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Colombiana siglo xx
SEMANA 3
1
BEJARANO,
Jesús
Antonio.
La
economía
colombiana
entre
1922
y
1929.
En
Nueva
Historia
de
Colombia
(págs.
51
-‐76).
Bogotá:
Planeta
colombiana
editorial.
1989
2
[ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
El
gasto
público
se
triplicó
entre
1926
y
1929
tal
que
el
gasto
público
per
cápita
pasó
de
5,5dólares
a
13,7
en
este
periodo.
La
inversión
pública
representó
el
29%
en
1929
de
la
inversión
total
nacional.
Sin
deuda
ese
gasto
no
hubiera
sido
posible
puesto
que
había
un
bajo
nivel
de
renta
per
cápita
por
lo
que
el
recaudo
por
tributación
indirecta
como
por
impuestos
a
la
propiedad
o
la
renta
eran
muy
limitados.
Con
la
deuda
se
pudo
financiar
las
necesidades
de
importación.
Entre
1923
y
1929
las
importaciones
crecieron
13%.
La
mitad
de
ellas
se
enfocaron
en
bienes
de
consumo
y
la
otra
mitad
a
materias
primas
y
bienes
intermedios
y
de
capital
para
la
industria
la
agricultura
y
el
transporte.
Estas
compras
se
hicieron
sobre
todo
para
el
sector
textil
y
la
industria
metalmecánica.
Las
compras
de
alimentos
se
acrecentaron
en
1927
gracias
a
la
ley
de
emergencia
que
permitió
la
libre
importación
de
víveres
de
primera
necesidad
incluyendo
lo
que
pueda
producir
el
país.
El
impacto
del
gasto
público
se
centró
en
las
obras
públicas
en
especial
los
ferrocarriles
que
permitieron
la
integración
del
mercado
nacional,
el
fortalecimiento
del
mercado
laboral,
la
valorización
de
las
tierras
y
la
conmoción
de
la
estructura
agraria.
Ante
esta
holgura
fiscal
se
fortaleció
mucho
la
capacidad
del
gasto
del
sector
público
que
pasó
de
38,9
millones
en
1923
a
115
millones
en
1928.
Esta
capacidad
de
gasto
se
orientó
hacia
las
obras
públicas,
en
particular
las
vías
de
comunicación
que
precipitaron
los
cambios
más
profundos
del
periodo.
En
efecto
de
los
1481
Km
de
vías
férreas
existentes
en
1922,
992Km
estaban
localizados
en
las
regiones
cafeteras,
313Km
se
orientaban
hacia
los
puertos
de
embarque
y
sólo
176
conectaban
regiones
no
vinculadas
con
el
comercio
exterior.
La
red
de
carreteras
era
apenas
de
3437Km
e
los
cuales
el
50%
se
encontraba
en
Cundinamarca.
Se
trataba
pues
de
promover
una
red
de
tendencias
centrípetas
en
vez
de
las
centrífugas
que
habían
predominado
hasta
entonces.
Así,
el
desarrollo
ferrocarrilero
de
los
años
veinte
se
orientó
hacia
la
integración
de
la
economía
nacional
y
solo
de
un
modo
secundario
a
completar
las
vías
hacia
el
mercado
mundial.
De
hecho,
entre
1925
y
1930
se
construyó
la
mitad
de
la
red
ferroviaria
total
del
país
existente
en
1930.
Entre
1922
y
1934
(12
años)
los
ferrocarriles
céntricos
se
habían
igualado
en
Km
en
uso,
equipo
rodante
e
inversión,
con
los
ferrocarriles
cafeteros
desarrollados
durante
las
cinco
décadas
anteriores.
Además
se
hicieron
4042
Km
de
caminos
que
incluían
conexiones
entre
Ibagué
–
Armenia,
Pasto,
Popayán
y
Bogotá
Villavicencio.
Ello
posibilitó
el
aumento
del
parque
vehicular.
Este
pasó
de
552
autos
importados
en
1923
a
3556
en
1928
de
modo
que
en
1928
había
un
parque
de
12
mil
unidades
de
las
cuales
el
16%
eran
de
más
de
2,5
toneladas.
El
Estado
incorporó
los
instrumentos
institucionales
a
la
administración
de
la
bonanza.
El
presidente
Ospina
dijo
“Colombia
necesita
un
gerente”
que
se
encargara
de
reorganizar
las
finanzas
públicas,
el
sistema
monetario
y
bancario
y
sobre
todo
de
la
promoción
del
desarrollo
económico
desde
el
Estado.
[ INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA COLOMBIANA ] 3
En
julio
de
1923
se
expide
la
ley
5
que
creaba
el
Banco
de
la
República,
el
cual
se
encargó
inicialmente
del
reordenamiento
del
caótico
sistema
monetario,
en
el
que
la
más
variada
cantidad
de
documentos
hacía
las
funciones
de
medios
de
pago,
la
creación
del
Banco
representó
la
transición
de
la
incertidumbre
financiera
una
organización
monetaria
y
crediticia
estable,
mediante
la
cual
pudo
adoptarse
una
moneda
única,
el
billete
convertible,
reglamentar
el
crédito
y
la
circulación
monetaria,
vigilar
el
mercado
cambiario,
centralizar
las
reservas
de
oro
de
la
nación,
en
fin,
todo
lo
pertinente
a
las
funciones
de
un
Banco
central.
En
la
creación
del
Banco
se
dispuso
de
las
recomendaciones
de
la
misión
encabezada
por
Edwin
KEMMERER,
contratada
por
el
gobierno
en
1923,
la
cual
propuso
una
reforma
bancaria
que
reglamentaba
el
funcionamiento
de
los
bancos
comerciales,
hipotecarios,
agrícolas,
ganaderos
y
prendarios
especializando
la
banca
en
distintas
funciones.
Además
la
misión
formuló
recomendaciones
sobre
la
organización
fiscal
del
estado,
en
relación
a
los
impuestos,
la
contabilidad
nacional
y
el
control
fiscal
mediante
la
creación
de
la
Contraloría
General
de
la
República.
Del
mismo
modo
se
amplió
la
intervención
del
estado
en
el
ámbito
social
y
laboral
mediante
la
creación,
en
1924
de
la
Oficina
General
del
Trabajo,
encargada
de
regular
las
relaciones
entre
el
capital
y
el
trabajo
y
se
expidieron
varios
decretos
y
leyes
para
ordenar
los
procesos
de
ocupación
de
tierras
de
colonización
y
de
baldíos,
con
lo
cual
se
crearía
un
instrumento
para
parcialmente
al
menos
afrontar
los
conflictos
sociales
nacidos
de
la
expansión
económica.
El
desarrollo
industrial,
de
alguna
significación
durante
estos
años,
acentuaron
los
flujos
migratorios
normales,
experimentándose
entonces
un
rápido
crecimiento
de
la
población
urbana
y
nuevas
opciones
laborales,
que
se
reflejaron
sobre
todo
en
la
diferenciación
de
los
salarios
entre
actividades
agrícolas
y
no
agrícolas.
En
efecto
se
presentó
una
diferenciación
de
salarios
entre
la
agricultura
y
las
obras
públicas
que
en
Antioquia
llegaba
a
100%,
en
Santander
al
60%
y
en
el
Valle
del
Cauca
20%,
sin
contar
con
las
diferencias
en
las
condiciones
generales
de
trabajo,
sin
duda
mejores
en
las
obras
públicas
y
en
la
industria
que
en
las
haciendas
.2
En
1925
la
industria
solo
representaba
el
10%
del
producto
nacional.
Este
rezago
se
debía
a
la
escasez
de
moneda
extranjera
que
impedía
la
compra
de
maquinaria
y
equipo,
pero
sobre
todo
a
la
escasa
división
del
trabajo
y
a
las
precarias
dimensiones
del
mercado
interno
(debido
al
bajo
ingreso
per
cápita
y
la
carencia
de
vías
de
comunicación
que
reducían
los
mercados
a
la
escena
local
o
regional)
y
por
último
a
la
presencia
de
relaciones
de
trabajo
no
salariales
en
el
campo
que
impedían
la
demanda
de
productos
manufacturados.
Esta
limitación
se
removió
temporalmente
y
permitió
hacer
inversiones
en
manufactura
elevando
la
capacidad
de
la
industria
en
más
del
50%.
Si
bien
ello
no
se
reflejó
de
inmediato
en
la
producción,
que
creció
2
BEJARANO,
Jesús
Antonio.
La
economía
colombiana
entre
1922
y
1929.
En
Nueva
Historia
de
Colombia
(págs.
51
-‐76).
Bogotá:
Planeta
colombiana
editorial.
1989
4
[ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
por
debajo
del
3%
anual
entre
1925
y
1930,
si
fortaleció
en
todo
caso
el
equipo
básico
que
contribuyó
a
su
aumento.
Aunque
el
sector
agropecuario
se
benefició
indirectamente
de
las
inversiones
públicas
del
ministerio
de
industrias
a
partir
de
1924
y
la
creación
del
Banco
agrícola
hipotecario,
dos
años
más
tarde,
estas
le
permitieron
tener
recursos
de
crédito
y
tener
una
política
de
estímulo
al
desarrollo
técnico
por
la
vía
de
suministro
de
maquinaria,
semillas
mejoradas
e
insumos.
Este
impulso
junto
con
el
aumento
de
la
demanda
y
las
mejores
condiciones
de
transporte
interno
impulsaron
la
producción
agrícola
que
en
estos
años
creció
más
rápido
que
la
población.
En
cualquier
caso
la
producción
agrícola
de
consumo
interno
fue
insuficiente
para
la
demanda
en
expansión
económica
lo
que
llevó
a
una
subida
de
precios
entre
1926-‐27
(por
ejemplo
los
precios
de
bienes
necesarios
aumentaron
30%
entre
1924-‐26).
El
régimen
de
las
haciendas
que
se
sustentaba
en
que
la
mano
de
obra
tenía
una
remuneración
muy
baja
en
dinero
o
en
especie,
se
debilitó
por
la
movilidad
de
la
fuerza
de
trabajo.
A
ello
se
sumó
el
desarrollo
de
las
obras
públicas,
la
apertura
de
nuevos
mercados,
el
aumento
de
la
demanda
por
productos
agrícolas
y
la
vinculación
a
centros
de
consumo
lo
cual
generó
un
proceso
de
valorización
de
la
tierra
especialmente
en
Cundinamarca
y
Tolima
que
habían
sido
beneficiadas
por
los
ferrocarriles.
De
aquellas
valorizaciones
de
la
tierra
se
beneficiaban
muy
poco
las
masas
rurales
que
ni
eran
propietarias
legítimas
de
la
tierra,
ni
podían
sembrar
en
las
parcelas
el
café,
debiendo
contentarse
con
productos
de
subsistencia.
El
régimen
de
haciendas
excluía
a
los
trabajadores
de
los
beneficios
del
auge
en
estos
años,
lo
que
no
dejaba
de
traducirse
en
un
clima
de
conflicto
que
el
país
no
había
vivido.
El
elemento
central
de
los
conflictos
después
de
1925
fue
la
solicitud
de
los
arrendatarios
de
sembrar
café
en
sus
propias
parcelas.
Los
propietarios
lo
prohibieron
porque
si
lo
permitían
subiría
el
valor
de
las
mejoras
que
debían
pagar
a
los
arrendatarios
por
el
carácter
permanente
del
cultivo.
Aún
más
si
se
permitía
el
cultivo
para
el
arrendatario,
ellas
podrían
reclamar
la
propiedad
sobre
ella,
rehusándose
a
entregar
su
trabajo
al
hacendado.
Además
se
reduciría
la
fuerza
de
trabajo
disponible
pues
el
trabajador
en
las
mismas
épocas
estaría
trabajando
en
su
propio
cafetal,
y
en
las
épocas
de
cosecha
la
situación
era
peor
pues
los
arrendatarios
mismos
serían
competidores
en
la
búsqueda
de
trabajadores
y
se
llevarían
a
trabajar
en
sus
parcelas
a
los
pocos
que
sirven
a
las
haciendas
como
voluntarios
los
que
evidentemente
con
un
jornal
igual,
preferirían
trabajar
para
sus
amigos,
los
arrendatarios
que
no
para
la
hacienda.
2. Crisis
Mundial
y
Cambio
Estructural
Este
periodo
abarca
desde
La
gran
depresión
de
1929
que
se
prolongó
unos
6
años
más,
hasta
el
final
de
segunda
guerra
mundial.
En
estos
años
la
economía
colombiana
experimentó
una
[ INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA COLOMBIANA ] 5
3
OCAMPO,
José
Antonio.
(.
La
economía
colombiana
en
la
década
del
treinta.
En
J.
A.
Ocampo,
&
S.
Montenegro,
Crisis
mundial,
protección
e
industrilización
(págs.
19
-‐
56).
Bogotá:
Norma.
2007)
6
[ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
El
arreglo
sobre
la
deuda
nacional
concluyó
al
inicio
de
la
segunda
guerra
mundial,
se
acordó
reducir
los
intereses
originales
del
6
al
3%,
capitalizar
solamente
la
mitad
de
aquellos
que
no
habían
sido
pagados
desde
1935
y
establecer
un
fondo
para
amortizar
anualmente
parte
de
la
deuda
externa
mediante
el
sistema
de
compras
en
el
mercado
abierto.
2.2 El
empeoramiento
de
la
crisis
cafetera
y
la
segunda
guerra
mundial
Desde
1933
la
moratoria
sobre
la
deuda
externa
permitió
la
recuperación
de
las
importaciones
reales
y
facilitó
la
reactivación
de
la
economía.
La
inversión
directa
dirigida
al
sector
petrolero
y
la
recuperación
del
crédito
comercial,
permitieron
algunas
entradas
de
capital.
El
poder
de
compra
de
las
exportaciones
aumentó
muy
poco
y
contribuyó
ligeramente
a
la
recuperación
del
sector
externo.
El
problema
estaba
en
la
debilidad
de
los
precios
del
café.
En
efecto
los
términos
de
intercambio
del
país
siguieron
disminuyendo
a
lo
largo
de
la
década
de
los
30
y
en
1935-‐39
se
habían
reducido
a
dos
terceras
partes
de
su
nivel
de
bonanza.
El
asunto
era
la
enorme
sobreproducción
de
café
de
Brasil
que
llegó
a
ser
la
tercera
parte
de
la
cosecha
anual
allí
a
comienzos
de
los
años
treinta.
A
eso
súmese
que
1940
se
llegó
a
la
casi
desaparición
de
la
demanda
europea
debido
a
la
intensidad
del
conflicto.
En
agosto
de
1940
el
precio
del
café
fue
el
peor
de
la
historia
(7,5
centavos
por
libra).
El
tamaño
de
la
crisis
llevó
a
los
Estados
Unidos
a
facilitar
el
Acuerdo
Interamericano
de
café
que
se
firmó
en
noviembre
de
1940.
El
pacto
estableció
un
sistema
de
cuotas
para
los
exportadores
que
garantizó
la
participación
de
ellos
en
el
convenio.
Los
precios
internacionales
mejoraron
desde
noviembre
de
1940
y
para
mediados
del
siguiente
año
habían
llegado
a
15,9
centavos
por
libra
para
el
caso
colombiano,
más
del
doble
de
lo
registrado
en
agosto
y
septiembre
del
año
anterior.
Gracias
a
su
mejor
acceso
al
mercado
norteamericano
Colombia
y
los
países
de
Centroamérica
se
beneficiaron
que
Brasil
exportó
menos
de
lo
que
tenía
por
cuota
cubriendo
ellos
el
vacío.
Los
siguientes
años
fueron
menos
agitados.
Sin
embargo
el
problema
externo
para
Colombia
era
la
dificultad
para
importar
en
razón
al
razonamiento
decretado
por
Estados
Unidos
a
muchos
productos
durante
lo
más
grave
de
la
segunda
guerra,
la
utilización
de
la
flota
comercial
para
la
guerra
y
la
campaña
submarina
de
Alemania
de
1942-‐43.
Así
no
obstante
los
mayores
ingresos
por
exportaciones
las
importaciones
reales
se
disminuyeron
16%
entre
1935-‐39
y
1940-‐44.
En
el
intermedio
la
situación
fue
crítica
y
obligó
al
gobierno
colombiano
a
racionar
algunos
bienes
importados
en
particular
hierro
y
llantas.
Además
las
dificultades
para
importar
generaron
una
acumulación
importante
de
reservas
internacionales
que
pasaron
de
22,5
US
millones
en
1941
a
178,6
US
millones
en
1945.
Al
adquirir
estas
divisas
el
banco
emitía
una
cantidad
correspondiente
en
pesos
colombianos,
ampliando
así
masivamente
los
medios
de
pago.
[ INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA COLOMBIANA ] 7
8
[ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
La
política
de
crédito
privado
se
hizo
dinámica.
En
1931-‐32
se
crearon
tres
entidades:
La
Caja
Agraria,
el
banco
Central
Hipotecario
y
la
Corporación
Colombiana
de
Crédito.
El
gobierno
estableció
además,
topes
para
las
tasas
de
interés,
extendió
los
términos
de
todos
los
préstamos
y
permitió
a
los
deudores
pagar
la
mitad
de
sus
obligaciones
con
cédulas
hipotecarias
y
bonos
del
gobierno
depreciados,
reduciendo
en
un
20%
aproximadamente
el
valor
real
de
todas
las
deudas.
Finalmente,
a
mediados
de
1933
se
recortaron
por
decretos
todas
las
deudas
hipotecarias
en
un
40%.
En
marzo
de
1932
se
les
concedió
a
los
cafeteros
una
prima
del
10%
financiada
por
el
gobierno.
Un
año
después
se
devaluó
en
forma
temporal
y
discriminatoria
($1,05
a
1,13
para
los
exportadores
y
1,16
para
los
importadores)
básicamente
para
forzar
a
los
importadores
a
pagar
la
bonificación
que
recibían
los
cafeteros.
Para
finales
del
año
la
tasa
de
cambio
se
había
situado
en
1,57
y
se
estabilizaría
a
comienzos
de
1935
en
$1,75.
Sin
embargo
la
combinación
de
reactivación
cafetera
y
devaluación
disparó
en
1934
la
inflación
hasta
llegar
a
40%.
El
temor
de
volver
a
las
épocas
de
inflación
acelerada
hizo
que
el
país
volviera
a
un
manejo
conservador
de
la
moneda
y
de
las
finanzas
públicas
en
1935,
aunque
mantuvo
los
mecanismos
de
intervención.
Las
nuevas
modalidades
de
intervencionismo
se
dan
entre
1937
–
41.
En
esos
años
el
gobierno
optó
por
el
control
directo
de
las
importaciones.
En
noviembre
de
1937
estableció
por
primera
vez
dos
grupos
de
importaciones
otorgándoles
preferencias
a
aquellos
productos
que
se
consideraban
esenciales.
Así
para
abril
del
año
siguiente
se
prohibieron
temporalmente
la
mayor
parte
de
las
importaciones
textiles.
Al
mismo
tiempo
y
retomando
las
medidas
de
1932
estableció
una
bonificación
para
las
exportaciones
de
café
y
se
decretaron
condiciones
menos
onerosas
para
las
deudas
de
los
cafeteros.
Además
desarrolló
mecanismos
de
crédito
a
largo
plazo
para
la
vivienda
la
agricultura
y
la
industria.
Desde
1934
el
BCH
daba
créditos
para
vivienda
de
sectores
de
ingresos
medios.
En
1939
se
creó
el
instituto
de
crédito
territorial
para
promover
la
vivienda
campesina
y
en
1942
se
le
agregó
una
sección
de
vivienda
popular
urbana.
2.4 Entre
1942
y
1945
se
aplicó
un
plan
de
estabilización
La
entrada
de
Estados
Unidos
en
la
guerra
en
1941
influyó
tremendamente
en
Colombia.
En
los
dos
años
siguientes
las
reservas
internacionales
del
país
se
multiplicaron
por
cinco
y
los
medios
de
pago
se
elevaron
a
ritmos
anuales
mayores
al
30%.
Esta
expansión
se
dio
al
mismo
tiempo
de
la
escasez
de
ciertos
insumos
esenciales
generando
una
creciente
inflación.
Finalmente,
la
caída
de
las
importaciones
afectó
profundamente
la
renta
de
aduanas
y
produjo
un
nuevo
desajuste
fiscal.
En
un
ambiente
de
inflación,
recesión
y
crisis
fiscal,
el
gobierno
desarrolló
un
plan
en
tres
fases.
Durante
la
primera
que
coincidió
con
el
fin
de
la
administración
de
Santos,
se
adoptó
un
impuesto
a
la
venta
de
textiles,
azúcar,
cemento
y
cerveza
aplicable
únicamente
a
nivel
[ INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA COLOMBIANA ] 9
industrial
y
algunas
medidas
alrededor
del
impuesto
a
la
renta
como
la
primera
forma
de
doble
titulación
que
tuvo
el
país.
A
comienzos
de
1943
aprobó
un
plan
económico
más
amplio
dirigido
a
controlar
la
entrada
de
divisas,
la
expansión
de
los
medios
de
pago
y
la
inflación.
En
el
primer
frente
se
controlaron
las
entradas
de
capital,
se
autorizaron
depósitos
en
moneda
extranjera
en
el
Banco
de
la
República
o
en
bancos
particulares
y
se
eliminaron
algunos
sobrecostos
a
las
importaciones.
En
el
frente
monetario
se
elevó
el
encaje
de
los
bancos
comerciales,
se
obligó
a
las
empresas
a
invertir
en
títulos
del
Banco
de
la
República
el
20%
de
sus
utilidades
líquidas
y
el
50%
de
los
fondos
de
depreciación
y
se
estableció
un
depósito
previo
para
giros
de
importación.
Finalmente
para
controlar
la
inflación
se
estableció
por
primera
vez
un
control
de
precios.
Los
instrumentos
de
regulación
cafetera
Lo
particular
en
este
tipo
de
intervención
fue
el
manejo
que
hizo
una
entidad
privada
como
la
Federación
Nacional
de
Cafeteros
que
fue
al
mismo
tiempo
instrumento
de
presión
del
sector
privado
y
al
mismo
tiempo
entidad
paraestatal.
La
federación
se
creó
en
1927
y
su
importancia
se
empezó
a
sentir
a
partir
de
1930
cuando
un
gravamen
a
las
exportaciones
del
grano
con
destino
a
la
federación
empezó
a
financiarla.
El
resultado
fundamental
de
esos
años
fue
la
puesta
en
marcha
de
los
almacenes
generales
de
depósito
a
fines
de
1929
con
recursos
provenientes
del
redescuento
en
el
Banco
de
la
República
de
los
bonos
de
prenda
emitidos
por
dichas
entidades.
La
acción
de
los
almacenes
se
centró
en
el
viejo
Caldas
para
reducir
los
márgenes
excesivos
de
comercialización
allí
(50%
del
precio
externo
a
comienzos
de
los
años
30)
contra
el
30%
de
Antioquia
y
Cundinamarca.
La
Federación
entró
a
regular
la
calidad
del
grano
en
1931
y
la
industria
del
café
tostado
en
1932.
Su
papel
fue
clave
en
la
creación
de
la
Caja
Agraria,
en
las
políticas
e
alivio
a
deudores,
la
creación
de
la
prima
cambiaria
para
los
exportadores
y
las
devaluaciones
de
1933.
Cuando
los
precios
Internacionales
superaron
los
9
centavos
de
dólar
por
libra,
el
impuesto
al
café
equivalente
al
21%
de
los
precios
externos,
se
volvió
cuantioso.
Ello
llevó
a
ampliar
los
ingresos
del
Fondo
Nacional
del
Café
de
18,9
millones
a
32,9
en
1942
y
28
millones
en
1943
montos
que
eran
superiores
al
millón
de
pesos
anual
que
la
Federación
tenía
para
intervenir
en
1936-‐37.
Las
nuevas
concepciones
quedaron
fijadas
en
reformas
constitucionales
en
el
periodo
liberal.
La
de
1936
estableció
que
la
propiedad
es
una
función
social
que
implica
obligaciones
y
amplió
los
motivos
de
expropiación
determinando
que
esta
era
posible
no
solo
por
razones
de
utilidad
pública,
sino
como
de
interés
social.
Amplió
además
las
normas
de
protección
debido
a
que
“el
trabajo
es
una
obligación
social
y
gozará
de
una
protección
especial
del
Estado”,
garantizó
el
derecho
a
Huelga
con
excepción
de
los
servicios
públicos.
10
[ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
La
reforma
de
1945
introdujo
en
la
constitución
el
concepto
de
planeación
cuando
dijo
que
“los
planes
y
programas
a
que
debe
someterse
el
fomento
de
la
economía
nacional
y
los
planes
y
programas
de
todas
las
obras
públicas”.
2.5
Los
movimientos
populares
y
la
reforma
social
Los
gobiernos
liberales
adoptaron
a
partir
de
1930
una
política
acorde
con
la
idea
de
una
reforma
social.
Bien
sea
por
la
política
de
protección
o
de
los
desarrollos
económicos
de
la
época,
los
movimientos
populares
lograron
por
un
tiempo
un
avance
considerable.
Por
el
contrario
los
movimientos
agrarios
y
sindicales
y
las
reformas
liberales
apenas
y
lograron
algunos
avances
en
la
distribución
del
ingreso.
Los
movimientos
campesinos
desarrollaron
verdaderas
explosiones
sociales
a
comienzos
de
los
años
30
cuando
lograron
articularse
con
los
nuevos
movimientos
políticos
lo
que
amplificó
el
impacto
de
sus
luchas.
El
epicentro
fueron
las
zonas
cafeteras
de
Cundinamarca
y
Tolima.
Estos
dos
departamentos
concentraron
75
de
las
153
agremiaciones
campesinas
con
personería
jurídica
en
1939.
En
estas
zonas
se
había
desarrollado
una
economía
cafetera
de
hacienda.
La
fuerza
de
trabajo
permanente
de
las
haciendas
se
basaba
en
arrendatarios
que
a
cambio
de
una
parcela
para
pan
coger,
debían
trabajar
una
parte
de
su
tiempo
en
los
cafetales
del
dueño
de
la
propiedad
o
conseguir
a
alguien
que
lo
hiciera;
por
esos
trabajos
eran
remunerados
con
la
mitad
de
un
jornal
ordinario
con
lo
cual
una
parte
de
la
renta
por
el
usufructo
de
las
parcelas
debían
pagarla
con
trabajo
en
la
hacienda,
OCAMPO.4
En
la
década
de
los
30,
los
conflictos
agrarios
siguieron
dos
patrones
diferentes.
En
las
zonas
donde
los
títulos
de
propiedad
estaban
firmemente
arraigados,
las
demandas
de
los
campesinos
se
orientaron
a
mejorar
las
condiciones
del
contrato
de
arrendamiento.
La
exigencia
fundamental
era
la
posibilidad
de
sembrar
café
en
las
parcelas
cultivadas
por
ellos
junto
con
la
petición
de
la
libertad
de
venta
de
los
productos
y
su
libre
movilidad
dentro
de
la
hacienda,
el
pago
de
mejoras
y
el
cambio
de
la
obligación
de
trabajar
en
la
hacienda
por
una
renta
en
dinero
o
en
especie.
En
otras
zonas
en
donde
los
títulos
de
propiedad
venían
de
adjudicaciones
más
recientes,
la
lucha
fue
más
radical
y
los
campesinos
se
declararon
colonos
de
tierras
baldías,
es
decir,
desconocieron
la
propiedad
de
la
tierra.
Los
movimientos
agrarios
de
Cundinamarca
y
Tolima
lograron
articularse
a
los
nuevos
movimientos
políticos
nacidos
en
el
país
en
los
años
20.
El
partido
Comunista,
la
UNIR
de
Jorge
Eliecer
GAITÁN
y
el
partido
liberal
participaron
activamente
en
las
movilizaciones
campesinas
de
esos
departamentos,
dándole
así
una
dimensión
nacional
a
los
conflictos
regionales.
La
4
OCAMPO,
José
Antonio.
La
economía
colombiana
en
la
década
del
treinta.
En
J.
A.
Ocampo,
&
S.
Montenegro,
Crisis
mundial,
protección
e
industrilización
(págs.
19
-‐
56).
Bogotá:
Norma.
2007)
[ INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA COLOMBIANA ] 11
respuesta
del
régimen
liberal
fue
hacer
una
reforma
agraria
limitada,
con
una
compensación
adecuada
para
los
dueños
de
la
tierra.
El
Banco
Agrícola
Hipotecario
y
los
gobiernos
departamentales
y
nacional
compraban
la
tierra
a
los
dueños
y
la
parcelaban
vendiéndola
a
crédito
a
los
antiguos
arrendatarios.
A
los
propietarios
les
convenía
colaborar
con
la
política
calmaban
los
conflictos
vendiendo
la
tierra
a
precios
comerciales
y
al
mismo
tiempo
podían
contar
con
fuerza
de
trabajo
aportada
por
los
núcleos
campesinos
creados
por
el
proceso
de
parcelación.
La
reforma
agraria
se
materializó
con
la
ley
200
de
1936.
Esta
estuvo
muy
lejos
de
desafiar
la
estructura
de
propiedad
en
el
país,
por
el
contrario,
la
ley
no
se
adentró
en
el
problema
central
de
las
relaciones
de
trabajo
y
arrendamiento.
Además
les
permitió
a
los
propietarios
la
solución
al
problema
de
los
títulos
defectuosos
afectados
por
la
llamada
prueba
diabólica
que
exigía
a
los
dueños
exhibir
los
títulos
originales
en
caso
de
conflictos
en
torno
a
la
propiedad.
La
ley
eliminó
este
requisito
con
la
condición
de
que
la
tierra
fuera
explotada
económicamente,
dando
además
diez
años
de
plazo
al
hacendado
antes
de
poder
expropiarlo.
Sin
embargo
como
ocurrió
con
normas
anteriores
similares,
la
reversión
nunca
tuvo
lugar.
De
esta
manera
no
solo
no
se
dio
una
solución
al
problema
de
los
arrendatarios
sino
que
se
sanearon
los
títulos
defectuosos
sin
garantizar
la
explotación
económica
del
suelo.
12
[ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]