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Introducción.

El presente trabajo de investigación se propone establecer el vínculo entre la


reflexión social del filósofo Cornelius Castoriadis y reflexión filosófica sobre el arte. Lo
que se pretende es poner de manifiesto cómo el fenómeno del arte ilustra y devela lo que
Castoriadis postula teóricamente sobre la sociedad. Para ello, se partirá de las categorías
centrales de este autor, a saber, imaginación, imaginario y creación, categorías que
permiten relacionar la matriz teórica de este autor con la reflexión sobre el arte. Se trata
de un trabajo enmarcado dentro del campo de investigación de la filosofía del arte, en este
sentido el presente trabajo pretende delinear posibles caminos que conduzcan a la
comprensión del arte en cuanto su relación a la creación de sentidos sociales compartidos.
Con el fin de develar esta comprensión del arte y su relación con la filosofía social de
Castoriadis es necesario adentrarse en el devenir histórico del arte mismo, por tal razón,
se tomará el arte colombiano producido entre 1830 y 1900 como manifestación artística
que nos permita comprender al arte como creador de sentidos simbólicos socialmente
compartidos, instituyendo el imaginario social colombiano que aún de una u otra forma
seguimos compartiendo.

Para entrar al pensamiento de Castoriadis se ha de decir que éste se presenta


principalmente como una matriz de pensamiento dispuesta a recuperar y reivindicar las
nociones de “imaginario” e “imaginación” olvidadas por lo que nuestro autor le ha
otorgado el nombre de “el pensamiento heredado”, este nombre hace referencia en
Castoriadis a la tradición filosófica occidental, a un camino que es recorrido por Platón,
Aristóteles, Descartes, Kant y Marx.

Como propuesta teórica Castoriadis plantea una elaboración que se perfila a la


comprensión de las fuerzas que hacen posible la creación social. Utilizar el término
creación no es arbitrario, pues el filósofo greco-francés sostiene que la características
central del hombre es su capacidad de crear figuras, formas, imágenes y que gracias a ellas
se instituye a sí mismo e instituye una sociedad. Con esta idea, el autor pretende llamar

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la atención sobre el olvido que el “pensamiento heredado” ha hecho de la creación, el
pensamiento occidental nos dice nuestro autor “ha negado la creación como creación
humana, y con esto ha ocultado un hecho cardinal: la sociedad es auto creación y auto
institución” (Castoriadis 1989, p, 24)

Ahora bien, si según Castoriadis la sociedad es creación ¿Qué es aquello que crea
lo social? La respuesta la encontramos en la noción de imaginario. El hombre organiza y
su mundo a partir de crear formas e imágenes que lo dotan de significaciones y sentidos.
Esta capacidad imaginaria se manifiesta en la sociedad como imaginario social.

Cada sociedad crea un magma de significaciones imaginarias sociales,


irreductibles a la funcionalidad o la “racionalidad”, encarnadas en y por sus
instituciones y que constituyen en cada caso un mundo propio (Castoriadis, 1988,
p24)

La noción de lo imaginario se presenta como algo central para pensar la sociedad


en Castoriadis. Este autor define loa imaginario como “un fenómeno netamente humano
que consiste en la capacidad del sujeto –o mejor dicho, de la psique- para crear un flujo
incesante de representaciones” (Castoriadis, p, 180)

La noción de lo imaginario que nos presenta este autor difiere por completo del
imaginario entendido como generación de imágenes desligadas de lo real. Por el contrario,
lo imaginario en Castoriadis será radical, en tanto puede hacer surgir imágenes, figuras
significaciones completamente novedosas. Así la novedad del concepto de imaginario en
Castoriadis está en que todo este conjunto de significaciones productos de lo imaginario
implica creación, “la imaginación es la capacidad de hacer surgir algo que no es real”
(Castoriadis 114). De esta manera, dentro del pensamiento castoridiano, la imaginación
está íntimamente ligada a la creación de nuevos conjuntos de sentidos. Pues no habrá
creación sin imaginación, y la imaginación implica creación.

De tal suerte que la imaginación tal y como fue abordada por este filósofo, es
considerada como imaginación radical, es decir, como aquella que se contrapone a una
imaginación puramente reproductiva, puesto que constituye de antemano una dimensión

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de indeterminación que admite el surgimiento de nuevas cosas. “La imaginación radical
es la capacidad de la psique de crear un flujo constante de representaciones, deseos y
afectos. Es radical, en tanto es fuente de creación. Esta noción se diferencia de toda idea
de imaginación como señuelo o engaño, etc., para acentuar la poiesis, la creación”
(Franco, 2003, p 177).

En este momento se puede indicar que el pensamiento filosófico de Cornelius


Castoriadis no nos encontramos con nuevos conceptos, recuérdese que el concepto de
imaginación e imaginario, como el mismo autor lo reconoce es abordado por la filosofía
desde las reflexiones aristotélicas sobre el alma, sino más bien que nos encontramos con
la labor intelectual de establecer nuevos tipos reflexiones filosóficas que nos permitan
esclarecer la totalidad de la experiencia humana. “La imaginación –dice Castoriadis— es
el origen de todo lo que se representa y es pensado (de lo racional), consiste en la
característica primordial del ser humano.” (Castoriadis. 2001, p 36)

Por otro lado, se debe considerar que uno de los campos de acción donde ha
tomado fuerza la propuesta de los imaginarios sociales ha sido en el estudio del fenómeno
de la nación. La obra que abandera este campo es Comunidades imaginadas de Benedict
Anderson (Anderson 1984). En esta obra, la reflexión sobre la nación toma un enfoque
convergente con Castoriadis en la medida en la que la construcción de sentido nacional se
hace sobre redes simbólicas que posibilitan la creación de significaciones nacionales
compartidas entre los miembros de la comunidad, aunque entre ellos no se haya presente
un contacto cotidiano directo.

Al adentrarnos en el terreno de los imaginarios sociales y su concepto convergente,


comunidades imaginadas, nos encontramos con un factor común, la noción de creación.
Este encuentro nos invita a inmiscuirnos en el “ámbito propio de la creación”, donde
aquella noción encuentra su origen y razón, o sin razón, de ser, y lo más importante nos
permite vislumbrar la posibilidad de encontrar el punto de encuentro que nos permita
construir el puente que une al arte con los imaginarios sociales. Y vale resaltar que es la
búsqueda de esta posibilidad el principal desafío de esta propuesta de investigación.

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Para poder dar luces al problema al cual nos enfrentamos es necesario acercarnos,
así sea de forma rápida, a lo que se puede entender por arte en la propuesta filosófica de
Castoriadis. Para este autor el arte presenta dos facetas, por un lado, es una institución
social, en cuanto todas las consideraciones respectos a él, (en especial función y espacio
dentro de la sociedad) están determinadas por el contexto histórico en el cual emerge. En
tanto institución social, diremos siguiendo a nuestro autor, “el arte se inserta y responde a
las configuraciones estructurales de la vida social”. (Castoriadis 2008, p, 109)

¿Pero acaso las demás instituciones sociales como la religión o la política e incluso
la filosofía misma no se insertan en la estructuras sociales? ¿Qué tiene de especial el arte
que la hace diferente al resto de las demás instituciones y por tanto lo considérenos como
institución creadora de significaciones sociales? En la búsqueda de respuesta a esta
pregunta nos encontramos con la segunda consideración del arte propuesta por
Castoriadis. En esta consideración se plantea que el arte encierra el poder de “dar formas
al caos”, “y este dar formas al caos es la creación de cosmos” (ibíd.110) es decir, el arte
encierra en sí mismo la posibilidad de crear redes de símbolos y significaciones que al ser
compartidas fundamentan un imaginario social, este último es la otra forma de llamar a
ese caos al cual hemos aludido al hablar del arte.

El arte se constituye en un creador de cosmos y para ello puede servirse de la


naturaleza, de la mimesis, la abstracción, de la tradición o de la historia, pero solo en la
medida en que estos elementos le sirvan de medios para configurar ese cosmos que antes
de su creación no existía. “La gran literatura, igual que la gran pintura, hace ver algo que
estaba ahí pero que nadie veía; y que sólo existe, precisamente, en función de la obra de
arte” (ibíd. 112). De este modo, lo especifico del arte que encierra una comunicabilidad.
El arte es un sistema simbólico que conlleva comunicabilidad, esto es, en el arte se
encuentra la potencialidad de servir de vehículo de comunicación. La obra de arte se
constituye así en objeto que produce significaciones y manifiesta una comunicación que
desborda e aspecto formal y material de la obra

Hasta ahora hemos tratado de aclarar la relación del arte con la construcción de
imaginarios sociales y hemos encontrado que es en la condición creativa donde se

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encuentra la relación con los imaginarios sociales, en la medida que el arte es creador y
además tiene la facultad de comunicar el conjunto simbólico creado puede instituir
sentidos compartidos. Ahora bien, esta conclusión que es de gran valor teórica es
necesaria que se desenvuelva en un contexto especifico, la razón de esto es porque es ahí,
en la práctica artística donde se desvela con mayor fuerza esta relación. Para ejemplificar
lo dicho, nos remitimos a lo planteado por Castoriadis sobre la poesía homérica. Para
nuestro autor la grandeza de la poesía homérica radica en haber creado, a través del uso
de la palabra y de imágenes poéticas, el cúmulo de visiones y concepciones del mundo
que perfilarán el carácter tan particular que nuestro autor observa de los griegos clásicos.
De este modo, la poesía homérica, según nuestro autor, construye todo el sistema
simbólicos y de significaciones compartidas que terminaran creando el antiguo mundo
griego.

En el interés de develar ese carácter potencial que encierra el arte para crear redes
de significaciones compartidas, imaginarios sociales, nos hemos fijado en el arte
colombiano producido entre 1830 y 1900. Siguiendo la propuesta de Barney-Cabrera,
(Barney-Cabrera, 1979) se empieza a ver en el arte producido durante el periodo en
mención, en especial en llamado arte heroico ( es decir en aquel arte que representa las
más importantes gestas bélicas de independencia, representación de próceres y personajes
destacados del proceso de independencia) crea el conjunto de redes simbólicas y formas
de significados compartidos que construyen una identidad colectiva, construyendo las
imágenes de la nación colombiana. Imágenes y redes simbólicas que de una u otra forma
siguen presente en el imaginario nacional contemporáneo de Colombia.

En ultimas se debe decir que hilo de Ariadna que guía esta investigación, y por lo
tanto el problema central de esta investigación, es la convicción de que el estudio del arte
nacional producido entre 1830 y 1900 puede brindarnos una relectura del concepto de arte
derivado de la teoría del imaginario social en el sentido que el arte posee la función de
instituir sentidos compartidos.

El acercamiento al arte de este periodo en particular de la historia del arte en


Colombia debe llevarnos a una comprensión del fenómeno arte, esto en cuanto nos debe

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llevar a entrar en los terrenos del arte mismo, analizar sus particularidades, en especial,
sus lenguajes y la función social del mismo. La intención de este trabajo es pensar al arte
mirándolo desde la orilla de una filosofía del arte, pero es también atreverse a subirse en
la barca del devenir del arte y pensar al arte desde sus propias manifestaciones y desde su
particular forma de involucrarse en la construcción de un devenir histórico y social. Sólo
si nos atrevemos a esto último se podrá develar la pregunta que subyace en la filosofía del
arte, ¿Qué es el arte?

Referencias

Barney-Cabrera, E. (1975). Manifestaciones artísticas en tiempos


revueltos. Historia del Arte Colombiano, 9.

Castoriadis C (1998) Los dominios del hombre. La encrucijada del laberinto.


Barcelona, España; Gedisa

___________ (2013) La institución imaginaria de la sociedad. México D.F,


México: Tusquest editores.

___________ (2008) Ventana al caos. Mexico D.F, México; Fondo de Cultura


Económica

Contursi, A. (2015). Arte, producción cultural y acción política: Castoriadis y una


consideración integral, democrática y anti-formalista de nuestras capacidades humanas.
Laocoonte. Revista de Estética y Teoría de las Artes, 2(2), 74-85.

Franco Yago (2003) Magma. Cornelius Castoriadis: psicoanálisis, filosofía,


política. , Buenos Aires, Argentina; Biblos

Lázzaro, A. I. (2011). “Animal poético". Arte: Imaginación y praxis: una mirada


desde el pensamiento de Cornelius Castoriadis. Imagonautas: revista Interdisciplinaria
sobre imaginarios sociales, 1(2), 23-35.

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