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Cómo no pensar la justicia en Brasil

https://www.pagina12.com.ar/106129-ficciones-judiciales (texto de E.Barcesat, en P12)

Ejemplo de jurista argentino, en el periodismo argentino, hablando del derecho extranjero:


comentario vacuo, superficial, sin un dato, mal escrito, apresurado, demagógico, sobre-actuado,
lleno de adjetivos, carente de ideas, políticamente sesgado, interesado únicamente en decir que
"todo es lo mismo," y que la justicia brasileña reproduce las vergüenzas (actuales, porque las
pasadas no las veía) de la justicia argentina. El jurista infiere lo que se le ocurre, de lo que tiene
ganas, para llegar a la conclusión que ya tenía pensada, antes de confrontar los hechos ("Qué le
impuso a la magistrada apartarse de su propia doctrina? Ciertamente, la infición del poder
político, mediático –y también militar"). Todo el artículo fue escrito para concluir con esta frase:
"Igual ocurre en la Argentina, con la persecución política a los funcionarios de mayor jerarquía del
ex gobierno". Artículo-papelón, pero al mismo tiempo típico en cierta clase de "profesionales"
locales, afectados todavía por el virus de la década anterior.

Lo cierto es que los jueces, en Brasil, se eligen a través de concursos muy exigentes, de un modo
(tal vez demasiado) profesionalizado, que evita lo que es distintivo de países como el nuestro,
Bolivia, Venezuela o Ecuador, en donde la selección de los jueces tiene un carácter abiertamente
político, lo cual ayuda a generar (junto con otros pésimos incentivos, que incluyen a la actuación
de los servicios de inteligencia), y como resultado esperable, la politización de la justicia, vínculos
directos y estables con el poder.

En los hechos, el TSF de Brasil tomó una decisión que estaba habilitada a tomar; que hubiera sido
polémica en cualquier caso; que fue sostenida por algunos de sus mejores integrantes (incluyendo
a Barroso, Fachín, Carmen Antunes), honestos y bien formados; y rechazada en sus votos por
algunos de sus miembros más cuestionados, incluyendo al personaje más cuestionado y polémico
del tribunal (Gilmar M.), que lideró la votación A FAVOR de Lula. En sus instancias inferiores, la
justicia brasileña combina jueces probos, progresistas, honestos, con jueces muy conservadores,
burocráticos, y profesionales. Un poco de todo, pero, subrayaría, con ausencia mayor de lo que en
la Argentina es presencia mayor: jueces preparados para servir a quienes los nombraron, o
interesados en no ser sujetos a sanciones por el poder de turno.

En definitiva, otra falta de respeto, propia del derecho y el periodismo locales.

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