Vous êtes sur la page 1sur 1

“En 1928 las mujeres éramos algo así como adornos que se llevaban a las fiestas para presumir de

ellos. Objetos sin poder de opinión ni decisión. Es cierto que la vida no era fácil para nadie, pero
mucho menos si eras mujer. Si eras mujer, en 1928 ser libre era algo que parecía inalcanzable.
Porque para la sociedad las mujeres solo éramos amas de casa, madres, esposas.

No teníamos derecho a tener sueños ni ambiciones. Para buscar un futuro muchas tenían que
marcharse lejos y otras tenían que enfrentarse a las normas de una sociedad machista y retrógrada.

Al final todas, ricas, pobres, queríamos lo mismo, ser libres. Y si para eso había que quebrantar la
ley estábamos dispuestas a hacerlo sin importarnos las consecuencias.

Solo las que luchan por ello consiguen sus sueños.

Eso creíamos. Lo que no sabíamos era que el destino nos tenía preparadas muchas sorpresas.

“En 1928 las mujeres éramos algo así como adornos que se llevaban a las fiestas para presumir de
ellos. Objetos sin poder de opinión ni decisión. Es cierto que la vida no era fácil para nadie, pero
mucho menos si eras mujer. Si eras mujer, en 1928 ser libre era algo que parecía inalcanzable.
Porque para la sociedad las mujeres solo éramos amas de casa, madres, esposas.

No teníamos derecho a tener sueños ni ambiciones. Para buscar un futuro muchas tenían que
marcharse lejos y otras tenían que enfrentarse a las normas de una sociedad machista y retrógrada.

Al final todas, ricas, pobres, queríamos lo mismo, ser libres. Y si para eso había que quebrantar la
ley estábamos dispuestas dispuestas a hacerlo sin importarnos las consecuencias.

Solo las que luchan por ello consiguen sus sueños.

Eso creíamos. Lo que no sabíamos era que el destino nos tenía preparadas muchas sorpresas.

“En 1928 las mujeres éramos algo así como adornos que se llevaban a las fiestas para presumir de
ellos. Objetos sin poder de opinión ni decisión. Es cierto que la vida no era fácil para nadie, pero
mucho menos si eras mujer. Si eras mujer, en 1928 ser libre era algo que parecía inalcanzable.
Porque para la sociedad las mujeres solo éramos amas de casa, madres, esposas.

No teníamos derecho a tener sueños ni ambiciones. Para buscar un futuro muchas tenían que
marcharse lejos y otras tenían que enfrentarse a las normas de una sociedad machista y retrógrada.

Al final todas, ricas, pobres, queríamos lo mismo, ser libres. Y si para eso había que quebrantar la
ley estábamos dispuestas dispuestas a hacerlo sin importarnos las consecuencias.

Solo las que luchan por ello consiguen sus sueños.

Eso creíamos. Lo que no sabíamos era que el destino nos tenía preparadas muchas sorpresas.

Vous aimerez peut-être aussi