra la presión de una de las manos del
terapeuta que lleva la escápula en un campaneo me-
dial (el ángulo inferior de la escápula va en dirección
del raquis).
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura de los músculos del brazo y del antebrazo ■ 151

El músculo ancóneo (anconeus)

Fig. 35
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El codo está flexionado mediante una presa en pinza
en los extremos distales del antebrazo y del brazo. En
un primer tiempo el terapeuta realiza la pronación; y
en un segundo tiempo, la flexión.
Nota: la utilización de la pronación o la supinación es
una pregunta muy interesante a la cual no se ha dado
respuesta. Por nuestra parte, preferimos utilizar la prona-
ción-flexión para estirar el ancóneo y la supinación-
flexión para estirar los vastos.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.
Nota: esta figura muestra el inicio del movimiento. En un
segundo tiempo, la mano derecha del terapeuta se desliza
hacia la cara posterior del brazo del paciente con el fin de
realizar una flexión máxima (o submáxima). Las dos ma-
nos del terapeuta se acercan para realizar el estiramiento.

El músculo pronador redondo (pronator teres)


© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Fig. 36
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El terapeuta da la espalda al paciente situándose en
su espacio toracobraquial.
La mano proximal se aplica en la cara dorsal y realiza
una rotación medial del hombro.
La mano distal rodea los dos estiloides en supinación
máxima y realiza un doble movimiento de extensión
del codo y de supinación.
Nota: existe un doble par de fuerzas entre las dos manos
del terapeuta:
– primero, un par de fuerzas de «extensión»;
– segundo, un par de fuerzas de «torsión»: un gesto que se
asemeja en un plano funcional al que se practica cuando
se escurre una bayeta.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

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152 ■ El codo

El músculo pronador cuadrado (pronator quadratus)

Fig. 37
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El movimiento de estiramiento es el que realiza una
supinación máxima con el codo flexionado. La presa
es de tipo polidigital a nivel de los estiloides radial y
cubital. Se trata de un par de fuerzas; la estabilidad
del segmento de la extremidad se consigue con una
presa a nivel del codo.
Nota: cuando el codo está en extensión, el músculo pro-
nador redondo está estirado.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

El músculo supinador (supinator)

Fig. 38
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El movimiento que permite el estiramiento es el que
realiza una pronación máxima con el codo flexiona-
do. La presa es de tipo polidigital y se hace a nivel de
los estiloides radial y cubital. Se trata de un par
de fuerzas. La estabilidad del segmento de la extremi-
dad se consigue con una presa a nivel del codo.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura de los músculos del brazo y del antebrazo ■ 153

El músculo supinador con el codo en extensión

Fig. 39
Preparación de la maniobra
y estiramiento
Cuando el codo está en extensión, el movimiento
podría verse limitado por el bíceps braquial; pero si el
hombro está en flexión, el músculo bíceps no está
estirado y no puede frenar el movimiento. En este
caso el movimiento puede realizarse con el codo ex-
tendido.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.
Nota: la mano proximal, al tirar del hombro en dirección
ventral (anterior), provoca la báscula de la escápula ha-
cia delante, lo que permite al bíceps distenderse.

El músculo flexor radial del carpo (flexor carpi radialis)

Fig. 40
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El terapeuta da la espalda al paciente colocándose en
el espacio toracobraquial del mismo.
La mano proximal rodea al codo y se aplica en la cara
posterior, realizando una rotación medial de la arti-
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

culación glenohumeral.
La mano distal coge la muñeca por su borde cubital,
el pulgar en la cara posterior de la muñeca y los de-
dos en la cara palmar de la palma de la mano.
El estiramiento se realiza con una extensión y una
desviación cubital mediante una presa conjunta en-
tre el pulgar y los dedos de la mano.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

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154 ■ El codo

Los músculos flexores superficial (flexor digitorum superficialis)


y profundo de los dedos (flexor digitorum profundus)

Fig. 41
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El movimiento que permite el estiramiento de estos
músculos utiliza la extensión de los dedos, de la mu-
ñeca y del codo en supinación. El terapeuta se sitúa
en el espacio toracobraquial, dándole la espalda al
paciente. Se aplica una doble presa distal; la primera
presa en el borde cubital: el pulgar en la cara dorsal
frente a la cabeza de los metacarpianos, y los dedos
en la cara palmar de la segunda y tercera falange de
los dedos del paciente. En paralelo a este movimien-
to de extensión de dedos, el terapeuta provoca una
extensión de muñeca con una supinación. La segun-
da presa se realiza a nivel del codo y garantiza el con-
trol de la torsión entre, por un lado, la supinación
distal y, por otro, el movimiento de «rotación me-
dial» del hombro.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

El músculo flexor cubital del carpo (flexor carpi ulnaris)

Fig. 42
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
El codo del paciente está en extensión y en prona-
ción. El terapeuta está sentado sobre la camilla, situa-
do en el espacio toracobraquial del paciente y
dándole la espalda.
La extremidad inferior del terapeuta está en triple
flexión, con la parte distal y lateral del segmento
de la pierna por encima de la rótula de la extre­
midad de  apoyo. Esta posición permite colocar
el codo del paciente en una posición recta y libera
las dos manos del terapeuta. La mano distal rea­
liza  una presa en la «primera comisura»; el tera­
peuta aplica el pulpejo del pulgar en la parte
posterior y radial de la muñeca, así como en la par-
te posterior de la base del II metacarpiano. La co-
lumna del índice del terapeuta se sitúa en la palma
de la mano del paciente. El par de fuerzas realizado
está des­tinado a provocar una extensión radial de
la muñeca.

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Tratamiento de la contractura de los músculos del brazo y del antebrazo ■ 155

Fig. 43
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
Estiramiento
La finalidad es estabilizar las inserciones en el pisifor-
me. La segunda mano se apoya en la cara palmar de
la cabeza del V metacarpiano y en la cara palmar
de la falange proximal (F1) y, de forma accesoria, en
la cara palmar de la falange media (F2) del quinto
dedo de la mano del paciente.

Fig. 44
Otra vista
Este primer plano nos permite visualizar la presa de
una de las manos del terapeuta sobre la cabeza del V
metacarpiano de la mano del paciente.
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Fig. 45
Otra vista
Este primer plano permite visualizar la presa de una de
las manos del terapeuta en las caras palmares de F1
(primera falange) y de F2 (segunda falange) del quinto
dedo de la mano del paciente (v. también fig. 43).
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

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156 ■ El codo

El músculo flexor largo del pulgar (flexor pollicis longus)

Fig. 46
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El estiramiento se obtiene con la extensión de las
dos  falanges del pulgar manteniendo la alineación
del I metacarpiano sobre el trapecio.
– La presa proximal: se aplica en la base palmar
del I metacarpiano mediante el pulpejo del pulgar del
terapeuta y con una contrapresa posterior al extremo
distal del antebrazo con ayuda de los otros dedos.
–  La presa distal: se aplica en el pulpejo de F2,
lo que permite una extensión relativa de las dos fa-
langes.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

Los músculos extensor radial largo del carpo (extensor carpi radialis longus)
y extensor radial corto del carpo (extensor carpi radialis brevis)

Fig. 47
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El paciente está en decúbito supino. El terapeuta, en
bipedestación al lado del paciente, sujeta con su
mano distal la muñeca de aquél, colocada en prona-
ción, y coloca una presa polidigital en la cara dorsal
de la mano del paciente a nivel de la cabeza de los II
y III metacarpianos. La presa desborda y «rodea» el
borde radial del II metacarpiano, y el pulgar del tera-
peuta reposa a nivel del estiloides cubital.
Estiramiento
El pulgar del terapeuta estabiliza la presa distal; los
demás dedos estiran a estos dos músculos llevando la
muñeca del paciente en flexión, desviación cubital e
«hiperpronación» de la muñeca. La mano proximal
del terapeuta se sitúa en la cara posterior del codo del
paciente y lo mantiene en extensión.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura de los músculos del brazo y del antebrazo ■ 157

El músculo extensor común de los dedos (extensor digitorum communis)

Fig. 48
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El estiramiento utiliza la flexión de las falanges aso-
ciada a la de la muñeca en pronación. La mano del
terapeuta se enrolla en la cara dorsal de los dedos; en
primer lugar, se realiza una flexión óptima de las in-
terfalángicas distales (IFD) y proximales (IFP) y, por
último, una flexión de las metacarpofalángicas (MF).
En un segundo tiempo, el terapeuta bascula la muñe-
ca del paciente en flexión.
Nota: cuando la flexión de las articulaciones de los dedos
está fijada, la flexión de la muñeca tiene un recorrido de
poca amplitud. Si esta flexión es importante, quiere decir
que la flexión de los dedos es incompleta.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

El músculo extensor del índice (extensor indicis)

Fig. 49
Preparación de la maniobra
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

y estiramiento
La muñeca del paciente está en pronación. El tera-
peuta realiza una flexión en pinza del índice (pinza
del terapeuta) que acompaña la flexión de la MF y
unos cuantos grados de flexión de la muñeca.
Nota: los dedos segundo, tercero y cuarto tienen que man-
tenerse en una rectitud relativa.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

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158 ■ El codo

El músculo extensor del meñique (extensor digiti minimi)

Fig. 50
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El estiramiento se consigue utilizando la suma de las
flexiones de las articulaciones del quinto dedo, a la
que se asocia una flexión de la muñeca, pudiendo
realizar también una torsión, de forma que la palma
de la mano se orienta en supinación mientras que los
dos huesos del antebrazo se orientan en pronación.
Con la mano «distal» se obtiene la flexión de las IFD
y de las IFP, además de una flexión de las MF del
quinto dedo, a las que asociamos una flexión
del quinto metacarpiano, que tiende a provocar un
movimiento de «supinación» de la palma de la mano
del paciente. La contrapresa es biestiloidea (radiocu-
bital), y tiende a imponer un movimiento de tipo
«pronante».
Nota: la flexión forzada de las articulaciones tiende a ve-
ces a «adherir los fondos de saco» articulares, lo que crea
una sensación de rigidez durante la relajación de la presa.
Para evitarlo, sólo se necesita realizar deslizamientos de
las estructuras óseas en «contacto» en esta región, respe-
tando las reglas de movilización de las estructuras con-
vexas sobre estructuras cóncavas.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

El músculo extensor cubital del carpo (extensor carpi ulnaris)

Fig. 51
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El terapeuta se sitúa en el espacio toracobraquial del
paciente. Con una mano toma la muñeca colocada
en pronación: la rodea por el borde radial y realiza
una presa en par de fuerzas, el pulgar en la cara pal-
mar de la muñeca y los dedos en la cara dorsal del
cuarto y quinto metacarpianos. La mano proximal,
con una presa de enrollamiento frente al codo, pro-
tege el hombro en sentido inverso a la torsión. El es-
tiramiento se obtiene con el movimiento de flexión
de la muñeca con un componente radial y «supina-
dor» de esta articulación.
Se solicita al paciente que se relaje antes de realizar la
técnica de estiramiento.

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La muñeca
y la mano

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Sumario
• Introducción local: la muñeca y la mano.

• Acciones musculares en situación funcional (figs. 1 a 14).

• Exploración palpatoria de las contracturas (figs. 15 a 25).

• Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.

• Tratamiento de la contractura (figs. 26 a 37).

Abreviaturas utilizadas en este capítulo


MF Metacarpofalángicas
IFD Interfalángica distal
IFP Interfalángica proximal
F1/F2/F3 Primera/segunda/tercera falange

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Introducción local:
la muñeca y la mano

El complejo articular distal de la extremidad superior está organizado pensando en la prensión; ésta pue­
de desempeñar dos papeles importantes. Puede ser fina y precisa, con diferentes orientaciones, o por el
contrario fuerte, más tosca pero con una posición espacial limitada. Los gestos finos colocan previamen­
te la muñeca, cuyo movimiento es de tipo diagonal (flexión cubital o extensión radial) al que se añade la
orientación de la pronosupinación.
En el movimiento de fineza, nos encontramos con presas de prensión terminal, donde los músculos do­
minantes son los músculos extrínsecos, lo que impone a la muñeca una extensión radial; o, por el con­
trario, una presa con el pulpejo de los dedos que utiliza de manera preferente los músculos intrínsecos
con la muñeca en flexión cubital. Estos esquemas de fineza son poco problemáticos.
Por el contrario, las prensiones de fuerza, ya sean globales o digitales, exigen que la muñeca esté en una
posición de referencia, es decir, en una extensión de los metacarpianos de 30° con relación al eje del
antebrazo.
Esta posición se mantiene por una coactividad en «viga de cemento» de los músculos del antebrazo y, en
este caso, las presas pueden utilizar los músculos intrínsecos más o menos en coordinación con los
múscul­os extrínsecos. Existe un gesto de fuerza que no corresponde a un gesto de prensión sino a un
gesto de presa; es lo que denominamos «presa en garra». La fuerza de mantenimiento depende entonces
casi exclusivamente de los músculos extrínsecos.
Según el tipo de actividad dominante del paciente, el esquema que impone la fuerza que tiende a utilizar
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las oposiciones digitales cansa rápidamente los músculos intrínsecos, mientras que la muñeca largamen­
te inmovilizada cansa los grupos musculares antagonistas del antebrazo.

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Acciones musculares
en situación funcional

30°

Fig. 1 Fig. 2
Posición neutra Referencia articular
En esta posición, los músculos flexores y extensores En posición neutra los metacarpianos están a 30° por
de la muñeca están equilibrados; ocurre lo mismo detrás del eje del antebrazo. Las metacarpofalángicas
con los músculos extrínsecos de la mano, tanto los (MF) e interfalángicas presentan algunos grados de
flexores como los extensores largos de los dedos, y flexión: esta flexión se reparte de manera armoniosa
con los músculos intrínsecos de la mano, tanto del en las diferentes articulaciones.
pulgar como de los otros dedos.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 163

Fig. 3 Fig. 4
Flexión «mano-muñeca» Los flexores de los dedos y los arcos
de la muñeca
Este movimiento de flexión de la muñeca no permite
flexionar completamente los dedos debido al efecto La reflexión de los flexores pone en tensión el reti­
de tenodesis, que coloca el extensor común de los náculo, lo que provoca un doble efecto:
dedos (extensor digitorum communis) en recorrido de –  tracción hacia delante de las extremidades radial
estiramiento óptimo. y cubital de los huesos del arco;
La contracción de los flexores de los dedos pone en – retropulsión del vértice del arco, en particular del
tensión el retináculo de los flexores de la muñeca, lo hueso semilunar.
que aumenta la concavidad del arco de la muñeca,
tanto en el plano sagital como frontal.
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164 ■ La muñeca y la mano

3
1

Fig. 5 Fig. 6
Tracción anterior sobre el retináculo Acción de los músculos que traccionan
de los flexores el retináculo de los flexores
La mano abierta abre los arcos transversales de la mis­ 1. El oponente del pulgar (opponens pollicis).
ma, pero pone también en tensión el retináculo de los 3. El oponente del quinto dedo (opponens digiti mi­
flexores gracias a la acción de los músculos que se in­ nimi).
sertan encima. Dos de estos músculos pertenecen a
3.  El palmar largo. Este último es una inconstante
los músculos intrínsecos de los dedos primero y quin­
anatómica.
to; el tercero es un músculo del compartimento ante­
rior del antebrazo: el palmar largo (palmaris longus). Nota: la buena calidad de estos músculos, tanto en el pla­
no trófico como mecánico, permite esta acción de tracción
Estas diferentes acciones evitan la adherencia del re­
durante los movimientos de apertura y de cierre de la
tináculo y facilitan el paso de los elementos vasculo­
mano. Se suma a la acción longitudinal de los flexores
nerviosos.
largos de los dedos para realizar las «presiones-depresio­
nes» necesarias para la movilidad de las estructuras
­fibrosas del canal carpiano.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 165

2
1
3

Fig. 7 Fig. 8
El «movimiento intrínseco» de la mano Acción de los músculos interóseos
y los lumbricales
Este movimiento de oposición pulpar polidigital uti­
liza el conjunto de los músculos intrínsecos de la Los músculos interóseos y los lumbricales realizan,
mano. El acercamiento del pulgar al eje de la mano para cada uno de los dedos, la flexión de la MF al
involucra a los diferentes músculos de la eminencia mismo tiempo que la extensión de las articulaciones
tenar salvo el aductor. En la extensión de los dedos interfalángicas proximales (IFP) y distales (IFD).
participan los diferentes músculos interóseos, palma­ 1. Extensión de la IFD.
res (interossei palmares) y dorsales (interossei dorsales),
2. Extensión de la IFP.
así como los lumbricales (lumbricales).
3. Extensión de la MF.
Nota: la extensión de la muñeca relaja el extensor común
de los dedos. La flexión de las MF relaja los flexores su­
perficial y profundo de los dedos.
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166 ■ La muñeca y la mano

Fig. 9 Fig. 10
Cierre de la primera comisura Acción del aductor del pulgar
(adductor pollicis)
El movimiento, que consiste en acercar la columna del
pulgar al borde lateral del índice con la mano extendi­ Esta acción cierra el primer espacio intermetacarpia­
da, utiliza un músculo que acerca el primer metacar­ no. Comprime los músculos interóseos de este espa­
piano al segundo metacarpiano. Este movimiento se cio, cuyo volumen llega a ser evidente en el dorso de
realiza a nivel de la articulación trapeciometacarpia­ la mano. La base del primer metacarpiano acompaña
na, que es una articulación en silla de montar, y por al movimiento por medio de un deslizamiento trape­
tanto poco estable. ciometacarpiano en sentido opuesto a la aducción.
Esta posición mantenida descentra el apoyo de la co­ 1. Acción de la aducción del primer metacarpiano.
lumna del pulgar con relación a su base. 2. Deslizamiento de la base del primer metacarpiano.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 167

2
4

Fig. 11 Fig. 12
Oposición entre el pulgar y la cabeza Acción de los músculos
del V metacarpiano
1. Flexor largo del pulgar (flexor pollicis longus) en po­
Esta posición máxima exige la asociación de los múscu­ sición de llegada. Este músculo está muy cerca de su
los extrínsecos e intrínsecos. Intervienen todas las recorrido interno máximo. Su potencial de fuerza
articulaciones de la columna del pulgar. es reducido.
Es el esquema de flexión completo de la columna del 3. Flexor corto del pulgar (flexor pollicis brevis). Flexio­
pulgar asociado a la oposición y a la abducción. na la MF. Le ayudan los músculos oponente (oppo­
nens pollicis) y abductor corto del pulgar (abductor
pollicis brevis).
3. Los músculos oponente y abductor corto del pul­
gar realizan el movimiento de abducción y de oposi­
ción de la articulación trapeciometacarpiana.
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4. Movimiento de acercamiento del primer metacar­


piano del eje de la mano.
Nota: los músculos extrínsecos que no participan en el
movimiento son los extensores y el abductor largo de la
columna del pulgar (abductor pollicis longus). El músculo
intrínseco que tampoco participa en el movimiento es el
aductor del pulgar (adductor pollicis).

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168 ■ La muñeca y la mano

Fig. 13 Fig. 14
La garra extrínseca Acción de los músculos extrínsecos
de la mano
Este movimiento de garra con los dedos utiliza el
conjunto de los músculos extrínsecos de la mano. 1. Acción del extensor común de los dedos. La posi­
Esta posición es una posición de fuerza: la garra es ción en rectitud de la muñeca estira el músculo, que
sólida, y se puede utilizar en acciones que exigen puede realizar la extensión de las MF del segundo al
mucha fuerza, como las suspensiones por los dedos quinto dedo.
en la práctica de la escalada. En realidad, se trata de 2. Acción de los flexores superficial (flexor digitorum
los músculos del antebrazo, que son mucho más vo­ superficialis) y profundo (flexor digitorum profundus)
luminosos y fuertes que los músculos intrínsecos de de los dedos. La posición de la muñeca relaja los flexo­
la mano. res. La extensión de la metacarpofalángica los vuelve
a tensar, lo que permite mantener las flexiones res­
pectivas de las IFD e IFP.
3. Acción de los músculos de la tabaquera anatómica.
Estos músculos garantizan la extensión de la articula­
ción trapeciometacarpiana y de la MF.
4. El flexor largo del pulgar (flexor pollicis longus), que
flexiona la IF del pulgar, está estirado por la extensión
de las articulaciones trapeciometacarpianas y la MF.
Nota: estas diferentes acciones son antagonistas de las de
los músculos intrínsecos de la mano.

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Exploración palpatoria
de la contractura

Fig. 15
Músculo extensor largo del pulgar
(extensor pollicis longus)
Está situado por dentro (del lado cubital) con rela­
ción a los músculos abductor largo y extensor corto
del pulgar. A este nivel se percibe el tendón. Para la
palpación del cuerpo muscular, que se sitúa más pro­
fundo, hay que seguir la dirección del tendón, que es
oblicua por arriba y por fuera, insertándose en la par­
te proximal, por encima del abductor largo y del ex­
tensor corto del pulgar.
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Fig. 16
Músculos abductor largo (abductor
pollicis longus) y extensor corto
(extensor pollicis brevis) del pulgar
Estos dos músculos presentan dos volúmenes muscu­
lares bien diferenciados, separados por un surco que
se percibe claramente bajo los dedos, por debajo de
los tendones de los músculos radiales y en el tercio
distal del radio. La masa muscular más proximal, por
encima del surco, corresponde al abductor largo del
pulgar. La masa muscular más distal, que se sitúa por
debajo del surco, corresponde al músculo extensor
corto del pulgar.

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170 ■ La muñeca y la mano

Fig. 17
Abductor corto del quinto dedo
(abductor digiti minimi)
Tras posicionarnos en el borde cubital del V metacar­
piano, basta con desplazarnos por delante de este úl­
timo para percibir el volumen muscular de este
músculo. En caso de duda, solicitamos una abduc­
ción del quinto dedo, con o sin resistencia, con el fin
de percibir la contracción muscular. En un segundo
tiempo, se procede a la palpación en un músculo re­
lajado con el fin de percibir una posible contractura.

Fig. 18
Oponente del quinto dedo
(opponens digiti minimi)
Este músculo une el retináculo de los flexores (en la
muñeca) y el gancho del ganchoso hasta el borde
medial (cubital) del quinto metacarpiano. El tera­
peuta lo palpa, en profundidad, mediante una presa
«pulgar-índice» entre el gancho del ganchoso y el
borde medial del quinto metacarpiano.

Fig. 19
Flexor corto del quinto dedo
(flexor digiti minimi)
Este músculo une el retináculo de los flexores (en la
muñeca) y el gancho del ganchoso hasta el tendón
del músculo abductor corto del quinto dedo. El ten­
dón se puede palpar en la parte anteromedial de la
cabeza del V metacarpiano. Para la palpación del
vientre muscular, hay que seguir este tendón en di­
rección de la muñeca a nivel de la eminencia hipote­
nar y por dentro del tendón del flexor común
superficial del quinto dedo.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 171

Fig. 20
Aductor del pulgar (adductor pollicis)
La palpación con el pulpejo del pulgar se realiza pro­
fundamente en el primer espacio intermetacarpiano.
El pulpejo evalúa la renitencia de un «suelo» muscu­
lar en la cara dorsal del primer espacio intermetacar­
piano.

Fig. 21
Flexor corto del pulgar
(flexor pollicis brevis)
La palpación se hace a nivel de la eminencia tenar y
por dentro (del lado cubital) del músculo abductor
corto del pulgar.

Fig. 22
Abductor corto del pulgar
(abductor pollicis brevis)
Este músculo es el más superficial de los músculos de
la eminencia tenar; su palpación es muy sencilla y se
hace en la parte lateral de la eminencia tenar, enfren­
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

te del primer metacarpiano.

Fig. 23
Oponente del pulgar (opponens pollicis)
Se palpa en la parte profunda en la masa muscular de
los músculos de la eminencia tenar en el borde late­
ral del primer metacarpiano.

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172 ■ La muñeca y la mano

Los músculos interóseos dorsales (interossei dorsales)

Fig. 24
Primer interóseo dorsal
Su palpación se realiza a nivel del primer espacio in­
termetacarpiano. Hay que procurar distinguir su pal­
pación de la del aductor del pulgar, que se sitúa más
profundamente.

Fig. 25
Otros interóseos dorsales en el espacio
intermetacarpiano
Los músculos interóseos son cuatro y se insertan en
la parte posterior de las caras laterales de los metacar­
pianos en cada espacio intermetacarpiano.
La palpación de los interóseos dorsales II, III y IV se
hace a nivel de los espacios intermetacarpianos corres­
pondientes (II, III y IV).
Nota con relación a la palpación de los múscu-
los interóseos palmares (interossei palmares).
Los interóseos son cuatro y a menudo el primer interóseo
palmar se asimila al aductor del pulgar. No hay interó­
seos palmares que se inserten en el tercer dedo (el medio).
Estos músculos se insertan en la parte anterior de las ca­
ras laterales de los metacarpianos. La palpación se reali­
za en los mismos espacios intermetacarpianos que los
descritos más arriba.

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Interpretación de la exploración
palpatoria y diagnóstico

La movilidad de los dedos de la mano utiliza, por un lado, músculos largos, llamados extrínsecos, que vienen del
antebrazo; y, por otro lado, músculos cortos, llamados intrínsecos, que vienen de la región morfológica de la mano.
La contractura de los músculos largos provoca un déficit de movilidad a dos niveles: a nivel de la muñeca y a nivel
de los dedos de la mano.

Contractura de los músculos flexores


Afecta a los músculos flexores radial (flexor carpi radialis) y cubital (flexor carpi ulnaris) del carpo, y a los músculos
flexores superficial (flexor digitorum superficialis) y profundo (flexor digitorum profundus) de los dedos.
Se pueden producir dos tipos de casos.

Primer caso
La contractura afecta únicamente a los flexores del carpo; por lo que, sobre todo, será deficitaria la extensión
radial de la muñeca.
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Segundo caso
La contractura sólo afecta a los flexores comunes de los dedos (superficial y profundo), y en este caso, la exten­
sión de la muñeca es fisiológica. Cuando los dedos están flexionados, la extensión de dedos sólo es posible con
una rectitud, o incluso con una flexión, de la muñeca.

Contractura de los extensores


Produce el efecto contrario.

Primer caso
Cuando los músculos extensores radial corto (extensor carpi radialis brevis) y cubital (extensor carpi ulnaris) del
carpo son los únicos contracturados, la flexión de la muñeca es deficitaria mientras los dedos están estirados.

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174 ■ La muñeca y la mano

Segundo caso
Cuando sólo el extensor común (extensor digitorum communis) está contracturado, el déficit se observa en la dis­
minución de la amplitud de flexión de las MF de los dedos, así como en la de las IFP e IFD. Este déficit no se
observa cuando la muñeca está en extensión. El grado de extensión de la muñeca a partir del cual se observa un
déficit de flexión de los dedos puede indicar la importancia de la contractura.

Contractura de los músculos intrínsecos


del pulgar
Es muy frecuente encontrar contracturas de los músculos de la eminencia tenar, y pueden presentarse varios casos.

Primer caso
La contractura del aductor del pulgar (adductor pollicis) acerca el primer metacarpiano al segundo, pero sobre
todo permite el deslizamiento de la base del metacarpiano sobre el trapecio de manera que, cuando se realiza la
abertura de la primera comisura, el déficit se observa sobre todo en el fondo de la comisura que no se abre, y
mantiene la base del primer y segundo metacarpianos aproximadas.

Segundo caso
En caso de contractura del abductor corto (abductor pollicis brevis) y del oponente del pulgar (opponens pollicis), el
déficit de movimiento tiene que ver con la separación del pulgar en el plano de la mano. Se observa en la base
del primer metacarpiano un bulto hacia anterior y hacia fuera: esto indica un deslizamiento de la base del pri­
mer metacarpiano sobre el trapecio.

Tercer caso
La contractura del flexor corto del pulgar (flexor pollicis brevis) se visualiza por el déficit de extensión de la MF del
pulgar. La extensión del pulgar utiliza esencialmente la articulación interfalángica.
En el caso contrario, la contractura del flexor largo del pulgar (flexor pollicis longus) acompaña a la del flexor
corto del pulgar.

Contractura de los músculos


de la eminencia hipotenar
Es la contractura de los músculos de la mano de fuerza; generalmente este tipo de contractura no es aislada, está aso­
ciada a la contractura del músculo flexor cubital del carpo (flexor carpi ulnaris) que inmoviliza el hueso pisiforme.
La limitación de los movimientos se sitúa por tanto a dos niveles:
– a nivel de la muñeca, con un déficit de la extensión radial;
– a nivel del meñique (quinto dedo) con un déficit de la extensión metacarpofalángica de este último.

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Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico ■ 175

Contracturas de los músculos oponentes


Cuando el arco transversal de la mano no puede aplanarse, las contracturas responsables son las de los músculos
oponentes del pulgar (opponens pollicis) y oponente del quinto dedo (opponens digiti minimi); actúan de dos formas:
– traccionando las extremidades anteromedial y lateral del carpo;
– traccionando el retináculo de los flexores.

Contracturas de los músculos


intermedios
Son los músculos interóseos dorsales (interossei dorsales) y palmares (interossei palmares), y los lumbricales (lum­
bricales).
Estas contracturas pueden generar dos tipos de déficit.

Primer caso
Tiene que ver con la limitación del movimiento de flexión de los dedos por parte del paciente cuando las MF
están extendidas.
Este movimiento intrínseco se realiza por la acción conjunta de los músculos interóseos palmares y dorsales, por
un lado, y de los músculos lumbricales, por otro.
Nota: es muy difícil determinar la participación exacta de estos diferentes grupos musculares (interóseos dorsales y palma­
res, y músculos lumbricales) en la flexión de la primera falange y en la extensión de la segunda y tercera falange de los
dedos cuando las MF están en flexión.
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Segundo caso
Tiene que ver con el movimiento de lateralidad de las MF; éste es deficitario de un lado o del otro en función de
si la contractura afecta de modo preferente al interóseo dorsal o al interóseo palmar del dedo.
Recordatorio:
– los interóseos dorsales separan los dedos;
– los interóseos palmares acercan los dedos.
Notas
El primer lumbrical participa en la abducción del índice; ayuda por tanto al primer interóseo dorsal cuya función es sepa­
rar el índice del medio (el segundo interóseo dorsal separa el medio en dirección al índice, el tercero separa el medio en
dirección al anular y el cuarto separa el anular en dirección al meñique).
– El primer interóseo palmar aproxima el pulgar al índice, ayudado por el aductor y el flexor corto.
– El segundo aproxima el índice al medio.
– El tercero aproxima el anular al medio.
– El cuarto aproxima el meñique al anular.
El abductor del quinto dedo, cuya función es realizar una abducción de este dedo con relación al eje de la mano, actúa de
forma parecida a la de un músculo interóseo dorsal.

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Tratamiento de la contractura

Los músculos extrínsecos


de la columna del pulgar
Son los músculos:
– abductor largo del pulgar (abductor pollicis longus);
– extensor corto del pulgar (extensor pollicis brevis);
– extensor largo del pulgar (extensor pollicis longus).
Nota: para el resto de músculos de la mano que pertenecen al antebrazo, véase El codo (págs. 135-136).

Los músculos abductor largo (abductor pollicis longus)


y extensor corto del pulgar (extensor pollicis brevis)

Fig. 26
Estiramiento
El estiramiento utiliza la flexión de la primera falan­
ge (F1), que se acompaña de la aducción del primer
metacarpiano y de una desviación cubital de la mu­
ñeca junto con un componente de extensión.
La presa distal se aplica con el pulpejo del índice o
del medio en la cara dorsal de F1, y después en la
parte posterorradial de la parte distal del primer me­
tacarpiano con la ayuda del pulpejo del pulgar.
La mano proximal realiza un par de fuerzas a nivel de
la muñeca con la columna del pulgar que está apoya­
da frente al estiloides cubital (apoyo ligeramente
posterior a la muñeca, y con un contraapoyo que se
aplica en el borde radial [palmar]).
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 177

El músculo extensor largo del pulgar (extensor pollicis longus)

Fig. 27
Estiramiento
El estiramiento del músculo se obtiene realizando
una flexión de las dos falanges del pulgar asociada
a una desviación cubital de la muñeca. La presa distal
se aplica en la cara dorsal de la segunda falange (F2)
con la ayuda del pulpejo del índice, y después se coge
un segundo apoyo con el pulpejo del pulgar en la
cara dorsal de la primera falange.
La presa proximal rodea la muñeca del paciente, la
columna del pulgar del terapeuta está en apoyo por
delante del estiloides cubital y los dedos en apoyo en
el lado radial.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

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178 ■ La muñeca y la mano

Los músculos intrínsecos de la columna


del pulgar
El músculo abductor corto del pulgar (abductor pollicis brevis)

Fig. 28
Estiramiento
1
El estiramiento de este músculo se obtiene con una
2 aducción del primer metacarpiano. La dificultad,
3 como en todos los músculos de la eminencia tenar,
es conservar la alineación del primer metacarpiano
en relación con el trapecio. La presa proximal es una
presión firme con el pulpejo del pulgar en la base del
primer metacarpiano. Esta presión está garantizada
mediante un contraapoyo posterior en la extremidad
distal del antebrazo y de la muñeca. La presa distal se
aplica en la parte anterorradial del extremo distal de
F1. El contraapoyo se realiza en la cabeza del primer
metacarpiano en la primera comisura (en la parte
posterocubital de este último).
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

El músculo oponente del pulgar (opponens pollicis)

Fig. 29
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Es la alineación del metacarpiano por su base con el
trapecio; para conseguirla el terapeuta realiza un
apoyo con el pulpejo del pulgar en la base palmar del
primer metacarpiano del paciente. El contraapoyo se
hace con los otros dedos del terapeuta en la cara dor­
sal de la muñeca.
Posición del terapeuta: éste se coloca en el espacio
toracobraquial del paciente, con el tronco en contac­
to con el borde cubital de la mano del paciente.

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Tratamiento de la contractura ■ 179

Fig. 30
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo y estiramiento
El pulgar del terapeuta se apoya en la base del primer
metacarpiano para estabilizar el deslizamiento trape­
ciometacarpiano.
El estiramiento se realiza mediante una torsión axial
lateral, unida a una «extensión-abducción» del pulgar.

Los músculos oponente del pulgar (opponens pollicis)


y oponente del quinto dedo (opponens digiti minimi)

Fig. 31
Estiramiento
Se trata de realizar el estiramiento de ambos múscu­
los y conseguir la abertura del arco transversal de la
mano entre el primer y el quinto dedo.
El terapeuta se sitúa distal a la mano del paciente y
realiza una doble presa polidigital en «pinza» en las
columnas del pulgar y del meñique. En realidad se
trata de una presa en tres puntos:
– dos presas palmares en los metacarpianos y las fa­
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

langes del primer y quinto dedo;


– una presa dorsal con un apoyo del pulpejo de los
dedos en la cara dorsal del tercer metacarpiano.
A nivel palmar, el pulpejo de los pulgares del tera­
peuta apoya sobre la base de los metacarpianos
corres­pondientes; los pulgares del terapeuta en posi­
ción estirada apoyan sobre los metacarpianos y las
falanges correspondientes. El estiramiento se realiza
mediante un movimiento de torsión en cada una de
las columnas del primer y quinto dedo, al que se aña­
de una presión dorsal (posterior).
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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180 ■ La muñeca y la mano

El músculo flexor corto del pulgar (flexor pollicis brevis)

Fig. 32
Estiramiento
El estiramiento se consigue mediante la extensión de
F1 manteniendo la alineación del primer metacar­
piano con el trapecio. La mano proximal realiza un
apoyo firme en la base palmar del metacarpiano con
la ayuda del pulpejo del pulgar, con un contraapoyo
posterior de los dedos en el extremo distal del ante­
brazo.
La presa distal se aplica en la cara palmar de F1 con
un contraapoyo posterior en la cabeza del primer
metacarpiano.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

El músculo aductor del pulgar (adductor pollicis)

Fig. 33
Estiramiento
El estiramiento del músculo se realiza con la separa­
ción del primer metacarpiano que abre la primera
comisura a nivel de sus extremos proximal y distal.
El terapeuta sitúa la cara dorsal de la mano del pa­
ciente en su tórax. Con el pulpejo de sus dos pulgares
aplica una fuerza de separación en la base y la cabeza
del primer metacarpiano del paciente. El apoyo que
se realiza en la base del metacarpiano es casi ungueal
para situarse en la parte interna de la base del meta­
carpiano.
Los contraapoyos se consiguen con la ayuda de los
otros dedos del terapeuta. Los dedos de la mano
proximal se aplican en la cara palmar de la muñeca y
la fija en el tórax del terapeuta. El contraapoyo distal
en la cara palmar de los metacarpianos fija la cara
dorsal de la paleta metacarpiana por su cara dorsal en
el tórax del terapeuta.
Nota: el índice de la mano distal está estirado. Sirve de
guía espacial durante la separación de la columna del
pulgar.

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Tratamiento de la contractura ■ 181

Los músculos intrínsecos de los otros dedos:


músculos interóseos palmares
(interossei palmares)
El segundo músculo interóseo palmar

Fig. 34
Preparación de la maniobra
Este primer tiempo se realiza mediante la presa dis­
tal, que es polidigital. El pulpejo del dedo medio del
terapeuta se sitúa en la cara dorsal de F2 del índice
del paciente, mientras que el pulpejo de su índice se
sitúa en la cara cubital de F2 de este mismo dedo. El
pulgar del terapeuta se coloca en la cara posterolate­
ral de la cabeza del segundo metacarpiano de la
mano del paciente.

Fig. 35
Estiramiento
Este segundo tiempo, que constituye la técnica en
sí misma, se realiza con esta misma presa, estabili­
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

zada con la presa proximal del terapeuta, que man­


tiene la extremidad superior del paciente a nivel de
la muñeca.
El estiramiento se efectúa mediante una presión
distoproximal en la cara dorsal de la tercera falange,
llevando el índice del paciente en extensión de la MF
y en flexión de las IFP e IFD.
A esta acción se le une una desviación radial del índi­
ce del paciente mediante el doble apoyo que realizan
los pulpejos del medio y del índice del terapeuta a
nivel de las falanges correspondientes (v. fig. 34).
Se aplica un contraapoyo en la cara posterorradial de
la cabeza del primer metacarpiano.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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182 ■ La muñeca y la mano

El tercer músculo interóseo palmar

Fig. 36
Preparación de la maniobra
y estiramiento
La metodología de preparación de la maniobra es
idéntica a la descrita en la fig. 34, adaptada a la situa­
ción topográfica del músculo interóseo correspon­
diente.
Por lo que se refiere a la preparación de la maniobra
del músculo tercer interóseo palmar y a su estira­
miento, tenemos que recordar que se inserta en la
cara radial del IV metacarpiano y que su acción lleva
al medio a una desviación radial.
Tras haber llevado el cuarto dedo en extensión de la
MF y en flexión de la IF, es necesario traccionar el
cuarto dedo que, de esta manera, se posicionará en
desviación cubital.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

El cuarto músculo interóseo palmar

Fig. 37
Estiramiento
La metodología de preparación de la maniobra es
idéntica a la descrita en la fig. 34, adaptada a la situa­
ción topográfica del músculo correspondiente.
Por lo que se refiere a la preparación de la maniobra
del músculo cuarto interóseo palmar y a su estira­
miento, tenemos que recordar que este último se in­
serta en la cara radial del V metacarpiano y que su
acción lleva al quinto dedo a una desviación radial.
Tras haber llevado el quinto dedo en extensión de la
MF y en flexión de la IF, es necesario traccionar del
quinto dedo que, de esta manera, se posicionará en
desviación cubital.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Introducción al estiramiento de los músculos
interóseos dorsales (interossei dorsales)

Por lo que se refiere a los interóseos dorsales, la metodología de preparación de la maniobra necesaria para el estira­
miento muscular consiste en técnicas de apoyo y contraapoyo que tienen en cuenta tanto la posición topográfica
del músculo correspondiente como las diferentes acciones musculares, pero también que el estiramiento del múscu­
lo se realiza del lado contralateral a esta posición.
Nota: los músculos interóseos dorsales, así como los músculos interóseos palmares y lumbricales, flexionan la primera falange
sobre los metacarpianos y extienden la segunda y tercera falange. El primer interóseo dorsal participa también en la aducción
del pulgar cuando el índice está fijado en una posición neutra de «abducción-aducción».

El primer músculo interóseo dorsal

Fig. 38
Estiramiento
Se inserta en la parte posterior (dorsal) de las caras
laterales (las que se sitúan cara a cara) de los dos me­
tacarpianos adyacentes.
Para el primer interóseo dorsal, se trata de la cara ra­
dial del II metacarpiano y de la cara cubital del I me­
tacarpiano.
El primer interóseo dorsal acerca el índice al pulgar;
para estirar este músculo hay que separar el índice
del pulgar.
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la


técnica de estiramiento.

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184 ■ La muñeca y la mano

El segundo músculo interóseo dorsal

Fig. 39
Estiramiento
Se inserta en la parte posterior (dorsal) de las caras
laterales (las que se sitúan cara a cara) de los dos me­
tacarpianos adyacentes. Para el segundo interóseo
dorsal, se trata de la cara radial del III metacarpiano y
de la cara cubital del II metacarpiano.
El segundo interóseo dorsal acerca el medio al índice;
para estirar este músculo hay que separar el medio
del índice.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

El tercer músculo interóseo dorsal

Fig. 40
Estiramiento
Se inserta en la parte posterior (dorsal) de las caras
laterales (las que se sitúan cara a cara) de los dos me­
tacarpianos adyacentes.
Para el tercer interóseo dorsal, se trata de la cara cu­
bital del III metacarpiano y de la cara radial del IV
metacarpiano.
El tercer interóseo dorsal acerca el medio al anular;
para estirar este músculo hay que separar el medio
del anular.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 185

El cuarto músculo interóseo dorsal

Fig. 41
Estiramiento
Se inserta en la parte posterior (dorsal) de las caras
laterales (las que se sitúan cara a cara) de los dos me­
tacarpianos adyacentes.
Para el cuarto interóseo dorsal, se trata de la cara cu­
bital del IV metacarpiano y de la cara radial del V
metacarpiano.
El cuarto interóseo dorsal acerca el anular al meñi­
que; para estirar este músculo hay que separar el anu­
lar del meñique.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.
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La cadera

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Sumario
• Introducción local: la cadera.

• Acciones musculares en situación funcional (figs. 1 a 13).

• Exploración palpatoria de la contractura (figs. 14 a 35).

• Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.

• Tratamiento de la contractura (figs. 36 a 58).

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Introducción local: la cadera

La articulación coxofemoral, que es la articulación próxima de la extremidad inferior, soporta la carga de los seg­
mentos superiores. Podemos considerar que existen dos situaciones dominantes: cuando los dos pies permanecen en
apoyo en el suelo, apoyo bipodal, y cuando existe un único apoyo en el suelo, apoyo monopodal.

Apoyo bipodal
Cuando los dos pies están en apoyo, el movimiento superior dominante es un movimiento en el plano sagital: mo­
vimiento de antepulsión de la pelvis o de retropulsión.
– En caso de antepulsión, el conjunto del tronco se desplaza a posterior, la línea de gravedad retrocede y el equilibrio
queda garantizado por la tensión de los músculos anteriores: músculos flexores.
– En la retropulsión, se trata de un movimiento inverso: el tronco se anterioriza, la línea de gravedad pasa por delan­
te de la articulación coxofemoral y el mantenimiento del equilibrio queda garantizado por los músculos posteriores:
los músculos extensores.
La oscilación anteroposterior solicita alternativamente cada uno de estos grupos musculares. Los movimientos co­
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nexos en apoyo bipodal afectan a la lateropulsión en el plano frontal y a la inclinación del tronco, contralateralmen­
te. Si la línea de gravedad permanece bien equilibrada entre los pies, el equilibrio se garantiza mediante los músculos
de ambas articulaciones coxofemorales (derecha e izquierda); se trata de los músculos aductores del lado de la incli­
nación de tronco y de los músculos abductores del lado opuesto. Cuando el apoyo no es simétrico sino que es pre­
dominante en un lado, los músculos que mantienen el equilibrio son los de la extremidad inferior de apoyo: o bien
los aductores, si la extremidad de apoyo es la de la inclinación lateral, o bien los abductores, si la extremidad inferior
de apoyo es la del lado opuesto a la inclinación del tronco.

Apoyo monopodal
En este caso existe un único apoyo. La extremidad inferior en apoyo soporta no sólo el conjunto de los segmentos
suprayacentes, sino también la extremidad inferior contralateral suspendida de la cadera. La línea de gravedad de los
segmentos soportados se aleja hacia dentro del eje de la articulación coxofemoral. Para que la línea de gravedad ge­
neral caiga sobre el polígono de sustentación (limitado a un solo pie), se realiza una traslación lateral de pelvis, lo
que provoca una aducción de la articulación coxofemoral de la pierna de apoyo. Los músculos que mantienen el
equilibrio son los abductores de la articulación coxofemoral de apoyo, siguiendo el esquema ampliamente descrito
en la literatura desde Duchenne de Boulogne hasta Pauwels y Rydell.

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Acciones musculares
en situación funcional
La antepulsión de pelvis, paciente
en bipedestación
Los tres músculos flexores poliarticulares
del muslo
Se trata del recto femoral del muslo (rectus femoris), el
tensor de la fascia lata (tensor fasciae latae) y el sarto­
rio (sartorius). Ninguno de estos músculos tiene inser­
ciones en el fémur. Así, cuando el punto fijo es el
suelo, son flexores de «pelvis sobre el muslo» pero su
solicitación depende de dos factores: la posición de
flexión de rodilla y la situación rotatoria o diagonal
del movimiento.
El recto femoral, al estar en el eje, es uno de los
elementos fundamentales de la paradoja de Lombard
(v. cap. 7, La rodilla, pág. 227).
El tensor de la fascia lata, que es lateral en la
rodilla, corresponde en su porción distal a la flexión
en la diagonal rotatoria medial.
El sartorio está situado distalmente por dentro de
la rodilla; es flexor en el movimiento diagonal rota­
Fig. 1 torio lateral.
Flexores de la articulación coxofemoral Nota: con la rodilla extendida, el movimiento de diago-
en carga nal rotatoria se sitúa en la articulación coxofemoral. En
Distinguimos varios grupos de músculos con funcio­ contrapartida, cuando la rodilla está flexionada, esta se-
nes específicas y complementarias. gunda articulación puede compensar realizando una ro-
tación inversa.
Los músculos psoas ilíacos (iliopsoas): psoas
mayor (psoas major) e ilíaco (iliacus) Los músculos accesorios
El psoas mayor une la región lumbar con el fémur – Por fuera: los músculos glúteo menor (gluteus mini-
sin inserciones en la pelvis, pero se reflexiona sobre mus) y glúteo medio (gluteus medius). Son rotadores
la línea pectínea. Esta reflexión limita la antepul­ mediales y acompañan la acción del tensor de la fas­
sión de la pelvis y ejerce un empuje en el sentido cia lata. Son tanto más rotadores mediales cuanto
de  la retropulsión. Indirectamente, esta retropul­ mayor es la flexión de cadera.
sión acompaña la flexión de la articulación coxofe­
moral. – Por dentro: los aductores. Son flexores y rotadores
laterales y su función como rotadores laterales au­
El músculo ilíaco es el único músculo flexor mo­
menta a medida que aumenta la flexión de cadera.
noarticular de la región. Cuando el paciente está en
Acompañan la acción del sartorio.
carga, realiza una anteversión de la pelvis y limita la
retroversión de la misma durante el movimiento de Todos estos músculos, con excepción del recto femo­
antepulsión. Ambos músculos son flexores de la ral, están en recorrido externo cuando el paciente
coxofemoral: el psoas mayor mediante retropulsión, está en bipedestación con la pierna estirada y más
el músculo ilíaco mediante anteversión. aún cuando está en antepulsión de pelvis.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 195

3
9 10
7/8 %P
5 1. 0,6
2. 1,6
2
6 3. 2,7
1 4. 7,9
O 5. 51
6. 2,2
cP 7. 4,9
cFM 8. 9,8
9. 58,9
10. 67,8
cP. Peso de los segmentos en carga
sobre la coxofemoral aplicados
al centro de gravedad
O. Centro de la coxofemoral
cFM. Flexores de la coxofemoral

Fig. 2   7. Baricentro de la extremidad superior.


Análisis de las fuerzas durante la   8. Baricentro de ambas extremidades superiores.
antepulsión de pelvis
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

  9. Baricentro «cabeza, cuello y tronco».


El punto O corresponde a la proyección del eje de la 10. Centro de gravedad en carga sobre la articulación
articulación coxofemoral (borde superior del trocán­ coxofemoral.
ter mayor). cP. Pesos de los segmentos en carga sobre la coxofe­
Las indicaciones 1 a 10 de la fig. 2 corresponden a los moral aplicados al centro de gravedad
centros de gravedad respectivos de cada segmento en cFM. Fuerza del músculo equivalente representando el
carga (en porcentaje del peso del cuerpo). conjunto de los flexores. La intensidad de esta fuerza
1. Peso de la mano. es tanto más importante cuanto más alejada del pun­
2. Peso del antebrazo. to O (eje articular) esté la línea de gravedad sobre la
3. Peso del brazo. coxofemoral (representada por la dirección UP).

4. Peso de «cabeza y cuello». Nota: el baricentro se obtiene por la ecuación de equili-


brio de la suma de ambos centros de gravedad.
5. Peso del tronco.
6. Baricentro «antebrazo y mano».

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196 ■ La cadera

La retropulsión de pelvis, paciente


en bipedestación

%P
9 1. 0,6
3 10 5 2. 1,6
3. 2,7
7/8 4. 7,9
O 5. 51
2 6. 2,2
cP 7. 4,9
1 8. 9,8
9. 58,9
10. 67,8
cFM cP. Pesos de los segmentos
en carga sobre la coxofemoral
aplicados al centro de gravedad
O. Centro de la coxofemoral
cFM. Extensores de la coxofemoral

%P
Fig. 3 1. Fig. 4
0,6
Pulsión posterior de la pelvis 2. 1,6
Análisis de las fuerzas durante
3. 2,7
del paciente 4. la retropulsión
7,9 de pelvis
5. 51
La «inclinación» del paciente hacia delante implica 6. El punto
2,2 O corresponde a la proyección del eje de la
un retroceso de la pelvis, o retropulsión. La línea de 7. articulación
4,9 coxofemoral (borde superior del trocán­
8. 9,8
gravedad pasa por delante de la coxofemoral; son los 9.
ter mayor).
58,9
músculos extensores los que garantizan el equilibrio. 10. 67,8
Las indicaciones 1 a 10 de la fig. 4 corresponden a los
Los músculos extensores se dividen dos grupos: los P.
O. centros de gravedad respectivos de cada segmento en
músculos isquiotibiales (ischiadicum) y las dos por­ FM. carga (en porcentaje del peso del cuerpo).
ciones del glúteo mayor (gluteus maximus).
1. Peso de la mano. 2. Peso del antebrazo. 3. Peso del
Los músculos isquiotibiales, cuando la rodilla brazo. 4. Peso de «cabeza y cuello». 5. Peso del tron­
está extendida, se colocan en recorrido externo que co. 6. Baricentro «antebrazo y mano». 7. Baricentro
aumenta cuanto más inclinado hacia delante esté el de la extremidad superior. 8. Baricentro de ambas ex­
paciente. En flexión óptima del tronco, el grupo de tremidades superiores. 9. Baricentro «cabeza, cuello y
músculos estirado garantiza el mantenimiento gra­ tronco». 10. Centro de gravedad en carga sobre la ar­
cias a la rigidez de sus componentes elásticos. ticulación coxofemoral. cP. Pesos de los segmentos en
El glúteo mayor (monoarticular) está en recorrido carga sobre la coxofemoral aplicados al centro de gra­
medio durante la flexión óptima anterior del tronco. vedad. cFM. Fuerza del músculo equivalente represen­
tando el conjunto de los extensores. La intensidad de
esta fuerza es tanto más importante cuanto más ale­
jada del punto O (eje articular) esté la línea de gra­
vedad sobre la coxofemoral (representada por la
dirección UP).
Nota: el baricentro se obtiene por la ecuación de equili-
brio de la suma de ambos centros de gravedad.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 197

Movimientos de abducción y aducción


o pulsiones laterales de pelvis, con el paciente
en bipedestación

Fig. 5 En el paciente en bipedestación, la pulsión lateral


Paciente en bipedestación: traslaciones que desplaza la masa pélvica en un sentido (o en un
o pulsiones laterales sentido opuesto) se compensa con una traslación de
la masa escapulotorácica en sentido opuesto.
Cuando el paciente está en bipedestación (por tanto,
el punto fijo está en el suelo) y hay una traslación de Por ejemplo, una lateropulsión derecha de la pelvis,
pelvis se produce abducción de la extremidad infe­ que traslada la pelvis hacia el lado derecho, se com­
pensa con una traslación escapulotorácica del lado
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

rior opuesta a la traslación de pelvis. En esta figura, la


traslación es derecha; existe, por tanto, abducción de izquierdo. Si el paciente mantiene la horizontal bia­
la extremidad inferior izquierda y aducción de la ex­ cromial, el que compensa es el raquis lumbotorácico.
tremidad inferior homolateral a la traslación (en este
caso, de la extremidad inferior derecha).

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198 ■ La cadera

Movimientos de anteversión y de retroversión


de pelvis, con el paciente en bipedestación

Fig. 6 Fig. 7
Retroversión de pelvis Anteversión de pelvis
Durante este movimiento, la curvatura lumbar del Durante este movimiento, la curvatura lumbar del
paciente está corregida y se produce una extensión paciente se acentúa y se produce una flexión de pel­
de la pelvis sobre las extremidades inferiores. vis sobre las extremidades inferiores.
La retroversión de la pelvis realiza una extensión de La anteversión realiza una flexión de las articulacio­
las articulaciones coxofemorales (cadera sobre el fé­ nes coxofemorales (cadera sobre el fémur, con el
mur, con el punto fijo en el suelo), mientras que el punto fijo en el suelo), mientras que el raquis lumbar
raquis lumbar corrige la curvatura y realiza una aumenta su curvatura y realiza una extensión com­
flexión compensatoria. pensatoria.
Nota: un paciente en bipedestación puede realizar movi-
mientos de «versión» sin perder su verticalidad general.
El movimiento está entonces invertido entre las articula-
ciones coxofemorales y las articulaciones de las vértebras
del raquis lumbar.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 199

Aducción en carga de la articulación


coxofemoral en apoyo monopodal
durante la marcha

1 0
2

Fig. 8 Fig. 9
La «versión» lateral hacia la derecha Las fuerzas durante el mantenimiento
monopodal de la pelvis durante
La «versión» lateral (o lateroversión) hacia la derecha
la marcha
de la «hemipelvis» derecha en apoyo monopodal so­
bre la extremidad inferior izquierda lleva la «hemi­ 0. Eje articular coxofemoral.
pelvis» izquierda del paciente en aducción, es decir, 1. Acción de los músculos de la fosa ilíaca externa.
en dirección de la extremidad inferior derecha (que
2. Peso correspondiente a la masa superior sobre la
es la extremidad oscilante). Si, por el contrario, con­
cadera.
sideramos la posición de la «hemipelvis», ésta per­
manece en abducción con relación a la extremidad
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

inferior oscilante, es decir, la derecha.


Mantenimiento monopodal
de la pelvis durante la marcha
Si la pelvis bascula del lado oscilante: la articu­
lación coxofemoral izquierda se encuentra en situa­
ción de aducción (cadera sobre el fémur), y el
paciente está suspendido del tracto iliotibial y del
glúteo menor y medio (gluteus medius et minimus) de
la extremidad inferior de apoyo (en la fig. 8: la extre­
midad inferior izquierda).
Si la pelvis no bascula: durante la fase de flexión
en apoyo monopodal durante la marcha, el plano su­
perficial del músculo glúteo mayor (gluteus maximus
superficialis) participa en el mantenimiento, mientras
que en la fase de extensión, el mantenimiento es más
anterior y solicita el tensor de la fascia lata.
«La hemipelvis derecha» (oscilante) se aproxima a la
extremidad inferior de apoyo; la izquierda en la fig. 8.

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200 ■ La cadera

La abducción en carga de la articulación


coxofemoral
El tronco está flexionado, el apoyo es monopodal.

1 2

Fig. 10 Fig. 11
Coger un objeto del suelo Acción de los músculos de la cadera
cuando cogemos un objeto del suelo
En apoyo monopodal, cuando el paciente se inclina
hacia delante (p. ej., para coger un objeto del suelo) 1. Acción de los pelvitrocantéreos alrededor del piri­
la acción abductora que estabiliza la pelvis sobre el forme (piriformis).
fémur de la extremidad inferior de apoyo utiliza pro­ 2. Acción de los extensores (glúteo mayor) e isquioti­
gresivamente la acción de los músculos pelvitrocan­ biales.
téreos, que se convierten en abductores mientras que
3. Elevación contralateral al apoyo.
los músculos de la fosa ilíaca externa (glúteos medio
y menor) pierden su función de abductores para con­ 4. Extensión-elevación de la extremidad inferior.
vertirse en rotadores mediales.
Nota: la «hemipelvis» derecha se levanta y realiza una
abducción con la cadera flexionada en el lado de apoyo.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 201

Movimientos de rotación de pelvis,


paciente en bipedestación

4 1
3 2

Fig. 12 Fig. 13
Rotación derecha de la pelvis Elementos activos durante la rotación
del paciente (punto fijo en el suelo) de pelvis (punto fijo en el suelo)
La rotación de pelvis del paciente a la derecha se acom­ Músculos extensores laterales de cadera:
paña de una retropulsión de la «hemipelvis» derecha y 1. Piriforme.
de una antepulsión de la hemipelvis izquierda.
2. Glúteo mayor.
Es una rotación de cabeza sobre cuello, después de
Músculos flexores, rotadores mediales de cadera:
cuello sobre el tórax, luego de tórax sobre pelvis y,
finalmente, de pelvis sobre fémur. El punto fijo es 3. Glúteos medio y menor.
caudal y el punto móvil craneal; para la coxofemoral 4. Tensor de la fascia lata.
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

se trata de una rotación lateral de un lado y de una


rotación medial del otro lado.

Relación entre el movimiento de pelvis y las dos articulaciones coxofemorales en el plano transversal
Rotaciones de pelvis en un paciente en bipedestación:
– en apoyo bipodal: la rotación es inversa en ambos lados;
– cuando la pelvis gira a la derecha: la rotación de la articulación coxofemoral es medial a la derecha y lateral a la
izquierda;
– del lado derecho, esta rotación acompaña el retroceso de pelvis (retropulsión), mientras que en el lado izquierdo la
rotación lateral se acompaña de un avance de la pelvis (antepulsión);
– del lado derecho, realizamos una rotación medial con flexión, y del lado izquierdo, una rotación lateral con ex­
tensión.
Cuando la carga es dominante sobre una extremidad (con una lateropulsión, es decir, una traslación lateral), los
elementos activos son únicamente los de esa extremidad. Por ejemplo, una lateropulsión derecha asociada a una
rotación derecha de pelvis utiliza el grupo de los músculos flexores rotadores mediales. En cambio, una lateropulsión
izquierda con una rotación derecha de la pelvis utiliza los músculos extensores rotadores laterales izquierdos.
La ausencia de traslación lateral con un apoyo simétrico utiliza de forma sinérgica los flexores rotadores mediales
derechos y los extensores rotadores laterales izquierdos.

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Exploración palpatoria
de la contractura
Fig. 14
Músculo psoas mayor (psoas major)
En su trayecto abdominal, localizamos una línea fic­
ticia que une las dos espinas ilíacas anterosuperiores
(EIAS) y cruza el borde carnoso lateral del recto del
abdomen (rectus abdominis). La palpación con los
pulpejos se realiza con uno o dos dedos, transversal
al trayecto del músculo, utilizando la fricción.
Nota: una palpación longitudinal percibe el trayecto del
colon.

Fig. 15
Palpación del músculo psoas mayor
a su paso bajo la arcada femoral
o ligamento ilioinguinal
El músculo ocupa la parte inferomedial del músculo
psoas ilíaco (iliopsoas) a nivel de su reflexión sobre la
eminencia iliopectínea entre la espina ilíaca anteroin­
ferior (EIAI) y la superficie pectínea: está, por tanto,
situado justo por encima y por fuera de esta última.
Nota: encontramos la elasticidad del músculo mediante
una presión a través del ligamento ilioinguinal. Esta ex-
ploración puede realizarse mediante el pulpejo de un solo
dedo (pulgar, índice o medio).

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 203

Fig. 16
Palpación en presión del músculo psoas
mayor en la región inguinofemoral medial
(triángulo de Scarpa)
La columna del pulgar se aplica contra el borde me­
dial del sartorio (sartorius), y se lleva a cabo la palpa­
ción mediante el pulpejo de este dedo.
Nota: en caso de duda sobre el reconocimiento anatómi-
co, podemos solicitar al paciente que inicie de manera
iterativa una flexión de cadera, con la rodilla ligeramente
flexionada.
A este nivel, el músculo psoas mayor está siempre
acompañado en su borde lateral por el músculo ilía­
co (iliacus), y no hacemos ninguna diferencia entre
ambos.

Fig. 17
Músculo ilíaco (iliacus), primer punto:
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

la palpación abdominal
El terapeuta, situado contralateralmente al músculo
explorado, aplica el pulpejo de uno de sus pulgares
(o ambos) en dirección a la fosa ilíaca interna a través
de los músculos oblicuos y el músculo transverso del
abdomen (transversus abdominis). La palpación se rea­
liza a partir de la parte anterior de la cresta ilíaca. El
terapeuta nota un resalte muscular carnoso, y aprecia
o no una posible renitencia hipertónica.
Nota: los músculos oblicuos del abdomen incluyen el
oblicuo externo (obliquus externus abdominis) y el obli-
cuo interno (obliquus internus abdominis).

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204 ■ La cadera

Fig. 18
Músculo ilíaco, segundo punto: trayecto
bajo la arcada inguinal (arcus inguinalis)
El músculo ocupa la parte superolateral del músculo
psoas ilíaco a nivel de su reflexión sobre el borde an­
terior del hueso ilíaco (entre la EIAS y la superficie
pectínea).
Nota: exploramos la elasticidad del músculo a través de
la arcada inguinal mediante el pulpejo de un solo dedo
(índice, medio o pulgar).
Si la arcada está tensa puede deberse a una tensión pe­
ritoneal, o bien a una tensión de la fascia del muslo.

Fig. 19
Músculo ilíaco, tercer punto: a nivel
de la región inguinofemoral medial
(triángulo de Scarpa)
A este nivel, el músculo ilíaco está siempre acompa­
ñado en su borde medial por el músculo psoas mayor
y no hacemos ninguna diferencia entre ambos.

Fig. 20
Músculo tensor de la fascia lata
(tensor fasciae latae)
El músculo es carnoso entre su inserción en la EIAS y
su tendón terminal que se dirige hacia la parte ante­
rior del tracto iliotibial. La palpación es pulpar y po­
lidigital, y se realiza por debajo y por fuera de la
EIAS.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 205

Fig. 21
Músculo sartorio (sartorius)
Es un músculo carnoso desde la espina ilíaca antero­
superior hasta la articulación de la rodilla. En su tra­
yecto, bordea por dentro el recto femoral (rectus
femoris), y después el vasto medial (vastus medialis). La
palpación se realiza en su trayecto proximal por deba­
jo de la EIAS. La palpación es polidigital y pulpar.
Nota: por debajo de la EIAS, una pequeña depresión cuyo
suelo está ocupado por el músculo recto femoral, y que
está limitada lateralmente por el tensor de la fascia lata y
medialmente por el sartorio, permite diferenciar estos tres
músculos.

Fig. 22
Músculo recto femoral (rectus femoris)
La palpación es polidigital y a menudo bimanual a
nivel de los tercios proximal y medial de la cara ante­
rior del muslo. El músculo debe estar aislado del res­
to de músculos del muslo (vastos lateral y medial).
Para aislarlo, la presa polidigital realiza un movi­
miento de oscilación transversal al trayecto.
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Fig. 23
Palpación de los aductores
monoarticulares
Se trata esencialmente de una palpación que afecta al
aductor largo, que forma el límite medial (interno)
de la región inguinofemoral medial (triángulo de
Scarpa).
Es una palpación pulpar polidigital.

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206 ■ La cadera

Fig. 24
Palpación del único músculo aductor
poliarticular: el músculo grácil (gracilis)
Se palpa por detrás del músculo aductor largo en el
tercio proximal del muslo (v. fig. 23). Esta palpación
puede, no obstante, prolongarse prácticamente hasta
la rodilla; es pulpar y polidigital.

Fig. 25
Músculos isquiotibiales (ischiadicum):
semitendinoso (semitendinosus)
y semimembranoso (semimembranosus)
Los dos músculos siguen el mismo trayecto desde la
tuberosidad isquiática hasta la articulación de la ro­
dilla; el recorrido del semitendinoso es más super­
ficial.
– La palpación del cuerpo muscular del semimembra­
noso se realiza a partir del tercio medio de la cara
posterior del muslo y continúa distalmente hasta la
rodilla.
– La palpación del cuerpo muscular del semitendino­
so se realiza proximalmente en la cara posterior del
muslo.
Nota: el semimembranoso es fibroso distalmente y tendi-
noso proximalmente; ocurre lo contrario en el caso del
semitendinoso, cuyo tendón puede «ascender» muy arri-
ba en la cara posterior del muslo aplicado sobre el cuerpo
muscular del semimembranoso.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 207

Fig. 26
Músculos isquiotibiales: cabeza larga
del músculo bíceps femoral
(caput longum biceps femoris)
El músculo cruza en diagonal la cara posterior del
muslo; se palpa en el tercio inferior del muslo en la
mitad de su anchura.
La palpación es pulpar en presión o en fricción,
transversalmente al trayecto.
Nota: no debemos confundirlo con la cabeza corta del
músculo bíceps femoral (caput brevis biceps femoris),
que se palpa más lateralmente (v. cap. 8, La rodilla,
pág. 225).

Fig. 27
Palpación global de los músculos
isquiotibiales
Paciente en decúbito supino; palpamos los isquioti­
biales mediales (semitendinoso y semimembranoso)
y el músculo isquiotibial lateral (porción larga del bí­
ceps) con ambas manos situadas a nivel del tercio
inferior del muslo:
– la mano medial sobre el borde posteromedial del
muslo;
– la mano lateral en la parte posterior del tercio me­
dio del muslo.
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208 ■ La cadera

Fig. 28 Fig. 29
Músculo glúteo mayor (gluteus Músculo glúteo mayor, plano superficial
maximus), plano profundo
Palpación de la cabeza superficial: este importante
Este músculo presenta dos planos o cabezas, que de­ fascículo se inserta en el borde posterior del tracto
ben palparse por separado. iliotibial, borrando lateralmente el pliegue subglúteo.
La palpación de la cabeza directa (así denominada La palpación se realiza mediante una presa pulpar
porque está en el eje del plano sagital) o plano pro­ polidigital en el borde lateral del pliegue subglúteo y
fundo se realiza en la masa muscular mediante una tomando el borde inferior del músculo glúteo mayor
presa pulpar polidigital o interdigital con las dos ma­ (v. nota a continuación).
nos por encima del pliegue subglúteo.

Nota: no debemos confundir el pliegue subglúteo, que forma una línea cutánea horizontal, con el borde inferior del músculo
glúteo mayor, que es oblicua de arriba abajo y de dentro afuera.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 209

Fig. 30 Fig. 31
Músculo piriforme (piriformis) Otros músculos pelvitrocantéreos:
obturador interno (obturator internus),
La palpación en rectitud de cadera se realiza o bien
gemelo superior (gemellus superior),
en bipedestación, o bien en decúbito prono median­
gemelo inferior (gemellus inferior),
te una presión pulpar en el centro de la masa glútea.
cuadrado femoral (quadratus femoris)
Hay contractura cuando el terapeuta nota una reni­
tencia (que se traduce bajo los dedos en una cierta Paciente en decúbito supino, con la rodilla flexiona­
resistencia muscular, que no debemos confundir con da y la planta del pie apoyada en la camilla. El tera­
una «densidad» ósea). peuta se coloca contralateralmente; pasa por detrás
Nota: estos músculos son profundos y el músculo pirifor- del muslo y desliza el índice o el medio, estirado, ha­
me es el más fácil de palpar cuando su cuerpo carnoso cia el espacio comprendido entre la tuberosidad is­
cruza la escotadura ciática mayor. quiática y el trocánter mayor. Una presión profunda
permite pasar por debajo del borde posterior del
Nota: los músculos pelvitrocantéreos constituyen, junto
músculo glúteo medio (gluteus medius) y explorar con
con el músculo glúteo menor (gluteus minimus), la capa
la punta del dedo el trayecto de los músculos pelvi­
profunda de la región glútea. Están constituidos, de cra-
trocantéreos.
neal a caudal, por los músculos: piriforme, obturador ex-
terno (obturator externus), obturador interno (obturator Nota: para tener más fuerza en el dedo que se desliza so-
internus), gemelo superior (gemellus superior), gemelo bre el músculo glúteo medio, a veces utilizamos un apoyo
infe­rior (gemellus inferior) y cuadrado femoral (quadra- en la cara dorsal del índice con la ayuda del medio. La
tus femoris). principal ventaja de esta segunda técnica es que se evita
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cambiar el decúbito del paciente.

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210 ■ La cadera

Fig. 32 Fig. 33
Localización ósea mediante palpación Palpación del tercio proximal del tracto
de la parte proximal del tracto iliotibial iliotibial
(tractus iliotibialis)
El tracto iliotibial une la cresta ilíaca y el tubérculo
Los límites óseos se indican mediante los índices del infracondíleo de la tibia. En un primer tiempo es útil
terapeuta: palpar su trayecto proximal, que se sitúa entre la par­
– el índice izquierdo señala la cresta ilíaca; te anteromedial de la cresta ilíaca y la cara lateral del
trocánter mayor (trochanter major).
– el índice derecho señala el trocánter mayor.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 211

Fig. 34
Palpación del músculo glúteo menor
(gluteus minimus)
En esta figura, la palpación del glúteo menor se reali­
za mediante una presa pulpar polidigital en la fosa
ilíaca externa, por detrás de la EIAS y por debajo de la
cresta ilíaca.
Nota: una tensión exagerada del tracto es el reflejo de la
tensión de uno de los músculos a los que da inserción. El
más importante de estos músculos es el glúteo medio, que
se inserta en la cara profunda de su aponeurosis de recu-
brimiento unida al tracto iliotibial.

Fig. 35
Palpación del glúteo medio
(gluteus medius)
En esta figura, la palpación del glúteo medio se reali­
za a un lado y otro del tracto iliotibial.
Nota: estos dos músculos muy carnosos forman la parte
esencial de la masa muscular de la fosa ilíaca externa; el
glúteo menor, situado un poco más anterior, bordea
el tensor de la fascia lata, mientras que el glúteo medio
recubre el glúteo menor y lo sobrepasa ampliamente por
detrás. La palpación del glúteo menor se realiza a un lado
y otro del trayecto ilíaco del tracto iliotibial.
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Interpretación de la exploración
palpatoria y diagnóstico

Contracturas de los flexores de cadera

Primer caso
Una contractura del músculo psoas mayor (psoas major) y del músculo ilíaco (iliacus) se refleja, si es bilateral, en
un flexo de cadera que, cuando el paciente está en bipedestación, muestra una actitud en retropulsión pélvica y
anteversión. Esta actitud puede ser discreta pero durante la prueba de antepulsión muestra un déficit (el pacien­
te antepulsa con el raquis lumbar y no con las articulaciones coxofemorales).

Segundo caso
Cuando las contracturas afectan también a los flexores poliarticulares del muslo: sartorio (sartorius), tensor de la
fascia lata (tensor fasciae latae), accesoriamente, el recto femoral (rectus femoris), esto se refleja en un flexo más
pronunciado (pero estrictamente sagital con una anteversión de pelvis).

Tercer caso
Cuando la contractura es disimétrica y más pronunciada en los flexores rotadores mediales: tensor de la fascia
lata, glúteo medio (gluteus medius) y glúteo menor (gluteus minimus), no hallamos contractura en el sartorio. Esto
se traduce, cuando el paciente está en bipedestación, por una dominancia de cadera posterior; es decir, un apoyo
dominante sobre el lado con retropulsión unilateral y rotación de la pelvis de este mismo lado.

Cuarto caso
Cuando la contractura afecta al sartorio y los aductores, sin afectar a los músculos rotadores mediales (de la fas­
cia lata, glúteo medio y glúteo menor), esto se traduce en un flexo de cadera en rotación lateral, generalmente
visible en la posición denominada de «pie hacia fuera».

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Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico ■ 213

Contracturas de los extensores de cadera

Primer caso
Este primer caso se presenta cuando el terapeuta constata:
– contracturas del músculo glúteo mayor (gluteus maximus) en ambos planos (profundo y superficial);
– asociadas a contracturas de los isquiotibiales:
- mediales: semitendinoso (semitendinosus) y semimembranoso (semimembranosus),
- lateral: cabeza larga del bíceps femoral (caput longum biceps femoris).
Refleja una actitud cifosante del raquis lumbar cuando la persona está en bipedestación con limitación de la
anteversión pélvica. El paciente puede presentar una retroversión y una retropulsión pélvica. Esta situación poco
frecuente corresponde a las posturas de inversión de curvatura del raquis.

Segundo caso
El paciente presenta una hipertonía del glúteo mayor (plano superficial), del piriforme (piriformis) y de la cabeza
larga del bíceps femoral. Refleja una extensión rotación lateral de la articulación coxofemoral. Se pueden produ­
cir dos situaciones:
– este grupo de músculos es hipertónico a la vez con los flexores rotadores mediales contralaterales: se trata de
una actitud rotatoria de la pelvis sobre las dos caderas cuya responsabilidad es bilateral en sinergia cruzada
(Scherrington) (v. figs. 10 y 11);
– este grupo muscular es hipertónico sin participación de los flexores rotadores mediales contralaterales; esto se
refleja en el paciente en un apoyo dominante sobre esta extremidad con antepulsión pélvica y rotación de pelvis
contralateral.
Casos particulares: la coexistencia sobre un mismo lado de contracturas sobre los grupos musculares antago­
nistas refleja que hay una inmovilización de la articulación coxofemoral que indica una situación de protección
de la articulación.

Contracturas de los abductores de cadera


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Primer caso
El conjunto de estos músculos está contracturado y la palpación del tracto iliotibial (tractus iliotibialis) muestra
que está exageradamente tenso; esta circunstancia provoca que la persona esté descentrada lateralmente (en
abducción de la articulación coxofemoral de este lado), y que sólo presente poca movilidad rotatoria de la pelvis
sobre el fémur.

Segundo caso
Cuando el tensor de la fascia lata está distendido encontramos una actitud parecida a la que se produce por una
contracción de los extensores rotadores laterales. Por el contrario, cuando el plano superficial del músculo glúteo
mayor está distendido encontramos un esquema parecido a una contractura de los flexores rotadores mediales
(v. más arriba).
Casos particulares: el paciente presenta en el lado derecho una hipertonía del músculo psoas mayor asociada
a los músculos pelvitrocantéreos (sobre todo el piriforme). Esto refleja un flexo importante de cadera con un
apoyo dominante sobre esta misma extremidad:
– el músculo psoas mayor, fuertemente hipoextensible, impide el enderezamiento del paciente;
– los pelvitrocantéreos aseguran la estabilidad pélvica, tanto más frontal cuanto que el paciente está flexionado
(garantizan la abducción, cadera flexionada).

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Tratamiento de la contractura

El músculo psoas mayor (psoas major)

Fig. 36
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El paciente se coloca de forma que la extremidad in­
ferior que hay que tratar quede a lo largo de la cami­
lla. En esta posición de extensión el músculo psoas
mayor del lado derecho está en recorrido externo y
en reposo.
La técnica utiliza la contracción del músculo psoas
contralateral (muslo flexionado), cuya acción realiza
una deformación lumbar frontal. Esta convexidad,
situada en el lado de la cadera flexionada, inhibe el
psoas mayor de la extremidad inferior alongada y lo
estira por medio de una traslación lateral izquierda
del raquis lumbar.
Se solicita al paciente que ofrezca resistencia a la
mano derecha del terapeuta colocada en el extremo
distal de la cara anterior del muslo contralateral
flexionado.

El músculo ilíaco (iliacus)

Fig. 37
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Se trata de la puesta en retroversión pélvica contrala­
teral. Ésta se consigue mediante la flexión pasiva de
la cadera y de la rodilla de la extremidad inferior
contralateral del paciente, que se mantiene en el es­
pacio toracobraquial del terapeuta, en la parte poste­
rior del hombro de este último o en cualquier otra
zona próxima según las morfologías respectivas del
paciente y del terapeuta.

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Tratamiento de la contractura ■ 215

Fig. 38
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
Se realiza la extensión mediante apoyo sobre el mus­
lo de la extremidad inferior derecha y mantenimien­
to de la rectitud.

Fig. 39
Estiramiento
El paciente ofrece resistencia a los tres puntos de
apoyo fijados por el terapeuta:
– primer punto de apoyo: la parte posterior del mu­
ñón del hombro del terapeuta, que retroversa la pel­
vis contralateral;
– segundo punto de apoyo: la mano izquierda del te­
rapeuta, que se apoya sobre la extremidad distal y
anterior del muslo derecho del paciente;
– tercer punto de apoyo: la mano derecha del tera­
peuta, que se coloca en la región glútea en dirección
a la cabeza femoral y antepulsa la pelvis.
El paciente empuja con su rodilla izquierda contra el
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hemitórax derecho del terapeuta, o cualquier otra par­


te próxima a esta región según las morfologías respec­
tivas de paciente y terapeuta, para luchar contra la
puesta en retroversión de su hemipelvis izquierda.
También empuja contra la antepulsión de su hemi­
pelvis derecha fijada por la mano derecha del tera­
peuta.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.
Nota: la mano izquierda del terapeuta, colocada por enci-
ma de la rodilla, tiene una función estabilizadora.

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216 ■ La cadera

El músculo tensor de la fascia lata (tensor fasciae latae)

Fig. 40
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Se realiza la extensión de la articulación coxofemoral
derecha mediante retroversión de la pelvis con
flexión máxima de la extremidad inferior contralate­
ral mantenida por el paciente.

Fig. 41
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
Mediante una presa en cuna el terapeuta conduce la
extremidad inferior que se va a tratar en rotación la­
teral, en esta figura, la derecha. La extremidad infe­
rior se coloca en aducción y se estabiliza contra la
camilla con el terapeuta apoyado sobre su codo.

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Tratamiento de la contractura ■ 217

Fig. 42
Estiramiento
En esta figura, el terapeuta, con ayuda de su mano
derecha, toma la raíz del muslo izquierdo del pacien­
te y realiza una tracción para obtener una báscula
lateral de la pelvis del lado izquierdo.
Este movimiento provoca una aducción del lado de­
recho mientras que el muslo derecho se mantiene en
rotación lateral y aducción. El terapeuta solicita al
paciente que mantenga su pelvis en retroversión.
Nota: el terapeuta realiza en realidad una doble aduc-
ción: una primera mediante el muslo, la segunda con la
pelvis.
Se solicita al paciente que ofrezca resistencia de for­
ma simultánea en los diferentes puntos de apoyo del
terapeuta:
–  resistencia a la mano derecha del terapeuta que
tiende a llevar la pelvis en aducción (esta última es la
más importante);
– resistencia al antebrazo y a la mano izquierda del
terapeuta que mantiene la extremidad inferior dere­
cha en aducción y rotación lateral (esta fuerza es ac­
cesoria, de forma que no dificulte la estabilidad de la
extremidad colocada encima de la camilla).
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.
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218 ■ La cadera

El músculo sartorio (sartorius)

Fig. 43
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
Se realiza la extensión de la articulación coxofemoral
derecha mediante retroversión de la pelvis asociada a
una flexión máxima de la extremidad inferior con­
tralateral mantenida por el paciente.

Fig. 44
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
Realización de la posición de aducción y de rotación
medial de la extremidad inferior derecha del pacien­
te mantenida mediante una presa que fija la extremi­
dad inferior contra la camilla (con la ayuda de la mano
y del antebrazo del terapeuta).

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Tratamiento de la contractura ■ 219

Fig. 45
Estiramiento
Técnica: la presa del terapeuta se coloca de la siguien­
te forma:
– presa del muslo izquierdo del paciente flexionado
lo más cerca de la raíz, para realizar una «tracción-
descenso» de la pelvis del lado izquierdo;
– esta posición conlleva una aducción de la pelvis so­
bre la extremidad inferior derecha previamente in­
movilizada contra la camilla.
La técnica es la misma que para el tensor de la fascia
lata, pero la rotación de la extremidad inferior dere­
cha está invertida mediante un enrollamiento de la
extremidad encima de la camilla (enrollamiento
que se realiza en dirección a la rotación medial de
cadera).
Se solicita al paciente que ofrezca resistencia de for­
ma simultánea en los diferentes puntos de apoyo del
terapeuta:
–  resistencia a la mano derecha del terapeuta, que
tiende a llevar la pelvis derecha en aducción;
– resistencia al antebrazo y a la mano izquierda del
terapeuta, que mantiene la extremidad inferior dere­
cha en aducción y rotación medial.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.
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220 ■ La cadera

El músculo recto femoral (rectus femoris)

Fig. 46
Preparación de la maniobra, estiramiento
El mantenimiento de la flexión contralateral de la
extremidad inferior izquierda por parte del paciente
provoca una báscula posterior de la pelvis, y en con­
secuencia una extensión de la articulación coxofe­
moral derecha. La rectitud del muslo derecho permite
conservar el recorrido externo máximo de flexión de
la articulación coxofemoral; de esta manera, la sim­
ple flexión de la rodilla en recorrido medio total bas­
ta para estirar el recto femoral.
Se solicita al paciente que ofrezca resistencia a la
flexión de rodilla realizada por el terapeuta.
Nota: si la flexión de rodilla es más importante, refleja
que hay una articulación coxofemoral con un poco de
flexión.

Los músculos aductores monoarticulares

Fig. 47
Preparación de la maniobra
Paciente en decúbito colocado cerca del borde de la
camilla.
El primer tiempo consiste en estabilizar la pelvis me­
diante un apoyo ilíaco en dirección de la cabeza fe­
moral. Esta elección se realiza en función de dos
elementos:
– en primer lugar: la presa sobre la cresta ilíaca es di­
fícil debido a la inserción de los músculos abdomina­
les que la recubre;
– en segundo lugar: entre el trocánter mayor y la cres­
ta ilíaca, las masas carnosas de los músculos glúteos
medio (gluteus medius) y glúteo menor (gluteus mini-
mus) sirven sin dificultad de punto de apoyo.
La presión puede ser intensa, no dolorosa, y estable.
El terapeuta puede utilizar también una posición en
finta anterior y colocar su codo en apoyo sobre la
pelvis, lo que tiene la ventaja de que utiliza el peso
de su cuerpo para mantener un apoyo firme.

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Tratamiento de la contractura ■ 221

Fig. 48
Estiramiento
La mano pélvica (mano izquierda del terapeuta en
esta figura) está en apoyo en la fosa ilíaca externa, y
la dirección de este apoyo es a la vez craneocaudal
(de arriba abajo) y lateromedial (de fuera adentro)
hacia la cabeza femoral; este último apoyo garantiza
la estabilidad pélvica.
La segunda mano realiza un par de fuerzas con la pri­
mera para provocar el estiramiento.
La pierna flexionada permite conservar una rotación
neutra durante la abducción.
Se solicita al paciente que ofrezca resistencia a la ab­
ducción de la cadera realizada por el terapeuta, con
la rodilla flexionada.
Nota: durante esta técnica se solicitan al mismo tiempo
todos los aductores monoarticulares.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

El músculo grácil (gracilis)

Fig. 49
Preparación de la maniobra
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y estiramiento
Esta técnica es básicamente idéntica a la de los aduc­
tores monoarticulares. La presa proximal es menos
intensa y la presa distal mantiene la rodilla en exten­
sión mediante una presa en cuna que provoca una
«rotación medial».
Se solicita al paciente que ofrezca resistencia a la ab­
ducción realizada por el terapeuta, manteniendo la
rodilla en extensión.
Nota: cuando la rodilla está estirada no existe rotación
a este nivel. En cambio, si no se controla la rotación se
produce una rotación lateral durante la abducción.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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222 ■ La cadera

Los músculos isquiotibiales (ischiadicum)


Los músculos semimembranoso (semimembranosus) y semitendinoso (semitendinosus)

Fig. 50
Preparación de la maniobra
Hay que obtener una flexión de la articulación coxo­
femoral y una extensión de rodilla en rotación lateral
de cadera. La rigidez de los isquiotibiales no permite la
amplitud total de la cadera y de la rodilla; así, el tera­
peuta utiliza una flexión de la cadera superior a 90º, lo
que impide la extensión completa de rodilla. Gracias a
esto es posible utilizar el componente rotatorio que
permite disociar los dos isquiotibiales mediales (semi­
tendinoso y semimembranoso) del isquiotibial lateral
(bíceps femoral).
Nota: un apoyo sobre el talón supondría un movimiento
inútil de la articulación subastragalina.

Fig. 51
Estiramiento
Las manos del terapeuta se sitúan respectivamente en
la parte anteromedial del extremo distal del muslo y
en la parte posterolateral del tobillo (palma de la mano
del terapeuta en apoyo sobre el maléolo lateral).
El par rotatorio de las manos del terapeuta así coloca­
do impone una rotación lateral óptima de la cadera.
Este par rotatorio se mantiene permanentemente du­
rante el estiramiento.
La mano proximal es una presa de mantenimiento del par
rotatorio de la extremidad inferior derecha del paciente.
El movimiento de estiramiento se realiza mediante la
presión de la mano distal que ejecuta un empuje en
el sentido de la flexión de cadera y de la extensión de
rodilla.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 223

Los músculos isquiotibiales


Cabeza larga del bíceps femoral (caput longum biceps femoris)

Fig. 52
Preparación de la maniobra
Hay que conseguir una flexión de la articulación
coxofemoral y una extensión de la rodilla en rota­
ción medial de cadera. La rigidez de los isquiotibiales
no permite la amplitud completa de cadera y de rodi­
lla. Así, el terapeuta utiliza una flexión de la cadera
superior a 90º, lo que normalmente impide la exten­
sión completa de rodilla. Esta situación nos permite
utilizar el componente rotatorio de la cadera y rodi­
lla para poder disociar el isquiotibial lateral (cabeza
larga del bíceps) de los isquiotibiales mediales (semi­
tendinoso y semimembranoso).
Nota: si la rodilla presenta una disfunción articular que
no permita realizar la maniobra, colocaremos la rodilla
en extensión y utilizaremos únicamente el componente
rotatorio de la cadera; la presa es más complicada y el
componente rotatorio más difícil de llevar a cabo.

Fig. 53
Estiramiento
Las manos del terapeuta se colocan, respectivamen­
te, por encima de la rodilla y en la parte anterolateral
del extremo distal del muslo, así como en la parte
posteromedial y distal de la pierna (si es necesario, la
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mano del terapeuta se aplica contra el maléolo me­


dial). Esta doble presa realiza una rotación medial de
cadera óptima. Este par rotatorio se mantiene duran­
te el estiramiento. La acción de estiramiento viene
dada por el empuje con la mano distal, colocada en
la cara posteromedial del extremo distal de la pierna.
Realiza simultáneamente una presión hacia la flexión
de cadera y extensión de rodilla (se mantiene el mo­
vimiento de rotación medial de cadera).
El paciente debe ofrecer resistencia simultáneamente
a estas acciones.
Nota: si el paciente se queja de dolor en dirección a la
parte lateral de la rodilla, puede tratarse de un «bloqueo»
de la articulación tibiofibular proximal que deberá tratar-
se mediante movilización antes de continuar con el trata-
miento de estiramiento.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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224 ■ La cadera

El músculo glúteo mayor (gluteus maximus), plano superficial


(Corresponde a las fibras que se insertan en la parte posterior del tracto iliotibial.)

Fig. 54
Estiramiento
La técnica presenta grandes similitudes con el piri­
forme (piriformis); la especificidad de este estiramien­
to reside en que aquí se aumenta la flexión de cadera
para permitir la aducción del muslo derecho en dia­
gonal.
Nota: puede ser que la amplitud de la aducción sea total-
mente imposible (v. músculo piriforme) y que sólo exista
flexión de cadera.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

El músculo piriforme (piriformis)

Fig. 55
Preparación de la maniobra
y estiramiento
Previamente, el terapeuta coloca el pie del paciente
sobre el muslo contralateral «por encima» de la pate­
la. En esta posición la cadera está flexionada a 90º.
Coloca una mano sobre la pelvis, apoya sobre la espi­
na ilíaca anterosuperior (EIAS) y mantiene la pelvis
contra la camilla.
El movimiento realiza una aducción en flexión de ca­
dera mediante un apoyo distal sobre el borde lateral
del muslo.
Nota: cuando la técnica es dolorosa a nivel del pliegue
inguinal (es el caso del 10% de los pacientes; por tanto,
bastante frecuente), no debemos insistir. Esto se debe a
una particularidad anatómica: la bolsa serosa que permi-
te la reflexión del psoas sobre la eminencia iliopectínea
está unida anatómicamente, en algunas personas, con la
articulación coxofemoral. Esta disposición provoca la ex-
travasación del líquido sinovial, y produce hinchazón y
enduramiento; en este caso hay que buscar una posición
rotatoria de cadera o bien disminuir la flexión.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 225

Los músculos glúteo medio (gluteus medius) y glúteo menor (gluteus minimus)

Fig. 56
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
El paciente está en decúbito supino. El terapeuta lle­
va la extremidad inferior derecha en aducción. La
extremidad inferior derecha flexionada cruza la ex­
tremidad inferior izquierda. El pie reposa sobre la ca­
milla.
Nota: la aducción de la extremidad inferior es posible
gracias a la flexión contralateral de la otra extremidad
inferior.

Fig. 57
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
– La mano izquierda del terapeuta toma el extremo
distal de la pierna. La presa proximal del terapeuta es
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doble.
– La mano derecha del terapeuta se apoya en sentido
anteroposterior (de delante hacia atrás) sobre la espi­
na ilíaca anterosuperior (EIAS) e impide la elevación
(anteriorización) de la hemipelvis izquierda.
El hombro derecho del terapeuta toma apoyo en la
cara lateral de la rodilla izquierda del paciente e im­
pide la báscula lateral de la pelvis.

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226 ■ La cadera

Fig. 58
Estiramiento
Existen dos puntos de fijación:
– el hombro del terapeuta, que se apoya en la cara
lateral de la rodilla izquierda del paciente;
– la mano derecha del terapeuta, que se apoya en la
espina ilíaca anterosuperior de la hemipelvis izquier­
da sobre la camilla.
La presa: se aplica en el extremo distal y lateral de la
extremidad inferior derecha del paciente (por enci­
ma del tobillo). Es una presa que llevará la extremi­
dad inferior en aducción.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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La rodilla

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Sumario
• Introducción local: la rodilla.

• Acciones musculares en situación funcional (figs. 1 a 14).

• Exploración palpatoria de la contractura (figs. 15 a 22).

• Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.

• Tratamiento de la contractura (figs. 23 a 33).

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Introducción local:
la rodilla

Para Boris Dolto, la rodilla es «un lacayo con dos amos»: la cadera y el pie. Con esta imagen Dolto reflejaba la depen-
dencia de esta articulación con respecto a la cadera, que soporta y estabiliza el tronco, y con respecto al pie, como
zona de apoyo mantenida estable en el suelo mediante las fuerzas de fricción. En efecto, la rodilla es una articulación
poco estable: el fémur es convexo mientras que el platillo tibial no tiene la misma congruencia. A pesar de una con-
tención pasiva importante (ligamentos y meniscos), el equilibrio de la articulación se confía principalmente a los
músculos.
En teoría, no hay movimiento más allá de la rectitud y, en carga, la rodilla está esencialmente en flexión. La línea de
gravedad pasa normalmente por detrás de la articulación y hay que destacar que los músculos que garantizan la es-
tabilidad posicional, es decir, los músculos monoarticulares, forman lo esencial de la musculatura anterior (cuádri-
ceps). Casi todos los demás músculos son largos, poliarticulares, gestores del movimiento y transmisores de fuerza.
La mayoría de ellos no tienen inserción femoral (van de la pelvis a la pierna); sus acciones dinámicas son rotatorias
cuando la rodilla está flexionada (lo que sucede casi siempre). Cuando los equilibrios rotatorios están garantizados,
su acción sagital está siempre coordinada con la articulación coxofemoral.
Estos mecanismos, descritos por Lombard en la rana, fueron aplicados al hombre por Rasch y Burke y, más tarde,
fueron muy estudiados por numerosos autores. Estas acciones fueron calificadas de paradójicas (paradoja de Lom-
bard), debido a que los músculos antagonistas poliarticulares eran sinérgicos cuando las articulaciones de la rodilla
y de la coxofemoral se movían en sentido inverso con una amplitud y una velocidad similares.
Estos mecanismos, que afectan a los músculos isquiotibiales y al recto femoral en el plano sagital, podrían aplicarse
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también al tensor de la fascia lata y al músculo grácil, en el plano frontal, y a la cabeza larga del bíceps femoral y al
sartorio, en un plano oblicuo.
A estas acciones proximales se suma la reacción con los músculos gastrocnemios (músculos posteriores unidos al
calcáneo), que tiene un importante papel en la flexión de rodilla. Estas acciones de flexión de rodilla están descen-
tradas; pueden tener una dominancia medial o lateral, existiendo un relevo entre los músculos del muslo y los pos-
teriores de la pierna que deben acompañar el rodamiento-deslizamiento del fémur sobre la tibia. Un movimiento
descentrado en el plano sagital se acompaña sistemáticamente de una rotación. La estabilidad de la posición rotato-
ria está garantizada por los músculos monoarticulares, poplíteo en rotación medial y bíceps femoral corto en rota-
ción lateral. La exploración de desórdenes en las acciones musculares de la rodilla debe comprobar la tonicidad de
los músculos de cada plano, pero también la de los músculos proximales y distales, de los que un único desequilibrio
es suficiente para perturbar el conjunto.
Nota: la rodilla es una articulación muy rica tanto en el plano de los receptores capsuloligamentosos como en el plano micro-
circulatorio. Así, responde fácilmente a cualquier desorden, incluso mínimo, con una percepción álgica que no tiene necesaria-
mente relación ni con la gravedad ni con la localización del desorden.

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Acciones musculares
en situación funcional

1 3
4

Fig. 1 Fig. 2
Posición neutra Equilibrio muscular de la posición neutra
En posición neutra la línea de gravedad pasa habi- 1. Eje de la articulación coxofemoral en el centro del
tualmente cerca de la rodilla. El equilibrio anteropos- borde superior del trocánter mayor.
terior está garantizado básicamente por la tensión de 2. Eje de la flexión (tubérculo o epicóndilo del cóndi-
los músculos poliarticulares en el plano sagital. El lo femoral lateral).
brazo de palanca del cuádriceps (quadriceps femoris),
3. Recto femoral (rectus femoris).
más importante a nivel de la rodilla, fija la extensión
de forma natural, mientras que, a la inversa, los is- 4. Isquiotibiales.
quiotibiales (ischiadicum) hacen lo propio en la cade- Nota: debido a la proyección de la línea de gravedad cerca
ra. Los músculos poliarticulares se han descrito en la de la articulación de la rodilla, las reacciones muscula-
paradoja de Lombard en recorrido medio (v. La rodi- res de equilibrio son débiles en esta posición. No obstante,
lla, fig. 3, pág. 229 e introducción local, pág. 227). la posición en recorrido medio de los músculos poliarticu-
lares no les permite utilizar ninguna fuerza elástica.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 231

Fig. 3 Fig. 4
Posición de Lombard semiflexionada Sinergia muscular
En esta posición, la rodilla y la articulación coxofemo- 1. Ángulo de flexión de la cadera.
ral se flexionan con una amplitud similar. Los múscu- 2. Ángulo de flexión de rodilla.
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los conservan su recorrido medio. Son coactivos


3. Recto anterior.
sinérgicamente. Esta situación se percibe tanto en el
movimiento de «subida» como en el de «bajada». 4. Isquiotibiales: en esta posición se solicita el con-
junto de los tres músculos.

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232 ■ LA RODILLA

Fig. 5 Fig. 6
Flexión de rodilla hacia dentro Movimientos de rodilla hacia dentro
Cuando la rodilla está flexionada orientada hacia 1. El eje sagital del muslo oblicuo hacia dentro corres­
dentro, y el pie está apoyado en el suelo, realiza un ponde a una aducción de la articulación coxo­femoral;
doble movimiento rotatorio. La articulación coxofe- con el pie en el suelo, el muslo realiza paralelamente
moral está en aducción y rotación medial y la articu- una rotación medial de la articulación coxofemoral.
lación de la rodilla está en rotación lateral. 2. Cuanto más adentro se desplaza la rodilla, más se
acentúa el movimiento.
3.  El eje sagital del pie ya no está alineado con el
muslo.
4. Alrededor del eje mecánico de la rodilla se efectúa
una rotación lateral que compensa el movimiento
de la articulación coxofemoral. Una vista frontal po-
dría hacer pensar en una valguización de la rodilla,
pero en realidad se trata de una rotación lateral de la
misma.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 233

Fig. 7 Fig. 8
Flexión de rodilla hacia fuera Movimientos de rodilla hacia fuera
Cuando la rodilla en carga está flexionada, con el pie 1. El eje sagital del muslo es oblicuo hacia fuera, lo
en el suelo, y se desplaza hacia fuera se produce un que corresponde a una abducción de la articulación
doble movimiento rotatorio. La articulación coxofe- coxofemoral.
moral está en abducción y en rotación lateral, y la 2. Cuanto más hacia fuera se desplaza la rodilla, más
articulación de la rodilla, en rotación medial. se acentúa el movimiento.
3. El eje sagital del pie ya no está alineado con el del
muslo.
4. Alrededor del eje mecánico de la rodilla se efectúa
una rotación medial que compensa el movimiento
de la articulación coxofemoral.
Una vista frontal podría hacer pensar en una variza-
ción de la rodilla, pero en realidad se trata de una
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

rotación medial de la misma.

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234 ■ LA RODILLA

3
1 3
1

4 4

2 2

6 5

Fig. 9 Fig. 10
Movimiento de ambas rodillas en carga Movimientos en el plano frontal
hacia la derecha
Paralelamente a la acción sagital de los músculos de
Cuando ambas rodillas se desplazan hacia la derecha, la paradoja de Lombard, existe otra acción de los
el lado derecho realiza un movimiento de rotación músculos antagonistas poliarticulares del plano fron-
medial mientras que el lado izquierdo realiza un mo- tal entre el tensor de la fascia lata (tensor fasciae latae)
vimiento de rotación lateral. Cuando la pelvis per- y el grácil (gracilis).
manece estable, ambas articulaciones coxofemorales 1. Ejes de la articulación coxofemoral.
«se mueven»: la derecha presenta una abducción y
2. Movimiento hacia la derecha de ambas rodillas.
rotación lateral y la izquierda, una aducción y rota-
ción medial. (Este movimiento se puede parecer al de 3. Músculos tensores de la fascia lata. Estos músculos
un esquiador que cambia de dirección.) son abductores y rotadores mediales en la coxofemo-
ral, y rotadores laterales en la rodilla.
4.  Músculo grácil. Este músculo es aductor en la
coxofemoral y rotador medial en la rodilla.
5. Rotación lateral de la rodilla izquierda.
6. Rotación medial de la rodilla derecha.
Nota: estas acciones sólo se producen en flexión de rodilla
(posición que permite las rotaciones de rodilla).

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Acciones musculares en situación funcional ■ 235

3 3
1
1

4
4

2
2

6 5

Fig. 11 Fig. 12
Movimiento de ambas rodillas en carga Movimientos en el plano frontal
hacia la izquierda
Aunque el movimiento sea inverso a los de la fig. 10,
Este movimiento es el inverso del anterior (fig. 10). la actividad muscular sigue siendo idéntica para los
Los movimientos rotatorios de la rodilla están inver- músculos poliarticulares.
tidos: el lado izquierdo está en rotación medial y el Son los músculos monoarticulares, y en particular los
lado derecho, en rotación lateral. de la articulación coxofemoral, los que cambian la
Los movimientos respectivos de las articulaciones dirección del movimiento.
coxofemorales están igualmente invertidos. En el 1. Ejes de la articulación coxofemoral.
lado izquierdo, existe una abducción y rotación late-
2. Movimiento hacia la izquierda de ambas rodillas.
ral, y en el lado derecho, una aducción y rotación
medial. 3. Músculos tensores de la fascia lata.
4. Músculos gráciles.
5. Rotación medial de la rodilla izquierda.
6. Rotación lateral de la rodilla derecha.
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236 ■ LA RODILLA

3
2

Fig. 13 Fig. 14
Extensión de rodilla en carga mediante Acciones musculares de los flexores
los flexores de la rodilla de la rodilla para realizar la extensión
Cuando los flexores de la rodilla toman su punto de 1.  Isquiotibiales que utilizan el punto de apoyo is-
apoyo en cada extremo de la extremidad realizan quiático y traccionan la parte proximal de la pierna.
conjuntamente una extensión de rodilla y colocan 2. Los gastrocnemios utilizan el punto de apoyo cal-
esta articulación en un alineamiento vertical, entre cáneo y traccionan del extremo distal del fémur.
la articulación coxofemoral y el tobillo. Esta acción
3. Resultante de ambas acciones musculares que lle-
puede eventualmente suplir la acción del cuádriceps,
van la rodilla hacia atrás.
que es el extensor clásico de la rodilla. Los múscu-
los  que realizan este movimiento son los poliarti­ 4.  Báscula anterior previa de la pelvis que sirve de
culares, isquiotibiales para el muslo y gastrocnemios punto de apoyo a los músculos isquiotibiales.
(gastrocnemius) para la pierna. 5. Flexión dorsal del tobillo, previa a la fijación del
calcáneo.

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Exploración palpatoria
de la contractura
Fig. 15
Músculo vasto intermedio o crural
(vastus intermedius)
Este músculo es profundo, pasa por debajo del tra-
yecto del recto femoral (rectus femoris). La palpación
se realiza de un lado y otro del recto femoral, me-
diante una presa polidigital por delante del borde
anterior de los otros dos vastos, medial y lateral (vas-
tus medialis y vastus lateralis). Para asegurarnos de
que estamos sobre el músculo, se puede realizar un
movimiento en vaivén transversal, de forma que el
terapeuta lo perciba con relación a la cara anterior
del fémur. Para ello, la segunda mano toma el fémur
por su extremo distal e impide el rodamiento de la
extremidad sobre la camilla.

Fig. 16
Músculo vasto lateral (vastus lateralis)
En su trayecto lateral en el muslo, este músculo está
recubierto por el espeso tracto iliotibial (tractus ilioti-
bialis), de forma que el músculo es palpable esencial-
mente en su trayecto anterior. El terapeuta se coloca
contralateralmente y toma la masa muscular median-
te una presa polidigital con una o ambas manos.
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Fig. 17
Músculo vasto medial (vastus medialis)
La palpación de este músculo no presenta ninguna
dificultad. El terapeuta se coloca homolateralmente.
Utiliza una presa polidigital con una o ambas manos.

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238 ■ LA RODILLA

Fig. 18
Músculo bíceps femoral, cabeza corta
(caput brevis biceps femoris)
La palpación de este músculo debe realizarse con in-
dependencia de la de la cabeza larga (caput longum
biceps femoris) (v. cap. 7, La cadera, pág. 189). Es un
músculo de la rodilla que es funcionalmente el único
flexor rotador lateral (externo) monoarticular. Puede
presentar una contractura aislada. El paciente está en
decúbito supino; esta posición facilita la distensión y
sitúa al músculo en recorrido externo. El terapeuta se
coloca contralateralmente y realiza una presión pul-
par. La localización de la palpación está por detrás
del tracto iliotibial, en el tercio distal posterolate-
ral del muslo.

Fig. 19
Músculo poplíteo (popliteus)
Su cuerpo carnoso es palpable en el hueco poplíteo.
Para distender la aponeurosis, la rodilla se coloca en
flexión. El paciente permanece en decúbito supino
con el pie plano sobre la camilla, de forma que la ro-
dilla quede flexionada (alrededor de 90°) y la posi-
ción sea distendida. La palpación se realiza con el
pulpejo de los dedos, excepto el pulgar. Los dedos re-
conocen el espacio entre ambos gastrocnemios a tra-
vés de su borde lateral.
Atención: esta región es rica a nivel vasculonervioso y
hay que prestar especial atención al nervio tibial, así
como a las ramas colaterales de los nervios peroneo
común y tibial. No se debe utilizar una presa en gan-
cho con la punta de los dedos.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 239

Fig. 20
Músculos gastrocnemios lateral y medial
(gastrocnemius, caput laterale y caput
mediale)
El cuerpo carnoso de estos dos músculos está bien
diferenciado en su parte proximal. El paciente está
en decúbito supino con el pie plano sobre la camilla,
lo que provoca una flexión de rodilla y una disten-
sión de la aponeurosis superficial. La palpación se
realiza con ambas manos (una para cada cabeza). El
terapeuta se coloca distalmente frente a la pierna y
realiza una doble presa polidigital que permite pro-
bar el balanceo de cada cuerpo carnoso, así como la
renitencia.

Fig. 21
Tracto iliotibial (tractus iliotibialis)
Paciente en decúbito supino (sin abducción de cade-
ra). En su trayecto femoral, el tracto iliotibial pone al
músculo vasto lateral contra el fémur. La palpación
se realiza en los dos extremos: a nivel de la fosa ilíaca
externa y en el tercio distal del muslo. El terapeuta se
coloca contralateralmente y realiza una doble pre-
sión pulpar para sentir la tracción de la cintilla. Se
puede repetir esta palpación colocando el muslo en
abducción. En esta posición la resistencia de la cinti-
lla debe desaparecer.
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Fig. 22
Músculo sartorio (sartorius)
La palpación de la parte distal de este músculo se rea-
liza por dentro del muslo en el tercio inferior. El tera-
peuta se sitúa en el mismo lado y realiza una palpación
polidigital. A partir de la rodilla y hasta su inserción en
la pata de ganso (pes anserinus), el músculo no es car-
noso y el engrosamiento que observamos a menudo
corresponde a tejido adiposo que acompaña al ten-
dón terminal, sobre todo en el sexo femenino.

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Interpretación de la exploración
palpatoria y diagnóstico

Los trastornos funcionales y de postura localizados en la rodilla son raros. Se asocian a la cadera o al pie. En posición
de rectitud, la línea de gravedad pasa cerca del centro articular; los desórdenes de rodilla acompañan una posición de
flexión. Desde los primeros grados de flexión, los ligamentos se distienden y la rodilla presenta una inestabilidad
rotatoria que debe ser contenida por la musculatura. El análisis de las contracturas está en relación directa con la
flexión-rotación de la rodilla, que debe controlarse.

Primer caso: doble flexo «cadera-rodilla»


sin rotación
La parte más visible es el flexo de rodilla: los grandes segmentos, tibial y femoral, facilitan la evaluación visual. Más
difícil resulta la evaluación del flexo de la articulación coxofemoral en relación con una báscula de pelvis, que no es
visible hasta los 20 o 30° a nivel de la piel y puede escapar a la observación visual.
Las contracturas afectan principalmente a los músculos de la paradoja de Lombard, es decir, el músculo recto femo-
ral (rectus femoris), y el conjunto de los isquiotibiales (ischiadicum). Estas contracturas pueden ser reforzadas por los
músculos vastos (vastus medialis y vastus lateralis), por delante; por el músculo sartorio (sartorius), por dentro, y por
el tensor de la fascia lata (tensor fasciae latae), por fuera. La estabilidad final de la rodilla puede completarse con una
contractura de los músculos rotadores cortos: para la rotación lateral, la cabeza corta del bíceps femoral (caput brevis
biceps femoris) y para la rotación medial, el músculo poplíteo (popliteus).
Estas contracturas sinérgicas de los antagonistas permiten repartir las fuerzas, de forma que ningún músculo tomado
individualmente pueda fatigarse; es la posición que adoptan las personas mayores durante la marcha.

Segundo caso: doble flexo «cadera-rodilla»


con rotación
Por lo general, este esquema de contractura repite la posición llamada de «Lombard», pero se crea un desequilibrio
entre los músculos; por una parte, los que activan el componente rotatorio de la rodilla y, por otra parte, los que
actúan sobre la articulación coxofemoral en rotación y en abducción-aducción.

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Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico ■ 241

Cuando la rodilla está hacia dentro, la articulación presenta


una actitud rotatoria lateral
A nivel de la articulación coxofemoral la actitud es aductoria y, eventualmente, rotatoria medial.
La línea de gravedad tiende a pasar por fuera del eje de la rodilla; los músculos internos de la rodilla están con-
tracturados (función de protección). Por tanto, volvemos a encontrar un predominio de los músculos de la pata
de ganso (pes anserinus): grácil (gracilis), semitendinoso (semitendinosus) y sartorio reforzados por el semimembra-
noso (semimembranosus).
Los músculos flexores rotadores laterales parecen estar menos contracturados, debido a que no intervienen para
mantener la postura (la línea de gravedad externa es la que la condiciona).
Nota: la observación de frente permite pensar que existe un genu valgo. Se trata de un error: el genu valgo es una deformidad
frontal sin deformación rotatoria, acompañada en los casos más graves de una degeneración de las superficies articulares.

Cuando la rodilla está hacia fuera


La articulación de la rodilla presenta una actitud rotatoria medial. A nivel de la articulación coxofemoral la po-
sición es de tipo abductoria y rotatoria lateral. Las contracturas afectan a las cabezas largas y cortas del bíceps
femoral (biceps femoris, caput brevis y caput longum), a las que se añade a menudo una contractura del tensor de la
fascia lata. Los músculos rotadores mediales parecen estar menos contracturados, debido a que no tienen nece-
sidad de mantener la postura (la línea de gravedad interna es la que la condiciona).
Nota: la observación de frente permite pensar que existe un genu varo. Se trata de un error: el genu varo es una deformidad
frontal sin deformación rotatoria, acompañada en los casos más graves de una degeneración de las superficies articulares.
Los dos esquemas precedentes (rodilla hacia dentro o hacia fuera) se acompañan respectivamente de una aduc-
ción de la articulación coxofemoral o de una abducción, de manera que los músculos poliarticulares, grácil por
dentro y tensor de la fascia lata por fuera, pueden mantener una coactividad o cocontractura similar a la parado-
ja de Lombard en el plano sagital, recto femoral (rectus femoris) e isquiotibiales. El análisis de las contracturas de
estos pacientes normalmente es complejo puesto que integra el esquema sagital de Lombard y los esquemas la-
terales (antes descritos) presentando variaciones que indican que el paciente utiliza una dominancia.

Tercer caso: contracturas de la cadena 


de los flexores
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Estas contracturas se presentan cuando la línea de gravedad es anterior a la articulación coxofemoral y posterior
a la articulación de la rodilla. Este esquema se podría parecer al de la paradoja de Lombard, pero observamos en
estos pacientes una rigidez de tobillo (v. cap. 8, pág. 234) que hace que los músculos gastrocnemios (gastrocne-
mius) pierdan una parte de su recorrido. Así, encontramos contracturas no sólo en los músculos isquiotibiales
sino también en los gastrocnemios. Esta cadena de contracturas de los músculos flexores permite paradójica-
mente ayudar a la extensión de rodilla.
Esta extensión se realiza mediante los músculos isquiotibiales que toman su inserción en la pelvis, lo que condi-
ciona un flexo de la articulación coxofemoral consecutiva a una báscula anterior de la pelvis (existen contractu-
ras en los músculos flexores de la articulación coxofemoral). Esta extensión se puede realizar también mediante
los músculos gastrocnemios que toman su punto de apoyo en la inserción distal (calcáneo). Retrasan sus inser-
ciones proximales sobre los casquetes condíleos y el fémur, y ayudan así a los músculos isquiotibiales a echar
hacia atrás la rodilla y aliviar la acción del cuádriceps.
Nota 1: para que el punto de apoyo distal sea eficaz, el tobillo debe mantenerse en flexión dorsal, lo que permite encontrar
contracturas en los músculos del compartimento anterior del segmento de la pierna.
Nota 2: este esquema puede presentar una variable que provoque una dominante medial o lateral. En este caso, el esque-
ma de contractura es disimétrico.

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Tratamiento de la contractura
El músculo vasto intermedio o crural (vastus intermedius)

Fig. 23
Preparación de la maniobra
La cadera está flexionada más allá de los 90° para dis-
tender el músculo recto femoral (rectus femoris) y per-
mitir una flexión de rodilla submáxima en el eje.

Fig. 24
Estiramiento
El estiramiento se obtiene mediante una flexión
máxima en el eje de la rodilla. La presa es bimanual,
una mano sobre el extremo proximal anterior del
muslo y la otra mano sobre el extremo distal anterior
de la pierna. Esta presión con ambas manos se realiza
sin que haya movimiento de cadera para evitar una
resistencia del músculo recto femoral (la cadera per-
manece flexionada más allá de los 90°).
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 243

El músculo vasto lateral (vastus lateralis)

Fig. 25
Preparación de la maniobra
La cadera está flexionada más allá de los 90° para des-
cender el recorrido del músculo recto femoral. La ro-
dilla está flexionada en rotación medial óptima
(flexión submáxima) mediante la mano derecha del
terapeuta.
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Fig. 26
Estiramiento
Se aplican ambas manos, una en el extremo proxi-
mal anterior del muslo, y la otra sobre el extremo la-
teral de la pierna (la mano derecha del terapeuta que
toma la extremidad distal del segmento de la pierna
no se ve en esta figura, v. fig. 25). El estiramiento se
consigue manteniendo firmemente la rotación me-
dial de rodilla y realizando la flexión óptima de la
misma mediante presión con ambas manos.
Nota: la cadera debe permanecer flexionada más allá de
los 90°.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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244 ■ LA RODILLA

El músculo vasto medial (vastus medialis)

Fig. 27
Preparación de la maniobra
La cadera está flexionada más allá de los 90°, la rodi-
lla está en rotación lateral óptima mediante una pre-
sa en el segmento de la pierna. A continuación se
flexiona la rodilla (flexión submáxima).

Fig. 28
Estiramiento
El estiramiento se realiza con ambas manos. Al estar
la primera mano proximal sobre el muslo, la segunda
mano es distal sobre la pierna, colocada medialmen-
te para permitir una rotación lateral óptima. La pre-
sión entre ambas manos se realiza mientras se
mantiene firmemente la rotación lateral.
Nota: la cadera debe permanecer flexionada más allá de
los 90°.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 245

Músculos monoarticulares de la flexión de rodilla: cabeza corta del bíceps femoral


(biceps femoris, caput brevis) y músculo poplíteo (popliteus)

Fig. 29
Preparación de la maniobra
La extremidad inferior se coloca en flexión y rota-
ción lateral, «desbordando» la camilla. El terapeuta
aplica su hemitórax inferior anterolateral sobre el ex-
tremo distal anterior del fémur a nivel suprapatelar.
La mano proximal se aplica sobre la cara posterior
del extremo superior de la pierna.
La mano distal se aplica sobre la cara posterior de la
pierna mediante una presa que envuelve el tobillo
por la cara medial para mantener la rotación lateral
de la extremidad inferior del paciente.

Fig. 30
Estiramiento
Consiste en fijar la extensión de rodilla gracias a la
presa distal, y en provocar después una fuerza de des-
lizamiento en sentido inverso gracias, por una parte,
a la presión torácica sobre el fémur en el sentido an-
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teroposterior y, por otra parte, al contraapoyo ma-


nual de la pierna en sentido posteroanterior.
Nota: en extensión completa la rodilla no tiene rotación y
el estiramiento solicita los dos flexores monoarticulares,
que son la porción corta del bíceps y el músculo poplíteo.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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246 ■ LA RODILLA

Fascia posterior de la extremidad inferior

Fig. 31
Estiramiento, primer tiempo
Presa distal: para conseguirla se envuelve el tendón
de Aquiles con los dedos, de forma que el borde cubi-
tal de la mano se apoye en el talón y ayude a la bás-
cula de la flexión dorsal del tobillo. El antebrazo se
apoya sobre la cabeza de los metatarsianos. La presa
favorece así la flexión dorsal del pie.

Fig. 32
Estiramiento, segundo tiempo
El apoyo de extensión de la rodilla: el segmento femo-
ral está en apoyo sobre el tórax anterolateral del tera-
peuta, lo que provoca una fuerza anteroposterior sobre
el fémur y forma un par de fuerzas con la presa distal
del pie, esto mantiene la extensión de la rodilla.

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Tratamiento de la contractura ■ 247

Fig. 33
Estiramiento, tercer tiempo
Flexión de cadera: el terapeuta aplica una mano so-
bre la cara posterior de la pierna y después, solidaria-
mente con la extremidad inferior del paciente, realiza
una «finta» posterior de su tronco, lo que lleva la ca-
dera hacia la flexión. En esta posición, el conjunto
aponeurótico está en «pretensión». El estiramiento
propiamente dicho utiliza los «tres apoyos», privile-
giando:
– una fuerza hacia la flexión dorsal del tobillo;
– una fuerza de «extensión-deslizamiento» de la ro­
dilla;
– una fuerza hacia la flexión de cadera.
Nota: se pueden asociar las tres fuerzas.
El levantamiento de la extremidad inferior contrala-
teral es un motivo para parar la maniobra.
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248 ■ LA RODILLA

Los músculos poliarticulares de la rodilla


La rodilla no es independiente en el plano funcional.

Músculos en relación con la rodilla


Estos músculos se detallan en el cap. 6, La cadera. Son:
– el músculo recto anterior del muslo (rectus femoris), extensor de la rodilla;
– el músculo tensor de la fascia lata (tensor fasciae latae), rotador lateral de la rodilla;
– el músculo sartorio (sartorius), flexor rotador medial de la rodilla;
– los isquiotibiales:
- mediales: semitendinoso (semitendinosus) y semimembranoso (semimembranosus), flexores rotadores mediales
de la rodilla;
- lateral: cabeza larga del bíceps femoral (biceps femoris, caput longum), flexor rotador lateral de la rodilla;
– el grácil (gracilis), flexor rotador medial de la rodilla.

Músculos en relación con el pie


Estos músculos se detallan en el cap. 9, El tobillo y el pie. Son los músculos gastrocnemios, que forman parte del
tríceps sural (triceps surae):
– el gastrocnemio medial (gastrocnemius, caput mediale), flexor y rotador medial de la rodilla;
– el gastrocnemio lateral (gastrocnemius, caput laterale), flexor y rotador lateral de la rodilla.

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El tobillo
y el pie

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Sumario
• Introducción local: el tobillo y el pie.

• Acciones musculares en situación funcional (figs. 1 a 12).

• Exploración palpatoria de la contractura (figs. 13 a 29).

• Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico.

• Tratamiento de la contractura (figs. 30 a 64).

Abreviaturas utilizadas en este capítulo


IF Interfalángica
M1/M2/M3/M4/M5 1.°/2.°/3.°/4.°/5.° metatarsiano
MF Metatarsofalángica
F1/F2/F3 Primera/segunda/tercera falange

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Introducción local:
el tobillo y el pie

La zona de apoyo del peso del cuerpo debe adaptarse a tres tipos diferentes de contacto en el suelo:
– talígrado (apoyo del talón);
– plantígrado;
– digitígrado.
La organización funcional debe ser múltiple; así, podemos dividir la funcionalidad del pie en tres subregiones:
– retropié;
– mediopié;
– antepié.

El retropié
Es el complejo del tobillo que está formado por la articulación talocrural y la articulación subastragalina. El astrágalo
es un hueso sin inserciones musculares; está sometido, en función de las distintas tensiones, a cambios de posición,
que provocan deslizamientos que acompañan las flexiones plantar y dorsal. Estos deslizamientos no se producen
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estrictamente en el plano sagital, debido a la orientación de la pinza tibioperonea y a su apoyo en las masas óseas
subastragalinas. Cuando la línea de gravedad es anterior al tobillo, los músculos posteriores son los que garantizan
la verticalidad y, en particular, los gastrocnemios (gastrocnemius) y el sóleo (soleus).
Con una flexión de la rodilla, la planta de los pies permanece en el suelo y los músculos del compartimento anterior
permanecen muy activos; parece que actúa a distintos niveles sobre la tracción del retináculo de los extensores que
tira del maléolo medial hacia delante, pero también en la dirección de apoyo de la masa tibial, que transmite una
fuerza hacia caudal y dorsal, participando así en el deslizamiento del astrágalo hacia posterior. Este fenómeno de
deslizamiento desaparece cuando el talón despega del suelo.

El mediopié
La mecánica de esta parte del pie está garantizada por los músculos retromaleolares. Los movimientos que empiezan
a nivel de la articulación subastragalina continúan con un deslizamiento más o menos circunferencial de las articu-
laciones talonaviculares, calcaneocuboidea y, en menor grado, de las articulaciones cuneonaviculares. Finalmente,
las articulaciones con las bases de los metatarsianos completan este movimiento complejo. Esta especificidad es más
visible en el plano transversal del pie.

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252 ■ El tobillo y el pie

En la parte medial, el músculo tibial posterior (tibialis posterior), que se inserta en la tuberosidad del navicular, pre-
senta a nivel plantar inserciones anexas en otros huesos del mediopié. Este movimiento de estabilidad medial del pie
frena la posición valguizante del músculo tibial posterior. Para equilibrar contralateralmente, los músculos peroneos
rodean el margen lateral del pie. El peroneo largo (fibularis longus) cruza toda la cara plantar del pie de fuera adentro
para insertarse en la tuberosidad posterolateral de la base del metatarsiano I. Su función es evitar una acción varizan-
te en oposición con el músculo tibial posterior. Esta situación sólo es funcionalmente importante durante el apoyo
monopodal, ya que el polígono de sustentación está disminuido.
Para completar la acción de estos dos músculos, encontramos otros dos músculos más a nivel dorsal: en aducción, el
tibial anterior (tibialis anterior); y en abducción, el peroneo corto (fibularis brevis).
Así, la estabilidad transversal del mediopié está garantizada, tanto si el tobillo está en flexión plantar como si está en
flexión dorsal.
Asimismo, los músculos retromaleolares ayudan a veces a la flexión plantar; para hacerlo, su acción flexora actúa
sobre los maléolos y tiende a levantarlos para, de esta manera, ayudar al tríceps sural en la acción de ponernos de
puntillas.

El antepié
Corresponde esencialmente al complejo articular entre las cabezas de los metatarsianos, las falanges, y las interfalán-
gicas (IF). Estos movimientos están controlados por dos tipos de músculos muy diferentes: los músculos extrínsecos
largos, poliarticulares, dorsales y plantares; y los músculos intrínsecos, que provienen del retropié plantar y dorsal o
de las diáfisis metatarsianas.
Los músculos largos (extrínsecos) permiten colocar los dedos en garra: extensión de la primera falange (F1), y flexión
de la segunda (F2) y de la tercera (F3).
Los músculos cortos (intrínsecos) permiten estabilizar estas pequeñas articulaciones, e incluso, en el caso de los in­
teróseos y de los lumbricales, asegurar su rectitud.
Un desequilibrio en uno de estos músculos perturba el apoyo digitígrado y provoca una sucesión de desequilibrios
en el mediopié y en el retropié.
Hay que hacer una mención aparte en el caso del flexor largo del primer dedo (flexor hallucis longus). Este múscu­
lo, durante su trayecto, rodea por detrás al astrágalo y se convierte en un elemento que, por su reflexión, provoca el
deslizamiento del astrágalo de posterior a anterior durante los movimientos de flexión plantar y, particularmente,
durante el movimiento del varo equino (es el movimiento de la entorsis).

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Acciones musculares
en situación funcional

0
3
2
1 5 4

Fig. 1 Fig. 2
Pie medial Acciones de los músculos del pie medial
Existen tres niveles de movilidad en el pie, que corres­ 0. Eje de la articulación del tobillo.
ponden a actividades musculares diferentes. Pode- 1. Acción del tríceps sural.
mos describir el retropié, el mediopié y el antepié.
2. Acción del tibial posterior, que pasa por detrás del
Cada una de estas regiones es complementaria de las
maléolo medial y se reflexiona a este nivel.
otras.
3. Acción del tibial anterior, que se reflexiona a nivel
En una vista medial, el retropié utiliza principalmen-
del retináculo de los extensores.
te la potencia del músculo tríceps sural (triceps surae),
el mediopié utiliza los músculos tibial posterior (ti­ 4. Acción de los flexores largos del primer dedo (flexor
bialis posterior) y tibial anterior (tibialis anterior), y el hallucis longus) y común de los dedos del pie (flexor lon­
antepié utiliza los flexores de los dedos. Todos estos gus communi digiti). El trayecto de los tendones se
músculos son extrínsecos, y su acción se complemen- refle­xiona dos veces: una primera vez, sobre el sus-
ta localmente por medio de músculos más cortos. tentaculum tali, y una segunda vez, por detrás del
maléolo.
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5. Reflexión sobre el sustentaculum tali.


6. Reflexión retromaleolar del tibial posterior.

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254 ■ El tobillo y el pie

3
4 1
2

Fig. 3 Fig. 4
Pie lateral Acciones de los músculos del pie lateral
Al igual que ocurre en el caso del pie medial, existen 1. Acción del tríceps sural.
tres niveles de movilidad para el pie lateral. Podemos 2. Acción del peroneo corto (fibularis brevis).
describir el retropié, que es idéntico al pie medial; el
3. Acción del peroneo largo (fibularis longus), múscu-
mediopié, y la acción particular de los músculos pe-
lo que cruza la planta del pie, se reflexiona en el bor-
roneos; y el antepié, con la función particular de
de lateral del cuboides, y después, acompañado del
los músculos extensores de los dedos. Todos ellos son
peroneo corto, cambia de dirección detrás del maléo-
músculos extrínsecos, cuya acción, sobre todo en el
lo lateral.
caso del antepié, se complementa con músculos más
cortos. 4. Acción del extensor largo de los dedos (extensor di­
gitorum longus), que se reflexiona a nivel del retinácu-
lo de los extensores.
5. Reflexión de los peroneos.
6. Reflexión de los flexores dorsales del pie.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 255

1 2

Fig. 5 Fig. 6
Marcha sobre los talones Acciones de los músculos
del compartimento anterior de la pierna
Esta marcha requiere una fuerte actividad de los
múscu­los flexores dorsales del pie. La carga supraya- 1. Músculo tibial anterior, que es el más medial y el
cente tiende a abatir el pie contra el suelo, rodando que presenta el mayor brazo de palanca para realizar
sobre el talón. Esta intensa actividad representa, se- la flexión dorsal del pie.
gún los autores, entre el 60 y el 80% de la fuerza 2. El músculo extensor largo del primer dedo, que se
máxima voluntaria de estos músculos. Todo el com- reflexiona en el retináculo de los extensores.
partimento anterior de la pierna se activa, y sobre
3. El extensor largo común de los dedos del pie, que
todo el potente músculo tibial anterior.
también se reflexiona, al igual que el resto de tendo-
nes del mismo compartimento, en el retináculo de
los extensores. Este músculo actúa en sinergia con el
músculo extensor corto de los dedos (extensor digito­
rum brevis), que estabiliza la tensión tendinosa de
este último.
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256 ■ El tobillo y el pie

5
1

4
3

Fig. 7 Fig. 8
Marcha de puntillas Acciones de los músculos de la marcha
de puntillas
Esta actividad levanta el peso del cuerpo y requiere la
acción de los músculos que pasan por detrás de los 1. El tríceps sural, que es el músculo más potente del
maléolos. Los músculos de los tres compartimentos, cuerpo humano.
retropié, mediopié y antepié, actúan conjuntamente. 2.  Acción de los músculos retromaleolares del me­
El movimiento se realiza alrededor de las articulacio- diopié.
nes metatarsofalángicas (MF), aplicando los dedos 3. Acción de los músculos flexores de los dedos: el
contra el suelo, elevando el talón, y alineando par- flexor largo del primer dedo y flexor largo común de
cialmente la pierna y el pie. los dedos del pie. Estos músculos, que están elonga-
dos por la posición de extensión de las MF, se re-
flexionan a lo largo de su trayecto por detrás del
maléolo, y ayudan, junto al resto de músculos, al «le-
vantamiento» maleolar.
4.  Los músculos plantares intrínsecos, que unen el
retropié y el antepié, estabilizan los arcos longitudi-
nales y las articulaciones del mediopié.

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Acciones musculares en situación funcional ■ 257

2
1 4

Fig. 9 Fig. 10
Estabilidad frontal del pie Músculos de la estabilidad frontal del pie
El pie está dotado de movimientos en este plano: la 1. El músculo tibial posterior: su inserción en el pie
varización, cuando el pie rueda hacia fuera; la valgui- es esencialmente plantar. Es arborescente en todos los
zación, cuando el pie rueda hacia dentro. Son los huesos del tarso, excepto el astrágalo, y en todos
músculos extrínsecos del mediopié que, de forma los metatarsianos, excepto el primero y el segundo.
predominante, regulan esta estabilidad, ayudados 2. El tibial posterior garantiza la estabilidad medial
por algunos músculos intrínsecos, sobre todo el mediante el hueso navicular plantar.
aductor (fascículos oblicuo y transverso) del primer
3. Acción del peroneo largo, que cruza la planta del
dedo (adductor hallucis).
pie de dentro afuera, desde la base del primer meta-
tarsiano hasta el cuboides.
4. Reflexión del peroneo largo en el borde lateral del
cuboides y mantenimiento de la estabilidad lateral.
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258 ■ El tobillo y el pie

1
22 2 2 1
1
3
3
3

4
4
4 4

Fig. 11 Fig. 12
Estabilización de la paleta metatarsiana Acción estabilizadora de los músculos
y de los dedos interóseos y lumbricales en el plano
transversal
Entre los pequeños músculos intrínsecos del antepié,
los músculos interóseos (interossei) y los lumbricales Los cuerpos carnosos se sitúan entre los metatarsia-
(lumbricales) tienen una acción compleja. En el plano nos, de forma que tienen un componente oblicuo en
sagital, son a la vez flexores de la MF y extensores de los dedos. La acción sagital sólo es posible con la si-
las IF. Así, son ellos los que aplican los dedos contra metría de ambos interóseos para cada dedo.
el suelo. Son activos durante la marcha, al final de la 1. Acción de los interóseos dorsales (interossei dorsa­
fase de apoyo. les), que separan del eje del segundo dedo.
Su acción se puede disociar en el plano frontal, jugan- 2. Acción de los interóseos plantares (interossei plan­
do con la «separación-aproximación» de los dedos. tares), que aproximan al eje del segundo dedo.
3. Movimiento de aproximación hacia el eje del pie.
4. Movimiento de separación del eje del pie.

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Exploración palpatoria
de la contractura

Fig. 13
Músculo tibial anterior (tibialis anterior)
El cuerpo carnoso de este músculo es palpable en los
dos tercios superiores del compartimento anterior de
la pierna. La palpación debe localizar previamente el
borde anterior de la tibia y, a continuación, median-
te una presión pulpar o bien de una presa polidigital,
se aprecia la renitencia del músculo.

Fig. 14
Músculo extensor común de los dedos
(extensor digitorum longus)
Este músculo es palpable en el tercio medio del com-
partimento anterior de la pierna. La palpación pul-
par debe realizarse por fuera del músculo tibial
anterior, y por delante del tabique aponeurótico que
separa los compartimentos anterior y lateral (ex­
terno). En caso de duda, pedimos al paciente que
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mueva los dedos, manteniendo el tobillo en flexión


plantar.

Fig. 15
Músculo extensor largo del primer dedo
(extensor hallucis longus)
La palpación aprecia la renitencia del cuerpo carno­
so  de este músculo en el tercio inferior de la pie­r­
na, cerca de la cresta tibial. Es preferible realizar una
palpa­ción pulpodigital con varios dedos, colocados
longi­tudinalmente al trayecto del músculo. Esta pre-
caución permite apreciar el cuerpo carnoso, con in-
dependencia de su longitud anatómica.

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260 ■ El tobillo y el pie

Fig. 16
Músculo peroneo largo (fibularis longus)
El cuerpo carnoso de este músculo del compartimen-
to lateral es palpable en su mitad proximal. El tera-
peuta se coloca contralateralmente, para realizar una
palpación polidigital tras haber localizado el tabique
aponeurótico que separa este compartimento del
compartimento anterior. Para evitar que la pierna
ruede sobre la camilla, la segunda mano puede esta-
bilizar el segmento de la pierna.

Fig. 17
Músculo peroneo corto (fibularis brevis)
El cuerpo carnoso es palpable en la mitad distal del
compartimento lateral, por delante y detrás del ten-
dón del músculo peroneo largo. Al igual que para el
peroneo largo, la palpación es polidigital, y la extre-
midad se estabiliza sobre la camilla para evitar el ro-
damiento durante la exploración muscular.

Fig. 18
Músculos gastrocnemios (gastrocnemius)
La parte media del cuerpo carnoso de estos músculos
se palpa simétricamente con ambas manos; el pa-
ciente se coloca en decúbito supino, con la pierna
flexionada (pie plano sobre la camilla). El terapeuta
se sienta sobre el extremo del pie del paciente para
estabilizarlo. La palpación polidigital se realiza detrás
del compartimento peroneo en la parte lateral; mien-
tras que, en la parte medial, se realiza en la zona pos-
teromedial de la pierna. La parte proximal de ambos
músculos también es palpable (v. cap. 8, La rodilla,
pág. 225).

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 261

Fig. 19
Músculo sóleo (soleus)
El cuerpo carnoso del músculo se palpa cerca de la
parte proximal del borde medial de la tibia, por de-
lante del músculo gastrocnemio medial (gastrocne­
mius medialis). La rodilla del paciente permanece
flexionada, con el pie plano apoyado en la camilla.
La palpación se realiza mediante el pulpejo del pul-
gar, cuya presión sobre el cuerpo carnoso de este
músculo aprecia su renitencia.
Nota: el sóleo posee dos cabezas:
– una cabeza tibial (ilustrada en esta figura) que se inser­
ta proximalmente en la mitad inferior del margen inferior
de la línea oblicua de la tibia;
– una cabeza peronea o fibular, en la que podríamos tam­
bién apreciar la renitencia, y que se inserta en las caras
posteriores de la cabeza y de la diáfisis peronea (cuarto
superior).

Fig. 20
Músculo tibial posterior (tibialis
posterior)
La palpación de este músculo del compartimento
posterior profundo se realiza en las mismas condicio-
nes que la del músculo sóleo (fig. 19), justo por deba-
jo de éste, cerca del borde posterior de la tibia.
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Fig. 21
Músculo flexor largo de los dedos (flexor
digitorum longus)
La palpación se realiza en las mismas condiciones
que la del tibial posterior (fig. 20), por debajo y por
detrás de este último.

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262 ■ El tobillo y el pie

Fig. 22
Músculo flexor largo del primer dedo
(flexor hallucis longus)
La palpación utiliza la misma técnica que para los
músculos precedentes (figs. 19, 20 y 21). El cuerpo
carnoso se palpa distalmente, por delante y por den-
tro del tendón de Aquiles.

Fig. 23
Músculos cuadrado plantar (quadratus
plantae) y flexor corto de los dedos
(flexor digitorum brevis)
El paciente está en decúbito supino, con las extremi-
dades inferiores distendidas en rotación lateral (ex-
terna). El terapeuta se coloca a los pies de la camilla y
toma los pies (cada uno con una mano). La mano
rodea el borde medial (interno) del pie, colocando el
pulpejo del pulgar en el centro de los arcos plantares,
y el resto de los dedos, en la cara dorsal de este mis-
mo pie. Con esta presa se pueden llevar los tobillos a
la flexión plantar, lo que permite la distensión de los
músculos flexores largos de los dedos, así como la
aponeurosis plantar. El pulpejo del pulgar aprecia,
por medio de una presión profunda, la renitencia de
ambos músculos, cuyos cuerpos carnosos están en
yuxtaposición.

Fig. 24
Músculos cuadrado plantar y flexor corto
de los dedos, otra vista
Esta vista permite visualizar la presión pulpar del
pulgar del terapeuta.

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Exploración palpatoria de la contractura ■ 263

Fig. 25
Músculos flexor corto del primer dedo
(flexor hallucis brevis) y abductor
del primer dedo (abductor hallucis)
La palpación se realiza mediante el pulpejo de los
pulgares, uno más distal que el otro, siguiendo el tra-
yecto de los músculos. El pie no debe colocarse en
abducción, y la posición plantar distiende la aponeu-
rosis superficial.

Los músculos interóseos dorsales (interossei dorsales)


y plantares (interossei plantares)

Fig. 26
Músculo primer interóseo dorsal
El pie está en reposo, en flexión plantar, para no acti-
var los músculos extensores de los dedos. La palpa-
ción se realiza mediante un dedo, que penetra en el
primer espacio intermetatarsiano (entre I y II).
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Fig. 27
Músculos segundo interóseo dorsal
y primer interóseo plantar
La punta del dedo debe colocarse entre los metatar-
sianos II y III. El pie está en reposo, en flexión plan-
tar, para no activar los músculos extensores de los
dedos del pie.

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264 ■ El tobillo y el pie

Fig. 28
Músculos segundo interóseo plantar
y tercer interóseo dorsal
La punta del dedo debe colocarse entre los metatar-
sianos III y IV. El pie está en reposo, en flexión plan-
tar, para no activar los músculos extensores de los
dedos del pie.

Fig. 29
Músculos tercer interóseo plantar
y cuarto interóseo dorsal
La punta del dedo debe colocarse entre los metatar-
sianos IV y V. El pie está en reposo, en flexión plan-
tar, para no activar los músculos extensores de los
dedos del pie.

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Interpretación de la exploración
palpatoria y diagnóstico

La región de apoyo del cuerpo humano presenta varios grupos articulares funcionales, cuya movilidad y soporte re-
quieren la acción conjunta de músculos extrínsecos (provenientes del segmento de la pierna) y de músculos intrín-
secos (propios del pie). Para llevar a cabo la exploración de las contracturas hay que verificar sistemáticamente el
estado de tensión de los músculos de la pierna y del pie.

Contracturas del compartimento posterior


de la pierna
Hay que distinguir dos grupos musculares.

Primer grupo
Son las contracturas del músculo tríceps sural (triceps surae). Interesan la primera cabeza de los músculos gastroc­
nemios (gastrocnemius), cuya contractura afecta a dos niveles: la rodilla y el tobillo. Cuando estos músculos es-
tán contracturados y el músculo sóleo (soleus) distendido, el desorden concierne a la articulación intermedia de
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la extremidad inferior.
En cambio, cuando la contractura interesa al músculo sóleo, el desorden concierne a ambos niveles. Si el múscu­
lo sóleo es el único contracturado, la afectación concierne al tobillo y al pie.

Segundo grupo
El compartimento posterior profundo contiene un grupo de músculos que son posteriores y mediales al tobillo:
los músculos tibial posterior (tibialis posterior), flexor largo de los dedos (flexor digitorum longus) y flexor largo del
primer dedo (flexor hallucis longus).
El tibial posterior contracturado es signo de desórdenes múltiples: músculo del varo equino retromaleolar
medial; limita, junto al tríceps, la flexión dorsal; pero sobre todo contiene la posición de «valgo» del retropié,
es decir, la supinación y la abducción. Una tercera función de este músculo es la de sustentador del arco trans-
versal del pie por su lado medial; está, por tanto, frecuentemente contracturado cuando el pie bascula hacia
dentro.
Los músculos flexores largos de los dedos y del primer dedo tienen una función preferentemente sagital; inter-
vienen a tres niveles:
– El primer nivel concierne al tobillo más retroastragalino que retromaleolar; en particular, en el caso del flexor
largo del primer dedo.

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266 ■ El tobillo y el pie

Durante el movimiento de flexión plantar (que asciende el talón), ayudan a deslizar el astrágalo hacia delante. Por
tanto, su contractura limita doblemente la flexión dorsal, al acompañar al tríceps sural y al empujar el astrágalo ha-
cia delante.
– Segundo nivel: su trayecto, longitudinal al pie, ayuda al ahuecamiento de los arcos longitudinales de la bóveda
plantar.
– Tercer nivel: su acción sobre los dedos flexiona las IF distales, y facilita la posición de «garra de los dedos».
En conclusión, su contractura está asociada a tres deformidades aparentes: el déficit de flexión dorsal del tobillo, el
ahuecamiento de los arcos longitudinales del pie, y la garra de los dedos. Es posible que una contractura menos im-
portante esté sólo acompañada de un déficit parcial.

Contracturas del compartimento lateral


Estas contracturas afectan a dos músculos: el peroneo largo (fibularis longus) y el peroneo corto (fibularis brevis). Por
su posición retromaleolar lateral, ayudan a limitar la flexión dorsal del tobillo; por su posición lateral al pie, com-
pensan la acción del músculo tibial posterior; y como músculos de la valguización del pie (pronación abducción),
limitan la posición de varo.
Su contractura está presente en esta deformidad. El músculo peroneo largo rodea el borde lateral del pie y cruza
oblicuamente por la cara plantar del pie para insertarse en el metatarsiano I. En este trayecto, ayuda a mantener el
arco transversal del pie y equilibra las múltiples inserciones del músculo tibial posterior. Su contractura aislada, a
veces asociada a la del tibial posterior, indica una caída transversal del mediopié.

Contracturas del compartimento anterior


Este compartimento está formado por tres músculos: el tibial anterior (tibialis anterior), el extensor largo de los dedos
del pie (extensor digitorum longus) y el extensor largo del primer dedo del pie (extensor hallucis longus). A nivel del to-
billo, se reflexionan sobre el retináculo de los extensores; de esta manera, su acción se sitúa a tres niveles del pie:
tobillo, mediopié y dedos.
Su acción sobre el tobillo es indirecta: como responsables de la flexión dorsal, ponen en tensión el retináculo, cuya
inserción en el maléolo medial tiende a hacerlo deslizar hacia delante con relación al astrágalo. El músculo tibial
anterior, por su inserción en la parte interna del cuneiforme medial, tiende a elevar la punta del arco longitudinal
medial del pie, aumentando así su ahuecamiento. Los músculos extensores largos realizan, en primer lugar, la exten-
sión de la MF. De esta manera, ayudan a favorecer la garra de los dedos, en sinergia con los músculos flexores largos
(como hemos visto anteriormente). Esta posición de garra de los dedos, asociada al ahuecamiento de los arcos longi-
tudinales del pie, puede acompañar a contracturas de los músculos de los compartimentos anteriores y posteriores
profundos.

Contractura de los músculos longitudinales


plantares
Estos músculos unen la cara plantar desde el calcáneo, por detrás, hasta los dedos, por delante.
Comprenden el músculo cuadrado plantar (quadratus plantae), que se inserta en el flexor largo común de los dedos
del pie, y el músculo flexor corto de los dedos del pie, que se inserta en la segunda falange de los cuatro últimos de-
dos y por dentro de un grupo de músculos que se insertan en el primer dedo, a saber:

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Interpretación de la exploración palpatoria y diagnóstico ■ 267

– flexor corto del primer dedo (flexor hallucis brevis);


– abductor del primer dedo (abductor hallucis).
La contractura de estos músculos está a menudo asociada a la contractura de los músculos del compartimento pos-
terior y profundo de la pierna. Ayudan, junto a los músculos del compartimento posterior profundo, a ahuecar los
arcos longitudinales del pie, y también a limitar la extensión de los dedos.
Cuando el pie presenta una actitud varizante, suelen estar afectados los músculos del arco medial.

Contractura de los músculos intrínsecos


del antepié
Afecta a dos tipos de músculos:
– los dos fascículos, oblicuo y transverso, del músculo aductor del primer dedo (abductor hallucis);
– los músculos de la elongación de los dedos, que son los interóseos (interossei) y los lumbricales (lumbricales).
La contractura de los aductores del primer dedo ayuda al cierre del arco transversal plantar del pie metatarsiano, y
cierra también la paleta metatarsiana. Su contractura, que no es palpable, se deduce por el cierre morfológico de los
metatarsianos en el plano transversal. La contractura de los interóseos se hace patente por la actitud de elongación
de los dedos y, eventualmente, por la inclinación lateral o medial de las MF. Cuando los dedos no pueden realizar
fácilmente el movimiento de garra, por lo general, se debe a que están contracturados.
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Tratamiento de la contractura
El músculo tibial anterior (tibialis anterior)

Fig. 30
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El estiramiento del músculo se consigue mediante un
movimiento de flexión plantar, asociado a un movi-
miento de abducción-pronación:
– la presa es bimanual a nivel del calcáneo y del an­
tepié;
– el segmento de la pierna del paciente está estirado;
normalmente, con la rodilla en extensión (sin que
sea obligatorio);
– la presa calcánea provoca una báscula plantar y una
abducción-pronación;
–  la presa distal del pie se aplica a nivel del borde
medial y dorsal del pie, en dirección al primer meta-
tarsiano (M1);
–  el movimiento tridimensional se realiza simultá-
neamente con ambas manos.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

El músculo extensor largo de los dedos del pie (extensor digitorum longus)

Fig. 31
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El movimiento de estiramiento es un movimiento de
flexión plantar-aducción-supinación (inversión a la
que se añade una flexión de las articulaciones de los
dedos II, III, IV y V). La presa se realiza simultánea-
mente entre la mano calcánea, que provoca un mo-
vimiento de inversión, y la mano distal, colocada en
los cuatro últimos dedos, que provoca una flexión
de los dedos a la vez que acompaña la inversión del
antepié.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 269

El músculo extensor largo del primer dedo (extensor hallucis longus)

Fig. 32
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El estiramiento se consigue mediante un movimien-
to del tobillo hacia la flexión plantar-abducción-pro-
nación, al que se añade una flexión de la MF y de la
IF del primer dedo.
La presa a nivel del cuello del pie provoca un mo­
vimiento de báscula subastragalina, que realiza una
abducción-pronación asociada a la flexión plantar de
las articulaciones talocrural y supraastragalina.
La presa distal realiza la flexión del primer dedo.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

Los músculos peroneo largo (fibularis longus) y peroneo corto (fibularis brevis)
Ambos peroneos se tratan conjuntamente.

Fig. 33
Preparación de la maniobra
y estiramiento
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

El estiramiento se consigue mediante un movimien-


to de supinación alrededor de un eje longitudinal del
pie, en ligera flexión plantar. Se lleva el primer radio
hacia la flexión dorsal, mientras que el quinto ra-
dio se lleva a la flexión plantar. La presa dominante
es una presa polidigital, que realiza un par de fuerzas
en el primer y el quinto radios, rodeando el margen
lateral del pie. El apoyo sobre el quinto radio se apli-
ca sobre la cara dorsal del quinto metatarsiano (M5),
mientras que el apoyo sobre el primer radio se aplica
sobre la cara plantar de la cabeza del primer metatar-
siano (M1).
La segunda mano estabiliza la posición del tobillo en
la camilla.
Nota: el par de fuerzas polidigital está reforzado cuando
las falanges de la mano del terapeuta están flexionadas.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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270 ■ El tobillo y el pie

Fig. 34
Preparación de la maniobra
y estiramiento, otra vista
La mano proximal estabiliza la extremidad a nivel
del tobillo. La mano distal realiza un par de fuerzas,
con el índice flexionado en apoyo sobre la cara plan-
tar de M1 y el pulgar apoyado sobre la cara dorsal de
la cabeza de M5.

El músculo peroneo largo (fibularis longus)

Fig. 35
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El estiramiento se consigue mediante un movimien-
to de supinación y extensión de M1, asociado a una
flexión dorsal del tobillo mantenida por la tensión
de los gastrocnemios. El paciente mantiene la extre-
midad inferior alongada de forma recta. La presa so-
bre el primer metatarsiano es de tipo plantar: los
dedos, flexionados sobre el borde medial del pie; y el
talón de la mano, en apoyo sobre M1 y su cabeza
plantar. El pulgar del terapeuta se coloca en el espa-
cio entre los dedos primero y segundo.
El pulgar del terapeuta, por su colocación, neutraliza
la acción de los músculos flexores del primer dedo.
La otra mano estabiliza el tobillo contra la camilla.
Nota: estiramos el peroneo largo lateral de forma aislada
cuando la exploración indica una discordancia palpato­
ria entre ambos peroneos.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 271

El músculo peroneo corto (fibularis brevis)

Fig. 36
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El estiramiento se consigue mediante un movimien-
to de inversión del tobillo y una presión sobre el
quinto metatarsiano, en sentido dorso-plantar. La
presa en el pie es digitopalmar, rodeando el margen
lateral del pie; con los dedos, en la cara plantar; y el
talón de la mano, en la cara dorsal. La segunda mano
estabiliza la pierna contra la camilla en la parte ante-
rior del extremo distal del segmento de la pierna.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

Cabezas lateral y medial de los músculos gastrocnemios (gastrocnemius)

Fig. 37
Preparación de la maniobra
Presa del pie: esta presa rodea el tendón de Aquiles,
así como la cara posterior del talón.
Nota: debemos evitar la presa plantar «en cúpula», ya
que la fuerza se realiza con el borde cubital de la mano y
no con el pulpejo de los dedos.
La segunda parte de la presa utiliza la palanca del pie
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mediante un apoyo del antebrazo en las cabezas de


los metatarsianos.

Fig. 38
Estiramiento, primer tiempo
Empuje astragalino: se trata de realizar un desliza-
miento posterior del astrágalo, mediante un apoyo
sobre el cuello del pie con el fondo de la primera co-
misura de la mano. El sentido del empuje es antero-
posterior.

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272 ■ El tobillo y el pie

Fig. 39
Estiramiento, segundo tiempo
Extensión de la rodilla: apoyando su muñeca me-
diante una inclinación cubital, el terapeuta se apoya
sobre el extremo proximal de la pierna. Este apoyo se
realiza en dirección a los músculos del compartimen-
to anterior.
Nota: un apoyo sobre la cresta ósea es doloroso para el
paciente.
El estiramiento propiamente dicho se consigue prin-
cipalmente mediante la presa podal que se obtiene
con la inclinación del tronco del terapeuta, quien,
como consecuencia, amplifica la fuerza del apoyo
proximal.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

La cabeza lateral de los músculos gastrocnemios (gastrocnemius lateralis)

Fig. 40
Estiramiento
La particularidad de esta presa reside en utilizar la su-
pinación del pie. Para ello, el apoyo sobre la paleta
metatarsiana se dirige hacia el primer radio del pie.
El terapeuta añade una supinación calcánea.
Nota: el resto de apoyos son idénticos a los descritos para
la presa global que se utiliza para estirar los gastroc­
nemios.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 273

La cabeza medial de los músculos gastrocnemios (gastrocnemius medialis)

Fig. 41
Preparación de la maniobra
y estiramiento
La particularidad de esta presa reside en utilizar la
pronación del pie. El apoyo sobre la paleta metatar-
siana se dirige hacia el quinto radio del pie (esto
«comprime» ligeramente la muñeca del terapeuta).
El terapeuta añade una pronación calcánea.
Nota: el resto de apoyos son idénticos a los descritos para
la presa global que se utiliza para estirar los gastroc­
nemios.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

El músculo sóleo (soleus)

Fig. 42
Preparación de la maniobra
y estiramiento
Se realiza un par de fuerzas, que conlleva una presión
longitudinal al segmento de la pierna en un sentido
proximodistal, y un apoyo bimanual en la cara plan-
tar de las cabezas de los metatarsianos.
El estiramiento se realiza mediante la presión del
«hueco del hombro» del terapeuta en el eje de la pier­
na, y la tracción plantar sin componente de pronosu-
pinación.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
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técnica de estiramiento.

El músculo tibial posterior (tibialis posterior)

Fig. 43
Preparación de la maniobra
y estiramiento
El estiramiento se consigue gracias a la eversión
máxima del pie. La rodilla está flexionada, con el ta-
lón apoyado en la camilla; el terapeuta coloca el
«hueco del hombro» a nivel de la rodilla para realizar
una presión longitudinal sobre el eje de la pierna.
Ambas manos se cruzan sobre la cara plantar del pie,
a nivel de la paleta metatarsiana. El movimiento que
se imprime a nivel del pie es una eversión máxima:
flexión dorsal, pronación y abducción.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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274 ■ El tobillo y el pie

El músculo flexor largo de los dedos (flexor digitorum longus)

Fig. 44
Preparación de la maniobra
La rodilla está flexionada, con el talón reposando so-
bre la camilla. El terapeuta coloca la rodilla en el hue-
co de su hombro, y cruza sus manos a nivel de la cara
plantar de la paleta metatarsiana, con la eminencia
tenar sobre la cara plantar de los dedos segundo, ter-
cero, cuarto y quinto.

Fig. 45
Estiramiento
El estiramiento se consigue mediante la asociación
de una flexión dorsal del tobillo y de una exten-
sión de los dedos segundo, tercero, cuarto y quinto, a
partir de la MF. La mano «lateral» se coloca sobre la
cara plantar de los dedos, y desborda sobre la cara
dorsal del primer dedo.
El movimiento realiza:
– en primer lugar: una flexión dorsal óptima con la
ayuda de:
- el empuje del «hueco del hombro» del terapeuta
sobre el eje de la pierna,
- el empuje plantar de las manos del terapeuta so-
bre las cabezas de los metatarsianos.
– en segundo lugar: una extensión óptima de las MF
de los dedos segundo, tercero, cuarto y quinto. El em-
puje tenar sobre los dedos se realiza mediante el mo-
vimiento de la mano del terapeuta.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 275

El músculo flexor largo del primer dedo (flexor hallucis longus)

Fig. 46
Preparación de la maniobra
La rodilla del paciente está flexionada, con el talón
reposando sobre la camilla; el hueco del hombro del
terapeuta está en apoyo sobre la rodilla. Ambas ma-
nos se colocan a nivel de la cara plantar de la paleta
metatarsiana. Con ayuda del pulgar, el terapeuta co-
loca el primer dedo en extensión, apoyándose sobre
la cara plantar de la segunda falange.

Fig. 47
Estiramiento
El estiramiento se consigue mediante la asociación
de la flexión dorsal del tobillo y la extensión del pri-
mer dedo. La flexión dorsal del tobillo se obtiene,
por una parte, mediante la presión del hueco del
hombro del terapeuta sobre el eje de la pierna y, por
otra parte, mediante la presión de ambas manos del
terapeuta sobre la paleta metatarsiana. La extensión
del primer dedo se consigue ejerciendo una fuerte
presión sobre la cara plantar de las falanges de este
último.
Nota: la fuerza del pulgar del terapeuta suele ser insufi­
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ciente por lo general, por lo que éste debe servirse de am­


bas manos para empujar el primer dedo. Este movimiento
sobre el primer dedo se realiza únicamente con los dos
pulgares, puesto que el resto de la mano debe mantener la
flexión dorsal.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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276 ■ El tobillo y el pie

Los músculos cuadrado plantar (quadratus plantae) y flexor largo de los dedos
(flexor digitorum longus)

Fig. 48
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
El estiramiento de estos músculos se consigue por la
corrección de los arcos longitudinales del pie, asociada
a la extensión de los cuatro últimos dedos. El primer
tiempo consiste en «borrar» los arcos longitudinales.
El terapeuta permanece en bipedestación, frente a la
planta del pie del paciente. Con una mano, toma
el pie por el borde medial; los dedos se apoyan en el
vértice del arco (en los huesos cuneiformes), mien-
tras que la columna del pulgar permanece en apoyo
plantar sobre la cabeza de los metatarsianos. Esta pre-
sa provoca una báscula plantar de los dedos.

Fig. 49
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
La extremidad inferior está ligeramente levantada de
la camilla. La presa del pie que alarga los arcos longi-
tudinales realiza una flexión dorsal del tobillo, que es
detenida por la tensión de los gastrocnemios, que sir-
ven de punto de apoyo para fijar el calcáneo. La se-
gunda mano aplica la columna del pulgar sobre la cara
plantar de las falanges de los cuatro últimos dedos.

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Tratamiento de la contractura ■ 277

Fig. 50
Estiramiento
El terapeuta se inclina hacia delante, apoya su tronco
sobre la cabeza de los metatarsianos del paciente y
refuerza con su peso la presión de la columna del
pulgar. La segunda mano, aplicada sobre la cara plan-
tar de los dedos, realiza entonces el estiramiento ejer-
ciendo una firme presión hacia la extensión óptima.
Nota: este movimiento no estira los flexores largos, que
no están en recorrido externo por el déficit de flexión dor­
sal (debida a la tensión de los músculos gastrocnemios).
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

Fig. 51
Estiramiento, otra vista
La mano realiza una presa medial sobre el pie, garan-
tizando la abertura de los arcos longitudinales del
mismo, mientras que la base tenar de la columna
del pulgar de la segunda mano realiza la extensión
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óptima de los cuatro últimos dedos.


Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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278 ■ El tobillo y el pie

Los músculos flexor corto del primer dedo (flexor hallucis brevis) y abductor
del primer dedo (abductor hallucis)

Fig. 52
Preparación de la maniobra
El terapeuta coloca su rodilla flexionada encima de la
camilla; el paciente realiza una flexión cadera-rodilla,
y coloca la cara dorsal y lateral del pie sobre el muslo
del terapeuta. El apoyo óptimo sobre el muslo del te-
rapeuta es un apoyo a nivel del cuboides y del cunei-
forme lateral (tercera cuña). El terapeuta coloca
ambas manos sobre los extremos del arco longitudi-
nal medial del pie, es decir, sobre la cara postero-me-
dio-plantar del calcáneo y la cabeza de M1.
Nota: en realidad, se trata de una técnica «en tres pun­
tos», que abre el arco longitudinal medial del pie.

Fig. 53
Estiramiento: primer tiempo
El estiramiento de estos músculos, que se insertan en
las falanges del primer dedo, se realiza conservando la
abertura del arco longitudinal medial, y realizan-
do una extensión de la MF del primer dedo, asociada a
una aducción. Esto se consigue con la mano distal,
cuyo talón se apoya en la cara plantar de las falanges
del primer dedo, mientras que el pulgar flexionado del
terapeuta mantiene la posición de la cabeza de M1.

Fig. 54
Estiramiento: segundo tiempo
Para aumentar la fuerza de estiramiento, cuando el
terapeuta estima que el arco medial está abierto y es-
table, se puede deslizar el talón de la mano sobre la
cara plantar del primer dedo, y ejercer una presión
mayor.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.

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Tratamiento de la contractura ■ 279

Los dos fascículos oblicuo y transverso del músculo aductor del primer dedo
(adductor hallucis)

Fig. 55
Preparación de la maniobra,
primer tiempo
La presa del primer radio se realiza tomando, por la
cara plantar, el borde medial del pie. El pulgar del
terapeuta se coloca en el espacio entre el primer y
el segundo dedo, mientras la presa digitopalmar en-
vuelve a M1.

Fig. 56
Preparación de la maniobra,
segundo tiempo
El talón de la mano del terapeuta y la columna de su
pulgar se aplican sobre la cara plantar de M5. Realiza
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un empuje hacia la extensión.

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280 ■ El tobillo y el pie

Fig. 57
Estiramiento
Las dos manos del terapeuta bordean los bordes (late-
ral y medial) del pie y aplican una presión sobre la
cara dorsal de los metatarsianos del eje del pie (M2 y
M3). La contracción, la relajación y, después, el esti-
ramiento se realizan mediante una presa de tipo «tres
puntos»; abducción y extensión de M1 y de M5, y
flexión plantar de M2 y M3.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
de estiramiento.

Fig. 58
Estiramiento, otra vista
Esta vista muestra el estiramiento con inversión y
convexidad plantar del arco transversal del pie.

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Tratamiento de la contractura ■ 281

Los músculos interóseos dorsales (interossei dorsales) y plantares


(interossei plantares)

El primer interóseo dorsal (segundo dedo)

Fig. 59
Estiramiento
El movimiento del interóseo realiza una flexión de la
MF y una extensión de las IF. El estiramiento consiste
en hacer el movimiento a la inversa, es decir, la ex-
tensión de la MF y la flexión de ambas IF; todo ello,
asociado a un movimiento de lateralidad (inclina-
ción hacia fuera) del segundo dedo. Una mano reali-
za un empuje distoproximal sobre el extremo del
segundo dedo, lo que conlleva la extensión de la pri-
mera falange (F1); y la flexión de las falanges segun-
da (F2) y tercera (F3). En la imagen, este empuje se
efectúa mediante el pulgar de la mano izquierda del
terapeuta.
La lateralidad se consigue mediante un par de fuer-
zas. El pulgar de la mano izquierda se apoya sobre la
cara plantar de la cabeza de M2 y, a nivel dorsal, el
pulgar de la segunda mano se apoya sobre la cara la-
teral de las falanges del segundo dedo.
Se solicita al paciente que se relaje antes de iniciar la
técnica de estiramiento.
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Fig. 60
Estiramiento
Vista dorsal del pie que permite visualizar el apoyo
de uno de los dos pulgares del terapeuta, que lleva el
segundo dedo hacia la flexión interfalángica, mien-
tras que el segundo pulgar del terapeuta provoca la
abducción del segundo dedo, llevándolo hacia el
borde lateral del pie. Este par de fuerzas se consigue
mediante una presión plantar en sentido inverso, en
la cara plantar de la cabeza del metatarsiano II.

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282 ■ El tobillo y el pie

Fig. 61
Estiramiento: otra vista
Nueva vista dorsal del pie, que completa la visuali­
zación de la técnica de estiramiento del músculo
tratado.

Fig. 62
Estiramiento: otra técnica
Esta técnica muestra que podemos actuar de forma
diferente; sobre todo, estabilizando y apoyándose so-
bre el primer dedo para realizar la abducción del se-
gundo dedo, hacia el borde lateral del pie.

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Tratamiento de la contractura ■ 283

Los otros músculos interóseos (dorsales y plantares)

Fig. 63
Estiramiento
Para cada uno de los dedos, la técnica de estiramien-
to de los interóseos es idéntica, respetando el sentido
opuesto de la inclinación lateral (externa) o medial
(interna) del músculo tratado con relación al eje del
pie, que pasa por el metatarsiano II.
El terapeuta coloca en flexión ambas falanges del
dedo tratado y la falange proximal se coloca en ex-
tensión.

Fig. 64
Estiramiento, otra vista
Esta vista muestra el apoyo plantar.
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284 ■ El tobillo y el pie

Técnicas de estiramiento para los músculos


interóseos
Con relación a los músculos interóseos dorsales (son cuatro):
La flexión interfalángica y la extensión metatarsofalángica han sido realizadas previamente por el terapeuta:
- Para el primer interóseo dorsal: debemos separar el segundo dedo hacia el borde lateral del pie (en dirección al
quinto dedo).
- Para el segundo interóseo dorsal: debemos separar el segundo dedo hacia el borde medial del pie (en dirección al
primer dedo).
- Para el tercer interóseo dorsal: debemos separar el tercer dedo hacia el borde medial del pie (en dirección al primer
dedo).
- Para el cuarto interóseo dorsal: debemos separar el cuarto dedo hacia el borde medial del pie (en dirección al pri-
mer dedo).
Con relación a los músculos interóseos plantares (son tres):
La flexión interfalángica y la extensión metatarsofalángica han sido realizadas previamente por el terapeuta:
- Para el primer interóseo plantar: debemos separar el tercer dedo hacia el borde lateral del pie (en dirección al
quinto dedo).
- Para el segundo interóseo plantar: debemos separar el cuarto dedo hacia el borde lateral del pie (en dirección al
quinto dedo).
- Para el tercer interóseo plantar: debemos separar el quinto dedo hacia el borde lateral del pie (en dirección al
borde lateral del pie).

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