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TEMA 6: EL PROCESO DE LA COMUNICACIÓN. LA SITUACIÓN COMUNICATIVA.

Guión:

1. El proceso alternativo de la comunicación


1.1. A la luz de la Teoría de la Comunicación.
1.2. Información y significación
2. La comunicación a la luz de la lingüística del texto y la pragmática.
2.1. La teoría de la actividad.
2.2. La pragmática
2.3. El proceso de comunicación
3. Concepto de situación
3.1. Características
3.2. Relaciones entre lengua y situación
4. Conclusión

Introducción:

Durante las últimas décadas, la enseñanza de la lengua ha experimentado un giro importante desde teorías
lingüísticas formales (Saussure, Chomsky) a teorías más funcionales y basadas en el uso (Grice, Van Dijk,
Halliday). Esto tiene sus consecuencias en el aula, pues ya no se trata de que los alumnos reflexionen sobre
el código, sino sobre el uso del código lingüístico para resolver diferentes situaciones comunicativas,
atendiendo a las intenciones y las situaciones. De ahí la relevancia de dominar la teoría comunicativa y
considerar las implicaciones que tiene en los usos lingüísticos de los hablantes, pues los enunciados no se
dan en el vacío, sino que están insertos en una situación y circunstancia concretas. Dominar esas claves y
transferirlas a la comprensión y producción de textos, tanto orales como escritos, contribuirá a una mayor
–y mejor- asunción de la competencia comunicativa de los alumnos.

1. EL PROCESO ALTERNATIVO DE LA COMUNICACIÓN.

1.1. A la luz de la teoría de la comunicación.

En la década de los cincuenta, surge la preocupación por una teoría de la comunicación, resultado del
estudio de los mass media y las telecomunicaciones. Para Arsenio Sánchez, la comunicación es el conjunto
de actos mediante los cuales los individuos de una sociedad establecen contacto entre sí para transmitirse
informaciones.

El proceso de comunicación es complejo, y en él intervienen diversos factores. Intervienen, en este orden:


una realidad lingüística o referente, un emisor, un código –signos, normas-, una codificación del mensaje,
el mensaje, un canal, condiciones de contacto, receptor o destinatario, recepción de la información y
descodificación de la información. Los ruidos son las perturbaciones que pueden producirse en el proceso
(ruidos sonoros o manchas en los escritos, por ejemplo). Para evitar el efecto del ruido, la lengua cuenta
con las redundancias (ej. el género y el número en varios vocablos del sintagma.
Según Bertill Malmberg, en el proceso de comunicación hay elementos discretos y continuos: los discretos
son los elementos delimitados (palabras, oraciones…); los continuos son los no delimitables, como las
ondas sonoras.

El referente es la realidad extralingüística más la situación en que se comunican. El código es un conjunto


limitado y extenso de signos, que se combinan mediante reglas, conocidas por quienes los utilizan. Es una
convención de los usuarios. En este tema nos centramos en el código lingüístico. El signo (que no es un
indicio ni una señal) tiene una intención comunicativa y además forma parte de un sistema. El acto
comunicativo se produce con una intención y un resultado.

En cuanto a las intenciones, Roman Jakobson las clasificó de la siguiente manera: metalingüística,
emotiva, fática, poética, conativa y referencial. La emotiva (también llamada expresiva) se centra en el
emisor, que exterioriza sus sentimientos. La referencial sirve para indicar el objeto (concreto o abstracto)
de realidad a la que el signo se refiere. La fática sirve para tomar contacto con el receptor. La poética se
centra en el mensaje mismo, llamando la atención sobre su forma. La metalingüística se centra en el
código, el lenguaje es entonces metalenguaje. La conativa se centra en el destinatario para que este haga
algo.

El acto de comunicación puede generar otro, de forma que el emisor se convierte en receptor de forma
alterna. Por eso, el proceso de codificación (omonasiológico) y descodificación (semasiológico) también se
produce de forma alterna. El primero, el onomasiológico, parte de la realidad referente y la relaciona con
un contenido de la estructura profunda, lo hace pasar por el nivel semántico, de este al sintáctico, de este
al morfológico, de este al fonológico, de este al fonético –aparato fonatorio- y emisión del mismo. El
semasiológico parte de la recepción de las ondas sonoras hasta la decodificación fonológica, siguiendo el
camino inverso del proceso onomasiológico. Sin embargo, no hay que pensar que se trata de un proceso
lineal: más bien, todos los niveles, a medida que el mensaje es emitido y recibido, se ponen en
funcionamiento para retroalimentarse de forma dinámica.

1.2. Información y significación

Hay que establecer una diferencia entre información y significación: se puede recibir mucha información,
pero si el receptor es incapaz de entenderla, carecerá de significación para él.

Por otro lado, la cantidad de información que puede transmitir un mensaje puede ser medida en “bites”.
Un “bit” es una unidad de significación. La respuesta afirmativa a una pregunta es un “bit”, por ejemplo.
Esta forma de cuantificar de manera matemática la información es lo que ha hecho evolucionar la ciencia
informática en nuestros días.

2. LA COMUNICACIÓN A LA LUZ DE LA LINGÜÍSTICA DEL TEXTO Y DE LA PRAGMÁTICA.

2.1. La teoría de la actividad

La teoría de la actividad sitúa en otra dimensión el acto comunicativo. Hay elementos extralingüísticos a
los que ahora se les da el papel que realmente tienen en el proceso comunicativo. En cualquier actividad
humana se dan los siguientes aspectos:

a) Una necesidad o interés.


b) Una finalidad o intención.
c) Un plan de actividad formado por acciones individualizadas.
d) Unas operaciones específicas para cada acción.
e) Una dependencia constante de la situación en la que se realiza la operación.
De este modo, el proceso comunicativo se pone en marcha para obtener algo mediante la producción y
recepción de unos signos estructurados por unas acciones, dentro de una determinada situación social.
Así, según Enrique Bernárdez, hay dos fases: estructuración mínima de la motivación inicial y realización
superficial de esta motivación. En el proceso hay que considerar los determinantes no lingüísticos, sobre
todo de carácter psico-social, hasta la más mínima manifestación superficial.

2.2. La Pragmática

La pragmática estudia los mecanismos y los factores no lingüísticos que permiten la comunicación en sus
aspectos de producción e interpretación, sobre todo cuando estos no son suficientes o están incompletos
para comprender todo el proceso que ha tenido lugar. El contexto extra-lingüístico es el factor
determinante. Por ello es tan importante explicarlo para dar con la interpretación correcta del mensaje.
Este contexto está conformado por las circunstancias psicológicas, físicas y socioculturales que están
presentes en el acto de comunicación.

A este pertenecen:

 La intención comunicativa.
 El tipo concreto de emisor y de receptor (edad, sexo, estatus social).
 Datos físicos (objetos presentes, el lugar, el tiempo).
 El conocimiento compartido.

a) La intención:

Es el propósito comunicativo, la finalidad por la que se realizan los enunciados (informar, explicar,
persuadir, prescribir, predecir, cuestionar, divertir, expresarse…). Cada una de estas intenciones tiene
un discurso o texto propio.

b) Los datos físicos:


Los mensajes han de estar anclados en el espacio y en el tiempo. Hay en el mensaje referencias a
elementos temporales y espaciales, sobre todo los deícticos. La deixis es verbal y es gestual.

c) El emisor:
El emisor deja trazas que ofrecen datos de su persona en el mensaje. El uso de las fórmulas de
tratamiento, por ejemplo, proporcionan indicaciones del emisor: una persona mayor tratará de “tú” a
un joven, por ejemplo. En los elementos paralingüísticos también: la entonación puede ser señal de
un estado de ánimo concreto.

d) El espacio o lugar social:


Condicionan las expresiones lingüísticas y los usos. El médico no utiliza el mismo vocabulario en la
consulta con un paciente que con sus colegas en el quirófano. Por otra parte, una misma expresión
puede significar una cosa muy diferente en función del contexto donde sea empleada.

e) El tiempo:
Siempre hay marcadores temporales que sitúan el discurso, como las formas verbales y los adverbios
de tiempo. Por ejemplo, un presente intemporal universaliza el mensaje en el tiempo.
f) El conocimiento compartido:
Un mensaje puede adquirir un sentido u otro para el receptor en función del conocimiento del mundo
que tenga y de que este conocimiento coincida con el del emisor.

2.3. El proceso de comunicación

A) En el aspecto de la producción.

Es preciso planificar conforme a la intención comunicativa, elegir el tipo de discurso conforme a la


intención, a las características sociales, psicológicas, de madurez, de competencias lingüísticas… del
destinatario. Asimismo, hay que tener en cuenta el lugar, el tiempo físico, el grado de confianza con el
interlocutor…

Además:

 Elegir el tema y pensar qué se sabe del mismo.


 Contextualizar respetando la finalidad del texto, destinatario, relación con el mismo…
 Relacionar contenido y contexto, atendiendo a la información más novedosa y los términos
adecuados.
 Organizar la información eligiendo el tipo de estructura secuencial para realizar la intención.

B) En el aspecto de la comprensión:

Además de interpretar el significado del texto, hoy se impone:

 Reconstruir el significado del contexto informativo: identificar las informaciones explícitas;


reconstruir las informaciones implícitas; relacionar dichas informaciones con los propios
conocimientos y construir significados; identificar expresiones con sentido doble o figurado,
seleccionar los significados más relevantes, reconstruir el significado global a partir de los
significados seleccionados.
 Reconstruir el significado del contexto de producción: identificar la intención comunicativa
(transmitir dominios del saber, hacer comprender, persuadir, propiciar, anunciar hechos,
autoexpresarse, divertir…); reconocer las características del emisor; reconocer las
competencias lingüísticas del emisor y el destinatario; identificar las relaciones entre los
interlocutores, identificar el lugar social de la interacción lingüística; relacionar las
informaciones con los propios conocimientos e interpretar el significado de las informaciones.
 Reconstruir el significado de los elementos formales: identificar la estructura esencial
dominante (narrativa, descriptiva, prescriptiva…); interpretar los elementos referentes al
espacio y el tiempo para situar el contexto; interpretar los procedimientos retóricos
(metáfora, elipsis, ironía…); si es oral, interpretar los elementos paralingüísticos; interpretar el
significado de los elementos extralingüísticos; identificar las informaciones objetivas;
reconocer componentes temáticos; distinguir la idea principal o tema y determinar las ideas
secundarias; establecer el contenido ideológico; comprobar la coherencia del contenido
informativo –verosimilitud, no contradicción, continuidad temática y progresión temática-.
3. CONCEPTO DE SITUACIÓN

3.1. Características:

Se entiende por situación el conjunto de elementos extralingüísticos presente en la mente de los


hablantes y en la realidad física exterior en el momento de la comunicación:

 Manifestaciones lingüísticas expresadas o supuestas.


 Personajes que viven, que hacen, que dicen.
 Seres y objetos de los que se habla y cuya sola presencia explica su significado sin necesidad de
nombrarlos.
 El entorno físico.

Se pueden clasificar por datos no físicos (conocimiento de los hablantes); datos físicos (aportados por
el entorno, personajes, atuendo…); datos cenestésicos (comunicación no verbal y paralingüística).

3.2. Relaciones entre lengua y situación:

Hablar es un acto global: cualquier mensaje constituye un todo formado por las palabras y por la
situación, de tal manera que fuera de la referencia a la situación no existe significado. A mayor
distanciamiento entre el locutor y la situación comunicativa, mayor necesidad de elementos
lingüísticos para aclarar el mensaje. La situación comunicativa además es dinámica, muchas veces
evoluciona sin necesidad de hablar.

Relaciones entre la lengua y la situación:

a) La lengua expresa ideas, informaciones… dentro de la conversación.


b) Ciertos elementos situacionales imponen el habla, mientras que otros no la necesitan, y por
tanto, no hay necesidad de expresarlos, porque son redundantes respecto al habla –por
ejemplo, “estoy enfadado”, cuando el conocimiento de la situación por los interlocutores y el
tono de voz son evidentes-.
c) Elementos situacionales y elementos lingüísticos forman una estructura compleja, en la
mayoría de los casos se complementan, la relación además es dinámica –situación, relaciones
de los interlocutores, habla-.
d) La visión de los hechos puede ser distinta para los interlocutores, tiene que haber grandes
connivencias entre ellos para que exista diálogo verdadero. A veces, es el habla la que intenta
crear esas connivencias.

CONCLUSIÓN

Los elementos lingüísticos configuran el texto verbal, oral o escrito, mientras que los elementos
extralingüísticos son factores tan heterogéneos como el emisor y el receptor y los componentes
psicológicos, temporales, espaciales, materiales, culturales… Esto significa que hay que tener una
mirada amplia y lo menos reduccionista posible para entender el acto comunicativo en su globalidad,
pues la codificación y descodificación de los mensajes se ven influidas por estos elementos.

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