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Expansión urbana descontrolada en la quebrada Vallecito, Chosica.

Imágenes elaboradas por


CONIDA. La primera es de julio del 2009, captada por el satélite CBERS-2. En enero del 2017, el
satélite PERÚSAT-1 muestra la suicida ocupación de la zona, vulnerable a los huaicos. Este verano
tuvieron suerte, mucha suerte.

Las imágenes son contundentes. En julio del 2009 el satélite CBERS-2 captó el crecimiento urbano
del asentamiento humano Vallecito en Chosica.

Por ese entonces un cúmulo de viviendas retaba a la naturaleza permaneciendo en una zona de
muy alto peligro hidrológico, identificado así por el Instituto Nacional de Defensa Civil en un mapa
de vulnerabilidad en el 2005.

En enero del 2017 el satélite PERÚSAT-1 recogió imágenes de la misma zona y el cambio es
abismal. Tras ocho años de una expansión urbana no planificada la quebrada Vallecito se llenó de
viviendas sin importar el peligro que ello representa. Este año, debido a los intensos huaicos, la
zona fue declarada en emergencia.

El valle del río Rímac es el escenario geográfico de Chosica, con una población de 218,976
personas y cuya zona céntrica se encuentra a 850 m s.n.m. Así Chosica cuenta con un terreno de
mediana altura que se interrumpe en varios sectores por conos aluviales que desembocan en el río
Rímac.
Año tras año Chosica sufre las inclemencias de las precipitaciones y el desorden urbanístico. El 9
de marzo de 1987 un huaico mató a por lo menos 100 personas y destruyó más de mil casas en la
quebrada Pedregal, al oeste de la plaza de Armas. A la fecha según el Centro de Operaciones de
Emergencia Nacional solo en Lima hay 14 víctimas mortales, 12,921 damnificados y 10,358
viviendas afectadas.

Según el COEN solo en Lima hay 10,358 viviendas afectadas por los huaicos.

“Existe alta vulnerabilidad con una elevada densidad poblacional, existe pobreza y poca formación
para enfrentar este tipo de fenómenos. Así se genera una situación de desastre”, detalla el
ingeniero Jorge Vargas, coordinador del Grupo para el Manejo de Crisis y Desastres de la PUCP. El
especialista asegura que los estudios de prevención de desastres son innumerables, pero lo que
hace falta es organización y ejecución. Por ejemplo, una investigación hecha por Tomás Gallarday
y Nora Malca detalla que los huaicos “forman parte de una secuencia periódica de flujo de detritos
ocurridas y registradas en el pasado. Seguirán sucediendo con mayor o menor intensidad en el
futuro”, precisa el documento. Así se suman a los eventos geodinámicos ocurridos a mediados del
siglo XX en los años 1950, 1952, 1954, 1955, 1959, 1967, 1972, 1976, 1983, 1985, 1987, 1997,
1998 y 2005, según el investigador César Abad Pérez.
A inicios de año, el Niño Costero ocasionó intensas lluvias que activaron un total de 16 quebradas
en la zona de Santa Eulalia, Ricardo Palma y Chosica En febrero Chosica sufrió lluvias que llegaron
a una intensidad de 5 a 15 milímetros, es decir, de 5 a 15 litros por metro cuadrado activando las
quebradas de Juan Carossio, Libertad y Pedregal. Al mismo tiempo el acumulado de lluvias en la
ciudad de Lima solo llegaban a los 0,9 litros por metro cuadrado. El 10 de febrero el Senamhi
informaba que en la estación Chosica, a las 7:00 a.m., el caudal del río Rímac fue de 66,4 m3/s
(metros cúbicos por segundo). Pero ese mes el río tuvo una crecida histórica que alcanzó los 90
m3/s. Sin embargo no superó la crecida del 2012 donde el caudal del río Rímac llegó los 130 m3/s.
Aquel año la quebrada Carossio recibió 37 litros de agua por metro cuadrado durante 30 minutos,
según un informe del Senamhi.

Uno los esfuerzos para mitigar los huaicos ha sido la colocación de geomallas, pero estas no han
sido suficientes para retener las intensas precipitaciones y proteger las viviendas. Después del
desastre la ardua tarea que queda es la reubicación de familias acostumbradas a vivir en una zona
de riesgo.

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