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Apa:

OAKLANDER, Violet. Ventanas a nuestros Niños: Capítulo 9. El proceso Terapéutico.


Terapia gestáltica para niños y adolescentes. Santiago: Cuatro Vientos

Síntesis:

En esta oportunidad la autora hace referencia al proceso terapéutico de forma global


hablando sobre las fases de la terapia y lo que implica cada una de ellas como un proceso,
y no meramente como etapas en las que debería ir una terapia. La autora comienza
hablando que llevar a un niño a un terapeuta tiene un riesgo implícito de por si, y que
muchas veces esta invisibilizado. La victimización que sufren los padres en torno a que su
hijo tiene un problema del que necesita ayuda externa no es nada fácil, existiendo una
resistencia implícita en la terapia de los niños tanto de los padres como en los niños la
cual se manifestara en la realidad y puede llegar a ser una constante. Los padres pueden
y deben ser terapeutas en casa respecto a algunos aspectos normativos parte normal del
desarrollo de la vida, pero también hay asuntos que no se pueden resolver, donde debe
intervenir un externo y que muchas veces esto genera un sentimiento de incompetencia.
El trabajo del terapeuta aquí es importantísimo, y consta en valorar el trabajo psicológico
como una oportunidad y experiencia enriquecedora, minimizando al máximo la
victimización y dolor que implica esto Se menciona como otros aspecto importantes al
inicio de la sesión la entrevista inicial, donde señala la autora que ella le hace mucho más
sentido en vez de llenar una ficha con los antecedentes del caso, citar a los padres con el
niño en terapia y que delante de él se explique el “problema”, esto con el sentido de no
pasar por encima de él, quien tiene derecho a escuchar lo que se diga de él y no hacer
esto a espaldas suyas. La terapeuta propone que el “encuadre” que usa ella es decirle
que se intentara hacer algo por el, decirle que se va a hablar en terapia sobre sus
sentimientos, y que el podrá pintarlos y expresarlos. También hace alusión al lugar físico
donde se lleva a cabo la terapia, la distribución de este espacio, y su calidez como a
aspecto a considerar, esto va en cosas tan básicas como en los colores de las paredes, y
la presencia de juguetes y espacios para que el niño pueda sentirse cómodo. Otros
aspecto a destacar del capítulo es la distinción que hace la autora entre el trabajo con
niños/as y adolescentes, siendo los primeros diferentes respecto a los últimos, ya que a
pesar de las críticas y negativismo que los adolescentes tienen, ellos terminan haciendo
llegar de igual manera la información disfrazada de quejas, información con sus anhelos,
sentimientos y necesidades. En cambio en los niños se debe hacer énfasis en la
proyección como base creativa, y artística, siendo esta la herramienta más ad hoc al
trabajo con ellos. En cuanto a al trabajo terapéutico también se agrega que no se deben
realizar interpretaciones de estas proyecciones. La autora plantea que las proyecciones
deben expresarse por diferentes medios pero cuando ocurre una situación de la que debe
conversarse debe hacerse de forma sutil, y preguntando de tal modo que él sea el que
haga las afirmaciones, del o contrario estaríamos quitando la posibilidad de que el niño no
se descubra por sí mismo. La autora también agrega que puede ser que algunos niños
estén tan inhibidos o tensos, que quizás al principio necesiten vivenciar algunas
actividades seguras que les ayuden a liberar sus procesos imaginativos para luego
continuar con un curso de terapia normal. Siempre y cuando el niño esté listo a liberar las
resistencias y esto es un tiempo que puede demorar. Una vez logrado que los niños
empiecen a expresarse con facilidad y a proyectarse a través de las técnicas expresivas, de
debe guiar suavemente al niño de vuelta a la realidad, este es otro aspecto a trabajar, ya
que hablar concretamente de temas que van a meollo del motivo de consulta desde este
punto de vista es más “difícil”, y pueden reaparecer las resistencias. Una forma de vencer
las resistencias aparte de las técnicas expresivas, supresivas, e integrativas es “modelar”
protegiendo las “debilidades” del niño, mostrándolas a través de uno, para que el niño
sienta que no está ante una persona que lo juzgara sino más bien lo contrario, que lo
aceptara y permitirá su libertad de expresión. Por ultimo las resistencias constantes deben
verse como una adversidad o “desafío”, pero no como algo abrumante, sino como la
oportunidad de ver más allá, y convertir en términos positivos estos aspectos negativos,
cada vez que aparece la resistencia, podemos saber que no nos encontramos ante una
frontera, sino que a un paso hacia nuevas formas de contacto

Finalmente con respecto al término de la terapia la autora plantea que esta debe darse
luego de la llama “meseta”. Para esto el niño necesita tiempo para integrar y asimilar los
cambios tiempo, y fuerza, el terapeuta debe diferenciar entre que el niño no quiere dejar
sus resistencias o nuevos tropiezos y a necesidad de un verdadero apoyo, la autora
plantea que nosotros mismos tenemos algún asunto inconcluso sobre separaciones y
adioses, por lo que dificulta mucho más el término. Necesitamos estar en contacto con
nuestros propios sentimientos en tales ocasiones y no asustarnos. Ella plantea el ejemplo
de cuando los niños se despiden en la escuela, los profesores les plantean dibujar que van
a hacer en el verano, pero lo cierto es que los niños deben tener certeza de sus cambios y
lo mejor sería en ese caso que dibujaran que es lo que sienten en ese momento de
separarse de la escuela., para poder integrar la experiencia, y que no haya sido un proceso
más que pasan por nosotros sin darnos cuenta de sus significado.

Relflexion:

Esta definición de las etapas en terapia y las implicaciones que cada una tiene me ha
sorprendido ya que no está hecha en términos operacionales sino que en términos
comprensivos, creo que este modelos de trabajo es el que se ajusta mejor a los niños, y
me genera ruido de que la guestald y en especial el trabajo con niños desde este modelo,
no sea considerado en las escuelas o al menos en la de la Universidad Católica de Temuco,
como un modelo clave para el trabajo con este grupo etario. Creo que en la presente
síntesis se ven reflejados la gran mayoría de mis percepciones respecto a lo vivido en las
diferentes etapas de mis casos, donde en la mayoría no alcance a lograr lo que plantea
este modelo siendo crítico con migo mismo, pero que al mismo tiempo desconocía. Tales
aspectos como los estratos del yo, las etapas en terapia, las técnicas integrativas,
supresivas y expresivas. Son herramientas teóricas poderosas a considerar en la praxis.
Retomando la importancia que este modelo tiene creo que es importante valorarlo y
validarlo ante el rigor que tiene la psicología como ciencia empírica, desplegando también
que existen otras esferas del conocimiento y no solo la de rigor científico, siendo
estudiante y también practicante, llevare la convicción de que el conocimiento debe ser
holístico, y no segregativo para la ciencia, porque de esta forma estriaos invalidando toda
forma de aproximarse a aspectos básicos que la psicología occidental y científica a
infravalorado. Considero que la ciencia y su rigor es importante para el conocimiento,
pero no constituye una visión total del asunto, ya que existe una gran parte de la esfera
que se está olvidando.

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