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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

Simplemente, cree
Escritura: Juan 3:11-14
Código: 43-16
John MacArthur

Muy bien, abramos la Palabra de Dios en el tercer capítulo del Evangelio de Juan y comenzamos
ahora a ver los versículos 11 al 21. Realmente, una de las porciones más importantes de las Escrituras
en toda la Biblia. No voy a apresurarme por terminar, entonces vamos a pasar unas cuantas semanas
en este pasaje. Y eso funciona bien porque será alrededor de la Conferencia de Pastores y será
maravilloso, por lo menos para las personas que estarán aquí seguramente la próxima vez, para oír un
poco de la enseñanza de nuestro Señor en este capítulo vital.

Ahora, usted recordará que, en esta sección del Evangelio de Juan, comenzando en el versículo 1 y
hasta el versículo 21, el Señor está enseñando acerca de la salvación; está enseñando de la
salvación. Y todo sucede en una conversación con un fariseo llamado Nicodemo. Nicodemo viene a
Jesús de noche, él es un hombre prominente. El hecho de que él era un fariseo significaba que él
había alcanzado un estatus muy elevado en su devoción al Antiguo Testamento y a la ley rabínica y a
la tradición. Él era un experto. Jesús inclusive lo llama El maestro en Israel. Hay algunas indicaciones
históricas de que él fue una de las tres personas más ricas en Jerusalén, lo cual significa que él ha
alcanzado un nivel muy elevado de influencia. Un miembro del sanedrín, la Corte Suprema. Un judío
muy, muy prominente.

Aquí encontramos al Señor Jesús mismo como el evangelista y a Nicodemo como el sujeto de Su
evangelismo. Este es Jesús hablándole a un pecador perdido, un hipócrita, muy religioso, muy bien
familiarizado con su religión, pero perdido, inconverso, afuera del Reino de Dios, sin poseer la vida
eterna. Realmente, un hipócrita modelo.

Y no estamos diciendo nada acerca de Nicodemo que él no supo. Él es un hombre profundamente


turbado. Él es un hipócrita que entiende su hipocresía. Él es un pecador secreto. Él es un hombre
profundamente preocupado. Él sabe que él no está reconciliado con Dios. Él no tiene confianza alguna
de que él posee vida eterna. Él no cree que él no está seguro de que él está en el Reino del cual él
continuamente habla y al cual representa, aparentemente.

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Él ha estado observando a Jesús, si tan sólo por un corto período de tiempo, conforme Jesús ha
estado en Jerusalén en torno a la Pascua. Y Jesús ha estado haciendo milagros muy grandes y la
evidencia es que Él es de Dios porque, como Nicodemo le dijo a Jesús, “nadie puede hacer lo que
haces, a menos de que Dios esté con él.”

La única explicación para los milagros poderosos era que Jesús estaba conectado con Dios. Nicodemo
no está diciendo que Él es Dios, pero él sabe que viene de Dios. Entonces, Nicodemo espera que
quizás este hombre de Dios pueda darle una respuesta a la ansiedad profunda de su propio corazón.
Quizás, este hombre le puede decir que más él necesita hacer o lo que necesita dejar de hacer para
entrar al Reino, para tener algo de paz y algo de gozo y algo de certeza y algo de confianza y algo de
esperanza real.

Entonces, viene a Jesús de noche y su corazón está abierto a Jesús, quien conoce todo en la mente y
corazón de toda persona como el capítulo 2 dice al final. Él sabía lo que estaba en el hombre, de tal
manera que no necesitaba que nadie le dijera nada acerca del hombre, porque él conocía el corazón
del hombre. Jesús conoce la ansiedad y la preocupación y el temor y ansiedad de este hipócrita en el
judaísmo al nivel más elevado. Él conoce su corazón que está dolido.

Y entonces, Él le habla acerca del entrar al Reino. Y lo primero que Él le dice a él es: “no es algo que
tú puedes hacer.” No es algo que tú puedes hacer. Tú no puedes hacer una contribución para entrar al
Reino. En el versículo 3, él le dice: “es necesario nacer de nuevo (anothen, nacer de arriba)”. Más
adelante en la sección, en los versículos 3 al 10, necesitan nacer por el Espíritu Santo. Necesitan
nacer del Espíritu y ser limpiados por el poder de arriba.

Y Él usa la analogía del nacimiento. El nacimiento es una analogía terrenal. Todos entendemos que
usted no hace contribución alguna a su nacimiento, en absoluto. Y lo mismo sería el caso en la esfera
espiritual. Usted no hace contribución alguna a su nacimiento espiritual. Esa es la razón por la que la
analogía del nacimiento es tan apropiada. Usted necesita nacer de arriba. Usted necesita que Dios le
dé vida espiritual, en la misma manera en la que Dios le dio a usted vida física - y usted no hizo
contribución alguna a su vida física y no puede hacer ninguna contribución a su vida espiritual.

Esto es devastador. Esto es voltear de cabeza su paradigma religioso y todo su pensamiento teológico
de cabeza, porque su religión, como todas las religiones falsas en el mundo, se concentran en que la
gente alcance una relación con Dios, mérito humano, obras, religión, ritual, ceremonia, moralidad, sea

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cual sea la categoría de acumulación. Todos los sistemas religiosos en el mundo, todos se concentran
en el mérito humano.

Este era el judaísmo apóstata. Ésta era su perspectiva entera. Todas sus convicciones acerca de la
teología, acerca de Dios, acerca de relaciones con Dios, acerca de la vida, el Reino, el cielo giraban en
torno a la idea de que él tenía que hacer algo. Él tenía que ser moral. Él tenía que ser virtuoso. Él tenía
que ser justo. Él tenía que seguir los rituales y las rutinas y las ceremonias para alcanzar esta posición
con Dios que le concedería entrada a la presencia de Dios eternamente.

Jesús le dice a él: “lo que es requerido es algo que no puedes hacer. Tú no tienes parte en lo que
necesita suceder.” Ahora, lo que es sorprendente acerca de eso es que me parece que eso sería lo
último que la mayoría de los cristianos en la actualidad querrían decirle a alguien que viniera a
preguntar acerca de la vida eterna, que viniera a preguntar acerca de entrar al Reino, que viniera a
preguntar acerca de cómo tener una relación con Dios, cómo es que tus pecados pueden ser
perdonados, cómo ser salvo (sería utilizando nuestro lenguaje). Me parece que lo último que la gente
diría es: “bueno, estás pidiendo lo imposible. No hay manera en la que puedes hacer esto. No hay
manera en la que puedes contribuir a esto. Sea lo que seas, sea lo que hayas hecho o no hayas
hecho, sea lo que sea el bien que hayas hecho, sea lo que sea lo mal que hayas hecho, no tiene nada
que ver con esto. Tu conexión con la religión no tiene nada que ver con esto. Tu conexión con la
moralidad no tiene nada que ver con esto. Tú estás pidiendo algo que te suceda a tú que viene de Dios
por poder soberano.

Pero eso es lo que Jesús le dijo. Y estoy convencido de que, con mucha frecuencia, escondemos esa
gran verdad. Hay personas que tienen miedo de decirle eso a cristianos, que la salvación que ya
recibieron fue la obra de Dios del cielo. De alguna manera, creen que eso se entromete en la
independencia de la gente y su libertad.

¿Por qué es que le vamos a decir eso a un incrédulo? Respuesta: para detener al incrédulo en donde
está y dejarlo con ningún lugar a dónde acudir y nada a qué apelar. Por las obras de la ley, según las
palabras de Pablo, ningún ser humano será justificado. Estás pidiendo algo que es imposible. Sería
más fácil tratar de meter un camello por el ojo de una aguja que pensar que puedes ganarte tu
salvación.

Este es un cambio enorme, completo en el pensamiento de Nicodemo. Esa es la razón por la que dos
veces en esta sección de apertura, versículos 3 al 10, Jesús dice: “de cierto, de cierto”, “de cierto, de

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cierto,” porque te estoy diciendo por primera vez lo que es verdad en contraste a las mentiras que has
creído por tanto tiempo.

Ahora, Jesús lo hace responsable por no saber eso. “¿Cómo puede ser que tú,” Él dice al final de esa
sección de apertura, versículo 10, “como puedes ser tú El maestro en Israel y no saber esto?” Él
debería haber sabido esto porque el mensaje de salvación divina, soberana, es presentado claramente
en el Antiguo Testamento en los pasajes del nuevo pacto con los que Nicodemo habría estado muy
familiarizado. Jeremías 31, Ezequiel 36, Ezequiel 37. ¿Cómo es que no sabes de una relación con
Dios? Es algo que Dios hace milagrosamente desde el cielo que desciende.

Entonces, aquí está este hipócrita condenado por sí mismo, con una conciencia culpable, lleno de
angustia porque él sabe que está alejado de Dios, él sabe que él es un farsante, él sabe que él es un
pecador en secreto. Y ahora él, oye que él no puede hacer nada al respecto y todo lo que ha conocido
en su vida es que él puede hacer algo acerca de algo, inclusive una relación con Dios está en sus
manos.

Entonces, nuestro Señor detiene al pecador en su posición. Y quiero recomendarle a usted este
enfoque. Si alguien viniera a usted y le preguntara qué tiene que hacer para ser salvo, la respuesta es
¿qué? Nada. Hay un sentido en el que usted dice “este es un milagro divino”. Esta es una obra de Dios
según Su voluntad, como dice el versículo ocho, el Espíritu Santo lo hace cuándo y dónde Él quiera. Y
como hemos estado diciendo en esos versículos de apertura, lo único que usted puede hacer es pedir.
Lo único que usted puede hacer es pedir.

Ahora, la semana pasada hicimos una transición a la sección de los versículos 11 al 21. El nuevo
nacimiento fue mencionado cinco veces en los versículos de apertura. El creer fue mencionado siete
veces en los versículos 11 al 21. Entonces, ahora llegamos a esa segunda verdad paralela, ¿se
acuerda de eso? Si usted no estuvo aquí la semana pasada, quizás quiera escuchar ese mensaje. La
segunda verdad paralela, responsabilidad humana. Usted no puede hacer nada al respecto, por un
lado, pero, por otro lado, usted es responsable por su creer o no creer. Entonces, el mensaje a un
pecador es: “no puedes hacer nada para ganarte tu salvación, no puedes hacer ninguna contribución a
ello, pero se demanda de ti que creas lo que Dios ha hecho para proveerla, creer lo que Dios ha hecho
en Cristo para proveer salvación como un regalo de gracia.”

Ahora, con eso en mente, permítame leer los versículos 11, y vamos a leer por lo menos, hasta el
versículo 18: “De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto,

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testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo
creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del
Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que
el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a Su Hijo al mundo
para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. El que en Él cree, no es
condenado,” ahora, deténgase ahí.

Ahora, conforme avanzamos a lo largo de este pasaje, este pasaje tan, tan importante, vamos a seguir
tres líneas simples. Vamos a concentrarnos en tres categorías sencillas. Número uno, la confrontación
de la incredulidad. Esos son los dos primeros versículos de apertura. Nuestro Señor confrontar la
incredulidad. Después, en el 13 al 18, Él recomienda la creencia. Y después, en los versículos 19 al 20
Él condena la incredulidad. Entonces, todo tiene que ver con creer y no creer. Confrontación a la
incredulidad, recomendación para creer y la condenación a la incredulidad continua.

Ahora, regresemos al versículo 11 y usted verá cómo se conecta. De cierto, de cierto, Él dice eso por
tercera vez porque Él está diciendo cosas que son tan extrañas, y al mismo tiempo, absolutamente
verdaderas y está hablando del error y la ignorancia de Nicodemo. “De cierto, de cierto, te digo, que lo
que sabemos hablamos y lo que hemos visto, testificamos.”

Y, por cierto, este es un nosotros, un plural editorial. Usted encuentra otras ilustraciones de nuestro
Señor haciendo eso, en donde Él usa un plural para hablar de sí mismo. Algunos creen que Él está
incluyendo a todos los demás que predicarían este mensaje. Pero es una afirmación tan excepcional,
que creo que es mejor verlo como simplemente un plural editorial, lo cual es algo muy común en todo
el lenguaje del mundo.

Algunas veces, cuando usted se refiere a usted mismo, usted no dice “yo”. Y usted dice, “bueno,
creemos”. Y usted entiende que es usted, pero la verdad más allá de usted representada por eso
también es creída por otros. Entonces, nuestro Señor usa el plural editorial. Hablamos de lo que
sabemos y testificamos de lo que hemos visto. Esa realmente es una afirmación sorprendente debido
a lo que Jesús está diciendo. Y está diciendo esto: te estoy haciendo lo que yo sé y lo que yo he
experimentado personalmente. No te estoy dando una información de segunda mano, no estás
recibiendo información de segunda mano de mí. Yo no soy como un profeta que vino a ti. No es como
un predicador que vino a ti. No es como un apóstol que vino a ti para darte lo que había recibido de

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Dios. Yo estoy hablándote de lo que yo conozco eternamente y lo que yo he experimentado
eternamente de primera mano. Realmente, una afirmación muy dramática.

Pero observe cómo termina el versículo 11: “y no recibís nuestro testimonio.” Sorprendente. Es algo
contundente. No recibís es plural. Ustedes no aceptan nuestro testimonio. Ustedes es plural. ¿Por qué
es plural? Ustedes, tus amigos los fariseos, los líderes de Israel, tu nación y tu mundo: “A los suyos
vino y los suyos no le recibieron, Él estuvo en el mundo y el mundo fue hecho por Él y el mundo no le
conoció,” Juan 1:10 al 11. He venido aquí con la verdad, verdad eterna que siempre he conocido,
verdad que proviene de mí como el Hijo de Dios eterno. Te he dado esa verdad. Y, por cierto, recuerde
ahora, usted tiene una representación de la conversación que pudo leerse en unos cuantos minutos,
pero probablemente duró durante horas en la noche conforme Nicodemo y Jesús hablaron.

Entonces, Nicodemo, El maestro en Israel, siendo un maestro prominente, un maestro dotado, un


maestro capaz, había de conocer a alguien que era mucho mejor que él. Él, en una conversación con
el maestro perfecto, el más poderoso, el más competente, el más convincente, el más brillante, el más
sabio, el más claro, la voz más persuasiva que jamás pronunció una palabra humana había estado
hablando a Nicodemo - el Hijo de Dios mismo, el Señor Jesucristo, el Mesías. Y Él le había dicho la
verdad acerca de la salvación, que la salvación no es cuestión de obras. Es cuestión de un milagro
divino que Dios hace independientemente del pecador. Él le había dicho eso. Afirmaciones poderosas.

Es como si Él hubiera dicho: “mira, con toda autoridad Divina, con información de primera mano de Mí
como Dios, Dios eterno, te he dicho la verdad acerca de la salvación. No son obras, es un milagro
divino. Yo te he dicho lo que siempre he conocido y Yo soy eterno. Lo que Yo he entendido desde toda
la eternidad en la unión con el Padre y el Espíritu. Yo no he aprendido esto, Yo no he oído esto, Yo no
he leído esto, Yo no lo he recibido, a mí no se me ha enseñado esto. Yo he conocido eternamente todo
lo que te he dicho.” En Juan 8:38, Jesús dijo: “hablo cosas que he visto con Mi Padre, con Mi Padre, y
no aceptan Mi testimonio.”

Y sabe una cosa, en un sentido es desalentador. Pero en otro sentido, es alentador. Si este hombre
que conocía las Escrituras no quiso recibir la verdad del Maestro más grande, más capaz, más
poderoso, más efectivo que jamás habló en la tierra, no le sorprenda cuando no le crean a usted. No
me sorprende cuando no me creen a mí. Tú no crees. Ese es el post mortem de la conversación con
Nicodemo. No crees.

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Entonces, ¿dónde está Nicodemo después de lo que acaba de oír? Él no lo cree, él es un incrédulo, él
no lo acepta. Es un cambio de paradigma demasiado dramático. Literalmente, ha volteado de cabeza
su teología. Lo único que ha conocido como el resto de la gente en la religión es obras; obras,
legalismo, justicia por esfuerzo - eso es lo único que él ha conocido porque toda religión en el mundo
es eso. Todas, incluyendo el judaísmo apóstata. Y nuestro Señor le acaba de decir algo que
simplemente, lo despedaza. Simplemente, no es posible procesar esto, que entrar al Reino es algo
que me sucede a mí a lo cual yo no hago ninguna contribución.

Habiendo dicho eso, nuestro Señor entonces se voltea y profundiza esta confrontación al señalar la
ignorancia de Nicodemo. Todo el mundo, toda lo que la carrera de Nicodemo tenía, “oh, Nicodemo, tú
eres un maestro tan grande, tú eres un maestro tan grande. Tú eres El maestro en Israel.” Él era un
hombre prominente. Todo el mundo se sentaba a Sus pies en asombro y maravilla y esa es la razón
por la que Él fue empujado hasta que terminó en la Corte Suprema, el sanedrín.

Pero Jesús no lo trata de esa manera. Versículo 12 dice: “si os he dicho cosas terrenales y no creéis,
¿cómo creeréis si os dijera las celestiales?” No tiene sentido que Yo siga contigo. No tiene sentido que
Yo profundice en las realidades profundas de teología y la mente de Dios y los propósitos de Dios en
la salvación, no puedo ir ahí porque te di una analogía terrenal simple y ni siquiera puedes creer eso.

¿Qué quiere decir cuando Él dice: “si os he dicho cosas terrenales”? Cosas terrenales simplemente se
refieren al concepto del nacimiento. Eso es algo terrenal. Eso es algo terrenal. El nacimiento sucede
en la tierra. No sucede en el cielo. Sucede aquí. Esa es una analogía simple, una ilustración terrenal
simple y no la entiendes. Y no la aceptas. Y no la crees. Y es tan simple. Y es tan clara. ¿Cómo es
posible que vayas a creer si ahora hago a un lado la analogía terrenal y comienzo a hablarte de la
Trinidad? ¿De la predestinación eterna? ¿De la relación del Padre con el Hijo y la función del Hijo en la
expiación para propiciar y satisfacer a Dios? ¿Cómo es posible que te pueda hablar de la multiplicidad
de las glorias que van de la mano con la obra de Dios en la salvación? ¿Cómo es posible que pueda
explicar toda esa teología celestial cuando ni siquiera puedes creer la ilustración terrenal simple?

Permítame decirle algo acerca de la incredulidad. La incredulidad produce ignorancia. Si usted quiere
oír una representación ignorante de la Biblia, escuche a los incrédulos. Ellos van a representar de
manera equivocada las Escrituras constantemente. Nunca espero oír que algún incrédulo represente
de manera apropiada la Biblia. Gran parte del tiempo, ni siquiera espero que los creyentes representen
de manera apropiada la Biblia, pero ciertamente, no espero que los incrédulos representen
apropiadamente la Biblia. ¿Por qué? Porque la incredulidad los encierra en la ignorancia. Porque eso

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es 1 Corintios 2:14: “el hombre natural no comprende o percibe las cosas de Dios.” ¿Qué son para él?
Locura. Para aquellos que están pereciendo, son locura.

Estaba haciendo algo de investigación pensando en la conferencia de pastores la próxima semana y


quizás hablarles a los hombres de un personaje interesante en el último siglo, un predicador muy
prominente llamado Charles Templeton. Algunos de ustedes quizás recuerdan ese nombre. Él fue uno
de los fundadores de Juventud para Cristo, junto con Billy Graham. Y se creía que, en ese entonces, él
fue el más grande de los predicadores. Billy, en cierta manera fue el segundo predicador. Él era la gran
mente, él era la gran presencia. Él tenía todo el drama. Él lo tenía todo - mente brillante, todo eso. Y él
se volvió un gran predicador y un gran evangelista. Y él predicó en estadios llenos de gente. Y él
llevaba ese peso en este tipo de dúo de Graham/Templeton en los primeros años. Y la gente caía a
sus pies. A la gente le encantaba escucharlo. Él básicamente tuvo un éxito enorme.

Poco a poco, comenzó a salir a la superficie que él representaba de manera equivocada las Escrituras.
Y él comenzó a salir más y más lo que él pensaba acerca de las Escrituras. Y todo llegó a una
culminación cuando él escribió un libro. El título del libro es una biografía de su viaje espiritual. Y el
título del libro es: Me Despido de Dios, por Charles Templeton. Él terminó siendo un periodista en
Canadá, un escritor de novelas, escritor, personalidad de la televisión. Me Despido de Dios.

Y lo que él hace en ese libro Me Despido de Dios es un ataque contra la Biblia. Y es sorprendente para
alguien que fue preparado y que fue entrenado y que predicó. Y él entiende de manera equivocada la
Biblia, todo. Su perspectiva de todo está alterada y es corrupta. Y ése es el legado de la incredulidad.
El legado de la incredulidad es la ignorancia. Esa es la razón por la que, si usted va a la universidad y
escucha a los incrédulos hablar de la Biblia, no la entienden. Si usted va a un seminario y tiene a
profesores incrédulos hablando de la Biblia, ellos no la entienden.

Y aquí estaba Nicodemo, él era uno de ellos. La incredulidad produce ignorancia. Y entonces, vemos
que el pasaje abre con esta realidad en donde hay una confrontación contundente de la condición del
corazón de Nicodemo y la condición universal de todo corazón incrédulo. Y está encerrado y es
prisionero a las tinieblas espirituales. La ignorancia espiritual.

Entonces, Jesús le está diciendo: “mira, realmente no sirve de nada que Yo ahonde en explicaciones
teológicas profundas porque le estoy hablando a un tabique. Tú no tienes la capacidad de absorber
esto. Tu mente está oscurecida.” Está doblemente cegada por Satanás, podríamos decir, si tomamos
las verdades de Pablo.

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Entonces, ¿cuál es el remedio? La confrontación de la incredulidad entonces lleva a una
recomendación para creer. Y comenzando en el versículo 13, el Señor dice: “lo único que puedes
hacer es creer.” Eso es lo único que puedes hacer. “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del
cielo, el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así
es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna.”

¿Qué puede hacer Nicodemo? Él está encerrado en incredulidad y él está doblemente encerrado en
tinieblas e ignorancia. ¿Qué puede hacer él? Sea que él fuera moral o inmoral, él no puede hacer
ninguna contribución para su entrada en el Reino. Sea que él fuera religioso o no religioso, no hace
contribución alguna. ¿Qué puede hacer el pecador? Lo único que el pecador puede hacer, según el
versículo 15, es creer, pero eso es suficiente. Eso es suficiente.

Entonces, tenemos en los versículos 13 en adelante esta recomendación. Realmente, es un mandato


a creer. Esa es la única esperanza. Entonces, aquí está la verdad de sola fide, fe únicamente. Y no es
de un reformador, por cierto, sino que es del Autor de la verdad, porque la verdad es eterna. Porque Él
es eterno y la verdad simplemente es una extensión de quien Él es. Y me encanta cómo es que
nuestro Señor dice esto, versículo 13, veamos cómo es que Él presenta Su punto acerca de
recomendar o mandar la creencia: “nadie subió al cielo.”

Ahora, no puedo resistir detenerme ahí. Observe, eso es obvio. Estamos encerrados en una esfera de
espacio/tiempo, ¿verdad? Somos materia, vivimos en cuerpos. Estamos encerrados en tiempo y
espacio. Nosotros no trascendemos eso. No salimos de nuestra caja de espacio/tiempo. Nada puede
sacarnos de ahí. Yo sé que la gente quiere salirse de eso y esa es la razón por la que tenemos tanta
fantasía torpe en el mundo, películas, libros, televisión.

A mí no me gusta ver la fantasía por dos minutos. No necesito la fantasía, simplemente, deme la
realidad. Y nunca quiero comenzar a vivir en el mundo de la fantasía. Está tan lleno de mentiras y
malas representaciones. La única fantasía en la que estoy interesado es en ver caricaturas con mis
nietos. Pero no es muy engañador, porque yo sé que Mickey realmente no es un ratón. Pero una
cultura entera de gente consumida, sea Harry Potter o lo que sea; “Twilight” o lo que sea, está viviendo
en algún tipo de mundo de fantasía. Mire, usted está encerrado en el espacio y el tiempo, enfréntelo.
Enfréntelo. No se engañe creyendo que usted puede vivir en un mundo de fantasía.

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Hubo algunas excepciones. Hay algunas personas que han regresado del cielo. ¿En serio? Sí. Lázaro,
Juan 11. Él estuvo muerto por unos días y él estuvo en algún lugar y regresó. Y después, cuando el
Señor murió en la cruz, se acuerda que las tumbas se abrieron y los santos salieron y regresaron. Y
Pablo, 2 Corintios 12, tuvo un viaje corto al cielo y regresó.

Pero aquí está la parte importante. Esa excepción prueba la regla. Esos son muy raros, muy, muy
raros. Excepcionales. Elías fue el cielo, pero realmente regresó en el momento de la transfiguración.
Son muy, muy raros. Son excepcionales. No vamos al cielo y regresamos. La gente no hace eso. Por
cierto, usted no sabría eso si fuera a su tienda de libros cristianos y viera la repisa de la gente que ha
estado en el cielo y regresó. En serio. Es una locura. Y regresan y dicen: “bueno, Jesús tiene un
caballo de arco iris y vi a Dios y el Espíritu Santo es una neblina azul,” y continúan y continúan. Hay
varios libros como este que son muy, muy populares. El cielo es Real y 90 Minutos en el Cielo y otro
libro. Hay un libro en donde un niño tuvo un accidente y su padre escribió un libro acerca de que él se
fue al cielo y regresó. Es muy interesante.

Nosotros estamos terminando esto, va estar a la venta pronto, una nueva edición del libro acerca del
cielo, en el cual la sección de apertura abre un libro, es una nueva edición de septuagésimo quinto
aniversario de la casa de publicaciones de Crossway. Y la apertura entera consiste en refutar todos
estos viajes falsos al cielo y después, hablar del cielo real como se revela en las Escrituras.

Pero bueno, la gente no va al cielo y regresa. Cuando usted va al cielo, usted se queda ahí. Y a usted
le dará gusto quedarse ahí, en serio. ¿Puede usted pensar en alguna razón por la que le gustaría
regresar? No, no puede.

Bueno, hay más a eso que tan sólo eso. Hay algunas verdades muy importantes que quiero que
entienda. Nadie ha ascendido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre. Escuche
esto: la única persona que jamás descendió del cielo con la verdad acerca de la salvación es Jesús.
Cualquier otra religión o viene de esta tierra o de abajo. Todo sistema religioso es terrenal, demoníaco.
Sólo hay un Evangelio celestial. Sólo un mensaje celestial que descendió y es de Jesús. Ni siquiera el
santo más religioso, no toda la gente que cree, que está metida en la meditación trascendental y que
ascienden a niveles más elevados de conciencia, eso es ridículo. Eso es simplemente una pérdida de
tiempo. Ninguna persona jamás ha ido al cielo y ha traído la verdad. Ni L. Ron Hubbard, ni Mary Baker
Eddy Patterson Glover Frye, ni Joseph Smith, nadie, ningún ángel, ningún humano.

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Jesús dijo: “Yo soy el único que ha descendido del cielo. Y el mensaje que Yo traigo es que la
salvación es una obra de Dios en la que no participas. Es un regalo que Dios da según Su voluntad y
lo único que puedes hacer es recibirla al creer. Esa es la verdad. Y Yo soy el único que descendió del
cielo con la verdad, con un mensaje.”

Jesús se refiere a sí mismo varias veces con esa misma frase, “el que descendió del cielo, el Hijo del
Hombre.” Por ejemplo, en Juan 6:33, Él se llama a sí mismo el Pan de Dios que desciende del cielo.
Juan 6:38, “he descendido del cielo.” De nuevo, en el versículo 51 de ese mismo capítulo, capítulo 6,
“Yo soy el pan de vida que descendió del cielo.” Capítulo 8, versículo 42: “descendí del cielo.” Capítulo
13, versículo 3; 16:28; 17:5 - muchas veces Él dice: “descendí del cielo.” Él es la única fuente celestial
de verdad celestial. Y el mensaje es la salvación es por la fe únicamente.

Entonces, Él desciende, Él trae estas dos verdades paralelas, la salvación es un milagro divino, un
nuevo nacimiento, nacer de arriba. Y la salvación es recibida por el pecador al creer. Él es el hijo del
hombre, este es un título mesiánico tomado de Daniel 7. Él es el Mesías prometido. Él es el profeta
enviado por Dios.

Entonces, Nicodemo está hablando con Dios en carne humana. Nicodemo está hablándole a un Ser
celestial. Él está hablando con el Hijo de Dios eterno, y el Hijo de Dios eterno está diciendo: “no creas
nada diferente de esto, porque nadie jamás ha ascendido al cielo y ha traído con él la verdad. Yo he
venido del cielo con la verdad.” Esa es la razón por la que Pablo dice: “cualquier otro Evangelio,”
Gálatas 1, “y eres anatema, estás maldecido.” Cree cualquier otro Evangelio y estás maldecido porque
nadie lo ha traído al descender del cielo. Es terrenal o es demoníaco o es una combinación. Los
sistemas religiosos falsos son la obra de Satanás, quien se disfraza como ángel de luz. Son una
combinación de ideas humanas y seducción o engaño demoníaco.

El Evangelio en toda su riqueza, con todos sus elementos es el único mensaje que ha descendido del
cielo. Y después, en el versículo 14, nuestro Señor dice: “y como Moisés levantó la serpiente en el
desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado.” Tienes que levantarlo, en primer
lugar. Eso significa elevarlo por encima de los demás. Elevarlo por encima de los demás. Él es el único
que ha descendido. Él es el Hijo del Dios eterno. Él es el Señor de señores. Él es el segundo miembro
de la Trinidad. Él es la fuente de la verdad. Él es la verdad como también la vida y la luz. Elévalo.
Levántalo. Levántalo. Juan 14:6: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por
Mí.” Hechos 4:12: “y en ningún otro hay salvación.” Porque no hay ningún otro nombre bajo el cielo

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dado a los hombres en que podamos ser salvos. El nombre de Cristo. Creer en Cristo únicamente,
Cristo únicamente, Cristo únicamente. solus Christus, sola fide, fe únicamente, en Cristo únicamente.

“Yo soy el que tiene que ser levantado.” Y al decir eso, hay una referencia a Su crucifixión. “Y como
Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado.”
¿Qué es eso? De regreso en Números 21, los hijos de Israel en su desobediencia fueron castigados
por Dios. Dios envió serpientes, ¿recuerda?, para morderlos. Y fueron mordidos con este veneno
tóxico y mortal. Y estaban en pánico. Clamaron a Dios. ¿Y qué hizo Dios? Dios en Su compasión y en
Su misericordia, dijo: “consigan un palo, coloquen una serpiente de bronce en el palo. Y para
cualquiera que vea este palo o esta vara, voy a proveer curación inmediata. Eso simplemente es una
historia del pasado de Israel y es una analogía. No es una alegoría; es simplemente una ilustración.

De la misma manera en la que los hijos de Israel que tenían el veneno mortal de la mordida de esta
serpiente, así como ellos pudieron ser liberados de la muerte al ver una serpiente de bronce, así es
que los pecadores que llevan el veneno de la serpiente que es Satanás y el pecado que él perpetró en
contra de la raza humana, pueden ser liberados de la muerte al ver al Salvador crucificado.

¡Que analogía tan hermosa! Esa es la primera vez que sabemos que hay cierto levantamiento de
Cristo. No hemos oído de cómo va a morir, pero sabemos a partir del Salmo 22, algunas de las
características de Su cuerpo, sabemos de Su sed y sabemos acerca de Sus heridas. Y a partir de
Zacarías, sabemos que Él será traspasado o perforado. Y a partir de Isaías 53, sabemos que Él será
golpeado. Y de nuevo, que Él será perforado por nuestras trasgresiones. Y sabemos que Él va a morir.
Y ya en el capítulo 2, versículos 19 al 22, Jesús dijo: “destruyan este cuerpo y lo levantaré.”

Pero ahora de pronto, tenemos otra perspectiva aquí, y la perspectiva es que Su muerte será una
muerte en la que Él es levantado. Pero hay más en esto que tan sólo ser levantado en Su muerte.
Significa que usted le da toda su atención. Usted lo eleva por encima de todos. Por encima de los
demás como el Preeminente. Y usted lo ve a Él en fe. Y únicamente a Él para salvación. Los judíos
mordidos fueron curados del veneno mediante una mirada de fe. Tuvieron que creer. Voy a ir a donde
está eso, voy a ir ahí, voy a ver. Y si hacían eso, serían curados. Y así es, todo lo que Dios pide de
nosotros es mirar a Su Hijo. Levantarlo. Los judíos que fueron mordidos, no tuvieron que hacer nada.
No vieron obras, ni nada porque expiar. Nada de restitución. Nada. Simplemente, mira y tendrás vida.
¡Qué hermosa analogía! Y sé que cuando sucedió estuvo en el plan de Dios que sería la analogía de
la simplicidad de la salvación por la fe, Cristo levantado, lo vemos a Él y eso es suficiente. Tenemos
vida.

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Y aquí está el corazón del mensaje celestial que Jesús trajo del cielo. Versículo 15. “Para que todo
aquel que en Él cree no se pierda más tenga vida eterna.” Todo aquel que en Él cree, no se pierda
más tenga vida eterna. Eso es lo único que el pecador puede hacer. Creer. Creer. Ese es el corazón
del Evangelio. Lo que realmente nos sacude aquí es la frase “todo aquel.” Si quiere saber por qué es
algo tan sorprendente para Nicodemo, regrese aquí la próxima semana y veremos. Acompáñeme en
oración.

Señor, estamos tan abrumados por la majestad de las Escrituras, la maravilla de ella, tan agradecidos
por la gracia, que todo lo que necesita ser hecho, Tú lo haces. Tú has provisto el sacrificio. Tú provees
el poder, la voluntad. Tú haces la obra. Tú nos das vida desde el cielo. Desde arriba por el Espíritu. Tú
nos regeneras. Toda es Tu obra. Y Tú recibes toda la gloria. Y lo único que podemos hacer, lo único,
es levantar nuestros ojos para ver a Jesús por encima de todos los demás, el único Salvador,
muriendo en una cruz, colgando ahí por nosotros, llevando en Su cuerpo nuestros pecados y creyendo
en Él, tenemos vida eterna. ¡Qué regalo tan sorprendente! Esa vida eterna nos libera de la ignorancia.
Y la verdad se vuelve clara para nosotros. Y lo que en el pasado era locura, es verdad gozosa clara.

Padre, te pedimos que despiertes corazones inclusive el día de hoy y llames a los pecadores a creer.
Que quiten sus ojos de Moisés o Abraham o cualquier otra religión o líder religioso; y levanten sus ojos
únicamente a Cristo y lo vean a Él en fe como Salvador y Señor y reciban vida eterna.

Padre, ahora Te pedimos que la verdad sea implantada en nosotros y que pueda encontrar expresión
para ella en esta semana para comunicar lo que hemos aprendido, para que la podamos conocer en
mayor profundidad porque la hemos compartido y para que pueda ser útil en las vidas de otros. Darnos
esa oportunidad, oramos. Y bendice a toda alma aquí. Que cada uno mire a Cristo y encuentre en Él
vida eterna. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org


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