Vous êtes sur la page 1sur 37

GÉNEROS TEXTUALES

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN, INFORME DE LECTURA,


COMENTARIO DE TEXTOS, ENSAYO Y RESUMEN

J. Guillermo Domínguez Y.
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad la Salle/México

Índice
Introducción / 1
La escritura / 5
El articulo de investigación / 13
Organización / 14
El informe de lectura / 16
Características / 16
La estructura / 17
Comentario de textos / 18
Peculiaridades / 20
El ensayo / 21
Particularidades / 23
Elementos del ensayo / 24
Tipos de ensayos / 25
Ensayo teórico / 25
Ensayo expositivo / 26
Resumen / 26
Recomendaciones elementales al escribir / 29
Sobre el fondo del escrito / 32
¿Quién muere? / 33
Bibliografía / 34

Introducción

A menudo se suelen solicitar trabajos escritos en las instituciones educativas sin especificar sus
características ni la forma como deben presentarse ni la manera de desarrollar y exponer el
contenido temático. El docente da por hecho que el alumno domina lo que se le solicita, que cuenta
con la experiencia lectora e indagativa y con la pericia redactora, por lo que considera innecesario
precisar al educando las particularidades del tipo de género textual que le está requiriendo. La
sorpresa llega cuando el educando entrega al docente un escrito que no es el esperado.

1
Sin coartar la libertad de escritura ni la autonomía del análisis, es conveniente que se
establezcan en forma precisa las modalidades del texto a escribir para que no haya confusión e
inconformidades que sólo dejan mal sabor de boca y contrariedades innecesarias en las relaciones
docente/alumno/institución.
Lo conveniente es que cuando se den las indicaciones del tipo de texto a elaborar se señale,
también, cuál será la estructura mínima, qué debe contener cada apartado del escrito y de ser
necesario exhortar que esté redactado correctamente (que se cuide el lenguaje), con argumentación
rigurosa, puntual, con verbo adecuado, con adjetivos útiles, precisos: que cuiden las palabras, que
las depuren. Que escriban textos que sirvan para imaginar y para aprender. Escritos que estén
bien pensados y mejor ordenados. Obras que enseñan, que indagan, que desglosan, que se gozan,
que renuevan el interés por el saber, que emplean adecuadamente las palabras en cuanto a sus
significados. Sólo un texto bien escrito es el que se recuerda, el que trasciende, perdura, deja
huella, resiste al tiempo.
No obstante lo bien escrito, el texto requiere del lector que le confiere el uso, una
interpretación, algún significado. El texto no cobra sentido más que a través de sus lectores; con
ellos adquiere vida, ellos lo acomodan con arreglo a sus códigos individuales de percepción, que
al escrito en sí se le van de las manos. Los significados dependen de las formas y las circunstancias
a través de las cuales sus lectores (o sus oyentes) los reciben y se los apropian. La manera en que
se lleva a cabo el encuentro entre el “mundo del texto” y el “mundo del lector” escapa al escritor.
El mejor lector, según Goethe, es aquel que se olvida tanto del autor como de sí mismo y sólo vive
con plena existencia el texto.
Todo texto implica para quien lo escribe habilidades de lectoescritura, de comprensión
lectora, de elaboración de resúmenes, de planeación de su redacción, de uso de las normas de la
escritura, de plantear tesis, de aportar los elementos probatorios, de argumentación pertinente y
suficiente para apoyar los juicios, y de la conclusión del escrito (clara y congruente). Porque en
todo texto el escritor solo depende de sí mismo: de su saber, de su experiencia, de su cultura y de
su compromiso social y científico (escribir es transitar en medio de un terreno minado,
controvertido). Y quien estudia una carrera universitaria debe ser capaz de comprender textos
científicos y poseer una gama de habilidades intelectuales que le permitan entender las ideas
centrales de los autores, inferir conclusiones a partir del material leído, resumir información de
diversos textos, identificar ideas clave y los argumentos de los autores, sustentar una postura
personal sobre diversos temas de interés público y saber expresarse por escrito de manera eficaz,
aplicando distintas estrategias comunicativas y utilizando correctamente las normas del lenguaje.
Los textos argumentativos son propios del ámbito académico, profesional, científico y se
emplean en la redacción de tesis, artículos, ensayos, libros. La producción de tales textos implica
que el escritor seleccione, que sintetice información sobre el tema, que explique las ideas
principales con argumentos que demuestren sus opiniones.
En la elaboración de cualquier género textual la lectura es imprescindible. Toda historia de
las prácticas de lectura es necesariamente una historia de los géneros escritos y de las palabras
lectoras. La lectura es siempre una destreza encarnada en espacios temporales, en actividades, en
hábitos, en competencias de lectura y en modos de leer. Los lectores no perciben de la misma
manera ni interpretan de igual forma el texto. Ello se debe a que cada comunidad de lectores tiene
sus modos de leer, sus maneras de utilizar, de comprender y de apreciar lo escrito, sus intereses,
prácticas y técnicas intelectuales, su relación e identidad con lo escrito, y el valor que le asignan a
la lectura de un texto. El mundo del lector está constituido por comunidades de interpretación a las
que pertenecen lectores(as) singulares. Cada una de estas comunidades comparte, en su relación

2
con lo escrito, un mismo conjunto de competencias, códigos e intereses. Por consiguiente, toda
lectura constituye una interpretación diversa del texto, directamente condicionada por el lector,
sus habilidades, saberes, contexto e intencionalidades cognitivas.
El mundo del texto es un mundo de objetos, de sujetos, de formas, de ideas, de imágenes,
de ritos, cuyas convenciones y disposiciones sirven de soporte y obligan a la construcción de algún
sentido. Por ello, todo escrito implica la materialidad de los textos (géneros, formas y estructuras
de lo escrito) y las prácticas de sus lectores (maneras de leer e identidad de los públicos). Aunque,
a final de cuentas, son los nuevos lectores de carne y hueso quienes contribuyen a elaborar nuevos
textos, y sus significados están en función de sus formas de percepción. La lectura no es solamente
una operación intelectual abstracta: es una puesta a prueba del saber del individuo, de sus formas
de comprender; es la inscripción en un espacio y en un tiempo determinado.
Ahora bien, un solo texto no hace al escritor, ni la primera redacción es la única posible.
El escritor no debería dejarse llevar por el primer impulso de escribir esas palabras e ideas que
andan merodeando su pensamiento; aunque sí tiene que escucharlas, considerarlas, sopesarlas, a
veces por días, e irlas hilando, escribiendo, en su cabeza, como si anduviera rezando, meditando,
o algo así. Todo escrito siempre es corregible para que cumpla a cabalidad con sus intenciones. La
reescritura los pule, los hace más entendibles, más brillantes, más accesibles, más asimilables, más
amigables. En la escritura no habrá que apresurarse para dar a conocer el texto: hay que darse
tiempo para reelaborarlo, y antes de entregarlo es conveniente que otros lo lean, que hagan
observaciones críticas para tener la seguridad de que están bien redactados.
Se aprende a escribir redactando. La soltura al escribir se logra con práctica constante,
reflexiva, comprometida, autocrítica, creativa; la pericia mejora con el tiempo, con la dedicación
responsable, con la autoconfianza, con el conocimiento del tema, con lectura comprendida, con
acopio de datos pertinentes, con afán planeado, con revisión y corrección tantas veces como sea
conveniente.
Saber escribir implica dominar el tema, saber cómo explicarlo haciendo uso de la fantasía
y de la creatividad, aprender a construir conocimientos, a poder recrearlos de manera eficaz para
atrapar al lector. Con la redacción se armonizan pensamiento y lenguaje (el lenguaje no existe sin
pensamiento mientras que es posible pensamiento sin lenguaje). La comunicación escrita es una
herramienta intelectual muy poderosa. Todo texto es una composición escrita de signos
codificados en un sistema de escritura que forma una unidad de sentido, y cuyo tamaño es variable.
El texto es un entramado de letras (e imágenes) con una intención comunicativa que adquiere
sentido en determinado contexto.
Todo texto bien elaborado ha de tener como características: la coherencia, es decir,
centrarse en un tema, de forma que las diversas ideas vertidas en él contribuyan a su explicación;
la cohesión, lo que significa que las diversas secuencias que lo construyen han de estar relacionadas
entre sí; la adecuación al destinatario, de forma que utilice un lenguaje comprensible para el lector
ideal (aunque no necesariamente) de forma que ofrezca toda la información necesaria (y el mínimo
de información innecesaria) para el destinatario; la intención comunicativa, debe decir algo a
alguien y por tanto hacer uso de estrategias pertinentes para alcanzar eficacia y eficiencia
comunicativa; la información en grado suficiente para resultar novedoso e interesante para que el
lector sea capaz de comprenderlo, de percibirlo, de interpretarlo, de disfrutarlo.
La clasificación más común de los textos, en función de las particularidades que
predominan en cada uno (aunque no hay escritos puros) es: textos narrativos (relato de
acontecimientos), descriptivos (narración de hechos), argumentativos (expresa razones,
apreciaciones, puntos de vista), explicativos (analíticos) y científicos (presentan o demuestran los

3
avances producidos por la investigación). Aún sus diversas modalidades lo común es que se
elaboran con palabras.
Las palabras no son neutrales. Un texto informativo que pretende acercarse a la objetividad
no puede incluir frases que implican juicios morales. Las connotaciones de las palabras no pueden
pasar inadvertidas, puesto que continuamente conciernen a los fundamentos éticos de nuestro
lenguaje y de nuestro estilo (el conocimiento no es doctrina; el entendimiento cuestiona, explica,
razona; la doctrina es dogma, creencia, fe).
El lenguaje es el instrumento de la inteligencia. Es un don maravilloso exclusivo del
hombre con el cual se expresa el pensamiento. El lenguaje establece la más alta posibilidad del
hombre: la de crear un mundo inteligible y recrear un nuevo orden social. El lenguaje es un
fenómeno mágico, singularísimo; algo de una flexibilidad extraordinaria, que sintetiza, encuadra
y refleja todo lo bueno, todo lo malo, todo lo bello, todo lo feo, todo lo útil: ideas, fantasías,
acciones, sentimientos, pasiones, ilusiones… el lenguaje es la envoltura del pensamiento: pensar
es hablar silenciosamente, es hablar para uno mismo. Pensamos con palabras.
Si se domina la expresión se puede dar sabor, color y matiz a los escritos, acercarse mejor
a sus semejantes, ganar adeptos por la oportunidad de convencer con su mensaje; de crear una
realidad más apasionante incluso que la realidad misma, sin importar el tipo de texto y de género
elegido. Quien logra dar nombre a una idea, empieza a conocerla, a dominarla: se cuenta que Adán
decidió en el Paraíso cómo debía llamarse cada especie animal y cada planta, porque así
conseguiría hacerlas suyas. La palabra domina un determinado ámbito de la realidad, de donde se
desprende que quien posee la palabra adquiere un dominio sobre ese ámbito que nombra.
Varios de los géneros (al menos los aquí descritos que son de los apropiados para expresar
saberes; un cuento, por ejemplo, es el género adecuado para la fantasía, la imaginación y el artificio
literario; como la intimidad, la emoción y la verdad son los elementos esenciales de la poesía, no
el intelecto ni la invención, ni el metro y la rima) se elaboran a partir de: título, introducción,
desarrollo, conclusión y bibliografía. La introducción puede incluir la razón por la que se hace el
trabajo, el motivo por el cual se eligió el tema, el planteamiento de las tesis, las preguntas de
investigación, las limitaciones del trabajo, el marco de estudio, la metodología empleada, las partes
que lo integran…
El desarrollo es la parte principal y más extensa del escrito; tiene por lo general varias
divisiones: se fundamentan las tesis, se explica lo que se aprendió del tema con las palabras
propias, con base en lo leído se construye un texto adecuado, se explican las ideas a demostrar que
permiten llegar a determinadas conclusiones, se indican las fuentes de consulta por medio de
referencias y de citas textuales. Las conclusiones son una forma de cierre del escrito. Exponen de
manera sintetizada los resultados de la investigación, se indican los logros del estudio, se hacen
propuestas (o indicaciones) para nuevos estudios, se expresan las limitaciones de la indagación y
se hacen recomendaciones.
El título es, también, un elemento relevante en el escrito (lo mismo que las fuentes
consultadas; aunque conviene tener presente que siempre que consulte indague quien escribe lo
que lee). Con el encabezado se atrae al lector, por lo que éste ha de sintetizar lo que deseamos
explicar del tema. El título debe ser claro, breve y atractivo; inequívoco, concreto, asequible para
todo tipo de lectores; escueto pero correcto gramatical y sintácticamente (deben ser palabras
concretas y precisas, conceptos lo más específicos y exclusivos posible).
Los títulos deben contener siempre el tema central del trabajo, el concepto más importante
contenido en el texto que encabeza (la palabra clave). Todos los títulos tienen que expresar directa

4
y claramente de qué trata el texto, utilizando para ello la palabra clave o concepto principal. Tome
como ejemplo el siguiente anuncio: “Se venden palmas fúnebres”
En el presente escrito se explican brevemente las características de los géneros textuales
que le dan título, así como algunas de las circunstancias a considerar a la hora de sentarse a escribir
obras que expresen saberes, tanto para quien las realiza, como para quien las solicita y analiza.

La escritura

“Si usted cree que es capaz de vivir sin escribir, no escriba”.


Rilke

Hay escrituras vigorosas, nutridas, vitales, ricas, precisas, claras, organizadas, concentradas,
dinámicas, coherentes, homogéneas, rítmicas, coloreadas, sintéticas, musicales, bien terminadas,
radiantes, casi siempre horizontales o ascendentes. Y escrituras ligeras, pero que, sin embargo,
pertenecen en cierto aspecto a este grupo, por su trazado fácil, armónico y limpio, por su neto
relieve, dentro de la finura de su lineamiento.
Y hay escrituras débiles, flojas, arrítmicas, pobres, confusas, artificiales, rotas, frustradas,
inseguras, pálidas, trémulas, contradictorias, discordantes, somnolientas, desorganizadas, amorfas,
oscuras, filiformes o uniformes, dispersas, complicadas, regresivas y con frecuencia descendentes
o con bruscos altibajos.
Las primeras corresponden a los temperamentos dedicados, firmes, enérgicos, resueltos,
decididos, responsables, dinámicos: los que crean, descubren, inventan, guían; los que no se dejan
abatir por el esfuerzo ni por los tropiezos.1 Las segundas pertenecen a quienes sólo cumplen con
una obligación y la hacen sin disfrutarla, sin sentirla, sin saborearla, como una carga que molesta,
cansa, agota y de la que hay que deshacerse tan pronto sea posible. A la adecuada escritura la
caracteriza la firmeza, la constancia, la consecuencia y la constante revisión y corrección. La
escritura implica versatilidad de carácter, fuerza cerebral, temperamento, sistema nervioso,
profesionalismo, musicalidad, emoción.2

Nos vemos en agosto

La mujer sola y libre en la isla caribeña se acelera al galope de sus arterias como que sí, como que no, en el
encuentro cuerpo a cuerpo enlazada al hombre que acaba de conocer. La pareja preludia recia sinfonía. Pasos
de danza. El herraje choca en la pista de un horizonte infinito. Delirante fantasía de solución a la relación
hombre-mujer: sólo fugacidad del instante.
Ella echaba humo por los senos agitados como alas. El instinto lo sentía, la cadera trepidaba,
ensanchada crujía al fondo del fuego que avivaba la marca territorial de él sobre sus muslos. El hierro caliente
rozaba y golpeaba un canto a ritmo de vals, y desdibujaba el martillo del choque golpes de yunque en la
fragua.

1
Vid. RAS, Matilde. Historia de la escritura y grafología. España, Plus-ultra, 2005, p. 129.
2
“…Procesar información verbal requiere la activación de redes genéticamente dispuestas en un dispositivo cerebral
que se acondiciona por aprendizaje repetitivo. La representación lingüística utiliza códigos de disparo de neuronas
organizadas en dichas redes cuyos contenidos están determinados por el origen y destino de las vías, en tanto que el
significado surge de la pauta dinámica de las interconexiones entre los módulos. El ámbito simbólico humano está la
vista en el mundo de la expresión y la cultura pues está mediado por procesos sociales acoplados a procesos cerebrales
mediante una práctica. El significado tiene así un asa externa o cultural un asa interna o neurosemántica.” DÍAZ
Gómez, José Luis. La naturaleza de la lengua. Versión electrónica.

5
El férreo crujido parece nota confundida. Ella ida, danza y danza, como pluma despidiendo perfume
de mujer de senos, muslos, donde se forjan la vida y la muerte. Ella paría hogueras y crepitaba ritmos, y él
conquistador iluso, era conquistado, a pesar del asombro que le provocaba su maestría de mago de salón al
desnudarla pieza por pieza, hilo por hilo, punta de dedos, sin tocarla apenas, como deshollejando una cebolla.
A la primera embestida del minotauro, ella sintió morir por el dolor, humillación atroz de gallina
descuartizada. Placer inconmensurable de fuerza bruta subyugada por ternura.

Gabriel García Márquez

De niña

Cuando me dices, amada, que de niña


no les gustabas a los hombres,
y que tu madre te despreciaba, hasta que creciste
y en silencio te desarrollaste, lo creo,
y con gusto te imagino como una niña rara.
También le falta forma y color a la flor de la vid;
luego la fruta, madura, seduce a los hombres y a los
dioses.
Goethe. Elegías romanas

La redacción es una de las mayores invenciones del ser humano, es una de las actividades
más maravillosas y apropiadas para expresar conocimientos, habilidades, dominio de conceptos,
manejo de teorías, creatividad e independencias intelectual y de opinión. La escritura es una de las
herramientas más adecuadas para ordenar el saber y uno de los instrumentos más convenientes
para expresarlo. Los ejercicios de expresión escrita no sólo sirven para evaluar los conocimientos
de los alumnos sobre un tema, sino que pueden utilizarse para aprender sobre el asunto. Los
escritores aprenden cosas sobre lo que escriben cuando escriben. Se redacta para compartir, para
comunicar, para explicar, para tener claro el tema que se analiza. No se escribe un texto para
redactar otro. Los textos, dice Jorge Luis Borges, deben escribirse solos, por medio del autor o a
pesar de él.
Escribir es un proceso de aprendizaje y de comunicación coherente. No es un acto natural:
redactar es, al menos, trabajo y placer, deseo y madurez, reflexión y explicación, movimiento y
quietud; es una manera de pensar, de percibir, de conocer, un modo de aprender, de reflexionar,
de descubrir y ver fundamentalmente a través de imágenes, con las que se pretende lograr una
representación viva en la mente del lector del tema y de sus significados. La escritura supone
dominio de la expresión oral (formal y no formal), habilidades de lectura, de narración, uso de la
sintaxis, de la fonética, de la semántica, sentido del humor, amplio conocimiento del vocabulario,
del manejo de la ordenación e integración de los significados del lenguaje…
La escritura implica trabajo, tiempo, contar con ideas, tener una imagen de la estructura del
texto y madurar por días, semanas, meses, su redacción final. La escritura como la lectura son
procesos lentos (que se hacen en soledad) que exigen rigor y exactitud en el uso de las palabras,
del vocabulario, de las imágenes. En la escritura no puede haber ingenuidad, superficialidad,
generalidad. Por lo general redactar implica leer mucho más de lo que se pretende escribir. Dijo
Jorge Luis Borges que: “…uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”. La
escritura tiene que lograr conocimientos, explicaciones, más que reconocimientos. Advierten los
que saben que: “el mayor placer de la escritura no es el tema que se trate, sino la música que hacen
las palabras”; “la escritura no es producto de la magia ni de la inspiración sino de la

6
perseverancia”; “las obras literarias han de contener esplendor estético, fuerza intelectual y
sabiduría”.
Todo escritor debe tener siempre clara esta máxima: “jamás escribas nada que tú no
entiendas”. Todo texto está revestido de significados que el lector descifra, interpreta, comprende,
según sus habilidades cognitivas e intelectuales, conforme al propósito de la lectura y acorde al
momento en que lo realiza. Si al escribir se logra que el lector cree imágenes y reflexiones es
porque el texto está bien redactado. Las imágenes son un instrumento del pensamiento práctico.
Las imágenes son un medio eficaz cuando logran relevancia. La funcionalidad de la imagen está
determinada por su capacidad de singularizar el tema, de expresar sentimiento y emoción, de
causar una impresión perceptible en el lector que se interesa en el contenido y profundiza en su
significado.

Aforismos

No desprecien el chisme: es la única actividad creadora de muchos.


El tonto que habla poco demuestra que no lo es tanto.
Teme a los tímidos: son capaces de todo.
Entre los vicios de la humanidad actual, uno de los peores es el de la velocidad.
Para amar a la humanidad hay que ignorarla.
Lo aburrido no garantiza lo profundo.
El suicidio es un acto cobarde para cuya ejecución se requiere gran valor.
(Para una amiga) Qué bella serías si no lo supieras.
(De la estulticia humana) Qué felices nos hacen los elogios, aunque sepamos que no son sinceros.
¿Quieres creer en la bondad de los hombres? Hazte ermitaño.3
Antes los jóvenes eran esclavos de las tradiciones y de los tabúes.
Hoy viven en la esclavitud del teléfono móvil y de las Tablet: es una pena ver cómo los dominan la mayor
parte del día los 365 días del año.

Para lograr textos relevantes es conveniente que al escribir el primer párrafo de cada
artículo, capítulo o epígrafe se expresen en forma resumida las ideas con las palabras clave de lo
que se va a tratar en él. Y si logramos hacer resaltar en nuestros textos eso que tienen de exclusivo,
no solo conseguiremos que más personas estén interesadas en leernos, sino que realmente
estaremos contribuyendo, en alguna medida, a propiciar el interés por la escritura (que según
nuestros antepasados no fue un asunto ligado al ingenio del hombre, sino que fue un regalo de los
dioses: para los aztecas “el arte y la escritura” fueron inventadas por Quetzalcóatl, “la serpiente
emplumada”, y a decir de los mayas la escritura fue una creación del “dios del tiempo” Itzamna,
quien la habría entregado a los hombres).4 En la tradición griega Atenea es la diosa de la
inteligencia creadora, es la protectora de las letras, de las ciencias y de las artes, de todo aquello
que tenga que ver con la producción del intelecto, con la dimensión espiritual de las personas.
La escritura es una manera de trascender, de permanecer, de estar ahí no estando, de hablar
sin pronunciar, de hacer presencia a pesar de la ausencia y la mudez (escribe Mario Benedetti que:
“hay pocas cosas / tan ensordecedoras / como el silencio”).
Todo conocimiento se ejerce a través de un texto, y del habla; apropiarse del saber equivale
a aprehenderlo, a comprenderlo y a explicarlo. Saber leer es descifrar, reconocer, clasificar y

3
FRENK-Westheim, Mariana. “De aforismos, cuentos y otras aventuras.” La jornada semanal, no. 980, 15 de
diciembre de 2013, p. 16.
4
Vid. CALVET, Luis-Jean. Historia de la escritura. De Mesopotamia a nuestros días. España, Paidós ibérica, 2007,
p. 23.

7
contextualizar cualquier tipo de tema. La lectura modela el espíritu, amplía nuestra percepción
sobre el universo, orienta los sentidos, aumenta nuestros horizontes cognitivos.
La lectura y la escritura son medios fundamentales en la tarea de “adueñarse” del
conocimiento, de recrearlo, de asimilarlo, de renovarlo, de innovarlo, de transformarlo. De ahí la
necesidad social de que los alumnos aprendan a leer y escribir para que sean eficaces creadores y
comunicadores del saber.
Los escritos permiten acrecentar la capacidad comunicativa de las personas, y con ello
ejercitar la destreza de su pensamiento. Por tanto, en las instituciones educativas debería ser
obligatorio asociar la lectura con la escritura en todos los ciclos escolares, pues ambos momentos
conforman una unidad, y el mejoramiento de la producción textual es efecto y causa del incremento
de la comprensión lectora. La lectura es siempre una práctica encarnada en ciertos gestos, ámbitos,
hábitos, propósitos.
La escritura y la lectura son invaluables en la formación de las personas. Por ello, la
educación tiene que fomentarlas; hacer de la escuela un espacio de expresión (libre, verbal,
artística), no de silencio impuesto; implantar la pedagogía de la pregunta y cultivar la discusión
(verbal y escrita) como principal método de conocimiento para superar el predominio de la
“lección”, de la “clase”; imponer como regla de comportamiento la cooperación y excluir la
competencia y la rivalidad; reconocer al error como vía del aprendizaje en vez de castigarlo; poner
en el centro de la motivación de los estudiantes los valores de uso del conocimiento en vez de los
valores de cambio; fomentar la motivación intrínseca en vez de la extrínseca, y por tanto inhibir
las “calificaciones”, los premios, los castigos, los concursos y las distinciones (y las
humillaciones); eliminar la confusión injusta de logros con “méritos” para propiciar la “equidad”;
fortalecer las humanidades, especialmente la literatura, por sus valores estéticos, éticos, históricos
y sociales, no por su utilidad instrumental, y la historia por la riqueza que aporta a todo
conocimiento.
Mejorar las pericias de lectura y de escritura equivale a perfeccionar las posibilidades de
aprendizajes generales, debido a la complejidad de las operaciones que se ponen en juego, que se
articulan con la probabilidad de crear nuevos conocimientos.
Si sólo se lee pero no se escribe, es decir, no se cuestiona, ni se polemiza, ni se comparan
posturas, visiones, concepciones, percepciones, ni se elabora una explicación alternativa, se puede
desperdiciar la oportunidad y terminar sin entender nada de lo que se ha estudiado. Quién sólo
hace apuntes por encargo, resuelve cuestionarios ha pedido, hace resúmenes solicitados, tendrá
dificultades para aprender a pensar y expresar sus reflexiones por escrito.
Todo escritor da a su pensamiento cierta forma y no puede darle ninguna otra que la suya
propia, porque no tiene otra. Cada obra expresa de manera irreductible los pensamientos o
sentimientos de su autor.
Escribir conlleva tiempo de estudio, de reflexión, de investigación, de preparación de notas,
de borradores, de escritura, de reescritura, de corrección del escrito5 y, por supuesto, experiencia
e inclinación a la composición. Recuerde que “la experiencia es la madre de la ciencia y de las
ideas” y que “la vida sin ideas de nada vale; y no hay felicidad mayor que la de luchar por ellas”.
Las ideas son universales por su naturaleza, su destino y su utilidad.

5
“El problema no es escribir. Es corregir. Una vez un hombre le dijo a Bach que qué cosa tan hermosa había hecho.
Y él le contestó que si hubiera trabajado tanto como él, hubiera llegado a los mismos resultados. Tienes que trabajar,
sobre todo cuando empiezas y lees las cosas que escribes y te parecen bien en caliente. Pero tienes que corregir y
corregir…” ANTUNES Lobo, Antonio. “En Europa se pasa hambre; me duele la miseria: Lobo Antunes.” La Jornada,
5 de mayo de 2013, p. 2a.

8
La escritura supone dominio del lenguaje, selección y combinación de palabras para dar
explicaciones ordenadas, interpretaciones fundamentadas con pruebas consistentes y análisis
lógicos. (Al respecto el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, edición de 1996,
suma 83,500 palabras, en tanto el Vocabulario científico y técnico de la Academia de ciencias
compendia otras 50,000, lo que da idea de la intensidad del léxico español).6 La redacción conlleva
acomodar, ordenar palabras que aclaren, que examinen, discutan y permitan conocer algo.

Anuncio

Un hombre abrió un establecimiento de venta de pescado y puso un rótulo en la puerta que decía: “AQUÍ SE
VENDE PESCADO FRESCO”.
Un amigo le hizo la indicación de que bien podía suprimir la palabra “aquí”, pues estaba
sobreentendido que si se vendía pescado era “aquí”. El buen hombre siguió el consejo y eliminó el adverbio
de lugar. Por lo que el anuncio indicó: “SE VENDE PESCADO FRESCO”.
Otro conocido llegó después y le hizo la observación de que sobraba el adjetivo “fresco”, de otra
manera no habría razón para venderlo. El hombre aceptó también esta sugerencia y lo quitó, indicó: “SE
VENDE PESCADO”.
Más tarde vino otro que le dijo que no había razón para indicar “se vende”, pues si es un
establecimiento abierto al público y hay pescado, está claro que es para venderlo. Y también lo eliminó: por
lo que el anuncio sólo expresó: “PESCADO”.
Por último, llegó otro que le preguntó por qué anunciaba que allí había pescado. “¡Quítalo! ¡No hace
falta! ¡Si huele a pescado desde dos cuadras más atrás!”

Todo texto es la suma de párrafos coherentes, con sentido, que expresan una idea central
mediante oraciones. La oración se construye con nombre o sustantivo, con adjetivo, pronombre,
artículo, verbo, adverbio, preposición, conjunción e interjección. Aunque, las tres primeras son
imprescindibles. Con esas tres partes se conforma una oración simple: “Camila corre por el parque
todas las mañanas”. Existen un sujeto, un verbo y un complemento.
De estas partes, algunas son variables, es decir, experimentan cambios en su estructura.
Estas alteraciones pueden ser de género, número, tiempo, modo, persona o voz. Ellas son: el
sustantivo, el adjetivo, el verbo, el artículo, el pronombre. Las partes invariables son las que no
experimentan cambios en su forma: el adverbio, las preposiciones, las conjunciones y las
interjecciones. El sustantivo es la palabra que sirve de nombre a personas, animales o cosas reales
o imaginarios y también a conceptos, o abstracciones.
Según el significado, los sustantivos se clasifican en: comunes y propios, abstractos,
colectivos, individuales y partitivos. Sustantivos comunes son aquellos que designan a todos los
seres de una misma especie o clase: caballo, rosa, río, montaña. Sustantivos propios son los que
designan a un individuo (persona, animal o cosa) para distinguirlo de los demás de su misma
especie o clase: gato, perro, caballo. Sustantivos colectivos son aquellos que estando en singular
denotan un número indeterminado de elementos de la misma especie o conglomerados
heterogéneos: cardumen, enjambre, rebaño, muchedumbre, poblada, gentío, etcétera. Sustantivos
abstractos son los que señalan cualidades, acciones o fenómenos de los seres, pero considerados
separados de ellos, es decir, cuando les atribuimos, por una operación mental, existencia
independiente de los seres a los que están unidas: belleza, bondad, inteligencia, entre otros.
Sustantivos concretos son los que representan seres reales o que podemos representarnos como

6
“…Dice Gabriel García Márquez que la Real Academia es el mausoleo donde finalmente yacen la palabras…”
GRIJELMO, Alex. Defensa apasionada del idioma español. México, Taurus, 2011, 6ª reimp., p. 268.

9
tales. Los seres reales o las cosas concretas pueden ser: visibles (Sol), invisibles (sonido),
materiales (pirámide), inmateriales (ángeles), imaginarios (sirena).
El sustantivo puede desempeñar las siguientes funciones sintácticas: núcleo del sujeto: “el
perro de la vecina es un fastidio”. Complemento directo: “compré una iMac Air”. Complemento
indirecto: “regalé un libro a Mario para que se ilustre”. Complemento circunstancial: “viajaron a
Zacatlán: pueblo mágico”. Complemento agente: “la noticia fue divulgada en el diario”. Atributo
predicativo: “Juan es economista”. Sustantivo en aposición: “el astro rey nos está anulando”.
Vocativo: “empezaré, damas y caballeros, con un ejemplo”.
El número sirve para indicar si la palabra se refiere a una sola persona, animal o cosa, o a
varias. En español existe el número singular (“la bella durmiente de la clase”) y en plural (“las
hermosas mujeres parlanchinas del salón”).
El párrafo, por tanto, es la unidad temática. La fluidez de sus líneas, la claridad de la
expresión y la agilidad de sus conectores deben guiar al lector, sin duda, a una comprensión total
del texto, además de facilitarle la lectura de los siguientes párrafos. Párrafos que pueden ser
narrativos (al responder a las preguntas qué, quién, cuándo); descriptivos (que resuelven las
interrogantes qué, quién, dónde); argumentativos (por qué y cómo); explicativos (responden al
qué, quién, cuándo, dónde, y también al por qué y al cómo).

El ladrido

Muchos ruidos me fastidian, pero más el ladrido del


perro,
que me desgarra el oído; solamente escucho con gusto
el agudo ladrido de un solo perro, el de mi vecino.
Pues una vez le ladró a mi amada, cuando se escurría
hacia mi casa, y por poco nos descubren. Por eso,
cuando lo oigo ladrar, pienso: “A lo mejor es ella”.
O pienso en la época en que ella, la esperada, venía.
Goethe. Elegías romanas

Para aprender a escribir se tiene que conocer la gramática de la lengua (las reglas que la
construyen, la esencia, la estructura, la organización formal subyacente, etc.), la sintaxis
(subordinados, concordancia, régimen proposicional…), el léxico (neologismos,
morfolexicología, anglicismos…), la morfología (conjugación de verbos, género y número en los
nombres…), la ortografía (acentuación, v/b…), las partes de la oración (sujeto, verbo,
complementos); saber construir párrafos, estructurar lógicamente la información del texto, escribir
una introducción, la conclusión… O, si se prefiere, en un enfoque más moderno, conocer la
adecuación (nivel de formalidad, registro, presentación del texto…), cohesión (elipsis,
pronominalización, puntuación…), la coherencia interna y externa de los textos (organización de
la información, párrafos), su estructura, etc. En síntesis, en la expresión escrita interviene la
gramática, la función o el tipo de texto que se escribe, el proceso de composición y la información
o el contenido. Los cuatro aspectos son importantes e imprescindibles para el éxito de la
comunicación escrita, para hacer textos de fácil lectura y rápida comprensión. Como el siguiente
poema persa:

De nuevo me enloquecí de ilusión


De tal manera que rompería cualquier atadura
Soy como el cielo, como la luna, como una vela
encendida por tu fuego

10
Soy toda razón, todo corazón, toda alma, toda vida
Si estoy sin ti en los cielos, triste estoy como
una nube oscura
Si estoy contigo encarcelado, es como si
en un jardín estuviera.
Estaba muerto, reviví, era una lágrima,
sonrisa me volví
La fortuna del amor llegó y en fortuna eterna
me convertí
Soy luna por tu luz que sol eres, mírame a mí,
mírate a ti
Por tu risa, un jardín de flores risueñas me volví
No dejaré ir fácilmente la pena de tu amor
No dejaré al amigo hasta que me muera
Del amigo me ha quedado el dolor del recuerdo
No cambiaré ese dolor ni por mil remedios.7
Molaví (escritor persa del siglo XII)

La base fundamental de una buena sintaxis radica en la concordancia del sujeto con el
verbo. Un sujeto en plural ha de estar acompañado de un verbo en plural. Las frases largas y
enredadas suelen conducir también a errores de concordancia, puesto que hay en ellas tantas
palabras –posibilidades de relación entre unas y otras- que resulta difícil discernir cuál enlaza con
cuál. Para dominar el juego de las concordancias es imprescindible identificar bien qué palabra
ejerce como antecedente y qué obligaciones implica el hecho de que el antecedente sea
precisamente esa palabra. El antecedente es el vocablo con el que ha de concordar otra expresión
posterior supeditada a él.
Los verbos forman el motor de los textos. Con el verbo retendremos al lector mejor que con
cualquier otra parte de la frase, porque el verbo transmite la película que intentamos contar. El
verbo es la acción; y lo demás, el decorado.
La elaboración de trabajos escritos permite compilar, poner en orden, ampliar los
conocimientos, desarrollar las habilidades de seleccionar y elegir la información necesaria,
conveniente, para organizar las notas, para transmitir lo que se piensa, lo que se desea, para
sistematizar el pensamiento a la hora de jerarquizar las ideas más importantes y los hechos que las
apoyan, para formarse un pensamiento crítico al aprender a fundamentar y a defender las ideas
propias, y para convertirse en autor de lo que se escribe al decir lo que se piensa. Y que el
pensamiento al volverse palabra escrita no traicione lo considerado.
Cuando se escribe uno se vuelve autor de lo que piensa. Escribir implica y exige un
pensamiento crítico e independencia intelectual. Capacidad para expresar en forma clara y precisa
conocimientos e ideas. A diferencia de la lectura, la escritura convierte a la persona en productor,
es decir, en individuo autorizado para hablar, para decir su palabra y su pensamiento. El estilo del
que escribe es su manera de ver y sentir el universo, su modo de pensar la realidad, de mezclar sus
conocimientos con sus sentimientos, sus pensamientos y sus emociones. El estilo y el contenido
están relacionados.
El estilo correcto puede apreciarse en los escritos bien elaborados y sin excesivas
pretensiones, donde el escritor no traslada sus aspectos personales y donde maneja un lenguaje
objetivo, externo a él; el lenguaje no sólo es una construcción cultural, sino que se fundamenta en

7
Vid. La Jornada semanal, 10 de junio de 2012, no. 901, versión electrónica.

11
capacidades de comunicación que compartimos con otras especies animales.8 El estilo incorrecto
se relaciona más con los errores gramaticales y de sintaxis, o con el empleo de unas fórmulas, giros
o frases que no convienen al tipo de escrito que manejamos.

El estilo es también el ritmo; y la melodía. Quien desee dominar el ritmo de la escritura deberá leer poesía,
tanto la tradicional sujeta a una métrica estricta como la moderna de verso libre. Porque ambas siguen las
normas no escritas de la música. Y una vez que se educa el oído molestan las disonancias. El ritmo se
construye también con la combinación de frases largas y cortas, y mediante su juego con las pausas: la
cadencia de los elementos, incluso de la puntuación.9

El estilo es la claridad, sin ambigüedades. La claridad exige la lógica y la ordenación


expositiva (que no se dan a menudo). Toda frase debe estar construida de tal forma que no solo se
entienda bien, sino que no se pueda entender de otra manera.10

Con tinta verde

La tinta verde crea jardines, selvas, prados,


follajes donde cantan las letras,
palabras que son árboles,
frases que son verdes constelaciones.
Octavio Paz

El vocabulario del que dispone el escritor es parte de su estilo, y si cuenta con un léxico
amplio disfrutará de mayores posibilidades para el humor, la sorpresa, la paradoja y la ironía. La
ironía consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice, pero de modo que se dice mucho
más de lo que se dice, muchísimo más que si se dijera exactamente lo que se quiere decir. La ironía
lleva implícita la burla, y pone al escritor en un lugar de superioridad respecto a la realidad que
aborda. La paradoja (una forma de humor) constituye uno de los más valiosos instrumentos del
escritor. La paradoja mueve generalmente a la sonrisa, pero puede suponer asimismo una llamada
a la conciencia. La paradoja nos presenta un razonamiento que juega con ideas ilógicas que resultan
lógicas, o viceversa. Gabriel García Márquez la utiliza muy bien en sus escritos, como cuando dice
que: “hay que inventar inventores… el problema es que todo inventor, antes de inventar algo, debe
inventarse a sí mismo como inventor”.
La riqueza de vocabulario nos proporcionará entonces la voz adecuada para componer el
ritmo que deseamos. En otras ocasiones, necesitaremos añadir dos palabras, o más, para completar
el ritmo que nos pide el texto, aunque en ese momento ya hallamos redondeado la idea que
deseábamos expresar. Pues habrá que buscar esas palabras sin que después, precisamente por estar
rematada la frase, resulten huecas o innecesarias.
La palabra permite la recreación, el manejo y la transmisión de información en ausencia
del objeto denominado, una proeza que requiere de significación, de memoria, de imaginación,
representación o intención, facultades cognoscitivas que facilitan la acción de pensar y comunicar
el pensamiento. El lenguaje es un medio culminante de la comunicación pues involucra señales

8
“…Hay comunicación y lenguaje en el gesto y el aroma, en la música y en el lienzo, en el mapa y en el edificio. Se
atribuye un lenguaje bioquímico a los ecosistemas por el cual las plantas atraen al polinizador que las propaga o
disuaden al defoliador capaz de arrasarlas…” DÍAZ Gómez, José Luis. La naturaleza de la lengua. Versión
electrónica.
9
GRIJELMO, Alex. El estilo… Op. cit, p. 314.
10
Vid. GRIJELMO, Alex. El estilo del periodista. México, Taurus, 2009, 1ª reimp., p. 300.

12
cuyo contenido ya no está en relación directa con su constitución física. La capacidad lingüística
aumenta en órdenes de magnitud la información que es posible procesar y transmitir, pues
mediante actos de habla y comprensión los emisores y receptores del lenguaje comparten
representaciones y saberes, tal y como acontece en este momento.
Pero sucede que el lenguaje es algo más que hablar y comprender locuciones, es una
interacción retórica múltiple que involucra actores, distancias, voces, tonos o gestos, actos del
habla que ocurren en un contexto social pletórico no sólo de normas de interacción, sino de
cosmovisiones derivadas y moduladoras del lenguaje. El meollo de toda lengua es el significado,
entendido como el contenido mental que se da a un signo o significante. ¿Cómo se estipula y se
comprende el significado de una palabra, de una locución? He aquí el meollo de la semántica.
En el verso el ritmo viene dado por el acento, la pausa y la rima. Para dominar el ritmo,
debemos conocer, pues, la música de las oraciones, saber dónde está la carga de cada compás,
como en la siguiente fábula.

Leyenda de los dos amantes

Como tiernas babosas de la campiña,


ella y él se enroscaron húmedamente
y él dejó de ser hombre, como ella niña,
para ser uno sólo completamente.

Desde todos los puntos que los juntaban,


se saboreaban tanto y con tal delicia
que las horas de vida que les quedaban
decidieron pasarlas en la caricia.

A menos de un suspiro del tibio abrazo,


el resto de la historia se debatía,
en átomos, galaxias y otros acasos
que encontraron certeza justo aquel día.
Silvio Rodríguez (cantautor)

Si las personas letradas no saben escribir es por causa de las políticas educativas que no se
orientan en enseñarles a hacerlo, a convertirlas en lectoras y en creadoras, en acumuladoras de
conocimientos, de nuevas palabras, de ideas, y porque los discentes tampoco se han ocupado en
aprender el código de la palabra escrita;11 aunque la enseñanza de la escritura no es responsabilidad
exclusiva del docente de lengua (debiese ser una tarea de todas las áreas curriculares), y no se
aprende a escribir sólo con las horas destinadas por tal área en las programaciones escolares
(cuando existe). La escritura es un ejercicio constante que supone tiempo, esfuerzo y mucha
reflexión y dedicación, pues son pocos los que la dominan de manera magistral en tiempo breve.12
Los alumnos no saben usar el lenguaje, no pueden escribir, no entienden lo que leen, no manejan

11
Los planes de estudio cada vez atienden menos a la lectura, las lenguas clásicas (el latín, el griego) casi han
desaparecido de la enseñanza, al igual que la literatura o la historia… y eso implica un mal terrible: el desprecio del
pasado. Vid. GRIJELMO, Alex. Defensa apasionada del idioma español. México, Taurus, 2011, 6ª reimp., p. 18.
12
“El trabajo de escribir... el 50% consiste en destruir, el otro 50% en pensar. Hay que pensar constantemente para
escribir, y al escribir, revisar constantemente todo lo que se escribe y ser inflexible. Pensar y pensar y pensar.
Obsesionarse de lo que estamos escribiendo, todo el tiempo pensar en eso. Sobre todo cuando se trata de una obra de
gran aliento, como… [una tesis]. Y siempre está uno en posibilidad de mejorar aquello que estamos escribiendo. Hay
que ser inflexible y tener presente siempre al mejor consejero, que es el bote de la basura.” RUVALCABA, Eusebio.
“Entrevista a Eusebio Ruvalcaba”. UACM. Palabrijes, no. 2, 2008, p. 15.

13
el español, se les dificulta entender un artículo de su especialidad. Hay un problema de escritura y
de conciencia lingüística, pues se les complica estructurar párrafos, ensayos o una tesis.

Yo soy un hombre de escasa preparación, de escasa escuela. Nunca fui a la universidad, ni siquiera cursé la
instrucción secundaria. Creo que lo dado de mí es natural en mí. Poseo la capacidad para ser escritor y dicen
que soy un escritor de raza. La verdad es que, entre todo, lo que más me gusta es escribir. Lo hago con agrado.
Gozo cuando se me presentan dificultades. Me detengo, espero, no me apresuro, no me pongo rabioso ni me
dan ataques de apoplejía como al pobre Flaubert. Escribo con cierta facilidad. Luego corrijo y vuelvo a
corregir hasta que estoy conforme, satisfecho. Si hubiera sido ebanista, habría fabricado algunos muebles
muy bien acabados. Fui escritor y he procurado escribir en esa forma. Un amigo mío tras oírme hablar de mi
propia obra comentó: “Es como escuchar a un carpintero. Hablas de tus libros como si fueran muebles: en
forma sencilla, sin vanagloriarte de conocer los estilos, las maderas, las talladuras”. Soy una especie de obrero
que escribe libros porque para ello tiene facultades. Y eso me gusta. 13

Las labores cotidianas en las aulas académicas parecen estar diseñadas para impedir a los
educandos que aprendan a redactar, a expresar por escrito su opinión. El dictado en clase no les
enseña a escribir, y no enseñar a comprender equivale a amordazar; silenciar es renunciar a
educar. Declinar a educar es desistir de forjar hombres libres, autónomos, éticamente responsables
y políticamente propositivos.
La escuela se ha convertido en un medio muy eficiente de silenciar a los alumnos, de
convertirlos en seres pasivos, en individuos apáticos, apolíticos, egoístas, sin iniciativa intelectual,
carentes de creatividad, en convidados de piedra en el festín de la palabra escrita; en tanto el abuso
de las nuevas tecnologías está alejando a los educandos de los libros, causando graves
consecuencias al aprendizaje escolar y a la redacción al hacerse abreviada y sin puntuación.
Los estudiantes universitarios deben ser capaces de comprender textos científicos y poseer
una gama de habilidades intelectuales que les permitan entender las ideas centrales de los autores,
inferir conclusiones a partir del material leído, resumir información de diversas fuentes,14
identificar ideas claves y argumentos de los autores, sostener una postura personal sobre los
diversos temas y expresarse por escrito de manera eficaz aplicando diversas estrategias
comunicativas y utilizando correctamente las normas del lenguaje.
La educación, y con ella la escritura, tiene que aspirar a la formación de individuos
socialmente comprometidos, con preocupaciones sociales, productores de cultura, de saberes
científicos, de tecnologías, de obras tangibles e intangibles, de ideas y de géneros textuales como
el artículo de investigación.

Escribir es una forma de ser útil si consideras que nuestra sufrida humanidad debe ser más y mejor educada
ante la increíble ignorancia que nos envuelve a todos, con excepción de los investigadores que buscan en las
ciencias una respuesta satisfactoria. Es una palabra que implica en pocas letras su infinito contenido.

Fidel Castro

13
CARBALLO, Emmanuel. “Cuatro grandes narradores”. Revista Universidad. Mayo de 2012, no. 99. Versión
electrónica.
14
Resumir textos es una habilidad cognoscitiva compleja que involucra procesos de comprensión lectora y de
producción escrita. La fase de comprensión consiste en la aplicación de estrategias de reducción de la información
para identificar los elementos principales y secundarios de cada texto. El tipo de operación que implica el resumen es
la supresión, la generalización y la construcción. El resumen reduce la extensión del texto y debe presentar cohesión,
coherencia, adecuación y respetar las reglas sintácticas y ortográficas del lenguaje.

14
El artículo de investigación

El artículo de investigación es uno de los géneros textuales en el que se trata un solo tema de
manera amplia, precisa y fundamentada (hay que cuidar que la abundancia no se convierta en
redundancia). El propósito del texto es informar, analizar, persuadir, convencer al lector con
argumentos precisos, sólidos, concluyentes, probados, con hechos aceptados; el ánimo del texto es
sustentar una tesis con un lenguaje apropiado.
La composición del artículo exige un pensamiento crítico e independencia intelectual, así
como capacidad para expresar conocimientos e ideas en forma clara, precisa, elocuente. A
diferencia de la lectura, la escritura convierte a la persona que la realiza en autor, es decir, en un
individuo autorizado para hablar, para decir su palabra, para emitir su opinión, para expresar su
pensamiento, sus ideas y, sobre todo, sus razones.
En la escritura del artículo hay que saber quiénes son los lectores y tener claro por qué les
interesaría el texto en cuestión. Conocer a los lectores ayuda a decidir qué explorar en profundidad
y qué aspectos son menos importantes.
Todos los escritos requieren tener un “ángulo” o perspectiva. Siempre hay muchas formas
de narrar una historia. Por ejemplo, se podría destacar una tendencia o una controversia científica,
o poner una investigación en contexto. Resumir la historia en una sola línea suele ayudar a
clarificar la perspectiva que tendrá y facilita decidir qué ángulo tomar.
También debiera considerarse el tipo de artículo que se va a escribir. Si solamente se necesita presentar
una noticia o ponerla en contexto, un artículo noticioso breve es el mejor formato. Si hay que narrar una
historia más larga, que requiere más información y datos que la respalden, un reportaje en profundidad
podría ser mejor.
Si el artículo se imprimirá o si se publicará en línea también afecta la forma en que se
escriba. La regla de oro es que para un texto en línea se necesita sólo la mitad de las palabras, pero
más estructura.
El inicio del artículo debe seducir al lector. Usualmente es mejor entrar directo al punto,
diciendo rápidamente a los lectores qué es lo noticioso. Pero, en la etapa inicial del proceso, se
debe pensar cómo podría terminar el artículo, especialmente si se está escribiendo un artículo de
noticias largo o un reportaje en profundidad. Se puede optar por hacer una síntesis en una línea o
señalar futuros desarrollos. Hay que tratar de sorprender o entretener a los lectores antes que
dejarlos ir.
Una historia bien escrita no es sólo una lista de datos. Debe seguir un hilo conductor claro,
haciendo obvio para el lector por qué un párrafo sigue al otro. Un buen artículo de ciencia relaciona
hechos y cifras aparentemente abstractas con la vida diaria e imaginación del lector. Deberá llevar
directamente a lo que se quiere informar, ayudando a mantener el interés del lector.
Las metáforas o analogías bien elegidas también pueden ayudar. Pero hay que asegurarse
de usar aquellas que se relacionen con la audiencia. El uso de números es especialmente complejo.
Por lo general, es mejor simplificarlos. En la mayoría de los casos es posible juzgar cuándo un
número debe ser citado con completa precisión y cuándo puede aproximarse. Hay que ser escéptico
frente a las estadísticas, asegurándose de que se entiende lo que realmente significan y cuán
certeras son.
¡No se debe entregar el texto inmediatamente! Si es posible, hay que esperar uno o dos
días. Usualmente se puede mejorar considerablemente el estilo y el contenido si el trabajo se relee
más tarde y se corroboran los datos, especialmente la ortografía de nombres y términos científicos.

15
Publicar un artículo científico es un proceso dinámico y creativo. Sin importar cuánto
tiempo se haya estado en el negocio, el proceso editorial sigue siendo un desafío. Pero mientras
más experiencia se tiene, se refina el instinto para anticipar las preguntas del editor. Hay que tener
en mente que esto ayuda a resolver posibles interrogantes de los lectores antes de publicar. No hay
que desalentarse: las revisiones son una práctica editorial corriente.

Organización

Un artículo bien estructurado comprende: a) el planteamiento del tema, esto es, la introducción, la
presentación del objetivo, la metodología, los datos indispensables para su comprensión, b) la
argumentación (el desarrollo), la discusión, la fundamentación de las tesis con los argumentos que
las sustenten, los resultados de la investigación, c) la conclusión (cierre), la demostración razonada
del tema y, d) la bibliografía.
El escrito tiene que estar situado en sus contextos histórico, geográfico, social, político,
económico y en las circunstancias generales en que se desarrolla la temática tratada. Lo que
conlleva a indagar, a examinar la información, a confrontar, a deducir, a sistematizar, a concluir
lo más sólidamente posible los aspectos que se analizan.
En su redacción se tiene que cuidar el lenguaje, respetar las elementales reglas ortográficas
y gramaticales, y que el estilo y tono literarios permitan una fácil comprensión del texto por parte
del lector no especializado; lo que es fácil de decir, pero, en ocasiones, difícil de conseguir.
Nada destroza más el estilo que la frase hecha, el lugar común, el tópico, la idea esperada
y consabida. Habrá que huir de rimas no buscadas. Las rimas internas afean la prosa. Cuando
sobrevienen por distracción, nos queda una frase chusca. Las preposiciones, las conjunciones, los
adverbios cortos, los pronombres, los artículos…, todas esas pequeñas partes de la oración que
cumplen un papel secundario junto a sustantivos, verbos y adjetivos también pueden estropear una
buena frase.
El lugar que ocupan las palabras en la frase adquiere gran relevancia a la hora de construir
nuestro estilo. El escritor debe mostrar un lenguaje común, pero no rústico. Y tampoco pobre. El
lenguaje debe tender hacia la precisión, y resultará, por tanto, más eficaz si elige palabras con
significados muy concretos, ceñidos a la idea que se desea trasladar.
El artículo tiene que comunicar de una manera clara, sencilla y entendible los
conocimientos, pues hay escritos que “duelen los ojos y hieren los oídos”. Uno adivina el esfuerzo
del autor, hasta la importancia del trabajo, pero le cuesta entender lo que ha querido decir (o
interpreta de otra manera lo leído). Es la manera de su escritura la que hace confusa la lectura y
ardua la comprensión. Y es una lástima porque brillantes ideas pueden quedar oscurecidas por la
forma en que son presentadas.
A manera de ejemplo de un artículo de investigación, veamos un brevísimo texto.

La educación formal

La educación es fruto de la historia social, es producto del conocimiento humano, es obra de la reflexión
individual y grupal, de la práctica cotidiana, de la cosmovisión colectiva, de la memoria política, de la
identidad cultural, de la interrelación entre los seres humanos; es el resultado del adiestramiento histórico
coercitivo del hombre, de la preparación del individuo para la vida social, cultural y política.
La educación es producto de las aspiraciones cognoscitivas nacionales, de las exigencias sociales
derivadas de la producción, de la evolución social, de los valores culturales, del dominio de los conocimientos

16
científicos, es resultado de los intereses e ideales de los grupos que la definen y la aplican, de rupturas
históricas, de movimientos sociales, de revoluciones, de concepciones políticas, filosóficas, religiosas y de
búsqueda de propuestas adecuadas a la situación social y al contexto histórico imperante; aunque también los
contenidos educativos son obra de adaptaciones, de adecuaciones y de copias de modelos didácticos,
psicopedagógicos y curriculares del exterior, que, en ocasiones, poco tiene que ver con las necesidades y con
las realidades culturales, con la formación de hombres íntegros, completos, al abarcar las diversas ramas del
saber humano, con el desarrollo de la dimensión intelectual del educando, con el dominio de la ciencia como
fuerza transformadora en beneficio social (la vinculación de la ciencia con el trabajo).
La transmisión de los conocimientos es una de las funciones de la escuela. Los establecimientos
escolares son el medio más apropiado para la reproducción y la creación de conocimientos, son el reflejo de
la situación de la sociedad que los origina y en la que funcionan. La acción educativa está estrechamente
vinculada a la vida política, económica y culturas de los grupos dominantes, siendo el Estado el que,
generalmente, la orienta y la dirige, quién define sus metas y sus propósitos (pero el Estado educa a todos por
igual, establece una concepción de la vida e impone una conciencia colectiva homogénea). Esto es, el Estado
prepara no sólo para el trabajo, sino para un modo de vida conforme al contexto social que impera, lo que
implica métodos educativos inducidos determinados, impuestos, autoritarios, restrictivos.
La función se delimita de acuerdo al papel que social, cultural, científica y políticamente se le asigna
a la educación, de conformidad con el interés real que tengan los grupos de poder, o por la participación
activa de la sociedad organizada (con el predominio del neoliberalismo la productividad económica es la
razón y la misión de la obra educativa). Si la educación no interesa a los gobernantes ni a la sociedad, si se
le excluye de las prioridades nacionales, lo que habrá en el terreno educativo serán discursos, demagogia,
números, intenciones y muchas frustraciones y simulaciones en las aulas y en las escuelas. 15

Observe la estructura, el planteamiento, la argumentación y la conclusión; el contexto, la


exposición de la investigación y los criterios; el uso de tecnicismos, la explicación de los elementos
básicos del tema, la escritura autónoma, y si del tema, por el momento, ya no hay nada más que
decir.

Corazón coraza

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío

15
DOMÍNGUEZ Yáñez, J. Guillermo. “Proyectos educativos mexicanos”. ULSA, Vera Humanitas, no, 37, enero-
junio de 2004, vol. XX, pp. 49-51.

17
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
Mario Benedetti

El informe de lectura

El informe de lectura es una de las actividades de escritura más comunes durante el ciclo
universitario. Suele solicitarse para comprobar que se ha realizado una lectura, es una manera de
comprometer y verificar que los estudiantes la realizan al informar de ella.
Leer es enfrentarse con un texto, interpretar lo que hay en él, todo lo que hay en él y nada
más que lo que hay en él (¿qué dice el texto?, ¿cómo organiza lo que dice?, ¿cuál es la idea central
y las secundarias?). Para tal actividad de análisis minucioso y exhaustivo son necesarios
conocimientos temáticos, léxicos, gramaticales, retóricos e históricos, unidos a la intuición del
lector y al hábito de comprensión lectora para afrontar la empresa con éxito.
El lector hace uso de su conocimiento cuando domina distintas habilidades o procesos
cognitivos que le permiten elaborar significados de lo que está leyendo. Porque la mayoría de los
textos comunican más de lo que dicen. Por ejemplo, en el caso del letrero “gracias” cuando se
coloca en un bote de basura de un restaurante de comida, el comensal infiere que al terminar de
comer debe depositar en él los restos de su comida o la basura, y cuando un mimo callejero coloca
un letrero con la misma leyenda en algún recipiente, el transeúnte infiere que el cómico está
solicitando que los que lo observan dejen alguna moneda.
Si los textos comunican más de lo que dicen, el lector no sólo decodifica el mensaje
explícito en el texto, también hace uso de su acervo de conocimientos para inferir el significado
implícito, es decir, lo que no se dice: “tiene que rellenar los huecos semánticos que contiene todo
el texto”.
El informe tiene como fin dar cuenta del contenido de un texto, en forma breve, objetiva y
fidedigna. Breve porque su extensión ha de ser menor que la del texto de partida; objetiva, ya que
el que escribe se limita a exponer las ideas en tercera persona sin tomar posición frente a ellas;
fidedigna, porque debe conservar el sentido del texto de partida, sin tergiversación alguna.
Es un ejercicio de la inteligencia en el que entran en juego habilidades complejas
lingüísticas, pragmáticas, cognitivas y cuya meta es sintetizar las informaciones que contiene un
determinado texto, por lo que se conjugan estrechamente la lectura y la escritura.
El informe resulta adecuado como forma de estudio de algún tema del programa, dado que
se enfoca fundamentalmente a la comprensión de lo leído, comprensión que se consolida por medio
de la escritura; también es una herramienta muy útil en la preparación de exámenes y de trabajos
de investigación.
Recomendaciones: en primer lugar hay que leer íntegramente el texto, conocerlo, para
luego poder comenzar a analizarlo. Además, si se conocen otras obras del mismo autor resulta
mejor, ya que ello permitirá ir uniendo detalles y creando un marco de referencia en torno del
mismo. Algunas veces los textos referidos, sobre todo a ciencias exactas, hacen referencia a temas
que pueden ser sólo tratados de la manera en que están expresados, pero en lo que respecta a
ciencias sociales, es más frecuente encontrar más de un mensaje. Para escribir un comentario de

18
un texto científico, hay que considerar: 1) lo que el texto dice a través de su gramática; 2) lo que
el texto hace referencia, que expresa históricamente, situándolo en una época y lugar determinado
y que circunscribe a la obra; 3) lo que el texto explica personalmente, lo que el autor, como persona,
en una ocasión definida, ha querido expresar al público al que se dirige. Todos estos elementos no
se dan por separados en la realidad, sino integrados en el mensaje gramatical, unido al histórico
del autor y a lo que este texto le dijo al lector, es decir que se suma la opinión personal y lo que la
obra significó en el universo cognitivo de quien la leyó.

Características

Para cumplir con su cometido, el informe de lectura debe reunir las siguientes particularidades:
Responde a un propósito de lectura previamente establecido por el maestro o, podría ser el
caso, por los alumnos. El objetivo constituye la guía de lectura, el marco de referencia a partir del
cual se procesará la información y se evaluará el informe.
Su mayor cualidad radica en apegarse fielmente el texto de partida y al objetivo de lectura,
y no en la originalidad o la creatividad lingüísticas. La habilidad en juego es la comprensión, que
se consolida a través de la escritura (si además del informe se requiere que el alumno comente,
refute, critique o tome posición ante lo expresado en el texto, es recomendable que eso se incluya
al final y que se especifique al momento de solicitar la actividad; en todo caso, si se pretende un
ejercicio crítico sobre el texto, sería conveniente elegir otro género como el comentario o la reseña
crítica).
Expone las ideas más relevantes del texto, por lo que el tipo textual predominante del
informe es expositivo, aun cuando aquél sea argumentativo, descriptivo o narrativo. Como su base
es el resumen, el informe representa el criterio empleado por su autor para seleccionar, generalizar,
parafrasear y, en general, reformular en forma breve las ideas principales. Abarca la totalidad del
texto leído y, en términos semánticos representa la visión global del mismo.

La estructura

Su estructura parte de un párrafo introductorio, en el cual se menciona al autor, la obra, así como
los datos que se consideren pertinentes para su contextualización. El cuerpo del informe equivale
al desarrollo, en tanto que exposición ordenada de la síntesis del texto en cuestión. En el último
párrafo el estudiante deberá incluir alguna frase que indique al lector que el informe ha llegado a
su fin.
La extensión es variable y estará determinada en buena medida por la del texto de partida,
así como por el objetivo de lectura. A menor extensión corresponderá un mayor grado de
generalización, lo que implica, sin duda, un mayor grado de dificultad.
Requiere el uso de marcas textuales que evidencien la autoría de las ideas, de tal manera
que al lector le quede claro que éstas no provienen de quien escribió el informe (por ejemplo:
Emiliano Zapata sostiene la tesis…; el principal argumento del autor…; Zapata pretende sobre
todo….).
Incluye la ficha bibliográfica, hemerográfica… que permita identificar los datos
correspondientes al texto leído; todo escrito es un conjunto de signos (palabras, frases, oraciones,
párrafos) a partir de los cuales el receptor construye representaciones porque lo comprende, lo que

19
le permite valorarlo y enjuiciarlo, pues lo que hace el escritor es expresar ideas que estructura
lingüísticamente conforme a su intención comunicativa.
En el nivel léxico el informe combina palabras del estudiante con términos, conceptos y
frases provenientes del texto de partida. Aunque es usual pedir al alumno que escriba el informe
“con sus propias palabras”, esta indicación ha de entenderse como la capacidad de resumir y
reconstruir la información con elementos léxicos relacionados intrínsecamente.16
Para ilustrar el informe de lectura, sirvan las siguientes líneas:

El siglo XX corto acabó con problemas para los cuales nadie tenía, ni pretendía tener, una solución. Cuando
los ciudadanos de fin de siglo emprendieron su camino hacia el tercer milenio a través de la niebla que les
rodeaba, lo único que sabían con certeza era que una era de la historia llegaba a su fin. No sabían mucho más.
Así, por primera vez en dos siglos, el mundo de los años noventa carecía de cualquier sistema o
estructura internacional. El hecho de que después de 1989 apareciesen decenas de nuevos estados territoriales,
sin ningún mecanismo para determinar sus fronteras y sin ni siquiera una tercera parte que pudiese
considerarse imparcial para actuar como mediadora, habla por sí mismo. ¿Dónde estaba el consorcio de
grandes potencias que anteriormente establecían las fronteras en disputa, o al menos las ratificaban
formalmente? ¿Dónde, además, los hombres que trabajan en las conferencias internacionales tan familiares
para los diplomáticos del pasado y tan distintas de las breves “cumbres” de relaciones públicas y fotos que
las han reemplazado?
¿Dónde estaban las potencias internacionales, nuevas o viejas, al fin del milenio….?17

Eric Hobsbawn en el libro Historia del siglo XX. 1914-1991, al hablar del fin del milenio,
afirma que los ciudadanos de ese momento sólo sabían que empezaba una época para cuyos
problemas no tenían ni pretendían tener soluciones. Los factores que señala como determinantes
en la creación de las nuevas condiciones políticas son las siguientes:
Ya no había una estructura internacional ni un grupo de grandes potencias al viejo estilo,
que sirviera como mediador en la resolución de conflictos derivados de la modificación del mapa
mundial. Estados como Rusia, Inglaterra, Francia, Alemania y Japón habían transformado su
estatus político y económico. Asimismo, la Unión Europea carecía de un perfil para fungir como
árbitro internacional. Hobsbawn agrega que ni siquiera podía asegurarse que los Estados
existentes pudieran sobrevivir a la forma que entonces tenían, al menos durante el primer cuarto
del siglo XXI.

Espantapájaros

“¿Por qué no viniste hoy, amado, a la viña?


Sola, como te lo prometí, te esperé allá arriba”.
Querida: fui allá, pero por suerte vi a tu tío,
que andaba por aquí y por allá entre las cepas,
y me escabullí. “¡Oh, qué error cometiste! ¡Era solo
el espantapájaros! Te engañó la figura que hicimos
con tanto esmero con cañas y trapos. Así que yo misma
me he ocupado de perjudicarme y ahora el deseo

16
Resumir un texto implica saber seleccionar lo más importante, y expresar con nuestras propias palabras lo que el
texto dice. Es sintetizar, conservando lo fundamental del contenido del texto, desechando las ideas secundarias, los
ejemplos; se debe reducir el texto a sus componentes fundamentales, eliminando lo circunstancial, lo anecdótico, lo
adjetivo. Un buen resumen debe ser breve, preciso, claro, con nuestro propio lenguaje que recoja lo esencial del
contenido del escrito.
17
HOBSBAWN, Eric. Historia del siglo XX. 1914-1991. España, Grijalbo Mondadori, 1996, p. 552.

20
del viejo está cumplido: ahuyentó por el día de hoy
al pájaro travieso que le roba la fruta y la sobrina”.
Goethe. Elegías romanas.

Comentario de textos

Comentar es una de las actividades comunicativas más importantes en la vida social. Revela el
desarrollo de nuestro ser y nuestra capacidad de sujetos pensantes y actuantes. Exteriorizamos
nuestros juicios y reflexionamos oralmente y por escrito mediante comentarios, en ellos vamos
representando cómo percibimos el mundo, al analizar y evaluar nuestro entorno.
El comentario es un escrito que sirve para dar cuenta de manera crítica y reflexiva de la
lectura de un texto (libro, artículo, ensayo, ponencia…). Su elaboración implica comprensión,
análisis e interpretación de la lectura.18 Su redacción es de tipo expositivo y analítico si bien de
carácter crítico.
El comentario de textos es una técnica de trabajo intelectual que, reiteradamente aplicada,
conduce a resultados eficaces. Comentar un texto fomenta la capacidad memorística y desarrolla
la capacidad de relacionar lo que el texto dice con conocimientos adquiridos con anterioridad,
estimula el pensamiento independiente, fomenta el respeto por las ideas de los demás (sean o no
compartidas por el lector) sobre las que reflexiona de manera racional, adquiere un caudal de
información que ayuda a completar posibles lagunas sobre el tema, aportando conocimientos
imprescindibles, enriquece su vocabulario. En síntesis, le sirve para desarrollar su capacidad
intelectiva (su hábito de lectura, a leer, a entender a asumir a sintetizar a sistematizar), capacidad
reflexiva (lo obliga a reflexionar sobre el contenido del texto, relacionándolo con otros
conocimientos, entendiendo lo que se dice y razonando sobre ello), capacidad crítica (permite
valorar un contenido desde una perspectiva racional, objetiva, aportando datos con solidez
científica).
¿Cuál es su función? Comprobar si el alumno es capaz de expresar, a través de una
redacción breve, clara y fluida, los aspectos sustanciales del texto, comprobándose si es capas de
distinguir lo básico de lo accesorio. En el comentario se valora la capacidad del alumno para emitir
un juicio crítico sobre lo que dice el texto (del que puede asentir o disentir) de un modo racional y
científico. Sirve para valorar también su capacidad de asociar el contenido del texto con su saber,
y en general, todo lo que ponga de relieve su formación alcanzada.
Aunque los textos son diferentes entre sí, todos dicen algo, de cierta manera, y el fin del
escrito es opinar libremente sobre las ideas del autor, tener una postura crítica en aspectos
particulares y motivar la expresión de las opiniones propias sobre temas polémicos.
Con la lectura del texto se logra tener una idea general de su contenido y estructura,
identificar la información específica que se presenta del tema, captar la posición del autor sobre el
tratamiento del tema, reconocer si se trata de un hecho polémico y saber la postura del autor,
realizar una interpretación personal de lo que dice el texto.
Durante su lectura se sugiere subrayarlo, hacer anotaciones al margen, destacar la
información relacionada con el tema, ya que para hacer el comentario se selecciona cierta

18
“Leer requiere descodificar las palabras del texto, exige que el lector aporte conocimientos previos, obliga a inferir
todo lo que no se dice… Pero la comprensión proviene de la comunidad de hablantes: el significado nace de la cultura
que comparten el autor y el lector”. CASSANY, Daniel. Tras las líneas. Sobre la lectura contemporánea. España,
Anagrama, 2006, p. 12.

21
información y se descarta otra porque no todas las ideas son importantes para el propósito crítico
y reflexivo del escrito.
Comentar implica poner en práctica habilidades de lectura, de escritura y también destrezas
mentales como capacidad de síntesis,19 de identificación de ideas principales, posibilidad de
establecer asociaciones y comparaciones; todo ello se concreta en la capacidad de utilizar el
lenguaje para comunicar lo que se desea.
El comentario puede emplearse en clase con los propósitos de: a) presentar una posición
crítica sobre aspectos particulares de un texto determinado, b) desarrollar habilidades de escritura
para producir textos que respondan a una intención comunicativa, y c) motivar la expresión de
opiniones propias sobre temas polémicos que sirvan de base para organizar discusiones.
El comentario es un escrito de cierta complejidad que requiere el empleo de estrategias de
lectura y de escritura que contribuyan a la comprensión, análisis e interpretación de lo que se ha
percibido del texto, expresados a través de las habilidades de escritura para conformar un nuevo
texto estructurado inicialmente en el cerebro y luego en el papel o en la computadora.
Encontrar las peculiaridades del texto es una de las finalidades del comentario: ¿qué dice
el texto?, ¿cómo lo dice? Una vez que se responda pueden contestarse otras más: ¿qué opino de
las ideas presentadas?, ¿cuál es la mejor manera de exponer mi punto de vista? La suma de esas
respuestas es la materia prima para redactar un comentario, que debe caracterizarse por su libertad
expresiva, tanto en el manejo de las ideas como en el empleo del lenguaje.

Peculiaridades

Como escrito de tipo académico el comentario de textos tiene las siguientes características.
Responde a propósitos de aprendizaje que establece el docente, como por ejemplo, la
comprobación de lecturas, el desarrollo de capacidades críticas y reflexiones, el empleo adecuado
de la redacción.
Incluye la interrelación de habilidades de lectura y de escritura que permiten al alumno
conocer, resumir y parafrasear el texto leído y también formular ideas propias motivadas por el
diálogo con el texto.
Se pone en práctica la lectura antes que la escritura, lo que propicia la identificación del
tema o temas principales de cada texto a comentar.
Se escribe en tercera persona gramatical, aunque, por tratarse de la presentación de
opiniones personales, también se acepta el empleo de la primera persona, por lo que se requiere
distinguir las ideas del texto leído de las reflexiones y críticas personales.
Sirve para expresar rasgos de creatividad en la exposición individual de las opiniones
derivadas del texto, aunque el comentarista debe respetar el contenido y la organización discursiva
de la obra.

19
Sintetizar textos es una habilidad cognoscitiva compleja que involucra procesos de comprensión lectora y de
producción escrita. La fase de comprensión consiste en la aplicación de estrategias de reducción de la información
para reconocer los esquemas lógico-semánticos del texto de origen así como identificar cuáles son los elementos
principales y los secundarios de cada texto. El tipo de operación que implica la síntesis es la supresión, la
generalización y la construcción. Sintetizar sirve para reducir la extensión del texto original conservando la
equivalencia de la información. Como cualquier producción escrita, la síntesis debe presentar cohesión, coherencia,
adecuación y respetar las reglas sintácticas y ortográficas del lenguaje.

22
Es un escrito que busca legitimidad en más de un sentido: que sea adecuado y pertinente
respecto al texto comentado y que sea íntegro, pues se trabaja sobre el contenido de un texto en su
unidad, coherencia y cohesión.
La presentación del comentario puede hacerse mediante una introducción (presentación del
texto, del autor), el desarrollo (comentarios, críticas) y la conclusión. La extensión del escrito
depende de las ideas y del conocimiento del tema; si bien suele ser breve. La escritura de las partes
implica la capacidad creativa en el manejo de las ideas y en el empleo del lenguaje (construir
oraciones bien estructuradas, emplear adecuadamente la puntuación, usar los nexos y conectores
discursivos en la organización del comentario, respetar las reglas ortográficas), lo que permite a
cada comentarista crear un estilo propio al interactuar racional y a veces emocionalmente con el
texto.
Incluye un título que delimita y sugiere el contenido del comentario, así como la referencia
bibliográfica o hemerográfica correspondiente.
Al igual que otros géneros académicos, el formato se apega a los requisitos para la
presentación de trabajos como letra legible, márgenes adecuados, interlineado y portada.
Sirva lo siguiente para demostrar el comentario de textos:

En el aula sin ventanas, alrededor de una larga mesa, los estudiantes escuchan a uno de sus compañeros, al
que le he pedido que lea el pasaje de la segunda parte del Quijote en el que Sancho Panza encuentra a su
antiguo vecino, el morisco Ricote, que ha vuelto clandestinamente a España después de la expulsión. Traigo
cada día a cada clase, en mi cartera de falso profesor, un poema o un fragmento de prosa que tenga que ver
con los exilios españoles, y que he buscado en la biblioteca del Instituto Cervantes, donde hay tantos libros
valiosos que ya son en sí mismos reliquias de una España perdida y de destierros tan largos o tan irreparables
como los que vivieron sus autores, fragmentos de bibliotecas particulares que el tiempo dispersó. En el
Cervantes procuro sentarme siempre junto a la misma ventana, frente al cruce de…20

El libro Ventanas de Manhattan escrito por Antonio Muñoz Molina trata sobre distintos
aspectos del exilio. El texto está organizado en un solo párrafo que abarca cuatro páginas en la
publicación y que inicia con la alusión al pasaje del Quijote sobre el encuentro entre Sancho Panza
y su vecino el morisco Ricote a su regreso a España.
A continuación se menciona que en el Instituto Cervantes existe un amplio acervo de libros
sobre el exilio español…

Disfrute

¡No sufras, amada, porque te hayas entregado a mí


tan pronto! Créemelo: no pienso mal de ti, nada malo
pienso de ti. Trabajan de muchas maneras las flechas
del Amor: algunas rasgan y durante años enferman
al corazón con su veneno secreto. Pero las otras,
lanzadas con aplomo, acabadas de afilar, se encajan
en la médula, y con rapidez inflaman la sangre.
En los tiempos heroicos en que dioses y diosas amaban,
a la mirada seguía el deseo, y al deseo el disfrute.
¿Crees tú que se puso a reflexionar mucho la Diosa del
Amor cuando, en el bosque de Ida, le gustó Anquises?
Goethe. Elegías romanas.

20
MUÑOZ Molina, Antonio. Ventanas de Manhattan. España, Seix Barral, 2004.

23
El ensayo

El ensayo es un género literario moderno, una forma privilegiada para expresar juicios y opiniones
personales.21 Es un escrito libre de reglas fijas para la expresión auténtica del pensamiento y de la
razón; susceptible de tomar cualquier estructura y de alcanzar cualquier dimensión. De ahí que se
mueva entre la ficción y la rigurosidad, entre la espontaneidad, la frescura, la profundidad y la
teoría. Todo depende del talento, de la pericia, de la experiencia, de la inclinación por la escritura,
del temperamento, del estado de ánimo del autor.
Es el género textual que ofrece mayor libertad de composición caracterizado por su
independencia de escritura, que se puede hacer de diversas formas y en distintos niveles:
anecdótico, humorístico, grave, ameno, descriptivo, sentencioso, de acontecimientos, o bien
proporcionando análisis objetivos y suministrando pruebas. Lo común es que se desenvuelva ora
por un sendero, ahora por otro, veloz y parsimonioso, a vuelo de pájaro o a paso de tortuga.
Es un escrito en el cual se discute un tema, sin la extensión, la exhaustividad ni la
profundidad que exigen el tratado, la monografía y el manual. Es un esfuerzo conjugado entre lo
objetivo y lo subjetivo, el ejemplo y la demostración, lo dado y lo elaborado, lo anecdótico y lo
científico que en todo buen ensayo se debe encontrar.22
El ensayo se hace por gusto, se escribe para quién le agrada leer. El ensayo pone a prueba
la capacidad del autor con la realidad de lo que escribe y de la cual hace una reflexión, emite un
punto de vista en libertad que no es el único ni lo último que se puede decir al respecto del tema.
Es una explicación más de las tantas que se pueden hacer del tema tratado a partir de las múltiples
facetas que lo determinan.23
El juicio ha sido el instrumento por excelencia del cual se ha valido el ensayo para el
análisis de los diversos asuntos de que se ha ocupado.24 La reflexión puede hacerse por las ramas,
desde las raíces, a vuelo rasante, por las orillas o ha profundidad. Hay cien aristas para examinar
el mismo tema y el razonamiento ensayístico permite elegir una cara, la más grata, la más
elocuente, la más expresiva para acariciarla, o preferir el rostro más enigmático para diseccionarlo
y, de ser necesario, transformarlo.25

21
Esta nueva técnica intelectual de expresión, predilecta forma de manifestación de la modernidad, surge a fines del
siglo XVI (1581), diferenciada del tratado y de la poesía, cuando Montaigne llama así a sus escritos publicados en
Burdeos.
22
Vid. MONTAIGNE, Michel. Ensayos escogidos. México, Trillas, 1987, p. 15.
23
“…Escribe ensayísticamente el que compone experimentando, el que vuelve y revuelve, interroga, palpa, examina,
atraviesa su objeto con la reflexión, el que parte hacia él desde diversas vertientes y reúne en su mirada espiritual todo
lo que ve y da palabra a todo lo que el objeto permite ver bajo las condiciones aceptadas y puestas al escribir… el
ensayo no se cierra ni termina… El ensayo está determinado por la unidad de su objeto con la teoría y la experiencia
encarnadas en ese objeto. La apertura del ensayo… cobra contornos gracias a su contenido. El ensayo se rebela contra
la idea de ‘obra capital’, idea que refleja ella misma las de creación y totalidad…” ADORNO, Theodor. El ensayo
como forma. Notas de literatura. España, Ariel, sf, p. 28.
24
“El ensayo es producto de la modernidad y, como tal, es un fruto literario problemático, complejo… fundado en la
creatividad y en la reflexión individual. En este género literario el sujeto narrador se explícita en la construcción del
discurso analítico y asume la responsabilidad literaria, moral… de sus opiniones y reflexiones… En el ensayo el juicio
es un elemento manifiesto del expositor y no eludible…” POZAS Horcasitas, Ricardo. “La libertad en el ensayo
político de Octavio Paz.” Vuelta, No. 237, agosto de 1996, p. 36.
25
“…El ensayista tiene que ser diverso, penetrante, agudo, novedoso y dominar el arte difícil de los puntos
suspensivos. No agota su tema, no completa ni sistematiza: explora… La prosa del ensayo fluye viva, nunca en línea
recta, equidistante siempre de los dos extremos que sin cesar la acechan: el tratado y el aforismo. Dos formas de la
congelación.” PAZ, Octavio. “José Ortega y Gasset: el cómo y el para qué.” Hombres de su siglo y otros ensayos.
España, Seix-Barral, 1984, p. 98.

24
El ensayo se puede referir a temas literarios de ficción, pero también a asuntos propios de
disciplinas como la historia, la ciencia, la educación, la economía, la sociología y demás. Es una
combinación de disciplinas del pensamiento. Una forma cordial de comunicación de ideas
personales (íntimas, individuales). En muchos ensayos el tema se convierte en asunto individual,
entrañable (de identidad).26

Ella

Ella, a quien tantos pretenden, evita los lazos


que le tienden abiertamente el insolente, y en secreto
el ladino;
con gracia y habilidad los sortea y sigue el sendero
hasta donde siempre su amado la aguarda impaciente,
expectante.
¡Núblate, luna, que llega! Que el vecino no la vea.
Brisas: agiten las frondas, que nadie escuche sus
pasos.
Y ustedes, mis amadas canciones, crezcan, florezcan,
meciéndose en el más suave soplo del cálido viento del
amor.
Goethe. Elegías romanas.

Particularidades

El punto de inicio de un ensayo es múltiple. Puede empezar a partir de una lectura o una idea que
nos llamó poderosamente la atención; otras veces el ensayo brota de una experiencia o como
resultado de alguna investigación; y en la mayoría de los casos nace del mero ejercicio del
pensamiento, de un balancear de ideas, de lo más banal a lo más profundo. El ensayo no necesita
de gran artillería conceptual para entrar en el combate de la reflexión escrita. Lo que sí es
importante es haber pensado mucho, meditado, sobre aquel asunto o aquella cuestión que nos
parece digna de poner en la mira de nuestro ensayar: las tesis a defender. La tesis es la esencia del
ensayo, es el juicio razonado a demostrar.
El ensayo es una exposición discursiva de extensión variable, escrito con libertad,
sensibilidad, ingenio, intuición e imaginación; puede ir desde unas cuantas líneas hasta decenas de
páginas a condición de que se pueda leer de una sola vez.27 Se caracteriza por ser un texto libre,
variado, con originalidad en el enfoque (forma de escritura personal, caprichosa por el modo de
hacer la reflexión y la redacción), inteligente, culto, de aproximación a la verdad, inventivo,
animado, por tener acento subjetivo, estilo personal (no hay un estilo general, único, exclusivo),
ser incisivo, tener rigor analítico, tono polémico, consistencia, severidad conceptual (léxica y
sintáctica), flexibilidad formal e ideológica, escrito con malicia literaria, en prosa limpia y viva,

26
“…La escritura del ensayo no sólo debe ser eficaz en la transmisión de las ideas, sino que también debe ser bella,
‘estar bien realizada’.” RUFFINELLI, Jorge. Comprensión de la lectura. México, Trillas/ANUIES, 1996, 4a. reimp.,
p. 66.
27
Desde luego que hay ensayos que rompen la regla de dejarse leer de corrido, como el gran trabajo histórico escrito,
pongamos por caso, por Alejandro de Humboldt Ensayo político sobre el reino de la Nueva España. México, Porrúa,
1978 (Sepan cuantos, 28), cuyo estudio preliminar consta de 180 páginas, y la obra en sí comprende 696 –pero una
golondrina, dicen los que saben, aún no hace verano.

25
que se deja leer y releer y una naturaleza interpretativa. 28 Su redacción implica múltiple
conocimiento del tema en cuanto a matices y gradaciones.
En un ensayo se expresan juicios y reflexiones personales. El juicio es el sondeo del tema,
define la manera de abordarlo (en profundidad o por la orilla), da cuerpo a los asuntos buscando
consolidarlos, apoyarlos (en el sentido de señalar lo que se ha dicho y si se considera que no hay
nada nuevo, se retoma lo ya analizado) o ampliarlos. De todos los enfoques factibles se elige uno
para recrearlo y explicarlo. El juicio implica una reflexión hecha lo más amplia y profundamente
posible.29
Hay que buscar que los razonamientos sean correctos para así comprometer al lector y
persuadirlo de la exactitud de nuestra tesis (o de los argumentos). Para convencerlo es conveniente
atraer su interés y captar su simpatía. ¿Cómo lograrlo? En primer lugar siendo lo más concreto
posible (no es conveniente hacer discursos abstractos) y buscar responsabilizar al leyente para que
comparta los puntos de vista, las ideas, del escritor. En segundo lugar, los aspectos importantes de
las tesis del documento se tienen que poner en evidencia inmediatamente, hay que dirigirse de
manera directa al nudo del asunto evitando largos rodeos (preámbulos) y premisas consabidas para
encaminarse a lo que importa, utilizando los argumentos fuertes, de calidad, que apoyen la
afirmación (o la tesis), haciendo a un lado argumentos dudosos.
El afán del ensayista no es concluir un tema; a lo máximo que aspira es a persuadir al lector
de la validez de sus tesis particulares. El ensayista sabe que hay muchas formas de abordar el tema
o interpretar un hecho. Y es lo que él hace con su escrito, que tiene que ser redactado con claridad
en la presentación, argumentación y desarrollo de las tesis. Todo el esfuerzo del ensayista consiste
en eso: ofrecer al lector tesis expuestas de manera muy personal, e irlas hilvanando poco apoco,
argumento por argumento, hasta lograr persuadir al lector de la veracidad de dichas ideas. Si al
final de la lectura del ensayo, si a partir de su argumentación las tesis analizadas nos parecen
convincentes, es porque el ensayo logró su cometido.

Elementos de ensayo

Entre las partes que debe contener un ensayo están: a) contar con una estructura didáctica y lógica
en la exposición de las nociones e ideas, b) tener flexibilidad de expresión, libertad ideológica y
formal, c) contorno estético en la calidad de su estilo, d) dimensión lógica en la exposición de sus
temas, e) forma de comunicación cordial de ideas personales y parciales (íntimo, coquetería
individual, toque humorístico, f) rigor expositivo, g) originalidad en los modos y las formas de
pensamiento y de sistematización.
Con el fin de ayudar a su lectura, un ensayo bien vinculado se elabora al menos, con tres
aspectos particulares: la introducción, el fundamento y la conclusión.30 La introducción debe
“ambientar” al lector en el escrito, el desarrollo temático fundamenta la tesis y la conclusión debe

28
Vid. ZAID, Gabriel. “Extravagancia de los textos breves”. Vuelta, No. 236, julio de 1996, p. 18.
29
Vid. CASTAÑON, Adolfo. “Brevísima relación de los que ensayaron y sobrevivieron en México a fin de siglo.”
Vuelta, no. 234, mayo de 1996, pp. 36-37.
30
Dicho de otra manera: planteo (enunciar la idea que se va a desarrollar y hacer algunas afirmaciones -hipótesis de
trabajo- que necesitan ser comprobadas); desarrollo (explicación de la idea planteada e intento de probar las
afirmaciones iniciales); conclusiones (síntesis de las ideas extraídas). Vid. RUFFINELLI, Jorge. Op. cit., p. 67. En
cambio, en una investigación tipo tesis las partes que se tendrán que incluir son: la introducción, el capítulo
correspondiente a la teoría, el dedicado al contexto histórico del tema, otro más para estudiar los objetivos particulares
y, por último, las conclusiones.

26
dejar al lector con una buena impresión (como la belleza femenina, los sonidos sinfónicos, los
buenos filmes, las sabrosas comidas o todo aquello que deje un grato y memorable sabor de boca).
Escribir la introducción y la conclusión no es difícil pues dependen del cuerpo central del trabajo.
De ahí que sea recomendable su redacción al final, cuando las ideas ya han sido desarrolladas.
Existen dos tipos de introducción: la introducción-encuadre y la introducción para atraer
la atención. La primera circunscribe el problema que propone el título, se declara su importancia
y su actualidad, a veces se hace una síntesis del trabajo, anticipando la tesis que será desarrollada
en el cuerpo del texto. Las introducciones-encuadre más eficaces, además de explicar el problema
que plantea el título del texto, presentan la tesis a desarrollar, lo que implica tener bien claro el
contenido del tema, por lo que es conveniente realizarla después de haber completado la redacción
de la parte central del asunto.
El segundo tipo de introducción busca atraer la atención y el interés del lector usando para
ello frases que lo comprometan, o bien ejemplos concretos que anticipen problemas que luego se
desarrollan en el cuerpo del texto con el fin de asegurar emotivamente al leyente.
La parte final del ensayo es la conclusión que permite al lector extraer el hilo de las ideas
y tesis elaboradas. Existen tres tipologías dentro de las conclusiones: conclusión-resumen,
conclusión propósito y conclusión con efecto. La forma más simple de concluir es la de resumir
brevemente los problemas principales tratados en el escrito. La exposición puede tener la misma
estructura del texto, subrayando en forma particular la tesis presentada (la conclusión-resumen es
un párrafo similar a la introducción-encuadre, por lo que para no ser repetitivo y aburrir al lector
es mejor evitar escribir al principio y al final el mismo tipo de párrafo). La conclusión propósito
indica argumentos que no fueron expresados y en los que se quisiera profundizar en un documento
posterior, en lugar de retomar los argumentos ya desarrollados. La conclusión con efecto puede
exponer un hecho curioso, una paradoja o una ocurrencia que dejen al lector con un recuerdo
divertido y positivo de lo que ha leído.31
En cuanto a la estructura utilice los encabezados dentro del conjunto textual. Los
encabezados tienen una doble utilidad: sirven para ubicar mejor al lector sobre el tema o idea a
desarrollar, y para interrumpir un texto largo -pues demasiada lectura sin descanso puede resultar
tediosa o poco digerible-. Sea constante en su uso, pero sin tratar de insertarlos en cada nueva idea
porque sería molesto, contraproducente, ya que se cortarán o parcializarán las ideas generales.

Tipos de ensayo

De la diversidad de prototipos de ensayo que se han creado en los últimos tiempos (más de una
decena), veamos dos de los más comunes en el quehacer académico.

Ensayo teórico

Es una exposición que se ciñe y discurre por el campo puro del ámbito conceptual. Este tipo se
utiliza para abordar, por ejemplo, temas filosóficos. Veamos como ejemplo una de las obras del
premio nobel de literatura Octavio Paz (1914-1998).

31
Vid. SERAFINI, María Teresa. Como redactar un tema. Didáctica de la escritura. México, Paidós, 1996, pp. 81-
87.

27
Máscaras mexicanas

Viejo adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me aparece como ser que
se encierra y se preserva: máscara el rostro máscara la sonrisa. Plantado en su arisca soledad, espinoso y
cortés a un tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio, la ironía
y la resignación. Tan celoso de su intimidad como de la ajena, ni siquiera se atreve a rozar con los ojos al
vecino: una mirada puede desencadenar la cólera de esas almas cargadas de electricidad. Atraviesa la vida
como desollado; todo puede herirle, palabras y sospechas de palabras. Su lenguaje está lleno de reticencias,
de figuras y alusiones, de puntos suspensivos; en su silencio hay repliegues, matices, nubarrones, arcoíris
súbitos, amenazas indescifrables. Aun en la disputa prefiere la expresión velada a la injuria: “al buen entender
pocas palabras”. En suma, entre la realidad y su persona establece una muralla, no por invisible menos
infranqueable, de imposibilidad y lejanía. El mexicano está lejos, lejos del mundo y de los demás. Lejos
también de sí mismo.
El lenguaje popular refleja hasta qué punto nos defendemos del exterior: el ideal de la “hombría”,
consiste en no “rajarse” nunca. Los que se “abren” son cobardes. Para nosotros, contrariamente a lo que
ocurre con otros pueblos, abrirse es una debilidad o una traición. El mexicano puede doblarse, humillarse,
“agacharse”, pero no “rajarse”, esto es permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad. El “rajado” es
poco de fiar, un traidor o un hombre de dudosa fidelidad, que cuenta los secretos y es incapaz de afrontar los
peligros como se debe…32

Ensayo expositivo

Es una explicación de tipo monográfica y de visión sintética que contiene una interpretación
original, como ocurre en “La ‘utopía’ de Tomás Moro” escrito por Silvio Zavala.
La utopía

Vasco de Quiroga

Vasco de Quiroga fue designado oidor de la Nueva España en 1530. La segunda Audiencia de México, de la
que formaba parte, debía reparar los desmanes de su antecesora y emprender la organización del país
conquistado nueve años antes por Cortés. Era un momento histórico propicio para el espíritu de creación.
En una de sus primeras cartas, enviada a España en el año de 1531, propone Quiroga al Consejo de
Indias -ideas que ya nunca abandonaría- que se ordenara la vida de los naturales, reduciéndolos a poblaciones
“donde trabajando e rompiendo la tierra, de su trabajo se mantengan y estén ordenados en toda buena orden
de policía y con santas y buenas católicas ordenanzas; donde haya e se haga una casa de frailes, pequeña e
de poca costa, para dos o tres o cuatro frailes, que no alcen la mano de ellos, hasta que por tiempo hagan
hábito en la virtud y se les convierta en naturaleza”. Deseaba edificar un pueblo en cada comarca; hablaba
esperanzado de la simplicidad y humildad de los indígenas: hombres descalzos, de cabellos largos,
descubiertas las cabezas, “a la manera que andaban los apóstoles”. Fundados los pueblos se ofrecía, con
ayuda de Dios, a “poner y plantar un género de cristianos a las derechas, como primitiva iglesia, pues
poderoso es Dios tanto agora como entonces para hacer e cumplir todo aquello que sea servido e fuese a su
voluntad”.
Exceptuada la apreciación sobre la vida sencilla de los indios y la optimista afirmación cristiana del
último párrafo, puede equipararse el documento a los innumerables que llegaban de las Indias. Más en el
espíritu de Quiroga, oportunas lecturas matizaron humanísticamente sus inquietudes y singularizaron su
actuación.33

32
PAZ, Octavio. "Máscaras mexicanas". PAZ, Octavio. México en la obra de Octavio Paz. I. El peregrino en su
patria. Historia y política de México. México, FCE, 1987 (Letras mexicanas), pp. 17-18.
33
ZAVALA, Silvio. “La ‘utopía’ de Tomás Moro en la Nueva España”. TOVAR y Teresa, Guillermo, et. al. La utopía
mexicana del siglo XVI. Lo bello, lo verdadero y lo bueno. México, Azabache, 1992 (arte novohispano), p. 70.

28
Resumen

El resumen es una representación abreviada del contenido de un texto, es decir, es un escrito que se
construye a partir de otro y consiste en extraer lo que consideramos más importante de los temas analizados.
El propósito de la síntesis es informar y por tal motivo no emite opiniones, juicios de valor e interpretaciones
de parte de quien lo realiza.
El resumen recaba las ideas principales discriminando las ideas secundarias, lo que da por resultado
un escrito conciso, completo y preciso que condesa de manera coherente lo esencial del texto original. Debe
ser autosuficiente, puesto que tiene que ser inteligible para el lector sin necesidad de remitirse al documento
original; tiene que contener la información básica de éste y conservar su estilo. Informa sobre los contenidos
explícitos del documento incluyendo todos sus enunciados.
En el texto a sintetizar existen elementos que pueden ayudar a la hora de elaborar el resumen: título,
introducción, subtítulos, conclusión.
En cuanto al estilo del resumen debe ser claro, fluido y conciso. No extraer frases textuales. Utilizar
frases cortas, pero completas y bien redactadas; la forma verbal debe ser en voz activa, en tercera persona
y siempre la misma en todo el resumen. Utilizar la terminología del autor. No utilizar siglas ni abreviaturas,
a no ser que sean muy conocidas, ni incluir tablas, ecuaciones, fórmulas estructurales ni diagramas, a no
ser que sea estrictamente necesario.
En síntesis: el resumen es un texto producido a partir de otro y debe presentar las siguientes
características:
Fidelidad: presentar las ideas tal como el autor las expresa, sin tergiversarlas.
Objetividad: expresar las nociones como aparecen en el texto, sin ninguna interpretación personal.
Completitud: contener todas los pensamientos básicas.
Coherencia: presentar las ideas interrelacionadas por medio de elementos de cohesión o de signos
de puntuación.
Originalidad: escribirlo con el estilo propio del autor del resumen, sin influencias del estilo del
autor del texto.
Brevedad: si el resumen es la reducción de un texto, obviamente, debe ser un texto de menor
extensión que el texto original.
Corrección: como todo texto escrito, debe estar redactado atendiendo a las normas básicas de
sintaxis, morfología y ortografía.

Reglas para resumir

Para hacer un buen resumen es necesario leer comprensiva y analíticamente todo el texto en cuestión. Una
vez hecho esto, podemos determinar cuál información es indispensable y cuál no lo es. Cuando leemos un
texto somos capaces de percibir que hay ideas y datos que se repiten, que aparece información redundante,
que se presenta información detallada o que hay información secundaria en relación con el tema central.
Esta capacidad que utilizamos para comprender un texto es también la que empleamos cuando hacemos
resúmenes. A partir de la omisión de información considerada secundaria y de la generalización de aspectos
particulares, podemos construir, respetando el sentido global del texto base, otro texto.
Se recomienda seguir estas reglas para la elaboración del resumen:
 Omitir: se omiten todas las oraciones que no se consideren importantes.
 Generalizar: una idea que contiene un concepto amplio sustituye las ideas que contienen conceptos
más pequeños; estos conceptos pequeños quedan incluidos en dicho concepto amplio.
 Construir: una secuencia de ideas que indiquen fundamentos, consecuencias, explicaciones,
propiedades… del texto.

29
¿Cómo se elabora?

Se analiza el contexto: ¿qué características presenta el texto original? ¿Para quién es el resumen? ¿Para mí?
¿Para otra persona? ¿Qué se pretende hacer con el resumen? ¿Qué voy a hacer después con él?
Se debe determinar el tema principal del texto. Se elige la información significativa o esencial de
entre toda la información que se leyó. Hay que quitar ejemplos, comparaciones, en fin, toda la información
que se podría considerar secundaria de acuerdo al objetivo de lectura.
Si en el texto existen datos que se pueden englobar en una sola categoría es conveniente hacerlo;
generalizar es otra forma de resumir la información.

Ventana sobre el cuerpo

La iglesia dice: El cuerpo es una culpa.


La ciencia dice: El cuerpo es una máquina.
La publicidad dice: El cuerpo es un negocio.
El cuerpo dice: Yo soy una fiesta.34

¿Para qué sirve el resumen?

Para facilitar la retención del material estudiado ya que se asimila una síntesis de los aspectos esenciales de
cada tema.

Ejemplo

A diferencia de otros seres, vivos o inanimados, los hombres podemos inventar y elegir en parte
nuestra forma de vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno, es decir, conveniente para
nosotros frente a lo que nos parece malo o inconveniente. Y como podemos inventar o elegir,
podemos equivocarnos, que es algo que los castores, las abejas y a las termitas no suele pasarles.
De modo que parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procurar adquirir un cierto saber
vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir, o arte de vivir, es lo que llaman ética.
Para elaborar el resumen lo primero es definir el tema general (los seres vivos) por lo que se
cuestiona ¿qué quiere el autor que comprenda el lector? El propósito del autor es que se comprenda el
aspecto ético.
Después se eligen los puntos principales y los puntos de apoyo.

Puntos principales

A diferencia de otros seres, vivos o inanimados, los hombres podemos inventar y elegir en parte nuestra
forma de vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno, es decir, conveniente para nosotros frente a lo
que nos parece malo o inconveniente. Y como podemos inventar o elegir, podemos equivocarnos, que es
algo que los castores, las abejas y a las termitas no suele pasarles. De modo que parece prudente fijarnos
bien en lo que hacemos y procurar adquirir un cierto saber vivir que nos permita acertar.
A ese saber vivir, o arte de vivir, es lo que llaman ética.

34
GALEANO, Eduardo. Las palabras andantes. México, Siglo XXI, 1993, p. 138.

30
Una vez identificadas las partes esenciales del texto, el resumen quedaría de la siguiente manera:
los hombres podemos inventar y elegir nuestra forma de vida a diferencia de otros seres. Podemos
equivocarnos: parece prudente fijarnos bien, procurar adquirir un cierto saber vivir que nos permita acertar.
A ese saber vivir es lo que llaman ética.

Recomendaciones elementales al escribir

“…Una vez que me sentía satisfecho con un libro terminado, me quedaba la impresión
desoladora de que no sería capaz de escribir otro mejor.”
Gabriel García Márquez. Vivir para contarla,

La lengua escrita tiene normas. Todo signo remite a un concepto y cuando la idea está resuelta
surge la palabra escrita. Antes de escribir piense lo que desea comunicar, si no está seguro de ello
le será más difícil expresarlo.
Al escribir tome en cuenta que la lengua oral y la escrita muestran diferencias, por lo que
será necesario seguir algunas reglas: busque su propio tono y asegúrese de que concuerda con lo
que está redactando (no sería nada correcto ni apropiado enviar una carta de desamor en tono
festivo, si a quién se remite aún sufre, si los recuerdos le atormentan, le hieren; al menos que…).
Eluda las palabras rebuscadas y las palabras gastadas. Emplee los adjetivos con precisión
y medida (que sean expresivos). Escoja las palabras por su significado más que por su belleza (si
las logra unir felicidades, ya está aprendiendo a dominar el idioma de Cervantes y el oficio de
escritor, aunque no invoque “los espíritus esquivos de la poesía, de sus virtudes de adivinación y
permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte”, como dice Gabo). Evite las cacofonías
(hacer versos sin esfuerzos), la repetición de las mismas palabras o sílabas, de las mismas ideas, o
de las palabras ambiguas.
Debe redactarse de modo claro y legible, con oraciones sencillas y bien estructuradas: con
sujeto, verbo y complementos distinguibles y con sus correctas concordancias, evitando la
divagación interesada. Es muy fácil percibir el intento de ocultar la pobreza de ideas y de
conocimientos en un texto confuso e innecesariamente extenso. Divagar es contraproducente: vale
más un texto corto y bueno que uno largo y malo.

…las palabras nos pertenecen pero no tenemos derecho a apropiarnos de ellas para vaciarlas, agrandarlas,
tergiversarlas, manipularlas o darles sentido distinto del que siempre las acompañó. El camino de las palabras
viene de muy lejos, y en su estado actual pertenecen a las generaciones actuales pero también a las futuras; y
aún más: pertenecen a las generaciones pasadas. Si deformamos las palabras y lo que significan, acabaremos
por no entender a los clásicos.
El vocabulario… ha de ser preciso y rico, riguroso en los matices, amplio en las acepciones. Para
encontrar la palabra atinada en cada momento. 35

No abuse de las siglas ni de las abreviaturas pues disminuyen las posibilidades de


comunicación, de comprensión, de aprendizaje, de memoria (invité a salir a GRB para ir a SCC,
el lugar más apropiado para decirle que…). La excesiva presencia de siglas en el texto desluce su
estilo. Tampoco utilice términos técnicos cuando existen otros de uso común, llanos. Si escribe
35
GRIJELMO, Alex. El estilo… Op. cit., p. 401.

31
prosa procure que las palabras no rimen. Si quiere que le comprendan no descuide la claridad:
utilice verbos precisos y concisos.
Es imprescindible escribir con letra bien legible y ordenada, sin abreviaturas caprichosas,
y respetar las normas ortográficas y de puntuación. Hay que releer lo escrito antes de entregarlo,
así se posibilita la corrección de errores involuntarios, la acentuación de palabras mal escritas, la
revisión de los signos de puntuación, la modificación de estructuras gramaticales incorrectas, las
faltas de concordancia…
Al redactar use frases cortas. El lector es una persona ocupada (tan atareada como usted),
con poco tiempo (igual que usted). Las frases largas le aburren o le distraen. Además, las frases
cortas se construyen más fácilmente.
Respete las reglas básicas de la lengua: primero el sujeto, después el verbo, y por último el
complemento (predicado): “La economía política estudia la producción, la distribución, el cambio
y el consumo”. Es mucho más claro y se agradece, que decir “la ciencia económica se dedica al
estudio de las formas en las que el hombre ha producido a lo largo de la historia, a analizar la
manera en que se distribuyen tales productos, a conocer los medios utilizados en el intercambio y
a investigar la manera cómo se realiza el consumo de lo producido”.
Para cada idea importante use la frase corta y directa. La frase corta produce más impacto
y se guarda mejor en la memoria. Las frases cortas y contundentes reflejan dinamismo y pasión.
La sensación de agilidad se obtiene mediante periodos cortos en la frase. Separe las ideas que se
siguen con el punto seguido. El punto y aparte introduce algo nuevo y diferente: otra cosa, y a otra
cosa.
Use verbos directos. Evite los sinónimos débiles: “ya no me interesas tanto” es más claro
que: “ahora no te puedo ver porque tengo muchas cosas que hacer”. No se ande con rodeos ni haga
uso de las metáforas, a menos que sea necesario (si lo es lúzcase, exprese su ingenio). Use
sustantivos o adjetivos sencillos, cortos, inequívocos, precisos y comprensibles por todos: “en boca
cerrada no entran moscas”, lo entiende todo mundo, aunque no lo practique.
Evite la jerga del superespecialista, de los tecnicismos; pero también de los localismos:
escriba para millones de personas, no sólo para sus amigos de ahora y de su club. No use
significados que confunden: “cuidarse la lengua”, y “morderse la lengua” dicen cosas opuestas
(¡misterios de la lengua!). Mejor haga uso de alegorías.

Metáforas

El hielo se derrite porque llora de frío.


La luna pone en el bosque luz de cabaret.
Cuando el soldado dobló la espada inventó la hoz y nació la era de la agricultura.
La O es la I después de comer.
Cuando, asomados a la ventanilla, echa a andar el tren, robamos adioses que no eran para nosotros.
En otoño debían caer todas las hojas de los libros.
El arco iris es la bufanda del cielo.
El arco iris es la cinta que se pone la naturaleza después de haberse lavado la cabeza.
Al cerrar la puerta, cogemos los dedos al silencio.
Los ríos son caminos que andan.
La miel es el trabajo público de las abejas.
Cuando graniza en la Tierra es que tiemblan las vides de la luna. 36

36
GRIJELMO, Álex. El estilo del periodista. México, Taurus, 2009, 1ª. reimp. pp. 328-329.

32
Cuidado con las frases intercaladas. La continua interrupción del relato principal con
incisos, frases explicativas, guiones o paréntesis no favorecen en nada el relato y hacen
innecesariamente larga la frase. Alejan el sujeto del verbo, introducen ideas que pueden confundir,
enmascarar o difuminar la idea principal. “La Revolución Mexicana fue encabezada por la
burguesía”, es una afirmación cierta, pero: “la Revolución Mexicana, en la que participaron las
distintas clases sociales, producto del descontento social que había generado la dictadura porfirista,
fue dirigida por la clase capitalista”, también es cierta, ¿pero de qué está usted hablado?
No cambie de tema sin avisar. Cuando esté desarrollando un tema, todas las ideas en sus
respectivas frases discurren en paralelo. Si habla del neoliberalismo, de sus efectos sociales, de sus
beneficiarios, agote el tema antes de pasar a las alternativas. No confunda el cilantro con el perejil
ni la coquetería con “tengo una mirada muy seductora”, en ambos casos le pueden acarrear mal
sabor de boca. Para cada tema use un párrafo, que se separa con punto y aparte.
No repita lo que es obvio. No hace falta que nos recuerde que su trabajo se ha realizado
para el beneficio de un país tan “maravilloso” como México. Ya se sabe para quiénes ha sido una
fábula.
No dude en usar el diccionario. Es su mejor ayudante. Úselo, no lo delatará, más bien le
será de mucho beneficio. Además, en español existen un sinnúmero de buenos diccionarios para
el correcto uso del idioma.37

Palabras

Hace unos 15 millones de años, según dicen los entendidos, un huevo incandescente estalló en medio de la
nada y dio nacimiento a los cielos y a las estrellas y a los mundos.
Hace unos 4 mil o 4,500 millones de años, años más, años menos, la primera célula bebió el caldo
del mar, y le gustó, y se duplicó para tener quien convidar el trago.
Hace unos dos millones de años, la mujer y el hombre, casi monos, se irguieron sobre sus patas y
alzaron los brazos y se entraron, y por primera vez tuvieron la alegría y el pánico de verse, cara a cara,
mientras estaban en eso.
Hace unos 450 mil años, la mujer y el hombre frotaron dos piedras y encendieron el primer fuego,
que los ayudó a defenderse del invierno.
Hace unos 300 mil años, la mujer y el hombre se dijeron las primeras palabras y creyeron que podían
entenderse.
Y en eso estamos, todavía: queriendo ser dos, muertos de miedo, muertos de frío, buscando
palabras…
Eduardo Galeano

Sobre el fondo del escrito

“…del mismo modo que para hablar es necesario hablar,


para escribir es necesario escribir.
Nadie escribe si no escribe,
del mismo modo que nadie aprende a caminar sin caminar.
No es posible leer sin escribir,

37
“García Márquez se levanta a las 6 de la mañana y escribe hasta las 2 de la tarde. ¿Cuántas cuartillas?: una o dos.
Las redacta, las elabora, las refina hasta hacerlas aparecer escritas en la prosa más natural del mundo cuando en
realidad son el fruto de un minuciosísimo trabajo… Los diccionarios de la lengua son su lectura favorita. Lee y relee
el significado de cada vocablo, sus sinónimos, sus contrarios y el régimen gramatical que regenta [rige] su uso.”
LÓPEZ Michelsen, Alfonso. “García Márquez o el oficio de escritor.” COBO Borda, Juan Gustavo. Gabriel García
Márquez. Testimonios sobre su vida. Ensayos sobre su obra. Colombia, Siglo del hombre editores, 1992, p. 19.

33
ni escribir sin leer.”
Paulo Freire

Reflexione. Al concluir la primera versión, más o menos definitiva, guarde el escrito por un tiempo,
donde más le guste y se acuerde. Luego reléalo antes de entregarlo desesperadamente y a
destiempo. Pídale a algún amigo que lo lea críticamente, así sabrá a qué atenerse.
Sea sincero. No olvide que el lector es siempre más listo de lo que aparenta. No oculte
información. No la divida. No la deje para la segunda parte de otro texto. En la ciencia también
hay fracasos, o malos resultados. Ocultarlos, disimularlos, esconderlos en un barullo de mucha
palabrería, solo engaña al incauto, pero sólo lo embauca una vez.
Piense a quién se dirige al escribir y cuáles son los fines del escrito, de acuerdo a ello elija
el vocabulario. Recuerde que escribe para personas que tal vez sepan más que usted. No son
subnormales. Respete la inteligencia del lector. Escriba con la más sincera humildad. La
recompensa será el reconocimiento de su trabajo (una buena nota, por citar un caso).
Cuando tenga oportunidad de elegir el tema de análisis, lo recomendable es que escriba de
lo que más le interesa y sabe. (Cuando se escribe de temas que no interesan el texto suele resultar
frío, distante, errático, somnoliento). El lector se dará cuenta de inmediato que domina lo que
escribe. Agradecerá la información que le resulte útil. Imagine las preguntas que le estarán
haciendo mientras lo leen. Adelántense en las respuestas. Puede que al final el lector considere que
valió la pena el tiempo destinado a leer su trabajo. Tal vez hasta lo comente y aplique algunas de
sus enseñanzas. Puede ser: en la vida todo puede ser y ocurrir.
Amable lector(a) le agradezco haber llegado hasta el final de éstas líneas. Si el sistema
educativo respondiera a las necesidades cognitivas y a las habilidades comunicativas de sus
alumnos no habría sido necesario explicar dichos géneros textuales. Usted disculpe, considere la
buena intención y el compromiso por el saber y con la buena formación escolar.
Felizmente no hay nada más que explicar. Es el momento de deleitarse con la lectura de un
buen poema. Es una de las recompensas por haber llegado a la última etapa de tan “sesuda”
explicación. Disfrútelo, léalo y reléalo cuantas veces sea necesario, e imagine lo que aún le queda
por aprender y disfrutar de la vida; que de por sí para eso es. ¡No viviremos otra!
¿O sí?
Las llamas

Brilla otoñal la llama del hogar campestre;


crepita, chisporrotea, trepa con rapidez, silbando
entre la leña. Esta noche me gusta todavía más,
pues aún antes de que la leña se convierta en brasas,
y se consuma el rescoldo, llega mi muchacha amada.
Entonces leños y ramas arden con fuerza nueva
y la noche cálida es para nosotros una fiesta luciente.
Cuando temprano por la mañana salte ella del lecho
amoroso reanimará las llamas ligeras entre las cenizas.
Pues antes que otras cosas, el Amor le concedió
a la afortunada el don de avivar la alegría,
cuando empieza a declinar como un rescoldo.
Goethe. Elegías romanas.

Pensando…

En el poema no se puede contar la vida.

34
La vida no se cuenta,
se inventa, se fabula
y, al final, se deshace
como el cerezo de la primavera.
Nos quedamos con sus fragmentos,
sus instantes de luz,
sus numerosas sombras.
Hugo Gutiérrez Vega

México, Distrito Federal, a 5 de mayo de 2013

35
¿Quién muere?

Muere lentamente
quién se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “ies” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntado de un asunto que desconoce o
no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas,


recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor,
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.
Pablo Neruda
BIBLIOGRAFÍA

CASTAÑON, Adolfo. “Brevísima relación de los que ensayaron y sobrevivieron en México


a fin de siglo.” Vuelta, no. 234, mayo de 1996.
CASSANY, Daniel. Tras las líneas. Sobre la lectura contemporánea. España, Anagrama,
2006.
DOMÍNGUEZ Yáñez, J. Guillermo. “Proyectos educativos mexicanos”. ULSA, Vera
Humanitas, no, 37, enero-junio de 2004, vol. XX.
GALEANO, Eduardo. Las palabras andantes. México, Siglo XXI, 1993.
GRIJELMO, Álex. El estilo del periodista. México, Taurus, 2009, 1ª. reimp.
GRIJELMO, Alex. Defensa apasionada del idioma español. México, Taurus, 2011, 6ª reimp.
HOBSBAWN, Eric. Historia del siglo XX. 1914-1991. España, Grijalbo Mondadori, 1996.
MONTAIGNE, Michel. Ensayos escogidos. México, Trillas, 1987.
MUÑOZ Molina, Antonio. Ventanas de Manhattan. España, Seix Barral, 2004.
PAZ, Octavio. “José Ortega y Gasset: el cómo y el para qué.” Hombres de su siglo y otros
ensayos. España, Seix-Barral, 1984.
PAZ, Octavio. “Máscaras mexicanas”. PAZ, Octavio. México en la obra de Octavio Paz. I.
El peregrino en su patria. Historia y política de México. México, FCE, 1987 (Letras
mexicanas).
POZAS Horcasitas, Ricardo. “La libertad en el ensayo político de Octavio Paz.” Vuelta, No.
237, agosto de 1996.
RUFFINELLI, Jorge. Comprensión de la lectura. México, Trillas/ANUIES, 1996, 4a. reimp.
RUVALCABA, Eusebio. “Entrevista a Eusebio Ruvalcaba”. UACM. Palabrijes, no. 2, 2008.
SERAFINI, María Teresa. Como redactar un tema. Didáctica de la escritura. México,
Paidós, 1996.
ZAID, Gabriel. “Extravagancia de los textos breves”. Vuelta, No. 236, julio de 1996.
ZAVALA, Silvio. “La ‘utopía’ de Tomás Moro en la Nueva España”. TOVAR y Teresa,
Guillermo, et. al. La utopía mexicana del siglo XVI. Lo bello, lo verdadero y lo bueno.
México, Azabache, 1992 (arte novohispano).

37

Vous aimerez peut-être aussi