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Las migraciones en los primeros periodos históricos involucraron a un gran

número de personas y se cubrieron grandes distancias por lo que se


establecieron rutas mas o menos regulares y con ello se abrieron brechas, se
formaron veredas, senderos o sendas y se construyeron caminos.
Se establecieron rutas más o menos regulares y con ello se abrieron brechas, se
formaron veredas, senderos o sendas, y se construyeron caminos.
Conforme las diferentes civilizaciones fueron alcanzando un nivel de desarrollo
más alto, muchos pueblos antiguos tomaron conciencia de la importancia de
mejorar los caminos. Las calles de la ciudad de Babilonia se pavimentaron hacia
el año 2000 a.C.
La historia también registra la construcción de un magnífico camino para ayudar
a la edificación de la Gran Pirámide de Keops en Egipto, aproximadamente en el
3000 a.C.
El sistema de caminos más avanzado del mundo antiguo fue el de Roma. Cuando
la civilización romana alcanzo su apogeo, un gran sistema de caminos militares
llegaba hasta los límites del Imperio. Muchos de estos caminos fueron
construidos de piedra y tenían 0.90 m o más de espesor.
Después de la declinación y caída de Imperio romano (476 d.C.), la construcción
de caminos, así como todas las otras formas de actividad científica, cesaron por
un periodo aproximado de mil años.
Al final del siglo XVIII, en Europa revivió el interés por el arte de la construcción
de caminos. Durante ese periodo, Trésaguet, un notable ingeniero francés,
implantó un método de construcción de caminos utilizando una base de piedras
partidas cubiertas con piedras mas pequeñas.
Cuando los conquistadores españoles llegaron a lo que hoy constituye el territorio
nacional, encontraron que sus pobladores no hacían uso de la rueda en vehículos de
transporte y no disponían tampoco de animales de tiro y carga; pero a pesar de ello,
contaban con un buen número de buenas calzadas de piedra, así como una considerable
cantidad de caminos, veredas y senderos.
En 1522 Cortés encomendó a Álvaro López la apertura de un camino entre
México y Veracruz, camino que llegaría a ser durante los albores de la Colonia el
más importante, por la introducción de la carretera.
El inventor inglés Thomas Newcomen (1663-1729), construyó una de las primeras
máquinas de vapor prácticas en 1712. Su máquina de vapor a la presión
atmosférica se usó para bombear agua de las minas británicas durante casi 75
años, antes de ser remplazada por la máquina más eficiente de James Watt.
Al finalizar la Colonia, México contaba ya con un buen número de caminos
carreteros y de herradura, que sumaban respectivamente, 7,605 y 19,720
kilómetros, variando su estado de conservación de acuerdo con su importancia.
El alemán Nicolás A. Otto, en 1876 construyó un motor de combustión que
quemaba gas de hulla mezclado en proporciones detonantes con aire antes de
ser llevado al cilindro. Le da continuidad a los trabajos e investigaciones
realizados por sus antecesores Philippe Lebon (1799), Etienne Lenoir (1860) y
Alphonse Beau de Rochas (1862).
Henry Ford en 1904 contribuyó en gran medida al desarrollo y popularidad de
los automóviles al introducir la producción en serie moderna y el costo accesible
de los vehículos.
En Estados Unidos, se promulgaron leyes adicionales de ayuda estatal, y hacia
1917 todos los estados participaban de algún modo en la construcción de
carreteras.
Se cree que el primer pavimento de ladrillo en Estados Unidos se construyó en
Charleston, Virginia Occidental, en 1871, y el asfalto se utilizó para pavimentar la
avenida Pensilvania, en Washington, D. C., en 1867
El 19 de noviembre de 1867 el presidente de la República, Lic. Benito Juárez
García, creó un impuesto dedicado a la conservación de caminos, sustituyendo al
de “peaje”, que se había vuelto impopular.
El 13 de mayo de 1891 el Presidente de la República, Gral. Porfirio Díaz Mory,
creó la Secretaría de Comunicaciones y Transporte y autorizó la construcción del
edificio que ocupó.
El 30 de marzo de 1925, el entonces Presidente de la República, Gral. Plutarco
Elías Calles, consciente de la necesidad de construir los nuevos caminos, expidió
una ley estableciendo un impuesto sobre la gasolina; en esta misma ley quedó
creada la Comisión Nacional de Caminos para, disponiendo del producto de
este impuesto, construir conservar y mejorar los nuevos caminos.
A partir de 1925 empezó la construcción de vías con técnicas avanzadas. Fueron
proyectados y construidos por firmas de Estados Unidos, pero desde 1940 los
ingenieros mexicanos se han encargado de los trabajos.
Se tuvieron así implantadas las tres
fórmulas que han prevalecido hasta la
fecha:
a).- Carreteras troncales o nacionales,
costeadas 100% por la Federación. Son
las principales y constituyen la base de
la red carretera del país.
b).- Carreteras secundarias,
comprendidas en el plan llamado de
cooperación, costeadas 50% por la
Federación y 50% por el Gobierno del
Estado correspondiente.
c).- Caminos vecinales, costeados
mediante 1/3 de la Federación, 1/3 del
Gobierno del Estado correspondiente y
1/3 de los particulares.
Las primeras carreteras de cuota, entre
las que figuran la de la ciudad de México
a Cuernavaca, fueron administradas y
conservadas por una empresa de
participación estatal denominada
Constructora del Sur.
Pronto se popularizó el sistema, con
gran aceptación de los usuarios, por lo
que se construyeron mas caminos de
este tipo; por este motivo el Gobierno
decidió crear en 1958 el Organismo
Descentralizado Caminos Federales de
Ingresos. En el decreto que lo creó, se
anunciaba que la operación de esta
clase de caminos no tenía como
finalidad el lucro.
Posteriormente en 1963 se modificó su
organización creándose lo que es ahora
Caminos y Puentes Federales de
Ingresos y Servicios Conexos.
El organismo descentralizado está
constituido en tal forma, que puede
negociar importantes financiamientos
para la construcción de otras carreteras.

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