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Cilindros

La presencia de cilindros indica casi siempre la presencia de una enfermedad renal,


aunque la evidencia de alguno de ellos (hialinos y granulosos) pueden encontrarse en
personas sanas tras grandes esfuerzos físicos.
Por lo general la cilindruria cursa con proteinuria, ya que los cilindros se originan por el
espesamiento de las proteínas o su precipitación sobre todo en el túbulo distal.
Los cilindros son estructuras longitudinales que se corresponden con la luz de los
túbulos y que pueden contener diferentes elementos.
Existen diversos tipos de cilindros:

- Cilindros hialinos: Está compuestos por una proteína de alto peso


molecular (mucoproteina de Tamm-Horsfall) que se produce y elimina
en cantidades muy pequeñas en condiciones normales. Estos cilindros
son homogéneos, incoloros, transparentes y poco refringentes, por lo
que son fáciles de omitir (figuras 12 y 13). Fig 12
Pueden aparecer en forma aislada en personas sanas o tras la
administración de diuréticos potentes como la furosemida, sin embargo
su número aumenta drásticamente durante el curso de un Sme.
Nefrótico. No es raro detectar cilindros hialinos con inclusiones Fig 13
celulares (eritrocitos, leucocitos, epitelio tubular), lo que determina la
presencia de enfermedad del parénquima renal.
- Cilindros granulosos: Ocasionalmente pueden aparecer en personas
sanas, aunque su presencia se relaciona con enfermedades agudas y
crónicas del riñón. Suelen ser más grandes que los hialinos y presentar
inclusiones granulares. No es raro observar una mezcla de cilindros
hialinos y granulosos (figuras 14, 15 y 16). Fig 14

Fig 15

Fig 16
- Cilindros céreos: Suelen ser más anchos que los hialinos, muestran una
refringencia mucho mayor y no son fáciles de omitir. Presenta muescas
o hendiduras finas en sus bordes, que se dirigen perpendicularmente al
eje longitudinal del cilindro.
Su presencia indica siempre una enfermedad renal crónica grave en un Fig 17
paciente con insuficiencia renal crónica avanzada, pero en ocasiones
puede observarse en la fase de recuperación de la diuresis luego de una
período de anuria (figuras 17 y 18). Fig 18
- Cilindros epiteliales: Están compuestos de epitelio tubular descamado. Su
presencia se aprecia especialmente en la fase de recuperación de la diéresis
luego de una falla renal aguda por necrosis tubular isquémica o tóxica. Son
poco frecuentes.
- Cilindros con inclusiones lipídicas: Se diferencian de los epiteliales por
la inclusión de gotas de grasa en las células tubulares. Se observan en el
curso de un Sme. Nefrótico (fig. 19).
Fig 19
- Cilindros eritrocitarios: Se componen de eritrocitos hinchados que se
adhieren a una sustancia fundamental hialina. Indican siempre el origen
renal de la hematuria y por consiguiente se trata de un hallazgo muy Fig 20
valioso. Aparecen fundamentalmente en la Glomerulonefritis aguda y
crónica y también en la Nefropatía lúpica, panarteritis nodosa,
endocarditis bacteriana asociada a Glomerulonefritis (figuras 20, 21, 22
y 23).
Fig 21

Fig 22

Fig 23
- Cilindro leucocitario: Se producen cuando ocurre una exudación
intensa de leucocitos y al mismo tiempo se eliminan proteínas por el
túbulo. Su presencia tiene fundamental importancia ya que demuestra Fig 24
que la inflamación es de origen renal, casi siempre, a causa de una
pielonefritis (figuras 24, 25 y 26).
Fig 25

Fig 26

Cristales

Los cristales pueden adoptar múltiples formas que dependen del


compuesto químico y del ph del medio.
En comparación con otros elementos de la orina, los cristales sólo
poseen significación diagnóstica en muy pocos casos.
- Uratos: Se encuentran en forma amorfa en orinas ácidas (fig. 27) o Fig 27
conformando un cilindro, lo que puede llevar a confusión. Cuando se
eliminan en grandes cantidades, se reconocen macroscópicamente como
un precipitado rojo-pardo (polvo de ladrillo).
- Urato diamónico: Aparece en orinas ligeramente alcalinas como Fig 28
pequeñas esferas de color amarillo pardo. No tiene ningún significado
diagnóstico especial.
- Ácido úrico: En la orina ácida pueden adoptar múltiples formas
(cuadros romboidales, fig. 28, rosetas, fig 29, pesas, barriles, bastones).
Son frecuentes en orinas concentradas, como ocurre en la fiebre, en la Fig 29
gota y en la lisis tumoral.
- Oxalato de calcio: Es incoloro y muy birrefringente. Es característica
su forma en sobre de carta. Se producen con gran frecuencia luego de la
ingesta de alimento ricos en oxalato (figuras 30 y 31).
- Sulfato de calcio: Se observan como agujas largas y finas. Son raros y Fig 30
sólo se detectan en orinas muy ácidas.
- Fosfato amónico-magnésico: Se aprecian como formas incoloras en
"tapa de ataúd" en la orina alcalina. Aparecen como consecuencia de la
fermentación amoniacal en casos de bacteriuria marcada (fig. 32).
- Cistina: Se detectan en orinas ácidas como cuadros hexagonales Fig 31
incoloros. Se observan en la cistinuria, trastorno congénito de la
reabsorción tubular de cistina (figuras 33 y 34).

Fig 32

Fig 33

Fig 34

Otros
Cuerpos cilindroides y pseudocilindros
Es importante conocer estas estructuras para no confundirlas con los
verdaderos cilindros.
Tienen forma de banda longitudinal, acaban en punta por los extremos o
se disponen en filamentos. Su origen no está bien determinado (fig. 35). Fig 35
Tricomonas
Se destacan en el sedimento urinario por su movilidad, por lo que no
basta con observar una imagen inmóvil con un aspecto sugerente. Se
trata de estructuras redondas u ovaladas que disponen de cuatro flagelos
en uno de los polos, generalmente móviles. Su tamaño es Fig 36
aproximadamente 2 a 3 veces mayor que el de los leucocitos. Suelen
encontrarse en la orina de mujeres con infección vaginal y en ocasiones
indican infección vesical (fig 36).

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