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Medición del volumen del líquido amniótico

En teoría, existen tres enfoques que permiten medir el volumen amniótico: medición directa, por dilución o indirecta. En la
práctica clínica, la medición es indirecta, basada en la ecografía.

Medición directa en el parto

Consiste en la recogida del líquido que se expulsa a través de las vías genitales con motivo de la ruptura de las membranas.
Este método es poco preciso porque la recogida resulta difícil e incompleta en la práctica, y a menudo corresponde a una
mezcla de líquido amniótico y hemorragia materna. Esta medición sólo permite una valoración tardía, cuyo único interés
radica en orientar el estudio neonatal. Sobre todo, es útil para la confirmación posnatal de una anomalía de volumen de líquido
detectada antes del nacimiento.

Métodos de dilución
Son los más precisos. Se basan en la utilización de un marcador, como el azul de Coomassie o, sobre todo, el ácido para-
amino-hipúrico. Dado que estos métodos de dilución requieren al menos dos amniocentesis y se basan en la cuestionable
hipótesis de que la dilución del marcador se produce tras un intervalo de 15-30 minutos, no se utilizan de rutina en la mujer
embarazada y se reservan para la investigación experimental. Sin embargo, este método por dilución ha permitido establecer
la curva de referencia del volumen de líquido amniótico durante el embarazo.

Mediciones ecográficas

Se han propuesto distintos métodos para valorar con ecografía el volumen amniótico, de forma cualitativa, cuantitativa o
semicuantitativa.

Método cualitativo

Consiste en comparar subjetivamente el espacio ocupado por el líquido amniótico con el espacio ocupado por el feto y la
placenta. Este método es sencillo, rápido, con una variabilidad intraobservador relativamente buena (96%) y una variabilidad
interobservador (84%) razonable. Este método se utiliza, por tanto, en la detección precoz por profesionales adiestrados y
evaluados ya que, en «buenas» manos, existe una adecuada correlación entre la estimación subjetiva de la cantidad de líquido
y su apreciación cuantitativa mediante medición ecográfica. Sin embargo, este método no permite el intercambio de
información cuantificada y depende mucho de la experiencia del ecografista. Es esencial, pues, disponer de un método más
objetivo de evaluación de la cantidad de líquido amniótico.

Método cuantitativo
Consiste en calcular el volumen total de la cavidad amniótica utilizando tres mediciones ecográficas hechas a partir de un
corte longitudinal y un corte transversal. Gohari et al definieron, a partir de esta medición del volumen uterino, curvas de
referencia que permitían establecer el diagnóstico de hidramnios u oligoamnios en función del término. Este método se utiliza
poco en la práctica clínica.

Métodos semicuantitativos

Medición del cúmulo mayor


La propuso por primera vez Chamberlain y corresponde a la medición (en centímetros) de la profundidad (diámetro vertical)
del mayor cúmulo de líquido amniótico sin interposición del cordón umbilical. Un valor inferior a 1 define el oligoamnios,
mientras que un valor superior a 8 define el hidramnios. Esta medición semicuantitativa correlaciona significativamente
con los embarazos de resultado desfavorable. Bottoms et al demostraron que un cúmulo mayor inferior a 1 cm era muy
infrecuente, y constituía un marcador muy sensible de embarazo con resultado desfavorable. Goldstein y Filly compararon el
rendimiento de la medición del cúmulo mayor con una medición cualitativa del volumen amniótico pero no observaron
diferencias significativas entre ambos métodos.

Índice amniótico
Propuesto por Phelan en 1987, es el método preferido de la mayoría de autores. Dividiendo el útero en cuatro cuadrantes a
partir de dos rectas perpendiculares a nivel del ombligo, se suman las cuatro alturas verticales de los cúmulos de líquido
amniótico más profundos. Este índice normalmente está comprendido entre 8 y 18 cm. Hasta hace poco, se distinguían, por
una parte, los excesos de líquido amniótico (18-25 cm) de los hidramnios verdaderos (>25) cm y, por otra parte, los líquidos
amnióticos poco abundantes (5-8 cm) de los oligoamnios (<5 cm). En la actualidad existe consenso para utilizar curvas de
índice amniótico con percentiles, debido a las variaciones fisiológicas del líquido amniótico en función de la edad gestacional.
La variabilidad intra e interobservador es, respectivamente, de 0,5-1 cm (es decir, 10,8%) y de 1-2 cm (es
decir, 15,4%). Así pues, cuando se sospechan un oligoamnios o un hidramnios resulta indispensable considerar la media de
tres mediciones, con el fin de minimizar los errores de evaluación.. El conjunto de estudios que comparan el índice amniótico
y la medición del cúmulo mayor llega a la misma conclusión: el índice amniótico es más sensible y específico que la medición
del cúmulo mayor, sobre todo para el diagnóstico de los oligoamnios. Sin embargo, el índice amniótico sigue siendo una
medición semicuantitativa, y actualmente no existen mediciones ecográficas que permitan la evaluación del volumen
amniótico con un margen de error inferior al 25%. Independientemente del criterio utilizado, es importante
respetar algunos imperativos técnicos:
• medir sólo el espacio desprovisto de cordón;
• no aplicar una presión demasiado importante con la sonda, ya que puede modificar las mediciones en un 20%;
• practicar la medición en un período de relativa inactividad fetal.

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