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ADULTERIO COMO CAUSAL DE DIVORCIO.

Si bien es cierto que es criterio reiterado, sustentado por el máximo tribunal de la nación, que
para la comprobación del adulterio como causal de divorcio debe admitirse la prueba indirecta,
habida cuenta de que el medio directo para la comprobación de esa causal es casi imposible, no
menos cierto es que ese medio de convicción indirecto debe encaminarse a demostrar
precisamente la conducta infiel del cónyuge demandado, así como la mecánica del adulterio, y
por tanto el actor tiene la carga de probar en el juicio las circunstancias de tiempo, lugar y
modo en que se produjeron los hechos, de los cuales se pretende deducir que el culpable tuvo
relaciones sexuales con personas distintas de su cónyuge, para así satisfacer las exigencias
legales y el juzgador pueda apreciar la conducta indebida imputada al demandado; y por otra
parte, para estar en posibilidad de determinar si la acción se registró oportunamente, es decir
para estar en legal posibilidad de establecer si operó o no la caducidad.

Consiste en las relaciones sexuales realizadas con una persona distinta del cónyuge. El
adulterio en la mayoría de casos puede resultar ser una causa improbable ya que se
debe probar fehacientemente el acto sexual cometido por el cónyuge infractor;
llegando al extremo de sólo poder probar el adulterio mediante el hijo producto de la
infidelidad, ya que las fotografías, las cartas y los testimoniales según el sector de la
jurisprudencia no resultan ser medios probatorios idóneos para acreditar esta causal[3].
También se deberá tener mucho cuidado al querer obtener una prueba que demuestre
el adulterio del cónyuge ya que podrían ser declaradas ilegales al haber sido obtenidas
de manera contraria a la ley, así por ejemplo las pruebas obtenidas mediante robo,
hurto o infringiendo algún derecho fundamental de la persona como por ejemplo su
derecho a la intimidad o a la inviolabilidad de domicilio estas serán declaradas
invalidas por haber sido obtenidas de manera ilegal y por ende no tendrían validez en
ningún proceso.

Exp. Nº 2357 – 1990, Callao

La declaración de la madre casada imputando la paternidad del hijo que declara un


tercero, no modifica la filiación matrimonial del mismo, pero si constituye prueba de
adulterio.

Ahora bien con respecto a la interposición de la demanda, nuestro Código Civil


(art.336) nos advierte que no podrá interponerse la demanda basada en la causal de
adulterio si el cónyuge que interpone la demanda ha provocado, ha consentido, o ha
perdonado este accionar; es más nos señala que la cohabitación posterior al
conocimiento del adulterio impide iniciar o proseguir con la demanda.
Con respecto al plazo que tiene el cónyuge engañado para interponer la demanda de
divorcio por causal de adulterio es de seis meses conocida la causa por este; y en todo
caso a los cinco años de ocurrido el hecho; sobre el particular encontramos que la Corte
Suprema de Justicia ha acogido dos criterios diferentes:
En el primer criterio la Corte Suprema toma en cuenta la fecha de nacimiento del hijo
extramatrimonial para que empiece ha correr el plazo de caducidad.
En el segundo criterio la Corte Suprema nos señala que el plazo que se debe tener en
cuenta para el cómputo de la caducidad es la fecha de concepción del hijo
extramatrimonial.

CAS. Nº 611-1995 [4]

“…La acción de separación de cuerpos por causal de adulterio caduca, en todo caso, a los
cinco años de producida. En tal caso el cómputo del citado plazo debe iniciarse desde la
fecha del nacimiento del último hijo extramatrimonial del demandado.”

CAS. Nº 1643-1999[5]

“…El nacimiento del menor y el posterior reconocimiento de paternidad son sólo


consecuencias del acto de la concepción, que es el acto que constituye el adulterio por
excelencia, y por tanto son considerados como medios de prueba que en su conjunto
prueban la causal mencionada.”

Con respecto a las consecuencias que trae la sentencia de divorcio debemos mencionar
que la obligación alimenticia que existía entre los cónyuges durante el matrimonio
cesa; pero si el que demanda el divorcio estuviese imposibilitado de trabajar o no
tuviese bienes propios o careciera de gananciales el Juez le asignará una pensión
alimenticia.
Así también si el cónyuge es indigente deberá ser socorrido por el ex – cónyuge, aunque
haya sido culpable del divorcio.

Ahora debemos saber que estas obligaciones cesan automáticamente si el alimentista


(persona que es beneficiada con una asignación para alimentos) contrae matrimonio; de
la misma manera si desapareciera el estado de necesidad del cónyuge el obligado tiene
las facultades para demandar la exoneración así como el reembolso de lo entregado.

Exp. Nº 2398-1987, Lima

“…A pesar de haber quedado disuelto el vínculo matrimonial, deberá fijarse una pensión
alimenticia si no se ha acreditado que la ex cónyuge trabaje o subvenga a sus
necesidades.”[6]

Debemos tener presente que el cónyuge culpable del divorcio perderá los gananciales
que proceden de los bienes del otro cónyuge, ha de comprenderse que no pierde los
propios; es así que tenemos que entender que el cónyuge infractor no tendrá ningún
derecho sobre los bienes de su cónyuge, esto es no habrá repartición de bienes. De la
misma manera ambos cónyuges pierden su derecho de heredar entre sí.
Cas. Nº 1301-1996

“…Son distinto los supuestos de pérdida de gananciales como producto de la separación


de hecho y del divorcio. En el primer caso, producida la separación de hecho, el cónyuge
culpable pierde el derecho de gananciales proporcionalmente a la duración de la
separación. En el segundo caso, regulado en el artículo 352 del Código Civil, el cónyuge
divorciado por su culpa pierde los gananciales que procedan de los bienes propios del
otro.”

Debemos aclara que cuando nos referimos al “culpable del divorcio” estamos hablando
del aquel cónyuge que ha incurrido en una de las causales del artículo 333º de nuestro
Código Civil.

Para terminar este artículo debo mencionar que el adulterio no es una causal de
divorcio con efecto permanente sino más bien de constitución inmediata; es por ello
que no se puede demandar por hechos que han sido consentidos ni perdonados.

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