Vous êtes sur la page 1sur 4

LA COMPRAVENTA INTERNACIONAL DE MERCADERÍAS: IMPORTANCIA

DE LA CONVENCIÓN DE VIENA DE 1980.

Se han cumplido cuatro años (2003) desde que el Perú se adhirió a la Convención de Naciones Unidas
sobre Compraventa Internacional de Mercaderías. La Convención fue aprobada en Viena, en el seno de las
Naciones Unidas, el 11 de abril de 1980 y entro en vigor el 1 de agosto de 1988. La adhesión del Perú se
aprobó a través del Decreto Supremo 011-99-RE, de 18 de febrero de 1999 y la Convención entró en vigor
el 1 de abril de 2000. Actualmente la Convención ha sido ratificada por más de 60 estados.

Sin embargo y pese a lo usual que es hoy en día hablar de ''globalización'', sorprende comprobar el poco
conocimiento o la poca conciencia que existe entre los abogados, inclusive entre aquellos mejor calificados,
respecto de la importancia y trascendencia de la adopción de esta Convención para nuestra legislación civil
y mercantil.

No podemos dejar de reconocer que el contrato de compraventa ha sido y sigue siendo el más frecuente y
por lo tanto el protagonista de los contratos típicos. Y dentro de lo que es el contrato de compraventa, es de
singular importancia, por el número de transacciones que representa y el rol que juega en el comercio, la
compraventa de mercaderías.

La Convención de Compraventa Internacional de Mercaderías establece una regulación sustantiva


específica para todos los contratos de compraventa de mercaderías que sean celebrados entre partes que
tengan sus domicilios en estados diferentes.

¿Esto qué significa?

Significa que para cualquier caso en que en el marco del sistema jurídico peruano se deba resolver una
cuestión relacionada con un contrato de compraventa de mercaderías, el abogado o el juez deberán estar
atentos a definir si corresponde aplicar las normas de la Convención.

Las normas de la Convención se aplican siempre que las partes del contrato de compraventa de
mercaderías tengan sus domicilios en distintos Estados y se presente además, alternativamente, de una de
las siguientes dos situaciones.

La primera es que los Estados en que las partes tienen domicilio sean Estados Contratantes, es decir
estados que han ratificado la Convención1.

La segunda es que las normas de derecho internacional privado aplicables prevean que la ley del contrato
es la ley de un Estado Contratante.

Tenemos así que, en todo caso en que comprador y vendedor tengan sus domicilios en estados diferentes
(es decir casi cualquier importación o exportación), para resolver una controversia, será preciso definir si
corresponde aplicar la Convención. Y considerando los supuestos para los cuales hemos señalado ella se
aplica, tendremos que son muy altas las probabilidades de que las normas que rigen el contrato sean las de
la Convención2.

Veamos la aplicación práctica. Partimos siempre de que se trata de un contrato de compraventa de


mercaderías en que las partes tienen sus domicilios en diferentes Estados.

Como hemos dicho, un primer supuesto que hace aplicables las normas de la Convención es que las partes
del contrato domicilien en dos Estados parte de la Convención. De hecho el Perú es un Estado Contratante
de la Convención. En consecuencia, en cualquier caso en que un vendedor o un comprador de mercaderías
domiciliado en el Perú, tenga como contraparte de su contrato, a una persona domiciliada en otro Estado
que también sea Estado Contratante, las normas que se aplican a ese contrato, serán las de la Convención.

Como hemos indicado, son más de 60 los Estados Contratantes de la Convención. Baste entonces decir
que, si la contraparte del comprador o vendedor domiciliado en el Perú, domicilia por ejemplo en Argentina,
Canadá, Colombia, Estados Unidos, México, España, Italia, Nueva Zelanda o Rusia, las normas que se
aplican a ese contrato serán las de la Convención.

Pero más importante aún es el segundo supuesto de aplicación de la Convención, pues,


independientemente de si el domicilio de las partes del contrato de compraventa, está en un Estado Parte,
la Convención se aplica si la ley aplicable es la de un Estado Parte de la Convención. Es decir si la ley que
resulta aplicable al contrato, es la de uno de los más de 60 Estados que han ratificado la Convención,
entonces las normas que regulan el contrato serán las de la Convención.

Tenemos así, que siempre que el juez peruano deba aplicar a un contrato de compraventa internacional de
mercaderías la ley peruana, deberá acudir a las normas de la Convención.

El artículo 2095 del Código civil es el que define cual es la ley aplicable a un contrato en el caso de las
relaciones con elementos internacionales. La regla general es que la ley aplicable es la que las partes
hayan pactado.

En defecto de pacto, la ley aplicable será la del lugar de ejecución. Es decir la ley peruana será aplicable
cuando las prestaciones se ejecuten el Perú. Si se trata de un contrato en que las prestaciones se ejecutan
en lugares distintos se aplicará la ley peruana cuando la obligación principal o típica se ejecuta en el Perú.
En el caso de compraventa de mercaderías se entiende que la obligación principal es la entrega de
mercaderías. Entonces, la ley peruana se aplicará siempre que las mercaderías se entreguen en el Perú.

Si en un contrato se establece que la entrega de mercaderías se realiza en más de un estado, o no se


define donde se entregan las mercaderías, se aplica la ley del lugar de celebración. En consecuencia la ley
peruana se aplica si el contrato se ha celebrado en el Perú.

Entonces, cuando abogados o jueces vinculados al sistema jurídico peruano, debamos analizar un contrato
de compraventa internacional de mercaderías, no debemos, como la inercia nos lleva a hacer, pensar en
aplicar directamente las normas del Código civil.

Siempre que hablemos de ley peruana aplicable a la compraventa internacional de mercaderías estaremos
hablando de las normas de la Convención. Semejante excepción a las normas de compraventa del Código
civil debe llevarnos a considerar que difícilmente podemos pretender que conocemos bien o somos expertos
en compraventa si no hemos estudiado lo que dice la Convención al respecto.

Es cierto que de acuerdo a la Convención las cuestiones no expresamente reguladas en ella se seguirán
rigiendo por el Código civil (Artículo 7 (2)). Sin embargo, si echamos una mirada a los 101 artículos de la
Convención, nos daremos cuenta muy pronto, que por el nivel de detalle normativo de este cuerpo legal,
difícilmente habrá espacio para la aplicación del Código civil.

También es cierto, que muchas de las disposiciones del Código civil peruano son iguales o por lo menos
compatibles con las de la Convención. Sin embargo, si bien esto es regla general no es regla absoluta.
Podemos encontrar disposiciones incompatibles. Además, la Convención contiene disposiciones específicas
relacionadas con la compraventa de mercaderías que no son recogidas en el Código civil y que deben ser
conocidas y tomadas en cuenta a falta de pacto entre las partes sobre el particular.

Veamos algunos ejemplos que nos ilustran sobre lo que acabamos de indicar.

Un primer tema importante es la meridiana importancia que da la Convención a los usos.

El artículo 9 de la Convención establece con toda claridad que las partes quedarán obligadas por cualquier
uso en hayan convenido y por cualquier práctica que hayan establecido entre ellas. Y lo que es incluso más
importante, la Convención establece que, salvo pacto en contrario, se considerará que las partes han hecho
tácitamente aplicable al contrato, o a su formación, un uso del que tenían o debían haber tenido
conocimiento y que en comercio internacional sea ampliamente conocido y regularmente observado por las
partes en contratos del mismo tipo, en el tráfico mercantil de que se trate.

Es decir, la Convención da un valor fundamental a los usos y los considera tácitamente aplicables a los
contratos. Esto equivale a darle en la práctica un valor de fuente principal para la regulación de la
compraventa internacional de mercaderías. Tenemos además en la Convención disposiciones de carácter
general que regulan aspectos que en nuestro Código civil no son específicas para el contrato de
Compraventa, sino que son normas generales para los contratos.

Así, la Convención contiene normas específicas relacionadas con la Resolución del Contrato y a la
Indemnización de Daños y Perjuicios, normas que en nuestro derecho civil interno son generales para
determinadas categorías de obligaciones y de contratos y no especificas para la compraventa.

Entre otras disposiciones está, por ejemplo, el artículo 77 de la Convención, que establece que la parte que
invoque el incumplimiento del contrato debe adoptar las medidas que sean razonables, atendidas las
circunstancias, para reducir la pérdida, incluido el lucro cesante, resultante del incumplimiento. Si no adopta
tales medidas la otra parte podrá pedir que se reduzca la indemnización de los daños y perjuicios en la
cuantía en que debiera haberse reducido la pérdida.

Es cierto que tenemos el artículo 1327 del Código civil que establece que el resarcimiento no se debe por
los daños que el acreedor habría podido evitar usando la diligencia ordinaria.

Sin embargo si bien ambas disposiciones pueden tener el mismo espíritu no cabe duda de que la
disposición de la Convención es mucho más precisa y categórica y exige en realidad algo más que la
diligencia ordinaria para evitar un mayor daño.

Si vamos a disposiciones especificas podemos hallar muchos ejemplos de situaciones en las cuales, si
aplicamos directamente las normas del Código Civil Peruano, la solución no será necesariamente la misma
que si aplicamos la Convención.

Veamos una importante norma del Código civil, relacionada con las obligaciones del vendedor en la
Compraventa. El artículo 1553 establece que, a falta de estipulación, el bien debe ser entregado en el lugar
en que se encuentre en el momento de celebrarse el contrato. Solo si el bien fuera incierto, se prevé otra
solución, indicándose que en tal caso debe entregarse en el domicilio del vendedor una vez que se realice
su determinación.

El artículo 31 de la Convención regula la misma situación, es decir señala una solución supletoria para el
caso en que si el vendedor, conforme al contrato, no estuviere obligado a entregar las mercaderías en lugar
determinado.

Antes de entrar en la solución supletoria y compararla con la que acabamos de mencionar establece el
Código civil, recordemos que, como acabamos de decir, de acuerdo a la Convención, antes de ir a la
solución supletoria establecida por la norma, debemos atender a si hay usos o prácticas establecidos entre
las partes, o si hay un uso conocido y observado en el Comercio Internacional, pues de ser ese el caso, se
aplicará la práctica o el uso antes que la norma supletoria de la Convención.

Si no hubiere práctica o uso, entonces la Convención dispone por lo menos tres supuestos distintos
respecto de la entrega. Señala así, que cuando el contrato de compraventa implique transporte de
mercaderías, la obligación de entrega consistirá en ponerlas en poder del primer porteador. Si ese no es el
caso, pero se trata de mercaderías ciertas, o que deben extraerse de una masa determinada, o que deben
ser manufacturadas o producidas en lugar determinado, la obligación de entrega se cumple poniéndolas a
disposición del comprador en ese lugar. Es decir, en el lugar donde están, o donde se deben producir. En
los demás casos, se indica que la obligación de entrega se cumple poniendo a las mercaderías a
disposición del comprador, en el lugar donde el vendedor tenga su establecimiento al momento de la
celebración del contrato.

Es claro que en un mismo caso la solución puede variar dependiendo de si acudimos al Código civil o si
aplicamos la Convención.

Por todo lo que acabamos de comentar, la próxima vez que debamos analizar un problema relacionado a
una compraventa internacional de mercaderías, detengámonos un momento y antes de abrir directamente
nuestro Código Civil, veamos si es esto lo que corresponde, o si debemos más bien ir a la Convención. De
lo contrario estamos en serio riesgo de dar una solución equivocada.

NOTAS
1. El artículo 2 exceptúa la aplicación de la Convención los contratos de compraventa de mercaderías en algunos
casos puntuales. Estos son las mercaderías compradas para uso personal o doméstico (salvo que el vendedor no
haya podido saber que se compraron para ese uso) las ventas en subastas, las ventas judiciales las ventas de
valores mobiliarios títulos o efectos de comercio y dinero, las ventas de buques, embarcaciones, autodeslizadores
y aeronaves, y las ventas de electricidad
2. También deberá hacerlo desde luego cuando la ley aplicables sea la de cualquiera de los demás estados parte
de la Convención.

Vous aimerez peut-être aussi