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DESTRUCCIÓN Y DEBILITAMIENTO DE LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA

Son múltiples los efectos de la violencia derivados del conflicto armado. Entre ellos están la
descapitalización de la economía campesina y comunera, la destrucción de las bases productivas y
la desarticulación de los circuitos mercantiles, así como la destrucción de la infraestructura pública
y la severa restricción del acceso a los servicios estatales y comunales. A esto se deben añadir
distintas formas de pérdida de derechos civiles, políticos y culturales por parte de un importante
porcentaje de la ciudadanía, debido a la declaración de zonas de emergencia y a la promulgación de
278 leyes y normas de excepción atentatorias contra tales derechos.

Dispersión y fragmentación: el desplazamiento

 Familias, e incluso comunidades enteras, salieron de los lugares en que habitaban para
buscar espacios menos hostiles. Este fenómeno tuvo un carácter masivo y extendido, sobre
todo en el campo. Los pequeños poblados afectados por el conflicto armado quedaron
vacíos.
 La violencia intensa e indiscriminada de los distintos bandos en conflicto atacó directamente
a todos y cada uno de los pobladores convirtiéndolos en víctimas o testigos de violaciones
de los derechos de las personas y comunidades. Un testimoniante, por ejemplo, señala:
«Cuando no les hacíamos caso es que nos amenazaban con matar y si nosotros hubiéramos
seguido ahí nomás fijo nos hubiera matado, si no hubiéramos escapado al cerro a vivir. En
el cerro es lo que vivíamos, dejando nuestras cosas. No hemos llevado nada, ni nuestros
animales, más que nada por nuestra vida es lo que principalmente nos hacíamos alejar.»
 La huida del lugar de origen como una búsqueda de protección y seguridad desestructuró
las diversas instituciones sociales construidas a lo largo del tiempo. En algunos casos las
familias volverían al desaparecer la amenaza. Sin embargo, en otros casos, tal huida era un
camino incierto y sin retorno.
 El impacto del desplazamiento tuvo un carácter desintegrador. El espacio social se convertía
en un lugar silencioso y las tierras o las casas eran finalmente de nadie.
 Existen también algunas referencias a quienes, aunque lo desearan, se veían impedidos de
desplazarse: las mujeres y hombres mayores, las familias con varios hijos pequeños, quienes
debían esperar la cosecha para sobrevivir y quienes carecían de familiares o paisanos en los
lugares de recepción.
 A las referencias a desplazamientos hacia las grandes ciudades, distantes de las
comunidades y eventualmente más seguras, se suman con frecuencia las experiencias de
desplazamiento hacia zonas más cercanas, habitualmente parajes aislados, como la puna,
el monte y la selva. Se trata, en ocasiones, de un desplazamiento sistemático y por cortos
periodos de tiempo. Algunas veces se trata incluso de una actividad diaria repetida al caer
la noche.

Desorden y generalización de la violencia

 Las incursiones armadas desarticularon la vida cotidiana de las poblaciones y destruyeron


las normas que orientaban la dinámica interna de las organizaciones existentes. Asimismo,
la presencia de elementos extraños a la comunidad trastornó las normas de convivencia: se
tomaron por asalto los espacios, expropiándolos sin el consentimiento colectivo, y se
originaron diversas acciones al margen de la ley y las costumbres. Todas las acciones
invasivas ahondaron el desorden de la vida comunal, lo que en muchos casos se tradujo en
anomia.
 La destrucción del espacio social empezaba con la toma de pueblos y la expropiación
temporal de los locales considerados comunales. Se declaraban «zonas liberadas»,
expropiando temporalmente los espacios, y se establecían «bases militares» en medio de
las poblaciones. En este clima, los abusos se incrementaron tanto por parte de los grupos
alzados en armas como por parte de los soldados o policías.
 Así, las zonas liberadas se convirtieron en zonas peligrosas para cualquier civil. Los militares
las designaban como «zonas rojas», zonas en las que, por generalización, todos eran
sospechosos de terrorismo. «Los militares también indagó ronda en ronda, Huamanmarca
era zona roja, en Umaro también igualito era zona roja, Accomarca también igualito, zona
roja»12. Las zonas liberadas eran lugares donde «nadie podía entrar, ni salir», «era
controlado pe, era controlado por ellos, cuando bajaban del bote, ellos pedían documentos,
tenían vigilancia... En todos los puestos, todas las entradas vigilante hay»13. Las zonas
habían sido geográficamente parceladas por el grupo que en ese momento controlaba el
lugar y sólo se permitía el ingreso a personas conocidas, bajo el riesgo de perder la vida o
de ser tildado de «yana uma» o «soplón», según el grupo de referencia. Quienes vivían en
las zonas liberadas o alrededor de las bases militares perdían relativamente la libertad.
Estaban a merced de quienes portaban un arma y, con el paso del tiempo, se habían
acostumbrado a vivir sometidos o protegidos.
 Muchos jóvenes no reconocen la autoridad ni la respetan, «...cuando ellos se encuentran
borrachos, se pelean, se insultan, pues el respeto se ha perdido... A los ancianos tampoco
les respetan, cuando nosotros les contamos a modo de ejemplo que anteriormente éramos
más respetuosos y no sucedían cosas como ahora ellos no nos creen.» Las formas de
violencia en la vida cotidiana trascendieron el ámbito privado o familiar y se instalaron en
la colectividad de manera constante. Junto a esto las comunidades han visto destruirse
paulatinamente las maneras de organizar su vida comunal.

ABUSO DEL PODER Y USURPACION DE FUNCIONES

 Una vez que los grupos alzados en armas habían tomado posesión de los espacios,
eliminaban a los representantes legítimos en clara señal de abuso de poder y usurpación
de funciones. Conminaban a acatar sin ninguna duda sus requerimientos. Difundían el
criterio de que la palabra del Partido no debía ser cuestionada y que sus mandatos
debían cumplirse sin dilaciones. De este modo los grupos subversivos establecían roles
ejecutivos, legislativos y judiciales al mismo tiempo. Si alguien discrepaba o se oponía,
podría ser eliminado sin contemplaciones.
 Los dirigentes eran sometidos y obligados a realizar un conjunto de servicios en
beneficio del grupo que así lo ordenaba. Dependiendo de las zonas, los dirigentes o
autoridades debían «cubrir cupos» –pagos obligatorios– a los subversivos y en
ocasiones a los militares. En su defecto, debían realizar acciones para obligar a la
población a cumplir jornadas de trabajo u otras actividades. Mi esposo era autoridad,
era presidente; "los caminantes" un día que había ido a la chacra lo han reclutado, lo
tuvieron preso un día, "me tienen que apoyar" a la fuerza le ha obligado para que apoye,
después estuvo apoyando. Así cuando estaba apareció denunciado, cuando ya estaba
denunciado ya no salíamos, nos quedábamos en el monte con mis hijos, ahí hemos
dormido asustándonos.40

LAS DIMENSIONES DEL CONFLICTO

 1. La CVR ha constatado que el conflicto armado interno que vivió el Perú entre 1980 y
2000 constituyó el episodio de violencia más intenso, más extenso y más prolongado de
toda la historia de la República. Asimismo, que fue un conflicto que reveló brechas y
desencuentros profundos y dolorosos en la sociedad peruana.
 2. La CVR estima que la cifra más probable de víctimas fatales de la violencia es de
69,280 personas |1|. Estas cifras superan el número de pérdidas humanas sufridas por
el Perú en todas las guerras externas y guerras civiles ocurridas en sus 182 años de vida
independiente.
 3. La CVR afirma que el conflicto abarcó una proporción mayor del territorio nacional
que cualquier otro, |2| provocó enormes pérdidas económicas expresadas en
destrucción de infraestructura y deterioro de la capacidad productiva de la población y
llegó a involucrar al conjunto de la sociedad.
 4. La CVR constata que existió una notoria relación entre situación de pobreza y
exclusión social y probabilidad de ser víctima de violencia. En el departamento andino
de Ayacucho, donde ésta se inició, se concentra más del 40 por ciento de muertos y
desaparecidos reportados a la CVR. Al sumar a ellas las víctimas consignadas por la CVR
en los departamentos de Junín, Huánuco, Huancavelica, Apurímac y San Martín se llega
al 85 por ciento de las víctimas registradas por la CVR |3|.
 5. La CVR ha constatado que la población campesina fue la principal víctima de la
violencia. De la totalidad de víctimas reportadas, el 79% por ciento vivía en zonas rurales
y el 56 por ciento se ocupaba en actividades agropecuarias. |4|
 6. La CVR ha podido apreciar que, conjuntamente con las brechas socioeconómicas, el
proceso de violencia puso de manifiesto la gravedad de las desigualdades de índole
étnico-cultural que aún prevalecen en el país. Del análisis de los testimonios recibidos
resulta que el 75 por ciento de las víctimas fatales del conflicto armado interno tenían
el quechua u otras lenguas nativas como idioma materno. |5|
 7. La CVR comprueba que, en términos relativos, los muertos y desaparecidos tenían
grados de instrucción muy inferiores al promedio nacional. Mientras el censo nacional
de 1993 indica que solamente 40 por ciento de la población nacional tiene un nivel
educativo inferior a la educación secundaria, la CVR ha encontrado que el 68 por ciento
de las víctimas se encontraba por debajo de ese nivel.
 8. La CVR concluye que la violencia impactó desigualmente en distintos ámbitos
geográficos y en diferentes estratos sociales del país. Si la tasa de víctimas reportadas a
la CVR respecto de la población de Ayacucho hubiera sido similar en todo el país, la
violencia hubiera ocasionado 1 millón 200 mil muertos y desaparecidos. De esa
cantidad, 340 mil hubieran ocurrido en la ciudad de Lima.
 9. La CVR ha constatado que la tragedia que sufrieron las poblaciones del Perú rural,
andino y selvático, quechua y asháninka, campesino, pobre y poco educado, no fue
sentida ni asumida como propia por el resto del país; ello delata, a juicio de la CVR, el
velado racismo y las actitudes de desprecio subsistentes en la sociedad peruana a casi
dos siglos de nacida la República.
 10. La CVR ha hallado que el conflicto puso de manifiesto graves limitaciones del Estado
en su capacidad de garantizar el orden público y la seguridad, así como los derechos
fundamentales de sus ciudadanos dentro de un marco de actuación democrático.
 11. La CVR asimismo ha encontrado una precaria vigencia del orden constitucional y el
Estado de Derecho, los que en momentos de la crisis fueron vulnerados.

ACTUALIDAD

 La CVR considera oportuno utilizar este enfoque pues permite analizar la interrelación
que existe entre la violencia y la organización social que reproduce sistemas de exclusión
y dominación de los cuales hombres y mujeres son partes afectadas. En el caso peruano
los actores (hombres y mujeres) que viven y sufren el conflicto interno actúan y se
relacionan a partir de referentes de masculinidad y feminidad que consideran válidos. En
el contexto del conflicto interno los varones están marcados por un modelo de
masculinidad «guerrera», caracterizado por el ejercicio de la violencia, la agresividad y la
exhibición de la fuerza. El despliegue de estos rasgos es parte de los mandatos sociales
que debe «acatar». La propia noción de guerra está sustentada en un sistema
«masculino» de manifestación del poder. Al varón se le define como custodio del orden
mientras que la mujer en su casa se encarga del cuidado de la familia. Ella es la guardiana
del hogar. Se plantea así una imagen dicotómica: es el hombre quien defiende la patria
(o la comunidad) mientras que la mujer lo acompaña a través del cuidado, la atencion de
los soldados. Es una mujer que cuida y sana heridas.
 A lo largo de estos 20 años las brechas de género preexistentes se profundizan, se
quiebran, se transforman. Hombres y mujeres se han visto afectados de maneras
diferentes pero no han permanecido inermes. La CVR considera importante trascender
el estereotipo de hombre agresor - mujer víctima, identificando los procesos y los
espacios de agencia, enfrentamiento y resistencia creados por las mujeres y hombres.

BUSQUEN, AQUÍ HAY MAS O MENOS INFORMACIOM

http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20VIII/SEGUNDA%20PARTE/Impacto%20diferencia
do%20de%20la%20violencia/2.1%20DISCRIMINACION%20DE%20GENERO.pdf

http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20VIII/TERCERA%20PARTE/II%20Secuelas%20socio
politica%20_Lmujica_.pdf

http://www.derechos.org/nizkor/peru/libros/cv/con.html

http://lum.cultura.pe/cdi/sites/default/files/rb/pdf/MOYANO_GARCIA_MARIA_ANALISIS_EFECTO
S_PSICOSOCIALES.pdf

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