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Los parques BIBLIOTECA

en la ciudad de Medellín
William Ortiz Jiménez. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas.
Magíster en Cultura y Vida Urbana. Profesor titular de la Universidad
Nacional de Colombia, sede Medellín, Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas, Departamento de Ciencia Política. Director del grupo de
investigación Política y Guerra, Colciencias.
wortiz@unal.edu.co

UNA PAUSA PARA LA HISTORIA DE LAS


BIBLIOTECAS
La historia de las bibliotecas parece ser más fantástica que confusaI.
Las grandes construcciones que hoy se aprecian en infinidad de
ciudades del mundo tuvieron su naturaleza propia: fueron más
archivos para guardar libros o grandes volúmenes que bibliotecas
en su condición actual. Según nos cuentan los relatos, nacieron en
Mesopotamia con una función específica: conservar los registros,
los hechos ligados a la actividad religiosa, política, económica
administrativa o cultural, y básicamente estaban al servicio de los
escribas y sacerdotes.
Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

Los primeros libros o documentos históricos se compusieron en


escritura cuneiforme, una forma pictográfica de representación
simbólicaII en tablillas de barro, un soporte fuerte y pesado que ha
garantizado su conservación. Aunque no eran tan abundantes en
número, hacia el año 2660 a.C. sí se destacaban las bibliotecas de
Mari, Lagash y Ebla, pertenecientes al rey asirio Assurbanipal.
Fueron igualmente famosas las Casas de los Libros en el Antiguo
EgiptoIII. Allí se fundaron dos tipos de instituciones: las que hacían
las veces de archivos para la documentación administrativa y
las Casas de la Vida, centros de estudios para los escribas, que
poseyeron colecciones de las que se podía hacer copias. La
escritura, en sus diversas formas_ jeroglífica, hierática o demótica_
se recogía en rollos de papiro.
En la antigua Grecia, el libro y las bibliotecas alcanzaron un
gran desarrollo. Las bibliotecas adoptaron formas que pueden
considerarse como antecedentes de las actuales. La escritura
griega, derivada del alfabeto semítico, permitió generalizar en
cierta forma el acceso a la lectura y al libro y que por primera vez
aparecieran bibliotecas desvinculadas de los templos. El periodo
helenístico, llamado también alejandrino (hacia el año 323 a.C.),
fue el del nacimiento de bibliotecas legendarias, como la Biblioteca
de Alejandría o la Biblioteca de Pérgamo, que se crearon con la
voluntad de reunir todo el conocimiento social de su tiempo y
ponerlo a disposición de los eruditos.
Roma continuó con el mismo soporte de escritura de los griegos,
el rollo de papiro, y fundó la primera biblioteca pública de la
que hay constancia, por parte de Asinio Polión, en el año 75 a.C.
Existieron, además, grandes bibliotecas como la Octaviana y la
Palatina, creadas por Augusto, y la Biblioteca Ulpia, del emperador
Trajano. Las bibliotecas romanas acostumbraban a tener una
sección griega y otra romana.

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LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA
Situada en la ciudad griega de Alejandría, se estima que fue fundada
a comienzos del siglo III a. C. por Ptolomeo I Sóter, y ampliada
por su hijo Ptolomeo II Filadelfo; llegó a albergar hasta 900.000
manuscritos, por lo que fue considerada la más grande del mundo
en su época. La destrucción de la biblioteca es uno de los temas
polémicos de la civilización occidental, y se atribuye a romanos,
egipcios, cristianos o musulmanes, dependiendo de la fuente
consultada. Cuando el califa Omar hacía referencia a la biblioteca
de Alejandría, manifestaba: “Si no contiene más que lo que hay
en el Corán, es inútil, y es preciso quemarla; si algo más contiene,
es mala, y también es preciso quemarla” (Kardec, 1957: 352). Se
carece de testimonios precisos sobre sus aspectos más esenciales,
y no se han encontrado las ruinas del museo. Para algunos
escritores latinos, la Gran Biblioteca fundada por los Ptolomeos
apenas resultó afectada en el incendio provocado por las tropas
de Julio César en 48 a. C. Probablemente, ya había desaparecido
en el momento de la dominación árabe, aunque algunos escritores
comentan que el califa Umar Ibn al-Jattab ordenó la destrucción
de millares de manuscritos. Independientemente de las culpas
de cristianos y musulmanes, el fin de la biblioteca debe situarse
en un momento indeterminado de los siglos III o IV, quizá en 273,
cuando el emperador Aureliano tomó y saqueó la ciudad, o cuando
Diocleciano hizo lo propio en 297. Desde el siglo XIX, los eruditos
han intentado comprender la organización y estructura de la
biblioteca, y se ha debatido abundantemente sobre su final, los
contenidos, la manera en la que sus sabios trabajaban o el número
exacto de volúmenes que contenía. Pero los testimonios son muy
pocos, esporádicos y dispersos. Los investigadores y los historiadores
de los siglos XX y XXI han insistido en que se ha formado una utopía
retrospectiva en torno a la biblioteca. No hay duda de que existió,
pero no hay muchas certezas en lo escrito sobre ella. Carl Sagan hace
una evocadora reconstrucción literaria de la Biblioteca:
Los sabios que visitaban la biblioteca eran, entre otros,
Eratóstenes; el astrónomo Hiparco, que ordenó el mapa de las
constelaciones y estimó el brillo de las estrellas; Euclides, que
sistematizó de modo brillante la geometría y que en cierta
ocasión dijo a su rey que luchaba con un difícil problema
matemático: “no hay un camino real hacia la geometría”;
Dionisio de Tracia, el hombre que definió las partes del

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discurso y que hizo en el estudio del lenguaje lo que Euclides


hizo en la geometría; Herófilo, el fisiólogo que estableció,
de modo seguro, que es el cerebro y no el corazón la sede
de la inteligencia; Herón de Alejandría, inventor de cajas de
engranajes y de aparatos de vapor, y autor de Autómata,
la primera obra sobre robots; Apolonio de Pérgamo, el
matemático que demostró las formas de las secciones
cónicas: elipse, parábola e hipérbola; Arquímedes, el mayor
genio mecánico hasta Leonardo de Vinci, y el astrónomo y
geógrafo Ptolomeo, que compiló gran parte de lo que es hoy
la pseudociencia de la astrología: su universo centrado en la
Tierra estuvo en boga durante 1.500 años. Y entre estos grandes
hombres hubo una gran mujer, Hipatia, la última lumbrera de la
biblioteca. Era matemática, astrónoma, física y jefe de la escuela
neoplatónica de filosofía: un extraordinario conjunto de logros
para cualquier persona de cualquier época.
La biblioteca constaba de diez grandes salas de investigación,
cada una dedicada a un tema distinto, había fuentes y
columnatas, jardines botánicos, un zoológico, salas de
disección, un observatorio y una gran sala comedor donde se
llevaban a cabo con toda libertad las discusiones críticas de las
ideas. La tradición nos dice que había una historia del mundo
en tres volúmenes, perdida actualmente, de un sacerdote
babilonio llamado Beroso. El primer volumen se ocupaba del
intervalo desde la creación hasta el diluvio, un periodo al que
el autor atribuyó una duración de 432.000 años, es decir, cien
veces más que la cronología del Antiguo Testamento.

Alejandría era la capital editorial del planeta: allí, griegos, egipcios,


árabes, sirios, hebreos, persas, fenicios, italianos, galos e iberos
intercambiaban mercancías e ideas. Como es lógico, no había
entonces prensas de imprimir. Los libros eran caros y cada uno
se copiaba a mano. La biblioteca era depositaria de las copias
más exactas del mundo, relacionadas con el arte, el Antiguo
Testamento y obras de Grecia, África, Persia, India, Israel y otras
partes del mundo, traídas por los ptolomeos.
Los ptolomeos no se limitaron a recoger el conocimiento conocido,
sino que animaron y financiaron la investigación científica y de
este modo generaron nuevos conocimientos. Los resultados

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fueron asombrosos: Eratóstenes calculó con precisión el tamaño


de la Tierra, la cartografió y afirmó que se podía llegar a India
navegando hacia el oeste desde España. Hiparco anticipó que las
estrellas nacen, se desplazan lentamente en el transcurso de los
siglos y al final perecen; fue el primero en catalogar las posiciones
y magnitudes de las estrellas y en detectar estos cambios. Euclides
creó un texto de geometría del cual los hombres aprendieron
durante veintitrés siglos —una obra que ayudaría a despertar
el interés de la ciencia en Kepler, Newton y Einstein—. Galeno
escribió obras básicas sobre el arte de curar y la anatomía, que
dominaron la medicina hasta el Renacimiento.

LA BIBLIOTECA DE PÉRGAMO
La biblioteca de Pérgamo contaba con 400.000 volúmenes;
fue en la Antigüedad la segunda en importancia después de la
de Alejandría. Ambas compitieron por un tiempo en calidad,
número de volúmenes e importancia. Lo poco que se conoce
sobre esta biblioteca es lo que aportó el escritor y viajero romano
Plinio el Viejo en su obra Historia Natural. Los reyes de Pérgamo
fueron coleccionistas de arte y otros objetos; fueron además
bibliófilos y tuvieron una gran preocupación por la cultura (como
los ptolemaicos en Egipto). Estaban interesados en convertir su
capital, Pérgamo, en una ciudad como Atenas en la época de
Pericles (444-404 a. C). Los habitantes de Pérgamo se inclinaron
más hacia la filosofía, sobre todo a la filosofía estoica, a la búsqueda
de la lógica, en lugar de hacer análisis filológicos. Los volúmenes
de Pérgamo eran copiados en un material llamado pergamino
porque fue inventado y ensayado precisamente en esta ciudad.

EL TRASEGAR HISTÓRICO
Los historiadores nos dicen que en los tiempos medievales, con las
invasiones bárbaras y la caída del Imperio Romano en Occidente,
la cultura retrocede y se refugia en los monasterios y escritorios
catedralicios, únicos lugares que albergaban bibliotecas dignas de
tal nombre. Eran centros donde se custodiaba la cultura cristiana
y los restos de la clásica, al servicio de la religión. En la Baja Edad

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Media (periodo comprendido entre los siglos XII al XV), con la


instauración de las universidades primero, y con la invención y
difusión de la imprenta después, se crearon las nuevas bibliotecas
universitarias, al tiempo que el libro alcanzó a nuevos sectores de
la población.
Se decía que Matías I de Hungría (1443-1490), uno de los más
poderosos monarcas de la época, coleccionó libros desde alrededor
del año 1460. A la muerte del rey, la biblioteca Corviniana contaba
con cerca de 3.000 códices —llamados corvinae— de 4.000 a
5.000 obras, principalmente de los clásicos griegos y latinos. La
biblioteca Corviniana se convirtió así en la segunda biblioteca de
Europa, después de la del Vaticano, en importancia y cantidad de
volúmenes en su época. Esta biblioteca fue muy importante para
los contemporáneos y sirvió como modelo para otros príncipes,
como Lorenzo el Magnífico (1449-1492). Los libros de esta
biblioteca fueron destruidos o se dispersaron casi en su totalidad
luego de la invasión de los turcos a Hungría en 1526; sin embargo,
muchos de los tomos sobrevivieron y se encuentran actualmente
en los museos más importantes del mundo.
El mundo árabe también creó sus bibliotecas, ligadas a las
mezquitas y los centros de enseñanza coránica, o madrasas. Allí se
crearon algunas de las mayores bibliotecas de su tiempo, como la
del califa Al-Mamum en Bagdad o Abd-al-Rahman III y su hijo Al
Hakam II en Córdoba.
El Renacimiento, por su parte, estuvo marcado por la invención
de la imprenta, creación de Johannes Gutenberg. Las luchas
derivadas de la Reforma protestante vieron nacer, gracias a los
ideales humanistas, un nuevo modelo de biblioteca principesca.
Esta corriente desembocará en la aparición de bibliotecas reales y
de la alta nobleza, que merced a los nuevos valores se abren a un
público de eruditos y estudiosos.
Posteriormente, en la Modernidad, las revoluciones francesas
y americana supusieron el inicio de la extensión de nuevos
principios democráticos por Europa y América y el nacimiento de
una verdadera voluntad de hacer accesible la cultura y la educación
para todos. La Revolución Francesa hizo que las ideas de libertad,
igualdad y fraternidad penetraran en el mundo bibliotecario.
Estas ideas ejercieron gran influencia en cuanto al derecho a la

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lectura y al libre acceso a las fuentes del saber, exclusivos, hasta


entonces, para los hombres de la burguesía. El concepto moderno
de biblioteca está cimentado en su carácter de servicio al público,
de uso comunitario y de acceso gratuito a libros por parte de
hombres y mujeres. Este esquema sirvió para que en América se
diera impulso a la biblioteca pública, como consecuencia de los
ideales de libertad.

DESDE EL SIGLO XX
Nacidas para atender a las clases sociales más desfavorecidas, las
bibliotecas se dirigen hoy, en gran medida, al ciudadano medio.
La UNESCO ha tenido un papel muy importante en su desarrollo:
su Manifiesto de 1994 establece que los servicios de la biblioteca
pública se prestan sobre la base de la igualdad de acceso para
todas las personas, sin tener en cuenta su edad, raza, sexo, religión,
nacionalidad, idioma o condición social.
A finales del siglo XX aparecen las bibliotecas digitales, las
electrónicas y los libros electrónicos, gracias al desarrollo de los
lectores digitales. Desde entonces, la biblioteca es una “institución
cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y
exposición de libros y documentos” (definición de la RAE). Pero,
más que una institución consagrada a los registros escritos,
las bibliotecas siempre han constituido un patrimonio cultural
invaluable para la sociedad, al prestar un servicio público de primer
orden, por ser lugares en donde habita y perdura el conocimiento
y la historia, para ser transmitidos de generación en generación.
Es decir, guardan en sí mismas la memoria de la humanidad y allí,
con solo pasar una hoja, se puede viajar por medio de la lectura
a zonas recónditas y a saberes de todas las disciplinas, ciencias y
culturas. Además de libros, periódicos y revistas, la mayoría de las
bibliotecas públicas actuales tienen una amplia muestra de otros
medios de comunicación, entre los que se incluyen CD, software,
cintas de video, DVD e instalaciones para usar Internet.
Por ofrecer y permitir el acceso a múltiples servicios o fuentes
de información que se producen en el exterior, las bibliotecas
constituyen, además, un lugar ideal para la autoformación, el
esparcimiento, la investigación, el estudio, la socialización y,

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por supuesto, la lectura. Así, la biblioteca es ante todo un lugar


de aprendizaje, de encuentros y comunicación, un puente de
conexión con el resto del mundo.
Las bibliotecas han servido, igualmente, como fuente de
investigación para que los historiadores indaguen acerca de las
tradiciones de lectura y culturización de los pueblos en los que
se hallan ubicadas, como se lleva a cabo en las pinacotecas y los
museos.
Vemos, pues, que las bibliotecas no han constituido una realidad
estática, y a medida que el mundo ha cambiado han evolucionado
y transformado su estructura. Con los cambios que trajo el siglo XX,
con el desarrollo de las tecnologías de información y comunicación,
y sobre todo con internet, las bibliotecas se vieron obligadas a
transformar su procedimiento y estilo de trabajo, dejando de ser
lugares de un silencio sepulcral, abiertos exclusivamente para la
lectura y la conservación de colecciones bibliográficas. Hoy no
cumplen solo con las funciones tradicionales sino que además se
construyen con diseños arquitectónicos más amables y acordes
con criterios estéticos diferentes a los tradicionales; asimismo,
quienes las administran cumplen con el propósito de satisfacer
las nuevas necesidades de los usuarios.

LOS PARQUES BIBLIOTECA


Los parques biblioteca se conciben como complejos urbanísticos
formados por edificaciones de arquitectura moderna, con
amplios espacios circundantes de uso público, verdes, peatonales
y decorativos. Estos espacios públicos otorgan al complejo
urbanístico el nombre de parque. La edificación central o eje del
complejo está dotada de biblioteca con equipamiento de alta
tecnología computacional en banda ancha, justificando el nombre
de biblioteca, y de allí la expresión compuesta parque bibliotecaIV.
Según la administración municipal de Medellín, “los parques
biblioteca son centros culturales para el desarrollo social que
fomentan el encuentro ciudadano, las actividades educativas
y lúdicas, la construcción de colectivos, el acercamiento a los
nuevos retos en cultura digital. Y también son espacios para

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la prestación de servicios culturales que permiten la creación


cultural y el fortalecimiento de las organizaciones barriales
existentes”. El proyecto de los parques biblioteca es ambicioso
y novedoso: apuesta por la educación, la cultura, la equidad e
inclusión de todos los sectores sociales, con especial atención por
los más pobres, vulnerables y desprotegidas de la comunidad. Los
complejos urbanísticos se han construido en su totalidad en zonas
antiguamente marginadas casi por completo.
El concepto de parque biblioteca fue desarrollado por la Alcaldía de
Medellín a cargo del alcalde Sergio Fajardo Valderrama, y expuesto
en el Plan de Desarrollo 2004 2007. Aparece como uno de los
proyectos estratégicos de la línea 3, cuyo fin es “el fortalecimiento
de las bibliotecas como centros integrales de desarrollo cultural
y social”, buscando mejorar los espacios culturales y lúdicos, sí
como los servicios bibliotecarios, de formación y esparcimiento.
El plan contempla la generación de espacios públicos de calidad
en comunidades donde la ausencia de estos lugares ha sido
permanente, con el propósito de que, además de ser grandes
edificaciones arquitectónicas, también satisfagan algunas de las
necesidades básicas, como el bienestar, el acceso al conocimiento
o la seguridad (Plan de desarrollo 2004-2007. Alcaldía de Medellín).
Los parques biblioteca están dispuestos en lugares de la ciudad
que han presentado algún tipo de vulnerabilidad, así como en
zonas de violencia, baja renta y escasos recursosV. Este es el caso
de los parques biblioteca Presbítero Luis Arroyave, ubicado en
el barrio San Javier, en la Comuna 13, y el España, ubicado en el
barrio Santo Domingo Savio.
Con la implementación de los parques biblioteca se busca proporcionar
unamejorcalidaddevidaparalosdiferentessectoreseincluiralapoblación,no
solo de los barrios de influencia, sino también de los barrios circundantes,
en los procesos de reconstrucción del tejido social de la ciudad,
configurándose día a día, además de espacios arquitectónicos, en una
herramienta efectiva para garantizar la equidad y el reconocimiento
de la diversidad en un ejercicio que apunta al diálogo intercultural.
Igualmente, se busca que la población infantil, los jóvenes y
los adultos aprendan a hacer lecturas diferentes a sus propias
realidades, dándole un mejor uso a su tiempo libre. Pues no son
lugares exclusivos para consultar libros, sino que se convierten

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en importantes centros sociales en los cuales concurren diversas


actividades lúdicas y culturales. Es decir, “son centros culturales que
fomentan el desarrollo social y el encuentro ciudadano, las actividades
educativas y lúdicas, la construcción de colectivos y contribuyen a la
prestación de servicios culturales que fortalecen las organizaciones
barriales existentes” VI.
Y, como aparece en el Pacto Ciudadano de los Parques Bibliotecas:
Un Parque Biblioteca es un mapa humano hecho de encuentros
y conversaciones; un mapa donde se permite pintar la vida
con los colores de la piel, dibujar la semana sin el tedio de
la rutina; soñar, sentir y pensar sin permiso; recorrerse como un
bosque lleno de libros, sonidos, juegos e imaginación; visitar sus
lugares como se va a la intimidad, al amor y a la amistad; aprender
jugando y jugar descubriendo, compartir la dignidad, la pasión,
la esperanza y las necesidades. Un Parque Biblioteca es un mapa
que se va trazando y leyendo con la vida de la genteVII.

El sentido que adquieren consiste en ser territorios del


conocimiento, el entendimiento, la tecnología, el aprendizaje, el
juego, la cultura y el ocio. Pero también lo son para el encuentro
comunitario y la participación ciudadana. Además, están
conformados por edificaciones de arquitectura moderna, lo que
los ha hecho merecedores de varios premios internacionalesVIII,
con grandes espacios públicos exteriores, zonas y senderos
peatonales y decorativos. El Plan de Desarrollo lo estipula así y lo
considera una herramienta privilegiada para la transformación de
la ciudad para las comunidades: “El PlanIX [por esta razón] construye
espacios comunitarios de calidad con el fin de promover la
igualdad social, la convivencia y la integración ciudadana.
La Alcaldía de Medellín, junto con la Red de Bibliotecas y el Sistema
Municipal de Bibliotecas Públicas de Medellín, proyectaron cuatro
parques más en diferentes ubicaciones con el fin de lograr una
cobertura total en toda el Área Metropolitana: Doce de Octubre
(noroccidente de Medellín), Guayabal (suroccidente de Medellín),
San Cristóbal, corregimiento del occidente de la ciudad, y San
Antonio de Prado, corregimiento del sur de la ciudadX .

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Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

LOS IMPACTOS
Si aceptamos el término impacto como choque o golpe, se puede
constatar que los parques biblioteca aluden a una realidad que,
para quien no la comprende en su sentido novedoso, se constituye
en imposición, un híbrido de dos antónimos que difícilmente
se pueden leer en conjunto. Y, efectivamente, hay quienes no
encuentran identidad en este nombre y perciben un choque
brusco en el significado del término tradicional de la biblioteca
como es concebido en la ciudad.
Por ejemplo, en el periódico El Mundo de Medellín, se publicó en
agosto de 2007 una crónica periodística que da cuenta de esa
acepción del significado de impacto como choque o golpe y,
agregaríamos, de contradicción:

Hace unas semanas, en mi papel de anfitrión de un destacado


columnista del sur del continente, lo llevé a conocer los sitios
más interesantes de Medellín, en los que incluimos los parques
bibliotecas que estrena la ciudad. Y, luego de examinarlos y
explorarlos, mi amigo columnista exclamó:
“¡Pero si no son ni parques ni bibliotecas! No son parques,
porque no tienen árboles, y no son bibliotecas, porque no
tienen libros”. Ante tal afirmación, cualquier paisa chauvinista
podría sentir herido el orgullo recientemente inflamado por la
inauguración de estos nuevos referentes de la ciudad, pero si los
visita y les hace una valoración objetiva, muy probablemente
terminará de acuerdo con el crítico evaluadorXI.

Las realidades socioculturales y políticas que los parques biblioteca


quieren afrontar, desde la perspectiva de quienes los proyectan y
los construyen, implican, en síntesis, trascender esa cualidad cuasi
sacralizada y silente de la biblioteca para generar espacios de
inclusión, diálogo y encuentro en zonas periféricas de la ciudad.
Es cierto que estos espacios no son parques ni bibliotecas, sino
que ayudan a la construcción de este nuevo término, tanto en su
significado como en su uso. En palabras de Jesús Martín-Barbero,
“el discurso no es un mero instrumento pasivo en la construcción
del sentido que toman los procesos sociales, las estructuras
económicas o los conflictos políticos. Hay conceptos cargados

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en tal modo de opacidad y ambigüedad que sólo su puesta en


historia puede permitirnos saber de qué estamos hablando más
allá de lo que creemos estar diciendo (Barbero, 1987: 13).
Otro gran impacto está relacionado con la cultura. El término,
de por sí, es polifacético, esto es, posee gran diversidad de
respuestas. Sin duda, los lugares en los que están construidos los
parques biblioteca eran espacios cargados de violencia y donde
el ocio era sinónimo de peligro para las vidas de muchos jóvenes.
Hoy representan una nueva realidad: se puede asistir a obras de
teatro, o los niños pueden acceder a la información no solo desde
internet sino también desde la cercanía y el contacto con el libro;
hay además capacitaciones y espacios para la deliberación. Pero lo
más importante es que quienes se han apropiado de los parques
biblioteca han empezado a asumir unos comportamientos
para socializarse con los otros desde el respeto, la diferencia y la
inclusión.
El concepto de cultura diferencial, en cambio, define las identidades
a diferencia de los otros (es decir, cuando se usan términos como
“ellos no”, “ellos al contrario de nosotros”, “a ellos les falta” y demás).
Se observa cómo los territorios en los que se construyeron los
parques biblioteca están cargados de los imaginarios de conflicto
sufridos por la ciudad, que trascienden a los habitantes de los
barrios.
En consecuencia, el proyecto de cultura de la ciudad se basa en
el reconocimiento de la diversidad, y los parques biblioteca son
una respuesta a los fenómenos de violencia casi constantes en los
territorios. Pero son también una estrategia de integración de las
otredades. Ejemplo de ello es que un lugar de dolor y violencia
como Santo Domingo Savio se resignificó y pasó a ser otro lugar
donde es posible la creación. Igualmente Belén, en donde otrora
se veían filas interminables de gente con el rostro angustiado, se
convierte en un espacio amplio y abierto y, en vez de angustia, las
personas lucen ahora una gran sonrisa. En fin, se trata de lugares
de dolor que se transforman en territorios de paz.
Siguiendo a Bauman, el concepto genérico de cultura es aquel
en el que prima la dicotomía entre lo natural y lo humano
(citado en Barbero, 1987: 149). Precisamente, en el argot popular
hemos escuchado muchas veces la frase “los colombianos somos

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Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

violentos por naturaleza”. La violencia a veces parece una realidad


tan omnipresente en nuestra historia, que tal vez logró instalar un
sentimiento de impotencia entre la gente. De tal suerte que, si la
violencia es un asunto natural, no hay forma de hacerle frente ni
de resistirla.
Algunos investigadores en el país, como Elsa Blair TrujilloXII, Alonso
SalazarXIII o Ana María Jaramillo, se dieron a la tarea de mostrar
que la violencia no es un asunto innato en los colombianos, algo
natural que nos animaliza, sino más bien una creación cultural que
pasa por la decisión del individuo. Pero también pasa por formas
de relacionamiento colectivas llenas de símbolos, de significados,
por lo que se empezó a hablar de una cultura de la violencia y
se obligó a repensar el carácter ineludible de la concepción de
violencia por naturaleza.
Los parques biblioteca son un proyecto cultural, ubicados en
territorios de la ciudad cargados de miedo y de dolor, marcados
por las diferentes violencias y en los que se pensó que no había
opción para los jóvenes. Vehementemente retan el tema de la
supuesta naturaleza violenta, intrínseca en los habitantes de estas
zonas y de Medellín en general.
Tomando como referentes estas aproximaciones, podemos
entender que la cultura en los parques biblioteca se vive a diario
como una práctica, donde se desafía la realidad violenta de la
ciudad, donde se piensa en el otro con respeto y con dignidad, y
donde hay una política pública clara que persigue estos objetivos.
Veamos, a través de los siguientes datos, cómo percibe el público
esta situación:
El 2% de las personas encuestadasXIV reportó no saber leer ni
escribir; no obstante, los parques biblioteca las acogen, ya que
para ellas hay opciones para realizar actividades y escuchar
lecturas en voz alta. De esta forma, los espacios de la biblioteca
nunca están vacíos, porque los asiduos visitantes acuden por la
posibilidad de participar en una oferta cultural y ciudadana. Con
construcciones de calidad, la ciudad asume el reto de dignificar
el espacio de los habitantes, a la par que se van vinculando otros
proyectos de mejoramiento, como el Programa de Mejoramiento
Integral de Barrios, el mejoramiento y la construcción de colegios
de calidad, o la apertura de centros de emprendimiento zonales
(Cedezos), entre otros.
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Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

Para el 33% de los usuarios, todo es bueno en los parques biblioteca.


Es un dato muy interesante puesto que permite reconocer las
bondades que brindan a la comunidad. Además, porque generan
sentido de pertenencia y apropiación. Solo al 10% de la población
encuestada le preocupa que no se usen los espacios de manera
adecuada y al 7% del total de los encuestados le preocupa que
no se esté haciendo un buen mantenimiento al equipamiento, o
que en el diseño del mismo no se tuvo en cuenta, por ejemplo, a
la población discapacitada.
Una inquietud que asiste al público en general está relacionada con
las actividades que allí se llevan a cabo. Consideran que, dado que
son tan buenas, deberían repetirse o realizarse con más tiempo,
o incluso dejar los espacios abiertos en horarios extendidos. Es
decir, la comunidad sabe nombrar muy bien lo que le gusta de los
parques biblioteca, y el nivel de apropiación de los mismos.
Es importante destacar, entonces, que otro de los impactos de
los parques bibliotecas es el reconocimiento de la otredad y la
apuesta por el diálogo intercultural. Una reflexión que nos lleva
a pensar que “incluir” no necesariamente implica “reconocer”. La
primera noción hace referencia a brindar la posibilidad al “otro”
de hacer parte de este conjunto, proyecto o sistema social y
político. Por su parte, “reconocimiento” va un paso más allá e
implica aceptar y reconocerXV “lo otro” y “al otro” como diferente.
Significa renunciar a la pretensión de absorberlo sino dialogar con
él y generar nuevos proyectos de comunidad donde podamos
vivir juntos. Es el motivo por el cual los parques biblioteca están
en comunidades específicas. Tienen una perspectiva de ciudad:
son la plataforma a través de la cual se puede lograr un diálogo
con las instituciones públicas y privadas que en ellos convergen,
así como de las comunidades social, cultural y políticamente
diversas, compuestas por personas diferentes que demandan el
reconocimiento y su presencia en estos espacios.
Estos diferentes grupos (compuestos a su vez por múltiples
individualidades) tienen sus propias formas de expresión e
idiolectos, sus propios sistemas de relación y formas particulares
de identificación. Sectores como los afrodescendientes, las
comunidades LGBT, los indígenas o los infantes son grupos urbanos
históricamente excluidos de la ciudad y ya están presentes en esas
comunidades en donde los parques biblioteca se asientan.

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Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

Podríamos pensar, entonces, que muchos de los conflictos que


actualmente vive nuestra ciudad han sido producto del “no
reconocimiento” del otro, de la necesidad de anulación de lo
diferente. Dicha necesidad se marca cuando precisamente aparece
un elemento en una cotidianidad, en un ambiente “normalizado”,
y algo rompe con esa normalidad. Gente que reclama que su
voz sea escuchada, que sea representada en las instituciones
y en los espacios, y que se les propicien factores de inclusión y
reconocimiento.
Frases como estas, escuchadas a los usuarios de los parques
bibliotecas, llaman la atención:

“[El Parque Biblioteca] posibilita encontrarse con personas de


otros barrios y que no haya ningún problema”XVI.
“Las identidades personales se juntan en el parque biblioteca
y se respetan, es un centro cultural” XVII.
“Ha limado las asperezas, cada quien piensa diferente, se crea
una especie de respeto, aprenden a vivir con la imagen del
otro” XVIII.

Se puede inferir que, al convertirse en espacios neutrales, los


parques biblioteca han generado el ejercicio de reconocimiento
de la diferencia, para que se vuelva cotidiano, menos raro, y se
propicie el espacio para “aprender a vivir con la imagen del otro”,
y poco a poco no solo aprender a vivir con ella, sino también
a conocerla, reconocerla e interactuar con ella. Inicialmente
compartiendo un computador o un libro, luego debatiéndolo
y más adelante entrando en las complejidades del otro, para
posteriormente comprender que también “el otro soy yo”.

LA GESTIÓN DE LA MEMORIA
El reconocimiento del otro es fácil detectarlo con el fenómeno
de la descentralización de instituciones, en este caso el INDER,
Medellín Solidaria o los Cedezos, que a través del encuentro
constante, cotidiano, prolongado, logran poco a poco el diálogo,
el reconocimiento. Los prejuicios construidos desde el conflicto

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Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

y la pobreza son superados con los diálogos interculturales, así


como con los ejercicios de memoria que se propone la ciudad,
que busca mirar al pasado para entender el presente, planear el
futuro y vincular las historias locales de comunas y corregimientos
con la gran historia de ciudad. Es decir, visibilizar a los territorios y
darles voz en la ciudad: “Se trata de una operación delicada: nada
menos que de rehacer el pasado con miras a los retos del presente”
(Lechner, 2002: 10).
Ese ejercicio de memoria se lleva a cabo, en gran parte, en las
Salas Mi Barrio, mediante tertulias en las que se tocan diversos
temas y se complementan con el aprendizaje de escuchar al
otro. Las tertulias generan sentido crítico, permiten la tolerancia
por las ideas ajenas, posibilitan la transmisión de conocimientos,
permiten generar sentidos de pertenencia y reactivar los lazos
sociales. En efecto, cada vez cobra mayor importancia el hecho
de vincular la propia historia de vida con la gran historia de la
colectividad:

No se trata de una mirada estática a un pasado lejano y


congelado en el tiempo. Se pretende, por el contrario, una
interpretación actualizada con miras al futuro. La retrospectiva
incluye una prospectiva: habla tanto de lo que fue como de lo
que debería ser. La memoria del pasado obtiene su sentido
profundo de lo que lleva implícito como reivindicación del
futuro (Lechner, 2006: 483).

Los parques biblioteca prestan a la comunidad espacios para


fortalecer la participación ciudadana, para pensar el territorio,
la deliberación y la planeación, para fortalecer los sentidos de
pertenencia con la ciudad. Logran rescatar otras memorias
diferentes de esos territorios reconocidos muchas veces como
periferias, lugares marginados, inabordables, marcados por
la violencia. Si bien la violencia persiste, cada vez son más las
estrategias que se suman a un objetivo en el que prima el respeto
por el otro.

16
Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

NUEVAS FORMAS DE ENTENDER LA CIUDAD


Un impacto indiscutible de los parques bibliotecas es el relacionado
con el imaginario de la ciudad, que produjo una transformación de
Medellín. Aunque el concepto como tal es un poco complicado,
Escobar, a partir de una historiografía sobre la historia de las
mentalidades y de la noción de imaginario, nos da luces frente
a lo que aquí estamos explorando. Dice que un imaginario es
el reflejo y el modelo de la realidad, o, más precisamente, un
conjunto real y complejo de imágenes mentales, independientes
de los criterios científicos de verdad y producidas en una sociedad
a partir de herencias, creaciones y transferencias relativamente
conscientes; conjunto que funciona de diversas maneras en una
época determinada, que se transforma en una multiplicidad de
ritmos y que se sirve como construcciones estéticas, científicas y
de otro tipo, y como diferentes formas de memoria colectiva y de
prácticas sociales para sobrevivir y ser transmitidas (Escobar, 2000:
112).
Una mirada a los impactos generados por estos equipamientos
colectivos evidencia que el concepto de imaginario es vital porque
propicia vincular las historias y las imágenes del territorio, así como
la necesidad de tener y hacer funcional el espacio de los parques
bibliotecas, explorar las relaciones individuales y colectivas, y la
relaciones con el Estado y entre los operadores y los usuarios. Es
una manera de poner a circular las historias y de construir historias
conjuntas. Es una posibilidad para la apropiación del equipamiento
y la visibilización de las políticas públicas.
Son muchos los acontecimientos que ponen en escena el término
imaginario; por ejemplo, en los años sesenta del siglo XX, la ciudad
de Medellín, y Antioquia en general, gozaban de un imaginario
de pujanza, honestidad y respeto por la palabra, que hizo crecer
a la ciudad en su proceso de industrialización y desarrollo
económico. En las décadas siguientes, la violencia del narcotráfico
y el crecimiento de bandas juveniles en las diferentes comunas y
barrios de la ciudad, ubicados en las llamadas periferias, borraron
totalmente el imaginario original de la ciudad pujante y de los

17
Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

paisas honestos y trabajadores.

El daño fue incalculable: no solo había (y hay) una gran cantidad


de jóvenes que optaron por el rumbo de la indolencia, la crueldad
y la violencia explícita, sino que además se empezó a generar un
imaginario de desesperanza y de dolor en la ciudad, al mismo
tiempo que se produjo la percepción de la misma como de alta
peligrosidad. Se hablaba incluso de una estética de la crueldad
que parecía llenar todos los lienzos donde se pintaba la ciudadXIX.

Hablan los usuarios

Los impactos positivos de los parques biblioteca que se pudieron


observar en las comunidades se pueden constatar a partir de
una lectura sobre algunas de las necesidades básicas de la
población, que empiezan a ser satisfechas a partir de su puesta
en funcionamiento en la ciudad, como lo hemos anotado
anteriormente.

Esta perspectiva llama al mismo tiempo la atención sobre la relación


dinámica entre lo local y lo global, y además alude a la importancia
de la relación entre lo individual y lo colectivo. Más importante
aún: enfatiza sobre los procesos de planificación del territorio,
que tiene en cuenta la autonomía (en este caso el reconocimiento
de la diversidad) y la relación directa de la sociedad civil con el
Estado. Así lo expresa Max Neef, más puntualmente:

Necesidades humanas, autodependencia y articulaciones


orgánicas, son los pilares fundamentales que sustentan
el desarrollo a escala humana. Para servir a su propósito
sustentador deben, a su vez, apoyarse sobre una base sólida.
Esa base se construye a partir del protagonismo real de las
personas como consecuencia de privilegiar tanto la diversidad
como la autonomía de espacios en los que el protagonismo
sea realmente posible. Lograr la transformación de la persona-
objeto en persona sujeto del desarrollo es, entre otras cosas, un
problema de escala, porque no hay protagonismo posible en
sistemas gigantísticos organizados jerárquicamente de arriba a
abajo (Max Neef, 1986: 14-15).

18
Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

En esta misma lógica se definen unas necesidades básicas, finitas


y clasificablesXX. En este caso, los parques biblioteca han aportado
directamente a la satisfacción de dos de ellas, las denominadas
comprensión y esparcimiento o, más puntualmente, ocio (recreo).
Veamos un ejemplo: cuando se les preguntó a las personas que
visitan los parques biblioteca qué es lo que más les gusta de ellos,
de un total de 150 entrevistas, el 28% dice que lo mejor es la oferta
de servicios para la formación o comprensión, y el 23% se refiere
a las actividades que satisfacen la necesidad de esparcimiento.
Dentro de la necesidad de comprensión, la comunidad valoró,
desde las categorización existencial, en el ser, la posibilidad de
generar una conciencia crítica sobre la ciudadanía, ya no como

individuos que ocupan un territorio y que hacen parte de las


estadísticas que dan cuenta de la densidad de población, sino
como sujetos de derechos en el marco de una ciudad incluyente
que reinvierte los recursos en beneficio de los ciudadanos.
En la categoría existencial de tener, relacionada con la comprensión,
la comunidad valora la variedad de las colecciones de literatura
y otros temas, el acompañamiento de los funcionarios, las
metodologías para acercar a la comunidad alfabeta o analfabeta,
sin distinción, al mundo de la literatura con actividades como
lecturas en voz alta, la actividad de “los abuelos cuenta cuentos”, la
lectura de cuentos por teléfono. Valoran las tertulias de la memoria,
los foros y los talleres, en los que se abre la posibilidad de conocer y
reconocer el propio territorio a partir de la propia historia de vida.
Asimismo, las políticas educativas incluyentes, que le apuntan al
diálogo, han permitido que la población se acerque más tranquila
y recurrentemente al espacio de la biblioteca como tal.
Dentro de la categoría existencial del hacer, la comunidad valora
el acceso a la información y la posibilidad de generar nuevo
conocimiento. Es el caso de la implementación de las tecnologías
de la información y la comunicación (TIC) y el acceso gratuito a
las redes y los equipos mediante los cuales se puede investigar,
educar y experimentar. Es decir, cuando una persona realiza una
consulta en los parques biblioteca, si no encuentra el total de la
información que requiere en las colecciones bibliográficas físicas,
mediante las TIC y el acompañamiento de los funcionarios puede
acceder al ciento por ciento del material de consulta.

19
Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

En cuanto a la categoría de las relaciones, la comunidad puede


interactuar con otras culturas, asistir a talleres y foros de temáticas
que tienen que ver con el desarrollo personal y colectivo, global y
local. Además, se abren espacios para la participación ciudadana,
la deliberación y la planeación local, en la que cada participante
toma un papel activo en el desarrollo de su proyecto.
La otra necesidad básica que los parques biblioteca contribuyen
a satisfacer es la de esparcimiento, entendido como la posibilidad
de hacer productivos los tiempos de ocio. La agenda cultural de
los parques biblioteca, que se renueva mes a mes, le da un valor
importantísimo al hecho de que los visitantes ocupen su tiempo en
actividades mediante las cuales se generen espacios de descanso,
de reflexión, de distracción y de aprendizajes por métodos que
atienden la lúdica. Son aportes para las categorías existenciales
del ser y del tener. A la vez que se aprende, se puede asistir a obras
de teatro, juegos, lecturas de cuentos y demás actividades. Se
logra que quienes accedan a ellos se abstraigan de las tensiones
de la vida cotidiana y le vean otra cara a la vida.
En la categoría del hacer, se le da rienda suelta a la imaginación,
se incentivan los ejercicios de memoria, la gente quiere relajarse
y divertirse, y hasta los adultos acceden a jugar. Esto en sí mismo
representa un cambio cultural, pues en el imaginario de los paisas
tradicionales el descanso no estaba contemplado. El “ocioso” —
siempre mal visto— se consideraba como la persona que no le
daba valor al trabajo, y ese señalamiento se podía ganar, valga la
redundancia, sin ningún esfuerzo. De hecho, la violencia por la que
ha atravesado la ciudad se le ha atribuido, no pocas veces, al ocio
improductivo que generan el desempleo y la desescolarización,
y que los jóvenes y sus familias “aprovecharon” para justificar
el hecho de haber caído en actividades delictivas. Hoy, por el
contrario, los parques biblioteca les dan qué hacer a los niños
y niñas, así como a los adolescentes, los jóvenes y los adultos.
Y, por supuesto, las relaciones mejoran con la puesta en escena
del equipamiento. A la comunidad se le ofrecieron espacios de
encuentro seguros, que no existían antesXXI.
En consonancia con los impactos sobre las necesidades básicas
que los parques biblioteca ayudan a satisfacer (comprensión y
esparcimiento), los servicios más usados son los de consulta y
préstamo de libros y material audiovisual, con el 32%, así como el

20
Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

acceso gratuito a salas virtuales, con el 23% del total de la muestra.


Para la comunidad es muy importante el acceso a la información y
al aprendizaje mediante las TICS.
Algo importante es que ahora existe una opción diferente,
enmarcada no por la violencia sino por la creación y la cultura, y
esto lo constata el hecho de que el 90% de los usuarios, de los 150
entrevistados, ve como un impacto positivo la transformación de
las prácticas cotidianas (es decir, los modales, la higiene personal,
la mejoría de las relaciones de convivencia).
Es importante señalar que el 51% de los usuarios no reconocen
ningún efecto negativo en los parques bibliotecas. Lo negativo
es que 10% de los adolescentes observan que hay actividades
para la niñez o la adultez, pero pocas para ellos, o consideran
que la normatividad de los parques biblioteca no les permite
comportarse como en las propias casas o como en otros parques
tradicionales.
En cuanto a la seguridad, solo el 9.5% de los asistentes a los parques
biblioteca manifiesta sentirse inseguro. Pero es curioso, porque no
lo perciben en su interior del sitio sino por fuera de su perímetro.
Con frecuencia la comunidad insiste en que los parques biblioteca
son territorios de paz, lo cual constata que, aunque el conflicto
continúe, estos son espacios para la protección y la neutralidad.
Para la comunidad es muy claro que la parte de biblioteca está
funcionando muy bien, pero lo que tiene que ver con el parque
no está tan bien definido. Por ello la prioridad en cuanto a lo que
se quiere encontrar en ellos es precisamente la recreación y el
deporte (27%), y si bien hay otras actividades que tienen por objeto
satisfacer la necesidad de esparcimiento, están más dirigidas al
intelecto que al cuerpo como tal.
Un 20% de la comunidad propone que haya más cursos gratuitos
para que más personas puedan disfrutar. Esto se dio en relación
con los cursos que ofrecen las cajas de compensación, en los cuales,
a pesar de que siempre hay cupos gratuitos para la comunidad,
no se alcanza a cubrir la demanda. Asimismo, un 14% dice que
la programación cultural debe aumentar para que más público
pueda acceder a ella.

21
Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

Para quienes están cerca de los parques biblioteca y los visitan


con mayor frecuencia, hay una buena percepción de la difusión
de la información de los servicios que allí se ofrecen. El 72% del
total obtiene buena información, y los medios a través de los
cuales la obtienen son con los funcionarios y las carteleras, y en
menor medida mediante volantes y medios como la televisión o
la radio. Vale la pena reforzar la información que se emite sobre
los equipamientos en diferentes medios de comunicación, dado
que el hecho incrementa el impacto en la cobertura y la inclusión.
Esto con el fin de que no solo quienes viven cerca de los parques
biblioteca se enteren de la oferta cultural sino además otras
personas que viven en otros sectores de la ciudad.
Para constatar mejor este punto, se realizó una encuesta a 103
personas en varios lugares de la ciudad: Universidad Nacional,
Universidad de Antioquia, Universidad Eafit, Parque Boston,
Parque de Berrío y Parque de los Pies Descalzos. Al preguntarles a
los encuestados cómo se enteraron de qué es un parque biblioteca,
el mayor porcentaje aludió a la televisión y al voz a voz: 26% para
cada uno. En relación con la televisión, refirieron que en uno de
los canales regionales se transmite un programa de humor muy
popular desde el parque biblioteca de Belén. En el rango del 2%
se encuentran las personas que han tenido noticia de los parques
biblioteca mediante la publicidad o las reuniones informativas.
Es muy importante señalar que, del total de la muestra (103
personas), el 73% sabían de la existencia de los parques biblioteca,
mientras que un 27% no sabía de su existencia. Esto quiere decir
que ya hay una gran cantidad de personas que ya saben de este
tipo de equipamientos y sobre sus ofertas culturales, a las que
pueden acceder.

www.propiedadpublica.com.co

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Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

REFERENCIAS
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Kardec, Allan (1957). El libro de los espíritus. Buenos Aires: Diana.

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Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

NOTAS
I
El texto de Jorge Luis Borges, La Biblioteca de Babel, ofrece una excelente reflexión histórica
sobre el tema. Ver: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Biblioteca_de_Alejandría&oldid
II
Los sumerios comenzaron a escribir su idioma mediante pictogramas, que representaban
palabras y objetos, pero no conceptos abstractos. Hacia 2600 a.C. los símbolos pictográficos ya
se diferenciaban claramente del ideograma original, y al finalizar ese milenio, para hacer más
fácil la escritura, ya eran completamente diferentes.

III
En Egipto, la vida se ordenaba en torno al desarrollo de un sistema de escritura y de una
literatura independientes, así como en un cuidadoso control estatal sobre los recursos naturales
y humanos, caracterizado sobre todo por la irrigación del fértil valle del Nilo y la explotación
minera del valle y de las regiones desérticas circundantes, la organización de proyectos
colectivos, el comercio con las regiones vecinas de África del Este y Central y con las del
Mediterráneo Oriental y, finalmente, por empresas militares que mantuvieron una hegemonía
imperial y la dominación territorial de civilizaciones vecinas en diversos períodos.

IV
Consultar en línea http://es.wikipedia.org/wiki/Parques_Biblioteca.

V
Andrea Domínguez. Bibliotecas para la paz urbana, en http://www.comunidadesegura.
org/?q=es/node/41401.

VI
Consultar en línea http://www.edu.gov.co/index.php?option=com_content&view=article&
id=100&Itemid=70&showall=1

VII
Folleto Historia de la Biblioteca España, en la Sala Joven de la Biblioteca España.

VIII
Medellín fue seleccionada el 1 de marzo de 2013 como la ciudad más innovadora del mundo,
y una de las variables para esta decisión fue la educación, que tiene que ver, en parte, con los
parques biblioteca.

IX
http://www.medellin.gov.co/alcaldia/jsp/modulos/I_gestion/parquesbiblioteca.jsp

X
http://www.reddebibliotecas.org.co/sites/Bibliotecas/noticiasparquesbibliotecas/Paginas/
EnquevanlosnuevoscuatroParquesBiblioteca.aspx

XI
Vélez, Sergio Esteban. El Mundo, agosto de 2007. En línea: http://www.sergioestebanvelez.
com/article-31510442-6.html

XII
Ver por ejemplo, Elsa Blair Trujillo, Muertes violentas, la teatralización del exceso. Medellín,
Editorial Universidad de Antioquia, 2004.

XIII
Ver al respecto No nacimos pa’ semilla: La cultura de las bandas juveniles de Medellín. Bogotá:
Cinep, 1990.

XIV
De las 670 encuestas realizadas, la mayor concentración de personas corresponde o están
ubicados en el nivel de escolaridad Media Vocacional (31%). El nivel de escolaridad, Básica
Secundaria es representativa con una participación porcentual de 29%, y con una menor
participación se encuentran los encuestados, en un nivel de desescolarización del 2% del total
de la muestra (gráfico 6 informe final).

XV
En la primera de sus acepciones, el término reconocer implica “examinar con cuidado algo o
a alguien para enterarse de su identidad, naturaleza y circunstancias” (RAE).

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Los parques biblioteca en la ciudad de Medellín

XVI
Habitante de Santo Domingo Savio 1, usuaria del Parque Biblioteca España, 19 años. Guía de
usuarios, noviembre 11 de 2010.

XVII
Guarda de seguridad. Parque Biblioteca Presbítero José Luis Arroyave, San Javier. Guía de
funcionarios, octubre 11 de 2010.

XVIII
Joven de Santo Domingo Savio 1. Usuario del Parque Biblioteca España. Guía de usuarios,
énfasis personal, noviembre 11 de 2010.

XIX
Ver por ejemplo, Olga Cristina Agudelo H., “Pintura, arte y violencia: La estética de la
destrucción”, en: Pilar Riaño Alcalá (ed.), Arte, memoria y violencia, reflexiones sobre la ciudad.
Medellín, Corporación Región, 2003, pp. 83-110.

XX
La matriz de necesidades básicas propuesta por Max Neef clasifica las necesidades según
categorías axiológicas, que se nombran como subsistencia, protección, afecto, comprensión,
participación, creación, ocio (recreo o esparcimiento), identidad y libertad, cada una de las
cuales está definida por categorías existenciales al correlacionar las variables del ser, el tener, el
hacer y las relaciones.

XXI
En Medellín, tradicionalmente la ciudad más violenta, luego de un tope de 381
homicidios/100.000 habitantes en 1991, la tasa descendió a su nivel más bajo en 2007
(34/100.000 habitantes), según datos de la alcaldía de la ciudad, para luego repuntar en 2008 y
2009 (cerca de 60 homicidios/100.000 habitantes). UN periódico, 13 de marzo de 2010.

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