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ADIVINANZAS también somos coloradas,

Adivinanza: el coco es famosa nuestra tarta,


y también puedes comernos
sin que estemos cocinadas
Adivinanza: la pera

Tiene ojos y no ve,


tiene agua y no la bebe,
tiene carne y no la come,
tiene barba y no es hombre
Adivinanza: el aguacate

Blanca por dentro,


verde por fuera.
Si quieres que te lo diga,
espera
Adivinanza: el limón

Agua pasa por mi casa,


cate por mi corazón.
El que no lo adivinara,
será un burro cabezón
Adivinanza: la manzana
Agrio es su sabor,
bastante dura su piel
y si lo quieres tomar,
tendrás que estrujarlo bien.
Adivinanza: el melocotón

Somos verdes y amarillas,


Entre pared y pared hay una santa
mujer que con su diente llama a su
gente
Respuesta: anapmaC aL

Cien amigas tengo, todas sobre una


tabla, si no las tocas, no te dicen nada.
Amarillo por fuera,
Respuesta: onaip lE
amarillo por dentro
y con un corazón en el centro.
Adivinanza: el plátano

Tengo millones de brazos pero no


tengo cuerpo, tengo miles de años
pero no me comprenden, no tengo
fuerza pero controlo dos hemisferios
¿Quién soy?
Oro parece, Respuesta: orberec lE
plata no es,
el que no lo adivine
bien tonto es
Adivinanza: la sandía

Te la digo y no me entiendes, te la
repito y no me comprendes.
Respuesta: alet aL

A mi me tratan de santa
y conmigo traigo el día.
soy redonda y encarnada
y tengo la sangre fría
Cajita chiquita de buen parecer, Grande como un ratón, guarda la casa
ningún carpintero la ha podido hacer, como un león.
solo el Dios del cielo con su gran Respuesta (al revés): evall aL
poder.
Respuesta: zeun aL

Salgo de la sala, voy a la cocina,


moviendo la cola como una gallina.
Cuando me siento me estiro, cuando Respuesta (al revés): abocse aL
me paro me encojo. Entro al fuego y
no me quemo, entro al agua y no me
mojo.
Respuesta: arbmos aL

Me gusta subir montañas


Si soy joven, joven quedo, si soy viejo, y respirar aire puro,
quedo viejo; tengo boca y no te hablo, tengo barba y no soy hombre,
tengo ojos y no te veo. ¡por mis cuernos, te lo juro!
Respuesta: otarter lE

Tengo cola y no soy animal, y aunque Al principio una cama


subo muy alto, muy alto, de las alas y una fiera después.
del ave estoy falto y no puedo a mi ¿Alguno de vosotros
antojo volar. sabe qué animal es?
Respuesta: etelirrab lE (El camaleón)
¿Qué es, qué es,
Animal soy, desde luego; del tamaño de una nuez,
me llaman el jorobado, que sube la cuesta
y que tengo cuatro patas, y no tiene pies?
ya se da por descontado. (El caracol)
(El camello)

Aunque yo llevo pijama,


Adivina quien yo soy: siempre ando muy despierta,
al ir parece que vengo, por no servir al león
y al venir, es que me voy. de suculenta merienda.
(La cebra)

(El cangrejo)

Con nombre de perro empieza


este curioso animal,
que aunque nunca compra nada
siempre con la bolsa va.
(El canguro) Mis patas largas,
mi pico largo,
hago mi casa
en el campanario.
(La cigüeña)
CUENTOS

1. El Lobo

Cauto, silencioso, el lobo salió una noche del


bosque atraído por el olor del rebaño. Con paso
lento se acercó al redil lleno de ovejas, poniendo
atención en donde ponía la pata para no despertar
con el más leve ruido al dormido perro.
Sin embargo, la puso sobre una tabla y la tabla se
movió.
Para castigarse por aquel error, el lobo levantó la
pata con que habla tropezado y se la mordió hasta
hacerse sangre.
¿Verdad, amiguitos, que este lobo fue el mejor juez de sí mismo?

2 La Princesa Lucia

Había una vez una princesa que se llamaba Lucia, vivía en un


palacio con un príncipe que se llamaba Romeo, cuando la
princesa fue al jardín se encontró al príncipe con una rosa para
ella se la dio y dijo paseemos, los dos se agarraron de la mano
y pasearon por el jardín y el príncipe se puso de rodillas y le
dijo te quieres casar conmigo la princesa dijo que si y se
casaron en una iglesia. Llego su abuela y todos los invitados
vinieron al banquete comieron una tarta y la abuela le regalo un
vestido de color rosa. Vivieron muy felices y comieron perdices
fin.

LA BOBINA MARAVILLOSA

Erase un principito que no quería estudiar. Cierta


noche, después de haber recibido una buena regañina
por su pereza, suspiro tristemente, diciendo:

¡Ay! ¿Cuándo seré mayor para hacer lo que me


apetezca?

Y he aquí que, a la mañana siguiente, descubrió sobre su cama una bobina de hilo
de oro de la que salió una débil voz:
Trátame con cuidado, príncipe.

Este hilo representa la sucesión de tus días. Conforme vayan pasando, el hilo se
ira soltando. No ignoro que deseas crecer pronto... Pues bien, te concedo el don
de desenrollar el hilo a tu antojo, pero todo aquello que hayas desenrollado no
podrás ovillarlo de nuevo, pues los días pasados no vuelven.

El príncipe, para cerciorarse, tiro con ímpetu del hilo y se encontró convertido en
un apuesto príncipe. Tiro un poco mas y se vio llevando la corona de su padre.
¡Era rey! Con un nuevo tironcito, inquirió:

Dime bobina ¿Cómo serán mi esposa y mis hijos?

En el mismo instante, una bellísima joven, y cuatro niños rubios surgieron a su


lado. Sin pararse a pensar, su curiosidad se iba apoderando de él y siguió
soltando mas hilo para saber como serian sus hijos de mayores.

De pronto se miro al espejo y vio la imagen de un anciano decrépito, de escasos


cabellos nevados. Se asusto de sí mismo y del poco hilo que quedaba en la
bobina. ¡Los instantes de su vida estaban contados! Desesperadamente, intento
enrollar el hilo en el carrete, pero sin lograrlo.

Entonces la débil vocecilla que ya conocía, hablo así:

Has desperdiciado tontamente tu existencia. Ahora ya sabes que los días perdidos
no pueden recuperarse. Has sido un perezoso al pretender pasar por la vida sin
molestarte en hacer el trabajo de todos los días. Sufre, pues tu castigo.

El rey, tras un grito de pánico, cayó muerto: había consumido la existencia sin
hacer nada de provecho.

EL MUÑECO DE NIEVE

Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad,


salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca
y mullida alfombra recién formada.

La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus


manitas hábiles, se entrego a la tarea de moldearla.

Haré un muñeco como el hermanito que hubiera


deseado tener se dijo.

Le salio un niñito precioso, redondo, con ojos de carbón y un botón rojo por boca.
La pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtió al muñeco en su
inseparable compañero durante los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le
mimaba...

Pero pronto los días empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos...
El muñeco se fundió sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con
dos carbones y un botón rojo. La niña lloro con desconsuelo.

Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente:


Seca tus lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran lección: ahora ya
sabes que no debe ponerse el corazón en cosas perecederas.

EL CEDRO VANIDOSO

Erase una vez un cedro satisfecho de su


hermosura.

Plantado en mitad del jardín, superaba en altura


a todos los demás árboles. Tan bellamente
dispuestas estaban sus ramas, que parecía un
gigantesco candelabro.

Plantado en mitad del jardín, superaba en altura


a todos los demás árboles. Tan bellamente dispuestas estaban sus ramas, que
parecía un gigantesco candelabro.

Si con lo hermoso que soy diera además fruto, se dijo, ningún árbol del mundo
podría compararse conmigo.

Y decidió observar a los otros árboles y hacer lo mismo con ellos. Por fin, en lo
alto de su erguida copa, apunto un bellísimo fruto.

Tendré que alimentarlo bien para que crezca mucho, se dijo.

Tanto y tanto creció aquel fruto, que se hizo demasiado grande. La copa del cedro,
no pudiendo sostenerlo, se fue doblando; y cuando el fruto maduro, la copa, que
era el orgullo y la gloria del árbol, empezó a tambalearse hasta que se troncho
pesadamente.

¡A cuantos hombres, como el cedro,


su demasiada ambición les arruina!
El Muñeco de Nieve
Habia dejado de nevar y los niños, ansiosos
de libertad, salieron de casa y empezaron a
corretear
por la blanca y mullida alfombra recien
formada. La hija del herrero, tomando
puñados de nie

ve con sus manitas habiles, se entrego a


latarea de moldearla.Hare un muñeco
como el
hermanito que hubiera deseado tener se
dijo.Le salio un niñito precioso, redondo,
con ojos de carbon y un boton rojo por
boca. La pequeña estaba entusiasmada con su obra y
convirtio al muñeco en su inseparable compañero durante los tristes
dias de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba... Pero pronto los dias empezaron a ser mas largos y
los rayos de solmas calidos... El muñeco se fundio sin dejar mas rastro de su
existencia que un charquito con dos carbones y un boton rojo. La
niña lloro con desconsuelo. Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo
dulcemente: Seca tus lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una
gran leccion: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazón en cosas perecederas.
Fin
La Gata Encantada
Erase un principe muy admirado en su reino. Todas las jovenes
casaderas deseaban tenerle por esposo. Pero el no se fijaba en
ninguna y pasaba su tiempo jugando con Zapaquilda, una
preciosa gatita, junto a las llamas del hogar. Un dia, dijo en voz
alta:
Eres tan cariñosa y adorable que, si fueras mujer, me casaria
contigo. En el mismo instante aparecio en la estancia el Hada de
los Imposibles, que dijo: Principe tus deseos se han cumplido.
El joven, deslumbrado, descubrio junto a el a Zapaquilda,
convertida en una bellisima muchacha. Al día siguiente se
celebraban las bodas y todos los nobles y pobres del reino que
acudieron al banquete se extasiaronante la hermosa y dulce
novia. Pero, de pronto, vieron a lajoven lanzarse sobre un
ratoncillo que zigzagueaba por elsalon y zamparselo en
cuanto lo hubo atrapado. El principe empezo entonces a llamar al
Hada de los Imposibles para que convirtiera a su esposa en la
gatita que habia sido. Pero el Hada no acudio, y nadie nos ha contado si tuvo que
pasarse la vida contemplando como su esposa daba cuenta de todos los ratones de palacio
El Honrado Leñador
Habia una vez un pobre leñadorque regresaba a su casa despues
de una jornada de duro trabajo. Alcruzar un puentecillo
sobre el rio,
se le cayo el hacha al agua.Entonces empezo a lamentarse
tristemente: ¿Como me ganare elsustento ahora que no
tengo
hacha?Al instante ¡oh, maravilla! Unabella ninfa aparecia
sobre las
aguas y dijo al leñador:Espera, buen hombre: traere tu
hacha.
Se hundio en la corriente y poco despues reapareciacon un
hacha
de oro entre las manos. El leñador dijoque aquella no era la
suya.
Por segunda vez sesumergió la ninfa, para reaparecer despues con otra
hacha de plata.Tampoco es la mia dijo el afligido leñador.
Por tercera vez la ninfa busco bajo el agua. Alreaparecer llevaba un hacha de hierro.
¡Oh gracias, gracias! ¡Esa es la mia!Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos. Has
preferido la pobreza a la mentira y te mereces unpremio.
Fin

El Viajero Extraviado
Erase un campesino suizo, de violentocarácter, poco simpático con
sussemejantes y cruel con los animales,especialmente los perros, a los
quetrataba a pedradas.Un día de invierno, tuvo que aventu-rarseen las
montañas nevadas para ir a recogerla herencia de un pariente, pero se
perdió
en el camino. Era un día terrible y latempestad se abatió sobre él. En
medio de
la oscuridad, el hombre resbaló y fue acaer al abismo. Entonces llamó a
gritos,pidiendo auxilio, pero nadie llegaba en susocorro. Tenía una pierna
rota y no podía
salir de allí por sus propios medios.
-Dios mío, voy a morir congelado...
-se dijo.Y de pronto, cuando estaba a punto deperder el conocimiento, sintió un aliento cálido en
su cara. Un hermosoperrazo le estaba dando calor con inteligencia casi humana. Llevaba
unamanta en el lomo y un barrilito de alcohol sujeto al cuello. El campesinose apresuró a tomar un
buen trago y a envolverse en la manta. Despuésse tendió sobre la espalda del animal que,
trabajosamente, le llevóhasta lugar habitado, salvándole la vida.¿Sabéis, amiguitos qué hizo el
campesino con su herencia? Pues fundarun hogar para perros como el que le había salvado,
llamado SanBernardo. Se dice que aquellos animales salvaron muchas vidas en losinviernos y que
adoraban a su dueño...Fin
El Pirata malvado
Habia una vez un barco con un pirata malvado y su tripulación. Una isla con un mapa escondido y
un enorme cofre lleno de riqueza enterrado.Y el pirata mas malvado que losdemás quería el mapa
y luego el cofre con su llave.Un día los piratas fueron a buscar comida a la isla y cortaron una
palmera llena de cocos y de repente cayó el mapa.Luego fueron al barco y le dijieron al capitan
cruel y malvado: ha caido el mapa y responde el capitan:¿como que ha caido? responden: de una
palmera, y luego el capitan dice: da igual, ja ja ja ja es nuestro.Fueron a la isla y desenterraron el
cofre y fueron los piratas mas ricos del mundo pirata.
Fin.

Caperucita Roja

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le


había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba
muy a menudo porque le encantaba, todo la usaba
que todo el pueblo la llamaba Caperucita Roja.
Un día, su madre le pidió que llevara unos pasteles a
su abuela que vivía al otro lado del bosque,
recomendándole que no se entretuviera por el
camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya
que siempre andaba acechando por allí un lobo
malvado.
Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña
tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba
miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las
ardillas, los ciervos...
Pero Caperucita se detuvo a juntar flores y disfrutar del paisaje bello y apacible
cuando de repente vio al lobo, asomarse detrás de un tronco.
- ¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca.
- A casa de mi Abuelita- le dijo Caperucita, sin pensar en lo peligroso de esa
situación.
- No está lejos- pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.
Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo un ratito mas...
- El lobo se ha ido - pensó -, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy
contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.
Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta
y la anciana le abrió pensando que era su adorada nietita. Un cazador que pasaba
por allí había observado que el lobo merodeaba los caminos del bosque y lo
estaba buscando.
Inmediatamente el lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la pobrecita
y casi explota el camisón violeta cuando se lo puso. Arropadita en la cama, cerró
los ojos y esperó relamiendo su enorme bocata.
No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, más contenta
y distraída que los demás días. Toc, toc!!!! Llamó a la puerta y la dulce voz de su
abuelita sonó como un oso mal dormido...
La niña entró y se acercó a la cama pero vio que su abuela estaba muy cambiada.
- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos tan grandes tienes!
- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas tan grandes tienes!
- Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo.
- Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- Son para... ¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó
sobre la niñita y la devoró, sin dejarla escapar, tal como había hecho con la
abuelita.
Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las
malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la
casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un leñador y los dos juntos llegaron al lugar.
Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan
harto que estaba.
El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita
estaban allí, ¡vivas!
Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo
volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima
sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban
mucho, cayó en el estanque de cabeza y nunca más se llovió en el bosque.
En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero
Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con
ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante,
seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.

Lágrimas de chocolate
Camila Comila era una niña golosa y comilona que apenas tenía amigos y sólo
encontraba diversión en los dulces y los
pasteles. Preocupados, sus papás
escondían cualquier tipo de dulce que
caía en sus manos, y la niña comenzó
una loca búsqueda de golosinas por
todas partes. En uno de sus paseos,
acabó en una pequeña choza desierta,
llena de chacharros y vasos de todos los
tipos y colores. Entre todos ellos, se fijó
en una brillante botellita de crital dorado,
rellena de lo que parecía chocolate, y no
dudó en bebérselo de un trago. Estaba
delicioso, pero sintió un extraño
cosquilleo, y entonces reparó en el título de la etiqueta: "lágrimas de cristal", decía,
y con pequeñísimas letras explicaba: "conjuro para convertir en chocolate
cualquier tipo de lágrimas". ¡Camila estaba entusiasmada! Corrió por los
alrededores buscando quien llorase, hasta encontrar una pequeña niña que
lloraba desconsolada. Nada más ver sus lágrimas, estas se convirtieron en
chocolate, endulzando los labios de la niñita, que al poco dejó de llorar. Juntas
pasaron un rato divertido probando las riquísimas lágrimas, y se despidieron como
amigas. Algo parecido ocurrió con una mujer que había dejado caer unos platos y
un viejito que no encontraba su bastón; la aparición de Camila y las lágrimas de
chocolate animaron sus caras y arrancaron alguna sonrisa. Pronto Camila se dio
cuenta de que mucho más que el chocolate de aquellas lágrimas, era alegrar a
personas con problemas lo que la hacía verdaderamente feliz, y sus locas
búsquedas de dulces se convirtieron en simpática ayuda para quienes encontraba
entregados a la tristeza. Y de aquellos dulces encuentros surgieron un montón de

La Silla

Había una vez un chico llamado Mario a quien le


encantaba tener
miles de amigos. Presumía muchísimo de todos los
amigos que
tenía en el colegio, y de que era muy amigo de todos. Su
abuelo se
le acercó un día y le dijo:
- Te apuesto un bolsón de palomitas a que no tienes
tantos amigos
como crees, Mario. Seguro que muchos no son más que
compañeros o cómplices de vuestras fechorías.
Mario aceptó la apuesta sin dudarlo, pero como no sabía muy bien
cómo probar que todos eran sus amigos, le preguntó a su abuela. Ésta respondió:
- Tengo justo lo que necesitas en el desván. Espera un momento.
La abuela salió y al poco volvió como si llevara algo en la mano, pero Mario no vio
nada.
- Cógela. Es una silla muy especial. Como es invisible, es difícil sentarse, pero si
la llevas
al cole y consigues sentarte en ella, activarás su magia y podrás distingir a tus
amigos del
resto de compañeros.
Mario, valiente y decidido, tomó aquella extraña silla invisible y se fue con ella al
colegio.
Al llegar la hora del recreo, pidió a todos que hicieran un círculo y se puso en
medio, con
su silla.
- No os mováis, vais a ver algo alucinante.
Entonces se fue a sentar en la silla, pero como no la veía, falló y se calló de culo.
Todos se
echaron unas buenas risas.
- Esperad, esperad, que no me ha salido bien - dijo mientras volvía a intentarlo.
Pero volvió a fallar, provocando algunas caras de extrañeza, y las primeras burlas.
Marió no
se rindió, y siguió tratando de sentarse en la mágica silla de su abuela, pero no
dejaba de
caer al suelo... hasta que de pronto, una de las veces que fue a sentarse, no calló
y se quedó
en el aire...
Y entonces, comprobó la magia de la que habló su abuela. Al mirar alrededor pudo
ver a
Jorge, Lucas y Diana, tres de sus mejores amigos, sujetándole para que no
cayera, mientras
muchos otros de quienes había pensado que eran sus amigos no hacían sino
burlarse de él y
disfrutar con cada una de sus caídas. Y ahí paró el numerito, y retirándose con sus
tres
verdaderos amigos, les explicó cómo sus ingeniosos abuelos se las habían
apañado para
enseñarle que los buenos amigos son aquellos que nos quieren y se preocupan
por nosotros,
y no cualquiera que pasa a nuestro lado, y menos aún quienes disfrutan con las
cosas malas
que nos pasan.
Aquella tarde, los cuatro fueron a ver al abuelo para pagar la apuesta, y lo pasaron
genial
escuchando sus historias y tomando palomitas hasta reventar. Y desde entonces,
muchas
veces usaron la prueba de la silla, y cuantos la superaban resultaron ser amigos
para toda la
vida.

Los Tres Cerditos


En el corazón del bosque vivían tres cerditos que
eran hermanos. El lobo siempre andaba
persiguiéndoles para comérselos. Para escapar del
lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa. El
pequeño la hizo de paja, para acabar antes y poder
irse a jugar. El mediano construyó una casita de
madera. Al ver que su hermano pequeño había
terminado ya, se dio prisa para irse a jugar con él. El
mayor trabajaba en su casa de ladrillo.- Ya veréis lo
que hace el lobo con vuestras casas- riñó a sus
hermanos mientras éstos se lo pasaban en grande.
El lobo salió detrás del cerdito pequeño y él corrió hasta su casita de paja, pero el
lobo sopló y sopló y la casita de paja derrumbó. El lobo persiguió también al
cerdito por el bosque, que corrió a refugiarse en casa de su hermano mediano.
Pero el lobo sopló y sopló y la casita de madera derribó. Los dos cerditos salieron
pitando de allí. Casi sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron a la
casa del hermano mayor. Los tres se metieron dentro y cerraron bien todas las
puertas y ventanas. El lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algún sitio
por el que entrar. Con una escalera larguísima trepó hasta el tejado, para colarse
por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una olla con agua. El lobo
comilón descendió por el interior de la chimenea, pero cayó sobre el agua
hirviendo y se escaldó. Escapó de allí dando unos
terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que nunca jamás
quiso comer
cerdito.

LAS ABEJITAS JUGUETONAS


En un panal había tres abejitas, que por primera
vez iban a buscar néctar de las flores del
campo. La reina de las abejas le dio un cántaro
vacío a cada una y les ordenó traerlos bien
llenos al caer la tarde. Las abejitas partieron
volando a cumplir su tarea. La abeja mayor
empezó inmediatamente. La del medio, se
dedicó a escuchar las historias que le cont aban
las flores y los insectos. La más pequeña juntó
muestras de todos los colores que encontraba
en las florecillas. Sin que se dieran cuenta, de lo entretenidas que estaban, llegó la
hora de volver al panal. En la entrada las esperaba la reina y su corte.
La abejita mayor entregó su cántaro lleno y fue felicitada por todas las abejas.
Luego le tocó a la del medio. Cuando mostró su cántaro con solo la mitad con
néctar, la reina le dijo enojada: “¿Eso es todo lo que traes?” “No”, dijo la abejita.
“Además tengo muchas noticias y chismes que me contaron las flores y los
insectos.” Y así entretuvo a la reina y al panal por mucho tiempo. Las abejas
también la felicitaron.
Al final le tocó a la más pequeña. La reina le preguntó: “¿Y tú, cuánto néctar
traes?”, la chiquita dijo: “Yo, traigo un tercio del cántaro con néctar y muchos
colores, para que todas nos pintemos y nos veamos muy lindas...” las abejas se
pintaron e hicieron una fiesta.

EL PINGÜINO
DIFERENTE
Los pingüinos son mundialmente conocidos por lo
elegantes que son. Siempre visten de etiqueta y su
andar es estirado y pomposo.
Un día estando Oscar, el pingüino, mojando sus patitas
en el helado mar, notó que flotando llegaba hasta él
una hermosa caja. Rápidamente Oscar la abrió y
maravillado observó su contenido. No podía creer lo
que sus ojos de pingüino veían... ¡la caja contenía
muchos frascos llenos de alucinantes colores!. Y Oscar
aprovechó la ocasión. Pintó su elegante frac de fuertes
azules y amarillos, su pechera blanca terminó siendo
anaranjada con puntos verdes. Se dibujó una corbata celeste y lila y sus pies los
pintó rojos con rayas moradas. Oscar resplandecía, porque el sol había salido a
iluminar tanto colorido, en la siempre blanca, nevada y helada antártica.
Entonces Oscar empezó su triunfal paseo. Los demás pingüinos quedaron
asombrados. Reían. Saltaban. Silbaban. Aplaudían. Ese día fue el gran día de
Oscar. Por fin, aunque fuera por poco tiempo, era diferente. Y la diferencia, lo hizo
feliz.
Entonces, Oscar cambió su nombre, ahora se llama Arcoiris, porque, aunque
volvió a vestir de etiqueta, lleva todos los colores en su
corazón

LOS
CONEJITOS
DE COLORES
Había una mamá coneja que tenía muchos conejitos.
Todos eran muy blancos, y también, como todos los
niños, eran muy juguetones y un poquito locos. Así que
siempre estaban jugando por el campo.
Pero, un día, todo el paisaje apareció también blanco.
¡Había nevado!
Cuando la mamá coneja fue a buscar a sus pequeños,
no los podía encontrar, porque como eran blancos, se confundían con la nieve.
Entonces fue a buscar pinturas y pintó a sus conejitos de todos los colores. ¡Ahora
sí podía verlos, fácilmente, jugando en la nieve blanca!.
Todo anduvo bien, hasta que un día, al mirar al campo, no pudo encontrar
nuevamente, a sus conejitos queridos. ¡Había llegado la primavera con todo su
esplendoroso colorido!.
Llamó a sus niños y uno a uno los lavó y los volvió a su color natural, el blanco.
Ahora los podía observar tranquilamente como corrían por el florido campo.
Estaba muy feliz. Pero, un día, pasado el tiempo... ¡volvió a nevar!
...y este cuen

LA RANITA
DE LA VOZ
LINDA
En un charco, a orillas de un río, vivía un grupo de
ranas. Se lo pasaban todo el día croando y croando.
¡Croooc! ¡Croooc!...
Aquel día era muy especial porque las ranitas pequeñas
cantarían por primera vez. Una a una fueron cantando:
¡Crooc! ¡Crooc!. Hasta qu e saltó al escenario, que era
una piedra en medio del agua, una ranita, que en vez
del famoso ¡Crooc! ¡Crooc!, ¡cantó una hermosa
melodía, con una bellísima voz de soprano!.
Todos quedaron paralizados. Simplemente no lo podían creer. ¡Una rana que sí
cantaba bien!. La novedad corrió por todo el valle y llegó a oídos, de un
representante de artistas, que se apresuró a ir a buscar a la ranita cantora. La
llevó a los más grandes escenarios del mundo y grabó muchos discos. Todos la
admiraban y querían tomarse fotos con ella.
Sin embargo, la ranita no era feliz. Ella quería volver a su charco, con su familia y
sus amigos. Pero era esclava de su voz y de su fama. No podía volver.
Hasta que, en medio de un recital, en un reino muy lejano, la ranita cantora
cambió su dulce canto, por el canto natural de las ranas, el ronco ¡Crooc!
¡Crooc!... El público la empezó a pifiar y las pifias eran música para la pequeña,
porque se dió cuenta que ahora podría volver a su charco añorado.
Ahora la ranita sí es feliz. Y cantando ¡Crooc! ¡Crooc! ¡Crooc!, pero con su familia,
sus amigos y su charco.

PUNTITO,
EL ELEFANTE AMARILLITO
Como todos saben, los elefantes son grandes y de
color gris. Hasta que nació Puntito, el elefante
enanito y amarillito... Como era diferente, los
demás hacían bromas y se reían de Puntito. Los
elefantes grandes y grises se jactaban de su fuerza
y de los grandes pesos que eran capaces de
mover. Puntito solo podía llevar ramitas, hojas
secas, pasto y granitos de maíz, en su pequeña
trompa amarilla.
Un día, un gran árbol cayó sobre el jefe de los elefantes, dejándolo atrapado.
Todos los fuertes elefantes corrieron a salvar a su jefe. Pe ro por más fuerza que
hacían, no podían levantar el árbol. Todos transpiraban y jadeaban tratando de
levantar aquel tremendo peso.
Pero no podían.
Hasta que de pronto, un relámpago amarillo llamado Puntito, saltó sobre el tronco
y con gran sorpresa para ellos, vieron que el árbol se levantó y el jefe quedó libre.
La fuerza de todos no pudo levantar el árbol porque faltaba un poquito más...
justamente la poquita fuerza del pequeño elefantito.
Y así fue que los grandes elefantes comprendieron que todos eran útiles, incluso
Puntito... el amarillito.

MOTITA,
LA NUBE PORFIADA
Un día, de entre las grandes nubes que habían en
el cielo, salió corriendo y jugando una pequeña
nube. Su mamá, una gran nube blanca y
esponjosa la llamó dulcemente... ¡Motita!, ¡Motita!
¡no te alejes mucho!. Pero Motita era una nubecita
un poquito porfiada y no hizo caso a los llamados
de su mamá y siguió jugando en el amplio cielo y
poco a poco se fue alejando.
El aire, lejos de su mamá, empezó a ponerse
muy helado. Motita empezó a tiritar. Tiritaba y
tiritaba.
De pronto notó que su cuerpo se empezaba a transformar en cientos de gotitas y
empezó a caer hacia la tierra. ¡Se había transformado en lluvia!.
Al caer sobre el pasto de la pradera se unieron las gotitas en un pequeño charco y
motita se sentía muy rara transformada en agua.
Afortunadamente para Motita salió el sol y empezó a sentir un rico calorcito. El
calor aumentó y aumentó. Motita empezó a transpirar y se empezó a transformar
en vapor. Entonces empezó a subir y subir, y a medida que subía se convertía de
nuevo en una nube.
Motita estaba feliz, y más feliz estuvo cuando abrazó a su mamá y le prometió no
alejarse de ella ni siquiera para jugar a ser lluvia...

COPITO
Los perros, como todos saben, mueven la cola
cuando se sienten contentos o cuando ven a su
amo o se encuentran con otros perros.
Pero Copito, un lindo perrito blanco, no lo hacía y
todos se preguntaban por qué Copito no movía su
cola blanca.
Tuvo que pasar mucho tiempo para que alguien
se diera cuenta de lo que pasaba.
¡Copito no movía su cola porque Copito sabía sonreir!
¡Sí! ¡Copito sabía reir como tú!
Era cosa de mirar su hociquito para ver como sus blancos dientes brillaban de
contento.
Ya sabes, si un perro no mueve su cola, sonríele.

LA
SEMILLA
Una vez en el campo, se encontraron, un par de
semillas de sandía, que son muy grandes y una
semillita pequeña y tímida.
De inmediato, las grandotas, empezaron a molestar a la
pequeña.
- “Eres enana”, le decían.
- “Casi no te ves.”
- “Cuidado que te aplastamos”, se reían.
La semillita estaba a punto de llorar.
En eso estaban, cuando llegó la hora de entrar en la tierra, para inicia r el largo y
natural proceso de transformarse en plantas.
Pasó el tiempo y empezaron a crecer. Las sandías no crecieron mucho, porque
sus frutos eran muy grandes y pesados.
Mientras tanto, la pequeña semilla resultó ser un árbol, y crecía y crecía. Y en ese
momento miró para todos lados y dijo:
- “¿A dónde se habrán ido las semillas que me molestaban tanto?”
Y las sandías se pusieron verdes de envidia por fuera y rojas de vergüenza por
dentro.
¡Cuidado abusadores! Dentro de un pequeño,
puede estar escondido un gigante...

LAS DOS
GOTITAS
Aquel día llovía fuerte. Y en esa lluvia iban dos gotitas que eran muy
amigas.
Mientras caían, iban conversando y preguntándose qué pasaría con
ellas al llegar a tierra. En eso estaban cuando el viento las
separó.
Una gotita cayó en un lindo arroyuelo y feliz, se alejó
cantando y gozando la vida, en aquel húmedo y musical
tobogán.
La otra gotita fue a dar a un desierto seco y feo. Ella pensó que
su destino había sido muy triste e inútil.
Pero mientras rodaba por la seca tierra del desierto, se encontró con una olvidada
y sedienta semillita.
La gotita se dejó beber por la semilla, e hizo posible que, en el medio del desierto,
naciera una hermosa flor.
La flor dió a beber de su néctar a las abejas. Las abejas hicieron, con el néctar,
una dulce y sabrosa miel. La miel endulzó la vida de mucha gente.
La gotita supo entonces que no importa donde vivas, lo que importa es lo que
hagas con tu vida.
EL VIAJE
Los patos silvestres que vivían en aquel estanque, notaron que el invierno se
acercaba. Tal vez porque los días eran más cortos o porque el aire estaba un poco
más frío. Había llegado el momento de buscar climas más cálidos. Y un buen día
echaron a volar iniciando un largo viaje siguiendo
al sol.
Todos... menos uno.
Era un pato pequeño y débil que no había crecido
tan rápido como los demás. Los otros eran
fuertes, con hermosas y poderosas alas para
volar grandes distancias.El patito miró con
angustia, cómo la gran bandada se elevó rumbo
al norte, dejándolo solo en aquella tierra que
empezaba a ser fría y que anunciaba el crudo
invierno. Agachó la cabeza y una lágrima rodó por
su carita.
Pero en eso sintió un lejano graznido, luego otro y
otro más. Levantó la cabeza y a lo lejos distinguió un punto negro que crecía y
crecía. ¡Era la bandada que regresaba!
- “Hemos venido por tí, pequeño” le dijo el guía.
- “Te esperaremos el tiempo que sea necesario, para que crezcas, y puedas hacer
el viaje con nosotros. Eres uno de los nuestros y tus hermanos no te van a dejar
aquí solo”.
Y por la cara del patito ahora caían muchas lágrimas de felicidad. Pasaron dos
semanas, justo las que el pequeño necesitaba para poder volar, y emprendió junto
a sus hermanos, el largo viaje en busca del sol y de su calor.

EL OSITO GOLOSO
Había una vez un osito que se moría de ganas de
comer miel, pero las abejas lo picaban cuando se
acercaba al panal.
Entonces pensó en hacer mejor las cosas y fue al
valle, cortó un gran ramillete de flores y se lo llevó
a las abejitas.
Las abejas se conmovieron y le regalaron un
frasco lleno de dorada, dulce y pegajosa miel.
El osito quedó muy feliz con su miel, pero mucho
más por tener tantas nuevas y buenas amigas.
FABULAS

El águila, el cuervo y el pastor


Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un
corderito.
La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó
sobre un carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte
que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al
máximo sus alas no logró soltarse.
Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y
cortando las puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.
Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era
aquella, y les dijo:
- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.
MORALEJA: Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado,
no en lo que no te corresponde.

El águila y el escarabajo
Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y
viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo,
suplicándole que le salvara.
Le pidió el escarabajo al águila que perdonara a su
amiga. Pero el águila, despreciando la insignificancia del
escarabajo, devoró a la liebre en su presencia.
Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo
observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos,
y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila
echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió a
Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus
futuros pequeñuelos.
Le ofreció Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica
escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus.
Se levantó entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, y tiró por tierra los
huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las águilas no ponen huevos en
la época en que salen a volar los escarabajos.
MORALEJA: Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan
débil que no pueda alcanzarte.

La zorra y el espino
Una zorra saltaba sobre unos montículos, y estuvo de pronto a
punto de caerse. Y para evitar la caída, se agarró a un espino,
pero sus púas le hirieron las patas, y sintiendo el dolor que
ellas le producían, le dijo al espino:
-- ¡ Acudí a tí por tu ayuda, y más bien me has herido !
A lo que respondió el espino:
-- ¡Tu tienes la culpa, amiga, por agarrarte a mí, bien sabes lo bueno que soy para
enganchar y herir a todo el mundo, y tú no eres la excepción !
MORALEJA: Nunca pidas ayuda al que acostumbra a hacer el daño.

La langosta y su madre

- No andes atravesada y no roces tus costados contra la roca


mojada, - decía una langosta a su hija.

-Madre, - repuso ésta, - tú, que quieres instruirme, camina


derecha y yo te miraré y te imitaré.

MORALEJA: Antes de decir un consejo, primero dalo con tu


ejemplo.

La bruja
Una bruja tenía como profesión vender encantamientos y fórmulas
para aplacar la cólera de los dioses; no le faltaban clientes y ganaba
de este modo ampliamente la vida. Pero fue acusada por ello de
violar la ley, y, llevada ante los jueces, sus acusadores la hicieron
condenar a muerte.

Viéndola salir del tribunal, un observador le dijo:

-Tú, bruja, que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿cómo
no has podido persuadir a los hombres?

MORALEJA: Nunca creas en los que prometen hacer maravillas en


lo que no se ve, pero son incapaces de hacer cosas ordinarias.

La Zorra y La Pantera

Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en lo que no te


corresponde.
Disputaban otro día la zorra y la pantera acerca de su
belleza.
La pantera alababa muy especialmente los especiales
pintados de su piel.

Replicó entonces la zorra diciendo:

-- ¡Mucho más hermosa me considero yo, no por las apariencias de mi cuerpo, sino más
bien por mi espíritu!

Moraleja
Las cualidades del espíritu son preferibles a las del cuerpo

El León y El Boyero

Un boyero que apacentaba un hato de bueyes perdió un ternero.


Lo buscó, recorr iendo los alrededores sin encontrarlo. Entonces
prometió a Zeus sacrificarle un cabrito si descrubría quien se lo
había robado.

Entró de inmediato al bosque y vio a un león comiéndose al ternero.


Levantó aterrado las manos al cielo gritando:

-- ¡ Oh grandioso Zeus, antes te prometí inmolarte un cabrito si encontraba al ladrón; pero


ahora te prometo sacrificar un toro si consigo no caer en las garras del ladrón !

Moraleja

Cuando busques una solución, ten presente que al encontrarla, ésta a su vez puede
convertirse en el siguiente problema.

El Buen Rey León


Había un león que no era enojoso, ni cruel, ni
violento, sino tratable y justo como una
buena creatura, que llegó a ser el rey.

Bajo su reinado se celebró una reunión general de los


animales p ara disculparse y recibir mutua satisfacción: el
lobo dio la paz al cordero, la pantera al camello, el tigre al
ciervo, la zorra a la liebre, etc.

La tímida liebre dijo entonces:

-- He anhelado ardorosamente ver llegar este día, a fin de


que los débiles seamos respetados con justicia por los más fuertes.

E inmediatamente corrió lo mejor que pudo.

Moraleja

Cuando en un Estado se practica la justicia, los humildes pueden vivir tranquilos..., pero no
deben atenerse.
El León, La Zorra y El Ratón

Dormía tranquilamente un león, cuando un ratoncillo


se puso a correr sobre su cuerpo.

Se despertó el león, y se movió en todas direcciones


buscando a ver quien era el intruso que le molestaba.

Lo observaba una zorra, y le criticó por creer que tenía


miedo de un simple ratoncillo, siendo él todo un señor
león.

-- No es miedo del ratoncillo -- dijo el león--, sino que me


sorprendió que hubiera un animal que tuviera el valor
de pisotear el cuerpo de un león dormido.

Moraleja

Nunca dejes de cuidarte ni aún de las más pequeñas cosas, por ínfimas que sean.

Fabula el Astrónomo
En un país muy lejano, donde la ciencia es muy importante para sus habitantes,
había un anciano astrónomo, le gustaba realizar el mismo recorrido todas las
noches para observar las estrellas.

Un día, uno de sus viejos colegas le dijo que había aparecido un extraño astro en
el cielo, el anciano salió de la ciudad para poder verlo con sus propios ojos. Muy
emocionado estaba el astrónomo mirando al cielo, no se dio cuenta que a pocos
pasos de él había un agujero. Cuando se cayó al agujero comenzó a gritar
pidiendo ayuda.

Cerca del agujero pasaba un hombre, el cual se acercó hasta el agujero para ver
lo que sucedía; ya informado de lo que había ocurrido, le dijo al anciano:
"Te ayudaré a salir de ahí, pero ten mucho cuidado la próxima vez que salgas por
un lugar que desconoces, tienes que estar muy atento por donde caminas ya que
te puedes encontrar con cualquier cosa en el suelo."

Moraleja: Antes de lanzarse a la aventura, hay que conocer el lugar por el que se
transita.
Publicadas por Ileana Artuz Etiquetas: Fabulas, Fabulas cortas, Personas, Vida

Fabula la Pulga y el Hombre


Un hombre disfruta de un buen sueño, cuando comenzó a sentir picazón por todo
el cuerpo. Molesto por la situación, buscó por toda su cama para ver qué era lo
que les estaba causando tanta molestia. Tras su búsqueda encontró a una
minúscula pulga y le dijo las siguientes palabras:

- ¿Quién te crees que eres insignificante bicho, para estar picándome por todo mi
cuerpo y no dejarme disfrutar de mi merecido descanso?

- Contestó la pulga: "Discúlpeme señor, no fue mi intención molestarlo de ninguna


manera; le pido por favor que me deje seguir viviendo, ya que por mi pequeño
tamaño no creo que lo pueda molestar mucho." El hombre riéndose de las
ocurrencias de la pulga, le dijo:

- Lo siento pequeña pulga, pero no puedo hacer otra cosa que acabar con tu vida
para siempre, ya que no tengo ningún motivo para seguir aguantando tus
picaduras, no importa si es grande o pequeño que pueda ser el prejuicio que me
causes.

Moraleja: todo aquel que le hace daño a otra persona, debe estar dispuesto a
afrontar las consecuencias.
Publicadas por Ileana Artuz Etiquetas: Animales, Fabulas, Fabulas cortas
Fabula los 3 Pájaros en la Cerca

Habían tres pájaros montados en una cerca. De esos tres, dos decidieron volar
muy lejos, mientras que el otro decidió quedarse en la cerca donde estaban.
¿Cuantos pájaros quedaron?

Quedaron 3 pájaros.

Moraleja: Decidir algo no es suficiente. ¡Tienes que hacerlo!


Publicadas por Santiago Mendoza Ramirez Etiquetas: Animales, Fabulas, Fabulas
cortas, Vida

Fabula el León y el Mosquito


Erase una vez un león, se encontraba muy tranquilo en la selva, cuando un
mosquito muy grande decidió hacerle la vida imposible.

"¡No creas que por ser más grande que yo te tengo miedo!", dijo el mosquito
desafiando al león, conocido como el rey de la selva.

Luego de esas palabras, el mosquito ni corto ni perezoso, empezó a zumbar le la


cabeza al león volando de un lado a otro, mientras que el león buscaba el
mosquito como loco.
El león rugía de la rabia ante el atrevimiento del mosquito y a pesar de sus
intentos por matarlo, el mosquito lo picaba en diferentes partes del cuerpo, hasta
que el león demasiado cansado se derrumbó en el suelo.

El mosquito sintiéndose victorioso, retomó el camino por donde vino. En poco


tiempo el mosquito se tropezó con una tela de araña y vencido se vio también.

Moraleja: No existen nunca peligros pequeños, ni tropiezos insignificantes.


Publicadas por Santiago Mendoza Ramirez Etiquetas: Animales, Fabulas, Fabulas
cortas

Fabula el Buen Tiempo y la Lluvia


“Nunca llueve a gusto de todos” así dice el refrán, y la historia que sigue parece
darle la razón. Había una secuela muy hermosa en un pueblo apartado. A la
escuela iban tres perritos y tres ranitas. Ellos vivían muy cerca y eran buenos
amigos. A menudo iban juntos a clase, eran muy puntuales.

Muchas veces antes de llegar a la escuela peleaban. Si el día amanecía con


lluvias las ranitas se ponían felices, a diferencia de los perritos ya que se ponían
rabiosos.

"¡Wiii! Que feliz estoy, nos daremos un buen baño en las charcas que la lluvia está
formado." - Decía una de las ranitas.

"Que feo es cuando llueve, es un día perdido para mi, me deprime tanto la lluvia." -
Dijo uno de los perritos con una cara triste.
Cundo el día amanecía soleado un con radiante sol, sucedía todo lo contrario; los
perritos no se cambiaban por nadie, se sentían felices. En cambio las ranitas
estaban sin ánimos, ya que se imaginaban el calor y la sequedad que iba a
torturarlas. Sé que todos se estarán preguntando que día estarían contentos los
perritos y las ranitas. ¡Muy fácil! Los días que amanecían grises y fríos pero sin
lluvia, que pocos días amanecía así.

Moraleja: Debemos aceptar la vida tal cual como se presenta, de esta manera
nunca se sentirán infelices.

Adivino

Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le


acercó un vecino, anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que
habían robado todo lo que había en su interior.
El adivino levantose de un salto y salió corriendo hacia su casa, desencajado y
suspirando, para ver lo que había sucedido.
Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr le dijo:
-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué
no has previsto lo que te sucedería a ti?
El adivino no supo qué responder.
Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro
de los demás. Tan sólo pretenden estafarnos y quitarnos nuestro dinero.

El congreso de los ratones

Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero
temiendo siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya
fuera de día o de noche este terrible enemigo los tenía vigilados.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea
a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.
El jefe de los ratones dijo a los presentes:
- Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No
podemos vivir así!
- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento.
- Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes
aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo
avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.
- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir:
- Queda pendiente una cuestión importante:
- ¿Quien de todos le pone el cascabel al gato?
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados,
porque no podían contestar a aquella pregunta. Y corrieron de nuevo a sus
cuevas-, hambrientos y tristes.

Moraleja: es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo

La bruja

Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y
fórmulas para calmar la cólera de los dioses.
Con esta promesa a la bruja no le faltaban clientes y conseguía grandes
cantidades de dinero de este modo de vida.
Pero un día fue acusada de ir contra las leyes y la llevaron ante los jueces
supremos del país.
Así, tras un juicio muy corto, la culparon y la hicieron condenar a muerte.
Viéndola salir de la sala del juicio, una de las personas presentes le dijo:
- Bruja, tú que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no has podido
persuadir a los hombres?
Moraleja: hay que ser precavido con quienes prometen solucionar todo problema
que tengas a cambio de dinero pero son incapaces de arreglar los suyos.
El ratón campesino y el cortesano

Un ratón campesino tenía por amigo a otro de la corte, y lo invitó a que fuese a
comer a la campiña.
Pero como sólo podía ofrecerle trigo y yerbajos, el ratón cortesano le dijo:
- ¿Sabes amigo que llevas una vida de hormiga? En cambio yo poseo bienes en
abundancia. Ven conmigo y a tu disposición los tendrás.
Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón ciudadano a su amigo trigo y
legumbres, higos y queso, frutas y miel.
Maravillado el ratón campesino, bendecía a su amigo de todo corazón y renegaba
de su mala suerte.
Dispuestos ya a darse un festín, un hombre abrió de pronto la puerta. Espantados
por el ruido los dos ratones se lanzaron temerosos a los agujeros.
Volvieron luego a buscar higos secos, pero otra persona incursionó en el lugar, y
al verla, los dos amigos se precipitaron nuevamente en una rendija para
esconderse.
Entonces el ratón de los campos, olvidándose de su hambre, suspiró y dijo al ratón
cortesano:
- Adiós amigo, veo que comes hasta hartarte y que estás muy satisfecho; pero es
al precio de mil peligros y constantes temores. Yo, en cambio, soy un pobrete y
vivo mordisqueando la cebada y el trigo, pero sin congojas ni temores hacia nadie.

El lobo con piel de oveja

Pensó un día un lobo cambiar su


apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una
piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.
Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un
encierro, quedando la puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente,
tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.
Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.
El niño y los dulces

Un niño metió su mano en un recipiente


lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando trató de sacar la mano, el
cuello del recipiente no le permitió hacerlo.
Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su
desilusión.
Un amigo que estaba cerca le dijo: - Confórmate solamente con la mitad y podrás
sacar la mano con los dulces-.
Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.

Los ríos y el mar


Se juntaron los ríos para quejarse ante el mar
diciéndole:
-¿Por qué si nosotros te entregamos agua dulce y
potable, haces tal trabajo, que conviertes nuestras
aguas en saladas e imposibles de beber?
El mar, percibiendo que querían echarle la culpa
del asunto, dijo:
- Por favor, dejen de darme agua y entonces ya
no volverán a salarse sus aguas.
MORALEJA: Antes de culpar a otros, fíjate
primero si no eres el verdadero culpable.

El médico ignorante
Un médico ignorante trataba a un enfermo; los
demás médicos habían asegurado que,
aunque no estaba en peligro, su mal sería de
larga duración; únicamente el médico
ignorante le dijo que tomara todas sus
disposiciones porque no pasaría del día
siguiente.
Al cabo de algún tiempo, el enfermo se
levantó y salió, pálido y caminando con
dificultad. Nuestro médico le encontró y le dijo:
-¿Cómo están, amigos, los habitantes del infiemo?
- Tranquilos - contestó -, porque han bebido el agua del Lecteo. Pero últimamente
Hades y la Muerte proferían terribles amenazas contra los médicos porque no
dejan morir a los enfermos, y a todos los apuntaban en su libro. Iban a apuntarte a
tí también, pero yo me arrojé a sus pies jurándoles que no eras un verdadero
médico y diciendo que te habían acusado sin motivo.

Ten cuidado con los que pretenden arreglar tus problemas sin tener preparación
para ello.

El ratón y el toro
Un toro fue mordido por un ratón, y enfadado por la
herida, intentó capturarlo.

Pero el ratón alcanzó su seguridad en su agujero.

Aunque el toro cavó en las paredes con sus cuernos,


se cansó antes de que pudiera alcanzar al ratón, y
poniéndose de cuclillas, se quedó durmiento fuera
del agujero.

El ratón se asomó, se arrastró furtivamente hacia su


flanco, y mordiéndolo otra vez, se retiró de nuevo a
su agujero.

El toro se levantó, y no sabiendo que hacer, quedó tristemente perplejo.

Entonces el ratón dijo,

-Los grandes no siempre prevalecen. Hay momentos cuando los pequeños y


humildes son los más fuertes para hacer sus actuaciones.-

Nunca desprecies el valor de los pequeños.


El caballo y el venado
En un tiempo el caballo tenía todo el pasto de
la llanura solamente para él.
Sucedió entonces que un venado se metió en
su territorio y compartió su pasto. El caballo,
deseando vengarse con el forastero, preguntó
a un hombre si él quisiera ayudarle a castigar al
venado.
El hombre contestó que si él aceptaba recibir
un fierro en su boca y consentía en llevarlo
contínuamente, él concebiría armas eficaces
contra el venado.
El caballo aceptó lo solicitado. Y a partir de
aquella hora él encontró que en vez de obtener venganza contra el venado, se
había esclavizado al servicio de hombre.
Antes de hacer un convenio, analiza muy bien las posibles consecuencias de los
términos contractuales.
Las gallinas y la comadreja
Supo una comadreja de que en un corral había
unas gallinas enfermas, y disfrazándose de
médico, cogió los instrumentos del oficio y se
acercó al gallinero. Ya en la puerta, preguntó a las
gallinas que cómo les iba con su salud.
-¡Mucho mejor si tú te largas!- le respondieron.

Si somos precauciosos, podremos descubrir las


falsas poses de los malvados.
RONDAS

Vamos a La vuelta Juguemos en el bosque


Vamos a la huerta del toro toronjil, Juguemos en el bosque,
a ver a la rana comiendo perejil. mientras el lobo no está.
La rana no está aquí estará en su Juguemos en el bosque,
vergel, mientras el lobo no está.
cortando una rosa o sembrando un - ¿Lobo está?
clavel - ¡Me estoy poniendo los calzoncillos!
Juguemos en el bosque,
mientras el lobo no está.
Juguemos en el bosque,
mientras el lobo no está.
- ¿Lobo está?
– ¡Me estoy poniendo la camiseta!

arroz con leche


Arroz con leche me quiero casar
con una señorita de la capital
que sepa coser, que sepa bordar,
que sepa abrir la puerta para ir a
Un elefante
jugar.
Con esta si, con esta no,
Un elefante se balanceaba
con esta señorita me caso yo.
sobre la tela de una araña,
como veía que resistía
Yo soy la viudita del barrio del rey
fue a buscar a otro elefante…
me quiero casar y no se con quien.
Dos elefantes se balanceaban
Con esta si, con esta no,
sobre la tela de una araña,
con esta señorita me caso yo.
como veían que resistía
fueron a buscar a otro elefante...
Tres elefantes se balanceaban
sobre la tela de una araña,
como veían que resistía
fueron a buscar a otro elefante…
La ronda redonda

Con todos mis amigos


haremos una ronda,
que me da mucha risa,
porque es toda redonda
Ahora hay que soltarse,
bailar en el lugar,
dar muchas, muchas vueltas
Sobre el puente de Avignón y a un amigo abrazar.

Sobre el puente de Avignón,


todos cantan, todos bailan.
Sobre el puente de Avignón,
todos bailan y yo también.

Hacen así, así las lavanderas,


hacen así, así me gusta a mí.

Hacen así, así las costureras,


hacen así, así me gusta a mí.
Déjenla sola
Hacen así, así las planchadoras,
hacen así, así me gusta a mí.
Déjenla sola, solita y sola
que la quiero ver bailar
saltar y brincar,
andar por los aires
y moverse con mucho donaire.

Busque compaña, busque compaña


que la quiero ver bailar,
saltar y gritar,
saltar y brincar,
andar por los aires
y moverse con mucho donaire.
Vamos a La vuelta  Y ocho veinticuatro,
Vamos a la huerta del toro toronjil,  Y ocho treinta y dos.
a ver a la rana comiendo perejil.  Ay, niña bendita,
La rana no está aquí estará en su
 me arrodillo en vos.
vergel,
cortando una rosa o sembrando un
clavel

Los Pollos de mi cazuela

Los Pollos de mi Cazuela


no sirven para comer,
sino para las viuditas
La Farolera que lo saben componer.

 La Farolera tropezó Se les echa ajo, cebolla


 Y en la calle se cayó y hojitas de laurel,
 Y al pasar por un cuartel se sacan de la cazuela
 Se enamoró de un coronel. cuando se van a comer.

 Alcen las banderas Componte niña componte,


 Para que pase la Farolera. que hay viene tu marinero,
 Ponga la escalera con ese bonito traje
 y encienda el farol. que parece un cocinero.

 Después de encendido Yo soy la que parte el pan,


 Se puso a contar yo soy la que sirve el vino,
 Y todas las cuentas yo soy la que me meneo,
 Salieron cabal. con este cuerpo tan divino.

 Dos y dos son cuatro, Anoche yo te vi,


 Cuatro y dos son seis, bailando el
 Seis y dos son ocho chiquicha,
 Y ocho dieciséis,
La Pajara Pinta (Gritos)

Juguemos en el bosque
Mientras el lobo no está
¿Lobo está?
¡Sí, y ahora iré por ustedes!
(Salen todos los niños corriendo
escapando del lobo)

Campanitas de Oro

Estaba la pájara pinta


a la sombra de un verde limón,
con las alas cortaba las hojas,
con el pico cortaba la flor.
¡Ay! ¡ay!, cuándo veré a mi amor,
¡Ay! ¡ay!, cuándo lo veré yo

Me arrodillo a los pies de mi amor Campanitas de oro dejame pasar


dame la mano, dame la otra con todos mis hijos menos el de
dame un besito que sea de tu boca. atras, tras
que pase le rey se ha de quedar
el hijo que esconde
El Lobo se ha de quedar.

Campanita de oro déjame pasar, con


todos
mis hijos, menos el de atrás, tras,
tras, tras,
tras... será melón, será sandia, será
la vieja
del otro día, día, día, día, día,
día,.......
Juguemos en el bosque
Cucu, cantaba la rana
Mientras el lobo no está
Cucú, cucú,
¿Lobo está?
cantaba la rana,
Me estoy poniendo los zapatos
(Gritos)
Cucú, cucú,
Juguemos en el bosque
debajo del agua.
Mientras el lobo no está
Cucú, cucú,
¿Lobo está?
Me estoy poniendo el sombrero
Pasó un caballero
Mambrù se fue a la guerra
Cucú, cucú,
Mambrú se fue a la guerra,
de capa y sombrero ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú se fue a la guerra,
Cucú, cucú, no sé cuándo vendrá.
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
pasó una señora No sé cuándo vendrá.
¿Vendrá para la Pascua?
Cucú, cucú, ¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!
¿Vendrá para la Pascua o por la
con traje de cola Trinidad?
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Cucú, cucú, O por la Trinidad.
La Trinidad se pasa,
pasó un marinero ¡qué dolor, qué dolor qué pena!
La Trinidad se pasa,
Cucú, cucú, Mambrú no vuelve más.
Por allí viene un paje,
vendiendo floreros ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Por allí viene un paje,
Cucú, cucú, ¿Qué noticias traerá?
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
pidió de un ramito ¿Qué noticias traerá?
-Las noticias que traigo,
Cucú, cucú, ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
-Las noticias que traigo,
y no se lo dieron ¡dan ganas de llorar!
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Cucú, cucú, Dan ganas de llorar!
Mambrú ha muerto en guerra.
me puse a llorar. (Bis) ¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú ha muerto en guerra,
y yo le fui a enterrar.
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Y yo le fui a enterrar!
Con cuatro oficiales
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Con cuatro oficiales
y un cura sacristán.
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Y un cura sacristán.
Encima de la tumba
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Encima de la tumba
los pajaritos van,
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Los pajaritos van,
cantando el pío, pío,
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Cantando el pío, pío
el pío, pío, pa.

5. Saco una manita

Saco una manita


y la hago bailar,
la cierro y la abro
y la vuelvo a entrar
Saco la otra manita
y la hago bailar
4. El conejo saltarin la cierro y la abro
y la vuelvo a entrar
Yo soy un conejo saltarin, Saco las dos manitas
quiero saltar mucho y las hago bailar
como un chapulin las cierro y las abro
salto hacia delante y las vuelvo a entrar
y salto para atras ¿Donde están las manitas? ¡ Aquí!
salto para un lado A guardar, a guardar, a guardar
y salto mas y mas toda cosa en su lugar
sin romper, sin romper
que mañana hay que volver
7. Pin pon es un muñeco

Pin pon es un muñeco muy guapo y


6.El señor Don gato de cartón se lava su carita con agua y
Estaba el señor Don Gato con jabón
sentadito en su tejado Se desenreda el pelo con peine de
marramiau, miau, miau, marfil y aunque se dé tirones no llora
sentadito en su tejado. Ha recibido ni hace así
una carta Cuando le dan la sopa, no ensucia el
por si quiere ser casado, delantal pues come con cuidado,
marramiau, miau, miau, miau, parece un colegial.
por si quiere ser casado. Apenas las estrellas empiezan a
salir pin pon se va a la cama y se
Con una gatita blanca acuesta a domir
sobrina de un gato pardo, Pin pon dame la mano con un fuerte
marramiau, miau, miau, miau, apretón que quiero ser tu amigo Pin
sobrina de un gato pardo. pon, Pin pon, Pin pon. ¡Pin pon!

El gato por ir a verla


se ha caído del tejado,
marramiau, miau, miau, miau,
se ha caído del tejado.

Se ha roto seis costillas


el espinazo y el rabo,
marramiau, miau, miau, miau,
el espinazo y el rabo.

Ya lo llevan a enterrar
8. Las vocales
por la calle del pescado,
Salió la a, salió la a
no sé a dónde va (bis)
marramiau, miau, miau, miau,
a comprarle un regalo a mi mamá
por la calle del pescado.
a comprarle un regalo a su mamá

Salió la e, salió la e
no se a dónde se fue (bis)
fui con mi tía Marta a tomar té
fue con su tía Marta a tomar té

Salió la i, salió la i
y yo no la sentí (bis)
fui a comprar un punto para ti
fue a comprar un puntico para mí

Salió la o, salió la o
y casi no volvió (bis)
fui a comer tamales y engordó
fue a comer tamales y engordó

Salió la u, salió la u
y que me dices tú (bis)
salí en mi bicicleta y llegué al Perú
salió en su bicicleta y llegó al Perú

A, e, i ,o, u, a,e
A, e, i, o, u
A, e, i, o, u, i, o
A, e, i, o, u

9. La vaca loca

La vaca Lola, la vaca Lola,


tiene cabeza y tiene cola.
La vaca Lola, la vaca Lola,
tiene cabeza y tiene cola
y hace muuuuu….

Los niños…
La vaca Lola, la vaca Lola,
tiene cabeza y tiene cola.
La vaca Lola, la vaca Lola,
tiene cabeza y tiene cola
y hace muuuuu….

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