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Annick Lempériére et al. os RI XM Ay eM TUT Lead i. en Iberoamérica See CORN RALSTON 7 hay nevecencis Teezovel) rormensin croeimer Y natch come cammideh Coney median be inTeenstinh (Leena Siucrins) f0tonZom Demmarvene veo HEL Laas) hemes tems, footers atemveanivg, DT Temneree Comes LA ESCUELA CHILENA Y LA DEFINICION DE LO PUBLICO! ‘Sot SERRANO Pontificia Universidad Cat6lica de Chile Ex mopo de concebir la escuela piiblica en el periodo de con- formacién de los Estados nacionales en’Hispanoamérica en general y en Chile en particular contribuye a comprendet la formacién de la esfera publica al menos en dos sentidos. En ‘primer lugar, la escuela era la encargada de expandir la cult tura escrita, sobre la cual se fundaba la opinién pablica, yen segundo lugar; fue, al menos en el caso chileno, un espacio que, junto al culto, gatillé la discusion de la secularizacién del Estado y la definicién de lo paiblico como un ambito distints del religioso.2 > En Hispanoamérica, la Independencia del poder colonial. Ja instauracién de una nueva legitimidad politica republican se dieron simultaneamente y plantearon la dificil tarea de com | truir la nacién como nueva comunidad de pertenencia én und J yen la que el dominio politico y religioso estaban unidos. La formacién del Estado nacional en Chile fue menos di mética que en el resto del continente, en parte porque nos problemas criticos que plante6 la independencia, como! definicién territorial o la lucha facciosa por el poder, tuvi menor incidencia. 1 Esta investigaciém ha sido financiada por el Fondo Nacional de Cler 1 Teonologla (Fondecyt) y forma parte del Convento de Cooperacion Francia y Chile (Ecos Conicy). 7 Sobre la formacién del espacio publico en Francia ¢ Hispano vwéanse, respectivamente, Roger Chartier, Espacio publica, critica y Hisacién en el siglo xvi. Los orgenes ctiturales de la Revolucion fronted Gedisa Editorial, Barcelona, 1995 (primera traducciOn espafiola), Fra Xavier Cuca, Moderna Independencia, Colecin waren 92, 340 Pero I: desarroll ca” inder equefio talmente das. La p proliferac duracién, naciente ‘ mas de sé dieron ori espacio pi ticas, las agias, clube dé&cada de Una ve: (1818) ye ©o literari Estado ce gradualist en lenguaj depositari tuciones ¢ 1813). Gr populares fuerte poli gerir, erat forjar uno. escrita; ere Bottasen 1 2 Sobre la eas ¥ polts ‘Santiago, 19: eat, “Sarmiento y 1991-1992. “Varios ¢ Mario Gongo no. Iguaitaric Santiago, 199 LAESCUELA CHILENA Y LO PUBLICO sat Pero la debilidad de esta fortaleza politica era el escaso desarrollo societario para Ia formacin de una “esfera pabli- { ca” independiente del Estado. Ella debfa sustentarse en un pequefio grupo de la élite urbana en una sociedad fundamen. talmente campesina, que habitaba diseminada en las hacien- das. La primera imprenta lleg6 a Chile en 1811 y permiti la proliferacién de panfletos,-proclamas y periédicos de corta duraci6n, que fueron el soporte fundamental de una opinién naciente y activa.? Menos relevantes fueron las distintas for- mas de sociabilidad que en otras partes de América y Europa dieron origen a la esfera pablica, Particularmente débil era el espacio piiblico literario, y si bien hubo algunas tertulias polf- cas, las primeras sociabilidades propiamente modernas (| gias, clubes, sociedades polificas) aparecieron sélo hasta en la década de 1850.4 Una Vez coricluidas la lucha externa por la independencia | (1818) y la lucha interna por el poder (1830), el espacio pabli- co literario y politico estuvo fuertemente dominado por un Estado centralista, autoritario a la vez que modernizante y gradualista, La formacién de la nacionalidad o de la nacién, en lenguaje de la época, requerfa la formacién del ciudadano depositario de la soberanfa, para el cual se fundaron las insti- Luciones educativas destinadas a la élite (Instituto Nacional, 1813). Gradualmente se aspiraba incorporar a los sectores populares a esa condicién. Desde 1840 el Estado inicié una fuerte polftica de escolarizaci6n, cuyo objetivo, queremos su- < | geri, era Fomper Tos laz6s comunitarios de tipo tradicional y forjar unos 7itiev6s, basados en Ta racionalidad de Ja cultura escrita; era construir una sociedad de individuos que se com- portasen racionalmente eri"él espaéio’privadd; identificado 2 Sobre Ia prensa en el periodo de a Independencia, véase Simon Collier, Y politica de la Independencia chilena. 1808-1833, Ed. Andrés Bello, ago, 1977, pp. 123-127. Para el periodo posterior, véase Bernardo St bercaseaux, El libvo en Chile, Ed. Andrés Bello, Santiago, 1993; Ivin Jaksic, “Sarmiento y la prensa chilena en el siglo xx", en Revista Historia, vol 26, 1991-1992, pp. 117-144, 4 Varios autores, Formas de sociabilidad en Chile 1840-1940, Fundacién Mario Géngora, Ed. Vivaria, Santiago, 1992; Cristian Gazmisi, £148" cile- no, Iguatitaries, reformistas, radicals, masones y bomberos, Ed. Universitaria, Santiago, 1992. ae FORMAR EL PUBLICO MODERNO con la familia y el trabajo, y en el espacio ptblico, identifica- do con la ciudadanfa y la manutencién del orden social. Por otra parte, era un Estado catdlico cuyos conflictos con Ja Iglesia derivaban de su fuerte regalismo, pero desde la dé- cada de 1850, precisamente cuando se consolida una opinion, publica intermediaria entre el Estado y la sociedad civil, se plante6 el tema de la secularizacién del Estado; lo que se dis cutfa, en el fondo, era Ta separacion del dominio puiblico del privada, Conservadores ¥ lberalés tivieron un sesncepts e- Unto de la definicién de lo piblico, y esta discusién se inicio en una institucién: la escuela. NACION Y CULTURA ESCRITA: LOS SORDOMUDOS DE LA CIVILIZACION Al iniciarse el proceso de. Independencia, Chile tenfa una poblacién de alrededor de 900000 habitantes y Santiago, su capital, alrededor de 30000. Las ciudades que le segufan en importancia, Concepci6n, Talca, La Serena, no superaban los 6.000. La poblacién rural bordeaba el 80%.5 En la época colo- nial, y principalmente en el siglo xvul, existia una provision educacional para Ja élite masculina, dependiente principal- mente de las congregaciones religiosas y en menor medida de la corona. La primaria habia estado a cargo de los cabildos, los conventos y los particulares. Los jesuitas habfan sido los principales educadores del reino y el vacfo dejado por su expulsion en 1767 no fue enteramente reemplazado. Todos los conventos de drdenes religiosas, que sumaban 45 a fines de la Colonia, tenfan una escuela de primeras letras. En Santiago, en 1803, el cabildo subvencionaba dos escuelas y siete eran sostenidas por particulares, que educaban a 364 alumnos ricos y pobres.? Luego de la independencia, y como sucedié en todo el continente, la Iglesia se vio debilitada, y 5 Simon Collier, Meas y politica, pp. 1415, ‘José Toribio Medina, La insiruccin pilblica en Chile. Desde sus orfgenes ‘hast la fundacidn de a Universidad de Chile, Santiago, 1905. 7 "Expediente sobre la vista de las escuelas de primeras letras..”, Sala Medina, Biblioteca Nacional, Manuscrtes originales, vol. 325, pp. 226; Jose Manuel Frontaura Arana, Noticias historicas sobre las escuelas publicas de Chilea fines de aera colonial, Santiago, 1892. ticamente principal: instrucei¢ construin ble algun * Carlos Independen ‘en Hispania Universidad p84, > "Meme lative, 1834. "0 bid. LAESCUELA CHILENA Y LO PGBLICO 38 aunque el gobierno obligé a los convents en varias oportu- nidades a abrir escuelas, incluso en 1830 como condicién de la devolucién de Tos. bienes eclesidsticos, su capacidad fue limitada.® La educacion primaria continué siendo responsa- bilidad de los municipids, y si bien el Estado dicté una prolf- fica legislacién para su fomento y se empefié en la difusién del sistema lancasteriano, sus recursos y su voluntad se con- centraron en la educaci6n setividaria y supetior en el Tastitt Nacional, En 1834 "no habia ninguna escuela fiscal ei’ Sai° tiago, sin embargo, se educaban 2200 nifios: 1 300 en escuelas municipales, conventuales y obispales y 900 en escuclas parti- culares.? El objetivo del gobierno no era sélo expandir la edu- cacién, sino, como sefialaba el ministro del Interior, “someter las escuelas en todas partes a una inspeccién que vigile sobre su régimen y disciplina en interés de las letras, como de la reli- gién y las buenas costumbres”.10 En la década de 1840, una vez consolidada la paz civil, orde- nadas las arcas fiscales y con mayor disponibilidad de recursos, fruto del auge minero en el norte, el Estado inicié la organi- zaci6n de un sistema nacional de educacién que habria de mar car la historia del sector el resto del siglo. En 1842 se fund6 la Universidad de Chile como superintendencia de Educacién y su Facultad de Filugofia y Humanidades dirigia la instruccion pri- maria. Ese mismo afio se fund6 la Escuela Normal de Precept res, bajo la direccién del exiliado argeritino Domingo F. Sarmien- to, y en 1854, la Escuela Normal de Preceptoras. El desarrollo de la alfabetizacion en Chile se identifica préc- ticamente con el de la escolarizacion, y la escolarizacién fue principalmente una obra estatal. Un panorama del sistema de instruccién primaria en la década de 1850, cuando empiezan'a construirse las estadisticas, permite establecer en forma plausi- ble algunos hechos centrales: la educacién particular desem- * Carlos Newland, “La educacion elemental en Hispanoamérica: desde la Independencia hasta la cenralizacién de los sistemas educativos nacionsles” en Hispanic American Historical Review, vol. 7, 2, 1991, p 350; Sol Serrano, Universidad y Nacion. Chile en el siglo tx, Ed. Universitaria, Santiago, 1994, p54, "Memoria del Ministro del Interior 1835", Sesiones del Congreso Legis- lativo, 1834-1835 (en adelante SCL), p. 418, "0 fbi. 348 FORMAR EL POBLICO MODERNO pefiaba un papel fundamental y educaba hasta allf més nifios, que la municipal y la conventual, pero disminuta su participa- cion en el sistema por el avance de la fiscal y porque crecia a un ritmo menor. La municipal disminuye y més tarde se iden- tificard con la fiscal; la conventual también entra en una fase de declinacién. El cuadro 1 muestra cémo en cinco afios se define la estructura del sistema, que permaneceré, como lo muestra el cuadro 2, a lo largo del siglo. Ambos revelan la tendencia hacia la centralizacién que se dio en toda América Latina, pero que en Chile fue més temprana que en otros pafses del continente. Como puede apreciarse, la educaci6n particular tuvo una presencia relevante en el sistema, pero hacia fines de siglo, fruto de los mayores ingresos fiscales provenientes del salitre, a educacién pablica se disparé; en cambio, la privada perma- necié en su rango.,En 1895 habia 1253 escuelas piiblicas y 411 privadas.1t La expansién de la instruccién primaria tuvo incidencia en la alfabetizacion, que subié de 13.5% en 1854 28.0% en 1885.1? Evel entérno latinoamericano, ello sittia a Chile debajo de Argentina con 23.8% hacia 1865 y por encima de México, que en 1900 llegaba a 22.2%.!3 Desde los inicios de la Independencia, la educaci6n pablica fue considerada superior a la privada, porque, en palabras de Juan Egafia, aquélla formaba las costumbres y el carécter na- cional, daba “existencia politica y opinionés a una nacién que jams las ha tenido’.!* El deber del Estado en el fomento de la educaci6n estuvo presente de distintas maneras éntve 1811 y 1833 en todos los textos constitucionales. Entre 1840 y 1860 1a organizacion de Ia éducaci6n primaria, sus fines y sus me- dios, fue ampliamente debatida tanto en el Congreso como en la Universidad y en la prensa. De allf surgié un modelo de ‘escuela que se trat6 de implantar con la formacién de Tos pro: fesores en la Escuela Normal de Preceptores y la inspecci6n a cargo de los visitadores de escuela, cargo creado en 1846. ' Carlos Humud, EI seetor public chileno, 1830-1930, Universidad de Chile, Santiago,1968, cuadro B39. "2 Anuario BstadGtico dela Replica de Chil, 19% 13 Newland, "La educacién elemental”, p. 358. | Juan Egata, “Reflexiones sobre el mejor sistema de educacién que puede darse a Ia juventud de Chile’, en Archivo Nacional, Fondos varios, fol. 5,p. 796, pa. Cuan: | To Publica Privada, Tora. Tipo Pablica Privada Tora. Fuewre: An La ese espacio aquellas aparece 1 LA ESCUELA CHILENA Y LO PUBLICO 345 CuapRo 1. Nimero de escuelas y alumnos particulares, conven- tuales, municipales y fiscales 7453, 7358 Tyo Escuelas Alumnos ‘Escuelas Alumnos Particulares 318-8300 244 8564) Conventuales 18 1213 18 or Municipales 975387 84 3474 Fiscales 27213465 450 21349 Tora. 705 28365 796 34364 1 alum /48,45 hab, 1 alum/43.58 hab. Furars: Anuario Estadistco dela Replica de Chile. 1848-1860. Cuapro 2, Nidmero de escuelas y alunos 1863 y 1878 es 1863 Escuelas Alernnos Tivo __Homb, Muj.. Méctas Total Homb..Muj. Mixtas Tou Poblica 341159 $00 170027836 anes Prvada 167 106 60 33360794387 > 436 Tora, 508 265 608332301 12193 = 3482 1878 Bscuelas Tipo Homb. Mj. Mixias Total Pablicea 393° 385-778 Privida 203 14 > 317 Tom 596 499-1095 Funnre: Anuario Estadistico de la Replica de Chile 1866-1878, La escuela era concebida como el espacio de las Luc espacio donde se ensefiaba la lectura, la @critura y eT calculo, aquellas “nociones rudimentales en que termina la barbarie v. aparece el’ primer albor de la civilizacign”, como lo definia 346 FORMAR EL POBLICO MODERNO Andrés Bello.45 La barbarie era, en realidad, la cultura oral, la adscripci6n al grupo de pertenencia inmediata dada estricta- ‘mente por los sentidos, una relacién de naturaleza y no de cultura. La civilizacién era la cultura escrita, donde se expre- saba la racionalidad propiamente humana, que construfa al individuo de pertenencia universal en el tiempo y en el espa- cio. Todo el discurso educativo ilustrado-liberal de la época abunda en esta identificacién de civilizacién y cultura escrita, como lo sefialaban los hermanos Miguel Luis y Gregorio Victor Amunétegui en su obra De la instruccidn primaria en Chile. Lo que es, 10 que debiera ser, a nuestro juicio la concep- tualizacién més acabada y sintética sobre el tema en el perio- do. Chile era un pats sordomudo de la civilizacién, pues el que no sabfa leer estaba sordo y el que no sabfa escribir esta~ ba mudo. Aqut estaba el corazén del proyecto liberal: rompei Ja pertenencia conereta @ una comunidad inmediata, a “cfrculo estrecho en torno suyo”, para pertenecer a la huma- nidad, comunidad abstracta en el tiempo y en el espacio, que se constitufa mediante la cultura escrita. Era con ella que la humanidad habia acumulado el saber, permitiéndole forjar la moral y el progreso, los pilares que debfan sostener a la nue- va nacién.t¢ La relacion entre educacion y orden social fue motivo de tuna discusi6n permanente tanto en Europa como en América Latina, particularmente con la expansién de la escuela hacia los sectores populares. Si bien la gran mayorfa de la élite ilustrada chilena sostuvo que era una relacién necesaria y positiva, no faltaron las voces, aunque tenues, que vieron un peligro de subversién social en la educacién del pueblo, haciendo referencia a la importancia que habjan tenido los preceptores en la revolucién del 48 francés y, més especifica- mente, aduciendo cémo la prensa habfa inducido a la re- vuelta chilena de 1851.17 's Andrés Bello, "Memoria correspondiente al curso de la instruccion publica en el quinguenio 1864-1848", Obras completas, t.xx1, La Casa de Bello, Caracas, 1982, p. 33. iguel Luis y Gregorio Victor Amunstegui, Dela instrucign primaria en Chile. Lo que €5, lo que debiera ser, Imprenta del Ferrocarril, Santiago, 1856, pp. 316, "7 Sex, 1859, Diputados, 21 de junio de 1859, p. 37; Méximo Argoelles, “La Los derad males tribus més p homb: domé: aguel centra dad, ¢ caudil contin la opit Jo, Ia humile gobier era de enlap de bat: re."18 Por para ls ta de repuibl Amunt Ja inst valor p practic ese der Lac oalac ticipac Escuel: defens: guntar necesida Chile "Aw LAESCUELA CHILENA Y LO PUBLICO 37 Los hermanos Amunétegni, ambos de un liberalismo mo- derado, sostenfan que la educacién no solucionaba todos los males de la sociedad, pero los morigeraba, La escuela con- tribufa a formar a un individuo més cumplidor de sus deberes, més pacifico, industrioso y productivo. La escuela mejoraba al hombre privado en Jo moral y en Io material, en el hogar doméstico y en el taller, asf como formaba al ciudadano, aquel que participaba en el foro y en la plaza. El argumento central era que la educacién era garantfa de orden y estabili- dad, porque Ja ignorancia se dejaba apresar por el primer caudillo o demagogo, como habia sucedido en el resto del continente. El espacio de la politica, para evitar la guerra, era Ja opinién pablica, donde se dirimfan posiciones, y st vehfcu- lo, la prensa, “El dfa en que todos, hasta los artesanos més humildes, sepan leer para enterarse de las disposiciones del gobierno y de las opiniones de los partidos, estaré cerrada la era de las revoluciones. Las cuestiones se resolverdn entonces en la prensa a fuerza de articulos, no a balazos en los campos de batalla; correrdn oleadas de tinta, pero no correré la san- gre"i8 Por tanto, era deber del Estado alfabetizar a la poblacion para la formaci6n de la opinién, lugar de la politica y garan- fa de la estabilidad institucional y del orden social en una repiblica. El cardcter censitario del sufragio, sostenfan los Amunétegui, no significaba ningtin incentivo para ingresar a Ja instruceién primaria, porque era un derecho que no tenfa valor para las clases més desposefdas. El atraso del pafs en la préctica de su vida pdblica hacfa irrelevante la concusién de ‘ese derecho. La calidad para el ingreso a la esfera pablica, a la opinion oa la ciudadanfa era critica para el frégil equilibrio enitre par- licipacién y orden social. Maximo Argiielles, director de la Escuela Normal de Preceptores, hacfa en 1853 una ardorosa defensa del gobierno popular representativo, para luego pre- guntarse si Iecesidad de Ia educacién popular en Chile", en Anales de la Universidad de Chile, , 1853, pp. 383 38, ' Amundtegui, De la instruccién primaria, p. 70 a 3 348 FORMAR EL POBLICO MODERNO puede servir de base para una forma estable de gobierno un pueblo sin costumbres, ignorante, sin conocimiento de su propio interés... zno inspiran un fundado temor de terribles y frecuentes convulsiones politicas? Este peligro existiré mientras no se edu- que al pueblo, mientras no se infundan en su coraz6n habitos de orden, de moralidad, de respeto a las autoridades y las leyes, la conciencia del deber...19 Sin ello, la lectura mas que la escritura seria un instrumen- to de su propia desmoralizacién, pues le permitirfa tener ac- ceso a la prensa, que excitaba sus pasiones. La relacién entre ciudadanfa y alfabetizacién, la pregunta por quién era él pueblo, habia hecho pasar, de acuerdo con la expresi6n del historiador Frangois-Xavier Guerra, de una “so- beranfa popular” a una “soberanfa racional”, es decir, a un sufragio capacitario, que tenfa como fin hacer coincidir al pueblo tedrico de la soberanfa con el pueblo real de la politi- a2? La educacién serfa el medio para la formacién gradual del pueblo soberano. En las primeras legislaciones electorales chilenas el concepto de “pueblo elector” fue difuso.*! Mas tarde, la Constitucién de 1833 estipul6 el voto censitario de acuerdo con la edad, sexo, propiedad o renta é instruccion medida por la capacidad de leer y escribir.?2 Pero ese requisi- 18 Maximo Argoelles, “La necesidad”,p. 387, 29 Frangois Xavier-Guerra, Modemnidad ¢ Independencias, p. 370. 2 Enel primer reglamento electoral para escoger el Congreso de 1811, los o sirvientes destruyen la educacién que los nifios reciben en las escuelas. Las costumbres y las preocupaciones se perpetdian por ellas, y jamés podré alterarse la manera de ser de un pueblo, sin ‘cambiar primero las ideas y los habitos de vida de las mujeres.35 Bello, por su parte, sefialaba: “Formar buenas esposas y buenas madres es prover al primero de todos los objetos en el programa de educacién nacional”. En 1854 se fund6 la Escuela Nacional de Preceptoras, a cargo de la congregacién religiosa femenina de los Sagrados Corazones. Hubo cierta polémica en el Congreso por el temor de que las preceptoras fueran dominadas por sus maridos; ello gener6 escandalo en la prensa, pero el presupuesto se aprobs.>” En los hechos, el preceptorado se hizo progresivamente una profesién femenina, y en 1877 por primera vez las mujeres normalistas en ejerci- cio superaron a los hombres: 175 contra 172.58 Pero més im- presionante fue el crecimiento de las escuelas femeninas, que tuvieron un ritmo superior a las mascuilinas, aunque conti- nué siendo menor en términos absolutos. En 1853 habfa 387 escuelas de hombres y 184 de mujeres, entre piblicas y priva- das, y en 1876 habfa 675 de hombres y 430 de mujeres. El 55 Domingo F. Sarmiento, De la educaeiém popular, Imprenta de Belin, . “PA 37 sci, Senado, 27 de junio de 1853, p. 59. 3 William Sywack, “Values in Nineteenth-Century Chilean Education: ‘The Germanic Reform of Chilean Public Education, 1889-1910", tesis de doc- torado, University of California, Los Angeles, 1977, p. 35. crecit homt 489u ment 1885. mujer contri educa La cault, de toc fue all dola* sanale Es pre forma tumbr minor contril endle Dentre no fue seria, € no fue ban la yorfa Estado cionale més lit dieser, "Me 157-158. “i Mie 1983, LAESCUBLA CHILENA Y LO PUBLICO 353 crecimiento del alumnado femenino fue atin mayor: 17553 hombres y 5 603 mujeres en 1853, que aumentaron en 1876 a 48916 hombres y 36922 mujeres.>? Por dltimo, crecié igual- mente la alfabetizacion femenina de 9.7% en 1854 a 26.2% en 1885. La. escuela, por tanto, moralizaba también a las mujeres para la transformacién del espacio doméstico y para contribuir asf a la formacién del espacio pablico mediante la educacién de sus hijos. La “microfisica del poder”, tal como la definié Michel Fou- cault, operé en forma tan precaria como sistemética a lo largo de todo el siglo x1x.*1 Aunque todavia restringida, la escuela fue alfabetizando lentamente a la poblacion y con ella amplian- do la “esfera paiblica” con el ingreso de las organizaciones arte- sanales urbanas y més tarde del naciente movimiento obrero. Es probable que el paso de lo oral a lo escrito contribuyera a formar més el espacio pablico que la moralizacién de las cos- tumbres de Jos sectores populares, tal y como lo aspiraba la minorfa letrada que formé la escuela ptblica. Sin embargo, contribuy6 en el largo plazo a diferenciar el comportamiento en el espacio paiblico y en el privado. LA ESCUELA ¥ LA SECULARIZACION DEL ESTADO Dentro del ideario emancipador chileno, la libertad religiosa no fue una piedra angular del concepto de soberanfa como lo serfa, entre otras, la libertad de imprenta. Si bien las opiniones no fueron undnimes y si las figuras mAs liberales proclama- ban la tolerancia contra el espfritu inquisitorial, la gran ma- yorfa fue partidaria de mantener el cardcter cat6lico del Estado, y asf lo estableci6 la mayoria de los textos constitu- cionales de la época, incluso el de 1828, reputado de ser el més liberal. Dicho texto agregaba significativamente que “n: die seré perseguido ni molestado por sus opiniones privadas”, 29 Memoria del Ministro de Justicia, Cuto e nstruccion Publica, 1877, pp. 157-158. “4 Anuario Estadtstico, Santiago, 1916, p. 4 4! Michel Foucault, Viilar y Castigar, 8a. ed, Siglo XXI Eaitores, México, 1983, | 34 FORMAREL PUBLICO MODERNO declaracién que fue suprimida en el de 1833.2 Pero, en reali- dad, los més acérrimos partidarios de la unidad religiosa re- conocieron siempre que ninguna autoridad podia “entrome- terse a corregir las conciencias y opiniones privadas y secretas de los ciudadanos", como lo sefialé Juan Egafia para defen- derse de quienes lo acusaban de inquisidor.“5 La libertad de conciencia fue un derecho indiscutido, lo cual significaba en efecto un cambio sustantivo en relacién con la Inquisicién, pero otro asunto era Ja tolerancia religiosa, pues la libertad de conciencia estaba limitada en su expresion pablica. La conservacién de la unidad religiosa significaba la prohibicién del culto paiblico de cualquier otra religién que no fuera la del Estado. Ast lo establecié la Constitucién de 1833 en su articu- lo quinto. Ella resguardaba también la privacidad de la per- sonas, estableciendo que la casa era un “asilo inviolable”, asf como la correspondencia epistolar (arts. 146 y 147).44 De allf entonces que el espacio piiblico, tanto sinénimo de estatal como sinénimo de sociabilidad, fue entendido como un espacio catélico y sélo catélico. Por ello también la escue- Ja pGblica fue entendida como una escuela catélica, donde la ensefianza de la religiGn era obligatoria. En qué sentido era piblica la escuela no fue materia de discusién cuando la Fa- cultad de Humanidades inicié el estudio del primer proyecto de ley orgénica para la instruccién primaria presentado por el liberal José Victorino Lastarria en 1843. El proyecto que la Facultad propuso al Congreso en 1845 definis dos tipos de ensefianza de acuerdo con su acceso o con la publicidad del ‘espacio: era privada la que se daba reservadamente a los miem- bros de una familia y pablica la que se daba en establecimien- tos destinados a recibir miembros de distintas familias. La escuela era, por tanto, un espacio ptiblico, que a su vez se definfa de acuerdo con la propiedad, Eran escuelas piblicas 42 Ricardo Donoso, Las ideas pottica en Chil, Eudebe, Buenos Aces, 1975, pp. 15216h Simon Colic, easy poticn, pp. 15154 7 Ruan Beni, “La Consiticion de 1623, Teleranci regio", La Abia hte, 2, Santiago, onto de 1825, en Gullermo Fela Gra, Colac de “Antigo Periicos Chilens, Bde la Biboteea Nacional, Santiago, 1966, 2s aes “Constitucién de 1833", en Luis Valencia Avaria, Anales de la Republica, pp. 162y 182 las q las © Ellas Eran ban © mora Es ciabil dela biatr es el cada situac En beral, cién< tad de En debia consti mante var el vador munic tado\ ensefi petars tucior especi Guirao fundaci acién LA ESCUELA CHILENA Y LO POBLICO 355 las que se mantenfan con fondos nacionales o municipales, las conventuales o las que tuvieran subsidio del gobierno. Ellas estaban sujetas a las autoridades designadas por la ley. Eran particulares las financiadas con fondos privados y esta- ‘ban sometidas a la ley s6lo en lo correspondiente a arden y moralidad.45 Esta doble definicién de lo piblico, de acuerdo con la so- ciabilidad y con la propiedad, no caus6 conflictos a mediados de la década de 1840, cuando el problema religioso no se ha- bfa transformado en un conflicto politico. Por razones que no es el caso tratar aquf, el proyecto de ley de la instruccién pri- maria vivié muchas vicisitudes legislativas y, a fines de la dé- cada de 1850, segufa en discusién en un momento en que la situacién politica habfa cambiado. En el itinerario de los conflictos de la creciente opinién li- beral, ya presente en el Congreso y la Iglesia, figura la oposi- cién de varios diputados a que los pérrocos tuvieran la facul- tad de inspeccionar la educaci6n religiosa en las escuelas. Entonces se suscité la controversia de si dicha inspeccién debfa regir para la ensefianza piblica o para las escuelas pt- blicas. ¢Cémo debia definirse lo pablico en un pafs donde constitucionalmente estaba prohibido el ejercicio pablico de otra religién que no fuera la catélica? Los liberales querfan mantener la definicién de acuerdo con la propiedad para sal- var el principio de la libertad de conciencia. Para los conser- vadores esa libertad estaba restringida al espacio privado inti- mo, a la familia, ‘pero a ningdn espacio piblico, fuera estatal, municipal o particular. Un padre de familia, sefialaba el dipu- tado Valenzuela en 1859, podfa abusar de su patria potestad y ensefiar a sus hijos el atefsmo préctico, y ese abuso debfa res- petarse, pero en cualquier otro espacio contravenia la Consti- tuci6n. El diputado Astaburuaga retrucaba que la ley debia especificar que dicha inspeccién comprendia a las escuelas municipales o fiscales y no pablicas, pues “es bien sabido que “© “Sesion de la Facultad de Humanidades", 6 de abril de 1845, en Ana Guirao Massif, Historia de la Facultad de Filosofia y Humanidades hasta la Fundacion del Instituto Pedagogico, 1843-1889, Santiago, 1957, p. 119. “ set, Diputados, 1850, p. 15; Isidoro Errkauiz, Historia de la Adminis. ‘raci6n Errdzuri, Santiago, 1935, p. 439, 356 FORMAR EL POBLICO MODERNO esa palabra piblica tiene un significado muy lato, puesto que todo establecimiento costeado por fondos particulares al que puede concurrir cualquier particular se llama también piblico...”47 El mismo conflicto se suscitaba en la fiscaliza- ign estatal de las escuelas particulares que, en el proyecto en discusién, inclufa moralidad y orden y exclufa expresamente las materias y los métodos de estudio, como garantfa de la liber- tad de ensefianza. Cuando el proyecto de ley llegé al Senado en 1860 para su tiltimo trémite, el senador conservador Cerda present6 una indicacién que bien puede parecer bizantina, pero que estaba Ilena de implicancias. Proponfa que las mate- rias de ensefianza no fueran expresamente excluidas de la inspecci6n estatal de las escuelas particulares. Ello significa- ba que si bien no se les dictaba un programa obligatorio, la autoridad se reservaba la facultad de intervenir en los conte- nidos cuando lo estimara pertinente. Cerda sostenfa que de otra forma en las escuelas particulares se podrfan abrir salas de juegos, ensefiar religion protestante, ensefiar la religion de Mahoma, la doctrina de Confucio o el judafsmo. El Estado debfa salvar la moralidad péblica y la unidad religiosa del pafs. El ministro de Instrucci6n, Ram6n Sotomayor, concordé con. Cerda en que ello entrafiaba un dafio y por ello se habfa con- siderado Ia inspeccién en materias de “moralidad y orden’. ‘Sin embargo, a la mayorfa del Senado no le parecié suficiente y aprobé la indicacion.48 La coyuntura de esta discusién no deja de ser interesante. El Senado terminé su discusién justamente el 18 de septiem- bre de 1860 cuando asumfa el nuevo gobierno de José Joaquin Pérez, que marcaba el fin de la hegemonia conservadora, del conservadurismo regalista de Manuel Montt, y el ascenso de la fusi6n liberal conservadora, en la que todavia la oposicion al autoritarismo del Ejecutivo era un factor més poderoso de alianza que el conflicto entre laicismo y ultramontanismo, que romperfa esa coalicién en la década siguiente. La modificacion del Senado fue discutida en la Camara en octubre. La tensién era clara: los conservadores ultramontanos querfan restringir el concepto de privado a lo doméstico y los liberales restringir 2 sat, Diputados, 21 de junio de 1859, p37. “ sex, Senado, 13 de septiembre de 1860, p. 228. el cor quee tal er espac wunide negar porte baen tucior cond: de la tancie funcic Eldip gen de privac cienci que di las « pale ew, varé priv dek Lat tos cor al Sen cinco. Dlico Yal Vale 2b PosTieiunes

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