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Exp. 93733/98 - "Ricci Elsa del Carmen c/ Metrovías SA.

s/ daños y perjuicios' -
CNCIV - SALA M - 30/05/2005

En Buenos Aires, a los 30 días del mes de mayo del año dos mil cinco, hallándose
reunidos los señores jueces de la Sala “M” de la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Civil, Dres. Miguel Ángel Vilar, Elisa M. Diaz de Vivar y Carlos R. Degeorgis a fin de
pronunciarse en los autos “Ricci Elsa del Carmen c/ Metrovías SA. s/ daños y
perjuicios”, la Dra. Diaz de Vivar dijo:

Elsa del Carmen Ricci promovió demanda contra Metrovías S.A. con motivo del
accidente sufrido el 28 de enero de 1998, cuando transitaba por el hall de la estación
Plaza San Martín de la linea “C”. Pisó una mancha líquida aceitosa que provocó su
caída y como consecuencia de ello, sufrió los daños por los que reclama.//-
La sentencia de fs. 317/327 rechazó la excepción de prescripción anual opuesta por
Metrovías S.A. y en consecuencia, admitió la demanda condenando a pagar a la
actora la suma de treinta y dos mil seiscientos pesos ($32.600.-)), más intereses.-
Contra dicho pronunciamiento apelaron ambas partes. La actora expresó agravios a
fs.338/340 y Metrovías S.A. a fs. 343/352. Las quejas de la actora se refirieron a los
escasos montos indemnizatorios fijados, los agravios de la empresa demandada
versan sobre el rechazo de la excepción de prescripción opuesta y subsidiariamente,
por la forma en que la a-quo ha atribuido la responsabilidad, como así también por los
daños y montos reconocidos.-

I. Corresponde en primer término tratar la excepción de prescripción.-


La empresa demandada opuso la excepción con sustento en lo establecido por el art.
855 del Código de Comercio, modificado por la ley 22.096, pues entendió que Ricci
sufrió el accidente cuando aun revestía la calidad de pasajera y por lo tanto, el hecho
debía juzgarse bajo las normas que regulan la responsabilidad contractual (conf. art.
184 del Código de Comercio). Como el accidente había ocurrido el 28 de enero de
1997 y la mediación fue iniciada el 17 de abril de1998, el plazo anual ya había
expirado por entonces.-

a) No me cabe duda que el contrato de transporte subterráneo de personas, se


perfecciona cuando se acepta la oferta de la empresa, depositando el cospel en el
lugar correspondiente y trasponiendo los molinetes de ingreso (conf CNCiv., Sala K.,
mayo 12-97 en LL. 1997 E- 678, fallo nº96.160;; Sala A “Marín Gladys N. c/
Subterráneos de Bs. As”. del 20 de marzo de 1989", entre otros).-
En consecuencia, resulta valido deducir analógicamente -en igual sentido que la lo
hizo la juez a-quo-, que la finalización del mismo se configura simplemente al
traspasar el molinete en sentido inverso. Razono así porque existe un ámbito anterior
a los molinetes, en el que cualquier persona puede acceder sin intención alguna de ser
trasportado. Piénsese en aquéllos que se instalan ejecutando algún instrumento
musical o pidiendo limosna, sin omitir a quienes bajan a la galería porque necesitan
comprar algo en las números tiendas que suelen existir en el hall de los subterráneos.
Siendo ello así, no () es incongruente sostener que el molinete delimita el ámbito en
cuestión y si a la hora de juzgar el inicio del contrato es decisorio haberlo traspuesto,
también lo será para determinar la finalización, aunque falte atravesar ese hall o
galería para llegar hasta la calle.-
b) El resarcimiento que se pretende está referido a un deber mucho más amplio,
anterior y distinto al de la reparación convencional. Esto es la obligación de no dañar a
otro, cuyo criterio general de solución fija el art. 1109 del Código Civil.-
Para que la responsabilidad sea contractual resulta indispensable que el daño
provenga de la inejecución de una obligación creada por un contrato. Pero la mera
circunstancia de que se haya mencionado una relación convencional, no impide que
entre las partes hayan ocurrido sucesos extraños al contrato, que aunque suceden en
ocasión o durante el despliegue de las circunstancias del vínculo quedan marginadas
del mismo y de las eventuales vicisitudes de un incumplimiento contractual (en igual
sentido S.C.B.A Ac.32965 del 23-10-94).-
Ese tramo no está regido por una obligación creada por el contrato y su
incumplimiento constituye lisa y llanamente la violación del deber específico estatuido
por la propia ley que genera la responsabilidad de naturaleza extracontractual (conf
C.S. de Bs.As. “Tezeira María c / Sargento Cabral S.A. de transportes s/ daños y
perjuicios “ del 29 de octubre de 1985; C. 1º Civ. y Com, La Plata Sala 3º “Crisorio,
María c/ Zago, Sergio Gustavo y otros s/ daños y perjuicios” del 1-9-94).-
En el caso, contribuyen a la decisión las circunstancias fácticas que rodearon el hecho,
toda vez que los espacios comerciales que se han formado en torno a lo que es
propiamente la estación de subterráneos, generan una zona en donde se amplía el
horizonte de la responsabilidad. Si un sujeto cualquiera que ingresara al sector solo
para mirar, sin celebrar contrato alguno y resultara dañado, no cabe duda que será
acreedor de la reparación por la vía extracontractual. Una solución contraria a la que
propicio violaría el principio de igualdad jurídica, que quedará vulnerado por la
situación más ventajosa que tendría cualquier víctima de un infortunio, respecto de
quien fue pasajero.-
En ese orden de ideas cabe sostener que la demanda fue interpuesta contra el
guardián tenedor del hall previo al acceso a la estación de subterráneos, en reclamo
de los daños ocasionados por el riesgo o vicio de la cosa. En estas condiciones, es
decir la zona anexa a las vías, andenes o instalaciones y elementos que no hacen al
trasporte en sí, deben ser mantenidos en situación de indemnidad. En consecuencia,
tratándose de una acción de naturaleza extracontractual, la prescripción aplicable es la
de dos años que fija el art. 4037 del Código (en similar sentido Sala “D “Camusso
Adelqui Carlso c/ Metrovías S.A. S/ daños y perjuicios” del 10-12-01). Por otra parte,
recuérdese que los consumidores o usuarios se encuentran protegidos por el art.42 de
la Constitución Nacional instrumentados en el art.5º y concs. de la ley 24.240. El
propio art.42 de la Constitución Nacional adopta esta expresión de “relación de
consumo” para evitar circunscribirse a lo contractual y referirse con una visión más
amplia a todas las circunstancias que rodean o se refieren o constituyen un
antecedente o son una consecuencia de la actividad encaminada a satisfacer la
demanda de bienes y servicios para destino final de consumidores y usuarios”.-
Por tales consideraciones y las propias del fallo recurrido propongo se confirme el
rechazo de la excepción de prescripción.-

II. En orden a lo expuesto considerando que el piso cuando está húmedo o resbaladizo
-como lo dice la a quo- pone en funcionamiento el riesgo latente de la cosa o bien por
vicio por estar en estado potencial de ocasionar un daño.-
Así la empresa demandada debe responder por el riesgo o vicio de la cosa en razón
de lo prescripto en el art. 1113, 2da parte, 2do. párrafo del Código Civil. En el caso, por
no haber extremado el cuidado del piso del hall de la estación San Martín de manera
de tenerlo en situación de indemnidad. El beneficio que obtiene la empresa
demandada por la actividad que desarrolla y deben de controlar el espacio de la
estación, le impiden liberarse de la guarda que ejerce.-
En el daño atribuido al riesgo o vicio de la cosa, aunque se considere que la idea de
culpa se halla en atribución de la responsabilidad al dueño o guardián, no puede
presumirse sin más el riesgo o vicio, ni que la cosa sea apta para repotenciar, recrear
o aumentar la posibilidad de daño, máxime si no ha tenido una participación activa en
su producción. Particularmente se aplica a las cosas inertes -una escalera por
ejemplo-, pues la posibilidad de intervención causal de la cosa es menor que si se
tratase de cosas en movimiento. Así, cuando la víctima ha sufrido un daño que imputa
al riesgo o vicio de la cosa, a ella le incumbe demostrar la existencia del riesgo y la
relación de causalidad entre uno u otro y el perjuicio. Es decir, el damnificado debe
probar que la cosa jugó un rol causal adecuado, acreditando cuando se trate de cosas
inertes, la posición o el comportamiento anormal de la cosa o su vicio, pues en el
contexto del art. 1113, 2a parte del C.C. son tales circunstancias las que dan origen a
la responsabilidad del dueño o guardián (C.S., L.L. diario del 7-9-92 p.4).-
Es decir aunque rija el sistema previsto por el art. 1113 del Cód. Civil. No basta que
haya intervenido una cosa en la producción del daño, es preciso además que haya
intervenido activamente.-
Sabido es, que la inversión de la carga de la prueba que presupone la aplicación del
citado art.1113 del Código Civil, genera que el actor solamente deba demostrar que el
contacto con la cosa riesgosa o viciosa y los daños tienen una adecuada relación de
causalidad. La demandada, por su parte, para lograr su exoneración tiene que probar
la concurrencia de la culpa ajena.-

III. Metrovías se agravió porque consideró que la actora actuó negligentemente, en la


estación San Martín, al circular de forma veloz y eludiendo gente, en horas de gran
tránsito de pasajeros. Pretende con ello la fractura del nexo causal por culpa de la
víctima.-
Los testimonios de Gualtieri, Chiappe y Domínguez Navone me convencen tanto de la
existencia de una mancha, como del acaecimiento del hecho y de la falta de culpa de
la actora. Gualtieri dijo: “que había mucha gente yendo y viniendo, la actora se había
adelantado y escuchó un grito que decía hay me mato... en ese momento miramos
cómo pudo haber caído y vemos una mancha que parecía de grasa o aceite (fs. 130).
El testigo Chiape corroboró: “que era un lugar peligroso por las manchas que había en
el piso de grasa que caía del bar” (fs. 130/vta). Domínguez Navone dijo que donde
resbaló la actora había una mancha extendida de unos 30 o 40 centímetros de
diámetro (fs. 131).-
Las lesiones provocadas por la caída, se derivan de la simple lectura del relato de la
testigo Gualtieri:”cae para atrás apoyada en sus manos”. Ello permite suponer la
producción de lesiones y confirma el relato la historia clínica confeccionada por el
departamento de Urgencias del Hospital Fernández que menciona que el traumatismo
que padecía Ricci se debió al accidente en análisis.-
Los testimonios antes citados, sumados a la experiencia personal, permiten deducir
que al circular por un lugar en horas de gran tránsito de pasajeros no se presta mayor
atención al piso. Es que, la gran cantidad de personas que circulan impide ver el
suelo.-
En este orden de ideas, la defensa opuesta por Metrovías S.A. no cuenta con el
sustento probatorio necesario, ni responde a la conducta esperada de cualquier sujeto
en esas circunstancias. Es preciso recordar que, la carga del accionado de probar los
únicos extremos capaces de eximirlo de responsabilidad debe ser examinada con gran
severidad, ya que se intenta enervar los efectos de una presunción legal (conf. esta
Sala, “Raggi Agustín c/ Ruggiano René Ángel s/ daños y perjuicios”, del 17-11-99,
entre muchos otros).-
Cabe concluir entonces, que la demandada debe resarcir el daño causado.-

IV. Como consecuencia del accidente de autos, Ricci sufrió un traumatismo de muñeca
izquierda, fractura de olecranon de codo izquierdo, luxación de hombro derecho (conf.
libro de guardia del Hospital Fernández, fs.175/176)

A su vez del certificado médico expedido por el Hospital Ramón Castillo, surge que
presentaba fractura subcipital de húmero derecho que fue inmovilizada con férula de
yeso por 90 días, tuvo fractura conminuta de olecranon de codo izquierdo y fractura de
extremo distal de radio homolateral. Con el fin de reparar quirúrgicamente la
osteosíntesis del codo izquierdo, fue sometida a una intervención en la que le
colocaron elementos metálicos y cerclaje.-
a) Todo ello llevó al perito a determinar una incapacidad total y permanente en el orden
del 25.20 %, del cual el 5% se lo atribuyó al daño psíquico. Tales conclusiones fueron
impugnadas, sin embargo coincido con lo que se ha dicho encuanto a que la
impugnación debe constituir una “contrapericia” y, por ende, contener también como
aquélla una adecuada explicación de los principios científicos o técnicos en los que se
la funde, por ello no puede ser una mera alegación de los pareceres subjetivos o de
razonamiento genéricos del contenido del dictamen.-
La incapacidad sobreviviente abarca no sólo la disminución laboral o productiva, sino
toda aquélla que importe menoscabo en la vida, salud e integridad o armonía física de
la persona humana. La actora tenía 66 años al momento del accidente, soltera,
trabajaba como empleada en un negocio de las Galerías Pacífico, por ello estimo que
la suma de $25.000.- fijada es justa, por lo tanto propongo se confirme.-
b) La reparación en concepto de indemnización por daño psíquico tiene por finalidad
indemnizar la disminución en la capacidad genérica de la víctima derivada de las
afecciones psíquicas que padece. Advierto que si bien es cierto que no se reclamó
este ítem resarcitorio específicamente en forma independiente, el hecho de que en el
escrito de demanda se solicitara la designación de un perito psiquiatra, implica que se
pretendía una indemnización en la que dicho daño fuera considerado.-

El informe pericial determinó un %5 de incapacidad psíquica, que entiendo debe ser


reparada. En atención a ello y toda vez que el juzgador debe evaluar las
consideraciones del experto a la luz de lo mencionado precedentemente. Estimo
prudente fijar en $3.000.- la suma por ese concepto.-
c) Se quejó la parte actora porque consideró escasa la suma fijada en concepto de
reparación por los gastos de asistencia médica, farmacia, enfermería, servicio
doméstico, tratamiento de reparaciones kinésico traumatológicas.-
Entiendo que le asiste razón a la apelante toda vez que es amplía la gama de gastos
que se pretende indemnizar con la suma fijada.-
Cabe recordar que la jurisprudencia mayoritaria ha sostenido que los gastos médicos y
de farmacia, al igual que los gastos de traslado, pueden presumirse cuando la índole
de las lesiones permitan inferir que se han efectuado erogaciones en tal sentido (conf.
C.N.Civ., Sala E, “Montañez Jorge Antonio c/ Borges de Moura Ramón s/ daños y
perjuicios”, del 13-03-00; esta Sala, “Rejn David c/ Medina Damián Ricardo s/ daños y
perjuicios”, del 07-08-00 y otros).-
Ahora bien, ante la ausencia de pruebas concretas, la estimación del perjuicio queda
librada al prudente arbitrio judicial, conforme a lo dispuesto por el art.165 del Código
Procesal.-
En atención a ello, estimo que la suma fijada es escasa y propongo que sea elevada a
$2.000.-

d) No obstante las quejas de la actora sobre el daño futuro, el reclamo por dicho
concepto no es viable, toda vez que no ha mediado prueba alguna sobre su
procedencia. El argumento de la apelante se funda en la hipótesis que deja abierta el
perito médico, al decir que una futura operación dependerá de la evolución que tenga
la fractura. Advierta que la peritación fue realizada en mayo del 2001 y la lesión data
de enero de 1997, por ello es que considero suficiente el tiempo transcurrido, máxime
frente a la falta de convicción del médico y la circunstancia de que durante los años de
evolución de este proceso, no se denunció como hecho nuevo nada al respecto.-
e) Acerca de la queja sobre la lesión estética, he sostenido anteriormente que no
constituye una categoría autónoma respecto de la clasificación del daño en patrimonial
y moral, sino que posee -según los casos- proyecciones en una u otra esfera o en
ambas a la vez (conf. Llambías, J.J.,Tratado de Dcho. Civil, Obligaciones, t.I,
págs.270/72, núm.243; Orgaz, A., El daño resarcible, págs.21/23 y nota 7;Busso,E.A.,
Código Civil anot.,t.III, P.401,Nº54; Colombo, L., Las lesiones que atentan contra la
estética personal de la víctima, consideradas como daños materiales y morales,
LL.,29-778).-
Este Tribunal por su parte, ha afirmado que la lesión estética “es un rubro que no se
confunde ni con la incapacidad ni con el daño moral. Sólo se requiere que exista una
alteración del aspecto habitual que tenía la persona con anterioridad al hecho
generador” (conf. esta Sala, “Martinez Carlos A. C/ Fernández Martínez José s/daños y
perjuicios”, ídem Sala H, “Suarez Enrique C. C/ Ledesma Dante y otro s/ daños y
perjuicios”, del 21-11-94).-
Con la finalidad de aunar criterios con mis colegas y toda vez que ello no empece de
modo alguno el derecho de la víctima, aceptaré el criterio de mis distinguidos colegas
de darle independencia conceptual al daño en cuestión.-
El perito médico en sus conclusiones de fs.203 estableció la existencia de la lesión
estética reclamada en cuanto precisó en el punto 8º: “Cicatriz quirúrgica de 9 cm de
longitud”.-

Por ello, valorado el dictamen conforme lo dispuesto en el art.477 del Código Procesal,
en atención al daño estético experimentado por el accionante, y lo dispuesto por el art.
165 del Cód. Procesal, aceptaré el reclamo hasta la suma de $2.500.-

f) Finalmente, sabido es que el daño moral resarce la lesión inferida a bienes


extrapatrimoniales;; afecta la incolumnidad del espíritu quebrando el equilibrio
emocional del damnificado, al hacerle padecer angustias y aflicciones que de otro
modo no hubiera sufrido. Por su carácter personal este es uno de los perjuicios más
difíciles de estimar, ya que no está sujeto a cánones objetivos sino a la prudente
ponderación del juez sobre la lesión a las afecciones íntimas del damnificado y a los
padecimientos que experimentó (conf. C.N.Civ., Sala H, “Baliera María E. c/ Francés
Néstor s/ daños y perjuicios”, del 16-12-95).-
Entre los factores que resultan de utilidad para evaluar este perjuicio se encuentran los
relativos al propio hecho, los concernientes al período de curación y convalecencia y
los vinculados a eventuales menoscabos o sufrimientos posteriores al accidente (conf.
esta Sala, “Rabal Heduvig Elisa c/ Spiridinov Miguel s/ daños y perjuicios”, del 03-11-
99, y otros).-
En el caso la actora, de casi 66 años, sufrió una intervención quirúrgica que conlleva
incertidumbre y angustia, soportó dos férulas de yeso, que provocaron su
inmovilización parcial con los consiguientes padecimientos espirituales. Todo ello me
convence pese a las críticas de los apelantes, que la suma fijada por la a-quo es
acertada por lo tanto propongo su confirmación.-
Por las consideraciones precedentes propongo confirmar la sentencia apelada en lo
principal que decide y modificarla fijando en $3.000.- la reparación en concepto de
incapacidad psíquica, la suma correspondiente al daño estético en $2.500.-, elevando
la cantidad fijada por gastos a $2.000.-. Costas en la Alzada a la demandada
perdedora (arts 68 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).-

Los Dres. Degeorgis y Vilar adhieren por análogas consideraciones al voto


precedente. Con lo que terminó el acto, firmando los señores jueces por ante mi que
doy fe. Ante mi, Mario J. Isola (Secretario). Lo transcripto es copia fiel de su original
que obra en el libro de la Sala. Conste.-

Fdo: Elisa M. Diaz De Vivar, Carlos R. Degiorgis, Miguel Ángel Vilar y Mario J. Isola
(Secretario).-

///nos Aires, 30 de mayo del 2.005

Y Visto:
Lo deliberado y conclusiones establecidas en el Acuerdo precedente, el Tribunal
Resuelve: Confirmar la sentencia apelada en lo principal que decide y modificarla
fijando en $3.000.- la reparación en concepto de incapacidad psíquica, la suma
correspondiente al daño estético en $2.500.-, elevando la cantidad fijada por gastos a
$2.000.-. Costas en la Alzada a la demandada perdedora (arts 68 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación).-
Diferir el pronunciamiento de los honorarios de la Alzada, para su oportunidad.-
Regístrese, notifíquese y devuélvase.-

Fdo: Elisa M. Diaz De Vivar, Carlos R. Degiorgis, Miguel Ángel Vilar y Mario J. Isola
(Secretario).//-

Citar: elDial - AA2B03

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