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TEMA: EL ISLAM
AÑO: 1° de Teología
Ciclo I - 2015
Introduccion . . . . . . . . 3
Tema: EL ISLAM
b. Monoteísmos diferentes. . . . . . 5
a. Hinduismo. . . . . . . . 14
b. Budismo. . . . . . . . 15
c. Judaísmo. . . . . . . . 16
d. Islam. . . . . . . . . 17
Conclusión. . . . . . . . . 34
Bibliografía. . . . . . . . . 35
2
INTRODUCCIÓN
He intentado reconocer que todos poseemos hoy un cierto conocimiento del islam y de la
religión islámica. Es un asunto que ha ocupado en los últimos años las primeras planas de
nuestros periódicos. Ha sido y es también actualmente el tema de innumerables libros,
conferencias, artículos de revistas y programas de televisión.
El islam está entre nosotros, en varios aspectos. Se encuentra en nuestras mentes como un
objeto de curiosidad y de interés, y también como un desafío capaz de engendrar
inquietud y temor. Se encuentra sobre todo encarnado físicamente en un número
creciente de hombres y mujeres de religión y cultura musulmanas que habitan junto a
nosotros y recorren nuestras calles en sus actividades ordinarias.
En la actualidad el islam se menciona mucho sobre todo en los países europeos ya que en
la zona occidental predomina mucho la democracia y la libertad de expresión, y se sabe
que los valores no están muy fijos en esa cultura. Finalmente tratamos de mostrar el
choque de las culturas el cual se nota por medio de tantos problemas y sobre todo por los
distintos atentados.
3
EL ISLAM
Monoteísmo Islámico
Algo semejante ocurre, dentro de un ámbito más restringido, con los tres
monoteísmos mencionados: musulmán, judío, y cristiano. Un marco común, centrado en la
figura de un Dios único, alberga religiones muy diferentes y agrupa nociones y experiencias
que, denominadas con palabras idénticas, obedecen a realidades distintas, y respiran
distinto en los creyentes de una u otra tradición religiosa. Así sucede con la unicidad de
Dios, la oración, la relación del hombre y la mujer con lo divino, la conversión, el impulso
misional, etc.
1
Les trois prières d’Abraham, París 1997. Este volumen reúne textos publicados entre 1935 y 1962.
2
Id. 73.
3
Id. 140.
4
escrito en nuestros días que "las tres religiones monoteístas enseñan a sus seguidores que
una parte de Jerusalén les pertenece"4.
b. Monoteísmos diferentes.
La religión de los Padres acusa la iniciativa de Dios, que se ha manifestado a los Patriarcas.
Estos hombres han hecho la experiencia de Dios, que será ya siempre el "Dios de Abraham,
de Isaac, y de Jacob". La experiencia de los Patriarcas da razón de Dios, porque el Dios vivo
les ha hecho primero a ellos vivir esa experiencia. La realidad del Dios vivo, manifestada a
Abraham en el momento de su vocación (Gen 12, 1s.), a Jacob en la visón de la misteriosa
escala (Gen 28, 13), a Moisés en la teofanía de la zarza ardiente (Éxodo 3, 1s.), etc., es lo
más decisivo en sus experiencias.
5
El monoteísmo coránico es cronológicamente posterior al Cristianismo. No es ciertamente
una derivación de éste, y puede ser considerado como una religión autónoma y per se, al
margen de las influencias que hayan contribuido a configurarlo en la mente de su
fundador.
Los juicios y percepciones de los cristianos sobre el Islam desarrollados en los siglos
medievales se realizan en un clima de tensión, confrontación y escaso conocimiento, lo
cual explica en parte su unilateralidad y frecuente imprecisión. Esto no significa que todas
las ideas sobre el Islam mantenidas y divulgadas por los cristianos de ese tiempo sean
necesariamente expresión de ignorancia estudiada, enemiga radical e intolerancia.
Una laudable defensa del Islam y una actitud revisionista de los excesos críticos
imputables a algunos cristianos han hecho incurrir a determinados medievalistas e
Islamólogos en una actitud contraria, que es generalmente defectuosa y carente de
objetividad. Como ejemplo pueden citarse las obras - bien documentadas y de útil lectura
a pesar de todo - de Norman Daniel 7, y diversos ensayos incluidos en el libro Medieval
Christian Perceptions of Islam (ed. J. V. Toland, N. York-London 1996).
El Islam sobrevino sobre la escena mundial en los puros inicios del medievo como un
desarrollo totalmente inesperado, en el que los efectos parecían ser desproporcionados a
sus causas. De hecho los factores detrás de su aparición son todavía relativamente
desconocidos y comprendidos sólo con dificultad.
Las fuentes y documentos escritos del Islam acerca de la propia religión y sus
personajes más sobresalientes son más bien tardíos. Pero los cristianos comenzaron a
escribir sobre el Islam ya al tiempo de la muerte de Mahoma, que debió ocurrir en el año
6328.
Las fuentes hablan con frecuencia de los “bárbaros sarracenos sin Dios”, que han
sido enviados por el Cielo contra los cristianos, como un castigo contra los pecados. Los
musulmanes aparecen en ocasiones como simples extras en el drama escatológico cuyo
argumento completo sólo Dios conoce9.
7
The Arabs and Medieval Europe, London 1975.
8
Cfr. R. G. HOYLAND, Seeing Islam as Others saw it, Princeton 1997.
9
Id. 78.
6
engendra". Estas palabras recogen con precisión el contenido de la Sura 112, que proclama
la unidad de Dios (tawhid)10.
Diversos escritores cristianos se ocupan del Islam como hecho religioso rival al
Cristianismo, en el que perciben, sin embargo, algunos valores propios.
Son numerosos los escritores cristianos occidentales del siglo XII que mencionan el
monoteísmo islámico, así como la condición profética, pero no divina, de Mahoma. Guibert
de Nogent observa que Mahoma fue un personaje a través del cual fueron trasmitidas
leyes divinas (Gesta Dei per Francos 1, 3). Guillermo de Malmesbury escribe en 1127 que
los sarracenos no adoran a Mahoma como Dios, "como piensan algunos" 11.
Otto de Freising, en su Crónica sobre los años 1140 y siguientes, censura al arzobispo
de Salzburgo por hablar de la existencia de ídolos en el Islam, cuyos seguidores - dice -
adoran a un solo Dios12.
A diferencia de los Reformadores suizos, que sólo veían en el Islam una herejía
sincretista, Lutero desarrolla una crítica más detallada y profunda del Corán. Ve en
Mahoma un hombre que impone la autoridad de su propia revelación por encima de las
Escrituras, pero considera que las promesas coránicas son todo lo más el cumplimiento de
lo que ya habían anunciado las revelaciones judías y cristianas 14. Dado que la religión
islámica -dice Lutero - no se encuentra bajo la única autoridad válida para todos los
hombres y todos los tiempos, que es la de las Escrituras, resulta ser una religión sin
"Verbum Dei", en la que Dios no se manifiesta.
Los reformadores no han apreciado en suma los aspectos positivos del Islam,
manifestados sobre todo en la expansión monoteísta allí donde predominaban los cultos
animistas y politeístas.
10
D. SAHAS, John of Damascus on Islam, Leiden 1972, 72-75.
11
R. M. THOMSON, William of Malmesbury and some Other Western Writers on Islam, Medievalia et Humanistica 6, 1975, 181-82.
12
The Golden Legend, ed. W. G. RYAN, Princeton 1993, II, 372.
13
N. XI. Pio II, Lettera a Mahometto, Il Corano e la Tiara, ed. Luca d’Ascia, Bologna 2001, 178.
14
V. SEGESVARY, L’ Islam et la Reforme, Lausanne 1978, 126.
15
L. MASSIGNON, L' Umma et ses synonymes, Opera Minora I, París 1969, 103.
7
la unidad de Dios. El influjo del lenguaje trinitario cristiano se refleja solamente en la
formulación de la doctrina musulmana de los atributos divinos 16.
Dios no es para el Islam un Dios salvador. Que Dios salva a los hombres significa que
les pone al abrigo de las amenazas e insidias de Satanás. El Cristianismo, por el contrario,
piensa y vive hondamente que Dios salva en Jesucristo, y se entiende a sí mismo como una
religión de creación y de salvación. Dios salva al hombre y a la mujer que ha creado.
Son muchos los autores cristianos que, al hablar de Revelación e Islam, exponen la
doctrina coránica sobre el profetismo, evitando por delicadeza los paralelismos y
diferencias que se imponen con la Revelación bíblica, donde la manifestación histórica de
Dios se destaca por su gradualidad, coherencia y racionalidad17.
16
H. A. WOLFSON, The Muslim attributes and the Christian Trinity, Harvard Th. Review, 49, 1956, 3.
17
J. JOMIER, Sacerdoce et prophètie dans le Christianisme et les autres religions, Studia Missionalia 22, 1973, 21.
18
The Life of Muhammad, Aldershot 1998, Introduction XIII.
19
J. Horovitz, “The Earliest Biographies of the Prophet and their authors”, Islamic Culture 1 (1927) 535-59.
20
The Life of Muhammad: A Translation of Ibn Ishaq’s Sirat Rasul Allah, tr. A. Guillaume (London 1955).
8
Las investigaciones sobre el Mahoma histórico se remontan a los apologistas
cristianos del medievo, intrigados por saber quién era Mahoma, y por la relativa
originalidad de su monoteísmo, y por el éxito de su mensaje 21. Los orientalistas modernos
expertos en el Islam se hacen preguntas semejantes, y tratan de responderlas con métodos
más rigurosos e imparciales. En los estudios desarrollados a lo largo de los siglos XIX y XX
sobresalen los nombres de Gustav Weil (1843), Aloys Sprenger (1861), William Muir (1858),
Frants Buhl (1903), Leone Caetani (1905-1907), Tor Andrae (1932), W. Montgomery Watt
(1953–56), Maxime Rodinson (1961), Michael Cook (1983), y Carlo Saccone (1999), entre
otros.
Los estudiosos del Islam obran, sin embargo, con acierto y sentido científico
cuando no se dejan llevar por los múltiples elementos legendarios y fantásticos, acerca de
Mahoma, que se alojan en la tradición musulmana. Son relatos sobre un héroe venerable,
que es sujeto principal de acciones portentosas y sorprendentes milagros, y que goza de la
protección divina hasta el extremo. El filtro de la crítica es particularmente severo con las
tradiciones acerca del nacimiento de Mahoma, primeros años en La Meca, y el relato de la
subida nocturna a los cielos22.
La Biografia de Mahoma escrita por Ibn Ishaq dice: Muhammad Ibn Ishaq nació en
Medina hacia el año 85 de la era musulmana, y murió en Baghdad en el año 151. Su abuelo
Yasar llegó a Medina como esclavo y se hizo libre al abrazar el Islam. El padre de Ibn Ishaq
cultivaba la tradición musulmana, de modo que la futura dedicación de éste había sido ya
preparada en su primera juventud. A la edad de treinta años viajó a Egipto para escuchar
las lecciones de un famoso tradicionista llamado Yazid. Pero Ibn Ishaq era ya considerado
entonces una autoridad en las tradiciones del Profeta, porque el mismo Yazid refirió
algunas de éstas apoyado en la solvencia reconocida de aquél. De nuevo en Medina, Ibn
Ishaq continuó su trabajo de reunir y disponer ordenadamente lo que había conseguido en
Egipto y otros lugares. al -Zhuri, perteneciente a la segunda generación de tradicionistas,
estuvo en Medina en el año 123, y pudo decir que esta venerable ciudad nunca carecería
de sabiduría religiosa (ilm) mientras Ibn Ishaq habitase en ella. al-Zhuri se informó con
avidez de Ibn Ishaq sobre detalles de las guerras del Profeta.
Por lo que respecta a los milagros de Mahoma, Ibn Ishaq procura ser fiel a lo que
podríamos llamar sobriedad coránica. El Corán apenas insiste en lo extraordinario o lo
milagroso en la vida de Mahoma. La Sura 54 habla de cómo la luna se dividió en dos
mitades sobre La Meca, como signo para vencer la incredulidad inicial de los paisanos del
profeta. “Se acerca la hora (del juicio). Se hiende la luna. Si ven un signo se apartan y dicen:
21
S. H. Griffith, “The Prophet Muhammad: His Scripture and his Mesagge according to the Christian Apologies in Arabic and Syriac
from the First Abbasid Century”, Le Vìe du Prophète Mahomet (Colloque de Strasbourg, octobre 1980; París 1983) 99-146.
22
J. Horovitz, “The Growth of the Mohammad Legend”, The Muslim World, 10 (1920) 49-58; Il Libro della Scalla di Mahometto,
ed.C. Saccone (Mondadori 1999).
23
P. Jensen, “Das Leben Muhammeds und die David-Sage”, Der Islam 2 (1922) 84-97; J Horovitz, “Biblische Nachwirkungen in der
Sira”, Id. 184-189.
9
‘es una magia continua’ “El sentido escatológico parece dominar aquí sobre el aspecto
estrictamente milagroso24.
Los testimonios sobre Jesús de Nazaret a los que se atribuye autoridad canónica en
la Iglesia, han sido recogidos documentalmente poco tiempo después de ocurridos los
hechos narrados.
Para San Lucas, Evangelio significa sobre todo, como en San Pablo, el mensaje oral
que sigue a la Pascua, dirigido especialmente a los paganos. No predomina en Lucas el
carácter “biográfico” que encontramos en Marcos. Pero hay en el hagiógrafo la
preocupación de comprobar los hechos básicos de la vida de Jesús.
La breve distancia temporal que media entre Jesús de Nazaret y escritos canónicos
cristianos debe afirmarse especialmente de las Epístolas de San Pablo, en las que esa
cercanía está llena de consecuencias históricas y dogmáticas. Lo ha puesto de manifiesto,
entre otros, el teólogo bíblico Martín Hengel, que escribe: “Entre la muerte de Jesús y la
cristología plenamente desarrollada, tal como la encontramos en los textos cristianos más
antiguos, es decir, en las cartas paulinas, media un espacio temporal que, teniendo en
cuenta el desarrollo teológico efectuado, debe considerarse asombrosamente reducido” 26.
Volviendo a la vida de Mahoma, debe afirmarse que son hoy numerosos los
arabistas que, con un talante positivo, tratan de recuperar la figura del Profeta del Islam de
entre el cúmulo de materiales legendarios que parece sepultarla.
Otro camino hacia el Mahoma histórico está constituido por los elementos y el
contexto plausible de lo que se conoce con razonable seguridad. Es así como Watt, por
ejemplo, ha tratado de diseñar rasgos importantes de la personalidad de Mahoma como
líder religioso, persona sagaz y prudente, y hombre de estado.
24
D. Gril, Les fondements scripturaires du miracle en Islam, Miracle et Karama, ed. D. Aigle (Tournai 2000)
245s.
25
M. Hengel, “Quattro Vangeli, Unico Vangelo”, Studi cattolici, 468 (feb. 2000) 107.
26
Christologie und neutestamentliche Chronologie, Neues Testament und Geschichte, Festschrift O. Cullmann (Zürich-Tübingen
1972) 45.
10
III. Islam y libertad religiosa
Esto no impide, como es lógico, la existencia de una legislación estatal, que aunque no
siempre haga vigente los preceptos coránicos, suele inspirarse en ellos en mayor o menor
medida. La influencia occidental en los países árabes hizo que a mediados del siglo XX
fueran muy numerosos los países que se decidieron a adoptar leyes civiles y códigos
llamados de estatuto personal, que guardaban semejanzas de criterio y planteamiento con
la legislación de los países europeos. Leyes de familia, por ejemplo, comienzan a
promulgarse en los años cincuenta. Se encuentran entre ellas las de Jordania (1951, 1976),
Siria (1953), Túnez (1956, que contiene la normativa más evolucionada en los países
árabes), Marruecos (1957), Irak (1959), Paquistán (1961), Yemen del Sur (1974), Libia
(1984), Argelia (1984), Kuwait (1984), Egipto (1985) Yemen unificado (1992).
Si bien es verdad que en los países musulmanes el Islam reina pero no gobierna, todos
los gobernantes tienen pragmáticamente muy en cuenta el clima social y los sentimientos
mayoritarios de la población. Unido a las reivindicaciones religiosas que se han
desarrollado pacífica o violentamente en las dos últimas décadas, este fenómeno ha
provocado la impregnación coránica de la legislación en general, así como el modo de
interpretarla y aplicarla.
11
Cuando los autores o la legislación de países árabes usan las expresiones derechos
humanos, derechos del hombre, o libertad religiosa, lo hacen dentro de unos principios de
precomprensión que son muy distintos a los occidentales. Existen desde luego entre los
musulmanes hombres y mujeres intelectuales que entienden bien el lenguaje de
Occidente, pero no son por ello un puente de entendimiento entre ambos mundos. Son
personas aisladas que trabajan en el mundo académico europeo o norteamericano, y que
no representan el Islam verdadero, sino a un Islam que ellos se imaginan o que querrían
hacer realidad.
Por encima y por debajo de lo que puedan prescribir o garantizar las leyes positivas, lo
cierto es que la sociología y los hábitos musulmanes de sentir y pensar son alérgicos a la
libertad religiosa bien entendida.
Egipto constituye un buen ejemplo, como país moderado que ilustra, sin embargo, la
condición de ciudadanos cristianos en una nación musulmana. Naser, que gobernó Egipto
desde 1952 a 1970, tomó diversas medidas desfavorables a los cristianos. Una de las más
graves fue la supresión de los llamados tribunales comunitarios, que juzgaban los asuntos
de estatuto personal. Estos tribunales fueron sustituidos por jueces civiles, que actúan
generalmente en base a criterios coránicos, y que raramente son cristianos.
12
estado musulmán. Los cristianos son bienvenidos entre nosotros, pero deben saber que
Egipto es tierra de Islam, y que así permanecerá". En 1981, el presidente mandó encarcelar
a 150 sacerdotes coptos ortodoxos, entre quienes había ocho obispos, y ordenó el arresto
domiciliario del Patriarca Chenuda III, por haber protestado pacíficamente contra el
proyecto de adoptar la Sharia como fuente única de legislación aplicable a todos los
egipcios.
El asunto más grave a los ojos de los cristianos es que el Islam no admite que uno de
sus fieles reniegue sus creencias musulmanas y abrace otra religión. El musulmán apóstata
se expone a las sanciones más severas. Si bien es cierto que la pena de muerte por
abandonar el Islam se ha aplicado raramente en la historia (la última ejecución conocida de
un apóstata tuvo lugar en el imperio turco en el año 1843), y que, como acto criminal, la
apostasía no se encuentra formalmente reconocida en el sistema jurídico de los estados
islámicos, la conversión a otra fe encierra serias consecuencias para el convertido. Éste
debe esperar las repercusiones más humillantes, que van desde el ostracismo social hasta
sanciones civiles e incluso penales, que varían según los países. Las consecuencias en el
orden civil pueden llegar hasta perder el derecho a educar la prole, y a la exclusión de la
herencia. Las únicas opciones sensatas que puede adoptar un convertido es el éxodo o la
clandestinidad.
Las declaraciones recogidas por la autora en los apéndices del libro se hacen por lo
general dentro de un marco religioso islámico, lo cual debe preparar al lector para una
interpretación minimalista de los derechos que se reconocen, y para una aplicación
maximalista de las salvedades y excepciones que se establecen, como, por ejemplo, la
recogida en el artículo 12, 4 de la Declaración islámica universal de derechos del hombre
(1981), donde leemos: "no se pondrán obstáculos a la difusión de informaciones y
verdades fundadas, a menos que su difusión suponga algún peligro para la seguridad de la
comunidad natural o del estado".
13
El derecho a la libertad religiosa se establece en el artículo 13, que dice escuetamente:
"Toda persona dispone de libertad de credo y, por tanto, de libertad de culto según su
creencia: 'vosotros tenéis vuestra religión, y yo la mía' (109, 6)". La experiencia indica lo
ficticio y puramente formal de estas aseveraciones, que en las circunstancias actuales
rayan en la utopía. Presuponiendo la buena voluntad de los gobernantes islámicos, será
necesaria una larga evolución de las sociedades musulmanas para que este tipo de
declaraciones configuren una mentalidad, unas posibilidades, y un clima social que permita
prácticas nuevas.
No debe olvidarse tampoco que los recelos hacia el desarrollo y aplicación de la letra
de estos documentos no carecen de base real. La crítica del permisivismo moral y el
relativismo de valores que impregna el mundo occidental es una constante en el Islam,
donde existen ambientes y grupos creyentes sinceramente escandalizados por el
secularismo de Occidente. Es este un terreno en el que las personas conscientes y mejor
informadas de ambos mundos deben rebasar los prejuicios y la mera información, para
llegar al conocimiento crítico y reflexivo, y luego a la sabiduría.
Hinduismo
14
El pensamiento hindú moderno ha tomado postura respecto al valor de las demás
religiones, en sí mismas y como caminos de salvación.
“Las escrituras cristianas y budistas fueron producidas para una clase diferente de
hombres, y nosotros no necesitamos gastar nuestro tiempo en estudiar sus doctrinas.
Nosotros hemos de leer nuestros propios libros una y otra vez, y no entrar en
controversias. No nos ocupamos de otras religiones 28”.
Bhagavad Gita, pone en labios de Krishna las palabras siguientes: "si los hombres en
cualquier camino me rinden culto, yo los acepto; hombres de todos los rincones y
ocupaciones siguen mi senda" (4,11)29.
Budismo
"Conviene entonces sobre todo suspender el juicio, y no aceptar nada que se nos
presente como revelación o tradición. Cuando compruebes por ti mismo que esas
doctrinas son malas y sin justificación, y que han sido condenadas por los sabios, y que
cuando se aceptan conducen al mal y al dolor, entonces debes rechazarlas 30".
El Budismo se presenta principalmente en nuestros días como una doctrina ética que
predica la paz y la tolerancia, y en el plano de la convivencia hace gala de una apertura y de
una comprensión casi sin límites.
28
R. BAIRD, The Response of Swami Bhaktivedanta, Modern Indian Responses to Religious Pluralism, Albany (N. York), 1987, 119.
29
The Bhagavad-Gita, with a Commentary by R. C. ZAEHNER, Oxford 1969, 186.
30
Anguttara Nikaya, 1, 189.
15
Judaísmo
La misión de Israel respecto a las naciones tiene como objeto hacer judíos a todos
los pueblos y llevarlos a la adoración de Yahveh, único Dios. La inclusión de los hombres
justos dentro de un nuevo Israel, anunciado en las visiones proféticas, supera la estrecha
visión nacionalista, vinculada a la perspectiva puramente legal.
El Judaísmo de este tiempo y de los años posteriores parece oscilar, sin embargo,
entre la visión de sí mismo como culto de una sociedad religiosa cerrada y una auto
comprensión como religión universalista. Se trata de un dilema teórico y práctico que
nunca terminará de resolverse por completo.
Una de las manifestaciones más salientes de esa tendencia son los llamados siete
preceptos de Noé, que según la tradición judía constituyen la doctrina religiosa más
antigua entregada a la humanidad. Habrían sido dados a Adán en el día de la Creación
(Mishna Torah 9,1).
La persecución anti judía desatada por el Tercer Reich ha producido, como reacción
intelectual y religiosa, una búsqueda y proclamación de la identidad judía, que se ha
reafirmado enérgicamente frente a toda posible asimilación. Ha originado también un
nuevo énfasis en la singularidad del pueblo judío, y una retracción a nivel teológico, que no
31
Cfr. K. MÜLLER, Tora für die Völker. Die noachidischen Gebote und Ansätze zu ihrer Rezeption im Christentum, Berlín 1984.
32
N. SOLOMON, Auf dem Wege zu eines jüdischen Theologie des Jüdishchristlich-muslimischen Gespräches, Judaica 57, 2001, 269-
283.
16
permite ya hablar en términos de universalismo religioso y de una relación positiva de
Israel y las naciones33.
d. Islam
En la historia del Islam han surgido, sin embargo, algunas voces discordantes con
estos planteamientos severos y rigoristas. La más ilustre es la del pensador iraní Abu Hamid
al-Ghazali (1058-1111). al-Ghazali es uno de los autores religiosos más brillantes e
influyentes del Islam. Objeto de una veneración universal en el mundo islámico, se ha
llegado a decir que "si hubiera un profeta después de Mahoma, sería ciertamente al-
Ghazali". Su contribución esencial a la religión musulmana es haber integrado de modo
orgánico y coherente los valores místicos y espirituales, expresados por los sufíes, en la
ortodoxia coránica. al-Ghazali logró hacer aceptable como enseñanza oficial el sufismo y
todos los elementos de orden afectivo que lo impregnan 36. Las escuelas sufíes deben
precisamente a su concepción de Dios, que supera las rigideces estrictamente coránicas,
una actitud más abierta y flexible hacia las religiones.
al- Ghazali sostiene que no puede tratarse como infiel a un musulmán que pronuncia
de corazón la shahada (profesión de fe musulmana: no hay más Dios que Allah, y Mahoma
33
Cfr. G. GREENBER, Orthodoxjewish Thought in the Wake of the Holocaust, In God’s Name, ed. O. Bartov, N. York-Oxford 2001,
316 s.
34
Difficile libertà, Brescia 1986,64.
35
“Si abrogamos un versículo o provocamos su olvido, aportamos otro mejor o semejante. ¿No sabes que Dios es omnipotente?”
36
Cfr. G. ANAWATI- L. GARDET, Mystique Musulmane, París 1961, 50.
17
es su mensajero). Algunos pensadores musulmanes pueden haber sido innovadores, pero
no infieles al Corán. Se apela luego a la misericordia divina, y establece tres categorías de
creyentes no-musulmanes. Admite, en primer lugar, que la mayor parte de los "bizantinos y
turcos" de su tiempo serán salvados, al menos los que nunca han oído hablar de
Mahoma37.
Piensa, sin embargo, que serán condenados al fuego eterno los que, viviendo junto a
musulmanes o en medio de ellos, conocen perfectamente las cualidades y los milagros de
Mahoma. Existe una categoría intermedia: la de aquellos que no sólo han escuchado el
mensaje del Islam, sino que han sido además oidores de una predicación capaz de suscitar
una búsqueda seria y objetiva sobre lo bien fundado de la revelación coránica.
Es muy posible que un hombre tan inteligente, sensible y bien informado como al-
Ghazali haya conocido aspectos de una incipiente teología cristiana de las religiones, y
tenido en cuenta reflexiones de los escolásticos que se comienzan a plantear los posibles
caminos para la salvación de los no cristianos.
Estas posturas innovadoras parten desde luego del carácter indudablemente divino
de la misión profética de Mahoma, último y definitivo mensajero directo de Dios. Afirman
a la vez que todos los mensajes divinos ocurridos en la historia emanan de una única
fuente, que es "la Madre del libro" (43, 4; 13, 39) o "el libro escondido (56, 78). El término
Libro usado por el Corán no se refiere a ningún libro revelado específico: es una palabra
genérica que denota la totalidad de las revelaciones divinas.
Leemos en la Sura 5ª: "Te hemos revelado la Escritura con la Verdad, en confirmación
y como custodia de lo que ya había de la Escritura (en la Torah y en el Evangelio). Juzga,
pues, entre ellos según lo que Dios ha revelado...A cada uno os hemos dado una norma y
una vía. Dios, si hubiera querido, habría hecho de vosotros una comunidad única, pero
quería probaros en lo que os dio. ¡Rivalizad en buenas obras! Todos volveréis a Dios38".
37
R. GASPAR, Le Salut des non-Musulmans d’après Ghazali, Pro Dialogo, n. 5, 1967, 96.
38
Versículo 48.
18
cristianos, los sabeos, quienes crean en Dios y en el último Día y obren rectamente,
tendrán su recompensa junto al Señor. No tienen qué temer y no se afligirán" (Sura 5ª, 26).
Autores de una ortodoxia estricta ven sólo en estas palabras una referencia a los
cristianos, judíos, y sabeos que se han hecho musulmanes. Pero no es una interpretación
avalada por el texto. En otro lugar coránico puede leerse que "quien se someta a Dios y
haga el bien, tendrá su recompensa junto al Señor" (Sura 2ª, 112).
Parece haber razones, por lo tanto, para sostener que la letra y el espíritu coránicos
suministran un cierto apoyo a las posturas de apertura salvífica, y que la doctrina
establecida por al-Ghazali no sería la de un mero autor privado 39.
Una reflexión más ambiciosa sobre las religiones proféticas y su relación con el Islam
ha sido elaborada en los últimos años por Abd al-Wahid Pallavicini (1926), que abrazó el
Islam en 1951 y es actualmente presidente de la Comisión islámica italiana. Inspirado
principalmente en el pensamiento del maestro Sufí argelino Ahmad al-Alawi (+1934) 40,
Pallavicini sitúa sus ideas en el marco de lo que llama gnosis islámica, que sería un aspecto
de una única tradición religiosa universal.
"No se trata –dice Pallavicini– de adherirse a una religión sólo de forma literal o
emocional, aprendiendo su lenguaje sagrado, su doctrina teológica, o sus ritos; se trata
sobre todo de saber vivir su espíritu... 43". Cada tradición religiosa mantiene una apretada
unidad de elementos exteriores e interiores, y es de algún modo inalterable por las demás,
de modo que no cabría, por ejemplo, cristianizar el Islam o islamizar el Cristianismo.
Nuestro autor sostiene que el primer profeta ha sido Adán, y que el Islam, a través
de todos los profetas legítimos que han existido, se remonta al primer hombre. Todas las
verdaderas religiones serán, por lo tanto, según Pallavicini, revelaciones islámicas. “La
palabra Islam significa, en efecto, sumisión o aceptación, de modo que todos los que
aceptan el mensaje divino, la ley divina y el profeta que hace de mensajero, al margen de
la comunidad a la que pertenezcan, son también musulmanes, en cuanto sometidos a
Dios".
39
Cfr. F. RAHMAN, The People of the Book and the diversity of Religions, Christianity through non-Christian Eyes, ed. P. J.
GRIFFITHS, New York 1990,102 s.
40
M. LINGS, Un Santo sufí del siglo XX, Madrid 1982.
41
Islam interiore. La Ricerca della verità nella religione islamica, Milano 2002.
42
Islam interiore, 35-36.
43
Id. 36.
19
establecer una comparación con el pasaje de San Juan en el que Jesús afirma: “Os digo en
verdad que antes que naciera Abraham, Yo soy” (8, 58).
“El Islam viene así a asumir el significado de Tradición universal o primordial, que
hace verdaderos musulmanes a todos los hombres sometidos a la voluntad de Dios. Dios
habla a través de su Verbo, el Santo Corán trasmitido al Profeta iletrado, a todas las
comunidades de creyentes, particularmente a los seguidores de los profetas Moisés y
Jesús, llamados “gentes del Libro”, por apelarse a la Biblia y al Evangelio 44”. El autor desea
presentar la lectura islámica de estos textos, en los que discierne los signos que anticipan
la venida del profeta Mahoma y de su mensaje. Aplica consiguientemente a Mahoma
diversos lugares de Deuteronomio (18, 18; 33,2), Isaías (42, 11-13; 60, 1-7), Génesis (21,
21), y Hechos de los Apóstoles (3, 21-22); y concluye identificando el Consolador y espíritu
de Verdad (Juan 14, 6) con el profeta del Islam45.
La religión del Islam recibe de este modo una interpretación cósmica, y en esta
nueva historia de la revelación y de la salvación se insertan directamente, con un papel real
pero incompleto, tanto la religión judía como la cristiana.
Aparte de lo irreales que una lectura crítica pueda considerar estas elucubraciones,
debe destacarse el hecho mismo de su elaboración, indicativo de una nueva sensibilidad en
algunos ámbitos de la exégesis coránica.
20
En el continente europeo tiene lugar una revolución silenciosa que podría modificar en
alguna medida su escenario cultural y sociológico. Considerados antes como bárbaros e
invasores, varios millones de musulmanes se han asentado pacíficamente en las naciones
de Europa en busca de una vida mejor.
El Islam es más que una religión, pero la religión coránica es la raíz y el fundamento
del Islam. La religión islámica es una religión sólida. No sólo porque es profesada, con
diversos grados de observancia, por mil millones de hombres y mujeres en los cinco
continentes. Sino también por su solidez y empuje a través de los siglos, desde sus inicios
en el siglo VII de nuestra era.
Pero el Islam es una religión en sí misma y por sí misma, que ha creado un modo
propio –aunque limitado- de percibir y sentir a Dios, y que ha originado un espacio cultural
en el que apenas existen los ateos. El Islam es una religión de anuncio sencillo, que se
reduce en lo esencial a una conocida fórmula de pocas palabras: “No hay más dios que
Dios (Allah), y Mahoma es su mensajero”.
El Islam es una religión abarcante, porque pretende regular directamente todos los
aspectos significativos de la vida individual, familiar, social, económica y política. El Corán
no sólo se ocupa, por ejemplo, del régimen matrimonial y familiar de los creyentes
musulmanes, sino que desciende a regular con detalle lo que éstos deben hacer al realizar
sus necesidades fisiológicas, con el fin de no contaminarse espiritualmente.
Puede decirse que la religión islámica presenta tres rasgos fundamentales: 1. Una
base de religión natural; 2. Una cierta raíz bíblica; 3. Una configuración debida a la
personalidad religiosa de Mahoma. Estos tres componentes dan cuerpo al Islam como Ley
revelada (sharia), que recuerda en muchos aspectos el régimen de vida establecido para el
antiguo pueblo judío por los preceptos ceremoniales y sociales del Antiguo Testamento en
algunos libros del Pentateuco (Levítico, Deuteronomio). Esto confiere a la religión coránica
un fuerte carácter legalista y de atención al cumplimiento exterior.
21
El Islam es más que una religión. Es una civilización con rasgos definidos, a pesar de
la gran variedad de sectas, razas, idiomas y regímenes políticos que se incluyen dentro del
mundo islámico. Es un modo de pensar, sentir y vivir. Pero la religión es el quicio del Islam.
La religión ha configurado y dado unidad a esa civilización, y es esencial para el sentido de
identidad de los musulmanes. Un musulmán puede practicar o no practicar su religión.
Pero ésta es la base estable de su identidad, lo cual es algo que no suele ocurrir con los
cristianos. Hay muchos cristianos que no se ven ni se sienten cristianos ante sí mismos.
Los llamados cinco pilares del Islam son de origen coránico; forman parte por tanto
del mensaje predicado por Mahoma. Mahoma, denominado por los suyos “el mensajero
de Dios” (Rasul Allah) era un hombre sincero en su predicación, que creía a fondo la verdad
de lo que predicaba. Tenía marcadas cualidades de gobernante, y es bien conocida su
actividad guerrera. Las tribus árabes de aquel tiempo bárbaro no podrían haber
reconocido autoridad a un hombre que hubiera actuado de modo distinto a como
Mahoma lo hizo. Su defecto capital era que no acertaba a distinguir la imaginación de la
realidad, y las llamadas “revelaciones” eran un sencillo y bienintencionado producto de su
activa mente.
Los cinco pilares del Islam son la shahada o confesión de fe (“No hay más dios que
Allah, y Mahoma es el mensajero de Dios”), la oración ritual (que se debe hacer cinco
veces al día), la limosna legal (destinada a apoyar la causa islámica), el ayuno (que se
practica durante el mes de Ramadán mientras hay luz del día), y la peregrinación a la Meca
(que deben realizar todos los no impedidos por edad, pobreza o enfermedad).
La Ley revelada coránica, que debe regular todos los aspectos de la vida de los
creyentes musulmanes, convierte la interpretación correcta de esa Ley en una actividad
decisiva, que se lleva a cabo por los doctores y jurisconsultos del Islam. El Islam es débil en
teología. En realidad, la única teología propiamente dicha, entendida como “fe pensada” o
unión de la fe y la razón, es la teología cristiana. Pero el Islam ha desarrollado
poderosamente las escuelas jurídicas, que son modos tradicionales autorizados de
interpretar la sharia o Ley revelada. Las escuelas jurídicas sunitas son cuatro: malikita,
hambalita, hanafita y shafita. Responden al nombre de un famoso jurisconsulto que inició
y consolidó un determinado método interpretativo del Corán y de la Sunna, y han nacido
en el siglo IX de nuestra era.
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ciento de la gran multitud de los creyentes en el Dios de Mahoma y en el Corán. La Sunna
son los dichos atribuidos a Mahoma, de los cuales existen seis colecciones más o menos
oficiales. La Sunna es entonces la “tradición musulmana”, pero entendida de modo
diferente a la expresión “tradición cristiana”, dado que ésta es mucho más que un conjunto
de textos.
Los dichos de Mahoma (hadith), que forman la Sunna, se cuentan por miles.
Muchos de ellos son espúreos, es decir, han sido redactados después de la muerte del
Profeta con el fin de defender o imponer, bajo el prestigio de Mahoma, determinados
puntos de vista. Todos tienen, sin embargo, importancia para conocer la historia socio-
política del Islam. Los dichos que se consideran auténticos reciben la misma importancia
que el Corán.
Allah es en realidad un dios sin rostro, cuya lejanía e incomunicación con el hombre
y la mujer le convierten fácilmente en un ídolo, o en algo parecido al motor inmóvil de
Aristóteles. Es un dios que se detiene en su desarrollo y modo de ser percibido por la
mente y el corazón de los creyentes.
Creer en Allah significa creer en un Dios muy diferente al cristiano. Puede decirse
que cristianos y musulmanes no adoran al mismo Dios, aunque una lectura superficial de
los documentos del Concilio Vaticano II (Lumen Gentium, Nostra Aetate) permita a algunos
afirmar lo contrario. La adoración es un acto personal de reconocimiento al Ser (divino)
que tenemos en nuestra mente y en nuestro corazón.
23
es exactamente el que está en el cielo, aunque esa adoración sea acogida por el Altísimo y
contribuya sin duda a la mejora espiritual y moral de los creyentes islámicos.
Los hombres cultos del Islam mantienen hacia la magia una actitud abiertamente
crítica, y consideran las prácticas mágicas como supersticiones propias de ignorantes o
como innovaciones heterodoxas. Pero el hecho es que muchas comunidades musulmanas
recurren habitualmente a magos, y usan la brujería, el mal de ojo y las maldiciones como
medios de modificar a su favor el curso ordinario de la vida cotidiana. El mundo musulmán
es rico en expertos en conocimientos esotéricos, que deben contribuir al bienestar de los
individuos y a la prosperidad de las aldeas donde habitan.
Ahora se contempla un escenario en el que los grupos del Islam violento –con
excepción de al-Qaida- parecen renunciar gradualmente al terrorismo político y optar en
cambio por vías democráticas que les puedan llevar al poder
Pero el mundo musulmán deja ver claramente sus grietas tradicionales, que en
algunos casos se han convertido en verdaderos abismos. Conflictos sordos y abiertos
recorren la entera geografía del mundo islámico. El Islamismo no encuentra en muchos
países un criterio común sobre si dirigir la violencia contra el “enemigo interior”, que serían
los gobernantes agnósticos, deslegitimados ante las masas por su frialdad religiosa, o
responder más bien a los “desafíos y ataques” del mundo occidental, encarnado
principalmente por Norteamérica y sus aliados más estrechos.
Cada vez se generaliza más la idea de que Bin Laden no refleja en sus planes y
actuaciones los conflictos de Oriente Medio. Ni la causa palestina ni la pobreza y las
dependencias que azotan al mundo musulmán, bastan para explicar del todo su ideología y
su estrategia. Este terrorista arquetípico carece muy probablemente de objetivos políticos
propiamente dichos. Ha ido a la escuela del nihilismo nacido en Occidente. Viste como un
medieval, pero en realidad “es un hombre moderno y muy de nuestro mundo” (O. ROY, El
Islam mundializado, Barcelona 2003, 28).
Porque no se trata de dos polos aislados y bien definidos. Entre Islam e Islamismo
caben multitud de grados y niveles. El latido del alma musulmana es en este momento de
la historia una contracción y una expansión de resentimiento hacia el Occidente, con
intensidad y voluntad operativa diferentes.
El mundo Occidental necesita en los años que vienen pensar mejor las serias
cuestiones planteadas y encontrar vías para que las tensiones no lleguen a un punto de
ruptura.
El mundo musulmán es una realidad viva que, como tal, se mueve y avanza en el
curso de la historia. Le afectan las fuerzas y tensiones que operan en su interior, que son de
carácter no sólo religioso sino también socio–político, económico, cultural…El Islam no es
ajeno tampoco al escenario cambiante de la política internacional y de las relaciones entre
pueblos y civilizaciones.
Se dice que en los últimos tiempos, el ritmo de la historia mundial se acelera y que
los acontecimientos que afectan a la humanidad se precipitan. Si esta apreciación es
correcta en alguna medida, ¿podemos aplicarla también a la civilización musulmana? El
Islam parece a muchos una civilización detenida en el tiempo. Ciertamente sufre un
estancamiento, si la comparamos con el llamado primer mundo y con amplias zonas del
planeta. Puede hablarse de un relativo inmovilismo, pero algo se mueve en el ancho
espacio islámico. Es imposible sustraerse o quedar al margen de la presión de la historia.
Pero la verdad es que el mundo musulmán es una realidad inabarcable que huye de
respuestas y de análisis simplificados y contundentes.
25
El Islam que podemos contemplar en estos momentos es una gran civilización en la
que coexisten una notable variedad de sistemas políticos. Algunos países musulmanes se
rigen actualmente por regímenes monárquicos, como Marruecos, Arabia Saudita, Jordania,
Kuwait, Qatar, Omán, o los emiratos del Golfo pérsico. Existen también repúblicas, como
las de Egipto, Sudán, Siria, Argelia, Túnez, Pakistán o Mauritania. La diversidad geográfica y
socio–política de estos países permite, sin embargo, apreciar en ellos rasgos comunes, que
proporcionan al conjunto una cierta unidad y autorizan a hablar del mundo musulmán
como un todo bien definido, con características propias.
La sensibilidad nacional de los turcos, tanto a nivel gobernante como a nivel más
popular, sigue prisionera de tragedias del pasado –como el genocidio armenio– cuya
autoría turca no es reconocida de ningún modo por quienes han ocupado el poder durante
los últimos decenios. Esta circunstancia, junto a otros hechos de menor escala, siembra
dudas acerca de la capacidad actual de la mente y el corazón de los turcos para
comprender y practicar un asunto tan vital como el de los derechos humanos.
El régimen iraní puede ser considerado, desde la revolución político– religiosa del
año 1979, un sistema de gobierno teocrático, en el que las decisiones últimas se
encuentran en manos de un Consejo religioso de guardianes de la pureza y ortodoxia
islámicas, según la tradición musulmana shiita. La Constitución de la república iraní
contempla asimismo la figura de un Presidente, que como gobernante ejecutivo es elegido
en sufragio directo y universal por los ciudadanos del país. Pero todos los candidatos a
ocupar ese puesto político decisivo se hallan sujetos al control del Consejo de guardianes,
que después de examinar las credenciales religiosas de cada uno decide si son o no son
elegibles para el cargo de Presidente.
26
es la nación donde se han llevado a la práctica como en ningún otro país musulmán las
ideas teocráticas que son propias del Shia, y que nunca han sido compartidas por el
mayoritario Islam sunita. En los países musulmanes sunitas, puede decirse en verdad que
el Islam reina pero no gobierna.
Una segunda característica del mundo islámico es que las naciones que lo
componen son presa fácil de una inestabilidad política tan grave que conduce con
frecuencia a trágicos conflictos armados. Durante los últimos decenios, el extenso Islam
geográfico se ha visto afectado por docenas de auténticas guerras y de cruentos
enfrentamientos que han costado la vida a millares de personas, militares y civiles.
No debe olvidarse, sin embargo, que gran parte de la inseguridad y carencia de paz
que afectan a algunos países musulmanes proceden del hecho de pertenecer a lo que
Occidente llama el tercer mundo. En estas naciones se padece una situación de
subdesarrollo socio –económico, que no se debe probablemente al Islam sino a las
condiciones generales, precarias en muchos aspectos, de un mundo que trata de crecer y
estabilizarse. Diversos países africanos son también escenario de guerras silenciosas, es
decir, guerras y conflictos que son silenciados por los medios de comunicación dominados
por el primer mundo.
La creación de Israel hubo de hacerse a costa de una gran injusticia histórica, que
tomó cuerpo en la drástica desposesión de cientos de miles de árabes –musulmanes y
cristianos –que hubieron de abandonar sus tierras, presa de incontenible pánico. El mundo
27
occidental asistió impasible a esta tragedia, que ha marcado probablemente para siempre
las relaciones entre el mundo árabe y el mundo de Occidente. La causa palestina ha
devenido la realidad y el símbolo de un gran hecho injusto, que todavía no ha sido
reparado, y que no lo será en un futuro próximo.
Puede afirmarse que en los últimos decenios del siglo XX, el mundo musulmán ha
redescubierto, por así decirlo, la importancia de su propia religión como estímulo de vida
individual y familiar y sobre todo como factor de cohesión e identidad comunitarias. El
fracaso de los regímenes árabes poscoloniales, en su impotencia para crear sociedades
más prósperas y justas, produjo una gran desilusión y desconfianza colectivas hacia el
nacionalismo, el socialismo árabe, y el panarabismo.
La revolución islámica iraní, ocurrida en 1979, marca sin duda un punto de inflexión
en esta situación compleja, que afecta de algún modo al mundo entero. La presencia y el
nacimiento de la república islámica del Irán ha creado un escenario nuevo en el ámbito
musulmán, porque ha acentuado el prestigio de la religión coránica como fuerza
trasformadora, y ha estimulado el desarrollo de iniciativas de corte político –religioso, que
han aspirado al poder en diferentes países musulmanes.
El mundo musulmán del Irán se halla establecido sobre una cultura histórica
sasánida de gran calidad y desarrollo literario, artístico e intelectual, sólo comparable en
importancia a la cultura bizantina en los tiempos de la primera y fulgurante expansión
islámica. De otro lado, los persas o iraníes no son de raza árabe, por lo que casi todo
concurría a la consolidación de un tipo de Islam, que aparte de los dogmas comunes,
mantenía notables diferencias culturales con el resto de las sociedades musulmanas.
Muerto Alí, el Califato es ocupado por el omeya Muawiya, que era gobernador de
Siria. Desde entonces la capital del estado musulmán se traslada a Damasco. Poco después
28
tiene lugar la eliminación violenta por los Omeyas de todos los consanguíneos varones de
Mahoma, que perecen en la batalla de Karbala (actual Irak) en el año 681. Los partidarios
de Alí, que no aceptan la nueva situación creada por el gobierno Omeya, inauguran en el
Islam una nueva tradición política e interpretativa del Corán, que toma cuerpo en el Shia
(Shia en árabe significa grupo o partido).
Lo que han sido para el mundo católico las escuelas teológicas son para los
musulmanes las escuelas jurídicas. Estas escuelas han nacido en los primeros siglos del
Islam y reciben el nombre emblemático de un jurista distinguido, que se destacó por su
agudeza y buen sentido al interpretar la Ley coránica en orden a su aplicación en la vida
cotidiana de los musulmanes.
Las escuelas más importantes son cinco, a saber, shafiita, malikita, hanafita,
hambalita, y wahabita. Cada una de ellas predomina en unos países con preferencia a
otros, y se diferencian por su mayor o menor severidad en la interpretación del Corán, si
bien es apreciable en toda una fuerte tendencia a la convergencia interpretativa.
El creyente musulmán se pregunta, por lo tanto, lo que debe hacer para ser fiel a la
letra coránica en el mundo donde vive, y a esta pregunta trata de responder el buen
conocedor del Corán, es decir, el experto en derecho musulmán. En el Islam, el papel
religioso más importante y decisivo no corresponde al teólogo, sino al jurista, y esto es
común tanto al mundo sunita como al shiita, donde destaca la figura del ayatollah, que es
el experto coránico que sabe y enseña cómo aplicar el Corán a la vida práctica.
Un musulmán normal podrá practicar mucho o poco su religión, pero posee una
viva conciencia de identidad, suministrada por aquella. La religión es la matriz que aglutina
los demás aspectos, familiares, sociales, culturales, raciales, que pueden estar presente en
el alma musulmana.
Las relaciones entre cristianos y musulmanes nunca han sido fáciles ni distendidas.
Se han caracterizado casi siempre por la tensión y el enfrentamiento, a veces violento. Ha
habido también momentos, lugares y situaciones de convivencia pacífica, pero han sido la
excepción más que la regla. La hegemonía sobre el mundo cristiano de Occidente ha sido,
hasta hace unos siglos el objetivo histórico del Islam armado.
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Parecía al principio de la expansión musulmana, que se hizo a costa de los imperios
sasánida (persa), bizantino, el norte de África, España y parte del Mediterráneo, que el
Islam iba a llegar hasta el mismo corazón de Europa. No sólo no ocurrió así, sino que la
reacción de los países cristianos consiguió reducir gradualmente los territorios
conquistados por los musulmanes. Estos fueron detenidos en el centro de Francia,
expulsados de Sicilia por los normandos en el siglo XII, y del reino de Granada, por los
Reyes Católicos a finales del siglo XV.
Lo que ocurre en el plano militar y político corre paralelo a la sorda hostilidad que
ha caracterizado la relación entre las religiones musulmana y cristiana. Con raras
excepciones, apenas ha existido entre ellas algún deseo eficaz de conocerse mejor y sobre
todo de comprenderse.
Pero la Iglesia piensa desde hace unas décadas que su responsabilidad hacia el
mundo y la coherencia con sus propios principios católicos le obligan a entenderse con la
civilización y la religión musulmanas. Esta convicción de fondo se ha visto facilitada en su
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ejercicio práctico por el hecho de la fe común en un solo Dios, Creador y Señor del mundo
y de todos los hombres y mujeres que habitan el planeta. La humanidad necesita el
testimonio creyente de cristianos y musulmanes que puede reorientar la deriva de un
mundo secularizado y materialista.
Juan Pablo II (1978 – 2005) ha dado pasos decisivos y concretos en el camino del
mutuo entendimiento entre musulmanes y cristianos. Las visitas efectuadas por el Papa a
Damasco y El Cairo marcan un giro copernicano en las relaciones entre Cristianismo e
Islam. El hecho de que el mundo religioso islámico no se presente como una unidad de
sentimientos y posturas, y que por lo tanto, no todos los musulmanes hayan acogido estas
visitas con satisfacción, en nada disminuye su alcance histórico y la honda modificación
que aportan al diálogo islámico – cristiano.
En febrero del año 2001 tuvo lugar en Damasco la primera visita de un Papa a una
mezquita desde los primeros tiempos del Islam y en El Cairo reconoció Juan Pablo II en el
año 2000 la autoridad y el prestigio de la universidad al–Ahram como centro intelectual y
religioso, orientador del pensamiento espiritual de gran parte del mundo islámico sunita.
La carta aborda acto seguido el delicado asunto de la “guerra santa”. Establece los
dos sentidos de la expresión que significa siempre “esfuerzo o combate en el camino de
Dios”. Hay por tanto una dimensión personal o espiritual de ese combate, y una dimensión
externa que puede incluir el uso de la fuerza. En este caso hay reglas que vinculan
moralmente a los musulmanes, y que no permiten atacar a los no combatientes ni planear
guerras que no sean defensivas.
Los firmantes reconocen la figura del Papa Benedicto XVI como cabeza espiritual de
más de mil millones de católicos y como la voz individual más influyente para que la
relación constructiva entre cristianos y musulmanes pueda continuar en la dirección de
una comprensión mutua cada vez más lograda. Se evocan para terminar textos
significativos de la Declaración Nostra Aetate y de Juan Pablo II sobre la estima que los
musulmanes merecen a la Iglesia Católica.
Los firmantes concluyen que “si bien el Islam y el Cristianismo son obviamente
religiones diferentes –y sus diferencias formales no deben minimizarse–, resulta claro que
los dos grandes mandamientos representan un área de terreno común y un vínculo entre
el Corán, la Torah, y el Nuevo Testamento. Lo que antecede a los dos mandamientos en la
Torah y en el Nuevo Testamento, y aquello de lo que surgen, es la Unidad de Dios. Por
tanto, la Unidad de Dios, el amor hacia él y el amor al prójimo forman un terreno común
sobre el que Islam y Cristianismo (y religión judía) se basan”.
Pero a pesar de todo la Palabra común que comentamos merece mucha atención
porque es un testimonio histórico de un gran esfuerzo, por parte de doctores e
intelectuales islámicos, de ahondar en su propia tradición religiosa, y desarrollar aspectos
32
del credo coránico que podrían no haber revelado todavía sentidos más profundos de los
conocidos hasta ahora.
Es muy posible, y casi seguro, que si este proceso está ocurriendo realmente se
debe indirectamente, en alguna medida, a influencias cristianas. Los musulmanes no
hablarían del amor de Dios como lo hacen en ese documento si no hubiesen reflexionado
sobre la religión de Jesús y aprendido algo de ella.
CONCLUSIÓN
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Con este trabajo he querido presentar una investigación sobre algunos puntos
importantes relacionados al Islam.
BIBLIOGRAFIA
34
El Islam, José Morales Marin, Madrid, (Editorial) Rialp. 2001.
Caminos del Islam. José Morales Marín, Madrid. (Editorial) Cristiandad. 2006.
El Islam en el siglo XXI, en Anuario de Historia de la Iglesia. vol. XX, año 2011
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