Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Adolescentes y jóvenes:
Construir una oportunidad
Siguiendo a J.C. Domínguez partimos del supuesto teórico de que “no existe
peligrosidad en las personas si antes no han sido vulnerables. La situación de
1
Juan Carlos Domínguez Lostalo. “¿Es necesario encerrar? El derecho a vivir en comunidad.” Koyatun Editorial. Bs.
As. 2007.
2
Lewkowicz, Ignacio. “Frágil el niño, frágil el adulto” en “Pedagogía del aburrido”. Ed. Paidos. Bs. As. 2003.
3
Duschatzky, S., Corea C. “Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones”. Ed. Paidos.
Bs. As. 2002.
El gran NO
*Joven como ser inseguro de sí mismo: los adultos serían los “seguros de sí
mismos” y cumplidores de las normas. En este sentido “ser inseguro” es “ser peligroso”,
porque no son previsibles sus acciones en una sociedad donde prima el paradigma de la
“seguridad”.
4
Duschatzky, S., Corea C. “Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones”. Ed.
Paidos. Bs. As. 2002.
5
Lewkowicz, Ignacio. “Frágil el niño, frágil el adulto” en “Pedagogía del aburrido”. Ed. Paidos. Bs. As. 2003
6
Mariana Chaves. “Juventud negada y negativizada: representaciones y formaciones discursivas vigentes en la Argentina
contemporánea”. Última Década. N°23, CIDPA Valparaíso, Diciembre 2005.
*Joven como ser desinteresado y/o sin deseo: no desea lo que se le ofrece. El
boicot hacia lo ofrecido es leído como falta de interés absoluto, no como falta de interés
en lo ofrecido. El no-deseo sobre el deseo institucional o familiar es tomado como no-
deseo total, como sujeto no deseante.
*Joven como ser desviado: al tener todas las características mencionadas el sujeto
tiene posibilidades de desviarse del camino porque sus objetivos no son claros, lo cual lo
convierte en un ser peligroso.
*Joven como ser victimizado: es todo en potencia pero no puede ser, porque se lo ve
como oprimido, aplastado, dominado. Es visto como víctima. A la víctima suele
acercársele desde la comprensión y la lástima y no desde el reconocimiento legítimo.
*Joven como ser rebelde y/o revolucionario: ser adolescente es ser transgresor.
Enfrentarse a todo. La oposición y protesta son su “deber ser”. Pareciera que hay un
desorden hormonal (la pubertad) que posibilita un desorden social.
*Joven como ser del futuro: es un ser sin tiempo. El pasado no le pertenece porque
no estaba, el presente tampoco porque no está listo, y el futuro no llegó. Nunca pueden
ser “ellos” jóvenes en el presente.
Mariana Chaves habla de un gran No: “Se interpreta que las miradas
hegemónicas sobre la juventud latinoamericana responden a los modelos jurídico y
represivo del poder.
Tomando la propuesta foucoultiana sostengo que la juventud está signada por “el
gran No”, es negada (modelo jurídico) o negativizada (modelo represivo), se le niega
existencia como sujeto total (en transición, incompleto, ni niño ni adulto) o se
negativizan sus prácticas (juventud-problema, juventud-gris, juventud-desviado, tribu-
juvenil, ser rebelde, delincuente, etc.).”
Por su parte, la licenciada en Comunicación Social, Florencia Saintout, en su libro
“Jóvenes: el futuro llegó hace rato” los sintetiza en tres grandes condensaciones de
sentido: los jóvenes exitosos, los jóvenes desinteresados y los jóvenes peligrosos.
“Desde los medios se construye una imagen de las/os jóvenes asociada a la euforia, la
rebeldía, el sexo, el alcohol y las drogas. Todo esto contribuye a la construcción de la serie de
estigm as sobre la condición de juventud que tiene como fin delimitar qué es lo que se puede
esperar de una persona inscripta en tal o cual categoría. (…) el estigma se convierte en un actor
fundamental que facilita la discriminación por reforzar el desarrollo de relaciones asimétricas que
niegan derechos y reducen oportunidades a quien por sus diferencias se considera inferior.
(…) La Facultad de Filosofía y Letras de la UBA explica que la construcción de
representaciones en los medios de comunicación se basa en una lógica de producción de
información que: a) Focaliza en ciertos grupos la crisis de autoridad y control. b) Construye
perfiles por una combinación de rasgos y luego naturaliza este vínculo; por ejemplo, el vínculo
entre pobreza y delito o entre sexualidad y promiscuidad en el marco de una política de exclusión
social creciente. c) Finalmente, convierte ese perfil en “problema” o amenaza potencial, para
legitimar los reclamos de seguridad en la supuesta “peligrosidad” de los grupos y colectivos.
Este proceso de construcción de perfiles de peligrosidad en relación con clases, etnias,
edades, identidades y expresiones de géneros y orientaciones y prácticas sexuales no normativas
se conoce habitualmente como criminalización”.
7
Umbria Acosta, Luis. “Juventud y drogas. Extremos de una relación distorsionada”. Revista Nueva Sociedad Nº
117. Bs. As. 1992.
8
Duschatzky S. y Corea, C. “Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones”. Ed.
Paidos. Bs. As. 2002
“Miro un programa que para mí es un desastre que no me dice nada y después escucho la
narrativa de los chicos, que por lo general no tiene nada que ver con mi mirada que ya condenó,
juzgó y tiró al tacho de basura el programa. La mirada de los chicos me habla de otro imaginario
cultural, entonces tengo que aprender, abrirme de la lógica lineal”, dice la socióloga Tatiana
Merlo Flores, presidenta del Instituto de Investigación en Medios, quien lleva 40 años estudiando
la relación de los niños con estas tecnologías. También es directora del Comité sobre la Infancia
y los Medios de la UNESCO.
Uno de sus trabajos fue la campaña “TV cómo te quiero”, que se realizó en varios países
del mundo invitando a niños de 7 a 13 años a enviar cartas o dibujos. “Si hay algo de lo que no
cabe duda es que nuestros niños son expertos en televisión y en todo lo que gira alrededor de la
misma. Conocen toda la programación y las grillas, los géneros, las formas de producción”.
Extracto de la nota “La atención especial de los niños” en el informe “Plantar Bandera”, sobre democratización
de la comunicación hacia una nueva ley de medios. Revista La Pulseada Nº69.
Mayo 2009. http://www.lapulseada.com.ar/69/69_medios.html
Los posibles SI
“El Chino” vive en Villegas, partido de La Matanza, tiene 22 años y algunas causas
penales en su haber de cuando era más chico. “El Chino” hace un año dejó de estar
privado de la libertad, primero en institutos de menores y después en cárceles de
adultos; hace un año trabaja para una empresa de construcción junto a su hermano, de
9
Alejo García, Perito Trabajador Social del Cuerpo Técnico Auxiliar del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil elige tres
historias de vida para ejemplificar cómo una política pública ayudó a algunos jóvenes a construir un proyecto de vida. En
su nota “Defender lo conquistado” (Revista La Pulseada N°86)
10
En “Itinerarios, razones y encrucijadas” de Washington Uranga y Daniela Bruno. Texto de Cátedra del Taller de
procesos comunicacionales de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
Durante cuatro años se llevaron a cabo talleres de periodismo y fotografía con los
chicos de la Isla Maciel, a partir de una iniciativa de la Asociación Miguel Bru. El
resultado de estos talleres es el testimonio de cómo esos chicos ven el mundo en el que
viven. La Isla Maciel fue por mucho tiempo un lugar de agua limpia, naturaleza y
esparcimiento. Pero la pobreza, la contaminación, el desempleo y el desamparo la
fueron convirtiendo en un territorio signado por la prostitución, el delito y la violencia.
Los habitantes de la isla sueñan y piden un lugar mejor.
(…) Con esa certeza desconfiada se juntaban todos los sábados –los primeros dos
años– en el salón del Club Tres de Febrero, frente a la plaza: a veces ayudaban los
capacitadores a baldear, para que no molestara tanto el olor a orín que se colaba desde
el conventillo del primer piso. Algunos chicos llegaban a las reuniones con hambre, otros
“amanecidos”. “Nuestra preocupación era motivarlos. Porque cuando llegábamos había
cierta desmotivación”, cuenta Gonzalo Martínez, uno de los coordinadores y
capacitadores del Taller de Fotografía. (…) Cuenta María Eugenia Ludueña, coordinadora
del Taller de Periodismo junto a Leonardo Godoy: “Antes de empezar con los talleres en
general, cuando lo único que sabíamos era que había que laburar con los pibes jóvenes
de Isla Maciel, se les preguntó a los adolescentes (desde la Asociación Miguel Bru, que
había llegado ahí por violencia policial e institucional, a raíz de una nota de Cristian
Alarcón) qué talleres querían. Y ahí ellos dicen: ‘Queremos talleres de peluquería, de
electricidad, de computación, de fotografía y de periodismo’. Con el correr del tiempo se
sumaron otros talleres, de panadería, de video comunitario, de derechos humanos, de
prevención de riesgos, de producción radiofónica infantil, de plástica y derechos del
niño, por ejemplo. Pero a la larga, los que se sostuvieron todos los años que estuvimos
en Isla Maciel fueron fotografía y periodismo. Es curioso porque los que veníamos de
afuera en un punto pensábamos –desde nuestros preconceptos– que ellos ‘necesitaban’
más talleres de oficios, de electricidad. Puros prejuicios.”
Los adolescentes ahí sentados, midiendo, desconfiados, reservados, esperando; la
adolescencia brava y áspera. Al principio la mayoría de las fotos que hacían eran de sus
amigos y de ellos mismos, posando: es que les gustaba verse a sí mismos. De a poco,
los capacitadores les hacían propuestas: por qué no mostrar la isla, salir a pasear,
encontrar los lugares secretos, mostrar los problemas –los obvios y los no tanto–. Así
aparecieron las imágenes del río podrido, de las adolescentes embarazadas, de las
armas sobre la mesa, los pasillos que parecen de cárcel, la ciudad lejana que queda tan
cerca, fábricas cerradas, puertas de hierro, perros, el arenero, el club San Telmo, los
altares a San Jorge. También imágenes que tienen más que ver con la vida vivida en
relativa normalidad: un nenito disfrazado, una hermosa adolescente vestida con brillos
de 15, alguien fumando en una cama, otro que sonríe para la cámara con su novia.
Muchas de esas imágenes están en el libro que acaban de editar en conjunto los talleres
de fotografía y periodismo, Ojos y voces de la isla. Imágenes que ya ni siquiera
conservan la fantasmagoría de lo que fue la Isla Maciel incluso antes de ser el centro de
prostitución más concurrido de los límites de la Capital.
(…) Las salidas, cuentan, eran antológicas. Divertidas. “Recorrer era mágico,
porque ellos se inventaban un mundo de imágenes, corrían por los pasillos, iban al