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INTRODUCCIÓN
En general un modelo se propone como una guía a imitar1, una ruta formativa a seguir,
en el cual se expone un planteamiento-respuesta a una dinámica institucional o docente y que
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Hay discusiones actuales sobre cómo desde la imitación se generan innovaciones
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Hoy se hacen más presentes las resistencias al aprendizaje que se dan especialmente en
la relación profesor-estudiante, en los saberes que median el encuentro y las formas de
comunicación. El estudiante se resiste a lecturas, a tareas, pretendiendo de alguna manera ser
fiel al modelo tradicional esperando que el gran esfuerzo lo realice el profesor; cercanos a
exigir sólo enseñanza y que el aprendizaje se corresponda con lo dado en clase, poco de
producción, de verdadera indagación, por parte del estudiante. El pedagogo francés Philippe
Meirieu plantea que aprender es tener la oportunidad de alcanzar cierta altura (podríamos
hablar de nivel) en un ámbito de libertad y autonomía; de este modo un pedagogo es aquel
cuya actividad de saber le permite reflexionar3 la libertad y la autonomía en los estudiantes.
De ahí la necesidad de libertad y autonomía del pedagogo.
Los profesores son sujetos de saber y artífices de cultura y se enfrentan al reto de las
resistencias en los estudiantes (también en ellos mismos) muchas veces causadas por las
mismas instituciones educativas. Se enfrenta a cuestiones como el aprender a ser críticos, ser
sujetos de saber, ser políticos, ser filósofos y en su quehacer posibilitar que los estudiantes
hagan obra de sí mismos. Apostarle a formar-sé.
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En general las críticas a un modelo generan otro que es alternativo; así, por ejemplo, a la poca rigurosidad del
modelo tradicional se presentó el modelo tecnológico con énfasis en racionalizar los procesos de enseñanza,
con pautas y fijando conductas observables con estricta programación.
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Hay propuestas pedagógicas enfocadas en reflexiones sobre enseñar a pensar: Pedagogía ¿Enseñar a pensar?
Reflexión filosófica sobre el proceso de enseñar, José Iván Bedoya (2018), Ecoe Ediciones
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Dicho de otra manera, “vale la pena” y se plantea como componente teórico de la actitud. Desde lo práctico,
el vale la pena se presenta como disponibilidad, persistencia, esfuerzo, constancia en el trabajo escolar.
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El que se pone en escena en los ambientes educativos, según el modelo de clase y los recursos didácticos, por
ejemplo, guías de preguntas previas, unidades didácticas y otras secuencias.
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Como verdaderos retos a la labor docente de generar encuentros de tutorías que den sentido al quehacer
docente, donde el profesor construye respuestas y preguntas dinamizadas por ese encuentro con sus estudiantes.
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inadecuada comprensión (de modo que vale la pena ir a sus fuentes y lecturas más amplias)
se presenta en cuatro componentes:
Una buena estructura de clase, no rígida, propone y visibiliza el plan de formación del
docente donde la misma propuesta formación es afirmación del ser10 comprometido, que
posibilita autoafirmación, toma de conciencia de los propios problemas y de la forma de
trabajarlos. Se pasa del deber ser al ser, de los proyectos a las realidades. Se apropia de la
intencionalidad formativa de la educación y vía pedagogía la hace hecho educativo, desde el
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No es negar el discurso; es darle carta de navegación, de acción.
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Como autodeterminación de cada estudiante. En su obra la Didáctica Magna, Amos Comenio (1592-1670)
enfatiza el “conócete a ti mismo” de Sócrates. Luego siglos más adelante el pedagogo Herbart (1776-1841) lo
sistematiza y plantea que un sujeto está educado cuando puede decidir por sí mismo y en momentos que exigen
de decisiones.
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No se discute sobre tránsitos en las denominaciones del docente; mejor se considera que cada una de las
denominaciones tiene significado pedagógico favorable en cuanto a su rol, ya sea enseñar, profesar, orientar,
definir caminos, hacer propuestas, y otras.
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Discusión rica en el ámbito de la filosofía (ya sea como una filosofía de la educación o en epistemología de
la pedagogía). Con Descartes se ubica la persona en “cómo pienso y actúo”, con Kant a “qué pienso y por qué
actúo”
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cual el profesor y la institución educativa proponen la formación desde por lo menos dos
proyectos que se complementan: uno ético y otro cognitivo. Ético desde lo profesional
docente comprometido, la validez y necesidad de un mensaje y por su esencia formativa de
la pedagogía; cognitivo desde las disciplinas y saberes, el estado de la enseñanza, el diseño
de actividades verdaderas de aprendizaje Se entra de este modo en el terreno de los cómo, de
las estrategias pedagógicas y del diseño de actividades didácticas, ámbitos y aspectos que no
son objetivos discursivos en esta reflexión.
La educación es un asunto perdido si hay uno que sabe y otro que no sabe; es cuestión
de saber algo y cada uno debe aprender a saber ese algo. Las problemáticas a continuación
(tal vez resistencias, además) permiten (o tal vez, no) reflexiones que se puedan proyectar
como propuestas y modelos alternativos nuevos
Conclusión
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No se pretende una negación a la innovación; es un cuestionamiento a la poca rigurosidad con la cual se
asume.
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Es fundamental la distinción entre una y otra de estas actividades claves.
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Presentado en un esquema por el profesor Miguel Zabalza, en la introducción de su libro sobre “Competencias
docentes del profesorado universitario”, página 12, y con ampliación respetuosa por parte de Rubén Darío
Lozano en forma de mapa conceptual (adjunto), para su comprensión.
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