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La toxoplasmosis es una enfermedad causada por un protozoo intracelular

obligado, Toxoplasma gondii, que infecta a casi un tercio de la población mundial. Los
anfitriones definitivos son gatos y otros felinos. Los huéspedes intermedios son todos
animales de sangre caliente, incluidos la mayoría del ganado, los humanos y los miembros
de la familia Feliade.
Se conoce la toxoplasmosis como una de las principales causas de morbilidad perinatal. La
tasa aproximada de incidencia de toxoplasmosis congénita es de 1.5 casos por 1000 nacidos
vivos con una tasa de incidencia global de 190,100 casos por año.

La infección por T. gondii tiene una fase aguda y crónica. En personas inmunocompetentes
donde el 70% de las madres infectadas por el VIH tenía evidencia serológica de anti-T.
gondii IgG durante el embarazo, la fase aguda con frecuencia es asintomática ocurriendo
la transmisión congénita durante esta fase.

Cuando ocurre durante el embarazo, el riesgo de infección fetal es mayor al 40%, lo que
puede llevar a varias complicaciones, dado el riesgo de desarrollar secuelas tardías, en
particular trastornos oculares y neurológicos. Aproximadamente el 85% de los niños con
toxoplasmosis congénita no muestran signos clínicos evidentes al nacer.

Al inicio del embarazo existe riesgo de infección bajo, pero cuando ocurre, el efecto que
tiene sobre el embrión es grave, frecuentemente causando un aborto espontáneo. El daño
es mas grave cuando la infección ocurre durante el tercer trimestre de gestación, la tasa de
transmisión es alta alcanzando alrededor del 72%, pero la probabilidad de daño fetal es
bajo. Por lo tanto, la mayoría de los casos que nacen con síntomas se infectan durante el
segundo trimestre.

Todos los niños son considerados sospechosos cuyas madres tuvieron toxoplasmosis aguda
durante el embarazo; por lo tanto, estos niños deben ser sometidos a una investigación
serológica con detección de anticuerpos para anti- Toxoplasma gondii.

Sin embargo, un diagnóstico serológico confirmado de infección por T. gondii a través de la


detección de anticuerpos IgM y / o IgA específicos contra el parásito no ocurre en todos los
recién nacidos. Por lo tanto, los anticuerpos IgG contra T. gondii en muestras seriadas de
suero deben analizarse y el niño permanece bajo seguimiento ambulatorio, lo que puede
llevar meses hasta el diagnóstico definitivo.

Manifestaciones clínicas de toxoplasmosis congénita son numerosas, cuando es severa la


patología se manifiesta como: calcificationes intracraneal, convulsiones, retraso
psicomotor, estrabismo, coriorretinitis, microcefalia, e hidrocefalia observada en la infancia
o luego. Sin embargo, la mayoría de los recién nacidos que presentan toxoplasmosis
congénita tienden a ser asintomáticos o pueden presentar una forma subclínica de la
enfermedad al momento de nacer.
Los recién nacidos de madres diagnosticadas con toxoplasmosis aguda deben ser
examinado en el momento del nacimiento. Sin embargo, el diagnóstico definitivo de
toxoplasmosis congénita (CT) en recién nacidos es difícil porque requiere la combinación de
evaluación clínica de síntomas con pruebas serológicas y moleculares.

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