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GUÍA RÁPIDA 1

PROCESO DE
HÁBEAS CORPUS
GUÍA RÁPIDA 1

PROCESO DE

HÁBEAS CORPUS
PRESENTACIÓN

El proceso de hábeas corpus es de capital importancia en


nuestro sistema jurídico-procesal. La razón clara de ello es la
necesidad de su empleo para la tutela de un derecho fundamen-
tal de constante violación: concretamente la libertad individual,
además de otros derechos vinculados o derivados. Son conoci-
dos los excesos muchas veces cometidos por nuestras autorida-
des (judiciales o policiales) al disponer o efectivizar la detención
de un sujeto, lo que es contrarrestado por esta expeditiva y co-
múnmente satisfactoria garantía constitucional. La relevancia de
la figura del hábeas corpus trasciende, por lo tanto, el Derecho
Procesal Constitucional.

La Guía Rápida del Proceso de Hábeas Corpus que presen-


tamos a la comunidad jurídica es la más completa y útil publi-
cación informativa editada a la fecha para conocer los alcances
del proceso de hábeas corpus. Es una obra de carácter operativo
que combina el estudio teórico-normativo de las figuras o temas
contenidos en la regulación del proceso de hábeas corpus, con la
información jurisprudencial relevante, casos prácticos, cuadros
sinópticos, modelos de demandas y escritos y demás elementos
que proveen al lector de un amplio bagaje de herramientas apli-
cativas. Esta obra, única en su tipo, permite un conocimiento in-
tegral de los alcances de este proceso constitucional.

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Proceso de HáBEAS CORPUS

La presente guía no se restringe a transcribir la regulación


del Código Procesal Constitucional sobre el hábeas corpus, sino
que analiza la problemática observada en la práctica a partir
de los diversos criterios jurisprudenciales, principalmente del
Tribunal Constitucional. Así, con la sola revisión de esta guía,
el lector accede fácilmente a toda una experiencia en el manejo
del proceso constitucional de hábeas corpus, en todos sus alcan-
ces, para el mejor enfrentamiento de las detenciones ilegales y
de otras violaciones a derechos fundamentales (a la integridad, a
no ser privado de la libertad por deudas, a ser excarcelado cuan-
do el juez lo ordene, a ser asistido por abogado defensor en las
citaciones, a no ser privado de DNI, a que se retire la vigilancia
del domicilio de forma arbitraria o injustificada, etc.).

Por todo lo señalado, es un placer presentar la Guía Rápida


del Proceso de Hábeas Corpus, publicación especializada que
estamos seguros será de mucha utilidad operativa para quienes
acudan a ella y que complementa la relevante información brin-
dada mes a mes por Gaceta Constitucional, la única revista en
nuestro medio especializada en el análisis multidisciplinario de
las sentencias del Tribunal Constitucional y demás información
constitucional relevante.

FEDERICO G. MESINAS MONTERO


Coordinador General de Gaceta Constitucional

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generalidades

CAPÍTULOS

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Proceso de HáBEAS CORPUS

8
generalidades

CAPÍTULO

1 generalidades

I. Definición

El hábeas corpus es el proceso constitucional mediante el cual


se tutela el derecho a la libertad individual y los derechos conexos a
ella. En efecto, según se indica en el numeral 1 del artículo 200 de la
Constitución:

“Artículo 200.- Son garantías constitucionales:

1.- La acción de hábeas corpus, que procede ante el hecho u omisión,


por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulne-
ra o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales
conexos”.

En el mismo sentido encontramos lo definido en el Código Procesal


Constitucional que, en su artículo 25, señala lo siguiente: “[P]rocede el
hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los (…)
derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual”.

En efecto, el Tribunal Constitucional ha definido al hábeas corpus


–siguiendo a Luis Huerta Guerrero– como: “[U]na institución cuyo ob-
jetivo consiste en proteger la libertad personal, independientemente de la
denominación que recibe el hecho cuestionado (detención, arresto, pri-
sión, secuestro, desaparición forzada, etc.) (…)”(1).

(1) STC Exp. Nº 2336-2003-HC/TC, f. j. 5.

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Proceso de HáBEAS CORPUS

Asimismo, ha señalado que “[d]icha acción de garantía es básicamen-


te un proceso de resguardo y tutela de la libertad personal en sentido lato.
En puridad representa la defensa de aquello que los antiguos romanos
denominaban ius movendi et ambulandi o los anglosajones consignaban
como power of locomation”.

Del contenido de estas disposiciones se desprende que este proceso


se define como aquel que persigue la vigencia efectiva del derecho a la
libertad individual y los demás derechos conexos, ante las posibles vio-
laciones o amenazas provenientes de cualquier autoridad, funcionario o
persona.

Ahora bien, también es posible intentar una lectura desde el artículo


7.6. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el cual re-
coge el derecho de toda persona privada de su libertad a recurrir ante un
juez competente, a fin de que decida sin demora sobre la legalidad de su
arresto y ordene su libertad si este fuera ilegal. Como bien ha indicado la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la luz del artículo 25 de
la Convención, “[s]i se examinan conjuntamente los dos procedimientos,
puede afirmarse que el amparo es el género y el hábeas corpus uno de
sus aspectos específicos. En efecto, de acuerdo con los principios básicos
de ambas garantías recogidos por la Convención, así como con los diver-
sos matices establecidos en los ordenamientos de los Estados Partes, se
observa que en algunos supuestos el hábeas corpus se regula de manera
autónoma con la finalidad de proteger esencialmente la libertad personal
de los detenidos o de aquellos que se encuentran amenazados de ser pri-
vados de su libertad, pero en otras ocasiones el hábeas corpus es denomi-
nado ‘amparo de la libertad’ o forma parte integrante del amparo”(2).

De lo dicho hasta ahora, es importante tener en cuenta que, en estric-


to, este proceso constitucional surge con la finalidad de proteger el dere-
cho a la libertad física únicamente, para recobrar la libertad de quienes se
encontraban arbitrariamente privados de ella, por lo que la incorporación
dentro de su ámbito de protección de otros derechos de carácter conexo,
supone la existencia de un núcleo duro de derechos fundamentales en
torno a la libertad personal, directamente tutelados por el hábeas corpus,
tales como la libertad y seguridad personales, la integridad personal y la

(2) Opinión Consultiva Nº 8/87, párrafo 34.

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generalidades

libertad de tránsito, las cuales muchas veces son vulneradas en conexión


con otros derechos fundamentales(3). Por lo tanto, se distinguen dos con-
cepciones que tienen su sustento en momentos diferentes en que se eva-
lúa la esfera de acción del proceso de hábeas corpus.

Así, en un primer momento, el hábeas corpus desde una concepción


restringida ha sido “[v]inculado, únicamente, a la protección del dere-
cho fundamental a la libertad personal y al núcleo duro de los derechos
fundamentales que se concentran en torno a dicho derecho, tales como
el derecho a la seguridad (artículo 2, inciso 24 de la Constitución), a la
libertad de tránsito –ius movendi e ius ambulandi– (artículo 2, inciso 11,
de la Constitución) y a la integridad personal (artículo 2, inciso 24, literal
h, de la Constitución)”(4).

Tal ámbito de protección resultó insuficiente ante el contexto de los


derechos fundamentales, cuya protección se solicitaba a través de este
proceso. Es por ello que, en un segundo momento, surge una concepción
que plantea que “[d]esde una interpretación constitucional del principio
in dubio pro homine (artículo V del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional), se debe acoger una concepción amplia del proceso cons-
titucional de hábeas corpus. En consecuencia, no es razonable establecer,
a priori y en abstracto, un númerus clausus de derechos fundamentales
conexos a la libertad personal a efectos de su tutela, ni tampoco excluir-
los a efectos de su protección”(5).

No obstante, abordaremos con mayor detenimiento este tema en el


capítulo referido a los derechos protegidos a través de este proceso.

II. Objeto y finalidad

Dentro de todo Estado Constitucional de Derecho la naturaleza


de la Constitución, en tanto norma jurídico-política, exige la existencia

(3) LANDA ARROYO, César. “El hábeas corpus en el nuevo Código Procesal Constitucional peruano”,
en: Constitución y fuentes del Derecho. Derechos, jurisdicción, democracia, Palestra. Lima, agosto de
2006, p. 401.
(4) STC Exp. Nº 9057-2005-PHC/TC, f. j. 1.
(5) Ibídem, f. j. 2.

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Proceso de HáBEAS CORPUS

de mecanismos idóneos para hacer efectivas sus normas, lo que, final-


mente, permita convertir a la Constitución en una realidad normativa.
Justamente, uno de los mecanismos constitucionales previstos para la
protección de los derechos constitucionales es el hábeas corpus. En la
medida en que este proceso se constituye en una garantía para neutralizar
posibles agresiones al derecho a la libertad individual y los derechos co-
nexos a ella, coadyuva a garantizar efectivamente la vigencia de los dere-
chos fundamentales y, en consecuencia, la del ordenamiento jurídico en
su conjunto.

Vistas las cosas así, los procesos constitucionales tienen por objeto
asegurar el funcionamiento adecuado del orden constitucional (carácter
objetivo), así como la vigencia efectiva de los derechos fundamentales
(carácter subjetivo), tal cual ha sido precisado en las disposiciones conte-
nidas en el Código Procesal Constitucional(6).

En la misma línea se han pronunciado los promotores del Código


Procesal Constitucional al señalar que “[e]n la actualidad es imposible
concebir un sistema jurídico en donde la regulación de los derechos mate-
riales (aquellos que en uno de sus extremos se manifiestan como derechos
subjetivos privados o públicos de sus titulares) no tengan un desarrollo
uniforme con los derechos procesales que le sirven de tutela”(7).

Asimismo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha seña-


lado al respecto, en su OC-9/87, que “[e]l concepto de derechos y liber-
tades y, por ende, el de sus garantías, es también inseparable del sistema
de valores y principios que lo inspira. En una sociedad democrática los
derechos y libertades inherentes a la persona, sus garantías y el Estado de
Derecho constituyen una tríada, cada uno de cuyos componentes se defi-
ne, completa y adquiere sentido en función de los otros”(8).
Por otra parte, el Tribunal Constitucional en el fundamento jurídi-
co 5 de la STC Exp. Nº 2877-2005-PHC/TC, tiene dicho que “[e]l di-
seño del proceso constitucional se orienta a la tutela de dos distintos
tipos de bienes jurídicos: la eficacia de los derechos fundamentales y la

(6) STC Exp. Nº 2877-2005-PHC/TC, f. j. 5.


(7) AA.VV. Código Procesal Constitucional, Palestra. Lima, 2004, pp. 30-31.
(8) Párrafo 26.

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generalidades

constitucionalidad del derecho objetivo, toda vez que, por su intermedio,


se demuestra la supremacía constitucional. Y es que, gracias a ello, este
Colegiado cumple sus funciones esenciales, tanto reparativas como pre-
ventivas (artículo 2 del CPCo)”.
Pues bien, la perturbación de un derecho fundamental o de una norma
constitucional, a través de su amenaza o directa afectación, altera el orde-
namiento jurídico constitucional y, para que este vuelva a funcionar de
modo armónico, es necesario reponer la situación al estado anterior al de
la vulneración o amenaza del orden constitucional. En consecuencia, la
reposición al estado anterior puede lograrse a través de mecanismos como
los procesos constitucionales(9).

No queda duda entonces de que, “[e]l proceso constitucional de há-


beas corpus, aun cuando tradicionalmente ha sido concebido como un
recurso o mecanismo procesal orientado, por antonomasia, a la tutela
del contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental a
la libertad personal, su evolución positiva, jurisprudencial, dogmática y
doctrinaria denota que su propósito garantista trasciende el objetivo des-
crito para convertirse en una verdadera vía de protección de lo que podría
denominarse la esfera subjetiva de libertad de la persona humana, corres-
pondiente no solo al equilibrio de su núcleo psicosomático, sino también
a todos aquellos ámbitos del libre desarrollo de su personalidad que se
encuentren en relación directa con la salvaguarda del referido equilibrio.
Por tanto, las restricciones al establecimiento armónico, continuo y so-
lidario de las relaciones familiares, que impiden el vínculo afectivo que
todo estrecho nexo consanguíneo reclama, no solo inciden sobre el con-
tenido constitucionalmente protegido de la integridad física, psíquica y
moral de la persona, protegida por el artículo 2.1. de la Constitución y
el artículo 25.1. del Código Procesal Constitucional, sino que se oponen
también a la protección de la familia como garantía institucional de la
sociedad, a tenor del artículo 4 de la Constitución”(10).

Ahora bien, respecto a la finalidad de este proceso constitucional, el


artículo II del Título Preliminar establece:

(9) Ídem.
(10) STC Exp. Nº 1384-2008-PHC/TC, ff. jj. 2 y 3.

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Proceso de HáBEAS CORPUS

“Artículo II.- Fines de los procesos constitucionales:

Son fines esenciales de los procesos constitucionales garantizar la


primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos
constitucionales”.

No obstante, en lo que respecta específicamente al proceso de hábeas


corpus, se ha establecido en las disposiciones generales de los procesos
de la libertad, la siguiente finalidad:

“Artículo 1.- Finalidad de los procesos:

Los procesos constitucionales [de hábeas corpus, amparo, hábeas


data y cumplimiento] tienen por finalidad proteger los derechos cons-
titucionales, reponiendo las cosas al estado anterior a la violación o
amenaza de violación de un derecho constitucional, o disponiendo el
cumplimiento de un mandato legal o de un acto administrativo (…)”.

Queda claro entonces, que la finalidad perseguida por este proceso es


restituir las cosas al estado anterior a la amenaza o vulneración del dere-
cho a la libertad individual o, de no ser posible, declarar la existencia de
una vulneración con la finalidad que esta no vuelva a repetirse (en el caso
del hábeas corpus innovativo, por ejemplo, se busca que los actos lesivos
no se repitan en el futuro en el caso particular del accionante, aun cuando
la lesión o amenaza hubiere cesado).

III. Antecedentes

Los orígenes del proceso de hábeas corpus se remontan a Inglaterra,


país en donde surge este mecanismo procesal para la defensa de la liber-
tad personal, en una época en la cual esta era entendida en un sentido
bastante más restringido del que ahora conocemos. Así, “aparece como
una garantía judicial específica para la defensa de la libertad personal”(11).

(11) CASTAÑEDA OTSU, Susana. “Hábeas corpus. Normativa y aspectos procesales”, en: Susana Castañe-
da Otsu (coordinadora). Derecho Procesal Constitucional, Jurista editores, Lima, marzo de 2003, p. 273.

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generalidades

Los writs de mandamus y de prohibition fueron las garantías que se


encargaron de proteger el derecho a la libertad personal, y que estuvie-
ron estrechamente ligadas al proceso de hábeas corpus. No obstante, el
perfeccionamiento del Derecho consuetudinario inglés, y que representó
el documento que formalizó oficialmente una institución que venía sien-
do utilizada, fue el Habeas Corpus Amendment Act de 1679 –que poste-
riormente daría lugar al Great and efficacions writ of Habeas Corpus–
consagrándose así el derecho de los súbditos ingleses a no ser detenidos
arbitrariamente. Cabe resaltar que fueron dos los documentos que cul-
minaron en su redacción: la Petición de Derechos de 1628 y el Acta de
Abolición de la Cámara Estrellada de 1641. Redordemos que la primera
de estas constituye un reclamo de quienes solicitaban el cumplimiento de
la Carta de San Juan sin Tierra de 1215, en la cual el rey había estableci-
do el procedimiento del hábeas corpus y que era en realidad una prerro-
gativa de la Corona.

Posteriormente, con el Acta de Abolición de la Cámara Estrellada las


prerrogativas jurisdiccionales del rey le fueron arrebatadas, convirtiéndo-
se el proceso de hábeas corpus en una garantía que tutelaba la libertad
personal. Finalmente, en 1679 se adopta el Habeas Corpus Amendment
Act, con la finalidad de prevenir que se desvirtúe este proceso. Al respec-
to, Castañeda Otsu precisa que “[c]onstituye la primera disposición que
regula con eficacia los procedimientos de protección de esta garantía de
los ciudadanos ingleses, asegurando que el derecho existente se hiciera
efectivo”(12).

Aun cuando esta regulación abarcaba diversos ámbitos de esta garan-


tía, se dictó el Habeas Corpus Act de 1826, documento que ampliaba los
márgenes de actuación de la disposición anterior a los particulares.

Por otro lado, el proceso de hábeas corpus fue introducido en nues-


tro ordenamiento jurídico en 1897, a través de una ley del 21 de octubre.
Esta norma reglamentaba el artículo 18 de la Constitución de 1860, y fue
ampliada mediante Ley Nº 2253.

(12) Ibídem, p. 277.

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Proceso de HáBEAS CORPUS

Más tarde, el Código de Procedimientos en Materia Penal de 1920


legisló sobre el hábeas corpus solo para los casos de detenciones inde-
bidas. En el mismo año, este mecanismo procesal adquiere por primera
vez rango constitucional, al ser introducido en la Constitución de 1920,
que en su artículo 24 establecía lo siguiente: “Las personas aprehendidas
o cualquier otra podrán interponer; conforme a ley, el recurso de Hábeas
Corpus por prisión indebida”.

Luego, esta garantía ha sido incluida en las diversas constituciones


que se sucedieron. De este modo, la Constitución de 1933 en su artículo
69 amplía la protección de otros derechos distintos a la libertad personal.
Durante la vigencia de esta Norma Fundamental, se promulgó el Código
de Procedimientos Penales de 1940, que también reguló el hábeas corpus
en sus artículos 349 al 360. Asimismo, mediante el Decreto Ley Nº 17083
de 1968, se estableció que ciertos derechos serían tramitados según esta
norma, mientras que lo referido a los derechos a la libertad personal, in-
violabilidad de domicilio y libertad de tránsito se regiría por las disposi-
ciones del referido Código.

Así, en 1979, con la vigencia de esta Constitución se consagró nue-


vamente este proceso a nivel constitucional, con la salvedad de que se
avocaba a la sola protección del derecho a la libertad individual, dejando
bajo la tutela del amparo los derechos restantes (artículo 295). Por otra
parte, se promulgó la Ley Nº 23506, de Hábeas Corpus y Amparo en
1982, que fue modificada por Ley Nº 25011 y complementada por Ley
Nº 25398. Esta norma, en su artículo 12, contenía los derechos y liber-
tades conexos a la libertad personal. Ahora bien, en 1993, con la entrada
en vigencia de la actual Constitución, se establece este proceso para la
tutela del derecho a la libertad individual, así como derechos conexos a
ella. Finalmente, el 1 de diciembre de 2004 entró en vigencia el Código
Procesal Constitucional, Ley Nº 28237, que regulaba específicamente
este proceso constitucional.

IV. Características

En este apartado mencionaremos brevemente algunas de las caracte-


rísticas más saltantes del hábeas corpus y que indesligablemente estructu-
ran su diseño. Así, este proceso constitucional se distingue de otros por la
sumariedad y la informalidad o antiformalismo, principalmente.

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generalidades

La primera de ellas, la sumariedad, se refiere a aquella cualidad por la


que este proceso se tramita “sin sujeción a las formas dilatorias del juicio
ordinario en el procedimiento común, que le son extrañas, y sin otra regla
ni otra guía que las discrecionales que impone la naturaleza misma ex-
cepcional y privilegiada del recurso y que basten a llenar las condiciones
esenciales de todo juicio”(13).

Es por este motivo que el proceso de hábeas corpus no admite, en


su tramitación, debate acerca de los medios probatorios presentados,
admitiéndose simplemente alegaciones precisas respecto de los hechos
y discusiones de las partes respecto de esas alegaciones; ello se refleja
justamente en la carencia de una etapa probatoria en los procesos consti-
tucionales, (artículo 9 del Código Procesal Constitucional) lo que se fun-
damenta en la naturaleza del derecho que se tutela. Por otra parte, esta
característica se aprecia claramente en el diseño del proceso establecido
en el Código Procesal Constitucional, con plazos muy breves, lo que tam-
bién encuentra apoyo en lo dispuesto en su artículo 13, que establece la
preferencia en la tramitación de los procesos constitucionales.

Por otra parte, la informalidad que caracteriza al proceso de hábeas


corpus se ve reflejada cuando se privilegia el acceso a este recurso pres-
cindiendo de formalidades que revisten a los procesos ordinarios y que
puedan convertirse en ritos que terminen lesionando el derecho cuya tu-
tela se persigue. Es por ello que el código ha desprovisto de formalida-
des al proceso de hábeas corpus, coadyuvando a la celeridad del mismo.
Así, recordemos que en este proceso cualquier persona puede interponer
la demanda (actio populis), además de no necesitar firma de letrado para
su tramitación. En cuanto a la forma de presentación de la demanda, esta
también puede ser hecha verbalmente, en forma directa o por correo elec-
trónico, y presentada ante cualquier juez penal sin respetar los turnos (ar-
tículos 26 y 27 del Código Procesal Constitucional).

Además de estas dos características, resulta interesante mencionar la


existencia de algunas otras notas distintivas propias del hábeas corpus y
que lo diferencian de los demás procesos constitucionales. En ese sentido,

(13) SAGÜÉS, Néstor Pedro. Derecho Procesal Constitucional. Hábeas corpus. Ley Nº 23098 comentada y
concordada con las normas provinciales, Astrea, Buenos Aires, 1988, p. 354.

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Proceso de HáBEAS CORPUS

debemos señalar, siguiendo al profesor argentino Néstor Sagüés, que el


hábeas corpus es un proceso donde se presenta la inmediación, entendi-
da esta como la obligación que tiene el juez constitucional de tomar un
conocimiento directo de los hechos, lo que se traduce en el contacto que
debe tener con las partes y las autoridades, funcionarios o personas em-
plazadas en el proceso. Ello, podemos apreciarlo en el Código Procesal
Constitucional, norma que establece para su tramitación, la obligación del
juez de constituirse en el lugar de los hechos con la finalidad de verificar
las circunstancias en las que se encuentra la persona a quien se está lesio-
nando sus derechos fundamentales. Por otro lado, esta característica tam-
bién se refleja en la posibilidad de citar a quienes ejecutaron la violación
para que expliquen la razón que motivó la agresión; constituyendo todas
estas actuaciones lo que se conoce como la investigación sumaria.

Por último, existen otras características que no debemos pasar por


alto. Así, según lo señalado por Carlos Mesía, encontramos que el hábeas
corpus tiene carácter imprescriptible, toda vez que la demanda puede ser
interpuesta en cualquier momento, sin considerarse en nuestra legislación
plazos de prescripción o caducidad para este proceso constitucional (ar-
tículo 5.10. del Código Procesal Constitucional). Asimismo, resulta ser
de naturaleza jurisdiccional, al ser tramitado únicamente en sede jurisdic-
cional (Poder Judicial y Tribunal Constitucional), en tanto que inviola-
ble en la medida que no suspende bajo ninguna circunstancia, ni siquiera
durante los estados de excepción, tal cual ha señalado el propio Tribunal
Constitucional y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Una vez hechas estas anotaciones respecto a las cuestiones genera-


les del proceso de hábeas corpus, pasaremos a tratar, aunque también de
modo sucinto, la normativa vinculada a la aplicación de este proceso.

18
CAPÍTULO

2 legislación básica

En este apartado se hará una sucinta referencia a la normativa más


importante aplicable al proceso de hábeas corpus, sin perjuicio del desa-
rrollo que pueda hacerse a lo largo de este trabajo de los diversos artícu-
los de estos dispositivos normativos, según su pertinencia para el tema
que se aborde. Para ello hemos dividido en dos apartados este punto. El
primero de ellos estará referido a la legislación nacional que regula el
proceso de hábeas corpus, así como los derechos que tutela, mientras que
el segundo contiene específicamente los dispositivos internacionales que
regulan algunos de los derechos que se protegen vía este proceso consti-
tucional. Veamos entonces cuáles son.

I. Legislación nacional

1. Constitución Política del Perú

El proceso de hábeas corpus se encuentra previsto en la Constitución


Política de 1993, la que establece en el numeral 1 de su artículo 200 lo
siguiente:

“Artículo 200.- Son garantías constitucionales:

1. La acción de hábeas corpus, que procede ante el hecho u omisión,


por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulne-
ra o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales
conexos”.

19
Proceso de HáBEAS CORPUS

Este dispositivo regula el ámbito de protección del proceso de hábeas


corpus: el derecho a la libertad individual y los derechos constituciona-
les conexos a ella. En ese sentido, la Constitución nos plantea de modo
general, y a través de una redacción sencilla, los derechos que serán
protegidos por este proceso constitucional. Sin perjuicio del catálogo de
derechos que integran el derecho a la libertad individual contenidos en
el Código Procesal Constitucional, la Norma Fundamental nos brinda el
marco general dentro del cual se desenvuelve este proceso. Asimismo, en
el artículo 2 se reconocen varios de los derechos tutelados por este proce-
so, que serán interpretados en concordancia con lo regulado en el código
adjetivo.

Por otro lado, se señala en el antepenúltimo párrafo que la regulación


de estos procesos debe realizarse a través de ley orgánica.

Aunado a ello, el numeral 2 del artículo 202 establece la competencia


del Tribunal Constitucional para conocer este proceso constitucional al
indicar que:

“Artículo 202.- Corresponde al Tribunal Constitucional:

(…)

2. Conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denega-


torias de hábeas corpus (…)”.

No olvidemos que en este tema la jurisprudencia del Tribunal Cons-


titucional ha desarrollado algunos criterios para el caso del proceso de
amparo pero que son, por analogía y en lo que le sea pertinente, igual-
mente aplicables.

Finalmente, y de manera breve, también se establece que el ejercicio


del hábeas corpus durante los regímenes de excepción a que se refiere el
artículo 137, no se suspenderá. Además de señalarse que el órgano com-
petente deberá observar los criterios de razonabilidad y proporcionalidad
al momento de realizar el análisis del acto restrictivo, criterio que gracias
a la jurisprudencia constitucional actualmente no solo se circunscribe a
lesiones que se produzcan bajo la vigencia de estos regímenes.

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legislación básica

2. Código Procesal Constitucional, Ley Nº 28237

El Código Procesal Constitucional –Ley Nº 28237– (publicada en el


diario oficial El Peruano el 31 de mayo de 2004, y cuya entrada en vi-
gencia data del 1 de diciembre del mismo año), en su calidad de primer
dispositivo que sistematiza la regulación de todos los procesos constitu-
cionales en un único cuerpo normativo, incorpora una serie de disposicio-
nes aplicables al proceso de hábeas corpus.

Así, regula a través de las disposiciones generales, aplicables a los


procesos de hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento que van
desde el artículo1 al 24; así como, las de carácter específico, contenidas
en los artículos 25 al 36. Es preciso señalar que dentro del marco general
que presenta el código existen regulaciones específicas como el caso del
hábeas corpus contra resoluciones judiciales (artículo 4). Asimismo, se
establece, por ejemplo, que la claúsula de residualidad no será aplicable
a este proceso (artículo 5, numeral 2), que la falta de agotamiento de la
vías previas tampoco podrá ser aplicada como causal de improcedencia
(artículo 5, numeral 4); y, por último, mencionaremos la inoperancia de
la prescripción del plazo para interponer la demanda de hábeas corpus
(artículo 5, numeral 10). Estas han sido tan solo algunas de las cuestiones
procesales más importantes que se regulan en la parte general y que desa-
rrollaremos en otro apartado de este trabajo con mayor precisión.

En cuanto a la regulación específica del proceso, debemos señalar


que se establece un catálogo, enunciativo por cierto, de los derechos que
conforman la libertad individual y que pueden ser protegidos por este
proceso que vendrían a desarrollar la disposición contenida en el artículo
200 de la Constitución.

Posteriormente, la Ley Nº 28946, publicada en el diario oficial El


Peruano, modificó entre las disposiciones que a este proceso interesan,
los artículos 3 (procedencia de los procesos constitucionales frente a
actos basados en normas), 7 (representación procesal del Estado) y 10
(excepciones y defensas previas) de este código.

3. Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, Ley Nº 28301

La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional –Ley Nº 28301–, publi-


cada en el diario oficial El Peruano el 23 de julio de 2004, se encarga de

21
Proceso de HáBEAS CORPUS

regular el funcionamiento del Tribunal Constitucional como órgano su-


premo de interpretación y control de la constitucionalidad (artículo 1), en
cuanto a sus atribuciones y competencia (artículo 2); así como la forma
en que resuelve los procesos constitucionales (artículo 5), materia que
abordaremos con mayor detenimiento en el capítulo correspondiente.

Esta norma fue modificada a través de la Ley Nº 28764, publicada en


el diario oficial El Peruano el 23 de junio de 2006, en donde la confor-
mación del Tribunal Constitucional sufrió una variación. Asimismo, tam-
bién se modificó el artículo 10 mediante la Ley Nº 28943, publicada el
22 de diciembre de 2006, en lo referente al nombramiento de los nuevos
magistrados.

4. Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional,


Resolución Administrativa Nº 095-2004-P-TC

Otra de las normas que regula algunos aspectos de los procesos cons-
titucionales, así como el funcionamiento y régimen de trabajo del perso-
nal del Tribunal Constitucional, es su Reglamento Normativo, aprobado
en sesión de Pleno Jurisdiccional el 14 de setiembre de 2004, a través
de la Resolución Administrativa Nº 095-2004-P-TC. Recordemos que
una vez entrado en vigencia el Código Procesal Constitucional, y tras la
aprobación de una nueva Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, el
Colegiado se vio en la necesidad de regular algunas situaciones internas
que le permitieran reordenar y mejorar algunos aspectos de carácter juris-
diccional y administrativo con la finalidad de procurar la celeridad y, en
consecuencia, la eficiencia de los procesos constitucionales, adecuándose
de esta forma a la nueva regulación emitida. En lo que respecta al proceso
estudiado, en el artículo 5, numeral 2, reproduciendo lo establecido en la
Constitución, regula su competencia para resolver los procesos de hábeas
corpus en última instancia.

Esta norma ha sufrido algunas modificaciones entre las que cuentan


las realizadas a través de la Resolución Administrativa Nº 034-2005-P-T,
publicada en el diario oficial El Peruano el 23 de abril de 2005, que mo-
difica los artículos 2, 20, 22, 28, 29, 30, 31, 34 y la Primera Disposición
Final y Transitoria, además de añadirse el artículo 13-A a este cuer-
po normativo. Por otra parte, a través de la Resolución Administrativa
Nº 031-2006-P-T, publicada el 2 de marzo de 2006, se introdujeron

22
legislación básica

modificaciones a los artículos 11, referido a la organización de las salas


del Tribunal Constitucional para resolver los recursos de agravio cons-
titucional y 30, en torno a la audiencia pública y la programación de la
vista de la causa.

Recientemente, mediante la Resolución Administrativa Nº 096-2008-


P/TC, publicada el 14 de agosto en el diario oficial El Peruano, se ha
dispuesto la modificación del artículo 8 de esta norma, que prevé la  irre-
cusabilidad y abstención de los magistrados, así como lo referido a su
obligación de votar las causas. En ese sentido, con la modificación reali-
zada se ha dispuesto agregar en su redacción lo siguiente: “(…) Antes de
su deliberación por el Pleno el proyecto se pone en conocimiento de los
magistrados para su estudio con una semana de anticipación”. Asimismo,
se ha suprimido la parte que señala el tiempo que debía transcurrir para
que se publicara la sentencia después de haber sido dictada, el cual era de
cuarenta y ocho horas.

5. Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo, Ley Nº 26520

Mediante la Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo –Ley Nº 26520–,


publicada el 8 de agosto de 1995 en el diario oficial El Peruano, se regula
la competencia de este órgano constitucional para interponer demandas en
los procesos constitucionales de la libertad, entre los que se encuentra el
proceso de hábeas corpus, de conformidad con el numeral 2 de su artícu-
lo 9, cuyo tenor literal indica:

“Artículo 9.- El Defensor del Pueblo está facultado, en el ejercicio de


sus funciones, para:

(…)

2. Ejercitar ante el Tribunal Constitucional la acción de inconstitucio-


nalidad contra las normas con rango de ley a que se refiere el inciso
4), del artículo 200 de la Constitución Política, asimismo, para inter-
poner la Acción de Hábeas Corpus, Acción de Amparo, Acción de
Hábeas Data, la de Acción Popular y la Acción de Cumplimiento, en
tutela de los derechos constitucionales y fundamentales de la persona
y de la comunidad”.

23
Proceso de HáBEAS CORPUS

Trataremos este tema a propósito de la legitimidad activa para in-


terponer demandas en los procesos de hábeas corpus, en el capítulo
correspondiente.

6. Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder


Judicial, D. S. Nº 017-93-JUS

Esta norma fue aprobada mediante el Decreto Supremo Nº 017-93-JUS


–publicada en el diario oficial El Peruano el 2 de junio de 1993–, en
cuyos artículos 49, numeral 2, y 131, se regula la legitimidad activa del
Poder Judicial para iniciar el trámite de procesos constitucionales de la
libertad, como es el caso del proceso de hábeas corpus.

7. Código Procesal Penal, Decreto Legislativo Nº 638

Recordemos que solo algunas disposiciones de este código han entra-


do en vigencia. Entre ellas se consigna aquellas que regulan las distintas
etapas y actos del proceso penal, las referidas al mandato de detención
preventiva dictado por el juez penal, entre otros. Así, en principio, tene-
mos entre las normas más importantes al artículo 135, que establece:

“Artículo 135.- Mandato de detención:

El Juez puede dictar mandato de detención si, atendiendo a los pri-


meros recaudos acompañados por el Fiscal Provincial, sea posible
determinar:

1. Que existen suficientes elementos probatorios de la comisión


de un delito que vincule al imputado como autor o partícipe del
mismo (…).

2. Que la sanción a imponerse o la suma de ellas sea superior a un


año de pena privativa de la libertad o que existan elementos pro-
batorios sobre la habitualidad del agente al delito.

3. Que existen suficientes elementos probatorios para concluir que


el imputado intenta eludir la acción de la justicia o perturbar la
acción probatoria. No constituye criterio suficiente para estable-
cer la intención de eludir a la justicia, la pena prevista en la Ley
para el delito que se le imputa (…)”.

24
legislación básica

Por otra parte, el mismo código regula en su artículo 137 el plazo de


duración de la detención a que se refiere el artículo anterior. En ese senti-
do, prescribe:

“Artículo 137.- Duración de la detención:

La detención no durará más de nueve meses en el procedimiento or-


dinario y de dieciocho meses en el procedimiento especial, siempre y
cuando se cumplan los requisitos establecidos en el artículo 135 del
Código Procesal Penal. Tratándose de procedimientos por delitos de
tráfico ilícito de drogas, terrorismo, espionaje y otros de naturaleza
compleja seguidos contra más de diez imputados, en agravio de igual
número de personas o del Estado, el plazo límite de detención se du-
plicará. A su vencimiento, sin haberse dictado la sentencia de primer
grado, deberá decretarse la inmediata libertad del inculpado, debien-
do el juez disponer las medidas necesarias para asegurar su presencia
en las diligencias judiciales.

Cuando concurren circunstancias que importen una especial dificul-


tad o una especial prolongación de la investigación y que el incul-
pado pudiera sustraerse a la acción de la justicia, la detención podrá
prolongarse por un plazo igual.

Cuando el delito se ha cometido a través de una organización crimi-


nal y el imputado pudiera sustraerse a la acción de justicia o pertur-
bar la actividad probatoria, la detención podrá prolongarse hasta por
un plazo igual.

La prolongación de la detención se acordará mediante auto debida-


mente motivado, de oficio por el juez o a solicitud del fiscal y con
conocimiento del inculpado”.

8. Código de los Niños y Adolescentes, Ley Nº 27337

Esta norma contiene una disposición que delimita la legitimación ac-


tiva en el proceso de hábeas corpus. Así se indica en su artículo 186 que:
“[E]l adolescente puede impugnar la orden que lo ha privado de su liber-
tad y ejercer la acción de hábeas corpus ante el Juez especializado”. En
ese sentido, de una lectura articulada entre esta disposición normativa y

25
Proceso de HáBEAS CORPUS

el artículo 26 del Código Procesal Constitucional, se advierte que incluso


un niño o un adolescente pueden interponer demandas de hábeas corpus
para impugnar cualquier orden que lo prive de su libertad arbitrariamente,
lo que veremos en el apartado correspondiente.

9. Ley Orgánica de Elecciones, Ley Nº 26859

Esta Ley establece en su artículo 344, que en aquellos casos en los


cuales se presente un supuesto de detención ilegal, 24 horas antes o el
mismo día de los comicios electorales, sin haber incurrido en delito fla-
grante, procede la inmediata libertad de la persona (elector o miembro de
mesa), la cual deberá ser solicitada a través del proceso de hábeas corpus.

En efecto, este dispositivo normativo ha establecido que “[l]as auto-


ridades que tengan a su cargo establecimientos de detención den las faci-
lidades del caso para que las autoridades electorales puedan comprobar la
detención ilegal de algún ciudadano con derecho de votar.

Las autoridades electorales actúan en el caso contemplado en el pá-


rrafo anterior, por denuncia de los personeros o de las personas indicadas
en el artículo 54 del Código de Procedimientos Penales y, comprobada la
detención, pueden interponer la acción de hábeas corpus ante el juez en
lo penal”.

Por otro lado, el artículo 360 del mismo cuerpo normativo indica que
“[e]n defensa del derecho de reunión contemplado en los artículos anteriores,
es procedente la acción de hábeas corpus, la cual se resuelve dentro de las
veinticuatro horas después de presentado el recurso, bajo responsabilidad”.
Sin embargo, recordemos que según la previsión contenida en el numeral 7
del artículo 37 del Código Procesal Constitucional, que regula el proceso de
amparo, este último es el mecanismo idóneo para su tutela.

10. Ley Nº 24710, la persona procesada, acusada o


condenada como autor, cómplice o encubridor
de algún delito que se encuentre en otro Estado,
puede ser extraditada

Esta Ley contiene en su artículo 31 una disposición que faculta a


quien haya sido arrestado al ser parte de un proceso de extradición y, que

26
legislación básica

no haya sido puesto a disposición de un juez competente dentro de las 24


horas, a presentar su demanda de hábeas corpus con la finalidad de obte-
ner su liberación.

11. Ley del Servicio Militar, Ley Nº 27178

La Ley del Servicio Militar establece los alcances del servicio mili-
tar en los aspectos referidos a sus modalidades, organización y procedi-
mientos para su cumplimiento. Esta norma, vigente hasta el 1 de enero
de 2009, fecha en la que entrará en vigencia la nueva Ley del Servicio
Militar –Ley Nº 29248–, proscribe en su artículo 6 el reclutamiento for-
zoso como procedimiento de captación de personal para incorporarlo al
servicio activo, conducta contra la que cabe la interposición del proceso
de hábeas corpus. Asimismo, otra de las disposiciones trascendentes es
el artículo 24, que establece como requisito para la obtención o canje del
DNI, al adquirir la mayoría de edad, la presentación de la libreta militar.

Como mencionamos, en enero de 2009 entrará en vigencia la nueva


Ley del Servicio Militar que establece su naturaleza voluntaria dentro de
una lógica de respeto a la dignidad de la persona y a los derechos funda-
mentales como pilar de las Fuerzas Armadas. Asimismo, se continúa con
la prohibición de reclutamiento forzoso como mecanismo de captación.
Otra de las novedades que trae consigo esta norma consiste en que la li-
breta respectiva solo se entregará a aquellos que presten el servicio activo
en una institución castrense. Además que, a partir de su vigencia, el DNI
será entregado a los jóvenes a partir de los 17 años en las oficinas de la
Reniec.

12. Ley de Extranjería, Decreto Legislativo Nº 703

La Ley de Extranjería se encarga de regular la situación jurídica de los


extranjeros en nuestro país. Así, abarca lo relacionado al ingreso, perma-
nencia, residencia, cambios de calidad migratoria, visa, salida y reingreso.
Asimismo, regula las condiciones de los asilados y refugiados, además de los
deberes y obligaciones que asumen los extranjeros en nuestro territorio.

13. Resolución Administrativa Nº 179-2006-P-CSJLI/P

Esta resolución, expedida por la Presidencia de la Corte Superior


de Justicia de Lima y publicada en el diario oficial El Peruano el 24 de

27
Proceso de HáBEAS CORPUS

mayo de 2006, modifica la Directiva Nº 009-2005-P-CSJLI/PJ de fecha


20 de setiembre de 2005, y tiene por finalidad dotar de mayor celeridad
la tramitación de los procesos de hábeas corpus en la sede del Poder
Judicial. Con esta finalidad, la norma establece que “en los casos en que
la demanda de hábeas corpus sea presentada ante el juzgado penal de
turno permanente, será el juez que admitió la demanda quien tramitará
las diligencias faltantes y emitirá la resolución correspondiente, sin per-
juicio de que haya culminado su turno”. Así, sustituye la anterior redac-
ción que indicaba que en los casos en que el juez de turno que conoció la
demanda inicialmente no pudiera realizar las diligencias por cuestión de
horario, debían ser de conocimiento del juez penal de turno siguiente, lo
que generaba retardos en la tramitación del proceso, despojándolo de su
naturaleza de “tutela urgente”.

14. Resolución Administrativa Nº 196-2007-CED-CSJLI-PJ

Por disposición del artículo 1 de esta resolución, publicada el 7 de


junio de 2007, se modifica la Directiva Nº 009-2005-P-CSJLI/PJ, en el
extremo referido a la culminación del trámite de la demanda de hábeas
corpus por parte del juez penal que asume el juzgado penal de turno per-
manente, disponiendo que, a partir de su fecha de publicación, las deman-
das de hábeas corpus, cuyo trámite no pudo ser concluido por el indicado
magistrado al finalizar su servicio de turno, se distribuyan equitativa y
aleatoriamente entre los juzgados penales a que se refiere el artículo 1 de
la Resolución Administrativa N° 254-2005-CED-CSJLI/PJ y a través de
la mesa de partes de los juzgados penales respectiva, para la prosecución
de su trámite.

15. Circular Nº 020-2007-SG-CS-PJ

La Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia de la República, de


conformidad con el artículo 144 de la Constitución, publicó con fecha 13
de agosto de 2008 en el diario oficial El Peruano, la Circular Nº 020-
2007-SG-CS-PJ, por la cual dispuso que cada juez especializado de la
República informe al presidente de la corte superior, así como al jefe del
órgano de control de la magistratura del distrito judicial al que pertenez-
ca, de toda demanda de amparo y hábeas corpus que reciba. Asimismo,
dispuso que las cortes superiores a nivel nacional remitan a la Presidencia
de la Corte Suprema de la República y a la Jefatura de la Oficina de

28
legislación básica

Control de la Magistratura un informe mensual con la información remi-


tida por los jueces especializados a sus despachos.

La Corte Suprema considera que estas disposiciones permiten hacer


un seguimiento a los procesos constitucionales de amparo y hábeas cor-
pus, de manera que pueda obtenerse información sobre su desenvolvi-
miento y darla a conocer. Igualmente, estas medidas, por un lado, coadyu-
varán a la protección de los derechos fundamentales y, por otro, se podrá
tener cifras estadísticas y datos sobre el empleo de estos procesos.

II. Legislación supranacional

1. Declaración Universal de los Derechos Humanos

Esta declaración fue adoptada y proclamada por la Asamblea General


de las Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), de fecha 10 de di-
ciembre de 1948. En ella se reconocen los derechos a la vida, libertad y
seguridad personales (artículo 3); asimismo, se proscribe el sometimiento
a cualquier forma de tortura, trato cruel, inhumano o degradante (artículo
5). Por otro lado, encontramos el derecho a un recurso efectivo ante los
tribunales nacionales competentes que ampare a la persona de los actos
que vulneren sus derechos fundamentales (artículo 8), debiendo identi-
ficarse al proceso de hábeas corpus como uno de estos recursos; a no ser
arbitrariamente detenido, preso ni desterrado (artículo 9); a circular libre-
mente por el territorio nacional y a escoger su residencia (artículo 13); el
derecho de asilo (artículo 14), entre otros derechos reconocidos en este
documento internacional, todos ellos pasibles de tutela a través del há-
beas corpus.

2. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

Este Pacto, adoptado por la Asamblea General de las Naciones


Unidas el 16 de diciembre de 1966, reconoce, entre otros, el derecho a
la vida, vinculado a la prohibición de formas arbitrarias de su privación
(artículo 6); la prohibición de tratos crueles, inhumanos o degradantes
(artículo 7); el derecho a la libertad y seguridad personales, proscribiendo
cualquier forma de detención o prisión arbitraria, salvo por las causas fi-
jadas por ley anteriormente (artículo 9). Además, regula las garantías que
protegen a las personas frente a estas ilegalidades o arbitrariedades (ar-
tículo 9, numeral 4.).

29
Proceso de HáBEAS CORPUS

Aunado a ello, reconoce el derecho a un trato digno de las personas


privadas de la libertad (artículo 10); el derecho de circulación dentro
del territorio de un Estado donde se halle legalmente, así como a entrar
y salir de él (artículo 12). En el mismo sentido, se garantiza el derecho
de cualquier extranjero, que se halle en cualquier Estado parte, a ser ex-
pulsado de él en cumplimiento de una decisión adoptada conforme a ley
(artículo 13).

Finalmente, encontramos las garantías mínimas con las que debe con-
tar cualquier persona que sea sometida a un proceso judicial (artículos 14
y 15), cuya tutela se brindará a través del proceso de hábeas corpus en
caso de ser violentadas.

3. Declaración Americana de los Derechos y Deberes


del Hombre

Aprobada en la Novena Conferencia Internacional en Bogotá, Colombia,


en 1948. En esta declaración se reconocen los derechos a la vida, libertad y
seguridad personales (artículo I); también en su artículo VIII, el derecho de
todas las personas a fijar su residencia en el territorio nacional y a transitar
por él libremente, así como a abandonarlo por su propia voluntad. Asimismo,
protege el derecho a la inviolabilidad del domicilio (artículo IX). Por otra
parte, el artículo XVIII establece el derecho a recurrir antes los tribunales
para hacer valer sus derechos, así como a disponer de un recurso sencillo y
breve con el cual se ampare a la persona frente a las violaciones de sus de-
rechos cometidas por la autoridad, lo que ha sido interpretado, más adelante,
como la existencia del proceso de hábeas corpus. Finalmente, se protege el
derecho a la libertad, señalando que nadie podrá ser privado de ella por razo-
nes y formas distintas a las preestablecidas por ley (artículo XXV).

Esta última norma también dispone que “[t]odo individuo que haya
sido privado de su libertad tiene derecho a que el juez verifique sin demo-
ra la legalidad de la medida y a ser juzgado sin dilación injustificada, o,
de lo contrario, a ser puesto en libertad”.

4. Convención Americana sobre Derechos Humanos

Esta Convención, suscrita en San José de Costa Rica el 22 de no-


viembre de 1969 en la Conferencia Especializada Interamericana sobre

30
legislación básica

Derechos Humanos, recoge una serie de derechos que son tutelados a tra-
vés del proceso de hábeas corpus. Así, reconoce el derecho a la integridad
personal (artículo 5); el derecho a la libertad y seguridad personales, lo
que incluye no ser sometido a encarcelamiento o detenciones arbitrarias
(artículo 7); asimismo, en la misma disposición se establece la obligación
de llevar a la persona detenida ante tribunal competente, a fin que este
decida sobre la legalidad de la detención (artículo 7, numeral 1). Por otra
parte se presentan las garantías judiciales a que toda persona tiene dere-
cho (artículo 8); así como también se regula el derecho de circulación y
residencia que tienen las personas con sujeción a las restricciones legales
previamente establecidas (artículo 22).

Finalmente, se garantiza el derecho a la protección judicial, es decir


el derecho a un recurso judicial sencillo y rápido, o a cualquier otro
medio efectivo por un tribunal competente que ampare a las personas de
las posibles violaciones de sus derechos fundamentales, lo cual hace refe-
rencia, según ha interpretado la propia Corte Interamericana de Derechos
Humanos, al proceso de hábeas corpus.

Adicionalmente, es preciso hacer mención a otras normas de carácter


específico que regulan algunos derechos protegidos a través del proceso
de hábeas corpus.

Encontramos así, en cuanto al derecho a no ser sometido a tortura


o tratos inhumanos o humillantes (artículo 25, numeral 1, del Código
Procesal Constitucional): la Declaración sobre la Protección de todas las
Personas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos
o Degradantes; la Convención Contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes; el Protocolo Facultativo de la
Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos
o Degradantes; y la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar
la Tortura.

Por otro lado, respecto a la protección al derecho del detenido o reclu-


so a no ser objeto de un trato carente de razonabilidad y proporcionalidad,
en cuanto a las formas en que cumple su mandato de detención o pena
(artículo 25, numeral 17, del Código Procesal Constitucional), tenemos: el
Conjunto de Principios para la Protección de todas las Personas Sometidas
a Cualquier Forma de Detención o Prisión; los Principios Básicos para el
tratamiento de los reclusos; las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas

31
Proceso de HáBEAS CORPUS

sobre las Medidas no Privativas de Libertad (Reglas de Tokio) y las


Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos.

El derecho a no ser objeto de una desaparición forzada (artículo


25, numeral 16, del Código Procesal Constitucional) encuentra aside-
ro internacional, entre otros, en la Declaración sobre la Protección de
Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas y la Convención
Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas.

Finalmente, en cuanto al derecho del extranjero o asilado de no ser


expatriado, exiliado, desterrado o confinado respectivamente (artícu-
lo 25, numerales 4 y 5), se presentan: la Convención Sobre el estatuto
de los apátridas, y la Declaración Sobre los Derechos Humanos de los
Individuos que no son Nacionales del País en que Viven.

Una vez visto el panorama general de la normativa que regula los al-
cances del proceso estudiado en este trabajo, así como el de los derechos
que tutela, pasaremos en el siguiente capítulo a un estudio más detallado
de cada uno de ellos.

32
CAPÍTULO

3 derechos protegidos:
DEFINICIÓN JURISPRUDENCIAL

Después de las breves anotaciones realizadas en los capítulos ante-


riores sobre cuestiones generales del proceso de hábeas corpus, iniciemos
el estudio de los derechos que conforman la libertad individual, así como
los conexos a ella.

I. Derechos que conforman la libertad individual

1. Derecho a la integridad personal

El derecho a la integridad personal ha sido consagrado en el nu-


meral 1 del artículo 2 de la Constitución, al reconocer que toda per-
sona tiene derecho: “A su integridad moral, psíquica y física, y a su
libre desarrollo y bienestar”. En ese orden de ideas, la propia Norma
Fundamental también ha prescrito en el literal h) del numeral 24 del
artículo 2 que: “[N]adie debe ser víctima de violencia moral, psíqui-
ca o física”. En el mismo sentido ha sido recogido en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en el numeral 1 de su artículo
5, en el cual se establece que: “[T]oda persona tiene derecho a que se
respete su integridad física, psíquica y moral”.

Las regulaciones descritas corresponden entonces a una visión amplia


de este derecho, la misma que también se aprecia con claridad en la juris-
prudencia del Tribunal Constitucional. Así, se ha señalado que el derecho
a la integridad personal abarcaría actos lesivos contra los aspectos físico,
sicológico y moral(14). En ese sentido, según la naturaleza de este derecho
y los ámbitos o planos que protege, el propio colegiado ha ratificado que
el proceso de hábeas corpus es el mecanismo idóneo para su tutela.

(14) STC Exp. Nº 0022-2004-HC/TC, f. j. 2.

33
Proceso de HáBEAS CORPUS

Ahora bien, cuando hablamos de este derecho estamos haciendo refe-


rencia a un atributo vinculado de manera indesligable a la dignidad huma-
na, así como a los derechos a la vida, a la salud, a la seguridad personal
y al libre desarrollo y bienestar(15), junto a los cuales se constituye en uno
de los derechos básicos de la persona humana(16). En ese orden de ideas se
ha pronunciado la Corte Constitucional Colombiana cuando señala que:
“El derecho a la integridad física es una prolongación del derecho a la
vida, que además es una manifestación directa del principio de la digni-
dad humana, que impone tanto el respeto por el derecho a la no violencia
física y moral, como el derecho al máximo trato razonable y la mínima
disminución del cuerpo y el espíritu”(17).

Por otra parte, de los ámbitos de protección que forman el contenido


del derecho a la integridad personal, el Tribunal Constitucional ha señalado
en el caso “Natalia Foronda Crespo y otras”, que la dimensión física “pre-
supone el derecho a conservar la estructura orgánica del ser humano; y, por
ende, a preservar la forma, disposición y funcionamiento de los órganos del
cuerpo humano y, en general de la salud del cuerpo”(18). Así, a través de la
prohibición de afectar este derecho se persigue preservar el organismo en
su conjunto (miembros, órganos, tejidos, células, etc.), así como el estado
de salud de la persona. Ahora bien, una afectación a este plano se produce
cuando se generan en el cuerpo incapacidades, deformaciones, mutilacio-
nes, perturbaciones o alteraciones funcionales, enfermedades corpóreas,
entre otras afectaciones que puedan alterar su normal desenvolvimiento.
Queda claro entonces que con este derecho se protege la indemnidad cor-
pórea de la persona, la que está sujeta a la irrenunciabilidad como regla
general. Es decir, la disposición del propio cuerpo(19) solo se admite siem-
pre que sea consecuencia de un estado de necesidad, por razones médicas
o motivos humanitarios que lo justifiquen, como serían los casos en que se
deba amputar alguna parte del cuerpo para salvar el resto de la estructura

(15) STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, f. j. 2.


(16) STC Exp. Nº 2488-2002-HC/TC, f. j. 6.
(17) Sentencia T-645/96.
(18) STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, f. j. 2.
(19) Reforzando este mandato constitucional se encuentra el artículo 6 del Código Civil, que proscribe los
actos de disposición del propio cuerpo cuando ocasionen una disminución permanente del mismo o
cuando sean contrarios al orden público. Asimismo, el artículo 7 en el mismo sentido regula la donación
de órganos, precisando que esta no deberá perjudicar gravemente la salud o reducir igualmente el tiem-
po de vida del donante.

34
derechos protegidos

corpórea, una gangrena o la donación de algún órgano con la finalidad de


salvar otra vida, tal cual lo ha señalado el propio tribunal.

Principalmente, el límite viene dado al impedirse disponer de partes


del cuerpo que ocasionen, al ser separadas, una disminución permanente
de la integridad física, por lo cual, si es posible su regeneración, y ello no
atenta gravemente contra su salud o pone en peligro su vida, no se confi-
gura una afectación a este derecho.

Ahora bien, en cuanto a la integridad moral el Tribunal Constitucional


tiene dicho que “defiende los fundamentos del obrar de una persona en el
plano de la existencia y coexistencia social. Dichos fundamentos mani-
fiestan el conjunto de obligaciones elementales y primarias que el ser hu-
mano se fija por mandato de su propia conciencia, y los condicionamien-
tos que ella recibe a través de la educación y cultura de su entorno”(20).

Así, guarda relación con el ámbito espiritual de la persona. Es decir,


asegura el respeto del desarrollo de la vida personal según sus valores,
derivados de la libertad de conciencia. Por lo tanto, se encuentra vincula-
da a las propias convicciones religiosas, políticas, filosóficas y culturales
de la persona, las cuales “hacen que esta transcienda su realidad físico
somática, emotiva e intelectual, y ocupe un lugar en la sociedad, con las
ideas propias sobre sí mismo y el mundo que la rodea”(21). En efecto, este
ámbito está estrechamente vinculado al desarrollo de la personalidad y
del proyecto de vida en sociedad de conformidad con sus convicciones.
Sin embargo, el propio tribunal ha señalado que ello “no implica la idea
de algo extraño o superior a la persona para reconocer su existencia y de-
fender su intangibilidad, ya que se funda en el libre albedrío. Empero, es
obvio que estos fundamentos, en caso del obrar, no deben colisionar con
el orden público”(22).

Por otra parte, el derecho a la integridad psíquica persigue la protec-


ción del estado psicológico de la persona, proscribiendo cualquier con-
ducta que pueda alterar su equilibrio. Aquí es importante destacar que las

(20) STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, f. j. 2.


(21) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. El proceso de hábeas corpus desde la jurisprudencia del Tribunal Consti-
tucional, Gaceta Jurídica, Lima, marzo de 2007, p. 58.
(22) STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, f. j. 2.

35
Proceso de HáBEAS CORPUS

afectaciones de este derecho se consuman con actos que vicien la volun-


tad, el consentimiento de la persona, sin que con ello se produzca algún
tipo de restricción o privación de la libertad corporal. Como ejemplo
claro de casos en los que se atenta contra la integridad psicológica te-
nemos las hipnosis no voluntarias, los llamados “lavados de cerebro”, la
aplicación de métodos como el “suero de la verdad”, la generación de si-
tuaciones que sin ser reales mermen de modo irreversible la psique de la
persona (ejemplo de ello lo constituye el sometimiento a “cámaras escon-
didas”, en las cuales las personas son puestas en situaciones de peligro,
sometiéndolas a altos niveles de presión psicológica). Asimismo, se han
presentado casos en los que la afectación se produce en el ámbito educa-
tivo como consecuencia de medidas correctivas a los educandos(23), que
van desde ofensas verbales hasta la prohibición de salir del centro educa-
tivo, generándose serios trastornos psicológicos; y, también en el ámbito
familiar, en donde se presentan manipulaciones para el goce de regímenes
de visitas a los hijos, suspensión de la pensión de alimentos, amenazas de
arrebatar a los hijos, insultos, entre otras conductas(24).

Por otra parte, el colegiado también ha establecido en un reciente


caso, en el que los hijos desean tener libre acceso a visitar y a estar en
contacto con su padre, que “las restricciones al establecimiento armónico,
continuo y solidario de las relaciones familiares, que impide el vínculo
afectivo que todo estrecho nexo consanguíneo reclama, (…) inciden sobre
el contenido constitucionalmente protegido de la integridad física, psíqui-
ca y moral de la persona, protegida por el artículo 2.1. de la Constitución
y el artículo 25.1. del Código Procesal Constitucional”(25).

Adicionalmente, en criterio que comparte con el Tribunal Consti-


tucional español recaído en la STC 37/190, ha proscrito cualquier expe-
rimentación en seres humanos que pueda ser llevada a cabo sin su cono-
cimiento y consentimiento libre y expreso, constituyendo lo contrario un
claro atentado contra la integridad personal.

(23) Justamente el Tribunal Constitucional en la STC Exp. Nº 4232-2004-AA/TC, f. j. 19, a), al establecer la
conexidad entre el derecho a la educación con otros derechos, advierte que este se vincula al derecho a
la integridad psicológica y moral. En ese sentido, ha señalado que “[e]xiste afectación de ambos cuando
se aplica a un estudiante castigos humillantes que afectan su integridad física, psíquica y moral”.
(24) STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, f. j. 2.
(25) STC Exp. Nº 1317-2008-PHC/TC, f. j. 22.

36
derechos protegidos

Finalmente, respecto a la obligación estatal que surge frente a este


derecho, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que
el derecho a la integridad física, psíquica y moral de toda persona, impli-
ca la prevención razonable de situaciones que podrían resultar lesivas de
los derechos protegidos(26).

2. Derecho a no ser sometido a tortura o tratos inhumanos


o humillantes, ni violentado para obtener declaraciones

Respecto al derecho a no ser sometido a tortura, tratos crueles, inhu-


manos o humillantes, el colegiado ha establecido que son derechos ínti-
mamente vinculados a la integridad personal.

Así la prohibición de estas conductas se encuentra contemplada en el li-


teral h, del numeral 24, del artículo 2 de la Constitución, que establece que:
“[N]adie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni someti-
do a tortura o tratos inhumanos o humillantes. Cualquiera puede pedir de
inmediato el examen médico de la persona agraviada o de aquella impo-
sibilitada de recurrir por sí misma a la autoridad (…)”.

En el mismo sentido, la Declaración Universal de los Derechos


Humanos indica en su artículo 5 que: “[N]adie será sometido a torturas
ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”; por su parte, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 5, nu-
meral 2, ha establecido que: “[N]adie debe ser sometido a torturas ni a
penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (…)”.

Una vez reseñada la prohibición genérica de estos tratamientos, en-


contramos lo señalado por la Convención contra la tortura y otros tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes, que en su artículo 1, define a
la tortura como un ilícito consistente en una acción destinada a infligir
deliberada e intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos de
cualquier naturaleza, con el objetivo de alcanzar alguno de los resultados
siguientes:

(26) Caso Baldeón García vs. Perú. Sentencia de fondo, reparaciones y costas, parágrafo 118.

37
Proceso de HáBEAS CORPUS

a) Obtener información sobre la propia persona o de un tercero, dentro


del contexto de una investigación policial.

b) Obtener una confesión de la propia persona dentro del contexto de


una investigación policial.

c) Asignar un castigo o punición criminal.

d) Intimidar moral o psicológicamente a la propia persona o a terceros


observantes o conocedores de tal acción.

Esta práctica tiene una característica especial: solo puede ser cometida
por un agente estatal o por un particular bajo su investigación, consenti-
miento o aquiescencia. Ahora bien, estas conductas difieren una de otra.
En ese sentido, el Tribunal Constitucional ha establecido que: “La tortu-
ra se distingue básicamente de los tratos crueles, inhumanos y degradan-
tes por la intensidad del daño que se causa a la persona; es decir, tiene
como notas distintivas el inflingimiento de sufrimientos de especial gra-
vedad o severidad o crueldad; así como el grado de lesión que deja como
secuela”(27). Asimismo, debe ser apreciada en el caso particular, con la fina-
lidad de tener en cuenta ciertos criterios como: la duración de la aflicción,
el sexo, la edad, el estado de salud, etc. Del análisis de todas estas circuns-
tancias se puede establecer el mayor grado de intensidad y crueldad.

Por otra parte, en el caso de los tratos inhumanos, degradantes o hu-


millantes, la afectación viene cuando se atenta contra la dignidad de la
persona humana, menoscabando su condición humana, creando en ella
sentimientos de temor, angustia e inferioridad, con la finalidad de envi-
lecerla y quebrantar su capacidad natural de resistencia física, psíquica y
moral(28).

El Tribunal Constitucional, citando lo resuelto por la Corte Europea


de Derechos Humanos en el caso de Irlanda vs. El Reino Unido en su pa-
rágrago 164, párrafo 4; se ha pronunciado sobre esta diferencia, señalan-
do que “(...) la distinción entre la tortura y el trato inhumano o degradante

(27) STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, f. j. 2.6.


(28) Ibídem.

38
derechos protegidos

deriva principalmente de la diferencia de intensidad del daño infligido


(...) ‘La tortura constituye una forma agravada y deliberada de penas o de
tratos crueles, inhumanos o degradantes’ (Resolución 3452, XXX, adop-
tada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, 9 de diciembre
de 1975; El tribunal se ha manifestado en análoga línea en aplicación de
las normas internacionales específicas en la sentencia recaída en el Exp.
N° 0726-2002-HC/TC (...)”(29).

En tal sentido, en casos como este, procede el denominado hábeas


corpus correctivo ante actos u omisiones que importen violación o ame-
naza, en principio, del derecho a la vida, a la salud, a la integridad y, de
manera muy significativa, del derecho al trato digno y a no ser objeto de
penas o tratos inhumanos o degradantes.

El derecho a no ser violentado para obtener declaraciones, también


encuentra sustento en el literal h, del numeral 24, del artículo 2 de la
Constitución, en donde se indica que:

“(…) carecen de valor las declaraciones obtenidas por la violencia.


Quien la emplea incurre en responsabilidad”.

Sobre el particular, el Tribunal Constitucional ha sostenido que “el


apartado h, del inciso 24), del artículo 2 de la Constitución prescribe el
derecho a que se establezca la invalidez de las declaraciones obtenidas
mediante el uso de la violencia en sentido lato. Esta facultad tiene como
fin enervar el valor jurídico de aquellas revelaciones o exposiciones al-
canzadas mediante cualesquiera de las formas de agresión (...) señaladas.
El funcionario estatal que emplee la violencia injustificada incurre en la
comisión de ilícito justiciable penalmente”(30).

Desde luego, no debe olvidarse que el derecho a la prueba se encuen-


tra sujeto a ciertas restricciones o limitaciones, en la medida en que no
es un derecho absoluto, por lo tanto su obtención debe derivarse de la
necesidad de armonizar el ejercicio de este derecho con el de otros dere-
chos o bienes constitucionales, como de la misma naturaleza del derecho

(29) STC Exp. Nº 1429-2002-HC/TC, f. j. 1.


(30) RTC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, f. j. 2.5.

39
Proceso de HáBEAS CORPUS

en cuestión. Es decir, este derecho está sujeto a determinados principios,


así como a que se realice de conformidad con los valores de pertinencia,
utilidad, oportunidad y licitud(31). Estos constituyen principios de la acti-
vidad probatoria, a la vez que límites a su ejercicio.

En muchas ocasiones se ha alegado la vulneración del derecho a la


integridad personal a través de las citaciones policiales para la realización
de algunas diligencias, tras considerarlas como un medio que obliga o
violenta para la obtención de una declaración; sin embargo, el colegiado
ha señalado que estos actos no constituyen vulneración de derecho cons-
titucional alguno.

3. Derecho a no ser obligado a prestar juramento ni com-


pelido a declarar o reconocer culpabilidad contra sí mismo,
contra su cónyuge o sus parientes dentro del cuarto
grado de consanguinidad o segundo de afinidad

Este derecho constituye un supuesto de lesión del derecho a la liber-


tad de las personas, que finalmente supone una afectación de la prohi-
bición de ejercer cualquier tipo de violencia sobre las mismas, bien sea
física, psíquica o moral. En este caso, de lo que se trata es de evitar el
ejercicio de violencia sobre las personas que sean detenidas o estén pro-
cesadas, con la finalidad de condicionar o dirigir su voluntad en un de-
terminado sentido, a efectos que declare de modo distinto al que hubiere
decidido libremente. Así, cuando se ejercen todo tipo de presiones para
obligar a la persona a realizar actos que no desea, como es el caso de
juramentar o declarar en contra de sí mismo (autoincriminación) o de sus
familiares consanguíneos o afines hasta el cuarto grado, se atenta contra
este derecho.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos ha estableci-


do en su artículo 8, literal g, que toda persona tiene “derecho a no ser
obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable”. En el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos se ha consagrado una disposi-
ción similar, la que establece el derecho a “no ser obligada a declarar contra
sí misma ni a confesarse culpable” (artículo 14, numeral 3, literal g).

(31) Ídem.

40
derechos protegidos

Como bien señala el profesor Castillo Córdova: “El derecho a no


declarar contra uno mismo y a no confesarse culpable es un derecho de
rango constitucional plenamente vigente en el ordenamiento jurídico pe-
ruano, por así establecerlo el artículo 3 CP y la IV Disposición Final y
Transitoria de la Constitución”(32). En ese sentido, este derecho es consi-
derado como uno implícito.

Desde luego, en ese sentido, el Tribunal Constitucional ha señalado


que, aun cuando no goce de un reconocimiento expreso, lo ha recono-
cido, vía jurisprudencial, cuando señaló que de conformidad con el artí-
culo 3 de la Constitución, “considera[ba] que el derecho presuntamente
amenazado es (…) el derecho de toda persona a no ser obligada a prestar
juramento ni compelida a declarar o reconocer su culpabilidad en causa
penal contra sí misma, ni contra su cónyuge ni sus parientes dentro del
cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad”(33).

Ahora bien, el ámbito de protección de este derecho no se ve agotado


con lo descrito en la redacción de este artículo, sino que existe una prohi-
bición de estas conductas aun cuando se trate de personas no vinculadas
al declarante o que se vinculen en un menor grado de parentesco del es-
tablecido en el código, pues con ello se busca proscribir cualquier tipo de
violencia que se pretenda ejercer sobre la persona, independientemente
del vínculo que lo una a otras.

Cabe resaltar entonces, que este derecho será protegido a través del
hábeas corpus conexo, como bien ha señalado el Tribunal Constitucional
en la STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC, f. j. 6.

4. Derecho a no ser exiliado, desterrado o confinado


sino por sentencia firme

Es preciso delimitar a qué se hace referencia cuando se habla de los


tres términos utilizados en este numeral. Así, el primero de ellos, “exi-
liar”, consiste en expulsar a una persona de un territorio o expatriarla
por motivos de índole política. Por otra parte, cuando se habla de

(32) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional, Palestra, Lima, 2006,
p. 517.
(33) STC Exp. Nº 1772-2003-HC/TC, f. j. 3.

41
Proceso de HáBEAS CORPUS

“desterrar”, se hace alusión a echar a una persona de un territorio exis-


tiendo de por medio una decisión judicial que así lo ordene o un mandato
gubernamental. Finalmente, en el caso del término “confinar”, hacemos
referencia a desterrar a alguien, indicándole un lugar de residencia que
será obligatorio.

El derecho ahora tratado puede considerarse una manifestación de lo


establecido en el numeral 11 del artículo 2 de la Constitución, en cuanto
se señala que las personas tienen derecho a establecer su lugar de resi-
dencia, a transitar dentro del territorio nacional y a salir de él o entrar en
él, salvo las limitaciones establecidas por razones de sanidad, mandato
judicial o por aplicación de la Ley de Extranjería. Por otra parte, el artícu-
lo 9 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, reconoce este
derecho, estableciendo que nadie podrá ser arbitrariamente desterrado.

Cabe señalar que, aun cuando el texto expreso de esta norma no haga
referencia a todos los supuestos contemplados en el Código Procesal
Constitucional, no debe limitarse solo a lo señalado en su redacción, sino
que debe ampliarse el espectro de protección que abarca a los otros su-
puestos, en la medida en que son conceptos íntimamente relacionados.
Finalmente, cabe recordar que en su mayoría este derecho ha sido lesio-
nado en los periodos de dictadura.

5. Derecho a no ser expatriado ni separado del lugar


de residencia sino por mandato judicial o por apli-
cación de la Ley de Extranjería

Este derecho también se vincula estrechamente con lo dispuesto en


el numeral 11 del artículo 2 de la Constitución, que establece el derecho
de toda persona a elegir libremente su lugar de residencia. Asimismo, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos ha establecido en el
numeral 6 de su artículo 22 que: “[E]l extranjero que se halle legalmente
en el territorio de un Estado parte en la presente Convención, solo podrá
ser expulsado de él en cumplimiento de una decisión adoptada conforme
a la ley”.

Por otro lado, la expatriación consiste en la separación de un nacio-


nal del territorio peruano y se encuentra tipificada como una de las penas
restrictivas de la libertad, establecidas en el Código Penal (artículo 30),

42
derechos protegidos

siendo aplicable en el caso de los nacionales después que hayan cumplido


la pena privativa de la libertad que le ha sido impuesta; además, no tendrá
una duración superior a los diez años. De la misma manera, el artículo
346 del Código Penal establece esta sanción para el delito de rebelión.
Entonces, exclusivamente en estos casos será de aplicación la pena de ex-
patriación, que deberá cumplir con los requisitos establecidos legalmente,
a saber: que haya sido ordenada por una autoridad judicial competente,
que se dicte dentro de un proceso regular (con pleno respeto de la tutela
procesal efectiva), y, finalmente, que se trate de la ejecución de una sen-
tencia firme; esto último siguiendo la misma línea de los casos anteriores.

Por otra parte, en cuanto a la expulsión, debe tenerse presente que se


trata de los casos en que se separa del territorio nacional a un extranjero.
Así, la Ley de Extranjería –Decreto Legislativo Nº 703– establece cuatro
sanciones a quienes infrinjan sus disposiciones, entre las que se encuentran
la expulsión, la salida obligatoria, la cancelación de la permanencia o re-
sidencia y la multa (artículo 60).

Debemos precisar que, en el caso de los extranjeros no se requiere de


la imposición de alguna sanción proveniente de un órgano judicial, sino
que será decretada por la autoridad administrativa competente, que en este
caso viene a ser la Dirección General del Gobierno Interior a propuesta
de la Dirección de Migraciones y Naturalización, a través de una resolu-
ción en donde constará el plazo dentro del cual debe abandonar el país.
Todo ello previo proceso administrativo correspondiente en cuyo seno se
hayan respetado de manera irrestricta los derechos fundamentales.

6. Derecho del extranjero, a quien se ha concedido


asilo político, de no ser expulsado al país cuyo go-
bierno lo persigue, o en ningún caso si peligrase su
libertad o seguridad por el hecho de ser expulsado

El artículo 36 de la Constitución ha establecido que: “[E]l Estado re-


conoce el asilo político. Acepta la calificación del asilado que otorga el
gobierno asilante. En caso de expulsión, no se entrega al asilado al país
cuyo gobierno lo persigue”. Del mismo modo la Convención Americana
sobre Derechos Humanos ha prescrito en el numeral 7 del artículo 22
que, “[t]oda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en terri-
torio extranjero en caso de persecución por delitos políticos o comunes

43
Proceso de HáBEAS CORPUS

conexos con los políticos, y de acuerdo con la legislación de cada Estado


y los convenios internacionales”. Adicionalmente, debe considerarse lo
dispuesto en su numeral 8, en el cual se señala que “[e]n ningún caso el
extranjero puede ser expulsado o devuelto a otro país, sea o no de origen,
donde su derecho a la vida o a la libertad personal están en riesgo de vio-
lación a causa de raza, nacionalidad, religión, condición social o de sus
opiniones políticas”.

Ahora bien, ¿qué debemos entender por asilo? El asilo es, de con-
formidad con lo dispuesto en el artículo 4 de la Ley de Asilo –Ley
Nº 27840–, la protección que el Estado otorga dentro de su territorio al
extranjero considerado perseguido por motivos o delitos políticos y cuya
libertad o vida se encuentran en peligro.

Asimismo, la citada disposición establece la existencia de dos tipos


de asilo: el concedido dentro de las fronteras del Estado (territorial) y,
el concedido en la sede de las misiones diplomáticas, incluyendo las re-
sidencias de los jefes de misión y en naves, aeronaves o campamentos
militares del país en el exterior (diplomático).

Pues bien, esta disposición no puede ser interpretada en sentido lato,


debido a que la calidad de asilado puede ser revocada, por ejemplo por la
presentación de documentación, declaraciones o datos falsificados. Es por
ello que no en todos los casos será factible la presentación de una deman-
da de hábeas corpus para cuestionar la decisión de expulsión del país. Es
decir, para que proceda su expulsión es necesario que previamente haya
perdido la calidad de asilado, previo procedimiento administrativo en el
que se haya respetado las garantías mínimas de todo proceso, caso con-
trario, será procedente el proceso de hábeas corpus al haber devenido en
irregular.

En efecto, tenemos entonces que, este derecho asegura que mientras


se mantenga la calidad de asilado, ningún organismo estatal (Ministerio
de Relaciones Exteriores, Ministerio del Interior, u otro) pueda expulsar-
lo del país. Sin embargo, en aquellos casos en los que la vida o la integri-
dad de la persona se encuentre en juego, aun cuando haya una resolución
administrativa firme que ordene su expulsión, será procedente el hábeas
corpus; siempre que el agravio sea manifiesto.

44
derechos protegidos

7. Derecho de los nacionales o de los extranjeros re-


sidentes a ingresar, transitar o salir del territorio
nacional, salvo mandato judicial o aplicación de la
Ley de Extranjería o de Sanidad

Este derecho encuentra asidero en el numeral 11 del artículo 2 de la


Constitución, que dispone que toda persona tiene derecho a “[e]legir su
lugar de residencia, a transitar por el territorio nacional y a salir de él y en-
trar en él, salvo limitaciones por razones de sanidad o por mandato judicial
o por aplicación de la Ley de Extranjería”. En la misma línea se han pro-
nunciado el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos del
Hombre, que establece el derecho de toda persona “[a] circular libremente
y a elegir su residencia en el territorio del Estado”; los artículos 12 y 13
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y lo dispuesto en
el artículo 22 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que
hace referencia a este derecho a la libre circulación dentro del territorio de
un Estado, así como a residir en él sin sujeciones de ninguna naturaleza.

Así, la libertad de tránsito consiste en el derecho a transitar por el


territorio nacional, en salir de él y entrar en él. Del mismo modo, el
Tribunal Constitucional ha indicado que “la facultad de libre tránsito
comporta el ejercicio del atributo de ius movendi et ambulandi. Es decir,
supone la posibilidad de desplazarse autodeterminativamente en función
de las propias necesidades y aspiraciones personales, a lo largo y ancho
del territorio, así como a ingresar o salir de él, cuando así se desee”(34).
Por otra parte ha mencionado que es “un imprescindible derecho indivi-
dual y un elemento conformante de la libertad. Más aún, deviene en una
condición indispensable para el libre desarrollo de la persona, toda vez
que se presenta como el derecho que [tienen las mismas] para ingresar,
permanecer, circular y salir libremente del territorio nacional”(35).

En consecuencia, la titularidad de este derecho puede ser ejercida


tanto por nacionales como por extranjeros que tengan residencia en nues-
tro país. Así se ha señalado que “el derecho de locomoción solo le corres-
ponde a los nacionales o extranjeros con residencia establecida, supone
que quien, sin pertenecer a nuestro Estado, pretende ingresar, transitar o

(34) STC Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, f.j. 11.


(35) STC Exp. Nº 3948-2004-HC/TC, f.j. 3.

45
Proceso de HáBEAS CORPUS

salir libremente de su territorio, se expone a ser expulsado bajo las consi-


deraciones jurídicas que impone le Ley de Extranjería”(36).

Sin embargo, este derecho no es absoluto e ilimitado, sino que se han


previsto límites a su ejercicio tanto en la Constitución como en los instru-
mentos internacionales. En ese sentido, los límites deben ser impuestos
de conformidad con las restricciones que la misma disposición constitu-
cional le impone y sin afectar otro derecho fundamental(37). Así, encontra-
mos dos clases de restricciones: explícitas e implícitas. Entre las primeras
tenemos las expresamente reconocidas en la Constitución y que pueden
referirse a supuestos ordinarios como las provinientes de un mandato ju-
dicial (este derecho puede verse afectado en instancia jurisdiccional, al
otorgar un margen de discrecionalidad al juzgador; las que provienen de
la aplicación de la Ley de Extranjería (este derecho solo le correspon-
de a los nacionales o extranjeros con residencia establecida); por razones
de sanidad (cuando con el ejercicio de la libertad de tránsito se ponga
en peligro la vida y salud de terceros, u otros derechos del mismo titular
como sucede en los casos de epidemias), y las que se refieren a supues-
tos extraordinarios como las situaciones de excepcionalidad (se presentan
en los casos en que se instauran regímenes de excepción). Por otro lado,
las restricciones implícitas son aquellas que no están establecidas en la
Constitución ni en la ley. Resultan ser más complejas en su delimitación;
sin embargo, ello no significa que carezcan de sustento constitucional.
Aquí se trata de vincular el derecho a la libertad de tránsito, con otros
derechos o bienes constitucionales relevantes, a fin de determinar, ponde-
rando en cada caso concreto, cuál derecho de acuerdo a sus circunstancias
debe prevalecer. Ejemplo claro de ello son los supuestos de preservación
de la seguridad ciudadana(38).

Ahora bien, existen diversos casos en los que la libertad de tránsito


puede, eventualmente, verse afectada en consonancia con otros derechos.
Así se presenta la vinculación entre el derecho a la propiedad y la liber-
tad de tránsito. El tribunal ha señalado que: “[D]entro de una propiedad
privada no puede existir ejercicio alguno de la libertad de tránsito, toda
vez que ella involucra la posibilidad de traslado de un lugar público a
otro, pero no el desplazamiento que se realice dentro de zonas privadas,

(36) STC Exp. Nº 3482-2005-PHC/TC, f. j. 9.


(37) STC Exp. Nº 0292-2001-HC/TC, f. j. 1.
(38) STC Exp. Nº 3482-2005-PHC/TC, ff. jj. 6-12, STC Exp. Nº 6322-2005-PHC/TC, ff. jj. 4-9 y STC Exp.
Nº 2876-2005-PHC/TC, ff. jj. 15-18.

46
derechos protegidos

las mismas que habrán de encontrarse amparadas por la inviolabilidad de


domicilio. Por ende, no es razonable que se salvaguarde como parte de la
libertad de tránsito cualquier tipo de movimiento que una persona reali-
ce dentro de un espacio destinado al uso particular, ya sea dentro de una
casa, centro de trabajo o cualquier tipo de propiedad privada, aunque con
una precisión al respecto: sí cabría protección a través de la libertad de
tránsito sí existe una vía privada de uso público”(39).

Por otro lado, la jurisprudencia constitucional nos presenta los casos


en que se pretende retener a pacientes en los hospitales o clínicas por falta
de pago. Así, el Tribunal Constitucional ha dispuesto la inaplicabilidad de
las disposiciones de los centros médicos por las cuales se retienen a los
pacientes en contra de su voluntad, condicionando su salida a la cancela-
ción de los pagos correspondientes(40).

También se han presentado casos de retención de licencias de con-


ducir, en los que le colegiado ha señalado que el hecho de que la policía
incaute la licencia de conducir y la tarjeta de propiedad del carro, en es-
pecial el primero de ellos, supone una restricción del derecho de tránsito
para manejar cualquier vehículo(41). Y, en los casos de cobros para ingresar
a las playas, el tribunal señaló que impedir el ingreso de quienes se nie-
guen a pagar constituye una afectación del derecho a la libertad de tránsi-
to. Mientras que el pago de tarifas por ingreso a estacionamientos de ter-
minales terrestres no condiciona o limita el ejercicio de este derecho(42).

Finalmente, otro de los casos que se presenta con frecuencia es el de la


restricción de la libertad a través del establecimiento de rejas en las vías pú-
blicas. Y es que el tribunal Constitucional ha dicho que la existencia de otros
derechos o bienes jurídico-constitucionales de relevancia, como la seguridad
pública o ciudadana (artículos 44 y 195), suponen la existencia de una ponde-
ración en cada caso concreto, en el cual hay que examinar si la colocación de
rejas u otros obstáculos para el libre tránsito no lesiona este derecho, o si su
colocación no está amparada por aquel bien jurídico, vulnerándose la libertad
de tránsito irrazonablemente.

(39) STC Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, f.j. 13.


(40) STC Exp. Nº 0900-2001-HC/TC, f. j. 3.
(41) STC Exp. Nº 0225-1995-HC/TC, f. j. 2.
(42) STC Exp. Nº 0310-1996-HC/TC, f. j. 5 y STC Nº 0846-2007-PHC/TC, ff. jj. 5 y 6.

47
Proceso de HáBEAS CORPUS

No olvidemos que la colocación de rejas no es inconstitucional por


sí misma, sino que requiere lesionar algún derecho o bien jurídico, que
en este caso vendría a ser la seguridad ciudadana. Además de ello, el
colegiado ha indicado que una vez que las rejas han sido colocadas se
presume su regularidad, dependiendo de si es el Estado o un particular
el que las coloque. De tratarse de particulares, estos deben justificar la
adopción de la medida; y si provienen del Estado, existe una presunción
de legalidad.

Finalmente, debe tenerse presente que las rejas no deben anular el


ejercicio de otros derechos, además de que su uso debe superar el prin-
cipio de proporcionalidad. En aquellos casos en los que, después de la
ponderación en cada caso concreto, no se respetasen estos criterios, será
posible la interposición de una demanda de hábeas corpus.

8. Derecho a no ser detenido sino por mandato escrito y


motivado del juez o por las autoridades policiales en
caso de flagrante delito; o si ha sido detenido a ser
puesto dentro de las 24 horas o en el término de la
distancia a disposición del juzgado que corresponda

El literal f, numeral 24 del artículo 2 de la Constitución, establece


que: “[N]adie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y moti-
vado del juez o por las autoridades policiales en caso de flagrante deli-
to. El detenido debe ser puesto a disposición del juzgado correspondien-
te dentro de las veinticuatro horas o en el término de la distancia. Estos
plazos no se aplican a los casos de terrorismo, espionaje y tráfico ilíci-
to de drogas. En tales casos, las autoridades policiales pueden efectuar
la detención preventiva de los presuntos implicados por un término no
mayor de quince días naturales. Deben dar cuenta al Ministerio Público y
al juez, quien puede asumir jurisdicción antes de vencido dicho término”.
En la misma línea ha sido regulado por el artículo 9 de la Declaración
Universal de Derechos del Hombre; así como por el artículo 7 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y, finalmente, el artícu-
lo 9 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

Como sabemos, la libertad puede verse afectada en distintos momen-


tos. Así, si esta ocurre antes de la emisión de una sentencia, se configura

48
derechos protegidos

la detención preventiva(43), que se define como la restricción de la liber-


tad locomotora, lo que supone que la persona sea encarcelada antes de
la existencia de una sentencia condenatoria. Y en otras ocasiones puede
producirse como consecuencia de un proceso penal instaurado, en donde
el juez la decreta a través de un mandato de detención.

El primero de ellos puede originarse de dos formas: por mandato ju-


dicial, y por decisión de las autoridades policiales ante un delito flagrante
y dentro de una investigación judicial. No obstante, en este último caso,
siempre se requiere la regularización vía una resolución judicial. Y es que
“si bien la detención judicial preventiva constituye una medida que limita
la libertad física, por sí misma, esta no es inconstitucional. Sin embargo,
por el hecho de tratarse de una medida que restringe la libertad locomo-
tora, dictada pese a que mientras no exista sentencia condenatoria firme,
al procesado le asiste el derecho a que se presuma su inocencia; cualquier
restricción de ella siempre debe considerarse la última ratio a la que el
juzgador debe apelar, esto es susceptible de dictarse solo en circunstan-
cias verdaderamente excepcionales y no como regla general”(44).

Entre las exigencias que debe cumplir este mandato de detención ju-
dicial preventiva se encuentran dos: a) escrito y; b) motivado. En cuanto
al primero de ellos se hace necesario un principio de prueba de su exis-
tencia y con la finalidad de identificar a la autoridad responsable que ha
dictado el mandato. Respecto de la motivación se exige que esta sea sufi-
ciente y razonada.

El colegiado entiende que “[t]iene que ser ‘suficiente’, esto es, debe
expresar, por sí misma, las condiciones de hecho y de derecho que sirven
para dictarla o mantenerla. En segundo término, debe ser ‘razonada’, en
el sentido de que en ella se observe la ponderación judicial en torno a la
concurrencia de todos los aspectos que justifican la adopción de la me-
dida cautelar, pues de otra forma no podría evaluarse si es arbitraria por
injustificada”(45).

(43) STC Exp. Nº 0010-2002-AI/TC, f. j. 3 y STC Exp. Nº 1565-2002-HC/TC, f. j. 2.


(44) STC Exp. Nº 1091-2002-HC/TC, f.j.7.
(45) Ibídem, f. j. 19.

49
Proceso de HáBEAS CORPUS

En efecto, esta medida cautelar destinada a garantizar el éxito de la


investigación penal tiene asidero en lo dispuesto en numeral 3 del artícu-
lo 9 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; así como en
el numeral 1 del artículo 6 de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas
sobre las medidas privativas de la libertad (Reglas de Tokio). Así lo ha
interpretado el Tribunal Constitucional al señalar que: “[T]oda detención
provisional tiene como última finalidad asegurar el éxito del proceso
penal. No se trata, entonces, de una medida punitiva definitiva respecto
a la culpabilidad del imputado, en ilícito que es materia de investigación,
por lo que no se quebranta el principio constitucional de presunción de
inocencia, ya que se trata de una medida cautelar cuyo objetivo es asegu-
rar la eficacia de la labor jurisdiccional”(46).

Asimismo, se entiende que son dos los factores a considerar por los
jueces al momento de evaluar la razonabilidad y proporcionalidad de la
detención preventiva: a) las causales que lo justifican (artículo 135 del
Código Procesal Penal) y; b) la duración de la medida (artículo 137 del
Código Procesal Penal).
Sobre los requisitos contemplados en el artículo 135 del Código
Procesal Penal para decretar este mandato, el colegiado ha estimado que
ambos requisitos deben presentarse de manera conjunta. Así también ha
señalado que “[e]l juez puede dictar mandato de detención cuando, aten-
diendo a los primeros recaudos acompañados por el Fiscal Provincial, sea
posible determinar: 1. que existen suficientes elementos probatorios de la
comisión de un delito doloso que vincule al imputado como autor o par-
tícipe del mismo. 2. que la sanción a imponerse sea superior a los cuatro
años de pena privativa de libertad, y, 3. que existan suficientes elementos
para concluir que el imputado intenta eludir la acción de la justicia o per-
turbar la actividad probatoria. En todo caso, el Juez Penal podrá revocar
de oficio el mandato de detención previamente ordenado, cuando nuevos
actos de investigación pongan en cuestión la suficiencia de las pruebas
que dieron lugar a la medida”(47).

Por otra parte el Código Procesal Constitucional en esta disposición


hace referencia, en caso excepcional, a la detención policial en caso de

(46) STC Exp. Nº 3380-2004-HC/TC, f. j. 3 y STC Exp. Nº 2194-2005-PHC/TC, f. j. 5.


(47) STC Exp. Nº 0139-2002-HC/TC, f. j. 4 y STC Exp. Nº 9430-2005-PHC/TC, f. j. 5, entre otros.

50
derechos protegidos

flagrante delito. En ese sentido, ¿cuáles son los elementos constitutivos


de la flagrancia? Pues bien, la flagrancia debe cumplir con dos requisitos:
a) por un lado, la inmediatez temporal, que significa que el delito se esté
cometiendo o que se haya cometido instantes antes y; b) la inmediatez
personal, que está relacionada con la presencia física del presunto delin-
cuente, quien debe encumbrarse en el lugar de los hechos, en ese momen-
to, en situación y con relación al objeto o a los instrumentos del delito, y
que, además, ello pueda ofrecer una prueba evidente de su participación
en el hecho delictivo(48). Entonces, en los casos en que se produzca una
detención policial sin cumplir estos requisitos, es pertinente interponer
una demanda de hábeas corpus con la finalidad de lograr la inmediata li-
beración del detenido.

Por otra parte, se han presentado demandas en las que se pretende


ampliar el ámbito de la flagrancia. Ante ello, el Tribunal Constitucional
ha señalado que “[la noción de flagrancia] si bien se aplica a la comisión
de un delito objetivamente descubierto por la autoridad o al momento in-
mediatamente posterior a su realización, en que se detecta al autor ma-
terial pretendiendo huir del lugar de los hechos, tal hipótesis no puede
ser forzada hasta el extremo de pretender que la simple cercanía al lugar
donde acontece un delito, es por sí misma elemento objetivo que confi-
gura dicha situación, pues con semejante criterio todas las personas, in-
cluyendo autoridades distintas a la interviniente, estarían inmersas en la
pretendida flagrancia (…)”(49).

9. Derecho a decidir voluntariamente prestar el servi-


cio militar, conforme a la ley de la materia

Este derecho persigue la tutela de cualquier privación del dere-


cho a la libertad personal que se pretenda, mellando su libre ejercicio.
Específicamente se busca preservar el derecho de toda persona de, en
total libertad, decidir si presta o no servicio militar. Así, debe tenerse
en cuenta que en nuestro Estado, el servicio militar no es obligatorio de
conformidad con lo dispuesto en la norma que lo regula, Ley Nº 27178,
que en su artículo 6 señala que “queda prohibido el reclutamiento forzoso

(48) Entre otras, pueden revisarse las STC Exp. Nº 2096-2004-HC/TC, f. j. 4; STC Exp. Nº 6142-2006-
PHC/TC, f. j. 4 y STC Exp. Nº 9724-2005-PHC/TC, f. j. 5; entre otras.
(49) RTC Exp. Nº 1324-2000-HC/TC, f. j. 2.

51
Proceso de HáBEAS CORPUS

como procedimiento de captación de personal para ser incorporado al ser-


vicio en el activo”.

En ese sentido se ha pronunciado el Tribunal Constitucional al señalar


que “[e]l inciso 8) del artículo 25 del Código Procesal Constitucional consa-
gra la procedencia de los procesos constitucionales ante la vulneración del de-
recho de toda persona de decidir voluntariamente prestar el Servicio Militar,
conforme a la ley de la materia. Asimismo, el artículo 67 del Reglamento de
la Ley Nº 27178, Ley del servicio Militar, establece que: ‘Queda prohibido el
reclutamiento forzoso como procedimiento de captación de personal para ser
incorporado al Servicio en el activo’. En ese sentido y efectuando una inter-
pretación a contrario sensu, toda demanda de hábeas corpus mediante la que
se alegue la existencia de un reclutamiento ilegal, resultará por definición una
violación a la libertad individual y, por ende, susceptible de tutela en el ám-
bito de dicho proceso constitucional cuando se verifique la falta de consen-
timiento por parte de la persona, pues establecer la obligación de participar
en una actividad definida como voluntaria restringe de una manera u otra el
ejercicio de la libertad individual de cada persona”(50).

Pues bien, se procederá a iniciar un proceso de hábeas corpus en


aquellos casos en los que una persona, habiendo decidido libremente que
no prestará Servicio Militar, es obligada por las autoridades militares o
por un particular, a prestarlo, siendo reclutado de manera forzosa. En ese
sentido, el Tribunal también ha señalado que “cualquier acto por el cual,
de manera subrepticia, encubierta o directa, se pretenda incorporar a la
persona en edad militar al Servicio Militar activo, con prescindencia de
su expresa y libre manifestación de efectuarlo en esos términos, consti-
tuye de manera indubitable (…) una forma de detención arbitraria, lesiva
del derecho a la libertad individual y, por lo tanto, susceptible de ser re-
parada a través del proceso constitucional de hábeas corpus”(51).

10. Derecho a no ser detenido por deudas

Este derecho ha sido contemplado en el artículo 2, numeral 24, literal


c de la Constitución –como uno de los contenidos constitucionalmente

(50) STC Exp. Nº 4388-2006-PHC/TC, ff. jj. 2 y 3.


(51) STC Exp. Nº 0030-2001-HC/TC, f. j. 3.

52
derechos protegidos

garantizados de la libertad y seguridad personales– en la medida que es-


tablece que no hay prisión por deudas y que este principio no limita, en
forma alguna, el mandato judicial por incumplimiento de deberes alimen-
tarios. Igualmente, la Convención Americana sobre Derechos Humanos
ha establecido en el numeral 7 de su artículo 7 que, “nadie será detenido
por deudas. Este principio no limita los mandatos de autoridad judicial
competente dictados por incumplimientos de deberes alimentarios”.

Tal como ha indicado el Tribunal Constitucional(52), cuando este ar-


tículo prohíbe la prisión por deudas, busca garantizar que las personas
no sufran restricciones de su libertad locomotora por el incumplimien-
to de obligaciones originadas en relaciones de orden civil. La excepción
a dicha regla es, como la propia norma constitucional lo señala, el caso
del incumplimiento de deberes alimentarios, en la medida en que allí se
encuentran en juego los derechos a la vida, a la salud y a la integridad
del hijo alimentista, en cuyo caso el juez competente está facultado para
ordenar la restricción de la libertad individual del obligado en aras del
cumplimiento de su obligación.

A pesar de la excepción señalada, es necesario precisar que “esta


disposición no se extiende a los casos de incumplimiento de pagos que
como reparación civil se establezcan legítimamente en una sentencia con-
denatoria. En tales circunstancias, no es que se privilegie el enriqueci-
miento del erario nacional o el carácter disuasorio de la pena en desme-
dro de la libertad individual del condenado, sino, fundamentalmente, la
propia eficacia del poder punitivo del Estado y los principios que detrás
de ella subyacen, como son el control y la regulación de las conductas de
acuerdo con ciertos valores y bienes jurídico-constitucionales que se con-
sideran dignos de ser tutelados en todo Estado social y democrático de
Derecho”(53). Así, “el hecho de ordenarse la ejecución de la pena efectiva
de un fallo condenatorio, por el no cumplimiento de pago de la reparación
civil, no puede considerarse como un acto que vulnera el derecho consti-
tucional a la libertad del sentenciado ni tampoco puede considerarse vio-
latorio del precepto constitucional ‘que no existe prisión por deudas’”(54).

(52) STC Exp. Nº 2982-2003-HC/TC f. j. 2; STC Exp. Nº 2088-2004-HC/TC, f. j. 3, STC Exp. Nº 7361-2005-
PHC/TC, f. j. 9; STC Exp. Nº 9068-2005-PHC/TC, f. j. 4 y STC Exp. Nº 0699-2007-PC/TC ff. jj. 4 y 5.
(53) STC Exp. Nº 9613-2005-HC, ff. jj. 1 y 2.
(54) RTC Exp. Nº 1316-1999-HC/TC, f. j. 3.

53
Proceso de HáBEAS CORPUS

Ahora bien, es preciso señalar que el Código Penal en su artículo 149


ha tipificado el delito de “omisión de prestación de alimentos”, el que
dispone que quien omita cumplir con el pago de su obligación de prestar
alimentos establecido en una resolución judicial será reprimido con pena
privativa de la libertad, no mayor de tres años o con la prestación de ser-
vicios comunitarios de veinte a cincuenta y dos jornadas, sin perjuicio de
tener que cumplir el mandato judicial.

11. Derecho a no ser privado del documento nacional


de identidad, así como de obtener el pasaporte o
su renovación dentro o fuera de la República

Tanto el Documento Nacional de Identidad, así como el pasaporte


constituyen documentos necesarios para poder salir al exterior con total
libertad. Y es que el pasaporte no será emitido sin la presentación del
DNI previamente, como requisito para su obtención. Independientemente
de ello, la Norma Fundamental no ha establecido expresamente el dere-
cho a no ser privado del Documento Nacional de Identidad, sino solo del
pasaporte. Así, ha establecido en el numeral 21 del artículo 2 que ningún
sujeto “puede ser privado del derecho de obtener o de renovar su pasapor-
te dentro o fuera del territorio de la República”. En consecuencia, si a una
persona la privan del Documento Nacional de Identidad (DNI), entonces
se le priva también de su derecho a salir del país.

El contenido de este derecho supone la expedición de un documento


a nivel internacional que identifique a la persona, y que de las caracte-
rísticas que tiene permita el libre tránsito de un país a otro; además, le
otorga una garantía al titular en relación con el Estado al que pertenece
de que en caso de alguna eventualidad, le otorga la protección que corres-
ponda aún fuera de sus fronteras en su calidad de nacional(55).

Este derecho se encuentra estrechamente vinculado al derecho a la


nacionalidad, lo que ha sido establecido por el propio tribunal cuando se-
ñala que “el derecho de obtener o renovar el pasaporte puede reputarse
como una exteriorización del derecho de nacionalidad”(56).

(55) STC Exp. Nº 0102-1999-HC/TC, f. j. 3.


(56) Ibídem.

54
derechos protegidos

Así, a diferencia de la legislación anterior, el Código Procesal Cons-


titucional ha incluido, acertadamente, dentro del catálogo de derechos tutela-
dos a través del proceso de hábeas corpus, el derecho a obtener el Documento
Nacional de Identidad. Es importante señalar que según ha expresado el pro-
pio colegiado, el Documento Nacional de Identidad en nuestro ordenamiento,
cumple una doble función. Así, por un lado permite que el derecho a la iden-
tidad se haga efectivo, en tanto posibilita la identificación precisa de su titu-
lar; por el otro constituye un requisito para el ejercicio de los derechos civiles
y políticos consagrados por la Constitución. Adicionalmente, este documento
es utilizado en el desarrollo de diversas actividades: comerciales, trámites
judiciales y otros de carácter personal, por lo que su negación supone una
limitación de otros derechos fundamentales, uno de los cuales está referido a
la libertad individual.

En ese sentido: “[C]uando se pone en entredicho la obtención, modi-


ficación, renovación o supresión de tal documento, no solo puede verse
perjudicada la identidad de la persona, sino también un amplio espectro
de derechos, siendo evidente que la eventual vulneración o amenaza de
vulneración podría acarrear un daño de mayor envergadura, como podría
ocurrir en el caso de una persona que no pueda cobrar su pensión de sub-
sistencia por la cancelación intempestiva del registro de identificación y
del documento de identificación que lo avala”(57).

Ahora bien, en cualquiera de los dos casos es necesario precisar que


constituye una limitación a estos derechos el deber de cumplir con los
requisitos legalmente establecidos para su obtención. No obstante, estos
requisitos deben cumplir con las exigencias de la proporcionalidad y
razonabilidad.

12. Derecho a no ser incomunicado sino cuando sea in-


dispensable para el esclarecimiento de un delito, y
en la forma y por el tiempo previstos por la ley

Este derecho se encuentra consagrado en el literal g, del numeral 24


del artículo 2 de la Constitución, en el cual se establece que: “[N]adie

(57) STC Exp. Nº 2273-2005-PHC/TC, f. j. 26. En el mismo sentido puede revisarse, la STC Exp. Nº 2432-
2007-PHC/TC, ff. jj. 3 y 4.

55
Proceso de HáBEAS CORPUS

puede ser incomunicado sino en el caso indispensable para el esclareci-


miento de un delito, y en la forma y por el tiempo previstos por la ley. La
autoridad está obligada bajo responsabilidad a señalar, sin dilación y por
escrito, el lugar donde se halla la persona detenida”.

Este derecho no es absoluto, sino que la incomunicación está permi-


tida incluso en la propia Norma Constitucional, pero exclusivamente bajo
el supuesto de necesidad para el esclarecimiento de los hechos “graves”.
Es más, la propia Constitución alude a su carácter de indispensable, lo
que exige una fundamentación objetiva y razonable para justificar una
restricción como la descrita. Quedan descartadas entonces otras razones
que pudieran invocarse; además, deben cumplirse las condiciones refe-
ridas al plazo y la forma (que establezca la ley). Ahora bien, de no ser el
caso, la autoridad está obligada, bajo responsabilidad, a señalar, sin dila-
ción y por escrito, el lugar donde se halla la persona detenida.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Suárez


Rosero contra Ecuador, en su párrafo 51, ha expresado que “la incomu-
nicación es una medida de carácter excepcional que tiene como propósito
impedir que se entorpezca la investigación de los hechos”. Asimismo, ha
dicho que la omisión en que incurre la Constitución [de ese país] al no
indicar expresamente cuál es la autoridad responsable para decretar la in-
comunicación, se debe entender que ella debe efectuarla necesariamente
el juez penal, en tanto que se trata de una medida limitativa de un derecho
fundamental(58).

La propia Corte(59) ha considerado que la incomunicación constituye


una forma de tratamientos crueles e inhumanos, que afectan la integridad
psíquica y moral de la persona, así como el respeto a la dignidad humana,
toda vez que los efectos que genera en la persona de los detenidos son gra-
ves, debido a que el aislamiento del mundo exterior produce en cualquier persona
sufrimientos morales y perturbaciones psíquicas, colocándola en una especial
situación de vulnerabilidad y propensa a la agresión y arbitrariedad en los
centros penitenciarios.

(58) Citado en la STC Exp. Nº 0010-2002-AI/TC, f. j. 116.


(59) Aquí pueden revisarse los casos Velásquez Rodríguez, párrafo 156; el caso Godínez Cruz, párrafo 164;
el caso Fiarén Garbi y Solís Corrales, párrafo 149; el caso Castillo Petruzzi y otros, párrafo 194; entre
otras sentencias emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

56
derechos protegidos

Resulta interesante señalar que el nuevo Código Procesal Penal ha in-


corporado en su texto dos disposiciones que regulan situaciones de inco-
municación. Así, el artículo 265, numeral 1 ha regulado que en los casos
de detención preliminar es posible mantener incomunicada a una persona
siempre que se trate de delitos como terrorismo, tráfico ilícito de drogas,
espionaje o delitos cuya pena sea superior a los seis años de privación de
la libertad; solo por el plazo de 10 días y siempre que no exceda el de la
duración de la detención. En ese caso, el juez deberá pronunciarse inme-
diatamente y mediante resolución motivada. Por otra parte, en el artículo
280 se ha establecido, de igual forma, para los casos en que se sigue el
proceso con mandato de detención del imputado; el que procede, como en
el caso anterior, si es necesario para el establecimiento de un delito grave,
por el mismo plazo. En ambos casos están permitidas las conferencias en
privado entre el abogado defensor y el preso preventivo o el detenido, las
que no requieren de autorización previa y no podrán ser prohibidas. Debe
quedar claro que, con esta limitación no se prohíbe a la persona tener ac-
ceso a la lectura y a escuchar noticias de libre circulación y difusión.

13. Derecho a ser asistido por un abogado defensor li-


bremente elegido desde que se es citado o deteni-
do por la autoridad policial u otra, sin excepción

Este derecho ha sido garantizado en nuestra Constitución, a través del


numeral 14 del artículo 139, en donde se le consagra como un principio
de la Administración de Justicia, a la vez que un derecho del procesado.
Así, la Norma Fundamental reconoce: “[E]l principio de no ser privado
del derecho de defensa en ningún estado del proceso. Toda persona será
informada inmediatamente y por escrito de la causa o razones de su de-
tención. Tiene derecho a comunicarse personalmente con un defensor de
su elección y a ser asesorada por este desde que es citada o detenida por
cualquier autoridad”.

Por otra parte, los documentos internacionales en materia de Dere-


chos Humanos, también han consagrado la protección de este derecho.
Así, el artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos del
Hombre, establece que: “[T]oda persona acusada de delito tiene derecho
a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad,
conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado
todas las garantías necesarias para su defensa”. Asimismo, el artículo 8

57
Proceso de HáBEAS CORPUS

numeral 2, literal d de la Convención Americana sobre Derechos Humanos


señala que “[e]l derecho del inculpado de defenderse personalmente o de
ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y priva-
damente con su defensor”; en el mismo sentido, el literal e) indica: “[e]l
derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por
el Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado
no se defendiere por sí mismo ni nombrase defensor dentro del plazo es-
tablecido por la ley”.

De lo dicho hasta ahora, se desprende el contenido constitucional-


mente protegido del derecho a la defensa. Así, se tiene que “[e]l inciso 14
del artículo 139 de la Constitución ha consagrado el derecho de defensa
como un derecho de función jurisdiccional. Se entiende por este la prerro-
gativa que tiene toda persona para no quedar en estado de indefensión en
cualquier etapa del proceso judicial. Este estado de indefensión no solo
es evidente cuando, pese a atribuírsele la comisión de un acto u omitir
hacerlo de manera antijurídica, no solo se sanciona a un justiciable o a un
particular sin permitírsele ser oído o formular descargos, con las debidas
garantías, sino también a lo largo de todas las etapas del proceso y frente
a cualquier tipo de articulaciones que se puedan promover”(60).

Por otra parte, cabe precisar que el derecho de defensa contiene, a su


vez, dos principios relevantes del Derecho Penal: el principio de contra-
dicción y el principio acusatorio. El primero exige una imputación del de-
lito que sea precisa y clara, conocida por el procesado y que, finalmente,
pueda ser oído en juicio; el segundo principio está referido a la vinculación
del órgano jurisdiccional en observancia de la acusación fiscal y de con-
formidad con las normas que rigen el proceso penal, así como el ejercicio
de la acusación debe ser realizado por un órgano distinto al juzgador(61).
De igual manera, el contenido esencial del derecho de defensa queda
afectado cuando, en el seno de un proceso judicial, cualquiera de las par-
tes resulta impedida, por actos concretos de los órganos judiciales, de
ejercer los medios necesarios, suficientes y eficaces para defender sus de-
rechos e intereses legítimos.

(60) STC Exp. Nº 5175-2007-PHC/TC, f. j. 3.


(61) STC Exp. Nº 4799-2007-PHC/TC, ff. jj. 9 y 10, STC Exp. Nº 8605-2005-PA/TC, f. j. 14, entre otras.

58
derechos protegidos

Es por ello que es posible afirmar que “el derecho de defensa, de es-
pecial relevancia en el proceso penal, presenta una doble dimensión: una
material, mediante la cual el inculpado tiene derecho a ejercer su propia
defensa desde el momento en el cual toma conocimiento de que se le
viene imputando la comisión de un delito; y otra formal, que implica el
derecho a una defensa técnica, es decir, el asesoramiento y patrocinio de
un abogado defensor durante todo el tiempo que dure el proceso. Cabe
afirmar que ambas dimensiones forman parte del contenido constitucio-
nalmente protegido del mencionado derecho de defensa, el cual tiene
como objetivo final el garantizar el derecho a no ser postrado a un estado
de indefensión”(62).

Ahora bien, el Tribunal Constitucional ha señalado que el derecho a


contar con un abogado defensor forma parte del contenido constitucio-
nal del derecho de defensa. Y es que, una primera dimensión, la material,
está referida al derecho del imputado de ejercer su propia defensa desde
el momento en que toma conocimiento de que se le está imputando la
comisión de un delito. La otra dimensión, la formal, supone el derecho
a una defensa técnica, es decir, a ser asesorado por un abogado defensor
durante todo el proceso(63).

14. Derecho a retirar la vigilancia del domicilio y a sus-


pender el seguimiento policial, cuando resulten ar-
bitrarios o injustificados

Esta disposición contiene dos derechos a cuya protección se avoca el


proceso de hábeas corpus. Así, cuando se hace referencia a la vigilancia
del domicilio o al seguimiento policial se tratará de una privación al libre
ejercicio de la libertad personal. Y es que la presencia de agentes de la
policía en las inmediaciones del domicilio o, inclusive del centro de tra-
bajo, además del seguimiento policial, constituyen conductas que afectan
el libre desenvolvimiento de las personas, siendo que se recorta su ámbito
de actuación en libertad que, a la vez, importan actos de amedrentamiento
o de control de sus actividades, como señala el rofesor Castillo Córdova.

(62) STC Exp. Nº 1323-2002-HC/TC, f. j. 2, STC Exp. Nº 6260-2005-PHC/TC, f. j. 3, entre otras.


(63) STC Exp. Nº 1323-2002-HC/TC, f. j. 2. Recientemente el tribunalse ha pronunciado sobre el tema en la
STC Exp. Nº 8280-2006-PA/TC.

59
Proceso de HáBEAS CORPUS

Debemos precisar que esta disposición no prohíbe absolutamente los


seguimientos policiales o la vigilancia; sino que se considerarán incons-
titucionales aquellos que resulten injustificados o arbitrarios. En conse-
cuencia, lo que se proscribe esta disposición es que estos terminen por
afectar desproporcional e irrazonablemente la libertad personal. Es por
ello que debe tenerse presente al momento de analizar medidas de esta
naturaleza que cumplan con los requisitos mencionados.

Entre otras novedades el nuevo Código Procesal Penal ha incorpo-


rado una disposición que establece que en caso de investigaciones de
delitos violentos, graves o contra organizaciones delictivas, el fiscal sin
conocimiento del afectado, y de oficio o a pedido de la policía, podrá or-
denar realizar tomas fotográficas o utilizar otros medios técnicos de in-
vestigación, siempre que resulte necesario para cumplir con esclarecer
los hechos que motivan la investigación o si esta fuese menos provechosa
de no utilizar estos medios; es decir, que exista una finalidad lícita y so-
cialmente relevante (artículo 207). Es de precisar que la evaluación de
los medios técnicos a emplear consistirá en examinar la idoneidad de los
mismos para obtener el fin deseado, que los medios sean necesarios debi-
do a que no existen otros que puedan lograr el fin eficazmente y de forma
menos restrictiva de la libertad. Para, finalmente, aplicar el test de pro-
porcionalidad en sentido estricto(64).

Ahora bien, es preciso considerar que las perturbaciones a que se


hace referencia en esta disposición, no solo deben entenderse atribuidas
a los agentes públicos (efectivos policiales); sino también a las personas
que puedan producir dichos hechos sin ser funcionarios al servicio del
Estado. Es por ello que el hábeas corpus restringido también procede
frente a los actos lesivos cometidos por particular(65).

Respecto al seguimiento policial, el Tribunal Constitucional ha seña-


lado que “[s]i arbitrariamente miembros de la Policía Nacional realizan
seguimiento a una persona, por motivos ajenos al esclarecimiento de un
hecho delictivo o fundados en un requerimiento judicial, dicha acción

(64) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional, tomo II, Palestra,
Lima, 2006, p. 595.
(65) STC Exp. Nº 2216-2006-HC/TC, f. j. 3.

60
derechos protegidos

estará comprendida en los supuestos proscritos por la Constitución y el


ordenamiento jurídico legal”(66).

15. Derecho a la excarcelación de un procesado o con-


denado, cuya libertad haya sido declarada por el juez

Cabe realizar algunas precisiones respecto del derecho a un plazo


razonable de detención. En primer lugar, tiene un contenido distinto al
derecho a un plazo razonable de duración del proceso; sin embargo, es
innegable que sus contenidos están estrechamente relacionados, pues,
en principio, la duración del mandato de detención estará condicionada
a la duración del proceso, siempre que ello sea razonable. En segundo
lugar, es el juez quien tiene que demostrar la diligencia de su actuación
al momento de disponer la ampliación del plazo, sea porque el caso era
tan complejo que ameritaba un mayor tiempo para su análisis y resolu-
ción, o porque la demora le es imputable al procesado. En tercer lugar, la
ampliación del mandato de detención debe ser declarada expresamente,
no puede ser tácita. Y en cuarto lugar, se debe recordar, siguiendo la ju-
risprudencia constitucional, que es obligación del juez penal someter a
constante evaluación el mandato de detención con el objeto de analizar si
es que aún se mantienen los supuestos establecidos en el artículo 135 del
Código Procesal Penal(67).

El contenido del derecho a la libertad personal garantiza que el ejer-


cicio de la libertad locomotora, física o ambulatoria no reciba restriccio-
nes ilegales o arbitrarias, sea por detención, internamientos o condenas.
En efecto, como todo derecho fundamental, su ejercicio se encuentra re-
gulado y limitado por la ley, conforme a lo dispuesto por los literales a
y b, del numeral 24 del artículo 2 de la constitucion(68). Así, una de las
medidas restrictivas previstas en nuestro ordenamiento jurídico es la de-
tención judicial preventiva, cuya legitimidad constitucional depende de
que su ejecución respete los derechos y bienes constitucionales (como el
derecho a la presunción de inocencia que ostenta el procesado.

(66) STC Exp. Nº 4262-2006-PHC/TC, f. j. 2.


(67) STC Exp. Nº 0110-99-HC/TC, f. j. 30.
(68) STC Exp. Nº 0019-2005-PI/TC, f. j. 11.

61
Proceso de HáBEAS CORPUS

Con la finalidad de que la medida de prisión provisional sea legítima,


ha de considerarse que su adopción debe ser el último medio para asegu-
rar que el proceso llegue a buen término, garantizando la vigencia de la
tutela procesal efectiva. Por ello, el mandato de detención deberá respon-
der a los principios de proporcionalidad, subsidiariedad, provisionalidad
y excepcionalidad.

Por su parte, el Tribunal Constitucional, en su jurisprudencia(69), ha


señalado que deben concurrir tres elementos esenciales para que el man-
dato de detención sea legítimo, a saber: que se presuma que el procesado
ha cometido el delito imputado, que exista peligro procesal o que haya
riesgo de que perturbe la actividad probatoria y que, además, haya riesgo
de que el procesado cometa otros delitos.

Vistas así las características y condiciones que debe asistir al manda-


to de detención preventiva, es lógico que como consecuencia de ello su
plazo de duración sea razonable. Es por ello, que este derecho se cons-
tituye como uno fundamental que no encuentra reconocimiento expreso
en la Constitución, sino que está implícito en el derecho a la libertad per-
sonal(70). Ello en la medida que tiene por objeto la protección a la liber-
tad personal, por ende su vigencia y exigibilidad resultan necesarias para
garantizar su ejercicio pleno. En efecto, el derecho a la libertad personal
protege a toda persona contra conductas que la restrinjan de manera ar-
bitraria o ilegal, por ello no contar con un plazo razonable de detención
haría devenir en arbitraria a la restricción.

Por otra parte, este derecho encuentra reconocimiento en los tratados


internacionales sobre derechos humanos de los que el Perú es parte, como
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que en el nume-
ral 5, del artículo 7, señala que:

“Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante
un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funcio-
nes judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo ra-
zonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el

(69) STC Exp. Nº 1091-2002-HC/TC, f. j. 10.


(70) STC Exp. Nº 2915-2004-HC/TC, f. j. 5.

62
derechos protegidos

proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que asegu-


ren su comparecencia en el juicio”.

Esto permite que su contenido sea implícitamente reconocido en el


derecho a la libertad personal, pues a través de la Cuarta Disposición
Final y Transitoria de la Constitución se dispone que la interpretación del
contenido constitucional de los derechos sea interpretado atendiendo a las
disposiciones de los instrumentos internacionales de los que el Perú es
parte.

Por otro lado, uno de los fundamentos del derecho constitucional a un


plazo razonable de detención es la presunción de inocencia. En vista que
al detenido le asiste, durante todo el proceso penal, el derecho a la pre-
sunción de inocencia, por lo que al interior del proceso no debe adoptarse
medida alguna que tenga por objeto o como consecuencia una afectación
desproporcional a su contenido constitucional. Ello es así, pues solo con
la sentencia definitiva se puede desvirtuar la presunción de inocencia, y
es a partir de su emisión que las medidas que se adoptan dejan de tener
un carácter preventivo, para tener un carácter de perdurabilidad (no de
perpetuidad), como la condena. Por lo tanto, puede concluirse que le im-
pone un límite temporal a la detención preventiva, pues la prolongación
desproporcional de la prisión provisional se traduciría en una condena
anticipada, vulnerando así la presunción de inocencia.

Ahora bien, para determinar la razonabilidad del plazo de detención,


el artículo 137 del Código Procesal Penal ha establecido que la deten-
ción no excederá de 9 meses para el caso de los de delitos que son de
conocimiento de procesos sumarios. Asimismo, dispuso que dicho plazo
se pueda duplicar, siempre que sea necesario y que se haya producido una
dilación por la complejidad del proceso o por la actuación procesal negli-
gente del inculpado.

En consecuencia, disponer la duplicación del plazo máximo de de-


tención no puede justificarse señalando que el proceso penal no ha con-
cluido. En efecto, dicha ampliación deberá respetar la razonabilidad del
plazo de la detención preventiva, lo cual podrá determinarse a la luz de
criterios (desarrollados en la jurisprudencia internacional y acogidos por
la jurisprudencia constitucional), que justifiquen la demora del proceso y
a quien es imputable. Estos criterios son los siguientes:

63
Proceso de HáBEAS CORPUS

a) La actuación de los órganos judiciales; es decir, que la conducta de


las autoridades judiciales debe ser diligente, célere y respetuosa de
los derechos fundamentales que le asisten al procesado. Así, toda
conducta judicial que propicie un retardo injustificado, por negligen-
cia, no podrá justificar la ampliación del plazo. En ese sentido lo ha
señalado el Tribunal: “Serían especialmente censurables, por ejem-
plo, la demora en la tramitación y resolución de los recursos contra
las decisiones que imponen o mantienen la detención preventiva; las
indebidas e injustificadas acumulaciones o desacumulaciones de pro-
cesos; o, como estableciera el TEDH, los repetidos cambios de juez
instructor, la tardanza en la presentación de un peritaje o en la reali-
zación de una diligencia en general”(71).

Asimismo, es necesario precisar que no basta con que la actuación ju-


dicial se ajuste formalmente al ordenamiento procesal, sino que ade-
más debe apreciarse de dicho actuar que el juez ha desplegado las ac-
ciones necesarias para no desatender su función de impartir justicia,
por un lado, y, por otro, de garantizar los derechos de los procesados.

b) La complejidad del asunto planteado al órgano jurisdiccional puede


ser valorado en función a “la naturaleza y gravedad del delito, los
hechos investigados, los alcances de la actividad probatoria para el
esclarecimiento de los eventos, la pluralidad de agraviados o incul-
pados, o algún elemento que permita concluir, con un alto grado de
objetividad, que la dilucidación de una determinada causa resulta
particularmente complicada y difícil”(72).

c) La actividad procesal del detenido debe ser valorada tomando en


consideración el uso que hace de los recursos procesales, así como
a su renuencia a cooperar con el esclarecimiento de los hechos, o en
el ejercicio de la denominada “defensa obstruccionista”. Es necesario
que precisemos que estos datos deben tenerse en cuenta al momento
de determinar la razonabilidad del plazo de detención, más no como
criterio para determinar la culpabilidad del procesado; pues, tanto el

(71) STC Exp. Nº 2915-2004-HC/TC, f. j. 22 y STC Exp. Nº 7624-2005-PHC/TC, f. j. 519.


(72) Ibídem, f. j. 25.

64
derechos protegidos

uso de recursos impugnatorios como el derecho a tomar una actitud


pasiva frente al proceso, forman parte de los derechos contenidos en
el debido proceso que le asiste.

16. Derecho a que se observe el trámite correspon-


diente cuando se trate del procedimiento o deten-
ción de las personas, a que se refiere el artículo 99
de la Constitución

La responsabilidad de los altos funcionarios públicos está consagrada


en los artículos 99 y 100 de la Constitución Política. El primero de los
artículos hace referencia a lo que constituye el antejuicio político, mien-
tras que el segundo al denominado juicio político. Al respecto, como ha
señalado el Tribunal Constitucional anteriormente, entre ambas figuras
existen diferencias referidas al corte político o jurídico de su naturaleza y
las consecuencias que de esta distinción derivan.

Así, la Constitución ha recogido en su artículo 99 que:

“Corresponde a la Comisión Permanente del Congreso acusar ante


el Congreso: al Presidente de la República; a los representantes al
Congreso; a los Ministros de Estado; a los miembros del Tribunal
Constitucional; a los miembros del Consejo Nacional de la Magis-
tratura; a los vocales de la Corte Suprema; a los fiscales supremos;
al Defensor del Pueblo y al Contralor General, por infracción de la
Constitución y por todo delito que cometan en el ejercicio de sus fun-
ciones y hasta cinco años después de que hayan cesado en estas”.

Como ha señalado el Tribunal Constitucional, en virtud del antejui-


cio político los funcionarios públicos señalados en el artículo 99 de la
Constitución Política de 1993, tienen el derecho-prerrogativa funcional de
no ser procesados penalmente por la jurisdicción ordinaria si previamente
no han sido sometidos a un procedimiento político-jurisdiccional ante el
Congreso de la República, el que somete a investigación la denuncia y, si
se determina la existencia de suficientes elementos de juicio que, a su cri-
terio, configuran la comisión de un delito en el ejercicio de sus funciones,
actúa como entidad acusadora, dejando sin efecto la referida prerrogativa

65
Proceso de HáBEAS CORPUS

funcional, suspendiéndolo en el ejercicio de sus funciones y poniéndolo a


disposición de la judicatura penal(73).

Por otro lado, estos funcionarios, que son los más altos dignatarios
del Estado, debido a la investidura de su cargo han sido dotados del lla-
mado “juicio político”, procedimiento que debe ser iniciado antes de que
sean denunciados y procesados penalmente. Justamente el artículo 100 de
la Constitución establece que: “[C]orresponde al Congreso, sin participa-
ción de la Comisión Permanente, suspender o no al funcionario acusado o
inhabilitado para el ejercicio de la función pública hasta por diez años, o
destituirlo de su función sin perjuicio de cualquiera otra responsabilidad”.

En ese sentido, continuando con lo establecido en la Constitución,


“[e]l procedimiento de acusación constitucional mediante el cual se reali-
za el antejuicio político culmina con la expedición de la resolución legis-
lativa en la cual consta el acuerdo del Pleno del Congreso de haber lugar
a formación de causa o no. Dicho procedimiento puede ser sometido a
revisión si se ha vulnerado alguno de los derechos constitucionales que
comprende el debido proceso; sin embargo, el supuesto daño se convierte
en irreparable si el dignatario denunciado pierde la prerrogativa funcional
antes señalada y es sometido a la jurisdicción penal. En tal caso, se debe
observar la independencia de dicho órgano en el ejercicio de su función
jurisdiccional, conforme al mandato constitucional contenido en el inciso
2) del artículo 139 de la Constitución, el cual, en su segundo párrafo, dis-
pone que ‘ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el
órgano jurisdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones’”(74).

Cabe advertir que el antejuicio junto con el juicio político, cons-


tituyen el modelo de acusación constitucional consagrado por nuestra
Constitución. Es decir, el mecanismo de determinación de responsabili-
dad funcional (jurídica y/o política) de los altos funcionarios estatales.
Así, es bueno recordar que el juicio político (de origen inglés) tiene la fi-
nalidad de separar del ejercicio del poder –bien sea temporal o definitiva-
mente–, al funcionario que ha hecho mal uso de él. Queda claro entonces

(73) STC Exp. Nº 006-2003-AI/TC, f. j. 3.


(74) STC Exp. Nº 5312-2006-PA/TC, f. j. 5. Sobre la materia también puede revisarse lo señalado por el
colegiado en la STC Exp. Nº 5156-2006-PA/TC, ff. jj. 22-24.

66
derechos protegidos

que esta institución tiene un carácter netamente político y lo que juzga es


una conducta deshonrosa, contraria a la dignidad del cargo que ostentaba
el funcionario. Así, se sanciona lo que ante los ojos del Parlamento es
moral o políticamente reprochable.

En el mismo sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos


se pronunció en el caso “Tribunal Constitucional”(75), señalando que “[e]n
un Estado de Derecho, el juicio político es una forma de control que ejer-
ce el Poder Legislativo con respecto a los funcionarios superiores, tanto
del Poder Ejecutivo como de otros órganos estatales. No obstante, este
control no significa que exista una relación de subordinación entre el ór-
gano controlador (...) y el controlado (...), sino que la finalidad de esta
institución es someter a los altos funcionarios a un examen y decisión
sobre sus actuaciones por parte de la representación popular”.

En lo que respecta al antejuicio político (de origen francés), es con-


siderado como un paso previo (o antesala) al proceso penal que se le ins-
taurará al alto funcionario público –de ser el caso–, que cuenta con esta
prerrogativa por los delitos que pudiera haber cometido en el ejercicio
del cargo. No se debe perder de vista que esta prerrogativa surge para
defender al alto funcionario de los obstáculos de motivación política que
pudiera tener en el ejercicio de sus funciones y que, finalmente, pudieran
interrumpir su normal desempeño. En todo caso, termina siendo una ga-
rantía. También debemos señalar que, a diferencia de la figura anterior,
no existe sanción alguna del Parlamento (no de corte político), sino que
permite –después de una investigación en la cual encuentre indicios sufi-
cientes o razonables de la comisión de un delito(76)– que los tribunales de
justicia sean los que determinen finalmente su responsabilidad penal, ya
que el Poder Judicial es el único ente con potestades constitucionalmente
atribuidas para ello.

Sobre este punto, el Tribunal Constitucional ha establecido en la sen-


tencia recaída en el Exp. Nº 0006-2003-AI/TC (Caso 65 Congresistas de

(75) Cfr. Caso Tribunal Constitucional. Sentencia de 31 de enero de 2001. Serie C Nº 71, párrafo 63.
(76) Este procedimiento se encuentra regulado en el artículo 89 del Reglamento del Congreso de la Repúbli-
ca. Como puede apreciarse del citado artículo: “(...) mediante el procedimiento de acusación constitu-
cional se realiza el antejuicio político, al que tienen derecho los altos funcionarios del Estado compren-
didos en el artículo 99 de la Constitución Política (...)”.

67
Proceso de HáBEAS CORPUS

la República)(77), que lo que se busca es la proscripción del inicio de un


proceso penal si es que el funcionario no ha sido, previamente, someti-
do a este procedimiento investigatorio y acusatorio en sede parlamenta-
ria (requisito sine qua non). Asimismo, para afianzar lo ya dicho, agrega
que a pesar de las facultades constitucionales que le han sido otorgadas al
Ministerio Público, este no puede promover una investigación sin cumplir
con el procedimiento preestablecido, de lo contrario sus actos adolecerían
de nulidad. Asimismo, indicó que “[p]ermitir este tipo de actuación [que
el fiscal no siga el procedimiento y acuse directamente] es abrir la puerta
a interpretaciones restrictivas de la ley fundamental (...)”(78).

De este modo, si alguno de los funcionarios a que hace referencia el


artículo 99 fuese detenido sin haberse seguido en el Congreso el procedi-
miento prescrito anteriormente, este podrá iniciar un proceso de hábeas
corpus ante la ilegalidad de su detención. De la misma forma, procede-
rá interponer una demanda aun cuando, a pesar de haber sido sometido
al procedimiento establecido, no se hayan respetado los actos o etapas
establecidos en la Constitución y el Reglamento del Congreso (artículo
89). Así, si bien se trata de la vulneración de las garantías mínimas que
informan a todo proceso (debido proceso), es posible que a partir de la
afectación de este derecho se genere una lesión en la libertad personal, al
tratarse de un proceso penal en el cual se dicten medidas coercitivas que
la restrinjan.

17. Derecho a no ser objeto de una desaparición forzada

La desaparición forzada, según ha previsto el artículo II de la Convención


Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, consiste en “[l]a
privación de la libertad a una o más personas, cualquiera que fuere su
forma, cometida por agentes del Estado, o personas o grupos de personas
que actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, se-
guida de la falta de información o de la negativa de reconocer dicha pri-
vación de la libertad o de informar sobre el paradero de la persona, con la
cual se impide el ejercicio de los recursos legales y las garantías procesales
pertinentes”.

(77) Publicada el 1 de diciembre de 2003.


(78) STC Exp. Nº 4747-2007-PHC/TC, f. j. 4.

68
derechos protegidos

El Tribunal Constitucional ha tenido la oportunidad de pronunciarse


sobre el particular. Así, ha señalado en el caso Genaro Villegas Namuche
que: “[L]a práctica de la desaparición forzada atenta contra diversos
derechos fundamentales. Además de violar la libertad locomotora, im-
pide interponer los recursos legales que permitan proteger los derechos
conculcados, lesionando, así, el derecho de acudir a un tribunal a fin de
que se decida, a la brevedad, sobre la legalidad de la detención (Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 9.4. y Convención
Americana sobre Derechos Humanos, artículo 7.6.). Asimismo, implica,
generalmente, actos de tortura y tratos inhumanos y degradantes, por lo
que también afecta el derecho a la integridad personal. De igual manera,
esta práctica criminosa supone, con frecuencia, la ejecución extrajudicial
de los detenidos y el posterior ocultamiento de sus cadáveres. Lo primero
lesiona el derecho a la vida, mientras que lo segundo procura la impuni-
dad del hecho. Así lo ha entendido también la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos [caso Velásquez Rodríguez, sen-
tencia de fondo, párrafo 155-157](79)”.

Por otra parte, también ha indicado que en estos casos debe ga-
rantizarse a las personas (familiares o los mismos afectados) el cono-
cimiento de lo acontecido con sus familiares, víctimas de la desapari-
ción forzada. Ello tiene una doble trascendencia. Así, en su dimensión
individual implica “el desconocimiento del lugar donde yacen los res-
tos de un ser querido o de lo que sucedió con él, [lo que] es tal vez
una de las formas más perversamente sutiles, pero no menos violenta,
de afectar la conciencia y dignidad de los seres humanos(80)”. Y, desde
una perspectiva colectiva, es una garantía para la subsistencia de un
Estado democrático en tanto se fundamenta en la protección de los
derechos fundamentales. Estas dos constituyen manifestaciones del de-
recho a la verdad.

Ahora bien, este derecho se protege a través del hábeas corpus ins-
tructivo, el mismo que estudiaremos en el siguiente apartado, y que de
conformidad con el Código Procesal Constitucional tiene propias reglas
de tramitación.

(79) STC Exp. Nº 2488-2002-HC/TC, ff. jj. 2 y 3. Asimismo, puede revisarse la STC Exp. Nº 0784-2007-
PHC/TC, ff. jj. 2 y 3.
(80) STC Exp. Nº 2488-2002-HC/TC, f. j. 6.

69
Proceso de HáBEAS CORPUS

18. Derecho del detenido o recluso a no ser objeto de


un tratamiento carente de razonabilidad y propor-
cionalidad, respecto de la forma y condiciones en
que cumple el mandato de detención o la pena

Este derecho ha sido incorporado en la regulación establecida en el


Código Procesal Constitucional, a diferencia de la legislación anterior
que no lo contemplaba.

Pues bien, precisemos que este derecho se encuentra vinculado con


lo dispuesto en el numeral 21 del artículo 139 de la Constitución, que es-
tablece que los reclusos y los sentenciados deben ocupar establecimientos
penitenciarios adecuados; además de ello, en el numeral 22 del mismo
dispositivo constitucional se señalan cuáles son los fines del régimen pe-
nitenciario: la reeducación, la rehabilitación y la reincorporación en la so-
ciedad del penado. Estas normas deben ser interpretadas de manera con-
junta, a fin de comprender cuál es el ámbito de protección que se tutela a
través de este derecho(81).

En efecto, lo que regula esta disposición está referido a la forma


y condiciones del tratamiento penitenciario, se trate de procesados o de
sentenciados. Y es que deben recibir tratos razonables y proporcionales,
lo que se traduce en condiciones adecuadas o compatibles con una vida
digna.

En efecto, el hábeas corpus procede ante actos u omisiones que


comporten violación o amenaza, inicialmente, del derecho a la vida, a la
salud, a la integridad física y, de manera muy significativa, del derecho al
trato digno y a no ser objeto de penas o tratos inhumanos o degradantes, y
del derecho a la visita familiar de los reclusos cuando se ha determinado
cumplir un mandato de detención o de pena(82). Al respecto, este tribu-
nal ha señalado en la sentencia recaída en el caso Alejandro Rodríguez
Medrano, STC Exp. Nº 0726-2002-HC/TC, en su fundamento jurídico
16, que “el traslado de los internos de un establecimiento penal a otro no
es en sí mismo un acto inconstitucional. En efecto, tratándose de personas

(81) Sobre el particular puede revisarse la RTC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, entre otras que desarrollan am-
pliamente la materia.
(82) RTC Exp. Nº 0590-2001-HC/TC, STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC, f.j. 6. c., STC Exp. Nº 1429-2002-
HC/TC, f.j. 7. y STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC.

70
derechos protegidos

privadas legalmente de su libertad locomotora, una obligación de la que


no pueden rehuir las autoridades penitenciarias es la de prestar las debi-
das garantías para que no se afecte o lesione la vida, la integridad física
y los demás derechos constitucionales que no hayan sido restringidos”;
así, “puede efectuarse el control constitucional de las condiciones en las
que se desarrolla la restricción del ejercicio de la libertad individual, en
todos aquellos casos en que esta se haya decretado judicialmente”, siendo
requisito sine qua non, en cada caso concreto, “que el cuestionado agra-
vamiento respecto de las formas o condiciones en que se cumple la priva-
ción de la libertad, sea ilegal o arbitrario”(83).

Este derecho persigue que tanto el mandato de detención como la


ejecución de la pena en el caso de los condenados, se pueda producir de
manera que no atente contra la dignidad de la persona humana.

Cuando nos referimos a la razonabilidad y proporcionalidad, es me-


nester señalar que el Tribunal Constitucional ha interpretado que el prin-
cipio de razonabilidad irradia a todo el ordenamiento y no solo será apli-
cable en casos de estados de excepción, según prevé la constitución en su
artículo 200, en tanto sirve para analizar cualquier supuesto restrictivo de
un atributo subjetivo de la persona(84).

II. Derechos conexos a la libertad individual

Señalamos que de acuerdo con lo previsto en el artículo 200, nume-


ral 1 de la Constitución, el hábeas corpus procede ante la vulneración o
amenaza de “la libertad individual o los derechos constitucionales co-
nexos”. Así –también en la línea de lo previsto por el Código Procesal
Constitucional y la jurisprudencia del Tribunal Constitucional–, el proce-
so de hábeas corpus no solo protege a la libertad personal en sus distintas
manifestaciones, sino incluso diferentes derechos “vinculados” o “conec-
tados” con él de alguna forma.

Visto así, ¿cuáles son estos denominados “derechos conexos”?; asi-


mismo, ¿cómo se establece esta “conexidad” con el derecho a la libertad

(83) En el mismo sentido se ha pronunciado el Tribunal Constitucional en la STC Exp. Nº 4568-2007-


PHC/TC, ff. jj. 2 y 3.
(84) STC Exp. Nº 0010-2002-AI/TC, f. j. 138.

71
Proceso de HáBEAS CORPUS

personal? La Constitución no da luces al respecto. Por su parte, el Código


Procesal Constitucional solo señala que dentro de los “derechos conexos”
debe considerarse especialmente al “debido proceso y la inviolabili-
dad del domicilio” (artículo 25 Código Procesal Constitucional, último
párrafo).

Por su parte, la jurisprudencia constitucional da cuenta de casos en


que se ha tutelado derechos distintos a la libertad personal, pero sin que
sea uniforme ni clara la noción de “derechos constitucionales conexos” a
la libertad individual. Al respecto, el Tribunal Constitucional ha indicado
que el hábeas corpus puede ser entendido como un proceso que protege
únicamente a la libertad personal, así como un “núcleo duro” de derechos
vinculados con este que serían los “derechos conexos” (Exp. Nº 2262-
2004-HC/TC, f. j. 4).

No obstante, posteriormente ha considerado que tal idea sobre un


“núcleo duro” de derechos referidos a la libertad personal solo es sosteni-
ble desde una perspectiva restringida del hábeas corpus, mientras que el
Código Procesal Constitucional habría acogido más bien una tesis amplia
sobre este proceso. En tal sentido, consideró que “no es razonable esta-
blecer un númerus clausus de derechos conexos a la libertad personal a
efectos de su tutela, ni tampoco excluirlos, pues muchas veces el dere-
cho a la libertad personal es vulnerado en conexión con otros derechos
fundamentales”(85).

En todo caso, teniendo en cuenta tanto a la doctrina(86) como a la ju-


risprudencia, puede entenderse que la mencionada “conexidad” implica
que a través del hábeas corpus se tutelen derechos distintos a la libertad
personal, siempre que esta última se vea involucrada (amenazada o afec-
tada). Es decir que la conexidad no se refiere al vínculo entre la esencia
o la naturaleza de los “derechos conexos” y la libertad personal (conexi-
dad en abstracto), sino bastará que, ante determinadas circunstancias,

(85) STC Exp. Nº 3526-2004-HC/TC, ff. jj. 3 y 4.


(86) Cfr. CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Análisis de las cuestiones formales y materiales que suscita el há-
beas corpus conexo en el caso Tudela”, en: Gaceta Constitucional, tomo 6, Gaceta Jurídica, Lima, junio
de 2008, especialmente pp. 95-98; PEREIRA CHUMBE, Roberto. “El hábeas corpus conexo para la
defensa de los derechos constitucionales conexos a la libertad personal”, en: Actualidad Jurídica, tomo
138, Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2005, especialmente pp. 144-146.

72
derechos protegidos

los denominados “derechos conexos” aparezcan como coyunturalmente


relacionados con la libertad individual, por el hecho de que un mismo
acto afecta negativamente a ambos bienes fundamentales.

Precisando la idea de conexidad de derechos cuya protección se so-


licite vía hábeas corpus, el Tribunal ha señalado expresamente que “no
cualquier reclamo que alegue a priori afectación de los derechos conexos
a la libertad individual puede franquear la procedibilidad de una demanda
de hábeas corpus, pues para ello se requiere prima facie que se cumpla
con el requisito de la conexidad. Este requisito comporta que el reclamo
alegado esté siempre vinculado a la libertad individual, de suerte que los
actos que se aduzcan como atentatorios de los derechos constitucionales
conexos resulten también lesivos del derecho a la libertad individual. O
dicho de otra manera, para que la alegada amenaza o vulneración de los
denominados derechos constitucionales conexos se tutele mediante el
proceso de hábeas corpus deben redundar en una amenaza o afectación
de la libertad individual”(87).

Así visto, debe tenerse en cuenta que la posible ampliación del ámbi-
to protegido por el hábeas corpus no se debe principalmente a que en su
seno pueden ser tutelados derechos distintos a la libertad personal (dere-
chos conexos), sino sobre todo a la concepción (más o menos amplia) que
de libertad personal tenga el intérprete. En efecto, mientras más amplio
sea el concepto de libertad individual mayor será la posibilidad de que
esta coincida con otros derechos afectados (“conexos”) y, por lo mismo,
mayor el ámbito de protección del hábeas corpus. Por el contrario, si su
perspectiva sobre esta libertad es menor, menores también serán los dere-
chos que puedan conectarse con ella y que puedan tutelarse a través del
mencionado proceso.

Además de lo mencionado hasta el momento sobre el derecho a la li-


bertad personal, corresponde ahora referirnos a la amplitud que le recono-
ce el colegiado constitucional. El tribunal señala que “se trata de un atri-
buto indesligablemente vinculado con la dignidad de la persona, y con los
derechos a la vida, a la salud, a la seguridad personal y al libre desarro-
llo y bienestar”; asimismo, que no solo se refiere a la integridad “física”

(87) RTC Exp. Nº 04052-2007-PHC/TC, f. j. 3.

73
Proceso de HáBEAS CORPUS

o “corpórea”, sino también a la indemnidad “moral” y “psíquica”(88). En


tal sentido, el tribunal tendría una concepción bastante amplia de la refe-
rida libertad.

Es más, recientemente el Tribunal Constitucional se habría apartado


de la noción de “libertad personal”, incluso entendida en sentido amplio,
para referirse al hábeas corpus como un proceso que protege la “esfera
subjetiva de libertad humana” que, además de referirse al “equilibrio” del
“núcleo psicosomático” de cada persona, comprende “todos aquellos ám-
bitos del libre desarrollo de su personalidad que se encuentren en relación
directa con la salvaguarda del referido equilibrio”(89).

Desde luego, si esta es la visión que se tiene de libertad individual,


existen muchas probabilidades de que al afectarse la “esfera subjetiva de
libertad de la persona humana” o la “integridad moral, psíquica y física”,
se lesionen o amenacen simultáneamente otros derechos constitucionales,
que serían los denominados derechos conexos. Entre estos derechos co-
nexos protegidos por la jurisprudencia o reconocidos por el código como
tales tenemos a la tutela procesal efectiva (debido proceso), la inviolabili-
dad del domicilio, los derechos comunicativos (libertad de expresión), la
libertad religiosa (libertad de creencias), el derecho a la salud, el derecho
a la verdad y la protección de la familia.

1. Derecho a la tutela procesal efectiva

El artículo 25 del Código Procesal Constitucional, referido a los


derechos protegidos por el hábeas corpus, hace referencia solo al “debi-
do proceso” como un “derecho conexo”. Sin embargo, el artículo 4 del
mismo cuerpo normativo precisa que: “[E]l hábeas corpus procede cuan-
do una resolución judicial firme vulnera en forma manifiesta la libertad
individual y la tutela procesal efectiva” (cursiva agregada). Ello, ade-
más, deja ver que la tutela del debido proceso a través del hábeas corpus
tendrá normalmente la forma de un “hábeas corpus contra resoluciones
judiciales”(90).

(88) RTC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, f. j. 2.


(89) STC Exp. Nº 1317-2008-PHC/TC, f. j. 13.
(90) RTC Exp. Nº 06104-2007-HC/TC, f. j. 3: “El propósito fundamental del hábeas corpus contra resolu-
ciones judiciales es velar porque los jueces ordinarios, en el conocimiento de los procesos sometidos a
su competencia, garanticen la eficacia de los derechos fundamentales de orden procesal reconocidos al
justiciable, más aún si estos inciden en el ejercicio de la libertad individual”.

74
derechos protegidos

El contenido del derecho a la tutela procesal efectiva se encuen-


tra señalado en el último párrafo del mencionado artículo 4 del Código
Procesal Constitucional, si bien la lista allí prevista solo tiene carácter
enunciativo. Entre los mencionados tenemos a los derechos: “De libre
acceso al órgano jurisdiccional, a probar, de defensa, al contradictorio
e igualdad sustancial en el proceso, a no ser desviado de la jurisdicción
predeterminada ni sometido a procedimientos distintos de los previstos
por la ley, a la obtención de una resolución fundada en derecho, a acceder
a los medios impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir pro-
cesos fenecidos, a la actuación adecuada y temporalmente oportuna de
las resoluciones judiciales y a la observancia del principio de legalidad
procesal penal”.

El Tribunal Constitucional en muchas ocasiones se ha referido a


la tutela procesal efectiva desarrollando sus contenidos implícitos, es
decir, aquellas manifestaciones no expresamente reconocidas por la
Constitución, pero que sin duda forman parte de su ámbito constitucio-
nalmente protegido. Asimismo, el colegiado ha precisado que se trata de
un derecho “continente” o “complejo”, que comprende garantías, forma-
les y materiales, de muy distinta naturaleza, en correspondencia con el
proceso de que se trate(91).

Con lo anotado, debe entenderse que toda afectación al contenido


de la tutela procesal efectiva, aunque no esté expresamente consagrada
en la Carta Fundamental ni en las leyes, pero que deba comprenderse
como parte de ella, puede hacer las veces de “derecho conexo” a la liber-
tad personal, claro está, de acreditarse la trasgresión de ambos atributos
constitucionales.

Sobre la “conexidad” del debido proceso, ha considerado el cole-


giado que: “Se puede afirmar que (...) dentro de un proceso constitucio-
nal de hábeas corpus, es posible que el juez constitucional se pronun-
cie sobre una eventual vulneración del derecho fundamental al debido
proceso; claro está siempre que, en el caso concreto, exista conexión
entre este y el derecho fundamental a la libertad personal”(92). Ello, en

(91) STC Exp. Nº 6149-2006-PA/TC y 6662-2006-PA/TC (acumulados), ff. jj. 37-40.


(92) STC Exp. Nº 3526-2004-HC/TC, f. j. 5.

75
Proceso de HáBEAS CORPUS

concordancia con su consolidada línea jurisprudencial: “Conforme a


reiterada jurisprudencia de este colegiado, si bien el proceso de hábeas
corpus no tiene por objeto proteger en abstracto el derecho al debido
proceso, en el presente caso, habida cuenta que se han establecido judi-
cialmente restricciones al pleno ejercicio de la libertad locomotora, tras
la imposición de la medida cautelar de detención preventiva, el Tribunal
Constitucional tiene competencia, ratione materiae, para evaluar la legi-
timidad constitucional de los actos judiciales considerados lesivos”(93).

2. Derecho a la inviolabilidad del domicilio

En relación con la inviolabilidad del domicilio, reconocido en el nu-


meral 9 del artículo 2 de la Constitución, tiene anotado el máximo in-
térprete constitucional: “El derecho a la inviolabilidad del domicilio en
una acepción específica encarna el espacio físico y limitado que la propia
persona elige para domiciliar, quedando facultado para poder excluir a
otros de dicho ámbito impidiendo o prohibiendo la entrada en él; en un
concepto de alcance más amplio, (...) no se refiere, pues, a la protección
de la propiedad, posesión u otros derechos reales, sino a la necesidad de
preservar el carácter privado e íntimo (...) de lo que en él hay de emana-
ción de la persona”(94).

Tal característica de la inviolabilidad del domicilio –vinculada con el


derecho a la libertad personal pero también a otros derechos fundamenta-
les(95)– llevó a incorporarla en el Código Procesal Constitucional dentro
de los derechos protegidos por el hábeas corpus, entendida por sus elabo-
radores como un “derecho a la libertad en el domicilio”(96).

En todo caso, debe precisarse que la inviolabilidad del domicilio no


puede ser tutelada por los procesos constitucionales –y específicamente
el hábeas corpus– si se está dentro de alguna de las excepciones previstas
en la Norma Fundamental (ingreso autorizado, mandato judicial, flagran-
te delito, motivos de sanidad o de grave riesgo), que esté adecuadamente
justificada(97). Tampoco cabe la tutela si la pretensión de la demanda en

(93) STC Exp. Nº 2840-2004-HC/TC, f. j. 4.


(94) STC Exp. Nº 7455-2005-PHC/TC, f. j. 4.
(95) Cfr. MESÍA RAMÍREZ, Carlos y SOSA SACIO, Juan Manuel. “Artículo 2, inciso 9. Inviolabilidad del
domicilio”, en: La Constitución comentada, tomo I, Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 131.
(96) AA. VV. Código Procesal Constitucional, Palestra, Lima, 2004, p. 53.
(97) STC Exp. Nº 7455-2005-PHC/TC, f. j. 5.

76
derechos protegidos

realidad es un asunto propio de la jurisdicción ordinaria, principalmente


de contenido civil y sin relevancia constitucional.

Sobre esto último, existe jurisprudencia que da cuenta de casos refe-


ridos a diligencias de lanzamiento, supuestamente contrarias a la inviola-
bilidad del domicilio, en los que el tribunal afirmó de manera categórica
que se trata de un “objeto absolutamente ajeno a la naturaleza del proceso
de hábeas corpus”(98). Es más, el calificado intérprete ha precisado que “el
propósito fundamental del hábeas corpus conexo en casos de la inviolabi-
lidad del domicilio es velar por la preservación del espacio físico e íntimo
de la persona concebido como su domicilio, sin embargo no es un dere-
cho absoluto (...). [E]mpero, del análisis de los argumentos de la demanda
y escritos ulteriores presentados por el actor, este colegiado aprecia que lo
que en realidad subyace es el cuestionamiento a lo resuelto por el órgano
judicial civil en el proceso de desalojo por vencimiento de contrato (...),
lo que permite subrayar que el proceso constitucional de hábeas corpus
no debe ser utilizado como vía indirecta para dilucidar aspectos que son
propios de la jurisdicción ordinaria o para cuestionar pronunciamientos
judiciales que no inciden en los derechos de la libertad, toda vez que la
justicia constitucional examina casos de otra naturaleza”(99).

3. Derecho a la salud

Además, mediante el proceso que venimos tratando también puede


tutelarse el derecho a la salud. Este, de acuerdo con reiteradas sentencias
del Tribunal Constitucional, “comprende la facultad que tiene todo ser
humano de mantener el estado de normalidad orgánica funcional, tanto fí-
sica como mental, y de restablecerse cuando se presente una perturbación
en la estabilidad orgánica y funcional de su ser, lo que implica, por tanto,
una acción de conservación y otra de restablecimiento; acciones cuyo
cumplimiento corresponde al Estado, el cual debe garantizar una progre-
siva y cada vez más consolidada calidad de vida, promoviendo mediante
políticas, planes y programas su correcto funcionamiento, y generando
acciones positivas por parte de los poderes públicos o por quienes a su
nombre lo representan”(100).

(98) RTC Exp. Nº 00876-2008-PHC/TC, f. j. 3.


(99) RTC Exp. Nº 04577-2007-PHC/TC, ff. jj. 2 y 3.
(100) Vid., entre varias, STC Exp. Nº 1711-2005-PHC/TC, f. j. 9.

77
Proceso de HáBEAS CORPUS

La protección de la salud a través del proceso de hábeas corpus deri-


va de entenderla como un derecho vinculado a la integridad física. Y es
que la integridad personal sí es un derecho amparable mediante el hábeas
corpus, según lo establece el Código Procesal Constitucional (artículo 25,
numeral 1) y la jurisprudencia del tribunal(101).

Al respecto, en efecto, el colegiado ha indicado que: “El derecho a


la integridad personal tiene implicación con el derecho a la salud, en la
medida que esta última tiene como objeto el normal desenvolvimiento
de las funciones biológicas y psicológicas del ser humano; deviniendo,
así, en una condición indispensable para el desarrollo existencial y en un
medio fundamental para alcanzar el bienestar individual y colectivo”(102).
En tal sentido, “siempre que el derecho a la integridad resulte lesionado
o amenazado, lo estará también el derecho a la salud, en alguna medida,
dado que la salud resulta un estado variable, susceptible de afectaciones
múltiples, que incide en mayor o menor medida en la vida del individuo,
dependiendo de sus condiciones de adaptación”(103). Con ello, se entiende
claramente que pueda protegerse la salud mediante el proceso de hábeas
corpus, al ser el mecanismo natural para la tutela de la integridad física.

4. Derecho a la verdad

El Tribunal Constitucional ha reconocido al derecho a la verdad como


un derecho fundamental implícito en nuestro ordenamiento constitucio-
nal. Ha señalado que, como derecho colectivo, estaría referido al derecho
de la “Nación [a] conocer la verdad sobre los hechos o acontecimientos
injustos y dolorosos provocados por las múltiples formas de violencia es-
tatal y no estatal”(104); asimismo, en su dimensión individual implicaría
que “las víctimas, sus familias y sus allegados [conozcan] las circunstan-
cias en que se cometieron las violaciones de los derechos humanos y, en
caso de fallecimiento o desaparición, del destino que corrió la víctima por
su propia naturaleza, es de carácter imprescriptible”(105).

(101) STC Exp. Nº 0590-2001-HC/TC, STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC.


(102) RTC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, f. j. 3.
(103) STC Exp. Nº 1711-2005-PHC/TC, f. j. 7.
(104) STC Exp. Nº 2488-2002-HC/TC, f. j. 8.
(105) Ibídem, f. j. 9.

78
derechos protegidos

Además, se ha reconocido que detrás del derecho a la verdad se en-


cuentran comprometidos diversos derechos fundamentales, “como la vida,
la libertad o la seguridad personal”, pero que, no obstante ello, tendría “una
configuración autónoma, una textura propia, que la distingue de los otros
derechos fundamentales a los cuales se encuentra vinculado”(106).

Asimismo, al tratarse de un auténtico derecho fundamental, el dere-


cho a la verdad “[es] susceptible de protección plena a través de derechos
constitucionales de la libertad”. Ahora bien, de acuerdo con la sentencia
que reconoce este derecho, el mecanismo de tutela sería el del “hábeas
corpus instructivo”, que está orientado a la búsqueda de los desapareci-
dos y la identificación de los responsables de las agresiones a la libertad
e integridad físicas, ya que es evidente que la afectación del derecho a
la verdad está directamente vinculado con los casos de desapariciones
forzadas.

5. Derechos comunicativos

Asimismo, el tribunal ha protegido a los derechos comunicativos me-


diante el hábeas corpus, especialmente a la libertad de expresión. Ello
quedó de manifiesto en un caso en que también se puso en juego el de-
recho a la libertad personal, al cuestionarse ciertas restricciones para de-
clarar impuestas a un procesado, que fueron establecidas como reglas de
conducta en la orden de comparecencia.

Así, ante el mandato judicial mal motivado que prohibía al procesado


efectuar declaraciones sobre los hechos y la materia del juzgamiento, así
como propalar versiones o comentarios sobre el desarrollo del proceso, el
colegiado constitucional –luego de referirse extensamente a las libertades
comunicativas y a la censura previa– tuteló finalmente el derecho a la li-
bertad de expresión a través del referido proceso.

Ya específicamente sobre el carácter conexo de los mencionados de-


rechos, dejó anotado el tribunal que: “Los derechos comunicativos no se
convierten en derechos conexos a la libertad personal per se, sino que en
el caso concreto existe un nivel de conexidad tal que, en el fondo, a través

(106) Ibídem, f. j. 14.

79
Proceso de HáBEAS CORPUS

de este proceso, se está protegiendo el derecho fundamental a la libertad


personal”(107).

6. Derecho a la libertad religiosa

Sobre la protección de la libertad religiosa, como posible derecho co-


nexo a la libertad personal que puede protegerse mediante el hábeas cor-
pus, también existe jurisprudencia. En efecto, el Tribunal Constitucional
acepta que la libertad religiosa (y específicamente la libertad de creen-
cias) no es tutelada exclusivamente mediante el proceso de amparo, sino
que puede ser protegida a través del hábeas corpus “en aquellos supuestos
en los que la eventual lesión [de la libertad religiosa] sea consecuencia
relacional de haberse afectado uno de los contenidos de la libertad indivi-
dual, como se ha planteado en el presente caso”(108).

El contenido del derecho a la libertad de religión ha sido descrito así


por la jurisprudencia constitucional: “Comporta el derecho fundamental
de todo individuo de formar parte de una determinada confesión religio-
sa, de creer en el dogma y la doctrina propuesta por dicha confesión, de
manifestar pública y privadamente las consecuentes convicciones religio-
sas y de practicar el culto. Como todo derecho de libertad, el derecho a
la libertad religiosa tiene una vertiente negativa, que garantiza la libertad
de cada persona para decidir en conciencia que no desea tomar parte en
actos de la naturaleza antes descrita”(109).

7. Derecho a la garantía institucional de protección a


la familia

Finalmente, entre las decisiones del colegiado existe una en la que


se tutela la “garantía institucional de protección a la familia”. En el co-
nocido “caso Tudela”(110), el tribunal amplió el objeto de protección del
hábeas corpus, indicando que ello se debe a la propia evolución de este
proceso, que si bien inicialmente estaba orientado básicamente a la tutela
del derecho fundamental a la libertad personal, con el tiempo evidencia

(107) STC Exp. Nº 2262-2004-HC/TC, f. j. 5.


(108) STC Exp. Nº 0256-2003-HC/TC, f. j. 8.
(109) STC Exp. Nº 0895-2001-AA/TC, f. j. 6; cfr. STC Exp. Nº 3283-2003-AA/TC, ff. jj. 18 y ss.
(110) STC Exp. Nº 1317-2008-PHC/TC.

80
derechos protegidos

una “evolución positiva, jurisprudencial, dogmática y doctrinaria”, tras la


cual “su propósito garantista transciende el objetivo descrito [de defensa
de la libertad personal], para convertirse en una verdadera vía de protec-
ción de lo que podría denominarse la esfera subjetiva de libertad de la
persona humana”(111).

En ese contexto, el supremo intérprete consideró que las restriccio-


nes “al establecimiento armónico, continuo y solidario de las relaciones
familiares, que impide el vínculo afectivo que todo estrecho nexo consan-
guíneo reclama”, incide en el contenido constitucionalmente protegido de
la integridad física, psíquica y moral; pero también trasgrede –de manera
conexa– a “la protección de la familia como garantía institucional de la
sociedad”.

Así, el colegiado consideró expresamente que esta protección de la


familia puede ser amparada por el juez del hábeas corpus. Ello, porque se
habría afectado la integridad personal (que, como señalamos antes, es un
derecho protegido por este proceso), así como la institucionalidad fami-
liar. Tal institucionalidad, a entender del Tribunal, “constituye en un prin-
cipio basilar que también influye de manera determinante en el libre de-
sarrollo de la personalidad de los seres humanos que además se encuentra
asociado al derecho de integridad personal”(112); lo que habilitaría la tutela
que brinda el proceso de hábeas corpus.

8. Derecho de propiedad

El colegiado constitucional ha entendido que el derecho a la propie-


dad puede ser un derecho conexo a la libertad de tránsito y, por ello, pasi-
ble de ser tutelado a través del hábeas corpus.

En efecto, el tribunal ha indicado que puede afectarse el derecho a la


libertad de tránsito al impedirse el ejercicio pleno del derecho de propie-
dad(113). Así, ha explicado que “[e]l libre tránsito implica más que el sim-
ple transitar por el territorio en su dimensión pública, extendiéndose al
interior de la propiedad, en aplicación de la potestad que distingue a todo

(111) Ibídem, f. j. 13.


(112) Ibídem, f. j. 15.
(113) Cfr., entre otros, SSTC Exps. Nºs 1840-2004-HC/TC, 4453-2004-HC/TC, 00470-1996-HC/TC.

81
Proceso de HáBEAS CORPUS

propietario: la facultad de disposición del bien, característica esencial del


ejercicio de la propiedad que no puede perfeccionarse sin el libre tránsito
dentro de los límites del mismo, campo de acción que constituye la esen-
cia de una acción garantista de hábeas corpus”(114).

Al respecto, se ha reconocido que dentro de una propiedad privada


opera inicialmente la inviolabilidad del domicilio y no la libertad de trán-
sito; sin embargo, ello tiene una excepción: si bien “no es razonable que
se salvaguarde como parte de la libertad de tránsito cualquier tipo de mo-
vimiento que una persona realice dentro de un espacio destinado al uso
particular, ya sea dentro de una casa, centro de trabajo o cualquier tipo
de propiedad privada, (…) sí cabría protección a través de la libertad de
tránsito si existe una vía privada de uso público”(115).

En estos tipos de hábeas corpus ha considerado el tribunal que se


trata “de establecer si una vía de acceso común, para los vecinos de una
determinada zona privada, le puede o no ser restringida a uno de sus in-
tegrantes, so pretexto de la existencia de derechos como la propiedad o la
contratación”(116).

9. Derecho al honor

En la STC Exp. Nº 5490-2007-HC el tribunal resolvió un hábeas cor-


pus contra un mandato de detención, no obstante que este ya había sido
variado. Sin embargo, debido a la magnitud del perjuicio, el tribunal con-
sideró necesario pronunciarse sobre el fondo de la demanda, para evitar
futuras lesiones similares (“hábeas corpus innovativo”). Por ello terminó
tutelando el derecho al honor como uno conexo, además de los derechos
a la dignidad y a la presunción de inocencia.

Anotó el colegiado constitucional que “si bien (…) se advierte que


el mandato de detención impuesto al demandante fue variado por el de
comparecencia, habiendo cesado así la vulneración que se alega en la de-
manda, resulta necesario no solo proceder al reconocimiento del derecho
fundamental invocado, sino reconocer también que el agravio cometido

(114) STC Exp. Nº 1840-2004-HC/TC, f. j. 3.


(115) STC Exp. Nº 2876-2005-PHC/TC, f. j. 13. Igualmente, la STC Exp. Nº 4453-2004-HC/TC, f. j. 6, d.
(116) STC Exp. Nº 07518-2006-PHC/TC, f. j. 3.

82
derechos protegidos

contra el demandante implicó un grave atentado contra sus derechos


constitucionales a la dignidad, al honor y a la presunción de inocencia,
por parte de las autoridades que participaron en su detención”(117).

Después de realizar un amplio análisis sobre la afectación del honor


del demandante, tras el infamante despliegue policial y la exagerada co-
bertura informativa sobre su captura, el colegiado consideró que todo ello
“constituyó una intrusión ilegítima a su derecho al honor y a la buena
reputación, por cuanto desde el momento mismo de la divulgación de su
detención y por la forma desdorosa en que esta se efectuó, repercutió di-
rectamente en la consideración ajena de su dignidad como persona, aca-
rreándole daño moral como materiales, y una manifiesta trasgresión a su
derecho a la presunción de inocencia”(118).

(117) STC Exp. Nº 5490-2007-HC/TC, f. j. 3.


(118) Ibídem, f. j. 10.

83
CAPÍTULO

4 TIPOS DE HÁBEAS CORPUS

Una vez identificados los rasgos generales que caracterizan al proce-


so de hábeas corpus y los derechos a cuya protección se avoca, convie-
ne precisar cuáles son las modalidades que ha desarrollado tanto la doc-
trina como la jurisprudencia constitucional con la finalidad de dotar de
una mayor efectividad a este proceso en su tarea de tutelar los derechos
fundamentales.

Justamente el Tribunal Constitucional en el caso Eleobina Mabel


Aponte Chuquihuanca, recaído en la STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC, ha
establecido una tipología del proceso de hábeas corpus. En el mismo sen-
tido, el Código Procesal Constitucional acogió esta clasificación siguien-
do la línea de la legislación anterior(119). Cabe resaltar que esta clasifica-
ción no obedece a un criterio uniforme; y es que de las definiciones dadas
por la jurisprudencia rápidamente se aprecia la inexistencia de un deno-
minador común; siendo que, en algunos casos, su definición se sustenta
en el derecho protegido; en otros, son las características del acto lesivo
las que lo delinean y, finalmente, existen casos en los que ambos criterios
están presentes, tal como ha señalado el profesor Luis Huerta.

Cabe precisar que el tratamiento de esta clasificación en un apartado


distinto responde a un criterio metodológico más que doctrinario. Es por

(119) De los distintos numerales del artículo 12 de la Ley Nº 23506, entre otros, se desprenden algunas de las
modalidades del proceso de hábeas corpus.

85
Proceso de HáBEAS CORPUS

ello que en el presente capítulo enunciaremos, a modo de listado, esta ti-


pología con la finalidad de ilustrar de mejor manera los alcances de cada
modalidad. Veamos entonces en qué consiste cada una.

I. Hábeas corpus reparador

El hábeas corpus reparador es aquel que procede ante detenciones ar-


bitrarias. De acuerdo con lo señalado por el Tribunal Constitucional en
la STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC, esta modalidad de hábeas corpus se
utiliza cuando se produce la privación arbitraria o ilegal de la libertad fí-
sica como consecuencia de una orden policial; de un mandato judicial;
de la decisión de un particular sobre el internamiento de un tercero en
un centro psiquiátrico sin el previo proceso formal de interdicción civil;
de una negligencia penitenciaria cuando, pese a haber cumplido la pena
correspondiente, un condenado continúe recluido en un establecimiento
penitenciario; por sanciones disciplinarias privativas de la libertad, entre
otros actos.

En efecto, como ha puesto de relieve el Tribunal Constitucional, este


tipo de hábeas corpus “representa la modalidad clásica o inicial destina-
da a promover la reposición de la libertad de una persona indebidamente
detenida”(120). En consecuencia, su finalidad es reponer las cosas al estado
anterior de la violación del derecho (artículos II del T. P. y 1 del Código
Procesal Constitucional); por lo tanto, se logra cuando se obtiene la liber-
tad de la persona.

La jurisprudencia de esta modalidad de hábeas corpus es abundante,


sobre todo si se tiene en cuenta que desde sus inicios este proceso fue
utilizado para lograr la inmediata libertad de quienes se encontraban
indebidamente detenidos, sino recordemos el llamado hábeas corpus
subjudiciendum (Inglaterra y Estados Unidos), que tiene por propósito
fundamental lograr la liberación inmediata ante una detención ilegal o li-
berar a quienes sean hechos prisioneros sin causa suficiente.

(120) STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC, f. j. 6.

86
TIPOS DE HÁBEAS CORPUS

Así, en el numeral 17, del artículo 25 del Código Procesal Consti-


tucional, se puede reconocer el hábeas corpus reparador en cuanto pro-
cede cuando se amenace o vulnere el derecho a no ser detenido sino por
mandato judicial escrito y motivado del juez o por las autoridades poli-
ciales en caso de flagrante delito; y, en caso de ser detenido, no hubiese
sido puesto ante la autoridad judicial competente, acorde con lo dispuesto
en el artículo 2, numeral 24, literal f de la Constitución.

II. Hábeas corpus restringido

Este tipo de hábeas corpus es conocido también como “accesorio”


o “limitado”(121), y es aquel que procede ante supuestos distintos de de-
tenciones arbitrarias o ilegales. Para algún sector de la doctrina este tipo
constituye una modalidad de hábeas corpus reparador(122) o de “menor
cuantía”, con un efecto más limitado que el anterior(123).

Si bien es cierto que de su nombre no es posible comprender sus


alcances, el Tribunal Constitucional ha señalado que esta modalidad se
emplea cuando la libertad física o de locomoción es objeto de molestias,
obstáculos, perturbaciones o incomodidades que, en los hechos, confi-
guran una seria restricción para su cabal ejercicio(124). Para Sagüés esta
modalidad se utiliza “no para atender supuestos de arresto (o de su ame-
naza), sino en el caso de molestias restrictivas (pero no extintivas) de la
libertad física”(125).

En casos como este, donde el agraviado con el acto o amenaza de


lesión de sus derechos fundamentales no es privado completamente de
su libertad personal, se ve enfrentado a situaciones como la restricción o
prohibición de acceso o libre circulación a determinados lugares –por la
colocación de rejas u otros obstáculos–, como el propio domicilio, áreas
de trabajo, vías públicas, establecimientos públicos o privados; vigilancia

(121) SAGÜÉS, Néstor Pedro. Derecho Procesal Constitucional. Hábeas corpus, tomo 4, segunda edición,
Astrea, Buenos Aires, 1988, p. 144.
(122) CASTAÑEDA OTSU, Susana Ynés. “Hábeas corpus. Normativa y aspectos procesales”, en: Susana Casta-
ñeda Otsu (coordinadora). Derecho Procesal Constitucional, Jurista, Lima, marzo de 2003, p. 303.
(123) SAGÜÉS, Néstor Pedro. Ob. cit., p. 207.
(124) STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC, f. j. 6.
(125) SAGÜÉS, Néstor Pedro. Ob. cit., p. 207.

87
Proceso de HáBEAS CORPUS

domiciliaria arbitraria o injustificada; seguimientos perturbatorios caren-


tes de fundamento legal y/o provenientes de órdenes dictadas por autori-
dades incompetentes; reiteradas e injustificadas citaciones policiales; con-
tinuas retenciones por control migratorio; cobro de impuesto de salida del
país; retención del Documento de Identidad Nacional (DNI), entre otros.
Estas lesiones menores al derecho a la libertad también merecen una pro-
tección, es por ello que el proceso de hábeas corpus se constituye en la
herramienta procesal más eficaz para lograrlo.

En ese sentido, de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre


esta modalidad de hábeas corpus, deben considerarse especialmente los
casos relacionados con la colocación de rejas para restringir el acceso a
determinadas zonas con la finalidad, en la mayoría de casos, de garantizar
la seguridad ciudadana.

Conviene precisar acerca de la actuación de los jueces constitucio-


nales cuando se presente una demanda de este tipo que, “aun cuando no
esté de por medio una medida de detención, no quiere ello decir que la
discusión o controversia a dilucidar resulte un asunto de mera constata-
ción empírica. En estos casos, como en otros similares, es tan importante
verificar la restricción a la libertad que se alega como lo señalado por las
partes que participan en el proceso, además de merituar las diversas ins-
trumentales que puedan haber sido aportadas. Al margen de la sumarie-
dad del proceso, es necesario evaluar con algún detalle lo que se reclama
y el elemento probatorio con el que se cuenta”(126). Queda claro entonces,
en casos como este, que el juez debe considerar un elemento adicional al
momento de analizar la causa: las razones que justifican la adopción de
una medida como la descrita. Es decir, además de evaluar la existencia fí-
sica de las rejas, deberán ponderarse los argumentos vinculados con la fi-
nalidad de su colocación, los problemas que ocasionan a las personas que
se ven impedidas de transitar por esa zona y los medios probatorios que
se anexen a la demanda para evaluar la razonabilidad y proporcionalidad
de la medida en el caso concreto. Por lo tanto, la exigencia de probar es
mayor que en el hábeas corpus reparador porque la controversia a diluci-
dar no constituye un supuesto de mera constatación empírica.

(126) STC Exp. Nº 3482-2005-PHC/TC, f. j. 4. En el mismo sentido, puede revisarse la STC Exp. Nº 5994-
2005-PHC/TC, f. j. 5.

88
TIPOS DE HÁBEAS CORPUS

Así, el Tribunal Constitucional ha establecido que “el establecimiento


de mecanismos o medidas de seguridad vecinal, no es, per se, inconstitu-
cional, si se parte de la necesidad que se tiene de compatibilizar o encon-
trar un marco de coexistencia entre la libertad de tránsito como derecho,
con la seguridad ciudadana como bien jurídico. Lo inconstitucional sería,
en todo caso, que el mecanismo implementado o la forma de utilizarlo
resulte irrazonable, desproporcionado o simplemente lesivo de cualquiera
de los derechos constitucionales que reconoce el ordenamiento”(127).

III. Hábeas corpus correctivo

La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha tratado esta modali-


dad de hábeas corpus señalando que por medio de este recurso se puede
controlar constitucionalmente las condiciones en las que una persona
cumple su condena, su detención preventiva o alguna orden de restric-
ción de su libertad personal distinta a estas que se encuentren internadas
en establecimientos de tratamiento, públicos o privados(128). Así, procede
contra cualquier acto u omisión que afecte o comporte una amenaza a los
derechos a la vida, a la salud, a la integridad, al trato digno y a no ser ob-
jeto de tratos inhumanos o degradantes(129).

Posteriormente, el Tribunal Constitucional reconoció, además, que


este proceso tiene por objeto resguardar a la persona de todo trato carente
de razonabilidad y proporcionalidad, y cuando se restrinja arbitrariamente
el derecho de visita familiar de los reclusos, cuando se produzca un tras-
lado ilegítimo de un recluso de un establecimiento penitenciario a otro
y, cuando se disponga la cohabitación en un mismo ambiente de reos en
cárcel, procesados y condenados.

Finalmente, de una lectura articulada de dos disposiciones del Código


Procesal Constitucional se desprende su contenido. Así, en el numeral
1 del artículo 25 se establece, expresamente, la procedencia del hábeas
corpus para la protección de la integridad personal, a no ser sometido
a tortura o tratos inhumanos o humillantes, ni violentado para obtener

(127) STC Exp. Nº 0349-2004-AA/TC, f. j. 20.


(128) STC Exp. Nº 590-2001-HC/TC, f. j. 3 y STC Nº 2663-2003-HC/TC, f. j. 6, c.
(129) STC Exp. Nº 1429-2002-HC/TC, f. j. 1.

89
Proceso de HáBEAS CORPUS

declaraciones. Asimismo, el numeral 17 del artículo 25 también reconoce


la procedencia del hábeas corpus para la protección de los derechos de los
reclusos a no ser sometidos a tratos carentes de razonabilidad y propor-
cionalidad, respecto de las condiciones de su reclusión o internamiento.

Es necesario precisar que cuando se demanda en hábeas corpus un


acto que vulnere la integridad personal, no se trata de cuestionar aquellos
actos que por formar parte del castigo o sanción penal impuesta causen
un abatimiento o sufrimiento natural en el beneficiario. Es decir, los su-
frimientos propios del cumplimiento de la pena o de la medida restrictiva
a la libertad personal legítimamente impuesta no son tutelados por este
proceso, en la medida que no afecta el contenido constitucional del dere-
cho a la integridad personal.

Los actos que cuestiona son aquellos que agravan las condiciones en
las que se encuentra el recluso cumpliendo el periodo de internamiento.
Los sufrimientos propios del encierro no se consideran tratos crueles ni
inhumanos, solo aquellos que empeoran desproporcionalmente sus condi-
ciones están proscritos por el ordenamiento constitucional.

Por otra parte, el Tribunal Constitucional ha señalado que el hábeas


corpus correctivo procede cuando la reclusión se cumple en cualquier es-
tablecimiento penitenciario, sea común o militar; público o privado(130).

Ahora bien, uno de los supuestos que forma parte del ámbito de pro-
tección del hábeas corpus correctivo son los beneficios penitenciarios. El
Tribunal Constitucional ha señalado que las reglas establecidas por las
normas penitenciaras no son normas penales materiales, sino procesales
(se rigen por el principio tempus regit actum), por lo que para su apli-
cación no se puede considerar el principio según el cual se aplicará la
norma más favorable al procesado. De este modo, corresponde la aplica-
ción de estas a partir de su entrada en vigencia a actos procesales que aún
no se hubieren consumado.

Los beneficios penitenciarios cumplen la función de concretizar el


principio de resocialización y reeducación de los internos, reconocido

(130) STC Exp. Nº 0590-2001-HC/TC, f. j. 3.

90
TIPOS DE HÁBEAS CORPUS

en el numeral 22 del artículo 139 de la Constitución. En función de ello,


los beneficios penitenciarios tienen por objeto promover e incentivar que
los penados se integren a la sociedad a través de los programas estable-
cidos en los centros penitenciarios para dicho fin. De este modo, el otor-
gamiento de beneficios penitenciarios responde, por un lado, al cumpli-
miento de los requisitos formales establecidos por la ley y además de una
comprobación que efectúa el juez competente sobre el cumplimiento, en
cada caso, de los fines de la pena(131). En ese sentido, los beneficios no
son derechos fundamentales que puedan ser exigidos como tales en sede
constitucional(132). En consecuencia, solo puede ser impugnada en sede
constitucional la resolución que deniega los beneficios penitenciarios
siempre que esta haya sido dictada arbitrariamente; por lo que se precisó
la necesidad de que en ella se exprese de manera sencilla y suficiente las
razones concretas por las cuales se ha decidido en ese sentido (es decir, se
exige que se respete el derecho de motivación de las resoluciones judicia-
les contemplado en el numeral 5 del artículo 139 de la Constitución). En
caso de que la resolución judicial que deniega el beneficio penitenciario
no esté motivada, no será posible recurrir a la vía del hábeas corpus, sino
al amparo.

Además de ello, debe tenerse en cuenta que cuando se trata de una


ley con eficacia inmediata, su aplicación debe armonizarse con el dere-
cho a no ser sometido a un procedimiento distinto de los previamente
establecidos(133).

IV. Hábeas corpus preventivo

Esta modalidad de hábeas corpus se emplea ante la amenaza de vio-


lación de derechos fundamentales; es decir, cuando sin que se concrete
ninguna privación efectiva de la libertad, existe una amenaza cierta e in-
minente de que ella se produzca con vulneración de la Constitución y la
ley(134). No se advierten posibles o probables agravios, sino que los actos

(131) STC Exp. Nº 3365-2005-PHC/TC, f. j. 6.


(132) STC Exp. Nº 2898-2005-HC/TC, f. j. 6.
(133) STC Exp. Nº 1593-2003-HC/TC, ff. jj. 11 y 12. Además puede revisarse sobre el tema: STC Exp.
Nº 4220-2005-HC/TC, ff. jj. 3 y 4.
(134) STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC, f. j. 6, d.

91
Proceso de HáBEAS CORPUS

que están destinados a concretar esta vulneración deben encontrarse en


ejecución(135).

La finalidad de los procesos constitucionales, a que se refiere el ar-


tículo 1 del Código Procesal Constitucional, es la de “proteger los dere-
chos constitucionales, reponiendo las cosas al estado anterior a la viola-
ción o amenaza de violación de un derecho constitucional (…)”. En el
mismo sentido encontramos lo dispuesto por el numeral 1 del artículo 200
de la Constitución, que al efecto señala que este proceso “procede ante el
hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona,
que vulnere o amenaza la libertad individual o los derechos constitucio-
nales conexos”. En efecto, nos encontramos entonces ante dos tipos de
lesión de derechos fundamentales: los actos y las amenazas. Como se ad-
vierte, este tipo de proceso se utiliza en los casos en que se produzca la
última de estas opciones.

Una vez señalados los tipos de lesiones que pueden sufrir los dere-
chos fundamentales, nos queda claro cuándo se produce un acto lesivo,
mientras que en el caso de la amenaza, la situación es un poco más con-
fusa. En ese sentido cabe preguntarse, ¿cuáles son los elementos que debe
reunir toda amenaza para considerarse lesiva de derechos fundamentales?
El artículo 2 del Código Procesal Constitucional nos ayuda a zanjar el
asunto, al señalar que esta debe ser “cierta” e “inminente”.

El Tribunal Constitucional, desde su jurisprudencia, ha señalado que


“la amenaza no debe ser conjetural ni presunta”. A su vez, ha considerado
que la inminencia de que se produzca un acto que lesione el derecho a la
libertad personal o derechos conexos a ella, significa que se trate de un
atentado contra la libertad que esté por suceder prontamente o en proceso
de ejecución, no reputándose como tal a los simples actos preparatorios;
asimismo, estima que cuando se habla de certeza, se está haciendo refe-
rencia a un conocimiento seguro y claro de la amenaza del derecho a la
libertad, dejando de lado conjeturas o presunciones de su producción(136).
Asimismo, que sea conocida como verdadera, segura e indubitable; que

(135) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. El proceso de hábeas corpus, Gaceta Jurídica, Lima, julio de 2007, p. 58.
(136) Puede revisarse las STC Exp. Nº 2435-2002-HC/TC, f. j.2; STC Exp. Nº 029-2004-HC/TC, f. j. 3; STC
1815-2003-HC/TC f. j. 2; y STC Exp. Nº 3171-2003-HC/TC, f. j. 1; entre otras.

92
TIPOS DE HÁBEAS CORPUS

se manifieste en actos o palabras que no dejen duda alguna de su ejecu-


ción y propósito en un plazo inmediato y previsible(137).

Entre los casos más frecuentes se presentan las demandas interpues-


tas contra la investigación fiscal, alegando la vulneración del derecho a la
tutela procesal efectiva, ante la solicitud de imposición de medidas coer-
citivas restrictivas de la libertad o derechos conexos, como la detención
preventiva. Desde luego, en estos casos, el Tribunal Constitucional ha
desestimado la demanda por cuanto el procedimiento de investigación fis-
cal no incide de manera directa en una posible vulneración de la libertad
personal, puesto que la actividad desplegada por el Ministerio Público, en
todo caso, puede concluir o no con la formalización de una denuncia ante
el Poder Judicial; mientras que la imposición de medidas de esta natura-
leza requiere de una previa valoración y motivación del juez competente.
Y es que la actividad del fiscal está limitada por las atribuciones constitu-
cionalmente conferidas a la autoridad judicial(138).

V. Hábeas corpus traslativo

Dentro de los tipos de hábeas corpus, el traslativo procede con-


tra actos que dilaten arbitrariamente la duración de un proceso penal, o
que vulneren el derecho al debido proceso o a la tutela judicial efectiva,
afectando con ello la libertad personal del procesado(139). Al respecto, el
Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el Exp. Nº 0110-99-
HC/TC ha señalado que el hecho de que el órgano judicial no haya culmi-
nado con el proceso de instrucción no es razón suficiente para mantener
privada de su libertad a una persona, quien había estado detenida por un
periodo mayor al dispuesto en el artículo 137 del Código Procesal Penal.

Podemos concluir entonces que el objeto de esta modalidad es eva-


luar la proporcionalidad de la extensión del mandato de detención a fin
de proteger la libertad personal del procesado, tal como hemos analizado
en el capítulo anterior al desarrollar este derecho.

(137) STC Exp. Nº 0399-96-HC/TC.


(138) Entre otros casos, puede revisarse a modo de ejemplo la STC Exp. Nº 6167-2005-PHC/TC, ff. jj. 35-36.
(139) STC Exp. Nº 2663-2002-HC/TC, f. j. 6.

93
Proceso de HáBEAS CORPUS

VI. Hábeas corpus instructivo

De acuerdo con lo dispuesto por la jurisprudencia del Tribunal


Constitucional, el hábeas corpus instructivo se emplea “cuando no sea po-
sible ubicar el paradero de una persona detenida-desaparecida. Por consi-
guiente, la finalidad de su interposición es no solo garantizar la libertad
y la integridad personal, sino, adicionalmente, asegurar el derecho a la
vida, y desterrar las prácticas de ocultamiento o indeterminación de los
lugares de desaparición”(140). En efecto, se trata de demandas de hábeas
corpus interpuestas ante casos de desaparición forzada de personas.

Esta modalidad de hábeas corpus resulta de una relevancia incues-


tionable, toda vez que la práctica de desaparición forzada de personas ha
sido sistemática y generalizada durante mucho tiempo en nuestro país(141),
afectando, además, una serie de derechos de suma importancia. Lo descri-
to justifica que el Tribunal Constitucional haya establecido la procedencia
del hábeas corpus en estos casos y, que el Código Procesal Constitucional
proteja este derecho en el numeral 16 del artículo 25, abordando así de
modo particular estas situaciones al establecer, inclusive, un trámite espe-
cial para la resolución de estos casos.

El Tribunal Constitucional en la STC Exp. Nº 2488-2002-HC/TC,


fundamento jurídico 24, señaló que en esta modalidad, el juez constitu-
cional “a partir de sus indagaciones sobre el paradero del detenido-desa-
parecido, busca identificar a los responsables de la violación constitucio-
nal, para su posterior proceso y sanción penal en la vía ordinaria, en base
al artículo 11 de la Ley 23506”.

En consecuencia, es importante destacar que la finalidad que persi-


gue este tipo de hábeas corpus no es determinar la responsabilidad del
presunto autor del delito de desaparición forzada, sino garantizar de ma-
nera efectiva e inmediata los derechos fundamentales conculcados y, de
hallarse a los presuntos responsables, remitir los autos del proceso consti-
tucional a la fiscalía correspondiente con la finalidad de iniciar las inves-
tigaciones del caso (artículo 8 del Código Procesal Constitucional).

(140) STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC, f. j. 6, f.


(141) STC Exp. Nº 2488-2002-HC/TC, ff. jj. 24 y 25.

94
TIPOS DE HÁBEAS CORPUS

Resulta ilustrativo lo señalado por la Corte Interamericana de


Derechos Humanos en el caso Castillo Páez vs. Perú, en el cual indicó
que: “[H]abiendo quedado demostrado (…) que la detención del señor
Ernesto Castillo Páez fue realizada por miembros de la Policía Nacional
del Perú y que, por tanto, se encontraba bajo la custodia de esta, la cual
lo ocultó para que no fuera localizado, la Corte concluye que la ineficacia
del recurso de hábeas corpus es imputable al Estado, configurando con
ello una violación del artículo 25 de la Convención en relación con el
artículo 1.1.”(142).

VII. Hábeas corpus innovativo

Esta modalidad de hábeas corpus, a diferencia de las demás que tie-


nen por finalidad la protección de derechos y la reversión de los actos
lesivos, procede cuando la agresión ha cesado o devino en irreparable.
Sobre el particular, ha señalado el Tribunal Constitucional que este há-
beas corpus existe cuando, “pese a haber cesado la amenaza o la viola-
ción de la libertad personal, se solicita la intervención jurisdiccional con
el objeto de que tales situaciones no se repitan en el futuro”(143).

La redacción que usa el tribunal es confusa en la medida que no pre-


cisa si se refiere solo a los casos en que se produjo la sustracción de la
materia, prevista en el artículo 1 del Código Procesal Constitucional (es
decir, al cese o la irreparabilidad una vez iniciado el proceso), o incluso
a la causal de improcedencia prevista en el artículo 5, inciso 5. La dife-
rencia es importante, pues según el código para el caso de la sustracción
de la materia es posible que el juez constitucional –atendiendo al agravio
producido– pueda resolver sobre lo pretendido declarando fundada la de-
manda, mientras que en el caso de la mencionada causal de improceden-
cia, el juzgador solo podría rechazar la demanda que se le presenta.

Al respecto, ha señalado el colegiado que una vez iniciado el proceso,


aun cuando hubiere cesado la privación de la libertad al haberse dispues-
to la liberación de la persona demandante, considerando la gravedad del
perjuicio la demanda puede ser estimada “en aplicación del artículo 1 del

(142) Párrafo 84 de la sentencia sobre el fondo, del 3 de noviembre de 1997.


(143) STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC, f. j. 6, g.

95
Proceso de HáBEAS CORPUS

Código Procesal Constitucional, debiendo el agresor abstenerse de come-


ter actos similares a los cometidos en la demanda bajo apercibimiento,
de aplicarse las medidas coercitivas correspondientes”(144).

Asimismo, en otra ocasión, el colegiado ha considerado que “si bien


(…) se advierte que el mandato de detención impuesto al demandante
fue variado por el de comparecencia, habiendo cesado así la vulneración
que se alega en la demanda, resulta necesario no solo proceder al reco-
nocimiento del derecho fundamental invocado, sino reconocer también
que el agravio cometido contra el demandante implicó un grave atentado
contra sus derechos constitucionales a la dignidad, al honor y a la pre-
sunción de inocencia, por parte de las autoridades que participaron en su
detención”(145), declarando de esta forma fundada la demanda bajo aperci-
bimiento de aplicarse las medidas coercitivas previstas en el artículo 22
del Código Procesal Constitucional, en caso de reiteración de los actos
violatorios cuestionados.

VIII. Hábeas corpus conexo

Esta modalidad de hábeas corpus, según indicó el Tribunal Cons-


titucional, puede ser utilizada “cuando se presentan situaciones no previs-
tas en los tipos anteriores, tales como la restricción del derecho a ser asis-
tido por un abogado defensor libremente elegido desde que una persona
es citada o detenida; o de ser obligada a prestar juramento; o compelida
a declarar o reconocer culpabilidad contra uno mismo, o contra el o la
cónyuge, etc.”(146).

Pues bien, esta modalidad no hace referencia a los supuestos típicos


que se tienen en mente cuando hablamos del hábeas corpus; es decir, no
importa una privación o restricción de la libertad en sí misma o de la
locomoción –que es quizá el concepto más ligado a la idea de libertad
desde los orígenes de este proceso–, sino de algún otro que esté vincu-
lado a ella. Adicionalmente, permitiría que, en aplicación del artículo 3
de la Constitución y a través de una interpretación en clave de derechos

(144) STC Exp. Nº 5470-2005-PHC/TC, f. j. 5.


(145) STC Exp. Nº 5490-2007-HC/TC, f. j. 3.
(146) Ibídem, f. j. 6, h.

96
TIPOS DE HÁBEAS CORPUS

humanos, se permita la protección de derechos innominados entroncados


a la libertad individual.

En ese sentido es que se ha movido la línea jurisprudencial del


Tribunal Constitucional, apreciándose la expansión que ha sufrido el cri-
terio de conexidad hasta llegar, incluso, a actuaciones bastante criticadas
del colegiado constitucional, como la que se presentó en el caso Tudela
(STC Exp. Nº 1317-2008-PHC/TC), en el cual se llegó a establecer la
protección de las relaciones familiares armónicas, toda vez que afecta-
rían el derecho a la integridad personal en todos sus ámbitos, derecho
que, como bien establece el artículo 25, numeral 1, del Código Procesal
Constitucional, forma parte integrante de la libertad individual.

Finalmente, es interesante resaltar recientes pronunciamientos en


los cuales la actuación del tribunal ha brindado una óptima protección a
los derechos fundamentales en juego, sobre la base del mencionado cri-
terio de conexidad. Así, encontramos casos en los que se ha tutelado a
través del hábeas corpus el derecho a la salud; otros en los que se ha re-
conocido el derecho a la verdad o el derecho a la personalidad jurídica.
Además de ello, se ha brindado cobertura a los derechos comunicativos,
de propiedad, libertad religiosa, entre otros; los que han sido desarrolla-
dos con mayor detenimiento en el capítulo correspondiente a los derechos
protegidos.

97
CAPÍTULO

IMPROCEDENCIA DEL HÁBEAS


5 CORPUS Y SUSTRACCIÓN
DE LA MATERIA

I. Causales de improcedencia

1. Causales de improcedencia de carácter general

1.1. Cuando la amenaza al derecho invocado no es cier-


ta ni inminente

La agresión directa no es la única forma de contravenir los derechos


constitucionales, cabe también un comportamiento opuesto a estos en caso
de que se vean amenazados. Amenaza y agresión directa constituyen trans-
gresiones contrarias al ordenamiento constitucional, pasibles de protección
mediante los procesos constitucionales.

En lo concerniente a la tutela frente a amenazas, esta no significa úni-


camente que deba evitarse que se conviertan en agresión (cumplimiento
de la amenaza), pues no debe verse a la protección constitucional como
un mero medio de defensa preventiva. Por el contrario, debe considerarse
que la amenaza en sí misma constituye una limitación para el ejercicio
efectivo de los derechos fundamentales.

Asimismo, es necesario precisar que esta amenaza a los derechos


esenciales no puede ser una mera elucubración carente de peligrosidad
real. Es decir, no puede tratarse de actos futuros remotos e inciertos, que
pueden o no suceder, y de cuya ocurrencia no se tiene certeza clara y fun-
dada. Al respecto, si bien la Constitución establece que los procesos cons-
titucionales de la libertad (amparo, hábeas corpus, hábeas data) protegen

99
Proceso de HáBEAS CORPUS

frente a las amenazas sin más, el Código Procesal Constitucional precisa


que esta amenaza debe ser cierta y real.

En torno a ello, el tribunal ha precisado que “se requiere que la ame-


naza sea conocida como verdadera, segura e indubitable, que se mani-
fieste con actos o palabras que no dejen duda alguna de su ejecución y
propósito de inminente y posible, esto es, que no deje duda sobre su eje-
cución en un plazo inmediato e imprevisible”(147).

Además, ha señalado que para que se determine si existe certeza de


la amenaza del acto vulnerador de la libertad individual, se requiere la
existencia de “(...) un conocimiento seguro y claro de la amenaza a la li-
bertad, dejando de lado conjeturas o presunciones”(148). En tanto que, para
que se configure la inminencia del mismo, es preciso que “(...) se trate
de un atentado a la libertad personal que esté por suceder prontamente
o en proceso de ejecución, no reputándose como tal a los simples actos
preparatorios”(149).

Así, en caso de que sea una amenaza la que se quiere revertir me-
diante el proceso de hábeas corpus, si esta es supuesta o irreal, es abso-
lutamente inocua o su realización no sea cercana, se entiende que los de-
rechos fundamentales invocados no quedan en riesgo y, por lo tanto, no
procede la demanda de tutela constitucional.

1.2. Cuando los hechos y el petitorio no se refieren di-


rectamente al contenido constitucionalmente pro-
tegido del derecho invocado

El artículo 5, numeral 1 del Código Procesal Constitucional señala


que el petitorio de las demandas constitucionales debe estar referido al
ámbito constitucionalmente protegido de los derechos invocados.

De esta forma, a través de los procesos constitucionales, y específi-


camente del hábeas corpus, se protegen solo contenidos de derechos con

(147) STC Exp. Nº 0399-1669-HC/TC, f. j. 4.


(148) STC Exp. Nº 2435-2002-HC/TC, f. j. 2.
(149) STC Exp. Nº 0008-2005-PHC/TC, f. j. 3.

100
IMPROCEDENCIA DEL HÁBEAS CORPUS Y SUSTRACCIÓN DE LA MATERIA

relevancia constitucional, y no pretensiones de naturaleza legal, adminis-


trativa o contractual, tan solo vinculadas con el contenido de un derecho
fundamental, pero que no forman parte de él.

Según el colegiado constitucional, para determinarse que estamos


ante el contenido constitucionalmente protegido de un derecho debe
atenderse a que se trate de una pretensión válida; es decir, un “sentido
interpretativo (…) válidamente atribuible a la disposición constitucional
que reconoce un derecho”(150). Ello quiere decir, como ha dejado indi-
cado el tribunal en otra sentencia, que el contenido del derecho alegado
debe referirse a una posición iusfundamental prima facie protegida(151),
es decir, estar referido al “ámbito normativo protegido” que se desprende
del enunciado que reconoce el derecho fundamental, el cual debe alegar-
se intervenido (lesionado, amenazado) en el caso llevado ante la justicia
constitucional. Solo en tal caso estaremos ante una auténtica controver-
sia constitucional, esto es, una pretensión con asidero constitucional (con
“fundamentalidad” o “relevancia constitucional”).

Asimismo, debe precisarse que el contenido protegido de un derecho


fundamental no solo se desprende de las disposiciones de la Constitución,
sino también de los tratados internacionales en materia de derechos hu-
manos. Asimismo, en muchos casos debe tenerse en cuenta las leyes de
desarrollo constitucional y la jurisprudencia (nacional y supranacional),
que ayudan a delimitar el contenido protegido, lo que se produce con
cierta frecuencia debido a la naturaleza abierta e indeterminada de las
normas que reconocen derechos fundamentales.

Con lo indicado, si el ámbito protegido por el derecho invocado no se


desprende de la normas constitucionales (y tratados sobre derechos huma-
nos), pero sí directamente de otras fuentes jurídicas (por ejemplo: leyes o
normas de inferior jerarquía, actos administrativos, actos y negocios ju-
rídicos), no estamos ante el denominado “contenido constitucionalmente
protegido”, sino solo ante un ámbito infralegal que merece protección a
través la jurisdicción ordinaria.

(150) STC Exp. Nº 1417-2005-AA/TC, f. j. 27, a.


(151) Que también es llamado por el Tribunal “ámbito normativo protegido” por el derecho fundamental, y
se refiere a las posiciones jurídicas que se desprenden de la disposición constitucional que reconoce el
Derecho.

101
Proceso de HáBEAS CORPUS

1.3. Cuando el agraviado haya recurrido a otro proce-


so judicial para solicitar la tutela de sus derechos
fundamentales

Esta causal de improcedencia implica que el demandante optó por otra


vía –la de la justicia ordinaria– para que sus derechos afectados sean pro-
tegidos. Al respecto, se sabe que en todo proceso judicial no solo se debe
respetar los derechos fundamentales, sino que además este debe estar al
servicio de su adecuada protección. Por ello, todo proceso judicial sirve
para la protección de los derechos constitucionales, siendo la jurisdicción
constitucional simplemente una más especializada y de carácter urgente.

Por ello, no puede admitirse la existencia de dos procesos en los


que se pretenda lo mismo. Según las consideraciones del tribunal, el
objeto de esta causal de improcedencia “es evitar que se emitan senten-
cias contradictorias sobre el mismo asunto controvertido, y se configura
cuando el proceso judicial ordinario se inicia con anterioridad al pro-
ceso constitucional y exista simultaneidad en la tramitación de ambos,
vale decir se genere una articulación disfuncional al haber acudido a la
vía ordinaria antes que a la constitucional para la defensa del derecho
fundamental”(152).

Con ello se privilegia la opción que tomó inicialmente el demandante


–de recurrir al proceso ordinario–, debiéndose declarar improcedente la
demanda constitucional de hábeas corpus presentada después.

Ahora bien, el juez constitucional, al determinar la improcedencia


por esta causal, deberá asegurarse de que existe identidad entre el proceso
ordinario (ya iniciado) y el constitucional (que se presenta ante él). Una
vez más, siguiendo al máximo intérprete de la constitucionalidad tenemos
que esta identidad de procesos se produce “cuando en ambos participan
las mismas partes, el petitorio es el mismo –es decir, aquello que efecti-
vamente se solicita, así como el título, esto es, el conjunto de fundamen-
tos de hecho y de derecho que sustentan el pedido– y el interés para obrar
es así mismo igual”(153).

(152) RTC Exp. Nº 04828-2007-AA/TC, f. j. 3.


(153) Ibídem. Debemos considerar que la resolución tiene en cuenta lo prescrito por el artículo 452 del Códi-
go Procesal Civil.

102
IMPROCEDENCIA DEL HÁBEAS CORPUS Y SUSTRACCIÓN DE LA MATERIA

Si bien es difícil que se produzca esta identidad con respecto del pro-
ceso de hábeas corpus –ya que no existen procesos similares–, ello no es
imposible. Por ejemplo, ante un proceso de hábeas corpus contra resolu-
ción judicial, el colegiado constitucional consideró que “la solicitud de
nulidad interpuesta contra [la resolución cuestionada] por el recurrente,
revela que este optó por recurrir a una vía judicial paralela para solici-
tar la tutela de sus derechos fundamentales, lo que supuso incurrir en la
causal de improcedencia [actualmente] establecida en el artículo 5.3. del
CPConst.”(154).

1.4. Cuando haya litispendencia

Esta causal está estrechamente vinculada con la anterior. En efecto,


así como no es tolerable que un demandante inicie un proceso constitu-
cional, solicitando una tutela ya pedida en un proceso ordinario en trámi-
te, por los mismos argumentos deberá declararse improcedente un pro-
ceso constitucional cuando exista otro pendiente en el que se analice la
misma afectación.

Refiriéndose explícitamente a las diferencias y semejanzas entre esta


y la anterior causal de improcedencia, ha dejado anotado el Tribunal Cons-
titucional:

“[E]l artículo 5, inciso 6 del Código Procesal Constitucional estable-


ce que no proceden los procesos constitucionales cuando ‘[...] haya litis-
pendencia’. El objeto de la causal de improcedencia descrita es evitar que
se emitan sentencias contradictorias sobre el mismo asunto controvertido
y se configura al existir simultaneidad en la tramitación de los procesos
constitucionales, vale decir cuando ambos se encuentren en curso. Por su
parte, el artículo 5, inciso 3 del citado ordenamiento procesal establece la
improcedencia de los procesos constitucionales cuando ‘el agraviado haya
recurrido previamente a otro proceso judicial para pedir tutela respec-
to de su derecho constitucional’. La finalidad de la vía paralela, al igual
que en el caso de la litispendencia, es evitar los pronunciamientos con-
tradictorios sobre la misma cuestión y se materializa cuando el proceso

(154) STC Exp. Nº 03526-2004-HC/TC, f. j. 8.

103
Proceso de HáBEAS CORPUS

judicial ordinario se inicia con anterioridad al proceso constitucional y


exista un trámite simultáneo de los procesos”(155).

Así visto, ambas causales buscan que se proscriba la posibilidad de


doble pronunciamiento de contenido contradictorio, máxime teniendo en
cuenta que podría tratarse de una actuación temeraria del demandante.

1.5. Cuando se cuestione una resolución firme recaída


en otro proceso constitucional en el que se haya
respetado el derecho al debido proceso

El Código Procesal Constitucional, en el mismo inciso que prevé la


improcedencia de los procesos constitucionales por litispendencia (ar-
tículo 5, numeral 6 del Código Procesal Constitucional), señala que no
proceden los procesos constitucionales para cuestionar “una resolución
firme recaída en otro proceso constitucional”. Con ello, el legislador
habría querido limitar sobre todo la procedencia de “amparo contra am-
paros”, “amparos contra hábeas data” y “hábeas corpus contra hábeas
corpus”, que son las modalidades de “procesos constitucionales contra
procesos constitucionales” que podrían presentarse(156). Al respecto, en lo
que concierne a esta parte, nos avocaremos a la explicación del “hábeas
corpus contra hábeas corpus”, pero teniendo muy en cuenta lo anotado en
la jurisprudencia constitucional sobre el “amparo contra amparo”, que es
la modalidad sobre la cual el Tribunal Constitucional ha tenido más oca-
siones para pronunciarse.

Ahora bien, debe tenerse en cuenta que el “hábeas corpus contra há-
beas corpus” es una forma de “hábeas corpus contra resolución judicial”.
Al respecto, el artículo 4 del Código Procesal Constitucional indica que
procede el hábeas corpus “cuando una resolución judicial firme vulne-
ra en forma manifiesta la libertad individual y la tutela procesal efecti-
va”. En tal sentido, si no fuera por la causal de improcedencia analizada
aquí, deberíamos admitir que puede cuestionarse a través de un proceso

(155) STC Exp. Nº 00893-2007-PA/TC, f. j. 3.


(156) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional, tomo I, Palestra, 2006,
pp. 340-342; “El Tribunal Constitucional como creador de Derecho Constitucional”, en: El amparo
contra amparo y el recurso de agravio a favor del precedente. Luis Sáenz (coordinador), Palestra, Lima,
2007, p. 18.

104
IMPROCEDENCIA DEL HÁBEAS CORPUS Y SUSTRACCIÓN DE LA MATERIA

de hábeas corpus las irregularidades ocurridas en otro proceso de hábeas


corpus, siempre que en este último se considere comprometidos los dere-
chos a la tutela procesal efectiva (conformado por los derechos al debido
proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva) y a la libertad personal (ade-
más de otros derechos conexos que pudieran estar involucrados).

Al respecto, no obstante la redacción prohibitiva y cerrada del códi-


go, el colegiado constitucional ha admitido la procedencia de procesos
constitucionales contra otros en caso de que se haya afectado la tute-
la procesal efectiva. Ha explicado el tribunal que “cuando el Código
Procesal Constitucional se refiere en su artículo 5, inciso 6, a la improce-
dencia de un proceso constitucional que cuestiona una resolución judicial
firme recaída en otro proceso constitucional, esta disposición restrictiva
debe entenderse referida a procesos donde se han respetado de modo es-
crupuloso el debido proceso y la tutela procesal efectiva en sus distin-
tas manifestaciones, conforme al artículo 4 del mismo Código Procesal
Constitucional”(157).

Ello, por cuanto una especial tarea de la justicia constitucional es


controlar todo ejercicio de poder, incluyendo el ejercido por los propios
jueces constitucionales. Efectivamente, al respecto debe tenerse en cuenta
que “no hay campos de invulnerabilidad a donde el proceso constitucio-
nal no pueda ingresar y donde, por ende, no se pueda corregir los even-
tuales excesos”(158).

No obstante, el Tribunal Constitucional ha hecho una atingencia res-


pecto de la procedencia de un “proceso constitucional contra otro proce-
so constitucional” (a partir de analizar la procedencia del “amparo contra
amparo”): “Dada la naturaleza excepcional de los procesos constitucio-
nales el ‘amparo contra amparo’ se configura como una excepción dentro
de la excepción, por lo que los jueces deben valorar la intensidad de la
afectación y el nivel de acreditación que se presente a efectos de no per-
mitir que cualquier alegación pueda merecer una nueva revisión de los
procesos constitucionales. Este colegiado considera pertinente dejar es-
tablecido que su uso excepcional solo podrá prosperar por única vez y

(157) STC Exp. Nº 3846-2004-PA/TC, f. j. 5.


(158) STC Exp. Nº 216-2003-AA/TC, f. j. 3.

105
Proceso de HáBEAS CORPUS

conforme a las reglas que se desarrollan más adelante”(159). Sobre estas re-
glas –establecidas como precedente constitucional vinculante– el tribunal
ha realizado el siguiente recuento(160):

“[L]a procedencia de dicho régimen especial se encuentra sujeta a las


siguientes líneas de razonamiento: a) su procedencia se condiciona a los
casos en que la vulneración constitucional resulte evidente o manifiesta;
b) su habilitación solo opera por una sola y única oportunidad; c) resulta
pertinente tanto contra resoluciones judiciales estimatorias como contra
las desestimatorias; d) su habilitación se condiciona a la vulneración de
uno o más derechos constitucionales, independientemente de la natura-
leza de los mismos; e) procede en defensa de la doctrina vinculante es-
tablecida por el Tribunal Constitucional; f) se habilita en defensa de los
terceros que no han participado en el proceso constitucional cuestionado
y cuyos derechos han sido vulnerados, así como respecto del recurrente
que por razones extraordinarias no pudo acceder el agravio constitucio-
nal; g) no es pertinente como mecanismo de defensa de los precedentes
vinculantes establecidos por el Tribunal Constitucional; y h) no procede
en contra de las decisiones emanadas del Tribunal Constitucional”(161).

A ello habría que añadir que, en el caso del “hábeas corpus contra
hábeas corpus” –a diferencia de lo indicado para el “amparo contra am-
paro”–, no procede la tutela “de uno o más derechos constitucionales”,
pues el ámbito protegido por el hábeas corpus es más específico (derecho
a la libertad personal y derechos conexos).

Conforme a lo ya mencionado antes, puede cuestionarse mediante el


hábeas corpus resoluciones recaídas en otros procesos constitucionales
si se afectaron simultáneamente la libertad personal y la tutela procesal
efectiva. Sin embargo, debemos mencionar que el máximo intérprete uti-
liza una noción amplia de “tutela procesal efectiva” (y, más específica-
mente, de “debido proceso”), aceptando como resoluciones contrarias a
esta a aquellas lesivas de cualquier derecho constitucional (y no solo de

(159) STC Exp. Nº 4853-2004-PA/TC, f. j. 7.


(160) Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis R. “El amparo contra resoluciones judiciales en el Código Procesal
Constitucional peruano y su desarrollo jurisprudencial (Breves reflexiones)”, en: Gaceta Constitucio-
nal, tomo 5, Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2008, p. 69.
(161) RTC Exp. N.° 3029-2007-PA/TC, f. j. 3.

106
IMPROCEDENCIA DEL HÁBEAS CORPUS Y SUSTRACCIÓN DE LA MATERIA

los derechos procesales)(162), asimismo a las decisiones materialmente in-


justas(163) o no conformes a Derecho(164).

1.6. Cuando a la presentación de la demanda ha cesado


la amenaza o la violación de un derecho constitu-
cional o se ha convertido en irreparable

Esta causal de improcedencia está prevista en el numeral 5 del artí-


culo 5 del Código Procesal Constitucional. Señala que la demanda debe
ser rechazada por el juez constitucional si al presentarse ya no existe una
intervención vigente (lesión o amenaza) en el derecho fundamental invo-
cado, o si tal intervención ha sido tan grave o continua que no hay forma
de revertir la situación inconstitucional, para regresar las cosas al estado
anterior a la afectación (que es el objeto de los procesos constitucionales,
según el artículo 1 del Código Procesal Constitucional).

Como puede apreciarse, se trata de supuestos distintos, uno (cese de


amenaza o violación) vinculado a la decisión voluntaria del agresor de no
continuar con su comportamiento lesivo; así, por ejemplo, “en los casos
en los que la autoridad, funcionario o persona demandada es quien con
su propio comportamiento devuelve las cosas al estado anterior a la vio-
lación o amenaza de violación de los derechos, sin que para tal efecto
resulte necesario pronunciamiento por parte del juez constitucional”(165).

El otro supuesto (daño irreparable) implica “una situación especial


generada como resultado de la gravedad y sobre todo de las consecuen-
cias del agravio producido. En este supuesto, la vulneración alegada ha
sido de tal magnitud o relevancia, que se hace materialmente imposible
reponer las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación
de los derechos (…), siquiera parcialmente”(166).

(162) STC Exp. Nº 3179-2004-AA/TC, f. j. 20.


(163) STC Exp. Nº 3361-2004-AA/TC, f. j. 49, STC Exp. N° 1223-2003-AA/TC, f. j. 3, d.
(164) STC Exp. Nº 00654-2007-AA/TC, f. j. 24.
(165) SÁENZ DÁVALOS, Luis. “Algunas consideraciones sobre la sustracción de la materia en los procesos
constitucionales de tutela de derechos y su recepción a través de la jurisprudencia”. En: Gaceta Cons-
titucional, Nº 7, Gaceta Jurídica, Lima, julio de 2008, p. 400. Si bien el profesor Sáenz se refiere a la
sustracción de la materia (que se produce durante un proceso iniciado) y no al cese o la irreparabilidad
del daño como causal de improcedencia, desarrolla notablemente ambas cuestiones.
(166) Ídem.

107
Proceso de HáBEAS CORPUS

Ahora bien, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional habría re-


conocido la posibilidad de que se inicie un proceso de hábeas corpus, no
obstante que la afectación o amenaza hayan cesado o se hayan tornado
irreparables. Así, tenemos al “hábeas corpus innovativo”, que según el
colegiado constitucional: “[p]rocede cuando, pese a haber cesado la ame-
naza o la violación de la libertad personal, se solicita la intervención ju-
risdiccional con el objeto de que tales situaciones no se repitan en el futu-
ro, en el particular caso del accionante”(167).

Al respecto, existe calificada doctrina a favor(168) y en contra(169) de


que se pueda iniciar un hábeas corpus soslayando la causal de improce-
dencia que analizamos. El principal cuestionamiento que se hace a esta
posibilidad es que ya no existe una agresión vigente de un derecho fun-
damental(170) y, por lo tanto, nada habría por tutelar; e incluso se incurría
en la causal de improcedencia del numeral 1, del artículo 5 del Código
Procesal Constitucional, que obliga a que exista una intervención en el
contenido protegido de un derecho fundamental.

En tal sentido, se considera que por “hábeas corpus innovativo” no


debe entenderse aquel proceso iniciado después de que se produjo el
cese o la irreparabilidad del daño (es decir, una excepción al artículo 5,
numeral 5, del Código Procesal Constitucional), sino únicamente al pro-
ceso en que se produjo la sustracción de la materia, es decir, el supues-
to en que, en un proceso de hábeas corpus ya iniciado, ocurrió un daño
irremediable o se revirtió la afectación, pero el juez considera que igual-
mente debe emitir pronunciamiento sobre el fondo, prohibiendo que se

(167) STC Exp. Nº 2663-2003-HC/TC, f. j. 6, g.


(168) LANDA ARROYO, César. Teoría del Derecho Procesal Constitucional, Palestra, Lima, 2003, p. 116:
“A pesar de haber cesado o haberse convertido en irreparable la violación de la libertad individual,
sería legítimo que se plantee un hábeas corpus innovativo, siempre que el afectado de esta manera no
vea restringidos a futuro su libertad y derechos conexos”. GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “Hábeas
corpus”, en: Constitución y política, segunda edición, Eddili, Lima, 1991, p. 148: “El hábeas corpus
debe interponerse contra la amenaza y la violación de este derecho, aun cuando este ya hubiera sido
consumado”.
(169) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Un caso de hábeas corpus innovativo. Cuando lo importante no es el
cese sino el aseguramiento del cese de la agresión”, en: Diálogo con la Jurisprudencia, Nº 117, año 14,
junio de 2008, p. 62 y ss.
(170) Ibídem, pp. 70-71.

108
IMPROCEDENCIA DEL HÁBEAS CORPUS Y SUSTRACCIÓN DE LA MATERIA

produzcan nuevas afectaciones a los derechos(171) (172) (conforme lo prevén


los artículos 1 y 34 numeral 4 del Código Procesal Constitucional).

Con lo anotado, en general no procederán los hábeas corpus en caso


de afectación o amenazas que hayan cesado o se hayan reparado. Sin
embargo, ante determinados supuestos en los que el juez considere espe-
cialmente graves los hechos lesivos ocurridos, podría admitir a trámite la
demanda y resolver proscribiendo una posible reiteración de los daños.
Ello ha sido reconocido en alguna jurisprudencia y por un sector de la
doctrina.

Así, por ejemplo, tenemos la STC Exp. Nº 5490-2007-HC/TC (caso


Elvito Rodríguez), en la que señala el colegiado: “Si bien (…) se advierte
que el mandato de detención impuesto al demandante fue variado por el
de comparecencia, habiendo cesado así la vulneración que se alega en la
demanda, resulta necesario no solo proceder al reconocimiento del dere-
cho fundamental invocado, sino reconocer también que el agravio come-
tido contra el demandante implicó un grave atentado contra sus derechos
constitucionales a la dignidad, al honor y a la presunción de inocencia,
por parte de las autoridades que participaron en su detención” (f. j. 3),
declarando de esta forma fundada la demanda “bajo apercibimiento de
aplicarse las medidas coercitivas previstas en el artículo 22 del Código
Procesal Constitucional, (...) en caso de reiteración de los actos violato-
rios cuestionados”.

Otro ejemplo interesante de este supuesto –y que proviene de la doc-


trina– es: “El caso de una persona que es detenida arbitrariamente por la
policía y expulsada inmediatamente del país, pero que el hábeas corpus
por ser extemporáneo podría ser declarado improcedente por sustracción
de la materia; pero, como fue expulsado ilegalmente se entendería funda-
do su hábeas corpus, para que tenga el derecho de regresar libremente y
no encontrar una ficha policial que restrinja o afecte su libertad personal
por haber sido expulsado del país”(173).

(171) En este sentido: STC Exp. Nº 0106-2004-HC/TC, f. j. 6.


(172) Sobre la diferencia entre la causal de improcedencia del artículo 5, inciso 5, del Código Procesal Cons-
titucional y la sustracción de la materia contenida en el artículo 1 del mismo código, vide la STC Exp.
Nº 00256-2003-HC/TC, f. j. 9.
(173) LANDA ARROYO, César. Ob. cit., pp. 116-117.

109
Proceso de HáBEAS CORPUS

2. Causales de improcedencia de carácter específico

2.1. Cuando la resolución judicial cuestionada carece de


firmeza

Como señalamos, el hábeas corpus procede contra la resolución ju-


dicial que vulnera de manera manifiesta la libertad individual y la tutela
procesal efectiva (artículo 4 del Código Procesal Constitucional). El códi-
go precisa asimismo que esta resolución debe tener condición de firme.

Al respecto, una resolución firme es aquella sobre la cual se han in-


terpuesto todos los medios impugnatorios que contempla la ley procesal,
si los hay. En tal sentido, se trata de una resolución que o bien ha llega-
do a la máxima instancia revisora y ya no puede ser cuestionada dentro
del proceso ordinario, o una respecto de la cual no se ha previsto medios
impugnatorios.

En efecto, una resolución judicial firme no es, en todos los casos,


aquella que pone fin al proceso. Así, no se trata siempre de una resolución
definitiva, sino cuanto menos de una que ya no puede ser modificada, sea
porque no existen vías para su impugnación (como sucede con el auto de
apertura de instrucción) o porque es una resolución de la última instan-
cia judicial (frente a la cual no quedan mecanismos de impugnación). En
cualquier caso una resolución firme es una inimpugnable.

Además, la firmeza de la resolución judicial debe provenir de lo pre-


visto en la ley respecto a si existen recursos impugnatorios pendientes,
pero no del consentimiento de la resolución por parte del presunto afec-
tado. Ciertamente, durante el proceso judicial deberá exigirse la tutela de
los derechos constitucionales que se consideran afectados, vía los meca-
nismos ordinarios existentes. Si ello no se realiza y la decisión judicial
queda consentida, la demanda no debería proceder, pues no estaríamos
ante un supuesto de resolución judicial firme, sino más bien de una acep-
tada por las partes. Tal restricción se fundamenta en el carácter excepcio-
nal del amparo contra resoluciones judiciales, debiéndose entender que
los jueces ordinarios (y no solo los constitucionales) tienen la tarea de
proteger los derechos fundamentales de los involucrados en el proceso,
asimismo que la supuesta afectación es tan urgente que obligó al afectado
a agotar los mecanismos existentes en el proceso judicial.

110
IMPROCEDENCIA DEL HÁBEAS CORPUS Y SUSTRACCIÓN DE LA MATERIA

II. Sustracción de la materia

Si luego de presentada la demanda cesa la violación o la amenaza de


violación de los derechos constitucionales, o si el daño se vuelve irrepa-
rable, se produce la sustracción de la materia justiciable para el juez que
conoce del caso.

Efectivamente, si de acuerdo con el artículo 1 del Código Procesal


Constitucional la finalidad de los procesos constitucionales de la libertad
(incluyendo el hábeas corpus) es reponer las cosas al estado anterior a la
violación o amenaza de violación de un derecho constitucional, y si tal
reposición no se puede lograr debido a que se produjo la irreparabilidad o
cese de la afectación, continuar con el proceso de hábeas corpus carece-
ría, prima facie, de sentido.

Sin embargo, el referido artículo 1 también señala que, atendiendo


al agravio producido, el juez constitucional puede declarar fundada la
demanda si lo estima pertinente, precisando además los alcances de su
decisión y disponiendo que el demandado no vuelva a incurrir en los mis-
mos actos. De lo contrario, si el agresor insiste en su conducta inconsti-
tucional, el juez estará facultado para adoptar las medidas coercitivas que
contempla el artículo 22 del Código Procesal Constitucional.

Al respecto, debe tenerse en cuenta que, en general, ante un supuesto


de cese o irreparabilidad del daño dentro del proceso (sustracción de la
materia), el juez constitucional debería declarar improcedente la deman-
da. Solo si encuentra suficientes méritos en la lesión producida o si los
hechos ocurridos son de una trascendencia tal que obligan a un pronun-
ciamiento favorable, el juez constitucional quedará constreñido a emitir
sentencia sobre el fondo, declarando fundada la demanda y ordenando las
medidas que correspondan, de acuerdo con el código.

Sin duda la sustracción de la materia guarda relación con la causal de


improcedencia prevista por el artículo 5, numeral 5 del Código Procesal
Constitucional. Al respecto, debe tenerse en cuenta que la primera (sus-
tracción de la materia) se refiere al cese o irreparabilidad de la vulnera-
ción o la amenaza cuando el trámite de hábeas corpus ya fue iniciado,
mientras que la causal mencionada se refiere al cese o irreparabilidad

111
Proceso de HáBEAS CORPUS

antes de presentarse la demanda (véase el acápite: “Cuando a la presen-


tación de la demanda ha cesado la amenaza o la violación de un derecho
constitucional o se ha convertido en irreparable”).

Esta distinción es importante, pues el Código Procesal Constitucional


da diferente tratamiento a ambas situaciones(174). En el caso de la sustrac-
ción de la materia (artículo 1 del Código Procesal Constitucional), se per-
mite que el juez constitucional finalmente resuelva declarando fundada la
demanda en atención al agravio producido; para el supuesto de improce-
dencia por cese o irreparabilidad del daño, la norma procesal simplemen-
te prevé el rechazo de la demanda. Ahora bien, como también señalamos
antes, esto admite matices para el caso del “hábeas corpus innovativo” (al
respecto, consúltese también en el acápite ya señalado).

(174) Al respecto, Luis Castillo explica cuáles serían las razones para este trato diferenciado. Vide CASTILO
CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Palestra, Lima, 2006, p. 132.

112
CAPÍTULO

6 TRÁMITE DEL PROCESO


DE HÁBEAS CORPUS

I. Presupuestos procesales

1. Competencia

La competencia jurisdiccional para conocer el proceso de hábeas


corpus es:

a) Como regla general se establece que la competencia jurisdiccional


para conocer las demandas de hábeas corpus corresponde a cualquier
juez especializado en lo penal, sea del lugar donde se encuentra el de-
tenido, del lugar donde se haya ejecutado la medida o del lugar donde
se haya dictado la misma, sin observar turnos (artículos 12 y 28 del
Código Procesal Constitucional).

b) Competencia del juez de paz. Si la demanda de hábeas corpus se in-


terpone ante un juzgado ubicado en un lugar distinto al lugar donde
se produjo la afectación o de difícil acceso a aquel, el juez dictará
orden perentoria e inmediata para que el juez de paz del distrito en el
que se encuentra el detenido realice, bajo responsabilidad, las verifi-
caciones y ordene las medidas inmediatas para hacer cesar la afecta-
ción (artículo 29 del Código Procesal Constitucional).

2. Capacidad procesal

Siguiendo a Carlos Mesía: “La capacidad procesal es la idoneidad de


los integrantes de una relación jurídica procesal para efectuar actos procesa-
les jurídicamente válidos en nombre propio o de otro. Su determinación

113
Proceso de HáBEAS CORPUS

viene determinada por la ley y no se reconduce a la capacidad civil de


goce y ejercicio de los derechos”(175).

En tal sentido, quienes forman parte procesal del hábeas corpus –aun-
que no sea ni el afectado ni el agresor– pueden realizar las actuaciones y
activar los mecanismos previstos en la ley procesal.

En tal sentido, como explicaremos mejor luego, pueden tener capacidad


procesal, dependiendo de las circunstancias concretas del caso: a) el afectado
en sus derechos a la libertad personal o derechos conexos a esta (incluyendo
a menores de edad, según el Código de los Niños y Adolescentes), b) el que
interpone demanda a favor de otro (procurador oficioso), c) el Defensor del
Pueblo, d) el agresor de los derechos fundamentales invocados; y, e) el pro-
curador público que representa al agente estatal demandado.

3. Requisitos de la demanda
Con respecto a los requisitos de forma de la demanda, debe mencionarse
que predomina el informalismo. En tal sentido, se prevén diversas posibilida-
des para iniciar el proceso que comprende desde el uso de medios electróni-
cos hasta la demanda oral (véase el acápite: “Postulación de la demanda”).

Asimismo, en cuanto a las exigencias materiales, debe tenerse en


cuenta que la demanda debe cumplir por lo menos con: la individuali-
zación de la víctima, la individualización del presunto agresor (si fuera
posible), la descripción precisa y clara de los hechos que constituirían el
acto lesivo que se alega, así como la mención del contenido protegido de
los derechos fundamentales presuntamente vulnerados(176).

II. Condiciones de la acción


1. Existencia de derecho
Como señalamos antes, las demandas constitucionales deben estar referi-
das al ámbito constitucionalmente protegido de los derechos invocados.

(175) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. El proceso de hábeas corpus desde la jurisprudencia del Tribunal Consti-
tucional. Gaceta Jurídica, Lima, 2007, p. 36.
(176) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Ob. cit., p. 37.

114
TRÁMITE DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

En tal sentido, el demandante debe exponer cuáles son los derechos


fundamentales intervenidos. En el caso del hábeas corpus, son los dere-
chos a la libertad personal y los conexos a esta, detallados enunciativa-
mente en el artículo 25 del Código Procesal Constitucional o reconocidos
por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.

Al respecto, de ser el caso, la titularidad del derecho constitucional


debe ser manifiesta o estar mínimamente acreditada. Es decir, no puede
tratarse de una titularidad que deba ser discutida (en un proceso judicial
ordinario, por ejemplo), que requiera una actividad probatoria compleja
(posibilidad con la que no cuentan los procesos constitucionales), o que
su sustento no sea directamente constitucional (legal, administrativo, con-
tractual, etc.).

2. Interés para obrar

El interés para obrar implica la necesidad del agraviado de satisfacer


la tutela de su derecho a través del proceso constitucional y no de otra
forma.

Es, pues, un “estado de necesidad” que obliga al demandante a acudir


al órgano jurisdiccional en busca de tutela. Es un interés para ejercitar la
acción, plantear y satisfacer la pretensión material, cuando ya no existe
otro medio eficaz para lograr ello.

En tal sentido, para el caso del hábeas corpus significa que el afecta-
do no ha encontrado otra forma de que no se le afecte el derecho y, por
ello, debe acudir al proceso constitucional en busca de que se satisfaga su
pretensión.

Obviamente, no puede considerarse entre las formas de satisfacer


el derecho afectado al agotamiento de las vías previas, pues de acuerdo
con el artículo 5, numeral 4 del Código Procesal Constitucional, ello es
innecesario.

3. Legitimidad para obrar

La legitimidad para obrar hace referencia a “quienes deben ser parte


en un proceso concreto para que la actividad jurisdiccional se realice

115
Proceso de HáBEAS CORPUS

con eficacia”(177). En tal sentido, “consiste en la adecuación correcta de


los sujetos que intervienen en la relación jurídica procesal, a tal punto
que solo ellos, y nada más que ellos, pueden interponer la acción y
contradecirla”(178).

Así visto, esta legitimidad alude a la posición de un sujeto para for-


mular una determinada pretensión (legitimidad para obrar activa) y la de
otro para que esta se formule en su contra (legitimidad para obrar pasiva),
de manera que el órgano jurisdiccional pueda pronunciarse válidamente
sobre el fondo del asunto.

Al respecto, el artículo 26 del Código Procesal Constitucional señala


que cualquier persona, así como la Defensoría del Pueblo pueden iniciar
un proceso de hábeas corpus a favor de un tercero.

Se distinguen dos tipos de legitimidad para obrar: activa y pasiva.

3.1. Legitimidad para obrar activa

La demanda de hábeas corpus puede ser interpuesta por la persona


perjudicada o cualquier otra en su nombre, sin necesidad de poder, papel
sellado, boleta de litigante, derecho de pago, firma de letrado o formali-
dad alguna. Así también, se le reconoce legitimidad para obrar activa a la
Defensoría del Pueblo (artículo 26 del Código Procesal Constitucional).

3.2. Legitimidad para obrar pasiva

La demanda de hábeas corpus se interpone contra cualquier auto-


ridad, funcionario o persona. Si bien las personas naturales y jurídicas
emplazadas ejercen su defensa directamente, la defensa del Estado o de
cualquier funcionario o servidor público la asume el procurador públi-
co que corresponda, o el representante legal que el funcionario o servi-
dor designe, sin perjuicio de la intervención del procurador público.
Aunque el demandado no se apersone al proceso, se le debe notificar con la

(177) MONTERO AROCA, Juan. “La legitimación en el Código Procesal Civil del Perú”, en: Ius et Praxis,
Nº 24, Revista de Derecho y Ciencias Políticas, Universidad de Lima, 1994, p. 13.
(178) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Ob. cit., p. 40.

116
TRÁMITE DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

resolución que pone fin a la instancia; la no participación del procurador


o del defensor nombrado no invalida ni paraliza el procedimiento.

De otro lado, si es que el demandante tomara conocimiento antes o


durante el proceso que a quien pretende demandar ya no ocupa el cargo
que desempeñaba, puede solicitar al juez que este no sea emplazado con
la demanda (artículo 7 del Código Procesal Constitucional).

III. Procedimiento

1. Postulación de la demanda

Para el ejercicio de la demanda de hábeas corpus no se requiere po-


deres, papel sellado, boleta de litigante, cédulas, derecho de pago, firma
de letrado ni cualquier otra formalidad (artículo 26 del Código Procesal
Constitucional).

La demanda puede ser interpuesta en forma verbal o por escrito (in-


cluso telegráficamente), de forma directa o por correo, por medio de co-
municación electrónica o cualquier otro medio idóneo (lo que incluye la
comunicación telefónica, por radio y por correo electrónico).

En el caso de que la demanda se presente verbalmente deberá le-


vantarse un acta ante el juez o el secretario, sin otra exigencia que la de
suministrar una sucinta relación de los hechos (artículo 27 del Código
Procesal Constitucional).

2. Ausencia de etapa probatoria

En el proceso de hábeas corpus no hay etapa probatoria. En tal sen-


tido, solo se admitirán medios de prueba que no requieran actuación.
Sin embargo, si el juez lo estima necesario ordenará la ejecución de di-
ligencias sobre actuaciones probatorias, sin que ello afecte la duración
del proceso, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 9 del Código
Procesal Constitucional.

A pesar de que todas las resoluciones deben ser notificadas en su


oportunidad a las partes (artículo 14 del Código Procesal Constitucional),
no se requerirá que se notifiquen previamente las diligencias sobre actua-
ción de pruebas (artículo 9 del Código Procesal Constitucional).

117
Proceso de HáBEAS CORPUS

Asimismo, el juez podrá admitir medios probatorios que acrediten


hechos trascendentes para el proceso y que hayan ocurrido con posterio-
ridad a la interposición de la demanda, siempre que no requieran actua-
ción, y los incorporará al proceso principal. La admisión de nuevos me-
dios de pruebas por parte del juez, sí deberá ser notificada a la contraparte
antes de que se emita la resolución que pone fin al grado (artículo 21 del
Código Procesal Constitucional).

3. Desistimiento

Si bien ha sido previsto para el proceso de amparo (artículo 49 del


Código Procesal Constitucional), debe considerarse que en este proceso
también procede el desistimiento, verificándose a estos efectos que el es-
crito tenga la firma legalizada del beneficiario ante el secretario relator
del Tribunal Constitucional, notario o director del penal en el que este se
encuentre recluido (artículo 37 del Reglamento Normativo del Tribunal
Constitucional).

4. Acumulación de procesos

La acumulación es una posibilidad admitida para el proceso consti-


tucional de amparo, pero que puede aplicarse de manera supletoria al há-
beas corpus (artículo 50 del Código Procesal Constitucional).

De acuerdo con la normativa procesal constitucional, si un mismo


acto, hecho, omisión o amenaza afecta a varias personas que han inicia-
do de manera independiente sus procesos constitucionales, el juez puede
–a pedido de parte o de oficio– ordenar la acumulación de los procesos
vinculados.

5. Tramitación preferente

El proceso de hábeas corpus, como todo proceso constitucional, debe


ser tramitado con preferencia en comparación a los demás procesos judi-
ciales que tenga a su cargo el juez constitucional.

Al respecto, como se sabe, el juez del hábeas corpus es un juez penal


(artículo 28 del Código Procesal Constitucional) o, excepcionalmente, un
juez de paz (artículo 29 del Código Procesal Constitucional). En ambos

118
TRÁMITE DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

casos los juzgadores deberán privilegiar la resolución e impulso de los


procesos de hábeas corpus.

En tal sentido, la tramitación debe ser diligente y expeditiva, bajo res-


ponsabilidad por las tardanzas y los errores en el procedimiento (artículo
13 del Código Procesal Constitucional).

6. Rechazo liminar

Por otro lado, si la demanda resulta manifiestamente improceden-


te, el juez deberá rechazarla de plano (artículo 47 del Código Procesal
Constitucional). A estos efectos, el juzgador debe tener en cuenta espe-
cialmente las causas de improcedencia establecidas en el artículo 5 del
Código Procesal Constitucional.

Si la resolución que rechaza liminarmente la demanda es apelada, se


notificará de la demanda al demandado.

Asimismo, de acuerdo con el Código Procesal Constitucional (ar-


tículo 6) las resoluciones de improcedencia no adquieren autoridad de
cosa juzgada, pues precisa que solo las resoluciones que se pronuncian
sobre el fondo adquieren tal carácter.

7. Aplicación supletoria de normas

La norma procesal (artículo IX del Título Preliminar del Código


Procesal Constitucional) prevé la aplicación supletoria de los códigos
procesales afines a la materia discutida que, en el caso del proceso de
hábeas corpus, serían principalmente los Códigos Procesal Penal, de
Procedimientos Penales y Procesal Civil. Asimismo, si bien no lo prevé
expresamente el Código Procesal Constitucional, al hábeas corpus le pue-
den ser aplicables ciertas disposiciones del proceso de amparo, como las
referidas a la improcedencia liminar, las causales de impedimento para
que los jueces conozcan de un caso, desistimiento, acumulación, repre-
sión de actos homogéneos, etc.

Claro está, es posible esta aplicación únicamente si no es contra-


ria a los fines del proceso constitucional (en el caso del hábeas corpus:
proteger los derechos constitucionales, reponiendo las cosas al estado

119
Proceso de HáBEAS CORPUS

anterior a la lesión o amenaza); por el contrario, deben ayudar a su mejor


desarrollo.

Asimismo, si no existen normas procesales supletorias, el juez cons-


titucional puede utilizar como fuentes secundarias la jurisprudencia, los
principios generales del Derecho Procesal y la doctrina aplicable.

IV. Trámite de primera instancia

El Código Procesal Constitucional ha dispuesto diferente tramitación


para cada caso de restricción o limitación a la libertad personal:

1. Detenciones arbitrarias y afectaciones a la integri-


dad personal

Ante situaciones relacionadas con formas de detención arbitraria


y de afectación a la integridad personal, el juez deberá resolver inmedia-
tamente.

Al respecto, para emitir su pronunciamiento, el juez puede constituir-


se en el lugar de los hechos con la finalidad de verificar si efectivamente
se produjo la detención arbitraria o la afectación a la integridad personal;
luego de ello ordenará la libertad del agraviado o el cese del acto lesivo
contra la integridad personal, según corresponda.

En ese momento levantará un acta en que deje constancia de lo su-


cedido. No será necesario que se notifique previamente al agresor para
que cumpla la resolución judicial (artículo 30 del Código Procesal Cons-
titucional).

2. Afectaciones distintas a la detención arbitraria y a


la integridad personal

En caso de afectaciones distintas a la detención arbitraria o a la inte-


gridad personal, el juez podrá constituirse en el lugar de los hechos o, de
ser el caso, citar a quien o quienes ejecutaron el acto lesivo.

A estos les requerirá que expliquen las razones que motivaron la


agresión. Con ello, el juez deberá resolver de plano y en el plazo de un

120
TRÁMITE DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

día natural, bajo responsabilidad. La resolución podrá notificarse al agra-


viado (aunque se encuentre privado de su libertad), al demandante o al
abogado (artículo 31 del Código Procesal Constitucional).

3. Desaparición forzada

Ante casos de desapariciones forzadas, además de observarse las


reglas precedentes, el juez deberá exigir que la autoridad, funcionario o
persona demandada proporcionen elementos de juicio satisfactorios sobre
el paradero o destino del agraviado. De no obtener dicha información, el
juez deberá adoptar todas las medidas necesarias que conduzcan a su ha-
llazgo, e incluso puede comisionar a jueces del distrito judicial donde se
presuma que la persona pueda encontrarse.

Asimismo, el juez informará al Ministerio Público sobre la demanda


de hábeas corpus presentada para que este realice, conforme con sus atri-
buciones, las investigaciones correspondientes. Si la agresión se atribuye
a un miembro de la Policía Nacional o de las Fuerzas Armadas, el juez
solicitará a su superior que, dentro del plazo de veinticuatro horas, infor-
me acerca de la veracidad de los hechos alegados y, de ser el caso, brin-
de el nombre de la autoridad agresora (artículo 32 del Código Procesal
Constitucional).

4. Hábeas corpus contra hábeas corpus

Cuando se trate del proceso de hábeas corpus en el que se cuestione


una resolución recaída en otro proceso de hábeas corpus, se tomarán en
cuenta reglas de procedimiento específicas.

Sobre esto, antes ya hemos mencionado los criterios que deben tener-
se en cuenta para la procedencia del “hábeas corpus contra hábeas cor-
pus”. Al respecto, señalamos que este procede:

- En los casos en que la vulneración constitucional resulte evidente o


manifiesta.

- Por una sola y única oportunidad.

- Tanto contra resoluciones judiciales estimatorias como contra las de-


sestimatorias.

121
Proceso de HáBEAS CORPUS

- Si se vulnera cualquier derecho protegido por el hábeas corpus (no


solo derechos procesales, pues todo proceso de hábeas corpus en que
se afecte un derecho constitucional es finalmente contrario a la tutela
procesal efectiva).

- En defensa de la doctrina vinculante establecida por el Tribunal


Constitucional.

- En defensa de los terceros que no han participado en el proceso cons-


titucional cuestionado y cuyos derechos han sido vulnerados, así
como respecto del recurrente que por razones extraordinarias no pudo
acceder al agravio constitucional.

Asimismo, señalamos que no procede:

- Como mecanismo de defensa de los precedentes vinculantes estable-


cidos por el Tribunal Constitucional.

- Contra las decisiones emanadas del Tribunal Constitucional.

5. Regímenes de excepción

En cuanto a la vigencia de los procesos constitucionales durante los


regímenes de excepción, se ha dispuesto que su ejercicio no se suspen-
de. Conforme al artículo 200, último párrafo de la Constitución, el juez
constitucional analizará la proporcionalidad y razonabilidad del acto
restrictivo.

Adicionalmente, el artículo 23 del Código Procesal Constitucional


plantea al juez constitucional los siguientes criterios de análisis:

- Si la demanda está referida a derechos constitucionales que no hayan


sido suspendidos.

- Si son derechos suspendidos, pero los motivos para la restricción


del derecho no tienen relación con la declaración del régimen de
excepción.

122
TRÁMITE DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

- Si al tratarse de derechos suspendidos, el acto restrictivo es innece-


sario o injustificado, atendiéndose a la conducta del agraviado o la
situación de hecho evaluada sumariamente por el juez.

V. Trámite en segunda instancia. Recurso de ape-


lación

Si alguna de las partes no está de acuerdo con la resolución (sen-


tencia o auto) de primera instancia, puede interponer contra ella recurso
de apelación, en el plazo de dos días (artículo 35 del Código Procesal
Constitucional).

Hecho ello, el juez debe elevar los autos al superior el día de inter-
puesto el recurso. Asimismo, la sentencia deberá ser emitida dentro de los
cinco días siguientes de recibidos los autos.

Los abogados pueden presentar informes a la vista de la causa (ar-


tículo 36 del Código Procesal Constitucional).

VI. Recurso de agravio constitucional

1. Generalidades

A través del recurso de agravio constitucional (RAC), el Tribunal


Constitucional conoce, como última y definitiva instancia, los procesos
constitucionales de tutela de los derechos fundamentales, entre ellos el há-
beas corpus. Así, a través del RAC se puede obtener un pronunciamiento
del más calificado intérprete de la Constitución, con capacidad para vincu-
lar a los poderes públicos y para establecer interpretaciones (normas) de
aplicación general, cuyo pronunciamiento agota las instancias internas en
materia de derechos humanos; constituyéndose, en tal sentido, en el más
importante instrumento de tutela de los derechos constitucionales para los
justiciables, en sede nacional.

Al respecto, de acuerdo con lo establecido en los artículos 202 de la


Constitución y 18 del Código Procesal Constitucional, el recurso de agra-
vio procede contra las resoluciones de segunda instancia que deniegan la
protección en los procesos de tutela de derechos fundamentales.

123
Proceso de HáBEAS CORPUS

Además de este supuesto, el Tribunal Constitucional ha admitido


otras causales de procedencia. Sobre la causal prevista en el código y las
creadas jurisprudencialmente nos referiremos a continuación.

2. Supuestos de procedencia del recurso de agravio

2.1. RAC contra resoluciones denegatorias de tutela

Como señalamos antes, de acuerdo con la Constitución y el Código


Procesal Constitucional, el recurso de agravio constitucional procede
contra las resoluciones de segunda instancia que deniegan la protección
en los procesos de tutela de derechos fundamentales. Al respecto, por re-
solución “denegatoria” el código ha entendido a aquellas que declaran in-
fundada o improcedente la demanda.

Asimismo, en caso de que se trate de una resolución de segunda ins-


tancia que declare fundada en parte la demanda, el recurso de agravio
puede interponerse contra los extremos denegados por la sentencia.

Al proceder prima facie el recurso de agravio exclusivamente contra


resoluciones que declaran infundadas o improcedentes las pretensiones, es
claro que el Código Procesal Constitucional pretendía que no se puedan cues-
tionar –es decir, que adquieran firmeza– las sentencias de segunda instancia
que declaraban fundada la demanda. No obstante, esto ha sido variado por la
jurisprudencia al admitir los nuevos supuestos de procedencia del RAC.

2.2. RAC a favor del precedente constitucional

A través de la STC Exp. Nº 4853-2004-PA/TC, el colegiado amplió


por primera vez los supuestos de procedencia del recurso de agravio. A
estos efectos, admitió la procedencia del RAC en caso de que la resolución
de segundo grado declare fundada la demanda, si esta fue dictada en senti-
do contrario a los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional.

Al respecto, el tribunal explicó que cuando la Constitución hace refe-


rencia a la procedencia del recurso de agravio contra una resolución “de-
negatoria”, debe entenderse que no se hace referencia solo a que declare
improcedente o infundada la pretensión del demandante, sino también a
que quede desprotegido el ordenamiento constitucional en su conjunto
o en el ámbito objetivo de los derechos constitucionales. En esa línea,

124
TRÁMITE DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

consideró que una resolución “denegatoria” también es aquella que con-


traviene los precedentes constitucionales establecidos por el tribunal,
pues viola el orden jurídico constitucional.

Desde luego, y a diferencia del supuesto originario de procedencia


del recurso, este nuevo supuesto puede ser aprovechado por ambas partes
procesales (demandante o demandado). Incluso puede iniciar este recurso
de agravio un tercero afectado directamente y que no haya participado
del proceso, sea por no haber sido emplazado o porque, tras solicitar su
incorporación, le haya sido denegada por el órgano judicial respectivo.

2.3. RAC contra el incumplimiento de las resoluciones


del Tribunal Constitucional

Hay un segundo supuesto de procedencia del recuso de agravio cons-


titucional que también ha sido creado jurisprudencialmente. Así, en la
RTC Exp. Nº 0168-2007-Q/TC se admitió la presentación del “recurso de
agravio contra el incumplimiento total, insuficiente o defectuoso de los
fallos del Tribunal Constitucional por parte del juez ejecutor”; esto es, en
caso de que las sentencias del máximo intérprete sean “desvirtuadas o al-
teradas de manera manifiesta en su fase de ejecución”(179).

La finalidad de este recurso –según la propia resolución– sería resta-


blecer el orden jurídico constitucional que ya había sido preservado antes
a través de una sentencia estimatoria del Tribunal Constitucional.

El máximo intérprete considera que no podría mantenerse incólume


ante el incumplimiento de sus fallos, pues es el último garante del siste-
ma de protección de los derechos fundamentales; en tal sentido, asume
competencia para asegurar el cumplimiento de sus fallos conforme a los
términos sentenciados.

2.4. ¿RAC a favor de la doctrina jurisprudencial?

Finalmente, además de los supuestos antes mencionados, el Tribunal


Constitucional se habría pronunciado sobre la procedencia del “recurso

(179) RTC Exp. Nº 0168-2007-Q/TC, f. j. 8.

125
Proceso de HáBEAS CORPUS

de agravio a favor de la doctrina jurisprudencial”. Es decir, podríamos


estar ante un RAC a favor de los criterios interpretativos establecidos por
el colegiado constitucional (con base en el artículo VI CPConst.), pero
que no son precedente constitucional vinculante (según el artículo VII del
CPConst.).

En efecto, en la resolución recaída en el Exp. Nº 0245-2007-Q/TC, el


colegiado admitió a trámite un recurso de agravio en el que los recurren-
tes señalaban que la sentencia de segunda instancia había resuelto de ma-
nera contraria a la doctrina jurisprudencial del Tribunal Constitucional,
pero que esta contravención debía ser equiparada con el supuesto de
RAC a favor del precedente constitucional, establecido en la STC Exp.
N° 4853-2004-PA/TC, al tratarse de sentencias anteriores a la vigencia
del Código Procesal Constitucional (cuando aún no existía la figura del
precedente constitucional).

Al respecto, el colegiado señaló que “habida cuenta que la situa-


ción anteriormente detallada se encuentra íntimamente ligada a la pro-
tección de derechos fundamentales que han sido materia de desarrollo
constitucional mediante pronunciamientos emitidos por este colegia-
do, que constituyen doctrina jurisprudencial vinculante conforme lo
establecido por el artículo VI del Título Preliminar del CPConst., este
tribunal considera pertinente conocer el presente recurso [de agra-
vio]”. Es decir que el tribunal aceptó conocer el recurso de agravio
porque se podría estar desconociendo doctrina jurisprudencial vin-
culante, relacionada con la tutela de los derechos constitucionales
invocados.

Sin embargo, este supuesto aún no ha sido bien desarrollado por la


jurisprudencia, y en tal sentido queda aún por saber si a través del RAC
puede solicitarse la defensa de la doctrina jurisprudencial en general, si
solo puede asegurarse el respeto a la doctrina jurisprudencial anterior al
código que debe equipararse a los precedentes constitucionales, cuáles
son las sentencias que constituyen doctrina y qué parte de estas en reali-
dad son las que vinculan(180).

(180) SOSA SACIO, Juan Manuel. “Supuestos de procedencia del recurso de agravio constitucional”, en:
Gaceta Constitucional, tomo 07, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2008, p. 432.

126
TRÁMITE DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

3. Trámite

Entre las reglas procesales previstas por el Código Procesal


Constitucional para la tramitación del recurso de agravio tenemos que:

- Debe ser presentado ante la sala que expidió la sentencia de vista.

- El plazo para su interposición es de 10 días, contados desde el día


siguiente de notificada la resolución denegatoria.

- Una vez concedido el recurso, el expediente debe ser remitido


por el presidente de la sala al Tribunal Constitucional, dentro del
plazo máximo de 3 días más el término de la distancia, bajo respon-
sabilidad.

- Finalmente, el colegiado constitucional debe emitir un pronuncia-


miento en un plazo de 20 días para el caso de los procesos de hábeas
corpus.

Asimismo, de acuerdo con el Reglamento Normativo del TC, el pro-


nunciamiento del Tribunal Constitucional se rige por las siguientes reglas
procesales:

- El tribunal está compuesto por dos salas, cada una integrada por
tres magistrados. Para declarar fundada una demanda de amparo se
requiere de tres votos conformes. Si no se llega a alcanzar los tres
votos, se llama a un magistrado de la otra sala para que dirima, en
orden de antigüedad, es decir, del menos antigüo al más antigüo en el
cargo y, en último caso, al presidente del Tribunal Constitucional.

- Una de las salas califica la procedencia de las demandas, para deter-


minar si el tribunal debe pronunciarse sobre el fondo del recurso de
agravio. Sobre los criterios que tiene el tribunal para evaluar la pro-
cedencia del RAC; en la STC Exp. N° 2877-2005-PHC, el colegia-
do señaló que este debe rechazarse si los hechos alegados no están
referidos directamente al contenido constitucional de los derechos
invocados, si la pretensión es manifiestamente infundada o si se ha
decidido de manera desestimatoria casos sustancialmente idénticos.

127
Proceso de HáBEAS CORPUS

- El proceso se impulsa mediante decretos, los que son firmados por


el presidente o, por delegación de este, por un magistrado o por el
secretario general.

- El Tribunal Constitucional resuelve la indebida concesión del recurso


de agravio constitucional y la acumulación de procesos a través de
las sentencias interlocutorias.

- El procedimiento ante el Tribunal Constitucional es gratuito. No obs-


tante, cuando se solicitan copias certificadas, el costo es de cargo del
solicitante.

4. Reglas procesales para las audiencias ante el TC

4.1. La audiencia pública

La audiencia pública es el acto procesal mediante el cual se escucha


a las partes y a los abogados que soliciten informar oralmente sobre los
fundamentos de hecho y de derecho. Se realizan los días lunes, martes,
miércoles y jueves, y solo excepcionalmente puede realizarse otros días.
Asimismo, el pleno determina el momento en que se inicia la audiencia.

El Tribunal Constitucional notifica la vista de las causas a través de


su portal electrónico (www.tc.gob.pe) y/o en la dirección electrónica que
haya sido señalada en el escrito de apersonamiento.

4.2. Solicitud de informe oral

El informe oral, para ser concedido, deberá ser solicitado por escrito
hasta dentro de los tres días hábiles siguientes a la publicación del día de
la audiencia en el portal electrónico del Tribunal Constitucional.

4.3. Abogados hábiles

Solo pueden ejercer la defensa ante el Tribunal Constitucional los


abogados en ejercicio. En los informes orales, los letrados deben usar la
medalla del Colegio de Abogados al que pertenecen.

128
TRÁMITE DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

Asimismo, los abogados para poder informar oralmente y defender


por escrito deben haber abonado las multas que el tribunal pueda haber
impuesto, de acuerdo con el artículo 49 del Reglamento Normativo.

4.4. Desarrollo de la audiencia

Luego de instalada la audiencia, el presidente dispone que el relator


dé cuenta, en forma sucesiva, de las causas programadas, precisando el
número de expediente, las partes que intervienen y la naturaleza de la
pretensión.

El presidente concede el uso de la palabra al demandante hasta por


cinco minutos, y por igual tiempo al demandado, quienes se ubicarán a la
izquierda y la derecha, respectivamente, frente a los magistrados. A conti-
nuación, el presidente concede el uso de la palabra a los abogados del de-
mandante y del demandado, por el mismo tiempo, los cuales se ubicarán
en igual forma que sus defendidos. Está permitida la réplica y dúplica a
los abogados por el tiempo que determine el presidente. Por último, cuan-
do corresponda, se recibirá la participación del amicus curiae.

VII. Recurso de queja constitucional

1. Concepto

El recurso de queja tiene como finalidad el asegurar al recurrente la


obtención de un pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre el
fondo de lo pretendido, en caso la segunda instancia no admita de manera
arbitraria el recurso de agravio constitucional.

Al respecto, como es conocido, el recurso de agravio constitucional


puede presentarse contra la resolución de segundo grado que deniega la
tutela solicitada en procesos constitucionales de la libertad (hábeas cor-
pus, proceso de amparo, hábeas data, incluyendo el cumplimiento), con
la finalidad de que el tribunal resuelva en apelación, como tercera, última
y definitiva instancia, sobre la afectación alegada.

Así visto, si se impugna la sentencia de segundo grado mediante recur-


so de agravio constitucional y la instancia que emitió la sentencia deniega el

129
Proceso de HáBEAS CORPUS

recurso interpuesto, el artículo 19 del Código Procesal Constitucional prevé


para el impugnante la posibilidad de presentar el recurso de queja ante el
propio Tribunal Constitucional.

2. Procedencia

De acuerdo con lo señalado por el Código Procesal Constitucional


(artículo 19) y el Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional
(artículos 54 y 55), el recurso de queja se presenta: “Contra la resolu-
ción que deniega el recurso de agravio constitucional”. En tal sentido,
puede presentarse recurso de queja contra toda denegatoria de un RAC,
sin importar el supuesto de que se trate: contra sentencia denegatoria de
segundo grado, en defensa de los precedentes vinculantes del Tribunal
Constitucional, a favor del cumplimiento de las sentencias del Tribunal
Constitucional, en defensa de la doctrina jurisprudencial (con los matices
antes precisados).

3. Requisitos

Según el Código Procesal Constitucional (artículo 19) y el


Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional (artículos 54 a 56),
además de la fundamentación correspondiente(181), el recurso de queja
debe ser acompañado de los siguientes anexos:

- Copia de la resolución recurrida (contra la que se interpone el RAC).

- Recurso de agravio constitucional (denegado por la sala).

- Auto denegatorio del RAC (resolución quejada).

- Cédulas de notificación (salvo para los casos de hábeas corpus).

(181) Desde luego, en la queja debe alegarse que el RAC presentado sí cumplió con los requisitos sustantivos
formulados en la STC Exp. Nº 2877-2005-PHC/TC, f. j. 28: (1) identificación de vulneración manifiesta
del contenido esencial del ámbito constitucionalmente protegido de un derecho fundamental, (2) que
no se trate de un asunto manifiestamente infundado, (3) que no exista regla de precedencia del Tribunal
Constitucional que excluya la tutela solicitada.

130
TRÁMITE DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

Todos estos documentos deberán ser certificados (suscritos, firmados)


por abogado.

Estos documentos estuvieron pensados para la denegatoria del RAC


originario, previsto en la legislación. Sin embargo, es necesario tener
también en cuenta los recursos de queja por no conceder RAC en defensa
de los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional (y de jurispru-
dencia vinculante) y por no conceder RAC a favor del cumplimiento de
las sentencias del colegiado constitucional.

Respecto al recurso de queja por no conceder RAC en defensa de


los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional, debe exponerse
claramente que pese a haberse demostrado la trasgresión al precedente
constitucional, el recurso de agravio no fue concedido. Asimismo, ya que
el tribunal admite que terceros puedan presentar RAC en defensa de sus
precedentes siempre que hayan sido directamente afectados, en tal su-
puesto, los recurrentes deberán acreditar que la afectación fue suficiente-
mente demostrada en el recurso de agravio y que, pese a ello, se impidió
el trámite. Lo mismo sería de aplicación para el supuesto de RAC a favor
de la doctrina jurisprudencial, de ser el caso.

En lo concerniente a la queja por no admitirse RAC a favor del cum-


plimiento de las sentencias del tribunal, es claro que debe adjuntarse la
sentencia del tribunal que debe cumplirse “conforme a sus propios tér-
minos”, la resolución del juez ejecutor que resuelve directamente la no
actuación o que ejecuta mal la sentencia del colegiado o, en su defecto,
el auto que permita al supremo intérprete valorar la inejecución o contra-
vención de su sentencia.

4. Trámite

De acuerdo con la normativa procesal constitucional, el recurso de


queja debe interponerse directamente ante el Tribunal Constitucional.
Ello se aplica a todos los supuestos mencionados, pues en todos los casos
se busca que sea el propio Tribunal Constitucional el que determine si
debe o no conocer el recurso de agravio denegado.

Además, el recurso se presenta hasta el quinto día luego de notificada


la denegatoria del recurso de agravio y es conocido por una de las salas
que conforman el Tribunal Constitucional.

131
Proceso de HáBEAS CORPUS

Luego de ello, la sala tiene diez días para resolver el recurso por pro-
pio mérito, es decir, sin dar lugar a trámite (admisión, notificación al re-
currente, traslado, etc.).

Si la queja resulta fundada, el tribunal (a través de la sala que resol-


vió) conoce de inmediato el recurso de agravio constitucional. Con ello,
no ordenará al órgano judicial correspondiente la admisión del recurso,
sino que le requerirá directamente el envío del expediente, dentro del ter-
cer día de oficializado el pedido, bajo responsabilidad.

Por el contrario, si el recurso de queja es declarado infundado, allí


concluirá el proceso constitucional, confirmándose la improcedencia del
RAC y con ello también la resolución (de fondo o de ejecución) cuestio-
nada por el recurrente.

VIII. Solicitud de aclaración y recurso de reposición

El Tribunal Constitucional es la última y definitiva instancia con


respecto a los procesos constitucionales de la libertad (artículo 202, inci-
so 2 de la Constitución), incluyendo el hábeas corpus. En tal sentido, las
decisiones del tribunal son inimpugnables: contra ellas no cabe recurso
alguno (artículo 121 del Código Procesal Constitucional). Por ello, estas
decisiones no pueden cuestionarse ni siquiera puede pedirse su nulidad.

No obstante, conforme con la norma procesal, el Tribunal Cons-


titucional puede aclarar sus sentencias de oficio o a pedido de parte, den-
tro de los dos días de su notificación. Las resoluciones de aclaración se
expiden sin trámite alguno y al segundo día de formulado el pedido.

De acuerdo con el Tribunal Constitucional, una resolución de acla-


ración es procedente cuando se observa que de sus resoluciones se “des-
prenden dudas o confusiones (objetivas y razonables) que inciden sobre
su ejecución o cumplimiento cabal”(182). Asimismo, el pedido de aclara-
ción también procede para subsanar errores materiales o de omisión,

(182) RTC Exp. Nº 6117-2005-PA/TC, f. j. 2.

132
TRÁMITE DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS

en los que se hubiera incurrido en las resoluciones que resuelven contro-


versias.

Con ello, se deniega el recurso de nulidad si se pretende el cambio


del fallo del tribunal. En efecto, el pedido de aclaración será denegado
cuando se pretenda modificar o revocar una decisión asumida por el TC
en una sentencia o una resolución.

133
CAPÍTULO

7 SENTENCIA: CONTENIDO,
EJECUCIÓN Y EFECTOS

I. Contenido

1. Datos generales de la sentencia

La sentencia que resuelve el proceso de hábeas corpus, deberá conte-


ner (artículo 17 del Código Procesal Constitucional y 47 del Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional):

a) La identificación del demandante.

b) La identificación de la autoridad, funcionario o persona de quien pro-


venga la amenaza o violación a los derechos fundamentales alegados.

c) La determinación precisa del derecho vulnerado o la consideración


de que el mismo no ha sido vulnerado.

d) La fundamentación que conduce a la decisión adoptada.

e) La decisión adoptada señalando el mandato concreto dispuesto.

2. Contenido de la sentencia que declara fundada la


demanda

Si la demanda es declarada fundada, la sentencia deberá contener,


además, una de las siguientes medidas (artículo 34 del Código Proces-
al Constitucional y 47 del Reglamento Normativo del Tribunal Consti-
tucional):

135
Proceso de HáBEAS CORPUS

a) La puesta en libertad de la persona privada arbitrariamente de este


derecho.

b) La continuación de la situación de privación de libertad de acuerdo


con las disposiciones legales aplicables al caso, salvo que el juez
considere necesario un cambio de las condiciones de reclusión del
detenido.

c) Si la afectación se ha producido porque ha transcurrido en exceso el


plazo legalmente establecido para su detención, la persona debe ser
puesta inmediatamente a disposición del juez competente.

d) La orden de cese del agravio producido, disponiendo las medidas ne-


cesarias para evitar que el acto vuelva a repetirse.

II. Responsabilidad del agresor

Si de los actuados, el juez verifica que existe causa probable de


la comisión de un delito, remitirá los mismos al Ministerio Público
para que, conforme a sus atribuciones, disponga lo que corresponda.
Incluso si se ha producido la sustracción de la materia o si la violación
del derecho alegado ha devenido en irreparable (artículo 8 del Código
Procesal Constitucional y 50 del Reglamento Normativo del Tribunal
Constitucional).

Si el agente agresor es una autoridad o funcionario público, el juez


penal podrá imponer como pena accesoria la destitución del cargo.
Asimismo, el agresor no se libera de responsabilidad por haber procedi-
do por orden superior. Si el responsable inmediato de la violación fuera
una de las personas comprendidas en el artículo 99 de la Constitución, se
dará cuenta inmediata a la Comisión Permanente para los fines respecti-
vos (artículo 8 del Código Procesal Constitucional y 50 de Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional).

III. Cumplimiento de la sentencia

Como anotamos, la sentencia fundada de hábeas corpus puede or-


denar principalmente: (1) la puesta en libertad del demandante, (2) el

136
SENTENCIA: CONTENIDO, EJECUCIÓN Y EFECTOS

cambio en las condiciones de detención, (3) que el detenido sea puesto a


disposición del juez competente, (4) que cese el agravio y se dispongan
las medidas necesarias para que no vuelvan a ocurrir afectaciones (artícu-
lo 34 del Código Procesal Constitucional).

Ahora bien, respecto del cumplimiento de las sentencias constitu-


cionales, el artículo 22 del Código Procesal Constitucional señala que su
cumplimiento es inmediato y para lograrlo el juez podrá establecer mul-
tas fijas o acumulativas e incluso disponer la destitución del responsa-
ble. Asimismo, estas medidas deben quedar incorporadas en la sentencia
como apercibimiento, sin perjuicio de que puedan ser modificadas duran-
te la ejecución de la sentencia, sea ello de oficio o a pedido de parte.

El monto de estas multas las fija el juez discrecionalmente y en uni-


dades de referencia procesal, tomando en consideración la capacidad eco-
nómica del requerido. Su cobro se hará efectivo con el auxilio de la fuer-
za pública, el recurso a una institución financiera o la ayuda de quien el
juez estime pertinente. En caso de que se acate el mandato judicial dentro
de los tres días posteriores a la imposición de la multa, el monto será de-
vuelto en su totalidad al renuente.

Asimismo, la misma disposición (artículo 22 del código) prevé que


la sentencia que causa ejecutoria deberá ser actuada en sus propios térmi-
nos por el juez de primera instancia. Evidentemente –precisando que las
sentencias de hábeas corpus en su mayoría deben ser actuadas de inme-
diato–, se trata de una garantía para que la sentencia ejecutoriada no sea
desnaturalizada en la fase de actuación.

Con respecto al cumplimiento de las sentencias del Tribunal Cons-


titucional (en manos del juez ejecutor), el propio colegiado habilitó una
nueva causal de procedencia del recurso de agravio constitucional, con
la finalidad de que sea él mismo el que supervise el leal cumplimiento
de sus decisiones (ver acápite: “Supuestos de procedencia del recurso de
agravio”).

Así, en la RTC Exp. N° 0168-2007-Q/TC se reconoció un “recurso


de agravio contra el incumplimiento total, insuficiente o defectuoso de
los fallos del Tribunal Constitucional por parte del juez ejecutor” para los
casos en que las sentencias del referido tribunal sean “desvirtuadas o alte-
radas de manera manifiesta en su fase de ejecución”.

137
Proceso de HáBEAS CORPUS

Finalmente, la norma procesal señala que las sentencias de los proce-


sos constitucionales prevalecen sobre las de otros órganos jurisdicciona-
les y deben cumplirse bajo responsabilidad.

138
cUADROS SINÓPTICOS

ESQUEMAS

139
Proceso
Proceso
de HÁBEAS
de amparo
CORPUS

140
cUADROS SINÓPTICOS

Esquema

Trámites en primera instancia


1

141
Proceso de HÁBEAS CORPUS

142
cUADROS SINÓPTICOS

143
Proceso de HÁBEAS CORPUS

Esquema

Trámite en segunda instancia


2

144
cUADROS SINÓPTICOS

Esquema

Recursos
3

145
MODELOS
MODELO

1
Demanda de hábeas corpus
(hábeas corpus reparador)

Escrito: Nº 1
Cuaderno principal
Sumilla: Demanda de hábeas corpus

SEÑOR JUEZ ESPECIALIZADO EN LO PENAL


AAAAAAAA, identificada con DNI Nº XXXXXXXX, con dirección do-
miciliaria en Av. Los Cóndores 3517, San Borja, Lima y con domicilio pro-
cesal en la casilla XXXXXXXXXX del Departamento de notificaciones del
Colegio de Abogados de Lima; a Ud. atentamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que, recurro a su despacho a fin de interponer demanda de hábeas corpus
en nombre y representación de mi cónyuge, don BBB BBB, quien ha sido de-
tenido arbitrariamente por orden del Mayor PNP CCCCCCC de la Comisaría
del distrito de San Borja, provincia de Lima; solicitando que se ordene su
libertad inmediata, en atención a los siguientes fundamentos de hecho y de
derecho:
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
1. Con fecha 16 de agosto de 2008, la Comisaría de la Policía Nacional del
Perú del distrito y provincia antes indicados, cursó una citación para que
mi esposo, don BBB BBB, se apersonara a sus oficinas para prestar su
declaración a fin de esclarecer los hechos relativos a una supuesta comi-
sión de delito de hurto denunciado por la presunta agraviada, la empresa
“Textilería del Norte”, en la cual mi esposo trabajaba como vigilante.
2. Cumpliendo con dicha citación, mi esposo se apersonó a rendir su decla-
ración, luego de la cual la Policía concluyó que habían indicios que harían
presumir su eventual responsabilidad en los hechos denunciados, ordenan-
do su detención inmediata.
3. El caso es que mi esposo ha sido detenido en base a las conclusiones sub-
jetivas del oficial que le tomó la declaración, sin que haya sido sorprendido
en flagrante delito y sin que exista mandato judicial de detención. Y por si

149
Proceso de HáBEAS CORPUS

fuera poco, mi esposo se encuentra a la fecha en los calabozos de la referi-


da Comisaría por más de veinticuatro horas, negándose la Policía a dejarlo
en libertad o a remitirlo a la Fiscalía o al Juzgado correspondiente, aducien-
do que aún faltan tomar otras declaraciones y confeccionar el atestado.
4. Por tal motivo me veo obligada a interponer la presente demanda de há-
beas corpus, solicitando a su despacho se sirva adoptar las medidas del
caso y ordenar la inmediata libertad de mi cónyuge don BBB BBB.
III. FUNDAMENTOS DE DERECHO
1. De lal procedencia de la demanda. Conforme al artículo 2, numeral
24, literal f de la Constitución Política y al numeral 7 del artículo 25 del
Código Procesal Constitucional, procede la demanda de hábeas corpus
en caso de detención arbitraria, en consecuencia, habiéndose configurado
dicho supuesto en el presente caso, la suscrita interpone la referida deman-
da a través de este recurso.
2. Asimismo, al amparo de lo dispuesto por el artículo 6 del Código Procesal
Constitucional, están legitimados la persona perjudicada o cualquier otra
en su nombre, sin necesidad de poder u otras formalidades; por lo que en
virtud del referido dispositivo interpongo la presente demanda en nombre
y representación de mi cónyuge don BBB BBB.
3. De acuerdo al artículo 2, numeral 24, literal f de la Constitución Política
y al numeral 7 del artículo 25 del Código Procesal Constitucional, nadie
puede ser detenido sino por mandato escrito y motivado del juez o por las
autoridades policiales en caso de flagrante delito; en todo caso, el deteni-
do debe ser puesto a disposición del juzgado que corresponda en el plazo
máximo de veinticuatro horas. De no cumplirse esta disposición la deten-
ción es arbitraria, como en el presente caso.
POR TANTO:
A Ud., Sr. juez, solicito admitir la presente demanda, tramitarla de acuerdo
a su naturaleza y en su oportunidad declararla fundada, ordenando la inme-
diata liberación del detenido arbitrariamente.
OTROSÍ DIGO. Solicito que, una vez concluido el procedimiento, se
disponga remitir los actuados al fiscal penal que corresponda, a fin de investi-
garse a los posibles responsables, de acuerdo a los dispuesto por el artículo 8
del Código Procesal Constitucional.

Lima, 18 de agosto de 2008

AAAAAAAAAAAAA
DNI Nº XXXXXXX

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MODELO

2 Demanda de hábeas corpus


(hábeas corpus restringido)

Escrito Nº 1
Cuaderno principal
Sumilla: Demanda de hábeas corpus

SEÑOR JUEZ ESPECIALIZADO EN LO PENAL


AAAAAAAA, identificado con DNI Nº XXXXXXXX, con dirección do-
miciliaria en Av. Los Madrigales, Nº 1492, Magdalena, Lima y con domicilio
procesal en la casilla XXXX del Departamento de Notificaciones del Colegio
de Abogados de Lima; a Ud. atentamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que, recurro a su despacho a fin de interponer demanda de hábeas cor-
pus, la misma que dirijo contra el Mayor PNP BBBBBBBBB adscrito a la
División de delitos contra la vida, el cuerpo y salud de Lima, quien mantie-
ne en su poder mi pasaporte; solicitando la entrega inmediata del mismo, en
atención a los siguientes fundamentos de hecho y de derecho:
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
1. Con fecha 12 de setiembre de 2008, fui citado a la División de Delitos
contra la vida, el cuerpo y la salud de Lima, con el objeto de prestar una
declaración en calidad de testigo, en el marco de las investigaciones que
dicha División viene realizando a propósito del delito de homicidio en
agravio de quien en vida fue CCCCCCCC, cometido presuntamente por
DDDDDDDDD.
2. En el momento de la declaración, y atendiendo a mi calidad de ciudadano
extranjero con visa de trabajo en el Perú, me identifiqué con mi pasaporte
Nº XXXXXXX de la República de XXXXXXX. Luego de la declaración,
el oficial encargado de la misma, Mayor PNP, se negó a devolverme el
referido documento argumentando que debía conservarlo hasta concluir

151
Proceso de HáBEAS CORPUS

con las declaraciones de los demás testigos y también para una eventual
segunda declaración de mi parte, indicándome que retorne al día siguiente
para comunicarme si esta se efectuaría o no.
3. El caso es, Sr. juez, que me he apersonado al local de la mencionada
División hasta en tres oportunidades y en ninguna de ellas el Mayor PNP
ha accedido a devolverme mi pasaporte. Es más, la última vez que concu-
rrí a dicho lugar el oficial en cuestión me manifestó que incluso podría ser
detenido, cosa que considero improcedente dada mi calidad de testigo de
los hechos investigados.
4. Como quiera que la situación no ha variado y es de necesidad imperativa
contar con mi pasaporte como único documento para poder identificarme,
interpongo la presente demanda de hábeas corpus, solicitando a su despa-
cho se sirva adoptar las medidas del caso y ordenar la inmediata devolu-
ción de dicho documento.
III. FUNDAMENTOS DE DERECHO
1. De la procedencia de la demanda. Conforme al numeral 1, del artícu-
lo 200, de la Constitución y al numeral 10, del artículo 25, del Código
Procesal Constitucional, procede la demanda de hábeas corpus en el caso
materia del presente recurso, pues el suscrito ha sido privado de su pasa-
porte sin que exista una razón fundada para ello.
2. Del derecho vulnerado. De acuerdo al numeral 21, del artículo 2, de
la Constitución y al numeral 10, del artículo 25, del Código Procesal
Constitucional, ninguna persona puede ser privada de su pasaporte dentro
o fuera de la República.
POR TANTO:
A Ud., Sr. juez, solicito admitir la presente demanda, tramitarla de acuerdo
a su naturaleza y en su oportunidad declararla fundada, ordenando la inme-
diata devolución de mi pasaporte.
OTROSÍ DIGO. Solicito que una vez concluido el procedimiento, se dis-
ponga remitir los actuados al fiscal penal que corresponda, a fin de investigar-
se a los posibles responsables, de acuerdo a los dispuesto por el artículo 8 del
Código Procesal Constitucional.

Lima, 18 de setiembre de 2008

AAAAAAAAAAAAA
DNI Nº XXXXXXX

152
MODELO

3 Demanda de hábeas corpus


(hábeas corpus correctivo)

Escrito: Nº 1
Cuaderno principal
Sumilla: Demanda de hábeas corpus

SEÑOR JUEZ ESPECIALIZADO EN LO PENAL DE LIMA


AAAAAAAAAAAAAAA, identificada con DNI Nº XXXXXXX, en
favor de BBBBBBBBBBBBB, con domicilio en Jirón Atocongo 1102, Lima
19; a Ud. atentamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que, de conformidad con el literales g y h, del numeral 24, del artículo 2,
el numeral 1 del artículo 200 de la Constitución y numerales 1, 11 y 17 del ar-
tículo 25 del Código Procesal Constitucional, interpongo demanda de hábeas
corpus contra el Director del establecimiento penitenciario “San Pedro”, con
el objeto de que cese la vulneración a mi derecho a integridad personal.
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
1. Desde el 10 de febrero de 2005, mi cónyuge cumple una condena de 10
años en el centro penitenciario San Pedro.
2. Con fecha 10 de setiembre fue apartado de los demás reclusos y condu-
cido a una habitación en la que lo mantienen incomunicado. Los días de
visita no me permiten verlo y tampoco me informan de las razones por las
cuales lo mantienen recluido. Asimismo, no permiten que ingrese su abo-
gado para que observar las condiciones en las que se encuentra.
3. En la actualidad sigo sin conocer las causas por las que han colocado a mi
cónyuge en una celda de aislamiento.

153
Proceso de HáBEAS CORPUS

III. FUNDAMENTOS DE DERECHO


De la procedencia de la demanda
1. Conforme al numeral 1 del artículo 200 de la Constitución, el proceso
de hábeas corpus procede contra la afectación al derecho a la integridad
personal, reconocido en el literal h, del numeral 24, del artículo 24 de la
Constitución y en los numerales 1 y 17 del artículo 25 del Código Procesal
Constitucional. Asimismo, también procede contra actos que mantengan
incomunicada a una persona sin que se expresen las causas de la incomu-
nicación y el lugar donde se halla el detenido, conforme al literal g, del
numeral 24, del artículo 2 de la Constitución y del numeral 11 del artículo
25 del Código Procesal Constitucional.
Sin duda los hechos que alegan forman parte del contenido constitucional
de los derechos invocados en el petitorio.
Del derecho vulnerado
2. En este caso observamos que no ponen en mi conocimiento ni el estado de
salud ni las razones de por qué mi esposo se encuentra aislado e incomuni-
cado. Ello sin duda constituye una agresión a la integridad personal y del
derecho a no ser incomunicado.
En consecuencia, es razonable presumir que está siendo sometido a tra-
tos crueles e inhumanos que violentan su derecho a la integridad personal,
tanto física como psíquica.
Por lo tanto, solicitamos que cesen los actos lesivos, que se ordene la ubi-
cación de mi cónyuge en su celda habitual de reclusión, así como la reali-
zación de un examen médico para comprobar su estado de salud.
POR LO TANTO:
Por los argumentos expuestos, solicito a Ud. Sr. Juez que su despacho se
admita a trámite la presente demanda de hábeas corpus, y declarándose fun-
dada en su oportunidad, se ordene la adopción de las medidas necesarias para
que los actos lesivos mencionados no se repitan.
Lima, 5 de octubre de 2007

AAAAAAAAAAAAA
DNI Nº XXXXXX

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MODELO

4 Demanda de hábeas corpus


(hábeas corpus PREVENTIVO)

Escrito: Nº 1
Cuaderno principal
Sumilla: Demanda de hábeas corpus

SEÑOR JUEZ ESPECIALIZADO EN LO PENAL


AAAAAAAAA, identificada con DNI Nº XXXXXX, con domicilio
real y procesal en Avenida Los Aires Nº 2147, Santiago de Surco, Lima;
ante Ud. respetuosamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que, de conformidad con lo dispuesto en el numeral 1 del artículo 200
de la Constitución; así como el último párrafo del artículo 25 del Código
Procesal Constitucional, recurro a su despacho con el objeto de interpo-
ner demanda de hábeas corpus por la amenaza cierta e inminente de vul-
neración de mi derecho a la vida e integridad personal, en contra de jefe
del Servicio Médico Interno Nº 03, servicios de cuidados intensivos del
Hospital “Higuera Iribarten”, en atención a los siguientes fundamentos:
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
Que, con fecha 18 de mayo de 2008 he sido internado en las instala-
ciones del Hospital “Higuera Iribarten”, por padecer de cáncer al estóma-
go, motivo por el cual para recibir el tratamiento necesario fui internado
en el área de cuidados intensivos, debido a la gravedad de mi estado. No
obstante ello, de manera arbitraria y clandestina se dispuso, a través de
l resolución administrativa Nº 0025-2008, mi traslado a una clínica aso-
ciada a este hospital, pese a que las autoridades médicas correspondientes
conocían que este centro de salud no cuenta con la infraestructura necesa-
ria para brindarme la atención requerida; en otras palabras, ante mi grave
estado de salud, peligra mi vida y mi integridad de ser trasladado a este
otro centro de atención por estar frente a una amenaza cierta e inminente
de mis derechos a la vida e integridad.

155
Proceso de HáBEAS CORPUS

III. FUNDAMENTOS DE DERECHO


Respecto a la procedencia de la demanda de hábeas corpus
1. En el presente caso, según lo dispuesto en el numeral 1 del artículo 200
de la Constitución, así como los artículos 2 y 25 del Código Procesal
Constitucional se configura una amenaza cierta e inminente al derecho a la
libertad personal o derechos conexos a ella, dentro de los que se encuen-
tran los derechos a la vida e integridad; toda vez que, al encontrarme en un
grave estado de salud, lo que ha sido debidamente comprobado por las au-
toridades del hospital, ha sido ordenado mi traslado de un centro de salud
debidamente equipado para suministrarme el tratamiento que requiero, a
otro centro médico que no cuenta con él.
Respecto de los derechos afectados
2. En cuanto a los derechos que se ven lesionados se encuentran el derecho
a la vida e integridad personal, consagrados en el numeral 1 del artículo
2 de la Constitución y en numeral 1 del artículo 25 del Código Procesal
Constitucional; toda vez que, de producirse el traslado, se pondría en evi-
dente peligro mi vida y mi integridad física, pues no contaría con los trata-
mientos adecuados que me permitan continuar con vida; debido a que, de
trasladarme a un centro hospitalario que no cuenta con los instrumentos
para velar por mi integridad, existe una gran posibilidad de perder la vida.
IV. MEDIOS PROBATORIOS
1. Adjunto una copia de la resolución administrativa Nº 0025-2008 del
Hospital “Higuera Iribarten”, en donde consta la orden de mi traslado a
otro centro de atención médica, dispuesto por el jefe del Servicio Médico
Interno Nº 03, servicios de cuidados intensivos de este nosocomio.
2. Copia simple del informe médico que acredita mi grave estado de salud,
motivo por el cual debo permanecer internado recibiendo el tratamiento en
el referido hospital.
POR TANTO:
Solicito a Ud. señor juez, admita a trámite la presente demanda y, de con-
formidad con lo dispuesto en el artículo 31 del Código Procesal Constitucional,
resuelva en el término de un día natural, declarando fundada la demanda, y en
consecuencia, ordene el cese de la amenaza cierta e inminente a mi derecho a
la libertad personal.

Lima, 16 de octubre de 2008



AAAAAAAAAAAAA
DNI Nº XXXXXX

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MODELO

5 DEMANDA DE HÁBEAS CORPUS


(hábeas corpus traslativo)

Escrito: Nº 1
Cuaderno principal
Sumilla: Demanda de hábeas corpus

SEÑOR JUEZ ESPECIALIZADO EN LO PENAL DE TARAPOTO


AAAAAAAAAAAA, identificada con DNI Nº XXXXXXXXX, en favor
de BBBBBBBBBBBBBB, con domicilio en Calle Cordialidad 1342, Lima
31; a Ud. atentamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que, de conformidad con el literal b, del numeral 24, del artículo 2, el
numeral 1, del artículo 200, de la Constitución y artículos 1 y 2 del Código
Procesal Constitucional, interpongo demanda de hábeas corpus contra el
Segundo Juzgado Especializado en lo Penal y la Segunda Sala de la Corte
Superior de Justicia de Tarapoto.
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
1. El 14 de febrero de 2005 el emplazado dicta mandato de detención en
el proceso que se me sigue por la supuesta comisión del delito de hurto
agravado.
2. Luego de haber transcurrido los 9 meses de haber permanecido detenido,
el juez, de conformidad con el artículo 137, dispone que se duplique el
plazo a 18 meses.
3. Sin embargo, a la fecha de presentación de esta demanda, han transcurri-
do más de 20 meses y aún me encuentro privado de mi libertad, sin que
medie pronunciamiento judicial definitivo sobre mi situación jurídica.

157
Proceso de HáBEAS CORPUS

III. FUNDAMENTOS DE DERECHO


De la procedencia de la demanda
4. Conforme al numeral 1 del artículo 200 de la Constitución, el proce-
so de hábeas corpus procede contra la afectación a la libertad personal,
en los términos reconocidos en los literales a y b del numeral 24 del ar-
tículo 2 del texto constitucional, y los artículos 1 y 2 del Código Procesal
Constitucional.
Del derecho vulnerado: del plazo razonable de detención preventiva
5. Conforme al literal b del numeral 24 del artículo 2 de la Constitución, el
derecho a la libertad personal no puede ser sometido a restricciones que
no estén previstas previamente en la ley. De ahí que la detención judicial
preventiva se configure como una medida restrictiva prevista en la ley, que
para su ejecución debe cumplirse no solo con los presupuestos estableci-
dos en el artículo 135 del Código Procesal Penal, sino también con los
requisitos del artículo 137 del mismo texto legal.
6. Así, el artículo 137 del Código Procesal Penal prevé que la duración de la
detención judicial preventiva sea de 9 meses para el caso de un proceso
sumario, como es el proceso que se me sigue por la supuesta comisión del
delito de hurto. Además, dispone que dicho plazo podrá extenderse por un
plazo igual siempre que la complejidad del caso o la actuación procesal
del imputado perturbe la administración de justicia.
7. Sin embargo, a pesar de que el proceso que se me sigue por hurto simple
no reviste mayor complejidad, pues soy el único procesado, hay un solo
agraviado; asimismo, el órgano judicial no ha actuado con celeridad ni di-
ligencia requerida para culminar este proceso.
8. Por lo que habiendo transcurrido en exceso el plazo razonable de deten-
ción judicial preventiva, sin que medie resolución definitiva sobre mi si-
tuación jurídica, solicito se declare fundada la demanda y se ordene inme-
diatamente mi libertad.
POR LO TANTO:
Por los argumentos expuestos, solicito a su despacho se admita a trámite
la presente demanda de hábeas corpus, y declarándose fundada en su opor-
tunidad, se ordene tanto mi inmediata libertad, así como la expedición de una
sentencia sobre el fondo.

Lima, 10 de octubre de 2007



AAAAAAAAAAAAA
DNI Nº XXXXXX

158
MODELO

6 DEMANDA DE HÁBEAS CORPUS


(hábeas corpus instructivo)

Escrito: Nº 1
Cuaderno principal
Sumilla: Demanda de hábeas corpus

SEÑOR JUEZ ESPECIALIZADO EN LO PENAL


AAAAAAAAAA, identificado con DNI Nº XXXXXXXXX, a favor de
BBBBBBBBBBB, identificado con DNI Nº XXXXXXXXX; y con domici-
lio procesal en Calle Los Naranjos 1236, Los Olivos, Lima; a Ud. atentamen-
te digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que, de conformidad con los literales f y h del numeral 24 del artículo
2 y el numeral 1 del artículo 200 de la Constitución y el numeral 16 del ar-
tículo 25 del Código Procesal Constitucional, interpongo demanda de há-
beas corpus contra el Jefe de la Unidad Policial de Huachupi, Coronel PNP
AAAAAAAAAAA, con la finalidad de que cese la vulneración del derecho
a no ser objeto de desaparición forzada de mi hermano, siendo que la citada
autoridad debe informar sobre su paradero y las causas de su detención y, en
consecuencia, ordenar que sea inmediatamente puesto a disposición del juez
competente.
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
1. El 10 de octubre último, mientras mi hermano regresaba de la universidad
con unos amigos en su automóvil, fue detenido por el ahora demandado,
jefe de la Comisaría de Huachupi, solicitándole sus documentos debido
a que habría infringido alguna norma de tránsito. Ante la negativa de mi
hermano, por señalar que no habría cometido ninguna falta, se acercaron

159
Proceso de HáBEAS CORPUS

al vehículo tres policías más con la finalidad de intervenirlo junto a sus


acompañantes. Al no encontrar una respuesta favorable, los efectivos po-
liciales los detuvieron para trasladarlos, posteriormente, a la dependencia
policial de la zona.
2. Al día siguiente de dicha detención y teniendo en cuenta la información
que recibí de uno de los familiares de sus amigos, me apersoné a la comi-
saría respectiva con la finalidad de conocer la situación de mi hermano,
no obteniendo respuesta alguna de las autoridades sobre el presunto ilícito
que habría cometido. Frente a tal negativa, solicité conversar con el per-
sonal que había realizado la intervención, quienes en principio se negaron
a recibirme, para posteriormente hablar con el coronel demandado, quien
se negó a indicarme cuál era el paradero de mi hermano y las causas de su
detención, señalando que jamás había sido intervenido en las circunstan-
cias descritas.
3. Durante los cinco días siguientes he regresado a la comisaría con la fina-
lidad de que me brinden información sobre su paradero, sin obtener nin-
guna respuesta. Esta situación me lleva a pensar que mi hermano ha sido
objeto de una desaparición forzada, y que podría estar siendo sometido a
condiciones arbitrarias de detención, incluso bajo la presunción de que sus
derechos a la integridad o a la vida están siendo amenazados o ya han sido
lesionados.
II. FUNDAMENTOS DE DERECHO
Respecto a la procedencia de la demanda
1. La presente demanda debe ser tramitada a través del proceso de hábeas
corpus, conforme a lo dispuesto en el numeral 1 del artículo 200 de la
Constitución que prescribe la tutela del derecho a la libertad individual y
los derechos conexos a ella cuando cualquier autoridad, funcionario o per-
sona los haya lesionado. En efecto, en el presente caso mi hermano ha sido
privado de su libertad física y de varios derechos conexos a ella, como
consecuencia de esta detención arbitraria que viene sufriendo. Por otro
lado, el numeral 16 del artículo 25 del Código Procesal Constitucional es-
tablece que será procedente el hábeas corpus en aquellos casos en que se
vulnere el derecho a no ser objeto de una desaparición forzada. Y es que,
además de haber sido detenido arbitrariamente, no se conoce su paradero.
Respecto de los derechos vulnerados
2. Conforme a lo dispuesto en el literal f del numeral 24 del artículo 2 de la
Constitución y el numeral 7 del Código Procesal Constitucional que pres-
criben que nadie podrá ser detenido sino por mandato motivado y escrito
del juez o por las autoridades policiales en flagrante delito y, que el dete-
nido deberá ser puesto a disposición del juez correspondiente dentro de
las veinticuatro horas o en el término de la distancia. En ese sentido, se ha

160
modelos

vulnerado el derecho a la libertad personal de mi hermano debido a que


las condiciones en que se ha producido su detención no han sido determi-
nadas con claridad y tampoco con pleno respeto de lo legalmente previsto;
además de no haberse podido establecer cuál ha sido la conducta ilícita
que cometió y de qué modo ella configura la trasgresión de un tipo penal.
3. Asimismo, según lo establecido en el literal h del numeral 24 del artículo
2 de la Constitución y el numeral 1 del artículo 25 del Código Procesal
Constitucional que prescriben que no se puede atentar contra la integri-
dad personal; y que nadie debe ser víctima de violencia física, psíquica
o moral, ni sometido a torturas, tratos inhumanos o humillantes; toda vez
que se presume ante su desaparición, que podría estar siendo sujeto de
estos tratos y de condiciones denigrantes de detención.
4. Por otra parte, cuando se produce un acto de esta magnitud, se atenta con-
tra diversos derechos fundamentales. En efecto, además de vulnerarse
la libertad física o de locomoción, se está atentando contra sus derechos
a la defensa (artículo 14 de la Constitución) y de acceso a los recursos
(artículo 139, numeral 6 de la Constitución; literal h del artículo 8, nu-
meral 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y artículo
14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos), debido a que
su situación le impide interponer cualquier recurso legal que permita la
protección efectiva de sus derechos, lesionándose inclusive su derecho de
acudir a un tribunal a fin de que se decida, a la brevedad posible, sobre la
legalidad de su detención (artículo 9, numeral 4 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos; y artículo 7, numeral 6 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos); además de ello, también se le im-
pide tener contacto con su abogado defensor (artículo 14, numeral 3, lite-
rales b y d del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y ar-
tículo 8, numeral 2, literal d de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos) y sus familiares.
5. Respecto de la afectación que se produce en los familiares, debo señalar
que se según lo establecido por el Tribunal Constitucional en la STC Exp.
Nº 2488-2004-HC/TC (caso Genaro Villegas Namuche) mi pretensión se
fundamenta también en la dimensión subjetiva del derecho a la verdad,
pues si bien es cierto que el daño que se está causando a mi hermano se
traduce en una vulneración de los derechos antes mencionados, del mismo
modo atenta contra el derecho que tengo a conocer lo que realmente suce-
de o ha sucedido con él durante este tiempo.
III. MEDIOS PROBATORIOS
1. Debido a las circunstancias en que se han producido los hechos narra-
dos en la demanda, no he tenido acceso al parte policial que se hiciera
con motivo de los sucesos, con la finalidad de conocer si mi hermano fue

161
Proceso de HáBEAS CORPUS

realmente detenido y a dónde fue derivado, así como la presunta infrac-


ción que cometiera y que generó su detención.
2. Por otro lado, anexo en calidad de medios probatorios los testimonios de
los amigos que acompañaban a mi hermano en el momento de la deten-
ción y en donde se señalan que él fue efectivamente detenido junto con
ellos, declaraciones que han sido realizadas delante de notario público y
certificadas por este.
POR TANTO:
Por los argumentos expuestos, solicito a su despacho se admita a trámi-
te la presente demanda de hábeas corpus, y se tramite de conformidad con
lo dispuesto en los artículos 30 y 32 del Código Procesal Constitucional y,
declarándose fundada en su oportunidad, se ordene a la autoridad correspon-
diente que cumpla con investigar los sucesos, así como informar sobre lo ocu-
rrido, cuál es el paradero de mi hermano y que sea liberado inmediatamente.
Asimismo, se cumpla con remitir al Ministerio Público la información corres-
pondiente para que se inicien las investigaciones del caso de conformidad con
el artículo 8 del Código Procesal Constitucional.
Lima, 16 de octubre de 2008

AAAAAAAAAAAAA
DNI Nº XXXXXX

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MODELO

7 DEMANDA DE HÁBEAS CORPUS


(hábeas corpus iNNOVATIVO)

Escrito: Nº 1
Cuaderno principal
Sumilla: Demanda de hábeas corpus

SEÑOR JUEZ ESPECIALIZADO EN LO PENAL


AAAAAAAAAAA, identificado con DNI Nº XXXXXXX, a favor de
BBBBBBBBBBBB, con domicilio en Av. El Carmen Nº 9805, Lima; y do-
micilio procesal en la casilla Nº 587 del Departamento de notificaciones del
Colegio de Abogados de Lima; a Ud. atentamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que, de conformidad con lo dispuesto en el numeral 1 del artículo 200 de
la Constitución; así como el artículo del Código Procesal Constitucional, re-
curro a su despacho con el objeto de interponer demanda de hábeas corpus en
representación de mi cónyuge, contra el Coronel PNP AAAAAAAA al haber
sido detenido arbitrariamente debido a un problema de homonimia con un de-
lincuente requisitoriado; en ese sentido, solicito que se ordene a la autoridad
correspondiente que estos hechos no vuelvan a repetirse en atención a los si-
guientes fundamentos:
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
Con fecha 20 de agosto de 2008, aproximadamente a las 8:30 a.m., mien-
tras mi cónyuge se dirigía a su centro de trabajo, fue intervenido por tres
efectivos policiales a la altura de la cuadra 5 de la Av. Arica en el distrito de
San Borja, quienes le solicitaron su DNI con la finalidad de comprobar su
identidad. Una vez ocurrido esto, los policías le señalaron que sería detenido
sin darle mayores explicaciones de los motivos.

163
Proceso de HáBEAS CORPUS

Así, mi cónyuge fue detenido y llevado a las instalaciones de la Oficina


de requisitorias de la Policía Nacional, en donde se enteró que había sido
detenido por estar requisitoriado por el delito de terrorismo, permaneciendo
detenido por el plazo de 10 días, siendo que a la fecha se ha comprobado
que no es la persona requisitoriada por la autoridad policial, sino que existe
un problema de homonimia que ha causado esta arbitraria detención. En ese
sentido, se le comunicó que sería puesto en libertad. No obstante ello, se ha
producido una vulneración de su derecho a la libertad personal, lo que deter-
mina la interposición de la presente demanda de hábeas corpus, que tiene por
finalidad que estos hechos no vuelvan a ocurrir, atentando nuevamente contra
sus derechos fundamentales.
III. FUNDAMENTOS DE DERECHO
Respecto a la procedencia de la demanda
De conformidad con lo dispuesto en el numeral 1 del artículo 200 de la
Constitución, que establece que procede el proceso de hábeas corpus ante
cualquier acto u omisión que vulnere o amenace la libertad individual o
los derechos conexos a ella. Por otro lado, el numeral 7 del artículo 25 del
Código Procesal Constitucional establece la procedencia del hábeas corpus
ante la lesión del derecho a no ser detenido sino por mandato escrito y mo-
tivado del juez, o por las autoridades policiales en caso de flagrante delito.
Asimismo, según lo señalado en el artículo 1 del referido Código, la demanda
deberá ser declarada fundada en aquellos casos en los que, a pesar de haber
cesado la vulneración o amenaza, el juez atendiendo al agravio producido
compruebe que ha existido una lesión a su derecho fundamental.
Respecto a los derechos vulnerados
Respecto del derecho a la libertad personal, consagrado en el literal “f” del
numeral 24 del artículo 2 de la Constitución, así como el numeral 7 del ar-
tículo 25 del Código Procesal Constitucional, que establece que se vulnera el
derecho a la libertad individual cuando haya sido vulnerado como consecuen-
cia de una detención sin que medie un mandato judicial escrito y motivo del
juez, ni haber existido un delito flagrante que amerite la detención por parte
de la Policía Nacional. En efecto, su derecho a la libertad personal se ha visto
afectado pues no se ha dictado en su contra ningún mandato de detención,
sino en contra de una persona homónima suya. Por otro lado, al no habérsele
comunicado la causa de su detención, se habría afectado su derecho a la de-
fensa, contemplado en el numeral 14 del artículo 139 de la Constitución y el
último párrafo del artículo 25 del Código Procesal Constitucional, el que debe
ser tutelado desde el momento en que las personas sean detenidas.
No obstante que mi cónyuge será liberado el día de mañana, con lo cual
cesará la afectación de su derecho a la libertad personal, la presente demanda

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modelos

tiene por objeto que se reconozca la existencia de una lesión, así como se
ordene la adopción de las medidas legales correspondientes con la finalidad
de que este hecho no vuelva a producirse en el futuro, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 1 y el numeral 4 del artículo 34 del Código Procesal
Constitucional.
IV. MEDIOS PROBATORIOS
1. Copia simple de la requisitoria de la Policía Nacional en donde consta que
los datos de la persona requisitoriada difieren de los de mi cónyuge, que
demuestra que no se trata de la misma persona.
2. Copia simple del registro de la Policía Nacional, en donde consta la fecha
de detención de mi cónyuge, lo que demostraría el plazo por el cual está
detenido.
POR TANTO:
Solicito a Ud. señor juez, admita a trámite la presente demanda y, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 30 del Código Procesal Cons-
titucional, declare fundada la demanda, y en consecuencia, determine que los
actos descritos constituyen una vulneración del derecho a la libertad indivi-
dual de mi cónyuge; asimismo, ordene que estos no se vuelvan a producir en
el futuro.
Lima, 30 de agosto de 2008

AAAAAAAAAAAAA
DNI Nº XXXXXX

165
Proceso de HáBEAS CORPUS

MODELO

8 DEMANDA DE HÁBEAS CORPUS


(hábeas corpus EN ESTADO
DE EXCEPCIÓN)

Escrito: Nº 1
Cuaderno principal
Sumilla: Demanda de hábeas corpus

SEÑOR JUEZ ESPECIALIZADO EN LO PENAL


AAAAAAAAAAA, identificada con DNI Nº XXXXXX, a favor de mi
menor hijo BBBBBBBBBB domiciliado en Av. Los Aires Nº 9805, Pucallpa;
y con domicilio procesal en la casilla Nº 234 del Departamento de notifica-
ciones del Colegio de Abogados de Pucallpa; a Ud. atentamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 137 y 200 de la
Constitución; así como el artículo 23 del Código Procesal Constitucional, re-
curro a su despacho con el objeto de interponer demanda de hábeas corpus en
nombre y representación de mi menor hijo, quien ha sido detenido arbitraria-
mente por el Teniente EP YYYYYYY de la Zona Militar de Pucallpa; solici-
tando que se ordene a la autoridad correspondiente lo libere inmediatamente y
que no se le obligue a realizar el servicio militar, en atención a los siguientes
fundamentos:
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
1. Con fecha 20 de agosto de 2008, fue publicado en el diario oficial El
Peruano el Decreto Supremo Nº 015-2008 que decretaba el estado de
emergencia en el distrito de Santa Clara en la ciudad de Pucallpa al haber-
se producido una serie de marchas y protestas, que incluyen el bloqueo de
carreteras, así como actos de grave violencia que atentan contra la paz, el
orden y seguridad públicas en la zona.

166
modelos

2. La citada norma establecía que el estado de emergencia abarcaba la zona


de Santa Clara y algunas aledañas específicas, por un plazo de 45 días.
Además de ello, se restringieron los derechos a la libertad y seguridad
personales, a la inviolabilidad del domicilio, a la libertad de reunión y de
tránsito en la referida zona. Por otra parte, en la misma norma se ordenó
que las Fuerzas Armadas asumieran el control del orden interno en el lugar
con la finalidad de controlar los disturbios que se venían presentando.
3. Sin embargo, el 23 de agosto del mismo año, mientras se venía desarro-
llando una marcha violenta en la que se enfrentaron los agentes de las
Fuerzas Armadas y los protestantes, mi hijo venía desplazándose por las
inmediaciones del lugar de regreso a nuestro domicilio, cuando miem-
bros del Ejército Peruano lo siguieron hasta llegar a la entrada de la casa,
lugar en el que lo intervinieron con la finalidad de llevarlo por la fuerza
a las instalaciones del Cuartel Cerro Azul, señalándole que estaba sindi-
cado como uno de los organizadores de estas violentas marchas y que si
no quería ser procesado por los tribunales militares y condenado a cade-
na perpetua debía realizar el servicio militar activo para servir inmedia-
tamente. Siendo así, ante el temor mi menor hijo, decidió acompañarlos
hasta el mencionado cuartel, lugar en el que permanece detenido hasta el
momento.
III. FUNDAMENTOS DE DERECHO
La presente demanda se sustenta en los siguientes fundamentos jurí-
dicos:
Respecto a la procedencia de la demanda
1. La presente demanda debe ser tramitada a través del proceso de hábeas
corpus, conforme a lo dispuesto en el numeral 1 del artículo 200 de la
Constitución que prescribe la tutela del derecho a la libertad individual y
los derechos conexos a ella cuando cualquier autoridad, funcionario o per-
sona los haya lesionado o los esté amenazando. Asimismo, de conformi-
dad con lo dispuesto en el numeral 8 del artículo 25 del Código Procesal
Constitucional que establece la procedencia del hábeas corpus en aquellos
casos en que se lesione el derecho a no prestar obligatoriamente el servicio
militar. En efecto, en el presente caso mi menor hijo ha sido privado de su
libertad física, además de obligársele a prestar servicio militar bajo ame-
nazas de ser condenado por un tribunal militar a cadena perpetua. Por otro
lado, debe considerarse lo dispuesto en el penúltimo párrafo de la misma
disposición constitucional, que establece que el ejercicio del proceso de
hábeas corpus no se suspende durante la vigencia de los regímenes de ex-
cepción, como es el caso del estado de emergencia que ha sido decretado
actualmente en la zona donde domiciliamos. En consecuencia, el proceso
de hábeas corpus se constituye en el mecanismo procesal idóneo para la
tutela de los derechos de mi hijo.

167
Proceso de HáBEAS CORPUS

Respecto a los derechos vulnerados


2. Respecto al derecho a no ser detenido sin que medio mandato judicial es-
crito y motivado, consagrado en el literal “f” del numeral 24 del artículo
2 de la Constitución, así como el numeral 7 del artículo 25 del Código
Procesal Constitucional, debo señalar que ha sido vulnerado respecto de
mi menor hijo, debido a que ha sido detenido por miembros de las Fuerzas
Armadas en condiciones por demás arbitrarias, sin contar con ningún man-
dato judicial que así lo ordene. Tampoco ha participado en alguna de las
manifestaciones violentas que se han producido en la zona y no se encuen-
tra involucrado con quienes la han organizado.
3. En cuanto a la vulneración de su derecho a decidir voluntariamente prestar
el servicio militar protegido por el numeral 8 del artículo 25 del Código
Procesal Constitucional, debo señalar que mi hijo fue prácticamente obli-
gado a prestar servicio militar bajo la amenaza de ser juzgado por un tri-
bunal militar y condenado a cadena perpetua como presunto organizador
de los violentos actos que se estaban produciendo en la zona. Es por ello
que también se ha vulnerado su derecho a la integridad psicológica, con-
templado en el numeral 1 del artículo 2 de la Constitución, toda vez que lo
atemorizaron con el posible juzgamiento y consecuente condena para que
aceptara lo propuesto por estas autoridades.
IV. MEDIOS PROBATORIOS
1. Adjunto en calidad de medio probatorio una copia simple del Decreto
Supremo Nº 015-2008 en el que se declara el estado de emergencia en la
zona de Santa Clara en Pucallpa por el plazo de 45 días; además de seña-
larse los derechos que eventualmente serán restringidos.
2. Por otra parte, anexo una copia del cuaderno de ingresos al referido cuartel,
en donde figura el nombre de mi hijo como uno de los detenidos producto
de las violentas manifestaciones producidas en Pucallpa.
POR TANTO:
Por los argumentos expuestos, solicito a su despacho se admita a trámite
esta demanda de hábeas corpus, y declarándose fundada en su oportunidad,
se examine su razonabilidad y proporcionalidad de conformidad con lo dis-
puesto en el artículo 23 del Código Procesal Constitucional, para finalmente
ordenar la liberación inmediata de mi hijo, de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 30 del citado Código.
Lima, 25 de agosto de 2008

AAAAAAAAAAAAA
DNI Nº XXXXXX

168
MODELO

9 RECURSO DE AGRAVIO
CONSTITUCIONAL

Escrito: Nº 5
Cuaderno principal
Sumilla: Recurso de agravio constitucional

SEÑOR PRESIDENTE DE LA SALA PENAL DE LA CORTE SUPE-


RIOR DE JUSTICIA DE LIMA
BBBBBBBBB, con registro CAA Nº 12345, con domicilio procesal en
Jirón Samaniego 1203, Lima 15; abogado de AAAAAAAAA en el proceso
de hábeas corpus seguido contra la comisaría de San Lorenzo, por un supues-
to de detención arbitraria; a Ud. atentamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que recurro a su despacho con el fin de interponer recurso de agravio
constitucional contra la Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia
de Arequipa, contra la sentencia de fecha 22 de julio de 2008, notificada el
25 de julio, que declara infundada la demanda de hábeas corpus que presenté
contra la comisaría de San Lorenzo, del distrito de Ayabaca de la ciudad de
Arequipa, pues la afectación de la libertad personal de mi patrocinado es ma-
nifiesta y no ha sido revertida.
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
1. El 1 de mayo de 2008 el señor YYYYYY conducía su automóvil por la
calle Alborada, cuando fue interceptado por una unidad policial que par-
ticipaba de un operativo con la finalidad de verificar que los conductores
no manejaran en estado de ebriedad. Por ese motivo, se le conminó a mi
defendido a someterse a una prueba de alcoholemia y, ante su negativa,
fue conducido por la fuerza a la comisaría del sector.
2. Luego de ello, el Sr. YYYYYY fue acusado de diferentes delitos que no
estaban vinculados con el motivo de su retención, con la finalidad de ob-
tener dinero con ocasión de esta amenaza. Pese a ello, los efectivos de la
comisaría AAAAA lo detuvieron en la prisión de la comisaría, para recién
ponerlo, luego de 72 horas después (el 4 de mayo de 2008), en conoci-
miento del Ministerio Público y a disposición del juez.

169
Proceso de HáBEAS CORPUS

Como consecuencia de esta indebida y arbitraria detención judicial, a


la fecha mi patrocinado viene siendo procesado por delitos de terrorismo y
narcotráfico.
III. FUNDAMENTOS DE DERECHO
De acuerdo con el artículo 2, numeral 24, literal f de la Constitución
Política, las autoridades policiales solo pueden detener en caso de flagrancia
delictiva. Asimismo el literal b, del numeral 24, del mismo artículo señala que
no se permite forma alguna de restricción de la libertad personal salvo en los
casos previstos por la ley.
En el caso de mi patrocinado, no solo fue detenido de manera arbitraria, sino
que se mantuvo su detención acusándosele de diversos delitos que no cometió.
Por ello, la actuación policial, así como los hechos que de esta derivan, son in-
constitucionales y contrarios al derecho a la libertad personal del Sr. YYYYYYY.
No obstante lo señalado, los jueces constitucionales de primera y segunda
instancia han resuelto contra el derecho afectado y con una deficiente mo-
tivación. En tal sentido, presentamos este recurso de agravio constitucional,
conforme los artículos 200, numeral 1 de la Constitución y 18 del Código
Procesal Constitucional, para que sea el Tribunal Constitucional, como última
y definitiva instancia, quien restituya el derecho conculcado y corrija la deci-
sión de los jueces de las instancias anteriores.
IV. MEDIOS PROBATORIOS
En calidad de medios probatorios ofrezco los siguientes documentos:
1. Sentencia de fecha 22 de julio de 2008, notificada el 25 de julio, de la
Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, que de-
clara infundada mi demanda de hábeas corpus.
POR LO TANTO:
Por los argumentos expuestos, solicito a su despacho se admita a trámi-
te el presente recurso de agravio constitucional, y se declare fundado en su
oportunidad.
Lima, 27 de julio de 2008
XXXXXX
CAA Nº XXXXX

170
MODELO

10 RECURSO DE AGRAVIO
CONSTITUCIONAL
(pARA LA defensa de pre-
cedente vinculante)

Escrito: Nº 5
Cuaderno principal
Sumilla: Recurso de agravio constitucional

SEÑOR PRESIDENTE DE LA SALA PENAL DE LA CORTE SUPE-


RIOR DE JUSTICIA DE LIMA
Asociación de Propietarios de la Urbanización de Los Florales, debida-
mente representado por BBBBBBBBBB, con CAL Nº XXXXXX, con domi-
cilio procesal Jirón Samaniego 1203, Lima 15; en el proceso de hábeas corpus
seguido por don YYYYYYYYYYYY contra la Asociación de Propietarios de
la Urbanización de Los Florales; a Ud. atentamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que recurro a su despacho con el fin de interponer recurso de agravio
constitucional contra la Segunda Sala Penal de la Corte Superior de Justicia
de Lima, con el objeto de que se deje sin efecto la sentencia, de fecha 5 de
noviembre de 2007 y notificada el 7 de noviembre, que declara fundada la
demanda de hábeas corpus interpuesta por Sebastián del Águila Suárez. La
resolución mencionada se ha apartado del criterio establecido como prece-
dente vinculante por el Tribunal Constitucional en la sentencia del Expediente
Nº 3482-2005-PHC/TC (ff. jj. Nº 19 y 20), pues la instalación de rejas y cer-
cado metálico en las vías públicas no es per se inconstitucional.
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
1. El 8 de mayo de 2007, los vecinos de la urbanización de Los Florales de-
cidieron colocar rejas alrededor de la urbanización con el objeto de garan-
tizar la seguridad ciudadana de los vecinos de la zona durante las horas
de la noche. Dicha instalación se concreta el 15 de mayo del mismo año y
consistía en el cierre de las rejas a partir de las 22.00 horas hasta las 06.00
horas. Cabe precisar que ese cierre de rejas no impedía el ingreso ni la
salida de personas a la urbanización, pues un portero se encargaba de abrir
y cerrar las rejas cuando se requiriese.

171
Proceso de HáBEAS CORPUS

2. Con fecha 3 de junio de 2007, Sebastián del Águila Suárez interpone de-
manda de hábeas corpus contra la asociación de propietarios de la urbani-
zación Los Florales. Sostuvo en su demanda que la instalación de las rejas
vulneraba su derecho a la libertad de tránsito y pretendía que se proceda a
la desinstalación de estas.
3. La demanda fue declarada infundada en primera instancia. Esta resolución
fue revocada y reformada por la Segunda Sala Penal de la Corte Superior
de Justicia de Lima que, el 5 de noviembre último, declaró fundada la de-
manda de hábeas corpus. La Sala basó su decisión señalando que en todas
las vías públicas no pueden existir rejas que limiten el ejercicio del dere-
cho a la libertad de tránsito. En consecuencia, ordenó que se retiren las
rejas de la urbanización de Los Florales.
4. Sin embargo, el Tribunal Constitucional, mediante sentencia del expedien-
te Nº 03482-2005-PHC/TC, publicada en su página web el 26 de octubre
de 2005, señaló que no toda restricción al acceso a las vías públicas era
inconstitucional, siempre que respondiese a la protección de otros bienes
constitucionalmente relevantes como lo es la seguridad ciudadana.
III. FUNDAMENTOS DE DERECHO
1. El Tribunal Constitucional, en el fundamento jurídico Nº 40 de la senten-
cia del expediente Nº 4853-2004-AA/TC, ha establecido como precedente
vinculante que el recurso de agravio constitucional también procede cuan-
do la demanda de un proceso constitucional haya sido declarada fundada,
sin que las instancias previas hayan tomado en consideración lo dispuesto
por este órgano constitucional en un precedente vinculante.
2. En ese sentido, la sentencia del expediente Nº 3482-2005-PHC/TC, en su
fundamento jurídico Nº 2, señaló que los criterios expuestos en ella sobre
el contenido constitucional y límites del derecho a la libertad de tránsi-
to constituían precedente vinculante en los términos del artículo VII del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.
3. En esta sentencia, el Tribunal Constitucional señaló que el derecho a la
libertad de tránsito no era absoluto, por lo que su ejercicio se veía res-
tringido por tres tipos de límites. En primer lugar, los límites explícitos
(recogidos expresamente por el texto constitucional y la ley) se dividen en
ordinarios (cuando se limita el derecho por mandato judicial, razones de
sanidad o porque así lo dispone la Ley de Extranjería) y extraordinarios
(son aquellos que se dan durante la vigencia de un estado de sitio o de
emergencia - numerales 1 y 2 del artículo 137 del texto constitucional).
Finalmente, están los límites implícitos (Fundamentos jurídicos Nºs 7-11).
4. Los límites implícitos son aquellos que se reconocen en aras de la protección
de otros derechos fundamentales o de bienes constitucionalmente protegidos,
como son la seguridad ciudadana y seguridad nacional (Fundamento jurí-
dico Nº 12).

172
modelos

5. Asimismo, en la mencionada sentencia del Tribunal Constitucional se se-


ñaló, en los fundamentos jurídicos Nºs 19 y 20, que no toda restricción al
derecho a la libertad de tránsito, respecto del acceso a vías públicas, era in-
constitucional. Añade que para que tal restricción sea constitucional debe
responder proporcionalmente a la protección de la seguridad ciudadana.
6. Como se señala en los fundamentos de hecho el cierre de vías públicas no
era absoluto, sino que atendía a las necesidades de seguridad de la zona.
En consecuencia, la Segunda Sala Penal al señalar que no se permite nin-
guna restricción a la libertad de tránsito que no esté contemplada expresa-
mente en la Constitución y que, por lo tanto, no se pueden instalar rejas ni
cercos metálicos en las vías públicas; se ha apartado del precedente vincu-
lante establecido en la STC Nº 3482-2005-PHC/TC.
IV. VÍA PROCEDIMENTAL
El presente recurso de agravio constitucional debe ser tramitado conforme
al artículo 18 del Código Procesal Constitucional.
V. MEDIOS PROBATORIOS
En calidad de medios probatorios ofrezco los siguientes documentos:
1. Copia de la Resolución de fecha 7 de noviembre de 2007, que declara fun-
dada la demanda de hábeas corpus.
2. Sentencias Nº 3482-2005-PHC/TC emitida por el Tribunal Constitucional.
POR LO TANTO:
Por los argumentos expuestos, solicito a su despacho se admita a trámi-
te el presente recurso de agravio constitucional, y se declare fundado en su
oportunidad.

Lima, 20 de noviembre de 2007

AAAAAAAAAAAAA
CAL. Nº XXXXX

173
MODELO

11 RECURSO DE AGRAVIO
CONSTITUCIONAL
(POR EJECUCIÓN DE
SENTENCIA CONSTITUCIONAL)

Escrito: Nº 5
Cuaderno principal
Sumilla: Recurso de agravio constitucional

SEÑOR PRESIDENTE DE LA PRIMERA SALA PENAL DE LA


CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA
AAAAAAAAAAA, identificado con DNI Nº XXXXXXX y debidamente
representado por BBBBBBBBBBBBB, con CAL Nº XXXXXXX, con do-
micilio procesal en calle Las Toronjas 1748, Lima; en el proceso de hábeas
corpus seguido contra la Sétima Sala Penal con Reos en Cárcel de la Corte
Superior de Justicia de Lima; a Ud. atentamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que, recurro a su despacho con la finalidad de interponer recurso de agra-
vio constitucional contra el juez del Tercer Juzgado Penal de la Corte Superior
de Justicia de Lima, con el objeto de que se ejecute la sentencia expedida
por el Tribunal Constitucional en el proceso de hábeas corpus signado con el
Nº 2547-2007-PHC/TC, de fecha 11 de febrero de 2008 y notificada el día 12
de febrero del mismo año, que declara fundada la demanda interpuesta por
Ernesto Zavaleta Lévano.
II. FUNDAMENTOS DE HECHO
1. Que con fecha 22 de diciembre de 2002 fui detenido por la PNP y fui tras-
ladado a las instalaciones de la Dinandro donde permanecí detenido mien-
tras se llevaban a cabo las investigaciones respectivas. Posteriormente,
con fecha 17 de julio de 2003, y como consecuencia de las investigaciones
llevadas a cabo por la Policía Nacional del Perú y la fiscalía, se me abrió
instrucción por el delito de TID, dictándose en dicha resolución mandato
de detención en mi contra.
2. Con fecha 3 de febrero de 2006 interpuse demanda de hábeas corpus ante
el Tercer Juzgado Penal de la Corte Superior de Justicia de Lima con la

174
modelos

finalidad de obtener mi libertad por haber excedido el plazo máximo de


detención judicial previsto en el artículo 137 del Código Procesal Penal.
Cabe precisar que, a la fecha de la interposición de la demanda habían
transcurrido más de 36 meses de detención sin haber sido juzgado.
3. La demanda fue declarada infundada en primera instancia por considerar
que concurrían circunstancias que justificaban razonablemente la prolon-
gación de la detención por un término superior al transcurrido. Esta re-
solución fue confirmada por la Sétima Sala Penal de la Corte Superior de
Justicia de Lima por los mismos fundamentos. En consecuencia, interpuse
recurso de agravio constitucional ante el Tribunal Constitucional.
4. El Tribunal Constitucional, con fecha 11 de febrero de 2008, mediante
sentencia recaída en el Exp. Nº 2547-2007-PHC/TC, publicada en su pá-
gina web el 15 de febrero del mismo año, declaró fundada mi demanda
de hábeas corpus por estimar que el derecho a ser juzgado en un plazo
razonable se había vulnerado por la demandada y, en consecuencia, a la
libertad personal, bajo pena de sanción a las autoridades responsables de
no cumplirse dicho mandato.
5. Con dicha resolución me apersoné ante el juez de ejecución a efectos de
obtener mi inmediata liberación. Sin embargo, este, demostrando una in-
actividad absoluta, no se ha pronunciado al respecto, por lo que continúo
privado de mi libertad.
III. FUNDAMENTOS DE DERECHO
1. El Tribunal Constitucional en el fundamento jurídico 8 de la resolución re-
caída en el Exp. Nº 0168-2007-Q/TC, establece como jurisprudencia vin-
culante, según lo dispuesto en el artículo VI del T. P. del Código Procesal
Constitucional, que el recurso de agravio constitucional también procede
cuando el juez de ejecución no cumpla con ejecutar una sentencia del
Tribunal Constitucional que declara fundada una demanda constitucional.
También procede cuando la sentencia constitucional es ejecutada de mane-
ra defectuosa, produciéndose con ello una modificación de la decisión.
2. En ese sentido, como se señaló en los fundamentos de hecho, se expide la
sentencia recaída en el Exp. Nº 2547-2007-PHC/TC, la que declara funda-
da la demanda de hábeas corpus que interpusiera y ordena mi inmediata
liberación al haberse excedido el plazo razonable de la detención judicial
preventiva, sin existir pronunciamiento alguno.
3. Además, debe considerarse que, conforme con el artículo 22 del Código
Procesal Constitucional, las sentencias expedidas en un proceso constitu-
cional que causen ejecutoria, se actúan inmediatamente en sus propios tér-
minos por el juez de la demanda, teniendo prevalencia sobre las expedidas
en otros procesos. Todo ello bajo la responsabilidad que se derive de su

175
Proceso de HáBEAS CORPUS

incumplimiento. Del mismo modo, el Reglamento Normativo del Tribunal


Constitucional señala en su artículo 50 que en los casos en que en las ins-
tancias judiciales no se cumplan las sentencias emitidas por el supremo
intérprete de la Constitución, este pondrá en conocimiento de la Corte
Suprema dicho suceso, sin perjuicio de lo señalado precedentemente.
IV. VÍA PROCEDIMENTAL
El presente recurso de agravio constitucional debe ser tramitado confor-
me a lo dispuesto en el artículo 18 del Código Procesal Constitucional y la
Resolución del expediente Nº 0168-2007-Q/TC.
V. MEDIOS PROBATORIOS
En calidad de medios probatorios ofrezco los siguientes documentos:
1. Copia de la sentencia recaída en el Exp. Nº 2547-2007-PHC/TC, de fecha
11 de febrero de 2008, que declara fundada la demanda de hábeas corpus.
2. Constancia que acredita que el beneficiario del proceso de hábeas corpus,
a la fecha, se encuentra detenido en las instalaciones del Penal “XXX”.
POR LO TANTO:
Por los argumentos expuestos solicito a su despacho se admita a trámite el
presente recurso de agravio constitucional y se declare fundado en su oportu-
nidad; además de las responsabilidades que pudieran derivar.
Lima, 15 de marzo de 2008

AAAAAAAAAAAAA AAAAAAAAAAAAA
CAL. Nº XXXXX DNI Nº XXXXX

176
MODELO

12 RECURSO DE QUEJA

Exp. : Nº 225-08-3SCLima
Escrito : Nº 10
Cuaderno Principal
Sumilla: Recurso de queja

SEÑOR PRESIDENTE DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


AAAAAAAAAAAAA, en el proceso de hábeas corpus seguido contra
BBBBBBBBBBBB sobre violación de los derechos constitucionales a la li-
bertad personal y debido proceso, a usted atentamente digo:
I. PETITORIO CONSTITUCIONAL
Que, dentro del plazo de ley interpongo recurso de queja contra la resolu-
ción 23-2008, de fecha 31 de enero de 2008, por la que se denegó el recurso
de agravio constitucional presentado el 3 de enero de 2008 y notificado el
4 de enero de 2008, contra la sentencia de segunda instancia emitida por la
Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Lima, solicitando se
sirva conceder el referido recurso de agravio constitucional, en atención a los
siguientes fundamentos:
II. FUNDAMENTOS DEL RECURSO
1. La resolución materia del presente recurso impugnatorio deniega el re-
curso de agravio constitucional presentado por el recurrente contra la sen-
tencia de segunda instancia emitida con fecha 23 de diciembre de 2007 y
notificada el 27 de diciembre de 2007, que declara infundada la demanda
de hábeas corpus.
2. El sustento de la resolución materia de impugnación es que el recurso de
agravio constitucional fue interpuesto extemporáneamente, es decir, cuan-
do supuestamente había vencido el plazo para su interposición.
3. Al respecto, cabe señalar que la Tercera Sala Penal ha efectuado el
cómputo del plazo en forma errónea, pues se ha contado un día inhábil,
el 31 de diciembre de 2007, que fue declarado no laborable para el sector

177
Proceso de HáBEAS CORPUS

público según D. S. QQQ-2007-PCM, por lo que no debió considerarse


en el cómputo.
Por tal motivo, solicito que luego del examen de esta queja admita el re-
curso de agravio constitucional y ordene a la Sala el envío del expediente.
POR TANTO:
A Ud., Sr. Presidente, pido resolver conforme a lo solicitado.
PRIMER OTROSÍ DIGO. De conformidad con el artículo 19 del Código
Procesal Constitucional y de los artículos 54 al 56 del Reglamento Normativo
del Tribunal Constitucional adjunto y certifico los siguientes documentos:
ANEXO 1-A: Copia de la resolución YYYYY, de fecha 23 de diciembre
de 2007, emitida por la Tercera Sala Civil Corte Superior de Justicia de Lima
que puso fin a la segunda instancia.
ANEXO 1-B: Copia del Recurso de Agravio Constitucional que presenté
el 2 de enero de 2008.
ANEXO 1-C: Copia de la resolución XXXXXX, de fecha 31 de enero de
2008, emitida por la Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de
Lima, mediante la que se denegó mi recurso de agravio constitucional.
ANEXO 1-D: 3 (tres) cédulas de notificación.
Lima, 3 de febrero de 2008

AAAAAAAAAAAAA AAAAAAAAAAAAA
CAL. Nº XXXXX DNI Nº XXXXX

178
CONSULTAS
consulta

1 El ingreso de la policía a una habitación de


hotel sin autorización del huésped ¿vulnera
el derecho a la inviolabilidad de domicilio?

Juan López Miranda está siendo investigado por la supuesta comisión del delito
de tráfico ilícito de drogas. En orden a las investigaciones policiales, y sin que
medie mandato judicial, la Policía Nacional del Perú decide ingresar a la habi-
tación de hotel en el que se hospeda el señor López. La policía argumentó que
tenía sospechas de que ahí distribuía drogas. Ante tal situación, el señor Juan
López decide interponer una demanda de hábeas corpus por la vulneración a su
derecho fundamental a la inviolabilidad de domicilio. Sobre el caso, nos consul-
ta acerca de la procedencia de la demanda planteada.

Respuesta:
La consulta presentada requiere que se determine el contenido constitucional
del derecho a la inviolabilidad de domicilio, lo que nos permitirá concluir si el
ámbito espacial de la habitación de hotel está protegido por este derecho, y con-
forme a esta conclusión se determinará la procedencia de la demanda de hábeas
corpus.
El derecho a la inviolabilidad de domicilio garantiza, conforme al numeral 9 del
artículo 2 del texto constitucional, que nadie puede ingresar al domicilio de una
persona ni efectuar en él investigaciones o registros sin autorización del titular
o sin mandato judicial, salvo flagrante delito o muy grave peligro de su perpe-
tración. Asimismo, establece que la ley se encargará de regular excepciones por
motivos de sanidad o grave riesgo. De la disposición constitucional citada se des-
prende que lo que se proscribe son aquellas intromisiones, investigaciones o in-
tervenciones ilegales o arbitrarias en el domicilio por parte de particulares o por
el Estado. En ese mismo sentido, tanto el artículo 11 de la Declaración Universal
de Derechos Humanos, como el artículo 11.2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y el artículo 17.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Polí-ticos, reconocen al derecho a la inviolabilidad de domicilio señalando que
nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o ilegales tanto en su vida priva-
da personal y familiar como en su domicilio. Si bien es cierto la finalidad ulterior
del derecho a la inviolabilidad de domicilio es la protección a la intimidad perso-
nal o familiar, su objeto de protección original fue la libertad personal.

181
Proceso de HáBEAS CORPUS

Ahora bien, por domicilio entendemos aquel espacio físico donde la persona de-
sarrolla su libertad más íntima, su vida privada y familiar, lo cual significa no
solo el derecho al espacio físico, sino también al disfrute pacífico de dicho espa-
cio(1). Asimismo, el Tribunal Constitucional, considera que el domicilio tiene un
doble carácter, uno subjetivo que garantiza a la persona el desarrollo de su vida
en una esfera de intimidad personal y familiar; y uno objetivo, por el que se ase-
gura diversos espacios de vida más allá del privado, es decir, más allá del lugar
en el que el ser humano desarrolla su vida personal y familiar(2). Por lo que, el
domicilio no es cualquier lugar sino solo aquel que es de “amplia disponibilidad
para la persona excluyendo aquellos [lugares] cuyo acceso y capacidad de dis-
ponibilidad no corresponde en último extremo al individuo”(3).
De ahí que el concepto de domicilio, al tener como fin ulterior la protección de
la vida privada tanto personal como familiar, no se restringe únicamente al lugar
donde la persona habita, sino que se extiende a todo aquel lugar en el que la
persona ejerce su libertad más íntima, en el que están excluidos los terceros, en
el que no está sujeta a las costumbres y usos sociales.
Si bien es cierto que, como mencionáramos, lo que proscribe el derecho a la in-
violabilidad de domicilio es la injerencia arbitraria o ilegal en el domicilio, ello
no quiere decir que toda intromisión sea ilegal o arbitraria, sino solo aquella que
no haya estado autorizada por el titular, o no se haya dado por mandato judicial
o por flagrante delito o grave peligro de su perpetración. De ello se concluye,
pues, que como todo derecho fundamental, la inviolabilidad de domicilio no es
un derecho absoluto sino que se encuentra limitado legítimamente. Sin embar-
go, no basta que se alegue las restricciones a este derecho previstas legalmente,
sino que se requiere, además, que el juez, mediante mandato judicial, justifique
la intromisión para que tal sea legítima(4). Ello, porque la restricción a la invio-
labilidad de domicilio no solo se encuentra justificada por el hecho de que for-
malmente se cumplan los requisitos que se establece en la Constitución o la ley,
sino que además dicha intromisión debe ser necesaria(5).  Es pertiente recordar
que el mandato judicial que justifique la medida debe estar debidamente motiva-
do conforme al numeral 5 del artículo 139 de la Constitución.
Solo no será necesario un mandato judicial en casos de flagrancia y en caso
de que exista grave peligro de perpetración. Y en este último caso, el Tribunal

(1) STC Exp. Nº 0003-2005-PI/TC, f.j. 345.


(2) Ibídem. f.j. 347.
(3) MESÍA RAMÍREZ, Carlos y SOSA SACIO, Juan Manuel. “Inviolabilidad de domicilio”, en: La Cons-
titución comentada. Análisis artículo por artículo, Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 133.
(4) STC Exp. N° 0030-2005-PI/TC, f.j. 352.
(5) MENDOZA ESCALANTE, Mijail. “El derecho fundamental a la inviolabilidad de domicilio y a la in-
tegridad como medios de protección del derecho al medio ambiente: la sentencia 119/2001 del Tribunal
Constitucional Español”, en: Revista Peruana de Jurisprudencia, Normas Legales, Trujillo, diciembre
de 2003, pp. 77-112.

182
consultas

Constitucional ha señalado que a pesar de no estar sometido al principio de


reserva de jurisdicción, el juez deberá analizar caso por caso, conforme a las
garantías que brinda la intimidad personal o familiar, qué ámbitos pueden ser
restringidos. Ambos supuestos exigen un control judicial posterior.
Pues bien, si el domicilio no solo es el lugar donde normalmente habita una
persona, sino el lugar donde la persona desarrolla su vida privada, entonces
una habitación de hotel es un ámbito espacial que se encuentra protegido por
el derecho en mención. En ese sentido, la policía al ingresar a una habitación
de hotel, sin mandato judicial y con el objeto de obtener información sobre la
posible comisión de un delito, su intervención debe estar justifica por flagrancia
o porque hayan razones fundadas de que exista grave peligro de la comisión del
delito. De lo contrario, estaríamos frente a la vulneración del derecho a la invio-
labilidad de domicilio.
Si bien es cierto que el objeto de protección de la inviolabilidad de domicilio es
la intimidad personal o familiar, recibe protección por el proceso de hábeas cor-
pus cuando su afectación represente una amenaza a la libertad personal o esté
vinculada a ella. En la consulta planteada, observamos que hay una estrecha re-
lación entre la intromisión realizada y la libertad personal, en esa medida resulta
procedente interponer una demanda de hábeas corpus, conforme al último párra-
fo del artículo 25 del Código Procesal Constitucional.
Base legal:
• Constitución Política: arts. 2 numeral 9 y 139 numeral 5.
• Código Procesal Constitucional: art. 25 último párrafo.
• Declaración Universal de los Derechos Humanos: art. 11.
• Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: art. 17 numeral 1.

183
consulta

¿Cómo se podría solicitar la tutela de los de-


2 rechos fundamentales de una persona de la
cual se presume que ha sido desaparecida
forzadamente?

Juan Domínguez presenta una demanda de hábeas corpus contra el Comisario


del distrito de La Victoria por la desaparición de Alberto, su hijo de 19 años
de edad. Sostiene que su hijo, acompañado de su hermano, fue a denunciar
que había sido víctima de una agresión física por parte de miembros de una
pandilla juvenil y que nunca regresó a casa. Asimismo, señala que su otro
hijo fue testigo de que la policía detuvo a Alberto porque sospechaban que él
también integraba una pandilla juvenil, lo incomunicaron y no informaron de
los motivos de la detención. A la fecha aún no ha sido hallado. Sobre el par-
ticular se nos consulta sobre los alcances del hábeas corpus para lograr que
aparezca Alberto.

Respuesta:
En esta consulta observaremos los alcances de la desaparición forzada, las
consecuencias, su relación con el derecho a la verdad, para después entender
por qué el proceso de hábeas corpus es el proceso idóneo para satisfacer la
pretensión de ubicación del desaparecido.
Así, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha señalado que la desapa-
rición forzada de personas representa un delito que afecta no solo la libertad
personal, sino también la integridad personal, la vida, el reconocimiento de la
personalidad jurídica, el debido proceso(1) . Ello en la medida de que el des-
conocimiento del paradero de las víctimas permite presumir razonablemente
que esos derechos se han visto afectados.
En ese sentido, el Tribunal también ha señalado que por el desconocimiento
de lo ocurrido con las víctimas se afecta el derecho a la verdad de los deudos.
Este derecho nos garantiza el conocer “la verdad sobre los hechos o aconte-
cimientos injustos y dolorosos provocados por las múltiples formas de vio-
lencia estatal y no estatal”; en consecuencia, los deudos podrían conocer las

(1) STC Exp. Nº 4677-2005-PHC/TC, f.j. 26.

184
consultas

circunstancias, el modo, el tiempo y el lugar en el que ocurrieron los hechos.


Este derecho se deriva de la obligación del Estado de proteger los derechos
constitucionales, en consecuencia debe prevenir, investigar y sancionar sus
afectaciones(2) .
La finalidad del proceso de hábeas corpus, como de todo proceso constitucio-
nal, es garantizar la supremacía de la Constitución y la vigencia efectiva de
los derechos fundamentales, específicamente el derecho a la libertad personal
y los conexos. Esta garantía procede ante la violación o la amenaza de viola-
ción a la libertad, seguridad e integridad personales y derechos conexos, sea
que tales actos se produzcan por acción u omisión de los deberes de cualquier
autoridad, funcionario o particular. De ahí que siendo la desaparición forzada
un supuesto de afectación de la libertad personal (entre otros derechos que
protege el hábeas corpus), proceda también ante este supuesto, conforme al
numeral 16 del artículo 25 del Código Procesal Constitucional, es decir, que
mediante este proceso se podrá lograr la ubicación de Alberto.
El procedimiento que debe seguir es el mismo para los casos de detención
arbitraria o de afectación a la integridad personal. El juez debe resolver de
inmediato, para ello podrá ir al lugar de los hechos y constatar la violación
alegada. En el caso particular de la desaparición forzada, si el juez comprueba
que la violación se ha producido y si ha hallado al desaparecido, ordenará de
inmediato su libertad y dejará constancia en un acta que levantará para tales
efectos. Asimismo, no será necesario que notifique previamente al agresor,
pues la orden de liberación se cumple en sus propios términos, sin requerir
algún acto del agresor adicional para su cumplimiento.
En el caso de que no hallar al desaparecido, el juez debe adoptar todas las me-
didas necesarias para ubicar al desaparecido, si es que la autoridad, funciona-
rio o persona demandada que se rehúsa a brindar información sobre su para-
dero o destino. Así, entre estas medidas podrá comisionar a jueces del distrito
judicial en el que se presuma que la persona desaparecida se encuentra para
que constate la detención y las condiciones de la misma. Del mismo modo,
si el agresor es un miembro de la Policía Nacional o de las Fuerzas Armadas,
el juez podrá solicitar que el funcionario superior informe sobre la veracidad
de los hechos imputados dentro de las veinticuatro horas. Por último, el juez
podrá, conforme al artículo 8 del Código Procesal Constitucional, remitir los
actuados al Ministerio Público para que actúe de acuerdo a sus atribuciones e
investigue la posible comisión de un ilícito.

(2) STC Exp. N° 2488-2002-HC/TC f.j. N° 8-10.

185
Proceso de HáBEAS CORPUS

En el caso, observamos que el padre de la víctima está legitimado para in-


terponer la demanda de hábeas corpus conforme lo señala el artículo 26 del
Código Procesal Constitucional Por su parte, el demandante puede presentar
la demanda en forma escrita o verbal. Si la presenta por escrito, puede ser
de manera directa, por correo o medios electrónicos de comunicación u otro
medio que cumpla la misma finalidad de manera idónea. Si presenta la de-
manda verbalmente, el juez o el secretario deberán levantar un acta, en la que
conste, por lo menos, una relación sucinta de los hechos.
Base legal:
• Constitución Política: arts. 1, 2 numeral 24 y 3.
• Código Procesal Constitucional: arts. 25 numeral 17, 30 y 32.

186
consulta

3 ¿Puede iniciarse un proceso constitucional


contra las construcciones en calles y aveni-
das para proteger el derecho al libre tránsi-
to y a la tranquilidad?

Gustavo Mendoza señala que las recientes obras de construcción para el mejora-
miento de las pistas, a propósito del próximo Foro de Cooperación Internacional
Asia-Pacífico (APEC) a realizarse en el país, afectan gravemente su derecho al
libre tránsito; a la paz y a la tranquilidad, teniendo en cuenta que diariamente le
demora dos horas adicionales trasladarse hacia su centro de trabajo y su centro
de estudios. Indica que no está en contra de las obras, pero que la ejecución
de estas deviene en arbitraria e irrazonable y, por ende, en inconstitucional. Así
visto, nos pregunta si puede iniciar un proceso constitucional para que cese la
alegada afectación de sus derechos.

Respuesta:
Ante todo, debe tenerse en cuenta que Gustavo Mendoza indica que no está en
contra de las medidas municipales (obras de construcción), sino que considera
que son ejecutadas de forma “arbitraria e irrazonable”. En esa medida, es pre-
ciso señalar que en esta consulta se analizará la proporcionalidad de la forma
en que se llevan a cabo las obras de construcción. Para tales efectos, debe que-
dar claro que las municipalidades (distritales, provinciales) tienen competencia
para mejorar y restaurar las vías de tránsito (arts. 73.2 y 81 de la Ley Orgánica
de Municipalidades). Esta competencia, como es fácil de deducir, tiene sustento
constitucional (incisos 6 al 8 del art. 195 de la Constitución).
Sin embargo, que exista tal competencia legal y constitucional no significa que
su ejercicio se realice siempre de conformidad con el cuadro de bienes constitu-
cionales. En efecto, como se sabe, el ejercicio de una atribución o competencia
constitucional puede entrar en conflicto con diversos principios, valores y dere-
chos reconocidos en la norma constitucional. Incluso el ejercicio de una atribu-
ción o competencia constitucionalmente reconocida puede ejercerse de manera
arbitraria, afectando derechos fundamentales sin que exista finalidad constitu-
cional que respalde la medida.
Atendiendo al caso, consideramos que sí existe una finalidad que respalde, en
parte cuando menos, las molestias que se pudieran ocasionar al ejercicio de
ciertos derechos como consecuencia de la ampliación o renovado de la capa

187
Proceso de HáBEAS CORPUS

asfáltica de diferentes calles y avenidas. Así, encontramos la optimización de la


propia libertad de tránsito de los vecinos, el bienestar y la seguridad públicos, y
la seguridad interna (específicamente, por lo referido a las reuniones de los foros
UE-ALC y APEC)
Aceptando que, pese a la aparente legitimidad de la intervención, se tratan de
auténticas afectaciones a los derechos al libre tránsito, a la paz y a la tranquili-
dad, procederemos a aplicar el test de proporcionalidad (compuesto por los sub-
test de idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto).
Como mencionamos, si determinamos que la remodelación de las pistas persi-
gue una finalidad constitucional, para la cual resulta pertinente, se estaría supe-
rando el examen de adecuación o idoneidad. Efectivamente, el estado de cosas
que se pretende alcanzar (vías públicas amplias, despejadas y en mejores condi-
ciones materiales) tiene directa relación con el fin, o bien jurídico constitucional
perseguido (como indicamos: libertad de tránsito, bienestar y seguridad públi-
cos, seguridad interna).
Sobre el análisis de necesidad, debe verificarse que la medida, tal como se eje-
cuta, es la menos agresiva con respecto a los derechos fundamentales interve-
nidos; ello exige que se constate que no exista una medida posible alternativa
(hipotética) que tenga la misma eficacia para alcanzar el fin perseguido, y que,
a su vez, la restricción impuesta a los derechos al libre tránsito, a la paz y a la
tranquilidad sea de menor intensidad. En ese sentido, conforme a este subtest,
corresponde buscar si existen medidas que sean menos gravosas y que alcancen
la misma finalidad de igual forma.
Al respecto, consideramos que en cualquier caso, el mejoramiento de las calles
y avenidas pueden ser salvaguardadas de mejor forma, como ocurriría si se pla-
nifica e informa adecuadamente de las rutas alternas, si se trabaja anticipada (no
improvisada) y coordinadamente la construcción de obras entre los gobiernos
locales, si se controlan los diversos factores que intervienen en los problemas
de tránsito vinculados con la libertad de circulación, el bienestar y la seguridad
públicos, y la seguridad interna (carga vehicular, parque automotor, seguridad
ciudadana, etc.).
Ahora bien, habiendo determinado ya que pudieron adoptarse otras medidas de
manera que los derechos involucrados se vean menos afectados, es conveniente
en este punto analizar si tales medidas alcanzan la finalidad perseguida con la
misma eficacia. Así, el factor que debemos considerar es el tiempo con el que
cuentan los gobiernos locales para concluir las obras que se encuentran en plena
ejecución, el mismo que está limitado debido a la proximidad de las cumbres
internacionales.
Con ello entonces, debemos preguntarnos también si en el plazo restante (hasta
el inicio de las actividades previstas) es posible adoptar medidas a fin de cul-
minar la ejecución de tales obras, que siendo igualmente eficaces y afecten en

188
consultas

menor medida los derechos intervenidos, pueden lograr la finalidad pretendida,


sin sacrificar gravemente el bien seguridad pública e interna los días de las cum-
bres internacionales. Al respecto, es evidente que la respuesta es negativa, por
lo que habría superado el subtest de necesidad. Para continuar con el examen
de proporcionalidad se requiere, además, analizar la proporcionalidad en sen-
tido estricto de las medidas adoptadas. En ese sentido, conforme a este subtest
concluimos que la satisfacción del fin, y con él de los bienes constitucionales
involucrados, es absoluta en comparación con la posible afectación a la libertad
de tránsito.
Por lo tanto, es claro que de interponerse una demanda alegando la vulneración
a los derechos fundamentales a la libertad de tránsito, a la paz y tranquilidad;
esta resultaría infundada, pues dadas las circunstancias, no existe otra medida
que pueda alcanzar el mismo fin, afectando en menor medida tal derecho.
Base legal:
• Constitución Política: arts. 2, numerales 1, 11 y 22; 44; 166; 195; 200,
numeral 2.

189
consulta

4 ¿Se puede proteger el derecho a la salud a


través del proceso de hábeas corpus?

Julio Barrientos sufre de una enfermedad terminal, razón por la cual estuvo in-
ternado en el Hospital Los Gusanitos, donde recibía la atención médica nece-
saria para controlar los malestares propios de su enfermedad. Posteriormente,
fue dado de alta debido, supuestamente, a la imposibilidad de atender dicha
enfermedad. El señor sostiene que ningún otro centro hospitalario dispone de
los medios e instrumentos necesarios para atender su enfermedad, por lo que
señala que al haberle dado de alta se está afectando su derecho a la salud y a la
integridad, así como amenazando su derecho a la vida. Ante tal situación, Julio
Barrientos desea saber cómo proteger sus derechos constitucionales afectados.

Respuesta:
De la consulta que se nos plantea se desprende que se pretende la protección del
derecho a la vida, a la integridad y a la salud. Esta protección puede lograrse
a través del proceso de hábeas corpus, por lo que se debe analizar primero si
esto es posible, para luego determinar si efectivamente el acto alegado vulnera
el contenido de los derechos constitucionales involucrados.
Así, si bien es cierto el hábeas corpus es un proceso constitucional cuyo ob-
jeto de protección ha sido determinado por el numeral 1 del artículo 200 de la
Constitución, que dispone, en primera instancia, la protección del derecho a la
libertad personal y los derechos conexos, también es cierto que tanto la jurispru-
dencia como la legislación han ampliado su objeto de protección, de tal manera
que se protege, además, un núcleo duro de derechos protegidos que se encuen-
tran vinculados a la libertad personal: el derecho a la vida, a la seguridad per-
sonal, a la libertad de tránsito y a la integridad personal. No obstante ello, este
elenco de derechos no responde a una lista taxativa, sino que a partir del análisis
que de cada caso se realice, se podrá determinar si por su relación estrecha con
los derechos mencionados se puede tutelar otros derechos fundamentales, como
la salud, por ejemplo.
En atención a lo expuesto, el Tribunal Constitucional ha señalado que esta am-
plitud (concepción amplia) del ámbito de protección del hábeas corpus obedece
a la aplicación del principio pro homine, que se condice, también, con el artículo
25, in fine del Código Procesal Constitucional. Asimismo, la aplicación de los

190
consultas

principios constitucionales que inspiran el Derecho Procesal Constitucional(1),


con el objeto de optimizar el logro de las finalidades de este proceso(2), permite
favorecer la procedencia del hábeas corpus para proteger derechos que en prin-
cipio no están tutelados por él.
En el caso que se nos presenta, se indica que el señor Barrientos tiene una enfer-
medad terminal, por lo que sus derechos a la vida, a la integridad y a la salud se
verían comprometidos si injustificadamente se decide no brindarle la atención
médica adecuada. Pues bien, como hemos mencionado, el derecho a la vida y a
la integridad personal reciben directa protección por el hábeas corpus, no siendo
ese el caso del derecho a la salud. En efecto, este derecho está protegido por el
proceso de amparo conforme al numeral 24 del artículo 37 del Código Procesal
Constitucional. Sin embargo, como se puede apreciar, será procedente un hábeas
corpus si, en un caso concreto, se constata que la afectación a un derecho fun-
damental, que no recibe protección por este proceso, repercute en el contenido
constitucional de los derechos a la vida, integridad y seguridad personales, liber-
tad de tránsito y libertad personal.
Corresponde, entonces, analizar si de haberse producido una afectación a los de-
rechos que se alegan, esta se encuentra vinculada a los derechos tutelados por
el hábeas corpus. El derecho a la vida se constituye en la base sobre la cual se
protege a la persona humana; por lo tanto, su garantía se comporta como con-
dición necesaria para el ejercicio de los otros derechos fundamentales. Ahora
bien, estos derechos son interdependientes, en esa medida, el derecho a la vida
se puede ver comprometido, también, si se afecta el derecho a la integridad o
a la salud. Veamos en el desarrollo de las siguientes líneas, cómo en este caso
pueden resultar afectados estos derechos.
El derecho a la integridad (numeral 1 del artículo 2 de la Constitución) tiene
tres ámbitos en los que se manifiesta: físico, moral y psíquico. Para lo que im-
porta a la absolución de esta consulta, nos centraremos en el ámbito físico de la
integridad personal(3), que garantiza el derecho “a conservar la estructura orgá-
nica del ser humano”, lo que implica la preservación de la forma, disposición y
funcionamiento de los órganos del cuerpo. Una afectación a este derecho puede
concretarse a través de incapacidades físicas, alteraciones funcionales, enferme-
dades corpóreas, entre otras.

(1) En el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional se reconoce el principio de
flexibilización de las formas procesales y el principio pro actione, entre otros.
(2) El artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional señala que los procesos constitu-
cionales tienen por finalidad garantizar la vigencia del principio de supremacía constitucional y de los
derechos fundamentales.
(3) STC Exp. Nº 2333-2004-HC/TC, f. j. 2.1.

191
Proceso de HáBEAS CORPUS

Por su parte, en líneas generales, el derecho a la salud es un derecho fundamen-


tal(4) que comprende la facultad de la persona de “mantener el estado de normali-
dad orgánica funcional, tanto física como mental”, por lo que también garantiza
que al decaer dicho estado de normalidad, se adopten acciones de conservación
y de restablecimiento. Dichas acciones, en principio, deben ser adoptadas por el
Estado, quien debe garantizar progresivamente la satisfacción de este derecho,
de manera que mejoren las condiciones de la calidad de vida de las personas. En
este contexto, es evidente que el funcionamiento de las entidades prestadoras de
salud tiene un rol importante en el goce adecuado de este derecho. No obstante,
las exigencias y obligaciones que plantea este derecho al Estado, este no está
obligado a garantizar el buen estado de salud de las personas, sino solamente
a proveer de los medios necesarios (acciones, planes, políticas, instrumentos,
acceso –sin discriminación– a centros médicos gratuitos) para procurar el goce
adecuado y razonable del derecho. Ello quiere decir que la violación a la salud
se constituye ante cualquier denegatoria de atención médica que no obedezca
a fines constitucionales legítimos y que no sea proporcional con tales fines; en
esos casos, será arbitraria e inconstitucional.
Ahora bien, como se puede apreciar es evidente la relación del derecho a la
salud con la vida (una afectación grave a la salud puede poner en peligro la
vida); pero, también puede advertirse la relación existente con la integridad per-
sonal, que en función de las circunstancias de un caso concreto, puede permitir
que se proteja el derecho a la salud por el proceso de hábeas corpus. Por ello,
en este caso, se observa que el señor Barrientos ha venido recibiendo un tra-
tamiento adecuado que permitía normalizar las dolencias propias de su condi-
ción delicada y que requiere urgente e idónea atención. Por lo que si no hay una
razón objetiva que justifique la orden de alta del paciente, se habrá afectado su
derecho a la salud y a la integridad personal, poniendo en riesgo su vida. Si, por
el contrario, se determina la existencia de un fin legítimo, la orden de alta debe
ser acompañada de otras medidas que permitan proteger el derecho de manera
igualmente eficaz como podría protegerse de encontrarse internado.
Por lo tanto, si no media un informe médico que permita concluirse que con la
orden de alta no se pone en peligro la vida del paciente, o que no se ven vulne-
rados sus derechos a la salud y a la integridad personal, entonces procederá el
hábeas corpus en aras de asegurar el ejercicio de tales derechos.
Base legal:
• Constitución Política: arts. 2 numeral 1 y 200 numeral 1.
• Código Procesal Constitucional: arts. 25 numeral 1; y 37 numeral 24.

(4) STC Exp. Nº 3208-2004-AA/TC, f. j. 6.

192
consulta

5 ¿Una persona jurídica puede interponer


demanda de hábeas corpus? 

Carlos Sánchez, gerente general de la empresa Los Ruiseñores, señala que se


viene afectando el derecho a la libertad individual de su representada toda vez
que la persona que les alquila el local donde tienen su sede, de improviso, co-
menzó a impedirles el acceso completo a todas las áreas del inmueble donde
funciona dicha empresa, incluso a una de las puertas de salida posterior. Al res-
pecto, nos consulta si puede interponer una demanda de hábeas corpus a favor
de su representada, pues conoce que mediante dicho proceso se podrá ordenar la
cesación de los actos que vulneran el derecho a la libertad de tránsito y así poder
ingresar libremente al local comercial sin que esta persona se los impida.

Respuesta:
Para resolver esta consulta, debemos previamente analizar la legitimidad para
obrar activa y la representación procesal en el proceso de hábeas corpus. En
principio, la legitimidad para obrar en el proceso de hábeas corpus, como lo dis-
pone el artículo 26 del Código Procesal Constitucional, le corresponde al afec-
tado o a cualquier otra persona. Cuando se dé el caso de que el demandante sea
una persona distinta al afectado, no se exigirá que se acredite que el afectado no
pudo demandar y tampoco que ratifique los términos de la demanda o la actua-
ción procesal realizada para continuar con el proceso.
En cambio, la legitimidad para obrar en los otros procesos constitucionales de
la libertad (amparo, hábeas data y cumplimiento) la ostenta solo el directamente
afectado en sus derechos; salvo que este tenga algún impedimento para deman-
dar, en ese caso podrá hacerlo cualquier persona. Luego, al removerse el im-
pedimento, el afectado deberá ratificar la demanda y la actuación procesal del
procurador oficioso.
Ahora bien, llegado a este punto, podemos concluir que, mientras que en el pro-
ceso de amparo la legitimidad es restringida, pues se circunscribe al afectado
(requiere una identidad entre demandante y afectado); en el proceso de hábeas
corpus, la legitimidad es amplia y puede interponerlo cualquiera a favor del
afectado. Sobre esto último, entonces, se puede señalar que en el hábeas cor-
pus no es trascendental determinar quién puede interponer la demanda, sino más

193
Proceso de HáBEAS CORPUS

bien en tener presente que esta debe interponerse siempre a favor del afectado,
por lo que no requiere identidad entre demandante y afectado.
Para absolver la consulta planteada, es necesario precisar que el afectado será
quien es titular de los derechos que son objeto de protección de los procesos
constitucionales. De manera que en el hábeas corpus el afectado será el titular
de la libertad personal y de los derechos que, en un caso concreto, se vinculen a
ella; mientras que en el amparo y en el hábeas data, será afectado quien titulari-
ce los derechos constitucionales que protegen cada uno de estos procesos y que
son distintos a los mencionados para el proceso tratado ahora.
Con lo mencionado, se puede afirmar que en el hábeas corpus, el afectado siem-
pre será una persona humana, toda vez que ella es la única titular del derecho a
la libertad personal y de los derechos que este proceso también protege, como
la libertad de tránsito alegada en el caso planteado. En el amparo y en el hábeas
data, en cambio, el caso es distinto, pues los derechos que protegen pueden ser
titularizados por una persona jurídica, como es el caso de los derechos a la liber-
tad de empresa, la propiedad, o al debido proceso(1).
Con lo dicho, podemos afirmar que una persona jurídica puede interponer una
demanda de hábeas corpus, siempre que una persona humana sea la favoreci-
da(2). En consecuencia, si el señor Sánchez interpone demanda de hábeas corpus
a favor de la empresa Los Ruiseñores, esta deberá ser declarada improcedente,
pues el supuesto afectado sería la empresa mencionada y no una persona huma-
na. Otro sería el caso, si es que la demanda la interpone el señor Sánchez a favor
de las personas que no pueden ingresar libremente al local donde tiene su sede
la empresa mencionada.
Base legal:
• Constitución Política: arts. 2 numeral 24 literal b y 200 numeral 1.
• Código Procesal Constitucional: arts. 26, 39, 40, 41 y 67.

(1) STC Exp. Nº 4972-2006-PA/TC .En esta sentencia el Tribunal Constitucional elabora una lista enuncia-
tiva de derechos que puede titularizar, en principio, una persona jurídica.
(2) Esa misma conclusión se adoptó en la RTC Exp. Nº 3378-2007-PHC/TC.

194
consulta

Si se vuelve a amenazar el derecho a la li-


6 bertad personal, ¿se puede solicitar la re-
presión de actos homogéneos a través del
proceso de hábeas corpus?

Gustavo Gamarra interpuso demanda de hábeas corpus contra el presidente de


la directiva del Mercado 15 de abril, en donde tiene su puesto de ventas. Nos
refiere que obtuvo un pronunciamiento favorable en dicho proceso, ordenándose
su reincorporación al citado mercado. No obstante ello, el anteriormente empla-
zado, incumpliendo dicho mandato judicial, amenazó junto a otros comerciantes
con impedir su libre desplazamiento por las instalaciones del mercado, así como
a ejercer libremente la venta de su mercadería, pues pretendían propalar agresio-
nes físicas y sicológicas en su contra, amenazándolo incluso de atentar contra su
vida si no se retiraba del local. En ese sentido, nos consulta si es posible interpo-
ner una solicitud de represión de actos homogéneos ante estos hechos.

Respuesta:
La consulta que en esta ocasión se nos presenta está referida a la aplicación de
la figura de la represión de actos homogéneos. En ese sentido, haremos algu-
nas precisiones iniciales sobre su regulación para, posteriormente, analizar si
es que corresponde su aplicación en el presente caso, teniendo en cuenta sus
particularidades.
Los procesos constitucionales tienen por finalidad la tutela de los derechos
fundamentales que se vean afectados por actos u omisiones que provengan de
cualquier persona o de la Administración Pública o cualquier poder estatal, que
resulte lesivo de estos derechos. No obstante la existencia de estos instrumentos
de protección, en varias ocasiones las sentencias expedidas o no son ejecutadas,
o una vez sucedido ello, el acto vulnerador y que fue sancionado con la incons-
titucionalidad, vuelve a repetirse, bien sea por la misma autoridad o particular
y sobre la misma persona o sobre otras. Para reponer, entonces, las situaciones
vulneradoras en casos como este último, es que el legislador previó la doctrina(1)
de la represión de actos homogéneos.

(1) El profesor Castillo Córdova realiza una distinción entre la técnica del estado de cosas inconstitucionales
y la doctrina de la represión de actos homogéneos, en CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al
Código Procesal Constitucional. Hábeas corpus, amparo y hábeas data, tomo II, Palestra, Lima, 2006,
pp. 968-969.

195
Proceso de HáBEAS CORPUS

Así, la represión de actos homogéneos ha sido regulada por vez primera en el


artículo 60 del Código Procesal Constitucional, en donde se establece que de
sobrevenir un acto “sustancialmente homogéneo” al que ha sido declarado le-
sivo en un proceso de amparo, la parte afectada podrá denunciarlo ante el juez
de ejecución, asumimos por extensión que dentro del plazo de 60 días desde
que se produce el acto(2). Una vez efectuado el reclamo, deberá ser resuelto por
el mencionado juez, corriendo previamente traslado a la otra parte (agresora)
por el plazo de tres días hábiles, a efectos que pueda presentar sus descargos,
y con ello ejercer su derecho a la defensa. Finalmente, cumplidos estos días, el
juez de la ejecución debe resolver la solicitud de reclamación del nuevo acto
agresor, se entiende que inmediatamente, aun cuando la norma no especifique
nada sobre el particular. Si el juez de ejecución entiende que se trata de un acto
sustancialmente homogéneo, entones expedirá una resolución declarando ello.
No obstante, dicha resolución puede ser apelada, sin efecto suspensivo, por lo
que su ejecución continúa. Ahora bien, ante la negación del pedido de represión
de actos homogéneos, también es perfectamente válida su apelación.
En otras palabras, procede en “aquellos casos en los que el que ha resultado
vencedor en un proceso de amparo se vea nuevamente afectado en sus derechos
fundamentales, por actos similares a los que ya fueron objeto de pronunciamien-
to en sede jurisdiccional, y siempre que los derechos constitucionales afectados
sean sustancialmente los mismos”(3).
En la sentencia citada anteriormente, el Tribunal Constitucional entiende que
esta institución constituye una “herramienta procesal para la ejecución de sen-
tencias constitucionales” junto al estado de cosas inconstitucionales, doctrina
reconocida en la STC Exp. Nº 2579-2003-HD/TC. Cabe advertir que la norma
que la acoge establece, in fine, que la decisión que declara la homogeneidad am-
plía el ámbito de protección del amparo, incorporando y ordenando la represión
del acto represivo sobreviniente. En ese sentido, mal podría decirse que se trata
de una herramienta para efectivizar el cumplimiento de las sentencias, toda vez
que se trata de un nuevo acto que debe ser evaluado por el juez constitucional
e incorporado como parte de la sentencia que declaró inicialmente la inconsti-
tucionalidad de un acto (y que declaró fundada la demanda). O, en todo caso,
si se tratare de un acto que sobreviniese de manera posterior a la ejecución de

(2) Y decimos esto debido a que en el proceso de amparo (proceso para el cual se encuentra inicialmente
regulada la represión de actos homogéneos) se aplica lo establecido en el artículo 44 del Código Pro-
cesal Constitucional, que señala que el plazo para la interposición de la demanda, es de 60 días hábiles
contados a partir de producida la afectación; siempre que el afectado hubiese tenido conocimiento del
acto lesivo y se hubiese hallado en posibilidad de interponer la demanda. No obstante ello, es conocido
que los artículos 65 y 74 del mismo Código establecen que las reglas del proceso de amparo serán igual-
mente aplicables, en lo que corresponda, a los procesos de hábeas data y de cumplimiento. Por lo tanto,
en los casos en que se solicite también la represión de actos homogéneos en estos procesos, válidamente
podrían aplicarse los mismos plazos de prescripción, a excepción del proceso de hábeas corpus.
(3) STC Exp. N.º 4119-2005-PA/TC, f. j. 58.

196
consultas

la sentencia fundada, es posible expedir una nueva resolución integrando a la


sentencia que declaró fundada la demanda, la represión del acto sustancialmente
homogéneo.
De este modo, en definitiva, lo que se hace es ampliar el ámbito de protección
del proceso originario, ordenándose la neutralización del nuevo acto lesivo.
Todo ello tiene por finalidad evitar que los justiciables se vean obligados a
interponer una nueva demanda de amparo(4) para obtener la tutela de su de-
recho fundamental afectado; y posibilitar de esta manera una mejor y rápida
protección de los derechos fundamentales del agredido (artículos II del T. P. y
1 del Código Procesal Constitucional).
En todo caso, lo importante es que se logre su eficaz defensa, dándole la posibi-
lidad al agredido de verlos amparados sin necesidad de iniciar un nuevo proceso
constitucional, como ya dijimos; el que de iniciarse terminaría (al menos es el
supuesto que debe evaluar el juez de ejecución) por constatar la inconstitucio-
nalidad del acto (u omisión). Entonces, lo importante resulta siendo, no el mo-
mento en que ocurra el nuevo acto (antes, durante o después del originario o
de la ejecución de la sentencia), sino que este sea sustancialmente homogéneo
al primero. Finalmente, para poder solicitar la represión del acto sobreviniente
debe contarse con una sentencia de tenga la calidad de firme. Esto significa que
podrá presentarse durante el periodo que dure la ejecución de la sentencia. No
es necesario que se espere a que esta termine para recién formular la solicitud.
Respecto al acto sobrevenido es importante establecer cuándo es que nos en-
contramos ante un acto sustancialmente homogéneo al que fue declarado lesivo
en la sentencia. Sobre el particular, el Tribunal Constitucional ha establecido en
su jurisprudencia(5) ciertos presupuestos que deben tenerse en cuenta, a saber:
a) identidad material del acto considerado lesivo en la sentencia; b) identidad
del derecho lesionado con el acto sobreviviente y; c) que el acto (u omisión)
que sobreviene debe tener la misma consecuencia gravosa en la esfera subjeti-
va de la persona; es decir, ocasionar la misma situación jurídica del acto lesivo
originario.
Asimismo, Castillo Córdova(6) señala que los criterios que deben tenerse en
cuenta, se clasifican en dos. Por un lado, los subjetivos, que están relacionados
con el sujeto que realiza el acto homólogo. Así, se tiene que debe ser el mismo
sujeto que produce el acto y que haya sido él mismo la parte emplazada en an-
terior ocasión. Por otro lado, existen elementos de carácter objetivo-material,
como que el contenido del acto sobrevenido sea el mismo del acto considera-
do inconstitucional y que el contenido del derecho fundamental agredido sea el

(4) STC Exp. Nº 5033-2006-PA/TC, f. j. 5.


(5) Ibídem, f. j. 4.
(6) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Ob. cit., pp. 967 y 968.

197
Proceso de HáBEAS CORPUS

mismo contenido del derecho lesionado por el acto considerado inconstitucional


en el proceso constitucional originario.
Adicionalmente, al igual que en el proceso en donde se declaró inconstitucional
el acto inicialmente lesivo, aquí se debe exigir que la titularidad del derecho sea
manifiesta y esté claramente definida; asimismo, que la realización del acto ho-
mogéneo goce de las mismas características(7). En consecuencia, no debe existir
duda alguna acerca de la existencia del acto sobrevenido, su calidad de agresor
y la titularidad del derecho o de la legitimidad para obrar de quien solicita la
represión.
Una vez hechas estas precisiones, respecto del caso que en esta oportunidad
se nos presenta tenemos que el Sr. Gamarra, a pesar de haber obtenido una
primera decisión favorable de la justicia, es nuevamente afectado por simi-
lares amenazas y provenientes de los mismos emplazados, lo que configura
inicialmente un acto sustancialmente homogéneo, según lo reseñado ante-
riormente. Sobre el particular, el Tribunal Constitucional se ha pronunciado
a favor de la procedencia de la represión de actos homogéneos en el proceso
de hábeas corpus, sobre la base de lo dispuesto en la numeral 4 del artículo
34 del Código Procesal Constitucional(8). Aquí, discrepando con el tribunal,
consideramos que esta disposición está dirigida a dictar medidas que signifi-
quen una plena defensa de los derechos constitucionales, y para ello a veces
se hacen necesarias medidas dirigidas a evitar que la agresión vuelva a repe-
tirse, lo cual –en todo caso– puede remitirnos a la figura del hábeas corpus in-
novativo. En consecuencia, consideramos que sí podría hacerse extensible lo
dispuesto en el proceso de amparo al proceso de hábeas corpus, todo esto en
virtud del principio pro homine y el principio de elasticidad o adecuación de
las formas al logro de los fines del proceso contemplado en el artículo III del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, buscando obtenerse de
esta manera la mayor optimización en cuanto a la protección de los derechos
fundamentales. Además de lo señalado, otro argumento que estimamos abun-
da a favor de esta aplicación y que justificaría que el juez amplíe el ámbito de
protección del proceso de hábeas corpus declarado fundado, es justamente la
naturaleza del derecho que protege este proceso. Por lo tanto, estimamos que
de verificarse la certeza e inminencia de las amenazas, el juez de la ejecución
del anterior proceso debería dictar una resolución que declare su represión.
Base legal:
• Constitución Política: art. 200 numeral 2.
• Código Procesal Constitucional: arts. 22, 34 numeral 4 y 60.

(7) Ídem.
(8) Sobre el particular puede revisarse la STC Exp. Nº 4909-2007-PHC/TC.

198
consulta

7 ¿Se puede cuestionar la actuación del Minis-


terio Público a través de un proceso de há-
beas corpus?

Juan López ha sido denunciado por la supuesta comisión del delito de apropia-
ción ilícita por el fiscal provincial de Huánuco, quien a su vez ha solicitado al
juez de instrucción competente que dicte un mandato de detención preventiva
en su contra. A consideración de Juan López, la mencionada denuncia fiscal no
está debidamente motivada, pues, según afirma, no hay relación entre los hechos
denunciados y los elementos del delito imputado. En ese sentido, decide inter-
poner una demanda de hábeas corpus por la vulneración de los derechos a la
motivación y al debido proceso. Nos consulta acerca de la procedencia de dicha
demanda.

Respuesta:
Esta consulta nos plantea el tema de la procedencia de la demanda de hábeas
corpus para controlar constitucionalmente la actuación del Ministerio Público.
Ante todo, esta institución tiene un rol importante en el Estado democrático, en
tanto que procura la preservación de la paz social y la seguridad a su interior.
Así, investiga los hechos delictivos –de los que toma conocimiento– y, a partir
de ello, pone en marcha el aparato jurisdiccional de manera que se puedan valo-
rar los hechos que se denuncian como ilícitos y que se sancione al agente activo.
Es decir, es titular de la acción penal.
El cumplimiento de las funciones(1) que constitucionalmente se le han encomen-
dado al Ministerio Público requiere de autonomía en su funcionamiento, como

(1) Constitución Política


Artículo 159.-
Corresponde al Ministerio Público:
1. Promover de oficio, o a petición de parte, la acción judicial en defensa de la legalidad y de los intere-
ses públicos tutelados por el derecho.
2. Velar por la independencia de los órganos jurisdiccionales y por la recta administración de justicia.
3. Representar en los procesos judiciales a la sociedad.
4. Conducir desde su inicio la investigación del delito. Con tal propósito, la Policía Nacional está obli-
gada a cumplir los mandatos del Ministerio Público en el ámbito de su función.
5. Ejercitar la acción penal de oficio o a petición de parte.
6. Emitir dictamen previo a las resoluciones judiciales en los casos que la ley contempla.

199
Proceso de HáBEAS CORPUS

lo ha reconocido el artículo 158 del texto constitucional. Esta autonomía le per-


mite realizar las funciones que constitucionalmente le han sido asignadas, y no
puede exceder dichas competencias.
Así, como titular de la acción penal tiene la obligación de dirigir la investigación
desde su inicio, y determinar si la conducta incriminada es o no ilícita. Luego de
ello, determinará y acreditará la responsabilidad penal o la inocencia del imputa-
do. Si se concluye que la conducta investigada tiene los elementos constitutivos
de un delito, formalizará denuncia penal; de lo contrario, archivará lo actuado.
Asimismo, con el objeto de reunir prueba suficiente y necesaria, puede disponer
la realización de una investigación preliminar; para tal efecto, realizará u orde-
nará la realización de los actos de investigación y diligencias que correspondan.
Para ello contará con la colaboración de la Policía Nacional, conduciendo y con-
trolando jurídicamente su actuación(2).
El tribunal, en reiterada jurisprudencia, ha concluido que la función del Minis-
terio Público, en el marco del proceso penal, es postulatoria y no es ni decisoria
ni sancionatoria; debido a que no está facultado para adoptar medidas coactivas
ni de decisión directa para abrir proceso de instrucción penal. En consecuencia,
la ejecución de sus funciones no comporta de manera alguna la facultad de emi-
tir medidas que restrinjan la libertad personal.
Ahora bien, advertimos que en la consulta planteada, Juan López desea saber si
la actuación del Ministerio Público, que acusa de inconstitucional por afectar su
derecho al debido proceso, puede ser controlada a través del proceso de hábeas
corpus. Pues bien, como se sabe, este proceso, como todo proceso constitucio-
nal, tiene por finalidad garantizar la supremacía de la Constitución(3) y la plena
vigencia de los derechos fundamentales (en el caso de este proceso se trata de la
libertad personal y de los derechos conexos a ella), como así lo disponen los ar-
tículos II del Título Preliminar y 1 del Código Procesal Constitucional. La forma
de alcanzar esta finalidad es a través de la reposición o restitución del derecho
fundamental, agredido por un acto lesivo que lo haya afectado o amenazado, el
que puede provenir de de un funcionario o autoridad del Estado o, incluso, de
un particular.
Sobre el objeto de protección del proceso de hábeas corpus, el Tribunal Cons-
titucional ha señalado que, en aplicación del principio pro homine, el hábeas
corpus responde a una concepción amplia, en la medida de que en muchos
casos la vulneración a la libertad personal está vinculada o incide en el conte-
nido constitucional de otros derechos como la vida, la residencia o la libertad

7. Ejercer iniciativa en la formación de las leyes; y dar cuenta al Congreso, o al Presidente de la Repú-
blica, de los vacíos o defectos de la legislación.
(2) STC Exp. N° 3960-2005-PHC/TC, f. j. 8.
(3) En tanto que es elemento fundamental del ordenamiento jurídico y verdadera norma jurídica, cuyo
respeto y vigencia se puede exigir jurisdiccionalmente (artículos 38 y 51 de la Constitución).

200
consultas

de comunicación. En este sentido ha sido regulado este proceso tanto por el


artículo 200 numeral 1 de la Constitución como por el artículo 25 del Código
Procesal Constitucional(4). De esto podemos concluir que, si bien es cierto esta
concepción permite la protección de otros derechos distintos a la libertad perso-
nal, también es cierto que tal protección solo puede exigirse en el hábeas corpus
si es que está vinculada directamente a una afectación a la libertad personal.
Por otro lado, la finalidad restitutoria del proceso determina las características
del acto lesivo que es susceptible de cuestionamiento en este proceso constitu-
cional, así como la regulación de su estructura. En ese sentido, en primer lugar,
es necesario precisar que la agresión se concreta por afectación o por una ame-
naza de vulneración de derechos fundamentales (artículo 2 del Código Procesal
Constitucional). La afectación, por un lado, debe ser un acto lesivo manifiesto
y claro(5). La agresión por amenaza, por su parte, es un acto que represente un
perjuicio real, tangible, concreto e ineludible para el derecho fundamental. En
ese sentido, esta amenaza debe ser de inminente realización, es decir, debe estar
por producirse en un corto lapso de tiempo y no debe tratarse de actos prepara-
torios. Además debe ser un acto cierto, esto es, la procedencia de la demanda se
determinará en torno a la existencia de datos objetivos de su ocurrencia. Frente
a este supuesto se exige que se evite la concreción de la amenaza así como que
se elimine el peligro que ella representa(6).
Como hemos anotado previamente, las funciones del Ministerio Público no le
dan facultades para disponer actos o medidas que afecten o amenacen el derecho
a la libertad personal. Por lo tanto, no cabe cuestionar su actuación mediante un
proceso de hábeas corpus. Ello, sin embargo, no quiere decir que la actuación
del Ministerio Público no pueda ser controlada por un juez constitucional. En
efecto, el Ministerio Público se encuentra sometido a la Constitución y a los de-
rechos fundamentales. Así, el Tribunal Constitucional ha sostenido que, en par-
ticular, se debe respetar el derecho al debido proceso y el principio de interdic-
ción de la arbitrariedad(7). Empero, este control constitucional se realiza a través
del proceso de amparo y no del hábeas corpus(8).

(4) STC Exp. N° 6057-2007-PHC/TC, f. j. 4.


(5) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “La finalidad del hábeas corpus”, en: Revista Peruana de Jurispruden-
cia, N° 73, Normas Legales, Trujillo, julio de 2005, p. 43.
(6) CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “La amenaza como modalidad de agresión de los derechos fundamenta-
les”, en: Actualidad Jurídica, N° 175, Gaceta Jurídica, Lima, junio 2008, pp. 181-190.
(7) El Tribunal Constitucional ha precisado que este principio es inherente a los postulados esenciales del
Estado constitucional democrático y a los principios y valores constitucionales (STC Exp. N° 6167-
2005-PHC/TC, f. j. 20).
(8) Como se recuerda, el debido proceso recibe una doble protección por los procesos constitucionales: el
amparo y el hábeas corpus. A diferencia del amparo, la procedencia del hábeas corpus para la tutela del
debido proceso exige su vinculación directa con la libertad personal. En el amparo, en cambio, no se
requiere vinculación alguna a otro derecho fundamental.

201
Proceso de HáBEAS CORPUS

En conclusión, debido a que las funciones que asume el Ministerio Público


le impide la comisión de un acto que afecte la libertad personal, no se puede
proteger el derecho alegado (debido proceso) por el hábeas corpus, sino por el
amparo.
Base legal:
• Constitución Política: arts. 158, 159 y 200 numerales 1 y 2.
• Código Procesal Constitucional: arts. II del Título Preliminar, 2 y 25, in
fine.

202
consulta

8 ¿Puede presentarse un hábeas corpus conexo


por afectación de la libertad religiosa?

Carlos García, fundador de la secta “Iglesia Cristiana Vida Eterna”, señala que
es acosado por autoridades y familiares de los miembros de su agrupación reli-
giosa, impidiéndosele ejercer normalmente sus rituales, que incluyen la autofla-
gelación y, en determinados casos, la castración física. Con la finalidad de que
se le permita ejercer sus creencias libre y prontamente, el líder religioso inició
un proceso de hábeas corpus, señalando que existe conexidad entre el ejercicio
libre de sus prácticas religiosas y el derecho a la integridad personal (específi-
camente, a la integridad moral y psíquica). Ante ello, un familiar de uno de los
miembros de la secta nos consulta si la demanda podría ser admitida y resuelta
en sentido favorable.

Respuesta:
De acuerdo con lo previsto en el numeral 1 del artículo 200 de la Constitución,
el hábeas corpus procede ante la vulneración o amenaza de la libertad individual
o los derechos constitucionales conexos. En tal sentido, también en la línea de lo
previsto por el Código Procesal Constitucional y la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, el proceso de hábeas corpus no solo protegería la libertad perso-
nal en sus distintas manifestaciones, sino incluso diferentes derechos “vincula-
dos” y “conectados” de alguna forma a este derecho.
Ahora bien, ¿cuándo estamos ante uno de los denominados derechos conexos?,
asimismo, ¿cómo se establece esta conexidad con el derecho a la libertad perso-
nal? La Constitución no da luces al respecto. Por su parte, el código solo refiere
que como “derechos conexos” deben considerarse especialmente al debido pro-
ceso y la inviolabilidad del domicilio (art. 25, in fine).
En el mismo modo, la jurisprudencia constitucional se ha tutelado derechos dis-
tintos a la libertad personal; no obstante, no queda del todo clara su noción de
“derechos constitucionales conexos” a la libertad individual. Al respecto, se ha
señalado que el hábeas corpus puede ser entendido como un proceso que protege
únicamente a la libertad personal, así como un “núcleo duro” de derechos vin-
culados con este, que serían los “derechos conexos” (Exp. N° 2262-2004-HC/
TC, f. j. 4). Sin embargo, el mismo colegiado ha considerado posteriormente
que tal idea sobre un “núcleo duro” de derechos referidos a la libertad personal

203
Proceso de HáBEAS CORPUS

solo es sostenible desde una perspectiva restringida del proceso, siendo que el
Código Procesal Constitucional habría acogido más bien una tesis amplia sobre
el hábeas corpus. En tal sentido, consideró que “no es razonable establecer un
númerus clausus de derechos conexos a la libertad personal a efectos de su tu-
tela, ni tampoco excluirlos, pues muchas veces el derecho a la libertad perso-
nal es vulnerado en conexión con otros derechos fundamentales [tales] como:
el derecho a la vida (…), el derecho de residencia (…), el derecho a la libertad
de comunicación (…) e, inclusive, el derecho al debido proceso” (STC Exp.
N° 3526-2004-HC/TC, ff. jj. 3 y 4).
En todo caso, tanto la doctrina como la jurisprudencia entienden que la men-
cionada “conexidad” implica que puede tutelarse a través del hábeas corpus
derechos distintos a la libertad personal, siempre que este derecho se vea in-
volucrado (amenazado o afectado). Es decir, no se exige que la conexidad se
establezca entre la esencia o la naturaleza de los derechos conexos y la libertad
personal (conexidad prima facie o en abstracto), sino bastará que, ante deter-
minadas circunstancias, estos derechos aparezcan como coyunturalmente “co-
nectados” con la libertad individual, por el solo hecho de que un mismo acto
afecta negativamente a ambos bienes iusfundamentales (RTC Exp. N° 04052-
2007-PHC/TC, f. j. 3).
Con lo anotado, debe tenerse en cuenta que la posible ampliación del ámbito
protegido por el hábeas corpus no se debe a que en su seno pueden ser tutelados
diversos derechos (distintos a la libertad personal), sino más bien a la concep-
ción de libertad personal que maneja el intérprete. En efecto, mientras más am-
plio sea el concepto de libertad individual, mayor será la posibilidad de que co-
incida con otros derechos afectados, así como mayor el ámbito de protección del
hábeas corpus. Por el contrario, si su perspectiva sobre esta libertad es menor,
menores también serán los derechos que puedan conectarse con él y que puedan
tutelarse a través del referido proceso.
Al respecto, nuestro tribunal concibe a la libertad personal como una facultad
de amplios alcances. De esta forma, señala que “se trata de un atributo indes-
ligablemente vinculado con la dignidad de la persona, y con los derechos a la
vida, a la salud, a la seguridad personal y al libre desarrollo y bienestar”; asi-
mismo, no solo se refiere a la integridad “física” o “corpórea”, sino también a la
indemnidad “moral” y “psíquica” (RTC Exp. N° 2333-2004-HC/TC, f. j. 2). Es
más, recientemente, el Tribunal Constitucional se habría apartado de la “libertad
personal”, incluso entendida en sentido amplio, para referirse al hábeas corpus
como un proceso que protege la “esfera subjetiva de libertad de la persona hu-
mana” que, además de referirse al “equilibrio” del “núcleo psicosomático” de
las personas, comprende “todos aquellos ámbitos del libre desarrollo de su per-
sonalidad que se encuentren en relación directa con la salvaguarda del referido
equilibrio” (STC Exp. N° 1317-2008-PHC/TC, f. j. 13).

204
consultas

Sobre la protección de la libertad religiosa, como posible derecho conexo


a la libertad personal, también existe jurisprudencia. En efecto, el Tribunal
Constitucional acepta que la libertad religiosa (y específicamente la libertad de
creencias) no es tutelada exclusivamente mediante el proceso de amparo, sino
que puede ser protegida a través del hábeas corpus “en aquellos supuestos en
los que la eventual lesión [de la libertad religiosa] sea consecuencia relacional
de haberse afectado uno de los contenidos de la libertad individual, como se ha
planteado en el presente caso” (STC Exp. N° 0256-2003-HC/TC, f. j. 8).
En tal sentido, sabiendo que la libertad religiosa puede ser protegida como
“derecho conexo” mediante el proceso de hábeas corpus, siempre que se afec-
te simultáneamente con la libertad individual, habría que constatar, a efectos
de resolver la presente consulta, si en el caso planteado se produjeron tales
afectaciones.
Al respecto, siguiendo la concepción amplia de libertad personal que mane-
ja el colegiado constitucional (que comprende la integridad psíquica y moral),
podría aceptarse que la lesión de este derecho coincidiría con la de la libertad
religiosa. No obstante, el juzgador debe tener en cuenta que, en sentido inver-
so, la integridad física de los miembros de la secta está siendo transgredida.
Por ello, si bien podría aceptarse la procedencia del hábeas corpus (siguiendo
la jurisprudencia del tribunal), finalmente consideramos que el juez constitu-
cional no podría declarar fundada la demanda, pues antes que reivindicarse el
ejercicio de este derecho, se detecta una afectación del mismo incluso en sus
diferentes manifestaciones (corporal, mental, sicológica).
Base legal:
• Constitución Política: arts. 2, numeral 1 y 200, numeral 1.
• Código Procesal Constitucional: arts. 4 y 25.

205
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210
íNDICE

ÍNDICE

PRESENTACIÓN............................................................................................................. 5

capítulo 1
GENERALIDADES

1. Definición.................................................................................................................... 9

2. Objeto y finalidad........................................................................................................ 11

3. Antecedentes............................................................................................................. 14

4. Características................................................................................................................................ 16

capítulo 2
LEGISLACIÓN BÁSICA

I. Legislación nacional................................................................................................... 19

II. Legislación supranacional.......................................................................................... 29

capítulo 3
DERECHOS PROTEGIDOS:
DEFINICIÓN JURISPRUDENCIAL

1. Derechos que conforman la libertad individual............................................................. 33

2. Derechos conexos a la libertad individual.................................................................. 71

211
proceso de HÁBEAS CORPUS

capítulo 4
TIPOS DE HÁBEAS CORPUS

1. Hábeas corpus reparador........................................................................................... 86

2. Hábeas corpus restringido......................................................................................... 87

3. Hábeas corpus correctivo........................................................................................... 89

4. Hábeas corpus preventivo.......................................................................................... 91

5. Hábeas corpus traslativo............................................................................................ 93

6. Hábeas corpus instructivo.......................................................................................... 94

7. Hábeas corpus innovativo.......................................................................................... 95

8. Hábeas corpus conexo............................................................................................... 96

capítulo 5
IMPROCEDENCIA DEL HÁBEAS CORPUS
Y SUSTRACCIÓN DE LA MATERIA

I. Causales de improcedencia....................................................................................... 99

II. Sustracción de la materia........................................................................................... 111

capítulo 6
TRÁMITE DEL PROCESO
DE HÁBEAS CORPUS

I. Presupuestos procesales........................................................................................... 113

II. Condiciones de la acción........................................................................................... 114

III. Procedimiento............................................................................................................ 117

IV. Trámite de primera instancia...................................................................................... 120

V. Trámite en segunda instancia. Recurso de apelación................................................ 123

VI. Recurso de agravio constitucional............................................................................. 123

VII. Recurso de queja constitucional................................................................................ 129

VIII. Solicitud de aclaración y recurso de reposición......................................................... 132

212
íNDICE

capítulo 7
SENTENCIA: CONTENIDO,
EJECUCIÓN Y EFECTOS

I. Contenido................................................................................................................... 135

II. Responsabilidad del agresor...................................................................................... 136

III. Cumplimiento de la sentencia.................................................................................... 136

CUADROS SINÓPTICOS

Trámites en primera instancia.......................................................................................... 141

Trámite en segunda instancia........................................................................................... 144

Recursos........................................................................................................................... 145

MODELOS

MODELO 1
Demanda de hábeas corpus (hábeas corpus reparador)................................................. 149

MODELO 2
Demanda de hábeas corpus (hábeas corpus restringido)................................................ 151

MODELO 3
Demanda de hábeas corpus (hábeas corpus correctivo)................................................. 153

MODELO 4
Demanda de hábeas corpus (hábeas corpus preventivo)................................................ 155

MODELO 5
Demanda de hábeas corpus (hábeas corpus traslativo).................................................. 157

MODELO 6
Demanda de hábeas corpus (hábeas corpus instructivo)................................................ 159

213
proceso de HÁBEAS CORPUS

MODELO 7
Demanda de hábeas corpus (hábeas corpus innovativo)................................................ 163

MODELO 8
Demanda de hábeas corpus (hábeas corpus en estado de excepción).......................... 166

MODELO 9
Recurso de agravio constitucional.................................................................................... 169

MODELO 10
Recurso de agravio constitucional (para la defensa de precendente vinculante)............ 171

MODELO 11
Recurso de agravio constitucional (por ejecución de sentencia constitucional)............... 174

MODELO 12
Recurso de queja.............................................................................................................. 177

CONSULTAS

CONSULTA 1
El ingreso de la policía a una habitación de hotel sin autorización del huésped ¿vulnera

el derecho a la inviolabilidad de domicilio?....................................................................... 181

CONSULTA 2
¿Cómo se podría solicitar la tutela de los derechos fundamentales de una persona de

la cual se presuma que ha sido desaparecida forzadamente?........................................ 184

CONSULTA 3
¿Puede iniciarse un proceso constitucional contra las construcciones en calles y ave-

nidas para proteger el derecho al libre tránsito y a la tranquilidad?................................. 187

CONSULTA 4
¿Se puede proteger el derecho a la salud a través del proceso de hábeas corpus?...... 190

CONSULTA 5
¿Una persona jurídica puede interponer demanda de hábeas corpus? ......................... 193

214
íNDICE

CONSULTA 6
Si se vuelve a amenazar el derecho a la libertad personal, ¿se puede solicitar la repre-

sión de actos homogéneos a través del proceso de hábeas corpus?............................. 195

CONSULTA 7
¿Se puede cuestionar la actuación del Ministerio Público a través de un proceso de

hábeas corpus?................................................................................................................ 199

CONSULTA 8
¿Puede presentarse un hábeas corpus conexo por afectación de la libertad religiosa?.... 203

BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................ 209

ÍNDICE ............................................................................................................................ 211

215
proceso de HÁBEAS CORPUS

216

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