Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Tesis doctoral
Universidad de Granada
Tesis doctoral
INDICE
Los orígenes del hormigón armado en España
INDICE
Introducción ................................................................................................................................. 13
Primera parte
10.- La fiebre del hormigón armado a finales del siglo XIX. ............................................. 94
12.- La evolución paralela del hormigón armado en los Estados Unidos....................... 165
13.- La consolidación del hormigón armado en la primera década del siglo XX: desarrollo
del conocimiento teórico y primeras normativas. .................................................... 185
Índice 7
Los orígenes del hormigón armado en España
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados........................................ 273
Segunda parte
Índice 8
Los orígenes del hormigón armado en España
16.- La consagración del hormigón armado en la década de los veinte. ....................... 521
17.- El hormigón armado y los arquitectos e ingenieros de la generación del 27. ......... 537
Bibliografía................................................................................................................................. 613
Índice 9
Los orígenes del hormigón armado en España
INTRODUCCIÓN
Los orígenes del hormigón armado en España
Con los ojos puestos en las antiguas obras romanas, el hormigón volvió de nuevo a
emplearse en Francia e Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII. En este último país, la
invención del cemento artificial y el desarrollo de su producción industrial, en el primer tercio del
XIX, impulsó notablemente la construcción hormigonada. También se hicieron considerables
progresos en Francia, donde el punto de partida fue la popular técnica del tapial.
A lo largo del siglo XIX se le fueron añadiendo mejoras, fruto de la práctica habitual con un
material cuyo uso empezaba a generalizarse. Y en la época de expansión del hierro en la
arquitectura y la ingeniería, resultó ciertamente inevitable que surgieran los primeros intentos de
reforzarlo con elementos metálicos.
A finales del XIX, todavía sin estar consolidada la nueva técnica constructiva, tendría una
irrupción fulgurante en el mundo de la construcción. La propia indefinición científica del hormigón
armado dio lugar a la aparición de múltiples sistemas, cada uno patrocinado por una firma
comercial que pretendía prosperar en el fabuloso mercado que se atisbaba.
Gracias principalmente al impulso expansivo de una de ellas llegó a España en los años
finales del XIX. Nuestro país ofrecía inmensas posibilidades para la nueva técnica, pues se
encontraba al principio de una fase de expansión económica en la que el sector de la
construcción, tanto arquitectónica como industrial y de ingeniería, se vería ampliamente
potenciado.
Introducción 13
Los orígenes del hormigón armado en España
mitad del siglo XIX pronto sería sustituida por la fabricación a gran escala del cemento, el
material básico para la elaboración del hormigón.
En todos los países, la extraordinaria difusión que estaba teniendo el hormigón armado en
esta etapa de vinculación a las empresas atrajo a muchos técnicos, que iniciaron su estudio
científico. Comenzaron las primeras investigaciones encaminadas a conseguir su formulación
racional, que empezarían a fructificar con la aparición de las primeras normativas y tratados
científicos.
En su introducción en España tuvieron, pues, mucho que ver las “multinacionales” del
hormigón armado. Entre ellas, particularmente la firma francesa Hennebique que, si bien no fue
la primera que entró en nuestro país si fue la que lo hizo con más fuerza.
No obstante, pronto se vería desplazada por empresas nacionales. Dos de ellas, la del
ingeniero de caminos Ribera y otra creada en Sestao se disputarían en la primera década del
siglo el liderazgo de la construcción con hormigón armado en nuestro país. Aunque no serían las
únicas. Hubo otras casas importantes que también lograrían hacerse un hueco en el naciente
mercado del nuevo material de construcción.
El empleo del hormigón armado se extendería con rapidez principalmente en las regiones
industrializadas del Norte, pero también de forma notable en Madrid y Andalucía. Este imparable
crecimiento no se vería interrumpido ni siquiera por sucesos tan terribles como el hundimiento
del Tercer Depósito del Canal de Isabel II, que no obstante acarrearía una gran incertidumbre
sobre su evolución.
Pero, por otro lado, terminaría de concienciar a todos los que confiaban en el nuevo
material en la imperiosa necesidad de darle la legitimación científica que, apartándolo
definitivamente de las caprichosas patentes, lo consolidara como un material de construcción
plenamente válido. Muchos técnicos ya lo estaban haciendo en el extranjero. En España ese
papel lo desempeñaría principalmente el ingeniero de caminos Juan Manuel de Zafra, pionero de
su estudio teórico y el primero que impartió su enseñanza en España.
Introducción 14
Los orígenes del hormigón armado en España
La segunda década del siglo vería llegar la consolidación del nuevo material en España.
Su empleo se popularizó, merced en parte al impulso de grandes empresas constructoras que lo
conviertieron en la base de su actividad. Pero también gracias a los numerosos técnicos que,
formados ya oficialmente en la nueva técnica de construcción y contando con una potente base
teórica y reglamentaria, lo utilizarían ampliamente tanto en proyectos modestos como en obras
de gran envergadura.
Termina esta primera parte introductoria con un estudio sobre la formación de la industria
nacional del cemento artificial, el elemento fundamental y principal factor que daría lugar al
desarrollo del hormigón armado.
Del tema fundamental de la tesis se ocupa la segunda parte, en la que se describen los
principales hechos relacionados con la introducción del hormigón armado en España. Se ha
dado preferencia al discurso histórico, organizado en capítulos dedicados a los distintos
protagonistas. Las cuestiones generales (normativa, cálculos, procedimientos de ejecución) se
han tratado de forma resumida en anejos.
Introducción 15
Los orígenes del hormigón armado en España
PRIMERA PARTE
Los orígenes del hormigón armado en España
CAPÍTULO PRIMERO:
Desde las primeras etapas de su evolución, el hombre fue utilizando todo tipo de
materiales para sus construcciones. Los primitivos lugares de habitación, situados principalmente
en cuevas y abrigos rocosos, se hicieron con huesos de animales, ramas y pieles. Estos
materiales dieron paso en el Neolítico a las primeras construcciones duraderas, hechas con
piedra. Por su solidez y durabilidad este material era el preferido para las construcciones
importantes, como los grandes dólmenes megalíticos.
Sin embargo, en las primeras grandes civilizaciones del Oriente Próximo, la construcción
se desarrolló a partir del barro, único material de construcción disponible. En Mesopotamia, ya
desde el III milenio a.C. los sumerios construyen sus templos y palacios con adobe. Más tarde
incorporarán el ladrillo, que se convertirá en el gran protagonista de la arquitectura
mesopotámica, de la que los ziggurat son la muestra más conocida.
Los precedentes del hormigón, una verdadera “piedra artificial” formada a partir de piedras
pequeñas, argamasa y agua, quizá habría que buscarlos en estas dos grandes civilizaciones. No
obstante, donde verdaderamente esta idea tomó cuerpo fue en Roma.
Frente a las tradicionales construcciones adinteladas, los nuevos edificios romanos con
estructura de bóvedas de hormigón suponían una nueva concepción arquitectónica, que ponía el
acento en la valoración del espacio interior.
Por fuera, el revestimiento de piedra o ladrillo intentaba mostrarse fiel a los cánones
estéticos griegos.
Figura 1. Teatro Romano de Mérida. El hormigón que forma el cuerpo de los muros queda al descubierto tras el
paramento de sillería.
Figura 2. Bóveda de rosca de sillería y trasdós de hormigón en el teatro de Baelo Claudia (Cádiz)
Figura 3. Mercados de Trajano. Roma, siglo II d.C. Apolodoro de Damasco, arquitecto. Edificio de hormigón con
revestimiento de ladrillo que salva la acusada pendiente entre el Foro de Trajano y el Quirinal.
Poco después, bajo el gobierno de Adriano, se levanta otra de las obras cumbres de la
arquitectura romana: el Panteón, imponente templo de planta circular con una cúpula de
cuarenta y tres metros de diámetro. Estas obras muestran ya el amplio repertorio de recursos
estructurales que formará la base de la construcción romana de hormigón de la época imperial,
cuya culminación llegará con las Termas de Diocleciano y la Basílica de Majencio y Constantino.
Como aglomerante se usaba cal viva, obtenida quemando en horno calizas naturales,
mezclada con arena. Empíricamente se sabía que algunas calizas proporcionaban cales de
mejor calidad. También se conocían las propiedades de la puzolana, piedra volcánica
procedente de Pozzuoli, en los alrededores del Vesubio. Vitruvio la menciona en su famoso
tratado de arquitectura, escrito en la época de Augusto: “el polvo de Puzol mezclado con la cal y
la piedra machacada, no sólo consolida toda clase de edificaciones, sino que incluso las obras
que se hacen bajo el agua del mar tienen solidez”1. En cuanto a la arena, se preferían las de
cantera, utilizándose también a menudo las de río.
Figura 4. Ruinas del Puente Romano de Porcuna (Jaén). Hormigón de relleno de la pila. Para construir el hormigón del
cuerpo de la pila y estribos se aprovecharon los cantos rodados del río, algunos de gran tamaño
En los elementos habituales el hormigón no se apisonaba. Los muros más livianos tenían
un cuerpo de hormigón levantado entre paramentos de ladrillo o piedra, evitándose el uso de
encofrados.
Las bóvedas se construían sobre cimbras. Las más primitivas se formaban con un primer
arco de piedras alargadas dispuestas radialmente a modo de dovelas, cuyo trasdós se rellenaba
con hormigón.
,
Figura 5. Cueva de los siete palacios, Almuñecar (Granada). Primitivas bóvedas romanas de hormigón sobre arco de
lascas dispuestas radialmente.
Figura 6. Termas de Diocleciano. Roma, 300 d.C. Bóvedas de hormigón paramentadas con roscas de ladrillo.
Durante este largo periodo la construcción predominante fue la de piedra y ladrillo. Las
iglesias y palacios no se concebían con otro material que no fuera la piedra, casi siempre en
forma de sillería finamente tallada. En edificios de menor entidad, se usaba la mampostería y el
ladrillo. La construcción con este último material era predominante en las zonas donde la piedra
escaseaba. Se siguió utilizando el adobe, pero no se consideraba un material digno para los
edificios importantes.
En gran parte de España fue muy popular otra técnica de construcción con tierra, la del
tapial. Consistía en levantar muros apisonando tierra arcillosa mezclada con piedra menuda y
algo de cal, vertida previamente sobre un encofrado de tableros de madera que se iba
deslizando a medida que progresaba la construcción.
Por tanto, si bien en cuanto a su constitución el tapial no guarda mucha relación con el
hormigón (se trata de barro apisonado, sin aglomerante), en lo que concierne a su forma de
ejecución si que puede considerarse como su antecedente, pues en ambos casos se trata de
conformar los elementos constructivos a partir de moldes o encofrados.
En las zonas de tradición islámica la construcción con tapial alcanzó gran desarrollo,
aplicándose incluso en obras de gran envergadura. Así, la mayoría de las fortificaciones de la
España Musulmana están hechas con tapial. No sería menor su importancia para la arquitectura
doméstica, utilizándose, sólo o combinado con otros materiales (ladrillo, mampostería), en muros
y cimentaciones.
También se utilizaba comúnmente en los reinos de Aragón y Castilla, desde donde fue
implantado, con gran aceptación, en el Nuevo Mundo.
Fuera de España, el tapial era muy popular en la región francesa de Lyon, donde era
conocido como Pisé. Aquí también se había alcanzado un gran nivel de perfeccionamiento,
empleándose en todo tipo de construcciones.
Figura 8. Vivienda tradicional francesa hecha con pisé (tapial). Región de Lyon.
A finales del siglo XVIII, las dificultades económicas que surgieron tras la Revolución
Francesa estimularon la búsqueda de nuevos procedimientos de construcción alternativos a las
costosas fábricas tradicionales de ladrillo y piedra. Comenzó entonces a reivindicarse el tapial
por algunos téoricos de la construcción. Por ejemplo, en su famoso Tratado del arte de construir
(publicado en 1812) Jean Rondelet lo describía como “un procedimiento económico para formar
edificios sólidos al abrigo de los incendios, que merecería ser propagado en todos los demás
departamentos [de Francia] donde se construye en madera, sobretodo para las granjas y otros
edificios rurales”.
No escatimaba elogios Rondelet para esta técnica constructiva, que podría constituir la
base para la recuperación de la edificación hormigonada romana: “cuando los muros de tapial
están bién hechos forman una sola pieza y, si son revestidos por el exterior con un buen
enfoscado, pueden durar varios siglos; […] este tipo de construcción parece haber sido
practicado en esta región [de Lyon] desde hace un tiempo inmemorial, siendo conocida por los
antiguos Romanos”5.
Figura 9. La técnica de construcción con tapial según el Traité théorique et pratique de l’art de bâtir de Jean Rondelet.
Principios del siglo XIX. Biblioteca Pública de León.
Decidido a presentarse, enseguida pensó en el tapial como la solución idónea, pero hasta
entonces esta técnica sólo se había aplicado a la construcción de muros. Tenía, pues, que
encontrar “el medio de hacer los techos, las cubiertas y los forjados al abrigo de los incendios”.
Para ello compró un terreno cerca de Grenoble, con la intención de establecer un taller para
“guardar las nuevas máquinas y útiles que iba a construir, y preparar sus nuevos morteros,
cementos y tapiales”.
El propio edificio del taller debía servir de prueba para la nueva construcción, y así
comenzó a construirlo con tapial. Los muros se levantaron sin ninguna dificultad, pero en la
bóveda que tenía que servir de cubierta fue imposible hacer una buena compactación, quedando
“el tapial bien hecho hasta la mitad de la curvatura, pero la tierra en la parte superior de la
bóveda no pudo ser bien compactada”.
Entonces decidió hacer bloques de tapial prensados en el suelo, con los cuales después
formaría las bóvedas y los muros. No sin dificultades construiría así un pequeño edificio que
utilizaría como modelo de su procedimiento constructivo, al que llamaría “nouveau pisé sortant
de la main de l’ouvrier” (nuevo tapial salido de la mano del obrero) para destacar su facilidad de
construcción y bajo coste.
Figura 10: Procedimiento para la fabricación de bloques de tapial. Vista en planta. En Cointeraux, Quatrième Cahier
d’Architecture Rurale. 1891. Bibliothèque Nationale de France.
Cointeraux no negaba al antiguo tapial su utilidad, pero su “nouveau pisé” tenía todavía
más, porque se le podía dar “toda clase de curvaturas y toda especie de formas y figuras,
mientras que el procedimiento antiguo no se empleaba más que para hacer muros derechos”.
Con sus bloques podían hacerse incluso pilares y columnas. Independientemente, el “nouveau
pisé” podía ser fabricado en cualquier época del año, por lo que podía ser un medio de mantener
ocupados a los campesinos y jornaleros cuando estos no tenían nada que hacer.
Figura 11: Portada del Quatrième Cahier d’Architecture Rurale representando un prototipo de vivienda realizada en
“Nouveau pisé”. François Cointeraux, 1891. Bibliothèque Nationale de France
Para concluir los experimentos se ocupó “de buscar el medio de emplear por este arte
toda clase de tierra”, probando diferentes amalgamas de cales y cementos. Sin embargo, no
consiguió que en este aspecto su “nouveau pisé” aportara novedades respecto del antiguo.
Una vez definido el procedimiento, puso los resultados de sus trabajos en conocimiento de
los miembros de la Academia, quienes, vivamente interesados, reclamaron su presencia en
Amiens para explicarlo. Cointeraux se desplazó junto con uno de sus obreros y junto a esta
ciudad montó otro taller de experiencias. Sus construcciones fueron muy celebradas y ganó el
concurso, pero no consiguió que las autoridades financiaran la continuación de sus trabajos.
Así que decidió trasladarse a París, donde establecería un tercer taller. Le sobrevendrían
allí los acontecimientos de la Revolución Francesa, que dejarían aparcadas, como tantas otras
cosas, sus construcciones de “Arquitectura Rural”.
La construcción con hormigón empezó a recuperarse a finales del siglo XVIII, aunque en
cierto modo nunca había sido abandonada completamente. Algunas zonas conservaron la
tradición del empleo de morteros y hormigones, confundido y entremezclado con técnicas del
tapial. Pero donde el hormigón sobrevivió como tal fue en los trabajos de Arquitectura Hidráulica,
como entonces se conocía a la construcción de obras en el mar.
Para que fueran capaces de fraguar bajo el agua se usaba como aglomerante la misma
puzzolana de los romanos, que se comercializaba en toda Europa. Por ejemplo, con ocasión de
la construcción del puente de Westminster un comerciante de Plymouth la importó a Inglaterra
desde Italia, aunque finalmente no se empleó en esa obra. En su lugar se empleó otra materia
análoga, habitual para formar morteros hidráulicos: la terrasse o tarras, que se producía en
Holanda con piedras procedentes de la zona del Rhin7.
Figura 12. Nuevos diques del puerto de Toulon (Francia). Bertrand Belidor, ingeniero. 1748. En Belidor, Architecture
Hidraulique. Biblioteca de la Universidad de Granada.
Figura 13. Máquina para verter el hormigón utilizada en el puerto de Toulon (Francia). Bertrand Belidor, ingeniero. 1748.
En Belidor, Architecture Hidraulique. Biblioteca de la Universidad de Granada.
A mediados del siglo XVIII, pues, no eran desconocidos los morteros capaces de fraguar
debajo del agua en obras hidráulicas. Como conglomerante se utilizaba preferentemente
puzzolana, tarras u otros productos como la cendrée de Tournay9. También era frecuente el uso
de polvo de tejas machacadas, “empleado desde un tiempo inmemorial en las construcciones y
la más antigua de las puzolanas artificiales conocidas”10.
El polvo de tejas machacadas se usaba para formar con cal un mortero “que resiste al
agua y a la humedad, como el que se hace con la puzolana”. Se hacían así “fábricas encofradas
para cimentaciones y obras en el agua o destinadas a contenerla, formadas con una especie de
mortero u hormigón hecho con grava gruesa o deshechos de canteras y cal apagada”. En la
región de Lyon, con tradición calera y en empleo del tapial, se usaba habitualmente para “hacer
pozos, muros de muelles, pilas de puentes y depósitos para contener agua”11.
Debía construirse en un islote muy pequeño, batido por fuerte oleaje y de complicado
acceso por las mareas y corrientes. En tan complicado emplazamiento Smeaton fue consciente
de lo fundamental que era disponer de un buen mortero hidráulico para resolver con éxito la
construcción del faro. Así que antes de la emprender la ejecución recopiló toda la información
existente sobre la cuestión, visitó gran número de obras hidráulicas y, sobre todo, realizó un
estudio sistemático (calcinándolas, moliéndolas, mezclándolas entre sí) de todas las cales y
cementos que pudo conseguir: mortero de tarras, cal de Alberthaw, puzolana, yeso de París,…
De sus experimentos sacó “el convencimiento de que la piedra caliza más pura no era la
mejor para confeccionar morteros, sobre todo cuando hay que construir en el agua […] en tanto
que, por algún motivo u otro, cuando una piedra caliza se halla íntimamente mezclada con una
dosis de arcilla, la cual se convierte en Ladrillo por calcinación, esta actúa con mayor fuerza
como Cemento”.
Probando con distintas materias, al final decidió utilizar un mortero compuesto de piedra
caliza Lyas y puzolana, que fue el que mejor se comportó desde distintos puntos de vista en sus
experimentos.
Figura 14. Tercer faro de Edystone, costa de Plymouth (Gran Bretaña). 1759. John Smeaton, ingeniero.
En sus obras posteriores al faro, Smeaton siguió estudiando “todas las cales que pudieran
ofrecer alguna aptitud para la Construcción Hidráulica; y sobre todo, si fuera posible, hallar un
sustituto del Tarras y la Puzzola en este reino”. Pero no llegaría a ver satisfecha esta aspiración,
aún después de treinta años de construcciones hidráulicas. Sin embargo, con sus
investigaciones dejó trazada la línea que conduciría después al descubrimiento del cemento
artificial: “Habiendo así establecido cuales son los hechos principales respecto a la confección de
la mezcla de un mortero hidráulico para diversos usos, queda todavía una cuestión curiosa, la
cual, al no haber sido yo capaz de resolverla, la tengo que dejar a los Naturalistas y Químicos
entendidos: ¿por qué una mezcla íntima de arcilla en la composición de la piedra caliza de
cualquier clase, dura o blanda, hace que esta pueda fraguar en el agua, de un modo que
ninguna cal pura que yo haya visto, obtenida a partir de cualquier clase de piedra, es capaz de
hacerlo?”14.
En 1796 James Parker, un empresario inglés, registró la patente de una clase particular de
cal hidráulica a la que llamó “cemento romano”. Lo había obtenido a partir de piedra procedente
de la isla de Sheppy. La apariencia uniforme de las formaciones rocosas de su costa llamó la
atención de Parker, moviéndole a hacer algunas experiencias con ellas. El conglomerante que
finalmente obtuvo fue muy celebrado, generalizándose su utilización por toda Gran Bretaña16.
Por su parte, los ingenieros franceses seguían avanzando con el hormigón utilizándolo en
obras hidráulicas. En 1808 Letellier lo empleó para impermeabilizar la esclusa de Picquigny, en
el Canal del Somme17. En el mismo canal, pero cinco años más tarde, su colega Magdelaine
formaría con él un macizo de cimentación en la esclusa de Saint Valery-sur-Somme. Su
hormigón era una mezcla de cal grasa, polvo de tejas y ladrillos y cantos rodados, materiales
todos ellos extraidos en las cercanías de la obra18.
Fue por entonces cuando al joven ingeniero de Ponts et Chaussées Louis Joseph Vicat se
le encomendó la construcción de un puente sobre el río Dordogne en Souillac. Inició los trabajos
en 1812, pero la complicada situación política por la que Francia atravesaba entonces haría que
quedaran frecuentemente interrumpidos. En estos periodos de parada forzosa Vicat dedicaría su
tiempo a estudiar las canteras de caliza de los alrededores, en busca de una cal que pudiera
utilizar en las cimentaciones de su puente.
Figura 15. Puente de Souillac sobre el río Dordogne. Francia. 1815. Joseph Louis Vicat, ingeniero de Ponts et Chausées.
Paulatinamente este estudio fue convirtiéndose en su tarea principal. Pasó cinco años
estudiando diversas cales naturales, identificando sus componentes y clasificándolas en función
Figura 16. Máquina de Vicat para ensayar la dureza de morteros o cementos sumergidos. Del libro Résumé des
connaissances positives actuelles sur le qualités, le choix et la convenance réciproque des materiaux propres à la
fabrication des mortiers et ciments calcaires. 1828. Biblioteca de la Universidad de Granada.
Los trabajos de Vicat tendrían amplia difusión por toda Europa, revitalizando el estudio y
utilización de las cales y cementos naturales. Aunque sin duda también contribuiría a ello el gran
éxito que el “cemento romano” estaba teniendo en Gran Bretaña.
producirse un cemento natural, descubierto por los ingenieros de minas franceses Clapeyron y
Lamé mientras trabajaban como profesores asociados del Instituto Politécnico de Rusia19.
La siguiente etapa, el salto a la fabricación del cemento artificial tuvo lugar en Inglaterra,
que por entonces se encontraba en plena Revolución Industrial, varias décadas por delante de
las demás potencias europeas.
En 1824 un empresario ladrillero de Leeds llamado Joseph Aspdin, después de estar más
de diez años experimentando con mezclas de caliza y arcilla, consiguió fabricar el primer
cemento artificial. Lo llamó “cemento Portland”, pretendiendo asociarlo a la afamada piedra de
esa península inglesa.
En seguida quedaría patente la superioridad del Portland sobre todos los cementos
naturales. Una de sus primeras aplicaciones tendría lugar en 1838: el ingeniero Isambard K.
Brunnel lo utilizaría con gran repercusión en las obras de un túnel bajo el Támesis20.
Figura 17. Horno de cemento tradicional de la fábrica de William Aspdin (Maude and Son) en Northfleet, Kent. 1847.
Sería Isaac Charles Johnson, un técnico de una empresa rival (la J.B. White & Co) quien
lograría perfeccionarlo en 1844. Después de comprender que la cal y una arcilla rica en sílice
eran sus componentes esenciales, Johnson estudió la influencia de los diferentes grados de
cocción de la mezcla, descubriendo que se tenía que alcanzar su vitrificación parcial. La mezcla
de caliza y arcilla calcinada hasta ese punto constituía el clinker, la base del cemento artificial
moderno.
Dejaba así sentados los principios de la fabricación del cemento artificial, del que por ello
muchos consideran su inventor a Johnson21. Pudiendo ya fabricarse a gran escala, iniciaría su
andadura la industria del cemento, que no tardaría en consolidarse como uno de los pilares de la
Revolución Industrial.
Gariel y Garnier no se limitaron sólo a comercializar el cemento de Vassy, que llegó a ser
muy apreciado dentro y Fuera de Francia. Fueron además contratistas y consultores
especializados en obras de hormigón.
Y en la región de Marsella, desde 1847 la sociedad Désire Michel & Cie empezó a explotar
comercialmente un cemento natural bajo la denominación Cimento del Mediterráneo. Esta
compañía se dedicaba además a realizar todo tipo de proyectos, aunque no se compusieran
exclusivamente de cemento”24. Al final de siglo fue absorbida por Pavin de Lafarge.
Por su parte, Joseph Vicat y su hijo crearon en 1853 otra fábrica de cementos naturales en
Genevrey a Vif (alrededores de Grenoble). Posterioremente comercializarían un cemento
portland artificial de doble cocción, que sería muy apreciado.
En 1857, mientras que en Inglaterra el cemento Portland se fabricaba desde hacía tiempo
a gran escala, en Francia todavía no había “una sola fábrica de este preciado producto, salvo la
de los señores Demarle y Cia en Boulogne-sur-Mer”25. Conocido como “portland francés”, este
sería uno de los cementos que probaría en 1859 François Coignet en sus experiencias con
bloques de hormigón del puerto de San Juan de Luz26.
Figura 18. Anuncio de la fábrica de cementos Hemmoor en El Cemento Armado. 1901. Hemeroteca Municipal de Madrid.
También se contaban entre los más antiguos fabricantes de cemento portland los
Dyckerhoff y Söhne. Su fábrica de Amöneburg, cerca de Biberich, era una de las más
importantes en 1874, cuando decidieron ampliarla instalando una maquina de vapor de 300
caballos. Su cimentación, un bloque gigantesco de 250 toneladas, sería una de las primeras
obras de este tipo realizadas con hormigón en Europa. En Suiza se ocuparía de difundirlo la
fábrica de cemento portland de Saint Sulpice (Val-de-Travers) 32.
Hasta los años 1880 el cemento se hacía mezclando la caliza y la arcilla con agua para
formar una pasta húmeda, que es lo que se cocía en el horno. Esta era, a grandes rasgos, la
fabricación de cemento por vía húmeda, que exigía enormes y costosos hornos verticales, de
escaso rendimiento y con grandes pérdidas de calor. La cocción en ellos era, además, bastante
irregular.
La primera tentativa para solucionar estos problemas y mejorar la cocción corrió a cargo
del alemán Dietzch en 1882. Diseñó un nuevo tipo de horno vertical, llamado de pisos, que
constaba de un crisol y un calentador unidos por una bóveda. Sería el utilizado en la mayoría de
las fábricas alemanas34.
La innovación definitiva fue obra del técnico inglés Frederich Ransome, que se planteó si
no era posible “realizar la perfecta calcinación de las tortas [de caliza y arcilla] sin caldear la
parte exterior del horno más de lo necesario, gastando así inútilmente tiempo y combustible”.
Como solución ideó el horno rotatorio, que consistía en “una caja cilíndrica de acero o palastro
apoyada sobre rodillos de acero, a la cual se hace girar por medio de un tornillo sin fin y una
rueda movida por una polea calada en el árbol que lleva el tornillo sin fin; la caja está revestida
interiormente de buen ladrillo refractario”. Con este procedimiento, la mezcla seca se introducía
en el horno giratorio, que tenía una ligera pendiente con la horizontal, desplazándose con el
movimiento circular mientras se calcinaba de forma regular y homogénea. El proceso de cocción
era mucho más rápido y se reducían al mínimo las pérdidas de calor35.
Figura 19. Horno rotatorio fabricado por la casa Brennöfen-Bawanstalt de Hamburgo. Hacia 1900. En El Cemento
Armado. Biblioteca Nacional de España.
El primer horno de este tipo se instaló por primera vez en Inglaterra en 1885, para producir
cemento por vía seca. Sin embargo, en sus comienzos no tendría demasiado éxito porque su
alientación con gasógeno no estaba suficientemente perfeccionada. Sería en los Estados Unidos
donde, unos años más tarde, esta tecnología se desarrollaría completamente. A ello contribuirían
de forma decisiva el ingeniero español Navarro y el francés Giron, contratados en la famosa
fábrica norteamericana “Atlas” de Pensylvania, la mayor del mundo. Con los perfeccionamientos
que introdujeron, como la sustitución del gasógeno por petróleo, los hornos rotatorios quedaron
prácticamente consolidados. Los norteamericanos Hung y Seaman, empleados también de la
misma fábrica, culminarían la labor. Hacia 1896 esta fábrica ya tenía en funcionamiento cien
hornos rotatorios, alcanzando una producción de tres mil toneladas de cemento diarias36. La vía
seca con hornos rotatorios se mostró como el mejor procedimiento para la fabricación del
cemento, empezando a expandirse por todo el mundo.
Por ejemplo, no tardarían en ser implantados en Alemania. Desde 1899 los hacía la casa
Brennöfen-Bawanstalt de Hamburgo, siendo instalados en algunas de las fábricas más
importantes, como la Hemmoor37.
Figura 20. Hornos más antiguo y más moderno (rotatorio) de la fábrica Hemmoor (Alemania) hacia 1900. En El Cemento
Armado. Biblioteca Nacional de España.
Figura 21. Horno para fabricación de cemento tipo Aalborg. 1889. En Ingeniería. Biblioteca Nacional de España.
En el primer tercio del siglo XIX los nuevos cementos y cales hidráulicas despertaron un
creciente interés. En Gran Bretaña y Francia empezó a extenderse el uso del hormigón
desarrollándose rápidamente su técnica a partir de diversas experiencias.
Una de estas primeras experiencias tendría lugar en Londres hacia 1833. Buscando un
nuevo procedimiento para hacer puentes en arco, el ingeniero de origen francés Brunel
construyó “dos semi-arcos con ladrillos trabados con cemento hidráulico inglés, llamado de
Parker”. Sobre una primera rosca de ladrillos formando el arco propiamente dicho se colocaban
varias hiladas de más ladrillos, “dispuestos horizontalmente para formar los tímpanos, cordones,
etc. Para ligar más sólidamente esta mampostería y no hacer de ella más que una sola masa,
Monsieur Brunel ha hecho colocar, cada dos filas de los ladrillos planos, tres cintas de hierro”.
Con este sistema pensaba que se podían llegar a construir puentes de noventa metros de luz e
incluso más39.
Figura 22. Semiarcos de ladrillo y cemento hidráulico. Experiencia de M. Brunel en Londres, 1833. En Annales des Ponts
et Chausées. Biblioteca del colegio de ingenieros de caminos.
Pero durante mucho tiempo en Gran Bretaña el hormigón se empleó básicamente para el
estucado y para fabricar piedra artificial que sustituyera a la natural y a los ladrillos.
Buena aceptación tendrían también los bloques de piedra artificial hechos con cemento
portland. Con ellos se levantaría en 1835 la casa de John White en Swanscombe. Además de los
bloques para los muros, también se hicieron moldeados con hormigón las tejas, los marcos de
las puertas y el resto de elementos decorativos41.
Una de los fabricantes más conocidos de piedra artificial fue el químico Ransome. Sin
embargo, aunque hizo algunas tentativas de utilizar cemento para aglomerar rocas silíceas
molidas, al final se decantó por una mezcla de arena, vidrio en polvo, arcilla y sílice43.
Figura 23. Sistema de construcción de muros de hormigón de François Martin Lebrun. En su Traité pratique de l’art de
bâtir en béton. Biblioteca Histórica Militar de Palma de Mallorca.
Figura 24. Casa de Jean-Auguste Lebrun en Marssac (Francia), 1832. François Martin Lebrun, arquitecto.
La solidez de esta vivienda debió convencer a las autoridades municipales de Gaillac, que
le encargaron la construcción, “en el emplazamiento del antiguo convento de los capuchinos, de
vastos edificios comunales, detinados a albergar el ayuntamiento, un tribunal civil, un colegio y
las escuelas primarias de varios grados”. Lebrun redactó el proyecto y a partir de 1833 dirigió la
ejecución de las obras, cuyo elemento más destacado fueron las bóvedas de los sótanos,
hechas sin cimbra, apoyadas sobre la tierra que luego se excavaría.
Por las mismas fechas, los ayuntamientos de Saint Agnan y Castel-Ferrus, localidades
ambas del departamento de Tarn-et-Garonne le encargaron el proyecto de sendas escuelas
primarias. En Saint Agnan se construyó un sencillo edificio de sótano abovedado y planta baja,
con muros de carga de hormigón y cubierta de carpintería tradicional. Para Castel-Ferrus planteó
una solución de dos plantas sobre rasante, con el mismo sistema constructivo45. En 1836
construyó el templo protestante de Corbarieu, cerca de Montauban46.
Sin embargo, nueve años más podría por fin demostrar la viabilidad de sus puentes de
hormigón con la construcción del de Grisolles, en un canal lateral del Garona. Diseñó un arco de
doce metros de luz, construido en hormigón sobre cimbra de rosca de ladrillo. Su coste tuvo que
ser asumido personalmente por el arquitecto.
Era frecuente que los técnicos encargados de alguna de estas obras investigaran las cales
de los alrededores para obtener morteros económicos. Así lo hizo el ingeniero Néhou, encargado
de la ampliación del puerto de Calais en 1833. Intentó en primer lugar utilizar cales hidráulicas
artificiales que el mismo fabricó “siguiendo el método de M. Vicat”, pero ante la imposibilidad de
obtener el gran volumen que necesitaba se decidió por emplear el tradicional mortero hidráulico
de cal común y polvo de ladrillos de las fábricas cercanas o mejor aún con “tejas poco cocidas de
la fábrica de Hardinghem”49.
En 1836 su compatriota y colega Bérigny realizó por primera vez inyecciones de hormigón
para impermeabilizar antiguas cimentaciones en los puertos de Dieppe y Le Havre. También
utilizaría hormigones de cemento natural para impermeabilizar las bóvedas del acueducto de
Cesse 50.
Entre 1833 y 1838 el ingeniero Poirel utilizó bloques de hormigón en las obras del puerto
de Argel. No fue el primero, ya que antes se había empleado en los puertos de Cherburgo y
Plymouth. Se utilizaron dos tipos de bloques, “unos construidos dentro del agua, en el mismo
sitio que debían ocupar; los otros fabricados en la tierra y lanzados al mar” . En ambos casos el
hormigón se elaboró con cal grasa mezclada con puzolana de Italia, “la misma de la que se sirve
en todo el Mediterráneo para la confección de morteros hidráulicos, y que proviene de las
proximidades de Roma” 51.
Figura 25. Bloques de hormigón en las obras del Puerto del Argel. Dique Chéredin. M. Poirel, ingénieur de Ponts et
Chausées.1838. En Annales des Ponts et Chausées. Biblioteca del colegio de ingenieros de caminos.
Siguiendo con los trabajos bajo el agua, el ingeniero Beuademoulin construyó entre 1837 y
1840 unas soleras bajo el puente de Tours, consistentes en varios muros de hormigón
conectados entre sí y con las pilas del puente. Como aglomerante del hormigón utilizó cal
hidráulica de Doué53.
Figura 26. Construcción de las soleras de hormigón del puente de Tours. M. Beaudemolin, ingénieur de Ponts et
Chausées.1840. En Annales des Ponts et Chausées. Biblioteca del colegio de ingenieros de caminos.
Por su parte, a partir de los años cuarenta la empresa de Gariel y Garnier se mostró muy
activa en la construcción de todo tipo de trabajos de hormigón. Por ejemplo, por cuenta de los
servicios municipales de aguas y alcantarillado de París construyó diversas galerías, albañales y
cloacas, e hizo algunos trabajos particulares, como la restauración de la fuente de la plaza del
mercado de San Juan
Figura 27. Restauración del pilar de la plaza del mercado de Saint Jean. París, 1840-1850. En Gariel y Garnier, Dessins
et notices relatifs à diverses constructions en ciment de l’exploitation de Vassy-les-Avallon. Bibliothèque Nationale de
France.
Figura 28. Chateâu d’eau de Nevers (Francia). 1840-1850. En Gariel y Garnier, Dessins et notices relatifs à diverses
constructions en ciment de l’exploitation de Vassy-les-Avallon. Bibliothèque Nationale de France.
Figura 29. Bóveda de prueba. 1840-1850. En Gariel y Garnier, Dessins et notices relatifs à diverses constructions en
ciment de l’exploitation de Vassy-les-Avallon. Bibliothèque Nationale de France.
Después las pondrían en práctica en algunos edificios, como la acería de la rue Lacusse
en París, o la cocina del Establecimiento de los Hermanos de la Doctrina Cristiana en Nantes,
una sala rectangular de diez por diez metros cubierta por una bóveda sin apoyos54.
Figura 30. Bóveda de la cocina del Establecimiento de los Hermanos de la Doctrina Crsitiana en Nantes. 1840-1850. En
Gariel y Garnier, Dessins et notices relatifs à diverses constructions en ciment de l’exploitation de Vassy-les-Avallon.
Bibliothèque Nationale de France.
Otra construcción muy destacada sería la traída de las aguas de Aillon a la villa de Avalon,
que se llevó cabo entre 1847 y 1850. El elemento principal era una conducción libre de 3272
metros de longitud. Su proyectista, el ingeniero Belgrand, decidió hacerla con piezas de
hormigón de cemento de Vassy, hechas con moldes de madera en una nave cercana y
transportadas después a la obra. De este trabajo se encargó Charles Gamuchot, un técnico de
la casa Gariel y Garnier, que suministraba el cemento.
Esta colaboración se extendió a la construcción del puente acueducto sobre el río Cousin,
también perteneciente al abastecimiento de Avalon. Se trataba de un arco de treinta metros de
luz hecho enteramente con “mampostería bruta y mortero de cemento”. Para diseñarlo Belgrand
contó con la ayuda de los técnicos de Gariel y Garnier, que en 1846 realizaron una experiencia
con un arco de prueba de dimensiones parecidas. Por el mismo tiempo se construyó en París el
puente de Double sobre el Sena, también una bóveda de hormigón primitivo55.
También por entonces se construyó en París el pont d’Alma, “cuyo cuerpo principal, pilas y
cimientos lo forma un hormigón de piedra de sílice y de cimento de Vassy”. Después se le aplicó
un revestimiento de sillería tallada con la misma forma de los otros puentes del Sena. De igual
modo se construyó la mampostería del puente de Saint Michel56.
Figura 31. Puente de Saint Michel. París, 1857. M. Vaudrey, ingénieur de Ponts et Chausées.
Por la mitad del siglo, “los mejores arquitectos y todos los ingenieros franceses” estaban
acostumbrados a usar hormigones de cales y cementos naturales. Sin embargo, no eran
partidarios de dar al cemento artificial un uso “tan extendido como en Inglaterra”, donde era
frecuente su empleo en los morteros de revestimiento de los edificios. En Francia, con un clima
más seco, un revestimiento de cal bastaba “para resistir los cambios atmosféricos sin tener que
recurrir innecesariamente a un material mucho más caro”57.
La primera invención del hormigón armado surgió en fecha muy temprana. Hacia 1843 a
un propietario agrícola llamado Joseph Lambot se le ocurrió hacer maceteros de naranjos, tinas,
barreños y otros elementos de jardín con mortero de cemento reforzado con alambre60.
Probando con estos objetos descubrió que el alambre se conservaba perfectamente dentro de
las paredes de hormigón, las cuales resultaban impermeables. Así que en 1848 construyó con
estos materiales una barca para el lago de su propiedad de Miraval.
Para asegurarse del comportamiento satisfactorio de su invención, dejó pasar cinco años
antes de darla a conocer. Valorando la impermeabilidad como su principal cualidad, la llamó
bateau-ciment (barco cemento). En un folleto que publicó para darla a conocer la consideraba
aplicable a la construcción de “barcos-molino, escuelas de natación, barcos para lavaderos,
chalanas, boyas, barcos de pequeño calado, barreños, tinajas, en una palabra a todas las
construcciones que se pueden deteriorar dentro o fuera del agua”61.
Para mostrar sus variadas aplicaciones acompañaba dos figuras. En la primera daba
cuenta de cómo se podía formar la carcasa de un barco, o una pared de depósito. En la otra
representaba en perspectiva una viga.
Figura 32. Fer-ciment, patente de Joseph Lambot. 1855. Cortesía de Bernard Marrey
Figura 33. Barca de hormigón armado, Bateau-ciment, expuesta en la Exposición Universal de París de 1855.
Hacia 1851 la buena marcha de la empresa le animó a implantar en París una fábrica filial,
cuya construcción emprendería con la técnica con la que estaba más familiarizado, el pisé de su
Lyon natal. Pero en lugar de tierra apisonada, utilizó una especie de hormigón hecho con cal,
cenizas de hulla, arena y piedras, con el que construiría enteramente la fábrica y todos sus
elementos: “bodegas, tuberías, albañales, soleras de los talleres y muros, sobre algunos de los
cuales se apoya una máquina de vapor de treinta caballos”.
La experiencia resultó todo un éxito y François Coignet, empresario antes que nada, se
decidió a explotar industrialmente este procedimiento de construcción. En ello no sólo vería una
oportunidad de negocio. Coignet, hombre de su tiempo, saint-simonien, defensor de un
socialismo con tonalidades falansterianas65, pensaba que “la industria privada, guiada por el
espíritu de la economía, es el mejor propagador de ideas nuevas”. En su descubrimiento quiso
ver la posibilidad de resolver el problema de la vivienda para las clases menos favorecidas: “Que
una casa proporcione abrigo a una generación, que puedan tenerla tanto el pobre como el rico y
disponerla según sus gustos y sus recursos, es un gran problema que no está resuelto. Se
presenta una buena oportunidad para solucionarlo, porque el reinado de la piedra en las
construcciones parece terminado. El cemento, el hormigón y el hierro están destinados a
remplazarla. La piedra se convertirá en el material de los monumentos”66.
Poco después, entre 1853 y 1854, Coignet emprendió la construcción de una vivienda
junto a su fábrica de Saint-Denis, cuyo proyecto y dirección de obra encargó al arquitecto
Théodore Lachez. Utilizando su béton-pisé (hormigón-tapial) levantó un edificio de tres plantas,
sobre una terraza formada con un muro de contención de seis metros de altura.
Figura 34. Inmueble de viviendas construido por François Coignet en Saint Denis (París). 1854. Théodore Lachez,
arquitecto. Biliothèque Nationale de France.
El sistema de construcción de Coignet llamó tanto la atención, que en 1855 se reunió una
comisión de arquitectos para estudiarlo, que acabó concluyendo que “a pesar de no ser nueva la
aplicación de material de Mr. Coignet, como tampoco los principios en que se funda, ha logrado,
sin embargo, una combinación media que no tiene los inconvenientes del tapial ordinario, y que
se aproxima por su solidez a las construcciones de mampostería”67.
Más trascendentes serían algunas edificaciones, como la vivienda del jefe de la estación
de ferrocarril de Suresnes, por cuenta del ingeniero E. Flachar. El invento atrajo la atención del
mismísimo Emperador, que le encargó la construcción de la casa del guarda en el bosque de
Vincennes.
Napoleón III debió sentirse muy interesado por las posibilidades del hormigón aglomerado,
pues enseguida encomendó a Coignet varias experiencias de apicación de su sistema como el
que tendría lugar en la Escuela de Ponts et Chausées, consistente en la realización de “un arco
de puente” 73.
Entre 1858 y 1859, asimismo por encargo del emperador, trabajaría en la construcción de
uno de los diques, concretamente el de Socoa, del puerto de San Juan de Luz. Fue levantando
esta obra “disponiendo sobre las puntas de las rocas, las cuales en la marea baja permanecen
descubiertas no más que una o dos horas,[..] un molde hecho con forma de cono truncado hecho
con planchas delgadas de pino; en la marea baja se llenaba con hormigón aglomerado y
veinticuatro horas después, habiendo estado casi constantemente sumergidos, los pequeños
bloques así formados se encontraban lo suficientemente duros como para poder retirar el molde
y abandonarlos seguidamente, sin ninguna protección, a la acción del mar”74
Ante la creciente importancia que iban adquiriendo estos trabajos, en 1861 se animó a
fundar una sociedad filial, exclusivamente dedicada a la construcción con su hormigón. La
experiencia acumulada le permitió definir completamente el material y su proceso constructivo,
todo lo cual lo expondría en su tratado Bétons agglomerés appliqués à l’art de construire
(hormigones aglomerados aplicados al arte de construir), publicado ese mismo año.
Así que, “después de ocho años de lucha, de esfuerzos incesantes y renacidos cada día,
después de millares de experiencias, después de haber sido obligado a hacer de todo, de crear
too, teoría y práctica, procesos y maquinas, después de considerables sacrificios” François
Coignet y sus hermanos Stéphane y Louis habían “llegado a la meta que se habían propuesto:
alcanzar la perfección en la composicón y preparación de los hormigones aglomerados, llevando
su empleo a estado completamente regular y práctico”.
Figura 35. Amasador Coignet empleado en la construcción del puente de Luchana (Vizcaya) 1877. En la Revista de
Obras Públicas. Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 36. Molino de grava para la fabricación de hormigones aglomerados Coignet. En Gillmore, Report on Béton
aggloméré. Institution of Civil Engineers.
Detrás del significativo cambio de denominación estaría sin duda la voluntad de Coignet
de mostrar que se trataba de un procedimiento constructivo original, confeccionado
industrialmente y de gran calidad. Ya no se trataba de un tapial perfeccionado, sino de un
“hormigón de muy superior calidad, una piedra artificial de gran resistencia y dureza”76.
Tan altas expectativas abrigaba sobre su sistema que no dudó en plantear al Emperador
“ciertas ventajas políticas” que a su juicio presentaba. Según Coignet, en epocas de crisis el
Gobierno podía ayudar a los desempleados promoviendo las obras públicas. Pero, “como estos
trabajos deben ser realizados por hombres sin experiencia, ordinariamente se limitan a
movmientos de tierra, que no siempre tienen una utilidad inmediata”. Sin embargo, “cualquier
hombre, sea cual sea su profesión y sin un aprendizaje previo” se podía ocupar en trabajos con
hormigón aglomerado, “de tal suerte que se podrían aprovechar las épocas de crisis para
levantar monumentos de utilidad pública”77.
Figura 37. Iglesia de Sainte Marguerite en Le Vesinet. 1864 Louis-Auguste Boileau, arquitecto.
En esa carta Coignet comentaba su participación en el que quizás fuera el edificio más
emblemático del Segundo Imperio, la Nueva Opera de Paris. Aunque su aportación se limitó a
elementos accesorios (galerías bajo el escenario, escaleras, retretes) esto puede dar idea de la
difusión que estaba alcanzando su sistema. Charles Garnier, el arquitecto responsable del
proyecto debió quedar muy satisfecho, pues “se complacía en reconocer grandes cualidades a
este hormigón tanto desde el punto de vista de su dureza como de su homogeneidad; y habría
hecho un uso más extenso si al comienzo de los trabajos hubiera conocido los satisfactorios
resultados consagrados hoy”84.
Un rasgo típico de estos edificios era que los sótanos se dividían en dos largos
compartimentos mediante un muro paralelo a la calle. Dichos espacios quedaban cubiertos por
bóvedas muy delgadas de hormigón88.
Figura 38. Solución estructural típica en los sótanos de edificios construidos por F. Coignet en París. En Gillmore, Report
on Béton aggloméré. Institution of Civil Engineers
Continuaba, sin embargo, con gran éxito en las obras públicas. A finales de los sesenta el
ayuntamiento de París le encargaría un conjunto de obras muy importantes: ”el muro de
sostenimiento de la escalera monumental del boulevard del Emperador, el muro del cementerio
de Passy, numerosas conducciones de alcantarillado y todas las obras hidráulicas de la
Exposición de 1867, así como considerables trabajos de urbanización en los accesos al
Trocadéro”89.
Figura 39. Muro de sostenimiento del cementerio de Passy. Paramento visto y sección transversal. París. 1865. François
Coignet, constructor. En Gillmore, Report on Béton aggloméré. Institution of Civil Engineers
Figura 40. Acueducto de la Vanne. Arcadas de la carretera de Orleáns. 1869. François Coignet, constructor. Bibliothèque
Nationale de France.
Figura 41. Acueducto de la Vanne. Puente acueducto sobre el canal del Loing. 1869. François Coignet, constructor.
Bibliothèque Nationale de France.
En el valle del río Loing, para soportar las tuberías del sifón se construyeron una serie de
arcos de 7, 8, 12 30 y 35 metros de luz, con la misma configuración.
Figura 42. Acueducto de la Vanne. Arcos del sifón del Loing. 1869. François Coignet, constructor. Bibliothèque Nationale
de France.
Con la construcción de una obra de tal envergadura quedaba demostrado que el hormigón
podía jugar un papel importante en el mundo de la construcción. Pero la obra no estuvo exenta
de problemas (algunos de los arcos no se tuvieron en pie tras la ejecución) y empezaron a
aparecer voces reclamando que se formularan las reglas a que debía estar sujeto su empleo91.
Figura 43. Faro de Port Saïd, Canal de Suez (Egipto).1869.François Coignet, constructor.
Figura 44. Faro de Port Saïd, Canal de Suez. F. Coignet, constructor. 1869. Revista de Obras Públicas. Biblioteca del
Colegio de ingenieros de caminos, canales y puertos.
En este estado de cosas sobrevino la guerra franco-prusiana. En los dos años siguientes
la actividad de la empresa se resintió por la paralización de la construcción impuesta por la
guerra y los acontecimientos que sucedieron a la caída del Segundo Imperio. Por si esto fuera
poco, de las importantes cantidades que adeudaba a Coignet el ayuntamiento de París no quiso
hacerse cargo la Comuna. Tan graves dificultades arrastraron al final a la empresa a la quiebra,
terminando así el primer intento de difusión del hormigón a gran escala.
Por entonces se estaban generalizando los forjados de viguetas metálicas, con gran
variedad de disposiciones. Una de las habituales consistía en “situar las viguetas separadas a
tres metros o más distancia y unirlas con bóvedas tabicadas o de ladrillo, rellenando los senos
con hormigón”. En algunos almacenes de Inglaterra se lelgaba incluso a sustituir “los arcos de
ladrillo por otros de palastro de1/4 de pulgada de grueso, cuyas hojas se unen con chapas
roblonadas sobre las juntas”96.
Figura 45. Forjados de viguetas metálicas y relleno de hormigón. En Valdés, Manual del Ingeniero y el arquitecto.
Biblioteca de la Universidad de Granada.
De ahí a utilizar forjados de hormigón reforzados con barras de hierro quedaba sólo un
pequeño paso, que daría el inglés William Boutland Wilkinson. Con sus barras de hierro
dispuestas “en las partes sometidas a fuerzas de tensión”, Wilkinson se dio cuenta de la
necesidad de colocar elementos resistentes a la tracción “en las partes sometidas a tracción”,
pero su prioridad era conseguir un forjado poco costoso y resistente al fuego
Aunque su primera aplicación práctica no se daría hasta 1865 (con la construcción de los
forjados de una villa de Newcastle), el sistema sería la base para la fundación de una próspera
empresa constructora, activa hasta principios del siglo XX97.
Figura 46. Forjados de hormigón reforzados con barras de hierro, sistema de William Boutland Wilkinson.
Sin embargo, este procedimiento de construcción tuvo muy buena acogida, no sólo en
Inglaterra. Incluso traspasó sus fronteras hasta el punto de que fue elegido por el mismísimo
Napoleón III para la construcción de unas viviendas obreras en París. El grupo de casas de la
avenida Daumesnil, en cuyo diseño intervino el propio emperador, fue levantado en 1867 por la
compañía inglesa Shepard y Newton, que utilizaba el sistema de Tall98.
Más enjundia tendría el de Philip Brannon, patentado en 1871 y 1874. Era un sistema de
hormigón monolítico reforzado con barras de hierro. Con su empresa Monolithic Fireproof and
Sanitary Construction Works Ltd (Compañía de construcciones monolíticas, incombustibles y
sanitarias) construyó varios edificios en Inglaterra.
[en Inglaterra] lo fueron por pequeños empresarios utilizando métodos arcaicos y el desafío de
una explotación a escala nacional, que había constituido la hazaña de François Coignet, no sería
nunca asumido […] Correspondería a los franceses retomar esta tarea y culminar la revolución
de la arquitectura que ellos mismos habían comenzado”99.
Sin embargo, aún debían transcurrir algunos años para que eso sucediera. Mientras tanto,
se iban lentamente ampliando sus aplicaciones, aunque mayoritariamente en las obras públicas.
Por ejemplo, en el campo de los puentes la compañía Désiré Michel se mostró especialmente
activa a partir de los años cincuenta. De 1856 data su puente del Jardín Zoológico de Marsella,
de 14 metros de luz, “construido con tres filas de ladrillos colocados de llano y unidos con
argamasa de cimento”. En 1860 construyeron una pasarela peatonal de 25 metros de luz en la
Estación de Ferrocarriles de Mercancías de Milán. Y el año siguiente se harían cargo de
importantes obras en el Puerto de Marsella, incluyendo un pabellón para servicio de la policía y
de la aduana.
Los primeros puentes de Désiré Michel tenían la disposición más frecuente que se
utilizaba por entonces. Consistía “en construir las cabezas con sillería, sillarejo, etc., y rellenar
después con hormigón el espacio comprendido por estas cabezas y el entablonado de la
cimbra”. Con cierta desconfianza hacia el nuevo material, en las grandes bóvedas se hacían “con
sillarejo, ladrillo, etc., no sólo las cabezas sino que también la rosca de intradós, rellenándose
después el espacio que resulta con hormigón y cuidando su buen enlace con las otras
fábricas”100.
En 1862 Désiré Michel daría un salto cualitativo con la construcción del puente de
Berdoulet, sobre el río Arriège (ferrocarril de Saint Simon a Foix). Había que salvar una luz de 40
metros, que utilizando mampostería ordinaria se tendría que haber resuelto “con al menos dos
arcos sostenidos por un pilar en medio del río y el uso de piedras de grandes dimensiones en
todas las bovedas”, mientras que con el Cimento del Mediterráneo pudo “hacerse sin titubear con
un solo arco y dispensarse de emplear la piedra en todo el interior La mampostería es
enteramente de mojones a morrillos en bruto de pequeña dimensión, como para una pared
cualquiera, pues el cemento que los une entre sí se convierte él mismo en piedra y produce el
mismo efecto que si todo el puente no fuese más que una sola masa homogénea y de una
solidez y resistencia iguales en todos sus puntos”101.
Figura 47. Puentes de Claix. Grenoble (Francia), 1874. En primer término el segundo puente, de hormigón. M. Gentil,
ingeniero de puentes y caminos.
Apenas un lustro más tarde se construyó el puente sobre el río Fier, en la región de la Alta
Saboya. Se trataba de un arco de hormigón de 34 metros de luz.
Figura 48. Puente de hormigón sobre el río Fier (Francia), 1881. Bibliothèque Nationale de France.
obras civiles. Su utilización, más allá de las cimentaciones u algún otro elemento no visible, era
incompatible con el carácter artístico de la obra arquitectónica.
Así, entre 1875 y 1878 el empresario Joseph Jullien Cochard se hizo construir un palacio
de estilo oriental, las Casamaures, en el que la estructura (cimentaciones, muros de carga,
columnas) y detalles ornamentales se hicieron con hormigón.
Figura 49. Iglesia de Saint Bruno, Grenoble.1881. A. Durant, E. Peronnet y M. Berruyer, arquitectos.
Ese mismo año, un maestro de obras llamado Gustave Rivalland construyó una torre de
hormigón de veinticinco metros de altura en Fontenay-le-Comte103.
En 1864 quedaron terminadas las obras del palacio que el empresario François Briau se
hizo construir en Varades (Francia). Proyectado por el arquitecto Édouard Moll, el edificio en sí
no tiene ningúna relación con el hormigón. Pero anejo a él se construyó, bien diseñado por Moll,
bien por el propio Briau, una orangerie o pequeño invernadero cuya cubierta se resolvió con una
losa nervada de hormigón armado104.
Figura 50. Cubierta de hormigón armado del invernadero del Palais Briau. Varades (Francia).1864. Édouard Moll,
arquitecto, y François Briau. Cortesía de Bernard Marrey.
Quince años más tarde, entre 1878 y 1880 el arquitecto Eugène Dupuis resolvió con
arcadas de hormigón envolviendo a perfiles metálicos (situados deliberadamente en la parte
inferior, para resistir las tracciones) la esructura de la Librería Católica, situada en el número 76
de la rue des Saints-Pères en París105.
Por último, hacia 1883 tendría lugar en Italia otra interesante experiencia de empleo del
hormigón reforzado con hierro en un edificio, en este caso industrial. Fue la fábrica de cemento
de los Hermanos Pesenti (fabricantes de cemento desde 1878) en Alzano-Lombardo. Correría a
cargo de uno de los hermanos, Césare, que era ingeniero, el diseño estructural de este edificio,
resuelto con forjados abovedados apoyados sobre muros de carga y entramados de pórticos de
pilares y arcadas; todo ello utilizando hormigón reforzado con elementos de hierro106.
Figura 51. Fábrica de cemento de los Hermanos Pesenti en Alzano-Lombardo (Italia). 1883. Césare Pesenti, ingeniero.
Cortesía de Jean Paul Delacruz. http://pagesperso-orange.fr/derelicta/index.htm
Hacía 1860, el horticultor francés Joseph Monier regentaba en París una floreciente
empresa de jardinería. Entre sus especialidades destacaba la realización de rocallas, decorados
para jardines hechos a imitación de la piedra natural. Como otros jardineros, las hacía
proyectando mortero de cemento sobre una rejilla de alambres, que daba la forma al decorado.
Las rocallas de Monier tuvieron bastante éxito, siendo elegidas por muchos ciudadanos
acaudalados de París para adornar sus jardines.
Con el paso del tiempo pudo comprobar que las rocallas se conservaban muy bien, sin
que los alambres, totalmente recubiertos de mortero, se deteriorasen. Por eso, pensó en utilizar
el mismo principio para sustituir a los tradicionales maceteros de madera, que se pudrían
rápidamente.
También se dio cuenta de que este mortero era estanco, lo que permitía su empleo en
pequeños depósitos, abrevaderos, etc. Viendo que con ellos se podía hacer un buen negocio, se
decidió a explotarlos comercialmente. En septiembre de 1867 registró la patente de un “sistema
de macetas y depósitos portátiles, en hierro y cemento, aplicables a la horticultura”107.
Figura 52. Abrevaderos y macetas de Monier con cemento armado. Patente española de 1884. Archivo Histórico de la
Oficina Española de Patentes y Marcas.
Figura 53. Muros y tabiques de cemento armado. Patente española de 1884. Archivo Histórico de la Oficina Española de
Patentes y Marcas.
Figura 54. Depósito de agua no identificado. Joseph Monier, constructor. Cortesía de Bernard Marrey.
Ni siquiera la guerra Franco-prusiana, en la que fueron destruidas por los bombardeos sus
instalaciones de París, conseguiría frenar la buena marcha de la empresa. En 1872, recién
superado el conflicto, daría un salto de calidad con la construcción del depósito de Bougival, de
110 m3, encargado por la Compañía General de Aguas de la Villa de París110.
Figura 55. Depósito de agua de Bougival. Joseph Monier, constructor. 1872. Cortesía de Bernard Marrey.
Para salvar un vano de unos quince metros de luz, Monier construyó hacia 1875 una
pasarela formada por un tablero de losa continua apoyada sobre cuatro vigas de canto (con
ligera curvatura). Se trata del primer puente de hormigón armado construido en el Mundo.
Figura 56: Pasarela del castillo de Chazelet (Benoît-di-Sault). Joseph Monier, constructor. 1875. Cortesía de Sid French.
Figura 57: Pasarela del castillo de Chazelet (Benoît-di-Sault). Vista inferior de vigas y tablero. Joseph Monier, constructor.
1875. Cortesia de Sid French.
En el castillo de Chazelet construyó además otro de sus depósitos, en este caso de unos
seis metros de diámetro y con cubierta cónica.
Figura 58: Depósito de hormigón armado del Castillo de Chazelet (Francia). 1875. Joseph Monier, constructor. Cortesía
de Sid French.
Se tiene constancia de dos puentes más construidos por Monier. De luces muy reducidas
(ocho y cinco metros), los encargó en 1877 el conde de Faydeau112.
Figura 59: Puente sin identificar construido por Joseph Monier. Cortesía de Bernard Marrey
Sin embargo, todas ellas se habían formulado al margen de cualquier rigor técnico.
Monier, huérfano de formación, había ido desarrollando su sistema constructivo sobre la marcha,
de modo totalmente empírico Así, la disposición de las armaduras, más o menos racional para
las paredes de los depósitos y las losas, en los elementos estructurales más complejos se
complicaba sin llegar a ser coherente con los esfuerzos que estos debían soportar.
Figura 60. Vigas y viguetas para puentes Patente española de de Monier. 1884. Archivo Histórico de la Oficina Española
de Patentes y Marcas.
Ello no sería obstáculo para que Monier continuara añadiendo más patentes, al tiempo
que intentaba implantar su sistema fuera de Francia. En torno a 1880 registró las patentes de su
cemento armado en Austria, Bélgica, Rusia y Alemania. En agosto de 1884 solicitaría en España
una patente de invención por “los perfeccionamientos introducidos en las traviesas de ferro-
carriles, aplicables a los travesaños para formar los recipientes de todas clases, y a las
construcciones en general de hierro y cemento”, que sería completada con una adición (de
agosto de 1886).
reorganizando su empresa, que pasó a llamarse “J. Monier constructeur”. Hacia 1885 tendría la
oportunidad de realizar un encargo importantísimo por cuenta de la Compañía de aguas de
París, la construcción “sobre una de las colinas que dominan a Sevres de dos depósitos de un
millón de litros de cabida cada uno, destinados al abastecimiento de aguas de aquella ciudad”.
Los depósitos, con forma cilíndrica de 16 m de diámetro y cinco de altura, sorprendían por el
pequeño grosor de sus paredes: “en la parte inferior no excede de diez centímetros, y en la
superior es de cuatro a cinco centímetros; a pesar de estos espesores inverosímiles, el
constructor no duda de la solidez de sus depósitos, y la Compañía de Aguas que los ha hecho
construir debe de abrigar sin duda la misma confianza”114.
Por entonces estaba decidido a apostar fuerte por la construcción de edificios. Con ese
objetivo, depositó en 1886 una nueva patente, esta vez por “un sistema de construcción de
casas fijas o portátiles, higiénicas y económicas, en cemento y hierro”115.
En estas casas, los muros estaban “compuestos de dos tabiques gemelos más o menos
aproximados entre sí y arriostrados […] permitiendo al aire circular libremente por el interior, lo
cual es mucho mejor bajo el punto de vista higiénico; la temperatura interior de las casas es
siempre constante”.
Figura 61. Elementos del sistema de Monier para la construcción de casas. Muros. Adición a la primera patente española.
1886. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Para resolver los forjados proponía bloques o bovedillas fabricados con un armazón
similar, que dispuestos horizontalmente podían “reemplazar con ventaja los techos cimbrados o
rectos descansando en carreras o viguetas de hierro o de madera. Su resistencia es mucho
mayor que cualquier otro sistema de forjados de techos ya sean de ladrillo, yeso o cualquier otro
material y permite reparar mucho mas las carreras o viguetas, con grande economía”.
Figura 62. Elementos del sistema de Monier para la construcción de casas. Forjados. Adición a la primera patente
española. 1886. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Aunque desde el punto de vista estructural dejaba mucho que desear, su sistema
incorporaba notables ventajas funcionales, que Monier no dejaba de resaltar:” este sistema
[cemento armado] puede aplicarse igualmente a la construcción de casas fijas o portátiles de
todas las formas y dimensiones deseables. Estas construcciones reemplazan con gran ventaja
bajo el punto de vista de la solidez, de la higiene y de la economía a todos los ejecutadas hasta
el día por los medios usados, tales como la piedra, el ladrillo, la madera, el yeso, etc[…] Las
casas construidas de este modo no temen ni a las inundaciones ni al fuego, todas las materias
que la forman no toman la humedad y no se deterioran bajo la acción del calor” 116.
Para demostrarlo, hizo construir en el patio de su fábrica un chalet que después demolería
para mostrar la estructura. Sin embargo, tan considerable esfuerzo fue casi vano, porque no
consiguió atraer más que un encargo, el de una vivienda en Niza, construida hacia 1887117.
Figura 63. Edificio de propaganda construido por J. Monier en su fábrica de Paris. 1886. Cortesía de Bernard Marrey.
Sin embargo, tampoco le acompañó la fortuna en esta nueva andadura y tendría que
pasar los últimos años de su vida en la miseria. En 1902 cinco sociedades que explotaban su
sistema fuera de Francia se dirigieron al presidente de la República para que el Estado Francés
acudiera en ayuda de “su antiguo maestro”. La petición que no fue atendida, cosa que aprovechó
hábilmente la firma Hennebique, lanzando una llamada de ayuda desde su órgano de
propaganda: “considerando como una obligación fraternal prestarle el apoyo de su publicidad
para dar a conocer una situación tan digna de ayuda”. Desde las páginas de su revista tomó la
iniciativa de promover una suscripción pública en su socorro118.
A todos los efectos las construcciones de Monier se pueden considerar las primeras de
hormigón armado. El inteligente horticultor había descubierto el nuevo material, casi de modo
fortuito, buscando algo con que hacer construcciones impermeables e inalterables en el tiempo.
No obstante, el pleno desarrollo del hormigón armado iba a tener como punto de partida
su sistema de construcciones de hierro y cemento. Aunque de ello no iba a ser responsable
Monier, sino los técnicos y empresarios alemanes que compraron los derechos para su
explotación en las Potencias Centrales. Estos impulsarían la investigación científica del nuevo
material de construcción, haciéndolo evolucionar y ampliando sus posibilidades de aplicación.
En 1884 la empresa constuctora Freytag y Heidschuch compró a Monier los derechos para
la explotación de sus patentes en toda Alemania del Sur, a excepción de Frankfurt-en-Main y sus
alrededores. En esta ciudad la licencia había sido reservada por la casa Haard, Martenstein y
Josseaux.
No tardarían en asociarse ambas empresas, reuniendo los derechos para toda Alemania.
Un año después se asociaron con el ingeniero berlinés Gustaf Wayss, fundando la Aktien
Gesselschaft für Beton und Monierbau (Sociedad Anónima de las construcciones de hormigón
Monier).
Wayss pasaría el año siguiente estudiando el nuevo material, haciendo ensayos para
comprobar su resistencia y otras características, como el comportamiento frente al fuego y las
altas temperaturas o la adherencia entre el hormigón y el acero. Con ello pudo dejar sentados los
principios fundamentales del comportamiento estructural del hormigón armado, el primero de los
cuales que por la gran adherencia entre el hierro y el hormigón ambos trabajan de forma
solidaria, constituyendo un único material119.
Los trabajos de ambos técnicos serían publicados de forma conjunta un año después en
Das system Monier (El sistema Monier). Este libro, el primer tratado técnico de construcción con
hormigón armado, incluía además indicaciones prácticas para la ejecución de obras.
Con todo, la base del sistema la constituían los elementos tipo losa o tabique planteados
por Joseph Monier.
Figura 64. Esquema básico del sistema Monier de hormigón armado, desarrollado en Alemania.
Se distinguían dos series de barras, que se cruzaban ortogonalmente formando una malla.
Las barras de resistencia (serie a) servían para soportar los esfuerzos; se colocaban en el
sentido de la luz de la pieza y tenían diámetro variable en función de las cargas. Las barras de
reparto (serie b), de menor diámetro, servían para distribuir los esfuerzos entre las barras de
resistencia. Ambas series, de barras redondas, se ataban con alambres121.
Apoyado ya sobre una sólida base científica, el hormigón armado iba a tener en los años
siguientes un desarrollo extraordinario en Europa Central. La empresa de Wayss y Freytag, cuya
dirección técnica fue inmediatamente asumida por Koenen, no tardaría en capitalizar el
importante esfuerzo de investigación que había realizado. Sus construcciones se contarían por
cientos, popularizándose de tal modo que al hormigón armado se le conocería en Alemania
como Monierbau (construcciones Monier).
A finales del siglo XIX, la sucursal vienesa se emnaciparía, colocándose el propio Wayss
al frente. Por su parte, Koenen seguiría dirigiendo la empresa alemana122.
Sus aplicaciones más numerosas fueron los puentes. Llama la atención la cifra de los que
la empresa de Wayss y Freitag construyó entre 1887 y 1899: trescientos veinte, distribuidos por
toda Alemania y el Imperio Austro-húngaro124.
Figura 65. Tablero del puente de carretera sobre el río Lahn en Wetzlar, Prusia Oriental. 1887. Sociedad de
construcciones Monier, empresa constructora. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Pero no tardarían los ténicos de Ways y Freytag en desarrollar los puentes en arco, que se
convertiría en la tipología característica del sistema Monier.
Figura 66. Pasarela de la Exposición de Bremen, arco de hormigón armado de 40 m de luz. 1890. M. Koenen, ingeniero.
Sociedad de construcciones Monier, empresa constructora. Cortesía de Bernard Marrey.
Figura 67. Paso superior sobre la línea de ferrocarril de Saarbrücken a Neunkirchen. 1891. Sociedad de construcciones
Monier, empresa constructora. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 68. Puente de la carretera de Ebhausen en Wurtenberg. 1891. Sociedad de construcciones Monier, empresa
constructora. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
La solución habitual, que llegó a ser típica, consistía en un único arco, empotrado en los
estribos, formado por una losa delgada de hormigón armado de anchura igual al tablero.
Figura 69. Puente sobre el canal de Oberland en Draulitten (Alemania). 1891. Sociedad de construcciones Monier,
empresa constructora. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Más adelante extenderían la aplicación del hormigón armado a los puentes rectos, como
el paso superior sobre el ferrocarril en Grimmelfingen (Alemania) y el de Krapina (Croacia). Este
último sería construido en 1900 por la casa de Viena. Tenía veinte metros de luz.
Figuras 70 y 71: Arriba, paso superior en Grimmelfingen (Ulm, Alemania); abajo, puente de Krapina (Croacia). Hacia
1900. Sociedad de construcciones Monier; y Wayss, empresas constructoras. En Mörsch, Le béton armé. Biblioteca del
colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Figura 72. Torrre con cuatro depósitos de Charlottemburgo. Hacia 1890. Sociedad de construcciones Monier, empresa
constructora. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 73. Configuración básica de los forjados desarrollada por la Sociedad de Construcciones Monier. En Rosenberg,
Los diversos sistemas de construcciones de cemento armado..
También diseñaron forjados con bóvedas, apoyadas asimismo sobre viguetas, aunque
mucho más separadas que en el caso de los forjados planos. Con estas bóvedas se resolvieron
los pisos y la cubierta de los Almacenes de Trieste, que representaron un total de 260.000 m2 de
forjados127.
Figura 74. Forjados de los Almacenes de Trieste. Hacia 1890. Sociedad de Construcciones Monier, empresa
constructora. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Con bóvedas de seis metros de luz, apoyadas sobe pilares metálicos, se resolvieron los
pisos del gran edificio de la Administración Colonial en Camerún. Fue construido en 1891.
Figura 75. Edificio de la Administración Colonial alemana en Camerún. 1891. Sociedad de Construcciones Monier,
empresa constructora. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 76. Edificio de la dirección de los Ferrcarriles Prusianos en Opladen. 1895. Sociedad de Construcciones Monier,
empresa constructora. En Mörsch, Le béton armé. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 77. Almacenes Tietz de Munich. Helmann y Titmann, arquitectos. Hacia 1900. Arriba, ejecución de los forjados.
Abajo, estructura terminada. En Morsch, Le béton armé. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 78. Estructura de la cúpula del Mausoleo de Federico III en Postdam. 1889. Sociedad de Construcciones Monier,
empresa constructora. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Por el cambio de siglo estaban ya preparados para construir bóvedas grandiosas como las
de la iglesia de San José en Würzburgo (veinte metros de luz), la sala de gimnasia de la
Gotzingerplatz en Munich o las de la nueva Estación Central de Nürenberg130.
Figura 79. Arcos de hormigón armado de una de las cúpulas de la Estación Central de Nuremberg. 1900. Sociedad de
Construcciones Monier, empresa constructora. En Morsch, Le béton armé. Biblioteca del colegio de ingenieros de
Caminos.
A finales del siglo XIX las construcciones de hormigón armado empezaron a tener una
resonancia extraordinaria. Constantemente se planteaban nuevas aplicaciones, que en muchos
casos venían a resolver viejos problemas constructivos.
En la confusión de esta fase embrionaria, con el nuevo material aún sin definir
técnicamente, un desbordante flujo de nuevos sistemas constructivos de hormigón armado haría
su aparición en los países más desarrollados de Europa
El ingeniero español Juan Manuel de Zafra retrataría poco tiempo después esta etapa en
la evolución del nuevo material: “se multiplican las pseudo invenciones, brotan los llamados
sistemas, variantes todos, racionales algunos, infantiles o disparatados otros, de la única idea
fundamental de poner armadura donde el hormigón la necesita. En la competencia industrial que
se desarrolla, las patentes no son de invención, sino de corso, para poder cada uno, por variar la
posición de un alambre, o cosa por el estilo, bautizar con su nombre un sistema y espigar en el
campo sin ser molestado por los demás” 131.
Muchos de los nuevos sistemas surgieron como una alternativa, más sólida y resistente al
fuego, a los forjados de edificación tradicionales. Algunos extendieron después su campo de
aplicación al resto de elementos estructurales arquitectónicos. Otros, en cambio, estuvieron
desde el principio específicamente orientados a construcciones de ingeniería civil.
En la década de los 1890 se vivió en Francia una verdadera “fiebre” del hormigón armado.
El éxito que las construcciones de Monier estaban teniendo en Alemania no podía dejar de
llamar inevitablemente la atención en el país donde primero había surgido la idea. Por otro lado,
la República Francesa vivía de nuevo momentos de expansión, ofreciéndose numerosas
oportunidades para la construcción. Así las cosas, no tardarían en multiplicarse las iniciativas
para utilizar el hormigón armado en la ingente cantidad de obras que se preveía realizar.
Después del de Monier, el sistema más antiguo fue el sidéro-ciment de Jean Bordenave. A
principios de los ochenta este constructor de París diseñó un sistema de tuberías de hormigón
armado, que aplicaría por primera vez en la traída de agua potable para Venecia, de 6,50 km
longitud132. En 1886 patentó sus tuberías, cuya armadura se formaba con perfiles de acero de
sección en doble T encorvados a máquina para formar una hélice “cuyo paso estaba en
proporción con la resistencia que debía tener, y cuyas espiras se enlazaban unas con otras
según las generatrices y se ligaban en los puntos de intersección con las espiras.
Figura 80. Tuberías de sidero-ciment, sistema de hormigón armado inventado por Jean Bordenave. En Cristophe, Le
béton armé et ses applications.
Figura 81. Tuberías de sidero-ciment. Jean Bordenave, constructor. En Berger y Guillerme, La construction en ciment
armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Figura 82. Depósito de Boulogne-sur-Seine. 1892. Jean Bordenave, constructor. En Cristophe, Le béton armé et ses
aplications.
Figura 83. Iglesia de Saint Jean de Montmartre. Paris, 1904. Anatole Baudot, arquitecto.
resistir más que los esfuerzos de compresión, que son los únicos que estos cuerpos resisten
bien”138.
Figura 84. Mallas de celosía para losas de hormigón armado sistema Cottancin.
Esta armadura, ya de por sí dificultosa para los aplicaciones habituales, podía complicarse
ampliamente en casos particulares.
Figura 85. Mallas de celosía para losas de hormigón armado sistema Cottancin. Configuraciones especiales. Biblithèque
Nationale de France.
Figura 86. Nervios o épines- contreforts, sistema Cottancin de hormigón armado. En la Revista de Obras Públicas.
De esta forma, según su publicidad, conseguía que sus construcciones tuvieran “alrededor
del doble de resistencia que todas las demás”, pero la ejecución debió resultar complicadísima. A
pesar de todo, Cottancin colaboró con distintos arquitectos en construcciones muy variadas. Por
ejemplo, en París construyó la Escuela Parroquial de la calle Bobilot (arquitecto Leduc) y un
edificio de oficinas en la rue de Petites-Ecuries (arquitecto Farochon); en Estrasburgo, la sala de
Fiestas del café du Globe; y en Túnez, el instituto la Nouvelle Sadikia y la casa de campo de
Chaouat (arquitecto Chabal).
Figura 87. Disposición constructiva de los muros del sistema Cottancin. La Sadikia (Túnez). Maillet, arquitecto. En Berger
y Guillerme, La construction en ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
A ellos habría que sumar un lavadero público en Juilly (Seine et Marne)139 y varios
depósitos e instalaciones industriales, como los forjados de la fábrica Schweitzer140, diseñados
para soportar una sobrecarga de 1000 Kg/m2.
Figura 88. Forjados de la fábrica Schweitzer. Hacia 1900. Paul Cottancin, constructor. En Berger y Guillerme, La
construction en ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Característica del sistema Cottancin fue su solución para las cubiertas, formadas con una
retícula de nervios en diagonal. Esta disposición fue adoptada, por ejemplo, en la fábrica de los
hermanos Plé, en Paris141.
Figura 89. Fábrica de Plé Frères. Hacia 1900. Paul Cottancin, constructor. En Berger y Guillerme, La construction en
ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Figura 90. Écurie des Communs de l’Orfraisière. Paris. Hacia 1900. Paul Cottancin, constructor. En Berger y Guillerme,
La construction en ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Aunque no patentó su sistema hasta 1892, el ingeniero Edmond Coignet, hijo del famoso
inventor del hormigón aglomerado, llevaba investigando el hormigón armado desde bastante
tiempo atrás. En 1888 ya expondría ante la Sociedad de Ingenieros Civiles sus teorías sobre el
reparto de esfuerzos entre sus componentes, esto es, tracciones para las barras de hierro,
compresiones para el hormigón. En colaboración con el también ingeniero Napoleón de Tedesco
desarrolló un método racional de cálculo de estructuras de hormigón armado que, presentado de
nuevo ante dicha Sociedad en 1894, constituiría el punto de partida para la investigación del
hormigón armado en Francia 142.
Figura 91. Esquema de vigas y forjados de hormigón armado, sistema de Edmond Coignet. En Tedesco y Forestier,
Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.
Figura 92. Taller de prefabricación de viguetas para la construcción del balneario de la villa de Biarritz. Hacia 1900.
Edmond Coignet, ingeniero civil. En Tedesco y Forestier, Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.
Figura 93. Almacenes “aux classes labourieuses”. Vista del interior. Paris, 1899. Edmond Coignet, ingeniero civil. En
Tedesco y Forestier, Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.
Sin embargo, la mayor repercusión la obtendría con sus trabajos de ingeniería civil.
Entre1892 y 1895 su empresa constructora ejecutaría gran parte de la red de saneamiento del
Parque Agrícola de Achères, que incluía entre otras la galería elíptica de Argenteuil, formada por
paredes de 8 cm de espesor armadas con mallas de barras de 18 mm de diámetro144.
Figura 94. Conducciones de saneamiento del Parque Agrícola de Achères. París. 1895. Galería elíptica de Argenteuil.
Edmond Coignet, ingeniero civil. Tuberías interiores construidas por A. Bonna. En Le Genie Civil. Biblioteca del colegio
de ingenieros de Caminos
Con su propio sistema construyó entre 1895 y 1900 diversas instalaciones industriales y
depósitos, entre ellos uno elevado de 500 m3 de capacidad. Notable fue también un muelle en el
Sena que le encargó la Compagnie Éléctrique des Champs Elysées, que constaba de un
paramento exterior y un muro interior de contención de tierras, ambos pilotados y con tres
niveles de arriostramientos transversales145.
Fuera de la obra civil, la realización más destacada de Coignet quizás fuera el Chateau
d’eau de la Esposición Universal de París de 1900.
Figura 95. Exposición Universal de París. Château d’eau. 1900. Edmond Coignet, ingeniero civil.
Figura 96. Obras del Château d’eau de la Exposición Universal de París de 1900. Edmond Coignet, ingeniero civil. En
Berger y Guillerme, La construction en ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
En 1893 el ingeniero Aimé Bonna patentó un sistema de hormigón armado que estaba,
como el de Bordenave, indicado para la construcción de tuberías de todas clases. Como
principal aportación presentaba una doble serie de perfiles longitudinales y generatrices de
acero, ambos de sección en cruz y unidos mediante entalladuras.
Figura 97. Tuberías de hormigón armado sistema Bonna. Armaduras longitudinales y detalle de piezas de conexión. En
En Berger y Guillerme, La construction en ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Con este esqueleto de barras rígidas se conseguían unas tuberías de gran resistencia y
estanqueidad garantizada, además de económicas, por lo que fueron utilizadas en muchas obras
importantes. Entre 1892 y 1914 ejecutó más de seiscientos kilómetros de conducciones
(tuberías, galerías, bóvedas) principalmente para la ciudad de París, entre ellas una conducción
forzada de 0,80 m de diámetro para el acueducto de Achères147.
Figura 98. Ejecución de la tubería forzada del acueducto de Achères. Aimé Bonna, ingeniero.1895. Retirada del
encofrado interior y puesta en obra de un tramo de tubería. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 99. Planta de fabricación de tuberías del sistema Bonna no localizada. Probablemente en España. En el Manual
para el empleo del cemento Portland Asland.
Figura 100. Fábrica de Aimé Bonna en el Parque Agrícola de Achères. 1895. En Berger y Guillerme, La construction en
ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
ie
Figura 101. Nave de Sautter-Harlé et C en París. 1899 Aimé Bonna, constructor. En Cristophe, Le béton armé et ses
applications.
Figura 102. Pasarela de la Belle-Croix. Aimé Bonna, ingeniero.1895. En El Cemento Armado. Hemeroteca Municipal de
Madrid.
Entre los participantes de la Exposición Universal de 1899 figuraba una empresa llamada
“J. Monier Fils”, que se dedicaba a la fabricación de objetos de hormigón moldeado sobre una
armadura de hierro. Había sido creada por el hijo mayor de Joseph Monier, Pierre, que había
abandonado en 1885 la empresa familiar151. A mediados de los noventa, transformada en la
Sociedad Anónima de trabajos en cemento de Plaine-Saint-Denis, llegó a realizar trabajos de
cierta entidad, como una lavandería industrial en Boulogne-sur-Seine.
La Sociedad de Plaine Saint Denis utilizaba, como se ha dicho, el sistema Monier. Aunque
con el tiempo fueron incorporando algunas modificaciones, como la disposición en los forjados
de “dos armaduras ligadas por una suerte de cremallera continua de tal forma que no se pueda
producir su deslizamiento”153.
Figura 104. Detalle de armadura de los forjados de la Société de Travaux en Ciment de Plaine-Saint-Denis.
Entre 1895 realizaría varios depósitos para jardines, como el de la Maison Pivert en
Pontorson. Su actuación más destacada sería la construcción del pabellón de Camboya en la
Exposición Universal de París de 1900, construido según proyecto del arquitecto Alexandre
Marcel154.
Este pabellón tenía una escalera circular de doble revolución, que también construyó la
Sociedad de la Plaine-Saint-Denis, pero utilizando el sistema Chaudy. Se resolvió de forma que
las contrahuellas servían de vigas y las huellas eran losas con una sola cabeza o armadura
metálica compuesta de alambres que se doblaban verticalmente para servir de montantes a las
vigas de las contrahuellas155.
Figura 105. Detalle de las escaleras de hormigón armado sistema Chaudy. En Cristophe, Le béton armé et ses
applications.
Figura 106. Exposición Universal de París de 1900. Escalera circular del pabellón de Camboya. Société de Travaux en
Ciment de Plaine-Saint-Denis, empresa constructora.
Entre 1895 y 1900 la cementera Pavin de Lafarge construyó diversas obras de hormigón
armado. No contaba con un método de construcción propio, pero a partir de otros sistemas
desarrolló algunos procedimientos particulares que utilizaba en sus obras156.
Por ejemplo, en edificación utilizaba vigas con doble armadura simétrica, atada con
alambre o chapas transversales y forjados con falso techo. Así eran los de las dos casas que
construyó junto a las esclusas del canal de Jonage, en las proximidades de Lyon157.
Figura 107. Casas junto a las esclusas del canal de Jonage (Lyon). 1897. Pavin de Lafarge, empresa constructora. En
Berger y Guillerme, La construction en ciment armé.
La mayoría de sus realizaciones tuvieron lugar en Argelia, por entonces colonia francesa.
Las más importantes serían obras hidráulicas como los canales de Hamiz, de Chéliff y de
Massena (este último con un puente-acueducto de 15 m de luz). También construyó una
chimenea de 43 m de altura junto a un dique de Argel158.
Figura 108. Canal de Massena. Puente acueducto sobre el río Kleba (Argelia) 1899. Pavin de Lafarge, empresa
constructora. En Berger y Guillerme, La construction en ciment armé.
Otra empresa de cales y cementos que también probó fortuna con el hormigón armado
fueron la la de Crèches. Antes de 1896 llevaría a cabo algunos trabajos por su región, dirigidos
por el ingeniero de artes y manufacturas Jean Dubois. Fueron los forjados de varias viviendas
particulares y algunos depósitos e instalaciones industriales en la ciudad de Maçon, entre ellos
uno elevado de 200 m3 encargado por el ayuntamiento159.
Figura 109. Depósito elevado del Ayuntamiento de Maçon. 1896. Jean Dubois, ingeniero de artes y manufacturas.
Société de Chaux et ciments de Crèches, empresa constructora. Biliothèque Nationale de France.
Figura 110. Fabrica Grey en Dijon (Francia). 1899. Société de Chaux et ciments de Crèches, empresa constructora. En
Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 111. Lavadero Público de Gy (Haute Saône, Francia). 1899. Société de Chaux et ciments de la Porte de France,
empresa constructora. En Berger y Guillerme, La construction en ciment armé.
Figura 112. Vigas y forjados de hormigón armado sistema Coularou. En Rosenberg, Los diversos sistemas de
construcciones de cemento armado.
De todos los sistemas de hormigón armado que aparecieron en esta época, sin duda uno
de los más originales fue el Fer-béton (hierro-hormigón), ideado por el ingeniero húngaro
Alexandre Matrai. Aunque según su creador en realidad no se trataba de un sistema de
hormigón armado, sino más bien “de construcciones metálicas recubiertas de hormigón”163. De
hecho, continuamente incitaba a desconfiar del hormigón armado, cuyo conocimiento, “a pesar
de las infatigables investigaciones hechas por sabios de todos los países, no había salido
todavía [en 1899] de los limbos misteriosos que lo rodean”. Como Cottancin, desconfiaba de la
adherencia entre los dos materiales constituyentes; y tampoco se fiaba de la compacidad del
hormigón que se podía conseguir en la obra. Así que, frente a las construcciones de hormigón
armado oponía, en aras de conseguir la máxima seguridad, sus “construcciones de hierros
dispuestos y calculados para resistir solos todos los esfuerzos, haciendo abstracción de la
adherencia y compacidad del aglomerante”164.
De esta forma, sus forjados estaban constituidos por un entramado de vigas metálicas en
celosía, sobre las que se apoyaban losas de hormigón. Embebidas en estas losas, y atados a los
extremos de las vigas se colocaban mallas de alambres, que transmitían casi directamente los
esfuerzos a los apoyos. Las vigas se resolvían con perfiles metálicos corrientes y también
funcionaban como arriostramiento del conjunto.
Figura 113. Estructura metálica del sistema Matrai en las obras del Metropolitano de Paris. 1900. En Berger y Guillerme,
La construction en ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Figura 114. Forjados en fer-béton sistema Matrai. En Berger y Guillerme, La construction en ciment armé
Alexandre Matrai era un ingeniero húngaro, antiguo profesor del Politécnico de Budapest.
En torno a 1890 dejaría el servicio del Estado para asumir la representación de las costrucciones
Monier en Hungría. Pasaría algunos años familiarizarse con el nuevo material de construcción
para después patentar su propio sistema en 1893. La experiencia así adquirida le permitió
diseñar su propio sistema, que patentó en 1893.
En los años siguientes desplegaría una intensa actividad en Hungría, con cientos de
realizaciones entre forjados, cubiertas de edificios, balcones volados, muros y hasta cúpulas
como la de la Sinagoga de Debreczen o la del monumento de Milenario en Pannonhalma165.
La apuesta era fuerte, llegándose incluso a contratar al propio Matrai, que dejó su
floreciente estudio de Hungría para asumir la dirección técnica de la compañía francesa.
En esta obra, la línea férrea quedaría cubierta por una losa de fer-béton, apoyada sobre
jácenas metálicas de celosía, pilares de hormigón armado de sección octogonal y zapatas
cuadradas. Se contemplaron dos tramos, de once y diecisiete metros de luz, respectivamente167.
Figura 115. Cobertura del Ferrocarril des Molineaux. Paris, 1899. Guillerme Tronchet y Adrien Rey, arquitectos. Henri
Chassin, constructor. En Le Fer-Béton. Bibliothèque Nationale de France.
Figura 116. Construcción de la cubierta de la Estación de l’Étoile. Metropolitano de París. 1900. Sistema Matrai. Henri
Chassin, constructor. En Le Fer-Béton. Bibliothèque Nationale de France.
De la ejecución de todos estos trabajos se haría cargo Henri Chassin, constructor de París
muy relacionado con el hormigón armado. Desde 1899 estuvo vinculado a la sociedad del Fer-
Béton como su concesionario en París, pero antes ya había realizado importantes trabajos como
el Sifón de Chenevières, una conducción de saneamiento de dos kilómetros de longitud en las
afueras de Paris o el depósito de Waelem en Bélgica169. En esta conducción, la tubería
propiamente dicha tenía sección circular de dos metros de diámetro, y estaba construida con un
sistema de hormigón y anillos de hierro patentado por Chassin en 1897.
Fuera de París los encargos provendrían mayoritariamente del ámbito privado. Una de las
zonas con mayor actividad sería Lyon y sus alrededores, donde tenía su sede la empresa de
otros de los principales accionistas de la sociedad del Fer-Béton, los hermanos Lumière. La
nueva factoría de los famosos hermanos se hizo con forjados, cubiertas y terrazas de hierro y
hormigón sistema Matrai.
Todo hacía indicar que había surgido un serio rival para la organización Hennebique
Sociedad del Fer-Béton. Pero la andadura del sistema de Matrai no iba a superar el cambio de
siglo. En 1900, el hundimiento de la pasarela de acceso al Globo Celeste, su obra emblemática
en la Exposición Universal, daría al traste con todas las expectativas de la Compañía172. Aunque
lo más probable es que el accidente se debiera a circunstancias ajenas al Fer-Béton173, lo cierto
es que el sistema de Matrai quedó totalmente desprestigiado y la Compañía desaparecería tras
la finalización de las obras que tenía en curso.
Figura 117. Hundimiento de la Pasarela de acceso al Globe Celeste. 1900. En Le Genie Civil. Biblioteca del Colegio de
ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Sin embargo, el fracaso no significó el fin de la actividad para Alexander Matrai, a quien
podemos ver tres años más tarde presentándose al concurso para la construcción del Tercer
Depósito del Canal de Isabel II en Madrid174.
Figura 118. Depósito elevado de La Villette. Paris, 1904. Henri Chassin, constructor. En Tedesco y Forestier, Manuel
théorique et pratique du constructeur en ciment armé
Figura 119. Esquema de armado de viga y viguetas de forjado. Sistema Demay Frères. En Berger y Guillerme, La
construction en ciment armé.
El diseñado por el ingeniero civil Simon Boussiron, a pesar de ser de los últimos en llegar
(su patente se registró en 1899), conseguiría hacerse un hueco en el mercado y ser una de las
pocas compañías que lograron sobrevivir a la fiebre de las patentes.
Ello sería debido sobre todo a dos cualidades: por un lado, la disposición lógica y
razonada de sus armaduras; por otro su sencillez de ejecución.
Efectivamente, la idea general del sistema era que las barras de acero resistieran las
tracciones y el hormigón las compresiones. La gran adherencia entre ambos materiales, que sí
tenía en cuenta, hacía que trabajaran solidariamente. Así por ejemplo, la armadura longitudinal
de las vigas se colocaba sólo donde hacía falta, respondiendo a la ley de momentos flectores.
Figura 120. Armadura longitudinal de una viga biempotrada con un apoyo central. Sistema Boussiron. El Cemento
Armado. Biblioteca Nacional de España.
Los cordones longitudinales se unían con montantes de hierro plano pensados para
resistir los esfuerzos cortantes.
Figura 121. Detalle de los estribos en una viga del sistema Boussiron.
Al no utilizarse más que barras redondas y cintas de chapa planas, de uso corriente, el
trabajo de forja era muy reducido y requería pocos útiles: “una forja y unas tijeras, lo que
permitirá ejecutarlo económicamente, aún en las regiones que disponen de pocos recursos
industriales” 178.
Boussiron fundó por entonces una empresa constructora que iba a mostrar una gran
actividad en el primer tercio del siglo XX. Destacaría en la construcción de puentes, el primero de
los cuales sería el de la Rue Valette, en Perpignan (su ciudad natal), un arco de 75 m de luz,
construido en 1899. Diez años más tarde su puente de Amélie-les-Bains sobre el Tech lo
superaría con su configuración de arco triarticulado.
Figura 122. Puente de la Amélie-les-Bains sobre el Tech (Francia). 1909. Simon Boussiron, ingeniero civil. Cortesía de
Magali Pons. www.structurae.de.
Otra de sus grandes especialidades serían las cubiertas de gran luz para edificios
industriales y hangares. Una de las primeras, construida antes de 1902, fue la de la Fábrica de
aceites de Colombes.
Figura 123. Nave de la Fábrica de Aceites de Colombes (Seine). 1900. Simon Boussiron, ingeniero civil. En Berger y
Guillerme, La construction en ciment armé.
Figura 124. Cobertura del canal de San Martín. París, 1908. Augustin Mesnager y Simon Boussiron, ingenieros. Cortesía
de Bernard Marrey.
Por esta época se sumaron a la carrera del hormigón armado la empresa de los ingenieros Giros
y Loucher, especializada en obras hidráulicas como el sifón del Oued-Isser y los depósitos
circulares de Sidi-Hassen y Mellinet (todos en Orán).
Figura 125. Construcción de la tubería de para la fábrica Hidro-eléctrica de Entragues sur Argens. 1905. Giros y Loucher,
ingenieros civiles. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Alguna trascendencia tuvo también el sistema Degon, que presentaba algunas variantes
para forjados, siempre con el principio de conseguir una solidaridad completa entre las
armaduras principales y las barras de anclaje secundarias. Se utilizaría en la construcción de los
forjados de varias casas particulares y algunas construcciones industriales, como un silo en
Momignies182 y una fábrica de almidón en Marcoing183
Figura 126. Vigas y forjados de hormigón armado sistema Degon. En Berger y Guillerme, La Construction en ciment
armé.
Figura 127. Fábrica de almidón de Marcoing. Sistema Degon. En Berger y Guillerme, La construction en ciment armé.
Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar. Madrid.
Otra propuesta digna de mención fue la del sistema Tricon, cuyos forjados aligerados con
piezas cerámicas guardan cierta semejanza con los actuales
Figura 128. Forjados de hormigón armado sistema Tricon. En Planat, L’art de bâtir.
El último sistema original de hormigón armado fue el patentado por Paul Piketty en 1900.
Terminando el siglo XIX este antiguo alumno de la Escuela Politécnica, estaba al frente de una
importante empresa constructora184. Es probable que su primer contacto con el hormigón armado
fuera la construcción de varios puentes del Departamento de la Sarthe, proyectados por el
ingeniero de Puentes y Calzadas Harel de la Noë, y cuya contrata la llevó la empresa de
Piketty185.
Figura 129. Vigas de hormigón armado sistema Piketty. En Berger y Guillerme, La construction en ciment armé. Instituto
de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar. Madrid.
Figura 130. Puente de Vigueux. 1901. Paul Piketty, constructor. En Berger y Guillerme, La construction en ciment armé.
Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar. Madrid.
Piketty construyó asimismo buen número de pasarelas, pasos superiores, tableros nuevos
y llevó a cabo diversas reformas de puentes metálicos con hormigón armado.
Figura 131. Paso superior sobre un Ferrocarril. Sin identificar. Hacia 1900. Paul Piketty, constructor. En Berger y
Guillerme, La construction en ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar. Madrid.
Sin embargo, como ocurría en Francia, en los noventa fueron apareciendo nuevas
empresas con sistemas de hormigón armado que tendrían su importancia en determinados
campos, si bien nunca estuvieron en condiciones de disputarle la primacía.
Ya en sus comienzos tendría que enfrentarse con la hostilidad de la casa Rabitz, una
empresa constructora de Berlín que tenía patentado un sistema que guardaba algunas analogías
con el de Monier. En efecto, sus losas y muros sólo se diferenciaban en la disposición de la
malla de alambres, entrelazada a 45 en el sistema Rabitz189.
Una de sus aplicaciones más importantes fue el revestimiento del canal Wenow en
Marienthal, que se hizo en 1898.
Figura 132. Revestimiento del canal Wentow en Marienthal. 1898. Rabitz, empresa constructora. En Cristophe, Le béton
armé et ses applications.
Figura 133. Disposición de armaduras en un puente sobre la línea de Ferrocarril de Berna a Friburgo, sistema Möller. En
Tedesco y Forestier, Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.
Figura 134. Pasarela sobre el ferrocarril de Kreiensen, 1896. Möller, constructor. En Cristophe, Le béton armé et ses
applications.
Otras aplicaciones interesantes del sistema Möller fueron el puente sobre el Selke en
Alexisbad y un muro de revestimiento costero en la bahía de Kiel, entre Holtenau y Friedrichsort,
de 1700 m de longitud190.
Figura 135. Puente sobre el Selke en Alexisbad (Austria). 1896. Möller, constructor. En Cristophe, Le béton armé et ses
applications.
Figura 136. Forjados de hormigón armado sistema Wünsch. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 137. Bóveda con el trasdós plano. Hormigón armado sistema Wünsch. En Cristophe, Le béton armé et ses
applications.
Figuras 138 y 139. Arriba, Puente sobre el río Neutra en Neuhäsel (Hungría). 1892. Abajo, Puente del Emperador sobre
el río Miljacka en Sarajevo (Bosnia). 1897. Robert Wünsch, constructor. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 140. Sistema de forjados de hormigón armado sistema Donath. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 141. Forjados de hormigón armado sistema Habrich. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 142. Forjados de hormigón armado sistema Klett. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de
ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Pero de todos los sistemas que aparecieron en los Imperios Centrales el que más
trascendencia tendría, aparte del Monierbau, sería el patentado en 1892 por el profesor Joseph
Melan, de la Escuela Politécnica de Brünn.
Los puentes de Melan, bóvedas de hormigón con armadura rígida de perfiles metálicos,
tuvieron una gran difusión en Austria-Hungría, pero sobre todo conocerían un extraordinario
desarrollo en Estados Unidos.
Figura 143. Puente de Steyr (Austria). 1898. Sección transversal y detalle de las armaduras. Joseph Melan, constructor.
En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 144. Pasarela de Wasserliesch sobre la línea de ferrocarril de la Mosella (Bélgica). 1900. Vista y detalle de las
armaduras. Joseph Melan, constructor. En Mörsch, Le béton armé. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos.
A finales del siglo XIX las construcciones de hormigón armado comenzaron a extenderse
por todo el Mundo. En muchas ocasiones, esta expansión fue debida a la iniciativa empresarial
de algunas compañías, principalmente la firma francesa Hennebique, que buscaban ampliar su
mercado. De este modo, aunque siempre con la valiosa intervención de técnicos y empresarios
autóctonos, se introdujo el hormigón armado en naciones como España o Italia.
Tras unos comienzos dubitativos, con la incorporación del ingeniero A. Sanders, notable
investigador del nuevo material, recibió el impulso que necesitaba para configurarse como una
gran empresa constructora. En los últimos años del siglo registró una actividad extraordinaria,
realizando destacadísimos trabajos, como el grandioso edificio de la Caja de Ahorros de
Amsterdam, el Hotel Mercurius en La Haya, las oficinas del Ferrocarril de Utrecht o el Hospital
Wilnhelmina. En su trayectoria también hubo lugar para otras construcciones menores, como una
fábrica de margarina en Osch o los andenes de la estación de Rotterdam196.
Sorprendentemente, Gran Bretaña, país que había capitaneado buena parte del progreso
de las construcciones de hormigón en el siglo anterior, apenas destacaría en el desarrollo del
hormigón armado. Cedería el protagonismo a compañías extranjeras, principalmente francesas,
que se implantaron rápidamente al otro lado del Canal de la Mancha.
Así, desde 1895 la firma Hennebique tenía al ingeniero Louis Gustave Mouchel como
agente general en el Reino Unido197. Este dirigió la construcción del primer edificio de hormigón
armado de Gran Bretaña, la fábrica de harinas Weaver & Company Limited de Swansea,
terminada en 1897.
Figura 145. Fábrica de harinas Weaver en Swansea (Gran Bretaña). 1897. Organización Hennebique, empresa
constructora. En Construcciones en hormigón armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
Figura 146. Muelle sobre palizada de pilotes en Woolston (Southampton). Organización Hennebique, empresa
constructora. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Otra de sus realizaciones descollantes fueron los imponentes almacenes del Canal
Marítimo de Manchester, cinco edificios idénticos de dos alturas sobre planta rectangular de 130
m de longitud por 33.50 m de achura. Los construyeron a lo largo de 1904 sus concesionarios
Lovatt y Brueder199.
Mejor suerte correría el sistema Monier, aunque en otra parte del Imperio Británico tan
alejada como Australia. A mediados de los noventa, el inmigrante alemán W. J. Baltzer se
asoció con varios hombres de negocios para introducir el sistema que estaba revolucionando la
construcción en su país natal. En 1896, tras comprar a Wayss y Freytg la licencia del Monierbau
para las Colonias Australianas, la Carter Gummow & Company, con Baltzer en la dirección
técnica, construyó los acueductos de Johnstone’s Creek y Whites Creek en Annandale.
Figura 147. Acueducto de Johnstone’s Creek. Annandale (Australia).1896. W.J. Baltzer, ingeniero.
Al mismo tiempo el ingeniero Alfred Barton Brady construía con el sistema Wünsch el
puente Lamington sobre el Mary-River en Maryborough (estado de Queensland). Se trataba de
una obra ya de envergadura, un puente de 186 m de longitud, formado por once arcos de quince
metros de luz201.
Figura 148. Puente de Ford’s Creek. Mansfield (Australia). 1903. John Monash, ingeniero. University of Melbourne
Archives
John Monash fundó entonces una empresa de ingeniería, la Reinforced Concrete & Monier
Pipe Co. con la que, a pesar de todo, seguiría apostando por el hormigón armado. En los años
siguientes estudiaría con empeño el estudio del nuevo material, no tardando en desarrollar
procedimientos propios complementarios al sistema Monier. Los llevaría a la práctica por primera
vez en la construcción del puente de la calle Stawell, de la ciudad de Ballarat. Fue su primer
puente en viga recta, construido en 1904.
Figura 149. Stawell Street Bridge. Ballarat (Australia). 1904. John Monash, ingeniero. University of Melbourne Archives.
Figura 150. Grafton Bridge. Auckland (Nueva Zelanda). 1907. R.F. Moore, ingeniero civil. Upper Hutt City Library.
En Italia, desde 1899 la casa G. Odorico de Milán construía obras de hormigón armado
empleando distintos sistemas. Con el de Monier construyó un puente acueducto en arco de
diecinueve metros de luz en Onigo de Pavía (Treviso)204. También probó con el sistema de
Matrai, con el que hacia 1900 hizo una importante superficie de forjados en edificios industriales
y residenciales. Por ejemplo, construyó 600 m2 en la fábrica de hilaturas de Venzaghi, de Busto
Arsizio205.
Pero en la introducción del hormigón armado en Italia quien fue realmente decisivo fue el
ingeniero civil e industrial Giovanni Antonio Porcheddu. Hacia 1894 se asoció con Hennebique
como agente general de su sistema en Italia. En las décadas siguientes, de su estudio de Turín
saldrían incontables proyectos de todo tipo: edificios de viviendas, fábricas, puentes,….llegando
algunas de sus realizaciones a superar no sólo las de la casa matriz en Francia, sino a ser de las
más importantes a nivel mundial206.
Una de estas construcciones paradigmáticas fueron los silos de grano del puerto de
Génova, enorme complejo industrial que ocupaba una superficie de 7155 m2, distribuida entre
almacenes de grano, salas de maquinaria (incluso una torre de montacargas), terminal de carga
ferroviaria y edificio de administración. Fue construido entre 1898 y 1901, según proyecto de los
arquitectos Carissimo, Crotti y De Cristoforis, con la estructura a cargo de las oficinas técnicas de
Porcheddu en Turín y Hennebique de Bruselas207.
Entre sus realizaciones no podían faltar los depósitos y los silos, las construcciones
estrella de la casa Hennebique. Por ejemplo, antes de 1900 se construyó el de Scafati, sobre la
cubierta de una fábrica de tres plantas.
Figura 151. Depósito elevado de Scafati (Italia).1900. Giovanni Porcheddu, ingeniero civil. En Construcciones de
hormigón armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
Y también llevaría a cabo edificios públicos singulares, tan destacados como el mercado
de Génova, y el Ayuntamiento de Bolonia, los dos realizados en torno a 1900.
Figuras 152 y 153. Arriba, Mercado de Génova. Abajo, Ayuntamiento de Bolonia. Hacia 1900. Giovanni Porcheddu,
ingeniero civil. En Construcciones de hormigón armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
Porcheddu también colaboraría con otros técnicos, trabajando como contratista al margen
de las grandes compañías internacionales. Así ocurrió, por ejemplo, en el acueducto de Borgone,
proyectado por el ingeniero Rezzonico en 1902. Tenía 1400 metros de longitud y se formaba con
una caja de sección rectangular sobre pilares cuadrados208.
Figura 154. Acueducto de Borgone (Italia). 1902. A. Rezzonico, ingeniero civil. En El Cemento Armado. Hemeroteca
Municipal de Madrid
Junto a Italia, Suiza fue uno de los países que mejor acogió al nuevo material de
construcción. Tanto la la sociedad de Wayss y Freytag como la casa Hennebique contaron allí
con un firme apoyo y realizaron obras pioneras.
Figura 155. Puente de Wildegg (Suiza); 1890. Sociedad de construcciones Monier, empresa constructora. Cortesía de
Bernard Marrey.
Por su parte, para Hennebique Suiza sería una pieza esencial de la organización. Desde
1893 Samuel de Mollins sería su agente general en este país, regentando así la primera sucursal
extranjera de la firma francesa. Este brillante ingeniero civil diseñaría los primeros puentes de
hormigón armado para líneas de ferrocarril, como el de Creux du Mas (también llamado puente
de Rolle), en la línea de Lausana a Ginebra209.
Figura 156. Puente de Creux-du-Mas en Rolle (Suiza), 1896. Samuel de Mollins. Ingeniero. Direction des Archives de
France. Cité de l’architecture et du patrimoine. Centre de’archives d’architecture du XXe siècle.
Figura 157. Detalles de la estructura del Puente de Creux-du-Mas (Suiza). 1896. Samuel de Mollins, ingeniero. En
Cristophe, Le béton Armé et ses applications..
Otra de las construcciones emblemáticas de hormigón armado en Suiza fue el canal del
túnel ferroviario del Simplon. La ejecución de esta grandiosa obra de infraestructura, que
después de casi un siglo de proyectos iba a constituir la primera comunicación directa entre Italia
y Suiza, requería una fuerza motriz de 790 CV. Para suministrarlos se construyó una central
hidroeléctrica, abastecida desde el Ródano mediante una conducción de más de cuatro
kilómetros de longitud. Buena parte de ellos se resolvió con un canal en caja de hormigón
armado sistema Hennebique, apoyado a media ladera mediante pilares211.
Figura 158. Detalles de la estructura del canal del túnel del Simplon (Suiza). 1899. Samuel de Mollins, ingeniero. En Le
Génie Civil. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 159. Canal del túnel del Simplon (Suiza). 1899. Samuel de Mollins, ingeniero. En Le Génie Civil. Biblioteca del
colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 160. Canal del túnel del Simplon (Suiza). 1899. Samuel de Mollins, ingeniero. En Construcciones en hormigón
armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
Figura 161. Vigas prefabricadas de hormigón armado sistema Siegwart. En La Construcción Moderna. Biblioteca
Nacional de España.
Sin embargo, su fabricación exigía moldes especiales, por lo que sus aplicaciones estaban
muy limitadas212.
Más completo era el sistema industrializado diseñado por el arquitecto de Zurich Franz
Visintini. Se formaba con vigas de hormigón en celosía con armaduras longitudinales, a partir de
las cuales se podían hacer todos los elementos estructurales de una edificación213.
Figura 162. Sistema Visintini de construcción industrializada de hormigón armado. En La Construcción Moderna.
Biblioteca Nacional de España.
Figura 163. Ejecución de forjados del sistema Visintini en una obra sin identificar. En Tedesco y Forestier: Manuel du
constructeur en ciment armé.
Desde esta oficina se acometerían grandes proyectos internacionales, como los silos de
grano del Puerto de Génova. En Bélgica, una de sus obras más destacadas sería el puente del
Pain Perdu en Gante, un arco rebajado de 22 metros de luz214
Figura 164. Puente de Pain Perdu en Gante (Bélgica).1900. Organización Hennebique, proyecto y construcción. En
Construcciones de hormigón armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
En Rusia el hormigón armado se implantaría también de forma rápida. A lo largo del siglo
XIX, los constructores y técnicos rusos habían estado al corriente de los progresos en las
construcciones con hormigón que iban generándose en otros países europeos. El general
Scouliatschenko, por ejemplo, fue un notable investigador de los cementos. Sus trabajos
supusieron un importante impulso para la industria del cemento en Rusia215.
Figura 165. Faro de Nicolayev (Ucrania).1900. N. Pianitsky, ingeniero, y Bauchnikow, arquitecto. En La Construcción
Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 166. Escaleras de la factoria de la Sociedad Briansk en Ekaterinoslav (Rusia). 1901. Rechnievsky, arquitecto. En
El Cemento Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
A finales del siglo XIX la compañía de Wayss y Freytag había conseguido generalizar la
nueva técnica de construcción en Europa Central. En Francia, truncada finalmente la experiencia
de Monier, también surgiría una iniciativa similar, que finalmente impulsaría la implantación
definitiva del hormigón armado.
Nacida al principio de la fiebre de las patentes (a la que contribuyó en gran medida con su
fulgurante éxito), su importancia no quedaría restringida sólo a su país de origen. El sistema de
hormigón armado Hennebique fue el más famoso de todos los que aparecieron. Extendió su uso
a todo tipo de construcciones y con miles de obras realizadas por todo el mundo, contribuyó a
difundir, como ningún otro, el nuevo material de construcción.
François Hennebique, antiguo albañil nacido en 1842 en el norte de Francia, era desde
1867 contratista de obras de cierta importancia. Según la leyenda que él mismo se forjó
emplearía el hormigón armado por primera vez en 1879, para hacer unos forjados
incombustibles en una villa cerca de Westende (Bélgica)218.
Lo cierto es que llevaba tiempo buscando alguna innovación que le permitiera destacar en
el mundo de la construcción. Después de algún que otro proyecto descabellado (como una torre
de madera de 300 m de altura que rivalizara con la de Eiffel)219, centró su atención en el atractivo
mercado de los forjados de edificación. Conocedor de las realizaciones de Monier y al tanto de
los progresos en el fireproofing de los americanos Hyatt, Jackson y Ransome, a mediados de los
ochenta ideó un sistema de forjados tubulares de hormigón reforzado con elementos de hierro,
que patentó en 1886 en Bruselas.
Sistema que no utilizó tres años más tarde, en la primera de sus obras de hormigón
armado constatadas, la villa de A. Madoux, en Lombartzyde-Dune (Bélgica). Ante la dificultad de
encontrar los materiales de construcción habituales utilizó hormigón reforzado con barras de
hierro para los forjados. Al año siguiente tendría que recurrir de nuevo a esta solución, aunque
con barras planas y estribos (villa de H. Combez en Nieuport-Bains, Bélgica).
Figura 167. Croquis de los primeros forjados de hormigón armado diseñados por F. Hennebique. Izqda la villa de A.
Madoux, 1889; dcha., villa de H. Combez, 1890. Del libro L’invention du béton armé, Hennebique 1890-1914. Cortesía
de Gwenaël Delhumeau.
En 1892 volvió a patentar otro sistema de forjados, esta vez formados por placas nervadas
de palastro que servían de encofrado colaborante para una losa de hormigón.
El paso definitivo lo daría ese mismo año al registrar una nueva patente de forjados, en los
que sustituía las placas de palastro por barras de hierro longitudinales embebidas en la parte
inferior de las vigas y nervios del forjado. Enseguida dio a conocer esta última versión con el
folleto publicitario Plus d’incendies désastreux (No más incendios desastrosos), con el que
consiguió una importante repercusión220.
Figura 168. Forjados de hormigón armado sistema Hennebique, patente de 1892. Del libro L’invention du béton armé,
Hennebique 1890-1914. Cortesía de Gwenaël Delhumeau.
Con esta disposición, las barras del lecho inferior desarrollaban “tan sólo su cualidad
característica de la resistencia a tracción”, mientras que la parte superior de la viga se formaba
con “un macizo de hormigón de cemento que impide la flexión de las barras y a la vez desarrolla
la resistencia a la compresión”
La combinación presentaba sin embargo una deficiencia: “los elementos que constituyen
la viga deben estar íntimamente unidos por un alma que transmita los esfuerzos de compresión a
la cuerda inferior de las tracciones, y que se oponga además al resbalamiento longitudinal, y el
hormigón puede formarla, puesto que debe envolver la barra para sustraerla a toda influencia
exterior; pero esto no basta, porque el hormigón puede estar sometido de esta manera a una
fuerza rasante por el esfuerzo cortante que daría una flexión para el cual no está dispuesto”.
Hennebique se daría cuenta y no tardaría en modificar su patente (en 1893) para solucionarla
mediante la colocación “de una serie de estribos repartidos a lo largo de la barra que la unen a la
parte superior del macizo de hormigón […] Estos estribos son de llanta de hierro, en general, y
transmiten a la parte superior del hormigón los esfuerzos de tracción, que se transforman y
reparten como trabajo de compresión en la masa de aquel”221.
Figura 169. Vigas de hormigón armado sistema Hennebique. Patente española de 1898. Archivo histórico de la Oficina
Española de Patentes y Marcas.
Completado con las cimentaciones, entre las que contaba incluso con pilotes, puso a
punto un sistema integral para hacer edificios con hormigón armado, que enseguida encontró
muy buena aceptación.
Figura 171. Sistema Hennebique de hormigón armado, solución completa para edificación.
Esta forma de organización resultó ser un gran acierto, de forma que en poco tiempo logró
formar una nutrida red de colaboradores repartidos por todo el mundo. A ello contribuyó en gran
medida el hábil uso que Hennebique supo hacer de la propaganda. Su vertiginoso crecimiento le
llevó a instaurar la figura del agente general, empresario encargado de gestionar los proyectos
de la empresa en un país. Hennebique procuraba que estos agentes fueran técnicos con
prestigio, capaces de encargarse de los proyectos de la organización en el territorio que tenían a
su cargo. De este modo contaría con ingenieros de la talla de Samuel de Mollins en Suiza,
Giovanni Porcheddu en Italia o José Eugenio Ribera en España.
Figura 172. Prueba de carga de una viga Hennebique en Lausana. 1893. Direction des Archives de France. Cité de
l’architecture et du patrimoine. Centre d’archives d’architecture du XXe siècle
Figura 173. Solar de los almacenes Bon Marché en París. Pruebas de los forjados previas a su ejecución. Direction des
Archives de France. Cité de l’architecture et du patrimoine. Centre d’archives d’architecture du XXe siècle
Figura 174. Experiencia de incombustibilidad de las construcciones Hennebique. París, 1900. Direction des Archives de
France. Cité de l’architecture et du patrimonine. Centre d’archives d’architecture du XXe siècle
Todas estas experiencias, junto con la relación de los trabajos realizados, se describían
oportunamente en la revista Le Béton Armé, publicada a partir de 1899 por la propia casa
Hennebique. Resultó un valioso instrumento de divulgación de la empresa y por añadidura de
popularización del nuevo material de construcción.
Figura 175. Portada de la revista Le Béton Armé, editada por la casa Hennebique. Biblioteca del colegio de ingenieros de
caminos, canales y puertos
Al comenzar el siglo XX Hennebique había conseguido crear una gran empresa en torno al
hormigón armado, pasando de tener seis obras en 1893 a más de dos mil en 1900. Desde su
bureau de París se gestionaban los proyectos y se daba apoyo técnico para sus concesionarios
de más de treinta países. Estos, a su vez, transmitían a la oficina técnica sus experiencias al
llevarlos a cabo. Con esta retroalimentación, el procedimiento constructivo evolucionó
rápidamente, haciéndose más completo y susceptible de aplicarse a todo tipo de obras.
Figura 176. Refinería Parisiense de Saint-Ouen. 1894. Organización Hennebique, proyecto y construcción. En Cristophe,
Le béton armé et ses applications.
Especialmente innovadoras fueron sus fábricas de hilaturas para Charles Six en Tourcoing
(1895) y para Barrois en Lille (1896). La estructura de hormigón armado sustituía a los pesados
muros de carga, pudiéndose disponer un cerramiento acristalado que permitía la iluminación
natural del interior, muy valorada en este tipo de empresas.
Figura 177. Fábrica de hilaturas Barrois en Lille. 1896. Organización Hennebique, proyecto y construcción. En Cristophe,
Le béton armé et ses applications.
Figura 178. Interior de la fábrica de hilaturas Barrois en Lille. 1896. Organización Hennebique, proyecto y construcción.
En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
También entre 1895 y 1896 tuvo lugar la construcción de otro de sus edificios industriales
emblemáticos, la fábrica de harinas de la Sociéte des Grands Moulins de Nantes. Tenía cinco
plantas, con forjados calculados para una sobrecarga de 1800 kg/m2. En uno de sus costados
fue necesario construir un voladizo de 4,50 m para dejar paso a una línea de ferrocarril, que se
convertiría en uno de los más celebrados alardes estructurales de la firma Hennebique.
Figura 179. Fábrica de harinas de la Sociéte des Grands Moulins de Nantes. 1895. Lenoir, Etève y Raoulx, arquitectos.
Direction des Archives de France. Cité de l’architecture et du patrimoine. Centre d’archives d’architecture du XXe siècle.
Figura 180. Fábrica de harinas de la Sociéte des Grands Moulins de Nantes. 1895. Detalle de las armaduras en los
voladizos. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 181. Estructura de la factoría de Babcock & Wilcox en París. 1900. Organización Hennebique, proyecto y
construcción. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 182. Molinos de Brest (Francia). Hacia 1900. Organización Hennebique, proyecto y construcción. En Fort,
Construcciones de hormigón armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
También serían capaces explotar las posibilidades del hormigón armado en las
cimentaciones profundas. Hacia 1897 ya tenían suficientemente desarrollados los pilotes de
hormigón armado, que aplicaron por primera vez en diferentes edificios de la región de Nantes.
En esta zona, los grandes depósitos de arena del Loira no permitían las tradicionales
cimentaciones con zapatas, por lo que las diferenes construcciones de Hennebique de la zona
se resolvieron con pilotes. Así se hizo, por ejemplo, en la fábrica Gueret (de aglomerados de
hulla) o la fábrica de harinas Perraud228.
De ahí que sus primeros trabajos en este campo fueran forjados y cubiertas de edificios
mitad residenciales, mitad comerciales o industriales, como los de los grandes almacenes Bon
Marché o los de la Imprenta Maulde, Doumenc y Cia en París.
Figura 183. Edificio sede de la empresa Hennebique en el nº 1 de la Rue Danton. París. 1898. E. Arnaud, Arquitecto. En
Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 184. Puente de la Maladière. Lausana (Suiza), 1897. Samuel de Mollins, ingeniero. En Cristophe, Le béton armé
et ses applications.
Algo más tarde desarrollaría sus puentes en arco, que sin embargo luego tendrían una
evolución espectacular. Aunque se construyeron diferentes variedades, la tipología característica
de la casa para puentes arco fue la de tablero superior apoyado en las bóvedas mediante
tímpanos, según un diseño exhibido por primera vez en el puente sobre el río Vienne en
Chatelleraut. Sus tres arcos, el arco central de 50 m de luz y los dos laterales de 40, fueron
terminados en 1899.
Figura 185. Puente de Châtellerault sobre el río Vienne (en ejecución, falta el pretil). Francia, 1899. Organización
Hennebique, proyecto y construcción. En Fort, Construcciones de hormigón armado, Biblioteca Foral de Bizkaia.
Figura 186. Voladizos del Boulevard Pereire. París. 1900. Organización Hennebique, proyecto y construcción. En Fort,
Construcciones de Hormigón Armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
Figura 187. Pabellón semafórico de la estación de Joinville (Francia), 1899. Organización Hennebique, proyecto y
construcción. En Fort, Construcciones de Hormigón Armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
Figura 188. Silos de carbón de las minas de Lens y Douvrin (Francia) 1899. Organización Hennebique, proyecto y
construcción. En Fort, Construcciones de Hormigón Armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
En los de de las minas de carbón de Aniche, en Louvain (norte de Francia) hubo que situar
las tolvas, a 8,50 m de altura. Se unían mediante una pasarela a los edificios colindantes231.
Figura 189. Silos de carbón de las minas de Aniche (Francia), 1895. Organización Hennebique, proyecto y construcción.
En Fort, Construcciones de Hormigón Armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
Junto con ellos, los depósitos de agua, “formarían parte de la familia privilegiada de obras
que contribuyeron a difundir el hormigón armado en el tiempo de su primera madurez”232. A
pesar de tratarse de una construcción funcional, muchos de ellos, especialmente los depósitos
elevados o château d’eau, llegarían a convertirse en referentes en el paisaje de muchas
ciudades.
Figura 190. Depósito elevado de la planta de Saint Gobain en Boueau (Francia). Hacia 1900. Organización Hennebique,
proyecto y construcción. En Berger y Guillerme, La Construction en ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Milita.
Biblioteca Central Militar.
Figura 191. Depósito elevado de Billancourt (Francia), 1899. Organización Hennebique, proyecto y construcción. En Fort,
Construcciones de Hormigón Armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
Figura 192. Pantallas “para-balas” del campo de tiro de Lyon; abrigo de señaladores del campo de tiro del cuartel de
Bayard, Grenoble. Francia, 1899. Organización Hennebique, proyecto y construcción. En el Memorial de ingenieros del
Ejército. Instituto de Historia y Cultura Mlitar. Biblioteca Central Militar.
Una evolución parecida a la que condujo en Europa al nacimiento del hormigón armado se
vivió en los Estados Unidos a lo largo del siglo XIX. Lógicamente, hubo una transmisión de
experiencias y conocimientos, mutua, entre las dos orillas del Atlántico. Pero aunque
prácticamente se vivieron las mismas etapas, los procesos fueron independientes.
El uso del hormigón en los Estados Unidos se remonta a los años treinta del siglo XIX. En
1835 Obadiah Parker patentó un cemento parecido al de Parker. Tendría algún uso en los años
1840, en la construcción de algunos edificios con muros de hormigón.
Debieron ser muy parecidos a la Milton House, una casa de dos plantas construida por
John Goodrich en 1844. Tenía una estructura monolítica hecha con hormigón de cemento
natural.
Figura 193. Milton House. Wisconsin, Estados Unidos de América, 1844. John C. Goodrich, constructor.
También era de uso común en obras hidráulicas y cimentaciones, como en los comienzos
en Europa. Hormigones hechos con cemento natural se emplearon en la construcción del Canal
Figura 194. Presa de Croton. Hacia 1850. En Valdés, Manual del ingeniero y del Arquitecto. Biblioteca de la Universidad
de Granada.
Un año después el ingeniero militar y futuro general Quincy Adams Gillmore iniciaba el
estudio científico de los cementos hidráulicos en América, con una serie de experimentos
realizados bajo los auspicios del Departamento de Guerra.
Los resultados fueron publicados dos años más tarde, convirtiéndose Gillmore con este
trabajo en un experto en cementos y la mayor autoridad sobre hormigones de su país. Así que
no le dejaría indiferente el informe236 que en 1868 dio a conocer Leonard F. Beckwith sobre el
hormigón aglomerado de Coignet, que había visto en la Exposición de París de 1867. Vivamente
interesado, poco después (febrero de 1870) viajaría a Francia para conocer de primera mano las
realizaciones de Coignet.
Gillmore aprovechó también el viaje para estudiar los principales cementos portland de
Gran Bretaña, Francia y Alemania, especialmente las instalaciones donde se fabricaban. A su
regreso a los Estados Unidos recopiló toda esta información, añadiéndole las conclusiones de
diversos experimentos hechos por su cuenta, Todo ello salió publicado en un informe, su “Report
on Béton Aggloméré or Béton Coignet and the materials wich it is made”, que presentó al cuerpo
de Ingenieros del Ejército en 1871. En él se planteaba la posibilidad de introducir tanto el
procedimiento constructivo de Coignet como la fabricación del Portland en los USA.
Mientras tanto (entre 1869 y 1870), François Coignet había registrado las patentes de sus
hormigones en los Estados Unidos. Inicialmente se harían cargo de su explotación el empresario
local Louis Mangeon (según otras interpretaciones un agente enviado por el mismo Coignet) y
una empresa llamada Coignet Aggloméré Company of the United States. La actividad de uno y
otra está confusa; lo cierto es que a principios de 1871 ya operaba en lugar de ambos la New
York and Long Island Coignet Stone Company, dirigida por John C. Goodridge.
El primer trabajo de esta compañía fue un puente que, aunque pequeño, tuvo gran
importancia por ser el primer arco de hormigón norteamericano. Formaba parte del Prospect
Park de Brooklyn (Nueva York), que se estaba urbanizando por entonces. Aunque realmente se
trataba de una obra de paso para los peatones bajo la carretera principal que atravesaba el
parque, debía tener una ornamentación muy cuidada, conforme al carácter que se quería dar a
este espacio urbano. Con este requisito, la opción de hacerlo con hormigón Coignet resultaría
económicamente muy competitiva frente a la inicialmente proyectada de piedra. El puente fue
diseñado por Goodridge y Calbert Vaux, el arquitecto del Parque, con la valiosa colaboración de
Gillmore, que por entonces asesoraba técnicamente a la compañía237.
Figura 195. Cleft Ridge Span. Nueva York, 1872. Calvert Vaux, arquitecto y J. C. Goodridge y Q. A. Gillmore, ingenieros.
Archivo de la Brooklyn Public Library.
Figura 196. Edificio de la New York and Long Island Coignet Stone Company, en el 360 de la Tercera Avenida. William
Field and Son, arquitectos. Nueva York, 1872. The New York City Landmarks Preservation Commission
Pero el desarrollo del hormigón armado en los USA arrancaría de otra línea de
investigación, iniciada también en los setenta: el “fire proofing”.
El primero en plantear el empleo del hormigón reforzado con hierro para hacer edificios
más seguros ante los incendios fue el ingeniero William E. Ward, quien hacia 1873 proyectó y
construyó su propia casa (en colaboración con el arquitecto Robert Mook) utilizando por primera
vez en los Estados Unidos hormigón reforzado con hierro.
Figura 197. Casa de William E. Ward en Port Chester, Nueva York, 1873. William Ward, ingeniero y Robert Mook,
arquitecto. En el Journal of American Society of Mechanical Engineers. Institution of Civil Engineers.
Así pues, los forjados se resolvían con losas de hormigón reforzadas con dos series
barras redondas dispuestas perpendicularmente. Para las jácenas, también de sección
rectangular de hormigón, utilizaba como refuerzo perfiles metálicos en doble T.
Figura 198. Jácenas y forjados para la Casa de William E. Ward en Port Chester, Nueva York, 1873. William Ward,
ingeniero. En el Journal of American Society of Mechanical Engineers. Institution of Civil Engineers.
Conscientemente situaba los refuerzos de hierro en la parte inferior de las vigas y forjados
de hormigón, respondiendo así al reparto racional de tensiones entre ambos materiales.
En lo que concierne al conocimiento teórico del nuevo material, una de las contribuciones
más importantes fue la que hizo el abogado e inventor americano Thaddeus Hyatt a finales de
los setenta.
Buscando un sistema de construcción segura al fuego para sus nuevas oficinas de Nueva
York y Londres, se lanzó a estudiar los sistemas de construcción “fireproofing” más habituales.
Percatándose que lo más efectivo era emplear una combinación de hierro y hormigón se dispuso
a hacer por su cuenta una serie de experiencias con estos materiales.
Figura 199. Vigas de hormigón con diferentes refuerzos de hierro probadas a rotura por Thadeus Hyatt. 1877. En Hyatt,
An account of some experiments with Portland cement concrete combinated with iron as a building material. Institution of
Civil Engineers.
Pero a medida que avanzaba en las pruebas no sólo pudo comprobar la gran resistencia
al fuego de la combinación, sino que descubrió además las inmensas posibilidades estructurales
que ofrecía. Todas estas experiencias le valieron para diseñó su propio sistema de forjados,
constituidos por losas de hormigón armadas con barras planas de resistencia y barras redondas
de arriostramiento.
Figura 200. Forjados de hormigón armado, sistema Hyatt. En Berger y Guillerme, La Construction en ciment armé.
Instituto de Historia y Cultura Militar Biblioteca Central Militar.
Figura 201. Experiencia de resistencia al fuego de un forjado, por Thadeus Hyatt. 1877. En Hyatt, An account of some
experiments with Portland cement concrete combinated with iron as a building material. Institution of Civil Engineers.
Todo quedó recogido en su trabajo “An account of some experiments with Portland cement
concrete combinated with iron as a building material” (un resumen de algunos experimentos con
hormigón de cemento portland combinado con hierro como material de construcción), publicado
en 1877 en Inglaterra. Sería uno de los primeros estudios teóricos sobre la naturaleza del
hormigón armado. Hyatt describió en él cómo funcionaba cada material dentro del conjunto (el
hormigón para resistir las compresiones y el hierro para las tracciones). Puso de relieve además
que la adherencia entre hierro y hormigón era fundamental para que ambos materiales
trabajasen de forma conjunta. Hyatt fue, pues, el primero en estudiar científicamente el nuevo
material. Por eso ocupa un lugar destacado en la historia del hormigón armado.
El sistema de Hyatt sería extendido después a las vigas por un tal Jackson 243. Aunque,
igual que el sistema originario, apenas se tiene noticia de que tuviera aplicación en la práctica.
Figura 202. Vigas de hormigón armado sistema Jackson (sección transversal). En Berger y Guillerme, La Construction en
ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar Biblioteca Central Militar.
Al final, sería Ernest Leslie Ransome, hijo del famoso fabricante inglés de piedra artificial,
quien diera el impulso definitivo al hormigón armado en los Estados Unidos. En los años setenta
se trasladó a Norteamérica, concretamente a San Francisco, donde pasó a dirigir la Pacific Stone
Company244. En 1884 patentó su sistema de construcción de hormigón armado, que se
caracterizaba por el empleo de barras de sección cuadradas retorcidas para evitar su
deslizamiento dentro de la masa de hormigón.
Figura 203. Forjados de hormigón armado sistema Ransome. En Berger y Guillerme, La Construction en ciment armé.
Instituto de Historia y Cultura Militar Biblioteca Central Militar.
Figura 204. Leland Stanford Museum, Sacramento (California). 1891. Ernest L. Ransome, ingeniero.
Mientras tanto, en el otro extremo del país se estaba empleando también el hormigón
armado en una construcción similar, el Museo de Filadelfia. Aunque en este caso su utiización
se circunscribía a los forjados, construidos con un sistema llamado Wilson, que luego tendría
numerosas aplicaciones por todo el país245.
Ransome simultanearía las obras del Lelan Stanford Museum con la construcción del
Alvord Lake Bridge, un pequeño puente por el que todavía se accede al Golden Gate Park de
San Francisco.
Figura 205. Alvord Lake Bridge. 1889. Ernest L. Ransome, ingeniero. Library of Congress. Washington, USA.
Figura 206. Fábrica de la Pacific Coast Borax Company en Bayona (Nueva Jersey, USA). 1895. Ernest L. Ransome,
ingeniero. En Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Gracias a un incendio que sufrió en 1902, este edificio se convirtió en uno de los más
trascendentes para el desarrollo del hormigón armado en los Estados Unidos. La intensidad del
fuego fue tal que “al acero se retorció y el hierro se fundió en deformes coladas; pero los suelos,
los pilares interiores y los muros exteriores sobrevivieron, pues todos estaban hechos del mismo
material: hormigón armado incombustible”. Las cementeras americanas, como la Atlas Portland
Cement Company, no dejarían pasar la oportunidad de presentar el suceso como un gran triunfo
de la construcción con el nuevo material246.
En la última década del siglo XIX Ransome levantó multitud de edificios de diferente
carácter. Algunos de los más representativos serían la fundición de la Eastwood Company en
Paterson (Nueva Jersey) o la iglesia de Saint Jacques en Brooklyn(Nueva York)247.
Figura 207. Saint Jacques Church. Brooklyn. 1900. Ernest L. Ransome, ingeniero. En Cristophe, Le béton armé et ses
applications.
Figura 208. Edificio comercial en Milwaukee. 1900. Ernest L. Ransome, ingeniero. En Cristophe, Le béton armé et ses
applications.
En los años iniciales del siglo XX, la compañía de Ransome, con su sistema de
construcción de hormigón armado plenamente ratificado, llevaría a cabo algunas de sus mejores
realizaciones: la fábrica de la United Shoe Machinery Company en Beverly 1906) y la segunda
fase de la Pacific Coast Borax (1907)249.
Figura 209. Edificio Packard 10 en Detroit. Estados Unidos. 1906. Albert Kahn, arquitecto.
Figura 210: Garaje en edificio de viviendas no identificado, construido hacia 1905 por la Turner Construction Co.
American Concrete Institute.
Figura 211: Ingalls Building. Cincinatti (Ohio, USA). 1903. Oscar Selzner, arquitecto. Henry Turner, constructor. American
Concrete Institute.
Junto a los de estos constructores, los más populares, surgirían otros intentos de
desarrollar sistemas de hormigón armado. Por ejemplo, antes de 1900 la Columbian Fire-
Proofing Company hacía edificios con vigas metálicas envueltas en hormigón252.
Figura 212: Sistema constructivo de la Columbian Fire-proofing Co. En Berger y Guillerme, La construction en ciment
armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Por su parte, la Roebling Construction Company lanzó también una modalidad propia de
forjados, con aplicaciones poco conocidas. En cambio, el sistema de barras corrugadas
especiales de John B. Leonard sería utilizado en alguna construcción notable, como el puente
Pollasky en California. Constituido por arcos de 23 m de luz, data de1905253.
Figura 213: Anuncio de la Corrugated Bar Company, con el puente de Tollasky. American Concrete Institute.
El primero de sus grandes puentes americanos se construyó en 1894. Fue el del Edenpark
en Cincinnati (Ohio), un arco empotrado de 21 metros de luz, con armaduras rígidas dispuestas
con una separación de un metro.
Figura 214: Puente del Edenpark en Cincinnati (Ohio, USA). 1894. Joseph Melan, ingeniero. En Cristophe, Le béton armé
et ses applications.
El primero de sus grandes puentes americanos se construyó en 1894. Fue el del Edenpark
en Cincinnati(Ohio), un arco empotrado de 21 metros de luz, con armaduras rígidas dispuestas
con una separación de un metro.
Figura 215: Puente ferroviario de Detroit (Michigan, USA). 1895. Vista durante la ejecución. Joseph Melan, ingeniero. En
Cristophe, Le béton armé et ses applications.
Figura 216: Puente ferroviario de Detroit (Michigan, USA). 1895. Detalle de la estructura. Joseph Melan, ingeniero. En
Tedesco y Forestier, Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.
Aunque de todos los puentes que Melan construyó en los Estados Unidos quizá el más
representativo sea el del río Kansas en Topeka. Se formaba con cinco bóvedas de luces
desiguales, el central de 38 m de luz, los intermedios de 35 y los pegados a la orilla de treinta.
En total, el puente salvaba una luz de 197 m. Cada una de estas bóvedas se armaba con una
docena de arcos de celosía.
Figura 217. Puente sobre el río Kansas en Topeka (Kansas, USA). 1897. Joseph Melan, ingeniero
Los sistemas de Melan y Hennebique, que llegaría a los Estados un poco más tarde,
serían los únicos desarrollados en Europa que conseguirían tener alguna implantación al otro
lado del Atlántico.
Figura 218. Rejilla metálica llamada “Expanded Metal” o ”Métal déployé”. Patentada por John French Golding. En la
Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Esta rejilla podía ser empleada como armadura en losas y tabiques de hormigón. Por
ejemplo, con metal deployé se construyó un depósito de agua de 3000 m3 de capacidad en
Malinas (Bélgica)256
Figura 219: Depósito de agua de Malinas (Bélgica). Hacia 1900. En Berger y Guillerme, La construction en ciment armé.
Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Pero por su sencillez de ejecución y economía donde más éxito tuvo fue en los forjados,
que se resolvían combinando estas losas armadas con viguetas metálicas.
Figura 220. Forjado compuesto por una losa de hormigón armada con Métal déployé, sobre viguetas metálicas. En la
Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Para forjados sometidos a sobrecargas importantes fueron también bastante populares los
llamados “arcos Golding”, pequeñas bóvedas de varios metros de luz combinadas con jácenas
metálicas con perfil en doble T257.
Figura 221. Esquema estructural de los arcos Golding. En Tedesco y Forestier, Manuel théorique et pratique du
constructeur en ciment armé.
Figura 222. Fábrica de Armstrong, Withworth & Co en Newcastle (Reino Unido). Hacia 1900. Forjado resuelto con arcos
Golding. En Tedesco y Forestier, Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.
Hacía 1905 hasta el famoso inventor Thomas Edison presentaría una propuesta de
construcción con hormigón armado, como sistema industrializado para hacer viviendas
económicas. Pero aparte del coronel de ingenieros Rabt. H. Eiken nadie se atrevió a llevar a la
práctica esta idea. Hacia 1908 Eiken patentó un sistema parecido, con el que su empresa, la
R.H. Aiken Engineering Co, levantó unos edificios de viviendas para los cuarteles del cuerpo de
maniobras de Kerry (Ohio)258.
Figura 223. Construcción de viviendas prefabricadas en Kerry (Ohio). Estados Unidos. 1908. Rabt H. Aitken, ingeniero
militar. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
13. La consolidación del hormigón armado en la primera década del siglo XX:
desarrollo del conocimiento teórico y primeras normativas.
Lo mismo que la anterior exposición de 1889 había constituido, con la Torre Eiffel y la
Galería de Máquinas del Campo de Marte, la apoteosis de las construcciones metálicas, y ante
la espectacular multiplicación de las nuevas construcciones de hormigón armado, no tardaron en
surgir voces proponiendo que en el nuevo evento se consagrara la original e innovadora técnica
constructiva. Por ejemplo, ya en 1894, Edmond Coignet pensaba que “la Exposición de 1900
será una ocasión propicia para la ejecución, con este modo de construcción de invención
francesa, de una obra cuya audacia deje muy atrás todo lo que de este género se ha hecho en el
extranjero en los útlimos años”259. Por su parte, proponía la construcción de un puente de 112
metros de luz, cuyo proyecto no fue aprobado.
Sin embargo, de la construcción del “pedestal”, el edificio de dos plantas sobre el que se
sustentaba la gran esfera, se encargaría finalmente la Sociedad del Fer-Béton, dejándolo
terminado en enero de 1900, unos meses antes de la inauguración de la Exposición261. Además
de la desgraciada pasarela de acceso al Globe Céleste, también correspondería a esta sociedad,
que explotaba el sistema Matrai, la construcción de las escaleras circulares del palacio de las
Manufacturas262
Figura 224. El Gran Globo Celeste de la Exposición Universal de París de 1900. A. Galeron, arquitecto y constructor.
Sociedad de construcciones en Fer-Béton, empresa constructora.
Casi todas las empresas punteras del hormigón armado participaron en las obras de la
Exposición. Así, Edmond Coignet se encargó del Château d’eau, Boussiron del Restaurante de
Congresos, la compañía de La Plaine-Saint-Denis del Pabellón de Camboya y Paul Cottancin
del de San Marino263.
Figura 225. Obras del pabellón de San Marino en la Exposición Universal de París de 1900. Paul Cottancin constructor.
En Berger y Guillerme, La construction en ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Pero la empresa que más se beneficiara de la Exposición no podía ser otra que la casa
Hennebique. Para empezar, le fueron adjudicados los forjados de los dos grandes palacios de
los Campos Elíseos, las únicas construcciones de carácter permanente. Esto suponía una
superficie de varios miles de metros cuadrados, que se empezaron a ejecutar en 1898264.
Figura 226. Construcción del Petit Palais en la Exposición Universal de París de 1900. Estado de las obras en mayo de
1898. C. Girault, arquitecto y Grouselle, constructor. En Le Génie Civil. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 227. Exposición Universal de 1900. Construcción de la Pasarela del Pabellón de Madagascar. París, 1900.
Dumesnil, constructor. En Le Génie Civil. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos.
El Palacio de las Letras, Ciencias y Artes sería su obra representativa, aunque también
había presentado (en 1896) un proyecto de puente monumental sobre el Sena, en colaboración
con el arquitecto É. Bérard266.
Figura 228. Exposición Universal de París, 1900. Palais des Lettres, Sciences et Arts. Sortais, arquitecto. Direction des
Archives de France. Cité de l’architecture et du patrimoine. Centre d’archives d’architecture du XXe siècle.
El accidente que, si bien no fue el más grave, más repercusión tuvo fue el del Hotel de
l’Ours Noir en Bâle, Suiza. Este edificio colapsó mientras se estaba construyendo, debido a un
fallo en el proceso de ejecución. Sin embargo, había muchos intereses en contra del hormigón
armado en general y de la casa Hennebique, que lo estaba construyendo, en particular. En
algunos círculos se pretendió presentar el accidente como la prueba definitiva de la
inconsistencia del nuevo material de construcción. Ante la desproporcionada campaña de
desprestigio no dudarían salir en su defensa prestigios técnicos como el ingeniero Ritter o el
arquitecto Geyser268.
Ante la gran magnitud que etaba alcanzando la construcción con hormigón armado, cada
vez iba tomando más cuerpo entre los profesionales de la construcción la necesidad de regular
sus procedimientos de cálculo y ejecución. Para ello era imprescindible disponer de unas bases
de diseño racionales y apoyadas sobre sólidos fundamentos teóricos, en vez de encontrarse a
merced de unas patentes a menudo producto de intuiciones y llenas de empirismo.
Aunque por propia iniciativa muchos técnicos ya estaban sumando sus esfuerzos para
avanzar en el conocimiento teórico del nuevo material. En Francia, desde 1894 Planat, Ledort y
Resal ampliaron las primeras investigaciones de Coignet y Tedesco. En Austria destacaron
Spitzer, Mandl, Melan y Von Thullie, con trabajos publicados entre 1896 y 1897. En la misma
dirección trabajaron Ostenfeld en Dinamarca, Lütken en Suecia, Sanders en los Países Bajos y
Ritter en Suiza. Y en Francia, antes de que acabara el siglo XIX Armand Considère y el ya citado
Harel de la Noë habían dado a conocer los resultados de sus valiosas investigaciones269.
Figura 229. Ensayo de resistencia de una columna de hormigón ”zunchado” (invención de Armand Considère) en los
laboratorios de Escuela de Ponts et Chausées. París, hacia 1900.
Entre los investigadores alemanes de principios de siglo destacó Emil Morsch, ingeniero
que se hizo cargo de la dirección de Wayss & Freytag en 1903. Muy significativa sería también la
aportación del austriaco Fritz Von Emperger, quien a partir de 1902 fomentó el intercambio de
conocimientos mediante su revista Beton und Eisen.
El esfuerzo de estos investigadores pronto daría sus frutos. En 1902 los municipios de
Berlín, Dresde, Düsseldorf, Francfort y Hamburgo emitieron los primeros reglamentos de
construcción con hormigón armado. En su redacción primaron los aspectos preventivos,
resultando ser muy restrictivos270. La primera circular alemana tratando los materiales, cálculo,
ejecución y recepción de las construcciones de cemento armado se publicaría dos años más
tarde271.
Otro de los países pioneros en la normalización fue Suiza. Desde finales del XIX, la
Escuela Politécnica de Zurich venía haciendo importantes progresos en el cálculo de estructuras
en general y en el del hormigón armado en particular. En relación con este último destacan los
trabajos del mencionado Wilhelm Ritter, quien en 1889 formuló la primera teoría sobre el cálculo
de arcos de hormigón armado.
Aunque Francia iba por delante en la creación de una comisión similar (fue organizada en
1900), sus resultados se hicieron esperar algún tiempo más. En ella estaban representados
ingenieros de puentes y caminos (Charles Rabut, Harel de la Noë y Armand Considère),
ingenieros militares (Boitel), arquitectos (Jacques Hermant y Charles Albert Gautier) y
representantes de empresas (Edmon Coignet, E. Candlot y François Hennebique)272.
Por su parte, en los Estados Unidos hasta 1910 no tendrían su primera norma, la
Standard Building regulations for the use of Reinforced Concrete.
En Francia, en gran medida serían tres ingenieros de Ponts et Chausées, Harel de la Noë,
Armand Considère y Charles Rabut, serían los responsables de esta consolidación. Con sus
investigaciones y con sus obras impulsarían notablemente el progreso de la nueva técnica de
construcción.
Harel de la Noë proyectó y construyó en 1900 el singular puente en X de Mans, obra con
grandes condicionantes económicos y funcionales, que resolvió brillantemente empleando el
hormigón armado274.
Figura 230: Puente en X de Mans (Francia.)1900. Harel de la Noë, ingeniero de Ponts et Chausées
Por su parte, Considère construiría el puente de la gare d’Ivry en 1902, uno de los
primeros arcos bow-string de hormigón armado
En cuanto a las empresas que habían surgido en la fiebre de la década anterior la mayoría
fueron desapareciendo. No obstante, sobrevivieron algunas de las más potentes, como la Wayss
und Freytag en Alemania o la casa Hennebique en Francia.
La compañía alemana, de la que Mathias Koënen seguía siendo el director, fue reforzada
con la valiosa incorporación de Emil Mörsch, profesor de la Escuela Politécnica de Zurich, a su
cuerpo técnico. Desde ambas entidades impulsaría tanto la investigación como las aplicaciones
prácticas.
Figura 231: Puente sobre el río Isar en Grúnwald (Alemania).1903. Emil Mörsch, ingeniero civil. En Mörsch, Le béton
armé. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Figura 232: Silos de la fábrica de cemento de Itzehoe (Alemania).1905. Wayss & Freytag, empresa constructora. En
Mörsch, Le béton armé. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Aunque la construcción que más desarrollo conoció en estos años fue la de los puentes.
Con diseños cada vez más audaces, los puentes de hormigón armado se multiplicaban por todo
el mundo. Por ejemplo, en Alemania el ingeniero Max Leibbrand construyó un arco triarticulado,
el sobre el río Neckar en Neckarhausen. Tenía 63 metros de luz 277.
Figura 233. Puente sobre el río Neckar en Neckarhausen (Alemania). 1904. Max Leibbrand, ingeniero. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 234. Puente de Chauderon-Montbenon. Lausana (Suiza). 1905. Josef Melan, ingeniero.
Los ingenieros de Henenbique las resolvieron diseñando una bóveda reforzada con arcos
en el intrados y cuyas aramduras, barras redondas siempre, se prolongaban dentro de las pilas
para conseguir el empotramiento280.
Figura 235. Puente sobre el Aisne en Soissons (Francia). 1903. Organización Hennebique, proyecto y construcción. En
Annales de Ponts et Chausées. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Figura 236. Viaducto de Pyrimont (Francia). 1904. Organización Hennebique, proyecto y construcción. Colección de
Emilienne Bornard. www.structurae.de.
En cuanto a los depósitos e instalaciones industriales, una buena muestra podría ser el
château d’eau (depósito elevado) de Kobanya, en Hungría, que fue construido en 1903. El
depósito propiamente dicho, una cuba circular de 10,50 m de diámetro, se situaba a unos treinta
metros de altura, sobre una torre en cuyo interior una escalera de caracol daba acceso a las
distintas plantas. El depósito tenía una altura total de 34,30 metros282.
Figura 237. Depósito elevado de Kobanya (Hungría). 1903. Organización Hennebique, proyecto y construcción. En Le
Béton Armé. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Los edificios en los que intervendría en esta época son casi siempre especiales: bancos,
grandes almacenes, edificios de almacenes para la administración. Uno de los más importantes
fue el grandioso nuevo Tribunal de Cuentas en París, un edificio de doce plantas con estructura
íntegra de hormigón armado283.
Figura 238. Construcción del Tribunal de Cuentas en París. 1901. Organización Hennebique, proyecto y construcción. En
Fort, Construcciones de Hormigón Armado. Biblioteca Foral de Bizkaia
Algunos de ellos, como el depósito de archivos del Comptoir National d’Escompte (Banco
Nacional) en París, muestran ya una estética muy original.
Figura 239. Depósito de achivos del Comptoir National (Francia). 1901. Organización Hennebique, proyecto y
construcción. En Fort, Construcciones de Hormigón Armado. Biblioteca Foral de Bizkaia.
Figura 240. Fábrica de tinturas de la rue Saint Charles en París. 1905. Richard y Audiger, arquitectos. Direction des
Archives de France. Cité de l’architecture et du patrimoine. Centre d’archives d’architecture du XXe siècle.
La gran aceptación de las construcciones de hormigón armado en esta época hizo que se
plantearan aplicaciones singulares, que después no tendrían continuidad. Una de las más
curiosas fue la de las presas huecas de cemento armado norteamericanas.
Figura 241. Presas de hormigón armado de Schuylerville (Nueva York) y Oakdale (Indiana). Estados Unidos, 1904. En
Ingeniería. Biblioteca Nacional de España.
Figura 242. Presa hueca de hormigón armado de Warrior’s Ridge. Estados Unidos, 1909. En La Construcción Moderna.
Hemeroteca Municpal de Madrid.
Figura 243. Chimenea con depósitos elevados de las minas de Anderny-Chevillon (Bélgica), 1909. Leon Monnoyer,
ingeniero. En Tedesco y Forestier, Manuel du constructeur en ciment armé.
Más llamativa todavía fue la construcción naval, que suponía en cierto modo una
continuación de la primera aplicación del hormigón armado, la barca de Lambot.
Con el inventor Gabellini Italia fue la pionera en estas originales embarcaciones. En 1897
construyó una barca que navegó por el Tiber “en excelentes condiciones”288. Su empresa de
construcción naval se mantuvo activa al menos hasta la Gran Guerra, saliendo de sus astilleros,
entre otras embarcaciones, varios pontones para el Club Náutico de Roma y hasta una nave de
calado importante, la Liguria, capaz de desplazar 150 toneladas289.
Figura 244. Pontones de hormigón armado del Club Náutico de Roma. 1908. Gabellini, constructor. En Tedesco y
Forestier, Manuel du constructeur en ciment armé.
Figura 245. Botes con motor de la casa Last et Sohn. Holanda, 1910. En Tedesco y Forestier, Manuel du constructeur en
ciment armé.
El hito que vendría a culminar esta etapa de consolidación del hormigón armado fue la
construcción del puente del Risorgimiento en Roma, obra del ingeniero Giovanni Porcheddu en
colaboración con la casa Hennebique. Terminado en 1911, fue el primer puente de hormigón
armado que alcanzaba los cien metros de luz291.
Figura 246. Puente del Risorgimiento durante su construcción. 1909- 1911.Giovanni Porcheddu, ingeniero. En Tedesco y
Forestier, Manuel du constructeur en ciment armé.
Figura 247. Puente del Risorgimiento sobre el Tíber. Roma, 1911.Giovanni Porcheddu, ingeniero.
Donde antes empezó a notarse ese cambio fue en los edificios industriales. Cuestiones
económicas y de funcionalidad (iluminación natural y menor condicionamiento del espacio entre
las plantas) llevaron rápidamente a extenderse la nueva apariencia de las fábricas de pisos
introducida por Hennebique en las Hilaturas de Tourcoing y Lille.
Figura 248. Fábrica de motores Daimler en Untertürkheim, cerca de Stuttgart (alemania).1903. Wayss&Freytag, empresa
constructora. En Mörsch, Le ciment armé. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Figura 249. Edificio de viviendas de la rue Claude Chahu. París, 1903. Charles Klein, arquitecto. Organización
Hennebique, empresa constructora. En Le Béton Armé. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 250. Residencia de L.M. Stumer. California (USA). 1908. Nimmons & Fellows, arquitectos. Biblioteca de la
Universidad de Granada.
La opinión mayoritaria de los arquitectos era la que Domingo Fort, profesor de la Escuela
de Arquitectura de Madrid, expresó en el VI Congreso internacional de arquitectos: “los
procedimientos modernos que sustituyen a la combinación de elementos constructivos,
productos monolíticos fabricados con molde, no pueden expresar la forma artística propia de la
obra arquitectónica”. En consecuencia, sostenía que “estos sistemas no deben emplearse más
que en construcciones industriales o utilitarias, que no tienen por objeto la manifestación de la
belleza”.
Abundando en esta opinión, el español Mauricio Jalvo expresó que era indispensable que
los arquitectos estudiasen y aplicaran los nuevos procedimientos constructivos, de todos los
cuales “el hormigón armado es el que más y mejores auxilios puede prestar a la forma artística
[…], porque no impone ninguna forma determinada; acepta la que el artista crea y el constructor
la construye”.
Ante ello, Fort replicó, no sin razón, que “los procedimientos modernos no han producido
hasta ahora formas artísticas nuevas, como tendrían que serlo para que acusasen las
propiedades de los materiales nuevos. Las formas empleadas sólo reproducen las de los
procedimientos antiguos”. Y por tanto, “si es verdad que el hormigón armado no impone ninguna
forma determinada y acepta la que el artista crea para que el constructor la construya, debe
deducirse que no tiene fisonomia propia, y por consiguiente, no puede dar tampoco medios de
expresión”293.
Los primeros pasos en esta dirección los habría dado algunos años antes el arquitecto
francés Anatole de Baudot, con su famosa iglesia de Saint Jean de Montmartre. Antes de 1890,
su intención de desarrollar una arquitectura acorde con las propuestas de su maestro Viollet-le-
Duc, le llevó a experimentar con el hierro en sus proyectos de la iglesia de Saint Loubin en
Rambouillet y de los pabellones de la Exposición de 1878 en París. Sin embargo, “ante la
insatisfacción que le producían las estructuras de metal visto, comenzó a buscar una expresión
más homogénea e igualmente tectónica”296. El sistema de Cottancin, cuya aparición coincidió
con el encargo de la Iglesia de Montmartre, le permitiría poner en práctica su nueva visión de la
arquitectura, en el que los elementos estructurales, exentos, estaban llamados a jugar un papel
determinante en la apariencia del edificio.
Figura 251. Iglesia de Saint-Jean de Montmartre. Vista del interior durante la construcción. En Berger y Guillerme, La
construction en ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Laos pricipios que desde el primer momento marcarían su línea de actuación quedan
patentes en su afirmación de que “si la estructura no es digna de quedar vista el arquitecto no ha
hecho bien su misión”. O también cuando opinaba que “los materiales de revestimiento deberán
completar al esqueleto, pero sin disimularlo; hace falta que se muestre una viga donde hay una
viga y un pilar donde hay un pilar”298.
Perret plasmaría por primera vez sus ideas en 1904, en un inmueble de la calle Franklin,
en París. Es una muestra aún no completada de su original concepción de la arquitectura,
Figura 252: Inmueble 25 bis, Rue Franklin. Paris, 1904. Auguste Perret, arquitecto.
Donde sí que alcanzaría plenamente sus objetivos fue en el garaje de la rue Ponthieu,
construido entre 1906 y 1907. La estructura de hormigón armado, que se ofrece completamente
al descubierto en el interior, define las líneas generales de la fachada. “Aquí el hormigón armado
luce sus formas bellas en magnífica desnudez; el equilibrio y las proporciones son enteramente
satisfactorias […] es el primer ejemplo claro de arquitectura de hormigón armado”299.
Figura 253: Garaje de la rue Ponthieu. Paris, 1905. Auguste Perret, arquitecto.
Figura 254. Ateliers Esders. París, 1919. Auguste Perret, arquitecto. En Tedesco y Forestier: Manuel du constructeur en
ciment armé.
Figura 255. Iglesia de Notre Dame de Raincy. París, 1923. Auguste Perret, arquitecto. En la Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
La otra gran figura del nuevo clasicismo arquitectónico francés, Tony Garnier, también
tendría en el hormigón armado uno de los fundamentos de su obra urbanística y arquitectónica.
Mediada la segunda década del siglo, cuando presentara su creación más trascendente, el
proyecto de Cité Industrielle, adoptará sin ambages el hormigón armado como material
estructural de todos los edificios. En busca de una imagen nueva, que dejara atrás a los
historicismos, el eclecticismo y el modernismo, Garnier lo hizo porque le permitía “obtener
grandes superficies horizontales y verticales, que conferían a las construcciones un aspecto de
calma y de equilibrio que las pone en armonía con las líneas de la naturaleza”301.
De la misma generación que Perret y Garnier, Frank Loyd Wright también experimentaría
con el nuevo material en búsqueda de nuevas formas de arquitectura. Su aportación más
interesante en los inicios de la técnica serían los edificios modulares. En 1901 estudió la
construcción de un banco con bloques de hormigón armado. Cinco años más tarde, su proyecto
de la casa de Harry Browne incorporaba asímismo este tipo de bloques. También debía ser de
hormigón armado la fábrica básica del “Templo Unitario”, terminado en 1906 en el Oak Park de
Illinois302.
Algunos de ellos (Gropius, Mies van der Rohe, Taut) estaban empezando a dar sus
primeros en el Werkbund, bajo el apadrinamiento de Peter Behrens. No obstante, por el
momento la evolución de la arquitectura del hormigón armado la iban a marcar una serie de
alardes monumentales en edificios públicos, que se iniciaría con el nuevo mercado municipal de
Munich. Su proyecto, fechado en 1903, contemplaba cuatro naves cuya estructura se resolvía
con entramados de pórticos a dos aguas de 19 m de anchura304.
Figura 256. Configuración estructural del Mercado de Munich (Alemania).1903. Richard Schachner, arquitecto y B. Rueb,
ingeniero. Cortesía de Chris H. Luebkeman.
Una estructura similar fue diseñada por Heinrich Küster para la nave principal del mercado
de Breslau, en 1908. Se resolvía con arcos parabólicos de 19 metros de luz.
Figura 257. Mercado de Breslau (actual Wroclaw, Polonia). 1908. Heinrich Küster, arquitecto. En Magny, La construction
en béton armé
Figura 258. Vestíbulo de la Estación Central de Leipzig (Alemania). 1911. Lossow y Khüne, arquitectos; Dyckerhoff y
Widmann, ingenieros. Cortesía de Chris H. Luebkeman.
Figura 259. Jahrhunderthalle (Sala del Centenario) de Breslau (actual Wroclaw, Polonia). 1913. Max Berg, arquitecto.
Tras la Gran Guerra, Mies van der Rohe impulsará la nueva arquitectura de hormigón
armado con dos proyectos a escala más humana: su casa de campo y su edificio de oficinas de
hormigón. En este último, una estructura de entramados de pórticos en dos direcciones
ortogonales soportan los forjados. El nuevo material permitió romper a Mies Van der Rohe
romper con la imagen de los edificios tradicionales: “los edificios de hormigón armado son, ante
todo, esqueletos y no cintas o torres de depósitos; armaduras portantes y muros no portantes; en
suma, estructuras de piel y huesos”306.
Mies formaba parte de la nueva generación de arquitectos europeos que, liderados por Le
Corbusier, iniciaran la corriente de renovación conocida como Movimiento Moderno.
Pensadas para ser construidas en serie, el diseño de estas viviendas se apoyaba en una
estructura de hormigón armado estandarizada, compuesta de “tres losas horizontales, seis
pilares y una escalera para comunicar los distintos niveles”307.
Figura 260. Viviendas “Dom-Ino”. Estructura de losas y pilares de hormigón armado. Proyecto de Le Corbusier. 1914.
De este modo, Le Corbusier aportaba una solución al que se avistaba como gran
problema de la vivienda en el siglo XX, a base de “edificios abiertos a todas las posibilidades,
transformables y estrechamente relacionados con los medios de transporte”308.
En la etapa más temprana de esta evolución del sobresalen dos grandes personalidades:
Robert Maillart en Suiza y Eugene Freyssinet en Francia. Ambos sobresalen tanto por su
elevada capacidad técnica (los dos desarrollaron importantes avances en el cálculo y la técnica
constructiva del nuevo material) como por su preocupación por hacer construcciones bellas sin
que dejaran por ello de ser funcionales.
Figura 261. Puente de Salgina Tobel (Suiza). 1919. Robert Maillart, ingeniero civil.
En suma, todos los elementos del puente, el arco, el tablero y los tabiques transversales
se conjugan en un sistema coherente. Además, la imagen final es concebida de forma rigurosa,
resultando “no sólo una solución acorde con la función del puente y el material empleado, sino
además elegante y artística”311.
Figura 262. Puente de Schwandbach (Suiza). 1933. Robert Maillart, ingeniero civil.
Maillart supo explotar los recursos que le ofrecía el nuevo material, consiguiendo “hacer
nacer formas nuevas [...] en las que se podía reconocer la expresión natural del hormigón
armado”312.
La culminación de la secuencia evolutiva del hormigón armado sería obra del francés
Eugène Freyssinet, con su trascendental invención del pretensado a mediados de siglo XX. Pero
antes de eso, este ingeniero revolucionario daría muestras de su genio utilizando decididamente,
casi diríase que con pasión, el hormigón armado, “el material que le seducía por su reducido
coste, su facilidad de uso y su aptitud para adaptarse a todas las formas que brotaban de su
imaginación”313.
Figura 263: Cubierta para una fundición de vidrio en Montluçon. Francia, 1915. Eugene Freyssinet, ingeniero. En
Freyssinet, Les hangars à dirigeables de l’aeroport d’Orly.
Figura 264: Hangares para dirigibles del aeropuerto de Orly, durante la construcción. Francia, 1923. Eugene Freyssinet,
ingeniero. En Freyssinet, Les hangars à dirigeables de l’aeroport d’Orly.
1
Marco Lucio Vitruvio: Los diez Libros de Arquitectura. Libro segundo, capítulo VI. Traducción del latín publicada por la
Editorial Iberia. Barcelona, 1977.
2
Ward Perkins, John: Arquitectura romana. Madrid, Aguilar, 1989
3
Choisy, Auguste: L’art de bâtir chez les romains. Librairie générale de l’architecture et des travaux publics Ducher et
Cie., Paris, 1873. Publicado en España con el título El arte de construir en Roma. Madrid, CEHOPU, 1999.
4
Adam, Jean-Pierre: La Construcción Romana. Materiales y técnicas. León, Editorial de los Oficios, 2002.
5
Rondelet, Jean: Traité théorique et pratique de l’art de bâtir. París, Chez l‘auteur, enclos du Panteon, 1814. Libro
segundo.
6
Cointeraux, François: École d’architecture rurale, quatrième cahier. París, Chez l’auteur, 1791. p. p. 1-39.
7
Smeaton, John: A narrative of the building and a description of the construction of the Edystone Lighthouse with stone”.
Londres, librería de H. Hughs, 1791. Edición traducida al español publicada por Intemac. Madrid, 1978. p. 94.
8
Belidor, Bernard Forest de: Architecture hydraulique. París, Chez Charles-Antoine Jombert, 1770. p. 168-190.
9
Belidor, Bernard Forest de: Architecture hydraulique. Obra citada, p. 185
10
Vicat, Joseph Louis: Résumé des connaissances positives actuelles sur les qualités, le choix et la convenance
réciproque de matériaux propres à la fabrication des mortiers et ciments calcaires. París, de l’Imprimerie de Firmin Didot,
1828. p. 93
11
Rondelet, Jean: Traité théorique et pratique de l’art de bâtir. Obra citada, p. 343.
12
Gauthey, Émiland-Marie: Traité de la construction des ponts. Lieja, Chez Leduc, 1843. p. 234.
13
Rondelet, Jean: Traité théorique et pratique de l’art de bâtir. Obra citada, p.p. 284.
14
Smeaton, John: A narrative of the building and a description of the construction of the Edystone lighthouse. Obra citada.
15
Vicat, Joseph Louis: Résumé des connaissances positives actuelles sur les qualités, le choix et la convenance
réciproque de matériaux propres à la fabrication des mortiers et ciments calcaires. Obra citada. p. 93
16
Smeaton, A.C.: The builder’s Pocket Companion; containing the elements of building, surveying and architecture.
Philadelphia, Henry Carey Baird, 1850. p.p. 24-37.
17
Mary, M.: “De l’emploi du béton dans la fondation des écluses”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1832 (primer
semestre).
18
Magdelaine, M: “Description des procédes employés de 1812 a 1815 pour la fondation, et notamment pour le coulage
de l’aire de béton, du barrage éclusé de Saint-Valery-sur-Somme”, en Annales des Ponts et Chausées, premier cahier.
París, 1832 (primer semestre).
19
Vicat, Joseph Louis: Résumé des connaissances positives actuelles sur les qualités, le choix et la convenance
réciproque de matériaux propres à la fabrication des mortiers et ciments calcaires. Obra citada, p. 65
20
Hewlett, Peter: Lea’s Chemistry of cement and Concrete. Burlington, 2004. p.p.8-9.
21
“El fundador de la industria del cemento”, en Madrid Científico, año XVII, nº 665. Madrid, 30 de abril de 1910.
22
D’Ambly, Pierre: Naissane d’une entreprise. Les Pavin de Lafarge. París, François-Xavier de Guibert, Office d’Édition,
2000. p.p. 25-52.
23
Daguenet, M.: “Note sur le ciment de Guétary”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1847 (segundo semestre).
24
Desiré Michel y Compañía: Noticia sobre el cimento del Mediterráneo. Sus ventajas y usos. Marsella, Imprenta y
Litografía de Julio Barile, 1862.
25
“Cronique: Emploi du ciment de Porland au pont Saint-Michel”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1857
(segundo semestre).
26
Coignet, François: “Rapport fait à sa majesté l’Empereur Naoleon III sur l’état actuel des blocs de bétons agglomérés à
base de chaux exécutés à Saint Jean de Luz, par F. Coignet, ingénieur civil et manufacturier”, en Bétons agglomérés
appiqués à l’art de construire. Paris, E. Lacroix, 1861. p. 324.
27
Gobin, A.: “Fabricación de cales hidráulicas en la Cuenca del Ródano”, en Gaceta del Constructor, año XV, número 15.
Madrid, 8 de abril de 1888.
28
Sociedad J. y A. Pavin de Lafarge: Cales y cementos J.A. Pavin de Lafarge. Cemento artificial Vicat. Madrid,
Establecimiento tipográfico Hijos de J. A. García, 1900.
29
Eichtinger, G.F.: “Sobre el cemento de Portland”, en la Revista de Obras Públicas, año XIII, número 16. Madrid, 15 de
agosto de 1865.
30
Rebolledo, José Antonio: Casas para obreros o económicas. Madrid, Imprenta de la viuda e hijos de Galiano, 1872. p.
125.
31
Martínez Unciti, Ricardo: “La fábrica de cemento Hemmoor”, en El Cemento Armado, año III, nº 10, octubre de 1903.
32
Isambert, C.: Notice sur la fondation des machines à vapeur en béton de ciment Portland. Fleurier, Suiza, 1881.
33
Vacchelli, José: Las construcciones de hormigón y de cemento armado. Edición española. Madrid, Adrián Romo,
Editor, 1910. p.8.
34
Barutell, Carlos: “Cementos. Los hornos modernos”, en El Cemento Armado, año III, nº 3. Madrid, marzo de 1903.
35
Ransome, Frederich: “Adelantos en la fabricación del cimento portland”, en la Gaceta del Constructor. Año XIV, nº 41.
Madrid,10 de octubre de 1866.
36
Alonso y Millán, Juan: “Empleo de los hornos giratorios en la fabricación del cemento portland”, en la Revista de Obras
Públicas, año LIV, número 1588. Madrid, 1 de marzo de 1906.
37
“La fábrica de cemento Hemmoor”, en El Cemento Armado, año III, nº 10. Madrid, octubre de 1903.
38
Gálvez-Cañero, A.: “La industria del cemento portland. Nuevos hornos de cocción”, en Ingeniería. Año II, número 54.
Madrid, 30 de septiembre de 1906.
39
Rohault, Ch.: “Voutes en ciment hydraulique”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1835 (primer semestre).
40
“Martin’s Cement”, en The Builder, vol 1, 27 de mayo de 1843.
41
Strike, James: The influence of new methods of construction on Architectural design 1690 -1990. Obra citada. p. 64.
42
Rebolledo, José Antonio: Casas para obreros o económicas. Obra citada. p. 42.
43
Scheidnagel, Leopoldo:”Noticias sobre materiales de construcción en la parte relativa a cales y morteros, como
también de algunos proyectos interesantes para la fabricación de piedras artificiales, estucos, pinturas, etc.”, en el
Memorial de ingenieros del Ejército. 1858.
44
Lebrun, François-Martin: Méthode pratique pour l’emploi du béton. París, Chez Carilian-Goeury, 1835. p. 20.
45
Lebrun, François-Martin: Méthode pratique pour l’emploi du béton. Obra citada, p.p. 88-104.
46
Bosc, Jean Louis; Chaveau, Jean Michel, Cément, Jacques, Marrey, Bernard y Paulin, Michel: Joseph Monier et la
naissance du béton armé. París, Éditions du Linteau, 2001. p. 19.
47
Lebrun, François-Martin: Méthode pratique pour l’emploi du béton. Obra citada, p.p. 107.
48
Scheidnagel, Leopoldo:”Noticias sobre materiales de construcción en la parte relativa a cales y morteros, como
también de algunos proyectos interesantes para la fabricación de piedras artificiales, estucos, pinturas, etc.”, en el
Memorial de ingenieros del Ejército. 1858.
49
Néhou, M: “Recherches sur les mortiers hydrauliques et les bétons du Calaisis”, en Annales des Ponts et Chausées.
París, 1835 (primer semestre).
50
Raynal, M.: “Application des injections de béton à l’étanchement des poches et fontaines qui se produisent dans les
bajoyers d’écluses, et des filtrations qui ont lieu à travers les voûtes des pont-aqueducs”, en Annales des Ponts et
Chausées. París, 1836 (segundo semestre).
51
Poirel, M: “Port d’Alger. Jetées à la mer en blocs de béton”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1838 (primer
semestre).
52
Petot, M.: “Description de l’appareil à bétonner employé pour la foundation de la nouvelle digue de l’anse de Kerhoun,
près Brest”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1840 (segundo semestre).
53
Beaudemolin, M: “Memoire sur quelques procédés, outils, machines, etc., employés à la construction des radiers en
béton du pont de Tours”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1841 (primer semestre).
54
Garnier: Dessins et notices relatifs à diverses constructions en ciment de l’exploitation de Vassy-les-Avallon (Yonne),
appartenant à MM. Gariel et Garnier. París, Imprimerie de Bonaventure et Ducessois, 1845.
55
Belgrand, M.: “Notice sur l’établissement d’une conduite destinée à amener les eaux du ru d’Aillon à Avalon, suive de
quelques considérations sur les ouvrages en ciment romain”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1850 (segundo
semestre).
56
Scheidnagel, Leopoldo:”Noticias sobre materiales de construcción en la parte relativa a cales y morteros, como
también de algunos proyectos interesantes para la fabricación de piedras artificiales, estucos, pinturas, etc.”, en el
Memorial de ingenieros del Ejército. 1858.
57
“On the building materials employed in Paris and in the Valley of the Lower Seine”, en The Builder, vol 7, 30 de junio de
1849.
58
“Cronique: Emploi du ciment de Porland au pont Saint-Michel”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1857
(segundo semestre).
59
“Cronique: Mortiers er bétons de ciment”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1858 (primer semestre).
60
Dorveaux, Paul: “Lambot-Miraval, Monier et le Ciment armé” en la Revue Horticole, nº 17 y 18. París, 1919.
61
Lambot-Miraval, Joseph: “Bateau-ciment, expérience et épreuve de cinq ans”. Brignoles, Typographie Perreyrond-
Dufort, h. 1842. Reproducida por Marrey, B. en Joseph Monier et la naissance du béton armé. Obra citada.
62
Lambot-Miraval, Joseph: Fer-ciment, patente de 30 de enero de 1855. Reproducida por Dorveaux, P. en artículo citado.
63
Demarq, Michel: “Une page d’Histoire industrielle: la saga des Coignet”, en Rive Gauche, nº 161. París, junio de 2002.
64 ie
Coignet, François: États de service de la maison Coignet Père et ils et C et de son gérant actuel François Coignet.
Paris, Typographie de Ch.Meyrureis, 1872.
65
Simonnet, Cyrille: Le béton, histoire d’un matériau. Paris, Éditions Parenthèses, 2005.
66
Coignet, François: “Constructions économiques en béton pisé”, en L’ingenieur. París, 1 de noviembre de 1855.
67
Scheidnagel, Leopoldo:”Noticias sobre materiales de construcción en la parte relativa a cales y morteros, como
también de algunos proyectos interesantes para la fabricación de piedras artificiales, estucos, pinturas, etc.”, en el
Memorial de ingenieros del Ejército. 1858.
68
Coignet, François: Emploi des bétons. Patente nº 22994, de 29 de marzo de 1855
69
Coignet, François: Emploi des bétons. Adición a la patente nº 22994. 18 de noviembre de 1858.
70
Coignet, François: Emploi du béton hydraulique. Patente nº 24805. Adición de 26 de septiembre de 1856.
71 ie
Coignet, François: États de service de la maison Coignet Père et Fils et C et de son gérant actuel François Coignet.
Obra citada, p. 6.
72
“Cronique: Bétons maigres moulés de M. Coignet”, en Annales des Ponts et Chausées. París, 1856 (segundo
semestre).
73
Coignet, François: Bétons agglomérés appliqués à l’art de construire. Paris, E. Lacroix, 1861. p.13-14
74
Coignet, François: “Rapport fait à sa majesté l’Empereur Napoleon III sur l’emploi à la mer et sur la terre des bétons
agglomérés à base de chaux, par F. Coignet, ingénieur civil et manufacturier. En Bétons agglomérés appliqués à l’art de
construire. Paris, E. Lacroix, 1861. p.311-314.
75
Coignet, François: Bétons agglomérés appliqués à l’art de construire. Obra citada p.13-14
76
Gillmore, Quincy Adams: “Report on Béton Aggloméré or Coignet-béton, and the materials of which it is made”, en
Professional papers of Corps of Engineers, U.S. Army., nº 19. Washington D.C, US Government Printing Office, 1871.
77
Coignet, François: “Rapport fait à sa majesté l’Empereur Napoleon III sur l’emploi à la mer et sur la terre des bétons
agglomérés à base de chaux, par F. Coignet, ingénieur civil et manufacturier. En Bétons agglomérés appliqués à l’art de
construire. Paris, E. Lacroix, 1861. p.311-314.
78
Coignet, François: “Rapport fait à sa majesté l’Empereur Napoleon III sur l’état actuel des blocs de bétons agglomérés
à base de chaux exécutés a Saint-Jean-de-Luz, par François Coignet, ingénieur civil et manufacturier”. En Bétons
agglomérés appliqués à l’art de construire. Paris, E. Lacroix, 1861. p.322-334.
79
Coignet, Edmond: Note sur le Bétons Coignet. París, Maison Lainé et Cie, 1886. p.21
80
Coignet, François: Bétons aglomeres système Coignet. París, Typographie de Ch. Meyrureis, 1869.
81
Simonnet, Cyrille: “Le béton Coignet”, en Les Cahiers de la recherche architecturale, nº 29, 1992.
82
Boileau, Louis Auguste: “Impressions sur les bétons agglomérés”, en el Moniteur des Architectes. París, 1 de
diciembre de 1867.
83
Coignet, François: “Réponse a M Boileau père”, en el Moniteur des Architectes. París, 1 de febrero de 1868.
84
Certificado de Charles Garnier en Bétons agglomerés système Coignet. Obra citada, p. 30.
85
Certificado de A. Cusin en Bétons agglomerés système Coignet. Obra citada, p. 30.
86
Coignet, François: Bétons agglomerés système Coignet.. Obra citada, p. 6.
87
Certificado de Henri Parent en Bétons agglomerés système Coignet. Obra citada, p.p. 30-31.
88
Gillmore, Quincy Adams: “Report on Béton Aggloméré or Coignet-béton, and the materials of which it is made”. Obra
citada, p. 47.
89
Certificado de M. Alphand en Bétons agglomerés système Coignet. Obra citada, p.p. 27-28.
90
Coignet, François: Bétons agglomerés système Coignet.. Obra citada, p. 8.
91
“Cronique: Emploi du béton agglomeré (système Coignet) dans la construction de l’aqueduc de la Vanne”, en Annales
des Ponts et Chausées. París, 1870 (primer semestre).
92
Ibarreta, A: “Memoria sobre el canal marítimo del istmo de Suez.1870”, en la Revista de Obras Públicas, año XXIX,
número 3. Madrid, 15 de febrero de 1881.
93
Berger, C y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. París,
Dunod, 1902. p. 70.
94
“Crónica científica. Conservación de hierro empotrado en hormigón”, en el Memorial de ingenieros del Ejército, quinta
época, año LXVI, número VII. Madrid, julio de 1911.
95
Coignet, François: Emploi des bétons. Adición a la patente nº 22994. 15 de enero de 1856.
96
Valdés, Nicolás: Manual del ingeniero y arquitecto. Madrid, Establecimiento tipográfico de Gabriel Alhambra, 1870. p. p.
788-789.
97
Collins, Peter: The vision of a new architecture. Publicado en Francia con el título Splendeur du béton. Les
prédécesseurs et l’oeuvre d’Auguste Perret.. París, Hazan, 1995.p.p. 58-59.
98
Rebolledo, José Antonio: Casas para obreros o económicas. Obra citada. p.p.60 y 98.
99
Collins, Peter: The vision of a new architecture. Obra citada. p.p. 61-88.
100
Rebolledo, José Antonio: Construcción general. Madrid, Imprenta y Fundición de J. Antonio García, 1875. p.249.
101
Desiré Michel y Compañía: Noticia sobre el cimento del Mediterráneo. Sus ventajas y usos. Obra citada, p.p. 10-11
102
Bosc, Jean Louis; Louis; Marrey, Bernard y otros: obra citada. p.p..50-51.
103
Bosc, Jean Louis; Louis; Marrey, Bernard y otros: obra citada. p.p.46-47.
104
Bosc, Jean Louis; Louis; Marrey, Bernard y otros: obra citada. p.p.59-63.
105
Bosc, Jean Louis; Marrey, Bernard y otros: obra citada. p.p.102.
106
Delacruz, Jean-Paul: Reliques souterrains & Industrie. 2007. http://paperso-orange.fr/derelicta.
107
Bosc, Jean Louis; Marrey, Bernard y otros: obra citada. p.p.77-78.
108
Monier, Joseph: Perfeccionamientos introducidos en las traviesas de ferro-carriles, aplicables a los travesaños para
formar recipientes de todas clases y a las construcciones en general de hierro y cemento. Patente española nº4433, de
27 de agosto de 1884.
109
De Tedesco, Napoleón y Forestier, Victor: Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé. París,
Librairie de Charles Béranger, 1920. p.p. 7-8.
110
Fougerole, Jacques: “L’évolution du béton armé”, en Cents ans du béton armé. París, Science & Industrie, 1949.
111
Bosc, Jean Louis; Marrey, Bernard y otros: Joseph Monier et la naissance du béton armé. Obra citada. p.87-92.
112
De Tedesco, Napoleón y Forestier, Victor: Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé. Obra citada,
p. 8.
113
Bosc, Jean Louis; Marrey, Bernard y otros: Joseph Monier et la naissance du béton armé .Obra citada. p.93-98
114
“Depósitos para aguas construidos de hierro y cimento”, en La Gaceta del Constructor. Año XIII, número 37. Madrid,
12 de septiembre de 1886.
115
Bosc, Jean Louis; Marrey, Bernard y otros: Joseph Monier et la naissance du béton armé .Obra citada. p.121.
116
Monier, Joseph: Adición a la patente por los perfeccionamientos introducidos en las traviesas para ferro-carriles,
recipientes de todas clases y construcciones en general de hierro y cemento. Expediente nº 6156. Madrid, 5 de agosto de
1886.
117
Bosc, Jean Louis; Marrey, Bernard y otros: Joseph Monier et la naissance du béton armé. Obra citada. p.120-123.
118
“Joseph Monier” en Le Béton Armé, nº 53. Rennes, octubre de 1902.
119
Morsch, Emil: Le béton armé, étude théorique et pratique. París, Librairie Polytechnique Ch. Béranger, 1909. p. p. 213-
214.
120
Bosc, Jean Louis; Marrey, Bernard y otros: Joseph Monier et la naissance du béton armé. Obra citada. p.p. 111-112.
121
Rosenberg, Karl: Los diversos sistemas de construcción de hormigón armado. Barcelona, Casa editorial Feliú y
Susana, 1912.
122
“Beton und Eisen”, en El Cemento Armado. Año III número 7. Madrid, julio de 1903.
123
Berger, C y Guillerme, V: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada, p. 72.
124
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. París y Lieja, Librairie Polytechnique Beranger, Éditeur, 1902.
p.232.
125
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 217
126
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 240-241.
127
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p. p. 93-96.
128
Morsch, Emil: Le béton armé, étude théorique et pratique. Obra citada, p.p. 220-245.
129
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 208-209.
130
Morsch, Emil: Le béton armé, étude théorique et pratique. Obra citada, p.p. 245-252.
131
Zafra, Juan Manuel De: Construcciones de hormigón armado. Madrid, Imprenta de V. Tordesillas, 1911.
132
Vacchelli, José: Las construcciones de hormigón y de cemento armado. Segunda edición española. Madrid, Adrián
Romo Editor, 1910. p.389.
133
“Revista extranjera: El sidero-cemento aplicado a cañerías para agua, depósitos, alcantarillas, etc” en la Revista de
Obras Públicas. Año L, nº 1404. Madrid, 21 de agosto de 1902.
134
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 362-363.
135
101 Cottancin, Paul: “Fabricación de objetos de materia plástica con armazón metálico”, patente española nº12301.
Barcelona, julio de 1891.
136
“Crónica científica”, en el Memorial de ingenieros del Ejército, Tercera época, año VIII, número VI. Madrid, 15 de abril
de 1889.
137
Lavergne, Gérard: “Les travaux en ciment avec ossature métallique du systeme P. Cottancin”, en Le Genie Civil., nº
648(Tomo XXVI). París, 10 de noviembre de 1894.
138
Cottancin, Paul: Notice sur la parfaite construction moderne. París, Imprimerie de la Société Anonyme de Publications
Industrielles et d’Imprimerie administrative, 1897.
139
González Irún, Antonio y Luengo y Carrascal, Juan: Cementos armados. Madrid, Bailly-Baillière, 1900. p. 173-177.
140
Berger, C. y Guillerme, V: Construction en ciment armé: applications générales, theories et systemes divers. París,
Dunod, 1902. p. 824.
141
Berger, C. y Guillerme, V: Construction en ciment armé: applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada. p. 845.
142
Berger, C. y Guillerme, V: Construction en ciment armé: applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada. p. 295.
143
De Tedesco, Napoleón y Forestier, Victor: Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.Obra citada,
p. 95
144
Lavergne, Gérard:”Constructions en ciment armé”, en Le Genie Civil., nº 857(Tomo XXXIV). París, 12 de noviembre
de 1898.
145
Berger, C. y Guillerme, V: Construction en ciment armé: applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada.
146
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 379-380.
147
De Tedesco, Napoleón y Forestier, Victor: Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.Obra citada,
p. 186.
148
Berger, C y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada, p. 554-556.
149
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 163-164
150
Berger, C y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada, p. 526.
151
Bosc, Jean Louis; Marrey, Bernard y otros: Joseph Monier et la naissance du béton armé. Obra citada. p.133-134
152
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 364-365.
153
Planat, P.: L’art de bâtir. París, Librairie de la Construction Moderne, 1902. p.560.
154
Bosc, Jean Louis; Marrey, Bernard y otros: Joseph Monier et la naissance du béton armé. Obra citada. p.135-143.
155
“Revista extranjera: hormigón armado”, en la Revista de Obras Públicas. Año XLVII, nº 1299. Madrid, 16 de agosto de
1900.
156
Berger, C y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada, p. 575.
157
Bied, J.: Chaux hidrauliques et ciments Portland de Lafarge et du Teil. París, Ch. Béranger Éditeur, 1903. p.25.
158
Morel, Marie-Auguste: Le ciment armé et ses applications. París, Gauthier-Villars, 1902. p.147.
159
Dubois, J.: Notice sur les constructions en ciment armé. Maçon, Protat Frères imprimeur, 1896. p.p.40-51.
160
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 203-205.
161
Berger, C y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada, p. p. 785-791.
162
“Nuestros colaboradores. Mr. Louis Coularou”, en El Cemento Armado, año I, úmero 2. Madrid, 28 de febrero de 1901.
163
Société des constructions en Fer-Béton,système Matrai: Notice descriptive des constructions en fer béton Sytème
Matrai. Tours, Imprimerie E. Arrault et Cie, 1899. p. v (preface)
164
“Au lecteur”, en Le Fer-Béton. Año primero, nº 1. Tours, agosto de 1899.
165
“Tableau des travaux les plus importants en Fer-Béton, système Matrai, exécutés à l’étranger”, en Le Fer-Béton. Año
primero, nº 4. Tours, noviembre de 1899.
166
“Aux lecteurs”, en Le Fer-Béton. Año primero, nº 3. Tours, octubre de 1899.
167
“Le Fer-Béton système Matrai”, en Le Fer-Béton. Año primero, nº 2. Tours, septiembre de 1899.
168
“Les travaux du Métropolitain de Paris”, en Le Fer-Béton. Año primero, nº 12. Tours, julio de 1899.
169
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p. 344 y 366-367.
170
“Le Fer-Béton système Matrai”, en Le Fer-Béton. Año primero, nº 3. Tours, octubre de 1899.
171
Société des constructions en Fer-Béton, système Matrai: Notice descriptive des constructions en fer béton Sytème
Matrai. Obra citada, p.42.
172
Fougerole, Jacques: “L’évolution du béton armé”, en Cents ans du béton armé. Obra citada.
173
“Variétés: Exposition de 1900. Effondrement de la passerelle du Globe Celeste”, en Le Génie Civil. Año 20,
tomoXXXVII, nº 934. París, 5 de mayo de 1900.
174
“Información. Construcción de cubierta y pilares del tercer deposito del Canal de Isabel II, empleando hormigón o
cemento armado”, en El Cemento Armado. Año III, nº 1. Madrid, enero de 1903.
175
Aguado, José: “Una obra notable de hormigón armado. El depósito para el servicio de aguas de la Villette”, en La
Construcción Moderna, año II, nº 17. Madrid, 5 de septiembre de 1904.
176
De Tedesco, Napoleón y Forestier, Victor: Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.Obra citada,
p. p. 101-102.
177
Berger, C y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada, p.p. 745.
178
Saiz, A: “El sistema Boussiron”, en El cemento armado, año I, número 8. Madrid, 31 de agosto de 1901.
179
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 114-116
180
Hammoutène, Frank y Marrey, Bernard: Le béton à Paris. Paris, Éditions du Pavillon de l’Arsenal, 1999. p.19.
181
“Tubería de hormigón armado para resistir grandes presiones”, en La Construcción Moderna, año IV, nº 12. Madrid, 30
de junio de 1906.
182
Morel, Marie-Auguste: Le ciment armé et ses applications. Obra citada, p.p. 147-148.
183
Berger, C. y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers.. Obra
citada, p. 774.
184
“Nuestros colaboradores”, en El cemento armado. Año I, número 1. Madrid, 31 de enero de1901.
185
Fougerole, Jacques: “L’évolution du béton armé”, en Cents ans du béton armé. Obra citada.
186
Planat, P.: L’art de batir. Obra citada. p.556.
187
“Puente en Vigueux (Francia) de cemento armado”, en El cemento armado. Año I, número 2. Madrid, 28 de febrero de
1901.
188
“Triunfo del cemento armado en el incendio del Metropolitano de París”, en El Cemento Armado. Año III, nº 11.
Madrid, noviembre de 1903.
189
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 3 y 20.
190
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 129-130.
191
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 257-260.
192
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 210-212.
193
“Martínez y Ruíz de Azua, Enrique: “Hormigón de cemento armado”, artículo publicado en la Revista de Obras
Públicas, año XLVIII, número 1363. Madrid, 7 de noviembre de 1901.
194
“Puente del sistema Melan en Steyr”. En la Revista de Obras Públicas, Año XLVI, número 1232. Madrid, 4 de mayo de
1899.
195
Mörsch, Emil: Le béton armé, Étude theorique et pratique. Obra citada, p.p. 295-297.
196
Berger, C. y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada, p.p. 718-744.
197
Collins, Peter: Concrete, the vision of a new architecture. Obra citada, p.128.
198
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 318-320.
199
Sanchiz, L.: “Los grandes almacenes del Canal Marítimo de Manchester”, en La Construcción Moderna, año II, nº 23.
Madrid, 15 de diciembre de 1904.
200
“Description des expériences faites”, en Le Fer-Béton. Año primero, nº 3. Tours, octubre de 1899.
201
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 260-263.
202
Holgate, Alan: "John Monash, Engineering entreprise prior to WW1". 2000.
http://home.vicnet.net.au/~aholgate/jm/jm_intro.html
203
Reed, Peter; Salmond, Jeremy; y Schoonees, Kate: Historic concrete structures in New Zealand. Wellington, Science
& Technical Publishing, 2005.
204
Vacchelli, José: Las construcciones de hormigón y de cemento armado. Segunda edición española. Obra citada,
p.427.
205
“9º tableau des travaux les plus importants en Fer-béton, système Matrai, exécutés à l’étranger”, en Le Fer-béton, Año
1ª, nº 6. Tours, enero de 1900.
206
Nelva, Riccardo y Signorelli, Bruno: Avvento ed evoluzione del calcestruzzo armato in Italia: il sistema Hennebique.
Milán, Edizione di Scienza e Tecnica, 1990. p. p. 20-26.
207
Nelva, Riccardo y Signorelli, Bruno: Avvento ed evoluzione del calcestruzzo armato in Italia: il sistema Hennebique.
Obra citada, p. p. 119-121.
208
Franquichel, R.: “Acueductos de cemento armado”. En El Cemento Armado, año II, número 3. Madrid, marzo de 1902.
209
Delhumeau, Gwenaël; Gubler, Jacques; Legault, Réjean y Simonnet, Cyrille: Le béton en représentation. La mémoire
photographique de l’entreprise Hennebique 1890-1930. Obra citada, p.p. 18-21
210
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 222
211
“Travaux publics: Le tunnel du Simplon”, en Le Génie Civil, número 959 (año vigésimo, tomo XXXVII). París, 27 de
octubre de 1900.
212
Gallego, E.: “Las piezas aisladas de cemento armado y las vigas huecas, sistema Siegwart”, en La Construcción
Moderna. Año II, número 15. Madrid, 15 de agosto de 1904.
213
Emer, Franz y Von Emperger, Fritz:”Sistema Visintini. Vigas de alma calada, de cemento armado”, en El cemento
armado. Año III, número 9. Madrid, septiembre de1903.
214
Fort, Domingo: Construcciones en hormigón armado. Sociedad Bilbaína de Artes Gráficas. Bilbao, 1901.p.13.
215
“Necrología. Schouiatschenko”, en El Cemento Armado. Año III, número 6. Madrid, junio de 1903.
216
Barutell, Carlos: “Modernas obras de cemento armado”, en El Cemento Armado. Año III, número 12. Madrid, diciembre
de 1903.
217
Franquichel, R.: “Escaleras de cemento armado”, en El Cemento Armado. Año II, número 5. Madrid, mayo de 1902.
218
“Troisième congrès du béton de ciment armé, séance du mardi soir 24 janvier 1899”, en Le Béton Armé, nº 11, abril
de 1899.
219
Collins, Peter: Concrete, the vision of a new architecture. Obra citada, p. 104.
220
Delhumeau, Gwenaël: L’invention du béton armé. Hennebique 1890-1914. Paris, Norma Editions, 1999. p.33-61.
221
Seco de la Garza, Ricardo: Construcciones de hormigón de cemento armado, sistema Hennebique privilegiado.
Extracto de la memoria descriptiva del sistema. Madrid, imprenta de Hernando y C.ª. Madrid, 1898.
222
Martínez, J.: Étude sur les constructions en béton de ciment armé . París, Imprimerie Paul Dupont, 1896. p. 18.
223
Grotta, Ramón: “Resistencia al fuego de las construcciones de cemento armado sistema Hennebique”, en la Revista
de Obras Públicas, año XLVII, nº 1269. Madrid, 18 de enero de 1900.
224
Delhumeau, Gwenaël: L’invention du béton armé. Hennebique 1890-1914. Obra citada, p.p.84-93
225
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p. 202
226
Lavergne, Gérard: “Constructions en ciment armé”, en Le Génie Civil. Año 19, tomo XXXIV, nº 857. París, 12 de
noviembre de 1898.
227
Fort, Domingo: Construcciones en hormigón armado. Obra citada.p.7.
228
De Mollins, Samuel: “Compte rendu d’une visite au Congrès des ingenieurs du sud-ouest de la France à Nantes”, en el
Bulletin de la Société Vaudoise des Ingénieurs et des architectes. Lausanne, Imprimerie Georges Bridel, 1897.
229
Martínez, J.: Étude sur les constructions en béton de ciment armé. Obra citada. p.p. 38-50.
230
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p. 223.
231
“Le ciment armé dans la construction des silos”, en Le Béton Armé. Año sexto, nº 66. Rennes, noviembre de 1903.
232
Simonnet, Cyrille: Le béton, histoire d’un materiau”. Obra citada, p. 75.
233
Seco de la Garza, Ricardo: “Aplicaciones militares de los hormigones armados”, en el Memorial de ingenieros del
Ejército. Año LV. Madrid, 1900.
234
Smeaton, A.C.: The builder’s Pocket Companion; containing the elements of building, surveying and architecture. Obra
citada., p. p. 24-37.
235
Valdés, Nicolás: Manual del ingeniero y del arquitecto. Madrid, Establecimiento tipográfico de Gabriel Alhambra, 1870.
236
Beckwith, Leonard F.: Paris Universal Exposition, 1867. Report on beton-coignet, its fabrication and uses.
Washington,1868.
237
Chamberlin, William P.: “The Cleft-ridge Span: America’s First Concrete Arch”, en Industrial Archeology, vol 9, nº
1.New York, 1983.
238
Postal, Matthew A.: “Report on the New York and Long Island Coignet Stone Company Building”. The New York City
Landmarks Preservation Commission. New York, 2007.
239
“Early Concrete structure Landmarked”, en Roebling Chapter Newsletter, vol 15, nº 2. New York, agosto de 2006.
240
Postal, Matthew A. : “Report on the New York and Long Island Coignet Stone Company Building”. Obra citada.
241
De las Casas Gómez, Antonio: “Las bóvedas de Guastavino”. En la Revista de Obras Púlicas, nº 3422. Madrid, mayo
de 2002.
242
Ward, William E.: “Béton in combination with iron as a building material”. En el Journal of American Society of
Mechanical Engineers. Vol 4, 1882-83. ASME, Nueva York, 1883. p.p. 388-403.
243
Berger, C. y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada, p. 74.
244
Collins, Peter: Concrete, the vision of a new architecture. Obra citada, p. 99.
245
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p. 91.
246
Banham, Reyner: La Atlántida de hormigón. Madrid, Nerea, 1989. p.p. 66.
247
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p. 162
248
De las Rivas y López, Manuel: “Chimeneas de Fábrica”, en el Memorial de ingenieros del Ejército. Madrid, Imprenta
del Memorial de Ingenieros, 1905.
249
Banham, Reyner: La Atlántida de hormigón. Obra citada. p.p. 60-83.
250
Collins, Peter: Concrete, the vision of a new architecture. Obra citada, p. 102-103
251
Banham, Reyner: La Atlántida de hormigón. Obra citada. p.p. 85-88.
252
Berger, C. y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada, p. 573-574.
253
Wilde, Robert E.: American Concrete Institute, a century of progres. ACI Publications, 2003. p.13.
254
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p. 241-251.
255
“La industria y las obras públicas. El Métal Déployé en España”, en la Revista de Obras Públicas. Año XLVII, número
1277. Madrid, 15 de marzo de 1900.
256
Berger, C. y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada. p. 686.
257
Gallego, Eduardo: “Cálculo y aplicaciones de los arcos Golding”, en La Construcción Moderna, año IV, nº 12. Madrid,
30 de junio de 1906.
258
Soriano, Jorge: ”Una aplicación original del cemento armado”, en el La Construcción Moderna, año VII, nº 5. Madrid,
15 de marzo de 1909.
259
Coignet, Edmond: Project de pont de 112 mètres d’ouverture, construction mixte en ciment et acier. París, Imprimerie
Chaix, 1894. p. 3.
260
Galeron, M: Le Cosmorama, conférence faite à l’École des Beaux Arts. París, Alphonse Lemerre Éditeur, 1895.
261
“Le grand Globe céleste de l’Exposition de 1900”, en Le Fer-Béton. Año primero, nº 5. Tours, diciembre de 1899.
262
Pilatre, M.: “Le Fer-Béton à l’Exposition”, en Le Fer-Béton. Año segundo, nº 13 Tours, agosto de 1900.
263
Berger, C. y Guillerme, V.: La Construction en ciment armé. Applications générales, theories et systemes divers. Obra
citada.
264
Seurat, M.:”Exposition de 1900. Revue des travaux de l’Exposition. Les Palais des Champs-Elysées”. En Le Génie
Civil., número 833 (año 18, tomo XXXII). París, 28 de mayo de 1898.
265
Dantin, Ch.:”Exposition de 1900. Passerelle en béton armé reliant le pavillon de Madagascar au Trocadero”. En Le
Génie Civil., número 934 (año 20, tomo XXXVII). París, 5 de mayo de 1900.
266
Delhumeau, Gwenaël: L’invention du béton armé. Hennebique 1890-1914. Obra citada, p.p.235-236
267
Mesnager, A.: Cours de Béton Armé, notes prises par les auditeurs. Paris, Imprimerie Goury, 1910. p.p.7-9.
268
Autor sin identificar: L’accident de Bâle et les accidents de chantier. Levallois-Perret (Suiza), Imprimerie Crété de
l’Arbre, 1902. p. 7
269
Christophe, Paul: Le béton armé et ses applications. Obra citada, p.p. 6-8.
270
Díaz de Canto, E: ”Reglamentos alemanes para las construcciones de cemento armado”, artículo publicado en El
cemento armado. Año III, número 1. Madrid, enero de 1903.
271
“Crónica científica”, en el Memorial de ingenieros del Ejército, Cuarta época, año LIX, número XI. Madrid, noviembre
de 1904.
272
“Comisión francesa del hormigón armado”, en El cemento armado. Año I, número 3. Madrid, 31 de marzo de 1901.
273
Ministère des travaux publics, des postes et des télégraphes. Commission du ciment armé: Expériences, rapports &
propositions ministerielles relatives à l’emploi du béton armé. París, Dunod et Pinat, 1907.
274
Harel de la Noë: “Nota sobre el puente en X de Mans”, en El cemento armado. Año I, número 5. Madrid, 30 de mayo
de 1901.
275
Fougerole, Jacques: “L’évolution du béton armé”, en Cents ans du béton armé. Obra citada, p. 65.
276
Mörsch, Emil: Le béton armé, étude théorique et pratique. Obra citada, p.p.313-314.
277
Amigó, Narciso: “El puente de Neckarhausen sobre el Neckar (Alemania)”, en La Construcción Moderna, año III, nº 10.
Madrid, 30 de mayo de 1905.
278
Mörsch, Emil: Le béton armé, étude théorique et pratique. Obra citada, p.p.297.
279
Tamayo, Isidoro: “El cemento armado y las modernas obras de ingeniería”, en La Construcción Moderna, año II, nº 17.
Madrid, 15 de septiembre de 1904.
280
Riboud, M.: “Notice sur un pont en béton armé système Hennebique construit sur l’Aisne, à Soissons”, en Annales des
Ponts et Chausées. París, 1903 (segundo semestre).
281
Mesnager, A.: Cours de Béton Armé, notes prises par les auditeurs. Obra citada, p.6.
282
“Le Réservoir de Kobanya”, en Le Béton Armé. Año sexto, nº 66. Rennes, noviembre de 1903.
283
Fort, Domingo: Construcciones en hormigón armado. Blbao, Sociedad Bilbaina de Artes Gráficas, 1901. p.20.
284
Delhumeau, Gwenaël: L’invention du béton armé. Hennebique 1890-1914. Obra citada
285
“Presas americanas de cemento armado”, en Ingeniería. Año II, nº 56, Madrid, 10 de noviembre de 1906.
286
“Presa hueca de cemento armado”, en La Construcció Moderna. Año VIII, nº 3. Madrid, 15 de febrero de 1910
287
Magny, A.V.: La construction en béton armé. Paris, Librairie Polytechnique Ch. Béranger, 1932. p.688.
288
“Una barca de cemento armado”, en la Revista de Obras Públicas, año XLIV, nº 1139. Madrid, 22 de julio de 1897.
289
De Tedesco, Napoleón y Forestier, Victor: Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.Obra citada,
p. p. 503-506.
290
De Tedesco, Napoleón y Forestier, Victor: Manuel théorique et pratique du constructeur en ciment armé.Obra citada,
p. p. 506-507.
291
“Gran puente de hormigón armado en Roma”, en Ingeniería. Año VIII, nº 256. Madrid, 10 de mayo de 1912.
292
Hering, Oswald C.: Concrete and stucco houses. Nueva York, McBride, Nast & Company, 1912. p.p. 91-92.
293
“El cemento armado en el VI Congreso Internacional de Arquitectos”, en El cemento armado. Año IV, número 2.
Madrid, mayo de 1904.
294
Bassegoda, Joaquín: “El cemento armado en la Arquitectura”, en La Construcción Moderna, año IX, nº 11. Madrid, 15
de junio de 1911.
295
Gargiani, Roberto: Auguste Perret. Paris, Gallimard/Electa, 1994. p. p. 62-63.
296
Frampton, Kenneth: Estudios sobre cultura tectónica. Madrid, Akal, 1999. p.p. 60-61.
297
Chueca Goitia, Fernando: Historia de la Arquitectura Occidental. Tomo V, el siglo XX, de la Revolución Idustrial al
Racionalismo. Madrid, Dossat, 1981. p. 104.
298
Citado por Gargiani, Roberto en Auguste Perret. Paris, obra citada. p.p. 63.
299
García-Diego, Tomás: Estética del hormigón. Conferencia dada en la Escuela de ingenieros de Caminos. Madrid,
Editorial de la Revista de Obras Públicas, 1934.
300
García-Diego, Tomás: “La influencia del ingeniero en el Arte de nuestro tiempo”, en la Revista de Obras Públicas. Año
LXXIII, nº 2430. Madrid, 1 de junio de 1925.
301
Leniaud, Jean Michel: Les bâtisseurs d’avenir. Obra citada. p.p.292-293.
302
Frampton, Kenneth: Estudios sobre cultura tectónica. Madrid, Akal Ediciones, 1999. p.p.106-109.
303
Curtis, William J.R.: La arquitectura moderna desde 1900. Londres, Pahidom Press Limited, 2006. p. p. 80-81.
304
Luebkeman, Chris H. : History of structural concrete case studies. 1995.
http://darkwing.uoregon.edu/~struct/resources/case_studies/case_studies_concrete/case_studies_concrete.html.
305
Collins, Peter: Concrete, the vision of a new architecture. Obra citada, p. p. 160-163.
306
Mies van der Rohe, Ludwig: “Bürohaus”, citado por Cohen, Jean-Louis en Mies van der Rohe. Madrid, Akal, 2007. p.p.
34-37.
307
Leniaud, Jean Michel: Les bâtisseurs d’avenir. París, Fayard, 1998. p.p.342.
308
Giedion, Sigfried: Construire en France. Construire en fer. Construire en béton. París, Editions de La Villette, 2000.
p. p. 83-86.
309
Fernández Troyano, Fernando: Tierra sobre el agua. Visión histórica universal de los puentes. Madrid, Colegio de
Ingenieros de Caminos, Canlaes y Puertos, 1999. p.34.
310
Maillart, Robert: “L’ingénieur et les autorités”, en Vie, art et cité, enero-febrero de 1940. Recopilado por Marrey,
Bernard en Écrits d’ingénieurs. París, Editions du Linteau, 1997. p.p. 89-94.
311
Imhof, Daniel: Les ponts de Robert Maillart. Cambridge, Universidad, 2000.
312
Maillart, Robert: “L’ingénieur et les autorités”. Obra citada.
313
Guyon, Frank, y otros: Eugène Freyssinet, un ingeniero revolucionario. Madrid, Fundación Esteyco, 2003. p.8.
CAPÍTULO SEGUNDO:
El hormigón armado se introdujo en España en los últimos años del siglo XIX. Su
aparición en nuestro país coincidiría, pues, con el desastre del 98, el acontecimiento que tan
profundamente marcaría la vida de la nación en los años siguientes.
Esta época en la que el nuevo material daría sus primeros pasos, sería la del
Regeneracionismo, la profunda revisión de todas las cuestiones de la vida nacional que surgió
tras la pérdida de los últimos restos del imperio colonial.
El sector agrario desarrollaba una doble producción: por un lado, las explotaciones
destinadas al abastecimiento interior, que el excesivo proteccionismo había hecho deficientes;
por otro, estaban los cultivos de productos mediterráneos destinados a la exportación, que
junto con la minería constituían el principal aporte de divisas para el país.
Durante el primer tercio del siglo XX, la agricultura experimentó una notable expansión,
en cierta medida impulsada por las políticas regeneracionistas, que habían hecho de la
modernización del campo uno de sus leitmotiv.
La obsesión por los regadíos de principios de siglo movió a los gobernantes a promover
vastos programas de obras hidráulicas, que dieron un importante impulso a la industria de la
construcción en general. Significativamente uno de ellos, el Canal de Aragón y Cataluña (1907)
representó un notable respaldo a la construcción con hormigón armado.
A esta gran industria, de desigual implantación, vendría a sumarse una amplia variedad
de establecimientos menores. Harineras, almazaras, azucareras, industrias del calzado o
papeleras, estas sí repartidas por todo el territorio, serían las que protagonizarían realmente
esta fase de la industrialización española, convirtiéndose en “las auténticas difusoras de la
Revolución Industrial”3.
Por entonces haría su aparición una nueva industria pesada, la del cemento, dando lugar
a la construcción de grandes instalaciones de hormigón armado. La de Tudela-Veguin
(Asturias), creada en 1899, fue la primera fábrica de portland de España. Algo más tarde se
crearía la cementera Asland, con su principal factoría en Castellar de N’Hug, provincia de
Barcelona. En estos dos casos su accionariado era íntegramente español. Aunque no era rara
la constitución de compañías con capital extranjero como la “Société Générale des Ciments
Portland de Sestao-Bilbao”.
Otras de las nuevas industrias de estos años serían las hidroeléctricas, muchas de ellas
constituidas con financiación extranjera sería importantísima. Asimismo, en las grandes
ciudades las compañías de gas ciudad darían lugar a la construcción de importantes
establecimientos industriales.
El mismo efecto positivo tendrían los grandes programas urbanísticos que se llevaron a
cabo en las ciudades importantes. Una de las actuaciones típicas fue la apertura de nuevas
calles representativas, las Grandes Vías. La de más trascendencia sería la madrileña, pero
también tendrían la suya varias capitales de provincia como Granada.
En definitiva, el primer tercio del siglo XX, la época inicial del hormigón armado en
nuestro país, fue para España un periodo de expansión económica. El crecimiento fue
acompañado por una notable modernización de todas las estructuras productivas, tanto las
agrarias, la actividad principal, como especialmente las industriales. La construcción se
benefició de estas circunstancias, propiciando el gran incremento de la actividad la
implantación de las nuevas obras de hormigón armado.
Figura 1. Anuncio de la empresa constructora de José Eugenio Ribera en El Cemento Armado. 1901. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
De estas últimas atribuciones surgiría la figura del arquitecto municipal, empleo oficial
estable al que muchos de ellos aspiraban6. Sin embargo, la mayoría de los arquitectos
desarrollaría su profesión en el ámbito privado, dedicados al diseño y construcción de edificios
de toda clase y entidad para clientes particulares.
En un escalafón inferior se encontraban los maestros de obras, con título reconocido por
la Academia de San Fernando. Estaban habilitados para “proyectar y dirigir por sí solos los
edificios particulares en los pueblos que no lleguen a 2000 vecinos, y en los demás en que no
hubiese arquitecto”7.
Por la Real Orden de 10 de octubre de 1845 les fue encomendada, con carácter
exclusivo, la realización de todas las obras públicas del Estado. Después, como ya se ha
comentado, se modificó esta resolución, admitiendo la participación de los arquitectos en las
obras municipales.
Por iniciativa del ministro Seijas Lozano, en 1850 se fundó en Madrid el Real Instituto
Industrial, donde se impartirían las enseñanzas para la obtención de la nueva titulación de
ingeniero industrial. De sus aulas saldría seis años después la primera promoción española de
ingenieros industriales, continuada después en nuevas escuelas fundadas en Barcelona,
Sevilla, Valencia, Vergara y Gijón10.
Con la aparición de estas nuevas ingenierías especializadas, los ingenieros del ejército
fueron paulatinamente centrándose en las competencias exclusivamente militares. No obstante,
su formación les habilitaba completamente para realizar trabajos de arquitectura e ingeniería,
atribuciones estas últimas que les fueron reconocidas mediante R. O. de 7 de enero de 1900.
De hecho, en las colonias de Cuba y Filipinas, y más adelante en las ciudades españolas
del Norte de África, ejercerían ampliamente y con toda naturalidad estas funciones,
encargándose de todas las cuestiones relativas a las Obras Públicas y hasta de la construcción
de edificios.
Queda por último describir el papel de los protagonistas anónimos de todas las
construcciones: los obreros. El oficio principal era sin duda el de albañil, dentro del cual se
englobaban varios grados o categorías. Se iniciaban en el oficio a los trece o catorce años,
como aprendices, pudiendo ascender después a oficiales y capataces. Incluso podían llegar a
ser “dependientes”, auténticos jefes de obra elegidos por el contratista “entre aquellos oficiales
o maestros albañiles que, habiendo pasado por todos los grados de su oficio, son bastante
aplicados e inteligentes [..] y a una conducta digna y experiencia bastante en el trabajo, reúnan
una instrucción regular, sabiendo a lo menos leer, escribir, hacer las operaciones elementales
de aritmética y conociendo un poco de dibujo lineal y el corte de piedras”.
Figura 2. Obreros en la construcción del Banco Guipuzcoano (San Sebastián). 1900. En El Cemento Armado.
Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 3. Obreros en la construcción del Canal de Aragón y Cataluña. 1905. En la Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
En cuanto al hierro utilizado en la construcción, tres eran las modalidades que se podían
encontrar: hierro forjado, fundición y acero. Las dos primeras, las tradicionales, fueron poco a
poco relegadas a cometidos secundarios por los elementos de acero, cuya producción empezó
a generalizarse a finales del siglo XIX.
Las viviendas más modestas se levantaban con paredes de adobe, tapial, mampostería
o ladrillo. Los pisos se formaban con una armazón de viguetas de madera apoyadas
directamente en los muros o en otras vigas de madera. Encima se disponía un enlistonado
acompañado por una capa de argamasa para recibir el pavimento. Este era el procedimiento
más empleado en las aldeas pobres y edificios rurales.
Figura 4. Forjados de viguetas de madera. Solución tradicional con enlistonado. En Ger, Tratado de Construcción civil.
1898.
La fábrica de ladrillo era la más utilizada en la edificación por diversas razones: “en las
comarcas donde la piedra escasea, y por consiguiente es cara, el ladrillo, siendo fabricado de
buena tierra, es decir, dura y bien cocido, no absorbe la humedad, reemplaza con ventaja la
piedra, en cuanto que la pared de ladrillos no necesita ser tan gruesa como la de sillares,
sillarejos y pedruscos” 14.
Los forjados de los edificios de cierta entidad, sobre todo en las ciudades se resolvían
con viguetas planas y bovedillas. A medida que mejoraba la fabricación de perfiles de hierro fue
generalizándose la viguería de este material, en detrimento de la tradicional de madera. Ya en
1870 los suelos con viguetas de hierro forjado eran bastante utilizados en Madrid y Valencia15.
Figura 5. Forjado de viguetas de hierro y relleno de mampostería de yeso y cascotes o ladrillos. En Valdés, Manual del
ingeniero y arquitecto. 1870. Biblioteca de la Universidad de Granada.
Finalmente, la solución más utilizada fueron los forjados de viguetas metálicas y bóvedas
de rosca de ladrillo. A finales de siglo estaba muy extendido el empleo de viguetas con sección
en doble T, espaciadas a distancias de setenta centímetros a un metro.
Figura 6. Forjados de viguetas de metálicas y bóvedas de rosca de ladrillo. En Ger, Tratado de Construcción civil.
1898.
Si entre los muros de carga había que dejar un espacio considerable, el edificio se
dividía “en dos o tres naves por medio de columnas de fundición huecas encargadas de
sostener los extremos de las dobles o grandes divisorias de las crujías”16.
Figura 7. Columna hueca de fundición. En Valdés, Manual del ingeniero y el arquitecto. 1870. Biblioteca de la
Universidad de Granada.
Los techos de los sótanos solían resolverse con bóvedas. En las zonas rurales se usaba
mampostería, pero en las capitales, “donde el arte de construir está más adelantado”, se
hacían con “arcos de ladrillo y suelos de varias capas de baldosas o ladrillo, rellenando los
riñones y declives de los arcos con despojos de sillares y argamasa”. No obstante, cada vez
con mayor frecuencia se hacían los techos de los sótanos como en los pisos superiores, no
teniendo el albañil “que construir otros arcos sino aquellos que les han de dar paso a través de
las paredes principales”17.
En cuanto a las cubiertas inclinadas, se formaban “con dos obras muy diferentes: una la
armadura de madera, de hierro o de ambos materiales, que determina o fija la figura de la
cubierta, y otra la cubierta verdaderamente dicha o sea la superficie que recibe directamente la
acción del agua, de la nieve del aire o del sol y es el revestido de la anterior”18. Las
tradicionales armazones de madera fueron sustituyéndose, sobre todo en edificios importantes,
por cerchas de perfiles laminados unidos mediante roblones.
Figura 8. Estructuras metálicas para soporte de cubiertas. En Ger, Tratado de Construcción civil. 1898.
Por lo que se refiere a las cimentaciones, si el terreno era competente se resolvían con
zapatas corridas para los muros de carga. Se hacían rellenando zanjas previamente excavadas
con pedruscos “mejor o peor colocados por capas que se apisonan fuertemente para que
hagan el menor asiento posible” y trabadas con argamasa. En algunas zonas se rellenaban las
zanjas con “mazacote, que es una mezcla de cal, arena y casquijo”19.
Figura 9. Cimentaciones con pozos y arcadas del cuartel de Ballajá (Puerto Rico). 1897. Rafael Aguirre, ingeniero
militar. En el Memorial de Ingenieros del Ejército. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
En ausencia de terreno firme se recurría a los pilotes, que se hacían con madera,
preferentemente de roble, y se hincaban con martinetes.
Figura 10. Martinete para hinca de pilotes de madera. En Rebolledo, Manual del Constructor. 1893. Biblioteca de la
Universidad de Granada.
Figura 11. Perfiles laminados disponibles hacia 1900. En Rebolledo, Manual del Constructor. 1893. Biblioteca de la
Universidad de Granada.
A finales del XIX empezaron a introducirse en España los cerramientos con cámara de
aire combinados con estructura metálica (como el sistema patentado en 1888 por la Sociedad
Anónima Internacional de Construcción de Brain-le-Comte), consiguiendo edificios más sólidos,
resistentes al fuego, económicos y con buenas prestaciones de aislamiento térmico y
acústico21.
Figura 12. Sistema de construcción de hierro y mampostería con muros huecos, patentado por la Sociedad Anónima
Internacional de Construcción de Brain-le-Comte en 1888. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y
Marcas.
En los primeros años del siglo XX las corrientes que habían marcado la segunda mitad
de la centuria anterior, historicismo y eclecticismo, continuaban dominando la creación
arquitectónica.
Figura 13. Casa de Braulio Echeverría en San Sebastián. Luís Elizalde, arquitecto. Fachada de piedra arenisca y
terrazas de cemento armado. 1906. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 14. Chalet de D. José Freixa en Tarrasa (Barcelona). Luís Moncunill y Parellada, arquitecto. 1908. En
Arquitectura y Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Las primeras décadas del siglo XX verían también la aparición de los estilos
regionalistas, completando el panorama de la arquitectura nacional hasta la irrupción de las
primeras muestras del Movimiento Moderno a finales de la década de 1920.
Figura 15. Casa de campo de D. Juan Garay en Oñate (Guipúzcoa). Francisco de Urcola, arquitecto. 1908. En
Arquitectura y Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Eso sí, poco a poco los arquitectos fueron adoptando los nuevos materiales de
construcción, aunque sin aprovechar sus posibilidades para dar una nueva imagen a los
edificios. La fuerza del progreso había hecho ineludible su incorporación, pero casi siempre
para resolver aspectos funcionales (facilidad de ejecución, resistencia al fuego, etc.) o por
razones de economía. En lo relativo a la estética, los planteamientos continuaban inmutables.
Figura 16. Casa de estilo historicista en Barcelona con fachada de piedra artificial de la casa Sucesor de B. Maurell.
1905. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Entre los nuevos materiales el papel más destacado correspondía al hierro. Como ya se
ha comentado, la generalización de la estructura metálica, aunque no percibida exteriormente,
en edificios importantes era un hecho en el cambio de siglo.
En Agustín de Villajos tuvo la arquitectura del hierro fundido uno de sus mejores
representantes, con obras como el Circo Parish o los teatros de la Comedia y María Guerrero.
También Eduardo Adaro realizó una importantísima aportación con las galerías interiores y
patios del Banco de España23.
En el caso de las estaciones, de las que no había precedentes, se tuvo que desarrollar
una configuración completamente nueva, que respondiera a los complejos condicionamientos
funcionales (cubiertas de grandes luces particularmente). La tecnología constructiva del hierro
era la única que podía satisfacer estas exigencias.
Surgiría así la oportunidad de desarrollar una verdadera arquitectura del hierro pura,
emancipada de la tradición edificatoria. Sin embargo, no se verificaría del todo porque al asumir
Figura 17. Construcción de la Estación de Atocha. Madrid, 1888-1892. Alberto de Palacio, arquitecto.
En cuanto a los mercados, para cuya definición pudieron servir de inspiración otros
edificios (la nave longitudinal), la estructura de hierro, que permitía la organización de amplios
espacios, buena iluminación cenital y, sobre todo, ventilación, se hizo insustituible24.
El auge de las estructuras de hierro, cuyos avances en las obras de ingeniería estaban
deslumbrando al mundo de la construcción, daría lugar en el ámbito arquitectónico a ensayos
tan curiosos como la Iglesia de Nuestra señora del Carmen en Manila (Filipinas). Proyectada
por el ingeniero de caminos Genaro Palacios, no tenía “aparte de los macizos de los cimientos,
ningún material más que el hierro, el vidrio de los ventanales y la madera sólo en el piso”. Fue
construida en Bélgica por la Société Anonyme d’Entreprises des Travaux Publics, montada y
ajustada en sus talleres “y después de marcadas las piezas convenientemente se desarmaba,
embalaba y remitía a Manila, donde con los planos e instrucciones de D. Genero Palacios se
procedía al montaje”25.
Figura 19. Iglesia de hierro de Nuestra Señora del Carmen en Manila, Filipinas (1897). Genaro Palacios, ingeniero de
caminos. Arriba, vista de la iglesia terminada. Abajo, estructura montada en los talleres de la empresa constructora en
Bélgica .En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 20. Construcción de un edificio con entramados de pórticos metálicos. Gran Vía, Madrid. Hacia 1920.
La expansión del sector industrial que se vivió en estos años dio lugar a que por todo el
país se levantaran modernas edificaciones para la industria. En su construcción se combinaban
materiales tradicionales (fábricas, madera) con las modernas estructuras metálicas, que tenían
todavía mayor protagonismo que en la arquitectura residencial.
”La construcción material de todos los edificios está perfectamente en armonía con el
destino a que se dedican. Los muros son todos de mampostería en los sótanos y de fábrica de
ladrillo en la superestructura; habiéndose dejado en los de fachadas el ladrillo, en parte al
descubierto y en parte revocado de mortero de cal, y poniéndose los vierteaguas de las
ventanas, los salmeres y claves, y las cornisas de los de la fábrica con sillares de piedra
artificial, construidos con hormigón de cemento y garbancillo. Las cornisas de los demás
edificios son aleros de madera labrados al descubierto. Los pisos son de viguetas de acero y
bovedillas de rasilla, menos en el salón de la Casa de Motores, que se han hecho con
hormigón de cemento armado. Las cubiertas son de teja plana, sobre entarimado de madera,
apoyado en parecillos también de madera, y estos sobre formas de armadura de acero,
sistema inglés-, teniendo las casas de habitación las armaduras de madera. La decoración, aún
sin terminar, será todo lo sencilla que exigen los edificios industriales”27.
Figura 21. Factoría de la Sociedad de Gasificación Industrial en Madrid. 1905. En La Construcción Moderna.
Hemeroteca Municipal de Madrid.
Otro complejo similar, el construido por la “Sociedad Catalana para el alumbrado por
gas” en Barcelona en 1908, resulta todavía más espectacular. Con parecidas tipologías
estructurales, su cuidada imagen exterior llega a resultar sorprendente en un edificio industrial.
Figura 22. Complejo de instalaciones industriales de la Sociedad Catalana para el alumbrado por gas en Barcelona.
1908. José Domenech y Estapa, arquitecto. En Arquitectura y Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 23. Fábrica de objetos prefabricados de hormigón de Claudio Durán en Barcelona. 1901. En El Cemento
Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 24. Fábrica El Ladrillo-piedra. La Coruña, 1905. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 25. Nave taller de la compañía MZA en la Estación de Madrid. 1905 .En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca
del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Otra solución para grandes cubiertas, muy usada particularmente en Cataluña, sería la
de la bóveda tabicada. La maestría alcanzada por los técnicos y constructores catalanes en
este tipo de elementos estructurales permitiría la construcción de ejemplos tan espectaculares
como la fábrica de los señores Aymerich, Amat y Jover en Tarrasa (Barcelona). La estructura
de esta nave tipo “shed” fue resuelta magistralmente por el arquitecto Luis Moncunil con una
combinación de bóvedas “a la catalana” y pies derechos de fundición.
Figura 26. Fábrica de los señores Aymerich, Amat y Jover en Tarrasa (Barcelona). Vista de la cubierta tipo “Shed”.
1908. Luís Moncunill y Parellada, arquitecto. En Arquitectura y Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 27. Fábrica de los señores Aymerich, Amat y Jover en Tarrasa (Barcelona). Estructura. 1908. Luís Moncunill y
Parellada, arquitecto. En Arquitectura y Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 28. Fábrica de harinas Ugalde y Cia en Rentería (Guipuzcoa).1903. Estructura de hormigón armado sistema
Hennebique. Institut Français d’Architecture. Direction des Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe
siècle.
Figura 29. Central hidroeléctrica del Chorro. Conducción forzada. Ardales (Málaga). 1905.
Figura 30. Depósito de gasómetro, hecho con palastro sobre basamento de cemento armado, de la Fábrica de
Electricidad del Mediodía. Madrid, 1902. En Palacios, Alberto: Le Ciment armé système Unciti. Instituto de Historia y
Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Figura 31. Fábrica de almidón Remy en Hernani (Guipuzcoa). 1902. Archivo Municipal de Hernani.
Aquí también el protagonismo lo tendrían las estructuras metálicas, con las que se harían
los silos, cintas transportadoras, grúas, etc. No obstante, algunos elementos incorporaban
también masivas estructuras de mampostería.
Con un espíritu positivo, adoptarían sin cortapisas los nuevos materiales, especialmente
el hierro, para hacer las construcciones que la nueva sociedad industrial demandaba.
Todavía se hacían muchos puentes, sobre todo si eran de luces reducidas, con fábrica, a
la manera tradicional. En algunos incluso empezó a incorporarse el hormigón en masa. Pero de
ningún modo podían competir con los magníficos puentes y viaductos metálicos, cuya
construcción alcanzó por estos años su apogeo.
Figura 33. Puente sobre el río Chillar. Provincia de Málaga. Carretera a Almería. En la Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 34. Puente de la línea de Ferrocarril Baza-Puerto Lumbreras en Purchena (Almería). Finales del siglo XIX.
Este puente recto formado por tres tramos de 105 metros de luz, apoyados sobre pilas
de 110 metros de altura constituyó, “por muchos conceptos, la obra metálica más importante
construida en España hasta la fecha”29.
Figura 35. Viaducto del Salado. Cabra de Santo Cristo (Jaén). 1899. Fives Lille, empresa constructora. En La
Ilustración Española y Americana.
representativo tal vez sea el viaducto de Pino (Zamora), un arco de 120 metros de luz
proyectado por José Eugenio Ribera en 1897 y terminado en 1913.
Figura 36. Construcción del Viaducto de Pino. 1913. José Eugenio Ribera, ingeniero de Caminos. En Madrid Científico.
Hemeroteca Municipal de Madrid.
El Estado hizo también un notable esfuerzo en estos años para modernizar algunos de
los puertos más importantes. En los de Barcelona, Bilbao, Sevilla, Cartagena, Huelva, Alicante
y Vigo se ejecutaron obras de consideración. Valga como ejemplo el nuevo dique rompeolas
del puerto de Barcelona, construido con cajones flotantes de hormigón en 190530
Figura 37. Cajón flotante de hormigón para el nuevo rompeolas del puerto de Barcelona. 1905. Carlos Angulo y Julio
Valdés, ingenieros de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos,
Canales y Puertos.
Figura 38. Presa del Pantano de la Peña (Huesca). 1910-1913. En Madrid Científico. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 39.Construcción del nuevo apeadero del Paseo de Gracia en Barcelona. 1902. Rafael Coderch, ingeniero de
caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Junto a una floreciente prensa de masas proliferaban las revistas especializadas en las
más diversas temáticas. Relacionadas con el mundo de la construcción había muchas,
ocupándose tanto de la divulgación científico-técnica como de la expresión de las inquietudes
de un determinado colectivo.
Figura 40. Una portada de la Revista de Obras Públicas en 1899. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos.
Figura 41. Cabecera del Memorial de Ingenieros en 1902. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central
Militar.
Figura 42. Cabecera de la revista Madrid Científico en 1913. Biblioteca Nacional de España.
Los arquitectos también contaron con sus propias revistas. Arquitectura y Construcción
ponía mayor énfasis en los aspectos artísticos de la creación arquitectónica (aunque también
incluía una crónica industrial), mientras que otras publicaciones, como el Anuario de la
Figura 43. Cabecera de la revista Arquitectura y Construcción en 1902. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 44. Cabecera de la revista La Construcción Moderna en 1909. Hemeroteca Municipal de Madrid.
La mayoría de estas revistas estaban dirigidas a los técnicos más cualificados. Junto a
ellas se publicaron algunos manuales o tratados dirigidos a profesionales con menor
instrucción.
Desde mediados del siglo XIX algunos técnicos hicieron notables esfuerzos por
compendiar en tratados los principales conocimientos del mundo de la construcción. El pionero
de estas publicaciones generalistas sería el ingeniero militar Nicolás Valdés, que en 1870
publicaría su extenso Manual del Ingeniero y del Arquitecto, presentado por el propio autor
como un “resumen de la mayor parte de los conocimientos elementales y de aplicación en las
profesiones de ingeniero y arquitecto”.
José Antonio Rebolledo, ingeniero de caminos, fue otro notable divulgador de la materia.
Su tratado Construcción General, publicado en 1875, tal vez sea el de mayor calidad técnica.
De contenido amplio, aunque sin por ello adolecer de rigor, estaba El Constructor
Moderno, escrito por el ingeniero militar Mariano Rubio y Bellvé hacia 1880. Orientado más
bien acia profesionales de menor cualificación, se presentaba como “el más completo y
metódico manual que se ha publicado en España y el extranjero; utilísimo a los arquitectos,
maestros de obras, contratistas, constructores y principalmente a los albañiles y propietarios de
casas”. Pretendía abarcar “la enseñanza más vasta del difícil arte de edificar, desde la
operación más sencilla hasta la más complicada y monumental construcción, el estudio de los
materiales de obras, sus cualidades y defectos, la manera de mejorarlos; los precios, gastos,
jornales y salarios; las ordenanzas municipales que rigen sobre la edificación y todos aquellos
datos y nociones que puedan resolver las dificultades que se presenten antes, después o en el
tiempo de erigir los edificios”34.
En 1898 vería la luz el Tratado de Construcción Civil de Florencio Ger y López, Maestro
de Obras y Ayudante de Obras Públicas. Se trataba de una obra eminentemente práctica, que
acumulaba “una infinidad de reglas empíricas de mucha utilidad para los constructores, y sobre
todo un caudal abundantísimo de detalles que generalmente se omiten en otras obras de esta
clase”35.
Junto con los manuales y la prensa especializada, el tercer canal de divulgación de que
disponían los profesionales de la construcción eran las exposiciones.
Sin embargo, los buenos augurios que acompañaban a la exposición de 1850 quedarían
únicamente en deseos. La convocatoria no se repetiría hasta veintiún años después, y con
mucha menor trascendencia39.
Mientras tanto, las principales ciudades industriales fueron organizando por su cuenta
muestras de la industria propia. Así, en 1848 tendría lugar una de las primeras en Málaga,
donde destacaron los productos de su por entonces floreciente industria del hierro40.
A ella concurrieron por primera vez industrias del cemento y sus derivados,
principalmente empresas especializadas en mosaicos hidráulicos: Rafael Mumbrú, Orsola Sola
y Escofet Fortuny, todas ellas de Barcelona.
Cuatro años más tarde, los avances de esta nueva industria de los derivados del
cemento se mostrarían en la Exposición de Industrias Artísticas, celebrada asimismo en
Barcelona41.
Figura 45. Pabellón del cemento armado sistema Unciti en la Exposición Internacional de Madrid de 1903. Instituto de
Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
No sería la primera vez que el hormigón armado apareciera en una exposición española.
Cuatro años antes, José Eugenio Ribera había mostrado sus primeros trabajos con gran lujo
de detalles en la Exposición Regional de Gijón. Sería precisamente uno de sus primeros
puentes “una de las novedades que más curiosidad despertó en la Exposición”. Todavía ligado
a la casa Hennebique, Ribera estuvo presente en este certamen con un puesto de “libros,
proyectos y modelos de obras [..] y una numerosa colección de fotografías”, que fue distinguido
con una medalla de oro43 .
También conseguiría una extraordinaria repercusión la empresa Asland, uno de los más
importantes fabricantes nacionales de cemento, con su presencia en la Exposición Hispano-
Francesa de Zaragoza de 1908. Su instalación sería una de las más admiradas de la muestra,
atrayendo la atención de sus muchos visitantes. Entre ellos el monarca, que, cuando visitó la
Exposición, se detuvo ante ella “enalteciendo el poderoso esfuerzo hecho por esta importante
empresa hasta conseguir que su portland «Asland» batiera el record de los cementos
nacionales y extranjeros”. Alfonso XIII hizo “varias preguntas al delegado representante general
de la compañía, Sr. Serrate, quien con gran inteligencia aprovechó la ocasión para llamar la
atención del Monarca acerca de varios puntos que interesan a la industria nacional de
cementos, prometiendo el Monarca tenerlos en cuenta”44.
Figura 46. Pabellón del cemento Asland en la Exposición Hispano Francesa de Zaragoza. 1908. En la Revista de
Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 47. Vista general de la Exposición Regional Valenciana de 1909. En Arquitectura y Construcción. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
Figura 47. Puente de la Exposición Regional Valenciana de 1909. Construcciones y Pavimentos, proyecto y
construcción. En el Anuario de la Asociación de arquitectos de Cataluña. Biblioteca Nacional de España.
1
Sánchez Marroyo, Fernando: La España del siglo XX. Economía, demografía y sociedad. Madrid, Ediciones Istmo,
2003. p. 31.
2
Alcaide, J. y otros: España, Economía: ante el siglo XXI. Madrid, Espasa, 1999. p. 466.
3
Sobrino Simal, Julián: Arquitectura industrial en España. Madrid, Cátedra, 1996.p.188
4
Fernández Ordoñez, José Antonio: “J.Eugenio Ribera y el origen del hormigón armado en España”. En Revista de
construcción, nº145. Madrid, 1982.
5
Bonet Correa, Antonio; Lorenzo Fornies, Soledad; y Miranda Regojo, Fátima: La polémica ingenieros-arquitectos en
España, siglo XIX. Madrid, Ediciones Turner, 1985. p.31.
6
Bravo Nieto, Antonio: La construcción de una ciudad europea en el contexto norteafricano: arquitectos e ingenieros en
la Melilla contemporánea. Melilla, Servicio de publicaciones de la Ciudad Autónoma de Melilla, 1996. p.175
7
Real Orden de 28 de septiembre de 1845.
8
Sáenz Ridruejo, Fernando: Ingenieros de caminos del siglo XIX. Madrid, Colegio de ingenieros de Caminos, Canales
y Puertos, 1990. p.1.
9
Bonet Correa, Antonio; Lorenzo Fornies, Soledad; y Miranda Regojo, Fátima: La polémica ingenieros-arquitectos en
España, siglo XIX. Obra citada, p.27.
10
Alonso Viguera, José María: La Ingeniería Industrial Española en el siglo XIX. Madrid, Sección de publicaciones de la
ETS de ingenieros industriales de Madrid, 1961. p. p. 15-19.
11
Real Orden de 20 de noviembre de1867
12
Nacente, Francisco; y Rubio y Bellvé, Mariano: El constructor moderno. Barcelona, Jaime Solá-Sagalés Editor, 1886.
p.p. 35-39.
13
Urrutia, Ángel: Arquitectura Española, siglo XX. Madrid, Cátedra, 1997.p.26.
14
Nacente, Francisco; y Rubio y Bellvé, Mariano: El constructor moderno. Obra citada. p.p.. 151-152.
15
Valdés, Nicolás: Manual del ingeniero y arquitecto. Madrid, Establecimiento Tipográfico de Gabriel Alhambra, 1870.
p.787.
16
Valdés, Nicolás: Manual del ingeniero y arquitecto. Obra citada. p.788.
17
Nacente, Francisco; y Rubio y Bellvé, Mariano: El constructor moderno. Obra citada. p.p.. 163-165.
18
Ger y López, Florencio: Tratado de construcción civil. Badajoz, Establecimiento tipográfico “La Minerva Extremeña”,
1898. p.p. 319-333.
19
Ger y López, Florencio: Tratado de construcción civil. Obra citada, p.160.
20
Rebolledo, José Antonio: Manual del Constructor. Madrid, Sáenz de Jubera, Hermanos, Editores, 1893. p.101
21
Sociedad Anónima Internacional de construcciones y de contratas de obras públicas de Brain-le-Comte
(Bélgica):“Sistema de construcción de hierro y mampostería con muros huecos”, patente española de 10 de marzo de
1888. archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
22
Urrutia, Ángel: Arquitectura Española, siglo XX. Obra citada, p.40.
23
Chueca Goitia, Fernando: Historia de la arquitectura occidental. Tomo V. El siglo XX, de la Revolución Industrial al
Racionalismo. Madrid, Editorial Dossat, 1981. p.p. 39-41.
24
Hernando, Javier: Arquitectura en España, 1770-1900. Madrid, Cátedra, 1989. p.p.324-347.
25
“Iglesia de hierro de Nuestra Señora del Carmen (Manila)”, en la Revista de Obras Públicas. Año XLIV, número 1115.
Madrid, 4 de febrero de 1897.
26
Máximo, Celso: “Los entramados metálicos y los de hormigón”, en Arquitectura. Año IV, nº 44, diciembre de 1922.
27
Sainz de los Terreros, Luís: “Edificios de la Sociedad de Gasificación Industrial en Madrid”, en La Construcción
Moderna. Año III, número 7. Madrid, 15 de abril de 1905.
28
“Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Sus proyectos”, en la Revista de Obras Públicas. Número extraordinario
en conmemoración del centenario del cuerpo. Madrid, 12 de junio de 1899.
29
“Gran Viaducto sobre el Salado, de la línea de Linares a Almería”, en la Revista de Obras Públicas. Año XLVI,
número 1215. Madrid, 5 de enero de 1899.
30
Angulo, Carlos y Valdés, Julio: “Puerto de Barcelona. Construcción del nuevo rompeolas”, en la Revista de Obras
Públicas. Año LIII, número 1563. Madrid, 7 de septiembre de 1905.
31
“Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Sus proyectos”, en la Revista de Obras Públicas. Número extraordinario
en conmemoración del centenario del cuerpo. Madrid, 12 de junio de 1899.
32
“El Pantano de la Peña”, en Madrid Científico. Año XX, nº 782. Madrid, 25 de julio de 1913.
33
Coderch, Rafael: “Estación-Apeadero del Paseo de Gracia en Barcelona”, en la Revista de Obras Públicas. Año L,
número 1390. Madrid, 15 de mayo de 1902.
34
Nacente, Francisco; y Rubio y Bellvé, Mariano: El constructor moderno. Obra citada. portada.
35
“Bibliografía”, en la Revista de Obras Públicas. Año XLV, número 1179. Madrid, 28 de abril de 1898.
36
“Real Decreto mandando que se haga una exposición pública de los productos de la industria española en el día de
S. Fernando del año próximo de 1827”. Gazeta de Madrid. Número 41, martes 4 de abril de 1826.
37
“Decreto aprobando S.M. la instrucción que sigue sobre la exposición de los productos de la industria española”.
Gazeta de Madrid. Número 74, sábado 19 de junio de 1830.
38
Circular del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas. Gazeta de Madrid. Número 5753, miércoles 1 de
mayo de 1850.
39
Pitarch, Antonio José y de Dalmases Balañá, Nuria: Arte e Industria en España, 1774-1907. Barcelona, Editorial
Blume, 1982. p. 168.
40
Circular del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas. Gazeta de Madrid. Número 5370, domingo 27 de
mayo de 1849.
41
Pitarch, Antonio José y de Dalmases Balañá, Nuria: Arte e Industria en España, 1774-1907. Obra citada p.p. 175-
181.
42
“Exposición Internacional y Universal de 1903 en Madrid”, en El Cemento Armado. Año III, número 4. Madrid, abril de
1903.
43
“Un puente de hormigón armado”, en la Revista de Obras Públicas. Año XLVI, número 1262. Madrid, 30 de
noviembre de 1899.
44
“Exposición Hispano-Francesa de Zaragoza”, en la Revista de Obras Públicas. Año LVI, número 1711. Madrid, 9 de
julio de 1908.
45
“Exposición Regional Valenciana”, en Arquitectura y Construcción. Año XII, 1909.
CAPÍTULO TERCERO:
Durante la Edad Media la técnica del tapial era de uso común, especialmente en los
dominios de la España Musulmana. El empleo en la construcción de materiales térreos
aglomerados con diferentes cales se mantuvo durante toda la Edad Moderna. Al comenzar el
siglo XIX la utilización del adobe y del tapial estaba muy extendida por toda la Península,
haciendo una competencia nada desdeñable a la piedra y, sobre todo, al ladrillo, el material de
construcción más usado. De esta forma, España era uno de los países con más tradición en la
explotación y utilización de cal.
Los hornos de cal eran una de las industrias más populares, siendo poco frecuentes,
sobre todo en las zonas donde escaseaba la piedra de calidad, las poblaciones que no
contaran con su propia calera.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 275
Los orígenes del hormigón armado en España
La cal se obtenía “exponiendo las piedras calizas a un fuerte calor”, operación que se
llevaba a cabo en rudimentarios hornos, utilizados indistintamente también para fabricar
ladrillos. Comúnmente se formaban con “cuatro paredes que se cortan en ángulo recto [..],
hechas con ladrillos secos y sin cocer, unidos por un mortero de arcilla, por ser materiales que
resisten bien a la acción del fuego”.
La calcinación exigía una cuidadosa disposición de las piedras calizas dentro del horno,
que comenzaba “eligiendo las de mayor tamaño para voltear con ellas los arcos en claraboya
que cubren el hogar, y colocando sobre estos arcos las demás piedras puestas de canto, para
que los huecos que dejan proporcionen buen tiro a la llama, teniendo cuidado de situar las
mayores cerca del hogar y en la parte central del horno, donde es más intenso el calor” 1. Tras
enfriarla se procedía a la molienda, para la cual se utilizaban a menudo molinos hidráulicos.
Figura 2. Hornos de cal según el tratado Materiales de Construcción de Manuel Pardo. 1891. Biblioteca de la
Universidad de Granada.
Mezclando cal común, arena y piedras de distinto tamaño se formaban morteros, tapiales
y rudimentarios hormigones, con usos muy variados en la construcción. Sin embargo, con cal
común no se podía conseguir que estos materiales fraguasen bajo el agua.
No obstante, había lugares donde se producían unas cales especiales, que sí tenían
esta propiedad en mayor o menor grado. Eran las cales hidráulicas, que debían esta cualidad a
que la roca caliza incorporaba de forma natural cierta proporción de arcilla.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 276
Los orígenes del hormigón armado en España
El estudio técnico de las cales hidráulicas y cementos naturales no comenzaría hasta los
años 1830-40, pero de forma totalmente empírica se conocían las cualidades de estos
materiales, a los que genéricamente se denominaba cales y “tierras” especiales.
Así sucedía, por ejemplo, con “ciertas piedras y tierras volcanizadas que se hallan en la
villa de Olot y en sus alrededores”, estudiadas por Antonio Celles y Azcona. Manifestaba este
ilustre arquitecto, director de una primitiva escuela de arquitectura en Barcelona, en un escrito
publicado en 1820 que aunque los vecinos de Olot se servían de ellas para la construcción de
sus edificios, no se había “generalizado su uso para ciertas obras y singularmente para todas
las hidráulicas por no haber hecho análisis ni comparaciones entre sí ni con otros materiales;
siendo aún más sensible el no haber generalizado el uso de dichas tierras volcanizadas que a
poco coste pueden transportarse a todos los países inmediatos a la costa de mar donde se
hacen obras hidráulicas”2 .
De los años que pasó en Roma como pensionado conocía bien Don Antonio las
construcciones de hormigón romanas y el empleo de puzolanas como aglomerante.
Habiéndose desplazado en comisión a la villa de Olot, observó que sus naturales mezclaban
con cal cierta tierra, a la que llamaban “greda”, formando un mortero de gran dureza y que
“llegaba a petrificarse en las obras hidráulicas”. Así mismo, construían bóvedas y tabiques con
una especie de hormigón constituido por piedras volcánicas porosas aglomeradas con una
mezcla de “greda” y yeso. Finalmente concluía que estos materiales tenían “las mismas
propiedades que las puzolanas que nos transportan del extranjero para la construcción de
nuestras obras hidráulicas”; proponiendo en consecuencia su explotación a gran escala para
abastecer a las obras de nuestro país.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 277
Los orígenes del hormigón armado en España
calidad del cemento hizo que su uso fuera extendiéndose no sólo en España, sino también en
muchos puntos del extranjero.
La primera fábrica con instalaciones modernas fue la fundada en 1852 por Eusebio
Gurruchaga. Años más tarde, el ingeniero de caminos Manuel Pardo, autor de un importante
tratado de materiales de construcción, la destacaría como la de mayor calidad. Al parecer, sus
productos llegaron a ser analizados por Vicat3. No tardarían en seguir su ejemplo otros
industriales como José María Corta.
Efectivamente, los cementos guipuzcoanos eran bien conocidos en el país vecino. Así,
en las experiencias que, por encargo de Napoleón III, realizó François Coignet en 1859 en el
puerto de San Juan de Luz, se utilizó, entre otros, “el cemento de España, que se suministra
habitualmente en las obras de San Juan de Luz y Bayona”5.
Entre 1868 y 1901 se sumarían otras seis compañías: Olave, Echeverría, Aranguren
Uriarte-Zubimendi, y Gracian Alberdi, alcanzando entre todas ellas en 1901 una producción de
86.000 toneladas6.
Figura 3. Fábrica de cemento natural Uriarte, Zubimendi y Cia en Bedua (Zumaya) a principios del siglo XX. En
Geografía General del País Vasco –Navarro, de Serapio Múgica. Instituto Geográfico Vasco “Andrés de Urbaneta”.
www.ingeba.org
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 278
Los orígenes del hormigón armado en España
Nicolás Valdés se refería a ella en su Manual del Ingeniero y del Arquitecto, publicado en
1870: “Se usa esta excelente cal-cimento debajo del agua y a la intemperie en toda clase de
revocados y construcciones, formándose también con ella pilastras y cornisamentos, tanques,
mesas, toda clase de molduras, bóvedas, etc; y siendo la primera en su clase para la
confección de hormigones de fundación, en seco y bajo el agua dulce o salada, sin temor de
que se agriete ni sufra detrimento alguno”7.
Todavía en la década de los años 1920 las fábricas de cemento y las canteras próximas
donde se extraía el material funcionaban a plena actividad. En tiempos normales entraban en el
puerto “600 buques anuales para exportar 80.000 toneladas de cemento”8.
Un poco más tarde aparecerían los primeros establecimientos del otro polo cementero
guipuzcoano, localizado en torno a la capital de la provincia. En 1861, aunque ya llevaba cuatro
años fabricando cemento en un antiguo molino hidráulico reconvertido, el industrial José María
Rezola Gaztañaga establecería su fábrica “La Esperanza”, en el hoy barrio donostiarra de
Añorga. Sería el embrión de una gran empresa cementera que modernizarían y desarrollarían
en el último tercio del siglo su viuda y sus hijos, incorporando molinos de bolas movidos por
máquinas de vapor y hornos continuos10.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 279
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 4. Anuncio de cementos Rezola publicado en El Cemento Armado. 1903. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Al mismo tiempo, desde 1858 funcionaba la fábrica “La Fé”, fundada por el empresario
Gregorio Manterola. Esta, “empleando para la calcinación, trituración y tamizado los hornos,
máquinas y procedimientos más perfeccionados que se usan en el extranjero”, podía producir
más de mil quintales diarios de un cemento natural que podía competir con “el mejor de Iraeta y
Zumaya”11.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 280
Los orígenes del hormigón armado en España
Gillmore o Reid, que conocía, consideraba que todavía no había datos suficientes para que la
cuestión estuviera resuelta13.
Los cementos de que pudo disponer efectivamente serían: 280 toneladas de la fábrica
de D. Eusebio Gurruchaga, de Zumaya; 240 toneladas de la fábrica de José María Corta y Cia,
de Iraeta; y cantidades significativas de las fábricas “La Esperanza” y “La Fé”, todas ellas
preparadas industrialmente en barricas y sacos.
Pero la muestra de cementos ensayados por Eduardo Pelayo para la construcción del
dique incluía otros cementos naturales españoles, cuyos fabricantes no tenían la potencia
empresarial de los guipuzcoanos. De este modo, pudo contar con una tonelada, recibida en
201 sacos, de cemento de Novelda (Alicante). Por su parte, el industrial Jacinto Mombrú cedió
gratuitamente una tonelada de su cemento fabricado en Alcaudete (Jaén).
La comarca del sudoeste de Jaén sería otro de los importantes centros productores de
cemento natural. El de mejor calidad en la zona era el de Martos, que por ello sería elegido en
1874 para la construcción de las obras de la carretera de Alcaudete a Granada (Esta incluía
numerosas obras de fábrica en el tramo comprendido entre Alcaudete y Alcalá la Real, entre
ellas un puente de sillería de tres arcos de 15 m de luz sobre el río Guadalcotón14).
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 281
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 5. Antigua fábrica de cemento natural en Martos (Jaén). Ruinas del horno en la actualidad.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 282
Los orígenes del hormigón armado en España
Figuras 6. Fábrica de cemento natural de Juan Miret en Santa Margarita y Monjós (Barcelona). 1905. En Arquitectura y
Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 283
Los orígenes del hormigón armado en España
Por la misma época, los fabricantes de cemento natural de Ripoll y San Juan de las
Abadesas decidieron asociarse en una misma razón comercial. Su producción era ciertamente
notable a nivel regional, alcanzando entre ambos las trescientas toneladas diarias.
Figura 7. Anuncio de la Unión de Fabricantes de cemento de San Juan de las Abadesas y Ripoll. Publicado en 1909 en
Arquitectura y Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 284
Los orígenes del hormigón armado en España
En las últimas décadas del siglo se desarrolló ampliamente la industria del mosaico
hidráulico, pavimentos económicos que se fabricaban “por medio de potentes prensas,
empleando cemento, arena y los colores en polvo”. Una de las empresas más destacadas sería
la barcelonesa “Orsola, Solá y Compañía”, que alcanzaría la suficiente entidad como para
destacar en las Exposiciones Universales de 1888 y 1889, en las que obtuvo sendas medallas
de oro. Además de mosaicos hidráulicos, también producía “objetos de mármol comprimido,
como escaleras, balaustres, bañeras, masas, columnas, pavimentos y chimeneas”.
Figura 8. Anuncio de la empresa Orsola, Solá y Compañía en La Ilustración Española y Americana, 1894. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 285
Los orígenes del hormigón armado en España
En cuanto a otro de los derivados del cemento, la piedra artificial, uno de los primeros
establecimientos industriales sería la fábrica de Jaime Comermá en Barcelona, cuya actividad
arrancaría en los años 1880. En ella se hacían piezas “de cimento comprimido” para techos
artesonados, baldosas y “adornos delicados, que en resistencia superan notablemente a los
fabricados con yeso, al mismo tiempo que resisten el agua y el fuego”. En 1886 sacó al
mercado un nuevo producto, bloques de piedra artificial para muros, con el que se construyó el
Pabellón de la Prensa de la Exposición que tendría lugar un año después en la capital
catalana20.
Sin embargo, la industria más importante en la fabricación de piedra artificial fue la casa
“Butsems y Cia”. En sus comienzos, hacia 1856, se dedicaba al pavimento hidráulico; pero a
partir de 1873 se pasó al campo de la piedra artificial, en el que consiguió un éxito notable,
“pudiéndose afirmar que la mayor parte de las fachadas de Barcelona, las reconstrucciones de
los grandes conjuntos medievales y muchos edificios de Madrid salieron de las fábricas
instaladas en la calle Rovira Rubent de Barcelona”21.
Figura 9. Anuncio de la fábrica Butsems y Cia publicado en La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de
Madrid.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 286
Los orígenes del hormigón armado en España
En las primeras décadas del siglo XX la piedra artificial constituyó una buena alternativa
para muchos arquitectos. Los edificios de la época, cualquiera que fuera su estilo, se
caracterizaban por la gran riqueza de detalles ornamentales, imposibles de llevar a cabo con
piedra natural por el elevado precio de la mano de obra de cantería.
La piedra artificial se presentaba a los arquitectos como “un medio de no restringir los
vuelos de su imaginación a la cuestión económica, empleando un material que la práctica nos
ha enseñado reúne condiciones inmejorables de belleza, solidez y rapidez en la ejecución”. Los
adelantos en la fabricación del cemento Portland permitieron presentar una piedra artificial “con
todo el aspecto y dureza de la piedra con que se desee semejanza”
Figura 10. Chalet de D. Juan Llusà en la Avenida del Tibidabo, Barcelona. José Pujol y Brull, arquitecto. Decoración
con piedra artificial de la casa Butsems y Cia. 1917. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 287
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 11. Casa con fachada de piedra artificial construida en Barcelona por la casa Sucesores de B. Maurell. 1906. En
La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 12. Nuevas Escuelas Municipales de Bilbao. Fachada de piedra artificial. Ricardo Bastida, arquitecto. Compañía
Anónima del Hormigón Armado de Sestao, empresa constructora. 1905. En La Construcción Moderna. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 288
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 13. Patio del Monasterio de Viaceli en Cóbreces (Cantabria) durante la construcción. Elementos decorativos de
piedra artificial. 1907. Compañía Anónima del Hormigón Armado de Sestao. El Hormigón Armado. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 289
Los orígenes del hormigón armado en España
Seis años más tarde ya estaría disponible el portland en Cádiz, como queda reflejado en
las anteriormente comentadas experiencias de Antonio Pelayo y Gómiz en la construcción del
dique de Matagorda. Los fabricantes de Londres J.B. White & Brothers, Knight Bevan & Sturge,
London Portland Company, Robins; y W.C. Wouldhan hicieron llegar al ingeniero diversas
muestras de sus cementos, estando, pues, en condiciones de exportarlo con garantías al
menos a las ciudades costeras de la Península. También recibió cantidades importantes de
otros fabricantes de Glasgow: Hilton, Anderson & Company; Brooks, Shoobrigge & Company;
W. Leventt & Company, W.K.P.C. & Company27.
En la misma línea avanzaron los estudios del ingeniero de caminos Fernando García
Arenal. En 1880, ante la inexistencia de datos fiables “sobre la calidad y condiciones del
cemento natural de Zumaya, de fraguado rápido, que generalmente se emplea en las obras
hidráulicas de todo el Norte de España” propuso a la Dirección General de Obras Públicas la
realización de “un estudio comparativo del cemento de fraguado lento, llamado de Portland, con
el natural de Zumaya”. Aprobada su realización en el Puerto de Gijón, un ingeniero de minas se
encargaría de estudiar la composición química y la fabricación, mientras que él mismo se haría
cargo de los ensayos de resistencia, fraguado, condiciones de empleo en obra, etc.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 290
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 14. Aparato Bailey de doble palanca, para probar la resistencia de hormigones a tensión, utilizado por Fernando
García Arenal en sus experiencias del Puerto de Gijón. 1880-1887. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del
Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Por los mismos años, otro ingeniero de caminos, José Nicolau, emplearía el cemento
artificial de doble cocción, marca Vicat y Compañía de Marsella, en otra obra portuaria similar,
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 291
Los orígenes del hormigón armado en España
los nuevos diques del puerto de Valencia. Esta firma tenía un representante general para
España, Francisco de Federico; y depósitos en Madrid (Gadea y González, aparatos y
materiales de construcción) y Pontevedra (Eulogio Fonseca y García)30.
Sin embargo, todavía en los años del cambio de siglo, el conocimiento de las cualidades
de los distintos cementos seguía siendo escaso y su utilización, bastante anárquica. El
ingeniero de caminos José Eugenio Ribera lo puso de manifiesto en el congreso que la
Asociación Internacional para el Ensayo de Materiales de Construcción celebró en Estocolmo
en 1897: “los cementos de Zumaya, de Portand Boulonnais, de Portland grappiers, de escorias
o laitiers, las puzolanas naturales, las cales hidráulicas de todas clases, se disputan la
preferencia de los ingenieros, invocando experiencias al parecer concluyentes de laboratorios
oficiales y la sanción del tiempo en obras de indiscutible resistencia; y ante tal profusión de
cementos y tal plétora de cualidades, siéntese indeciso el constructor, y limítase a exigir
condiciones de resistencia generales que nada demuestran”31.
Figura 15. Fábrica de cementos de Tudela Veguín (Asturias) hacia 1915. Archivo de la Asociación “Amigos de Veguín”.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 292
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 16. Emblema comercial del cemento Tudela-Veguín. En El Cemento Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 17. Silos de la fábrica de cemento de Tudela Veguín (Asturias). 1900. José Eugenio Ribera, ingeniero de
caminos. En Ribera, Hormigón y Cemento Armado. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 293
Los orígenes del hormigón armado en España
Ya en 1900 su cemento marca “El Fénix” era empleado con éxito en varias obras de
Bilbao, Santander, Gijón, Santoña, San Sebastián, Ceuta y Madrid.
En diciembre de 1901 la compañía pasaría por otra reorganización, siendo adquirida por
empresarios franceses que mantuvieron el mismo nombre, pero llevaron la sede social a Bilbao
y la administrativa a París35.
En las primeras décadas del siglo XX la Sociéte Générale des Ciments Portland de
Sestao- Bilbao se desenvolvería con éxito en el mercado nacional del cemento portland, que
comercializaría primero bajo la denominación “El Fénix” y a partir de 1907 con la de “Hércules”.
En el ejercicio de 1908, por ejemplo, con un capital social de dos millones de francos consiguió
una facturación de 1.959.000 francos, cifra que se vería reducida un año después a algo más
de 1.650.000, debido, según explicaciones del Consejo de Administración, a la Guerra de
Melilla36.
Figura 18. Anuncio de la Sociedad General de Cementos Portland de Sestao en La Construcción Moderna.
Hemeroteca Municipal de Madrid.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 294
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 19. Fábrica de cemento Portland Hijos de Jose Mª Rezola en San Sebastián. Principios del siglo XX. En
Geografía General del País Vasco –Navarro, de Serapio Múgica. Instituto Geográfico Vasco “Andrés de Urbaneta”.
www.ingeba.org
Siete años más tarde Rezola atendía cuantiosos pedidos de importantes entidades como
el Sindicato Asturiano del Puerto de Musel o la Sociedad de Aguas de La Coruña; y empresas
como Arrizabalaga, Zubinas y Compañía, El Porvenir de Burgos o D. Alberto Corral de
Santander38.
En el otro extremo del país, la fabrica “Lavalle”, de Puerto Real (Cádiz), producía por vía
húmeda un portland de buena calidad. En 1901 se hicieron cargo de esta fábrica nuevos
accionistas, constituyendo la “Sociedad Anónima de cementos gaditanos”. Decididos a impulsar
la fabricación de cemento levantaron una nueva planta, marcándose como objetivo la
producción de cincuenta toneladas diarias. Para ello la dotarían con maquinaria de la más
avanzada tecnología, de patente alemana, para la fabricación de cemento por vía seca39.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 295
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 20. Construcción de la fábrica de la Compañía de Cementos Gaditanos en Puerto Real (Cádiz). 1903. La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
En su primer ejercicio (1902) la compañía tuvo unos beneficios de 88.106 pesetas por la
venta de cementos, pudiendo repartir entre sus accionistas un dividendo del 4% libre de
impuestos40. Sin embargo, no hay referencias posteriores a estos primeros años del siglo XX.
La compañía debió desaparecer antes de 1910.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 296
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 21. Fábrica de cementos Butsems y Fradera en Garraf (Barcelona) 1903. En la Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 22. Anuncio del cemento Butsems y Fradera en El Cemento Armado. 1903. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 297
Los orígenes del hormigón armado en España
Otra de las marcas pioneras de cemento portland nacional fue “El Cangrejo”. Lo
fabricaba desde 1905 la Sociedad Anónima de Cementos Portland de Pamplona, cuyo director
gerente era el ingeniero de caminos Serapio Huici42. Su planta de fabricación, situada en la
localidad navarra de Olazagutia, contaba con “magnificas instalaciones de molinos para la
pulverización y hornos giratorios para su calcinación”43.
Figura 23. Fábrica de cemento “El Cangrejo” en Olazagutia (Navarra). 1906. La Construcción Moderna. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
Dos años después la lista de obras singulares en las que se utilizó se amplió a los
alcantarillados de Zaragoza y Valladolid, los almacenes de la Compañía de Ferrocarriles del
Norte en Madrid, el Canal de Aragón y Cataluña, el depósito de aguas de Bilbao y los pantanos
de Peña Horadada y Santa María de Belsué45.
También en 1905 el industrial José Ayala López inauguró su fábrica de cemento Portland
en la Cañada (Ciudad Real), en la confianza de que “por la buena situación geográfica y los
excelentes materiales que en ella se elaboran, ha de reportar beneficios en las construcciones,
pues teniendo su radio de acción en el centro de España, facilitará a los contratistas una gran
economía en los transportes”46. La dirección de la fábrica se encomendó al químico Ernesto
Papaceit, cuyas principales líneas de actuación serían una cuidada selección de materias
primas y la utilización de diferentes procedimientos y maquinaria en función del producto final a
obtener47.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 298
Los orígenes del hormigón armado en España
Fundada por el industrial catalán Eusebio Güell en 1901, no empezaría sin embargo a
funcionar con normalidad hasta cuatro años después. En ese periodo se levantó su fábrica
situada entre las localidades de Castellar de N’Hug y La Pobla de Lillet, provincia de Barcelona
Allí, en las mismas faldas del Pirineo, las diversas instalaciones de la fábrica se
disponían según la pendiente, existiendo entre el primer y el último cuerpo del edificio un
desnivel de cincuenta metros, que se escalonaba en catorce pisos. Con esta organización de
los talleres se abarataba notablemente el coste de producción, haciendo que las masas
descendieran “por su propio peso para ser sometidas a las distintas operaciones mecánicas
que comprende la fabricación del cemento”.
Figura 24. Fábrica de cemento “Asland” en Castellar de Nuch y La Pobla de Lillet (Barcelona). 1905. Arquitectura y
Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
La cantera de piedra arcillosa se encontraba a corta distancia y encima del taller más
alto, a donde se conducía mediante carretillas; la de caliza distaba medio kilómetro de la
fábrica, a donde descendía en vagonetas por un plano inclinado.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 299
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 25. Fábrica de cemento “Asland” en Castellar de N’Hug y La Pobla de Lillet (Barcelona). Vista de los hornos.
1905. Arquitectura y Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
El cemento se elaboraba por vía seca en varios hornos rotatorios y continuos, pasando
después a los molinos para su trituración pulverización y finalmente a instalaciones de
envasado automático.
Toda la maquinaria, incluyendo la de los dos saltos de agua que suministraban energía
eléctrica a la planta, era de fabricación norteamericana, “habiendo empleado en ella los
procedimientos más modernos y perfeccionados”48.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 300
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 26. Horno rotatorio de la fábrica de cemento “Asland” en Castellar de N’Hug (Barcelona). 1905. Arquitectura y
Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Dos años más tarde, por ejemplo, le fue adjudicado el importantísimo concurso para el
suministro de cemento de las obras del pantano de Guadalcacín, en Jerez de la Frontera. Era
“la sexta obra de esta naturaleza que se construye con el cemento Asland, sin contar otras
varias particulares, y las importantes obras del Canal de Aragón y Cataluña, y obras contra las
inundaciones del Levante. En estas dos últimas vienen empleándose desde hace años y los
resultados son tan excelentes a larga fecha que superan en mucho a los obtenidos con las
mejores marcas extranjeras”51.
Hacia 1910 los responsables de la sociedad pudieron manifestar con satisfacción que “la
excelente acogida que ha obtenido nuestro cemento portland artificial marca ‹‹Asland››, en el
mercado nacional y en los de exportación” había superado todas sus expectativas. Así que
decidieron ampliar la producción, añadiendo un horno más a los tres de que ya disponían. Con
sus 45 metros de longitud, el nuevo sería uno de los más grandes de Europa. Tras su
instalación, que tuvo lugar en 1909, la fábrica estaba en disposición de producir 230 toneladas
diarias52.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 301
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 27. Anuncio del cemento Asland publicado en 1910 en La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de
Madrid.
Para ello sería necesario montar una nueva fábrica, que se financiaría con una emisión
de obligaciones. Inmediatamente fueron suscritos 232.000 títulos de 500 pesetas, pudiéndose
adquirir la maquinaria de forma inminente. La nueva planta fue finalmente construida en
Montcada y Reixach, provincia de Barcelona.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 302
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 28. Hornos de la segunda planta de Asland en Moncada i Reixach (Barcelona). 1918. En La Construcción
Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Con la ampliación de Asland, y las nuevas fábricas construidas entre 1910 y 1915, la
industria nacional era ya capaz de atender el consumo nacional. Efectivamente, en esos cinco
años se construyeron “la fábrica de Matillas, marca León; la de Esquivias, marca Hispania; la
de Castillejos, marca Iberia; la de Garraf, marca Landfort”. En 1916 se montaría otra más en
Málaga, sumando entre todas una producción de 500.000 toneladas anuales. De esta forma, la
industria del cemento portland artificial alcanzó “la tan suspirada independencia económica […]
quedando sobradamente atendido el consumo de España”55.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 303
Los orígenes del hormigón armado en España
Albiol”, habiéndose instalado maquinaria “suministrada por la importante casa Fried Krupp”, con
la que se esperaba alcanzar una producción diaria de portland de veinte toneladas56.
De las nuevas fábricas mencionadas la que quizás irrumpiera con más ambición fue la
Sociedad Anónima Portland Iberia. En 1916 ya tenía lista su gandiosa planta de fabricación,
situada en la provincia de Toledo, dentro del término municipal de Castillejo.
Figura 29. Fábrica de la Sociedad Portland Iberia en Castillejo (Toledo). 1916. En La Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 304
Los orígenes del hormigón armado en España
Figura 30. Horno giratorio de la fábrica de cemento Portland Iberia de Castillejo. 1916. En La Revista de Obras
Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 305
Los orígenes del hormigón armado en España
Ese mismo año Gallego Ramos enumeraba “las marcas de cemento más acreditadas en
España por sus buenísimas condiciones, probadas prácticamente, y por su antigüedad”:
“Asland”, “Cangrejo”, “Tudela Veguín”, “Rezola”, “Hércules” “Fort” y “Butsems y Fradera
(Landfort)”. Además, estaban comenzando a incorporarse “otras marcas muy modernas, pero
cuyos certficados de laboratorio las permiten colocarse entre las ya mencionadas”: Iberia,
Campeón (de la Constructora Bilbaína), Quinto (de la Compañía Aragonesa de Portland
Artificial), Surreca (de San Juan de las Abadesas), Córdoba (Henares), Hispania (Toledo) y la
Sociedad Angloespañola de Cementos Portland (Santander)61.
Pocos años después, a mediados de los veinte, casi todas seguían en funcionamiento,
habiéndose incorporado nuevos fabricantes: la Compañía Auxiliar de la Construcción, que
producía el cemento “Sansón” en Sant Just Desvern (Barcelona); la Sociedad Anónima
Ziurrena, que fabricaba el cemento del mismo nombre en Sestao (Vizcaya); la fábrica de
Dolores Pozo en Atarfe(Granada), con su cemento artificial “Centauro”; la Compañía
Valenciana de Cementos Portland, S.A. con fábrica en Buñol (Valencia), fabricante del cemento
“Raff”; “Cementos Cosmos”, de Villadecanes (León), con su cemento “Cosmos”; la Sociedad
Andaluza de Cementos Portland, que en su planta de Morón de la Frontera fabricaba el
cemento “El Caballo”; y la Compañía Mercantil Anónima “Portland Valderribas”, que producía el
cemento del mismo nombre62.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 306
Los orígenes del hormigón armado en España
1
Rebolledo, José Antonio: Manual del constructor. Madrid, Sáenz de Jubera Hermanos, Editores, 1893. p.p. 48-55.
2
Celles Azcona, Antonio: Noticia de la aplicación de los materiales volcanizados de la villa de Olot a ciertas especies
de construcciones y mayormente a las de Hidráulica. Barcelona, Oficina de Antonio Brusi, impresor de Cámara, 1820.
3
Pardo, Manuel: Materiales de Construcción. Madrid, Imprenta y Fundición de Manuel Tello, 1891.
4
“Industria nacional. Gran fábrica de cemento natural de fraguado rápido de los sres. Olaizola y Compañía (Oiquina).
Zumaya”, en La Construcción Moderna. Año II, nº 4. Madrid, 29 de febrero de 1904
5
Coignet, François: “Rapport fait à sa majesté l’Empereur Napoleon III sur l’état actuel des blocs de béton aggloméres
à base de chaux exécutés à Saint Jeant de Luz par François Coignet, ingénieur civil et manufacturier”, en Bétons
agglomérés apliqués à l’art de construire. Paris, E. Lacroix, 1861. p.p. 322-324.
6
“La industria del cemento en Zumaya”, en Ingeniería. Año IV, número 126. Madrid, 30 de septiembre de 1908.
7
Valdés, Nicolás: Manual del ingeniero y arquitecto. Madrid, Establecimiento Tipográfico de Gabriel Alhambra, 1870.
p.668.
8
Múgica, Serapio: Geografía General del País Vasco-Navarro. Provincia de Guipúzcoa. Barcelona, Establecimiento
Editorial de Alberto Martín, 1918. p. 892.
9
Múgica, Serapio: Geografía General del País Vasco-Navarro. Provincia de Guipúzcoa. Obra citada, p.p. 126-128.
10
Ibáñez Gómez, Maite; Torrecilla Gorbea, Mª José; y Zabala Llanos, Marta: Cementos Rezola, 150 años de historia.
San Sebastián, Italcementi Group, 1999. p. p. 27-35.
11
“Cemento Hidráulico”, en la Revista de Obras Públicas. Año VII, nº 22. Madrid, 15 de noviembre de 1859.
12
Ferrada, Ventura: Tratado elemental de las rocas y materiales más usados en construcciones. Madrid, Imprenta de J.
Limia y G. Urosa, 1868. p. 79.
13
Pelayo y Gómiz, Eduardo: Experimentos sobre la resistencia y comparación económica de los cementos españoles y
extranjeros empleados en el dique de carena construido en la Bahía de Cádiz por la empresa de vapores trasatlánticos
A. López y Cia. Barcelona, Imprenta Peninsular de Mariol y López, 1884. p.p. 3-4.
14
“Puente sobre el Guadalcotón”, en la Revista de Obras Públicas. Año XXII, nº 13. Madrid, 4 de julio de 1874
15
“Notas sobre el cemento empleado en las obras de la carretera de Alcaudete a Granada, que se halla en
construcción en los trozos comprendidos entre Alcaudete y Alcalá la Real”, en la Revista de Obras Públicas. Año XXII,
nº 4. Madrid, 15 de febrero de 1874.
16
“Preguntas y Respuestas”, en El Cemento Armado. Año I, nº 11. Madrid, noviembre de 1901.
17
“Crónica Industrial. Fábrica de cemento Portland natural, de D. Juan Miret, S. en C., Barcelona”, en Arquitectura y
Construcción. Año IX, nº 151. Madrid y Barcelona, febrero de 1905.
18
Pitarch, Antonio y de Dalmases Balañá, Nuria: Arte e industria en España. Barcelona, Editorial Blume, 1982. p.254.
19
Alzola y Minondo, Pablo: El arte industrial en España. Bilbao, Imprenta de la Casa de Misericordia Iturride, 1892.
Reeditada por el Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en 2000. p.p. 298-299.
20
“Productos hidráulicos de la fábrica de Comermá”, en Gaceta del Constructor. año XIV, nº 41. Madrid, 10 de octubre
de 1886.
21
Pitarch, Antonio y de Dalmases Balañá, Nuria: Arte e industria en España. Obra citada. p.p. 254-255.
22
Rodriguez Carril, José: “Piedra artificial”, en La Construcción Moderna. Año III, nº 3. Madrid, 15 de mayo de 1905.
23
“Las nuevas escuelas municipales de Bilbao”, en La Construcción Moderna. Año III, nº 18. Madrid, 30 de septiembre
de 1905.
24
“El Monasterio de Viaceli en Cóbreces (Santander)”, en El Hormigón Armado, año VI, nº 35. Sestao, segundo
trimestre de 1907.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 307
Los orígenes del hormigón armado en España
25
“Piedras artificiales y naturales-artificiales sistemas “Deznanfer”, en El Eco de la Construcción. Año II, nº 32. Madrid,
15 de agosto de 1909.
26
Valdés, Nicolás: Manual del ingeniero y arquitecto. Obra citada, p.p. 660-673.
27
Pelayo y Gómiz, Eduardo: Experimentos sobre la resistencia y comparación económica de los cementos españoles y
extranjeros empleados en el dique de carena construido en la Bahía de Cádiz por la empresa de vapores trasatlánticos
A. López y Cia. Obra citada p.p. 30-35.
28
García Arenal, Fernando: “Condiciones que deben exigirse para la recepción de los cementos”, en la Revista de
Obras Públicas. Año XXXV, nº 18. Madrid, 30 de septiembre de 1887.
29
De Churruca, J.: “Apuntes relativos a los ensayos de recepción que se efectúan con el cemento Portland de
Boulogne empleado en las obras del puerto de Bilbao”, en la Revista de Obras Públicas. Año XLIII, nº 16. Madrid, 20 de
abril de 1896.
30
J. Vicat y Compañía: Cemento Vicat artificial de doble cocción. Madrid, Establecimiento tipográfico de G. Juste, 1896.
p. 15.
31
Ribera, José Eugenio: “La Asociación Internacional para el ensayo de los materiales de construcción”, en la Revista
de Obras Públicas. Año XLVI, nº 1239 Madrid, 22 de junio de 1899
32
Martín García, José; Palicio Suárez, José; y Piquero Menéndez, José: El libro de Box-Tudela Veguín. Mieres
(Asturias), Imprenta Firma, 1998. p.p. 132-133.
33
Ribera, José Eugenio: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Madrid, Imprenta de Ricardo Rojas,
1902. p.p. 28-34.
34
Ribera, José Eugenio: “La Asociación Internacional para el ensayo de los materiales de construcción. Comparación
entre los cementos de Portland y los de escoria”, en la Revista de Obras Públicas. Año XLVI, nº 12 Madrid, 6 de julio
de 1899.
35
Cárcamo, Joaquín y Rossel, Jaume: La fábrica Ceres de Bilbao. Los orígenes del hormigón armado y su introducción
en Bizkaia. Bilbao, Colegio Oficial de aparejadores y arquitectos técnicos de Bizkaia,, 1994. p.p. 73-76.
36
“Crónica e información. Société génerale de cementos Portland de Sestao”, en La Construcción Moderna. Año VIII,
nº 16. Madrid, 30 de agosto de 1910.
37
Ibáñez Gómez, Maite; Torrecilla Gorbea, Mª José; y Zabala Llanos, Marta: Cementos Rezola, 150 años de historia.
Obra citada p. p. 37-39.
38
“Crónica e Información. Cementos nacionales”, en La Construcción Moderna. Año V, nº 23. Madrid, 15 de diciembre
de 1907.
39
García Benítez, José: “La industria nacional. La Compañía de cementos gaditanos”, en La Construcción Moderna.
Año I, nº 21. Madrid, 15 de noviembre de 1903.
40
“Compañía de Cementos Gaditanos S.A. (antes marca Lavalle)”, en El Cemento Armado. Año III, nº 1. Madrid, enero
de 1903.
41
“Información. Nueva fábrica de cemento Portland y cal hidráulica de M.C. Butsems y Fradera, en las costas de Garraf
(Sitjes)”, en El Cemento Armado. Año III, nº 7. Madrid, julio de 1903.
42
“Crónica e Información. Una nueva fábrica de portland artificial en España”, en La Construcción Moderna. Año III, nº
18. Madrid, 30 de septiembre de 1905.
43
Sainz de los Terreros, Luís: “Los cementos Portland en España”, en La Construcción Moderna. Año IV, nº 18. Madrid,
30 de septiembre de 1906.
44
“Crónica e Información. Cementos Nacionales”, en La Construcción Moderna. Año V, nº 14. Madrid, 30 de julio de
1907.
45
“Crónica e Información. Cementos nacionales”, en La Construcción Moderna. Año V, nº 23. Madrid, 15 de diciembre
de 1907.
46
“Crónica e Información. Una nueva fábrica de portland y cementos”, en La Construcción Moderna. Año III, nº 22.
Madrid, 30 de noviembre de 1905.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 308
Los orígenes del hormigón armado en España
47
Papaceit, Ernesto: “Cemento artificial Ayala”, en La Construcción Moderna. Año VI, nº 10. Madrid, 30 de mayo de
1908.
48
“Compañía general de asfalto y portland «Asland»”, en La Construcción Moderna. Año III, nº 11. Madrid, 15 de junio
de 1905.
49
Palomar Llovet, Patricio: La historia más que centenaria de un importante sector: la industria del cemento. Barcelona,
VCA editors, 2003. p.p.41-42.
50
“La Industria nacional”. Compañía general de asfalto y portland «Asland»”, en Arquitectura y Construcción. Año IX, nº
159. Madrid y Barcelona, octubre de 1905.
51
“Crónica en Información. La industria nacional de los cementos Portand”, en La Construcción Moderna. Año V, nº 18.
Madrid, 30 de septiembre de 1907.
52
“Crónica e información. Compañía General de Asfaltos y Portland «Asland»”, en La Construcción Moderna. Año VIII,
nº 2. Madrid, 30 de enero de 1910.
53
“Crónica e información. Proyecto de fábrica de cemento en Santander”, en La Construcción Moderna. Año VII, nº 7.
Madrid, 15 de abril de 1909.
54
“Crónica e información. Sociedad aragonesa de Portland artificial”, en La Construcción Moderna. Año VIII, nº 13.
Madrid, 15 de julio de 1910.
55
“La industria nacional del portland artificial”, en la Revista de Obras Públicas, año LXIV, nº 2125. Madrid, 15 de junio
de 1916.
56
“Información industrial. Industria y navegación. Nueva fábrica de portland artificial”, en Ingeniería, año VIII, nº 275.
Madrid 20 de noviembre de 1912.
57
López Franco, Antonio: “Una nueva fábrica de cemento portland”, en la Revista de Obras Públicas, año LXIV, nº
2107. Madrid, 10 de febrero de 1916.
58
Almansa Martínez, Ana y Méndiz Noguero, Alfonso: Financiera y Minera en Andalucía, Cien años de historia
industrial. Málaga, Sociedad Financiera y Minera, 2000. p.p. 20-21.
59
“Proyecto de Construcción de una fábrica de cemento en el sitio denominado «Torre de las Palomas»”. 1914.
Fernando Guerrero Strachan, arquitecto. Archivo Municipal de Málaga, legajo 1386, carpeta 57.
60
“Crónica e Información. Nueva fábrica de cementos”, en La Construcción Moderna. Año XVI, nº 22. Madrid, 30 de
noviembre de 1918.
61
Gallego Ramos, Eduardo: Estudios y tanteos. Cemento armado. Madrid, Establecimiento tipográfico de Antonio
Marzo, 1918. p. p. 58-59.
62
González, Félix: Ensayos de cementos. Madrid, Imprenta militar del centro electrotécnico, 1926. p. p. 164-174.
Capítulo III: Los inicios de la industria del cemento y sus derivados 309
Los orígenes del hormigón armado en España
SEGUNDA PARTE
Los orígenes del hormigón armado en España
CAPÍTULO CUARTO:
1) Los precursores.
Como había sucedido antes en otros países, la construcción con hormigón armado
arrancó en España a partir de una serie de experiencias con hormigón en masa que se fueron
sucediendo a lo largo del siglo XIX.
A mediados del siglo XIX era habitual entre los ingenieros de las provincias vascas el
empleo de morteros hidráulicos y hormigones en trabajos marítimos. Así, muy temprana
utilización debieron tener en el Puerto de Bilbao, pues en 1848 ya fue preciso arreglar las obras
de hormigón de sus muelles. El encargado de la reparación fue el ingeniero Félix Uhagón,
quien tras estudiar las investigaciones de Vicat sobre problemas similares que habían
aparecido en los puertos de Toulon, Fort Boyard y La Rochelle, dio con la composición más
adecuada de los hormigones para evitar su descomposición por el agua de mar. De esta forma
llevó a cabo las obras de reparación, que seis años después se encontraban en perfecto
estado2.
En 1863 el coronel de ingenieros Nicolás Valdés afirmaba que “la cal hidráulica de San
Sebastián, el cimento romano, el de Parker, el de Portland (natural y artificial) y otros varios de
semejantes principios de composición han dado satisfactorios resultados, aplicados como
elementos de hormigón en tan multiplicadas construcciones bajo el agua y al aire libre”3. Como
ejemplo citaba las nuevas casamatas de las fortificaciones de la Punta de San Felipe, en Cádiz,
construidas poco antes con hormigón de cemento de San Sebastián. Considerando que eran
“tales las ventajas que, a más de su resistencia, ofrecen dichas obras por la economía,
facilidad, prontitud y belleza con que se ejecutan y quedan luego terminadas” se decidió a
emplearlo regularmente en la multitud de obras de fortificación que habían de hacerse en la
comandancia de la Isla de Cuba, donde estaba destinado. Para hacerlo con la mayor eficiencia
posible organizó una serie de experiencias, con objeto de determinar la resistencia de los
hormigones y fijar las proporciones más adecuadas de sus materiales constituyentes. De este
modo, construyó varias bóvedas de ensayo, que incluso probó con cargas dinámicas para
determinar su resistencia a la caída de las bombas.
Figura 1. Martinete para reproducir el impacto de una bomba sobre una bóveda de hormigón. Nicolás Valdés, coronel
de ingenieros. Cuba, 1863. En el Memorial de Ingenieros del Ejército. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca
Central Militar.
Por esos años François Coignet venía haciendo importantes progresos en Francia con
su hormigón, que no pasarían desapercibidos en nuestro país. Hacia 1858 se constituyó una
sociedad hispano francesa, la Internacional, para fabricar este nuevo material de construcción
en nuestro país. Su dirección se encomendaría a Constantino Sáez y Moya, profesor del
Instituto Industrial, quien, tras visitar la fábrica matriz en París, estudiaría su posible
implantación en España, y más concretamente en Madrid. Le auguraba Don Constantino un
espléndido futuro, considerando que por su economía y por su facilidad de construcción
“estaba llamado a transformar nuestros áridos alrededores en preciosas posesiones, en donde
saldrán construcciones tan elegantes y caprichosas como la imaginación que estén destinadas
a recrear”. Ponderaba así mismo su versatilidad, destacando dos aplicaciones principales: “la
construcción de los edificios bajo todas las formas y condiciones, a los pisos, techos, etc., y por
su propiedad hidráulica, a los revestimientos y construcciones completamente hidráulicas”4.
No obstante, algunos técnicos con más sentido práctico propugnarían su utilización para
resolver el angustioso problema de la vivienda obrera, que por esos años, en pleno apogeo de
la Revolución Industrial, empezaba a manifestarse con toda su virulencia.
Presentó tres modelos de vivienda, estando formado el más sencillo por casas pareadas
de piso bajo y dos plantas superiores. Zapatas corridas y muros de carga de hormigón
moldeado constituían la parte fundamental de la estructura, resolviéndose los forjados con
viguería de madera.
Figura 2. Proyecto de casas para obreros. Primer tipo. 1872. José Antonio Rebolledo, ingeniero de caminos. En
Rebolledo, Casas para obreros o económicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Diez años más tarde, el arquitecto Mariano Belmás tomaría el testigo de las casas
baratas para obreros con sus Construcciones económicas, un proyecto de viviendas adosadas
de bajo coste construidas con muros de hormigón.
Razonaba Don Mariano que la arena era el material más abundante en Madrid y que por
ello tenía que servir de base para la construcción económica. Así que, inspirado quizás en
experiencias foráneas, desarrolló un tipo de hormigón con ella como componente fundamental:
combinada la arena con otros materiales en proporciones diversas, y manipulada la
combinación por un procedimiento especial, he levantado sencilla y económicamente muros
que no son más que verdadera piedra, pero con la doble ventaja de que se constituye desde
los cimientos hasta la parte superior un monolito. Para la manipulación no he necesitado ni se
precisan obreros especiales. El aspecto de las fachadas no se altera por efecto del tiempo. Y la
solidez de estas edificaciones aumenta cada día más6.
Figura 3. Proyecto de viviendas económicas. 1881. Mariano Belmás, arquitecto. En Belmás, Las construcciones
económicas del sistema Belmás bajo los puntos de vista social, económico y constructivo. Biblioteca Nacional de
España
“uno de los más poderosos recursos en las obras hidráulicas, y especialmente en los puertos”.
Los de Barcelona se confeccionaron con cemento natural de Theil9.
Figura 4. Puerto de Cartagena. Bloques de hormigón en el dique de Curra. 1896. En la Revista de Obras Públicas.
Inicialmente, pues, la principal aplicación del hormigón fueron las obras portuarias. No
obstante, paulatinamente se iría extendiendo su uso a otros campos de la ingeniería civil, como
los puentes. Entre 1862 y 1866 el ingeniero de caminos Ricardo Bellsolá construyó los primeros
puentes de hormigón de nuestro país, en la carretera de primer orden de Soria a Logroño. En
agosto de 1865 se descimbró el del río Lavalé, constituido por tres arcos de diez metros de luz,
hechos de una sola pieza de hormigón hidráulico16.
Bellsola hizo con hormigón todas las obras de fábrica en una sección de veinticinco
kilómetros de la citada carretera. En el proyecto primitivo, obra del ingeniero Adolfo de Ibarreta
se había contemplado hacerlas con fábrica de ladrillos. Sin embargo, las dificultades para
encontrarlos a precio razonable en la zona y la circunstancia de que en los alrededores se
producía un cemento de calidad aceptable movieron a Bellsolá, encargado de las obras, “a
construir todas las bóvedas con hormigón hidráulico”. Con este procedimiento se hicieron,
además del citado puente sobre el río Lavalé, siete tajeas, nueve alcantarillas de hasta tres
metros de luz y tres pontones en arco de medio punto (de cuatro y seis metros de luz). A estas
obras habría que sumar el puente de Lumbreras sobre el río Iregua, formado por tres arcos
carpaneles de diez metros de luz, con un espesor en la clave de noventa centímetros17.
Figura 5. Puente de Lumbreras sobre el río Iregua (Soria). 1866. Ricardo Bellsolá, ingeniero de caminos.
Tendrían que pasar diez años hasta que otro ingeniero de caminos, Pascual Landa, se
decidiera a utilizar el hormigón en un puente. Sería con ocasión de la reconstrucción del de
Luchana, destruido por los carlistas en el sitio de Bilbao. Había que de levantar de nuevo el
arco central y reparar ligeros desperfectos en los laterales. Como había sucedido con los
puentes de Bellsolá, se recurrió al hormigón ante la imposibilidad de hacerlo con materiales
tradicionales. En el proyecto redactado en diciembre de 1874 se contemplaba su reparación
con fábricas tradicionales, “pero como el estado del país en aquella época oponía dificultades
para procurarse materiales en la estrecha zona que a uno y otro margen de la ría se hallaba
libre de fuerzas enemigas, se pidió nueva autorización a la Superioridad para modificar el
proyecto y emplear el hormigón Coignet, a fin de que esta obra sirviera de ensayo e hiciese ver
la conveniencia de utilizar este sistema en obras que se hallasen en condiciones análogas”18.
Las obras consistieron básicamente en la reparación del arco central, de once metros de
luz. Se tuvo que comprar un amasador en el extranjero, con el que además de fabricar el
hormigón necesario para el puente, se hicieron algunas experiencias con materiales de la zona.
Hasta un cuarto de siglo después, cuando la técnica del hormigón armado empezara a
dar sus primeros pasos, no se volvería a utilizar el hormigón como material estructural en
nuestro país.
Otro campo donde empezó a tener aplicación el hormigón sería la ingeniería sanitaria.
Es de suponer que a lo largo del último cuarto del siglo XIX fueron empleándose de forma
creciente tuberías y elementos de saneamiento de hormigón. No obstante, su primera
utilización a gran escala no llegaría hasta 1890, cuando el ingeniero Recaredo Uhagón lo
adoptara para el plan de saneamiento de Valladolid. En la conducción de abastecimiento de
agua empleó “hormigón de mortero de puzzolana” en todas las obras de fábrica (estribos de
acueductos, puentes y pasos superiores, muros de sostenimiento, obra de desviación de cauce
del río Esgueva,...) También lo aplicó como revestimiento del canal de la caja del canal, en un
espesor de veinte centímetros sobre cajeros y solera.
En cuanto a los materiales de las tuberías de saneamiento, sostenía que debían “ofrecer
las mayores garantías de impermeabilidad y en su constitución química suficiente resistencia a
la acción corrosiva de las aguas de alcantarilla y oponerse también al paso de los micro-
organismos”. Para Don Recaredo estaba claro que “el hormigón hidráulico cuidadosamente
ejecutado es el que reúne, después de los compuestos artificiales llamados porcelana y gres,
mejores condiciones para el caso. Entre los cementos, el de Portland de primera calidad es
casi el único que resiste a la acción corrosiva de las aguas sucias y con él deberá ejecutarse
las fábricas que hayan de estar en contacto con ellas.”
Así pues, en las últimas décadas del XIX la construcción hormigonada estaba
comúnmente aceptada. A partir de ahí empezaría a evolucionar con la secuencia normal que la
llevaría hasta el hormigón armado. Como en otros países, empezaron a aparecer las primeras
tentativas para reforzar construcciones de hormigón con piezas metálicas.
La más temprana de la que se tiene noticia corrió a cargo del general del cuerpo de
ingenieros del ejército Ángel Rodríguez de Quijano y Arroquia. En su monografía “La
fortificación en 1867” propugnaba la construcción de obras de defensa (casamatas, parapetos,
etc) con hormigón reforzado con barras de hierro. Fijándose en la versatilidad de las
tradicionales construcciones defensivas españolas de tapial, a las que se podía dar una forma
convenida por ser moldeada, propuso hacerlas con hormigón y refuerzos de hierro:”la mejor
manera de construir para el cañón consiste en emplear masas monólitas (sic) de hormigón
ordinario y mejor las del apisonado, incrustando en ellas trozos de alambre sin orden, o
barretas de metal convenientemente colocadas”.
caminos José Nicolau Sabater, que según algunos testimonios en 1891 hizo traviesas de
ferrocarril anegando carriles viejos con hormigón de cemento Portland23. Cuatro años más
tarde, el coronel de ingenieros Carlos Reyes dispuso viguetas metálicas en el intradós de los
dinteles de hormigón de un cuartel de Manila, con objeto de “resistir los esfuerzos de extensión
en dicha zona”24.
El empleo de piezas de hierro para reforzar obras de hormigón no era algo extraño al
comenzar el siglo XX, especialmente en el ámbito de la ingeniería y las instalaciones
industriales. De ello podían dar fe algunas construcciones de carácter utilitario, como el
depósito para la aguada de los trenes en la estación de Ferrocarril de Martos (Jaén), terminada
en 1902.
Figura 6: Antiguo Depósito de agua de la Estación de Ferrocarril de Martos (Jaén). Hacia 1902.
Se desconoce cuando tuvo su primer contacto con las construcciones del sistema
Monier. Lo cierto es que ese año, estando destinado en la comandancia militar de Lérida, se
decidió a utilizarlo en varios encargos que tenía por la provincia.
Así, es muy probable que la primera aplicación fuera el revestimiento de un lagar de 3,75
x 2,30 x 2,45 metros para Antonio Codina en Borjas, localidad en la que también construiría un
terrado para Antonio Bardía y cuatro lagares de 3,90 x 3,10 m para José Giné25.
Figura 7. Depósito descubierto de Puigverd (Lérida).1893. Francesc Macià, ingeniero. Cortesía de Josep Maria
Albaigès.
El depósito fue terminado el veinte de diciembre de 1893. Cuatro días después, estando
completamente lleno de agua, bajó excepcionalmente la temperatura formándose una capa de
hielo de diez centímetros, sin que sufriera ninguna alteración27. Sería la primera de las
vicisitudes por las que tendría que pasar durante los ciento trece años que lleva prestando
servicio sin problemas.
Satisfecho con el resultado de estas obras, y viendo que podría ser una buena
oportunidad de negocio se decidió a explotar el nuevo sistema de construcción. Seguramente
andaría detrás de la patente del sistema de construcción Macià, que su hermano Antoni Macià
y Llusá, vecino de Villanueva y Geltrú, registró en marzo en 189428.
Figura 8. Sistema Macià de construcción combinada de hierro, ladrillo y hormigón. Depósito circular. Patente de 1894.
Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Figura 9. Depósito de 2,80 m de diámetro y 4,00 m de altura para la fábrica de los señores Pérez y Pik de San Martín
de Provensals. 1895. Construido por Batlle, Macià y Cia. Col-legi d’Arquitectes de Barcelona.
Aparte de los depósitos se construyeron una fuente monumental en Bellvís por encargo
de la comisión de aguas, cinco “pozos Mouras” en el castillo de San Fernando de Figueras,un
albañal en Gracia para el Ayuntamiento de Barcelona y por encargo de Ribó y Tapies un
establo, abrevadero, enfermería y depósitos en Santa Coloma de Gramanet.
3
Figura 10. Depósito descubierto de 54 x 14 x 2,10 m construido en Zaragoza para Doña Josefa Domínguez. 1895.
Lecanda y Macià, constructores. En el Catálogo de Construcciones Monier. Col-legi d’Arquitectes de Barcelona.
Figura 11. Taller de fabricación de objetos de cemento armado de Lecanda y Macià en Barcelona. 1895. En el Catálogo
de Construcciones Monier. Col-legi d’Arquitectes de Barcelona.
Figura 12. Objetos de cemento armado fabricados por Batlle, Macià y Cia. Cloacas, depósito esférico refrescador y
fregaderos, depósitos y puente para jardín.1895. En el Catálogo de Construcciones Monier. Col-legi d’Arquitectes de
Barcelona.
Figura 13. Depósitos de agua para la Dirección General de la Guardia Civil en Getafe. Lecanda, Macià y Compañía,
empresa constructora.1895. En el Catálogo de Construcciones Monier. Col-legi d’Arquitectes de Barcelona.
Esta es la última noticia que relaciona a Macià con las construcciones Monier y el
hormigón armado. Entre su lista de realizaciones no hay obras espectaculares, pero no cabe
duda que con él dio sus primeros pasos en España el nuevo material de construcción, que
después otros técnicos harían evolucionar. El primero en entrar en escena sería el arquitecto
barcelonés Claudio Durán Ventosa, su sucesor al frente de la casa Monier en España.
Durán terminó la carrera en 1888. Cuatro años más tarde fue nombrado arquitecto de la
Diócesis de Solsona y desde 1894 arquitecto municipal de San Juan de Horta y arquitecto de
la comisión de Ensanche de San Martín de Provensals.
Estando desempeñando esos cargos tuvo que entrar en contacto con las construcciones
de hormigón armado de Macià, que le debieron impresionar tanto que se decidió a explotar él
mismo el sistema. Algunos testimonios parecen dar a entender que pudo colaborar con Macià
en algunas de las obras Lecanda, Macià y Cia.
En efecto, a principios de 1899 el ingeniero de caminos José Eugenio Ribera, que había
contratado a Durán para la reparación de un depósito en Mieres, afirmaba que el sistema
Monier ”se ha aplicado con grandísimo éxito en un número considerable de depósitos […]
merced a los esfuerzos de una sociedad catalana, propietaria de los privilegios del sistema
Monier. […]. Su concesionario en España, el arquitecto Claudio Durán ha construido
numerosos depósitos, entre otros dos en Getafe, que hemos tenido ocasión de ver, para la
Dirección de la Guardia Civil”.32
Pero esta posible colaboración entre Macià y Durán no se ha podido confirmar con
seguridad. Lo cierto es que en algún momento entre 1895 y 1899 Macià dejó la actividad
constructora y que Claudio Durán se hizo con los derechos de la patente de Monier,
constituyendo una sociedad para explotarlos. Esta nueva empresa se daba a conocer con el
nombre de “Construcciones Sistema Monier de cemento y hierro; Claudio Durán, sociedad en
comandita” en un anuncio publicado en el Anuario de la Asociación de Arquitectos de Cataluña
de 1899.
Figura 14. Anuncio de Claudio Durán, Sociedad en Comandita. Anuario de la Asociación de Arquitectos de Cataluña.
1899. Biblioteca Nacional de España.
Claudio Durán llevaría el hormigón armado, que hasta entonces “només servia per fer
dipòsits d’aigua”33, a la madurez, utilizándolo en nuevas soluciones de arquitectura e ingeniería.
Entre sus primeros encargos estaría la reparación del depósito de Mieres, que ya se ha
mencionado antes. Para solucionar su grave problema de filtraciones, entre Ribera y Durán
proyectaron una camisa de hormigón armado adosada interiormente a sus viejas paredes de
sillería y fábrica de ladrillo34.
En la primera década del nuevo siglo Durán desarrollaría una importante actividad como
arquitecto constructor. Los depósitos seguirían siendo sus encargos más solicitados. En 1901
construyó, en colaboración con el señor Lamolla, arquitecto municipal de Lérida, dos balsas
depuradoras circulares de 4500 m3 de capacidad cada una, con sus tuberías de conexión.
Figura 15. Balsas depuradoras de Lérida. 1901. Claudio Durán, arquitecto. En Arquitectura y Construcción. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
También terminó los depósitos para melazas de la Azucarera de Arganda (de nuevo en
colaboración con Ribera), de la Ibérica de Zaragoza y de la Industrial azucarera de Alagón, de
300, 539 y 520 m3 de capacidad, respectivamente36.
Figura 16. Depósitos para melazas de la azucarera de Arganda (Madrid). 1901. Claudio Durán, arquitecto y José
Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En Arquitectura y Construcción. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 17. Palomar construido en los talleres de Casa Antúnez. 1905. Claudio Durán, arquitecto. En el Anuario de la
Asociación de Arquitectos de Cataluña. Biblioteca Nacional de España
Pero sin duda la construcción más representativa de este género fue el monumento a
Nuestra Señora de la Antigua en la Peña de Orduña (Vizcaya), un árbol simbólico de 25 m de
altura, con una imagen de la Virgen sobre su copa. En esta obra, llevada a cabo entre 1903 y
1904, Claudio Durán actuó con gran generosidad, prestando “gratuitamente todos sus
servicios, sin cobrar nada por sus gastos de dirección ni por sus muchos gastos particulares y
otros trastornos”. Únicamente presentó minuta por los jornales de sus obreros especializados,
que desplazó desde Barcelona para la construcción38.
Figura 18. Monumento a Nuestra Señora de la Antigua en la Peña de Orduña (Vizcaya). 1904. Claudio Durán,
arquitecto. Archivo del Ayuntamiento de Orduña
Claudio Durán también proyectó y construyó varios puentes. Por ejemplo, en 1910 hizo
una pasarela en San Sadurní de Noya, sobre el río que da nombre a esta localidad catalana.
Estaba formada por trece tramos rectos de diez metros de luz y 1,50 metros de ancho,
apoyados sobre pilotes también de hormigón armado39.
El año siguiente construyó una pasarela similar en Moncada y Reixac, sobre el río
Besós. En este caso los tramos rectos se apoyaban sobre dobles pilares de hormigón armado.
Figura 19. Pasarela sobre el río Besòs en Moncada y Reixac. 1911. Claudio Durán, arquitecto.
Figura 20. Puente de la Riera. Arenys de Mar. 1910-1915. Claudio Durán, arquitecto.
Su actividad debió continuar a buen ritmo los años siguientes. En 1914, con ocasión de
un concurso para la construcción de un paso superior de ferrocarril en Getafe, Durán declaraba
“andar atareadísimo de trabajo”41. En esta época se enfrentaba también a la construcción de
grandes depósitos elevados.
Figura 21. Depósito elevado de hormigón armado sin identificar. Claudio Duran, arquitecto. Archivo Histórico
Ferroviario. Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
El principal protagonista de los orígenes del hormigón armado en España es, sin duda,
el ingeniero de caminos José Eugenio Ribera Dutaste (1864-1936). Su figura no sólo es
importante en nuestro país; a nivel internacional es considerado uno de los pioneros del
hormigón armado43.
José Eugenio Ribera terminó la carrera en 1887, pasando inmediatamente a formar parte
del cuerpo de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos del Estado. Fue destinado a de
Asturias, donde muy pronto se especializó en puentes metálicos. En 1890 construyó el
Viaducto de Ribadesella y cuatro años más tarde recibió el encargo de proyectar uno de los
puentes metálicos más representativos de la ingeniería española, el Viaducto de Pino sobre el
Duero. Reflejó la experiencia recogida en este campo en varias publicaciones45, con las que
cosechó un merecido reconocimiento.
Figura 22. Puente de El Poliar. Mieres (Asturias). 1895. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. Archivo Municipal
de Mieres.
Figura 23. Puente Candín. Langreo (Asturias). 1898. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En Ribera, Hormigón
y Cemento Armado. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Figura 24. Proyecto del puente de Las Sesgadas (Asturias). 1895. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. Revista
de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
La apuesta era arriesgada, pues además de ser el puente de fábrica de mayor luz
proyectado hasta entonces en España, era el primero en que se usarían articulaciones. Para
asesorarse, Ribera estudió los precedentes que se habían construido en el extranjero, como los
de Muderginken (1893) e Inzigkofen (1895) y se desplazó hasta Ginebra, en comisión oficial,
para visitar las obras del puente de La Coulouvrenière51. En este viaje tuvo lugar su primer
contacto con las nuevas construcciones de hormigón armado, pues aprovechó la ocasión para
visitar las obras del nuevo edificio de correos de Lausana, cuyos forjados estaban siendo
construidos con el sistema Hennebique52.
Figura 25. Puente de Ciaño (Asturias). 1898. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En Ribera, Hormigón y
Cemento Armado. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Por las mismas fechas Ribera encargó a la firma Hennebique los puentes de la carretera
de Santa Rosa, en el municipio de Mieres. En 1895 Narciso Hernández, ayudante de obras
públicas, redactó el proyecto de un camino vecinal para unir la carretera de Sama Mieres con
el pueblo de Río Turbio. Dos años más tarde se decidió prolongar este camino hasta el pueblo
de Santa Rosa, encargándose el preceptivo proyecto al arquitecto Antonio Suardiaz Valdés. En
este se contemplaba la construcción de tres pontones de madera de luces reducidas56. La
dirección de las obras de este segundo tramo fue encomendada por el Ayuntamiento a Ribera,
que durante la construcción introdujo algunas modificaciones, la más importante de ellas la
sustitución de los pontones de madera por otros de hormigón armado. En 1900, con ocasión de
la liquidación de las obras declaraba que se habían sustituido los tramos de madera por otros
de hormigón armado sistema Hennebique, por el mismo precio que los anteriores, ganando en
ello no solamente en la resistencia sino también en la duración, pues así como la madera va
poco a poco pudriéndose y la conservación es tan cara que al cabo de algún tiempo hay que
reponer la mayor parte de las piezas, en cambio en los de hormigón armado aumenta de día en
día la consistencia como está demostrado plenamente. Advertía además que en caso de
desgaste de las rodadas, es muy fácil el arreglo por el mismo peón caminero de servicio57.
De los tres puentes, los dos que se construyeron para salvar el río San Juan (el de Río
Turbio y el de Vegadotos) tenían seis metros de luz; el tercero era un pontón sobre el arroyo
del Casar, junto a la aldea de Santa Rosa. Costaron 597 pesetas cada uno de los dos primeros
y 431 pesetas el tercero.
Figura 26. Puente de Río Turbio. Carretera de Santa Rosa. Mieres (Asturias). 1899. José Eugenio Ribera, ingeniero de
caminos. En Ribera, Hormigón y Cemento Armado. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 27. Puente de Vegadotos. Carretera de Santa Rosa. Mieres (Asturias). 1899. José Eugenio Ribera, ingeniero de
caminos. En Ribera, Hormigón y Cemento Armado. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Ribera simultaneó la construcción de estos puentes con un tramo similar que hizo ex
profeso para la Exposición Regional de Gijón de 1899. Lo presentó como “un modelo para
caminos vecinales, con seis metros de luz y tres de ancho, estando calculado para resistir el
paso de carros de cinco toneladas y una sobrecarga de 300 kilos por metro cuadrado”58
Figura 28. Puente de la Exposición Regional de Gijón (Asturias). 1899. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En
la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 29. Pontón de la fábrica de productos celuoides de Colloto (Asturias). 1899. José Eugenio Ribera, ingeniero de
caminos. En Ribera, Hormigón y Cemento Armado. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 30. Construcción de los forjados de la cárcel de Oviedo (Asturias). 1898. José Eugenio Ribera, ingeniero de
caminos. En Ribera, Hormigón y Cemento Armado. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 31. Depósito de Llanes.1899. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Ello no fue obstáculo para probar con otros sistemas, como en la ya comentada
reparación del Depósito de Mieres. Por esta época Ribera manifestaba que “aunque decidido
partidario del sistema Hennebique, me obliga la lealtad profesional a declarar que para ciertos
casos y clases de obra pueden emplearse con éxito y economía otros sistemas de hormigón o
cemento armado, y prueba mi eclecticismo el hecho de que como ingeniero he encargado
algunas obras a mi colega y competidor D. Claudio Durán”67.
Del mismo modo se expresaba en el proyecto de puente sobre el río Cuna que el
Ayuntamiento de Mieres le encargó en 1899, reconociendo que “así como para la reparación
del Depósito de Mieres he propuesto el sistema de cemento armado de Monier por considerar
que en esta clase de obras es el que ofrece mayores ventajas no cabe duda que tratándose de
tramos cortos y piso es muy superior y más económico el sistema Hennebique, que es el que
proponemos”.
Por entonces Ribera simultaneaba su cargo de ingeniero del Estado con la actividad
privada como concesionario del sistema Hennebique, reconociendo que este le había dado
“muy buenos resultados en varias construcciones que yo he emprendido particularmente”. Sin
embargo, para la construcción de este puente remitía al contratista al “agente general del
sistema Hennebique en España, que es D. Manuel Balbás” el cual había tasado su precio en
mil doscientas pesetas68.
Figura 32. Puente sobre el río Cuna. Mieres (Asturias).1899. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. Archivo
Municipal de Mieres.
Ribera construiría en Mieres varios puentes más de este tipo entre 1899 y 1900: uno de
seis metros de luz sobre el río Miñera, perteneciente a la carretera municipal de La Peña a San
Tirso; y un pontón de dos metros de luz, muy oblicuo, en la carretera municipal de Pereda a
Baiña69. Y también se encargó del piso de una casa de máquinas sobre el río Caudal70.
Figura 33. Fábrica de harinas de la Viuda e Hijos de Ayala en Badajoz. 1899. José Eugenio Ribera, ingeniero de
caminos. En Ribera, Hormigón y Cemento Armado. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Algunos años más tarde (1905) construiría un puente en tramo recto junto a la fábrica, de
unos quince metros de luz73.
Figura 34. Puente junto a la fábrica de harinas de la Viuda de Ayala en Badajoz. J. E. Ribera, ingeniero de caminos.
1899. En Ribera, Los progresos del hormigón armado en España. Biblioteca Nacional de España.
El campo de los edificios industriales fue donde inicialmente encontró más aceptación
para sus construcciones de hormigón armado. A medida que se propagaban las ventajas del
nuevo material (impermeabilidad, resistencia al fuego y la capacidad de soportar grandes
cargas) le fueron llegando contratos desde muy diversos puntos de la geografía nacional.
Figura 35. Construcción de un forjado en la Azucarera de Lieres (Asturias). J.E. Ribera, ingeniero de caminos. 1899. En
El Cemento Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
En la fábrica de productos químicos del Aboño (Gijón) diseñó además una de las
primeras losas de cimentación de hormigón armado74.
Figura 36. Solera de cimentación de la fábrica del Aboño (Gijón). 1902. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En
la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 37. Fábrica de almidón de Hernani (Vizcaya). 1900. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En la Revista
de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
También tenía encargos fuera de la zona norte. Por ejemplo, en la provincia de Cádiz, el
otro extremo del país, construiría unos nuevos pisos interiores para la fábrica de harinas de
Sanlúcar de Barrameda76.
Figura 38. Fábrica de harinas de Sanlúcar de Barrameda. J. E. Ribera, ingeniero de caminos. Hacia 1900. En Ribera,
Los progresos del hormigón armado en España. Biblioteca Nacional de España.
Muy propicias para la utilización del hormigón armado serían también algunas
instalaciones industriales, como los grandes silos. En 1899 construiría los primeros en la fábrica
de Tudela Veguín (Asturias), que tenían una capacidad de 2500 toneladas. Un año después
construyó una segunda batería de silos para duplicarla77.
Figura 39. Construcción de los silos de cemento de la fábrica de Tudela Veguín. 1899. José Eugenio Ribera, ingeniero
de caminos. En Ribera, Hormigón y Cemento Armado. Biblioteca del colegio de ingenieros de caminos.
Otra aplicación frecuente fueron los depósitos elevados, tanto para la industria, como
para la edificación residencial. Uno de los primeros sería el de la “Papelera Leonesa”. Era
rectangular, de 70 m3 de capacidad y situado a doce metros de altura gracias una estructura
de pilares cuadrados de hormigón armado.
Figura 40. Depósito elevado de la “Papelera Leonesa”. León, 1901. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Los siguientes los haría con forma circular, “preferible para estos depósitos elevados,
pues están sometidos a la acción de fuertes vendavales”. De este tipo hizo por esta época el
del Ferrocarril Vasco-Asturiano en San Esteban de Pravia, el de los Campos Elíseos de Madrid
(ambos de 80 m3 de capacidad), el del Asilo Caldeiro de Madrid (30 m3) y el de la Sociedad de
Productos Químicos del Aboño, en Gijón (25 m3) 78.
Figura 41. Depósitos elevados de forma circular construidos por José Eugenio Ribera entre 1899 y 1903. De arriba
abajo y de izquierda a derecha: Para el FFCC Vasco–Asturiano en San Esteban de Pravia (Asturias); Campos Elíseos,
Madrid; Asilo Caldeiro, Madrid; y Sociedad de Productos Químicos del Aboño (Gijón). En La Construcción Moderna.
Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 42. Interior del Banco Guipuzcoano. San Sebastián. 1900. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En la
Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Otra edificación significativa en la que participó ese año fue el nuevo teatro de Avilés. En
esta obra del arquitecto Manuel del Busto, Ribera intervino construyendo con hormigón armado
todos los pisos, columnas y plateas. Era una estructura complicada, formada por “columnas
octogonales de 14 m de altura y 0,12 m de diámetro, sobre las que se apoyan unas vigas
también de hormigón, en planta curva, siguiendo la forma de herradura de la sala, y sobre
estas va la platea, constituida por un dintel plano de 0,12 m de grueso, que alcanzan en
voladizo 2,30 metros”81.
Figura 43. Construcción del teatro de Avilés (Asturias).1900. Manuel del Busto, arquitecto y José Eugenio Ribera,
ingeniero de caminos. En Ribera, Hormigón y Cemento Armado. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
En 1899 comenzaría otra intensa colaboración, esta vez con el ingeniero Ramón
Peironcely, de la Compañía de Ferrocarriles MZA, que se plasmaría en varias obras muy
interesantes. La primera fue el paso superior de Los Prados, en el kilómetro 407,037 de la línea
de ferrocarril de Albacete a Cartagena, en las inmediaciones de Cieza (Murcia). Inicialmente en
ese punto había un tramo de madera apoyado en estribos de fábrica, tan deteriorado que era
necesaria su sustitución por otra obra con más garantías de duración. Entonces, por iniciativa
de Peyronceli, la Compañía MZA se planteó la construcción de un tramo con el nuevo material,
en los siguientes términos: “el moderno sistema de hormigón armado está siendo objeto en el
extranjero de grandísimo número de aplicaciones en casos análogos al de este proyecto, y
deseosa esta Compañía de conocer prácticamente sus resultados, ha encontrado en la ocasión
presente motivo indicado de emplear, a modo de ensayo, el mencionado sistema” 82.
Se trataba de un tramo recto de siete metros de luz, con la configuración habitual de losa
sobre vigas del sistema Hennebique. Ribera se hizo cargo de su proyecto y construcción83,
aunque es de suponer que con la colaboración de Peyronceli.
Figura 44. Paso superior de Los Prados. Cieza (Murcia). 1900. J. Ribera y R. Peyronceli, ingenieros de caminos. En El
Cemento Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Tres años más tarde ambos ingenieros construirían otro puente similar en el kilómetro
343,072 de la misma línea, el paso superior del camino de la Sierra. Las pruebas de resistencia
se realizaron el once de noviembre de 1903, con asistencia de Peyronceli y Manuel Gomendio
en representación de Ribera. Se realizaron una prueba de carga estática y otra dinámica (paso
de un carro), registrándose valores de deformaciones acordes con lo establecido en el
proyecto. Acto seguido se abrió el puente al transito84.
Al final, la mayoría de los pasos superiores de madera de esta línea fueron sustituidos
por tramos de hormigón armado como el de Hellín (Albacete)85.
Figura 45. Paso superior de Hellín (Albacete). Hacia 1900. J. Ribera y R. Peyronceli, ingenieros de caminos. En Ribera,
Los progresos del hormigón armado en España. Biblioteca Nacional de España.
Pero sin duda la construcción más importante que surgió de la colaboración entre ambos
ingenieros fue la Estación de Ferrocarril de Huete (Cuenca). Sería este el primer edificio público
hecho completamente con hormigón armado por Ribera.
Desde 1888, año en que se había demolido por ruina la primitiva estación, venía
prestándose el servicio en un edificio provisional. En 1894 se redactó un proyecto de nueva
estación con una cimentación por pilotaje debido a las malas condiciones del terreno86. Pero
por su elevado coste se había ido posponiendo su ejecución, de forma que en 1900 todavía
seguía utilizándose el apeadero provisional. Así las cosas, Peyronceli recurrió a Ribera, con
quien diseñó un edificio con cimentación superficial a base de zapatas de hormigón armado, de
coste considerablemente menor87.
Figura 46. Construcción del edificio de Viajeros de la Estación de Ferrocarril de Huete (Cuenca).1900. José Eugenio
Ribera y Ramón Peyronceli, ingenieros de caminos. En El Cemento Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
En 1901 José Eugenio Ribera ya llevaba construidos “dieciséis puentes […], quince
depósitos, trece fábricas y diez edificios entre públicos y particulares”88. Había acumulado por
tanto experiencia suficiente para desarrollar su propio sistema de construcción de hormigón
armado, que patentaría a mediados del año. Se independizaba así de la Organización de
François Hennebique, a quien no obstante había recurrido antes de romper para documentarse
sobre hoteles construidos con hormigón armado. Por entonces se había encargado el proyecto
de un gran hotel en Madrid al arquitecto Mariano Repullés y Ribera intentaba convencerlo para
que usara el hormigón armado89.
Figura 47. Vigas de hormigón armado sistema Ribera. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Figura 48. Pilares de hormigón armado sistema Ribera. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Una vez consolidada su compañía y ya con su propio sistema, comenzó para Ribera una
etapa de actividad frenética. La nueva técnica constructiva fue despejando poco a poco las
incertidumbres, revelándose idónea para dar soluciones constructivas a problemas que no se
podían resolver con las técnicas tradicionales. En buena medida, este desarrollo de la
construcción con hormigón armado en nuestro país se debió en buena medida al formidable
impulso que Ribera le dio desde su empresa constructora. Ribera había apostado fuerte por el
hormigón armado y ahora, con su talento puesto al servicio de la nueva técnica, empezaba a
poner de relieve las grandes posibilidades que encerraba el nuevo material.
Entre 1902 y 1904 construyó la estructura del nuevo Archivo Provincial de Tolosa,
proyecto del arquitecto Manuel Echave y uno de sus encargos más importantes93.
Figura 49. Archivo de Tolosa. 1902. Manuel Echave, arquitecto. Estructura de hormigón armado construida por J. E.
Ribera. Archivo General de Guipúzcoa.
Pero donde iba a poner de manifiesto todo su genio fue en el campo de la ingeniería
civil, donde, por otra parte, iba a encontrar más apoyo para llevar a cabo sus arriesgadas
iniciativas. Sus proyectos de estos años supusieron grandes avances, tanto para la nueva
técnica constructiva como para la ingeniería en general.
Una de las estructuras que más hizo evolucionar fueron los puentes. Para luces
reducidas siguió fiel a la tipología de tramos rectos, aunque aportando a veces soluciones
imaginativas, como en el puente de la Fandería, de quince metros de luz, construido para el
Ayuntamiento de Rentería. En 1901 el Ayuntamiento de esta villa guipuzcoana encargó al
arquitecto Ramón Cortázar la demolición de un puente de madera existente y su sustitución por
otro de construcción más sólida y duradera. Se planteó varias alternativas de puente de fábrica
o de hierro, pero como no le satisficieron estos tanteos creyó oportuno “ensayar y estudiar el
sistema de construcción de cemento amado que está haciendo gran furor”. Se dirigió, pues, a
Ribera, que le “facilitó un proyecto tal y como quería […], ventajoso sobre los demás estudiados
hasta la fecha y que resolvía además todos los otros problemas” 94.
Figura 50. Puente de la Fandería. Rentería (Guipúzcoa). 1901. R. Cortázar, arquitecto y J. E. Ribera, ingeniero de
caminos. En Ribera, Hormigón y Cemento Armado. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Ribera, al que fue adjudicada por administración la obra de hormigón armado, tuvo que
afinar el ingenio para conseguir la economía que había prometido al Ayuntamiento. Así,
reutilizó los estribos existentes y se sirvió de carriles de ferrocarril como armadura de
positivos95.
Figura 51. Puente de la Fandería. Sección transversal. 1901. R. Cortázar, arquitecto y J. E. Ribera, ingeniero de
caminos. Archivo del Ayuntamiento de Errentería.
Fruto también de su fecunda colaboración con el arquitecto Cortázar sería una obra de
paso en Eibar (Guipúzcoa) sobre el ferrocarril de Zumárraga. Se trataba de una pasarela en
tramo recto con una luz de catorce metros, a la que se accedía por dos escaleras de once
metros de altura96.
Figura 52. Pasarela sobre el ferrocarril de Zumárraga. Eibar (Guipúzcoa). 1901. R. Cortázar, arquitecto y J. E. Ribera,
ingeniero de caminos. En Ribera, Los progresos del hormigón armado en España. Biblioteca Nacional de España.
Otra notable aplicación de su sistema fue el puente acueducto de la papelera del Araxes
(Tolosa), formado por cinco tramos rectos de doce metros de luz. Ribera planteó una
conducción de sección transversal cuadrada que constituía el puente propiamente dicho97.
Figura 53. Puente acueducto para la papelera del Araxes. Tolosa (Guipuzcoa). 1902. José Eugenio Ribera, ingeniero
de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Sin embargo, para puentes de mayor luz puso a punto un nuevo sistema de puentes en
arco, que patentó en 1902. Se basaba en la utilización como armadura de vigas metálicas en
doble T, sencillas o en celosía, capaces de resistir ellas solas el peso del hormigón antes de
fraguar. Esta armadura autoportante reducía al mínimo la cimbra, lo que facilitaba la ejecución.
Para luces grandes (más de 30 m) estimaba conveniente articular las cerchas en los arranques
y en la clave98.
Su primer proyecto de este tipo fue un puente de treinta y cinco metros de luz en la
carretera de Mieres a su estación de ferrocarril99, un atrevido diseño que no se llegó a construir.
El que sí que podría llevar a la práctica fue el puente de Golbardo (Cantabria), formado por dos
arcos gemelos de treinta metros de luz100. Se construyó entre 1902 y 1903.
Figura 54. Puente de Golbardo (Santander). 1902. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En Vacchelli, Las
construcciones de hormigón y de cemento armado.
La misma configuración estructural, tablero superior apoyado mediante pilares sobre dos
arcos gemelos, también la adoptaría para la reconstrucción de uno de los tramos del puente de
Ganzo en Torrelavega (Cantabria), obra contemporánea de la de Golbardo.
Figura 55. Puente de Ganzo. Torrelavega (Cantabria). 1902. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos.
Figura 56. Sección transversal del puente de Ganzo, según el proyecto de J. E. Ribera. 1902. Archivo Municipal de
Torrelavega.
Los dos puentes habían resultado económicos y de construcción sencilla. Sin embargo,
con su puesta en servicio se revelaría un importante defecto. Eran unos puentes muy livianos y
los arcos gemelos no aportaban la suficiente rigidez al conjunto, a pesar de tener unas vigas de
arriostramiento transversales. En consecuencia resultaban “de una movilidad excesiva al paso
de las cargas móviles”, por lo que en lo sucesivo Ribera aconsejó su uso sólo “para carreteras
de poco tránsito”101.
Para solventar este defecto, en sus proyectos siguientes sustituiría los arcos gemelos por
una única bóveda, construida con armaduras rígidas de perfiles metálicos. Mantendría el
tablero superior, pero apoyado en tabiques transversales sobre las bóvedas, en lugar de los
pilares anteriores. Entre 1903 y 1904 pondría a prueba esta nueva configuración en dos de sus
obras más representativas.
La primera de ellas fue el puente acueducto del Chorro. En 1904 se estaban ejecutando
las obras de la central hidroeléctrica del mismo nombre, situada en el término municipal de
Ardales, provincia de Málaga. El ingeniero Leopoldo Werner, responsable de las obras, recurrió
a Ribera para solucionar uno de los elementos más complicados de la conducción de aguas: un
puente acueducto de 33 metros de luz que había que construir “a una altura sobre el lecho del
río de ochenta metros, entre dos gigantescas rocas escarpadas, absolutamente inaccesibles
como no sea para las águilas y quebrantahuesos que tienen allí sus nidos” 102.
Figura 57. Puente acueducto de la garganta del Chorro en Ardales (Málaga). 1904. José Eugenio Ribera, ingeniero de
caminos.
Para llegar a uno y otro estribo del puente se practicaron dos túneles en la roca. Desde
ellos se tendieron las armaduras rígidas que sirvieron como cimbra y apoyo de los moldes para
ejecutar el puente completo. Además, Ribera construyó para la central del Chorro un tramo de
conducción forzada de cemento armado.
Figura 58. Construcción del acueducto del Chorro en Ardales (Málaga).1904. J.E. Ribera, ingeniero de caminos. En Los
progresos del hormigón armado en España. Biblioteca Nacional de España.
Figura 59. Puente de Maria Cristina, San Sebastián. 1904. José Eugenio Ribera, ingeniero, y Julio Martínez Zapata,
arquitecto.
En este puente, formado por tres bóvedas muy rebajadas de 24 m de luz, se emplearon
por primera vez en España pilotes de hormigón armado para la cimentación de las pilas.
Inicialmente había subcontratado el pilotaje a un especialista extranjero, pero ante la
incapacidad de este, tuvo que asumir personalmente su ejecución. Fueron necesarios 428
pilotes de sección cuadrada de 0,25 x 0,25 m, hincados a cinco metros de profundidad104.
Figura 60. José Eugenio Ribera, dispuesto a sumergirse para inspeccionar la cimentación del puente de Maria Cristina.
1903. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos.
Así, en 1903 consiguió la adjudicación de las obras del Sifón del Sosa, pieza
fundamental del Canal de Aragón y Cataluña, uno de los más ambiciosos proyectos de la
ingeniería civil española del siglo XX. Con él se pretendían aprovechar las caudalosas aguas
del río Esera para poner en regadío 105.000 hectáreas de terreno entre las provincias de
Huesca y Lérida. Su tramo principal, de 120 kilómetros de longitud y concebido para transportar
un caudal de 35 m3/s, incluía numerosos tramos en túnel, puentes acueductos y sifones,
además de incontables pontones, tajeas y obras menores105.
Entre todas estas obras destacaba la del sifón necesario para salvar las dos depresiones
formadas por el río Sosa y el barranco de Ribabona, cerca de Monzón (Huesca), con una
longitud de 1000 m y 30 m de diferencia de cotas. Estaba formado por dos tuberías de 3,80 m
de diámetro, las más grandes del mundo proyectadas hasta entonces106.
Figura 61. Construcción del Sifón del Sosa. Aimé Bonna y José Eugenio Ribera, ingenieros.1903-1906. Revista de
Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Ribera se presentó al concurso asociado con el constructor francés Aimé Bonna, uno de
los mayores especialistas del momento. Su proposición resultó vencedora, aunque no sin
levantar suspicacias.
Figura 62. Construcción del Sifón del Sosa. Aimé Bonna y José Eugenio Ribera, ingenieros. 1903-1906. Revista de
Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Al hablar del Sifón del Sosa quizá no pueda aplicarse con rigor el término de hormigón
armado, pues se trata en realidad de una obra de transición entre la nueva técnica y las
tradicionales tuberías metálicas. Ribera y Bonna proyectaron una tubería de palastro recubierta
interior y exteriormente de hormigón con directrices de acero en T107.
Figura 63. Construcción del Sifón del Sosa. Aimé Bonna y José Eugenio Ribera, ingenieros. 1903-1906. En la Revista
de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Las obras comenzaron en agosto de 1904, montándose a pie de obra una costosa
instalación para la soldadura de las piezas de palastro, criterio impuesto por el técnico francés,
que codirigía la obra con Ribera. Posteriores desavenencias motivaron su abandono, quedando
sólo este último al frente de los trabajos. Al final decidió resolver las juntas por roblonado y de
este modo, bajo la dirección de su colaborador Mariano Luiña, se consiguió terminar el sifón en
noviembre de 1905108.
El hormigón armado se estaba revelando como una alternativa rápida y económica para
dar solución a problemas constructivos muy difíciles de solucionar con los materiales
tradicionales. Así ocurría con los depósitos de agua de las ciudades importantes, cuyas
inmensas cubiertas constituían uno de los grandes problemas para la ingeniería de la época.
Mientras tanto, Ribera estaba construyendo un gran depósito en Gijón, de nuevo gracias
al apoyo del arquitecto municipal Luís Bellido. Era esta también una obra de gran envergadura,
con 20.000 m3 de capacidad y 4000 m2 de cubierta.
En su proyecto planteó un diseño muy atrevido, a base de bóvedas rebajadas (con una
armadura en retícula como la del sistema Monier) sobre jácenas y pilares de hormigón armado.
Presentaba asimismo la ventaja de que como no tenía arriostramientos transversales se podía
ejecutar con gran rapidez y economía de medios, pues se levantaban primero los soportes y las
vigas, y sobre ellos se hacían las bóvedas con un encofrado deslizante.
Figura 64. El depósito de Gijón en construcción. J.E. Ribera, ingeniero de caminos. Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 65. Pruebas de carga para el depósito de Gijón. 1903. En El Cemento Armado. Hemeroteca Municipal de
Madrid.
De esta forma, su proposición resultaba claramente ventajosa frente a las demás que se
presentaron al concurso (catorce, entre españolas y extranjeras). Así que, a pesar de que
algunos informes técnicos avisaban del peligro por la falta de arriostramientos transversales y
no sin que se levantaran de nuevo sospechas de favoritismo, el Consejo de Obras Públicas
decidió adjudicarle las obras a principios de 1903111.
Figura 66. El cuarto compartimento del Tercer Depósito unos días antes de su hundimiento en abril de 1905. Revista de
Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
El desastre causó una gran conmoción en la sociedad española. Ribera asumió toda la
responsabilidad, quedando inmerso en un largo proceso judicial que no acabaría hasta dos
años más tarde.
De este modo, la catástrofe del Tercer Depósito, a pesar del gran revuelo que levantó, no
supuso un contratiempo insuperable para la evolución del hormigón armado en España. Eso sí,
Ribera tuvo que pasar unos años difíciles en lo personal, mitigados en gran parte por el
compañerismo que mostraron la inmensa mayoría de los profesionales del mundo de la
construcción. En 1907, cuando ya había terminado todo, reconocía la importancia de su apoyo
para continuar su impulso a la construcción con hormigón armado:”Mis compañeros
comprendieron, desde el primer momento, que las causas de la catástrofe no debían atribuirse
ni al ejecutor de las obras, ni al sistema de construcción. Nadie puso en duda mi buena fe, ni mi
conciencia de contratista, y sin protestar contra la campaña de prensa de que todos, y yo muy
principalmente, fuimos víctimas, hube de ser objeto de unánimes pruebas de simpatía y cariño,
por parte de todos los técnicos de España y de muchos del extranjero”112.
Esta confianza fue, en efecto, determinante para que continuaran las obras ya
adjudicadas del Canal de Aragón y Cataluña. Además del Sifón del Sosa, que empezó a
prestar servicio a entera satisfacción en marzo de 1906, en estos años Ribera proyectó o llevó
la contrata de hasta veintiséis obras de hormigón armado113.
Sin embargo, fueron momentos difíciles para todas las construcciones de hormigón
armado, que durante un tiempo estuvieron en entredicho. Circulaban todo tipo de rumores, a
veces con las peores intenciones, como el que Rafael López Sandino, ingeniero del Estado
responsable de las obras del Canal y proyectista de varias de sus construcciones, tuvo que
desmentir en julio de 1905: “Por diversos conductos ha llegado a mí noticia que circula [...] un
rumor según el cual el puente del Sosa tiene grietas que hacen temer por su estabilidad, y
también dice que el proyecto es muy atrevido. Como autor del proyecto definitivo y constructor
de la obra, me interesa hacer constar que la primera parte del rumor carece en absoluto de
fundamento, y que ni el Director del Canal, ni ninguno de los Ingenieros del servicio, ni los que
han visitado la obra, ni yo, hemos observado nada que pueda servir de base al mismo”114.
En este caso se trataba, no obstante, de una obra de hormigón en masa: el puente para
salvar la depresión del río Sosa en la parte más baja del sifón. Con una longitud total de 183 m,
repartida en un tramo central de cinco arcos de intradós elíptico de quince metros de luz,
separados por dos grandes estribos de muros de acompañamiento con dos series de arcos de
tres metros. Formaba parte de lo que se podría llamar la infraestructura del Sifón, que también
incluía un pontón de cuatro metros de luz, también de hormigón en masa sobre el Barranco de
Ribabona. López Sandino se encargó de su proyecto y construcción115, mientras que la
contrata se la llevó Ribera.
Figura 67. Puente sobre el río Sosa en el sifón del mismo nombre. Canal de Aragón y Cataluña. 1904. Rafael López
Sandino, ingeniero de caminos. José Eugenio Ribera, constructor.
Figura 68. Puente sobre el río Sosa en el sifón del mismo nombre. Canal de Aragón y Cataluña. 1904. Rafael López
Sandino, ingeniero de caminos. José Eugenio Ribera, constructor. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del
colegio de ingenieros de caminos, canales y puertos.
Los temores quedaron disipados tras la puesta en servicio del tramo del Canal que
incluía el Sifón del Sosa. Todas las construcciones funcionaron satisfactoriamente, sin
apartarse de lo previsto en el proyecto. De este modo, cuando el monarca visitó las obras en la
inauguración oficial, que tuvo lugar a mediados de 1906, manifestó que con ellas se había
logrado “la rehabilitación del crédito del hormigón armado”116.
Superada la crisis provocada por el desastre del Tercer Depósito, la construcción con
hormigón armado recibiría un importante estímulo en febrero de 1907, cuando la Dirección de
Obras Públicas anunció concurso público del proyecto y ejecución de un sifón para salvar la
depresión del valle de Albelda, en el kilómetro 58 del Canal de Aragón y Cataluña117.
Ya con la experiencia de la construcción del Sifón del Sosa, los ingenieros encargados
de fijar las prescripciones técnicas de la nueva obra, adoptaron un criterio más permisivo en
cuanto a las filtraciones, permitiendo cierta tolerancia. Con ello quedaba claro que desde la
Administración se optaba por una solución de hormigón armado “puro”, sin camisa de palastro.
Así era la que Ribera presentó al concurso, una tubería de cuatro metros de diámetro,
según proyecto que realizó junto con su colaborador Mariano Luiña118.
Figura 69. Obras del Sifón de Albelda. Ferralla preparada para el hormigonado. Mariano Luiña y José Eugenio Ribera,
ingenieros de caminos. Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y
Puertos.
Además de los sifones, las obras más renombradas, en el Canal de Aragón y Cataluña
Ribera y Luiña proyectaron y construyeron veinte pasos superiores rectos119.
Figura 70. Paso superior sobre el Canal de Aragón y Cataluña. Mariano Luiña y José Eugenio Ribera, ingenieros de
caminos. Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Entre 1905 y 1910 Ribera siguió aumentando su larga lista de puentes, utilizando
indistintamente las tipologías de viga recta y arco. Entre los primeros pueden destacarse los
de la provincia de Murcia, realizados por encargo de Domingo Muguruz, ingeniero Jefe de las
obras de defensa contra las inundaciones de Levante. Fueron dos tramos rectos de quince
metros de luz similares al de Rentería: el de la Tiñosa y el de Tablas. Este último fue cubierto
completamente por una inundación en septiembre de 1906, sin resultar dañado, “a pesar de los
choques violentísimos de todos los cuerpos flotantes a que estuvo expuesto”120.
Figura 71. Puente de la Tiñosa (Murcia). 1906. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En Los progresos del
hormigón armado en España. Biblioteca Nacional de España.
Figura 72. Puente de Tablas (Murcia). 1906. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras
Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Notable también fue el viaducto de Villafranca del Bierzo, para la carretera de Madrid a
La Coruña. Estaba formado por 17 tramos de seis metros de luz apoyados en palizadas121.
Figura 73. Palizadas del viaducto de Villafranca del Bierzo. 1908. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. Revista
de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
En cuanto a los puentes en arco, hizo en estos años algunos de los más importantes de toda
su carrera. Por ejemplo, el Viaducto del Barranco Hondo, para la carretera de Santa Cruz de
Tenerife a La Orotava. Combinaba tres tramos rectos con un arco central de 30 m de luz122.
Figura 74. Viaducto de Alfonso XIII en el Barranco Hondo (Tenerife). 1909. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos.
Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
En Valencia de Don Juan (León) construyó un puente sobre el río Esla, formado por
cuatro bóvedas de 33 m de luz. Para su cimentación Ribera utilizó por primera vez en España
cajones de aire comprimido, hechos también con hormigón armado123.
Figura 75. Puente de Valencia de Don Juan (León). 1909. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos.
Por otro lado, también seguiría recibiendo en estos años encargos para construir puentes
monumentales. En 1907 el rey Alfonso XIII, le encomendó el proyecto del que habría de unir la
isla de Cortegada con la localidad de Carril (en la costa de Pontevedra). Ribera lo planteó en
cinco tramos, siendo levadizo el central y los cuatro restantes resueltos con su característica
configuración de tablero superior sobre bóvedas rebajadas. Su decoración, inspirada a gusto
del monarca en la arquitectura civil alemana de la Edad Media, corrió a cargo del arquitecto
Luís Bellido. Este puente, sin embargo, no llegó a ejecutarse124.
Figura 76. Proyecto de puente de la isla de Cortegada. J. Eugenio Ribera, ingeniero de caminos y Luís Bellido,
arquitecto. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 77. Puente de la Reina Victoria (Madrid).1910. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos y Julio Zapata,
arquitecto.
Ribera había perdido así un importante campo de actividad, antaño pilar fundamental de
su empresa. Se veía obligado de este modo a centrarse en el campo de las obras públicas, por
otra parte su ámbito natural de actuación como ingeniero de caminos.
Figura 78. Matadero y Mercado de ganados de Madrid. 1910. Luís Bellido, arquitecto. José Eugenio Ribera,
colaborador. Colegio de Arquitectos de Madrid.
Los años siguientes verían llegar otro de los puntos de inflexión en su trayectoria
profesional. Dejaría el protagonismo en la construcción con hormigón armado en manos de una
nueva generación de técnicos, ya formados académicamente en el nuevo material. Desde su
empresa constructora, que a partir de 1915 pasó a denominarse Compañía de Construcciones
Hidráulicas y Civiles, S.A., siguió impulsando firmemente el desarrollo del hormigón armado en
nuestro país. En ella dieron sus primeros pasos ingenieros de la talla de Eduardo Torroja,
Ildefonso Sánchez del Río o José Entrecanales, figuras señaladas de la ingeniería civil
española de la primera mitad del siglo XX.
Figura 79. Ordenación de la desembocadura del Urumea (Gran Kursaal). José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos.
San Sebastián, 1918.
Figura 80. Puente de la Zurriola (o del Kursaal) sobre el río Urumea. San Sebastián, 1918. J.E. Ribera y Víctor Arana,
ingenieros.
La ejecución de este puente entrañó serias dificultades. Las pilas de este puente se
tenían que levantar sobre cajones de hormigón armado, construidos en seco. En el primer
intento de llevarlos al emplazamiento (flotando) el fuerte oleaje empujó uno de ellos contra el
muro de encauzamiento del río y se rompió. El otro tuvo que hundirse tras renunciar la contrata
a su utilización135.Tampoco se pudieron utilizar las cimbras tradicionales, teniendo que
recurrirse a unas cerchas fijas en las cuales se suspendieron los moldes de vigas y forjados.
En la segunda década del siglo XX Ribera iba a trabajar con gran intensidad en el
Protectorado Español de Marruecos. Su primera intervención tuvo lugar en 1910, con ocasión
de la construcción del Puente sobre el Rio de Oro en Melilla. Construcciones Hidráulicas y
Civiles llevó la contrata de este puente recto de tres vanos, proyectado por el ingeniero de
caminos Manuel Becerra136.
De 1914 data otra de sus construcciones más originales, el faro de Punta Nador, en
Larache. Ante la heterogeneidad del terreno de cimentación y la fuerte incidencia de los
temporales en el punto de emplazamiento (la torre tendría una altura de 33 m), Ribera
consideró que “el sistema de cimentación y alzado más apropiado consistía en solidarizar la
torre con el edificio de los torreros y almacenes distribuidos simétricamente en su base,
consiguiéndolo mediante un entramado general de hormigón armado. Pero aún así, esta
elevada torre hubiera necesitado grandes espesores y fuertes armaduras en sus muros”. Para
evitarlo, ideó una disposición original y económica: formar la torre “con dos prismas
octogonales de altura diferente, ambos empotrados en la solera general de hormigón armado
que forma el cimiento de la torre y edificios”139
Figura 81. Faro de Punta Nador. Larache (Marruecos), 1918. J.E. Ribera, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras
Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Más adelante se haría cargo sería nombrado director general adjunto de la compañía,
haciéndose cargo de la redacción del proyecto de la parte española (noventa kilómetros de
trazado) y asumiendo personalmente la dirección de las obras, que comprendían “un gran
número de tramos rectos bajo carriles […], muchos pasos superiores y depósitos de agua y la
mayor parte de edificios de estaciones”141.
Figura 82. Edificio de viajeros y muelle de mercancías de la estación de Fez. José Eugenio Ribera, ingeniero (y otros).
En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Los últimos años de su carrera los consagraría sobre todo a la enseñanza. En 1918 pasó
a formar parte de la Escuela de ingenieros de caminos142, como profesor responsable de la
asignatura “Puentes de fábrica y de hormigón armado”. La experiencia acumulada en su
dilatada trayectoria profesional le permitió ejercer la docencia con brillantez hasta su jubilación
en 1931. En este periodo escribió su tratado “Puentes de fábrica y de hormigón armado”, obra
básica de la bibliografía española de ingeniería civil.
Figura 83. Detalle de la colección de modelos oficiales de puentes en arco para carreteras y caminos vecinales. José
Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de
Caminos, Canales y Puertos.
No obstante, aún contaba en los años veinte con la energía suficiente para emprender
dos proyectos excepcionales, distintivos de la ingeniería civil española del primer tercio de
siglo: el Puente de San Telmo sobre el Guadalquivir en Sevilla y el Dique Seco de Carena de
Cádiz. Este último, proyectado junto con el también ingeniero Vicente Morales, es una de las
más grandes obras de hormigón armado construida hasta la fecha en España. Su construcción
se prolongó hasta 1941.
José Eugenio Ribera no llegaría a ver terminada esta obra, pues falleció el 17 de mayo
de 1936.
Creada a principios de la década de los noventa, en los últimos años del XIX la
organización de François Hennebique estaba mostrando un empuje extraordinario. Sus
realizaciones de hormigón armado se multiplicaban en Francia, el país de origen de la firma,
encontrando una aceptación que intentaba trasladar al extranjero.
Para su expansión, Hennebique ideó una acertada estrategia empresarial, que en pocos
años le llevaría a la primacía mundial en la construcción con hormigón armado. Básicamente,
su organización era una empresa consultora de arquitectura e ingeniería. Tenía sus oficinas
centrales en París, y desde ellas coordinaba una red de agencias o delegaciones nacionales de
la empresa, encargadas únicamente de cuestiones técnicas y de difusión y propaganda del
sistema.
La ejecución de las obras se dejaba para los concesionarios, empresarios locales que, a
cambio de un porcentaje de los beneficios, tenían los derechos para la explotación de la
patente en una determinada región. Los agentes de Hennebique les brindaban todo el apoyo
técnico que necesitaran, pero no participaban en la ejecución de las obras.
empresarios con iniciativa, en muchas ocasiones por intervención directa del fundador de la
compañía145.
Para ello era fundamental dar conocer el sistema y sus ventajas. La presencia de Ribera
entre sus filas le abriría sin duda muchas puertas y así, en 1897, la Revista de obras Públicas,
órgano oficial de los ingenieros de caminos, dedicaba dos artículos a las “construcciones de
cemento armado, sistema Hennebique”146.
Figura 84. Almacén de azúcar en Padrón. 1900. Villaja, arquitecto. Balbás, contratista. Institut Français d’Architecture.
Direction des Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle.
En estos primeros momentos colaboraría con la firma el ingeniero militar Ricardo Seco
de la Garza, uno de los primeros técnicos españoles que se interesaron por el nuevo material.
Él se encargaría de redactar la memoria con la que el sistema Hennebique se presentó
oficialmente en nuestro país152.
En abril de 1900 se incorporó el empresario Eugenio Grimal157, quien sería uno de los
concesionarios más activos hasta su marcha de la empresa en julio de 1902. Asentado en
Sestao, desplegaría la mayor parte de su actividad en las provincias de Vizcaya y Santander.
Sin embargo, no desdeñaría la posibilidad de trabajar en otros puntos como Madrid, donde
compitió por la ejecución de una pasarela y unas cocheras, para los cuales solicitó un
anteproyecto a la oficina técnica central de París158. Su primer trabajo constatado fue la caja
fuerte del Banco de Santander159, ciudad donde después realizaría las cimentaciones para los
altos hornos de la Sociedad “Nueva Montaña”160, la panificadora “La Económica”161 y los
forjados del edificio del obispado (proyecto del arquitecto Rucoba)162. Entre sus obras bilbaínas
destacan un depósito elevado163, la ampliación del depósito municipal164, la cimentación de la
Iglesia de San Antón165 y las escuelas musicales de Tivoli166.
Fort también recibió valiosos encargos de particulares, como las cubiertas de dos chalets
en Las Arenas, según proyecto del arquitecto Gotilla o los forjados para una villa de lujo para la
familia Letona170. También construyó para esta familia un almacén en Usansolo171. Aunque
quizás su trabajo más importante fue la fábrica de la compañía Harino-Panadera para el
empresario Juan José Irala172. En la construcción de este edificio también participó el ingeniero
Ribera173, en uno de los que debieron ser sus últimos trabajos con la casa Hennebique.
Figura 85. Fábrica Harino-Panadera de Irala. Bilbao, 1901. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos y Domingo Fort,
maestro de obras. En Los progresos del hormigón armado en España. Biblioteca Nacional de España.
Pero no sería este el primer edificio industrial construido con hormigón armado en Bilbao.
Tal distinción le corresponde a la Fábrica Ceres, una de las más famosas construcciones de la
organización Hennebique en España.
Figura 86. Alzado y sección transversal de la fábrica Ceres de Bilbao.1899. Ramón Grotta, ingeniero de caminos.
Revista de Obras Publicas. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Grotta se había dado a conocer con un artículo sobre la resistencia al fuego de las
construcciones Hennebique publicado en la Revista de Obras Públicas175. Poco después
proyectó los pisos de la Fábrica de Electricidad de Chamberí en la calle Palafox de Madrid,
primera ocasión en que se utilizó el hormigón armado en la capital176. Desgraciadamente, su
prematuro fallecimiento, ocurrido a principios de 1901, vino a truncar tan prometedora carrera.
Tres años después de su implantación, la firma había conseguido una amplia aceptación
en Asturias, Cantabria y, sobre todo, el País Vasco. Sin embargo, eran contadas las
realizaciones de Hennebique en el resto del país. No obstante, desde 1900 empezó a tener
una presencia significativa en el Sur.
El emplazamiento de este edificio en una zona inundable junto al río Guadalquivir supuso
un importante reto técnico, que vino a sumarse a la complejidad que suponía el empleo de un
nuevo sistema estructural de pilares y jácenas de hormigón armado. Para la cimentación se
utilizaron pilotes hincados de madera.
Figura 88. Fábrica de harinas “La Giralda”. Écija (Sevilla). 1900. Estructura de hormigón armado sistema Hennebique.
Asumiendo como inevitable que la planta baja podía quedar anegada en las crecidas del
río se construyó una pasarela para acceder directamente a la primera planta desde un antiguo
molino que quedaba fuera de la zona inundable en las grandes avenidas. Está formada por dos
vigas rectas de unos quince metros de luz178.
Figura 89. Pasarela en viga recta para la fábrica de harinas “La Giralda” de Écija. 1900
No se ha podido determinar con seguridad qué relación tenía Martínez con nuestro país.
Tal vez era un español emigrado a Francia o bien un francés con ascendencia española. Lo
cierto es que hasta entonces había ocupado una posición señalada entre los técnicos de la
organización Hennebique en Francia. En 1895 había sido el encargado de presentar el sistema
Hennebique ante el Congreso de Arquitectos de Francia179, por lo que cabe suponer que
estaría en la organización desde sus comienzos. Era miembro del comité de publicidad de la
empresa y también formaba parte del equipo de Dumesnil, el concesionario de París, donde
habría tenido la oportunidad de participar en proyectos muy importantes. En definitiva, como
reconocería Le Béton Amé a su muerte, era uno de los más antiguos y mejores colaboradores
de la Maison Hennebique180
Así que debería tener fuertes vínculos con Cádiz, que le movieran a abandonar esta
destacada posición en Francia para implicarse en la incierta tarea de promover la utilización del
hormigón armado en el sur de España.
Figura 90. Hospital San José (Hospital Moreno Mora). Cádiz. 1904. En La Construcción Moderna. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
Figura 91. Detalles de los forjados del Hospital San José (Hospital Mora). Cádiz. 1904. En La Construcción Moderna.
Hemeroteca Municipal de Madrid.
A lo largo del año 1901 la organización Hennebique consiguió formar una importante red
de concesionarios en Andalucía, principalmente gracias a los esfuerzos de Martínez, el hombre
que “había llevado con éxito la bandera del hormigón armado hasta los confines meridionales
de España”185. En septiembre, la revista oficial de Hennebique, Le Béton Armé, daba cuenta de
ella: Martínez llevaba la representación en Cádiz, los hermanos Francisco y José Hernández
Quintero eran los concesionarios en Huelva y Córdoba, respectivamente; en esta última
provincia también actuaba el empresario García Vázquez, mientras que en Sevilla hacía lo
propio Bravo y Ferrer. Por último, Domingo Bustos se ocupaba de la provincia de Almería186.
Algo más tarde se uniría a la organización Vicente Vilches como concesionario de Granada187.
Además de las de Jabugo, los hermanos Hernández consiguieron ese año los contratos
de otras dos fábricas en Málaga, una de pianos196 y otra de sombreros197.
Entre 1901 y 1902 la organización Hennebique vivía sus mejores momentos en España.
Ribera había dejado definitivamente la empresa en septiembre de 1901, pero el resto de
concesionarios seguían consiguiendo contratos a buen ritmo, sin que se notara de momento su
marcha.
Figura 92. Puente de la Peña sobre el río Nervión (Bilbao). 1902. Gabriel Rebollo, ingeniero de caminos. Institut
Français d’Architecture. Direction des Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle.
Con esta sociedad Hennebique firmó un jugoso contrato, que incluía, además de este
famoso puente, los de Uresundi y Pozohondo, los pontones de Arrigorriaga, Lemona y
Montorra y un paso superior en Arizbarrena199. Unos meses después construiría cuatro pasos
superiores más en Bilbao200. De todas estas obras se hizo cargo el concesionario Jover, del
que no se tienen más noticias.
Por su parte, en la zona centro Manuel Balbás se hizo cargo en julio de 1901 de un
depósito enterrado en Madrid, según proyecto del arquitecto Luís Landecho, mientras que
Valeriano de Madrazo construía varias cubiertas planas en Guadalajara y Azuqueca de
Henares201.
Hasta mediados de 1902 mantendría Balbás una actividad apreciable, llevando a cabo
obras en los pabellones del Laboratorio de Artillería202, un acueducto en Palazuelos, un
depósito en Madrid y un almacén de azúcar en La Poveda. Fuera de Madrid, construyó el
puente sobre la Rambla de Yecla (Murcia), según proyecto del arquitecto Aracil203.
Pero a pesar de los progresos en Andalucía y Madrid, seguía siendo el País Vasco la
zona donde mayor implantación había conseguido la casa Hennebique. En Bilbao Domingo
Fort seguía consiguiendo buenos contratos, como las terrazas de un asilo204 y una “galería
incombustible” proyectada por el arquitecto Epalza205.
En Haro (La Rioja) Fort construyó las bodegas de Felipe Ugalde en menos de dos
meses. En este edificio, los muros exteriores eran “de construcción corriente, siendo sólo el
piso y las pilastras de cemento armado, con unas dimensiones generales de 23x11 metros”206.
Figura 93. Construcción de las bodegas de F.Ugalde en Haro (La Rioja). 1902. Eugenio Grimal, constructor. En Seco
de la Garza, Cemento armado, cálculo rápido. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Por su parte, Grimal estaba ocupado en Santander con las oficinas de la sociedad Nueva
Montaña, además de algunos forjados para un chalet en Bilbao207, y un depósito circular con
cubierta en forma de cúpula para el lavadero del Sr. Palacios en Bilbao208.
Figura 94. Depósito de agua para el lavadero del Sr. Palacios. Bilbao, 1902. Sistema Hennebique, construido por
Eugenio Grimal. En El Cemento Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Sin embargo, en 1902 ya eran notorias las graves repercusiones que la marcha de
Ribera había tenido para la casa Hennebique. Completamente desplazada del mercado
asturiano, su antiguo feudo, tenía que vérselas en el resto de España con un vigoroso
competidor que además contaba con importantes apoyos entre los estamentos técnicos y la
administración.
Pero las cosas todavía irían a peor a mediados de ese año, cuando otro de sus mejores
concesionarios, Grimal, dejó la empresa para constituir la Compañía del Hormigón Armado de
Sestao, otro rival si cabe todavía más duro que Ribera. Entre ambos dieron el golpe de gracia a
la organización Hennebique, que prácticamente desapareció de nuestro país. En 1903 todavía
se mantenía cierta apariencia de actividad, pero lo cierto es que las obras realizadas eran
prácticamente testimoniales.
Se estrenaría como tal con diversas obras realizadas en la capilla del Colegio que los
Maristas tenían en la capital guipuzcoana: pisos, coro y edificio de unión con el colegio211. Unos
meses más tarde conseguiría el contrato de la terraza de un chalet212 y la cubierta de un
edificio de la sociedad Viuda de la Torre e Hijos, ambas obras en San Sebastián213. Ya en 1902
construiría en Fuenterrabía las terrazas del Hotel y Baños “Peñón del Cantábrico”, una galería
para la Unión de Artesanos214, dos terrazas más para la vivienda del señor Torralba215, y el coro
de la Iglesia de Vidania216. En San Sebastián, los balcones de la casa particular del General
Calleja217. Y un año después se encargaría de los forjados en la Plaza de toros de Azpeitia218.
en San Sebastián tendría ese año diez obras de edificación; construcción de forjados y
cubiertas en la mayoría de las ocasiones, pero también la estructura completa de varias casas
particulares.
Más intensa sería la actividad con Luis Elizalde. Para este arquitecto, compañero de
promoción del anterior, construyó diversos elementos estructurales y decorativos en edificios
de San Sebastián y Pamplona (cubiertas planas, forjados, pilares,…).
De la colaboración entre Elizalde y Salaverría resultaría el que casi con toda certeza sea
el primer edificio de habitación concebido íntegramente de hormigón armado en nuestro país.
Se trata de un inmueble de viviendas de San Sebastián. Además de la estructura, se hicieron
con hormigón armado gran parte de los elementos decorativos. En la fachada se utilizaron
bloques de piedra artificial y placas de hormigón de portland.
Figura 95. Edificio de viviendas en San Sebastián. Luís Elizalde, arquitecto y Miguel Salaverría, constructor. 1906.
Institut Français d’Architecture. Direction des Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle.
Figura 96. Puente de Andoaín (Guipúzcoa). M. Salaverría, constructor. 1906. Institut Français d’Architecture. Direction
des Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle.
Para el puente de Cestona sobre el Urola y el de Tolosa eligió la tipología de arco. Estos
dos puentes, de dieciocho y veinticinco metros de luz respectivamente, muestran un avanzado
diseño, con tablero superior apoyado mediante tabiques sobre un arco de gran ligereza.
Figura 97. Puente de Tolosa (Guipúzcoa). Miguel Salaverría, constructor. Hacia 1906. Institut Français d’Architecture.
Direction des Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle.
Figura 98. Depósito elevado de la fabrica de Lizariturry (Guipuzcoa). Miguel Salaverría, constructor. Hacia 1906. Institut
Français d’Architecture. Direction des Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle.
Figura 99. Tubería de Oquillegi (Navarra). Miguel Salaverría, constructor. Institut Français d’Architecture. Direction des
Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle.
Figura 100. Cuba para gasómetro de la fábrica de gas de San Sebastián. W. Aguirrebengoa, ingeniero; M. Salaverría,
constructor. San Sebastián, 1910. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Salaverría continuaría en actividad al menos hasta 1913, año en que todavía figura en la
relación de concesionarios de Hennebique en España. Le acompañaban los ingenieros
Ceferino Cándido y Joaquín T. Ribeiro en Vigo, junto con la sociedad Construcciones y
Pavimentos en Barcelona, Madrid y Valencia228.
El 31 de enero de 1901 veía la luz El Cemento Armado, una revista técnica dedicada
íntegramente al nuevo material de construcción. Su director, Martínez Unciti, explicaba en el
número inicial las razones que le habían movido a lanzar esta publicación: “convencidos de la
importancia extraordinaria que han alcanzado ya en el extranjero las novísimas construcciones
de cemento armado y, visto que por fortuna también en España van consiguiendo no pequeña
aceptación, nos hemos propuesto publicar mensualmente una revista ilustrada que se ocupe
exclusivamente de los materiales y obras cuyo grandioso éxito ha sido proclamado en la
Exposición Universal de París de 1900”230.
No se sabe cuando y como tuvo el primer contacto con el nuevo material. Tal vez visitara
la exposición de París y quedara fascinado por las grandes construcciones de hormigón
armado que en ella se habían realizado. O quizás tuviera noticias de él a través de la prensa y
las publicaciones técnicas, de las que siempre dio muestras de estar bien enterado.
Pero consciente, por otro lado, de que la implantación del hormigón armado, además de
su difusión entre los técnicos, exigía la formación de obreros especializados abrió en 1901 un
taller de experiencia y enseñanza. Estaba situado en Madrid, en la calle del Rollo, aunque al
año siguiente lo trasladaría a la calle Méndez Álvaro. Con la misma intención se dedicaría
desde el primer momento a dar charlas y conferencias expresamente dirigidas a ellos, como la
que tuvo lugar a principios de 1901 en el Ateneo Instructivo del Obrero de Guadalajara231.
Atento a todas las novedades bibliográficas, para ampliar sus conocimientos tampoco
dudó en viajar al extranjero para conocer de primera mano los avances con el nuevo material,
al que prefería llamar cemento armado. De este modo, en 1902 viajó por Francia, Alemania,
Bélgica y Rusia, entrevistándose con Hennebique, Edmond Coignet, Piketty o Coularou. Visitó
las obras de Berlín y de la Exposición de Dusseldorf, así como el Laboratorio de la Escuela de
Puentes y Caminos de Rusia y las principales obras de cemento armado de San Petersburgo y
Moscú232.
Por otro lado, Martínez Unciti compaginaba esta intensa actividad de divulgación con
diversas actuaciones como proyectista y consultor especialista en obras de hormigón armado.
La primera de la que se tiene noticia es una colaboración de principios de 1901 con el ingeniero
de caminos Álvaro Villota en las obras del muelle de Maliaño (Santander), construido con
pilotes de hormigón armado sistema Hennebique. Martínez Unciti proyectó la solera del muelle,
una losa de hormigón de siete centímetros y medio de espesor, armada con Metal Deployé,
que se apoyaba sobre una tablazón de madera dispuesta sobre los pilotes233.
Figura 101. Pabellones del Depósito-Almacén de Tabacos de Santander. 1902. Mauro Serret, ingeniero. Cubierta de
hormigón armado sobre viguetas metálicas diseñada por Ricardo Martínez Unciti
Figura 102. Almacén – depósito de tabacos de Santander. Construcción de la cubierta. Ricardo Martínez Unciti,
ingeniero militar. 1901. En El Cemento Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 103. Instalaciones de hormigón armado para la Fábrica de Electricidad del Mediodía, Madrid, 1902. Placa de
cimentación para los generadores de gas. R. Martínez Unciti, ingeniero militar. En Martínez Unciti, Le ciment armé.
Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Figura 104. Instalaciones de hormigón armado para la Fábrica de Electricidad del Mediodía, Madrid, 1902. Depósito de
agua. R. Martínez Unciti, ingeniero militar. En Martínez Unciti, Le ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar.
Biblioteca Central Militar.
Entre 1902 y 1903 tendría ocasión de aplicar sus elementos prefabricados de hormigón
armado en diversos encargos. Por ejemplo, para la finca del ingeniero de Montes Sáenz de
Santamaría en Haro (La Rioja) construyó un depósito cilíndrico de 78.000 litros de capacidad,
una canalización con acueductos portátiles, doce pesebres y una cerca con postes y bloques
tubulares; en la finca del Conde de Villanueva en Fuente el Saz (Madrid) construyó asimismo
dos depósitos cilíndricos de 42.000 litros de cabida cada uno, dos arquetas receptoras y cuatro
distribuidoras para las norias y depósitos, una gran canalización con acueductos portátiles y la
casa de guarda de una viña237 .
Figura 105. Cerramientos de hormigón armado en la fábrica de la Sociedad Española de Construcciones Metálicas.
Madrid, 1902. R.Martínez Unciti, ingeniero militar. En Martínez Unciti, Le ciment armé. Instituto de Historia y Cultura
Militar. Biblioteca Central Militar.
A finales de 1903 terminaría una de sus obras más destacadas, un puente sobre el río
Henares en Torrejón de Ardoz (Madrid). Era un arco rebajado de de veinticinco metros de luz,
cuya estructura se simplificó “suprimiendo los largueros (el forjado hace su papel) y las cruces
de San Andrés que en una viga metálica serían precisas para arriostrar los traveseros, arcos y
pilares que sostienen el tablero”240.
Figura 106. Puente sobre el río Henares en Soto de la Ciudad. Madrid, 1903. R.Martínez Unciti, ingeniero militar. En
Martínez Unciti, Le ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Figura 107. Talleres de R. Martínez Unciti en Madrid. 1904. R. Martínez Unciti, ingeniero militar. En Martínez Unciti, Le
ciment armé. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Figura 108. Sistema Blanc “viga-forjado” .Patente española de 1901. Archivo Histórico de la Oficina Española de
Patentes y Marcas
Las vigas tenían una armadura longitudinal superior e inferior, siguiendo de forma más o
menos racional la ley de momentos flectores. Ambas se conectaban con unos alambres en
lugar de estribos.
Figura 109. Vigas de hormigón armado sistema Blanc. Patente española de 1901. Fuente: Archivo Histórico de la
Oficina Española de Patentes y Marcas
Figura 110. Vigas sistema Blanc. Mejoras a la patente de 1901. Fuente: Archivo Histórico de la Oficina Española de
Patentes y Marcas.
A principios del siglo XX, Grimal estaba vinculado con la “Société Générale des Ciments
Portland”, una empresa de capital francés asentada en Sestao (Vizcaya) que al menos ya
desde 1899 se dedicaba a la fabricación de cemento con escorias de alto horno244. Al mismo
tiempo, era uno de los más señalados concesionarios del sistema Hennebique en España.
Siguiendo las estrategias que tan bien le habían funcionado a Hennebique (Grimal las
conocía bien, no en vano había sido uno de sus mejores concesionarios) la Compañía de
Sestao no tardó en poner en marcha una fuerte campaña de divulgación, insertándose
artículos sobre el nuevo sistema de hormigón armado en importantes revistas técnicas como
“El Cemento Armado” 247 y la “Revista de Obras Públicas”248.
Figura 111: Ensayo de rotura de una losa de hormigón armado sistema Blanc. 1902. Revista de Obras Públicas
Bajo la supervisión de Enrique Colás se llevaría a cabo, un par de meses más tarde, otro
de estos ensayos, en un solar de la calle Alfonso XII de Madrid consistió en cargar hasta la
rotura una losa de treinta centímetros de canto apoyada sobre cuatro pilares250.
La nueva empresa constructora iba a irrumpir con fuerza en el mercado español del
hormigón armado, dominado hasta entonces por la firma Hennebique. Sus primeros clientes
serían los que Grimal tenía como concesionario de Hennebique. Por ejemplo, los trabajos en la
Alhóndiga de Bilbao, inicialmente contratados por la compañía francesa, serían continuados por
la Compañía de Sestao.
No tardaría sin embargo en captar nuevos clientes, la mayoría particulares, siendo los
forjados, cubiertas y placas de cimentación sus encargos más frecuentes. Por ejemplo, para las
casas del señor Luís Ocharán, en Bilbao, se construyeron cuatro mil quinientos metros
cuadrados de forjados.
Los técnicos de la compañía presentaron una solución para esta cubierta a base de
losas planas sobre jácenas y pilares. Fue bien considerada en el concurso, pero no consiguió la
adjudicación, que fue para la proposición de la Compañía de Construcciones Hidráulicas y
Civiles252.
Seria este el primero de los muchos encontronazos que a lo largo de la primera década
del siglo XX iba a tener con la empresa de Ribera, dando lugar a un enfrentamiento que
sobrepasaría los límites de la competencia normal entre empresas, llegando a tomar en
ocasiones tintes de gran enemistad.
El siguiente episodio de esta disputa tendría lugar a finales de 1902, por la construcción
del Puente de Ganzo, que fue adjudicado de nuevo a Ribera por una diferencia de veinticinco
pesetas. La Compañía de Sestao acusó al ayuntamiento de cometer irregularidades en la
resolución, afirmando que “el otro concurrente presentó el día del remate su proposición sin
precio y rebajó 25 pesetas de la que nosotros habíamos presentado”253.
Aunque lleva la firma de Grimal, tal vez fuera este proyecto una de las últimas
colaboraciones del ingeniero Blanc, que fallecería poco después.
Figura 112. Proyecto de placa de cimentación para el monumento de Cristóbal Colón en Valladolid. 1903 Compañía
Anónima del hormigón armado de Sestao. Archivo Municipal de Valladolid.
Figura 113. Escaleras y pasarela en la estación de Oviedo (Ferrocarril Vasco Asturiano). 1906. Compañía Anónima del
Hormigón Armado de Sestao. En El Hormigón Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid
Figura 114. Depósito elevado de Figueredo, para el Ferrocarril Vasco Asturiano. 1905. Compañía Anónima del
Hormigón Armado de Sestao. En El Hormigón Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid
Mientras tanto, en Bilbao mantenía una fructífera relación con el arquitecto Ricardo
Bastida, que se plasmaría en importantes encargos como las fachadas de las nuevas escuelas
municipales265, hechas con piedra artificial, otro de los productos señalados de la Compañía de
Sestao.
Por encargo del Ayuntamiento de Bilbao, y también según proyecto del arquitecto
Bastida, también construiría la Compañía el nuevo Lavadero Modelo de la Alameda de San
Mamés. Se trataba e un edificio de dos plantas, la baja ocupada por las pilas de lavado y la alta
destinada a secadero. Sus pisos y terraza fueron construidos con hormigón armado, así como
un arco central y las marquesinas de la fachada266.
Figura 115. Lavadero Modelo. Alameda de San Mamés, Bilbao. 1906. Ricardo Bastida, arquitecto. Construido por la
Compañía del Hormigón Armado de Sestao. En El Hormigón Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Pero sin duda la obra más importante en la que colaboraron el arquitecto Bastida y la
Compañía de Sestao fue la Alhóndiga Central de Bilbao. Aunque esta obra había sido en 1901
encargada a Domingo Fort, concesionario de Hennebique, debieron de presentarse dificultades
que impidieron su ejecución. De este modo, en febrero de 1906 se sacaron a subasta las
obras, resultando adjudicataria la Compañía de Sestao267.
Figura 116. Construcción de la Alhóndiga Central de Bilbao. Estado de la obra en 1907. Ricardo Bastida, arquitecto.
Compañía del Hormigón Armado de Sestao. En El Hormigón Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 117. Hinca de pilotes en las obras de la Alhóndiga Central de Bilbao. 1907. Compañía del Hormigón Armado de
Sestao. En El Hormigón Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Este potencial le permitiría acometer encargos tan importantes como las obras de la
nueva factoría de La Cristalera Española (filial de la empresa francesa Saint Gobain) en Arija,
provincia de Burgos, donde había que partir desde cero para construir un implantar un amplio
conjunto de edificios e instalaciones en la hasta entonces despoblada llanura de la Virga.
Figura 118. Factoría de la Papelera Española en Arija (Burgos).1907.Construida por la Société des Ciments Portland
de Sestao. En El Hormigón Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Complicada fue también la cimentación del taller de desbaste y pulimento, que hubo que
realizar a diez metros de profundidad en un terreno arenoso273.
Figura 119. Chalet para directivos de la factoría de la Cristalera Española en Arija (Burgos). 1907. Construido por la
Société des Ciments Portland de Sestao.
desarrollaron según proyecto del arquitecto catalán Salvador Oller, aunque la Dirección
Facultativa corrió a cargo del el también arquitecto Federico de Ugalde274 por el fallecimiento
de aquel. Ugalde ya estaba familiarizado con el hormigón armado, pues había intervenido
algunos años atrás en la construcción de la fábrica Ceres275.
Figura 120. Obras de construcción del Monasterio de Viaceli en Cóbreces (Cantabria). 1907. Salvador Oller y Federico
Ugalde, arquitectos. Construido por la Société des Ciments Portland de Sestao. En El Hormigón Armado. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
La otra gran realización de estos años (y quizás la más relevante en toda la trayectoria
de la Compañía de Sestao) fue la Estación de los Ferrocarriles de la Costa, en Santander.
Imbuido en el estilo de los pabellones de la Exposición Universal de París de 1900, el
arquitecto Severino Achúcarro la diseñó en un estilo ecléctico que conjugaba elementos
modernos y tradicionales276. Condicionado por el limitado espacio disponible, el edificio de
viajeros, de planta cuadrada, se situaba en el extremo de las vías. Desde él arrancaban dos
andenes, que desarrollaban toda su longitud a lo largo de las vías. Estructuralmente se
resolvía con muros de carga de piedra artificial sobre una losa de cimentación de hormigón
armado277.
Figura 121. Estación de los Ferrocarriles de la Costa. Santander, 1908. Severino Achúcarro, arquitecto. Construida por
la Société des Ciments Portland de Sestao
Entre los trabajos más señalados destacan, de partida, las obras portuarias. Para el
Estado la Compañía ejecutó obras importantes en los puertos de Motrico y Zumaya; en
concreto, en este último a principios de 1907 se realizaban los preparativos necesarios para los
dragados y la cimentación del muro del muelle278
Figura 122. Hinca de pilotes en la palizada de la Sociedad Nueva Montaña del puerto de Santander. Izquierda, los
pilotes preparados sobre el muelle; derecha, hinca de uno de lo pilotes. 1907. Compañía del Hormigón Armado de
Sestao. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 123. Puente sobre el río Boeza en Bembibre (León). 1905. Compañía del Hormigón Armado de Sestao. En El
Hormigón Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid
Estaba formado por tres tramos rectos de trece metros de luz, apoyados sobre pilas de
mampostería. En la elección de esta solución de hormigón armado sin duda tendría una
intervención decisiva Manuel Diz Bercédoniz como ingeniero jefe de la provincia. Firme
partidario del hormigón armado, ya lo había adoptado en 1902 para su proyecto de ensanche y
reforma del puente de Villafranca del Bierzo en la carretera de La Coruña, con ocasión de cuya
construcción manifestaba que “en muchas obras de esta provincia pensamos emplear este
mismo sistema, y hemos de obtener, sin duda alguna, tan buenos resultados como en el caso
presente. No vacilamos en proponerlo como solución general en la mayor parte de los casos,
en la seguridad de que han de conseguirse notables economías”280.Diz Bercédoniz estuvo
presente en las pruebas de recepción del puente de Bembibre, que tuvieron lugar el doce de
febrero de 1906281.
Figura 124. Puente sobre el río Cea en Villaverde de Arcayos (León). 1906. Compañía del Hormigón Armado de
Sestao. En El Hormigón Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Mucha más entidad tendría el puente sobre el río Ebro para la carretera de Calahorra a
la localidad navarra de San Adrián, un proyecto de 1906 (aunque no se terminaría hasta 1909).
Ante las suspicacias que todavía levantaba el hormigón armado, su autor, el ingeniero de
caminos Enrique Colás283, tendría que esgrimir buenas razones para justificar su adopción, y
así argumentaría que “no podía pensarse en construir un puente de mampostería y sillería
porque las canteras más próximas están situadas a más de veinticinco kilómetros de la obra y
la piedra no es muy a propósito; tampoco se podrá pensar en un puente de hierro, no sólo por
su elevado coste de construcción, sino por lo difícil y costoso de la conservación y en cambio
en el mismo río y en el mismo sitio de la obra se tienen los materiales indispensables para el
hormigón, la arena y la gravilla, y estos de una calidad excelente[…] Por si esto no fuera razón
suficiente para poder adoptar el moderno material de construcción para la construcción de este
puente hay otra indudablemente de gran peso y es que por la naturaleza del terreno será
necesario hacer una cimentación sobre pilotes y claro es que desechados ya casi por completo
los de madera, estos deben hacerse de hormigón armado y para enlazar estos cimientos y dar
a toda la obra una solidaridad y una unión prácticamente absolutos no hay más remedio que
recurrir al hormigón armado con cuyo material se puede conseguir un verdadero monolito”284.
En el emplazamiento del puente el río tenía una anchura que salvar de unos ciento
treinta metros. Tras estudiar varios puentes de dimensiones análogas construidos en el
extranjero (principalmente el de Soissons, en Francia), Colás lo resolvió con cuatro arcos
escarzanos de de treinta y tres metros de luz, rebajados al diez por ciento.
Figura 125. Puente sobre el río Ebro para la carretera de Calahorra a San Adrián (Navarra). 1909. Enrique Colás,
ingeniero de caminos. En Ribera, Puentes de fábrica y de hormigón armado. Biblioteca del Colegio de Ingenieros de
Caminos, Canales y Puertos.
Buscando el monolitismo se decidió por dejar los arcos empotrados en los estribos y en
las pilas, quedando las armaduras enlazadas mediante unas trenzas de celosía características,
como el resto de las armaduras del puente, del sistema Blanc.
El tablero, una losa armada de quince centímetros de espesor, se apoyaba sobre los
arcos por medio de cuatro vigas transversales, sostenidas a su vez en la clave y en seis
montantes de sección rectangular.
Para el viaducto de la isla de la Toja, en cambio, se optó por una solución de tramos
rectos de cinco metros de luz sobre palizadas de hormigón armado. Sus barandillas se hicieron
con hormigón moldeado285. Las obras se llevaron a cabo entre 1908 y 1910, bajo la dirección
del ingeniero de obras públicas bilbaíno Victoriano Lizundia286.
Figura 126. Viaducto de la isla de La Toja. (Pontevedra).1908-1910. Compañía del Hormigón Armado de Sestao.
Figura 127. Puente de Liédena (Navarra) sobre el río Irati. 1908. Enrique Colás, ingeniero de caminos. Revista de
Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 128. Puente sobre el río San Juan en la calle Ernesto Gilhou. Alzado y sección transversal. Mieres (Asturias),
1910. Carlos Ginovart, ingeniero. Construido por la Société Générale des Ciments Portland de Sestao. Archivo
Municipal de Mieres.
Este proyecto lleva la firma de José Cadet, quien poco antes habría sustituido a Grimal
como director general de la empresa.
Dos años más tarde La Compañía de Sestao construiría toda la parte de hormigón
armado para el nuevo teatro de la Comedia en Madrid. El proyecto era obra del arquitecto Luís
Bellido. Las obras, que incluían todos los pilares, pisos, escaleras, armaduras de la cubierta y
cielo raso de la sala se ejecutaron en dos meses y medio, con un coste de más de 400.000
pesetas294.
Figura 129. Teatro Odeón. Madrid, 1917. Eduardo Sáchez Eznarriaga, arquitecto. Construido por la Société Générale
des Ciments Portland de Sestao. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Otra de las grandes últimas obras de la Sociedad de Sestao también se llevó a cabo
entre 1917 y 1918. Fue la construcción de la nueva plaza de toros de Sevilla, monumental
edificación con capacidad para 23.000 espectadores. Se resolvió con una configuración
estructural en la que los graderíos inclinados descansaban sobre pilares. Su inauguración
estaba prevista para 1917, pero durante la realización de las pruebas de carga sufrió un
accidente. En abril de 1918, una vez efectuadas las reparaciones, se procedió de nuevo a
hacer los ensayos de resistencia bajo la supervisión de Juan Manuel de Zafra y de Carlos Gato,
arquitecto y profesor de la Escuela Superior de Aquitectura. Esta vez la estructura se comportó
de forma altamente satisfactoria, entrando en servicio la obra acto seguido296.
Figura 130. Plaza de Toros de Sevilla. Organización estructural. 1918. Construida por la Société Générale des Ciments
Portland de Sestao. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Pero a pesar de estas importantes obras la Société Génerale des Ciments Portland de
Sestao fue paulatinamente abandonando la construcción, convirtiéndose la fabricación de
cemento en su principal actividad productiva. Hasta 1921 se aprovecharía de la muy favorable
coyuntura para la economía española, pero desde 1922 empezaron a reducirse
297
sustancialmente sus ventas de cemento .
Figura 131. Construcción de la estructura del Monumental Cinema. Madrid, 1923 Anasagasti, arquitecto; Cadet,
Cordovés y Gallego, ingenieros. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
En 1929, siendo profesor de la Escuela de Caminos, llevaría a cabo uno de sus últimos
proyectos, el Puente sobre el río Tajo en Serradilla (Cáceres). En esta ocasión proyectó un
puente formado con tramos rectos de hormigón armado, el central de treinta y dos metros de
luz con una celosía tipo Howe (montantes estirados y diagonales comprimidas) y los dos
laterales, de veinte metros de luz, de alma llena con un canto de ciento setenta centímetros.
Las pilas y estribos se construían con mampostería de labra tosca y sillarejo.
Se adoptó esta solución “no sólo por su menor costo, sino porque era más fácil evitar el
peligro de los desperfectos que pudiera ocasionar, en el caso de arcos, un a rápida crecida, por
la trabazón que hay que dar a las armaduras de acero en la unión con los apoyos, cosa que no
ocurre en los tramos rectos, que se pueden construir con toda independencia aprovechando las
épocas más propicias”301.
Figura 132. Puente sobre el río Tajo en Serradilla (Cáceres). 1929. Enrique Colás, ingeniero de caminos. En la Revista
de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Tanto en España como en el extranjero, los comienzos del hormigón armado estuvieron
marcados por un fuerte empirismo. Hasta bien entrada la primera década del siglo XX no puede
hablarse más que de constructores, a veces técnicos, a veces personas sin ninguna base
teórica, que habían desarrollado unos procedimientos de construcción a partir de sus propias
experiencias. En estos años se multiplicaron las construcciones de hormigón armado, a pesar
de estar condicionadas por la existencia de patentes. Aunque atenuada en parte por sonados
fracasos, el nuevo material iba a alcanzar una extraordinaria difusión en todos los ámbitos de la
arquitectura y la ingeniería civil. De esta forma se propició el acercamiento de los teóricos, si se
puede llamar así a los técnicos que formularon los principios racionales de su técnica de
construcción, abriendo caminos a una nueva etapa en el desarrollo del nuevo material y
superando la etapa inicial de las patentes. En nuestro país el principal responsable de esta
evolución fue el ingeniero de caminos Juan Manuel de Zafra y Esteban (1869-1923).
Tras graduarse con el numero uno de su promoción, en 1892 Zafra, siguiendo la estela
de su padre, empezó a trabajar en el puerto de Sevilla302. Allí empezaría a dar señales de su
inteligencia y capacidad resolutiva, que le permitía aportar nuevas soluciones para los
diferentes problemas que se le planteaban en el ejercicio de su profesión. Por ejemplo, en
1897 diseñó unas carretillas de mano especiales, de gran capacidad, ante “la necesidad de
efectuar un embarque importante de minerales de hierro de un modo provisional, ínterin se
aprueba y ejecuta la instalación definitiva por medio de elevadores eléctricos”303
Esta inquietud pronto le llevaría a interesarse por el hormigón armado, el nuevo material
que con tanta fuerza venía abriéndose paso en el extranjero. Y aunque era la época álgida del
empirismo y las patentes, Zafra siempre tuvo muy claro la base sobre la que había de apoyarse
para desarrollarlo. ”En el puerto de Sevilla, donde estuve diez y seis años, desde que salí de la
Escuela hasta que a ella volví de profesor, encontré ancho campo donde desarrollar mi afición
a los problemas de Construcción y de Mecánica; allí empecé a estudiar teórica y prácticamente,
a costa, en un principio, de trabajo, sinsabores y zozobras sin cuento, lo que más tarde me
proporcionó honra y provecho y vino a polarizarme, por decirlo así, en mi carrera: el hormigón
armado. Este maravilloso material constructivo, legado por el precedente siglo en forma tosca
rutinaria, me sedujo desde el primer momento. Vi en él reunidas mis aficiones favoritas, la
Mecánica y la Construcción, que estrechamente ligadas habían de producir fecundísima
cosecha de obras grandes, nuevas, atrevidas,… Me lancé a construir y, aunque tímidas y
modestísimas mis primeras obra, me enseñaron desde luego la apremiante necesidad de huir
de la rutina que entonces imperaba, de tratar aquellos problemas de un modo más ingenieril,
más científico304.
Así que, según confesión propia, venía estudiándolo desde 1898, construyendo sus
primeras obras a partir de 1900305. No queda constancia de ellas; debieron ser construcciones
menores, con las que Zafra iría experimentando y madurando las cuatro patentes que registró
en mayo de 1902.
Figura 133. Sistema de placas bombeadas de hormigón armado, patentado por J.M. de Zafra. Archivo Histórico de la
Oficina Española de Patentes y Marcas.
La segunda de las patentes era por un sistema de piezas para trabajar por flexión.
Dejando sentado que este tipo de piezas (vigas, principalmente) necesitaban una armadura
longitudinal para absorber los esfuerzos de flexión y una transversal para los cortantes, Zafra
proponía distribuirlas racionalmente, “del modo más en armonía con las condiciones efectivas
en que la pieza ha de trabajar”. Las barras longitudinales se alternaban o interrumpían en
función de los momentos flectores, distintos según la pieza estuviera empotrada o simplemente
apoyada. La armadura secundaria se formaba con “horquillas en forma de V, hechas con fleje o
pletina en general, algunas veces con alambre si las dimensiones necesarias son muy
pequeñas”, colocadas atendiendo la ley de esfuerzos cortantes307.
Figura 134. Sistema de piezas de hormigón armado para trabajar a flexión, patentado por J.M. de Zafra. Archivo
Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Figura 135. Sistema de vigas-suelos de hormigón armado, patentado por J.M. de Zafra. Archivo Histórico de la Oficina
Española de Patentes y Marcas.
Por último, con su patente de Piezas de hormigón armado para trabajar por compresión”
proponía una solución para los pilares de edificios, completando así un sistema integral de
construcción con hormigón armado “nuevo y de propia invención”, que previamente había
llevado a la práctica en una casa del Puerto de Sevilla309.
Figura 136. Sistema de piezas de hormigón armado para trabajar a compresión, patentado por J.M. de Zafra. Archivo
Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Desde el punto de vista técnico, sin duda era la mejor de las catorce proposiciones que
se presentaron al concurso, como reconocía José Inchaurrandieta, director del Canal, en su
informe final. Sin embargo, era algo más cara que la proposición de Ribera, que además
ofrecía un plazo de ejecución más breve.
Al final el Consejo de Obras Públicas resolvió a favor de este último, a pesar de las
dudas que suscitaba su cubierta sin arriostramientos transversales. En la balanza tuvo que
pesar mucho la gran experiencia de Ribera, que ya llevaba varios años haciendo
construcciones de hormigón armado por todo el país, y su gran prestigio entre los ingenieros.
Desgraciadamente, el hundimiento de la cubierta en mayo de 1905 pondría de manifiesto que
la mejor solución era la de Zafra, que con sus arriostramientos trasversales habría evitado el
desastre.
A pesar de la lógica decepción, el resultado del concurso no desanimó a Zafra, que muy
pronto encontraría la oportunidad de llevar a cabo una obra importante con su sistema de
hormigón armado.
Entre 1902 y 1904 se construyeron los noventa y ocho kilómetros de esta línea de vía
estrecha, que serviría no sólo para el transporte de minerales, sino también para
desplazamiento de viajeros y otras mercancías311.
Figura 137. Primer embarcadero de las Minas de Cala en San Juan de Aznalfarache.1904 Juan Manuel de Zafra,
ingeniero de caminos. Archivo del Museo Vasco del Ferrocarril.
Figura 138. Primer embarcadero de las Minas de Cala en San Juan de Aznalfarache. 1904 Juan Manuel de Zafra,
ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Muy satisfechos debieron quedar con esta obra los responsables de la compañía de las
Minas de Cala, pues enseguida le encargaron otra similar casi en el mismo emplazamiento.
Como novedad, este segundo embarcadero, situado al sur del anterior, incorporaba una
plataforma inferior para cintas de carga. Su configuración estructural era la misma que la del
primero, aunque aligerando algunas triangulaciones. Quedaría terminado hacia 1909.
Figura 139. Segundo embarcadero de las Minas de Cala en San Juan de Aznalfarache (al fondo se observa el
primero). 1909. Juan Manuel de Zafra, ingeniero de caminos. Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de
ingenieros de Caminos.
En 1910 terminaría otro embarcadero en el tramo navegable del río Guadalquivir, esta
vez para la Compañía Gaditana de Minas. Como en el caso anterior, remataba una línea férrea
de treinta y cinco kilómetros proyectada para transportar el mineral desde las minas de
Aznalcóllar hasta el punto de atraque de los buques, fijado tres kilómetros aguas debajo del
puerto de Sevilla.
Constituían el embarcadero un muelle de ribera, una vía para las locomotoras y vagones
y otra para las grúas de embarque. La estructura del primero, cimentada sobre pilotes de
hormigón armado, se componía de un forjado continuo de cinco metros de anchura, de sección
transversal en forma de pi mayúscula; y pies derechos de sección cuadrada arriostrados en
varias direcciones314.
Figura 140. Embarcadero de la Compañía Gaditana de Minas en el Guadalquivir. 1909. Juan Manuel de Zafra,
ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 141. Detalles de la estructura del Embarcadero de la Compañía Gaditana de Minas en el Guadalquivir. 1909.
Juan Manuel de Zafra, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de
Caminos, Canales y Puertos.
No obstante, la Compañía decidió que todas las obras de fábrica se construyeran con
hormigón armado, encargando a Zafra el Proyecto General de Obras de fábrica y puentes.
Figura 142. Paso superior en la línea de Málaga a Torre del Mar de los Ferrocarriles Suburbanos de Málaga. Vélez
Málaga, 1907. Juan Manuel de Zafra, ingeniero de caminos.
Zafra ideó una solución polivalente de tramos rectos con sección transversal en forma de
pi, con armaduras diferentes según la luz a salvar. Esta sección estaba estudiada para que se
encofrara de forma rápida y sencilla con chapas de uso corriente, que pudieran ser
posteriormente aprovechadas en otras obras316.
La construcción más importante de la línea, el puente sobre el río Vélez junto a Torre del
Mar, incorporaba varios de estos tramos rectos en el acceso desde sus dos márgenes. Pero
los tramos centrales Zafra los resolvería con vigas de celosía. Con sus dos tramos rectos de
veintiséis metros, este puente fue en el momento de su construcción (1908) record mundial de
luz de esta tipología.
Figura 143. Puente sobre el río Vélez en Torre del Mar (Málaga). Ferrocarriles suburbanos de Málaga. 1908. Juan
Manuel de Zafra, ingeniero de caminos.
Figura 144. Puente sobre el río Vélez en Torre del Mar (Málaga). Ferrocarriles suburbanos de Málaga. 1908. Juan
Manuel de Zafra, ingeniero de caminos. Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos,
Canales y Puertos.
A pesar de las suspicacias que todavía levantaba el uso del hormigón armado, los
puentes tuvieron un comportamiento magnífico, quedando la Compañía tan satisfecha que
adoptaría la misma solución para sus siguientes líneas. Así, los dos puentes sobre el río
Guadalhorce que tenía la nueva línea de Málaga a Coín se construirían con tramos idénticos al
del río Vélez (un puente de siete tramos de diez metros de luz y tres de veintiséis; y otro de tres
tramos de diez metros y cuatro de veintiséis)318.
Figura 145. Viaducto sobre el río Fahala. Línea Málaga-Coín. Ferrocarriles Suburbanos de Málaga. 1912. Juan Manuel
de Zafra, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.
En 1911 se iniciaron las obras de prolongación del ramal de Vélez Málaga a Ventas de
Zafarraya. Su primer tramo, de Vélez a La Viñuela, que se pondría en servicio en 1914, incluía
tres viaductos construidos con los mismos tramos rectos de celosía y tablero superior.
Figura 146. Obra de paso con alcantarilla de línea de Vélez Málaga a Periana. 1912. Juan Manuel de Zafra, ingeniero
de caminos. Archivo General de la Administración.
Los puentes que Zafra proyectó para los Ferrocarriles Suburbanos de Málaga fueron
trascendentes para la ingeniería civil española (especialmente los tramos con sección pi).
Como más adelante explicaría Ribera, “el éxito obtenido en la prueba de estos puentes, que
por su luz excepcional en aquella época y aún más por la circunstancia de ser para
ferrocarriles, en los que no había entonces sino modestos y contadísimos ejemplos, contribuyó
a que la Dirección de Obras Públicas aceptara parecidas disposiciones para los modelos
oficiales de puentes para caminos vecinales y carreteras”319. Su diseño hizo fortuna, siendo
profusamente empleado en puentes de luces pequeñas hasta bien entrados los años sesenta
del pasado siglo.
Sin embargo, serían la última de las realizaciones prácticas de Zafra, que a partir de
1910 iba a dar un giro a su carrera profesional, orientándose nítidamente por la investigación y
la docencia. A partir del curso 1910-1911 la Escuela de ingenieros de Caminos incorporó en su
plan de estudios la asignatura de Construcciones de Hormigón Armado, correspondiéndole a él
el honor de inaugurar la enseñanza de esta materia en España. Como no podía ser de otra
forma, Zafra asumió la tarea imprimiéndole desde el primer momento el máximo rigor científico.
Así, procuró “dar a esta enseñanza carácter verdaderamente ingenieril; usar de los principios
generales de la Mecánica y de los resultados experimentales, como bases, y del Análisis, como
medio de concordar y sacar partido de ellas, manteniendo entre estos tres elementos una justa
ponderación para llegar a la finalidad del ingeniero: estudiar, proyectar y construir obras de
hormigón armado en las mismas condiciones de facilidad y seguridad que las de otro material
cualquiera” 320.
Animado por esta filosofía, trabajó simultáneamente en la redacción de su libro sobre las
construcciones de hormigón armado, que sería el primer tratado español sobre la materia. Su
primera parte, Mecánica del hormigón armado, se publicó en 1911. Al mismo tiempo, iría dando
a conocer algunas de sus conclusiones en varios artículos de la Revista de Obras Públicas,
aparecidos entre 1911 y 1912.
El segundo de sus libros, “El hormigón armado y los grandes embalses”, también vería la
luz ese año. Se trataba de un completo estudio teórico y práctico sobre la construcción de un
muro de embalse de gran altura con hormigón armado. Recogía en él además algunas
reflexiones muy representativas del pensamiento de Zafra en relación con el nuevo material de
construcción.
Empezaba manifestando que para muchos todavía por entonces el hormigón armado
seguía siendo, “como en los primeros días, una resultante de empirismo y audacia, un arma de
dos filos, imposible casi de manejar sin herirse: sus maravillosos éxitos, efectos de pura
casualidad, sus grandes fracasos, debidos exclusivamente a sus condiciones intrínsecas”.
Zafra era consciente de que el hormigón armado revolucionaría el arte de construir en el siglo
XX y por ello estaba empeñado en “exponer cómo se puede y como se debe manejar,
científica, rigurosa, jamás rutinariamente, con tanta precisión como se maneja el material que
más seguro parece, el acero.”
Advertía no obstante del riesgo que entrañaba “su aparente sencillez, engañosa sirena
que a muchos seduce”, que favorecía su mal uso por personas sin ninguna preparación
técnica: “los dañosísimos folletos y albums de propaganda que fábricas de cemento ,o de
barras especiales para armaduras, reparten, propagan la conseja; personas que saben algo de
Construcción, poco de Mecánica, a veces hasta los profanos, se lanzan a construir; mientras no
se salen del ritual, les va bien, pero a veces, enardecidos por el éxito, imaginan algo por su
cuenta, hasta brota un nuevo sistema, y si esa providencia especial no les ayuda, sufren un
desengaño y echan una nota más de descrédito sobre el pobre hormigón armado”.
Entre 1912 y 1916 trabajó en el libro que culminaría su obra teórica. Se trataba de su
famoso tratado titulado “Cálculo de estructuras”, en el que presentaba “una colección de
estructuras concretas […] felizmente clasificadas y desentrañadas a la luz de la Mecánica
moderna”326.
Mientras recibía por este libro el homenaje de sus compañeros, los profesores de la
Escuela de Caminos, se encontraba trabajando en el proyecto de otro puente, el de Villanueva
de la Serena sobre el Guadiana. Alternaba esta tarea con el diseño de una máquina para
resolver sistemas de ecuaciones lineales “que se realiza con toda precisión en los talleres del
Laboratorio de Automática que dirige el distinguido ingeniero Torres Quevedo”327
En los años que transcurrirían hasta su muerte, acaecida en 1923, compaginaría sus
labores de docencia con el diseño de los modelos oficiales de puentes de carretera y caminos
vecinales, el último de sus trabajos publicados329. Zafra se encargaría de los tramos rectos de
hormigón armado, para los que presentó un diseño basado en sus puentes de los Ferrocarriles
Suburbanos de Málaga. Sería su última contribución a la ingeniería civil española.
Aunque no tan conocida como las de Ribera o Zafra, la contribución de otro ingeniero de
caminos, Gabriel Rebollo, al desarrollo del hormigón armado en España fue especialmente
significativa. Rebollo abriría nuevos caminos diseñando con él audaces e innovadoras
soluciones constructivas para puentes
Sin embargo, pronto daría un giro radical a su carrera, pues a la muerte de Ramón
Grotta, sucedida a principios de 1901, fue designado director técnico de la casa Hennebique en
España. Por lo que puede deducirse que desde 1900 debía de tener alguna vinculación con la
firma francesa.
Apenas asumida esta nueva responsabilidad, tendría que bregar con un complicado
proyecto, el del puente sobre el río Caudal en Mieres. Apuntadas las líneas iniciales de su
diseño por Ribera, quedó en ciernes cuando este dejó la organización Hennebique. Así que el
proyecto tendría que ser realizado por la oficina técnica de París y Rebollo lo supervisaría. Se
presentó una propuesta de puente formado por dos arcos de hormigón armado de cincuenta y
tres metros de luz.
Constituida en enero de 1899, apenas nueve meses después esta sociedad sería capaz
de poner en explotación el primer tramo de la línea, construido entre Lemona y Ceánuri. Sin
embargo, la ejecución de las siguientes partes de la línea entrañaría mucha más dificultad,
teniendo que plantearse algunas modificaciones respecto del proyecto inicial. Además, su
trazado incluía diversas construcciones de entidad, siendo ciertamente la más espectacular un
puente necesario para cruzar el río Nervión en el barrio de La Peña, a las afueras de Bilbao. En
agosto de 1901 la casa Hennebique se haría con el contrato de tan importante construcción,
aunque con la condición de que los trabajos debían iniciarse a las cuarenta y ocho horas de la
firma331.
Figura 147. Obras del puente de la Peña sobre el río Nervión. 1902. Gabriel Rebollo, ingeniero de caminos. Fuente:
Institut Français d’Architecture. Direction des Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle.
También tuvo que desplazar el estribo de la margen derecha, que se pensaba levantar
en una alameda donde terminaba el paseo de los Caños, “muy frecuentado en el invierno por
los bilbaínos, que huyen por él de la atmósfera saturada de carbón que se cierne sobre la
población, al par que se hayan al abrigo de los vientos fríos, y no es admisible que se prive a
Bilbao de sitio tan ameno como este paseo y la alameda de su terminación”.
Por si esto fuera poco, interfería con el puente la antigua presa que servía a la fábrica de
harinas. Esto condicionaba la situación de una de las pilas, que se tuvo que apoyar sobre uno
de los contrafuertes de la presa.
Al final el quedaría constituido por dos tramos, uno recto desde la margen derecha hasta
la presa, y el otro, curvo, desde esta a la margen izquierda. Tendría cuatro vanos centrales de
treinta y cinco metros de luz y dos en los extremos de diecinueve metros. Su configuración
estructural se resolvía con dos arcos gemelos y tablero superior apoyado en ellos mediante
pilares.
Figura 148. Puente de la Peña sobre el río Nervión. 1902. Gabriel Rebollo, ingeniero de caminos. Archivo del Museo
Vasco del Ferrocarril.
El puente de la Peña consagraría a Rebollo como uno de los grandes especialistas del
hormigón armado en España. Su prestigio le permitiría independizarse de Hennebique y
emprender su propia trayectoria. En agosto de 1902 registraría sus dos patentes, una por un
“sistema nuevo de construcción de arcos de hormigón de cemento portland de sección
constante y armados” y la otra por un “sistema nuevo de construcción de forjados y vigas en
hormigón armado”334. Su autor lo justificaba como la solución a los problemas de grietas que
aparecían junto a los apoyos en las piezas sometidas a flexión, afirmando que los sistemas
hasta entonces conocidos no tenían en cuenta los momentos negativos que se producían en
esos empotramientos. Lo cierto es que no aportaba ninguna novedad, aunque presentaba, eso
sí, una disposición racional de las armaduras.
Figura 149. Sistema de construcción de arcos de arcos de hormigón de cemento Portland de sección constante y
armados. 1902. Gabriel Rebollo, ingeniero de caminos. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Sin embargo, a principios de 1903 aún no había roto del todo con Hennebique, pues
según la revista oficial de la firma francesa, Rebollo sería el concesionario en dos de sus obras:
A finales de ese año de 1903 comenzaron las obras del puente de Olloqui sobre el río
Leizarán, el más señalado de la línea férrea de Andoain a Plazaola. Se trataba de un puente de
tablero superior, sobre un arco empotrado de veinte metros de luz. En su construcción se
emplearon cementos de la fábrica guipuzcoana Hijos de Rezola. En cuanto a las armaduras, se
utilizaron flejes en el tablero, hierros redondos en los montantes, largueros y mensuras; y railes
tipo Vignole para el arco. Las pruebas de resistencia se realizaron en septiembre de 1904,
entrando el puente en servicio a partir de ese momento337.
Figura 150. Puente de Olloqui. 1904. Gabriel Rebollo, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Ese año se presentó al concurso para el Sifón del Sosa339, que también se adjudicó
Ribera. No obstante, el Canal de Aragón y Cataluña le encargó un paso superior para carretera
y brazal de riego en Estada (Huesca), que solucionó con viga recta y tablero intermedio. En el
mismo municipio se hizo cargo de la construcción de un depósito de agua de veintidós metros
cúbicos de capacidad.
Las cosas seguirían yendo bien para la empresa de Rebollo en 1905, pudiendo presumir
de una amplia lista de realizaciones340. Entre ellas destacaba un acueducto de dieciocho
metros de luz sobre el río Losa en Quintana (Burgos), la obra más representativa de una
conducción de aguas que también incluía varios tramos de tubería forzada de ciento setenta
centímetros de diámetro.
La obra civil, y sobre todo los puentes, constituían la parte más importante de su
actividad. No obstante, también se haría cargo de diversos trabajos en edificación, como la
cubierta y cornisa general de la fábrica de Meduro en Portolín (Cantabria) y una vivienda para
el señor Moreno Campo en Madrid.
Por otro lado, al encontraba en zona urbana, en “el nuevo paseo de circunvalación de la
capital”, debía tener cierto aspecto monumental.
Ante todos estos condicionantes el ingeniero Monterde consideró que lo más indicado
era “requerir el concurso de un especialista en la materia, habiéndolo probado tan solícita y
eficazmente como acostumbra, cuando de servicios del Estado se trata, aunque no sean estos
de su incumbencia directa, el competente ingeniero D. Gabriel Rebollo” 341 .
Rebollo, pues, se hizo cargo del puente, presentando un diseño que respondía
satisfactoriamente a todas las exigencias: dos arcos parabólicos de veinticinco metros de luz,
articulados en los arranques y la clave, sostenían, mediante cuatro montantes verticales cada
uno, un tablero inferior de siete metros de ancho.
De nuevo Rebollo marcó un hito con este puente, pues fue el primero construido con
esta tipología (arcos de hormigón armado articulados) en nuestro país342. Inaugurado en 1912,
sigue en servicio casi cien años después.
Figura 151. Puente de San Miguel (Huesca). 1912. Emilio Monterde y Gabriel Rebollo, ingenieros de caminos. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
El puente de San Miguel fue la última de sus obras de la que se tiene constancia. No se
vuelve a tener noticia de Rebollo hasta los años finales de su vida, cuando publicó varios
artículos en la Revista de Obras Públicas sobre los problemas del Ferrocarril en España y su
incidencia sobre el paro obrero343.
Mauricio Jalvo, nacido en Madrid en 1867, fue un destacado arquitecto del primer tercio
del siglo XX en nuestro país. Modernista evolucionando hacia el art-déco, la parte más
relevante de su producción la llevó a cabo en la ciudad de Melilla, donde ejerció de arquitecto
municipal entre 1928 y 1932. En ese periodo trabajó en alrededor de cien obras, entre
proyectos públicos y encargos privados344.
Menos conocida es su aportación al desarrollo del hormigón armado, que marcó una
parte de su carrera profesional. Su relación con el nuevo material arranca en la temprana fecha
de 1898, cuando apenas llevaba seis años ejerciendo como arquitecto. La primera noticia que
se tiene es su colaboración con José Eugenio Ribera en la construcción del primer edificio
español de hormigón armado: la fábrica de la viuda de Ayala en Badajoz.
En esta obra Jalvo podría haber iniciado cierta colaboración con la casa Hennebique,
que se confirmaría en el siguiente proyecto de Ribera para la firma francesa: el depósito de
Llanes; Jalvo se hizo cargo de la contrata de esta importante construcción, que se llevó a cabo
en 1898345. Sin embargo, su vinculación no sería del todo firme, pues no se menciona a
Mauricio Jalvo en los registros de Hennebique.
para demostrar de una manera concluyente la ventaja del hormigón armado sobre cualquier
otro sistema de construcción, que no hubiera resistido sin desmoronarse” 346.
Con este proyecto finalizaría la relación de Jalvo con Hennebique. En 1902 registró su
propia patente por “un nuevo procedimiento de construcción con hormigón armado”, que
presentaba como principales señas distintivas “la combinación y disposición especial de los
hierros atravesados por varillas o clavos que constituyen el espinazo de las vigas”, “la
introducción de armaduras rígidas de metal en la masa del hormigón[…] para auxiliar la
construcción antes del fraguado” , “la colocación en todo forjado o viga de dos armaduras, una
rígida para dar solidaridad a la masa y otra para el arriostramiento y enlace de las distintas
partes de la construcción”. También preveía la posibilidad de dejar embebidos en el hormigón
“tubos para conducir por su interior gases o líquidos”348.
Basada en este sistema estaba la proposición con la que concurriría al concurso del
Tercer Depósito del Canal de Isabel II, que, como ya se ha comentado anteriormente, fue
adjudicado a Ribera. Presentó una solución con cubierta plana apoyada sobre vigas de sección
trapecial y pilares cuadrados349.
Siguiendo la pauta habitual, para dar a conocer su sistema publicaría algunos artículos
en la prensa especializada. Al mismo tiempo procuraba dar la mayor difusión posible a los
ensayos realizados para sancionar experimentalmente su sistema. Una prueba de este tipo
tuvo lugar el 15 de agosto de 1903 en Madrid, bajo la supervisón del arquitecto Emilio Antón.
Consistió en medir las deformaciones de una viga de cuatro metros de luz, a la que fue
cargando sucesivamente con mil, seis mil y ocho mil kilos por metro, sin que llegara a
romperse350.
Figura 152. Prueba de carga de una viga de hormigón armado sistema Jalvo. Madrid, agosto de 1903. En El Cemento
Armado. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Convertido en uno de los mayores especialistas del hormigón armado en nuestro país
seguramente registró la patente para asegurarse su independencia y no tener que rendir
cuentas a nadie de sus construcciones. En 1903 puso a disposición de todos su conocimiento y
experiencia con la publicación de un completo manual práctico cuyo objeto no era otro que
“propagar un sistema de construcción nuevo, envuelto hasta ahora en el misterio que la
explotación de las patentes de invención exige”, cosa que Jalvo consideraba perjudicial, pues
“ningún facultativo ha de adoptar un sistema que no conozca con detalle”351.
Entre los objetos que se iban a fabricar figuraban “tubos, tajeas, alcantarillas, sifones,
fregaderos, losas, baños, chimeneas, fuentes, sarcófagos, panteones, bancos de jardín,
pequeños depósitos transportables y cuantos elementos decorativos puedan tener aplicación
en las construcciones, substituyendo la piedra natural por una artificial del color que uno
desee”352.
Figura 153. Anuncio de la Constructora Económica publicado en La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de
Madrid.
Al hacer estas afirmaciones sin duda tendría presente su proyecto de dos casas para la
viuda de Rolland, en el número diez de la calle Hermosilla de Madrid). Jalvo diseñó dos
inmuebles en los que “todos los pisos y cubierta serán de hormigón armado y todos los
materiales que se empleen serán inatacables por el fuego y la humedad; Las fachadas a la
calle de Hermosilla serán de piedra natural los elementos lisos y hormigón armado imitando
mármoles los demás elementos decorativos”354.
En los años que sucedieron al accidente del Tercer Depósito, Jalvo, que seguía
ejerciendo de arquitecto en Madrid, apenas encontraría oportunidades de aplicar el hormigón
armado en sus proyectos. Entre su abundante y variada producción de este periodo sólo se
encuentra una actuación con el nuevo material: la reforma del antiguo Palacio del duque de
Frías para convertirlo en la nueva Casa del Pueblo de Madrid.
Adquirido este inmueble en agosto de 1907, su utilización como sede de las sociedades
obreras exigía una profunda reforma, que transformó por completo su configuración interna y
su apariencia externa. El proyecto fue encomendado a Jalvo, que al parecer tenía cierta
vinculación con el Partido Socialista356.
Figura 154. Casa del Pueblo. Madrid, 1907. Mauricio Jalvo, arquitecto. En La Construcción Moderna. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
Tal vez desencantado, en 1915 decidió dar un giro a su carrera emprendiendo un viaje
por el Centro y Norte de América, que se prolongaría durante año y medio. Visitó la Exposición
Internacional de San Francisco y después “se trasladó a la República de Panamá, en cuya
capital dejó montada una fábrica de cemento portland artificial por encargo de la sociedad Hijos
de Miguel Samper”. También haría escala en Colombia, donde realizó “varios trabajos de
urbanización y bosquejado un gran proyecto de saneamiento en Bogotá” 358.
Sin embargo, su obra melillense tiene poco interés en lo que se refiere al hormigón
armado. En la mayoría de sus proyectos (casi todos viviendas unifamiliares) salvo contadas
excepciones, optó siempre por la tradicional solución de estructura metálica y forjados de
bovedilla tabicada y viguetas metálicas.
Su proyecto más destacado tal vez sea el de los nuevos almacenes municipales del
barrio del Tesorillo(1929), en el que contemplaba la construcción de dos naves destinadas a
cocheras, una de ellas para carros y la otra como cuadra para las caballerías. Para resolver su
techo, que tenía una superficie de 630 m2, utilizaría el hormigón armado, aunque no de su
propio diseño. Eligió unas cubiertas patentadas de un sistema llamado Molazo359.
El papel que jugó Martínez Unciti en la introducción del hormigón armado en España
guarda una gran semejanza con el de otro ingeniero militar, el capitán Eduardo Gallego Ramos.
Nacido en 1873, los últimos años del siglo XIX los pasó en Filipinas, donde tomó parte en
diversas operaciones militares de la guerra primero contra los insurrectos y luego contra los
norteamericanos360.
Figura 155. Pabellón de retretes del Cuartel de Artillería de Getafe (Madrid). Benítez y Gallego, ingenieros.1902. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid
Se trataba de una sencilla edificación bajo cuya rasante se disponía un depósito séptico
o pozo Mouras de cinco metros de profundidad y una superficie en planta de dieciocho por seis
metros, construido con hormigón armado, material “que permite constituir fondo, paredes y piso
de una sola pieza monolítica, favorece notablemente el modo d trabajar de cada uno de los
elementos de la construcción, disminuye los espesores reduciendo los movimientos de tierras,
soluciona por completo el problema higiénico y permite una gran rapidez en la ejecución de las
obras”. Además de estas ventajas, la solución de hormigón armado se justificaba “por el buen
resultado obtenido con dicho sistema en los dos depósitos que hace diez años se construyeron
para el servicio de ese cuartel, y en los que hasta la fecha no se ha notado la menor filtración y
desperfecto”363.
Otra de sus construcciones de ese año fue un depósito de agua para unas instalaciones
industriales situadas en las afueras de Madrid. Se formaba con una cuba cilíndrica elevada
sobre cuatro pilares, todo ello construido con hormigón armado y Metal Deployé.
Figura 156. Depósito elevado en las afueras de Madrid. Benítez y Gallego, ingenieros.1902. En La Construcción
Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid
Figura 157. Torre de refrigeración para la Central Eléctrica del Mediodía.Madrid, 1902. Benítez y Gallego, ingenieros.
En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid
Figura 158. Sistema de hormigón armado patentado por la Sociedad de Aplicaciones de la Ingeniería. 1902. Archivo
Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Como tal colaboró con su antiguo socio, el arquitecto Sáinz de los Terreros, en las obras
de ampliación de la fábrica de cervezas “El Águila”. Gallego diseñó diversos elementos
constructivos que no se podían resolver con los materiales tradicionales. Por ejemplo, un
forjado para soportar una sobrecarga de 4000 kg/m2 y un depósito de agua de 150 m3 de
capacidad para el pabellón de producción de hielo. También proyectó los refuerzos de la
estructura necesarios para ubicar un depósito de agua fltrada de 82500 kg de peso en el quinto
piso del edificio principal. El refuerzo consistió en embeber en hormigón armado las vigas
maestras y envolver con hormigón “sunchado” las columnas de fundición existentes369.
Figura 159. Estructuras de hormigón armado en la Fábrica de cervezas “El Aguila”. Madrid, 1910. Eduardo Gallego
Ramos, ingeniero militar. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid
Gallego diseñó unas placas corridas de hormigón armado bajo los muros de carga que
componían la estructura del edificio. Las de los muros de fachada, que transmitían una carga
lineal de hasta 45.000 kg/m, tenían un ancho de tres metros.
Figura 160. Placa corrida de cimentación para los muros de fachada del edificio situado en las calles Marqués de
Cubas y Zorrilla. Madrid, 1917. Cesáreo Iradier, arquitecto y Eduardo Gallego Ramos, ingeniero militar. En La
Construcción Moderna. Biblioteca Nacional de España.
Gallego, además de codirigir la revista con el arquitecto Saínz de los Terreros, fue uno
de sus más prolíficos colaboradores, siendo incontables sus artículos sobre ingeniería sanitaria
y hormigón armado.
Figura 161. Portada de la revista La Construcción Moderna en 1913. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Se preocupó por estar al tanto de las novedades en materia de construcción (no sólo las
relacionadas con el cemento armado), así como de visitar y estudiar las principales obras que
se hacían en Madrid. De todo daría cumplida cuenta en la revista y en varios manuales
técnicos que publicó a lo largo de su carrera, lo que le reportaría un importante prestigio como
técnico especialista.
La actividad del ingeniero de caminos Mariano Luiña Fernández aparece siempre muy
ligada a la de José Eugenio Ribera. En efecto, fue su más estrecho colaborador hasta 1910,
cuando decidió emprender su propia aventura empresarial. Sin embargo, su trayectoria tiene
personalidad propia, ocupando Luiña un lugar destacado entre los protagonistas de la
introducción del hormigón armado en España.
Tras la feliz finalización de los trabajos en Gijón se haría cargo de una misión todavía
más importante, la cubierta del Tercer Depósito del Canal de Isabel II en Madrid. En esta obra
tendría que pasar el que sin duda fue el trago más amargo de su vida profesional, el accidente
que se llevó la vida de más de sesenta trabajadores. No obstante, al asumir Ribera toda la
responsabilidad, este suceso no afectó significativamente a su ejecutoria profesional, que
seguiría desarrollando con normalidad en la Compañía de Construcciones Hidráulicas y Civiles.
Así, en 1906 se encontraba a cargo de las obras del Sifón del Sosa, uno de los
proyectos descollantes del Canal de Aragón y Cataluña. Este trabajo fue muy importante para
él, pues le serviría de preparación para la que sería la obra cumbre de su carrera: el sifón de
Albelda, la otra gran construcción del Canal.
Luiña, que por entonces ya era el subdirector de la empresa de Ribera, fue el autor del
proyecto que resultó ganador en el concurso de su proyecto y ejecución celebrado en febrero
de 1907.
En las bases del concurso se admitía cierta tolerancia de filtraciones, por lo que la
concepción general de la obra era absolutamente diferente a la del sifón del Sosa. Así pues,
Luiña proyectó “un tubo continuo sin juntas ni camisa de palastro, excepto en una pequeña
parte de su longitud, de 4 metros de diámetro interior, 30 metros de carga y unos 725 metros
de longitud”. Este tubo era de hormigón armado de 200 milímetros de espesor, componiéndose
su armadura de “círculos aislados de sección en T, como directrices, variando sus secciones y
separaciones con las presiones, y de generatrices de redondos con ataduras de alambre en
todos sus cruces”.
Figura 162. Sección transversal del sifón de Albelda. 1910. Mariano Luiña, ingeniero de caminos. En la Revista de
Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
La ejecución del sifón fue muy complicada. A las dificultades para el transporte de los
materiales se sumaron otras derivadas de la ejecución propiamente dicha, como la
organización y montaje de la instalación de hormigonado. Sin embargo, Luiña se desenvolvió
con acierto y pudo terminar la obra satisfactoriamente en 1909, dentro del plazo previsto.
Figura 163. Obras del Sifón de Albelda. 1910. Mariano Luiña, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Estaba formado por once tramos rectos de catorce metros de luz, formados por dos
vigas de 0,35 x 1,00 m, sobre las que descansaba un forjado de 3,65 m de anchura. Las pilas,
terminadas en sus frentes por superficies cilíndricas a modo de tajamares, también eran de
hormigón armado373.
Figura 164. Puente sobre el río Jarama. Vista de la pila y sección transversal. 1909. Mariano Luiña y José Eugenio
Ribera, ingenieros de caminos. Archivo General de la Administración.
Entre las obras de esta segunda etapa de su carrera sobresale el viaducto sobre el río
Vinalopó en Elche, terminado en 1913. Estaba formado por un tramo central abovedado de
cincuenta metros de luz y dos tramos laterales rectos. Luiña lo proyectó y también se hizo
cargo de su construcción374.
Figura 165. Viaducto sobre el río Vinalopó. Elche. 1913. Mariano Luiña, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras
Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Años más tarde el ingeniero de caminos Fernando Hué tomaría algunos detalles de este
puente para su viaducto de Teruel, terminado en 1931. Luiña sería el contratista de esta
importante obra, su última actuación profesional documentada375.
Figura 166. Viaducto de Teruel. 1931. Fernando Hué, ingeniero de caminos. Mariano Luiña, constructor. En la Revista
de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Iniciada la segunda década del siglo XX, la etapa de los pioneros iba a quedar
definitivamente superada. El uso del hormigón armado se estaba generalizando, dejando de
constituir las patentes una ventaja comercial. La mayoría de los protagonistas de la primera
época iban a desaparecer, repartiéndose el mercado de la construcción con hormigón armado
unas pocas empresas constructoras de gran tamaño. Las que mejor supieron adaptarse a las
nuevas condiciones fueron la Compañía de Construcciones Hidráulicas y Civiles (la empresa
de Ribera) o la Societé des Ciments Portland de Sestao. A ellas se sumaría una empresa
catalana, Construcciones y Pavimentos, que entraría con fuerza en el mercado en torno a
1910. Con ella Cataluña se situaba otra vez en la vanguardia de la nueva técnica de
construcción en España.
Desde 1904 Joan Miró Trepat dirigía la empresa Miró Trepat y Compañía, dedicada a la
construcción de edificios y obras civiles. En torno a esta empresa, radicada en Barcelona, se
fue aglutinando un notable equipo de profesionales, encabezado por los arquitectos Lluís Homs
Moncusí, director de la oficina técnica, y Eduard Ferrés Puig, responsable de la dirección
artística376.
Con esta formidable infraestructura la empresa podía acometer el ambicioso objeto que
manifestó en el momento de su fundación: “la formación y ejecución de proyectos de obras,
edificios, carreteras, ferrocarriles y puentes, muelles, dársenas, pantanos, confección de
pavimentos, explotación de canteras y cuantos negocios industriales, financieros y mercantiles
considere convenientes”378.
Figura 167. Almacenes Sangrà. Barcelona. 1905-1910. Construcciones y Pavimentos. Col-legi d’arquitectes de
Barcelona.
Aunque quizás sus realizaciones más conocidas sean dos grandes hoteles, el Palace de
Madrid y el Ritz de Barcelona. Proyectados ambos por Eduard Ferrés en un estilo historicista
de inspiración francesa, fueron las primeras grandes obras arquitectónicas en España que
incorporaron masivamente el hormigón armado en su estructura380. El establecimiento
madrileño, cuyas obras empezaron en enero de 1911 fue proyectado en colaboración con los
arquitectos belgas Alfred Monoyer et Fils381
Figura 168. Hotel Palace en construcción. Madrid, 1913. Eduard Ferrés, arquitecto. Construcciones y Pavimentos.
Figura 169. Inmuebles de viviendas en Barcelona. Estructura de hormigón armado. 1905-1910. Construcciones y
Pavimentos. Col-legi d’arquitectes de Barcelona.
El equipo de Eduard Ferrés también se hizo cargo de multitud de chalets y villas de gran
lujo, entre los que se podría destacar el Palacio Coll, en Barcelona. Otra construcción llamativa
fue el Castillo de Cerdanyola. También se usaría el hormigón armado en la rehabilitación del
patio de los Naranjos de la antigua Audiencia de Barcelona, hoy Palacio de la Generalitat.
Figura 170. Antigua Audiencia de Barcelona (Hoy, Palau de La Generalitat). Rehabilitación del Patio de los Naranjos.
Construcciones y Pavimentos. Col-legi d’arquitectes de Barcelona.
Figura 171. Talleres de Carrocerías Farré. Barcelona.1910. Construcciones y Pavimentos, con patente Hennebique.
Col-legi d’arquitectes de Barcelona.
Los Talleres Farré eran una buena muestra de cómo el hormigón armado era la solución
optima para las necesidades de los edificios industriales. Además de ofrecer las máximas
garantías contra el fuego, permitía la construcción de grandes espacios diáfanos y la apertura
de huecos de iluminación. Los técnicos de Construcciones y Pavimentos supieron sacar partido
de estas potencialidades del nuevo material, aplicándolo en la construcción de múltiples
edificios industriales a lo largo de la segunda década del siglo XX.
Figura 172. Talleres de Carrocerías Farré. Vista interior; estructura del hormigón armado sistema Hennebique.
Barcelona, 1910. Construcciones y Pavimentos. Col-legi d’arquitectes de Barcelona.
Figura 173. Cubierta inclinada de hormigón armado de la fábrica de tejidos de Cardedeu .Construcciones y
Pavimentos, 1910-1920. Col-legi d’arquitectes de Barcelona.
Figura 174. Central eléctrica de San Adrián del Besòs .Construcciones y Pavimentos, 1910-1920. Col-legi d’arquitectes
de Barcelona.
En este orden de cosas, una de sus realizaciones más llamativas sería la central
hidroeléctrica de San Rafael en Espeluy (Jaén), un edificio exento construido en la ribera
misma del río Guadalquivir, que se unía mediante una pasarela en viga recta a las
edificaciones situadas fuera de la zona inundable.
Figura 175. Central hidroeléctrica de Espeluy. (Jaén).Construcciones y Pavimentos, 1912. Col-legi d’arquitectes de
Barcelona.
Pero en el campo de la ingeniería sus obras más destacadas fueron sin duda los
puentes. Entre 1910 y 1920, Construcciones y Pavimentos contribuiría de forma muy
significativa al desarrollo de los puentes de hormigón armado en España, distinguiéndose sus
técnicos con numerosos proyectos de gran complejidad, resueltos con muy diversas tipologías
estructurales.
Figura 176. Viaducto de Vallcarca. Sección transversal. Lorenzo Matéu, ingeniero industrial y Eduard Ferrés, arquitecto.
En Ribera, Puentes de fábrica y de hormigón armado. Biblioteca del colegio de ingenieros de caminos.
El proyecto fue obra del ingeniero industrial Lorenzo Matéu. Con él colaboraría el
arquitecto Eduard Ferrés, ya que al encontrarse el viaducto en una zona urbana se tuvo que
cuidar mucho su estética.
Figura 177. Viaducto de Vallcarca. Lorenzo Matéu, ingeniero industrial y Eduard Ferrés, arquitecto. Hacia 1915.
Figura 178. Paso superior sobre la línea de Ferrocarril de MZA en Villanueva. Construcciones y Pavimentos, 1910-
1920. Col-legi d’arquitectes de Barcelona.
Decidida a producirlos a gran escala, realizó una importante inversión para construir y
equipar unos astilleros en un solar de 250.000 m2 junto al mar en Malgrat (Barcelona). Allí llegó
a construir un barco experimental, un cargo-boat de 452 toneladas de desplazamiento, que fue
botado con éxito en 1918. Fue el primer buque de hormigón armado hecho en España390.
Figura 179. Primer buque de hormigón armado construido en España. 1918. Construcciones y Pavimentos. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
El buque tenía una estructura interior metálica, sin recubrir, ejecutándose con hormigón
armado “el forro del casco y de cubiertas, precisamente lo más caro de la construcción de
buques ordinarios de acero, con la ventaja de que en los forros de hormigón armado se colocan
y quedan embebidos en hormigón y con los salientes indispensables las barras de trancanil, de
pantoques, de cuerdas, de carlingas, de quillas planas, etc; es decir, todos los elementos que
han de resistir los esfuerzos longitudinales del buque, y que, como se ve, no exigen, en este
caso, apreciable mano de obra, contrariamente con lo que ocurre en la construcción de cascos
de acero”.
Figura 180. Costillaje del buque de Construcciones y Pavimentos, visto desde la popa. En La Construcción Moderna.
Hemeroteca Municipal de Madrid
Figura 181. Edificio “El Siglo”. Almacenes Casa Damians. Barcelona. 1910-1915. Lluís Homs Moncusí, arquitecto.
Construcciones y Pavimentos. Col-legi d’arquitectes de Barcelona.
Figura 182. Torre de l’Aigua de Sabadell (Barcelona). 1915-18. Lluis Homs Moncusí, arquitecto.
La tercera de sus obras señaladas sería la pasarela de Gerona conocida como Pont d’en
Gómez, encargada por su ayuntamiento en 1914. Previamente Construcciones y Pavimentos
había levantado dos puentes en esta ciudad, para salvar el río Oñar. En las dos ocasiones
anteriores se había optado por la solución de tramos rectos aprovechando que había unas pilas
de mampostería ya construidas. Para la tercera pasarela el arquitecto tanteó varias soluciones
de tamos rectos sobre pilas, pero no quedó satisfecho ni de su aspecto ni de su coste. Así que
se decidió por un arco de 45 m de luz y 3,50 m de flecha393.
La extremada ligereza del puente (tiene tan sólo 26 cm de espesor en la clave es reflejo
de su atrevida configuración estructural, de arco elástico con articulaciones tipo Mesnager en
los estribos394.
Figura 183. Pont d’en Gomez. Gerona, 1915. Lluís Homs Moncusí, arquitecto.
Para que se pudiera construir, el vecino Miguel Gómez, calderero de profesión, tuvo que
ceder parte de una casa de su propiedad. De ahí viene el nombre con el que popularmente se
conoce. Las pruebas de resistencia se verificaron satisfactoriamente el 15 de noviembre de
1915, en presencia de Lluís Homs y del arquitecto municipal Martín Sureda395.
Figura 184. Pont d’en Gomez. Gerona, 1915. Lluís Homs Moncusí, arquitecto.
Junto a los grandes protagonistas de los orígenes del hormigón armado en España hubo
otros personajes que en la etapa inicial tuvieron una participación si bien no tan destacada,
ciertamente trascendente.
Entre ellos había técnicos y constructores que tras dar sus primeros pasos y formarse en
alguna de las empresas preponderantes (Hennebique, Ribera o Sestao) decidieron tomar su
propio camino. Otros, en cambio, experimentaron en alguna de sus obras con el hormigón
armado, ya recurriendo a alguna de esas casas, ya siguiendo su propia iniciativa. En ocasiones
llegarían a formar nuevas empresas, con desiguales resultados.
Una de las trayectorias más destacadas puede ser la del teniente coronel de ingenieros
Ricardo Seco de la Garza. Su relación con el hormigón armado comenzó en fecha tan
temprana como 1898, cuando fue colocado al frente de la primera delegación de la firma
Hennebique en Madrid, junto con Manuel Balbás396. Su paso por la empresa francesa fue breve
pero muy importante, pues, como ya se ha explicado, se encargó de redactar la memoria
divulgativa de la firma en nuestro país.
Así que las primeras utilizaciones militares del hormigón armado en España deben ser
las que describe en una monografía publicada en 1903: una placa circular de cimentación para
un cañón “Ordoñez” y un local a prueba de proyectiles “en una de nuestras baterías de costa”.
Este último tenía unas dimensiones en planta de doce por veinticinco metros, y se construyó
con muros de un metro de espesor armados con carriles y metal deployé399.
Figura 185. Placa circular de cimentación para cañón. 1903. Ubicación desconocida. Ricardo Seco de la Garza,
ingeniero militar. En Seco de la Garza, El cemento armado en sus aplicaciones militares. Instituto de Historia y Cultura
Militar. Biblioteca Central Militar.
Pero sobre estas modestas realizaciones prácticas se sobreponen sus estudios teóricos
y de divulgación del hormigón armado que fueron viendo la luz a lo largo de la primera década
del siglo XX. La culminación de estos trabajos sería un tratado práctico publicado en 1910.
Otro ingeniero militar que también daría sus primeros pasos con el hormigón armado en
la organización Hennebique fue Ángel Arbex, su concesionario para Zaragoza desde
septiembre de 1901401. Como tal se haría cargo de la construcción de un depósito de aguas,
que quedaría terminado un año más tarde402.
Su vinculación con la firma francesa no continuaría más allá, iniciando Arbex una
trayectoria propia, cuya realización más destacada sería un depósito elevado de quinientos
metros cúbicos de capacidad, construido en Calahorra(La Rioja) en 1905. Sostenido a dieciséis
metros sobre el suelo por un cilindro hueco central y ocho columnas dispuestas en los vértices
de un octógono regular, el depósito propiamente dicho era de forma cilíndrica, de catorce
metros de diámetro y tres de altura. Su solera descansaba “sobre un emparrillado de viguetas
radiales y transversales y la parte volada sobre fuertes ménsulas cuya armadura es
prolongación de las viguetas radiales que se apoyan en cada columna”403.
Figura 186: Depósito para el abastecimiento de agua de Calahorra. 1905. Ángel Arbex, ingeniero militar. La
Construcción Moderna. Biblioteca Nacional de España.
Su relación con el hormigón armado quizás sea la parte menos conocida de la trayectoria
vital del Comandante de ingenieros del Ejército Juan Tejón y Marín. Héroe de la Guerra de
Filipinas, en los comienzos del siglo XX se distinguió como hombre público en diversos
destinos (alcalde de Málaga, gobernador civil de Gerona, Alicante, Zaragoza, Granada y
Valencia). Su labor al frente de estos altos cargos sería merecedora de no pocos
reconocimientos, entre los que sobresalen la concesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica o
su nombramiento como Gentilhombre de Cámara del rey Alfonso XIII404.
En sus realizaciones prácticas prefería utilizar el hormigón armado con Metal Deployé,
cuyas ventajas, muy especialmente su economía de coste, no dejó de ponderar incluso en los
diarios locales406. Por su parte, lo emplearía a gran escala en los pisos, tabiques divisorios,
cerchas y cubierta del nuevo cuartel de San Rafael, construido en 1902 por cuenta del
Ayuntamiento de Córdoba407.
Tejón se mostró especialmente interesado por los forjados construidos con una losa
armada con Metal Deployé apoyada sobre viguetas metálicas. Consideraba que este tipo de
forjados ofrecían “excelentes resultados en la práctica en orden a su solidez, estabilidad y
baratura”, como ya se había puesto de manifiesto en diversas construcciones hechas en
Córdoba en 1902408.
Figura 187: Depósito de la fábrica de electricidad de Almería. 1901. En El Cemento Armado. Hemeroteca Municipal de
Madrid.
Figura 188. Postes prefabricados de cemento armado para líneas eléctricas. Fábrica de García y Franco y Compañía,
ingenieros. Sevilla, 1905. La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Otro ingeniero militar que probó suerte en el campo de los prefabricados de hormigón
armado fue Juan Ramón Sena. Hacia 1904 fundó la Constructora Sevillana de Cemento
Armado, también llamada Barón, Ramón y Compañía. Especializada en la fabricación de
objetos “de tanta utilidad en la región como los tinacos para contener agua, vino, vinagre,
aceite, alcohol, etc., tinas estancas para endulzar y cocer aceitunas, canalillos o regueras que
constituyen verdaderos acueductos y pesebres para reses bravas o bueyes”, también se
dedicaba a la construcción propiamente dicha, pudiendo presentar en 1905 una lista de
realizaciones en la que destacaban “varios depósitos de agua, sumando en total una capacidad
de más de 700.000 litros, 400 metros de canal con derivaciones, un hotel a la inglesa y algunos
pisos, azoteas y cielos rasos en Sevilla, Dos Hermanas y Alcalá de Guadaira”.
Con esa pretensión contrató como director técnico de la empresa a Antonio Ortiz Repiso,
un ingeniero de caminos que ya tenía experiencia con el nuevo material, pues bajo su dirección
se construyó “un depósito de 65 metros cúbicos de capacidad, elevado 23,50 metros sobre el
suelo, en la fábrica de lámparas incandescentes La Luz” 411.
Figura 189. Prueba de carga de un piso de cemento armado, realizada por la empresa Manuel Pacheco en la
Exposición de Productos Sevillanos de 1905. La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Así pues, las perspectivas para la construcción con hormigón armado eran bastante
buenas en 1905. En Asturias y el País Vasco su uso ya era generalizado y tenía una
prometedora implantación en Madrid, Cataluña y Andalucía. Sin embargo, este incipiente
desarrollo se vendría al traste con el hundimiento de la cubierta del Tercer Depósito, sucedida
en abril de 1905.
Se mantendrían algunos reductos como San Sebastián, donde la incidencia del desastre
fue escasa. El nuevo material siguió contando para arquitectos como Luís Elizalde, que lo
utilizó en 1906 para construir las terrazas de la casa de D. Braulio Echeverría412.
Figura 190. Acueducto de Faleva. Canal de Aragón y Cataluña. 1906. Proyecto de Rafael López Sandino, ingeniero de
caminos. Revista de Obras Públicas.
También se tuvieron que construir gran número de pasos superiores. Otro ingeniero,
Rafael Izquierdo, proyectó uno de los más atrevidos, sobre el Canal de Zaidín413. Lo resolvió
con un tablero recto apoyado mediante montantes verticales sobre dos arcos gemelos de
hormigón armado.
Figura 191. Paso superior sobre el canal de Zaidín. Canal de Aragón y Cataluña. 1906. Proyecto de Rafael Izquierdo,
ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.
El trazado del Canal discurría inicialmente por una zona montañosa, donde se
encontraba fácilmente piedra de buena calidad. Las construcciones de este primer tamo se
realizaron en buena lógica con las tradicionales fábricas de sillería y mampostería. Sin
embargo, fuera de esta zona montañosa no había piedra utilizable, por lo que todas las obras
auxiliares se hicieron con hormigón en masa o armado414. Una de las más representativas era
el partidor del Zaidín, también proyectado por el ingeniero Rafael Izquierdo, y que. fue hecho
en su totalidad con hormigón armado.
Figura 192. Partidor de Zaidín. Canal de Aragón y Cataluña. 1906. Rafael Izquierdo, ingeniero de caminos.
Entre las obras singulares del Canal también había muchos túneles, naturales y
artificiales, que se construyeron para atravesar los inestables macizos yesosos que atravesaba.
Se hicieron de hasta mil metros de longitud (túnel de Gorgafonda), teniendo que emplear
hormigones y morteros muy ricos, de gran calidad, para resistir el ataque de los yesos.
Figura 193. Canal de Aragón y Cataluña. Vista a la salida de uno de los túneles.
Figura 194. Diversos elementos de hormigón armado del Canal de Aragón y Cataluña. 1903-1906.
Con los buenos resultados de las obras del Canal de Aragón y Cataluña parecía que se
había superado la crisis. Pero aunque oficialmente el hormigón armado había recuperado su
crédito, en la práctica casi nadie se atrevía a utilizarlo. Fuera de los trabajos de las compañías
de Durán, Ribera y Sestao no se registraron demasiadas iniciativas hasta 1908-1909. No
obstante, no dejó de notarse cierta reactivación, a la que contribuyeron con sus obras algunas
compañías ferroviarias.
Una de las más adelantadas fue la de los Ferrocarriles de Madrid a Cáceres y Portugal,
que ya en 1910 convocaba concursos de obras específicamente de hormigón armado. Se
trataba concretamente de la redacción y ejecución de un paso superior en el kilómetro 105,566
de la línea de Plasencia a Astorga. Entre los concursantes se encontraba el ingeniero de
caminos Cayetano R. Noguera416.
Más adelante, en 1914, esta compañía convocaría otro concurso para la construcción de
un paso superior de hormigón armado. En esta ocasión se trataría del situado en el kilómetro
12,370 de la misma línea, dentro del término municipal de la madrileña localidad de Getafe. Se
cursaron invitaciones a las principales empresas especializadas: Claudio Durán, Ribera,
Mariano Luiña, Hennebique y Sestao. Al final fue esta última la que se adjudicó el concurso.
Victoriano Lizundia, que contaba con una amplia experiencia en construcciones de hormigón
armado, tras un periodo de cuatro años (noviembre de 1906 a octubre de 1910) en la Société
des Ciments Portland de Sestao417.
Otra compañía que se distinguió especialmente en el uso del hormigón armado fue la de
los Ferrocarriles Andaluces, que venía apostando por él desde los tiempos difíciles que
sucedieron al desastre del Tercer Depósito. En efecto, en abril de 1906 se presentaba a la
superioridad un proyecto que llevaba la firma de Agustín de Jubera, subdirector de la
compañía, para la construcción de un paso inferior en la sevillana Estación de San Bernardo.
Previamente se había aprobado un proyecto para este paso que se resolvía con vigas
metálicas, pero la Compañía decidió “reemplazarlas por vigas de cemento armado, que no
tendrán el inconveniente de la oxidación”418. La solución finalmente adoptaba incluía una losa
armada como cubierta bajo las entrevías y andenes. En la zona de las vías se colocaban vigas
con una curiosa sección transversal, en forma de U para que las traviesas quedaran encajadas.
Figura 195. Proyecto de paso inferior en la Estación de Sevilla. Sección transversal de las vigas diseñadas para
soportar la zona de vías. Abril de 1906. Agustín de Jubera, ingeniero. Archivo Histórico de la Fundación de los
Ferrocarriles Españoles.
Cinco años más tarde de nuevo Agustín de Jubera firmaba un proyecto para reemplazar
un puente metálico que se encontraba en el kilómetro 148,060 de la línea de Sevilla a Jerez y
Cádiz, por un nuevo puente de cemento armado. Proponía la construcción de “un piso continuo
de 5,00 metros de ancho y de la longitud del puente, piso que se construirá para dos vías,
dividido en dos tramos de 8,50 metros de largo y estará compuesto de dos vigas de un ancho
de 0.40 metros y 1,00 metros de altura”419. La sección transversal de este puente recto
guardaba gran similitud con la de los diseñados por Zafra para los Ferrocarriles Suburbanos de
Málaga.
Figura 196. Puente de Vargas sobre la calle Atarazanas. Santander. 1909. Alberto Corral, ingeniero.
Figura 197. Puente sobre el cauce de riego de Tiata en la Vega de Lorca (Murcia). 1910. Francisco Manrique de Lara,
ingeniero de caminos. Revista de Obras Públicas.
Figura 198. Edificio Metrópolis. Jules y Raymond Fevrier (proyecto) y Luís Esteve (Ejecución), arquitectos. Madrid,
1911.
Sin embargo, a pesar de la construcción de este edificio y de otros como el Hotel Palace,
la implantación del hormigón armado en la capital iría muy despacio. Todavía en 1913,
Eduardo Gallego se lamentaba de que mientras en otras regiones de España “el hormigón
armado tomó ya hace años carta de naturaleza, aplicándose lo mismo en las edificaciones
industriales que en las habitables, en Madrid son rarísimas las construcciones urbanas en que
dicho material se emplea. En San Sebastián, Bilbao, Gijón, Oviedo, Valencia y tantas otras
capitales, así como en la totalidad de las poblaciones de alguna importancia de las comarcas
mencionadas, es de uso tan natural y corriente el hormigón armado, que no existe ya
constructor de alguna valía que dude en utilizarlo cuando para ello se presenta ocasión
oportuna, y estas ocasiones son tan frecuentes que rara será la edificación urbana en que no
exista para la aplicación parcial de dicho procedimiento constructivo, que puede combinarse
perfectamente con los ordinarios ”430.
Algo exageraba Don Eduardo al extender ese desarrollo por tan amplias zonas del país.
No obstante, la situación que describía sí que respondía fielmente a la realidad en las regiones
del norte, particularmente en Guipúzcoa y su capital San Sebastián.
La estructura del teatro fue ejecutada por contrata, encargándose los ingenieros Sierra y
Liaño de su cálculo y ejecución. En ella se utilizó ampliamente el hormigón armado,
construyéndose con este material tanto la losa de cimentación como las cubiertas, forjados y
pilares. Incluía además algunos elementos de gran complejidad, como un arco de 13,75 metros
de luz para soportar la cubierta del escenario.
Figura 199. Organización estructural de los voladizos en el Teatro Victoria Eugenia. San Sebastián. 1910. Francisco de
Urcola, arquitecto; Luís Sierra y Antonio Liaño, ingenieros militares. Memorial de Ingenieros del Ejército. Instituto de
Historia y Cultura Militar.
El arquitecto Urcola volvería a recurrir a los ingenieros militares Sierra y Liaño para otra
complicada intervención estructural, la sustitución de las bóvedas de la iglesia parroquial de
Irún. Hacia 1910, por problemas de asientos de la cimentación, estas amenazaban ruina y se
tuvo que cerrar al culto la iglesia. La reparación consistió en desmontar las bóvedas de sillería y
rehacerlas en hormigón armado, con lo que se reducía sustancialmente el peso y con ello los
asientos en la cimentación. Sin embargo, esto fue muy complicado de ejecutar, puesto que, en
primer lugar se tuvo que construir un andamio-apeo a veinte metros de altura para desmontar
las bóvedas. Después se levantó una cimbra para reproducirlas en su forma original, con todas
sus nervaduras y complicadas crucerías431.
Por su parte, la sociedad Olasagasti y Cia (de los ingenieros Sierra y Díaz) se
especializó en casas y villas burguesas de estilo vasco, que construía por cuenta propia o de
sus clientes y después vendía o arrendaba. De estas características era la villa construida para
el barón de Satrústegui en la playa de Ondarreta, proyectada por Francisco de Urcola. Con el
arquitecto Luís Elizalde colaboraron en la construcción de tres villas adosadas en la subida a
los altos de Aldapeta. También construyeron villas vascas con Francisco de Urcola y Emiliano
Amaan Garamendi.
Figura 200. Grupo de villas vascas construidas por la Sociedad Olasagasti y Cia en San Sebastián. 1917. Luís Elizalde,
arquitecto; Sierra y Díaz, ingenieros. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Aparte de las casas vascas, Sierra y Díaz realizaron otras obras importantes en San
Sebastián. La más destacada fueron las tribunas del Hipódromo de Lasarte.
Figura 201. Tribunas del Hipódromo de Lasarte. San Sebastián. Sierra y Díaz, ingenieros. En Gallego Ramos, Cemento
armado, estudios y tanteos.
Figura 202. Iglesia de la Sagrada Familia. Enrique Epalza, arquitecto. En La Construcción Moderna. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
Aunque a menor escala, otra ciudad importante para la construcción con hormigón
armado en estos tiempos fue Sevilla. En torno a 1908 se fundó en ella la sociedad anónima
“La Edificadora Sevillana”, dedicada inicialmente a la fabricación de bloques de cemento. Con
la incorporación del ingeniero militar Juan Ramón Sena (del que ya se ha comentado su
actividad pionera con el nuevo material en la capital andaluza) como director gerente, la
empresa decidió extender su negocio a la construcción de edificios, “en la mayor parte de los
cuales combinaba muy acertadamente los bloques de cemento con el hormigón armado,
colocando aquellos en los muros y haciendo por dicho sistema pisos, terrazas y pilares”434.
Se construyeron así varios “hoteles” o grandes villas de lujo en algunas de las nuevas
arterias urbanas de Sevilla, como la calle de Oriente, la avenida de San Sebastián o la Cruz del
campo.
Figura 203. Villas construidas con elementos estructurales de hormigón armado en Sevilla. Arriba, en la Cruz del
Campo, abajo, avenida de San Sebastián y calle de Oriente. 1908-1914. Juan Ramón Sena, ingeniero militar. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 204. Construcción de postes de hormigón armado en los talleres de la sociedad LBS. Madrid, 1910. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Por su parte, la empresa catalana Butsems y Compañía, cuya actividad principal era la
fabricación de baldosas y piedra artificial, también se animó a probar suerte con los
prefabricados de hormigón armado. Hacia 1916 se hizo con el importante contrato de las
tuberías para la conducción de aguas de Moncada, en Barcelona.
ia
Figura 205. Tuberías de hormigón armado en la fábrica de Butsems y C . Barcelona, 1916. La Construcción Moderna.
Hemeroteca Municipal de Madrid.
Dentro del campo de los prefabricados, en los años de la Gran Guerra, debido a la
escasez y altos precios del acero, empezaron a hacerse populares las viguetas prefabricadas
de hormigón armado, que venían a sustituir a la tradicional viguería metálica en los forjados de
bovedillas tabicadas de ladrillo
Figura 206. Construcción de un forjado con viguetas “Leo” en la Casa de la Salud de Valencia. 1917.En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
La Agencia General del Piso Rápido, empresa establecida en Bilbao y San Sebastián al
final de la década, explotaba otro sistema de construcción de forjados con elementos
prefabricados, el alemán Gitterbalken-Eisenbeton-Doppel-Decke. Los forjados de este sistema
se construían adosando viguetas de sección en doble T y alma aligerada, de tal forma que las
alas superiores constituían el suelo del piso y las inferiores el cielo raso. Se hicieron
aplicaciones de este sistema en San Sebastián, Bilbao, Valladolid, Burgos y otras capitales.
Incluso la Sociedad Anónima Fábrica de Mieres, productora de viguetas metálicas lo adoptó
para unos edificios de su factoría439.
Figura 207. Casa en construcción en Valadolid empleando el sistema de forjados “Piso Rápido”. 1920. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
También serían en esta época campo abonado para el hormigón armado los edificios e
instalaciones industriales. El acelerado crecimiento industrial que se vivó en nuestro país como
consecuencia de su neutralidad en la Gran Guerra impulsó la construcción de nuevas fábricas
de todo tipo. La gigantesca factoría de la sociedad “Portlad Iberia“ en Castillejo (provincia de
Toledo) sería una de las más notables.
Figura 208. Fábrica de cemento de la sociedad “Portland Iberia” en Castillejo(Toledo). 1915-1916. Antonio López
Franco, ingeniero de caminos. Revista de Obras Públicas.
La estructura de las naves principales se formaba con “una serie de pilastras de sección
cuadrada de 0,60 metros, enlazadas entres sí; espaciadas cada 5 metros y arriostradas a una
altura de 5 metros por arcos rebajados sobre los que existen grandes ventanales”. Los forjados
también se construyeron con hormigón armado “apoyados en pilastras y en las fachadas o en
los macizos de las fundaciones, y sobre ellos en muchos puntos van instalados máquinas con
sus bancadas, cuyos pesos, no despreciables, se han tenido en cuenta en los cálculos
correspondientes”.
Además de los edificios principales, esta factoría tenía también otras construcciones
auxiliares, todas ellas de hormigón armado: silos de clinker, molino de carbón y hasta una
pequeña central hidroeléctrica que incluía una presa en el río Tajo y un canal de derivación.
Figura 209. Canal de derivación y puente de hormigón armado para la fábrica de cemento de la sociedad “Portland
Iberia” en Castillejo (Toledo). 1915-1916. Antonio López Franco, ingeniero de caminos. Revista de Obras Públicas.
Reflejo también de la pujanza industrial española en los años de la Gran Guerra fue la
implantación de la Compañía Británica Babcock y Wilcox en nuestro país, con el propósito de
fabricar locomotoras y calderas. Nada más constituirse la filial española en mayo de 1917, se
abrió un concurso para la construcción de una grandiosa factoría en Sestao, formada por “diez
grandes naves de 100 metros por 20, con altura de 12 metros; una nave de 200 metros por 20
por 12 y cuatro de 100 por 20 por 10, todas para destinarlas a talleres”
A caballo entre las instalaciones industriales y las obras públicas otras construcciones
que proliferaron en esta época fueron los depósitos. Uno de los representativos fue el de
Salamanca, construido en 1915. Su proyecto fue realizado por un ingeniero francés (fallecido
en la Primera Guerra Mundial) que trabajaba para la casa Gili de Bilbao.
Otro depósito de aguas destacable de este periodo fue el construido por la casa Blanco y
Nebot, ingenieros en el Campamento de Paterna (Valencia). También era elevado y tenía una
capacidad de sesenta metros cúbicos443.
Figura 210. Depósito de agua en el campamento de Paterna(Valencia), Blanco y Nebot, ingenieros. 1918. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Se iba extendiendo asimismo el empleo del hormigón armado en las obras marítimas.
Por ejemplo, en 1917 se construyó el nuevo muelle de atraque en Abando, dentro del Puerto
de Bilbao. Proyectado por el ingeniero de caminos Luís Camiña, se resolvió con una losa
armada apoyada sobre pilotes del mismo material444.
Entre los más significativos hay que mencionar los viaductos de la Peña y Miraflores,
construidos entre 1915 y 1916 por la Sociedad Vallhonrat, Castrillo y Compañía (que, llamada
después Sociedad Anónima de Aplicaciones de la Ingeniería, se haría cargo del proyecto de la
factoría de Babcock y Wilcox en Sestao). Ambos viaductos formaban parte de la línea férrea de
transporte de minerales de la mina Josefa. El de la Peña tenía una longitud de 200 metros
repartida en tramos rectos de 18 metros de luz. Más singular si cabe era el de Miraflores,
resuelto con un tramo horizontal de 18 metros sobre una carretera y cuatro de 18 metros sobre
un talud de acusada inclinación445.
Figura 211. Viaducto de la Peña sobre el Nervión (arriba) y viaducto inclinado de Miraflores. 1915-1916. Vizcaya.
Valentín Vallhonrat, ingeniero de minas. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Siguiendo con los puentes, uno de los proyectos más interesantes de esta época fue el
del puente de hormigón armado sobre el río Júcar en Jalance(Valencia), calculado por el
ingeniero de caminos Arturo Monfort aplicando la teoría de Elasticidad de E. Mörsch. Constaba
de cuatro arcos empotrados sin articulaciones de treinta metros de luz y cinco flecha, con
espesor variable desde cuarenta centímetros en la clave hasta alcanzar un metro en los
arranques447.
Figura 212. Proyecto de puente sobre el río Júcar en Jalance(Valencia). 1917. Arturo Monfort, ingeniero de caminos.
En la Revista de Obras Públicas.
De 1917 data un puente de hormigón armado sobre el río Pisuerga para el camino
vecinal de Soto de Cerrato a la carretera de San Isidro de Dueñas a Burgos. A estas alturas, su
autor, el ingeniero de caminos José María Sainz, consideraba “innecesario justificar la elección
que hemos hecho de este material, admitido ya en obras públicas de extraordinaria
importancia, y cuyas ventajas, desde el punto de vista económico, facilidad y rapidez de
ejecución y excelente conservación son evidentes”. Sainz adoptó la tipología de tramos rectos
de 14 metros de luz “por ser los más económicos en su clase y que ya en esta provincia
tenemos un caso práctico, el de Triollo, que ha dado excelentes resultados”448.
Figura 213. Puente de Soto de Cerrato (Palencia) sobre el Pisuerga. 1917. Jose María Sainz, ingeniero de caminos.
En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 214. Proyecto de una caja de hormigón armado para vagón de 20 toneladas de carga. 1920. Julio Murúa María
Sainz. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
15) El hormigón armado en las ciudades españolas del Norte de África y el Protectorado
español de Marruecos.
En la segunda década del siglo entraría en escena una importante zona de expansión
para el hormigón armado: el Protectorado español de Marruecos. Aquí los ingenieros militares,
que venían apostando fuerte por el nuevo material desde los comienzos, tendrían una
participación fundamental.
Por otro lado, las singulares condiciones en que se tuvieron que llevar a cabo estas
construcciones abrieron amplias expectativas para el hormigón armado, que encontró en el
Norte de África un importante campo de experimentación. Junto con el País Vasco, se convirtió
en la región española donde más aceptación alcanzó.
Figura 215. Puente sobre el Arroyo Mezquita. Melilla, 1913. José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos. Archivo
Central de Melilla
Por ejemplo, en 1915 Tomás Moreno Lázaro proyectó el edificio de la Nueva Pescadería
de Melilla con su estructura completa de hormigón armado454. Se trataba de un edificio de
planta rectangular, alargado, con una distribución en crujías paralelas que se formaban
mediante pórticos planos y bóvedas de cañón rebajadas.
Figura 216. Edificio para los servicios del puerto. Tomás Moreno Lázaro, ingeniero militar. Melilla, 1915. En la Revista
de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 217. Construcción de la estructura de la Nueva Pescadería de Melilla. 1915. Tomás Moreno Lázaro, ingeniero
militar. Cortesía de Antonio Bravo Nieto.
También utilizaría el hormigón armado para construir ese mismo año un depósito de
agua elevado de sesenta metros cúbicos de capacidad en el Parque Hernández, de Melilla455.
La misma solución la adoptaría algunos años más tarde para construir otro depósito de agua
en el Barrio de la Reina Regente456.
Figura 218. Depósito del Parque Hernández. Melilla, 1915. Tomás Moreno Lázaro, ingeniero militar. En Gallego
Ramos, Cemento armado, estudios y tanteos.
Figura 219. Galería baja del depósito elevado para el abastecimiento de aguas de Alcazarquivir. 1915. Mariano
Campos, ingeniero militar. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 220. Casa vivienda de los señores Salvador. Alcazarquivir (Marruecos), 1916. Antonio Rodríguez, ingeniero
militar. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Figura 221. Talleres del cuartel de artillería de Larache (Marruecos).1916. Construcciones y Pavimentos. Col-legi
d’arquitectes de Barcelona.
Figura 222. Proyecto de Nueva Escuela General y Técnica de Melilla. Detalle de pilares. 1923. Jorge Palanca y
Martínez de Fortún, ingeniero militar. Archivo Central de Melilla.
El puente sobre el río Kert bien podría ser un buen ejemplo de los problemas a los que
tendrían que hacer frente los ingenieros militares españoles en los primeros tiempos del
Protectorado.
Forzado el paso de este río por las tropas españolas y ocupado su curso medio e inferior
en mayo de 1915, inmediatamente se decidió la construcción del puente como elemento
fundamental de la estratégica carretera de Kaddur a Tikermin.
Así que al final García Díaz lo resolvió con tres bóvedas rebajadas de hormigón en masa
de veinte metros de luz cada una, sobre pilas y estribos de hormigón y mampostería hidráulica.
Sus obras “empezaron en agosto de 1915, pero estuvieron interrumpidas durante meses, bien
por tener que tomar parte las compañías de ingenieros en las operaciones, ya por falta de
consignación o de materiales”. Finalmente fue inaugurado en mayo de 1917.
García Díaz dirigió todas las obras de esta importante carretera, que incluía ocho
atarjeas y dos puentes más como el del Kert, pero de menor entidad: uno sobre el río Melja,
con un arco de hormigón de doce metros de luz y otro de ocho metros sobre el río Sarremor467.
Figura 223. Puente sobre el río Kert.(Marruecos).1917. Manuel García Díaz, ingeniero militar. Cortesía de Antonio
Bravo Nieto.
Se componía este puente de seis tramos rectos de 7,50 m de luz apoyados sobre
palizadas. Tanto estas como los estribos se cimentaban con pilotes de hormigón armado.
Figura 224. Puente sobre el Río de Oro (Puente de Camellos). Melilla. 1922. Mariano del Pozo, ingeniero militar.
Cortesía de Antonio Bravo Nieto.
También con hormigón armado se construyeron, ya en los años veinte, varios puentes a
la entrada del ferrocarril minero en Melilla. Formando parte, como obras auxiliares, del complejo
proyecto del Cargadero de la Compañía Española de Minas del Rif en el puerto de Melilla, se
construyeron un nuevo puente sobre el río de Oro y un paso superior sobre la carretera de
Melilla a Nador. Ambos responden al mismo esquema estructural de viga recta de celosía con
tablero inferior. El paso superior tiene un tramo central de celosía de 32 metros de luz
flanqueado por dos tramos rectos sencillos de cuatro metros de luz. Su peculiar diseño le
permitía soportar cargas de hasta 2250 toneladas469.
Figura 225. Paso superior del ferrocarril de la C.E.M.R sobre la carretera de Melilla a Nador. Hacia 1920. Colección
Juan Díez Sánchez.
El Cargadero de mineral del puerto de Melilla fue en este tiempo sin duda la construcción
de hormigón armado más importante del Protectorado y una de las más significativas de toda
España. El cargadero propiamente englobaba tres construcciones principales: “un Depósito de
mineral con sus túneles de carga, un Viaducto sobre el depósito de minerales y un Viaducto
470
para las cintas de carga” . Además formaban parte del proyecto otras construcciones
auxiliares no menos importantes como los puentes ya citados.
Constituida la Compañía Española de Minas del Rif en julio de 1908, un año después
inició la construcción de una línea de ferrocarril de 32 km que enlazaba sus minas de hierro de
Beni-Buifrur, en Guelaya, provincia de Nador, con Melilla. Como punto final de la línea, el
ingeniero de caminos Manuel Becerra, su proyectista, presentó en 1910 un proyecto de
cargadero con estructura metálica en el puerto melillense, que no fue aceptado.
Figura 226. Vista aérea del Cargadero de Mineral de la C.E.M.R. en el puerto de Melilla. En primer término el muelle
de amarre con el viaducto de cintas. Detrás, el depósito de mineral.
La primera instalación del Cargadero propiamente dicho era el depósito de mineral, una
construcción alargada levantada sobre una plataforma de pilotes. Los trenes circulaban por
encima, sobre dos viaductos de tramos rectos de hormigón armado, dejando caer el mineral al
fondo del depósito. A través de varias aperturas se precipitaba en los túneles de carga,
situados debajo. Había cinco de estos túneles, cada uno con su cinta transportadora. Con ellas
se llevaba el mineral hasta un edificio intermedio, situado perpendicularmente, en la zona de
transición entre mar y tierra. Ahí arrancaba el viaducto de las cintas transportadoras. El
depósito tenía una capacidad de almacenamiento de 110.000 toneladas471.
Figura 227. Cargadero de la C.E.M.R en el puerto de Melilla. Construcción del depósito de mineral y viaductos.1920-
1925. Cortesía de Juan Díez Sánchez.
Figura 228. Cargadero de la C.E.M.R en el puerto de Melilla. Sección transversal del depósito de mineral con sus
túneles de carga y viaductos.1920-1925. Cortesía de Juan Díez Sánchez.
Figura 229. Cargadero de la C.E.M.R en el puerto de Melilla. Muelle de amarre y viaducto con las cintas de carga.
Cortesía de Juan Díez Sánchez.
El Cargadero entró en servicio en 1926. Esta soberbia construcción, hoy en gran parte
reutilizada, sería la última gran obra de los comienzos del hormigón armado en España.
A lo largo del primer cuarto del siglo XX se fueron sentando las bases para que el
hormigón armado llegara a ser la principal técnica de construcción en España. Gracias al
empuje de unos cuantos pioneros, movidos bien por una fe inquebrantable en las posibilidades
del nuevo material, bien por afán de prosperar, bien por ambas cosas, se había conseguido
que a principios de los años veinte estuviera definitivamente implantado en nuestro país,
aunque no de forma generalizada. Entonces, una afortunada combinación de circunstancias lo
llevaría a la consagración definitiva.
Por otra parte, a principios de los veinte el hormigón armado había inevitablemente
dejado de ser un producto comercial sujeto a patentes. Aunque no habían desaparecido del
todo los privilegios de explotación, el nuevo material estaba a disposición de quien quisiera
utilizarlo. Y de hecho cada vez tenía más implantación entre los constructores.
Para ello ya se contaba con una incipiente reglamentación. De 1912 datan las
“Instrucciones reglamentarias para el empleo del cemento armado”, emitidas por el Laboratorio
del Material de Ingenieros del Ejército. En junio de 1917 el Ministro de Fomento decretaba la
creación de una Comisión para la “redacción de bases de instrucción para proyectos de obras
de hormigón armado aplicables a toda clase de obras públicas”. Constituida a imitación de una
similar formada en Francia tres años antes, la comisión estaba absolutamente justificada, pues
“van siendo ya numerosas las obras que por este procedimiento se ejecutan en España, no
sólo en construcciones civiles, sino también en obras públicas de carreteras, construcciones
hidráulicas, etcétera”472.
Entre los vocales de la Comisión estaba Juan Manuel de Zafra, que desde hacía algunos
años venía impartiendo la asignatura de Hormigón Armado en la Escuela de Ingenieros de
Caminos. Su inclusión en los programas de las escuelas técnicas universitarias sería otro paso
trascendental.
Así pues, la técnica del hormigón armado había alcanzado su madurez y estaba en
condiciones de liderar la construcción precisamente en el momento en que comenzaba una
fase económica expansiva, en la que la industria de la construcción viviría un espectacular
desarrollo.
A ello se sumaría también la superación de la crónica crisis política que había atenazado
a los últimos gobiernos del Turno dinástico. Con la instauración de la Dictadura del General
Primo de Rivera comenzó una etapa de estabilidad desconocida en España desde mucho
tiempo atrás.
Se conformaban, pues, los años veinte como una época de múltiples oportunidades para
la realización de proyectos de todo tipo. Esta coyuntura tan favorable coincidiría con la
aparición de una excepcional hornada de técnicos de la construcción, en la que destacaron
especialmente los ingenieros de caminos.
Precisamente con uno de ellos, Alfonso Peña Boeuf, se puede considerar que empieza
la etapa de consolidación definitiva del hormigón armado en nuestro país. Discípulo destacado
de Juan Manuel de Zafra (a quién sucedió en la cátedra de Hormigón Armado de la Escuela de
Caminos), fue, como este, gran investigador y hombre de ciencia.
Todavía sin haber terminado la carrera daría a conocer sus primeros estudios teóricos473,
que luego continuaría desde el Laboratorio Central de la Escuela de Caminos. También
realizaría otros estudios de índole práctica, como el que, en colaboración con el también
ingeniero Eduardo Castro, llevó a cabo sobre la acción del agua de mar sobre el hormigón
armado. Estos trabajos serían la base de su manual de Hormigón Armado, publicado en
1933474.
Pero junto a su importante aportación teórica, Peña Boeuf tendría una destacada
trayectoria como proyectista y constructor. Su primera obra importante fue el puente de la
Presa sobre el río Urumea, en la carretera de Lecumberri a Hernani. Se componía de dos arcos
parabólicos de 41,50 metros de luz, sobre los que se apoyaba el tablero475.
Figura 230. Puente de la Presa en la carretera de Lecumberri a Hernani. 1916. Alfonso Peña Boeuf, ingeniero de
caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Peña Boeuf trabajaría en muy variados campos de la ingeniería civil, intentando extender
la aplicación del hormigón armado en todos ellos. Por ejemplo, en 1917 presentó un proyecto
de presa de 90 metros de altura, formada por bóvedas y contrafuertes de hormigón en masa
combinados con pantallas de hormigón armado476. El tema de las presas se convertiría en una
constante en su vida profesional, llegando a idear más adelante un sistema propio.
También probó fortuna con el hormigón armado en la construcción naval. Junto con un
empresario portugués llamado Abrunhoza y el ingeniero español Salvatierra constituyó la
sociedad “Moderna Constructora Naval”, para la que proyectó un barco-pontón de hormigón
armado de 700 toneladas de carga, que fue botado en sus astilleros de Viana do Castelo
(Portugal) en octubre de 1920477.
Figura 231. Barco-pontón de hormigón armado de 700 t de carga. 1920. Alfonso Peña Boeuf, ingeniero de caminos. En
la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Pero sin duda su trabajo más reconocido fue una obra hidráulica, el acueducto de
Tardienta, diseñado con una caja de sección transversal semicircular478.
Figura 232. Acueducto de Tardienta. Alzado y sección transversal. 1930. Alfonso Peña Boeuf, ingeniero de caminos.
En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Figura 226. Construcción del Acueducto de Tardienta. 1930. Alfonso Peña Boeuf, ingeniero de caminos. En la Revista
de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Las obras hidráulicas, que habían sido uno de los emblemas del Regeneracionismo,
durante la Dictadura continuaron siendo especialmente fomentadas. Nuevos proyectos de
canales se sumaron a los construidos en las dos décadas anteriores. En lo que se refiere al
hormigón armado destacan los magníficos acueductos construidos en este periodo.
Por ejemplo, para el Canal del Gállego, perteneciente a los riegos del Alto Aragón, el
ingeniero José Núñez Casquete proyectó el acueducto de Valdespartera, con la caja apoyada
sobre robustas bóvedas parabólicas479.
Más livianas eran las palizadas de apoyo del Acueducto de la Adelfa, uno de los que los
ingenieros José Luis Casso, Pedro Grajera, Juan Romera y Cristóbal Prieto construyeron para
el Canal de Riego del Valle Inferior del Guadalquivir480.
Para los técnicos de esta generación cada nueva obra suponía un hito en el diseño con
hormigón armado. Su confianza en el nuevo material les permitía emprender obras tan
espectaculares como el Sifón del Guadalete, obra del ingeniero de caminos Pedro M. González
Quijano. Proyectado ya en 1915, las dificultades que la Gran Guerra provocó en el suministro
de hierros y cemento dilataron su ejecución, que no se pudo culminar hasta 1922. El sifón
estaba formado por dos grandes arcos de hormigón armado de cuarenta metros de luz, sobre
los ríos Guadalete y Majaceite481.
Figura 233. Sifón del Guadalete. Arco sobre el río Majaceite. 1922. Pedro M. González Quijano, ingeniero de caminos.
Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
El triunfo final del hormigón armado quedó patente por el gran número de puentes
inicialmente proyectados con estructura metálica que finalmente se hicieron con el nuevo
material. Entre los más destacados puede citarse el de San Román de Cándamo sobre el río
Nalón, en la provincia de Oviedo. Fue proyectado en 1920 por el ingeniero de caminos Javier
Marquina, en sustitución de los tramos metálicos contemplados en el proyecto primitivo de
1911. Constaba de tablero superior sobre arco empotrado de 72 m de luz482.
Uno de los primeros puentes que se llevaron a cabo según la Colección fue el del río
Andarax en la carretera de Almería a la Cuesta de los Castaños por Níjar, formado por cinco
tramos rectos de 32 m de luz en celosía de hormigón armado. Proyectado por el ingeniero de
caminos José López Rodríguez en 1927, fue el “primer caso de aplicación de los modelos de
alma calada de la mencionada colección de tramos rectos”484. Pascual Aragonés también los
utilizó para su puente de Alfonso XIII sobre el río Lucus en Larache, con cinco tramos de luces
desiguales comprendidas entre 28 y 33 metros485.
Figura 234. Puente sobre el río Andarax. 1927. José López Rodríguez, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras
Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 235. Puente sobre el río Almanzora en Serón (Almería). 1929. Ángel Elul Navarro, ingeniero de caminos. En la
Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Ángel Elul también utilizó este modelo de la Colección para los seis tramos rectos del
puente de Purchena (Almería), perteneciente a la misma carretera. Sin embargo, el elemento
más significativo de este puente, su gran arco de cincuenta metros de luz empotrado en los
estribos no fue proyectado según los modelos oficiales486.
Figura 236. Puente sobre el río Almanzora en Purchena (Almería). 1929. Ángel Elul Navarro, ingeniero de caminos.
Figura 237. Construcción del puente sobre el río Almanzora en Purchena (Almería). 1929. Ángel Elul Navarro, ingeniero
de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 238. Puente sobre el río Guardal en Huéscar (Granada). 1927. José Méndez y Rodríguez Acosta, ingeniero de
caminos.
En octubre de 1927 se inauguró el puente sobre el río Tajo en Alconétar (Cáceres), obra
del ingeniero de caminos Cipriano Salvatierra Iriarte. Constaba de “doce arcos de medio punto
de los modelos oficiales de puentes de hormigón armado para carreteras, con una luz real de
27,20 m cada uno”488.
Figura 239. Puente sobre el río Tajo en Alcónetar (Cáceres). 1927. Cipriano Salvatierra Iriarte, ingeniero de caminos.
En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 240. Muros de contención de hormigón armado para el tranvía de la Sierra. Pinos Genil (Granada). 1924. Carlos
Morales Lahuerta, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de
Caminos.
Figura 241. Obra de hormigón armado en la Rambla de Carricalejo(Murcia). 1925. Domingo Mendizábal, ingeniero de
caminos. Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
os
Figura 242. Forjados de hormigón armado para los edificios situados en los n 89 y 91 de la calle Serrano de Madrid.
1923. Alberto Laffón, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de
Caminos, Canales y Puertos.
A mediados de los años 1920 la estructura de entramados metálicos era la más utilizada
en edificios de gran altura. Combinándola con el ladrillo y la piedra se habían ya ejecutado
multitud de edificios, habiéndose alcanzado un notable perfeccionamiento. Constructores,
contratistas y trabajadores se habían adaptado y familiarizado con esos materiales, lo cual
representaba una importante garantía de éxito tanto desde el punto de vista técnico como del
económico.
No obstante, su progreso fue muy lento y dificultoso. Aún había muchos técnicos, como
el ingeniero industrial Celso Máximo, que sostenían, en base a razones de coste y plazo de
ejecución principalmente, que para la gran mayoría de los edificios era preferible la estructura
metálica: “En edificios urbanos, de planta generalmente irregular, con cargas que rara vez
pasan de los 500 kilogramos por metro cuadrado, sujetos siempre a modificaciones en su
construcción o en su ulterior destino, y donde tiene una capital importancia la diafanidad y la
rapidez de ejecución, el entramado metálico resulta insustituible. Mucho más habida cuenta de
perfecto conocimiento que hoy se tiene de las condiciones del trabajo del acero y la facilidad de
encontrar buenas casas constructoras para la ejecución del entramado”. Añadía además, que
la utilización de otros materiales (léase hormigón armado), sólo podía justificarse por “un afán
de emulación o un alarde de pretendido snobismo”492.
Figura 243. Salón de patinar del Palacio del Hielo y del Automóvil. Madrid, 1922. Edmon de Lune, arquitecto. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
Otro de los nuevos grandes edificios madrileños con estructura de hormigón armado
sería la monumental sede del Banco de Bilbao en la calle de Alcalá. Lo proyectó el arquitecto
bilbaíno Ricardo Bastida, cuya relación con el nuevo material venía desde principio de siglo.
Este edificio lo proyectó “con cimientos en hormigón de portland y hormigón armado; muros de
sótano de ladrillo y hormigón; muros de carga de ladrillo cerámico; suelos formados por
armazón mixto de hierro y hormigón armado [...] y cubierta en cerámica sobre armazón de
hormigón armado” 494.
Figura 244. Edificio del Banco de Bilbao en Madrid. 1923. Ricardo Bastida, arquitecto.
En el primer tercio de siglo XX esta zona de la capital (Paseo del Prado-Alcalá-Gran Vía)
sería objeto de una intensa remodelación urbanística, impulsándose la construcción de muchos
inmuebles singulares, de gran altura, que hoy configuran en buena medida la imagen de la
ciudad. Para la evolución del hormigón armado estas actuaciones tendrían mucha
trascendencia, porque, aunque la mayoría se hicieron con estructura metálica, en algunos ya
se empezaron a incorporar entramados del nuevo material.
Sus proyectos posteriores hasta 1920, todos resueltos con entramados metálicos, no
supusieron ningún avance en el empleo del hormigón armado. Ese año fue escogido su
proyecto del emblemático edificio del Círculo de Bellas Artes, en la calle de Alcalá. Desde el
primer momento, Palacios creyó que “la solución más económica y racional era emplear el
hormigón armado en toda la estructura, con las ventajas de incombustibilidad, rigidez y
solidaridad propias de aquel material, y así lo tenía proyectado. Pero en la época en que
debían comenzar las obras, y por efecto de una acumulación de contratas de hormigón armado
en Madrid, los obreros que se consideraban como especialistas en estos trabajos iniciaron una
serie de huelgas, algunas con atentados personales, y pretendieron tales prerrogativas y
salarios que, ante el temor de un retraso y encarecimiento considerable de la construcción, se
decidió Palacios a modificar su estructura, que realizó con entramados metálicos, menos
expuestos, en aquella época al menos, a las contingencias de huelgas y paradas de las obras”.
No obstante, la última parte del edificio, una torre destinada a alojar diversos estudios artísticos,
sí que la pudo realizar como inicialmente pretendía, recurriendo al hormigón armado “para
conseguir la mejor solidaridad de esta construcción, sometida, por su gran altura, a los
esfuerzos directos del viento”496.
Figura 245. Edificio del Círculo de Bellas Artes en Madrid. 1926. Antonio Palacios Ramilo, arquitecto.
Figura 246. Planta de cimentaciones del Hotel Avenida. Madrid. 1922. Antonio Palacios Ramilo, arquitecto. Revista de
Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos.
Fuera de Madrid, supondría un hito la construcción del nuevo edificio del Banco Pastor
en La Coruña, proyectado por los arquitectos Peregrín Estellés y Antonio Tenreiro. Colaboraría
en el diseño de la estructura la empresa de Valentín Valhonrat498.
Figura 247. Edificio del Banco Pastor en La Coruña. 1922. Antonio Terneiro y Peregrín Estellés, arquitectos. Valentín
Vallhonrat, colaborador.
Su primer edificio importante con estructura de hormigón armado data de 1922. Fueron
los almacenes Madrid-París, situados también en la Avenida de Pi y Margall, la segunda fase
de la Gran Vía madrileña.
Figura 249. Sección transversal del Monumental Cinema. Madrid, 1923. Teodoro Anasagasti, arquitecto. En La
Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de Madrid.
En 1924, dos años después de terminar la carrera, Ildefonso Sánchez del Río pasó a
trabajar como ingeniero municipal del ayuntamiento de Oviedo, empleo en el que permaneció
hasta 1941. En esos años se reveló como un singular proyectista de construcciones de muy
diversa naturaleza, en las que logró conjugar los planteamientos ingenieriles de resistencia y
economía con la estética cuidada propia de la obra arquitectónica. Pese a la escasa difusión
que han tenido, sus obras deben considerarse como hitos fundamentales en la construcción
con hormigón armado en nuestro país.
En una de sus obras más importantes, el cuarto depósito de aguas de Oviedo, dejó
patente su empeño por diseñar obras de ingeniería con una apariencia bella y en armonía con
el entorno. Fijado su emplazamiento en los altos de Buenavista, un montículo que domina la
ciudad de Oviedo, Sánchez del Río fue consciente de “la necesidad de estudiar un proyecto
que armonizase con todo aquel ambiente singularmente bello y altivo, desafiante de los
grandes macizos montañosos: la cordillera Cantábrica y montes del Aramo al Sur y el del
Naranco al Norte”502.
Así pues, diseñó un depósito de planta circular, con una cámara de llaves también
circular en el centro y una cubierta formada por cuarenta y ocho arcos parabólicos, articulados
Figura 250. Estructura del Cuarto Depósito de Aguas de Oviedo. 1929. Sección transversal y planta de la cubierta.
Ildefonso Sánchez del Río, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros
de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 251. Cuarto Depósito de Aguas de Oviedo. 1929. Ildefonso Sánchez del Río, ingeniero de caminos. En la
Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Tan original como el de sus depósitos fue el diseño del puente de Requejo sobre el río
Narcea, formado por dos arcos de 41 m de luz, con una articulación en la clave. Tenía forjado
intermedio, resuelto con los tramos laterales en voladizo504.
Figura 252. Puente de Requejo sobre el río Narcea (Asturias).1930. Ildefonso Sánchez del Río, ingeniero de caminos.
En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Hasta en sus obras más sencillas, como la marquesina en forma de paraguas que
proyectó en 1931 para el mercadillo de venta de leche en Oviedo505, fue fiel a los cuatro
principios que habrían de guiar su trayectoria profesional: diseñar la estructura adecuada para
cada necesidad, que resultara arquitectónica a la vez que ingenieril y que su construcción fuese
lo más sencilla posible. El cuarto principio, la economía, se derivaba de los otros tres, pues, en
palabras del propio Sánchez del Río, “de la buena mezcla de estas tres condiciones sale la
cuarta, consecuencia pura de ellas, cual es la de resultar una obra económica. Esto es
evidente, porque hacer las cosas bien cuesta, generalmente, menos dinero que hacerlas
mal”506.
Figura 253. Marquesina en forma de paraguas para el mercado de Oviedo.1931. Ildefonso Sánchez del Río, ingeniero
de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
En 1931 marcaría otro hito con el Mercado de Pola de Siero. El emplazamiento elegido
por el Ayuntamiento, si bien respondía a las condiciones de funcionalidad de la obra, planteaba
un complicado problema de diseño por su forma, pues se trataba de un perfecto triángulo
rectángulo isósceles. Sánchez del Río, convencido de que “mediante un estudio racional podría
conseguirse el aprovechamiento perfecto del terreno con una construcción que armonizase con
el uso a que iba a estar destinada”507, lo resolvió de forma magistral con una gran bóveda
formada por dos superficies cilíndricas que intersecaban según la mediatriz del triángulo. En la
fachada, un plano vertical cortaba diagonalmente a los dos cilindros, dejando dos grandes
ventanales semicirculares. Completaba el diseño un paseo cubierto perimetral.
Figura 254. Mercado de Pola de Siero (Asturias).1931. Ildefonso Sánchez del Río, ingeniero de caminos.
Figura 255. Vista aérea del Mercado de Pola de Siero (Asturias).1931. Ildefonso Sánchez del Río, ingeniero de
caminos.
Figura 256. Funicular central del Mercado de Pola de Siero (Asturias).1931. Ildefonso Sánchez del Río, ingeniero de
caminos. En Hormigón y Acero. Biblioteca del Instituto Eduardo Torroja.
Otra de las grandes personalidades de la generación del 27, dentro de la ingeniería, fue
Carlos Fernández Casado. Alumno de gran precocidad (terminó la carrera en 1925, a los
diecinueve años), tardaría algún tiempo en dedicarse plenamente a las estructuras. Hasta 1932
no se establecería como proyectista508, publicando un año después su Colección de puentes de
atura estricta, trascendental aportación al desarrollo del hormigón armado y de la ingeniería de
puentes de nuestro país.
Auque la mayor parte de su obra la desarrollaría tras la Guerra Civil, antes ya pudo llevar
a cabo algunas aplicaciones prácticas. De 1933 data su puente sobre el río de la Vega en
Jaén, de veinte metros de luz y construido según el modelo en TT de la serie tercera. Un año
después vería terminado su famoso puente de Puerta de Hierro para la carretera de Madrid a
La Coruña. Constaba este de una palizada de acceso y de un tramo principal, un dintel de tres
tramos salvando una luz total de cincuenta metros, y resuelto con tablero de hormigón armado
sobre cuatro vigas de canto variable 510.
Figura 257. Puente de Puerta de Hierro. Madrid. 1934. Carlos Fernández Casado, ingeniero de caminos. En la Revista
de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Para la palizada de acceso Fernández Casado se decidió por “una estructura típica de
hormigón armado, losa continua sobre columnas”, diseñada con las más avanzadas teorías de
cálculo de la época. Las columnas, de sección circular se remataban con capiteles
troncocónicos para ampliar la superficie de apoyo de la losa511.
Figura 258. Puente de Puerta de Hierro. Armaduras de las columnas en la palizada de acceso. Madrid. 1934. Carlos
Fernández Casado, ingeniero de caminos. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de
Caminos, Canales y Puertos.
A Francisco Martín Gil se le conoce principalmente por el viaducto sobre el río Esla que
lleva su nombre. No obstante, la parte fundamental de su obra la llevó a cabo en la provincia de
Málaga. Hacia 1930 pasó a la jefatura de Puentes y Cimentaciones del Estado, desde donde
proyectó el famoso viaducto y un puente sobre el río Guadalhorce en Pizarra (Málaga)512. Los
trabajos de construcción comenzarían bajo su dirección, pero no podría culminarlos por su
repentino fallecimiento, ocurrido en 1933.
Asumiría entonces la tarea de ejecutar las obras otro destacado ingeniero de caminos
del 27, César Villalba Granda. Para descimbrar y corregir las flechas de este arco de 50 metros
de luz se siguió el método de Freyssinet, que se basaba en la utilización de gatos hidráulicos
en el arco513.
En los años anteriores César Villalba se había revelado como un gran especialista en
puentes arco de hormigón armado. Suyos son dos grandes puentes sobre el Guadiana: el de
Villanueva de la Serena, puesto en servicio en 1932514 y el de Lobón, de 538 m de longitud,
inaugurado en 1934515. También proyectó y construyó un puente sobre el río Tajo en Alarza,
formado por un arco central de 70 m de luz y dos tramos laterales rectos, también de hormigón
armado de 20m de luz. Hasta la construcción del Viaducto de Martin Gil fue el puente arco de
hormigón armado de mayor luz construido en España516. Después de la guerra, Cesar Villalba
construiría seguiría construyendo varios puentes importantes más, todos ellos con hormigón
armado.
Figura 259. Puente sobre el río Guadiana en Lobón. 1934. César Villalba Granda, ingeniero de caminos. En la Revista
de Obras Públicas. Biblioteca del Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Entre los arquitectos del 27 no fue sin embargo distintivo, como en el caso de los
ingenieros, la predilección por el hormigón armado. Lo que caracteriza al grupo de García
Mercadal, Rafael Bergamín, Luís Gutiérrez Soto, Luís Blanco Soler, Manuel Sánchez Arcas,
Martín Domínguez, Carlos Arniches Moltó y Casto Fernandez Shaw, es la superación de los
estilos tradicionales (eclecticismo y regionalismos) que llevaban dominando la arquitectura
española del primer tercio de siglo, para incorporarse a las nuevas corrientes racionalistas que
triunfaban por entonces en Europa. La obra principal de esta generación, realizada durante el
corto periodo que va desde 1927 a la Guerra Civil, comprende las más genuinas
manifestaciones de la Arquitectura Moderna en España.
Para la historia del hormigón armado una de las figuras más representativas es la de
Carlos Fernández-Shaw. Poco después de titularse como arquitecto (en 1919), entró a formar
parte de la Compañía Urbanizadora Metropolitana, donde proyectaría (junto con el también
notable arquitecto Julián Otamendi) los Edificios Titanic, otros de los primeros grandes
inmuebles de Madrid con estructura de entramados de pórticos de hormigón armado.
Figura 260. Edificios “Titanic” en un anuncio de cementos Asland. Madrid, 1925. Carlos Fernández-Shaw y Julián
Otamendi, arquitectos.
En 1922 proyectará, junto con el ingeniero Carlos Mendoza, las presas de El Carpio y
Pedro Abad, en la provincia de Córdoba. Con ellas comenzaría una extensa colaboración con
los ingenieros que, según el mismo reconocería, sería clave en la valoración de los problemas
estructurales dentro de la arquitectura como un camino fundamental para la renovación
arquitectónica517.
También era muy significativa “la torre de hormigón armado de trece metros y medio de
altura, colocada en uno de los extremos del pabellón y destinada a llamar la atención del
público”.
Figura 261. Gasolinera Porto Pi. Calle Alberto Aguilera Madrid, 1927 Casto Fernandez Shaw, arquitecto
Gran parte de los arquitectos racionalistas de los años treinta compartirían con
Fernández-Shaw ese empeño en dar más protagonismo a la estructura como parte esencial de
la obra de arquitectura. Esto impulsaría una estrecha colaboración entre arquitectos e
ingenieros en los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil, que daría el impulso
definitivo a la construcción con hormigón armado.
Así por ejemplo, Javier Ferrero Llusiá, que desde 1927 venía incorporando los nuevos
criterios racionalistas y funcionalistas a las instalaciones del Ayuntamiento de Madrid recurriría
en 1930 a Alfonso Peña Boeuf para diseñar la estructura del Mercado de Frutas y Verduras de
Madrid, “obra de gran importancia, edificada totalmente con hormigón armado”519. Continuaría
después esta línea con otras dos edificaciones singulares: la Imprenta Municipal(1933) y el
Mercado de Pescados (1934).
Figura 262. Mercado de Frutas y Verduras. Madrid, 1934. Javier Ferrero Llusiá, arquitecto, y Alfonso Peña Boeuf,
ingeniero de caminos.
En los años treinta el hormigón armado iría imponiéndose finalmente a las estructuras
metálicas, poco a poco relegadas a un papel secundario también en la arquitectura. Un buen
ejemplo de ello lo constituye el emblemático Edificio Carrión, “uno de los mejores edificios
madrileños de todos los tiempos y, sin duda, el más representativo del siglo XX”520.
Figura 263. Edificio Carrión (también llamado “Capitol”). Madrid.1931. Luís Martínez-Feduchi y Vicente Eced,
arquitectos.
Proyectado por los arquitectos Luís Martínez-Feduchi y Vicente Eced Eced en 1931, este
innovador edificio de servicios múltiples (hotel, cine, cafetería, apartamentos, oficinas) tenía
una estructura mixta, con partes metálicas y partes de hormigón armado. Entre estas destacan
las cuatro grandes vigas Vierendell de la cubierta de la sala de espectáculos. Con sus 31
metros de luz por 3,10 de altura fueron las mayores de Europa en su momento521.
Figura 264. Vigas Vierendell de la cubierta de la sala de espectáculos del edificio Carrión. Madrid. 1931. Luís Martínez-
Feduchi y Vicente Eced, arquitectos. En Arquitectura. Biblioteca Nacional de España.
Los años anteriores a la Guerra Civil serían también los de la irrupción del genial
ingeniero Eduardo Torroja, en muchos aspectos la figura más destacada de toda la generación.
En su obra, universalmente reconocida, se conjugan de forma admirable ingeniería y
arquitectura. Torroja, extraordinario investigador y teórico de la ciencia de la construcción, fue
sobre todo el gran maestro de las estructuras de hormigón armado, su material predilecto, el
único que le permitía “alcanzar el alto objetivo de expresividad del fenómeno resistente, donde
se funden el fenómeno tensional y el efecto estético (la máxima valoración de la función
resistente en la expresión estética) y, por supuesto, sin recurrir a ornamentos, donde la belleza
se basa en la racionalidad de la estructura, y todo ello sin apariencia alguna de penoso
esfuerzo ni de trabajada técnica, como si el límite de sus posibilidades estuviera más allá
todavía”522. Torroja cerraría definitivamente en España la etapa de desarrollo del hormigón
armado.
Cádiz, el puente de San Telmo en Sevilla, etc. Entre todas ellas sobresale el revolucionario
acueducto de Tempul sobre el río Guadalete, construido en 1926 para el abastecimiento de
agua de Jerez de la Frontera, que mostraba una solución estructural “propia ya del futuro
hormigón pretensado”523.
Figura 265. Acueducto de Tempul. Provincia de Cádiz.1926. Eduardo Torroja, ingeniero de caminos.
A finales de los años veinte formó su propia oficina técnica de estructuras, iniciando una
creadora y estimulante etapa de colaboración con diversos arquitectos que se prolongaría
hasta la Guerra Civil.
Impulsada directamente por el monarca, en 1927 se creaba por Real Decreto la Ciudad
Universitaria de Madrid, ambicioso programa que englobaba edificios, obras civiles y
urbanismo. Para proyectarla y gestionar su construcción se constituyó un gabinete técnico cuya
dirección se encargó al prestigioso arquitecto Modesto López Otero. Formaban parte del
gabinete, elegidos por López Otero, los arquitectos Miguel de los Santos, Manuel Sánchez
Arcas, Agustín Aguirre y Luís Lacasa. Blanco Soler y Bergamín realizarían colaboraciones
puntuales y a Torroja le fueron encomendados “las obras de ingeniería, viaductos, puentes y
cálculos especiales”524.
Entre las obras de ingeniería civil más importantes, el propio Torroja destacaría un gran
muro de contención de once metros de altura y más de cien de longitud en la Avenida
Universitaria; los viaductos de Quince Ojos, del Aire y de los deportes; y varios pasos inferiores
del tranvía (Fuente de las Damas, Estadio).
El Viaducto de Quince Ojos fue diseñado para que sus “líneas armonizasen con las del
muro de contención antedicho, cuya ornamentación proyectada por los arquitectos de la Ciudad
Universitaria, y todavía sin ejecutar, presenta multitud de perspectivas comunes con el
viaducto”. Con estos condicionamientos, Torroja apostó por el hormigón en masa para “salvar
la vaguada con una arcada múltiple de bastante masa compuesta por quince arcos de siete
metros de luz con pilas de 1,70 metros en sentido longitudinal, y tres arcos iguales en sentido
transversal con pilas centrales de 1,70 metros de anchura y las laterales de 6,80 para alcanzar
el total de 35,00 metros de anchura de la vía” 525.
Figura 266. Viaducto de Quince Ojos en la Ciudad Universitaria. Madrid, 1930. Eduardo Torroja, ingeniero de caminos.
El Viaducto del Aire se prestaba más a la solución clásica de arco, puesto que tenía su
emplazamiento “en uno de los valles más hermosos de la Ciudad, valle muy encajado y sobre
el cual la rasante pasa alta; para perturbar lo menos posible el paisaje, y por resultar una
solución muy apropiada estructuralmente, se voltearon dos arcos gemelos de 36 metros de luz
por 18 m de altura, sobre los que apoya la palizada que sostiene al tablero”526.
Figura 267. Viaducto del Aire en la Ciudad Universitaria. Madrid, 1930. Eduardo Torroja, ingeniero de caminos. En la
Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos Canales y Puertos.
Figura 268. Viaducto de los Deportes en la Ciudad Universitaria. Madrid, 1930. Eduardo Torroja, ingeniero de caminos.
En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos Canales y Puertos.
Figura 269. Facultad de Medicina de la Ciudad Universitaria, en construcción. Madrid, 1930. Modesto López Otero y
Miguel de los Santos, arquitectos. Eduardo Torroja, ingeniero de caminos.
Figura 270. Mercado de Algeciras (Cádiz), 1933. Manuel Sánchez Arcas, arquitecto, y Eduardo Torroja, ingeniero de
caminos.
Ese mismo año los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez recurrirían a Torroja
para diseñar las marquesinas del pabellón de párvulos del Instituto Escuela de Madrid, otra de
las obras esenciales del Movimiento Moderno en España.
Figura 271. Marquesinas del pabellón de párvulos del Instituto Escuela. Madrid, 1933. Carlos Arniches y Martín
Domínguez, arquitectos. Eduardo Torroja, ingeniero de caminos.
Figura 272. Configuración estructural de los graderíos y cubierta del Hipódromo de la Zarzuela. Madrid, 1933. Carlos
Arniches y Martín Domínguez, arquitectos. Eduardo Torroja, ingeniero de caminos
Culminaría Torroja sus colaboraciones con arquitectos con uno de los edificios más
emblemáticos de la arquitectura española del siglo XX, el Frontón Recoletos. Proyectado junto
con el también excepcional arquitecto Secundino Zuazo, era verdaderamente extraordinario. Su
cubierta, formada por la intersección de dos bóvedas de cañón paralelas, hechas con hormigón
armado, queda para la posteridad como “clarividente ejercicio de arquitectura-ingeniería”528.
Desgraciadamente, el Frontón tendría una vida efímera, teniendo que ser demolido poco
después de su inauguración (1935), al resultar muy afectado por los bombardeos de la
Guerra Civil.
Figura 273. Frontón Recoletos. Madrid, 1936. Secundino Zuazo, arquitecto, y Eduardo Torroja, ingeniero de caminos.
1
“Nota sobre la aplicación del cemento para la conservación de la madera debajo del agua de mar”, publicado en la
Revista de Obras Públicas, año I, número 5. Madrid, 1 de julio de 1853.
2
Uhagón, Félix: “De los efectos del agua de mar en los morteros hidráulicos y hormigones”, publicado en la Revista de
Obras Públicas, año II, nº 5, Madrid, abril de 1854.
3
Valdés, Nicolás: “Bóvedas de hormigón rebajadas y de aristas”, publicado en el Memorial de Ingenieros del Ejército,
tomo XIX. Madrid, 1864.
4
Sáez y Moya, Constantino: “Informe”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año VI, nº22. Madrid, 15 de
noviembre de 1858.
5
Rebolledo, José Antonio: Casas para obreros o económicas. Madrid, Imprenta de la viuda e hijos de Galiano, 1872.
p.p. 97-98.
6
Belmás, Mariano: Las construcciones económicas del sistema Belmás bajo los puntos de vista social, económico y
constructivo. Madrid, Imprenta y Esterotipia de Aibau y Cª, 1881.
7
González Regueral,Salustio: “Obras de puertos”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año XIII, número 14.
Madrid, 15 de julio de 1865.
8
González, F.:”Noticias Varias”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año XIV, número 2. Madrid, 15 de enero de
1866.
9
“Puerto de Barcelona”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año XIV, número 16. Madrid, 15 de agosto de
1866.
10
“Nota sobre el revestimiento de los diques de escollera con prismas de hormigón”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año XX, número 2. Madrid, 31 de enero de 1872.
11
Pelayo y Gómiz, Eduardo: Experimentos sobre la resistencia y comparación económica de los cementos españoles y
extranjeros en el Dique de Carena construido en la bahía de Cádiz por la empresa de vapores y correos trasatlánticos
A. López y Cia. Barcelona, Imprenta Peninsular de Mariol y López, 1884.
12
Valdés, Julio: “Puerto de Barcelona. Estudio teórico y práctico de los bloques huecos propuestos para la construcción
de nuevos muelles”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año XXXV, número 24. Madrid, 30 de enero de 1887.
13
García Morón, José: “Memoria sobre el progreso de las obras del Puerto de Manila”, publicado en la Revista de
Obras Públicas, año XXXVII, número 23. Madrid, 15 de diciembre de 1889.
14
Churruca, Evaristo: “Memoria que manifiesta el estado y progreso de las obras de mejora de la ría de Bilbao durante
el año económico de 1890 a 1891”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año XL, número 14. Madrid, 30 de julio
de 1892.
15
Martínez, Félix: “El puerto de Cartagena, en 30 de junio de 1896”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año
XLIV, número 1120. Madrid, 11 de marzo de 1897.
16
González, F.:”Noticias varias”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año XIII, número 23. Madrid, 1 de
diciembre de 1865.
17
“Memoria relativa a los arcos de hormigón hidráulico construidos en la carretera de primer orden de Soria a Logroño”,
publicado en la Revista de Obras Públicas, año XV, número 2. Madrid, 15 de enero de 1867.
18
Landa Setién, Pascual: “Memoria sobre la reconstrucción del puente de Luchana”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año XXV, número 11. Madrid, 1 de junio de 1877.
19
Manso de Zúñiga, José: “Proyecto de modificación del puente sobre el río Calamantio en el trozo 3ª de la carretera
er
de3 orden de Lerma a Venta de la Estrella por Salas de los Infantes, Anguiano y Nájera”. 1881. Archivo General de la
Administración, Fondo de Obras Públicas, legajo 21382.
20
Uhagón, Recaredo: Proyecto de Saneamiento General de Valladolid. Memoria descriptiva. Valladolid,
Establecimiento tipográfico de F. Santarén, 1890. p 125-134, 206-225, 250-264.
21
Rodríguez de Quijano y Arroquia, Ángel: “La fortificación en 1867”. Monografía publicada en el Memorial de
ingenieros del Ejército. Madrid, 1868.
22
Marvá y Mayer, José: “Noticia de algunas baterías de costa construidas durante el año 1896”, publicado en Memorial
de ingenieros del Ejército. Madrid, 1897.
23
Bassegoda Nonell, Juan: Aproximación a Gaudí. Madrid, Doce Calles, 1992.
24
“Mampostería que resiste a esfuerzos de extensión”, publicado en El Cemento Armado, año I, nº 11. Madrid, 30 de
noviembre de 1901.
25
Catálogo y nota de precios de las construcciones Sistema Monier. Barcelona, Litotipografía de L. Tasso.1895. p. 22.
26
Homdedeu, Lluis:”Macià i l’esperit de progrès”, publicado en La Sitja, revista local de Puigverd de Lleida, enero
de1996.
27
“Depósitos para agua. Precios”. Publicado en El Cemento Armado, año I, nº 4. Madrid, 30 de abril de 1901
28
Patente de invención 19962. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
29
Patente de 27 de agosto de 1884 (nº 4433) relativa a unos “Perfeccionamientos introducidos en las traviesas de
ferro-carriles, aplicables a los travesaños para formar recipientes de todas clases y a las construcciones en general de
hierro y cemento, por D. José Monier, constructor de París”. Y adición de 5 de agosto de 1886, registrada con el nº
6156. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas
30
Catálogo y nota de precios de las construcciones Sistema Monier. Obra citada. p. p. 19-25.
31
“Preguntas y Respuestas”, publicado en El Cemento Armado, año I, número 9. Madrid, septiembre de 1901.
32
Proyecto de reparación del depósito Municipal de Mieres. 1899. Archivo Municipal de Mieres.
33
E.C.i.C.:”D. Claudi Durán”, publicado en el Anuario de la Asociación de Arquitectos de Cataluña. Barcelona, 1926.
34
Ribera, J.E.: “Revestimientos de canales y depósitos con camisas de cemento armado”, publicado en El Cemento
Armado, año I, número 12. Madrid, 31 de diciembre de 1901.
35
Rodríguez Carril, José: “España. Cemento Armado”, publicado en El Cemento Armado, año I, nº 8. Madrid, 31 de
agosto de 1901.
36
“Construcciones sistema Monier. Balsas depuradoras y depósitos para melazas”, publicado en Arquitectura y
Construcción, año VI, número 123. Barcelona, octubre de 1902.
37
Anuncio publicado en el Anuario de Arquitectos de Cataluña de1906.
38
Carta de Daniel de Basaldúa, contratista de la obra, enviada en noviembre de 1906 al Ayuntamiento de Orduña y a la
Junta del Monumento reclamando el pago de la liquidación. Archivo Municipal de Orduña.
39
“Excursión a San Sadurní de Noya”, publicado en el Anuario de Arquitectos de Cataluña. Barcelona, 1910.
40
Bassegoda Nonell, Juan: Aproximación a Gaudí. Madrid, Doce Calles, 1992.
41
Expediente conservado en el Archivo de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
42
Gallego Ramos, Eduardo: Cemento armado. Estudios y tanteos. Madrid, Establecimiento de A. Marzo, 1918.
43
V.V. A.A.: Cents ans du béton armé. París, Science & Industrie, 1949. p. 73
44
Ribera, José Eugenio:”En mi última lección, establezco mi balance profesional”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año LXXXIX, nº 2582. Madrid, 1 de octubre de 1931.
45
Puentes de hierro económicos, muelles y faros sobre palizadas y pilotes metálicos, publicado en 1895.
46
El Proyecto de abastecimiento de agua a la Villa de Mieres, redactado por Ribera en 1895, se conserva en el Archivo
Municipal de Mieres.
47
Todos los proyectos con sus respectivas liquidaciones se conservan en el Archivo Municipal de Mieres
48
Ribera, J.E:: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Madrid, Imprenta de Ricardo Rojas, 1902. p.XIII.
49
Ribera, J.E:: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Obra citada, p.43.
50
Ribera, JE.: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Obra citada, p.XIV.
51
Ribera, J.E.: “Puente de 50 metros de luz de hormigón articulado en Las Sesgadas (Asturias)”, publicado en la
Revista de Obras Públicas, año XLVIII, nº 1335. Madrid, 25 de abril de 1901.
52
“Nuestros colaboradores: José Eugenio Ribera”, publicado en El Cemento Armado, año I, número 6. Madrid, 30 de
junio de 1901.
53
Ribera, J.E.: Prólogo al libro de Luengo y González, Cementos Armados. Madrid, 1900.p. III
54
Carta de Hennebique a J. Septon dando cuenta de su encuentro con Ribera. Citada por Gwenaël Delhumeau en
L’invention du béton armé. Hennebique 1890-1914. París, Norma Editions, 1999. p.125
55
Ribera, J.E.: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Obra citada, p. 60
56
Anteproyecto y proyecto de carretera de segundo orden de Santa Rosa, del arquitecto A. Suardiaz Valdés. 1897-98.
Se conserva en el Archivo Municipal de Mieres.
57
Liquidación de las obras del Segundo Tramo de la carretera de Santa Rosa. Se conserva en el Archivo Municipal de
Mieres.
58
“Un puente de hormigón armado”, en la Revista de Obras Públicas. Año XLVI, número 1262. Madrid, 30 de
noviembre de 1899.
59
Ribera, J.E.: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Obra citada, p. 63.
60
Consta en la Memoria de la construcción de la nueva cárcel de Oviedo, escrita por el arquitecto Nicolás García
Rivero en 1905. Se conserva en el Archivo Histórico de Asturias.
61
Ribera, José Eugenio: “El hormigón armado”, en la Revista de Obras Públicas, año XLV, nº 1188. Madrid, 30 de junio
de 1898.
62
Ribera, J.E.: “Pintura de los hierros con Portland”, en la Revista de Obras Públicas, año XLV, nº 1177. Madrid, 14 de
abril de 1898.
63
Ribera, J.E.: “El depósito de hormigón armado de Llanes”, en la Revista de Obras Públicas, año XLVIII, nº 1357.
Madrid, 26 de septiembre de 1901.
64
Archivo Municipal de Llanes.
65
Según la relación de agentes y concesionarios de Hennebique que figura en el nº 16 (septiembre de 1899) de Le
Béton Armé.
66
“Troisième Congrès du Béton de Ciment Armé. Toast de Monsieur Ribera”, publicado en Le Béton Armé, nº 9.
Rennes, 10 de febrero de 1899.
67
Ribera, José Eugenio.: Prólogo al libro de Luengo y González, Cementos Armados. Madrid, 1900. p. III
68
Proyecto de camino de Valdecuna a Villamartín. 1899. Archivo Municipal de Mieres.
69
Archivo Municipal de Mieres.
70
Archivo Municipal de Mieres.
71
Ribera, José Eugenio:”En mi última lección, establezco mi balance profesional”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año LXXXIX, nº 2582. Madrid, 1 de octubre de 1931.
72
Ribera, José Eugenio: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Madrid, 1901. p.31
73
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Madrid, Imprenta alemana, 1907. p. p. 30-31
74
Ribera, José Eugenio: Construcciones modernas de hormigón armado. Conferencia en el Ateneo. Madrid, 1903.
75
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Obra citada, p. 56.
76
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Obra citada, p. 59.
77
Ribera, José Eugenio: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Madrid, 1901. p. p. 28-30.
78
Ribera, José Eugenio: “Depósitos y tuberías de hormigón armado”, en La Construcción Moderna. Año LII, número 5,
15 de marzo de 1905.
79
Mújica, Gregorio de: Monografía Histórica de la Villa de Eibar. Eibar(Guipúzcoa), Ayuntamiento de Eibar, 1990.p.350.
80
Ribera, José Eugenio: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Madrid, 1901. p.45
81
Ribera, José Eugenio: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Madrid, 1901. p.48
82
“Proyecto de tramo de hormigón armado para el paso superior de Los Prados, kilómetro 407+37,40 de la Línea de
Albacete a Cartagena”. Archivo Histórico de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles
83
Rodríguez Carril, José: “Puente de hormigón armado en Cieza (Murcia)”, publicado en El Cemento Armado, año I,
número 4. Madrid, 30 de abril de 1901
84
Acta de las pruebas de resistencia del tramo de hormigón armado construido en el paso superior de Sierra km
343+072 de la línea de Albacete a Cartagena. Archivo Histórico de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
85
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Obra citada, p. p. 37-38.
86
Carta de J.A. Calleja, ingeniero jefe de Vías y Obras al director de la Compañía MZA. 2 de agosto de 1899. Archivo
Histórico de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
87
Rodríguez Carril, José: “Estación del ferrocarril en Huete (Cuenca)”, publicado en El Cemento Armado, año I,
número 6. Madrid, 30 de junio de 1901
88
Ribera, José Eugenio: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Madrid, 1901. p.3
89
Carta de Ribera a Hennebique de 21 de mayo de 1901, citada por Gwenaël Delhumeau en L’invention du béton
armé. Hennebique 1890-1914. p.157.
90
Patente de invención para un Procedimiento de construcción nuevo y propio aplicable a pisos, bóvedas y pilares de
hormigón armado. Archivo histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas. Expediente nº 28287. 31 de julio de
1901.
91
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Obra citada. p. p. 68-75.
92
Ribera, José Eugenio: “Decoración del cemento armado”, artículo publicado en El Cemento Armado, año III, nº 1.
Madrid, enero de 1903
93
Martín Ramos, Ángel: La construcción de Tolosa. Bilbao, Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro, 1993.
94
Proyecto de reforma y reparación del puente de la Fandería en la Villa de Rentería. 1902. Ramón Cortázar,
arquitecto. Archivo del Ayuntamiento de Errentería.
95
Ribera, José Eugenio: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras. Madrid, 1902. p. 65
96
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Obra citada, p.p. 34-38.
97
Ribera, José Eugenio: Puentes de hormigón armado. Madrid, Establecimiento tipográfico Hijos de J.A. García,1903.
98
“Procedimiento de construcción propio y nuevo, aplicable a puentes y bóvedas de hormigón armado”. Patente de
invención nº 29936. Junio de 1902. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
99
Ribera, José Eugenio: “Puentes de hormigón armado. Descripción y cálculo de los tramos y pilares del puente de
Mieres”. En la Revista de Obras Públicas. Año XLIX. Madrid,13 de noviembre de 1902
100
Ribera, José Eugenio: “Puentes de hormigón armado. Puente en arco de 30 metros de luz en Golbardo
(Santander)”. En la Revista de Obras Públicas. Año XLIX. Madrid, 18 de diciembre de 1902.
101
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Obra citada. p. 32
102
Gálvez-Cañero, A: “Sociedad Anónima Hidroeléctrica del Chorro. Descripción de sus instalaciones”, publicado en
Ingeniería. Año I, número 2. Madrid, 20 de abril de 1905.
103
Ribera, José Eugenio: “Puente monumental en San Sebastián”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Madrid,
15 de septiembre de 1904.
104
Ribera, José Eugenio: “Las obras del puente de San Sebastián”, artículo publicado en la Revista de Obras Públicas.
Año LIII. Madrid, 19 de enero de 1905.
105
“El Canal de Aragón y Cataluña”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LIV, número 1588. Madrid, 1 de
marzo de 1906.
106
“Los concursos de hormigón armado en 1903”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LII, número 1492.
Madrid, 28 de abril de 1904.
107
Ribera, José Eugenio:”Depósitos y tuberías de hormigón armado”, publicado en La Construcción Moderna, año III,
nº5. Madrid, 15 de marzo de 1905.
108
Luiña, Mariano: “Sifón de hormigón armado sobre el río Sosa y barranco de Ribabona”, publicado en la Revista de
Obras Públicas. Año LIV, número 1588. Madrid, 1 de marzo de 1906.
109
Gaceta de Madrid, número 347, 13 de diciembre de 1901
110
Ribera, José Eugenio: “Cubiertas para depósitos de agua de hormigón armado, sistema Ribera”. Artículo publicado
en El Cemento Armado, año III, nº 3. Madrid, marzo de 1903
111
“Canal de Isabel II. Concurso para la cubierta y pilares del Tercer Depósito”, artículo publicado en la Revista de
Obras Públicas. Año LI, número 1444. Madrid, 28 de mayo de 1903.
112
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Obra citada. p.7.
113
“El Canal de Aragón y Cataluña”, artículo publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LIV, número 1444.
Madrid, 28 de mayo de 1903.
114
López Sandino, R.: “El puente del Sosa en el Canal de Aragón y Cataluña”, publicado en la Revista de Obras
Públicas. Año LIII, número 1550. Madrid, 8 de junio de 1905.
115
López Sandino, Rafael: “Canal de Aragón y Cataluña. Puente del Sosa” publicado en la Revista de Obras Públicas.
Año LII, número 1499. Madrid, 20 de mayo de 1904.
116
“Canal de Aragón y Cataluña”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LIV, número 1804. Madrid, 21 de
abril de 1910.
117
Ribera, José Eugenio: “El sifón de Albelda”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LVIII, número 1804.
Madrid, 21 de abril de 1910.
118
“Sifón de Albelda (obra de cemento armado sistema Ribera)”, artículo publicado en la Revista de Obras Públicas.
Año LVII, número 1745. Madrid, 4 de marzo de 1909.
119
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Obra citada. p. p. 37-39.
120
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Obra citada. p. p. 29-31.
121
“Viaducto de Villafranca del Bierzo”, artículo publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LVI, número 1731.
Madrid, 26 de noviembre de 1908.
122
Fernández Arroyo, Juan José: “Viaducto de Alfonso XIII en el Barranco Hondo (Canarias)”, publicado en la Revista
de Obras Públicas. Año LVII, número 1757. Madrid, 27 de mayo de 1909.
123
“Puente de Valencia de Don Juan de hormigón armado sistema Ribera”, artículo publicado en Arquitectura y
Construcción. Año XIV, nº 212. Barcelona, marzo de 1910.
124
José Eugenio Ribera:”Puente de la isla de Cortegada”, artículo publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LIV,
número 1684. Madrid, 2 de enero de 1908.
125
Ribera, José Eugenio: “El puente Victoria en Madrid”, en la Revista de Obras Públicas. Año LVIII, número 1807.
Madrid, 12 de mayo de 1910.
126
Gallego, Eduardo: “El hormigón armado y la construcción en Madrid”, en La Construcción Moderna. Año XI, número
4. Madrid, 28 de febrero de 1913.
127
Bellido, Luís: Proyecto de matadero y mercado de ganados de Madrid. Madrid, Imprenta Municipal, 1910.p.135.
128
Lasso de la Vega Zamora, Miguel; Rivas Quinzanos, Pilar y Sanz Hernando, Alberto: Memoria histórica para el
proyecto de rehabilitación del antiguo Matadero Municipal de Madrid. Servicio Histórico del Colegio Oficial de
Arquitectos de Madrid. Enero de 2005.
129
“Información. Puente sobre el Jarama”, artículo publicado en Madrid Científico, año XVII, número 656. Madrid, 30 de
enero de 1910
130
“Información industrial. Noticias. La casa J. Eugenio Ribera y Cia en la Exposición de Buenos Aires”, en Ingeniería,
año VII, nº 226. Madrid, 10 de julio de 1911.
131
Ribera, José Eugenio:”Puente colgado sobre el río Ebro en Amposta, Tarragona”, en la Revista de Obras Públicas.
Año LXII, número 2040. Madrid, 29 de octubre de 1914.
132
Ribera, José Eugenio:”Puente viaducto de Requejo sobre el Duero, en Pino, Zamora”, en la Revista de Obras
Públicas. Año LXII, número 2035. Madrid, 24 de septiembre de 1914.
133
Varios autores: José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos, 1864-1936. Catálogo de la exposición celebrada en el
Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en junio de 1982.Madrid, CICCP, 1982.
134
Ribera, José Eugenio: Puentes de Fábrica y de Hormigón Armado. Tomo IV: Puentes de hormigón armado y obras
especiales. Madrid, Rivadeneyra, 1932 .p.p. 25-26
135
Gallego Ramos, Eduardo: “Notas donostiarras”, en La Construcción Moderna. Año XV, número 18. Madrid, 30 de
septiembre de 1917.
136
Gallego, Eduardo: “Aplicaciones prácticas. El cemento armado en España”, en La Construcción Moderna. Año VIII,
número 15. Madrid, 15 de agosto de 1910.
137
Bravo Nieto, Antonio: Arquitectura y urbanismo español en el norte de Marruecos. Sevilla, Junta de Andalucía,
Consejería de Obras Públicas y Transportes, 2000.p.p. 143.
138
Becerra, Manuel: “Obras Públicas en Marruecos”, en la Revista de Obras Públicas, año LXV, número 2187. Madrid,
23 de agosto de 1917.
139
Ribera, José Eugenio:”Faro de hormigón armado en Larache”, en la Revista de Obras Públicas. Año LXXXIII,
número 2667. Madrid, 15 de abril de 1935.
140
Ribera, José Eugenio: “El ferrocarril de Tánger a Alcazar”, en la Revista de Obras Públicas. Año LXIII, número
2053. Madrid, 2 de enero de 1915.
141
Ribera, José Eugenio: “Edificios de hormigón armado en el ferrocarril de Tánger a Fez”, en la Revista de Obras
Públicas. Año LXXIII, número 2440. Madrid, 1 de noviembre de 1925.
142
“Movimiento del personal técnico”, en La Construcción Moderna. Año XVI, número 15. Madrid, 15 de agosto de
1918.
143
Ribera, José Eugenio: “Modelos oficiales de puentes en arco para carreteras y caminos vecinales”, en la Revista de
Obras Públicas. Año LXXI, número 2394. Madrid, 1 de diciembre de 1923.
144
Zafra, Juan Manuel de: Construcciones de hormigón armado. Madrid, Imprenta de V. Tordesillas, 1911. p.5.
145
Delhumeau, Gwenaël: L’invention du béton armé. Hennebique 1890-1914. París, Norma Editions, 1999.
146
“Revista extranjera. Las construcciones de cemento armado, sistema Hennebique”, en la Revista de Obras Públicas.
Año XLIV, número 1114. Madrid, 28 de enero de1897.
147
Patente de invención por “mejoras en la construcción de vigas, viguetas y tablones de betún reforzado”. Expediente
nº 22304. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas. 1898.
148
Seco de la Garza, Ricardo: Construcciones de hormigón de cemento armado sistema Hennebique privilegiado.
Madrid, Imprenta de Hernando y Cia, 1898.
149
Le Beton Armé, nº 26, agosto de 1900.
150
Le Béton Armé, nº 36,mayo de 1901.
151
Le Béton Armé, nº 37, junio de 1901
152
“Nuestros colaboradores”, en El Cemento Armado. Año I, nº 2, febrero de 1901.
153
Le Beton Armé, nº 16, septiembre de 1899.
154
Le Beton Armé, nº 26, julio de 1900.
155
Le Beton Armé, nº 28, septiembre de 1900.
156
Luengo Carrascal, Juan y González e Irún, Antonio: Cementos armados. Madrid, Librería editorial de Bailly Baillière
e hijos, 1900.
157
Le Beton Armé, nº 23, abril de 1900.
158
Según se desprende de la correspondencia entre Grimal y Hennebique citada por Gwenaël Delhumeau en
L’invention du béton armé, p.p. 157-158.
159
Le Beton Armé, nº 26, julio de 1900.
160
Le Beton Armé, nº 31, diciembre de 1900.
161
Le Beton Armé, nº 32, enero de 1901.
162
Le Beton Armé, nº 40, septiembre de 1901.
163
Le Beton Armé, nº 36, mayo de 1901.
164
Le Beton Armé, nº 37, junio de 1901.
165
Le Beton Armé, nº 38, julio de 1901.
166
Le Béton Armé, nº 39, agosto de 1901.
167
Le Beton Armé, nº 31, diciembre de 1900.
168
J. Cárcamo y J. Rosell: La fábrica Ceres de Bilbao. Los orígenes del hormigón armado y su introducción en Bizkaia.
pp.92-93.
169
Fort y Barrenechea, Domingo: “Ventajas de las construcciones de cemento armado”, artículo publicado en El
Cemento Armado, año I, nº 8. Madrid, agosto de 1901.
170
Le Béton Armé, nº 37, junio de 1901.
171
Le Béton Armé, nº 39, agosto de 1901.
172
Le Béton Armé, nº 34, enero de 1901.
173
Ribera, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Obra citada, p.52.
174
Rebollo, Gabriel: “Construcciones de hormigón armado sistema Hennebique. Fábrica de harinas La Ceres, Bilbao”,
artículo publicado en la Revista de Obras Públicas. Año XLVIII, número 1340. Madrid, 30 de mayo de 1901.
175
Grotta, Ramón: “Resistencia al fuego de las construcciones de cemento armado sistema Hennebique”, artículo
publicado en la Revista de Obras Públicas. Año XLVII, número 1269. Madrid, 18 de enero de 1900.
176
“Construcciones de hormigón armado”, artículo publicado en la Revista de Obras Públicas. Año XLVII, número
1294. Madrid, 12 de julio de 1900.
177
Sáiz, A.: “El sistema Hennebique”, artículo publicado en El Cemento Armado, año I, nº 3. Madrid, marzo de 1901.
178
En la pasarela figura la inscripción “La Giralda. 1900”
179
Martínez, J.: Étude sur les constructions en béton de ciment armé, système Hennbique breveté. París, 1896.
180
“Necrologie de J.P. Martínez”, publicado en Le Béton Armé, nº 70. Rennes, marzo de 1904.
181
Hernández Rubio, Francisco: Consideraciones sobre el hormigón armado. Conferencia dada en la noche del 13 de
marzo de 1901. Jerez, Imprenta de “El Guadalete”, 1901.
182
Ortega, Guillermo: “El Hospital San José, de Cádiz”, en La Construcción Moderna. Año II, número 4. Madrid, 29 de
febrero de 1904.
183
Martínez, J.: “Epreuves de résistance de terrasses en béton de ciment armé construites à l’Hopital Mora en systeme
Hennebique”, publicado en Le Béton Armé, nº 47. Rennes, abril de 1902
184
Martínez y Ruíz de Azúa, Enrique:”Hormigón de cemento armado”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año
XLVIII, número 1364. Madrid, 14 de noviembre de 1901.
185
“Necrologie de J.P. Martínez”, publicado en Le Béton Armé, nº 70. Rennes, marzo de 1904.
186
Le Béton Armé, nº 40, septiembre de 1901.
187
Le Béton Armé, nº 42, noviembre de 1901.
188
Le Béton Armé, nº 39, agosto de 1901.
189
Le Béton Armé, nº 40, septiembre de 1901.
190
Le Béton Armé, nº 43, diciembre de 1901.
191
Le Béton Armé, nº 39, agosto de 1901.
192
Le Béton Armé, nº 41, octubre de 1901.
193
Le Béton Armé, nº 54, noviembre de 1902.
194
Le Béton Armé, nº 48, mayo de 1902.
195
Expediente de la Fábrica de Harinas construida en El Repilado, aldea de Jabugo. Archivo Municipal de Jabugo,
legajo 959.
196
Le Béton Armé, nº 51, agosto de 1902.
197
Le Béton Armé, nº 52, septiembre de 1902.
198
Rebollo, Gabriel:”Construcciones en hormigón armado sistema Hennebique”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año XLVIII, número 1340. Madrid, 30 de mayo de 1901.
199
Le Béton Armé, nº 39, agosto de 1901.
200
Le Béton Armé, nº 48, mayo de 1902.
201
Le Béton Armé, nº 38, julio de 1901.
202
Le Béton Armé, nº 47, abril de 1902.
203
Le Béton Armé, nº 49, junio de 1902.
204
Le Béton Armé, nº 46, marzo de 1902.
205
Le Béton Armé, nº 49, junio de 1902.
206
González Irún, A. y Luengo Carrascal, J.: Cementos armados. Madrid, Bailly-Baillière e hijos, 1900. p.p. 234-235.
207
Le Béton Armé, nº 44, enero de 1902.
208
“Depósitos de agua en España”, artículo publicado en El Cemento Armado, año II, nº 6. Madrid, junio de 1901.
209
Joaquín Cárcamo y Jaume Rosell: La fábrica Ceres de Bilbao. Los orígenes del hormigón armado y su introducción
en Bizkaia. p.92.
210
Le Béton Armé, nº 34, marzo de 1901.
211
Le Béton Armé, nº 34, marzo de 1901.
212
Le Béton Armé, nº 36, mayo de 1901.
213
Le Béton Armé, nº 39, agosto de 1901.
214
Le Béton Armé, nº 48, mayo de 1902.
215
Le Béton Armé, nº 55, diciembre de 1902.
216
Le Béton Armé, nº 54, noviembre de 1902.
217
Le Béton Armé, nº 49, junio de 1902.
218
Le Béton Armé, nº 59, abril de 1903.
219
Le Béton Armé, nº 50, julio de 1902
220
Le Béton Armé, nº 46, marzo de 1902.
221
Relación general de trabajos de la Casa Hennebique en 1906. Addenda a Le Béton Armé, enero de 1907.
222
Salaverría, Miguel: Construcciones en hormigón armado a prueba de incendios, sistema Hennebique privilegiado.
San Sebastián, 1908.
223
Le Béton Armé, relación de trabajos de la empresa Hennebique realizados en 1906. Rennes, diciembre de 1906.
224
Le Béton Armé, nº 41, octubre de 1901.
225
Relación general de trabajos de la Casa Hennebique en 1906. Addenda a Le Béton Armé, enero de 1907.
226
Salaverría, Miguel: Construcciones en hormigón armado a prueba de incendios, sistema Hennebique privilegiado.
Obra citada.
227
Salaverría, Miguel:Le Béton Armé dans le Nord de l’Espagne”, artículo publicado en Le Béton Armé, nº 142. Rennes,
marzo de 1910.
228
Le Béton Armé, nº 177, febrero de 1913.
229
Carta de Gabriel Gouyand al ingeniero jefe de Vías y Obras de la Cia. de Ferrocarriles de Madrid a Cáceres y
Portugal, con ocasión del concurso para un paso superior en Getafe. 25 de junio de 1914.
230
“Al lector”, publicado en El Cemento Armado, año I, número 1. Madrid, 31 de enero de 1901.
231
Sáiz, A: “Construcciones de cemento armado. Conferencias de nuestro director en el Ateneo Instructivo del Obrero
de Guadalajara”, publicado en El Cemento Armado, año I, número 4. Madrid, 30 de abril de 1901.
232
Barutell, Carlos: “El sistema Unciti”, publicado en El Cemento Armado, año III, número 6. Madrid, junio de 1903.
233
“Pilotes de cemento armado”, publicado en El Cemento Armado, año I, número 4. Madrid, 30 de abril de 1901.
234
Sáiz, A: “Cubierta de cemento armado del almacén-depósito de tabacos de Santander”, publicado en El Cemento
Armado, año I, número 8. Madrid, 31 de agosto de 1901.
235
Martinez Unciti, Ricardo: “Placas de fundación de cemento armado sistema Unciti para dos motores de 50 y 100
caballos respectivamente”, publicado en El Cemento Armado, año II, número 8. Madrid, 31 de agosto de 1902.
236
Todos los expedientes se conservan en el Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
237
“Información. El sistema Unciti”, artículo publicado en El Cemento Armado, año III, número 6. Madrid, junio de 1903.
238
“Cemento armado sistema Unciti”, artículo publicado en La Ciudad Lineal, año VII, número 165. Madrid, 10 de junio
de 1903.
239
La Ciudad Lineal, nº 184, 20 de diciembre de 1903.
240
Seco de la Garza, Ricardo: “La verdad en los precios del cemento armado”, publicado en El Cemento Armado, año
III, número 11. Madrid, noviembre de 1903.
241
Palacio, Alberto de: Le Ciment Armé système Unciti”. Madrid, Imprenta de Ricardo Rojas, 1904.
242
“Advertencia a los suscriptores”, publicada en El Cemento Armado, año IV, nº6. Madrid, junio de 1904.
243
Patente de invención nº 28633. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
244
Ribera, José Eugenio: “Comparación entre los cementos Portland y los de escoria (Laitiers)”, publicado en la
Revista de Obras Públicas, año XLVI, número 1241. Madrid, 6 de julio de 1899.
245
Le Béton Armé, nº 32, enero de 1901.
246
“El sistema Blanc (La Poutre Dalle)”, publicado en El Cemento Armado, año I, número 12. Madrid, 31 de diciembre
de 1901.
247
“El sistema Blanc (La Poutre Dalle)”, publicado en El Cemento Armado, año I, número 12. Madrid, 31 de diciembre
de 1901.
248
“La poutre-dalle, sistema Blanc”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año L, número 1389. Madrid, 8 de
mayo de 1902.
249
Blanc, Joseph: Nota sobre las construcciones de hormigón armado La Poutre Dalle-Sistema Blanc privilegiado.
Bilbao, Imprenta y Encuadernación de Antonio Apellaniz, 1902.
250
Repullés, Enrique:”Actualidades”, publicado en Arquitectura y Construcción, año VI, número 121. Barcelona, agosto
de 1902.
251
El Hormigón Armado, nº 33, cuarto trimestre de 1906.
252
“Canal de Isabel II. Concurso para la cubierta y pilares de Tercer Depósito”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año LI, número 1444. Madrid, 28 de mayo de 1903.
253
Carta del secretario de la Compañía Anónima del Hormigón Armado al alcalde de Torrelavega, fechada en 6 de
diciembre de 1902. Se conserva en el Archivo Municipal de Torrelavega.
254
Acta de recepción del “Puente Encarnado” sobre el tramo sur del Esgueva. 1903. Archivo Municipal de Valladolid,
legajo CH 344-6.
255
Carta de Juan Agapito, arquitecto municipal de Valladolid, a la comisión de Obras. 18 de febrero de 1903. Archivo
Municipal de Valladolid. Legajo 730-23.
256
“Lo que son los concursos en España”, publicado en La Construcción Moderna, año II, nº 15. Madrid, 15 de agosto
de 1904.
257
Publicado en la Gaceta de Madrid, número 295, 23 de octubre de 1904.
258
“El concurso del Ayuntamiento de Madrid para el empleo del cemento armado”, publicado en La Construcción
Moderna, año II, nº 22, Madrid, 30 de noviembre de 1904.
259
Proyecto de azoteas de hormigón armado para cubierta de los pabellones laterales del edificio de viajeros de la
Estación de Cartagena .Archivo de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
260
Proyecto de pisos y terraza de hormigón armado de la Estación de Granada. Archivo de la Fundación de los
Ferrocarriles Españoles.
261
El Hormigón Armado, nº 33, cuarto trimestre de 1906.
262
El Hormigón Armado, nº 32, tercer trimestre de 1906.
263
“Crónica e información. Depósito de agua para la Cooperativa eléctrica de Bilbao”, publicado en La Construcción
Moderna, año III, nº 1, Madrid, 15 de enero de 1905.
264
“Casa para los servicios de la barra del Puerto de Huelva”, publicado en El Hormigón Armado, año quinto, número
33, cuarto trimestre de 1906.
265
“Las nuevas escuelas municipales de Bilbao”, publicado en La Construcción Moderna, año III, nº 18, Madrid, 30 de
septiembre de 1905.
266
“Nuevo lavadero modelo de Bilbao”, publicado en El Hormigón Armado, año quinto, nº 32, tercer trimestre de 1906.
267
“Crónica e información. Obras de cemento armado en Bilbao”, publicado en La Construcción Moderna, año IV, nº 3.
Madrid, 15 de febrero de 1906.
268
“La Alhóndiga Central de Bilbao”, publicado en El Hormigón Armado, año quinto, nº 32, tercer trimestre de 1906.
269
“Acta de los ensayos de resistencia de la cubierta del almacén de la Papelera Española, en la fábrica de Rentería”,
publicado en El Hormigón Armado, año sexto, nº 36, tercer trimestre de 1907.
270
“Compañías constructoras españolas. Desarrollo del cemento armado en España”, publicado en La Construcción
Moderna, año V, nº 2. Madrid, 30 de enero de 1907.
271
El Hormigón Armado, nº 35, año sexto, segundo trimestre de 1907.
272
“Crónica e información. Société Générale des Ciments Portland de Sestao”, publicado en La Construcción Moderna,
año V, nº 12. Madrid, 30 de junio de 1907.
273
“La fábrica de la Cristalera Española en Arija”, publicado en El Hormigón Armado, año sexto, nº 37, cuarto trimestre
de 1907.
274
“El monasterio de Viaceli en Cóbreces, Santander”, publicado en El Hormigón Armado, año sexto, nº 35, segundo
trimestre de 1907.
275
J. Cárcamo y J. Rosell: La fábrica Ceres de Bilbao. Los orígenes del hormigón armado y su introducción en Bizkaia.
p.108.
276
Hoyo Aparicio, Andrés y Sazatornil, Ruiz, Luís: Santander, fin de siglo. Santander, Xavier Agenjo Bullón/Manuel
Suárez Cortina editores, 1998. p.p. 421, 422.
277
“Estación de Santander (Ferrocarril de la Costa)”. En La Construcción Moderna, año VI, nº 4. Madrid, 29 de febrero
de 1908.
278
“Compañías constructoras. Desarrollo del cemento armado en España”. En La Construcción Moderna, año v, nº 2,
30 de enero de 1907.
279
“Pilotes de hormigón armado para la Sociedad Nueva Montaña de Santander”. En La Construcción Moderna, año V,
nº 12. Madrid, 30 de junio de 1907.
280
Diz Bercédoniz, Manuel: “Aplicaciones del hormigón armado”. En la Revista de Obras Públicas, año L, número 1392.
Madrid, 29 de mayo de 1902.
281
“Puente en arco de veinte metros de luz”. En El Hormigón Armado, año sexto, nº 34, primer trimestre de 1907.
282
“Puente sobre el río Boeza en Bembibre”. En El Hormigón Armado, año sexto, nº 34, primer trimestre de 1907
283
Ribera: Puentes de fábrica y hormigón armado. 1934. Tomo IV, p. 76.
284
Proyecto de puente de hormigón armado sobre el río Ebro, en el camino vecinal de Calahorra a San Adrián.106.
Archivo General del Reino de Navarra.
285
Proyecto de reparación del puente de la Toja. 1959. Se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Pontevedra.
286
Así consta en una nota sobre los servicios prestados por Lizundia a la compañía de Sestao, que fue emitida por
Eugenio Grimal en octubre de 1910.
287
Colás, Enrique: “Puente de hormigón armado en Liédena (Navarra)”, publicado en la Revista de Obras Públicas.
Año LV, número 1696. Madrid, 26 de marzo de 1908.
288
“Crónica e información. Société Génerale des Ciments Portland de Sestao”, publicado en La Construcción Moderna,
año VIII, nº 16. Madrid, 30 de agosto de 1910.
289
Colás, Enrique: “¿A qué es debido el desarrollo de las obras de hormigón y cemento armado?, publicado en La
Construcción Moderna, año VII, nº 14. Madrid, 15 d agosto de 1909.
290
La memoria del proyecto se conserva en el Archivo Histórico de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
291
Expediente de contratación de un puente sobre el río Caudal en Ujo. Se conserva en el Ayuntamiento de Mieres.
292
Proyectos de puentes sobre el río San Juan en las calles Alejandro Pidal y Ernesto Gilhou. 1909, con su expediente
de ejecución. Se conservan en el Archivo Municipal de Mieres.
293
El expediente del concurso se conserva en el Archivo Histórico de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
294
Gallego Ramos, Eduardo: Estudios y tanteos. Cemento armado (Cálculo y aplicaciones). Madrid, establecimiento
tipográfico de Antonio Marzo, 1918. p. 27.
295
“Pruebas de resistencia en el nuevo teatro Odeón”, en La Construcción Moderna, año XV, nº 6. Madrid, 30 de marzo
de 1917.
296
Gallego Ramos, Eduardo: “El hormigón armado en España. Pruebas de resistencia en la nueva Plaza de Toros de
Sevilla”, publicado en La Construcción Moderna, año XVI, nº 10. Madrid, 30 de mayo de 1918.
297
Rojo Cajigal, Juan Carlos: Respuestas empresariales en el País Vasco ante la crisis económica de 1921. Madrid,
Universidad Carlos III, 2004. p.12.
298
Anasagasti, Teodoro: “Monumental Cinema”, en La Construcción Moderna, año XX, nº 21. Madrid, 15 de noviembre
de 1923.
299
Colás, Enrique: “Zafra”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LXXI, número 2380. Madrid, 1 de mayo de
1923.
300
“Información industrial. Noticias. Comisiones disueltas”, publicado en Ingeniería, año VIII, nº 253. Madrid, 10 de abril
de 1912.
301
Colás Arias, Enrique: “Un nuevo puente sobre el río Tajo en Serradilla (Cáceres)”, publicado en la Revista de Obras
Públicas. Año LXXVII, nº 2522. Madrid, 1 de abril de 1929.
302
Sáenz Ridruejo, Fernando: Los Ingenieros de caminos. Madrid, C.I.C.C.P., 1993.
303
Zafra y Estaban, Juan Manuel de: “Carretillas de gran capacidad”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año
XLIV, número 1139. Madrid, 22 de julio de 1897.
304
Zafra, Juan Manuel de: Los progresos de la Construcción y de la Mecánica aplicada. Discurso leído en el acto de su
recepción en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Madrid, Imprenta Clásica Española, 1919. p.
p. 9-10.
305
Zafra, Juan Manuel de: Construcciones de hormigón armado. Madrid, Imprenta de V. Tordesillas, 1911. p.7.
306
Patente de invención nº29863, por un Sistema de placas bombeadas de hormigón armado. Mayo de 1902. Archivo
Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
307
Patente de invención nº29864, por un Sistema de piezas de hormigón armado para trabajar por flexión. Mayo de
1902. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
308
Patente de invención nº29865, por un Sistema de vigas-suelo de hormigón armado. Mayo de 1902. Archivo Histórico
de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
309
Patente de invención nº29866, por un Sistema de piezas de hormigón armado para trabajar por compresión. Mayo
de 1902. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
310
“Canal de Isabel II. Concurso para la cubierta y pilares del Tercer Depósito. Informe de los ingenieros Sres. Santa
María y Prieto”, publicado en la la Revista de Obras Públicas. Año LI, número 1444. Madrid, 28 de mayo de 1903.
311
García, Manuel; García, Gonzalo y Calvo, Miguel: “Minas de Cala. El hierro con cobre”, publicado en Bocamina,
Revista de Minerales y Yacimientos de España. Número 12. Madrid, octubre de 2003.
312
Zafra, Juan Manuel de: “Embarcadero de hormigón armado en el Guadalquivir”, publicado en la Revista de Obras
Públicas. Año LIII, número 1573. Madrid, 16 de noviembre de 1905.
313
Zafra, Juan Manuel de: “Viaducts et appontement en béton armé pour les mines de fer de Cala (Espagne)”,
publicado en Le Génie Civil, nº 1228. Paris, 23 de diciembre de 1905.
314
Zafra, Juan Manuel de: “Nuevo embarcadero de hormigón armado sobre el Guadalquivir”, publicado en la Revista de
Obras Públicas. Año LVIII, número 1806. Madrid, 5 de mayo de 1910.
315
Zafra, Juan Manuel de:”Puentes de hormigón armado para ferrocarril”, publicado en la Revista de Obras Públicas.
Año LVIII, número 1833. Madrid, 10 de noviembre de 1910.
316
Zafra, Juan Manuel de: “Proyecto General de Obras de Fábrica y Puentes para la línea de Málaga a Torre del Mar.
Modificaciones de detalle”. Archivo General de la Administración. Sección de Obras Públicas, legajo 8095.
317
Zafra, Juan Manuel de: “Proyecto de puente sobre el río de Vélez. Compañía de los Ferrocarriles Suburbanos de
Málaga. Línea de Málaga a Torre del Mar”. Enero de1907. Archivo General de la Administración. Sección de Obras
Públicas, legajo 8094.
318
Zafra, Juan Manuel de:”Puentes de hormigón armado para ferrocarril”, publicado en la Revista de Obras Públicas.
Año LVIII, número 1833. Madrid, 10 de noviembre de 1910.
319
Ribera, José Eugenio: Puentes de Fábrica y de Hormigón Armado. 1934. Tomo IV, p.41.
320
Zafra, Juan Manuel de: Construcciones de hormigón armado. 1911. p.8.
321
Zafra, Juan Manuel de: El hormigón armado y los grandes embalses. 1912.p.p. 6, 111, 112.
322
Montenegro, F.: “Muelles de fábrica sobre terrenos de escasa resistencia”, publicado en la Revista de Obras
Públicas. Año LX, número 1909. Madrid, 25 de abril de 1912.
323
Zafra, Juan Manuel de: “El hormigón armado. Formulas –recetas y formulas racionales-experimentales”, publicado
en la Revista de Obras Públicas. Año LX, número 1910. Madrid, 2 de mayo de 1912.
324
Hennebique, François: “Sobre hormigón armado”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LX, número
1928. Madrid, 5 de septiembre de 1912.
325
Zafra, Juan Manuel de: “El hormigón armado”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LX, número 1929.
Madrid, 12 de septiembre de 1912.
326
Maluquer, Manuel: “Zafra”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LXIV, número 2137. Madrid, 7 de
septiembre de 1916.
327
Maluquer, Manuel:”Zafra”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LXVII, número 2269. Madrid, 20 de
marzo de 1919.
328
“Zafra”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LXVII, número 2269. Madrid, 20 de marzo de 1919.
329
Colás, Enrique: “Zafra”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LXXI, número 2380. Madrid, 1 de mayo de
1923.
330
Rebollo Canales, Gabriel: “Construcciones en hormigón armado sistema Hennebique. El puente sobre el río Caudal
en Mieres”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año XLVIII, número 1340. Madrid, 30 de mayo de 1901.
331
Olaizola Elordi, Juan José: El tranvía de Arratia (1902-1964). Bilbao, BBK, 2004. p.53.
332
Rebollo Canales, Gabriel: Proyecto de puente en hormigón armado sobre el río Nervión en Bilbao”. Madrid, 21 de
agosto de 1902.
333
Olaizola Elordi, Juan José: El tranvía eléctrico de Bilbao a Durango y Arratia). Bilbao, Eusko Trenbideak, 2000.
p.132.
334
Patentes 30145 y 30416, respectivamente. Se conservan en el Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes
y Marcas.
335
Anuncio de Rebollo, Estibaus y Compañía publicado en el Boletín Industrial, órgano oficial de la asociación de
ingenieros industriales. Año I, nº 1. 1905.
336
Le Béton Armé, nº 56, enero de 1903.
337
Navarro, Feliciano: “Puentes de hormigón armado”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LIII, nº 1529.
Madrid, 12 de enero de 1905.
338
“Crónica e información. Puente del Bogatell”, publicado en La Construcción Moderna. Año II, nº 17. Madrid, 15 de
septiembre de 1904.
339
“Lo que son los concursos en España”, publicado en La Construcción Moderna, año II, nº 15. Madrid, 15 de agosto
de 1904.
340
Anuncio publicado en el Anuario de la Asociación de Arquitectos de Cataluña de 1905.
341
Proyecto de variación de emplazamiento del puente sobre el río Isuela en el origen del trozo y reformado general
er
comparativo del mismo. Carretera de 3 orden de Huesca a la Estación de Sabiñánigo. Emilio Monterde, ingeniero.
Archivo Histórico Provincial de Huesca.
342
Ribera, José Eugenio: Puentes de fábrica y de hormigón armado. Tomo IV. Madrid, Sucesores de Rivadeneyra,
1932. p.160.
343
Rebollo Canales, Gabriel: “Los ferrocarriles en construcción y el paro obrero”, publicado en la Revista de Obras
Públicas. Año LXXXIII, nº 2678. Madrid, 1 de octubre de 1935.
344
Bravo Nieto, Antonio: “La construcción de una ciudad europea en el contexto norteafricano”. Málaga, Servicio de
Publicaciones de la Ciudad Autónoma de Melilla y de la Universidad de Málaga. Junio de 1996.
345
Ribera, José Eugenio en el Prologo al libro de Luengo, J. y González, A. Cementos Armados. Madrid, Bailly-
Baillière, 1900.
346
Jalvo, Mauricio: “Depósitos de agua”, publicado en el Anuario de la Asociación de Arquitectos de Cataluña.
Barcelona, 1901.
347
Expediente del señor Conde de Vilana solicitando licencia para construir unas cocheras en un solar de la calle de
Zurbarán, nº 5. 1901. Archivo de Villa.(Madrid). Legajo 13-404-23
348
Patente de invención nº 30662, por un Nuevo procedimiento de construcciones con hormigón armado. Noviembre
de 1902. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
349
“Canal de Isabel II. Concurso para la cubierta y pilares del Tercer Depósito”, publicado en la Revista de Obras
Públicas. Año LI, nº 1444. Madrid, 28 de mayo de 1903.
350
Jalvo, Mauricio: “El hormigón armado, patente Jalvo”, publicado en La Construcción Moderna. Año II, nº 3. Madrid,
15 de febrero de 1904.
351
Jalvo, Mauricio: Hormigón Armado. Manual práctico del constructor. Madrid, Librería Guttenberg, 1903
352
“Crónica e información. Una nueva fábrica de hormigón armado”. Publicado en La Construcción Moderna. Año II, nº
21. Madrid, 15 de noviembre de 1904.
353
“El cemento armado en el VI Congreso Internacional de Arquitectos”, publicado en El Cemento Armado, año IV, nº4.
Madrid, abril de 1904.
354
Expediente de Doña María G.de Maritorena, viuda de Rolland, solicitando tira de cuerdas y construcción de dos
casas en un solar de la calle de Hermosilla, nº 10. 1904. Archivo de Villa (Madrid), legajo 16-281-22.
355
Expediente de D. Álvaro Manso de Zúñiga, solicitando licencia para obras de ampliación en el hotel situado en el nº
12 de la calle del Príncipe de Vergara. 1905. Archivo de Villa (Madrid). Legajo 16-48-78.
356
Da Rocha Aranda Oscar: El modernismo en la arquitectura madrileña. Génesis y desarrollo de una opción ecléctica.
Tesis doctoral presentada en 2005 en la E.T.S. de Arquitectura de Madrid. p.p. 415-417.
357
Expediente instruido por D. Francisco Largo Caballero para tira de cuerdas en la fachada de la Calle Góngora
correspondiente a la casa nº 2 de la calle del Piamonte y ejecutar obras de reforma en la misma. Proyecto de salón de
reuniones propiedad de las Sociedades Obreras en la Calle de Gravina nº 5. 1907. Archivo de Villa (Madrid). Legajo
13-404-23.
358
“Crónica e información”, publicado en La Construcción moderna, año XV, nº 7. Madrid, 15 de abril de 1917.
359
Jalvo, Mauricio: Proyecto de adaptación definitiva de los nuevos locales del Tesorillo. 1929. Archivo Central de
Melilla, caja 23, exp. 433.
360
Gallego Ramos, Eduardo: Ligera idea de las campañas sostenidas en Mindanao durante la dominación española.
Madrid, Imprenta del Cuerpo de Artillería, 1899.
361
Gallego Ramos, Eduardo: “Pisos mixtos de hierro y cemento armado”, publicado en La Construcción Moderna. Año
II, nº 17. Madrid, 15 de septiembre de 1904.
362
“La industria y las obras públicas. El Metal Déployé en España”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año
XLVII, nº 277. Madrid, 15 de marzo de 1900.
363
García Benítez, José: “El pabellón de retretes del Cuartel de Artillería de Getafe”, publicado en La Construcción
Moderna. Año I, nº 12. Madrid, 30 de mayo de 1903.
364
García Benítez, José: “Obras de cemento armado”, publicado en La Construcción Moderna. Año I, nº 1. Madrid, 15
de enero de 1903.
365
Patente de invención nº 30.901, por un sistema de cemento armado zunchado, presentada por la Sociedad de
Aplicaciones de Ingeniería el 20 de diciembre de 1902. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
366
Gallego Ramos, Eduardo:”Las piezas aisladas de cemento armado y las vigas huecas, sistema Siegwart”, publicado
en La Construcción Moderna. Año II, nº 15. Madrid, 15 de agosto de 1904.
367
Gallego ramos, Eduardo:”Cálculo y aplicaciones de los arcos Golding”, publicado en La Construcción Moderna. Año
IV, nº 12. Madrid, 30 de junio de 1906.
368
Gallego Ramos, Eduardo: “El hormigón armado y la construcción en Madrid, publicado en La Construcción Moderna.
Año XI, nº 4. Madrid, 28 de febrero de 1913.
369
Gallego Ramos, Eduardo: “Pilares de hormigón sunchado”, publicado en La Construcción Moderna. Año XV, nº 13.
Madrid, 15 de julio de 1917.
370
Gallego Ramos, Eduardo: “El hormigón armado en España. Una aplicación práctica”, publicado en La Construcción
Moderna. Año XVI, nº 16. Madrid, 30 de agosto de 1918.
371
Gallego Ramos, Eduardo: Estudios y tanteos. Cemento armado, cálculo y aplicaciones”. Madrid, Establecimiento
Tipográfico de Antonio Marzo, 1918. p. 43.
372
Luiña, Mariano: “El sifón de Albelda en el Canal de Aragón y Cataluña”, publicado en la Revista de Obras Públicas,
año LVIII, nº 1816. Madrid, 14 de julio de 1910.
373
Luiña, Mariano y Ribera, José Eugenio: Proyecto de puente sobre el río Jarama. 1909. Archivo General de la
Administración, Fondo de obras públicas, legajo 21382.
374
“Nuevo Puente de Elche”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXI, nº 1961. Madrid, 24 de abril de 1913.
375
Hué Herrero, Fernando: “El Viaducto de Teruel”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXXIX, nº 2583.
Madrid, 15 de octubre de 1913.
376
Bassegoda Novell, Juan: Aproximación a Gaudí. Madrid, Doce Calles, 1992. p.137.
377
“El cemento armado en España”, publicado en la Revista de Arquitectura. Publicado por Construcciones y
Pavimentos hacia 1915. p. 183.
378
“Información industrial. Sociedades nuevas. Construcciones y Pavimentos”, publicado en Ingeniería, año VII, nº 244.
Madrid, 10 de enero de 1912.
379
Le Béton Armé, nº 183, agosto de 1913.
380
Urrutia, Ángel: Arquitectura Española. Siglo XX. Madrid, Ediciones Cátedra, 2003. p.27.
381
“Información industrial. Noticias. Nuevo hotel en Madrid”, publicado en Ingeniería, año VI, nº 205. Madrid, 10 de
diciembre de 1910
382
“Le Béton Armé à Barcelone. Les ateliers de Carrosserie Farré”, publicado en Le Béton Armé, nº 177, febrero de.
1913.
383
“El cemento armado en España”, publicado en la Revista de Arquitectura. Publicado por Construcciones y
Pavimentos hacia 1915. p. 251.
384
Gallego Ramos, Eduardo: Estudios y tanteos. Cemento armado (Cálculo y aplicaciones). Madrid, establecimiento
tipográfico de Antonio Marzo, 1918. p. 31.
385
Ribera, José Eugenio: Puentes de Fábrica y de Hormigón Armado. 1934. Tomo IV, p.3.
386
“Viaducto de San Juan de las Abadesas, de hormigón armado, con articulaciones Mesnager”, publicado en la
Revista de Obras Públicas. Año LXXII, nº 2406. Madrid, 1 de junio de 1924.
387
Ribera, José Eugenio: Puentes de Fábrica y de Hormigón Armado. 1934. Tomo IV, p.162.
388
“El cemento armado en España”, publicado en la Revista de Arquitectura. Publicado por Construcciones y
Pavimentos hacia 1915.p. 187
389
Capmany, J.: “Los buques de hormigón armado”, publicado en La Construcción Moderna. Año XVI, nº 6. Madrid, 30
de marzo de 1918.
390
“Las embarcaciones de hormigón armado en España”, publicado en La Construcción Moderna. Año XVI, nº 17.
Madrid, 15 de septiembre de 1918.
391
“Crónica e Información. Constitución de Sociedades”, publicado en La Construcción Moderna. Año XVI, nº 19.
Madrid, 15 de octubre de 1918.
392
“El cemento armado en España”, publicado en la Revista de Arquitectura. Publicado por Construcciones y
Pavimentos hacia 1915 .p. 221.
393
Homs Moncusí, Lluís: Proyecto de pasarela en hormigón armado sobre el río Oñar en Gerona. 20 de noviembre de
1914. Arxiu Municipal de Girona,
394
Ribera, José Eugenio: Puentes de Fábrica y de Hormigón Armado. 1934. Tomo IV, p.165.
395
Expediente de construcción de la pasarela sobre el río Oñar. 1914-1915. Arxiu Municipal de Girona.
396
Seco de la Garza, Ricardo: Cemento Armado. Cálculo rápido. Datos prácticos. Madrid, P. Orrier editor, 1910. p.9.
397
Seco de la Garza, Ricardo: “Detalles prácticos de la construcción de obras de cemento u hormigón de cemento y
hierro”, publicado en el Memorial de Ingenieros del Ejército, año LV, nº V. Madrid, mayo de 1900
398
Seco de la Garza, Ricardo: “Aplicaciones militares de los hormigones armados”, publicado en el Memorial de
Ingenieros del Ejército, año LV, nº IX. Madrid, septiembre de 1900
399
Seco de la Garza, Ricardo: El cemento armado en sus aplicaciones militares. Madrid, Imprenta del Memorial de
Ingenieros del Ejército, 1903.
400
Seco de la Garza, Ricardo: “Postes de hormigón armado”, publicado en el Memorial de Ingenieros del Ejército, año
LVII, nº XI. Madrid, noviembre de 1902.
401
Le Béton Armé, nº 40, septiembre de 1901.
402
Le Béton Armé, nº 52, septiembre de 1902.
403
“Una obra notable de cemento armado. El depósito para el abastecimiento de agua de Calahorra”, publicado en La
Construcción Moderna. Año III, nº 18. Madrid, 30 de septiembre de 1903.
404
Ortega, Federico: “Un gobernador modelo”, publicado en El Magisterio Valenciano. Año XXXVII, numero 1852.
Valencia, 3 de octubre de 1914.
405
Tejón y Marín, Juan: Discurso leído ante la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba el
21 de junio de 1902 en su recepción como académico de número. Córdoba, Imprenta del Diario de Córdoba, 1902.
406
Diario de Córdoba, 10 de febrero de 1901.
407
“Aplicaciones militares del cemento armado”, publicado en El Cemento Armado, año I, nº2. Madrid, febrero de 1901.
408
Tejón y Marín,Juan: “Una nueva aplicación del Metal Deployé”, publicado en El Cemento Armado, año II, nº11.
Madrid, noviembre de 1902.
409
Sáiz, A: ”Depósito de agua de la Fábrica de electricidad de Almería”, publicado en El Cemento Armado, año I, nº1.
Madrid, 31 de enero de 1901.
410
“Las Industrias de la construcción en la Exposición de productos sevillanos”, publicado en La Construcción Moderna,
año III, nº 11. Madrid, 15 de junio de 1905.
411
“Las Industrias de la construcción en la Exposición de productos sevillanos”, publicado en La Construcción Moderna,
año III, nº 12. Madrid, 30 de junio de 1905.
412
Sáinz de los Terreros, Luís: “Arquitectura contemporánea. Casa propiedad de D. Braulio Echeverría (San
Sebastián), publicado en La Construcción Moderna, año IV, nº 4. Madrid, 28 de febrero de 1906.
413
”Obras del Canal de Aragón y Cataluña, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LIV, nº 1601. Madrid, 31 de
mayo de 1906.
414
“El Canal de Aragón y Cataluña”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LIV, nº 1598. Madrid, 10 de mayo
de 1906.
415
“Exposición Hispano-Francesa. Canal de Aragón y Cataluña”, publicado en la Revista de Obras Públicas. Año LVI,
nº 1719. Madrid, 3 de septiembre de 1908.
416
Noguera, Cayetano: “Proyecto de paso superior en el kilómetro 105,566 de la línea de Plasencia a Astorga.
Memoria”.20 de mayo de 1910. Archivo Histórico Ferroviario. Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
417
Expediente del concurso para redacción del proyecto y ejecución de un paso superior en el kilómetro 12,370 de la
línea de Ferrocarril de Madrid a Cáceres y Portugal”. 1914. Archivo Histórico Ferroviario. Fundación de los Ferrocarriles
Españoles.
418
Carta de Agustín de Jubera al ingeniero jefe de la cuarta División técnica y administrativa de ferrocarriles, Sevilla.
Málaga, 27 de abril de 1906. Archivo Histórico Ferroviario. Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
419
Jubera, Agustín:”Proyecto de puente de cemento armado en el kilómetro 148,060 de la línea de Sevilla a Jerez y
Cádiz”. 25 de abril de 1911. Archivo Histórico Ferroviario. Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
420 3
Jubera, Agustín:”Proyecto de construcción de un depósito de cemento armado de 150 m de capacidad en la
Estación de Málaga”. 26 de marzo de 1913. Archivo Histórico Ferroviario. Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
421
Ansorena, Pedro: “Tageas tubulares de cemento armado de 0,60 m y 1,00 m de luz. Ramal a Baena. Línea Puente
Genil a Linares”. 11 de marzo de 1915. Archivo Histórico Ferroviario. Fundación de los Ferrocarriles Españoles..
422
Ansorena, Pedro: “Alcantarilla de 2,00 m de luz. Ramal a Baena. Línea Puente Genil a Linares”. 11 de marzo de
1915. Archivo Histórico Ferroviario. Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
423
Sazatornil Ruíz, Luis: Arquitectura y desarrollo urbano de Cantabria en el siglo XIX. Santander, Universidad de
Cantabria, 1996. p. 151.
424
Molina Cobos, Antonio: Descripción de seis puentes de Málaga. Madrid, Colegio de Ingenieros de Caminos, C.C. Y
P.P., 1987.p.p. 89-107.
425
García Faria, Pedro: “Viaje del “xcmo. Señor Ministro de Fomento a Málaga y el Norte de África”, publicado en la
Revista de Obras Públicas, año LVIII, nº 1793. Madrid, 3 de febrero de 1910.
426
Manrique de Lara, Francisco: “Puente de hormigón de cemento armado sobre el cauce de riego de Tiata en la Vega
de Lorca, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LVIII, nº 1830. Madrid, 20 de octubre de 1910.
427
Guerra de la Vega, Ramón: Madrid, guía de arquitectura (1800-1919). Madrid, Edición del Autor, 1980. p.78.
428
Gallego Ramos, Eduardo: “Aplicaciones prácticas. El cemento armado en España”, publicado en La Construcción
Moderna, año VIII, nº 15. Madrid, 15 de agosto de 1910.
429
Urrutia, Ángel: Arquitectura española. Siglo XX. Madrid, Cátedra, 2003. p.133
430
Gallego Ramos, Eduardo: “El hormigón armado y la construcción en Madrid”, publicado en La Construcción
Moderna, año XI, nº4. Madrid, 28 de febrero de 1913.
431
Gallego Ramos, Eduardo: “Dos obras interesantes de hormigón armado”, publicado en el Memorial de Ingenieros
del Ejército, año LXVII, Nº XII. Madrid, diciembre de 1912.
432
Gallego Ramos, Eduardo:”Mejoras urbanas en San Sebastián. Obras y Proyectos”, publicado en La Construcción
Moderna, año XV, nº 17. Madrid, 15 de septiembre de 1917.
433
“Inauguración del Templo de la Sagrada Familia en Bilbao”, publicado en La Construcción Moderna, año XV, nº 6.
Madrid, 30 de marzo de 1917.
434
Gallego Ramos, Eduardo: “La construcción con bloques de cemento”, publicado en La Construcción Moderna, año
XII, nº7. Madrid, 15 de abril de 1914.
435
Gallego Ramos, Eduardo:”Postes huecos de cemento armado”, publicado en La Construcción Moderna, año VIII,
nº23. Madrid, 30 de diciembre de 1910.
436
Sarría, Ramón: “Depósitos cilíndricos de hormigón armado”, publicado en La Construcción Moderna, año VIII, nº24.
Madrid, 15 de diciembre de 1910.
437
“Postes de cemento armado”, publicado en La Construcción Moderna, año XI, nº 3. Madrid, 15 de febrero de 1913.
438
Blanco y Nebot: “Las viguetas Leo, de cemento armado”, publicado en La Construcción Moderna, año XVI, nº 4.
Madrid, 28 de febrero de 1918.
439
Gallego Ramos, Eduardo: “El hormigón armado en España. El nuevo sistema Piso Rápido”, publicado en La
Construcción Moderna, año XX, nº 2. Madrid, 30 de enero de 1922.
440
López Franco, Antonio: “Una nueva fábrica de cemento Portland. Memoria presentada en la sección de ciencias
aplicadas del Congreso de Ciencias de Valladolid”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXIV, nº 2107.
Madrid, 10 de febrero de 1916
441
“Crónica e información. Notas de actualidad”, publicado en La Construcción Moderna, año XVI, nº 21. Madrid, 15 de
noviembre de 1918.
442
Díez Elcuaz, José Ignacio: Arquitectura y urbanismo en Salamanca (1890-1939). Tesis doctoral leída en la
Universidad de Salamanca en enero de 2001.
443
“El cemento armado en España”, publicado en La Construcción Moderna, año XVII, nº 13. Madrid, 15 de julio de
1919.
444
Camiña, Luís: “Puerto de Bilbao. Muelle longitudinal de atraque en Abando”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año LXV, nº 2186. Madrid, 16 de agosto de 1917.
445
“El hormigón armado en España”, publicado en La Construcción Moderna, año XVII, nº 3. Madrid, 15 de febrero de
1919.
446
Gallego, Eduardo: “Aplicaciones del hormigón armado Depósitos rectangulares”, publicado en La Construcción
Moderna, año XVII, nº 4. Madrid, 28 de febrero de 1919.
447
Monfort, Arturo: “Puente de hormigón armado sobre el río Júcar en Jalance (Valencia)”, publicado en la Revista de
Obras Públicas, año LXV, nº 2166. Madrid, 29 de marzo de 1917.
448
Sainz, Jose Mª: “Puente sobre el río Pisuerga para el camino vecinal de Soto de Cerrato a la carretera de San Isidro
de Dueñas a Burgos”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXV, nº 2205. Madrid, 27 de diciembre de 1917.
449
Murúa, Julio: Barca de hormigón armado para el Canal de Castilla”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año
LXVI, nº 2245. Madrid, 3 de octubre de 1918.
450
Murúa, Julio: “Posibilidad de construir coches y vagones de cemento armado”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año LXVIII, nº 2347. Madrid, 16 de septiembre de 1920.
451
“Obras Públicas en Marruecos”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LVII, nº 1778. Madrid, 21 de octubre
de 1909.
452
Bravo Nieto, Antonio: La construcción de una ciudad europea en el contexto norteafricano. Málaga, Servicio de
Publicaciones de la Ciudad Autónoma de Melilla y de la Universidad de Málaga, 1996. p.126.
453
Archivo central de Melilla.
454
Bravo Nieto, Antonio: La construcción de una ciudad europea en el contexto norteafricano. Málaga, Servicio de
Publicaciones de la Ciudad Autónoma de Melilla y de la Universidad de Málaga, 1996. p.251.
455
Bravo Nieto, Antonio: La construcción de una ciudad europea en el contexto norteafricano. Málaga, Servicio de
Publicaciones de la Ciudad Autónoma de Melilla y de la Universidad de Málaga, 1996. p. 251.
456
Moreno Lázaro, Tomás: “Proyecto de depósitos de agua en el barrio de la Reina Regente”. 1921-28. Archivo Central
de Melilla. Leg. 274.
457
Bravo Nieto, Antonio: La ciudad de Melilla y sus autores. Servicio de Publicaciones de la Ciudad Autónoma de
Melilla. Melilla, 1997.p. 55.
458
Archivo central de Melilla. Fondo 2.4.1. Caja 015. Exp. 00274.
459
Gallego Ramos, Eduardo:”Aplicaciones del hormigón armado”, publicado en La Construcción Moderna, año XVII,
nº5. Madrid, 15 de marzo de 1919.
460
Gallego, Manuel:”Mejoras urbanas en Alcazarquivir (Marruecos)”, publicado en La Construcción Moderna, año XV,
nº 16. Madrid, 30 de agosto de 1917.
461
“El cemento armado en España”, publicado en la Revista de Arquitectura. Publicado por Construcciones y
Pavimentos hacia 1915. p.p. 236-237.
462
Bravo Nieto, Antonio: Arquitectura y urbanismo español en el norte de Marruecos. Junta de Andalucía. Consejería
de Obras Públicas y Transportes. Sevilla, 2001.p. 160.
463
Gallego, Manuel: “Puente colgante sobre el Lucus (Larache), publicado en La Construcción Moderna, año XII, nº 7.
Madrid, 15 de abril de 1914.
464
Archivo central de Melilla. Fondo 2.4.1. Caja 037. Exp. 00793.
465
Bravo Nieto, Antonio: La ciudad de Melilla y sus autores. Servicio de Publicaciones de la Ciudad Autónoma de
Melilla. Melilla, 1997.p.p. 147-148.
466
Bravo Nieto, Antonio: Arquitectura y urbanismo español en el norte de Marruecos. Junta de Andalucía. Consejería
de Obras Públicas y Transportes. Sevilla, 2001. p.p. 44-48.
467
“El puente sobre el Kert”, publicado en El telegrama del Rif. Año XVI, número 10.037. Melilla, 17 de mayo de 1917.
468
Del Pozo, Mariano: “Proyecto de puente sobre el Río de Oro en Melilla”. 1922. Archivo Central de Melilla. Fondo
2.4.1. Caja 022. Exp. 00412.
469
Bravo Nieto, Antonio: La construcción de una ciudad europea en el contexto norteafricano. Málaga, Servicio de
Publicaciones de la Ciudad Autónoma de Melilla y de la Universidad de Málaga, 1996. p.252.
470
San Martín, Ginés: “Historia del Cargadero de Mineral de Melilla”, publicado en Akros, la revista del Museo, año
2006, número 5. Melilla, 2006.
471
Vidal Pérez, José Manuel y Alberich González, Joan: Los ferrocarriles en los protectorados y colonias españolas en
África. Madrid, Monografías del Ferrocarril, 2004.
472
“Hormigón armado. Importante Real Decreto. Exposición”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXV, nº
2176. Madrid, 7 de junio de 1917.
473
Peña Boeuf, Alfonso: “Cálculo de resistencia de placas”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LX, nº
1911. Madrid, 9 de mayo de 1912.
474
Peña Boeuf, Alfonso: Hormigón armado. Madrid, Talleres Gráficos Herrera, 1933.
475
Peña Boeuf, Alfonso: “Puente de la Presa (Navarra)”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXIV, nº 2150.
Madrid, 7 de diciembre de 1916.
476
Peña Boeuf, Alfonso: “Presa de contrafuertes de 90 m de altura”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año
LXV, nº 2177. Madrid, 14 de junio de 1917.
477
Peña Boeuf, Alfonso: “Barco-pontón de hormigón armado de 700 toneladas de carga”, publicado en la Revista de
Obras Públicas, año LXVIII, nº 2360. Madrid, 16 de diciembre de 1920.
478
Peña Boeuf, Alfonso: “El acueducto de Tardienta”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXXXIII, nº 2666.
Madrid, 1 de abril de 1935.
479
Ribera, José Eugenio: Puentes de fábrica y de hormigón armado. Tomo IV. Madrid, Artes Gráficas Sucesores de
Rivadeneyra, 1931. p.267
480
Ribera, José Eugenio: Puentes de fábrica y de hormigón armado. Tomo IV. Madrid, Artes Gráficas Sucesores de
Rivadeneyra, 1931. p.268
481
González Quijano, Pedro: “Sifón del Guadalete”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXXI, nº 2393.
Madrid, 15 de noviembre de 1923.
482
Marquina, Javier: “Puente de 72 metros de luz sobre el río Nalón en San Román de Cándamo, provincia de Oviedo”,
publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXXI, nº 2392. Madrid, 1 de noviembre de 1923.
483
Ribera, José Eugenio: Puentes de fábrica y de hormigón armado. Tomo IV. Madrid, Artes Gráficas Sucesores de
Rivadeneyra, 1931. p.p. 92-104.
484
López Rodríguez, José:”Puente sobre el río Andarax (o Almería), en la carretera de Almería a la Cuesta de los
Castaños, por Níjar”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXV, nº 2469. Madrid, 15 de enero de 1927.
485
García Agustín, José: “Puente de Alfonso XIII sobre el Luccus, en Larache”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año LXXVII, nº 2518. Madrid, 1 de febrero de 1929.
486
López Rodríguez, José: “Dos puentes sobre el río Almanzora en la carretera de Baza a Huercal-Overa (Almería)”,
publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXXVIII, nº 2540. Madrid, 1 de enero de 1930.
487
Ribera, José Eugenio: Puentes de fábrica y de hormigón armado. Tomo IV. Madrid, Artes Gráficas Sucesores de
Rivadeneyra, 1931. p.113.
488
Salvatierra Iriarte, Cipriano: “Puente sobre el río Tajo en Alconétar”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año
LXXVI, nº 2499. Madrid, 15 de abril de 1928.
489
Morales Lahuerta, Carlos: “Muro de hormigón armado para contención de terrenos corredizos”, publicado en la
Revista de Obras Públicas, año LXXII, nº 2412. Madrid, 1 de septiembre de 1924.
490
Mendizábal, Domingo: “Sustitución del puente metálico de la Rambla de Carricalejo por una obra de hormigón
armado”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año LXXIII, nº 2428. Madrid, 1 de mayo de 1925.
491
Laffón, Alberto: “La generalización de los pisos de hormigón armado”, publicado en la Revista de Obras Públicas,
año LXXI, nº 2384. Madrid, 1 de julio de 1923.
492
Máximo, Celso: “Los entramados metálicos y los de hormigón”, publicado en la revista Arquitectura, año IV, nº 44.
Madrid, diciembre de 1922.
493
“La construcción en Madrid. Inauguración del Palacio del Hielo”, en La Construcción Moderna, año XX, nº 23.
Madrid, 15 de diciembre de 1922.
494
Bastida, Ricardo: “Proyecto de edificio para la sucursal del Banco de Bilbao en Madrid”, publicado en La
Construcción Moderna, año XVIII, nº 8. Madrid, 30 de abril de 1919.
495
Otamendi, Joaquín y Palacios Ramilo, Antonio: “Proyecto de Ejecución de la Nueva casa de Correos de Madrid.
Memoria”. 1904. Citado en VVAA : Antonio Palacios, constructor de Madrid. Madrid, Ediciones La Librería, 2002. p.33.
496
Ribera, José Eugenio: “El palacio del Círculo de Bellas Artes”, en la Revista de Obras Públicas, año LXXIV, nº 2453.
Madrid, 15 de mayo de 1926.
497
Franco, Antonio: “El hormigón armado y la edificación urbana”, en la Revista de Obras Públicas, año LXXI, nº 2384.
Madrid, 1 de julio de 1923.
498
“El nuevo edificio para el Banco Sobrinos de J. Pastor en La Coruña”, en La Construcción Moderna, año XX, nº 7.
Madrid, 15 de abril de 1922.
499
Ucha Donate, Rodolfo: 50 años de arquitectura española (1900-1950). Madrid, Adir Editores, 1980. pp 109-113.
500
García Cordobés, Juan José: “Estructura de hormigón armado del Monumental Cinema”, publicado en la Revista de
Obras Públicas, año LXXII, nº 2398. Madrid, 1 de febrero de 1924.
501
Sáenz Ridruejo, Fernando: “Sánchez del Río y Fernández Casado, dos ingenieros de la Generación del 27”. Actas
del VIII Congreso de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas. Madrid, 2003.
502
Sánchez del Río, Ildefonso: “El cuarto depósito de aguas, de Oviedo”, publicado en la Revista de Obras Públicas,
año LXXVI, nº 2506. Madrid, 1 de agosto de 1928.
503
Sánchez del Río, Ildefonso: “El cuarto depósito de aguas de Madrid”, publicado en la Revista de Obras Públicas,
año LXXVIII, nº 2546. Madrid, 1 de abril de 1930.
504
Ribera, José Eugenio: “Puentes de hormigón armado, con una sola articulación”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año LXXIX, nº 2564. Madrid, 1 de enero de 1931.
505
Sánchez del Río, Ildefonso: “Un paraguas de hormigón armado en Oviedo, o el ojo clínico del ingeniero”, publicado
en la Revista de Obras Públicas, año LXXIX, nº 2578. Madrid, 1 de agosto de 1931.
506
Sánchez del Río, Ildefonso: “El cuarto depósito de aguas de Oviedo y algunas consideraciones más”, publicado en
la Revista de Obras Públicas, año LXXVIII, nº 2544. Madrid, 1 de marzo de 1930.
507
Sánchez del Río, Ildefonso: “El mercado de Pola de Siero”. Publicaciones de la revista técnica Hormigón y Acero.
Instituto Técnico de la Construcción y Edificación. Madrid, curso de conferencias 1935-1936.
508
Sáenz Ridruejo, Fernando: “Sánchez del Río y Fernández Casado, dos ingenieros de la Generación del 27”. Actas
del VIII Congreso de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas. Madrid, 2003.
509
Fernández Casado, Carlos: “Colección de puentes de altura estricta”, publicado en la Revista de Obras Públicas,
año LXXXII, nº 2637. Madrid, 15 de enero de 1934.
510
Fernández Casado, Carlos: “El nuevo puente de Puerta de Hierro sobre el río Manzanares en Madrid”, publicado en
la Revista de Obras Públicas, año LXXXII, nº 2653. Madrid, 15 de septiembre de 1934.
511
Fernández Casado, Carlos: “El nuevo puente de Puerta de Hierro sobre el río Manzanares en Madrid”, publicado en
la Revista de Obras Públicas, año LXXXII, nº 2654. Madrid, 1 de octubre de 1934.
512
Sáenz Ridruejo, Fernando: Los ingenieros de caminos. Madrid, Colegio de ingenieros de caminos, 1993.
513
Villalba Granda, César: “El puente sobre el río Guadalhorce en Pizarra, Málaga”, publicado en la Revista de Obras
Públicas, año LXXXIV, nº 2693. Madrid, 15 de mayo de 1936.
514
Villalba Granda, César: “El puente sobre el río Guadiana en Villanueva de la Serena”, publicado en la Revista de
Obras Públicas, año LXXXI, nº 2618. Madrid, 1 de abril de 1933.
515
Villalba Granda, César: “Puente de 538 m de longitud sobre el río Guadiana en Lobón(Badajoz)”, publicado en la
Revista de Obras Públicas, año LXXXIII, nº 2663. Madrid, 15 de febrero de 1935.
516
Villalba Granda, César: “El puente sobre el río Tajo en Alarza”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año
LXXVIII, nº 2544. Madrid, 15 de marzo de 1930.
517
Diéguez Patao, Sofía: La Generación del 25 Primera arquitectura moderna en Madrid. Madrid, Cuadernos de Arte
Cátedra, 1997. p. 210
518
Fernández-Shaw, Casto: “Estación para el servicio de automóviles”, publicado en Arquitectura, año IX, nº 100,
agosto de 1927.
519
Peña Boeuf, Alfonso: ·El Mercado de frutas y verduras de Madrid”, publicado en la Revista de Obras Públicas, año
LXXXIII, nº 2660. Madrid, 1 de enero de 1935.
520
De San Antonio Gómez, Carlos: El Madrid del 27, arquitectura y vanguardia: 1918-1936. Madrid, Consejería de
Educación, 1999. p. 133.
521
Eced, Vicente y Martínez-Feduchi, Luis: “El edificio Carrión”, publicado en Arquitectura, año XVII, nº 1, enero-febrero
de 1935.
522
Fernández Ordoñez, José Antonio: Ensayo de introducción al Catálogo de la exposición “La modernidad en la obra
de Eduardo Torroja”. Madrid, Colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. 1979.
523
Páez Balaca, Alfredo: “Cincuenta años de hormigón armado en España”, publicado en la Revista de Obras Públicas,
año CIV, nº 2892. Madrid, abril de 1956.
524
Flores, Carlos: Arquitectura Española Contemporánea, I 1880-1950. Bilbao, Aguilar, 1961. p.p. 208-209.
525
Torroja, Eduardo: “Las obras de fábrica para la urbanización de la Ciudad Universitaria”, publicado en la Revista de
Obras Públicas, año LXXXIII, nº 2674. Madrid, 1 de agosto de 1935.
526 os
Torroja, Eduardo: “Los viaductos de la Ciudad Universitaria”, publicado en Arquitectura, año XIV, n 163 y 164,
noviembre y diciembre de 1932.
527
Diéguez Patao, Sofía: La Generación del 25 Primera arquitectura moderna en Madrid. Madrid, Cuadernos de Arte
Cátedra, 1997. p 301
528
Urrutia, Ángel: Arquitectura española. Siglo XX. Madrid, Cátedra, 1997. p. 239.
ANEJO 1:
A partir de 1902 Juan Tejón publicaría en el Memorial de Ingenieros una serie de tablas
prácticas “para determinar las dimensiones de las distintas piezas que forman los entramados
en las construcciones de cemento armado”3.
Iniciativas de este tipo tendrían continuidad a lo largo de la primera década del siglo. En
1903, el ingeniero militar Alfredo Amigó desarrolló su Regla de cálculo para pisos y vigas
simétricas de cemento armado, inspirada en las teorías del francés Lefort. Fue publicada en el
Memorial de Ingenieros.
El mayor especialista en este tipo de trabajos sería otro ingeniero militar, Eduardo
Gallego Ramos. Su revista La Construcción Moderna le serviría de plataforma para difundir
métodos prácticos para calcular y diseñar un amplio abanico de elementos constructivos de
hormigón armado, incluyendo los depósitos de saneamiento llamados “Pozos Mouras”4, arcos
Golding5, pilares de hormigón “sunchado”6, zapatas y losas de cimentación7.
De este modo, al principio lo habitual era que los técnicos responsables de cada una de
las obras asumieran los métodos de cálculo de estas empresas, que por otra parte tenían el
aval de su buen comportamiento en el extranjero. Hay que tener en cuenta también que casi
todos trabajaban en alguna de estas compañías, viéndose en cierto modo obligados a
respaldar los procedimientos estandarizados de estas con los cálculos de sus propios
proyectos.
Así sucedió, por ejemplo, con el paso superior de “Los prados” sobre el ferrocarril de
Albacete a Cartagena, cuyo proyecto data de 1899. Los ingenieros Ribera y Peyronceli
utilizaron para los cálculos “los procedimientos indicados por Mr. Hennebique, los cuales, si
bien se prestan a objeciones por los supuestos teóricos en que se hallan fundados, pueden
aceptarse sin inconveniente alguno, toda vez que las experiencias hechas por aquel
constructor y por otros varios han demostrado que la resistencia real de esta clase de obras es
muy superior a la que se deduce de los cálculos”11.
Los principios esenciales de esa teoría, que básicamente eran los que habían enunciado
Blanc o Rebollo, fueron asumidos de forma casi unánime por los especialistas españoles,
pudiéndose justificar mediante cálculos elementales todo tipo de construcciones de hormigón
armado. Por ejemplo, los técnicos de la Compañía de Sestao los utilizarían en el cálculo de las
cubiertas de las Estaciones de Ferrocarril de Granada y Cartagena, proyectadas en 190513.
Las dificultades para encontrar una teoría válida para todos hicieron que muchos
técnicos y constructores confiaran en las pruebas de carga como la panacea para justificar la
validez de sus diseños. Por otra parte, las diferentes empresas dedicadas al hormigón armado
no escatimaron medios para promover estos ensayos, que eran sus mejores armas
publicitarias.
Figura 1. Prueba de carga de una losa de forjado realizadas por José Eugenio Ribera en la cárcel de Oviedo. 1897. En
la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Esta losa fue construida en febrero. Entre abril y mayo fue cargándose sucesivamente
con arena, ladrillos, piedras y barras de hierro hasta su rotura, que se produjo para una
sobrecarga de 2800 kg/m2, once veces mayor que la prevista en el cálculo (250 kg/m2).
Más adelante realizaría otras experiencias similares en Madrid, donde probó un tablero
de vigas rectas de seis metros de luz, y en Oviedo, en las que se ensayaron las bóvedas a
construir en el nuevo depósito de aguas16.
Otros pioneros como Mauricio Jalvo o Eugenio Grimal, también llevarían a cabo sus
propias experiencias, procurando darles la mayor difusión posible.
Figura 2. Prueba de carga de una viga realizadas por Mauricio Jalvo. Madrid, 1902. En La Construcción Moderna.
Hemeroteca Municipal de Madrid.
Los tres tenían en común haber iniciado su relación con el hormigón armado en la
Organización Hennebique, la gran promotora de experiencias de carga y resistencia al fuego
como medio de difusión de sus construcciones. De hecho, la primera de las pruebas de Ribera
la hizo como miembro de Hennebique en España. Los técnicos que le sucedieron en esta casa,
como el concesionario guipuzcoano Miguel Salaverría, también insistirían en su realización.
Figura 3. Prueba de carga de una losa para forjado hecha por el concesionario de Hennebique en Guipuzcoa, Miguel
Salaverría. San Sebastián, principios del siglo XX. Se empleó portland de la fábrica de Hijos de J.M. Rezola. Institut
Français d’Architecture. Direction des Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle.
El estado de la cuestión en estos primeros tiempos lo describió muy bien José Eugenio
Ribera en 1902: “en estos últimos años se han publicado un gran número de teorías para
calcular los elementos que constituyen el hormigón armado, y la mayor parte de ellas han dado
lugar a discusiones, apasionadas a veces entre los ingenieros que se han ocupado de esta
cuestión[…] Pero mientras los sabios discuten, los inventores construyen, el éxito viene a dar
la razón a los más atrevidos”.
Figura 4. Hundimiento del Tercer Depósito. Madrid, abril de 1905. Institut Français d’Architecture. Direction des
Archives de France. Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle.
De esa tarea llevaba ya ocupándose varios años el ingeniero de caminos Juan Manuel
de Zafra. Interesado por el nuevo material prácticamente desde los comienzos de su
introducción en España, había empezado a utilizarlo, pero de forma autónoma. No quiso confiar
en ninguno de los diferentes sistemas que por entonces monopolizaban la construcción con
hormigón armado.
Zafra, teórico de altísimo nivel, fue capaz de desarrollar su propio sistema, que patentó
en 1902. Y lo haría apoyándose sólo en postulados racionales y teorías científicas, como la de
las superficies, que concibiera el ingeniero francés Maurice Lévy18.
Con este trabajo se despejaron gran parte de las dudas sobre la naturaleza y
comportamiento del nuevo material. Para empezar, resaltaba la importancia de la adherencia
entre el hormigón y el metal, dejando claro que su existencia se debía “exclusivamente a la
propiedad de adherirse sus dos elementos, que, así soldados, forman un conjunto monolítico,
suma de las buenas cualidades de ambos con exclusión de sus defectos”.
Entre sus propiedades “mecánicas”, Zafra destacaba por encima de todas la solidaridad
entre sus componentes: “una obra de hormigón armado, bien construida, forma una sola pieza;
todos sus elementos participan más o menos, pero siempre algo, del efecto producido por una
causa local que directamente afecte a uno solo de ellos; todos, en mayor o menor grado,
vienen en ayuda de aquel, y entre todos contrarrestan y absorben el efecto de aquella causa.
De lo cual resulta una resistencia grandísima a los esfuerzos de cualquier género, y, en
particular, a los dinámicos”19.
Zafra levantó su Mecánica aplicada del hormigón armado tomando como premisa
fundamental la equivalencia de los cuerpos reales a sólidos ficticios elásticos, “como base
racional y sobre la base experimental, que la confirma en esencia, aunque la corrige y modifica
en detalles”. Sin diferir de este modo, al menos en lo esencial, de lo que era la Mecánica
aplicada de cualquiera de los materiales conocidos: “una amalgama de principios teóricos,
corregidos por los resultados de la experiencia, con los mismos errores y lagunas, debidos a
las hipótesis necesarias para abordar el cálculo, y necesitada de los mismos coeficientes de
seguridad que involucren las consecuencias de aquellos”.
pandeo), así como para estudiar las deformaciones y la fisuración. Y todo ello mediante
fórmulas deductivas (para comprobación de los elementos de las estructuras) e inductivas,
“gracias a las cuales, conocidas las acciones que ha de soportar una pieza e impuestos
determinados valores para las máximas cargas que haya de sufrir, puedan fijarse las
dimensiones, forma y distribución de sus elementos”20.
Con la publicación de este libro los técnicos españoles ya dispondrían de una base
teórica para diseñar estructuras de hormigón armado. Zafra culminaría su labor científica cinco
años más tarde con un nuevo libro, Cálculo de Estructuras. Allí profundizaría su cuerpo
doctrinal incluyendo los últimos avances en la materia, como el teorema de Castigliano, el
principio de los trabajos virtuales de Mohr y el teorema de reciprocidad de Maxwell y Betti21.
Zafra empezó a trabajar con ese objetivo, con la idea de culminar su obra científica. Sin
embargo, la grave enfermedad que le aquejaba desde 1912 se lo impediría, no pudiendo
terminar más que la colección de modelos oficiales de puentes para carreteras23.
La tarea sería realizada por sus discípulos de la escuela de Caminos, que en la década
de los veinte pondrían en práctica sus métodos para el cálculo de los más diversos proyectos
de ingeniería. El más destacado sería Alfonso Peña Boeuf, que llegaría también a publicar
varios tratados de la materia: Mecánica Elástica (1926) y Hormigón armado (1930).
1
González Irún, Antonio y Luengo Carrascal, Juan: Cementos armados. Madrid, Bailly-Baillière, 1900. p.p. 46-105.
2
Boncorps, C.: “Estabilidad de las construcciones de cemento armado”, en la Revista de Obras Públicas. Año XLVII,
número 1269. Madrid, 18 de enero de 1900.
3
Tejón y Marín, Juan: “El cemento armado. Tablas prácticas”, en el Memorial de ingenieros del Ejército. Año LVII,
número XI. Madrid, noviembre de 1902.
4
Gallego Ramos, Eduardo: “Construcción y cálculo de pozos Mouras de hormigón armado”, en La Construcción
Moderna”. Año IV, número 13. Madrid, 15 de julio de 1906.
5
Gallego Ramos, Eduardo: “Cálculo y aplicaciones de los arcos Golding”, en La Construcción Moderna”. Año IV,
número 12. Madrid, 30 de junio de 1906.
6
Gallego Ramos, Eduardo: “Pilares de hormigón sunchado”, en La Construcción Moderna”. Año XV, número 13.
Madrid, 15 de julio de 1917.
7
Gallego Ramos, Eduardo: “El hormigón armado en España. Una aplicación práctica”, en La Construcción Moderna”.
Año XVI, número 16. Madrid, 30 de agosto de 1918.
8
García de Pruneda, Salvador: “Estudio de un puente de hormigón armado”. En el Memorial de ingenieros del Ejército.
Año LVIII. Madrid, 1903.
9
Seco de la Garza, Ricardo: Construcciones de hormigón armado. Sistema Hennebique privilegiado. Madrid, Imprenta
de Hernando y Cia, 1898. p.12.
10
Blanc, Joseph: Nota sobre las construcciones de hormigón armado «La Poutre Dalle», sistema Blanc privilegiado.
Bilbao, Imprenta y Encuadernación de Antonio Apellaniz, 1902. p.p. 11-12.
11
Peyronceli, Ramón y Ribera, José Eugenio: “Proyecto de tramo de hormigón armado para el paso superior de Los
Prados; Línea de Albacete a Cartagena, km 407+037m”. Memoria. 1899. Archivo de la Fundación de los Ferrocarriles
Españoles, legajo I-237/19.
12
Rebollo, Gabriel: Proyecto de puente en hormigón armado sobre el río Nervión en Bilbao. Memoria. 1902. Archivo
General de la Administración, legajo 8338.
13
Proyecto de piso y terraza de hormigón armado para la Estación de Granada. Proyecto de azoteas de hormigón
armado para cubierta de los pabellones laterales del edificio de viajeros de la Estación de Cartagena. 1905. Archivo de
la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. Legajos A/49/6 y C-115/11, respectivamente.
14
Colás, Enrique: Proyecto de puente de hormigón armado sobre el río Ebro en el camino vecinal de Calahorra a San
Adrián. Memoria. 1906. Archivo General del Reino de Navarra.
15
“Acta de las experiencias de rotura de un piso de hormigón armado sistema Hennebique”, incluida como anejo en el
Proyecto de reparación del Depósito de Aguas del Bazuelo en Mieres (Asturias). Archivo Municipal de Mieres.
16
Ribera, José Eugenio: “Conferencia en el Ateneo sobre construcciones modernas de hormigón armado”. En la
Revista de Obras Públicas. Año LI. Madrid, 23 de abril de 1903.
17
Ribera, José Eugenio: Hormigón y cemento armado. Mi sistema y mis obras. Madrid, Imprenta de Ricardo Rojas,
1902. p. 8.
18
Zafra, Juan Manuel de: “Sistema de placas bombeadas de hormigón armado”. Patente de 31 de mayo de 1902.
Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas, expediente nº 29863.
19
Zafra, Juan Manuel de: Construcciones de hormigón armado. Madrid, Imprenta y Encuadernación de V. Tordesillas,
1911. p.p. 15-18.
20
Zafra, Juan Manuel de: Construcciones de hormigón armado. Obra citada. p.p. 90-91.
21
“Zafra”, en la Revista de Obras Públicas. Año LXVII, nº2269. Madrid, 20 de marzo de 1919.
22
Zafra, Juan Manuel de: “Los progresos de la Construcción y de la Mecánica aplicada. Discurso de entrada en la Real
Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales”. En la Revista de Obras Públicas. Año LXVII, números 2305 y
2306. Madrid, 27 de noviembre y 4 de diciembre de 1919.
23
Peña Boeuf, Alfonso, en el prólogo a la Memoria de los Modelos de puentes de hormigón armado para carreteras.
Anexo al libro de Zafra, J.M.: Tratado de hormigón armado. Madrid, Voluntad, 1923.
ANEJO 2:
PROCEDIMIENTOS DE EJECUCIÓN
Los orígenes del hormigón armado en España
Por otro lado, la configuración estructural de las nuevas construcciones también era
inédita en la mayoría de las ocasiones. En algunos casos, el hormigón armado había permitido
la aparición de nuevas estructuras, como los puentes rectos de luces pequeñas. En otros, si
bien no suponía una novedad en la tipología general, si que venía a aportar modificaciones
nada desdeñables en unas estructuras de muy reciente implantación. Así sucedía, en efecto,
con los entramados de pórticos de los edificios, que, hechos con elementos metálicos, habían
empezado a sustituir a las masivas estructuras de muros de carga.
Figura 1: Estructura de entramados de pórticos en un edificio sin identificar, construido en España por la casa
Hennebique. Hacia 1900. En Seco de Garza, Cemento armado, Cálculo rápido. Instituto de Historia y Cultura Militar.
Biblioteca Central Militar.
El hormigón se elabora con cemento, agua y áridos (arena y grava). Respecto al primero,
hubo desde el principio unanimidad en recomendar siempre el portland para las obras de
hormigón armado, proscribiendo el empleo de cualquier otro tipo de aglomerante (cales
hidráulicas, cementos naturales o artificiales de escorias)1.
En cuanto a los áridos y la composición de la mezcla, también cada casa tenía sus
propias formulas. Por ejemplo, Hennebique utilizaba arena y grava menuda o “almendrilla”. En
cambio, los representantes de Monier en España empleaban “una parte de cemento, una de
ladrillo en polvo y cuatro de gravilla”4.
Entre los constructores era frecuente la mala práctica de usar arenas sucias, en la
creencia de que se podía “anular este evidente defecto forzando la cantidad de cal y de
cemento”. Pese a la insistencia de los mejores especialistas (Seco de la Garza, Jalvo,…),
ningún contratista reparaba “en traer a gran coste y desde largas distancias el cemento bueno;
pero se resiste a imponerse un largo transporte para las arenas y menos a lavarlas”5.
La grava y la arena eran descargadas por los carros a pie de obra. De los acopios al sitio
donde se formaba el hormigón eran transportados en cajones de madera por “muchachos
pequeños”7.
Figura 2. Cajón de medida y transporte. En Jalvo, Hormigón armado. Biblioteca Nacional de España.
Sobre una superficie plana se formaba un montón con los materiales a amasar, cuya
proporción se había estimado con cajones de medida. Dos peones hormigoneros, provistos de
palas, hacían otro montón que un tercer peón hormigonero removía con un rastrillo. Tras repetir
esta operación varias veces se empezaba a echar el agua y se volvía a amasar. Los
encargados de la obra debían estar vigilantes para impedir que los obreros echasen
“demasiada agua, arcilla u otras materias análogas para trabajar con más facilidad el mortero”8.
Había algunos medios mecánicos para fabricar el hormigón, como las vagonetas u
hormigoneras de tambor rotatorio. Estas máquinas, al desplazarse, hacían girar mediante un
mecanismo de ruedas dentadas el cilindro o tambor donde se mezclaban los componentes del
hormigón.
Figura 3. Mezcladora y hormigonera de tambor rotatorio de la casa Dr. Gaspary & Co. En Ingeniería. Biblioteca
Nacional de España.
Figura 4. Hormigonera “a brazo” para pequeñas obras. Marca Roll. En Gallego Ramos, Cemento armado, estudios y
tanteos.
Figura 5. Hormigonera mecánica Roll, movida por motor eléctrico. 1909. En Arquitectura y Construcción. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
Figura 6. Construcción del Teatro Odeón. Cielo raso del patio de butacas y encofrados para la construcción de la
azotea. 1917. En Gallego, Cemento armado, estudios y tanteos.
Tenían, pues, que hacer los encofrados con gran cuidado, pensando que “después se
debían deshacer de distinta manera a como se construyeron”; sin utilizar clavos y procurando
“evitar los golpes al descimbrar, tan perjudiciales a la masa que no ha terminado aún su
fraguado”.
Para ello tenían que valerse de herramientas como el “barrilete de aire”, una abrazadera
formada por dos pletinas de acero, ajustable para sujetar los moldes; y cadenas o ·”estrobos”10.
La madera para encofrados y cimbras suponía una de las partidas más onerosas en el
presupuesto de las obras de hormigón armado. La mayoría podía aprovecharse después, pero
era inevitable un desperdicio “que no bajaba del veinte por ciento en cada obra”11.
De ahí que todos los constructores habían intentado desarrollar procedimientos para
reducir los encofrados. Pero todos ellos suponían, a cambio, un incremento notable en la
cantidad de hierro utilizado, por lo que la ventaja económica quedaba anulada.
Figura 8. Construcción del depósito de Llanes (Asturias). 1900. En Ribera, Hormigón y Cemento Armado, mi sistema y
mis obras. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Así pues, los buenos encofradores eran especialmente apreciados, tanto más en
construcciones especiales donde el hormigón debía quedar visto. Por eso, era casi siempre
inevitable “hacer venir operarios de sitios distantes”, aunque fuera a coste de “un aumento de
gastos en la construcción”12.
Figura 9. Encofrados para las bóvedas de la nueva Iglesia Parroquial de Irún. 1910. En La Construcción Moderna.
Hemeroteca Municipal de Madrid.
A principios de siglo XX se hizo muy popular el “Metal Deployé”, que se fabricaba en los
talleres de Zorroza (Bilbao) de la Sociedad de Construcciones Metálicas15. Algunos de los
técnicos de mayor renombre (Ribera, Jalvo, Martínez Unciti, Gallego Ramos) confiaban
plenamente en esta tela metálica de patente norteamericana.
A veces las armaduras, sobre todo las barras de mayor diámetro, venían a la obra listas
para su utilización desde taller. Pero lo habitual era que se prepararan en obra, lo que llevaba
una importante cantidad de trabajo.
Figura 10. Construcción de un depósito sistema Monier en el Parque Aerostático de Guadalajara. 1900. En Seco de
Garza, Cemento armado, Cálculo rápido. Instituto de Historia y Cultura Militar. Biblioteca Central Militar.
Las operaciones más repetidas eran el corte y doblado de las barras, que se hacían con
grifas y alguna otra herramienta específica, como el doblador de barras. Se practicaba
asimismo el espernado de las barras (machacar su punta para que quedase en forma de cuña).
Y, aunque dependiendo del sistema, era también muy importante la fabricación de flejes y
horquillas. Por eso algunos planteaban su sustitución por metal deployé.
Figura 11. Grifa y Doblador de barras. En Jalvo, Hormigón armado. Biblioteca Nacional de España.
Una vez preparados los moldes y colocada la ferralla, tocaba el turno del hormigonado,
cuya realización se encomendaba a otro de los capataces de la obra. Comprendía esta
operación, en primer lugar, el traslado de la pasta fresca de hormigón desde el lugar donde se
fabricaba. Esto lo hacían los peones “porteadores”.
Figura 12. Pisón para compactar el hormigón. En Gallego Ramos, Cemento armado, estudios y tanteos.
Uno de los principales inconvenientes de las nuevas construcciones es que había que
disponer puntales o apeos que soportaran la estructura hasta que el hormigón fraguase. Esto
suponía una seria dificultad para la ejecución, que no tenían las estructuras metálicas.
Figura 13. Construcción del grupo de casas de la Caja Provincial de Ahorros. San Sebastián, 1909. En Gallego Ramos,
Cemento armado, estudios y tanteos.
Figura 14. Construcción de la fábrica de cemento de Castillejo (Toledo). 1916. En la Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
La situación se complicaba con cierto tipo de obras, como los puentes. Sus cimbras, si
bien no eran privativas de los de hormigón armado, podían complicar extraordinariamente las
obras de construcción.
Figura 15. Construcción del puente de Golbardo (Cantabria). 1902. En la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del
colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
1
Jalvo, Mauricio: Hormigón armado. Manual práctico del constructor. Madrid, Librería Guttenberg, 1903. p.p. 225-237.
2
“Los mejores cementos portland”, en El Cemento Armado. Año I, número 8. Madrid, 31 de agosto de 1901.
3
Jalvo, Mauricio: Hormigón armado. Manual práctico del constructor. Obra citada. p.228.
4
Seco de la Garza, Ricardo: “Detalles prácticos de la construcción de obras de cemento u hormigón de cemento y
hierro”, en el Memorial de ingenieros del Ejército. Año LV. Madrid, 1900.
5
Jalvo, Mauricio: Hormigón armado. Manual práctico del constructor. Obra citada. p.245.
6
Jalvo, Mauricio: Hormigón armado. Manual práctico del constructor. Obra citada. p.258-261.
7
Jalvo, Mauricio: Hormigón armado. Manual práctico del constructor. Obra citada. p.219.
8
Seco de la Garza, Ricardo: “Detalles prácticos de la construcción de obras de cemento u hormigón de cemento y
hierro”, en el Memorial de ingenieros del Ejército. Año LV. Madrid, 1900.
9
“Fabricación mecánica del hormigón. Hormigoneras Roll”, en Arquitectura y Construcción. Año XII, número 198.
Barcelona, enero de 1909.
10
Jalvo, Mauricio: Hormigón armado. Manual práctico del constructor. Obra citada. p.p. 217-257.
11
Jalvo, Mauricio: Hormigón armado. Manual práctico del constructor. Obra citada. p.266.
12
González Irún, A. y Luengo Carrascal, J.: Cementos Armados, descripción y cálculo de las obras. Madrid, Bailly-
Baillière e Hijos, 1900. p. 40.
13
Jalvo, Mauricio: Hormigón armado. Manual práctico del constructor. Obra citada. p.254.
14
Gallego Ramos, Eduardo: Estudios y Tanteos. Cemento armado. Madrid, Establecimiento tipográfico de Antonio
Marzo, 1918. p. 428.
15
Gallego Ramos, Eduardo: “Construcción de forjados de losa continua armados con metal deployé”, en La
Construcción Moderna. Año II, número 22. Madrid, 30 de noviembre de 1904.
16
Seco de la Garza, Ricardo: “Detalles prácticos de la construcción de obras de cemento u hormigón de cemento y
hierro”, en el Memorial de ingenieros del Ejército. Año LV. Madrid, 1900.
ANEJO 3:
En los comienzos, la construcción con el nuevo material fue por delante de cualquier
base reglamentaria. No tardaría en ponerse de relieve, desgraciadamente por accidentes, la
necesidad de regular la utilización del hormigón armado mediante normativa.
Cuando el hormigón armado daba sus primeros pasos en España ya había países que
habían desarrollado sus propias instrucciones.
Un año después, en 1903, esta sociedad suiza elevaría a las autoridades su “reglamento
provisional para la ejecución de construcciones de hormigón armado”. El accidente de Bâle
movió a los técnicos suizos a establecer “tanto para las autoridades como para los
empresarios”, unas directivas provisionales para construir con seguridad, a la espera de su
validación definitiva “con ensayos científicos más completos”. Estas prescripciones fueron
formuladas por un comité de expertos constituido por Ritter, Schüle y Reese2.
También se haría eco la prensa técnica de la publicación, en 1907, de las Reglas para la
ejecución de las obras de hormigón armado en Italia, aunque tampoco con demasiada
trascendencia4.
Por su parte, los Estados Unidos publicarían en 1910 su primera instrucción, la Standard
Building Regulations for the use of the reinforced concrete.
La instrucción extranjera que más repercusión tendría en nuestro país sería sin duda la
Circular Francesa de 20 de octubre de 1906. Ante la falta de una normativa propia, muchos
técnicos españoles la adoptaron como guía para la redacción de sus proyectos. Así lo admitía,
por ejemplo, Cayetano Noguera para su proyecto de paso superior en el km 105,56 de la línea
de ferrocarril de Plasencia a Astorga: “a falta de instrucciones españolas sobre el cálculo de
obras de hormigón armado, nos hemos atenido a la Instrucción francesa y a las explicaciones y
cálculos que la acompañan”5.
Así pues, las autoridades decidieron tomar cartas en el asunto y formaron, mediante
Real Decreto, una Comisión encargada de “determinar unas bases de construcción que sirvan
para redactar los proyectos de obras de hormigón armado, aplicadas al servicio de Obras
Públicas”.
Sin embargo, la redacción de una norma española oficial, para todas las construcciones
de hormigón armado, no llegaría en el periodo que se analiza en esta tesis. La primera se
publicaría en 1939.
Figura 1. Pruebas dinámicas de Puente de Mª Cristina en San Sebastián. 1904. En la Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 2. Pruebas estáticas del puente de Liédena (Navarra) sobre el Irati. 1908. En la Revista de Obras Públicas.
Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Figura 3. Dispositivo para medir las deformaciones en las Pruebas del Puente de la Reina Victoria en Madrid. 1909. En
la Revista de Obras Públicas. Biblioteca del colegio de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Por entonces no había en España más reglamento de posible aplicación que las
“Instrucciones para el empleo del cemento armado” aprobadas por el Laboratorio del Material
de Ingenieros del Ejército en 1912. En consecuencia, los responsables de su construcción
decidieron seguir sus indicaciones para la realización de las pruebas, que consistieron en
cargar con sacos de arena de 50 kg de peso las partes más comprometidas de la estructura:
voladizos de anfiteatro, patio de butacas, varios tramos de escalera y la azotea.
Figura 4. Pruebas de carga en el teatro Odeón (Madrid). 1917. En La Construcción Moderna. Hemeroteca Municipal de
Madrid.
NOTAS AL ANEJO 3
1
Díaz de Canto, E.: “Reglamentos alemanes para las construcciones de cemento armado”, en El Cemento Armado.
Año III, nº 1, enero de 1903.
2
Schüle, F.: Prescriptions provisoires pour l’élaboration des projets, l’exécution et le contrôle des constructions en
béton armé. Zurich, agosto de 1903.
3
Gallego Ramos, Eduardo: Estudios y tanteos. Cemento armado. Madrid, Establecimiento tipográfico de Antonio
Marzo, 1917.
4
“Reglas para la ejecución de las obras de hormigón armado en Italia”, en la Revista de Obras Públicas. Año LV,
número 1656. Madrid, 20 de junio de 1907.
5
Noguera, Cayetano: “Proyecto de paso superior en el km 105,566 de la línea de Plasencia a Astorga. Memoria”.
Archivo Histórico Ferroviario. Fundación de los Ferrcarriles Españoles. Expediente C-1155/7.
6
Jubera, Agustín de: Proyecto de puente de cemento armado en el km 148,06 de la línea de Sevilla a Jerez y Cádiz.
Memoria. 1911. Archivo Histórico Ferroviario. Fundación de los Ferrcarriles Españoles. Expediente A-99/4
7
Gallego Ramos, Eduardo: Estudios y tanteos. Cemento armado. Obra citada.
8
“Instrucciones reglamentarias para el empleo del Cemento Armado”, en La Construcción Moderna. Año X, nº 10.
Madrid, 30 de mayo de 1912.
9
Gallego Ramos, Eduardo: Estudios y tanteos. Cemento armado. Obra citada, p.61.
10
“Hormigón armado. Importante real decreto”, en la Revista de Obras Públicas. Año LXV, número 2176. Madrid, 7 de
junio de 1917.
11
Gallego Ramos, Eduardo: Estudios y tanteos. Cemento armado. Obra citada, p.61.
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES
Los orígenes del hormigón armado en España
Uno de los criterios fundamentales para la realización de esta tesis ha sido utilizar
preferentemente fuentes contemporáneas a los acontecimientos que se han investigado.
En cuanto a los primeros, hay varios tratados de referencia. Sobre el nacimiento del
hormigón armado, se han utilizado sobre todo la monografía de Christophe y la de Berger y
Guillerme. Para los orígenes del hormigón armado en España han sido fundamentales los
libros de Ribera, Jalvo o Zafra.
Por lo que se refiere a los proyectos y otros documentos, se han consultado muchos
archivos de los municipios donde se construyeron las obras: Mieres, Llanes, Valladolid,
Huesca, etc.
Hay que citar también algunos archivos nacionales que conservan fondos muy valiosos
para esta investigación. La Oficina Española de Patentes y Marcas o el Archivo Histórico
Ferroviario (de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles) podrían ser los más destacados.
Bibliografía 615
Los orígenes del hormigón armado en España
Junto a estos recursos de la época, también se han utilizado diversos trabajos actuales,
principalmente sobre la Historia de la Arquitectura y de la Ingeniería. Para las cuestiones
sociales y económicas se han consultado obras de referencia comúnmente aceptadas.
Bibliografía 616
Los orígenes del hormigón armado en España
Bibliografía
BELIDOR, Bernard Forest de: Architecture hydraulique. París, Chez Charles-Antoine Jombert,
1770.
BIED, J.: Chaux hidrauliques et ciments Portland de Lafarge et du Teil. París, Ch. Béranger
Éditeur, 1903.
CHOISY, Auguste: L’art de bâtir chez les romains. Librairie générale de l’architecture et des
travaux publics Ducher et Cie., Paris, 1873. Publicado en España con el título El arte de
construir en Roma. Madrid, CEHOPU, 1999.
CHRISTOPHE, Paul: Le béton armé et ses applications. París y Lieja, Librairie Polytechnique
Ch. Béranger, 1902.
COIGNET, Edmond: Project de pont de 112 mètres d’ouverture, construction mixte en ciment et
acier. París, Imprimerie Chaix, 1894.
COIGNET, François: Bétons agglomérés appiqués à l’art de construire. Paris, E. Lacroix, 1861.
Bibliografía 617
Los orígenes del hormigón armado en España
COIGNET, François: États de service de la maison Coignet Père et ils et Cie et de son gérant
actuel François Coignet. Paris, Typographie de Ch.Meyrureis, 1872
COINTERAUX, François: École d’architecture rurale, quatrième cahier. París, Chez l’auteur,
1791.
COSYN, Léon: Traité pratique des constructions en béton armé. París, Librairie Polytechnique
Ch. Béranger, 1911.
COTTANCIN, Paul: Notice sur la parfaite construction moderne. París, Imprimerie de la Société
Anonyme de Publications Industrielles et d’Imprimerie administrative, 1897.
DESIRÉ MICHEL y Compañía: Noticia sobre el cimento del Mediterráneo. Sus ventajas y usos.
Marsella, Imprenta y Litografía de Julio Barile, 1862
DUBOIS, J.: Notice sur les constructions en ciment armé. Macon, Protat Frères imprimeurs,
1896.
FERRADA, Ventura: Tratado elemental de las rocas y materiales más usados en las
construcciones. Madrid, Imprenta de J. Limia y G. Urosa, 1868.
GALERON, M.: Le Cosmorama, conférence faite à l’École des Beaux Arts. París, Alphonse
Lemerre Éditeur, 1895.
Bibliografía 618
Los orígenes del hormigón armado en España
GAUTHEY, Émiland-Marie: Traité de la construction des ponts. Lieja, Chez Leduc, 1843.
GONZÁLEZ, Félix: Ensayos de cementos. Madrid, Imprenta militar del Centro Electrotécnico,
1926.
HERING, Oswald C.: Concrete and stucco houses. Nueva York, McBride, Nast&Company,
1912.
JALVO, Mauricio: Hormigón armado. Manual práctico del constructor. Madrid, Librería
Guttenberg de José Ruíz, 1903.
LAVERGNE, Gerard: Étude des divers systèmes de construction en béton armé. París, Baudry
et Cie., 1899.
LEBRUN, François-Martin: Méthode pratique pour l’emploi du béton. París, Chez Carilian-
Goeury, 1835.
LECANDA, MACIÀ Y CIA: Catálogo y nota de precios de las construcciones Monier de cemento
y hierro inoxidable. Barcelona, Tipolitografía de L. Tasso, 1895.
MAGNY, A.V.: La construction en béton armé. Théorie et pratique. París y Lieja, Librairie
Polytechnique Ch. Béranger, 1932.
MARTÍNEZ, J.: Étude sur les constructions en béton de ciment armé . París, Imprimerie Paul
Dupont, 1896.
Bibliografía 619
Los orígenes del hormigón armado en España
MESNAGER, A.: Cours de Béton Armé. Notes prises par les auditeurs. París, Imprimerie G.
Goury, 1912
MÖRSCH, Emil: Le béton armé, étude théorique et pratique. París, Librairie Polytechnique Ch.
Béranger, 1909.
PALACIO, Alberto De: Le ciment armé système Unciti. Madrid, Imprenta de Ricardo Rojas,
1904.
PAVIN DE LAFARGE, J. y A.: Cales y cementos J.A. Pavin de Lafarge. Cemento artificial Vicat.
Madrid, Establecimiento tipográfico Hijos de J. A. García, 1900.
PEÑA BOEUF, Alfonso: Hormigón armado. Madrid, Talleres gráficos Herrera, 1933.
PLANAT, Paul: L’art de bâtir. T.III. Voutes en maçonnerie. Voutes d'églises. Flèches et tours.
Béton armé. Silos. Paris, Librairie de la Construction Moderne, 1898.
REBOLLEDO, José Antonio: Casas para obreros o económicas. Madrid, Imprenta de la viuda e
hijos de Galiano, 1872.
Bibliografía 620
Los orígenes del hormigón armado en España
REBOLLEDO, José Antonio: Manual del constructor. Madrid, Sáez de Jubera Hermanos
Editores, 1893.
RIBERA DUTASTE, José Eugenio: Hormigón y cemento armado, mi sistema y mis obras.
Madrid, Imprenta de Ricardo Rojas, 1902.
RIBERA DUTASTE, José Eugenio: Los progresos del hormigón armado en España. Madrid,
Imprenta Alemana, 1907.
RONDELET, Jean: Traité théorique et pratique de l’art de bâtir. París, Chez l‘auteur, enclos du
Panteon, 1814. Libro segundo.
SANTARELLA, Luigi: Il cemento armato nella costruzioni civili ed industriali. Milano, Ulrico
Hoepli, 1928.
SECO DE LA GARZA, Ricardo: Cemento Armado. Cálculo rápido. Datos prácticos. Madrid, P.
Orrier Editor, 1910.
SCHÜLE, F.: Prescriptions provisoires pour l’élaboration des projets, l’éxecution et le contrôle
des constructions en béton armé. Zurich, editorial desconocida, 1903.
SMEATON, A.C.: The builder’s Pocket Companion; containing the elements of building,
surveying and architecture. Philadelphia, Henry Carey Baird, 1850.
Bibliografía 621
Los orígenes del hormigón armado en España
SMEATON, John: A narrative of the building and a description of the construction of the
Edystone Lighthouse with stone”. Londres, librería de H. Hughs, 1791. Edición traducida al
español publicada por Intemac. Madrid, 1978.
TAYLOR, Frederick: Béton et mortier de ciment armés ou non armés. París, Dunod Éditeur,
1920.
TEJÓN Y MARÍN, Juan: Discurso leído ante la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y
Nobles Artes de Córdoba en 21 de junio de 1902 en su recepción como académico de número.
Córdoba, Imprenta del Diario de Córdoba, 1902.
VALDÉS, Nicolás: Manual del ingeniero y del arquitecto. Madrid, Establecimiento tipográfico de
Gabriel Alhambra, 1870.
VICAT, Joseph Louis: Résumé des connaissances positives actuelles sur les qualités, le choix
et la convenance réciproque de matériaux propres à la fabrication des mortiers et ciments
calcaires. París, de l’Imprimerie de Firmin Didot, 1828.
VITRUVIO, Marco Lucio: Los diez Libros de Arquitectura. Libro segundo, capítulo VI.
Traducción del latín publicada por la Editorial Iberia. Barcelona, 1977.
ZAFRA, Juan Manuel De: El hormigón armado y los grandes embalses. Madrid, Instituto de
ingenieros civiles de España, 1912.
Bibliografía 622
Los orígenes del hormigón armado en España
Estudios posteriores
BRAVO NIETO, Antonio: La ciudad de Melilla y sus autores. Melilla, Servicio de publicaciones
de la Ciudad Autónoma de Melilla, 1997.
CÁRCAMO, Joaquín y ROSSEL, Jaume: La fábrica Ceres de Bilbao. Los orígenes del
hormigón armado y su introducción en Bizkaia. Bilbao, Colegio Oficial de aparejadores y
arquitectos técnicos de Bizkaia, 1994.
COHEN, Jean-Louis: Mies van der Rohe. Madrid, Ediciones Akal, 2007.
Bibliografía 623
Los orígenes del hormigón armado en España
COLLINS, Peter: Concrete. The vision of a new architecture. A study of Auguste Perret and his
precursors. Londres, Faber&Faber, 1959. Publicado en Francia con el título Splendeur du
Béton. París, Hazan, 1995.
CURTIS, William J. R. : La arquitectura moderna desde 1900. Londres, Pahidom Press Limited,
2006.
DALMASES BALAÑÁ, Nuria De y PITARCH, Antonio José: Arte e industria en España, 1774-
1907. Barcelona, Editorial Blume, 1982.
D’AMBLY, Pierre: Naissane d’une entreprise. Les Pavin de Lafarge. París, François-Xavier de
Guibert, Office d’Édition, 2000.
DIÉGUEZ PATAO, Sofía: La Generación del 25. Primera arquitectura moderna en Madrid.
Madrid, Cuadernos de Arte Cátedra, 1997.
FERNÁNDEZ TROYANO, Leonardo: Tierra sobre el agua. Visión histórica universal de los
puentes. Madrid, Colegio de ingenieros de caminos, canales y puertos, 1999.
Bibliografía 624
Los orígenes del hormigón armado en España
GIEDION, Sigfried: Construire en France. Construire en fer. Construire en béton. Paris, Editions
de la Villette, 2000.
HEWLETT, Peter: Lea’s Chemistry of cement and Concrete. Amsterdam, Elsevier Butterworth-
Heinemann, 2004.
HOYO APARICIO, Andrés y SAZATORNIL RUÍZ, Luís: Santander, fin de siglo. Santander,
Xavier Agenjo Bullón/Manuel Suárez Cortina, Editores, 1998.
MARTÍN GARCÍA, José; PALICIO SUÁREZ, José; y PIQUERO MENÉNDEZ, José: El libro de
Box-Tudela Veguín. Mieres, Imprenta Firma, 1998.
Bibliografía 625
Los orígenes del hormigón armado en España
OLAIZOLA ELORDI, Juan José: El tranvía de Arratia (1902-1964). Bilbao, BBK, 2004.
OLAIZOLA ELORDI, Juan José: El tranvía eléctrico de Bilbao a Durango y Arratia. Bilbao,
Eusko Trenbideak, 2000.
ROJO CAJIGAL, Juan Carlos: Respuestas empresariales en el País Vasco ante la crisis
económica de 1921. Madrid, Universidad Carlos III, 2004.
ROSELL, Jaume y CÁRCAMO, Joaquín: La fábrica Ceres de Bilbao. Los orígenes del hormigón
armado y su introducción en Bizkaia. Bilbao, Colegio Oficial de aparejadores y arquitectos
técnicos, 1994.
SÁENZ RIDRUEJO, Fernando: Ingenieros de caminos del siglo XIX. Madrid, Colegio de
ingenieros de caminos, canales y puertos, 1990.
SÁNCHEZ MARROYO, Fernando: La España del siglo XX. Economía, demografía y sociedad.
Madrid, Ediciones Istmo, 2003.
SAN ANTONIO GÓMEZ, Carlos De: El Madrid del 27, arquitectura y vanguardia: 1918-1936.
Madrid, Consejería de Educación, 1999.
SIMONNET, Cyrille: Le béton, histoire d’un matériau. Paris, Éditions Parenthèses, 2005.
SOBRINO SIMAL, Julián: Arquitectura industrial en España, 1830-1990. Madrid, Cátedra, 1996.
STRIKE, James: Construction into design: The influence of news methods of construction on
architectural design. Oxford, Butterworth-Heinemann, 1991. Publicado en España con el título
De la construcción a los proyectos. Barcelona, Editorial Reverté, 2004.
Bibliografía 626
Los orígenes del hormigón armado en España
V.V. A.A.: Antonio Palacios, constructor de Madrid. Madrid, Ediciones La Librería, 2002.
V.V. A.A: Béton et Patrimoine. Paris, Cahiers de la section française de l’ICOMOS, 1999.
V.V A.A: Cent ans de béton armé. París, Ed. Science & Industrie, 1949.
V.V. A.A.: Écrits d’ingénieurs. Articulos recopilados por Marrey, Bernard. París, Éditions du
Linteau, 1997.
V.V. A.A.: José Eugenio Ribera, ingeniero de caminos, 1864-1936. Catálogo de la exposición
celebrada en el Colegio de ingenieros de caminos en julio de 1982. Madrid, Colegio de
ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, 1982.
Bibliografía 627
Los orígenes del hormigón armado en España
Memorial de ingenieros del Ejército. Madrid, Imprenta del Memorial de Ingenieros, 1864-1936.
Bibliografía 628
Los orígenes del hormigón armado en España
Bibliografía 629
Los orígenes del hormigón armado en España
Universidad de Granada.
Bibliografía 630