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Se conoce como radicales libres a moléculas o especies químicas, ya sea que estén cargadas o
no, que dentro de su composición atómica posean un electrón desapareado en su orbital
externo.
Los antioxidantes son sustancias que retrasan o previenen la oxidación de ciertos sustratos.
Evitan que otras moléculas se unan al oxígeno en algún microambiente como la membrana
plasmática, el núcleo, líquido extracelular o citosol, ya que interactúan más rápido con las
sustancias reactivas de oxígeno. Su función es de “sacrificio” y evitan las alteraciones de
moléculas, ADN, proteínas, etc.
Enzimáticos No
enzimáticos
Superóxido Glutatión
dismutasa (SOD)
Catalasa (CAT) Coenzima Q
Glutatión peroxidasa Ácido Tioctico
(GPx)
Los radicales libres no son dañinos, nuestro propio organismo los fabrica en:
Los radicales libres producidos por el cuerpo para llevar a cabo determinadas funciones son
neutralizados fácilmente por nuestro propio sistema.
Los radicales libres están en la búsqueda de captar electrones de ADN, lípidos y proteínas (en su
mayoría) y al momento de hacerlo, causan numerosos daños a la célula y, por consiguiente, al
organismo. El envejecimiento está caracterizado por todo el daño y el desgaste progresivo de
los mecanismos de reparación y degradación. Se genera un estrés oxidativo donde la cantidad
de especies reactivas de oxígeno es mayor a la de los antioxidantes celulares; y esto genera
ciertas afecciones como tumores o que el sistema nervioso y el músculo cardíaco estén
debilitados por la falta de replicación de las células.
Referencias bibliográficas: