Vous êtes sur la page 1sur 3

Estudio de función y campo de la palabra y el lenguaje

en psicoanálisis

1953
Estudio de función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis.

por Renato Andrade.

Introducción

¿Qué pasaría si les dijeran que existe la máquina del tiempo? ¿Qué pensarían si pudieran volver
a cada momento de su vida, para vivirlo nuevamente? Qué pensarían si siempre, sin importar la
muerte, el dolor, la vergüenza, la impotencia, hubiera un mañana, pudieran vivir un mañana, tener
una chance más.

¿Qué es el psicoanálisis? me preguntan todos cuando me conocen, ¡pues es precisamente esto


que les acabo de decir!, les respondo. Es el momento inaugural, estén advertidos.

Cuando se sumerjan en las líneas que leerán a continuación, van a sorprenderse. Estas líneas
encarnecerán en ustedes, porque estas líneas les conciernen: hablan de ustedes, se inspiran en
ustedes, son para ustedes.

No tienen idea del poder de la palabra. Cuando abren la boca no saben dónde van a terminar, y
desde que creen en la verdad nunca serán quien creen que son; por eso hacen bien en escribirse
mensajes de texto y correos electrónicos, en estar en el messenger y en dedicarse notitas
virtuales; así están a salvo, así tiran la piedra y esconden la mano, preservando ese ser
imaginario que dicen yo.

Habremos de sentarnos en círculo. Uno a uno irán leyendo los párrafos que les fueron asignados;
luego esperamos sus intervenciones. Intervenciones, sí, lo digo bien. En el psicoanálisis de lo que
se trata es de intervenciones. No queremos tratados, comentarios, explicaciones; se trata que
abran la boca para decir lo que tengan que decir. No la abren por impulso ni porque se les ocurre,
la abren porque han leído. Y luego está el “viaje” de eso que dijeron, de esa intervención, para
que aterrice donde tenga que aterrizar, para que el Otro que corporizamos los demás acuse
recibo –¡clink! dice la máquina significante. Del otro lado, fuera del trabajo en psicoanálisis, yo
situaría las comparaciones, con lo que no se dirigen a ése que ya suponen por hablar, sino al que
está frente a ustedes, con el que se miden y al cual le piden su amor.

En segundo lugar he de recordarles que cada uno tiene asignados aproximadamente 3 párrafos.
Bueno, ése será también para cada uno el número de intervenciones sobre los otros: sólo podrán
intervenir en 3 párrafos ajenos a los suyos. Esto los invitará al cálculo, al abrigo del silencio,
también a la precipitación del decir. Las únicas intervenciones que no se cuentan son las
preguntas: pueden preguntar cuantas veces quieran, eso es lo que pueden regalarle a cada
compañero de párrafo y a todos nosotros.

Si han de conectarse no se conecten con nadie, sospechen un poquito del entusiasmo de la


identificación, conéctense más bien con sus párrafos, con el texto, y por qué no, con la
enseñanza de Lacan, con la suposición que lo hace sabio… pero un sabio mudo, a la distancia
necesaria.

Cuadros

Principios de Lacan1 “Toda Psicoanálisis Retorno


Psicoanálisis
palabra llama a una respuesta” a Freud
“psicologizado”(Francia
1950)
2 “No hay palabra sin (Jacques Lacan 1953)
respuesta” Analiza elSu medium es la palabra
comportamiento del paciente
3 “Llamado a la verdad en suIntrospección
principio” (“espejismo deAsociación libre
monólogo”)
Función de la palabra
Análisis de las
(palabra vacía y palabra
resistencias (F-A-R)
plena)
Se trata de la asunción
Lee las “intenciones
del sujeto de sus
imaginarias”
espejismos
“Suspensión de las
Alienación: captura del
certidumbres del sujeto,
sujeto en una
hasta que se consuman
objetivación imaginaria
sus últimos espejismos”

Contraindicaciones de Lacan para el discurso delAnalizante Analista


paciente (que es frustración de su objeto ego)1.
Toda palabra que se comprometa con su equivocación
será tomada como de desprecio.
OyenteSilencio
Palabra
2. No dar consistencia a “un deseo de muerte” (del yo).
Escansión
3. No denunciar las “intenciones imaginarias” de su
discurso.

Resumen

Lacan coloca en el centro la palabra del paciente. Luego suelta sus principios, los principios de
Lacan: “toda palabra llama una respuesta”; “no hay palabra sin respuesta”. El silencio puede ser
una respuesta… si hay oyente. Éste es el meollo de la función de la palabra en el análisis. El
psicoanalista no puede ignorarlo.

Incidencias, vaivenes, de la palabra vacía del paciente y del analista que experimenta el vacío.

El llamado del sujeto más allá del vacío de su decir “es el llamado a la verdad en su principio”.
Llamado por el vacío propio; por eso seduce al otro, se complace, adentra su narcisismo.

No se trata de introspección, se trata de “asociación libre”. Sólo así se es “obrero calificado” del
psicoanálisis.

Frustración, agresividad, regresión.

Frustración no por el silencio, sino inherente al discurso del sujeto, por la respuesta a su palabra
vacía. De aquí que al paciente jamás hay que “seguirle la corriente”, por hacerlo habrá de
dejarlos. Frustración porque es por el discurso que el sujeto se adentra en la desposesión de ese
ser imaginario de sí mismo que defrauda en él toda certidumbre. Este ego “es frustración en su
esencia”. Ser-otro: reconstruido para otro, construido como otro, siempre hurtado por otro. No hay
respuesta adecuada a este discurso vacío, toda palabra que se comprometa con su equivocación
será tomada como de desprecio.

Pero no hay discurso vacío. El discurso implica siempre la comunicación, la verdad y la fe. “El
psicoanalista sabe mejor que nadie que la cuestión en él es entender a qué “parte” de ese
discurso está confinado el término significativo”. “Es una puntuación afortunada la que da su
sentido al discurso del sujeto”. Por eso la suspensión (el corte) de la sesión desempeña en ese
discurso el papel de escansión: es una intervención que precipita los momentos concluyentes.

La agresividad es despertada por esa vocación llamada “análisis de las resistencias”: la


intervención del analista que cuestiona las “intenciones imaginarias del discurso” desarmando así
el yo. “La agresividad no es sino un efecto lateral de la frustración analítica”. La agresividad es la
respuesta a la frustración del trabajo (imaginario) del sujeto-esclavo por un deseo de muerte (de
su yo).

Del otro lado, del lado del psicoanálisis que Freud nos legó, no está el estándar sino la libertad de
la intervención del analista y su arte, no el análisis de las resistencias sino la relación simbólica,
no la observación del comportamiento sino la reintegración de las partes mudas del discurso
narcisista del sujeto, no la denuncia sino la asunción de sus intenciones imaginarias, no su
objetivación sino la consumación de sus espejismos.

Vous aimerez peut-être aussi