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Curso de Formación gremial. La Bancaria. Segunda parte.

2018

Clase Nº 1: El circulo vicioso de democracia controlada y dictadura


impopular. El movimiento obrero y la proscripción del peronismo (1955-
1966)

La caída del gobierno de Perón en setiembre de 1955 y su proscripción por parte del
tercer régimen militar que intervenía en la política argentina con un sentido claramente
antipopular, tuvo como correlato la gradual intensificación de la perdida adquisitiva del
salario y la desmejora gradual de las condiciones de vida de la clase obrera, pero , a su
vez demostró la imposibilidad de las clases dominantes argentinas de estabilizar algún
régimen político en función del crecimiento económico perdurable en nuestro país si
no se encontraba alguna fórmula integrativa de las organizaciones sindicales a la
estructura del Estado, sobre todo las de persistente raigambre peronista. No fue tanto
la perdurabilidad de la estructura de la CGT, como había sido diseñada en los años del
gobierno de Perón, la que realizó esta constante lucha clasista contra la dictadura y las
patronales en el período 1956-1958, hasta el triunfo electoral de Frondizi, sino el
evidente resurgimiento y consolidación de los delegados de base y agrupaciones
sindicales de base de la resistencia peronista, las que encabezaron la lucha contra la
dictadura aramburista de las huelgas de 57 y 58 hasta la resistencia las represiones
abiertas del régimen, por ejemplo en León Suarez.
La experiencia de la UCRI y el triunfo de Arturo Frondizi mediante el apoyo de las
estructuras sindicales peronistas, marco también la imposibilidad de cualquier régimen
relativamente democrático (“relativamente” porque el peronismo estaba proscripto),
jaqueados entre la resistencia obrera (peronista, pero no solo) a las políticas de
modernización desarrollista típicas de la posguerra mundial que encaró la UCRI con la
llegada masiva de inversiones extranjeras y los intentos conservadores de las fuerzas
armadas y las fuerzas del sector agrario (la sociedad rural) que preferían planes
devaluatorios del peso y regímenes más dictatoriales que la “democracia” defendidos
por la UCRI. Entre la izquierda (en donde debemos incluir una parte del peronismo
radicalizado hacia un socialismo nacional) que se radicalizaba y la derecha que, temerosa
del impacto de la revolución cubana triunfante en 1959, comenzaba a pergeñar golpes
de estado que estabilizaran al país, LA UCRI tuvo una primera experiencia de
democracias débiles luego de la caída del régimen de Perón.
Transitaremos así por el concepto forjado por Juan Carlos Portantiero, de “empate
hegemónico” para describir este periodo de la historia del movimiento obrero argentino
en el cual ninguna fórmula política pudo viabilizar un bloque de clases lo
suficientemente fuerte como para salir del círculo vicioso descripto.
El cuarto golpe de estado de las FFAA argentinas encabezado por el ejército de la mano
del General Onganía en 1966, luego de una nueva débil experiencia de democracia débil
de gobierno de la UCR (1963-1966), se planteó romper definitivamente con ese “empate
hegemónico” unificando detrás de un programa de desarrollo a todas las fuerzas de la
burguesía y excluyendo, en el mismo fin a todos los sectores populares ya influenciados
por una notable radicalización de los planteos políticos. Su fracaso y el papel del
movimiento obrero en el mismo, será el objeto del siguiente encuentro.

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