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Abuso sexual en la infancia: una realidad

silenciada
En contra de lo que se cree, los abusos sexuales a menores más frecuentes
son cometidos dentro del núcleo familiar y por una persona con la que el
niño o niña tiene una relación afectiva y de confianza.
Los estudios también nos revelan que en un porcentaje elevado de casos los
abusos se realizan dentro de un contexto de juego, del que el adulto se sirve
para que los menores participen sin ser conscientes de las implicaciones de
dichas conductas y es por ello, que en muchos casos estas conductas pasan
desapercibidas para el resto de los familiares, que desconocen los hechos.

Los efectos de haber sufrido abusos sexuales en


la niñez
Pero, ¿qué implicación pueden tener los abusos sexuales en la infancia?
Los estudios realizados a tal efecto nos informan de que pueden aparecer
síntomas tanto a corto como a largo plazo y que dichos síntomas pueden
afectar a todas las facetas de la vida del menor.
Si bien se considera que en torno a un 30% de las víctimas de abusos sexuales
no presenta sintomatología asociada, el resto de las víctimas suele presentar
una serie de problemas tanto a corto como a largo plazo entre los que se
encuentran ansiedad, depresión, baja autoestima, sentimientos de culpa,
estigmatización, problemas de atención y concentración, problemas para
relacionarse, trastornos del sueño, conducta sexual desinhibida, ideas
suicidas e intentos de suicidio, entre otros síntomas, que en el transcurso del
tiempo y si persisten pueden agravarse hasta la aparición de trastornos
depresivos y bipolares, trastornos por estrés postraumático, trastornos
límite de la personalidad y conductas autodestructivas y autolesivas (Pereda,
2009).

Suicidios: cifras y datos


Una de las consecuencias más graves dada la intencionalidad de acabar con la
propia vida, es el suicidio. En torno al 50% de los hombres abusados
sexualmente y el 67% de las mujeres tienen o han tenido ideación
suicida y de ellos un porcentaje considerable ha intentado acabar con su vida
(11% de las mujeres y 4% de los hombres).
Más sobre este tema: "Suicidios: datos, estadísticas y trastornos mentales
asociados"
Pero, ¿hay datos que respalden esta afirmación? La respuesta es que sí. Los
estudios referentes al suicidio adolescente son escasos debido al impacto
social que tienen y a que, como en el caso de los abusos sexuales, son
problemáticas que permanecen subyacentes y no saltan a la luz con facilidad,
pero ya en 1991 Cirillo y Blasco planteaban que las víctimas de maltrato
sexual que no se habían sentido escuchados ni protegidos tenían tendencias a
presentar conductas auto-agresivas que podían llegar al suicidio.
Otro estudio revela, que los malos tratos, sin distinción de categoría, en la
infancia se asocian al suicidio en adultos en una tasa del 5,53% y que la
gravedad del maltrato podía incluso influir en el inicio y frecuencia de estas
tentativas, pareciendo existir una correlación entre las tentativas e intentos de
suicidio y el tiempo transcurrido desde que ocurrieron los abusos, ya que estas
conductas aparecían en torno a los 2 años después de haberlos sufrido
(González-Forteza, Ramos Lira, Vignau Brambila y Ramírez Villarreal,
2001).

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