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“AÑO AL BUEN SERVICIO AL CIUDADANO”

HISTORIA DEL PERÚ

TEMA : Comentarios Reales

NOMBRE : Sheyla Rosario

APELLIDO : Arosi Ataucusi

GRADO : 2do de secundaria

SECCIÓN : Única

TUTOR : Michael Morales

Ayacucho – Perú
2017
DEDICATORIA

Este trabajo está dedicado a mis


padres a quienes les agradezco
por todo lo que me han dado,
también a mis profesores y mis
hermanos y hermanas quienes
me han apoyado en todas mis
decisiones bien o mal siempre
estuvieron apoyándome.

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INDICE
I. INTRODUCCION .............................................................................................. 4
II. RESUMEN ........................................................................................................ 6
2.1. Primer libro ................................................................................................. 6
2.2. Segundo libro: ............................................................................................ 7
2.3. Tercer libro ................................................................................................. 8
2.4. Cuarto libro:................................................................................................ 9
2.5. Quinto libro: .............................................................................................. 10
2.6. Sexto libro: ............................................................................................... 11
2.7. Séptimo libro: ........................................................................................... 13
2.8. Octavo libro: ............................................................................................. 14
2.9. Noveno libro: ............................................................................................ 15
III. Tema ........................................................................................................... 17
IV. Sub tema ..................................................................................................... 18
V. Personajes ...................................................................................................... 19
5.1. Principales................................................................................................ 19
5.2. Secundarios ............................................................................................. 19
VI. Conclusión ................................................................................................... 20
VII. Bibiografia ................................................................................................... 21

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I. INTRODUCCION

La obra es de Garcilaso de la vega y tiene o libros :

Primer libro:

Donde se trata el descubrimiento del Nuevo Mundo, la deducción del nombre


Perú, la idolatría y manera de vivir antes de los Reyes Incas, el origen de ellos, la
vida del primer Inca y lo que hizo con sus vasallos, y la significación de los
nombres reales. Contiene 26 capítulos.

Segundo libro:
En el cual se da cuenta de la idolatría de los Incas y que rastrearon a nuestro Dios
verdadero, que tuvieron la inmortalidad del ánima y la resurrección universal.

Dice sus sacrificios y ceremonias, y que para su gobierno registraban los vasallos
por decurias; el oficio de los decuriones, la vida y conquista de Sinchi Roca, Rey
segundo, y las de Lloque Yupanqui, Rey tercero; y las ciencias que los Incas
alcanzaron. Contiene 28 capítulos

Tercer libro:
Contiene la vida y hechos de Mayta Cápac, Rey cuarto. La primera puente de
mimbre que en el Perú se hizo, la admiración que causó.

La vida y conquistas del quinto Rey, llamado Cápac Yupanqui. La famosa puente
de paja y enea que mandó hacer en el Desaguadero.

La descripción de la casa y templo del Sol y sus grandes riquezas. Contiene 25


capítulos.

Cuarto libro:
Trata de las vírgenes dedicadas al Sol; la ley contra los que las violasen. Cómo se
casaban los indios en común y cómo casaban al príncipe heredero; las maneras
de heredar los estados; cómo criaban los hijos.

La vida de Inca Roca, sexto Rey; sus conquistas, las escuelas que fundó y sus
dichos. La vida de Yáhuar Huácac, séptimo Rey, y de una extraña fantasma que
se apareció al príncipe, su hijo.
Contiene 24 capítulos.

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Quinto libro:
Dice cómo se repartían y labraban las tierras, el tributo que daban al Inca, la
provisión de armas y bastimentos que tenían para la guerra, qué daban de vestir a
los vasallos; que no tuvieron mendigantes; las leyes y ordenanzas a favor de los
súbditos, con otras cosas notables.

Las victorias y generosidades del príncipe Inca Viracocha, octavo Rey; su padre,
privado del Imperio; la huida de un gran señor; el pronóstico de la ida de los
españoles. Contiene 29 capítulos.

Sexto libro:
Contiene el ornamento y servicio de la casa real de los Incas, las obsequias
reales, las cacerías de los Reyes, los correos y el contar por nudos.

Las conquistas, leyes y gobierno del Inca Pachacútec, noveno Rey, la fiesta
principal que hacían, las conquistas de muchos valles de la costa, el aumento de
las escuelas del Cozco y los dichos sentenciosos del Inca Pachacútec. Contiene
36 capítulos

Séptimo libro:
En el cual se da noticia de las colonias que hacían los Incas, de la crianza de los
hijos de los señores, de la tercera y cuarta fiesta principal que tenían, de la
descripción de la ciudad del Cozco, de las conquistas que Inca Yupanqui, décimo
Rey, hizo en el Perú y en el reino de Chili, de la rebelión de los Araucos contra los
españoles, de la muerte de Valdivia, de la fortaleza del Cozco y de sus grandezas.
Contiene 29 capítulos.

Octavo libro:

Donde se verán las muchas conquistas que Túpac Inca Yupanqui, undécimo Rey,
hizo, y tres casamientos que su hijo Huayna Cápac celebró; el testamento y muerte
del dicho Túpac Inca: los animales mansos y bravos, mieses y legumbres, frutas y
aves y cuatro ríos famosos, piedras preciosas, oro y plata, y, en suma, todo lo que
había en aquel Imperio antes que los españoles fueran a él. Contiene 25 capítulos.

Noveno libro:
Contiene las grandezas y magnanimidades de Huayna Cápac; las conquistas que
hizo; los castigos en diversos rebelados; el perdón de los Chachapuyas; el hacer
Rey de Quitu a su hijo Atahuallpa; la nueva que tuvo de los españoles; la
declaración del pronóstico que de ellos tenían; las cosas que los castellanos han
llevado al Perú, que no había antes de ellos; y las guerras de los hermanos Reyes,

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II. RESUMEN
2.1. Primer libro
Siguiendo las pautas de los historiadores de entonces, Garcilaso empieza su
relato con la descripción física del mundo, aunque sin extenderse en el asunto.
Explica que la división en “Viejo” y “Nuevo Mundo” no era geográfica sino solo
dos modalidades de un mismo mundo. Señala que el clima variado del Perú
no solo está condicionado por su cercanía a la línea ecuatorial, sino por sus
altitudes con respecto al mar. Relata también una historia que había
escuchado de boca de viejos conquistadores, sobre un pre-descubrimiento de
América realizado por el piloto español Alonso Sánchez de Huelva, unos años
antes del viaje de Colón. Luego remite a la Historia del cronista Gómara para
quienes deseasen enterarse más sobre los viajes del navegante genovés.
Otro asunto que le toma interés es la deducción del nombre Perú: refuta la
suposición de aquellos que lo consideraban derivado de la voz quechua
"pirua" (pirhua o granero), o del nombre Ofir bíblico; para él, deriva del vocablo
"pelu" o "beru", con que los indios de las actuales costas del Pacífico
colombiano y ecuatoriano designaban a ríos. El nombre del Perú ya era usado
por los españoles desde antes que arribaran al territorio peruano. Luego el
autor señala los límites del Perú, al norte hasta el río Ancasmayo, en los
confines de Pasto y Popayán, y al sur hasta el río Maule, en Chile; al oriente
llegaba hasta la región de los Antis o selva, territorio cuya columna vertebral
lo constituye «aquella nunca jamás pisada de hombres ni de animales ni de
aves, inaccesible cordillera de nieves», los Andes.
Se intercala la historia de Pedro Serrano, un náufrago español que sobrevive
en una isla inhóspita, relato que constituye toda una joya literaria y que parece
haber sido la fuente de inspiración de Daniel Defoe para su novela Robinson
Crusoe. Finalizada las descripciones geográficas, el autor pasa a relatar la
historia del Perú. Sostiene que antes de los incas los pobladores del antiguo
Perú eran muy primitivos y salvajes, que practicaban la idolatría,
el canibalismo y los sacrificios humanos, así como costumbres sexuales
nefandas como el incesto y la sodomía, así como usaban venenos y hechizos,
época toda que se conoce como la gentilidad. Y que precisamente para

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rescatar de la barbarie a estos habitantes, el Sol envió a sus hijos, Manco
Cápac y Mama Ocllo, que salieron de las aguas del Lago Titicaca con la
misión de fundar una población donde se hundiera una barreta de oro que
llevaban consigo, lo que ocurrió en la falda del cerro Huanacauri, cerca de
donde se elevó la ciudad Cuzco, futura cabecera del Imperio inca. Esta
leyenda archiconocida es solo relatada por Garcilaso; ningún otro cronista la
consigna, por lo que hay una seria sospecha de que él fuera el inventor de la
fábula. El autor menciona también otra variante de esta leyenda sobre el
origen de los incas, así como la forma en que la pareja real civilizó a sus
vasallos, enseñándoles la agricultura, la textilería y otros oficios, así como a
rendir culto al Sol como dios principal, obedecer las leyes y a abandonar sus
prácticas aberrantes. Se describen también las insignias de la realeza inca.
2.2. Segundo libro:
En este libro el autor trata sobre la idolatría de los Incas de la segunda edad, y
su origen. Afirma que los incas rastrearon al Dios verdadero, que tuvieron una
cruz en un lugar sagrado del Cuzco, que creyeron en la inmortalidad del alma y
la resurrección universal. Explica el significado de la palabra huaca y explica la
adoración que daban al Sol y sus sacrificios de llamas, más no de seres
humanos. Describe sus sacrificios y ceremonias, y que sus leyes religiosas
fueron impuestas por el primer Inca; sobre sus leyes y la división del imperio en
cuatro distritos o suyus (Chinchaysuyu, Contisuyu, Collasuyu, Antisuyu), y cómo
registraban a sus vasallos por decurias, a la cabeza de los cuales se hallaba un
decurión o chunca camayoc.
Luego pasa a narrar la vida y hechos de Sinchi Roca, el segundo rey de los
Incas, quien luego de dedicar las debidas exequias a su padre, salió del Cuzco
en campaña hacia el sur, al Collasuyu, logrando someter por la fuerza del
convencimiento a los indios puquinas y canchis. Llegó hasta el pueblo de
Chuncara, a 20 leguas hasta donde su padre había dejado los límites de su reino.
Le sucedió su hijo Lloque Yupanqui, el tercer inca, cuyo nombre significa zurdo
destacado. Éste salió también a hacer conquistas; mientras que los canas
salieron y se sometieron voluntariamente, los ayaviris se resistieron, por lo que
tuvieron que ser sometidos por las armas, para que sirviera de escarmiento al
resto de pueblos. Luego el Inca capturó la fortaleza de Pucara, cerca de la
actual Puno. Tras algunos años, Lloque Yupanqui se dirigió a la provincia de los
collas, inmensa comarca en torno al Lago Titicaca, cuya población se dedicaba
a la ganadería de auquénidos y a la agricultura. Los collas, a fin de escapar de
la suerte de los ayaviris, se reunieron en Hatuncolla (Colla la grande) y aceptaron
ser vasallos de los incas. La siguiente provincia en someterse a los incas fue la
de Chucuito; otros pueblos siguieron su ejemplo. Al oeste envió a sus generales,

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que sometieron los poblados hasta las faldas de la cordillera de los Andes, ya
cercana a la costa. Acabadas las conquistas, Lloque Yupanqui regresó al Cuzco
y el resto de su vida los dedicó a los oficios de la paz.
El autor deja por un momento de lado los relatos bélicos y pasa a exponer sobre
las ciencias que los Incas desarrollaron. En Astrología supieron hacer la cuenta
del año y los solsticios y equinoccios; narra también cómo explicaron los eclipses
del Sol, y lo que hacían cuando ocurrían los de la Luna. En medicina conocieron
muchas yerbas medicinales; también tuvieron conocimientos de Geometría,
Geografía, Aritmética y Música. En el campo de
la poesía tuvieron amautas o filósofos que componían tragedias y comedias, y a
los haravicus o poetas, que recitaban poesías amorosas. Finaliza el autor este
libro dando cuenta de los pocos instrumentos que los indios tuvieron para realizar
oficios como la metalurgia y la platería, pese a lo cual destacaron en tales artes.
2.3. Tercer libro
En este libro se relata la vida y hechos de los incas Mayta Cápac y Cápac Yupanqui.
Mayta Cápac, el cuarto rey Inca, luego de visitar a sus vasallos, tal como era la
costumbre de su casta, salió en campaña con 10.000 guerreros, en dirección
al Collao, que por ser tierra plana parecía más fácil de conquistar. Llegó
al Desaguadero al que cruzó con balsas; pasó cerca de las ruinas de Tiahuanaco,
que el autor describe citando a otros cronistas. El Inca se dirigió hacia la provincia
de Hatunpacassa, a la mano izquierda del Desaguadero, y conquistó Cac-yauiri,
episodio del que se contaba la leyenda de que los collas dispararon sobre los incas
sus flechas y piedras pero estas se volvieron contra ellos. Los collas, derrotados se
rindieron y aceptaron ser vasallos del Inca. Conocido este suceso por los demás
pueblos collas, muchos se redujeron voluntariamente, como las tres provincias de
Cauquicura, Mallama y Huarina (al S.E. del lago Titicaca). Luego el Inca mandó a
sus maeses de campo en dirección al mar, donde invadieron la provincia de
Cuchuna, cuyos pobladores se atrincheraron en un fuerte (posiblemente Cerro Baúl,
cerca de Moquegua) y se rindieron tras un largo sitio. Allí los incas castigaron
severamente a quienes usaban venenos contra sus adversarios. Mayta Cápac
prosiguió sus conquistas y sometió a otras tres provincias collas: Llaricassa
(Larecaja), Sancauan (San Gabán) y Huaychu; en esta última sus habitantes
opusieron resistencia pero luego se rindieron. Luego el Inca construyó el primer
puente de mimbre o colgante que en el Perú se hizo, para cruzar el río Apurímac,
causando gran admiración. Muchos pueblos se redujeron voluntariamente, atraídos
por la fama del Inca. Las conquistas prosiguieron, llegando hasta Parihuana Cocha
(Parinacochas) y Coropuna. A Mayta Cápac le sucedió su hijo Cápac Yupanqui, que
se convirtió así en el quinto rey inca. Continuando la expansión del imperio, este
Inca salió del Cuzco con 20.000 hombres y se dirigió al Cuntisuyu, donde conquistó

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más provincias. La provincia de Yanahuara se redujo voluntariamente, pero
la Aymara, de naturaleza rebelde y agresiva, se negó a rendir vasallaje a los incas.
Pero finalmente, al ver el poderío de sus adversarios, los aymaras se rindieron, y
sus curacas se vieron obligados a besar las manos del Inca. También fueron
sometidos los quechuas de Cotapampa y Cotanera. En la costa fueron anexados
los valles de Acarí, Caravelí, Camaná y Quilca. Por última vez el Inca salió en
campaña hacia el Collao; en el Desaguadero mandó a construir un famoso puente
de paja y enea (puente colgante); y sometió Chayanta, así como otras cinco
provincias grandes, entre otras menores.
Por su parte, su hijo, el príncipe Inca Roca, redujo muchas y grandes provincias
mediterráneas y marítimas, pasando por Amancay (Abancay), Nanasca (Nasca) y
Arequipa. Por entonces se iniciaron los traslados de poblaciones a otras provincias,
método de control político llamado mítmac (mitimaes). Luego el autor se explaya en
la descripción de la casa y templo del Sol (Coricancha) y sus grandes riquezas, los
sitios de los sacrificios y los atributos del sumo sacerdote o Uíllac Umu.
Finaliza el libro con la descripción del templo del Titicaca y sus leyendas.

2.4. Cuarto libro:


Empieza tratando sobre la casa de las vírgenes escogidas dedicadas al Sol
(Acllahuasi), sobre sus estatutos y ejercicios, la veneración de los indios hacia las
cosas que hacían las escogidas, y la ley contra los que las violasen. No solo en el
Cuzco, sino en las distintas provincias del Imperio existían estas casas de
escogidas; el autor desmiente que estas vírgenes eran entregadas por mujeres a
los curacas y los capitanes, ya que estaban dedicadas exclusivamente al Sol y al
Inca.
Explica enseguida cómo se casaban los indios del común y por qué casaban al
príncipe heredero con su hermana; detalla las diferentes maneras de heredar el
gobierno; cómo se criaban a los hijos; la vida y ejercicio de las mujeres casadas;
cómo se visitaban las mujeres y cómo trataban su ropa. Menciona también la
existencia de mujeres públicas o rameras, llamadas pampayrunas, que vivían en
chozas alejadas de las poblaciones y eran muy menospreciadas.
Luego el autor retoma la historia de la realeza inca y se ocupa de Inca Roca, sexto
rey, quien conquistó muchas naciones, llegando hasta Antahuaylla (Andahuaylas),
donde sometió a los Chancas, etnia muy brava y guerrera que incluía a otras
muchas naciones como Hancohuallu, Uramarca, Uillca (Vilcas), Utunsulla, que
ocupaban los actuales departamentos de Apurímac, Ayacucho y Huancavelica,

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aunque se sometieron de muy mala gana y con la velada esperanza de rebelarse
no bien se presentase la ocasión. De vuelta al Cuzco, Inca Roca vivió en paz
algunos años y envió a su hijo Yahuar Huaca a la conquista del Antisuyu, región
oriental colindante con la selva amazónica. Explica que el nombre de este príncipe
significaba “el que llora sangre” y que fue bautizado así por haber llorado
efectivamente sangre cuando era muy niño. Tiempo después Inca Roca salió
nuevamente en campaña dejando en el gobierno a su hijo; el inca se dirigió esta
vez a la provincia de Charcas, en el altiplano andino, pero los pueblos se mostraron
hostiles y especialmente los jóvenes se negaron a someterse y dejar sus idolatrías;
sin embargo, fueron convencidos por los viejos para que acataran el vasallaje al
Inca. La dominación inca se amplió así hasta los territorios donde después se
fundarían Chuquisaca y La Paz, en la actual Bolivia. Luego Inca Roca volvió al
Cuzco y descansó en paz, dando sabias leyes y fundando escuelas para los nobles
en el Cuzco; se citan algunos de sus dichos sentenciosos, según los recogió el
padre Blas Valera.
Luego de su muerte le sucedió su hijo Yáhuar Huaca, que fue así el séptimo Rey,
siendo éste más hombre de paz que de guerra. Pero aun así envió un ejército de
20.000 hombres bajo el mando de su hermano Apumayta, con dirección al sureste
del Cuzco hasta el mar, campaña que permitió la conquista inca desde la costa de
Arequipa hasta Tacana (Tacna). Otra expedición fue enviada a la conquista de
algunas provincias del Collasuyu. El Inca se hallaba enfrascado en estas campañas,
cuando debió afrontar los problemas causados por su hijo mayor, designado para
sucederle, quien era díscolo y de mal carácter. Cansado de intentar doblegar su
ánimo, lo recluyó en el paraje campestre de Chita, a diez km al oeste del Cuzco,
poniéndole al cuidado del ganado del Sol, bajo amenaza de muerte si volvía.
2.5. Quinto libro:
El autor explica cómo se acrecentaban y repartían las tierras a los vasallos, la orden
que tenían estos en labrar sus tierras, y la fiesta con que labraban las tierras del
Inca y las del Sol. La tierra que daban a cada indio, y cómo la beneficiaban. La
repartición del agua para regar y cómo castigaban a los descuidados. El tributo que
daban al Inca, y la cuenta de los orones. La provisión de armas y bastimentos que
tenían para los soldados. El oro y plata y otras cosas de estima no eran tributo
obligatorio, sino presentadas voluntariamente, pues solo eran tenidas como
ornamentos. La guarda y gasto de los bastimentos. Daban de vestir a los vasallos.
No hubo pobres mendigantes. El orden y división del ganado y de los animales
extraños. Leyes y ordenanzas de los Incas para el beneficio de los vasallos. Cómo
conquistaban y domesticaban los nuevos vasallos. Cómo proveían los ministros
para todos oficios. La razón y cuenta que había en los bienes comunes y
particulares. En qué pagaban el tributo. La cantidad de él, y las leyes acerca de él.

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Citando a Valera, detalla el orden y razón para cobrar los tributos. El Inca premiaba
a los curacas que le presentaban cosas preciadas.
Luego el autor retoma la historia de los incas y se ocupa del príncipe Inca Viracocha,
que fue el octavo Rey. Éste, luego de dejar a su padre en Muyna, volvió al Cuzco a
organizar la defensa, ante la amenaza de los chancas, y recibió inesperadamente
la ayuda de sus vasallos quechuas, que odiaban a los chancas pues antaño habían
sufrido su tiranía. La batalla entre incas y chancas se libró en Sacsahuana, cerca
del Cuzco, y el resultado parecía indeciso pues ambos rivales se batieron con
bravura, hasta que una fuerza de aliados quechuas fueron en auxilio de los incas
atacando el flanco derecho de los chancas, y estos empezaron a flaquear. Muchos
lugareños se fueron también sumando a las fuerzas del Inca en gran número, tan
así que tiempo después surgió la leyenda de los puraraucas o de las piedras que
se convertían en guerreros. Después de ocho horas de lucha los incas se alzaron
en triunfo; tanta sangre corrió que el campo de batalla se denominó desde entonces
Yahuarpampa o campo de sangre. El Inca Viracocha se dirigió a la tierra de los
chancas pero se mostró generoso y no desató su venganza sobre las mujeres y
niños, por lo que la población quedó muy agradecida. Luego retornó al Cuzco y se
entrevistó con su padre Yahuar Huaca, a quien desposeyó del imperio. El autor
explica enseguida el significado del nombre Viracocha, y por qué los indios
apodaron así a los españoles: según su versión era porque el fantasma aparecido
en sueños al joven inca era barbudo y vestido con túnica, similar a la traza de los
hispanos. También desmiente la versión de que Viracocha era un dios superior al
Sol, sino que era hijo de éste y hermano de los incas, según la mitología inca. En
memoria a este dios, el Inca Viracocha levantó un templo en Cacha, a 16 leguas al
sur del Cuzco; allí también hizo levantar una estatua de piedra que representaba a
la deidad. Este templo sería después destruido por los españoles. También en
memoria de su victoria sobre los chancas, mandó pintar en una peña altísima
la figura de dos cóndores. Acabados los festejos, el Inca salió y recorrió su imperio,
anexando nuevas provincias como Huaytará y los Pocras (Huamanca); luego
continuó sucesivamente al Contisuyu y al Collasuyu, llegando hasta Charcas, donde
le salió al encuentro una embajada de indios del reino de Tucma o Tucumán, lejano
en 200 leguas, los cuales le pidieron ser sus vasallos.
2.6. Sexto libro:
Empieza con la descripción de la casa real de los Incas, sobre su fábrica y
ornamento; la manera como contrahacían de oro y plata todo cuanto había para
adornar dichas casas. Los criados de la casa real y los que traían las andas del rey;
las salas que servían de plaza, y otras cosas de las casas reales. Los entierros de
los reyes incas, cuyas exequias duraban un año. Las cacerías solemnes
o chakus que los reyes hacían en todo el reino. El sistema de correo de postas a

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cargo de corredores llamados chasquis. El sistema de contabilidad por hilos y nudos
llamados quipus, de cuya gran fidelidad da fe el autor.
Luego el autor se ocupa de las conquistas, leyes y gobierno del Inca Pachacútec,
noveno Rey. Este hizo una visita a su imperio, que le tomó tres años; luego envió a
su hermano, el general Cápac Yupanqui, hacia el Chinchaysuyu, donde conquistó
a la nación Huanta, cuyo principal centro era Sausa (Jauja). Este mismo general
anexó también Tarma y Pumpu (Bombón), hasta llegar a la provincia de Chucurpu,
en los Antis (colindante con la selva amazónica). Luego las tropas incaicas se
trasladaron a Ancara y Huaylas, donde castigaron merecidamente a los sométicos
(sodomitas) por las aberraciones que cometían. Luego se describen los edificios,
leyes, y nuevas conquistas que Pachacutec ordenó hacer a su hermano, que esta
vez llevó a su sobrino, llamado Inca Yupanqui. Una nueva campaña se abrió en el
Chinchaysuyu, donde se sometió a la provincia de Pincu, pero otros pueblos —
Huaras (Huaraz), Piscopampa (Piscobamba) y Cunchucu (Conchucos)— se
negaron con soberbia a aceptar el yugo de los incas, debiendo ser sometidos con
hambre y astucia militar. Más al norte, el curaca de Huamachuco, hombre sabio, se
rindió ante los incas; en cambio los Cassamarcas se resistieron con las armas pero
a la postre se rindieron. De retorno al Cuzco, Cápac Yupanqui y su sobrino
sojuzgaron a los Yauyos. Luego de tres o cuatro años de paz, los incas retomaron
las conquistas, esta vez de los valles de la costa al norte de Nanasca, poblado por
los yungas. Tras ocupar sin resistencia los valles de Ica y Pisco, se enfrentaron al
poderoso señor de Chincha, que al frente de su súbditos resistió tenazmente hasta
que no le quedó otra opción que la de rendirse. Esta fue una conquista de
importancia superlativa pues el valle de Chincha era muy fértil y poblado. Luego el
autor pasa a describir la fiesta principal de los incas, la rendida en homenaje al Sol
o Inti Raymi, y cómo se preparaban para ella. Se detallan los ceremoniales, el
sacrificio del cordero (llama), los agüeros y el fuego. También menciona la
ceremonia del huaracu (huarachicu) o de iniciación de los príncipes de la realeza,
equivalente al armarse de caballeros. Retomando la historia de las conquistas de
los incas, el general Cápac Yupanqui pidió nuevos refuerzos al Cuzco para
proseguir sus conquistas sobre los yungas de la costa, refuerzos que le llegaron
junto con el príncipe Inca Yupanqui, junto con el cual marchó contra Chuquimancu,
señor de cuatro valles: Runahuánac (Lunahuaná), Huarcu (Huarco), Malla (Mala) y
Chillca (Chilca). En Huarcu se produjo un encuentro sangriento, pero la guerra se
prolongó demasiado hasta que el hambre empezó a acosar a los súbditos de
Chuquimancu, quien, presionado por los suyos, se rindió a los incas. En memoria a
esta conquista los incas elevaron la fortaleza de Huarcu. Continuando hacía el
norte, los incas invadieron el señorío de Cuismancu, que abarcaba los valles de
Rímac y Pachacámac, regiones célebres por dos santuarios que daban oráculos.

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2.7. Séptimo libro:
Empieza mencionando las colonias que hacían los Incas, trasladando poblaciones
hacia zonas despobladas. Llamában a la gente así trasladada mitimaes y por lo
general se trataban de poblaciones belicosas que eran desarraigadas de su lugar
de origen a fin de tenerlas vigiladas. Otra política de los incas era criar a los hijos de
los señores o curacas en la corte del Cuzco, a fin de quechuizarlos.
Luego cita el autor al padre Valera sobre la importancia de la lengua cortesana de
los incas o lengua general del Perú, el quechua o runasimi, en un mundo andino
regionalizado donde existían muchas lenguas y dialectos. Se describe la tercera
fiesta principal de los incas (la primera era el Inti Raymi y la segunda, la del
huarachicu, ya mencionados en el anterior libro) que se llamaba Cusquieraymi y era
también en homenaje al Sol; había una cuarta fiesta importante, llamada Citua, que
era dedicada a la expulsión de las enfermedades y otras penas, con un ayuno
previo. Enseguida se describe la imperial ciudad del Cuzco, cuyos barrios
representaban a todo el imperio; se describe el sitio de las escuelas, el de tres casas
reales, y el de las escogidas, así como los barrios y casas que había al oeste del
arroyo.
Luego el autor retoma la historia imperial inca y relata las conquistas de Inca
Yupanqui, hijo y sucesor de Pachacútec y décimo Rey. Este Inca es incluido
exclusivamente por Garcilaso en la lista real incaica, pues otros cronistas no lo
mencionan. Partió a conquistar el país de Musu (o Moxos), cruzando la provincia de
los Chunchos y adentrándose más en la selva amazónica; sobre esta expedición
orlada por los incas con proezas fantásticas, quedaban algunos rastros que los
españoles comprobaron cuando hicieron entradas en dicha provincia. El Inca intentó
también la conquista de la provincia de los chiriguanas, más allá de Charcas, pero
fracasó. Su siguiente plan fue la conquista del reino de Chili, al sur de sus dominios,
región poblada por los belicosos araucos (araucanos). Tras un meticuloso
preparativo, se puso en marcha un poderoso ejército inca, que llegó a sumar 50.000
soldados y que realizó una marcha triunfal desde Atacama, pasando por Copayapu
(Copiapó), Cuquimbu (Coquimbo), hasta llegar al valle de Chili, que da nombre a la
provincia. Luego continuaron más al sur y llegaron hasta el río Maulli. No contentos
con haber extendido las fronteras del Imperio más de 500 leguas de largo, los incas
siguieron más al sur, pero se encontraron con la feroz resistencia de los
purumaucas. No viendo mayor beneficio en reducir a poblaciones extremadamente
brutas y salvajes, los incas retrocedieron y fijaron la frontera en el río Maulli. Luego
el autor se extiende relatando el descubrimiento de Chile por obra de los españoles,
la llegada del gobernador Pedro de Valdivia, la guerra entre españoles y araucos,
la muerte de Valdivia (1554), luego de la cual los indios se mantuvieron en pie de
guerra durante 50 años y todavía seguían así al momento de escribir la obra el autor,

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según las últimas noticias desgraciadas que le llegaron de Chile sobre una rebelión
general en 1599. Volviendo a la historia inca, tras poner punto final a las conquistas,
Inca Yupanqui llevó una vida quieta hasta su muerte, por enfermedad. Dejó como
sucesor a su hijo Túpac Inca Yupanqui, que tuvo en la coya Chimpu Ocllo.

2.8. Octavo libro:


En este libro el autor relata las conquistas de Túpac Inca Yupanqui, undécimo Rey,
cuyo nombre significa el que relumbra o resplandece. Empezó por preparar la
conquista de los Chachapuyas o Chachapoyas, situada al oriente de Cajamarca,
pero previamente debía someter a la provincia de Huacrachucu (que significa
tocado o sombrero de cuerno), cuyos habitantes resistieron con las armas hasta
que acataron ser vasallos del Inca. Luego se relata la conquista de los primeros
pueblos chachapoyas, llamados también chachas, quienes trabaron brava
resistencia en Cúntur Marca y Cassamarquilla. Los incas prosiguieron la conquista
de otros pueblos y naciones bárbaras, que eran más propiamente dicha behetrías
habitadas por gente muy salvaje y bestial. Una vez sujetos a los incas, estos se
encargaron de civilizarlos, tan así, que dos de esas provincias, Cascayunca y
Huancapampa, llegaron a ser de las mejores del imperio. Otras tres provincias
belicosas y tenaces, Cassa, Ayahuaca y Callua, que fueron conquistadas después.
Luego Túpac Yupanqui se dedicó a visitar su imperio, ordenando levantar en varios
puntos grandes edificios como casas reales, depósitos, casas de escogidas, etc.
pasado algunos años reemprendió las conquistas: la siguiente provincia en ser
anexada fue la de Huánucu, en la sierra central del Perú, cuyo principal centro
(Huanucopampa) se convirtió en la cabecera de muchas provincias. Luego se
aprestó a realizar la conquista de la provincia de los Cañaris, gente belicosa y
valiente, en el actual territorio de Ecuador. De camino hacia allí, sometió a la
provincia de los Paltas, indios que se deformaban la cabeza y en cuyo territorio
cultivaban unos frutos muy preciados llamados también paltas (aguacates). Llegado
al país de los cañaris, el Inca hizo a estos los requerimientos acostumbrados, es
decir les dio la opción de rendirse pacíficamente o de tomar las armas para medirse
con las suyas; los cañaris, luego de deliberar entre ellos, aceptaron someterse. Los
incas construyeron en ese país canales, acequias, así como edificios;
especialmente se engalanó con muchas construcciones Tumipampa, que se
convirtió en la cabecera de la región. Luego continuaron las conquistas de otros
pueblos, entre ellos los huancavilcas, hasta llegar a los confines del reino de Quito.
Tras algunos años de quietud, Túpac Inca Yupanqui organizó la conquista de Quito,
reino extenso y muy rico, para lo cual apercibió 40.000 soldados que se
concentraron en Tumipampa. Pero el rey de Quito era muy bárbaro y tosco, y por
ende muy belicoso, y sin más, rechazó los requerimientos del Inca. Los quiteños

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resistieron durante mucho tiempo trabando varios combates indecisos con las
tropas del Inca. Viendo éste que la guerra se prolongaba demasiado, ordenó a su
joven hijo Huayna Cápac que se ejercitase en la milicia y le encomendó el mando
de 12.000 hombres. Trasladado al frente de lucha, Huayna Cápac se destacó pese
a su juventud y fue ganado poco a poco el reino de Quito, al punto que su padre
decidió volver a descansar al Cuzco, dejándole el mando de la campaña. La
conquista de Quito duró tres años, y se cuenta que el rey quiteño murió de pena al
ver perdido la mayor parte de su reino. Huayna Cápac prosiguió las conquistas
marchando más al norte; conquistó la provincia de Quillacenca y llegó hasta Pastu,
Otauallu y Caranque, quedando en esos parajes fijaba la frontera septentrional del
Imperio. Rematada así las conquistas de las provincias del norte, Huayna Cápac
regresó al Cuzco a dar cuenta a su padre, siendo recibido en triunfo.
2.9. Noveno libro:
Empieza el autor narrando las grandezas y magnanimidades de Huayna Cápac, el
decimosegundo soberano inca, quien inició su reinado haciendo una visita general
a su imperio. Tuvo por entonces un hijo, al que después llamó Huáscar Inca, cuyo
nombre, que significa soga o maroma (Huasca), fue debido a que en homenaje a su
nacimiento su padre ordenó hacer una pesada cadena de oro de 700 pies de largo.
Huayna Cápac tuvo otro hijo, llamado Atahualpa, quien, según afirma Garcilaso,
nació en Quito, siendo su madre la hija del rey quiteño sometido (aunque ahora se
puede asegurar que en realidad nació en Cuzco y que fue hijo de una coya
cuzqueña). Enseguida se detallan las conquistas de Huayna Cápac, que sometió
pacíficamente a diez valles de la costa entre Pacasmayo y Tumbes, para después
regresar a Quito, donde pasó dos años construyendo edificios. Luego volvió a
ponerse en campaña y se dirigió a Túmpiz o Tumbes, habitada por gente “regalada
y viciosa”, quienes de buena gana aceptaron la dominación inca; allí el Inca
construyó una fortaleza, un templo de sol y una casa de escogidas. Luego castigó
a los indios huancavilcas que en el reinado de su padre habían matado a las
autoridades incas. Luego de hacer otra visita al Imperio, Huayna Cápac se dirigió
contra la isla de la Puná, cerca de Tumbes, donde reinaba un reyezuelo llamado
Tumpalla, quien aceptó ser vasallo del Inca, aunque de mala gana y con el propósito
de rebelarse a la menor ocasión. En efecto, al momento en que las autoridades
incas pasaban en barcas hacia la isla, fueron atacados intempestivamente por la
gente de Puná y arrojados al mar, siendo asesinados a golpes usando como
garrotes sus propios remos. La respuesta de Huayna Cápac no se hizo esperar y el
castigo contra los de Puná fue terrible: los principales rebeldes fueron ejecutados
de diversas formas: unos fueron degollados, otros ahorcados y algunos
descuartizados. Otra rebelión protagonizaron los Chachapoyas, al este
de Cajamarca; contra quienes marchó enseguida Huayna Cápac, pero antes de
llegar a su destino un cortejo de mujeres chachapoyas, encabezadas por la que

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fuera concubina de su padre Túpac Inca Yupanqui, rogó por el perdón de los suyos,
esgrimiendo muchas razones que convencieron al Inca. Luego Huayna Cápac se
dirigió a la costa del actual Ecuador, donde sometió a pueblos primitivos, como
los Manta, que adoraban a una esmeralda y que practicaban la sodomía y otras
costumbres sexuales nefandas. Luego de someter a otros pueblos, el Inca continuó
más al norte, hasta llegar a Passau, ya debajo de la línea equinoccial, poblado de
gente más salvaje y bruta todavía. Ante tan desoladora visión, Huayna Cápac
retrocedió, pues consideró que aquellos salvajes no merecían tenerlo por señor.
Luego Garcilaso, citando al cronista Cieza, trascribe una leyenda de gigantes que
supuestamente habitaron la punta de Santa Elena y cuyos restos óseos podían aun
verse en su tiempo. Cuenta también que durante una fiesta del Inti Raymi, el Inca
se atrevió ver al Sol en plena ceremonia, lo que fue tomado por mal presagio por
los indios. Durante otra visita que hizo a sus reinos, se enteró de la sublevación de
los Caranques, nación situada en los confines del reino de Quito, que como salvajes
que eran, mataron y se comieron a las autoridades del Inca. Huayna Cápac mandó
su ejército contra los rebeldes, quienes fueron sometidos y castigados
merecidamente: unos 2000 fueron degollados y arrojados en una laguna que desde
entonces se llamó Yahuarcocha o laguna de sangre. Cuenta enseguida el autor que
Huayna Cápac decidió darle el Reino de Quito a su hijo Atahualpa, pues era su
preferido, y que Huáscar, que era el legítimo heredero del Imperio, aceptó la
voluntad paterna. Menciona también los dos caminos incas que surcaban
transversalmente el Imperio, uno de la costa y el otro de la sierra (el Cápac Ñan), y
sobre las noticias que Huayna Cápac tuvo de los españoles que por entonces
recorrían la costa norte del Imperio; también sobre las señales vistas en el cielo que
anunciaron por entonces la caída del Imperio Inca y el cambio radical de la forma
de la vida andina que se avecinaba. Finalmente, Huayna Cápac enfermó y murió, y
en su testamento ordenó a sus súbditos que obedecieran a los extranjeros invasores
que ya se acercaban, pues éstos eran poderosos e imbatibles, de acuerdo a una
profecía antigua, que aseguraba que tal suceso ocurriría tras el duodécimo Inca.
Luego, el autor describe las animales, plantas y otras cosas que los castellanos
trajeron al Perú: las yeguas y caballos, cómo los criaban al principio, y lo mucho que
valían; las vacas y bueyes, y sus precios altos y bajos; los camellos, asnos y cabras,
y sus precios y mucha cría; las puercas y su mucha fertilidad; las ovejas y gatos
caseros; los conejos y perros castizos; las ratas y la multitud de ellas; las gallinas y
palomas; el trigo; la vid y el primero que produjo uvas en el Cuzco; el vino, y el
primero que lo hizo en el Cuzco, y sus precios; el olivo y sobre quien lo llevó al Perú;
las frutas de España y la caña de azúcar; las hortalizas, flores y yerbas; el lino,
espárragos, biznagas y anís.

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Luego menciona los nombres nuevos para nombrar a las diversas generaciones
nacidas en el Perú: criollo, mestizo, mulato, cholo, entre otros. Retomando la
historia inca, el autor cuenta que una vez muerto Huayna Cápac, reinaron sus dos
hijos unos cuatro o cinco años en paz: Huáscar como Sapa Inca y Atahualpa como
rey de Quito. Sin embargo, Huáscar se dio cuenta del error de su padre de dar a
Atahualpa el gobierno de una inmensa provincia del norte, pues así quedaba
bloqueada la ampliación de la frontera norte por parte de la casta cuzqueña, pues
en el resto de las fronteras se había llegado a límites infranqueables, como el mar,
las selva y el territorio al sur del Maule, poblado de salvajes. También entrevió que
tal partición del imperio contradecía el mandato del primer inca Manco Cápac, que
solo admitía un imperio incaico único. Con tales razones, Huáscar invitó a su
hermano que fuera al Cuzco para que jurara como su vasallo, en aras de un interés
mayor como la unidad del Imperio. Atahualpa, con astucia, simuló acatar la orden,
pero pidió permiso para llevar consigo a miles de sus vasallos, a fin de celebrar
fastuosamente las exequias de su padre, lo que Huáscar, sin sospechar malicia,
aceptó. Secretamente, Atahualpa ordenó a sus generales que organizaran
batallones y que le siguieran sigilosamente en su marcha al Cuzco; solo cuando ya
estaba cerca del Cuzco ordenó a sus tropas que enarbolaran sus insignias y
marcharan en orden de batalla contra Huáscar. Sus principales maeses de campo
eran Challcuchimac y Quisquis; sus tropas superaban los 30.000, mayormente
soldados experimentados en las últimas guerras de conquista realizadas por
Huayna Cápac. Huáscar, sorprendido, convocó a sus tropas pero ya era tarde y solo
pudo reunir unos 10.000 de los suyos y otras tropas del Contisuyo, que eran
inexpertas, mientras otras con más experiencia y número, las del Collasuyo,
tardarían en llegar por su lejanía. Hubo una serie de encuentros, hasta que la batalla
definitiva se dio cerca del Cuzco, en Quepaypampa.

III. Tema

Esta obra es uno de los intentos más logrados, tanto conceptual , de salvaguardar
la memoria de las tradiciones de la civilización andina. En la misma hay una
reivindicación del pasado de su pueblo, mediante un recorrido por sus
acontecimientos, mitos, poemas y tradiciones...

De aquí que en el tema central de Comentarios Reales, Garcilaso de la Vega plasma


el origen de los Incas, quienes fueron grandes Reyes en Perú, de las leyes y
gobierno que hubo durante su reinado, de la idolatría que le tenía su pueblo –
aunque no menciona el poder y temor que infundían a ese mismo pueblo-, en fin de
la vida de sus antepasados y de las grandes conquistas de estos, diríamos que en
el tema central quiso poner de manifiesto el importante legado cultural que el

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Imperio de Tahuansintuyo acumuló durante esa época.

La segunda parte o segundo tomo escribe sobre las conquistas del inca Yupanqui;
la rebelión de los Araucus contra los españoles y la descripción de la ciudad de
Cuzco.
Principal : reivindicación de los tiempos incaicos
Secundarios:

 Monoteísmo
 Disciplina
 Respecto a las normas establecidas
 Culto al trabajo
 Destino providencial

IV. Sub tema

 La memoria colectiva recolectora de tradiciones, creencias e historia .


 Costumbres de la comunidad incaica
 Vestimentos, casamientos, sacrificios, supersticiones, sacrificios, etc.
 Creencias cristianas
 Creencias monoteístas indígena
 La cultura humanística de una persona ilustrada del siglo XVI.

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V. Personajes

5.1. Principales
 El pueblo

5.2. Secundarios
 Manko Qhápaj

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 Huayna Qhápaj
 Atahualpa
 Huayna capac
 Quisquis
 Chaycuchimac
 Yahuarcocha
 Yáhuar Huaca
 Apumayta
 Collasuyu
 Pachacutec

 Muyna
 Puraraucas
 Yahuar Huaca
 Chancas
 Pachacamac

VI. Conclusión
En conclusión los comentarios reales trata sobre la identidad indígena el
mestizaje y la memoria, los Comentarios Reales se constituyen en una obra
clave para el conocimiento de la historia y cultura del Perú prehispánico.
Por su carácter de testimonio del momento en que se fundó la identidad
peruana.

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VII. Bibiografia

 https://virtuesinimperialspain.files.wordpress.com/2010/04/comentarios_real
es1.pdf
 http://www.cesar.elpoeta.tripod.com/id11.html

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VIII. anexos

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