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¿Qué es

la contaminación
del aire?

INTRODUCCIÓN

La contaminación del aire no es, en realidad, un fenómeno nuevo, ya que


el humo liberado por el fuego de la cocina o del calefactor, los olores que pro­
vienen de desechos domésticos -aguas negras y basura- han sido una caracte­
rística de los lugares que el hombre ha habitado desde que se comenzó a agru­
parse en comunidades. Sin embargo, durante el siglo xix, en los países
desarrollados, dado que cambiaron los métodos de eliminación de basura, tra­
tamiento de aguas negras, calefacción y cocción domésticas disminuyeron las
formas tradicionales de contaminación del aire -hum o y olores- y fueron
reemplazadas por un grupo nuevo de contaminantes del aire, los cuales son
producto de la cambiante sociedad urbana industrial. En conjunto la mayor
parte de los problemas de contaminación del aire son hoy día resultado de las
actividades industriales y los medios de transporte, en otras palabras, conse­
cuencia del uso de la energía.

EL AIRE Y LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE

El aire es una mezcla de gases que rodean la Tierra en una capa relativa­
mente delgada. La mayor parte del aire (95% ) se encuentra dentro de los
primeros 20 km sobre el nivel del mar, por encima de los cuales disminuye
en densidad hasta desvanecerse de manera gradual en el vado del espacio,
algunos cientos de kilómetros sobre la superficie de la Tierra. La parte más
baja de dicha capa, la troposfera, tiene aproximadamente 8 km de espesor
en los polos de la Tierra, y cerca del doble en el ecuador. En su mayor parte,
las actividades del hombre se realizan sobre la superficie de la Tierra dentro
de los primeros 2 km de la atmósfera; los contaminantes generados por
estas actividades se filtran directamente en la troposfera donde son mezcla­
dos y transportados.
10 CAP. 1. ¿QUÉ ES LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE?

Los componentes principales del aire, nitrógeno (78%), oxígeno (20.94%) y


argón (0.08%), no reaccionan (Mitro sí bajo eirá instancias normales. Asimismo
las pequeñas cantidades de helio, neón, criptón, xenón, hidrógeno y óxido
nitroso tienen poca o ninguna interacción con otras moléculas. Algunos oíros
gases, también presentes en pequeñas cantidades, no son químicamente inertes,
sino que interactúan con la biosfera, la hidrosfera y entre ellos mismos; en con­
secuencia, esos gases tienen un tiempo de permanencia limitado en la atmósfera
y concentraciones característicamente variables (tabla 1.1). Los gases reactivos

Tabla 1.1. La composición de aire seco en la parle más baja de la troposfera (libre de
vapor de agua).

Tiempo de
Símbolo Concentración a residencia
químico (porcentaje) calculado
Gases principales
Nitrógeno n2 78.0 Continuo
Oxígeno 02 20.9 Con lint i o
Argón Ar 0.93 Continuo
Dióxido de carbono C 02 0.032* 20 años c

Gases raros
a) Gases permanentes ppm
(rto reactivos)
Helio He 5.2 Continuo
Neón Ne 18.0 Continuo
Criptón Kr 1.1 Continuo
Xenón Xe 0.086 Continuo
Hidrógeno h2 0.5 ?
Óxido nitroso n 2o 0.25 8-10 años

b) Gases reactivos
Monóxido de carbono co 0.1 0.2-0.3 años
Metano CH4 1.4 < 2 años
Hidrocarburos
‘HC 7
excepto el metano
Óxido nítrico NO 0.2 a 0 02x 10~3J
2.0 2-8 días
Dióxido de nitrógeno N 02 0.5 a 4.0 x 10'3J
Amoniaco nh3 6 a 20 x lO"3 1-4 días
Dióxido de azufre S0 2 0.03 a 1.2 x lO"3 1-6 días
Ozono o3 0 a 0.05 7

0 Ésta es la concentración ambiental atmosférica y no las concentraciones que se encuentran en


áreas contaminadas. Cuando se da un rango de concentraciones, éste indica que las midieron
distintos trabajadores en diferentes lugares.
bConcentración mínima de C 0 2, medida lejos de centros de población. En centros de pobla­
ción, las concentraciones de C 0 2 varían desde aproximadamente 0.034 hasta 0.035%.
cPara fotosíntesis. El tiempo de intercambio con el océano profundo es del orden de
siglos.
? Indica que se conoce poco acerca del tiempo de residencia del gas.
EL AIRE Y LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE 11

cíe este grupo son los que se consideran contaminantes cuando los produce el
hombre en cantidades suficientemente elevadas como para exceder en forma
significativa a las concentraciones del ambiente señaladas en la tabla 1. 1. Los
gases más importantes dentro de este grupo son los que se encuentran presentes
de manera general en el aire de las ciudades del mundo, a saber, dióxido de azu­
fre (S 0 2), óxidos de nitrógeno (NO y N 0 2), monóxido de carbono (CO) e hidro­
carburos, excepto el metano. Otros gases reactivos también pueden causar pro­
blemas de contaminación en concentraciones elevadas, por ejemplo, los gases
halógenos cloro y flúor, así como sus ácidos derivados: ácido clorhídrico y ácido
fluorhídrico; pero estos problemas tienden a ser regionales más que universales,
y sus concentraciones en el medio son de magnitud más o menos igual que la de
los gases que se indican en la tabla 1. 1.
Las concentraciones de los gases reactivos en el ambiente han permaneci­
do, según nuestro conocimiento, constantes a través del tiempo. Esto significa
que fuentes y vertederos (como, por lo general, se les llama a los procesos de
formación y remoción) están balanceados, y también, en cuanto a los gases
con elevada contribución contaminante, que los vertederos son capaces de
darse abasto con la carga adicional a causa del hombre. Esto se explica, en
parte, por la reactividad y, en parte, por el hecho de que la fuente natural de
estos gases excede en mucho a la fuente contaminante en la mayoría de los
casos (tabla 1.2). En la tabla 1.2 se puede observar que la naturaleza produce
más de diez veces ácido sulfhídrico (H 2S), al menos una cantidad equivalente
de óxidos de nitrógeno (NO y N 0 2, escritos como NOx) y más de cien veces
amoniaco (NH^) en comparación con los que produce el hombre. Sin embar­
go, el dióxido de azufre parece ser una excepción a la regla. El ácido sulfhídri­
co (H 2S) se convierte finalmente en dióxido de azufre (S 0 2) en la atmósfera y
es, por consiguiente, un precursor de S 0 2. Cuando se toma en cuenta, esto,
junto con las diferentes masas moleculares relativas de H2S y S 0 2, se puede

Tabla 1.2. Fuentes de co ntam in an tes del aire.

GAS FUENTE CANTIDAD


(x 10fi toneladas por año')
Principales fuentes
contaminantes Fuentes naturales Con tami- Natural
(fuentes antropogénicas) nación

Dióxido de azufre Combustión de carbón y Volcanes 146 6-12


(S 02) petróleo, cocido de
minerales sulfurados

Ácido sulfhídrico Procesos químicos, Volcanes, acción 3 30-100


(H 2S) tratamiento de aguas biológica en pantanos
negras

Monóxido de carbono Combustión, Reacciones de terpenos 300 > 3000


(CO) principalmente escapes en incendios forestales
de automóviles

Óxidos de nitrógeno Combustión Acción bacteriana en 50* 60-270*


(NOx) suelos
T a b la 1.2. ( C ontinuación .)

GAS fuenti: CANTIDAD


(x !()fl lanciadasporuña)
Frincipales fílenles
amlumiiuiiUes Fuentes naturales Conlaml' Nalural
(fílenles antiopo^énicas) nación
Amoniaco Tratamiento de desechos Descomposición A 100-200
(N H ;t) biológica

Óxido nitroso En forma indirecta por Acción biológica en > 17 100-450


(N 20 ) el uso de fertilizantes suelos
nitrogenados

Hidrocarburos Combustión, escapes, Procesos biológicos 88 CU,:


procesos químicos 800-1 G00,
terpenos:
200

Dióxido de carbono Combustión Descomposición 1.5 x 104 15 x 104


(C 0 2) biológica, liberación
desde océanos

‘ Expresado como toneladas do NO^.

demostrar que son equivalentes las fuentes naturales y las que son producto de
las manos del hombre.
Los problemas de contaminación asociados con los gases que se indican
en la tabla 1.2 (excepto el C 0 2), surgen no como resultado de la magnitud de la
emisión realizada por el hombre (antropogénica), sino porque esta emisión se
concentra en las regiones donde la gente vive y trabaja, y más específicamente,
en las ciudades del mundo industrial. Además, la mayor parte de la industria

latitud norte

Figura 1.1. Distribución del consumo de energía con la latitud para el


hemisferio norte.
del mundo se encuentra en el hemisferio norte (más del 90%), y la gran mayo­
ría de ésta se localiza entre las latitudes de 30° N y 60° N (figura 1.1). En esta
región, la emisión antropogénica es considerablemente más importante que la
emisión natural, y los efectos potenciales son más serios debido a la concen­
tración del receptor de más vital interés para nosotros: el hombre mismo. Las
emisiones naturales se concentran sólo de modo ocasional en áreas limitadas,
de esta manera - y cuando ellas se presentan, como en el caso de los volca­
nes-, su naturaleza intermitente y localización dispersa hacen mínimos los
efectos de sus emisiones de gas reactivo.
Con la excepción de los volcanes, las emisiones naturales no fluctúan en
forma significativa de un año a otro, aunque sí pueden fluctuar de manera con­
siderable dentro de un mismo año. Por otro lado, las emisiones que realiza el
hombre se están incrementando regularmente conforme las poblaciones y la
industria se expanden. La producción mundial estimada para el siglo xix de uno
de tales contaminantes -dióxido de azufre- se muestra en la figura 1.2; en

Año

Figura 1.2. Emisiones de dióxido de azufre estimadas durante años pasa­


dos. (De Strauss, W., dir., AirPollution Control. ParíII, Wiley Inlerscien-
ce, 1972.)

1860, ésta fue de cerca de cinco millones de toneladas, sobre todo por com­
bustión de carbón. En la actualidad se producen cerca de 190 millones de
toneladas de dióxido de azufre, de las cuales aproximadamente 100 millones
provienen del carbón (el cual por lo general contiene alrededor de 0.5% a 4%
de azufre), 50 millones de toneladas proceden de la refinación y quema de
petróleo y el restante proviene, principalmente, de la fundición de los minera­
les de cobre, plomo y cinc. Es posible trazar curvas similares con respecto a
todos los demás gases antropogénicos, a pesar del uso incrementado de medi­
das para control de contaminación.
i O CAI'. i. (<Ul M'j Ji, > í v.U.N i : \ . \ i i . o v , |U|\ i * U , alKl'i.

azufro., óxidos do nitrógeno, rnonóxido de carbono e hidrocarburos son comu­


nes para la mayoría de las industrias, además de tener fuentes vehiculares y
domésticas, lo cual hace más difícil determinar los agentes causantes de los
efectos que se observan en forma individual. En las ciudades, la contaminación
proviene de una multiplicidad de fuentes y una de las principales es el auto­
móvil, el cual contribuye con más del 50% de los hidrocarburos y óxidos de
nitrógeno en la mayoría de los “cobertizos” de aire contaminado que cubren a
las ciudades, y con 90% del rnonóxido de carbono. Estos contaminantes afec­
tan a la ciudad y se producen en forma más severa donde existen velocidades
de viento bajas y condiciones atmosféricas estables, lo cual impide la disper­
sión de contaminantes y maximiza sus oportunidades de reaccionar. Los pro­
ductos y reactivos de una mezcla compleja pueden tener un efecto aditivo
sobre el receptor o causar un aumento significativo del efecto muy por encima
de lo que se esperaría de la suma de los efectos de los contaminantes indivi­
duales presentes (capítulo 3).

LA DISPERSIÓN DE LOS CONTAMINANTES


DEL AIRE Y EL CLIMA

La mayoría de los contaminantes del aire están contenidos en gases que, al


producirse por medio de la combustión, son mucho más calientes que el aire cir­
cundante; en consecuencia, son ligeros y tienden a elevarse, los gases calientes
se hacen menos densos y por consiguiente más ligeros que los fríos. Conforme
los gases ascienden, se mezclan con el aire que los rodea, se vuelven progresiva­
mente más fríos y por lo tanto se elevan más despacio. La elevación de la mezcla
de aire y los gases de desecho que contienen a los contaminantes depende,
entonces, de los cambios en la temperatura del aire mediante el incremento de
la altura.
Por lo regular, en la troposfera el aire se enfría según asciende. A elevadas
altitudes, sobre la cima de montañas muy altas, la temperatura siempre es
menor a 0 °C y la nieve y el hielo son permanentes. Aun en los trópicos hay
picos cubiertos perpetuamente de nieve. Si una porción de aire pasa de un
nivel bajo a una altitud mucho más elevada y no intercambia calor con el aire
de su contorno, se expande conforme la presión decrece y se enfría. Esta dis­
minución de la temperatura se conoce como tasa de declinación adiabática ,
la cual es de 1 °C por 100 m de elevación para aire seco (figura 1.3a). A la inver­
sa, si la porción de aire se comprime conforme cae, la temperatura se incre­
mentará a una tasa similar.
Mientras que la disminución teórica de la temperatura con la altura es la
tasa de declinación adiabática, los cambios efectivos pueden ser muy dife­
rentes debido al efecto de los vientos, la luz solar y la topografía. Si la tasa
de disminución de la temperatura es más grande que la tasa de declinación
adiabática como se muestra en la figura 1.36, un cuerpo de aire caliente se
elevará rápidamente como si fuera una pluma de humo; en este caso, la
situación se considera “inestable”. Bajo estas condiciones, los contaminan­
tes del aire se dispersan rápidamente. Sin embargo, si la disminución de tem-
i..‘\ í .m ¡)\. i .u .n u i M - U i I N A M b i i

peralura es menor que la tasa adiabática, como se indica en la figura


1.3c, un cuerpo de aire caliente ascenderá mucho más despacio, y después de
alguna dilución y enfriamiento por expansión se estabilizará. Tales condicio­
nes se consideran “estables” y los contaminantes del aire no se dispersan.
En condiciones inestables, el aire caliente (el cual puede contener conta­
minantes del aire) asciende y se reemplaza por aire más fresco, aire limpio de
las capas superiores frías, lo cual forma una buena mezcla. La altura a la cual el
aire caliente se eleva y mezcla con el aire más fresco hasta que encuentra su
igual en temperatura se llama altura de mezclado, y es el nivel superior para la
dispersión de contaminación del aire.
La altura de mezclado es una función dejas estaciones, la temperatura del
suelo, la luz solar y otros factores meteorológicos. En un día claro de verano
con luz solar, la altura de mezclado puede ser de varios miles de metros, mien­
tras que en invierno, con temperaturas más bajas para el suelo y menos luz
solar, puede ser tan sólo de cien a doscientos metros.
También es posible obtener capas más calientes de aire que cubren capas
más frías; esto puede ocurrir con mayor frecuencia cerca de un gran cuerpo de
agua tal como un lago enorme o el océano. Cuando el sol se oculta por la tarde
y la tierra se enfría, un aura de luz puede lograr traer aire fresco del lago o del
océano hacia la tierra, esto forma una capa fría debajo de la caliente, la cual se
eleva para cubrir la capa fría ( véase figura 1.3c/); a este fenómeno se llama
inversión térmica. En los valles que se encuentran entre montañas, con lados
escarpados, las inversiones térmicas ocurren conforme el sol de la mañana o

Temperatura (°C )

o) Adiabática

Temperatura (°C)

c) Subodiobático -estab le

Figura 1.3. Estabilidad atmosférica, como la determina la tasa de declina­


ción ambiental.
14 CAÍ’. 1. ¿QUÉ lis l,A CONTAMINACION UISL AIRIS?

A largo plazo, los problemas más serios de contaminación pueden surgir


no de gases reactivos, sino de emisiones no reactivas, como el dióxido de car­
bono, el cual no licne ninguna interacción nociva con sistemas vivientes. Al
igual que los gases contaminantes reactivos, la emisión del dióxido de carbono
se incrementa año tras año; en contraste con los gases reactivos, este incre­
mento se acompaña de un aumento en la concentración del contaminante. El
dióxido de carbono desempeña un papel vital en el equilibrio de radiación de
la Tierra y, por consiguiente, como se muestra en el capítulo 3 de este texto, en
el clima de la Tierra. El cambio en la concentración de C 0 2, se predice, ocasio­
nará un cambio asociado en el clima de la Tierra.
La concentración de algún contaminante inerte se incrementará a través
del tiempo si no existen vertederos disponibles; sin embargo, en la práctica,
este caso es raro. Con respecto al C 0 2, el problema es la falta de equilibrio
entre las fuentes y los vertederos sobre una escala de tiempo que sea relevante
para la concentración atmosférica (tabla 1.2). La consecución del equilibrio
con los océanos requeriría siglos si cesaran todas las emisiones antropogéni-
cas. En cuanto al otro grupo de contaminantes inertes. Los clorofluorometa-
nos, de los cuales también se están incrementando sus concentraciones, la
causa de preocupación es la naturaleza del proceso de remoción final en
la estratosfera, aunque los clorofluorometanos parecen no tener ningún verte­
dero troposférico, se descomponen en la estratosfera y forman productos que
reaccionan con el ozono. Ya que esté proceso de remoción existe, la concen­
tración de clorofluorometanos en un estado estacionario de uso, con el tiempo
alcanzaría una concentración de equilibrio en la troposfera. No obstante, esto
en vez de años requeriría décadas.
La atmósfera actual también contiene partículas y vapores, ambos con
ciclos naturales en la atmósfera que se afectan debido a las actividades huma­
nas. El hombre produce partículas en forma directa como resultado de su activi­
dad en la agricultura y en la industria, y de manera indirecta como consecuencia
de las reacciones atmosféricas de las emisiones de gas antropogénicas. Aunque
el total de partículas liberadas a partir de agentes humanos es sólo cercana al
10% en relación con la cantidad de partículas emitidas de fuentes naturales,
estas partículas se concentran (como los gases contaminantes, los cuales son su
principal fuente) en las regiones industriales que tienen alta densidad de pobla­
ción. Las partículas pueden tener un efecto sobre la comodidad al producir
suciedad, y sobre la salud al actuar como transporte de residuos como plomo o
hidrocarburos poliaromáticos hacia los pulmones. En la atmósfera, las partículas
actúan como centros de reacción al facilitar reacciones de gases y también en
forma adversa al afectar la visibilidad y la penetración de la luz solar.
La más extensa de las especies atmosféricas en fase de vapor es el agua, la
cual persiste como vapor hasta que ocurre la saturación, cuando se condensa;
la concentración de vapor para condensación es una función de la temperatu­
ra. En la práctica, el contenido de agua del aire es muy variable y fluctúa desde
0% hasta cerca del 4% en peso. Muchas actividades industriales emiten vapor
de agua en forma directa -generación de energía térmica, por ejem plo- y
otras afectan al ciclo del agua de manera indirecta mediante la liberación de
calor, ya sea hacia la atmósfera o hacia grandes cúmulos de agua. También
1.1, . \ 11\ I , * yj>

existen otras sustancias en fase de vapor en la atmósfera, en particular los


hidrocarburos, excepto el metano, que provienen tanto de fuentes naturales
como de fuentes contaminantes, y ácido sulfúrico, el producto de oxidación
del dióxido de azufre. Ambos vapores se asocian con la incidencia de smosf
en circunstancias “favorables”.
Para que los gases y las partículas se consideren contaminantes, ya se
señaló que sus concentraciones deben exceder en extensión significativa a
sus correspondientes concentraciones ambientales normales. En otras pala­
bras, las sustancias en el aire son contaminantes cuando sus concentraciones
son suficientes para causar efectos adversos sobre el hombre y su ambiente.
Ya que estos efectos se tratan con mayor detalle en el capítulo 3, por ahora se
pueden resumir ya sea como directos o indirectos. Los efectos indirectos sur­
gen como resultado de cambios en las propiedades físicas del sistema atmos­
férico de la Tierra - e l equilibrio de radiación infrarroja en el caso del C 0 2, y la
cantidad de radiación ultravioleta que entra, en el caso de la disminución de
ozono causada por clorofluorometanos (capítulo 3). Los efectos potenciales
son globales en su realización y como tales se requiere cooperación interna­
cional más que nacional para su estudio y si es necesario, para su solución.
Los efectos directos ocurren como consecuencia de la interacción entre un
contaminante y un receptor; tales efectos resultan de las concentraciones
más elevadas de lo común en relación con la cercanía a la fuente de contami­
nantes. Los efectos directos pueden ser inmediatos si la concentración es
bastante elevada (efectos agudos), o se pueden desarrollar durante un perio­
do largo como resultado de exposición continua a niveles de contaminación
más elevados que los comunes (efectos crónicos). La extensión del área
afectada lejos de la fuente o las fuentes es una función de la distancia en que
el contaminante se transporta antes de que la concentración se reduzca, ya
sea por reacción o remoción en la superficie de la Tierra, a un nivel al cual
ningún efecto directo ocurre.
Hasta la actualidad, hemos estado más conscientes de la forma directa de
contaminación del aire, particularmente en su manifestación más aguda -lo s
diferentes tipos de smog de Londres en la década de los cincuenta. La conta­
minación directa, por ácido clorhídrico gaseoso procedente de la industria del
álcali, fue la que condujo a la primera ley sobre el álcali en Gran Bretaña, en
1863, y a una legislación de mayor control desde esa fecha.
Cuando la emisión contaminante es típica del proceso, como en el caso de
la industria del álcali, y hay sólo una planta que lleva a cabo el proceso en el
área, se realiza con facilidad una correlación entre efectos y contaminante y se
pueden tomar medidas de control donde son necesarias. Otros ejemplos de
contaminantes únicos a partir de procesos particulares son: el ácido fluorhídri­
co (H F ) que proviene de las plantas fertilizantes y de la industria del aluminio, y
los sulfuros aromáticos reducidos (ácido sulfhídrico y mercaptanos) proce­
dentes de la industria de la pulpa de madera (capítulo 2).
Los productos de la ignición de combustible, como partículas, dióxido de

•Palabra resultante de un cruce de dos palabras inglesas: smoke. humo y fog: niebla. En esta
obra usaremos la grafía original (N. del Ed.).
ltt CAI'. I. ¿Uüi-; l'íS l»A a)|SiiAiVlli\AUüi\ Ul'jL Alklj:’

de la tarde calienta las capas de aire superiores, mientras que en el fondo del
aire se refugia y permanece frío, o se enfría mediante un río que fluye a través
del valle.
La inversión térmica puede ser muy eslablc con velocidades de viento
bajas, y los contaminantes del aire parcialmente mezclados y fríos no ascende­
rán para incorporarse en la capa caliente; esto provoca una acumulación de
contaminantes del aire debajo de la inversión. En algunas condiciones, por
ejemplo, las que pueden existir en el Thames Valley de un extremo al otro de
Londres, las inversiones térmicas pueden persistir durante varios días y es posi­
ble que se forme una acumulación crítica de contaminantes del aire. En Los
Ángeles, EUA, las inversiones térmicas en ciertas temporadas del año pueden
ocurrir casi a diario; dichas inversiones se pueden formar durante la noche y
persistir en la madrugada. Las condiciones de inversión térmica son, de hecho,
muy comunes y estables, las inversiones térmicas ocurren con frecuencia en
regiones de muchas ciudades importantes, las cuales, por razones históricas,
están situadas junto al océano o en valles con ríos donde hay un suministro
adecuado de agua y acceso para el comercio por mar.
Las ciudades que están en altitudes elevadas tales como Johannesburgo y
la ciudad de México, las cuales se sitúan casi a 2 km sobre el nivel del mar, tam­
bién sufren de contaminación del aire. A estas altitudes, la elasticidad de los
gases de escape calientes es menor en relación con el aire circundante y las
inversiones térmicas al nivel deí suelo son frecuentes. En los climas fríos en el
norte de Europa y en el norte de los Estados Unidos y Canadá, se quema
mucho más combustible durante el invierno que en el verano; los niveles de
algunos contaminantes del aire, sobre todo dióxido de azufre, son superiores
en forma significativa respecto a los que se registran durante el verano. De
hecho, las variaciones de temperatura se relacionan estrechamente con el
consumo de combustible y, con ello, con los niveles de contaminación.
Las ciudades són “islas de calor” en comparación con los alrededores
rurales tanto en verano como en invierno. Esto es más notable durante (el
invierno en climas más fríos, ya que se consume considerablemente más com­
bustible para calefacción. El calor se pierde desde los edificios y pasa a la
atmósfera de la ciudad, y se ha encontrado que en algunas ciudades de Europa
el promedio es de alrededor de 5 °C arriba en comparación con los alrededo­
res de ambiente rural. Durante el verano las ciudades también están más
calientes que los alrededores rurales y así, en menor grado, están sus áreas
suburbanas distantes. Los índices diferenciales del calor de verano surgen de
la absorción del calor más alto del ambiente construido -carreteras y edifi­
cios- aunado a la producción total normal de calor doméstico e industrial.
Durante la noche, este diferencial se mantiene porque las superficies de la ciu­
dad liberan el calor absorbido durante el día con mayor lentitud que los alrede­
dores rurales.
La diferencia de la temperatura entre las ciudades y sus alrededores influ­
ye sobre otros factores meteorológicos como circulación de aire, precipita­
ción pluvial y horas de luz solar, de tal manera que el clima de la ciudad
adquiere sus rasgos característicos. A esto se le llama algunas veces efecto de
“isla de calor" y se ilustra en la figura 1.4. En condiciones de calma, el fenó­
I,A DI.SI'lik.SIUN ÜL LOS COMAMIiNAiNTLS 19

meno consiste en una pluma de calor al centro que se rellena mediante un


flujo de aire desde las inmediaciones, el cual, asimismo, se reabastece por el
ahora aire frío que desciende sobre la ciudad. Las partículas y otros contami­
nantes que se forman en este aire circulante, producen un domo de niebla
sobre la ciudad; durante la noche la humedad se puede condensar sobre las
partículas y ocasionar la bruma; además, los vientos regionales complican
el patrón y pueden servir para dispersar el domo de contaminantes acumu­
lados, o de manera opcional, si estos vientos son ligeros para convertir al
domo en una pluma, preferentemente como una pluma de fábrica, y por
tanto, transportar a los contaminantes lejos de la ciudad aunque al mismo
tiempo afecten posiblemente alguna otra región distante de la fuente. En el
capítulo 6 , se comenta más con respecto a la función de las condiciones
meteorológicas en el auxilio o abatimiento de los posibles efectos de conta­
minantes.

Figura 1.4. Efecto de isla de calor donde se muestra la variación de tempe­


ratura sobre una ciudad.

Cuando los contaminantes se retienen sobre una ciudad durante un perio­


do prolongado, ya sea como resultado de una inversión térmica o bien como
consecuencia de la propia meteorología local de la ciudad, se puede desarro­
llar la condición conocida como “smog". Hay dos formas diferentes de smog:
aquélla típicamente asociada con Londres, la cual dio al fenómeno su nombre
smoke plus íog (humo más bruma), y el tipo más reciente asociado con Los
Ángeles, el cual es totalmente diferente én origen y por lo general se distingue
como smog fotoquímico.
La incidencia del smog clásico tipo Londres se ha asociado con condi­
ciones de invierno, y se origina por la interacción entre partículas y dióxido
de azufre en la atmósfera cuando la humedad es elevada, mientras que los
tipos de smog fotoquímico más severos han estado asociados con las condi­
ciones de verano y surgen de la interacción entre óxidos de nitrógeno e
hidrocarburos en presencia de luz solar. En el capítulo 3 se muestran los deta­
lles químicos tanto de los procesos como de sus efectos.
2
Fuentes
de contaminación
del aire

A fin de controlar la contaminación del aire es necesario saber qué son las
fuentes de contaminación y cómo operan. Es posible, al menos en teoría, con­
trolar la contaminación del aire mediante la eliminación de las fuentes. Sin
embargo, esto tendría un efecto sumamente destructor en nuestra sociedad y
el modo en que vivimos; por ejemplo, no se tendría posibilidad de utilizar
demasiada electricidad, conducir automóviles ni usar algo que contuviera
metales o plásticos. De hecho, sería casi imposible la vida en un ambiente
urbano contemporáneo. Por consiguiente, tenemos que controlar la contami­
nación del aire producida por nuestras actividades, lo cual requiere un conoci­
miento de los procesos que sostienen nuestro estilo de vida.
Algunas fuentes de contaminación del aire son grandes y se encuentran
concentradas: fábricas grandes, plantas químicas, refinerías de petróleo,
industrias de recuperación y fundición de metales y estaciones de energía eléc­
trica; sin embargo, éstas contribuyen sólo en una tercera parte de la masa total
de la carga de contaminación del aire (calculada con respecto a todos los con­
taminantes diferentes de C 0 2). El transporte en los países desarrollados contri­
buye como fuente contaminante en cerca del 45%; además, la calefacción del
medio, en particular durante invierno en los países fríos de Europa y en el norte
de Estados Unidos y Canadá, también efectúa una contribución significativa.
La incineración de desperdicios adiciona otro 5% a la carga contaminante
total. Dentro de las ciudades, la multiplicidad de pequeñas fuentes, en particu­
lar los automóviles privados, son la causa principal de la degradación de la cali­
dad del aire.
Los grupos más importantes de fuentes contaminantes industriales son
los de refinación del petróleo, los de extracción de metales, y los de elabora­
ción de productos químicos. Estas y algunas otras fuentes industriales de con­
taminación del aire se consideran por separado en cuanto a los sencillos sis­
temas de combustión que se utilizan en la producción de vapor para la
industria y en la generación de energía eléctrica, y respecto a los motores de
combustión interna que se usan para el transporte.
22

REFINACIÓN DEL PETRÓLEO

En la actualidad, los combustibles principales en lodo el mundo se basan


en el petróleo. El petróleo crudo es una mezcla de hidrocarburos que conde­
ne, como impurezas, del 1% al 4.5% o más de azufre, según la fuente, y un
número decompuestos metálicos inorgánicos; por lo general se encuentra en
reservas dentro de estructuras rocosas a varios miles de metros por debajo de
la superficie de la tierra, y cada vez más por debajo de las aguas relativamente
poco profundas de las plataformas continentales. El petróleo brota a través
de tubos insertados en agujeros que perforan la estructura rocosa subterrá­
nea con el fin de liberarlo y entonces se puede conducir por tuberías o trans­
ferir, mediante grandes buques tanque, a una refinería donde el petróleo cru­
do sé expone a una serie de procesos físicos y químicos que proporcionan
diferentes combustibles y también materia prima para la industria petroquí­
mica (figura 2 . 1), la cual, en cambio, produce una enorme variedad de pro­
ductos: caucho sintético y derivados de carbono; fibras sintéticas tales como
Nylon] y Terylené\ fertilizantes; plásticos; productos farmacéuticos y
muchos otros.
El proceso inicial en la refinería es la destilación del petróleo crudo para
convertirlo en una cantidad de fracciones (véase e\ diagrama de flujo). Algu­
nas de estas fracciones se pueden utilizar directamente, mientras que a otras
se les debe dar un tratamiento posterior. La proporción de las fracciones que
se obtienen en las etapas iniciales depende de la fuente y la naturaleza del
petróleo crudo, pero las proporciones relativas de los productos finales se
pueden cambiar mediante el empleo de diferentes procesos químicos.
El producto sencillo más importante de una refinería es la fracción relati­
vamente volátil (ligera) que se utiliza para dar “vida” a los motores (gasolina).
Algunas de las fracciones menos volátiles (más pesadas) se pueden convertir
en energía mecánica por rompimiento catalítico de las moléculas. Otro proce­
so importante de conversión es la reformación, un proceso por medio del cual
las fracciones de la columna de destilación inadecuadas para gasolina se refor­
man a temperatura y presión elevadas sobre un catalizador de platino para
generar productos más apropiados.
La mayor parte del azufre del petróleo crudo permanece con las fraccio­
nes más pesadas; la menos volátil de éstas es el asfalto, el cual se utiliza como
sellador en carreteras. Los siguientes productos en cuanto a volatilidad son los
aceites combustibles o residuales, seguidos por el aceite gas pesado que se usa
como materia prima en la industria petroquímica, el destilado automotriz
(combustible para tractocamiones diesel y camionetas, y también petróleo
para calefacción doméstica), la gasolina blanca (fluido limpiador seco) y el
queroseno (combustible para motores de reacción). Todas las fracciones más
ligeras, que incluyen la gasolina, se tratan para remover los últimos residuos de
impurezas a base de compuestos de azufre, ya que éstos podrían propiciar una
corrosión rápida en los motores y en otros sistemasen los cuales se utilizan.

1 Nombre comercial de la fibra de Du Pont.


2 Nombre comercial registrado por ICI.
Figura 2.1. Diagrama de una refinería donde se muestran productos típicos.
‘¿*4 CAI'. 2 H i l ’iiS I Ul', ( , U , n i A A Ü i \ ; u . i U i \ I ;! ,!. , \ | | \ h

Algunos aceites residuales se producen como consecuencia del funciona-


miento de la refinería y se deben usar o eliminar de algún modo; en parte se
queman en las calderas para aprovisionamiento de vapor dentro de la refinería,
mientras que el resto se vende para combustión en grandes calderas industría­
les, para generar electricidad y para usarse en los barcos (petróleo para alma­
cenamiento). Hay algunos procesos para eliminar el azufre de estos aceites
residuales (procesos de hidrodcsulfurización o de HDS), pero son costosos y
en la actualidad se utilizan poco, excepto en Japón. Los elementos crudos de
petróleo ligero que poseen elevada energía para motores, otros componentes
de la fracción volátil y relativamente poco azufre, como se encuentran en
Libia, Nigeria, Indonesia y Australia, son de una categoría muy solicitada con
un valor, en el mercado, mucho más alto que los crudos pesados de elevado
contenido de azufre.
Las emisiones atmosféricas que proceden de las refinerías de petróleo
son de cuatro tipos. Primero, hay vapores de hidrocarburos provenientes de
algunas de las unidades de refinación que no están selladas por completo,
de válvulas de escape, de tanques de almacenamiento y de una multiplici­
dad de otras fuentes. El segundo tipo de emisiones está constituido por
gases de desperdicio que provienen de calentadores, calderas, hornos y
quemadores usados en la refinería; éstos contienen dióxido de azufre que pro­
cede del azufre contenido en su combustible. Tercero, existen gases que con­
tienen azufre, principalmente ácido sulfhídrico y dióxido de azufre, que proce­
den de las unidades en la refinería las cuales remueven los compuestos de
azufre a partir de los productos de destilación. En muchas refinerías estos

Figura 2.2. Diagrama de una planta Claus para conversión de desechos de


azufre de refinería a sulfuro, el cual se puede utilizar en la elaboración de
ácido sulfúrico.
. .w .1,. - —<.0

fiases se utilizan en una planta especial (proceso Claus, figura 2.2), la cual pue­
do producir ya sea azufre o, si se requiere, ácido sulfúrico. Finalmente, hav par­
tículas finas procedentes del horno catalizador de recuperación para rompi­
miento catalítico, el cual puede ser la fuente más grande de contaminación del
aire por partículas en una refinería.

FUNDICIÓN DE MINERALES NO FERROSOS

La fuente más concentrada de contaminación por dióxido de azufre es la


del cocido de minerales metálicos sulfurados no ferrosos; de éstos, los más co­
munes son cobre, plomo y cinc. El daño significativo a la vegetación por conta­
minación del aire se observó primero hace unos ochenta años alrededor de las
grandes fundiciones de cobre en lugares como Ducktown, Tennessee y
Queenstown, en Tasmania (figura 2.3).
Los compuestos metálicos no ferrosos, por lo general ocurren en concen­
traciones relativamente bajas junto con un número de impurezas tales como
sulfuros de hierro y arsénico (pirita) y sílice. La primera etapa en el proceso es
la concentración de fracciones minerales aprcciables. La segunda etapa en la
recuperación de los metales es el cocido del mineral en una corriente de aire,
lo cual significa oxidar el sulfuro y convertirlo en óxido metálico y dióxido de
azufre. En el caso del mineral de cinc más importante, blenda de cinc (ZnS),
esta reacción se muestra mediante la ecuación:

2 ZnS + 3 0 2= 2 ZnO + 2 S 0 2

Figura 2.3. Pérdida de vegetación alrededor de una fundición de cobre,


Queenstown, Tasmania. (Cortesía de G. Pratt, Universidad de Melbourne.)
' . ll .

Se pueden escribir ecuaciones similares para la oxidación de los minerales


de sulfuro de cobre y plomo.
Con respecto al plomo, el Iratamienlo posterior es la fundición del óxido
(llamado calcina) con carbón, en un horno de fuelle:

2 PbO + C - 2 Pb + C 0 2
El plomo crudo reducido contiene disucltos como impurezas cobre, oro,
plata, cinc, antimonio y otros metales y se tiene que refinar.
En el caso del cobre, donde el mineral principal es calcopirita (CuFeS2),
también la primera etapa es cocer al mineral con aire, lo cual oxida algo del
cobre y produce dióxido de azufre en concentraciones cercanas al 8% (figura
2.4). Los productos fundidos del cocido aún contienen mezclas de sulfuras y

Concentrados
Goses, óxidos volátiles y polvo
no elaborados
Combustible Asodor pora recuperación de polvo y
Aire__________ chimenea o planta de ácido

Mnlnrinl fio
brasca y Unjo U Gases y polvo fia ra calí loras
----------------------r~
I lorno de de calor do desecho
Combustible
reverbero
Aire Escorio porp desplome

I
Flujo silíceo Gases p ara chimenea o planta de ácido

Material heterogéneo con


Convertidor
olio contenido de cobre C obre de burbuja

Aire para refinería

Figura 2.4. Diagrama de flujo para procesos de fundición de cobre. (De


Stern, A. C., dir., Air Pollution Vol IV, Academic Press, 1976.)

óxidos de cobre y hierro, así como otras impurezas no volátiles, las cuales se
tratan en un horno de reverbero, junto con piedra caliza y sílice; éstos se com­
binan con el hierra y otras impurezas para formar una escoria que flota sobre el
sulfuro de hierro y cobre fundido, el cual permanece. El vaciado se extrae y for­
ma, al enfriamiento, la “mata” de cobre. Algo del dióxido de azufre (cerca del
1% al 2%) se desprende durante el proceso del calentamiento en el horno de
reverbero. En un proceso subsecuente, dentro de un convertidor, la mata se
calienta dentro de aire y el hierro y el azufre se oxidan. Las reacciones son muy
complejas, pero, en esencia, el óxido de hierro se remueve como una escoria
después de fluidificar con sílice, y el sulfuro y el óxido de cobre reaccionan
para dar cobre metálico y más dióxido de azufre:

Cu2S + 0 2= 2 Cu + S 0 2
2 CuO + Cu2S - 4 Cu + S 0 2
Las concentraciones de dióxido de azufre del convertidor pueden alcan­
zar, en forma intermitente, cerca del 5%.
Un posible uso para el dióxido de azufre que se produce como desperdi­
cio del proceso de fundición no ferrosa podría ser la conversión a ácido sul­
fúrico; sin embargo, hay dos problemas con esto, aun cuando las concentra­
ciones de dióxido de azufre están por encima del 4% requerido para la
conversión. Muchos de los procesos que se mencionan arriba son intermiten­
tes, mientras que una planta de ácido sulfúrico requiere un flujo continuo de
gas. Más aún, los gases casi siempre están contaminados con impurezas del
metal original, las cuales actúan como venenos de catalizadores en el conver­
tidor catalítico de la planta de ácido. El trióxido de arsénico (As 20.,) y el áci­
do fluorhídrico (H F ) son dos venenos que se producen durante el cocido,
mientras que en el caso de plomo y cinc sus propios óxidos actúan como
venenos de catalizadores. No obstante, en muchos lugares los gases que se
forman en los asadores y en otros procesos se convierten en ácido sulfúrico,
o, en algunos casos, en azufre líquido. El ácido sulfúrico, en ocasiones se
combina con amoniaco y así provee sulfato de amonio para su uso como fer­
tilizante superfosfatado; o se puede combinar con roca de fosfato para pro­
ducir fertilizante superfosfatado.
Sin embargo, hay una cantidad de lugares en los cuales los minerales sulfu­
rados no ferrosos, donde no hay mercado accesible para el ácido sulfúrico o el
fertilizante que se puede producir, se cocen, por ejemplo, en la fundición
Mount Isa en Queensland. Ahí, el dióxido de azufre se emite a través de una
chimenea de más de 200 m de altura, la cual aun bajo condiciones metereoló-
gicas adversas resulta en una concentración a nivel del suelo lo suficientemen­
te diluida como para considerarse inofensiva.

ELABORACIÓN DE HIERRO Y ACERO

El hierro, a diferencia de los metales no ferrosos, se encuentra en abun­


dancia casi como óxido puro, hematita (F e ^ ^ ) la cual se trata directamente
con carbón, en forma de coque, dentro de un horno de fuelle (figura 2.5). La
reacción aquí es, en esencia:

Fe20 3+ 3 C 2 Fe + 3 CO

El gas mofióxido de carbono se recupera y después de limpiarlo se utiliza


como combustible en otras secciones de la fábrica de acero, por ejemplo, en
los hornos de recalentamiento donde los lingotes se calientan antes de lami­
narlos en placa de acero, alambre u otras formas. La descarga de aire caliente
en el horno de fuelle es necesaria para acelerar los procesos de oxidación y
reducción. El hierro resultante de este proceso (hierro bruto) contiene canti­
dades considerables de carbono disúe|to (cerca del 4%) así como otras
impurezas tales como azufre, silicio, manganeso y fósforo. El hierro bruto se
debe refinar para que contenga pequeñas cantidades precisas de impurezas,
Figura 2.5. Horno de fuelle para hierro.

las cuales le dan las propiedades de un tipo particular de acero. Esto ahora,
por lo general, se lleva a cabo en grandes convertidores de acero, en los cua­
les el oxígeno se lanza sobre la superficie para oxidar las impurezas no desea­
das. El acero resultante contiene menos del 1% de carbono y sólo cantidades
mínimas de otros elementos. Durante la adición de oxígeno, se producen
enormes cantidades de emanaciones en forma de partículas muy finas de óxi­
do de acero café, las cuales son emisiones potenciales y es necesario que se
colecten.
El proceso para elaborar el coque que se usa en el horno de fuelle también
produce contaminación del aire. Al hacer el coque, la hulla se calienta en con­
tenedores estrechos en forma de arpón llamados “retortas”, a temperaturas de
entre 700-1 000 °C. El carbón se dilata durante el proceso de conversión a
coque y desprende breas y gases combustibles. Los gases (mezcla de hidróge­
no, metano y monóxido de carbono) se usan, en parte, para calentar las retor­
tas, y en parte para otros fines, como “los domésticos”. Si el relleno de las
retortas con carbón no se lleva a cabo cuidadosamente, se pueden producir
grandes cantidades de polvo. Cuando el coque está listo, se extiende rápida­
mente sobre plataformas de furgones y se templa con agua; esto produce gran­
des cantidades de vapor, el cual también contiene partículas y algunos gases
aromáticos de alquitrán. También durante la carbonización, cantidades de
gases tales como ácido sulfhídrico (H 2S) y otros sulfuros orgánicos (mercapta-
nos) que poseen olores muy desagradables, pueden permear desde los hornos
de coque hacia la atomósfera, en particular si hay sellos pobres sobre puertas y
tolvas. Una “batería” de horno de coque permeable que funcione en forma ina­
decuada es una fuente de grave contaminación del aire.
¿l>

Fundiciones de hierro

Por lo general, las fundiciones de hierro son fábricas relativamente peque­


ñas que se localizan en los suburbios y áreas construidas, más viejos donde el
hierro bruto y el metal de desperdicio se funden y vacían en moldes que tienen
formas muy intrincadas desde monobloques para motor hasta decoraciones
de hierro fundido para las casas. Los problemas de contaminación del aire, el
polvo y las emanaciones gaseosas procedentes del manejo y fundición de
materiales, son similares a los de las fábricas de acero, pero en una escala más
reducida. Con frecuencia, las fundiciones tienen también un problema de aro­
ma resultante de la quema parcial de las resinas que se utilizan para mantener
unidos los moldes de arena. Estos recipientes de arena, en particular para los
núcleos, utilizan mezclas de breas, aceite de linaza y queroseno como material
aglutinante, se hornean en un horno de coque y producen un olor acre.

LA INDUSTRIA QUÍMICA Y OTROS


PROCESOS INDUSTRIALES

Las fábricas que producen una enorme variedad de materiales, desde ferti­
lizantes para la agricultura y pigmentos para pinturas y tejidos hasta fibras sinté­
ticas, goma elástica y plásticos, se pueden clasificar, juntas, como industria quí­
mica; éstas han sido, por tradición, algunas de las fuentes principales de
contaminación del aire cuando no están controladas. Esto se debe a que los
productos de reacción gaseosa, los cuales se consideraban con frecuencia
venenos o en otras circunstancias molestos, se liberaron hacia la atmósfera sin
tomar en cuenta ya sea sus efectos sobre el medio o su valor económico intrín­
seco como una fuente de material no elaborado para otros agentes químicos.
Estos fueron los primeros procesos en controlarse, al inicio en Inglaterra
(mediante la ley del Álcali, de 1863) y posteriormente en otros lugares. Las
fábricas que producen sustancias químicas son probablemente los lugares
donde se imponen controles de contaminación del aire de manera más estric­
ta. Ya que existen tantos procesos químicos comerciales, sólo es posible consi­
derar algunos ejemplos aquí.

Elaboración de ácido sulfúrico

El ácido sulfúrico se elabora (figura 2.6) ya sea a partir de azufre puro (el
cual se pudo haber obtenido de gas natural), o a partir de un sulfuro metálico,
típicamente piritas (sulfuro de fierro, FeS2). Cuando las piritas se cocen en aire,
se produce lo siguiente:

4 FeS2+ 11 0 2— 2 F e 20 , + 8 S 0 2
30

Figura 2.6. Diagrama de flujo para elaboración de ácido sulfúrico. (De


Phillips, A., en Thompson, R., dir., The Modern ínorganic Chemicals
Industry, The Chemical Society, Londres, 1977.)

Cuando se quema el azufre, la relación es sencillamente:

S + 0 2- * S 0 2

El dióxido de azufre de estos procesos de oxidación, por lo general a con­


centraciones entre 8% y 14% en el aire, se pasa sobre un catalizador a 450 °C.
Entonces se realiza la nueva oxidación:

2 S0 2+ 0 2^ 2 S0 3

La velocidad de esta reacción depende del tipo de catalizador y del núme­


ro de pases de contacto. Luego, el trióxido de azufre se absorbe en ácido sulfú­
rico moderadamente concentrado para formar ácido de la concentración
comercial requerida:

s o 3+ h 2o - * h 2s o 4

La oxidación del dióxido de azufre no se completa en un pase sobre el


catalizador, y en plantas multipaso convencionales (cuatro pases), se realiza
alrededor del 96% al 98% de conversión; el restante dióxido de azufre se emite
hacia la atmósfera. En algunas plantas grandes y modernas, con etapas adicio­
LA INDUSTRIA QUIMICA \ OI ROS 3 I

nales de conversión y absorción parcial entre etapas de oxidación, el 99.6% o


más del dióxido de azufre se convierte en trióxido y posteriormente en ácido.
Respecto a las plantas de ácido que elaboran 1 500 toneladas cada día, la emi­
sión diaria de dióxido de azufre se reduce por tanto desde cerca de cuarenta a
cuatro toneladas, y se producen 54 toneladas adicionales de ácido.

Elaboración de fertilizante

En la elaboración de fertilizante superfosfato, el ácido sulfúrico se mezcla


con roca de fosfato triturada en mezcladores encerrados llamados cavernas.
Algunos de los constituyentes de la roca de fosfato reaccionan y se emiten, los
contaminantes del aire más sobresalientes de este proceso son ácido fluorhí­
drico y ácido fluorosilícico.

Petroquímicos

May miles de procesos diferentes que se utilizan en la industria petroquími­


ca (la rama de la industria química más importante y diversificada), pero vir­
tualmente en todos ellos un hidrocarburo, o una mezcla de hidrocarburos,
reacciona bajo la influencia de calor y presión y la presencia de un catalizador
para formar un producto derivado del hidrocarburo. Esto requiere el manejo
de compuestos orgánicos volátiles, los cuales, bajo ciertas condiciones, esca­
pan a la atmósfera. Las plantas petroquímicas utilizan como materiales no ela­
borados algunos de los productos de las refinerías de petróleo, y por lo general
están asociadas con ellas.

Minerales no metálicos

Los minerales tales como piedra caliza para cemento, arcilla para cerámi­
ca, asbestos, arena para vidrio y concreto, grava (agregado) para concreto y
revestimiento de carreteras, y carbón, se obtienen de minas y se extraen en
muy grandes cantidades. Muchos de los materiales brutos tienen un valor de
unidad muy bajo de tal modo que se deben producir relativamente cerca del
lugar de consumo; por ejemplo, arena y grava. Con la excepción de la minería
de carbón subterráneo, estos materiales se extraen. En el caso del carbón, el
proceso de extracción se denomina minería de corte abierto o de tiro abierto.
Si el mineral es duro, primero se tiene que demoler, colectar y triturar, y luego
se transporta hacia depósitos de acumulación desde donde se lleva en tracto-
camiones hacia los sitios de consumo. Los carbones ligeros simplemente se
cortan de la veta; otros carbones más duros pueden recibir tratamiento adicio­
nal al separar algunos constituyentes, que no son de carbón, mediante lavado.
El cemento y el vidrio se obtienen por tratamiento en alta temperatura de
caliza y arena, respectivamente, como materiales principales brutos. Para la
elaboración del cemento, la caliza triturada, después de combinarla, se calcina
CAI’. ¿. I i i'i.) Uh KM,\ I;\Á¡I|\/U.U >¡\ ni',i, /vlKl i

en hornos rotatorios de calcinación especiales con la emisión de cantidades


considerables de polvo fino, principalmente cal. En la elaboración de vidrio, la
arena, la sosa comercial y el cristal roto (usado) triturado (llamado vidrio de
desecho) se funden en un horno, lo cual genera la formación de humos y
íjases; además del sílice, éstos contienen carbonatos, nitratos, fluoruros y clo­
ruros, y presentan una fuente específica de contaminación del aire. En todo
este tipo de industrias, la minería, la trituración y el transporte de los materiales
se asocia con la generación de grandes cantidades de polvo, tanto grueso
como relativamente fino, el cual contiene sílice y, en algunos casos, asbestos, y
así es un peligro para los trabajadores expuestos a él. En estas industrias, se
realizan esfuerzos considerables en la planta a fin de contener los polvos para
mantener la higiene industrial; sin embargo, la operación sin cuidado de la
planta y el transporte con controles inadecuados puede causar problemas de
polvo externos.

Elaboración de la pulpa de papel

El papel consiste en capas de fibras de celulosa que se prensan juntas; las


fibras se obtienen de la madera. La madera talada en los bosques primero se
desembarca y se convierte en fragmentos pequeños y luego éstos se tratan quí­
micamente para que liberen las fibras. Uno de los métodos más comunes para
elaborar pulpa de papel es el proceso Kraft (figura 2.7), donde las astillas de la
madera se cocen en grandes recipientes de acero a presión relativamente ele­
vada con una solución alcalina de hidróxido de sodio (N aO H ) y sulfuro de

Licor negro _ ■ t- ^cor ,^ercle i. Licor blanco


o purificado

Figura 2.7. Diagrama de flujo para el proceso Kraft en la elaboración de


papel. (De Stern, A. C., dir., Air Pollution Vol IV, Academic Press,
1976.)
I„\ i.xlHu'iIKi;\ «.R>iMiCA i U!kO,"> S¿

sodio (N a 2S). El hidróxido de sodio y el sulfuro de sodio interactúan con el


material resinoso (lignina) que mantiene unidas las fibras de la madera y se for­
ma un licor lloaro que contiene pequeñas cantidades de ácido sulfhídrico y sul-
furos orgánicos, los cuales tienen un aroma muy acre aun a concentraciones
bajas. En otro proceso que se utiliza más para maderas duras, el proceso semi-
químico de sulfuro neutro (PSSN), el reactivo es una solución menos alcalina
de sulfilo de sodio (N a 2SO.) y carbonato de sodio (N a 2C O ), y también se pro­
duce un licor negro de similar aroma acre.
Con el propósito de recuperar los reactivos químicos para reutilizarlos, el
licor negro se seca y luego se quema en hornos especiales, los cuales producen
una ceniza de sulfito de sodio y carbonato de sodio. El hidróxido de sodio se
recupera mediante la reacción de estos dos productos con hidróxido de calcio
(cal quemada). Los vapores que se desprenden durante el secado, y algunos
de los compuestos volátiles incinerados de manera incompleta durante la
combustión, contienen ácido sulfhídrico (H 2S), mercaptometilo (C H 3HS),
mercaptodimetilo [(C H ^ S ] y disulfurodimetilo [(CH 3)2S2] responsables del
aroma desagradable que se asocia con los molinos donde se procesa pulpa de
papel.

Secado de pintura

La evaporación de solventes orgánicos durante el secado de pintura, cons­


tituye una fuente propagada de contaminación del aire que.se origina en fuen­
tes domésticas e industriales; no sólo hacen que algunas personas encuentren
la sensación del aroma de la pintura objetable, sino que los solventes de hidro­
carburos participan en la formación del smog fotoquímico y contribuyen a la
contaminación fotoquímica del aire. Esto ha guiado a sustituir por solventes
menos reactivos la formulación de pinturas que se utilizan en algunas regiones
y, donde es posible, por pinturas a base de agua.
El horneado de pintura o esmalte en talleres de carrocerías, fábricas de
aparatos eléctricos, elaboración de botes de lata y otras plantas similares pro­
ducen un aroma muy peculiar. La pintura se pulveriza sobre superficies metáli­
cas, luego el producto se hornea en hornos especiales donde la pintura se seca
al desplazarse el solvente y entonces se endurece. Los vapores de los solventes
orgánicos no sólo tienen un olor penetrante sino que pueden reaccionar con el
aire y oxidarse parcialmente en los hornos, lo cual produce un aroma muy
acre.

Elaboración de alimentos

Nuestra sociedad utiliza muchos productos alimenticios que se procesan a


gran escala. Los aromas de muchos de estos procesos, tales como el horneado
de pan o el tostado de café, cuando se llevan a cabo a pequeña escala son pla­
centeros, pero a una escala comercial, donde se procesan toneladas de mate­
rial cada día, los aromas se pueden volver penetrantes y desagradables. De esta
34 GAP. 2. KUKNTK l)C CONTAMINACION UCL AIRC

manera, se crea una molestia que puede tener un efecto psicológico. El tosta­
do de cafe, en particular produce una sensación aguda al olfato la cual puede
causar náusea; a un menor grado, así lo hacen también los aromas del hornea­
do de pan y aun la elaboración del chocolate.

P re p n r n c ló ti «le i i i i i Vc iíik I cr o rg á n ic o s (c le B p c rd lc io B )

La preparación o cocción de materiales de desperdicio en recipientes de


presión también produce olores desagradables; la preparación se lleva a cabo
con materiales naturales de contenido alto de proteínas, ya sea cosechadas o
producidas especialmente para el proceso o bien obtenidas como productos
de desecho a partir de alguna otra industria, como la de la carne. El procesa­
miento desprende amoniaco (N H 3) y aminas orgánicas (metilamina, etilamina,
etcétera), así como también grasas. Los productos con alto contenido proteí-
nico se utilizan como alimento para aves de corral; las grasas comestibles que
Son un producto en la preparación de carne se utilizan en la industria de los ali­
mentos, por ejemplo, en la elaboración de bizcochos, mientras que las grasas
no comestibles se utilizan para hacer jabón. El amoniaco y las aminas, más una
cantidad pequeña de sulfuros orgánicos, son los que ocasionan un aroma muy
desagradable en los vapores de preparación.

Incineración de desechos
La incineración o quema de desperdicios es una causa frecuente de conta­
minación del aire si no se controla. Ejemplos que se ven en muchas de las ciu­
dades son la quema de llantas usadas, del material aislante que rodea los
cables de electricidad usados (con el fin de recuperar el cobre), de hojas y cor­
tes de jardín, y de desperdicios caseros en incineradores pequeños domésti­
cos. Cuando la incineración se lleva a cabo sin el equipo de combustión apro­
piado, se liberan cantidades de humo considerable y con frecuencia olores
detestables. Hoy día, en muchas ciudades están prohibidos los incineradores
privados y la quema abierta.
Cuando la basura se elimina mediante incineradores grandes, bien dise­
ñados y con controles adecuados, no existen problemas de contaminación
del aire. El relleno sanitario, es decir, sepultar los desechos en canteras anti­
guas o en fosas a campo abierto es una opción que se utiliza ampliamente. Es
esencial que la basura se recubra a diario con tierra para evitar olores y saban­
dijas. El relleno sanitario luego se puede utilizar para otros propósitos, como
la construcción de parques o campos de juego. Si se van a colocar edificios o
bien otras estructuras sustanciales sobre este terreno se deben tomar precau­
ciones especiales con los cimientos. Otra dificultad es que el agua de lluvia
puede penetrar el suelo y extraer por lixiviación los constituyentes solubles
de la basura sepultada a menos que la tierra en ese lugar fuera impermeable a
la penetración líquida. Estos agentes químicos pueden encontrar su camino
en las aguas de la tierra o ríos cercanos, lo cual provocaría a largo plazo la
contaminación del agua.
SISTEMAS DE COMBUSTIÓN EXTERNA 35

Una opción a la incineración y al relleno sanitario es el reciclamicnto de


los desperdicios; de esta forma, las llantas viejas de caucho se pueden revitali­
zar y convertir en suelas de zapatos o productos similares, o se pueden usar
como relleno de carreteras. El papel se puede convertir en cartón o reprocesar
a otras formas de papel. El metal y el vidrio se pueden reciclar en gran medida,
mientras que los desechos “putrescibles" domésticos se pueden mediante el
composteo, convertir en fertilizante orgánico.

SISTEMAS DE COMBUSTIÓN EXTERNA

La ignición de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) es la


fuente de contaminación del aire más común que proviene de la industria. Los
combustibles se queman ya sea en forma directa en el sitio para producir calor
o vapor, o en otra parte cerca del suministro de combustible para producir la
electricidad que se utiliza en la industria. Los combustibles fósiles también se
usan de manera directa para cocción y calefacción domésticas, o en forma
indirecta para el mismo objetivo en forma de electricidad.
Hasta hace relativamente poco tiempo, la madera era el combustible prin­
cipal que utilizaba el hombre. No fue sino hasta fines del siglo xix en Estados
Unidos de América y en Europa, que los combustibles fósiles igualaron en
importancia a la madera, pero en muchas partes del mundo, aun en la actuali­
dad, la madera es todavía el combustible predominante. Las emisiones que
surgen de la combustión de madera incluyen partículas, monóxido de carbo­
no, hidrocarburos, amoniaco, óxidos de nitrógeno y, por supuesto, dióxido de
carbono; aunque ninguna de éstas es lo suficientemente grande como para
afectar los totales antropogénicos mundiales, las emisiones pueden ser muy
importantes en la localidad, por ejemplo, en Ghristchurch, Nueva Zelanda,
donde las partículas que se liberan de fuegos abiertos para la calefacción de la
casa son una contribución significativa a las brumas de invierno.
Debido al valor más grande de calor por unidad de masa del carbón, fue
posible reemplazar a la madera para uso y calefacción domésticos, y para el
encendido directo de calderas en la esfera industrial. El carbón fue, en suma,
el primer combustible de importancia para transporte en la época del vapor,
y la primera fuente de gas para combustible; aunque el petróleo y el gas natu­
ral han sustituido al carbón en muchos de estos usos, éste es todavía el com­
bustible principal en la generación de electricidad. Es poco probable que dis­
minuya en importancia el uso del carbón debido a que las opciones de utilizar
petróleo o gas para este propósito, o la intensificación de programas de ener­
gía nuclear, se están volviendo cada vez más escasas. Por fortuna, las reser­
vas conocidas de carbón son muy grandes, así que, aun en términos pesimis­
tas, habrá suministros adecuados durante varios cientos de años. Sin
embargo, el carbón tiene ciertas desventajas que lo hacen menos atractivo
que el petróleo y el gas; en particular, su contenido de energía por unidad de
masa no es tan elevado, su extracción daña al paisaje, y es sucio en su manejo
y su quema, además de que libera grandes cantidades de partículas no com­
bustibles, como ceniza y otros contaminantes. Las desventajas se reducen en
36 CAP. 2. FUFATKS DK CONTAMINACIÓN OKI. All'i:

cuan lo a la producción de electricidad al usar el carbón en su sitio y transpor­


tar la electricidad, cuando el sitio siempre está apartado de las conglomera­
ciones urbanas.
Hay muchos tipos de carbón; varían desde los que se denominan carbo­
nes de baja calidad, con una proporción elevada de materia volátil (como tur­
ba, carbón café o lignita), luego los carbones bituminosos con menor conteni­
do volátil, hasta los carbones de antracita que tienen un contenido volátil y de
humedad muy bajo y una proporción elevada de carbono. La cantidad de calor
que desprende el carbón se correlaciona con la calidad y es quizá dos veces
más alta en la antracita y los carbones bituminosos de elevada calidad en com­
paración con la lignita. En general, los carbones de alta calidad se localizan a
profundidades más grandes y se extraen en su mayor parte desde minas subte­
rráneas, mientras que los carbones cafés (lignitas) comúnmente son mucho
más accesibles y se extraen mediante métodos de corte abierto.
Por supuesto, el carbón no es precisamente un compuesto de carbono,
hidrógeno y oxígeno; también contiene partes mínimas de azufre y nitrógeno,
así como pequeñas cantidades de impurezas minerales, las cuales reunidas son
responsables de muchos problemas de contaminación del aire por la combus­
tión del carbón. Cuando éste se quema en presencia de aire, se efectúan una
serie de reacciones complejas, las cuales se pueden resumir mediante el
esquema siguiente.
El carbono se combina con el oxígeno para formar óxidos de carbono:

C + 0 2—>■ CO 2

2C+ 02 2 CO

Con las condiciones adecuadas, el monóxido de carbono (C O ) se oxida y


se convierte en dióxido de carbono (C 0 2):

2 CO + 0 2-► 2 C 0 2

El hidrógeno combinado en el carbón se oxida y se transforma en


agua:

2 H 2+ 0 2 2 H20

A elevadas temperaturas, las cuales ocurren en la flama, tanto el nitrógeno


del carbón como el del aire de combustión reaccionan con el oxígeno para dar
monóxido de nitrógeno (NO):

N 2+ 0 2- ^ 2 N 0

(El NO se combina posteriormente con oxígeno en la atmósfera para for­


mar N 0 2).
El azufre del carbón se oxida y se convierte en óxidos de azufre, principal­
mente dióxido de azufre:

S + 0 2- > S 0 2
Cerca del 1% al 3% del dióxido de azufre formado se oxida de nuevo a trió­
xido de azufre bajo condiciones de exceso de aire requerido para quemar car­
bón en forma eficiente:

2 S 0 a+ 0 2- * 2 S 0 3

Las impurezas minerales en el combustible son inflamables y producen


ceniza; parte de ésta, ceniza volátil, se torna aerotransportable y se acarrea fue­
ra de la caldera mediante los gases de desecho. En las calderas más viejas, de
los trozos de carbón que se hubieran quemado sobre una parrilla, mucha de la
ceniza caería del enrejado (o se desprendería del extremo de la parrilla si ésta
se hubiera movido) al hueco de cenizas; así, en estas calderas antiguas, con
buena práctica de encendido, sólo una pequeña cantidad de ceniza escaparía
hacia el aire. En las grandes calderas modernas, sin embargo, el carbón se pul­
veriza y quema como un polvo fino, lo cual ocasiona que mucha de la ceniza
sea acarreada con los gases de desecho en la atmósfera a menos que se instale
un sistema efectivo de limpieza.
En la actualidad el objetivo principal de la combustión del carbón a esca­
la muy grande es para generar electricidad. El carbón se inyecta en forma pul­
verizada en la cámara de combustión de la caldera donde se quema a tempe­
raturas elevadas. La flama irradia calor hacia los tubos de la caldera que
rodean las paredes del horno, donde el agua se calienta y evapora. Los gases
de combustión calientes pasan a través de hileras de conductos; el primero
de éstos es un supejcalentador donde el vapor se calienta a presión elevada
hasta temperaturas muy superiores al punto de ebullición. Los gases calientes
pasan entonces a través de precalentadores de agua y calentadores de aire
antes de canalizarse a través de un sistema de limpieza y emitirse hacia la
atmósfera mediante una chimenea. De este modo, se extrae tanto calor
como sea posible desde la irradiación de la flama y los gases calientes.
La electricidad se genera como una corriente alterna al pasar el vapor
supercalentado de presión elevada a través de turbinas acopladas a alternado­
res. Después de pasar por la turbina, el vapor se escapa hacia grandes conden­
sadores enfriados por agua donde se condensa y se convierte en agua, la cual
se bombea de regreso hacia la caldera.
Las calderas de estaciones de energía modernas, las cuales queman cien­
tos de toneladas de carbón cada día, son estructuras muy grandes semejantes
en su exterior a edificios de varios pisos de altura. Estas calderas son sistemas
de combustión muy efectivos. No hay, por consiguiente, virtualmente ningún
monóxido de carbono en los gases de desecho, y la ceniza volátil contiene
muy poco carbón no quemado. Los métodos modernos que se utilizan para
remover la ceniza volátil son, como se muestra en el capítulo 5, eficientes y
escapan pocas sustancias de tal modo que aun cuando la caldera esté funcio­
nando a toda su capacidad no se observa humo alguno. Las calderas más viejas
y pequeñas son las menos eficientes en su combustión y con frecuencia no
poseen ningún medio de control respecto a la ceniza volátil, lo cual puede dar
origen a problemas serios de humo.
l»/\l . m, J.V.-wi,wU.)U,\ !>(/!, viK i.

A pesar de la combustión virtualmente completa, y la eficiencia relativa­


mente elevada (85%) de transferencia de calor hacia agua y vapor, hay pérdi­
das termodinámicas inevitables al convertir la energía contenida en el vapor en
energía mecánica y, con ello, en energía eléctrica. Los gases de desperdicio
que se producen en las estaciones de energía, los cuales por lo general están
a temperaturas entre 120 y 180 "C, contienen algo del calor que estaba conte­
nido en el combustible original. También se pierden cantidades de energía
considerables cuando el agua se condensa, el agua de enfriamiento utilizada
en los condensadores vierte calor ya sea en torres de enfriamiento, en un río
o en el océano. En total, al menos el 65% de la energía que estuvo contenida
en el combustible se repele o pierde, y no se puede convertir en energía eléc­
trica útil por medio de las estaciones de energía convencionales.
Sin embargo, en algunas instalaciones sobre todo en las industrias del
papel, química y del petróleo, o en la calefacción de viviendas (como la que se
usa en Nueva York, parte de Londres, Alemania, Suecia y otros lugares), es
posible utilizar la energía térmica residual en e l vapor que normalmente se
rechaza hacia el agua de enfriamiento; esto se hace mediante sistemas de tur­
bina de contrapresión. El vapor, a temperatura y presión requeridas, se extrae
desde la turbina (llamada turbina de paso de salida) y se conduce hacia el pro­
ceso que necesita vapor, después de haber pasado a los condensadores. Con
este sistema, se puede utilizar entre el 75% y el 80% de la energía contenida en
el combustible.
Algunos de los mejores ejemplos de utilización de energía están en los
molinos de pulpa y papel; ahí, la energía eléctrica se genera para que funcione
la maquinaria y se usan cantidades grandes de vapor para calentar los digesto­
res de la pulpa, los secadores de licor negro y también para los secadores de
papel.
Las estaciones de energía que funcionan con petróleo son muy similares a
las unidades que funcionan con carbón, excepto en que el petróleo se encien­
de dentro de la caldera en forma de rocío finamente pulverizado; las pequeñas
gotas se comportan de algún modo como las partículas de carbón en las unida­
des que funcionan con carbón pulverizado. La cantidad de ceniza volátil de las
calderas que funcionan con petróleo es mucho menor que la de las unidades
que funcionan con carbón y sólo raramente se colectan las partículas. Las
reacciones que ocurren son similares a aquéllas en las unidades encendidas
por carbón. Las calderas grandes que trabajan con petróleo por lo general utili­
zan petróleo combustible pesado con un contenido definitivamente elevado
de azufre (2% al 4%), por lo que hay una cantidad apreciable de dióxido de azu­
fre en los gases de desperdicio.
Las calderas más pequeñas como las que se usan para producir vapor
comercial o industrial, y calefacción doméstica, son mucho más sencillas
en su construcción. En la actualidad, por lo general dicho tipo de calderas
funcionan con gas o petróleo y en el último de los casos usan las fracciones
de petróleo más ligeras, las cuales tienen un contenido mineral o de azufre
muy bajo; estas calderas se pueden encender y no producir humo u otras
impurezas del aire, en particular si los quemadores están bien ajustados y
acondicionados en forma correcta para el calentamiento.
ÜKSibMAS ÜL COMBUSTION L M ERNA 3 ÍJ

Los calentadores que trabajan con gas son unidades de combustión muy
eficientes e implícitamente libres de contaminación, excepto por cantidades
pequeñas de óxidos de nitrógeno (un calculador bien diseñado puede
reducirlas) que se forman durante la combustión.
En todas las unidades descritas, el encendido se realiza en una cámara
rodeada por tubos que contienen el medio de transferencia del calor, el
cual es por lo general agua o vapor. Sin embargo, en las industrias química
y del petróleo, con frecuencia se utiliza una mezcla líquida de elevado
punto de ebullición de difenilo y óxido de difenilo (en una proporción de
1 a 3), llamada Dowlherm debido a los fabricantes Dow Chemical Com-
pany , la cual cambia de fase cuando se somete a 250 °C y a presión atmos­
férica, mientras que la industria de energía nuclear ha estado investigando
el sodio líquido (punto de ebullición a 880 °C a presión atmosférica) como
un medio de transferencia de calor para nuevos reactores. Debido a que la
fuente de calor está separada del medio de transferencia de calor, el térmi­
no combustión externa se usa para estas calderas y hornos, en contraste
con los sistemas de combustión interna que se analizan enseguida. En la
tabla 2.1 se muestra una comparación de las emisiones causadas por el uso
de los tres combustibles principales en la producción de electricidad.

Tabla 2.1. Emisiones relativas de plantas que generan electricidad mediante el uso
de diferentes combustibles (las unidades son gramos por 10 000 unidades BTU a
menos que se especifique lo contrario).

Benzopireno
Hidrocarburos (g por 10’
NOx s o 2' Partículas2 ( como metano) unidades BTU)

Carbón
Bituminosa 3.36 6.38 S 0.034
0.5 a 2.7 A 18 a 222
Antracita 3.63 6.89 S 0.036
Aceite residual 3.15 4.75 S 0.24 0.097 33
Gas natural 1.77 0.002 0.068 Despreciable No disponible

Las emisiones de tnonóxido de carbono son bajas para calderas encendidas


eficientemente , < 0.08 g por 1 000 unidades BTU con todos los combustibles.

Valores de calentamiento para los combustibles determinados:


Carbón 2.7 x 107 BTU por tonelada de bituminosa
2.5 x 107 BTU por tonelada de antracita
Aceite
residual 1.5 x ’ 105 BTU por galón
Gas
natural 103 BTU por pie cúbico

Fuente: Bond, R. G. y Straub, C. P., C. R. C., Handbook o í Environmental Control, Vol I, A ir


Pollulion, 1974.
1S es el porcentaje de azufre en el combustible.
2 A es el porcentaje de ceniza en el combustible. El rango de cifras es una función de la
dependencia de la emisión sobre el método de combustión.
3 La emisión de benzopireno es una función del diseño y las dimensiones de la caldera.
40 CAP. 2. KUKNTtiÜ i)C CONTAMINACION OKI- Alkli

Las cifras cíe benzopircno también se indican en la tabla 2.1 ya que son
representativas del grupo de compuestos hidrocarburos poliaromáticos, cuyas
propiedades carcinogénicas los hacen sospechosos de ser posibles causas de
cánceres ambientales.

COMBUSTIÓN INTERNA

La mayoría de los métodos para lograr fuerza de tracción en un vehículo


móvil (con la excepción de locomotoras de vapor, carros de vapor y vehículos
eléctricos) utilizan un motor de combustión interna. En tal motor, una mezcla
de un vapor combustible se combina con aire, se comprime dentro de un cilin­
dro con un pistón y entonces se enciende. La energía producida por la com­
bustión impulsa al pistón hacia abajo y esto promueve el desplazamiento de
una biela la cual impulsa un cigüeñal. Las dos formas comunes de combustión
interna difieren en la manera de encender la mezcla de combustible; en un tipo
de mezcla se enciende mediante una chispa eléctrica, por lo que se conoce
como motor de encendido eléctrico o motor Otto, de acuerdo con su inventor
(figura 2.8); su uso es común en automóviles y motocicletas.

A D M IS IÓ N CO M PRESIÓ N EXPLOSIÓN EXPULSIÓN

Figura 2.8. Los ciclos de operación del motor Otto.

En la otra forma, la mezcla se enciende en forma espontánea debido a la


compresión elevada y al calentamiento consecuente de este proceso. Este
modo de combustión lo utiliza el motor diesel, también llamado así en honor
de su inventor (figura 2.9). Es necesario comprender el funcionamiento de
estos motores si se pretende captar cómo se puede reducir la contaminación
del aire ocasionada por esta fuente.
El motor de encendido eléctrico convencional utiliza como combustible
un producto de fácil evaporación destilado del petróleo de las refinerías llama­
do gasolina (petrole n Gran Bretaña o benzineen Europa). La gasolina se bom-
0

1
z
5
o
z

5
z

u
O

o
z

O
tr>
•o

tC

F ig u ra 2.9. Los ciclos de operación del m otor diesel.


bea desde el tanque de combustible mediante un surtidor hacia el carburador
donde se vaporiza y mezcla con aire. La mezcla de combustible con aire se
transfiere entonces en forma sincronizada a cada uno de los cilindros. Lstos,
por lo general, están ordenados ya sea 4, 5 o 6 en línea, o bien 8 o 12 aparea­
dos en forma de V.
Dentro del cilindro (figura 2.8), la mezcla se comprime hasta que el pistón
alcanza la posición más alta, tiempo en el que la chispa enciende la mezcla, lo
cual impulsa al pistón hacia abajo. La fuerza del movimiento del pistón al traba­
jar se trasmite al cigüeñal y al volante, los cuales almacenan la energía,
emplean algo de ésta para los movimientos de escape y compresión en el cilin­
dro y el resto para impulsar las ruedas del vehículo. Los gases quemados se
remueven del cilindro por el movimiento de retorno del pistón con la válvula
de escape abierta. En un motor normal el proceso se repite cerca de 1 500
veces cada minuto o 25 cada segundo.
El motor diesel (figura 2.9) difiere del motor de encendido eléctrico en varios
aspectos significantes. En primer lugar, sólo el aire se comprime y no una mezcla
de aire y combustible en forma de vapor; la compresión es adiabática, lo que signi­
fica que se lleva a cabo sin que se disipe algo del calor de compresión; cerca del
extremo de la compresión el combustible se inyecta en el aire calentado por la
compresión y se enciende espontáneamente; el gas caliente se expande e impulsa
al pistón hacia abajo, y éste es el pistón en funcionamiento. Esto continúa con un
movimiento de escape, durante el cual la válvula de escape está abierta; hacia el
final de este movimiento, el nuevo aire fresco entra en el cilindro y ayuda a expeler
los gases quemados residuales.
En el motor de encendido eléctrico, la combustión comienza desde un
solo punto y procede irregularmente, y ya que las paredes del cilindro se
enfrían, la combustión es incompleta. Cierta cantidad de los gases de combus­
tión circula a lo largo de las paredes del cilindro, atraviesan los anillos del pis­
tón y entran al cárter del cigüeñal. Es típico que, de los hidrocarburos emitidos,
un 60% sale a través del tubo de escape, un 20% se pierde a través del cárter, y
el 20% restante se pierde igualmente en el tanque de combustible y el carbura­
dor. Los otros contaminantes del aire, especialmente monóxido de carbono,
óxidos de nitrógeno y partículas que contienen plomo y especies de hidrocar­
buro combustible tales como benzopireno, se emiten a través del tubo de esca­
pe. Los compuestos de plomo provienen de los aditivos “antidetonantes” que
se utilizan para hacer suave el movimiento de los motores de alta compresión
modernos, reducir la corrosión de las válvulas y alargar la vida del motor.
Las cantidades de contaminantes en los gases de escape de un motor de
encendido eléctrico son también una función del tamaño, antigüedad y carac­
terísticas de funcionalidad, la afinación del motor y si el motor está frío o
caliente. Por ejemplo, un motor afinado con una mezcla escasa (que contenga
más aire en relación con el combustible) produce menos monóxido de carbo­
no e hidrocarburos en el escape que un motor afinado con una mezcla rica.
Cuando se pone en marcha un motor frío por lo común se “tira del ahogador”,
lo cual reduce la cantidad de aire admitido y produce una mezcla rica.
Cuando el motor está funcionando en forma normal, las emisiones tam­
bién cambian con el modo de conducir; las emisiones de monóxido de carbo­
.•I I.K. ' \ K l

no e hidrocarburos son mayores en un vehículo desacelerado, mientras que las


emisiones de óxido de nitrógeno son más grandes bajo condiciones de acele*
ración y circulación.
En la tabla 2.2 se muestran las emisiones promedio típicas en vehículos
motorizados que funcionan a base de combustibles tipo gasolina o diesel;
como se puede apreciar en esta tabla, en vehículos no controlados las emisio­
nes de los contaminantes principales, monóxido de carbono, hidrocarburos y
óxidos de nitrógeno, son mayores en los motores Otto. La excepción principal
es el nivel superior de emisiones en forma de partículas que emiten los motores
diesel, aunque esto va en función de la carga sobre el motor y puede variar por
un factor de veinte desde un valor menor que el motor Otto en tres cuartos de
carga sobre el motor hasta un valor máximo en carga completa. Los motores
diesel también emiten grandes cantidades de dióxido de azufre, pero hasta la
fecha esa sustancia se ha considerado un componente menor de las emisiones
de transporte.
Las emisiones de los automóviles contienen una cantidad y una variedad
más grande de hidrocarburos en comparación con los que se encuentran en el
combustible original, incluyendo aldehidos, ácidos orgánicos y benzopireno.
Los aldehidos y los ácidos orgánicos son productos de oxidación debido a la
combustión y en el caso de los aldehidos son en particular precursores activos
de smog fotoquímico. El sospechoso carcinógeno benzopireno y la familia de
hidrocarburos polinucleares que representa, son productos de pirosíntesis
durante la combustión a partir de los constituyentes del combustible. En el die­
sel, los hidrocarburos polinucleares se asocian con el hollín y pueden ser
mucho menores que las cifras que se presentan para el motor Otto si la distribu­
ción de encendido y el suministro de aire para las proporciones de combusti-

Tabla 2.2. Emisiones gaseosas promedio típicas en escape de automóvil (las


unidades que se indican son gramos por kilómetro).

Contaminante Motor Otto Motor diesel

Monóxido de carbono 60.00° 0.69 a 2.57rf


Hidrocarburos 5.90° 0.14 a 2.07rf
Óxidos de nitrógeno 2.20" 0.68 a 1.02rf
Partículas Ó.226 1.28ft
Dióxido de azufre 0.17" 0.47"
Plomo 0.496 -

Benzopireno 14 x 10-6c 24 x 10-6h


Se consideró una economía de combustible promedio de 10.3 km/1 para motores
diesel de trabajo ligero.

° Valores promedio para carros precontrolados sobre el ciclo estándar de conducción federal de
Estados Unidos US EPA A Computation o f A ir Pollution Emission Factors, 1974.
b Calculado con base en cifras que se muestran en Bond, R. G. y Straub, C. P.f CRC Handbook o f
Enuironmenlal Control, Vol. I, A ir Pollution, 1974.
cButler, J. D., Air Pollution Chemistry, Academic Press, 1979.
^Cifras US EPA -Carros probados Nissan, Datsun, Mercedes, 220D, Peugeot 504D y Opel jlf
Rekord- se informan en Stern, A. C., dir., Vol. IV, A ir Pollution, Academic Press, 1977. ür
4 4 u \i'. 1. I Tu'» U h u . ¡ , \ i . \ ai i ¡ x. i ; i ; i , . , ík i

ble son corréelas, y mucho más grandes que las cifras promedio que se indican
si el niolor no tiene el manlenimicnlo adecuado.
Las emisiones de vehículos aéreos también contienen mouóxido de car­
bono, hidrocarburos, óxidos de nitrógeno y partículas. De los, tres tipos de
motor de avión que se usan en la actualidad, los aviones más recientes de lur-
bopropulsión y de propulsión a chorro tienen niveles mucho más bajos do
todas las emisiones principales en comparación con los aviones que poseen
motores de pistones. La única excepción es el alto nivel de emisiones en forma
de partículas asociado con los aviones de chorro convencionales. Aunque los
aeroplanos constituyen sólo una pequeña diferencia respecto a la carga total
del aire incluyendo todo, su contribución en la vecindad de los aeropuertos
más extensos, como el de Chicago, puede ser significante. Por lo general, se
considera que las emisiones del avión durante el vuelo se realizan a un nivel
bastante elevado y se dispersan lo suficiente como para ser importantes. Se
considera posible que las emisiones de óxido de nitrógeno de los aviones
supersónicos en la estratosfera pueden tener un efecto deteriorante en la con­
centración de ozono. Más adelante se vuelve a tratar este tema.

COMPARACIÓN DE FUENTES DE CONTAMINACIÓN

Cuando se analiza la contaminación del aire que proviene de diferentes


fuentes, en particular procesos de combustión, es importante comparar las
cantidades relativas de contaminantes del aire producidas. En la tabla 2.3 se
muestran las cantidades promedio de los mayores contaminantes que se pro­
ducen por tonelada de combustible consumido.
La cifra más lógica es la gran cantidad de monóxido de carbono (una fun­
ción del método de combustión) que produce el motor Otto en comparación
con el motor diesel, y las cantidades insignificantes de éste producidas por sis­
temas de combustión externa. También las emisiones de óxido de nitrógeno
son una función del modo de combustión, y se controlan más fácilmente en
sistemas de combustión externa. Las emisiones de dióxido de azufre y ceniza
no son, por supuesto consecuencia fundamental del tipo de combustión sino
del tipo de combustible que se utiliza. La energía del motor es un producto alta­
mente refinado que contiene muy poco azufre y nada de ceniza. Sin embargo,
se ha observado que la producción de combustibles refinados a partir de
petróleo crudo, inevitablemente origina algunos combustibles residuales que
también es necesario eliminar, por lo general esto se realiza mediante combus­
tión, de manera que ocasiona un mínimo de contaminación del aire,
Esta comparación no muestra la importancia ya sea de la cantidad de
combustible quemado que producen los contaminantes, o de la dispersión
que los diluye y reduce sus efectos. Una estación de energía muy grande que
suministra suficiente electricidad para una ciudad de un millón de habitantes
(léase 1 200 M W ) quema cerca de 12 000 toneladas de carbón cada día,
mientras que un automóvil de tamaño mediano puede recorrer cerca de
7 000 km con una tonelada de combustible para motor. De nuevo, una supo­
sición razonable es que un automóvil utiliza cerca de dos toneladas de com-
¿Ü f~ * * < /í s 45

T n b ln 2 .3 . Inmisiones cjiio proceden de fílenles de coinhuslión fkg por I de


com bustible).

COMBUSTIÓN INTERNA COMBUSTIÓN EXTERNA


Petróleo combustible Carbón

Motores Motores Generación Comercial Generación Comercial


Otto diesel de energía doméstica de energía doméstica

Monóxido de carbono 395 9 0.005 0.025 0.25 25


Óxidos de nitrógeno 20 33 14 10 10 4
Óxidos de azufre 1.55 6.0 20.8 S 20.8 S 19 S 19 S
Hidrocarburos 34 20 0.42 0.26 0.1 5
Aldehidos y ácidos
orgánicos 1.4 6.1 0.08 0.25 0.0025 0.0025
Partículas 2" 16* 1.3' 1-12' 8 Af/ 2-8 Arf

S: Para obtener los óxidos de azufre producidos, multiplicar el número por el porcentaje S en el
combustible (S = azufre)
A: Para obtener las partículas producidas, multiplicar el número por el porcentaje A en el
combustible (A « ceniza)
(Nota: la mayor parle de las unidades encendidas con carbón oslan equipadas con dispositivos de
control y las emisiones son del orden del 1 al 10% de éstas)

"Aproximadamente el 20% de este total es plomo que procede de aditivos antidetonantes.


6Se debe en gran parte a que pequeñas cantidades de compuestos aromáticos como 3,4-benzopireno y
compuestos similares, se han adsorbido sobre carbono no quemado.
cEn su mayoría óxidos metálicos que proceden de impurezas en el petróleo combustible. Éstos incluyen
óxidos de hierro y vanadio.
rfSulfalos y cloruros metálicos (calcio, magnesio, hierro, etc.) procedentes de inclusiones de ceniza en el
carbón.

bustible por año. En una ciudad con una población de un millón en Australia
o en Estados Unidos, habría tres automóviles por cada diez personas, o
300 000 vehículos que consumen 600 000 toneladas de combustible cada
año. A diferencia de la estación de energía, los automóviles liberan sus conta­
minantes a nivel del suelo y tienden a desconcentrar las emisiones durante
las horas pico de mañana y tarde durante 300 días cada año, esto produce un
impacto relativamente más grande que la generación de electricidad, para la
cual la estación de energía bien podría estar situada en un lugar alejado del
centro de población, con controles de contaminación cuidadosamente veri­
ficados y una chimenea alta para auxiliar en la dispersión de contaminantes
residuales.

99 S 6 5 8
|H"Í

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!
3
Los efectos
de la contaminación
del aire
Los materiales formados de partículas y gases que se adicionan a la atmós­
fera mediante las actividades del hombre, se consideran contaminantes cuan­
do sus concentraciones son suficientes para producir efectos nocivos. La
mayor parte de las emisiones realizadas por el hombre hacia la atmósfera tam­
bién tienen origen natural y en muchos casos son mayores que las contaminan­
tes (tabla 1.2); ya que el mundo se desarrolló en presencia de estos agentes
químicos, no se pueden considerar nocivos per se a menos que produzcan
efectos inaceptables a concentraciones superiores al nivel natural del medio.
Así los efectos que preocupan son principalmente aquellos que afectan, o
poseen la capacidad de afectar en el futuro, la salud y el bienestar del hombre,
así cómo su deleite del mundo como lo conocemos sin la alteración indebida
de los sistemas físicos o biológicos.
En la práctica, la asociación entre efectos y concentraciones contaminan­
tes -criterios de contaminación del a ire - no está bien definida debido al
inmenso número de variables que intervienen; asimismo, la carencia de crite­
rios adecuados se suma al problema de la toma de decisiones acerca de los
niveles aceptables de concentración de contaminantes en el aire, como se
muestra en el capítulo 6.
Después de su formación, los contaminantes del aire se emiten hacia la
atmósfera y se dispersan en ella. Una vez mezclados con el aire, algunos conta­
minantes tales como hidrocarburos fluorados inertes, los cuales se utilizan en
atomizadores de aerosol, persisten en forma inalterada y se mezclan en toda la
atmósfera donde potencialmente tienen una influencia global. Los contami­
nantes más reactivos tienen una vida media más corta en la atmósfera y se
remueven ya sea por conversión a constituyentes atmosféricos normales, o
bien al depositarse sobre la superficie de la Tierra; durante el proceso pueden
reaccionar con otros constituyentes atmosféricos para formar contaminantes
secundarios, los cuales se remueven mediante el mismo proceso. Tanto la emi­
sión primaria como el contaminante secundario pueden causar alteración en la
composición química de suelos y aguas, así como ocasionar daño directo a
propiedades y sistemas biológicos. La mezcla de contaminantes en el aire nun-
HU> CAI'. ,i. IAK-) Di' IA, i l i,) Di. LA l,Di\ I AAiliVA.IlM Di.!- /\¡Ki.'.

ca os constante ni simple y el daño que se observa en una situación particular


es con frecuencia el resultado de más de un contaminante en acción conjunta.
En ciertos casos, una interacción sinérgica ocurre donde el efecto total corres*
pondo a un valor mucho más grande que la suma de los efectos individuales de
los contaminantes que participan. Por supuesto, ya que el interés en cuanto a
contaminantes se centra en el hombre, los efectos sobre la salud humana pre­
dominan en el siguiente análisis.
La información acerca de los efectos de la contaminación se puede obte­
ner donde éstos ocurren, es decir, en el campo, o bien bajo condiciones con­
troladas en el laboratorio. Ambas formas de abordar el problema tienen algu­
nos méritos, pero ninguna de ellas es por completo satisfactoria. Los estudios
de campo -estudios epidemiológicos- requieren la correlación de concentra­
ciones contaminantes con otras observaciones tales como cambios en la mor­
talidad de una población o en la frecuencia de la incidencia de una enferme­
dad particular. Esta correlación es intrínsecamente muy difícil de llevar a cabo
debido a que dentro de una población varían muchos otros factores relaciona­
dos con la mortalidad y la enfermedad. Sin embargo, no hay otra manera satis­
factoria para determinar el riesgo real que experimentan todos los individuos
de una población, en particular los de más alto riesgo: jóvenes, viejos o enfer­
mos crónicos.
Los estudios de laboratorio pueden proporcionar información bajo con­
diciones controladas respecto a los efectos de los contaminantes sobre
materiales, plantas, animales y, hasta cierto límite, sobre humanos. El méto­
do de laboratorio provee condiciones controladas, evita la intromisión de
variables no deseadas y permite la asociación inequívoca del nivel del efecto
con la concentración. Sin embargo, los métodos de laboratorio no son con­
venientes, por razones éticas para determinar los efectos de concentraciones
elevadas de contaminantes en la salud de miembros débiles de la sociedad;
por razones prácticas tampoco son apropiados para determinar los efectos
de exposición prolongada a niveles de concentración bajos. Como estas
áreas importantes se relacionan con la salud humana, son accesibles sólo a
través de estudios epidemiológicos. Aunque los estudios con animales bajo
condiciones controladas proporcionan información útil sobre los mecanis­
mos fisiológicos de la acción contaminante, el nivel de concentración en el
que ocurren no se puede extrapolar a la población humana. Hay dos fuentes
de información sobre exposición humana a niveles elevados de contamina­
ción, lo cuales quizá sé podrían clasificar como experimentos no intenciona­
dos; se trata de casos de contaminación del aire, donde como resultado de
las condiciones meteorológicas, gran parte de la población estuvo expuesta
a concentraciones elevadas durante varios días; y accidentes industriales
donde un área y su población estuvieron expuestos a un agente químico úni­
co o a una mezcla simple, tal como sucedió recientemente en Seveso, Italia,
cuando hubo una liberación accidental de TCFA.3 También se encuentra
información disponible sobre efectos en la salud por exposición ocupacio-

3 TCFA: ácido 2,3,7,8-triclorofenoxiacético, un producto intermediario en la elaboración


del herbicida 2,4,5-T.
u l, l,»- J . \ 1. V . v li . V U»i * ). . i . l, . \ ¡ M . K>

nal. Tales exposiciones ocurren con frecuencia durante un largo periodo y


algunas de las variables del grupo expuesto se eliminan según sean más uni­
formes la edad, el estrato social y el estado de salud en el lugar de trabajo que
entre el grueso de la población. También se reducen otras variables, la mez­
cla a la cual se expone una fuerza de trabajo será más sencilla y tanto el perio­
do de exposición como la concentración se cuantificarán mejor; por supues­
to, tal información es útil puesto que ayuda a cuantificar el efecto de
contaminantes específicos o mezclas contaminantes en adultos sanos. Por
otro lado, el grupo expuesto no es representativo y la concentración y la mez­
cla de contaminantes no son aquéllas a la que la extensa población está
expuesta. En particular, las interacciones sinérgicas posibles no se incluirán y
los contaminantes de mayor interés en el aire del ambiente no son aquéllos
para los cuales los datos se encuentran disponibles desde el lugar de trabajo.
La operación de sinergismo y la complejidad de un sistema de aire conta­
minado donde han ocurrido efectos agudos, efectos de cuya asociación con la
contaminación del aire no existe la menor duda, se observan mejor en un aná­
lisis de casos de contaminación del aire.

CASOS DE CONTAMINACIÓN DEL AIRE


El smog clásico
Los casos más graves de contaminación del aire se relacionan con el smog
clásico, tan estrechamente asociado con Londres. Todos estos casos ocurrie­
ron durante los fríos meses de invierno en regiones donde el carbón era el
combustible principal tanto para la calefacción como para la industria. Los
casos se caracterizan por los elevados niveles de dióxido de azufre y partículas
de humo que se producen bajo condiciones de estancamiento climático
durante tres días o más. La mortalidad y la enfermedad se incrementaron en
forma significativa y, el peor caso en relación con individuos afectados, suce­
dió en Londres en la semana del 5 al 11 de diciembre de 1952, en que hubo de
3 500 a 4 000 muertes más que el promedio esperado para esa temporada; las
personas más susceptibles fueron ios ancianos y los jóvenes, en particular indi­
viduos con un historial clínico de enfermedades cardiorrespiratorias.
No se pudo culpar a un solo contaminante de alguno de dichos incidentes,
aunque pudo ser que una combinación sinérgica entre dióxido de azufre, partí­
culas y su producto de reacción, ácido sulfúrico, haya sido la causa eficiente.
Estas partículas con frecuencia se definen como partículas de humo, o simple­
mente humo, debido a que este factor se asocia con el método estándar para
medición de la carga de partículas en el aire a un tiempo específico, es decir,
por el grado de oscurecimiento de un filtro estándar a través del cual se ha
pasado un volumen conocido de aire. En el smog clásico el ácido sulfúrico es
el producto de la disolución de trióxido de azufre en agua; el trióxido de azufre
se forma mediante la oxidación del dióxido de azufre sobre la superficie de las
partículas. Esta oxidación, según estudios de laboratorio, se cataliza por medio
de carbono o ciertos iones metálicos tales como hierro, magnesio y vanadio,
los cuales se esperaría que estuvieran presentes en las partículas de humo. En
forma similar, los óxidos de nitrógeno se oxidan e hidrolizan para formar ácido
nítrico. Las concentraciones de los dos contaminantes primarios, en Londres,
durante 1952, se elevaron a un promedio diario máximo de 1.46 ppin respecto
al dióxido de azufre, asociado con 4.5 mgm ;l en cuanto al humo, lisia concen­
tración de dióxido de azufre es considerablemente menor que el nivel de
5 ppm bajo el cual no se ha observado ningún efecto mensurable en adultos
sanos y que se ha elegido como valor limitante umbral4 por la mayoría de los
países occidentales. Además, el sinergismo se apoya por la efectividad
de los reglamentos para zona libre de humo en Londres, los cuales previenen
la repetición de tales incidentes aunque en ocasiones se ha incrementado el
promedio anual de concentración de dióxido de azufre.
Los efectos en la salud por exposición prolongada a niveles subagudos de
dióxido de azufre y partículas están mejor documentados que los de cualquier
otro contaminante o grupo de contaminantes. Hay numerosos estudios que
demuestran las correlaciones entre uno o ambos de estos contaminantes y las
alteraciones del tracto respiratorio tanto en niños como en adultos. Por des­
gracia, no es posible cuantificar los resultados debido a las diferentes medidas
de alteración respiratoria que se utilizan y en particular por la pobre informa­
ción acerca de las concentraciones de contaminantes a las cuales se expone
un individuo determinado. Por lo general sólo se midió uno de los contaminan­
tes, y con frecuencia el lugar de residencia se consideró como una medida del
nivel de contaminación al cual un individuo estuvo expuesto. El lugar de resi­
dencia también es una medida insatisfactoria de exposición contaminante por­
que se correlaciona con otros factores no relacionados como la posición
socioeconómica y no .toma en cuenta la posibilidad de que el sujeto pase
mucho de su tiempo lejos de su lugar de residencia.
Los estudios indican una asociación entre contaminación por partículas
de dióxido de azufre y bronquitis crónica, enfisema y ataques asmáticos. Tam­
bién existen pruebas de una asociación de estos contaminantes con la inciden­
cia de problemas en el tracto respiratorio superior en niños. El efecto, posible­
mente sinérgico, se agrava de manera considerable en adultos por fumar
cigarrillos; asimismo, se debe agregar que la relación entre el hábito de fumar y
las alteraciones respiratorias es aun más fuerte que la relación con la contami­
nación del aire.

EL SMOG FOTOQUÍMICO
El smog fotoquímico se reconoció por vez primera como un problema en
Los Ángeles, en 1943, y desde entonces se ha detectado en muchas ciudades
del mundo. El smog fotoquímico se refiere a una mezcla compleja de produc­
tos que se forma a partir de la interacción de la luz solar con dos componentes
principales de los gases de escape de los automóviles, monóxido de nitrógeno
(N O ) e hidrocarburos. También pueden participar otras especies contaminan­
tes presentes en la atmósfera como dióxido de azufre y partículas, así como

4 El valor limitante umbral, VLU, es el límite de ocho horas diarias de exposición industrial
para trabajadores sanos durante su vida.
El, SMOG FOTOQUÍMICO 5 1

hidrocarburos y monóxiclo de nitrógeno procedentes de otras fuentes, pero no


son esenciales para la producción de los característicos niveles elevados de
oxidante asociados con la formación del smog fotoquímico.
El smog, además, se favorece por condiciones meteorológicas estables;
cuando las emisiones urbanas se retienen en la parcela urbana de aíre median­
te una inversión y actúan más bien como tapadera sobre un recipiente de reac­
ción, se maximizan contacto y reacción a la vez que se impide la dispersión de
contaminantes. Los incidentes más severos suceden cuando esta inversión
permanece en forma estacionaria durante varios días, pues se admiten nuevas
emisiones y reacciones que se adicionan a las de los días previos. El oxidante
formado que predomina es ozono con cantidades variantes de otros compo­
nentes oxidantes, entre los que se incluyen los notorios peroxiaceti! nitrato
(PAN). Estos componentes menores contribuyen a una variación en los efec­
tos que se observan en cuanto a la misma concentración total de oxidante
en diferentes lugares. Las variaciones en la composición del oxidante ocurren
como consecuencia de los cambios en la mezcla de hidrocarburos presentes
inicialmente y al lapso en que la fracción particular de aire tiene que reaccio­
nar; estos factores varían de una parcela de aire a otra e incluso de un día a otro
dentro de la misma parcela.
El nivel de concentración total de oxidante alcanzado, a pesar de las varia­
ciones en efectos, es todavía la mejor medida disponible de la severidad de
formación del smog fotoquímico. La máxima concentración de oxidante facti­
ble para un día en particular es una función compleja de las concentraciones
de hidrocarburo y óxido de nitrógeno. En la figura 3.1 se muestra esta relación
respecto a varias ciudades de Estados Unidos.

Figura 3.1. Relación entre óxido de nitrógeno, concentraciones de hidro­


carburo -excluido el metano- y oxidante en Filadelfia, Washington, DCy
Denver durante 1966-8. (De EUA, documento EPA, AP 84, 1971.)
52 CAP. 3. LOS EFECTOS DE LA CONTAMINACIÓN DLL, AIRE

Aunque los valores de concentración pueden variar en otros países, se


supone que la forma de la relación permanecerá sin alteración. Se puede
observar que un decremento en hidrocarburos -caracterizados por lo general
como hidrocarburos, excluido el metano debido a su carencia de reactividad -
no necesariamente produce una disminución en la concentración de oxidante
máxima a concentraciones constantes de óxido de nitrógeno. En forma simi­
lar, una disminución en óxido de nitrógeno no produce una mejoría en oxidan­
te a concentración constante de hidrocarburo en todos los casos. El descuido
de no tomar en cuenta la complejidad de esta relación en Los Angeles, condu­
jo a medidas de control que al inicio empeoraron en lugar de mejorar la situa­
ción existente. Resulta obvia la importancia de comprender la relación operan­
te antes de emprender medidas de control.
A pesar de estas complejidades, la cronología de formación del smog es
universalmente muy similar y se muestra con respecto a un día típico de Los
Ángeles, en la figura 3.2. Una acumulación matutina de ingredientes para crear
un pico correspondiente a la hora de mayor tránsito se continúa con la conver­
sión de NO a dióxido de nitrógeno (N 0 2) y con una posterior formación de oxi­
dante y otros productos tales como PAN y aldehidos. El patrón de la figura 3.2
se ha reproducido en el laboratorio mediante irradiación de mezclas sustitui­
das. En casos sencillos donde las mezclas consistieron tan sólo en aire, óxidos
de nitrógeno y uno o dos hidrocarburos, se realizaron simulaciones exitosas de
formación de smog por computadora. El acuerdo obtenido entre la teoría, el
experimento y la situación real indica que las reacciones básicas están razona­
blemente bien comprendidas. Sin embargo, la complejidad de la mezcla
atmosférica -m ás de cien hidrocarburos están presentes en una “parcela” de

H ora del día

Figura 3.2. Concentraciones en promedio por hora de reactantes y pro­


ductos de smog fotoquímico d irante un día típico en Los Ángeles (de EUA,
documento EPA, AP 84, 1971.)
KL óMU(i HmniUMICU 53

aire: urbana típica- y la falta de información acerca de las velocidades de reac­


ción y tipos de productos, hacen que la simulación por computadora de una
situación real a partir de datos básicos sea imposible en la actualidad.
La reacción inicial en la formación del smog es la interacción de la luz
solar con el dióxido de nitrógeno para producir monóxido de nitrógeno (N O )
y oxígeno atómico (O ).

N 0 2+ luz solar NO + 0 (1 )

El oxígeno atómico reacciona con el oxígeno molecular ( 0 2) y un tercer


compuesto M no reactivo, como el nitrógeno (N 2) o bien otra molécula de oxí­
geno para formar ozono ( 0 3).

0 + 0 2+ M - * 0 3 (2 )

En ausencia de alguna otra especie reactiva, este ozono reacciona con NO


y completa el ciclo con la producción neta de ningún oxidante.

N 0 + 0 3- * N 0 2+ 0 2 (3 )

En presencia de hidrocarburos, se hace posible una serie completa de


otras reacciones con oxígeno atómico y ozono, lo cual altera el equilibrio
de arriba.
Los alquenos, nombre que se asigna a los hidrocarburos que contienen al
menos un doble enlace, son los más reactivos con oxígeno atómico y ozono,
seguidos por el oxígeno que se encuentra en el grupo funcional de los aldheí-
dos, luego los aromáticos y finalmente los hidrocarburos alifáticos saturados.
Hay circunstancias, en periodos de irradiación más largos que un día como
puede ocurrir bajo condiciones de estancamiento climático, bajo los cuales
los hidrocarburos alifáticos no reactivos pueden producir un nivel tan eleva­
do de oxidante total como sus contrapartes insaturadas. Aun así, una escala
de reactividades de hidrocarburos puede ser una ayuda útil para llevar a cabo
la mejor estrategia de control, al destacar el control de las especies más reac­
tivas, como es el caso de la Regla 66 californiana. El producto final particular
de una reacción de hidrocarburo también es un factor en el control ya que
algunos hidrocarburos forman en particular productos no placenteros, por
ejemplo, la acroleína, irritante ocular que se forma a partir del alqueno 1,
4-butadieno.
La naturaleza de las reacciones con hidrocarburos se considera ahora en
mayor detalle. El ozono y el oxígeno atómico reaccionan con un alqueno por
adición a través de la ruptura del doble enlace y originan radicales libres los
cuales sirven como acarreadores de cadena.
La R en el esquema de abajo representa un grupo alquilo inespecífico:

RCH=CH2+ 0 3- * RCHO + CH20 2 (4 )


R C H -C H 2 + O RCH2 + HCO (5 )
UO C / \ i ‘. «>. l . U o r . l ' t i l , ¡i *>> u i i i,u .\ ,u m .

lo así es nocesai ¡o introducir una tercera especie oxidante, el radical hidroxilo


(O ID . El hidroxilo puede convertir al NO en N 0 2 mediante un mecanismo en el
cual interviene el monóxido de carbono, CO, el cual se suministra en forma
abundante por medio del escape de los automóviles.

0 1 I + C 0 - > C 0 2+ I I (23)

El H reacciona de acuerdo con la reacción (19) para producir H 0 2, y el


H 0 2 convierte al NO en N 0 2 mediante la reacción (9 ) sin pérdida alguna de
OI 1. Las reacciones de iniciación que producen 011, como aquéllas para la pro­
ducción de ozono, son fotoquímicas. Los dos contendientes más fuertes aquí
son la fotolisis de formaldehído y la fotolisis de ácido nitroso. El formaldehído
no es sólo un producto de reacción del smog sino que se produce como resul­
tado de la oxidación del metano, el cual existe por naturaleza y por consiguien­
te se le encuentra siempre presente en la atmósfera.

CH20 + luz solar HCO + H (2 4 )

El I ICO reacciona con oxígeno de acuerdo con la reacción (1 7 ) y forma


H 0 2 y el H reacciona con 0 2 mediante la reacción (1 9 ) para originar el mismo
producto. El resultado neto vía reacción (9 ) es la conversión de dos moléculas
de NO y la producción de dos radicales hidroxilo por cada molécula de formal­
dehído destruida.
La reacción del ácido nitroso, HONO, para producir OH es hipotética por­
que la presencia de HONO en la atmósfera no se ha demostrado nunca, aun­
que se ha medido la constante de equilibrio para la reacción.

NO + N 0 2+ H 20 -> 2 HONO (2 5 )

El MONO se descompone con la luz solar y forma un radical hidroxilo

HONO + luz solar — OH + NO (26)

La oxidación de hidrocarburos causada por hidroxilo sucede a una veloci­


dad superior que la oxidación 0 3/ 0 acompañante, ya sea mediar,¿e la extrac­
ción de átomos de hidrógeno del hidrocarburo o por adición cuando se pre­
senta un doble enlace. La reacción de extracción es aplicable a aldehidos y
parafinas, así como a los alquenos de acuerdo con el ejemplo siguiente:

OH + RCH = CH2- v RCH = C H + H 20 (2 7 )

RC = CH + H20 (2 8 )

El RCH=CH y el RC=CH son productos radicales libres que pueden


actuar entonces como acarreadores de cadena, al adicionar oxígeno casi
del mismo modo que los productos de oxidación 0 3/ 0 radicales libres de
1,1. O.U* " . ¡ ‘ i II ¡MI I Ulv.' « V» i

hidrocarburo [reacciones (6 ) y siguientes!. La reacción de adición podría


proceder como sigue:

Ol í + RCH - Cl I , — RCI 1(011) + CU, (29)

-> RCI I i Cl 1,011 (30)

Las secuencias de reacción postuladas que incluyen la adición de oxígeno


siguen el mismo patrón que aquél para los otros productos radicales libres de
hidrocarburo.
La formación de smog y la integración de oxidante finalmente se detienen
como consecuencia del inicio de la pérdida de luz solar al anochecer y por la
dispersión de reactivos y productos. Las reacciones en cadena cesan, en parte
como resultado de la dispersión y en parte como resultado de la remoción de
los acarreadores de cadena importantes a través de las reacciones de termina­
ción siguientes:

ho + h o 2- * h 2o + o 2 (3 1 )

2 HO, H20 2+ 0 2 (32)

ho 2+ n o 2- * h o n o + o 2 (33)

HO + NO + M -»• HONO + M (3 4 )

ho + n o 2+ m - ^ h o n o 2+ m (3 5 )

Por supuesto, el HONO no es reactivo en ausencia de luz solar. La serie de


reacciones no se muestra con el propósito de ser exhaustivo sino para repre­
sentar el patrón de reacciones que ocurre y sus correlaciones.
Los efectos del smog fotoquímico a los niveles hasta ahora experimenta­
dos son probablemente los más serios en relación con la vida vegetal; este
asunto se trata en una sección subsiguiente. En la actualidad, no se ha obteni­
do prueba inequívoca alguna que vincule la incidencia del smog fotoquímico
con la mortalidad humana. Los estudios en Los Angeles no han mostrado dife­
rencia alguna entre las tasas de muerte excedente durante los días con smog
fotoquímico y los días sin smog pero con temperaturas similares. Sin embargo,
hay cambios fisiológicos que ocurren durante los episodios de smog que se
pueden relacionar con los elevados niveles de oxidante y productos oxidantes.
Estos efectos incluyen irritación ocular, garganta inflamada y función respira­
toria deteriorada. Debido a la naturaleza altamente oxidante del smog, algo del
dióxido de azufre presente se transforma en ácido sulfúrico. Esta conversión
incidental contribuye al contenido de aerosol en la atmósfera y actúa en con­
junto con el oxidante, si no es que en forma sinérgica, para ocasionar las reac­
ciones que se observan en los seres humanos. Como se indicó previamente, el
ataque de los efectos sucede a diferentes niveles de oxidante total en distintas
localidades. El ataque de irritación ocular, por ejemplo, se observa en Rotter­
dam a niveles que no causan algún efecto similar en Sydney; tales diferencias
se han atribuido a constituyentes menores de mayor potencia que posiblemen-
Olt U / \ i \ ,). la >0 r.i ia . i v /. . V \ V11' .

RCH2 y HCO son especies radicales libres, y CH20 2 es una especie dirradi-
cal, todas las cuales son reactivas y reaccionarán de nuevo. RCMO.es un pro­
duelo aldehido susceptible a oxidación y a una nueva reacción. El alqucno que
se muestra podría tener un rompimiento a través del doble enlace en la reac­
ción (4 ) para originar un íormaldehído CM20 2 y el dirradical RCI 10,¿. Para la
reacción (5), se podría postular un esquema similar con C II3 y RCI 10 como
productos. Aparte de los productos aldehidos que se han detectado en el
smog, todas las demás especies sólo se postulan, su presencia únicamente se
comprueba por medio de los productos finales que se observan en la atmósfe­
ra y en las reacciones en la cámara de smog.
Los radicales intermediarios RCH2 y CH3 reaccionan entonces de nuevo
con componentes atmosféricos:

RCH2+ 0 2-> R C H 20 2 (6 )

RCH20 2+ NO -> RCH20 + N 0 2 (7 )

RCH20 + 0 2 RCHO + H 0 2 (8 )
¡.iMIl!»

donde RCI 10 es un producto aldehido y 1102 es una especie radical reactiva


que convierte al NO en N 0 2.

:¡ iim’“'?
H 0 2 + N 0 - > N 0 2+ 0 H (9 )
n'iiiiíü
¡Jj iiiiiii"! El producto radical hidroxilo es una especie oxidante de mayor importan­
;*¡ ¡!"!||'!: cia en el proceso del smog fotoquímico y se considera por separado.
Una serie de reacciones exactamente paralela se puede postular respecto
j! ii al CH3; el resultado neto en ambos casos es la formación de aldehido, la con­
versión de dos moléculas de NO a N 0 2 y ninguna pérdida de oxidante. Las
reacciones (J ) y (9 ) explican la conversión de NO a N 0 2, la cual es necesaria
antes de que pueda ocurrir alguna acumulación de oxidante; esto se muestra
en forma clara en la figura 3.2 y es un resultado de la afinidad del NO por el 0 3
[reacción (3)], lo cual en efecto consume todo el ozono conforme se produce
a menos que la concentración de NO se mantenga baja.
Los radicales que contienen oxígeno, HCO y RCO, también son acarrea­
dores de cadena reactivos:

RC0 + 0 2- ^ R C ( 0 ) 0 2 (1 0 )

R C (0 )0 2 representa al radical peroxiacetilo; el oxígeno entre paréntesis


está doblemente enlazado al carbono, justo como se le encuentra en el RCO y
en los aldehidos. El R C (0 )0 2 es el precursor del irritante ocular PAN (peroxia-
cetil nitrato), un producto menos inestable pero importante en la formación
del smog fotoquímico.

R C (0 )0 2+ N 0 2— R C (0 )0 2N 0 2 (PAN) 01)
b l bMUG KUIUOUIMIGO 55

El radical también participa en otras reacciones:

R C (0 )0 2+ NO -> N 0 2 + R C (0 )0 (1 2 )

R C ( 0 ) 0 - * C 0 2+ R (1 3 )

donde R es un radical libre; éste, además, puede reaccionar:

R + 0 2+ R 0 2 (14)

R 0 2+ N 0 - * N 0 2+ R 0 (15)

como en las reacciones (6 ) y (7).


El RO reacciona de la misma manera que el producto radical oxígeno en la
reacción (8 ) y forma un producto aldehido y el radical H 0 2.

R 0 + 0 2- > R ’0 + H 0 2 (1 6 )

Las reacciones del HCO son en cierto modo diferentes debido a su tama­
ño e inestabilidad; sin embargo, los productos son similares a aquéllos de las
reacciones (8 ) y (16).

H C 0 + 0 2- ^ H 0 2+ C 0 (1 7 )

Lo anterior permite que la cadena continué con la conversión de NO a


N 0 2. También puede ocurrir la descomposición, pero el rendimiento es aún el
mismo.

HCO -► H + CO (18)

H + 0 2+ M - * H 0 2+ M (19)

Los dirradicales CH20 2y R C H 02 probablemente presentan reordenamien­


to y descomposición como sigue:

R C H 02- v RCO + H 20 (2 0 )

ROH + CO (2 1 )

-*• RH + C 0 2 (2 2 )

Con las tres reacciones (2 0 ) a (2 2 ) se termina la cadena. A partir de las


reacciones determinadas, se puede observar que cuando los procesos de for­
mación del smog se encaminan hay varias rutas, las cuales por lo general impli­
can peróxidos, que mantienen la concentración de NO baja y habilitan al oxi­
dante para su formación. Estas reacciones no han probado tener la suficiente
capacidad para explicar la tasa inicial de conversión de NO a N 0 2y para hacer­
te actúan también en forma sinérgica. Hay cierta prueba respecto a que en Los
Ángeles y Tokio el smog fotoquímico agrava las condiciones crónicas existen­
tes, pero esto no es definitivo.
Un efecto del smog fotoquímico observable con claridad es la reducción
de la visibilidad; esto se puede deber a partículas sólidas (de humo por ejem­
plo) y aerosoles tales como ácido sulfúrico. Una nube de partículas y discretas
gotas absorben luz, lo cual hasta cierto grado reduce la visibilidad, pero más
importante aún es que dispersa la luz, es decir, desvía su trayectoria; este efec­
to se debe a que la nube de partículas situada entre el observador y el objeto
distante, dispersa la luz que proviene del Sol y otras partes del cielo lo cual
reduce el contraste que el observador percibe. La duración de dicho fenóme­
no depende de cuánto tiempo la nube de partículas permanece antes de que el
viento pueda desplazarla, o bien, si las partículas son lo suficientemente gran­
des, hasta que se asienten. Cuando las partículas tienen arriba de 15 micróme-
tros de diámetro, la tasa de asentamiento es suficiente para remover una nube
en varias horas, pero ocasionan un problema mayor las partículas más peque­
ñas debido a que no se asientan en un tiempo razonable. Este tipo de partículas
también son las de más difícil remoción en la corriente de gas de desecho que
proviene de los procesos industriales.
Aunque la reducción de la visibilidad depende del tamaño de las partículas
del aerosol y la dimensión de su distribución, se ha mostrado experimental­
mente que la visibilidad (en km), Vt varía inversamente con la concentración,
M (microgramos de aerosol por metro cúbico), de acuerdo con:

V = K /M
Íi¡íii,íi¡"
11l’ri'jt'li
1,,^ El valor de la constante, K, fluctúa experimentalmente entre 900 y 3 600
’ jjmlim
km g m~3 (valor promedio de 1 800 km g m-3). Así, sobre el promedio, con una
carga de partículas de 100 g m~3, la visibilidad es de aproximadamente 18 km,
pero con el triple de esta carga de partículas, la cual es común en ciudades
contaminadas, la visibilidad se reduce a menos de 6 km.
ijü lll'l'"
La humedad también se puede correlacionar con la visibilidad porque
afecta a la producción de aerosoles. Respecto a humedades relativas mayores
al 70% en Los Ángeles se ha encontrado que hay una reducción rápida en la
visibilidad desde 6 km hasta 3 km (a 80% de humedad relativa). A 90% de
humedad relativa, la visibilidad se reduce aún más hasta 2 km. Sin embargo, el
efecto exacto de la humedad sobre la visibilidad es una función de los conta­
minantes del aire presentes, los cuales difieren en cada ciudad.

LOS EFECTOS DE CONTAMINANTES


INDIVIDUALES SOBRE EL HOMBRE

El hombre, al vivir en comunidades desarrolladas y en consecuencia con­


taminadas, por lo general expone sólo áreas limitadas de piel a la atmósfera;
pero cada día inhala aproximadamente 7 500 litros de aire, de tal manera que
sus pulmones y sistema respiratorio general están en contacto con ella y tienen
la potencialidad de rer mer cualquier sustancia nociva que pueda estar conte­
nida en ese aire. Ya se ha visto en las consideraciones de incidentes de conta­
minantes del aíre que la nariz, la garganta y el sistema bronquial son los que
con más frecuencia se ven afectados. Esto también sucede con otros contami­
nantes; aun cuando el pulmón no sea el órgano blanco, sí provee la ruta a tra­
vés de la cual el contaminante penetra en el sistema.
El aire se introduce en la nariz, donde el vello fino filtra la mayor parte de
las partículas más grandes que miden alrededor de diez micrómetros de diá­
metro; el aire se calienta y humedece, y entonces se filtra, a través de la trá­
quea, hacia el interior de los conductos bronquiales, los cuales subdividen la
corriente de aire al introducirlo en los pulmones, donde hay una multiplicidad
de sacos de aire (alveolos pulmonares); en esta sección del pulmón es donde
el oxígeno (y los contaminantes del aire) se pueden absorber y transferir a la
corriente sanguínea (figura 3.3).

■•:

'i¡;:
Los contaminantes del aire fácilmente solubles, como dióxido de azufre
gaseoso, se pueden absorber en las paredes húmedas del sistema superior res­
piratorio, pero las partículas finas y las gotas pequeñas -dentro del rango de
0.1 a 5 micrómetros de diámetro junto con algunos gases adsorbidos sobre
éstas se pueden acarrear hacia el interior y depositar sobre la superficie del pul­
món. Los peligros de algunas partículas pequeñas tales como sílice y asbestos,
las cuales son comunes en minas, excavaciones y algunas plantas industriales,
&
son bien conocidos; guían a enfermedades laborales específicas tales como
. \ , v ¡ i : ... u . t 'I ,t . illM ,

silicosis o asbestosis - l a silicosis se conoce como “pulmón minero”- y se


necesita tener mucho cuidado para proteger a los trabajadores de este tipo de
industrias. Aunque las técnicas para este cuidado están establecidas, varios
factores, psicológicos, o económicos, por ejemplo, pueden conducir a su
abandono; es necesario tener precauciones similares, con frecuencia muy
estrictas y restrictivas como para ser funcionales en industrias donde se mane­
jan metales pesados, berilio, uranio y otras sustancias.
Los límites se establecen como concentraciones máximas a las cuales no
se permite a personas sanas estar expuestas durante periodos arriba de ocho
horas por día. Éstos se denominan Valores Limitantes Umbrales (VLU), aun­
que en la bibliografía antigua se les nombra Concentraciones Máximas Permi­
sibles (CMP), y se especifican para casi todos los agentes químicos, minera­
les y polvos; rara vez se encuentran tales concentraciones elevadas en la
atmósfera. Por otro lado, la exposición de una población es sobre 24 horas
en lugar de las ocho horas permisibles y en ella participan todos los miem­
y íM ly --

bros de la población, incluso los más débiles. Enseguida se estudiará el efec­


to de exposición prolongada a niveles de concentración bajos de contami­
nantes específicos; se consideran respecto a los contaminantes no tratados
hasta ahora y que se encuentran presentes en el aire de la ciudad.
n i | - # l t i : i i l á I I Lñ

Óxidos de nitrógeno

No existe prueba epidemiológica inequívoca de que el dióxido de nitróge­


no tenga algunos efectos adversos a las concentraciones en que comúnmente
se encuentran en el aire contaminado. Un estudio más resumido sobre niños
escolares en Chattanooga, Tennessee, cuyo propósito era mostrar una rela­
ción entre concentraciones de dióxido de nitrógeno y enfermedad respirato­
ria, se ha puesto en duda en forma convincente desde entonces. Sin embargo,
hay algunas pruebas a partir de exámenes de laboratorio, sobre asmáticos
que estuvieron expuestos a concentraciones de N 0 2 de entre 0.11 y 0.2 ppm
durante una hora, las cuales muestran que se producen cambios en la resis­
tencia de las vías respiratorias en esos sujetos aunque ellos no estuvieron
conscientes de los cambios que habían ocurrido.
Existen pruebas indirectas disponibles sobre la manera en que los óxidos
de nitrógeno pueden afectar al hombre a partir de estudios realizados con
animales; dichos estudios demostraron una susceptibilidad mayor a enferme­
dades trasmitidas por bacterias en animales expuestos. Este efecto no se ha
demostrado en el hombre.

Monóxido de carbono

El monóxido de carbono es el único contaminante que produce un cam­


bio en la fisiología humana que se puede relacionar con la concentración a la
cual el sujeto se expone. La carboxihemoglobina (C O H b) de la sangre se pue­
LOS LKLCTOS 015CONTAMINANTES () I

de predecir a parlir de las concentraciones atmosféricas do CO cuando se


toma en cuenta el nivel de actividad del sujeto y la altura sobre el nivel del mar;
esto hace mucho más fácil la cuantificación de la concentración y el efecto.
La muerte ocurre en humanos expuestos a concentraciones alrededor de
1 000 ppm correspondientes a niveles sanguíneos del 60% de COMI). El dete­
rioro de la función sucede a niveles sanguíneos mucho más bajos, entre 10% y
20% de COHb, y se ha tenido información respecto a algunos trabajadores con
niveles tan bajos como 2% de COHb. Los niveles reales para habitantes urba­
nos en ciudades de moderadas a altamente contaminadas varían desde 0.8% a
3.7% de COHb en no fumadores, hasta 1.2% a 9% respecto a fumadores; por
consiguiente, es más probable que los fumadores sufran deterioro de la fun­
ción en comparación con los no fumadores. Aunque esto puede reducir la
capacidad del individuo para conseguir un mayor disfrute de la vida, no nece­
sariamente acorta la duración de ésta.
Por otro lado, se han encontrado correlaciones razonables entre los nive­
les de mortalidad diaria y CO. En suma, se ha mostrado que la función cardiaca
se altera mediante un nivel de COHb elevado, como se prueba a través de elec­
trocardiogramas en adultos sanos expuestos. Debido a que el CO bloquea el
transporte de oxígeno en la corriente sanguínea, y a que aquéllos con ciertas
enfermedades cardiacas requieren un elevado aprovisionamiento de oxígeno,
es razonable concluir la misma analogía que con fumar cigarrillos y enferme­
dad del corazón, y sugerir que el CO es un factor contribuyente.

Metales pesados

El plomo es el metal pesado contaminante más generalizado en la atmós­


fera y, además de unas cuantas industrias asociadas con el plomo, este metal
procede de los escapes de automóviles. El plomo que originan los automóviles
se asocia exclusivamente con partículas dentro del rango de lo respirable, esto
es, con un tamaño predominante de partículas de un micrómetro de diámetro
o menos, las cuales pueden alcanzar más fácilmente la porción inferior del pul­
món, los alveolos, donde el plomo se encuentra disponible para intercambio
dentro de la corriente sanguínea. Se ha mostrado en forma experimental que al
menos 20% del plomo inhalado se puede absorber.
El plomo inhalado es una contribución adicional a la carga de plomo total
del cuerpo, la cual en forma predominante procede de la ingestión. Respecto a
los habitantes urbanos la fuente inhalada puede ser una carga adicional consi­
derable, en particular para aquéllos cuya exposición es alta como consecuen­
cia de su ocupación o lugar de residencia. En tales circunstancias, se ha estima­
do que la fuente inhalada podría contribuir en un 30% o más respecto al total.
En contraste con estas estimaciones, un estudio de la Organización Mundial de
la Salud en 1968 sobre niveles sanguíneos promedio en diferentes países no
encontró una asociación bien definida entre niveles elevados de plomo y urba­
nización; los habitantes de Nueva York tuvieron niveles parecidos a los de resi­
dentes de Nueva Guinea y niveles un poco más bajos que los encontrados en
Finlandia.
CA I'. A. i,U»> l!il'i.',bIU d Ub I.A Ú )M /\iv lli\A C IU N UbL AiK’L')

Los efectos agudos de envenenamiento por plomo en humanos incluyen


irritabilidad, parálisis de nervios motores, anemia, abortos y defectos en el
sistema nervioso de niños, que incluyen retraso mental, parálisis cerebral y
atrofia del nervio óptico. Los efectos agudos se observan por lo general
como resultado de la ingestión de plomo. El efecto de exposición prolonga­
da a niveles subagudos es de gran interés en cuanto a los estudios de conta­
minación. Ésta es un área colmada de controversia, pero cada vez hay más
pruebas de que los niños con niveles elevados de plomo en sangre tienen un
desarrollo mental restringido y una incidencia mayor de alteraciones en su
comportamiento; los efectos se atribuyen a la inhibición irreversible del desa­
rrollo del sistema nervioso de los niños jóvenes a causa del plomo. Queda
aún por establecerse cuál es la fuente de la elevada carga de plomo en el
cuerpo de algunos niños, pero se puede argumentar que las consecuencias
son lo suficientemente serias como para justificar errar sobre el lado de la
precaución. Con mucho, la manera más fácil de causar una reducción global
en la captación de plomo es desistir de adicionarlo al aire así como lo opues­
to, removerlo del agua y los alimentos.
El otro metal pesado universalmente presente en la atmósfera es el cad­
mio. Los efectos agudos por inhalación de cadmio incluyen daño al pulmón y
al riñón, y la así llamada enfermedad ilai itai que se caracteriza por dolores
fuertes en las articulaciones y fracturas múltiples como consecuencia del debi­
litamiento de los huesos.
Hay pruebas de que la exposición prolongada a niveles subagudos de cad­
mio conduce a una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares e
hipertensión. Los niveles atmosféricos normales de cadmio, los cuales, al igual
que el plomo, predominantemente se ingieren, no son suficientes para causar
alguna preocupación, pero los futuros incrementos se deberían controlar de
manera cuidadosa debido a la larga vida media que el cadmio tiene en el cuer­
po. A este respecto, los fumadores de cigarrillos son en forma significativa los
de más grande riesgo, pues inhalan de 0.1 a 0.2 microgramos de cadmio por
cigarrillo.

Compuestos carcinógenos

Una de las dificultades principales para determinar las relaciones de causa


y efecto para el cáncer es el retardo, por lo general de veinte a cuarenta años,
entre la exposición y el ataque de la enfermedad.
La posibilidad de una asociación entre contaminación del aire y cáncer
pulmonar se realizó por primera vez en 1936 y desde entonces se han llevado a
cabo estudios numerosos para establecer la existencia de un factor urbano en
el cáncer pulmonar. La atribución de tal factor urbano a la contaminación del
aire se explica por la asociación entre cáncer y el hábito de fumar. La asocia­
ción se explica, además, por factores como cambio en la esperanza de vida,
mayor exposición de las poblaciones urbanas a enfermedades trasmisibles,
estrés, antecedentes genéticos, nivel socioeconómico y ocupación, todos los
I.US h i 'L U ü o UI‘j U J M A M Iis A M t ó ()ó

cuales podrían contribuir a las diferencias que se observan en la incidencia de


cáncer pulmonar rural y urbano.
La prueba de que la contaminación del aire es un factor causal se basa
sobre los niveles de carcinógenos conocidos, en particular los hidrocarburos
poliaromáticos que se encuentran en e) aire urbano. Estos hidrocarburos se
asocian fuertemente con cáncer escrotal y de la piel en varias estaciones
industriales tales como la del procesamiento de cera, destilación de hulla a
elevada temperatura, y en el pasado no tan distante, deshollinamiento de chi­
meneas. Los extractos de partículas atmosféricas que contienen estos com­
puestos, han mostrado que producen tipos similares de cáncer cuando se
aplican en la piel de animales de laboratorio, lo cual comprueba las propieda­
des carcinógenas de los compuestos. El eslabón entre inhalación y desarro­
llo del cáncer se realiza al hacer una analogía con el hecho de fumar cigarri­
llos, donde participa la misma familia de hidrocarburos. Sin embargo, no ha
sido posible, además de demostrar que existé un factor urbano, asociar este
factor con la concentración de los contaminantes sospechosos. El factor
urbano no se correlaciona con las concentráciones de hidrocarburos poli-
aromáticos, ya sea como grupo o por separado. También resulta enigmático
encontrar que, aunque las tasas de cáncer pulmonar en mujeres se asocia con
el hecho de fumar, no se ha probado que sea posible demostrar un factor
urbano para mujeres que no fuman. Por consiguiente, el caso para una aso­
ciación entre contaminación y cáncer pulmonar debe persistir como no pro­
bado con una fuerte indicación de que se necesita mayor información sobre
el rango de carcinógenos sospechosos en la atmósfera, así como sus efectos
biológicos, tanto en forma individual como en combinación con otros carci­
nógenos y otros contaminantes no carcinógenos con los cuales podrían
actuar en forma sinérgica.

Radiactividad

El desarrollo futuro de la energía nuclear suscita la pregunta sobre la pre­


sunta exposición de humanos a radiación ionizante adicional a la que ya reci­
ben procedente tanto de fuentes naturales como de fuentes generadas por el
hombre. La radiación ionizante es un peligro conocido, causa daño directo a
los tejidos a niveles elevados de exposición y produce cáncer y daño genético
a niveles bajos debido a exposición prolongada; no se sabe si hay un nivel
umbral de exposición bajo en el cual no ocurre ningún efecto.
Hay tres tipos de emisiones ionizantes que son de gran interés en estudios
de contaminación del aire: radiación alfa (a ), radiación (P) y rayos gamma (y )
y X. La radiación alfa consiste en núcleos de helio energéticos ( 4He), que son
partículas cargadas positivamente constituidas por dos neutrones y dos proto­
nes. La radiación beta también se compone de partículas cargadas, ya sean
electrones cargados negativamente o positrones con la carga opuesta. Los
rayos gamma y los X son, ambos, radiaciones electromagnéticas similares a la
luz pero con mucha más energía; los rayos gamma tienen energía dentro del
* ,v . i • /. • i 'l . ,I U; \ |)| ,|, , \ I m

rango MeV y los rayos X típicamente se encuentran dentro del rango de 10 a


!0() keV.
La cantidad de daño que se puede causar mediante la radiación ionizante
es una función de la cantidad de energía de la radiación que el material blanco
absorbe y de la naturaleza de la radiación misma. La unidad de dosis original,
el roentgen, es una cantidad de radiación X o gamma (y ) que produce un
culombio de carga estática en un env* de aire seco a presión y temperatura
estándares. Convertido a unidades de energía, un roentgen equivale a 87
ergios por gramo de aire. El valor de un roentgen respecto a otros materiales
no es igual a 87 ergios por gramo y, en consecuencia, se probó que el rad es
necesario. El rad es una unidad de dosis absorbida, equivalente a cien ergios
por gramo de material absorbente. No hay todavía una medida satisfactoria
para que se relacione con efectos biológicos debido a la variación en la inte­
racción de radiaciones ionizantes con los materiales biológicos. Por ejemplo,
las partículas ionizantes pesadas como son los productos de fisión atómica
causan daño dentro de una longitud de trayectoria corta y en consecuencia
fililU

son más peligrosos que un rayo gamma cuando se absorben; el rayo gamma
transfiere su energía sobre una longitud de trayectoria más larga. Por consi­
guiente la dosis absorbida, en unidades rad, se multiplica por un factor apro­
piado para lomar en cuenta la eficacia biológica. La unidad nueva se conoce
como rem, el roentgen equivalente para el hombre, donde:

1 rem = 1 rad x Q

Q, el factor de calidad, es una función de la energía depositada por unidad


de longitud de trayectoria en el medio. Los rayos gamma y los X tienen un valor
Q de 1, la radiación beta tiene valores de 1 a 1.7, y en cuanto a las partículas
alfa, Q es igual a 10. De estos tres tipos de radiación, las partículas alfa tienen el
menor poder de penetración y, por consiguiente, las fuentes externas de radia-
<■:;;;;i¡¡¡ ción alfa rara vez penetran en el cuerpo. Por otro lado, una fuente interna de
<• radiación alfa, tal como podría proceder de material ingerido o inhalado, es
"i 1 potencialmente el más peligroso porque todo el daño por radiación se concen­
tra en el volumen pequeño que rodea al emisor alfa. De las fuentes externas,
los rayos gamma son potencialmente los más dañinos debido a su gran poder
i de penetración, seguidos por los rayos X de menor energía. Para considerar la
distribución de radiación, externa e interna, hacia el cuerpo y el hecho de que
la exposición de ciertas regiones del cuerpo tales como las extremidades es
! menos crítica que la exposición de otras áreas, como son los órganos internos
, ¡ o las gónadas, la dosis además se modifica para proporcionar la dosis equiva­
lente en unidades rem:

D E= D x Q x N

donde DE es la dosis equivalente en unidades rem, D es la dosis en unida­


des rad, Qes el factor de calidad y N e\ producto de todos los demás factores
modificantes incluyendo la distribución de la exposición.
l,Uo u !A,l('o Uh U J M A M I Á A M ! U (K )

Los efectos agudos por exposición a la radiación ocasionados por irradia­


ción de corta duración a todo el cuerpo causan principalmente destrucción de
células del cuerpo. Aunque el efecto varía de un individuo a otro, en forma típi­
ca una dosis de 25 rem a todo el cuerpo causa cambios temporales sutiles en el
recuento de leucocitos en la sangre, y una dosis de 200 rem provoca náusea,
fatiga y posiblemente la muerte. La cifra de 50% (LD50) para mortalidad en una
población expuesta ocurre en alrededor de 400 rem.
Los efectos agudos son la consecuencia inmediata de exposición acciden­
tal a concentraciones de radiación ionizante de elevado nivel; los efectos de
larga duración o crónicos sobre sujetos expuestos a niveles subagudos durante
un periodo determinado son de mayor interés en estudios de contaminación
del aire. Estos efectos de radiación ionizante, por convención se dividen en
dos categorías: á) efectos somáticos causados directamente por la dosis reci­
bida, y b) efectos genéticos, los cuales se trasmiten a generaciones futuras.
Como sucede con todos los intentos para correlacionar dosis con efecto en
cuanto a exposiciones humanas a bajos niveles de irradiación, existe escasez
de información; la mayor parte de los trabajos experimentales se han realizado
sobre animales. El grupo más extenso de sujetos humanos irradiados que se ha
estudiado es el de los sobrevivientes de los bombardeos de Hiroshima y Naga*
saki, en 1945. Otra información adicional procede de estudios de la gente de
las Islas Marshall, quienes accidentalmente estuvieron expuestos a restos
de bombas en 1954, y de quienes estuvieron expuestos por su ocupación o por
tratamiento médico antes de que los efectos adversos de tal exposición se
manifestaran por completo.
Algunas relaciones están bien establecidas, por ejemplo, la asociación
entre leucemia y radiación ionizante, aunque la dosis corporal necesaria para
producir leucemia no se ha cuantificado de manera satisfactoria. Esta dificul­
tad para cuantificar la asociación de un cáncer en particular con la dosis se
cumple respecto a otros tipos de cáncer de los cuales su conexión causal con
la exposición a radiación por lo general también se acepta. El cáncer pulmo­
nar, para mencionar un nuevo ejemplo, se asocia con la exposición de las vícti­
mas de Hiroshima a radiación externa y también con fuentes internas entre
mineros de uranio, sin que la relación dosis-efecto se haya establecido. En
total, esta carencia de datos sólidos constituye un problema continuo para
establecer los márgenes de seguridad respecto a exposición humana a fuentes
de irradiación.
La radiación ionizante puede causar tanto mutaciones genéticas como
anormalidades cromosómicas, lo cual origina una incidencia superior dé des­
cendencia anormal y posiblemente acarrea el defecto genético hacia otra
generación todavía. Los efectos genéticos requieren periodos mucho más lar­
gos de estudio que los efectos somáticos para su elucidación, y es probable
que puedan resultar de exposición a niveles de irradiación bajos.
¿Qué constituye un nivel prudente de exposición para una población
humana? Si uno acepta que existe una relación lineal entre daño y exposición
-esto es, que no hay un umbral bajo el cual ningún daño ocurre- entonces
cada incremento en exposición de una población total producirá un incremen­
to estadístico en la incidencia de cáncer. Este argumento es difícil de compro-
kii>

Oillrulcl

i ii
IpirJomiis r.upnriot

Tojido ompolizoflo

Mesófilo esponjoso
incluyendo veno

Epidermis inferior

Estomas

F igura 3.4. Diagrama de un corle transversal de hoja.

disuelven en el agua intercelular. El ácido resultante (si el contaminante es áci­


do) ataca entonces a la estructura celular dentro de la hoja. Ésta es la razón de
que los contaminantes del aire fácilmente solubles -d ió xido de azufre, ácido
clorhídrico y ácido fluorhídrico, etcétera- sean los más tóxicos.
Las partículas sólidas son menos tóxicas para la planta, ya que se deposi­
tan sobre la superficie superior cerosa y dura de las hojas; es ahí donde se
deben disolver entonces, en la humedad depositada, para penetrar en el inte­
rior de la planta a través de los estomas o a través de las secciones dañadas de
la superficie de la hoja. Algunos contaminantes sólidos se pueden disolver en
la cera de la superficie y entrar en la planta. Así, los contaminantes sólidos del
aire tienden a localizar su efecto y no dañan por completo la estructura de la
hoja en la proporción en que lo hacen los contaminantes gaseosos. Por
supuesto, los contaminantes sólidos pueden entrar en la cadena alimenticia si
sus acarreadores vegetales son consumidos por animales.
Si las plantas de ornato tienen hojas sensitivas, entonces los depósitos de
partículas pueden dañar seriamente su valor estético o comercial, como suce­
de con las flores, aunque no pueden afectar la capacidad de la planta para sub­
sistir y reproducirse.
La sensibilidad de las plantas, y de los animales en ese respecto, varía de
acuerdo con el tipo de contaminante y su concentración, pero también depen­
de de si está presente más de un contaminante; dos o más contaminantes pue­
den reforzarse mutuamente (sinergismo) y aumentar o disminuir el efecto del
contaminante individual.
El tiempo de exposición es un tactor adicional. El producto del tiempo
-e n horas- y la concentración -e n partes por millón, o bien otras unidades
apropiadas- se denomina a veces factor de exposición. Respecto a la mayoría
' I >t \ l , . I .i' ,1
' \ ) ü

de los contaminantes este factor varía con la exposición de la planta a la luz


solar o a la humedad, debido a que éstos pueden afectar la apertura de los esto­
mas y el intercambio de gases que se realiza.
Cuando se efectúan experimentos de exposición vegetal para probar la
sensibilidad hacia un contaminante en particular, es deseable trabajar bajo las
condiciones de mayor sensibilidad para la planta. No sólo diferentes plantas
reaccionan en forma distinta a los diversos contaminantes o mezclas de conta­
minantes, sino que diferentes especies (tipos) dentro de un género (grupo)
exhiben una sensibilidad variante.
La información acerca de sensibilidades relativas es doblemente útil. En
primer lugar, las especies menos sensibles se pueden cultivar en regiones don­
de es probable que se afecten por contaminantes del aire, tales como plantíos
al lado de la carretera o en parques en el centro de la ciudad; aquí, las varieda­
des resistentes se pueden plantar y crecerán bien bajo condiciones difíciles. En
segundo lugar, las especies muy sensibles se pueden cultivar cerca de nuevas
fuentes de contaminación del aire o de aquéllas a las cuales se les han instala­
do dispositivos como medidas de control; un estudio de estas plantas pueden
indicar si las medidas de control que se toman son efectivas. En las siguientes
secciones, se indican algunos efectos de contaminantes del aire específicos.

Dióxido de azufre

El dióxido de azufre al entrar en el tejido intercelular reacciona con el


agua y forma iones sulfilo (S 0 32“), los cuales son treinta veces más destructi­
vos que los iones sulfato (SO^2-); los síntomas iniciales son un oscureci­
miento de las partes afectadas de la hoja, seguido por flaccidez (lo que indi­
ca degradación interna de la estructura celular) y una resecación color
blanco, es decir tejido muerto. El daño propagado a las hojas puede causar
exfoliación. No tan fácil de observar es la disminución en el número de bro­
tes de flores y frutos. Finalmente, si se daña lo suficiente a una planta ésta
morirá.
Las plantas más sensibles se afectan mediante concentraciones de dióxi­
do de azufre tan bajas como 0.05 ppm, aunque experimentos con especies
moderadamente sensibles indican que el nivel umbral prolongado es de 0.15
ppm, con 0.3 ppm durante ocho horas de exposición (figura 3.5). Sin embargo,
las especies moderadamente sensibles incluyen muchas plantas comerciales
comunes -trigo, alfalfa, trébol, frijol, lechuga, árboles frutales, etcétera- mien­
tras que las especies más difíciles como son ciertos árboles - l a Roble hembra
australiano (Casuarina) por ejem plo- son virtualmente inmunes. Algunas espe­
cies de plántula Casuarina de semillero prácticamente no se afectan mediante
exposición de seis horas a 3 ppm de dióxido de azufre bajo condiciones de
sensibilidad elevadas. La edad de la planta al tiempo de exposición también
desempeña su parte. Las plantas más viejas tienden a ser más inmunes al dióxi­
do de azufre que las más jóvenes, pero respecto al ozono, cloro, ácido clorhí­
drico o amoniaco, los periodos más sensibles parecen ser justo después de que
la planta alcanza su madurez.
00 U\i‘. .i. t,Uí> ljl‘t'A»IUo Ul. I>/\ WM l.\i\it.\AUU¡\ Ubi. AlKh

bar, aun con animales, debido a los niveles de exposición bajos que participan
y a la extensión de tiempo que el experimento requiere; la mayoría de los tipos
de cáncer toman alrededor de un tercio del tiempo de vida para desarrollarse.
Algunos cálculos basados en extrapolación de datos conocidos a niveles de
concentración bajos, razonablemente se podrían considerar por consiguien­
te como un límite superior. Este cálculo lo realizó la National Acadcmy oí
Sciences (Academia Nacional de Ciencias) de Estados Unidos; se estimó que
una exposición total de 5 000 mrem, correspondientes a 170 mrem por año
durante treinta años, incrementaría las tasas de muerte por cáncer de 1% a 5%
en Estados Unidos. El estándar más reciente (1971) ole Estados Unidos en
cuanto a exposición de individuos fuera de los límites de una nueva planta de
energía permite una exposición adicional que no excede de 5 mrem por año.
Lo cual admite un margen de seguridad considerable sobre las estimaciones
de la academia. En el peor caso posible de un individuo que viva en la direc­
ción del viento prevaleciente, aun sobre el límite de una planta de energía
antigua, el nivel de exposición estimado es menor que éste. La exposición de
una población en su conjunto es de nuevo menor y aumenta gradualmente la
insignificancia cuando se considera junto a la exposición promedio de todas
las fuentes ionizantes, tanto naturales como realizadas por el hombre (labia
3.1). Como se muestra en el capítulo 7, la verdadera preocupación cotí las
plantas de energía nuclear no es acerca de su operación normal día tras día,
sino sobre la posibilidad de acontecimientos accidentales o anormales en la
planta o asociados con la producción de combustibles y etapas de tratamien­
to de desechos.

Tabla 3.1. Promedio anual estimado para tasas de dosis sobre todo el cuerpo en
Estados Unidos.

Fuente Toso de dosis


( mrem por año)
Ambiente natural
Rayos cósmicos (varía con la altitud) 45
Rocas, suelo y edificios (varía con la ubicación) 44
Radionúclidos en el cuerpo (principalmente 40K) 18

Total de fuentes naturales 107


Radiación inducida o realizada por el hombre
Rayos X dentales y médicos 72
Radio farmacéuticos 1
Precipitación radiactiva 4
Exposición ocupacional 0.8
Diversos (receptores de televisión, viaje aéreo, etc.) 3
Plantas de energía nuclear 0.003 a 0.01
Total de fuentes realizadas por el hombre 81
Total 188

Fuente: Hodges, L., Enoironmerttal Pollution, Holt, Rinehart and Winston, 1973.
C>7

Olores

Los olores se encuentran dentro de una categoría diferente a las partículas


y gases venenosos porque son más desagradables que tóxicos. Los olores se
pueden detectar mediante el sentido del olfato a concentraciones muy peque­
ñas, más bajas aún que las concentraciones que los métodos de análisis actua­
les pueden examinar. Mientras que los olores pueden causar algunas veces
náusea, con frecuencia es posible que quienes están expuestos a ellos creen
una resistencia hacia olores particulares, de tal manera que puedan dejar de
delectarlos; esto les sucede con frecuencia a los trabajadores de las industrias
que producen el olor cuando se exponen a muy elevados niveles de él. Por lo
general, hay más quejas por parte de la gente sobre ciertos olores que de cual­
quiera otra forma de contaminación del aire y su presencia es una de las más
difíciles de eliminar debido a los niveles bajos a los que se tienen que reducir a
fin de que sean imperceptibles para la gente sensible.

LOS EFECTOS SOBRE LA VEGETACIÓN

Los efectos tóxicos agudos de algunos contaminantes del aire, en particu­


lar dióxido de azufre, sobre plantas cercanas a fundiciones no ferrosas que
procesan minerales sulfurados se han observado y reconocido durante largo
tiempo. En algunos casos la destrucción de la vegetación se ha continuado con
la erosión del suelo, lo cual ha evitado su recuperación. De hecho, el daño pro­
pagado mediante ácido clorhídrico liberado durante la elaboración de hidróxi-
do de sodio por el proceso LeBlanc ( “pastel de sal") a partir de sal, condujo a la
ley sobre el álcali en Inglaterra, en 1863, el primer intento sistemático para
controlar la contaminación industrial del aire.
La contaminación del aire puede afectar á las plantas en diferentes grados.
A los niveles más bajos, por ejemplo, debajo del umbral, no hay efectos, tales
como daño visible, efectos crónicos acumulativos, efectos genéticos o aun
cambios graduales en la composición de la comunidad vegetal. Sin embargo,
aun a este nivel los contaminantes se pueden almacenar en las plantas, introdu­
cir en la cadena alimenticia y afectar a los animales que se comen esas plantas.
Las plantas adquieren los contaminantes ya sea directamente, a través de
intercambio de gases con la atmósfera, o a través de la humedad absorbida del
suelo. El suelo puede haber estado expuesto a los contaminantes del aire, los
cuales entonces se habrán disuelto en el agua y el suelo. Los contaminantes
ácidos del aire en particular se disuelven fácilmente en la humedad superficial
o lluvia. Aun cuando la fuente de contaminación del aire se haya removido, los
materiales pueden permanecer ahí para afectar el crecimiento de las plantas,
aunque con el tiempo se diluyen y separan por lixiviación con la lluvia.
La entrada de contaminantes gaseosos en las plantas es más directa a tra­
vés de los estomas abiertos (véase figura 3.4) sobre el envés de las hojas de las
plantas. Los estomas son activos en el intercambio de gases -oxígeno, vapor
de agua y dióxido de carbono- con la atmósfera circundante. Los contaminan­
tes del aire en forma de gases, después de entrar en el tejido de la planta, se
.rt,. Figura 3.5. Lesión vegetal crónica como resultado de exposición prolon­
gada a niveles bajos de dióxido de azufre. (De Jacobson, J. S. y Hill, A. C.,
dirs., Recognition ofAir Pollulion Injury to Vegetalion: APiclorialAtlas,
¡sIÍSÍm Air Pollution Control Association, Pittsburgh, Pennsylvania, 1970.)

El efecto crónico de dióxido de azufre sobre una comunidad vegetal pue­


de ser muy significativo, aunque no siempre tan espectacular como la denuda­
‘•llii'í'H!
ción en Queenstown (Tasmania) o Ducktown (Tennessee). Una inspección
.m detallada de plantas que comenzó a una distancia de 50 km de la fundición en
Wawa, Ontario, reveló que 25 especies encontradas en áreas vírgenes, no
estropeadas, estaban presentes hasta un radio de 16 km de la fundición, pero
desde ese punto el numero de especies decreció hasta que ninguna floreció a
menos de 2.6 km, lo cual demostró que especies diferentes tienen sensibilida­
des variantes. Algunos contaminantes estuvieron afectando también a las
recién nacidas -la s plántulas- mucho más lejos. Algunos tipos de plantas se
encontraron a una distancia no menor de 25 km, y un tipo de plántula no se
localizó dentro de 48 km. Como consecuencia, mientras que la floresta por sí
misma se desarrollaría dentro de una cierta distancia de la fundición, su índole
cambiaría con el transcurso del tiempo.

Ozono

El ozono es uno de los componentes principales del smog fotoquímico y


su presencia persiste durante una parte considerable del día. Los niveles pico
1.08 EFECTOS SOBRE I.A VEGETACION 7 I

en algunas ciudades americanas pueden exceder los niveles umbral (0.1 ppm
durante dos horas o 0.03 ppm durante cuatro horas) para especies sensibles. El
ozono se introduce en la hoja de la planta y ataca a las células del empalizado
(figura 3./l); como resultado, se destruye la clorofila, se reduce la tasa de foto­
síntesis y se afecta la tasa de respiración. Las células superiores tienden a per­
manecer intactas y con apariencia saludable, aunque las células internas estén
seriamente dañadas. Al final el daño aparece como puntos de color oscuro o
áreas descoloridas en la planta; cuando se orientan hacia la luz solar, las lesio­
nes parecen rojas, moradas, negras o cafés, o algo más tenues en color. En los
pinos sensibles se observan quemaduras serias de los ápices de las agujas en la
estación en curso.
En geranios y claveles, el ozono evita (o disminuye) la cantidad de ramifi­
caciones laterales, así como también el crecimiento y el florecimiento en
general. Las plantas de tabaco son un ejemplo de un cultivo comercial que
muestra tempranos signos visibles de daño por ozono. Esto se refirió previa­
mente como mancha por el clima y sólo hasta 1959 se reconoció como ata­
que por ozono.
Los bosques de pino, y en particular las especies de pino Ponderosa en el
San Bernardino National Eorest (Bosque Nacional de San Bernardino) en el sur
de California, Estados Unidos, están seriamente afectados por contaminación
oxidante (principalmente ozono). En 1969 se mostró que 1.3 millones de pinos
Ponderosa y Jeffrey, los cuales reemplazan a los Ponderosa arriba de 2 000 m,
estaban afectados. Un estudio detallado de algunos de los pinos Ponderosa en
esta área durante los años siguientes mostró un incremento considerable en el
grado de daño a los árboles que, al principio se habían afectado sólo levemente.
Después los responsables de la muerte de los árboles debilitados fueron los
escarabajos descortezadores. Los árboles estuvieron sometidos a concentracio­
nes relativamente elevadas de oxidante (en exceso de 0.1 ppm durante cerca de
diez horas diariamente) durante los meses de verano, con periodos más cortos y
concentraciones más bajas en otras temporadas.
También hay ciertas pruebas de que las mezclas de ozono y dióxido de
azufre pueden actuar en forma sinérgica -e s decir, en conjunto- y lesionar a
especies sensibles a concentraciones de 0.02 y 0.03 ppm de ozono junto con
0.02 y 0,10 ppm de dióxido de azufre, los cuales son niveles mucho menores
que los umbrales para los contaminantes individuales.

Dióxido de nitrógeno

El dióxido de nitrógeno es similar al dióxido de azufre; se disuelve fácil­


mente en agua y tiende a atacar a las hojas que han madurado recientemente.
El dióxido de nitrógeno afecta más a las plantas en días nublados que en días
claros, lo cual se puede deber a que la luz produce una reacción enzimática en
la planta y reduce el nitrito para convertirlo en amoniaco, el cual es un nutrien­
te. Una iluminación pobre suprime esta reacción. Ésta es también la razón de
que el dióxido de nitrógeno sea menos tóxico que el dióxido de azufre; el
umbral para cuatro horas de exposición es de 2.5 ppm, la cual no es una con-
TI CAP. 3. LOS KKKCTOS l)K I.A CONTAMINACIÓN OKI. Al KM

ccntradón que se esperaría enconlrar aun en el aire de la ciudad más allamen*


le contaminada.

PAN

El PAN es quizá el componente más tóxico en el smog fotoquímico y for­


ma parte de los oxidantes totales que se han medido; tiende a atacar plantas
ornamentales jóvenes, vegetales y pastos, en lugar de arbustos y árboles, y
actúa a concentraciones mucho más bajas que el ozono; 0.01 ppm (durante
seis horas) es su concentración umbral. El PAN ataca a las plantas jóvenes
por el envés de la hoja, la cual tiende a tener una superficie lustrosa después
de qile el tejido por debajo de la epidermis inferior se ha destruido; esto oca­
siona una distorsión posterior en la hoja, ya que la parte superior continúa su
7 • crecimiento. La lesión a las hierbas se ve algunas veces como bandas de
■■m color café oscuro.
i ...... .
T"-!'Vn
Fluoruros

Los fluoruros, en particular el ácido fluorhídrico, pueden lesionar a las


plantas a concentraciones excepcionalmente bajas, del orden de 0.001 ppm;
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el gas es fácilmente soluble, quema como ácido al tejido sensible y daña a las
células; las hojas se tornan entonces cafés o se curten ligeramente y después
de algunos días se desarrollan agujeros. Algunas especies de pino y abeto son
... Ji¡;<
•Mllitiiíi.
muy sensibles y sus agujas cambian de color conforme se acumulan los fluo­
r| Jj'iltlilHl ruros.
Los fluoruros también se acumulan en hierbas y vegetales; estas plantas
, .i’llUÜIi
aunque aparentemente sanas, pueden contener aún suficiente fluoruro
dÉ como para intoxicar a los animales rumiantes de granja, en particular al
ganado vacuno.
/t-ü í’í

Metales pesados

Todos los metales pesados -p lo m o , cadmio y c in c - afectan al crecimien­


to de las plantas. Esto en particular se percibe en las regiones que se encuen­
tran alrededor de fundiciones no ferrosas. El cinc y el cadmio son más tóxicos
que el plomo, en ese orden. Los metales por lo general se encuentran en forma
de sulfato (Z n S 04, CdSO^) y las plantas los absorben con facilidad. Los árboles
frutales son especialmente sensibles al cinc y los ciruelos se afectan más que
los manzanos o los perales. El tipo de suelo en el que crecen las plantas tam­
bién tiene cierta influencia, ya que algunos tipos retienen a los compuestos de
metales pesados más que otros. Algunas variedades de plantas son más resis­
tentes que otras, y se ha encontrado que las paredes de las células de la raíz
desempeñan un papel importante en la capacidad de la planta para absorber al
compuesto metálico. Aun a 4 km de la fundición, la fuente de metales pesados,
LOS EFECTOS SOBRE EOS ANIMALES 73

so halló que las plantas contenían muchas veces los niveles que ocurren en la
naturaleza, y las hierbas con estas cantidades de metal no se pueden utilizar
como forraje.
El uso - o abuso- de insecticidas, herbicidas y fungicidas, también pueden
causar daño considerable si se esparcen más allá del lugar de su aplicación.
Los atomizadores muy finos que se utilizan para la aplicación de estos materia­
les ocasionan la formación de aerosoles, los cuales se pueden acarrear lejos,
más allá de los campos o huertos donde se están utilizando, y de esta manera
pueden afectar al ecosistema sobre un área mucho más extensa.

LOS EFECTOS SOBRE LOS ANIMALES

Ya se mencionó la posibilidad de que los animales consumen contaminan­


tes del aire depositados o almacenados por las plantas. Este efecto indirecto
de los contaminantes del aire se ha observado durante un tiempo considera­
ble, tiende a ocurrir cerca de fundiciones que procesan minerales no ferrosos,
fundiciones de aluminio y hornos para lingotes, y cerca de fábricas como las
que elaboran fertilizante de fosfato, desde donde los fluoruros se emiten y con­
centran en los pastos de los campos circundantes.
Durante el cocido de metales no ferrosos no sólo se emiten los óxidos de
dichos metales, sino también óxidos de cadmio y arsénico, los cuales son
impurezas comunes de los minerales. En una fecha muy reciente, 1902, se
informó la muerte de 625 ovejas, de un total de 3 500, por envenenamiento
con arsénico en un área de 40 km a la redonda desde la fundición de cobre
Anaconda en Montana. Más recientemente (1955), se encontró que reses y
caballos que se encontraban a 5 km de las fundiciones de cinc y plomo en Ale­
mania estaban fatalmente afectados. En Suecia, durante 1954, una fábrica de
acero esparció humos de molibdeno que afectaron a ganado vacuno que pas­
taba a 0.8 km de la fuente.
Los compuestos de plomo que proceden de los gases de escape de los
automóviles se depositan cerca de las carreteras, aunque las concentraciones
encontradas en la vegetación son mucho más pequeñas que aquéllas cerca de
las fundiciones, y hasta ahora se han medido como concentraciones por deba­
jo del umbral aceptado para ocasionar toxicidad en animales.
Los signos de envenenamiento por metales pesados son diarrea, anemia y
rigidez. Respecto al envenenamiento por arsénico, los animales muestran sed,
vómito y aliento con aroma a ajo.
La fluorosis es el problema más propagado que afecta a los rumiantes,
en particular a las vacas lecheras. Se ha señalado el origen de los compues­
tos de flúor, principalmente el ácido fluorhídrico que proviene de la elabo­
ración de fertilizantes, fundidoras de aluminio y hornos para lingotes. Los
compuestos de flúor, a niveles subtóxicos para las plantas, se acumulan en
ese aspecto a casi 2 o 3 ppm (con base en la masa seca de la hierba). Los
animales que se alimentan con estas hierbas muestran primero opacidad y
manchas en los dientes, producen menos leche y desarrollan después lesio­
nes osteofluoríticas (espuelas) en los huesos, las cuales incapacitan a los
algunos intentos indican cantidades asombrosas. En forma similar, los costos
de reparaciones de edificios, las perdidas de obras de arte y las pérdidas estéti­
cas relacionadas son realmente invaluables.
Sin embargo, se puede afirmar que el control efectivo de la contaminación
del aire tiene muchos beneficios. La introducción de zonas de aire limpio en
ciudades de Inglaterra, Londres en particular, no sólo ha dado como resultado
un ambiente mucho más limpio y saludable así como una reducción en costos
de limpieza, sino que también más días claros y soleados.
Tales consideraciones de costos se conciben dentro de los límites nacio­
nales, donde la fuente de contaminación es interna y se acrecentan los benefi­
cios de limpieza para la población local. La situación no es tan sencilla a escala
global, o sobre extensas áreas que incorporen a varias naciones.

CAMBIOS GLOBALES

Al final los contaminantes se remueven de la atmósfera mediante absor­


ción o adsorción en la superficie de la Tierra, o, en cuanto a las partículas se
refiere, mediante su depositación sobre la superficie de la Tierra. Los gases
inertes, para los cuales existe un mecanismo de destrucción en la estratosfera,
se difundirán hacia arriba y se convertirán en productos que finalmente tam­
bién encontrarán un vertedero en la superficie de la Tierra. Respecto a la
mayoría de los contaminantes, hasta donde se sabe, los vertederos que existen
son adecuados para capturar y darse abasto con las emisiones que resultan de
las actividades del hombre y ningún cambio mundial de larga duración ocurre
en la atmósfera como resultado de las emisiones. En forma similar, se ha
supuesto que los recipientes finales de estas emisiones son capaces, en su
mayoría, de darse abasto con su carga de contaminación procedente del aire y
que ninguna acumulación inaceptable en los sistemas de agua o tierra prosi­
gue, excepto en regiones relativamente limitadas cercanas a la fuente.
Hay tres áreas importantes relacionadas con las emisiones contaminan­
tes donde se postula que estas generalizaciones no se cumplen, a saber: la
acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera, la disminución de ozo­
no en la estratosfera y la acumulación de sulfatos y acidez creciente asocia­
da en la biosfera. Esta última no es, estrictamente hablando, global en
extensión sino que sucede sobre extensas áreas alejadas de la fuente origi­
nal de contaminación, y como resultado se coloca como un problema a
escala internacional.

Dióxido de carbono y el efecto del invernadero

El más discutido de los efectos de larga duración es el que causa la cambiante


concentración del dióxido de carbono; esto se ha medido cuidadosamente en
Mauna Loa, en las Islas Hawaianas, durante más de una década. Además, las varia­
ciones por estación muestran un incremento gradual en valor promedio de 0.7
ppm cada año, que alcanza un valor actual de aproximadamente 320 ppm. La
CAMBIOS OLOBAliKS 77

variación por estación se puede describir mediante la mayor demanda de dióxido


de carbono por las plantas durante primavera y verano, cuando están creciendo
rápidamente y disminuyen la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera. Los
registros de concentraciones de dióxido de carbono durante el siglo xix indican
que ha habido un incremento gradual desde casi 290 ppm antes de 1890 hasta el
valor actual (figura 3.6). La introducción de la generación térmica de electrici­
dad y aumentos en otros procesos de combustión han conducido a una subida
rápida en el consumo de combustibles fósiles -esencialmente carbono alma­
cenado- y la emisión creciente de dióxido de carbono, al cual por lo general
se le atribuyen los cambios. Las estimaciones para comparar esta producción
con los incrementos medidos implicarían que cerca de la mitad del dióxido de
carbono producido por el hombre no lo absorben los océanos ni se almacena
mediante otros recursos.
A primera vista, es difícil comprender como la capacidad de los océanos
para retener dióxido de carbono (C 0 2) es sesenta veces más que la capacidad
de la atmósfera, y se esperaría una distribución de equilibrio a razón de uno
contra sesenta de algún rendimiento excesivo. Hay dos factores en operación
que previenen esta distribución que ocurre a la escala de tiempo de interés. Pri­
mero, la circulación en los océanos es tal que sólo los niveles superiores se
encuentran disponibles para intercambiar con la atmósfera; y segundo, hay un
efecto amortiguador que actúa para resistir algún cambio en la concentración
dentro de los niveles superiores. Los modelos de intercambio atmósfera/
océano han sido capaces de indicar la tasa de incremento de C 0 2 a partir de la
quema de combustible fósil al tomar en cuenta los factores mencionados arri­
ba. Desde entonces se ha comprendido que los bosques del mundo, los cuales
sirven como represas de carbono, se han reducido en forma significativa
durante el último siglo, y por medio de ellos se libera dióxido de carbono hacia

Figura 3.6. La tendencia de la concentración de dióxido de carbono en el


Observatorio Mauna Loa. (Tomado de los resultados de Charles D. Keeling
reproducidos en Scientiñc American, 238, 37, 1978.)
la atmósfera. La emisión anual de CCL, liberado como consecuencia de las
actividades de desmonte forestal del nombre, se estima que es del mismo
orden de magnitud que la emisión a partir del combustible fósil; si este es el
caso, los modelos no son por mucho los adecuados y el asunto importante de
predecir las concentraciones futuras de C 0 2 permanece sin solución. Tal infor­
mación es de importancia considerable debido a que el incremento de tempe­
ratura predicho se asocia con un aumento en las concentraciones de dióxido
de carbono - e l así llamado efecto de invernadero.
El dióxido de carbono es un fuerte absorbente de luz en la región del infra­
rrojo, pero es prácticamente transparente a la región ultravioleta y al extremo
visible del espectro. Esto significa que la radiación que entra proveniente del sol,
predominantemente ultravioleta y visible, no se obstruye por la presencia del
componente dióxido de carbono en la atmósfera mientras que la radiación infra­
rroja que sale de la Tierra sí lo hace. Se predice que el efecto resultante será un
sistema de la atmósfera de la Tierra más caliente acompañado por cambios sus­
."^ííi tanciales en el clima de muchas partes del mundo. La dimensión del efecto
depende del modelo atmosférico que se utilice, y fluctúa desde 1.5 °C hasta casi
..vi.»
,,l| Itll'l 6 °C respecto al doble de la concentración de C 0 2. La incertidumbre es una fun­
ción de la ausencia actual de modelos atmosféricos y de la ignorancia acerca
de cuáles mecanismos de relroalirnentación pueden ser significativos, por
JÍ,^ ejemplo, un clima que incrementa la temperatura puede aumentar el contenido
de vapor de agua y con eso, además, aumentar el efecto de la temperatura (el
agua es un absorbente de infrarrojo), o un clima con mayor contenido de
vapor de agua ocasionará un aumento en la cubierta de nubes, debido a eso se
incrementa la cantidad de radiación solar, la cual se refleja al moderar el efec­
to de la temperatura. De manera similar, se puede argumentar que al incremen­
tarse la temperatura habrá una reducción en las capas de hielo polar y una dis­
minución en la cantidad de radiación entrante, la cual se refleja, o que las
.¿¡iiii'i"" temperaturas aumentadas del océano conducirán a una disminución en la cir­
..¡.•ií"'"1
culación y a un incremento en estratificación, con lo cual disminuyen la capa­
:3iit cidad de los océanos para el C 0 2.
A pesar de nuestra ignorancia, el incentivo de predecir es elevado porque
las condiciones climáticas son de vital importancia para los patrones agricultu-
rales del mundo. Cuando se recuerda que la diferencia en el promedio de tem­
peratura entre la época actual y la última edad de hielo fue de 4 °C, se puede
observar que un posible incremento de sólo 1.5 °C en la otra dirección no se
puede considerar potencialmente insignificante.
La tendencia de la temperatura que ha ocurrido durante el último siglo no
se puede asociar con el incremento postulado en la concentración de C 0 2
durante el mismo periodo. Las temperaturas del hemisferio norte, en prome­
dio, se incrementaron en 0.6 °C entre 1890 y 1940, pero desde esa fecha han
decrecido en 0.3 °C. Esto no descarta la relación entre concentraciones de
C 0 2 y temperatura, sino que ilustra la incertidumbre asociada con la predic­
ción de cambio climático y la magnitud de los efectos naturales de causa des­
conocida.
Se ha sugerido que las concentraciones de partículas se están incremen­
tando como consecuencia de las actividades del hombre y que este incremen­
to tendría un efecto sobre el clima. Las partículas por ejemplo, incrementan el
albedo (porcentaje de luz solar reflejada) por dispersión de la radiación que
entra y el enfriamiento sería prcdicho en consecuencia. Las partículas también
dispersan la radiación de salida, aunque no tan eficazmente porque los tama­
ños de las partículas que predominan en la atmosfera son más eficientes en dis­
persar la luz de las longitudes de onda que entran.
Las partículas también absorben y reemiten la radiación; las longitudes
de onda a las cuales ocurre esto son una función de la composición de la par­
tícula. En comparación con el efecto del invernadero, si esta absorción pre­
dominara en la región del infrarrojo correspondiente a la emisión de la Tie­
rra, el resultado sería calentamiento y el enfriamiento sobrevendría por la
absorción de la emisión del Sol. Las partículas, a diferencia del C 0 2, tienen
una vida media relativamente corta en la atmósfera, permanecen en ella alre­
dedor de tres a cinco días. Además la contribución que realiza el hombre
sobre la carga total de partículas de la atmósfera es relativamente pequeña
(aproximadamente 10%). Se argumenta que bajo estas circunstancias es
improbable que haya habido algún cambio en las concentraciones de partí­
culas como resultado de las actividades del hombre, y que no podría haber
algún efecto climático asociado. Esto no significa que las fluctuaciones en
la carga de partículas como, por ejemplo, ocurre en la estratosfera siguiente
a la actividad volcánica, no tenga una influencia sobre el clima. Sin embar­
go, un análisis de contaminación natural de esta clase queda fuera del
alcance de este texto.

La disminución de ozono en la estratosfera

La capa de ozono estratosférica filtra la radiación ultravioleta (U V ) que


entra en las regiones del espectro biológicamente activas. Esta sombra de
ozono es la que hizo posibles las formas de vida como las conocemos sobre
esta Tierra, y una disminución de la capa de ozono se puede considerar como
una amenaza para estas mismas formas de vida. La consecuencia posible de
la disminución es, por consiguiente lo suficientemente seria para justificar el
estudio intensivo de las amenazas potenciales y para aconsejar precaución
con respecto a las emisiones del aire que podrían estar contribuyendo a la
disminución.
El ozono se forma como consecuencia de la interacción de la radiación
UV que procede del Sol con el oxígeno para formar oxígeno atómico (O ).

0 2+ luz solar ( hu) -►2 0 (36)

Esta reacción continúa con otras dos, las cuales simplemente intercon­
vierten a las especies fuertemente oxidantes y el ozono ( 0 ^ sin pérdida.

O + 0 2-*- 0 3 (37)

0 3+ hu —►0 2+ O (3 8 )
El ozono se destruye, posteriormente mediante la reacción del oxígeno
atómico y el ozono:

0 :i -i* O -► 2 0 2 (3 9 )

La concentración de ozono, en ausencia de algunas oirás reacciones, es


un resultado de un equilibrio entre formación y destrucción. Se encontró que
la ecuación (3 9 ) es insuficiente para explicar las concentraciones de ozono
í\.< que se observan y las reacciones ulteriores de destrucción que se habían postu­
lado; la más importante de éstas es la reacción con el radical hidroxilo OH y las
especies peroxihidroxilo relacionadas ( H 0 2), las cuales ya se han observado
como reacciones que desempeñan un papel importante en la formación del
smog fotoquímico.

OH + O 3- * H 0 2+ 0 2 (4 0 )

H 0 2+ 0 - * H 0 + 0 a (4 1 )

Esta es una pérdida de un ozono y un oxígeno atómico, sin pérdida alguna


de el reactivo OI 1.
La otra reacción de importancia para destrucción de ozono incluye óxidos
de nitrógeno, los cuales se forman de manera natural en la estratosfera como
.t'iMIt'l.'l, resultado del óxido nitroso (N 20 ) químicamente inerte que se libera del suelo y
se difunde en la estratosfera, donde fotoquímicamente se convierte en el óxido
nítrico más reactivo.
íOil íll^'í '
.
N20 + h o -+ NO + N (4 2 )

El óxido nítrico reacciona con 0 3de un modo análogo al OH; una pérdida
de dos especies oxidantes sin pérdida de reactante:
' \ .lií.'Hüi""
- ! i|i j f ,ii*i '“‘n
< . ^ •'.,!« M'H N 0 + 0 3- * N 0 2+ 0 2 (4 3 )
; i «'*- ü if
N 0 2+ 0 - * N 0 + 0 2 (4 4 )

Las ecuaciones (3 6 ) a (4 4 ) son suficientes, con base en el conocimien­


to actual, para explicar la concentración de ozono que se observa en la
estratosfera. Las concentraciones de ozono son muy variables, más o
menos 25% en una ubicación particular en un día específico, lo cual deja un
elemento de incertidumbre que se ha considerado para todos los factores
relevantes. Esta incertidumbre se debe reflejar en las consideraciones de
cómo las actividades del hombre puede causar la disminución del ozono
estratosférico. Las tres áreas importantes donde la actividad humana puede
influir sobre el ciclo de ozono son: la emisión directa de óxidos de nitróge­
no por el transporte supersónico (TSS) que se realiza sobre la tropopausa, el
transporte adicional de óxido nitroso' como resultado del uso cada vez
mayor de fertilizantes nitrogenados, y la formación de cloro atómico en la
estratosfera a partir de los clorofluorometanos liberados en la troposfera.
CAMBluS (.lAJUAUAS 81

Hay ciertas pruebas de que las concentraciones cada vez mayores de óxido
nítrico en la estralosíera procedentes de las primeras dos fuentes pueden no ser
una amenaza tan seria como se consideró primero. Se ha encontrado que la vía
de destrucción estratosférica del óxido nítrico tiene un orden de magnitud más
rápido de lo que una vez se pensó.

NO i-110 2—►OH f NO. (45)

Las concentraciones aumentadas de NO, guían como resultado de esta


reacción a un decremento en las especies de peroxihidroxilo H 0 2en favor del
OH. El H 0 2es un destructor de ozono más importante que el OH o el N 0 2y es
posible, como resultado, que una concentración aumentada de NO pueda
efectivamente resultar en un incremento de las concentraciones de ozono. El
vapor de agua que procede de transportes supersónicos podría, de hecho, ser
de interés más serio porque es la fuente de especies O H /O H 2en la estratosfera.
Los clorofluorometanos se utilizan como impelentes y refrigerantes de
aerosol porque son inertes, y debido a que son inertes sobreviven en la atmós­
fera y se transportan hacia la estratosfera, donde bioquímicamente se diso­
cian para formar cloro atómico (Cl). Estos átomos de cloro destruyen al ozono
sin la pérdida de las especies reáctantes de la misma manera que lo hacen el
OH y el NO.

C l-f 0 3-> C 1 0 + 0 2 (46)

CIO + O Cl + O, (47)

Las predicciones sobre el grado de disminución resultante de las emisio­


nes continuas de clorofluorometanos fluctúan desde 4% hasta 30%. La incerti­
dumbre es una función de las suposiciones e ignorancia sobre el uso ulterior de
todas las reacciones relevantes y sus velocidades tanto en la estratosfera como
en la troposfera. Un vertedero troposférico, por ejemplo, requeriría una reva­
luación completa de las predicciones, como sucedería si se descubriera una
fuente natural significativa de hidrocarburos clorados lo suficientemente esta­
ble como para contribuir a las concentraciones estratosféricas de CL
¿Cuál sería el efecto de una disminución del orden del 15% del ozono
total, el cual es el valor estimado por la Organización Meteorológica Mundial
para condiciones de estado estacionario, basado sobre una liberación conti­
nua de clorofluorometanos a los niveles de 1977? El incremento asociado en
radiación UV al alcanzar la superficie de la Tierra podría, según algunas estima­
ciones, producir un incremento del 30% en los tipos de cáncer de la piel no
fatales aunque la exposición a la luz solar se relaciona fuertemente con el estilo
de vida, por lo que es menor el riesgo para quien usa sombrero en un clima
caliente que para quien toma un baño de sol en un clima templado. Es en par­
ticular saludable considerar que en algunas partes de Europa y Norteamérica
ha habido un incremento del 200% en los tipos de cáncer asociados con UV en
los últimos treinta años, presumiblemente asociado con el estilo de vida.
la atmósfera. La emisión anual de CCL, liberado como consecuencia de las
actividades de desmonte forestal del nombre, se estima que es del mismo
orden de magnitud que la emisión a partir del combustible fósil; si este es el
caso, los modelos no son por mucho los adecuados y el asunto importante de
predecir las concentraciones futuras de C 0 2permanece sin solución. Tal infor­
mación es de importancia considerable debido a que el incremento de tempe­
ratura predicho se asocia con un aumento en las concentraciones de dióxido
de carbono - e l así llamado efecto de invernadero.
El dióxido de carbono es un fuerte absorbente de luz en la región del infra­
rrojo, pero es prácticamente transparente a la región ultravioleta y al extremo
visible del espectro. Esto significa que la radiación que entra proveniente del sol,
predominantemente ultravioleta y visible, no se obstruye por la presencia del
componente dióxido de carbono en la atmósfera mientras que la radiación infra­
rroja que sale de la Tierra sí lo hace. Se predice que el efecto resultante será un
sistema de la atmósfera de la Tierra más caliente acompañado por cambios sus­
tanciales en el clima de muchas partes del mundo. La dimensión del efecto
depende del modelo atmosférico que se utilice, y fluctúa desde 1.5 °C hasta casi
6 °C respecto al doble de la concentración de C 0 2. La incertidumbre es una fun­
ción de la ausencia actual de modelos atmosféricos y de la ignorancia acerca
de cuáles mecanismos de relroalimentación pueden ser significativos, por
ejemplo, un clima que incrementa la temperatura puede aumentar el contenido
de vapor de agua y con eso, además, aumentar el efecto de la temperatura (el
agua es un absorbente de infrarrojo), o un clima con mayor contenido de
vapor de agua ocasionará un aumento en la cubierta de nubes, debido a eso se
incrementa la cantidad de radiación solar, la cual se refleja al moderar el efec­
to de la temperatura. De manera similar, se puede argumentar que al incremen­
tarse la temperatura habrá una reducción en las capas de hielo polar y una dis­
minución en la cantidad de radiación entrante, la cual se refleja, o que las
temperaturas aumentadas del océano conducirán a una disminución en la cir­
culación y a un incremento en estratificación, con lo cual disminuyen la capa­
cidad de los océanos para el C 0 2.
A pesar de nuestra ignorancia, el incentivo de predecir es elevado porque
las condiciones climáticas son de vital importancia para los patrones agricultu-
rales del mundo. Cuando se recuerda que la diferencia en el promedio de tem­
peratura entre la época actual y la última edad de hielo fue de 4 °C, se puede
observar que un posible incremento de sólo 1.5 °C en la otra dirección no se
puede considerar potencialmente insignificante.
La tendencia de la temperatura que ha ocurrido durante el último siglo no
se puede asociar con el incremento postulado en la concentración de C 0 2
durante el mismo periodo. Las temperaturas del hemisferio norte, en prome­
dio, se incrementaron en 0.6 °C entre 1890 y 1940, pero desde esa fecha han
decrecido en 0.3 °C. Esto no descarta la relación entre concentraciones de
C 0 2 y temperatura, sino que ilustra la incertidumbre asociada con la predic­
ción de cambio climático y la magnitud de los efectos naturales de causa des­
conocida.
Se ha sugerido que las concentraciones de partículas se están incremen­
tando como consecuencia de las actividades del hombre y que este incremen­
to tendría un efecto sobre el clima. Las partículas por ejemplo, incrementan el
albeclo (porcentaje de luz solar reflejada) por dispersión de la radiación que
enlra y el enfriamiento sería prcdicho en consecuencia. Las partículas también
dispersan la radiación de salida, aunque no tan eficazmente porque los tama­
ños de las partículas que predominan en la atmosfera son más eficientes en dis­
persar la luz de las longitudes de onda que entran.
Las partículas también absorben y reemiten la radiación; las longitudes
de onda a las cuales ocurre esto son una función de la composición de la par­
tícula. En comparación con el efecto del invernadero, si esta absorción pre­
dominara en la región del infrarrojo correspondiente a la emisión de la Tie­
rra, el resultado sería calentamiento y el enfriamiento sobrevendría por la
absorción de la emisión del Sol. Las partículas, a diferencia del C 0 2, tienen
una vida media relativamente corta en la atmósfera, permanecen en ella alre­
dedor de tres a cinco días. Además la contribución que realiza el hombre
sobre la carga total de partículas de la atmósfera es relativamente pequeña
(aproximadamente 10%). Se argumenta que bajo estas circunstancias es
improbable que haya habido algún cambio en las concentraciones de partí­
culas como resultado de las actividades del hombre, y que no podría haber
algún efecto climático asociado. Ésto no significa que las fluctuaciones en
la carga de partículas como, por ejemplo, ocurre en la estratosfera siguiente
a la actividad volcánica, no tenga una influencia sobre el clima. Sin embar­
go, un análisis de contaminación natural de esta clase queda fuera del
alcance de este texto.

La disminución de ozono en la estratosfera

La capa de ozono estratosférica filtra la radiación ultravioleta (U V ) que


entra en las regiones del espectro biológicamente activas. Esta sombra de
ozono es la que hizo posibles las formas de vida como las conocemos sobre
esta Tierra, y una disminución de la capa de ozono se puede considerar como
una amenaza para estas mismas formas de vida. La consecuencia posible de
la disminución es, por consiguiente lo suficientemente seria para justificar el
estudio intensivo de las amenazas potenciales y para aconsejar precaución
con respecto a las emisiones del aire que podrían estar contribuyendo a la
disminución.
El ozono se forma como consecuencia de la interacción de la radiación
UV que procede del Sol con el oxígeno para formar oxígeno atómico (O ).

0 2+ luz solar {hu) 2O (36)

Esta reacción continúa con otras dos, las cuales simplemente intercon­
vierten a las especies fuertemente oxidantes y el ozono ( 0 ^ sin pérdida.

o + o 2—►o 3 (3 7 )

0 3+ hu 0 2+ O (38)
La lluvia ácida

La creciente acidez en aguas y suelos naturales se ha vuelto un problema


sobre extensas regiones del mundo, en particular en el noreste de América y el
noroeste de Europa (figura 3.7); esta acidez se asocia con el transporte y la
posterior deposición de dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y sus produc­
tos ácidos de oxidación. Los niveles de concentración de los gases que se
transportan no son suficientes para dañar en forma directa al ambiente, es su
acumulación la causa del problema. Esta acumulación se observó por primera
vez como acidez creciente en ríos y lagos de Suecia, la cual no se pudo expli­
car mediante la sola consideración de las emisiones de dióxido de azufre sue­
cas; posteriormente se demostró que mucho del material responsable se había
transportado desde las regiones altamente industrializadas de Gran Bretaña y
Europa Central, y que este transporte había sido auxiliado por las altas chime­
neas industriales que se utilizan en estas áreas para evitar un problema local. En
Finlandia, Noruega, Austria y Suiza se obtuvieron conclusiones similares en el
curso de un estudio durante 1973,1974 y 1975, en todos estos casos se encon­
tró que dichos países eran importadores netos de compuestos de azufre.
Quizá el aspecto más preocupante del problema del azufre es que el área
afectada por la precipitación acida se está incrementando año con año, y su

ipHj Móloren 12%

pH, Klarólven 10%

1965 1967 1969 Año

Figura 3.7. Acidez cambiante en ríos y desembocaduras de lagos suecos.


(Del estudio del caso de Suecia realizado por la United Nations Conference
on the Human Environment, Estocolmo, 1971.)
CAMBIOS GLOBALES 83

asociación con el múñelo que consume energía deja poca probabilidad de ali­
vio, aun con controles de emisión más eslrictos.
lis difícil cuardificar las repercusiones sobre el ambiente debido a que
son una función del lipo de suelo y del lecho de roca. Sin embargo, pare­
ce que los lechos de roca silíceos, suelos delgados y aguas blandas de las
áreas que ahora reciben el sedimento, son en particular vulnerables. Esto se
relaciona con la insolubilidad relativa de la roca y con la consecuente defi­
ciencia de especies disueltas en el agua, lo cual podría revertir (amortiguar)
el cambio en acidez. Se han observado reducciones significativas en las
poblaciones de peces, acompañadas por un decrcmento que se asocia con
la variedad de especies en todos los niveles de la cadena alimentaria. En la
actualidad se informa de unos 15 000 lagos sin peces en Suecia como con­
secuencia de la acidez cada vez mayor, y unos cien de tales lagos en la
región de Adirondak de Estados Unidos. Los suelos en estas regiones
poseen de manera similar poca capacidad amortiguadora y están sujetos a
lixiviación de los minerales esenciales para el crecimiento vegetal. Hay sue­
los que son bajos en azufre o elevados en carbonato, donde un incremento
en sulfato ácido sería benigno o sólo de provecho, pero no son los que pre­
dominan en el noroeste de Europa o en el este de Estados Unidos.

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