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IMPRESO EN MÉXICO
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ÍNDICE DE MATERIAS
ROGER GARAUDY:
CAPÍTULOS I, VII Y IX
LUCIEN SEVE:
CAPÍTULOS II, III Y IV
GUY BESSE:
CAPÍTULOS X Y XI
MILDRED SIMÓN:
CAPÍTULO V
GEORGES COGNIOT:
CAPÍTULO VI
EMILE BOTTIGELLI:
CAPÍTULO VIII
MARINETTE DAMBUYANT:
CAPÍTULO XII
FRANCETTE ARNAULT:
CAPÍTULO XIII
PROLOGO DEL EDITOR A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
E. G.
CARACTERES DEL MARXISMO 13
CAPÍTULO I
1. Introducción
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—3
34 METODOLOGÍA DEL MARXISMO
CAPÍTULO II
¿QUE ES FILOSOFÍA?
3. ¿Qué es filosofía?
CAPÍTULO III
espíritu del científico, por ejemplo, del que Pasteur decía: "La
ciencia conoce un solo partido: el de la verdad."
Debemos reconocer que, a primera vista, los argumentos del
objetivismo no suenan mal y que podrían impresionar a las per-
sonas aferradas, en cuestiones filosóficas, al punto de vista del
"sentido común". Sin embargo, cierto conocimiento de la historia
de las ideas y cierta experiencia de las luchas ideológicas en el
mundo actual, nos permiten oponer una objeción de envergadura
a la tesis del objetivismo: las grandes verdades objetivas esta
blecidas por las ciencias de la naturaleza, por ejemplo —y sin
referirnos aún a las ciencias sociales, a la filosofía y a la polí-
tica—, no fueron descubiertas y luego aceptadas en medio de un
clima de serena investigación y de examen imparcial; todo lo
contrario, fueron objeto y fruto de batallas enconadísimas, indis-
cutiblemente ligadas a la lucha de clases.
Por ejemplo, es una gran verdad objetiva que, contraria-
mente a la apariencia, la Tierra gira alrededor del Sol. Pero esta
verdad fue establecida y universalmente aceptada después de una
de las batallas más duras en toda la historia de las ideas, batalla
cuyo punto culminante fue la abjuración que el Santo Oficio de
la Iglesia católica arrancó por la violencia a Galileo en 1633.
Otra verdad objetiva es que el hombre desciende de especies ani-
males, verdad adquirida a través de una encarnizada lucha de
ideas, en la cual grandes científicos como Buffon, Lamarck y
Darwin fueron, si no obligados al silencio, por lo menos sistemá-
ticamente calumniados. Aún hoy día, en ciertos Estados del sur
de Norteamérica, donde dominan todavía la segregación y la
opresión raciales, la enseñanza de esta verdad objetiva sigue es-
tando prohibida. Hasta las verdades matemáticas más elemen-
tales fueron objeto de los litigios más violentos en los tiempos
remotos, como en Egipto en la época de las castas.
¿Sería esto posible si, como sostiene el objetivista, la verdad
objetiva fuera completamente ajena e indiferente a la lucha de
clases? La contestación es rotunda: las verdades científicas, aun
cuando se trate de las ciencias naturales, inciden sobre la lucha
de clases. Volvamos al ejemplo de Galileo. En aquella época feu-
dal, lo que más interesaba a la nobleza era mantener a siervos
y burgueses bajo su dominación. Para lograrlo, no le bastaba con
reprimir ferozmente las rebeliones campesinas y las insurreccio-
nes comunales; tenía que prevenir esas rebeliones inculcando en
el pueblo la idea de que Dios mismo quiso el sistema feudal,
que el hombre estaba en el mundo para sufrir, y que la rebelión
no sólo era un sacrilegio, sino que carecía de porvenir. El orden
feudal descansaba, pues, en parte esencial, sobre el pilar de la
ARGUMENTOS DEL OBJETIVISMO 73
3. Conclusión
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—6
82 LUCHA DE CLASES Y VERDAD OBJETIVA
CAPÍTULO IV
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—7
98 EL ESPÍRITU DE PARTIDO EN FILOSOFÍA
Bibliografía
CAPÍTULO V
LA LINEA DE PLATÓN
clase explotadora y tiende cada vez más a vivir en la ociosidad de los sub-
sidios del Estado esclavista y la largueza de las grandes familias. En Atenas,
como más tarde en Roma, la servidumbre de los otros pueblos precipita esta
evolución y la decadencia de las instituciones republicanas.
102 LA LINEA DE PLATON
3. El idealismo filosófico:
cartes y sobre todo por Kant, de que la idea verdadera no es la que se con-
forma a la realidad sensible, sino que, por el contrario, llamamos realidad
lo que sabemos verdadero; luego la actividad del conocimiento "constituye”
la realidad.
8 El materialismo, confirmado por la psicología moderna, mostrará que
posee una noción del bien o de lo bello análoga a la que él mismo posee.
Ilusión típica del idealismo, compartida por la conciencia espontánea de los
hombres en el seno de un grupo social determinado; en tanto el dogmatismo
ingenuo no ha sufrido el fuego de la crítica.
10 De aquí, en la geometría euclidiana, el papel privilegiado de las nociones
prende nada; tal es la amable opinión que tienen los idealistas de las masas
y de sus colegas materialistas. Esto perdura desde Platón.
19 Se encontrará esta misma actitud después de los prodigiosos triunfos
20 Causa final: causa que explica un fenómeno por su objeto o fin. Así, la
verá, tienen a menudo otras causas que las intenciones de los interesados.
23 Dios, dice la Biblia, ha hecho al hombre a su imagen y semejanza. Lo
"comprender" es conocer el por qué de las cosas. Los filósofos del absurdo
y de la angustia (Heidegger, Camus) quedan prisioneros de ese prejuicio: no
existiendo Dios, el mundo no está "justificado", el hombre está solo... Tales
filosofías no han realizado una crítica radical de la cuestión metafísica misma.
VISION IDEALISTA DEL MUNDO 113
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—8
114 LA LINEA DE PLATON
eterno, único digno de amor, y el mundo sensible, donde todo pasa y muere
y donde todo es vanidad y nada.
29 Aristóteles sistematizará esta concepción antropomórfica de la causali-
dad, distinguiendo en ella cuatro causas: material (la madera de que se hace
la cama), eficiente (el artesano y sus manos), formal (la idea de la cama en
general), final (aquel a que la cama está destinada). Esta concepción para-
lizó, prácticamente, hasta el siglo XVII, el desarrollo científico.
VISION IDEALISTA DEL MUNDO 115
Conclusiones
bién esta verdad. No traicionar su ideal le parece más importante que salvar
su vida. Y, sin embargo, sabe que no hay "otra vida", ni recompensa en el
más allá. Es ésta una moral infinitamente superior a las morales idealistas:
el hombre verdadero se atiene a sus razones de vivir más que a su vida mis-
ma. En un sentido, Platón ha entrevisto esta verdad. De aquí el prestigio me-
recido del personaje de Sócrates.
124 LA LINEA DE PLATON
mártir.
PLATON Y EL IDEALISMO 125
6. La línea de Platón
mo. Pero a menudo no toman de él más que tal o cual aspecto. (Descartes
adopta la crítica del conocimiento sensible y la trascendencia de Dios, pero
rechaza el finalismo; Spinoza adopta la idea de la beatitud por la contempla-
ción, pero rechaza el finalismo y la idea dualista de un "mundo inteligible"
opuesto al mundo sensible, etc.) El platonismo es el idealismo en su forma
tal vez más clásica.
128 LA LINEA DE PLATON
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—128
129
CAPÍTULO VI
LA LINEA DE DEMOCRITO
1. El materialismo antiguo
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—129
130 LA LINEA DE DEMOCRITO
2. La filosofía de Epicuro
por los átomos que se mueven en el vacío. Que todos los fenó-
menos de la naturaleza pueden ser explicados por las diferentes
combinaciones de los átomos. Nada proviene del no-ser y nada
vuelve al no-ser. El universo es infinito. Epicuro afirmó que la
materia es eterna e indestructible, que es posible explicar la na-
turaleza sin recurrir a ninguna fuerza sobrenatural, a ningún
motor divino.
Los átomos tienen formas muy diversas, lo que explica la in-
finita multiplicidad de los fenómenos. Como lo hizo notar En-
gels en la Dialéctica de la naturaleza, Epicuro modifica la teoría
de Demócrito al atribuir a los átomos, no sólo diferencias de ta-
maño y de forma, sino también diferencias de peso. A su ma-
nera, conocía la existencia del peso y del volumen atómicos.
Según este sabio, el movimiento de los átomos en línea recta
(en virtud de su peso) es acompañado de un movimiento espon-
táneo, de una desviación de la línea recta, determinada desde
dentro ("declinación"). En esto difiere esencialmente de la teoría
atómica de Demócrito. La nueva teoría es un intento, materia-
lista y dialéctico a la vez (en el sentido de la dialéctica espon-
tánea) para descubrir la fuente interior del movimiento de la
materia; los filósofos reaccionarios lo comprendieron muy bien,
pues siempre atacaron la "declinación" de los átomos.
En su tesis de doctorado sobre la Diferencia entre la filosofía
de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro, el joven Marx
había insistido sobre el profundo significado filosófico de la doc-
trina de la declinación. A su vez, Lenin refutó la afirmación de
Hegel, quien decía que el concepto de Epicuro acerca del movi-
miento curvilíneo de los átomos sólo representa "arbitrariedad y
aburrimiento".
Al igual que Demócrito, Epicuro luchó contra el idealismo
que niega que los fenómenos de la naturaleza estén regidos por
leyes. La teoría de la declinación constituye una conjetura acer-
ca del carácter dialéctico del movimiento de la materia. Al mismo
tiempo refuta la concepción fatalista de las leyes. La necesidad
de la naturaleza no significa que el hombre sea el juguete de la
fatalidad; los átomos del espíritu pueden "declinar".
El objetivo de la filosofía es dar una teoría general de los
fenómenos físicos y, particularmente, de los fenómenos astronó-
micos. Epicuro rechazaba las concepciones astronómicas de los
discípulos de Platón, considerando que eran anti-científicas. Se-
gún su teoría cosmológica, el universo es eterno e infinito.
El punto de partida de la teoría del conocimiento de Epicuro
es la acción de las cosas materiales sobre los órganos sensoriales.
Se acogía a la teoría de las "emanaciones" o "imágenes", elabo-
LA FILOSOFÍA DE EPICURO 137
5. Lecturas
6. Esquema
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—10
146 LA LINEA DE DEMOCRITO
CAPÍTULO VII
LA HERENCIA HEGELIANA
LECCIONES DE FILOSOFIA.—11
162 LA HERENCIA HEGELIANA
CAPÍTULO VIII
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—12
178 LA CRITICA RELIGIOSA DE FEUERBACH
CAPÍTULO IX
LA ENAJENACIÓN
1. Concepto de la enajenación
I. Análisis de la enajenación
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—14
210 LA ENAJENACION
CAPÍTULO X
1. Introducción
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—15
226 LA PRACTICA SOCIAL
bajadores, sólo era una etapa. El día en que los obreros com-
prendieron que les interesaba asociarse en forma permanente
(y no solamente episódica) para defender sus condiciones de
vida, se agruparon en los sindicatos. Era una última etapa en la
formación de la conciencia de clase de los trabajadores. Sin em-
bargo, a medida que se desarrollaban las fuerzas productivas en
el marco del capitalismo y se acentuaba la concentración del
proletariado explotado por la burguesía, se iban creando las con-
diciones para dar nacimiento a una nueva ciencia, la ciencia del
desarrollo social y de la revolución proletaria, el materialismo
histórico. Esta ciencia fue fundada por Marx y Engels quienes,
no separando la teoría de la práctica, debían sentar en la se-
gunda mitad del siglo XIX las bases de un partido revolucionario,
que agrupase los elementos más conscientes del proletariado,
armado en la ciencia social.
El paso del sindicato obrero al partido obrero no es sólo un
progreso en la organización de los trabajadores; es también el
paso a la forma superior de la conciencia de clase, el paso a la
conciencia socialista, es decir a la conciencia de que no basta
la lucha económica y que sólo pueden redimir al proletariado
una transformación revolucionaria de las relaciones de produc-
ción capitalista, la destrucción de esas relaciones y del Estado
burgués que las protege, la creación de una sociedad sin clase
explotadora y de un Estado obrero.
Podemos, por tanto, resumir:
9 Algunos harán observar sin duda que no siempre resulta exacto decir
que el explotador "procura persuadir'" al explotado de que debe resignarse
a su condición. En otros términos, el explotador puede ser, subjetivamente,
un hombre de "buena fe". Es plantear mal el problema. Puesto que lo deter-
minante en este caso es la práctica efectiva de la explotación. Que el explo-
tador lo quiera o no, su práctica social crea las condiciones objetivas para
una mentalidad de esclavo entre los trabajadores. La explotación del hombre
por el hombre es fuente de enajenación, tanto en lo moral como en lo físico.
Y el explotador mismo es víctima de esta enajenación, pues su propia prác-
tica hace de él, quiéralo o no, un enemigo de la humanidad, un obstáculo al
florecimiento de la humanidad en cada individuo.
LA MORAL COMO PRACTICA SOCIAL 231
9. Práctica y conocimiento
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—16
242 LA PRACTICA SOCIAL
hecho de que los pueblos que no habían tenido contacto alguno entre sí, han
descubierto, cada uno por su lado y apoyándose en su propia experiencia,
técnicas parecidas (agricultura, vivienda, domesticación de animales, etc.).
244 LA PRACTICA SOCIAL
10. Conclusión
Bibliografía
ESQUEMA
29 Ver la intervención del Dr. Nguyan Khdu Vien en ¿Qué porvenir es-
pera al hombre? Informe al Coloquio internacional de Royaumont.
250 LA PRACTICA SOCIAL
CAPÍTULO XI
1. La noción de la verdad
3. Dialéctica de la verdad
tes, sino de manera discontinua. Hay así para cada radiación una energía
elemental, denominada quantum de energía.
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—17
258 VERDAD RELATIVA Y VERDAD ABSOLUTA
11 Depassement, en el original.
DIALECTICA DE LA VERDAD 259
4. Error y verdad
24 Se entenderá que las indicaciones que hemos dado sobre la verdad re-
lativa y verdad absoluta se aplican a la filosofía clásica alemana. Marx y
Engels han aislado su "núcleo racional" criticando todos sus aspectos meta-
físicos. (Ver particularmente, Marx, Postfacio de la segunda edición alemana
de El Capital; y Engels, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica
alemana.)
UNIR LA TEORIA Y LA PRACTICA 269
25 Marx, El Capital.
26 Lenin, Materialismo y empiriocriticismo.
270 VERDAD RELATIVA Y VERDAD ABSOLUTA
ESQUEMA
I. LA NOCIÓN DE VERDAD
a) Marxismo y relativismo
CAPÍTULO XII
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—273
274 CONCEPCIONES METAFÍSICA Y DIALÉCTICA DEL MUNDO
2. El método metafísico
nes, los negros africanos "son" infantiles, los chinos "son" men-
tirosos. Supongamos que es exacto que una población tenga un
débil rendimiento de trabajo: se trata evidentemente de saber
si esa población se alimenta como es debido; igualmente se
trata de saber quién se queda con la ganancia: ahora todos
sabemos qué fuerza y qué valor tienen los hombres que traba-
jan, al fin, por su país y para sí mismos. De igual modo habría
que preguntarse si un pueblo que estimamos "infantil" está, en
esos momentos, en condiciones para desarrollarse, y si aquél
que estimamos "mentiroso" no está obligado al disimulo para
protegerse un poco de sus explotadores.
No hay caracteres eternos en un pueblo, tomado independien-
temente de sus condiciones de vida y de su régimen político. Los
alemanes cometieron bajo Hitler crímenes abominables, pero
ello se debió al hitlerismo y las fuerzas que desencadenaba, y
no a la naturaleza eterna de los alemanes. En efecto, por una
parte, otros pueblos han cometido (sin duda en una escala me-
nor) crímenes odiosos, sobre todo en las guerras coloniales. Por
otra parte hay también alemanes pacíficos y fraternales. En un
régimen que establece la justicia, no importa cuál sea el pueblo:
ese pueblo se convierte en pueblo justo.
Debemos siempre analizar en qué condiciones existe una ca-
racterística y en qué condiciones se modifica.
La libertad. Queda aún por aclarar una noción frecuente-
mente tratada de modo metafísico. El hombre —siempre el hom-
bre abstracto, fuera del espacio y del tiempo— ¿es libre o no
posee la libertad? La respuesta es tan absoluta como la pregun-
ta: el hombre es libre; el hombre no es libre. El espíritu meta-
físico encuentra inútil o secundario precisar de qué se habla:
¿libertad para el trabajador o para quien lo explota?; ¿en un
país en guerra o en paz?; ¿con desempleo o sin él?; ¿qué dere-
chos están asegurados y respetados efectivamente en ese país?;
¿qué porvenir le espera? En resumen, es hablar en el vacío
discurrir sobre la libertad sin preguntarse: ¿libertad de quién
y para qué?
La violencia. Se podría multiplicar los ejemplos, y no hay
que creer del todo que la manera metafísica de pensar existe
solamente entre los filósofos, y entre los filósofos trasnochados.
Se manifiesta con mucha frecuencia en los juicios históricos y
políticos. Por ejemplo, algunos condenan todo tipo de violencia,
poniendo en un mismo plano, en el abstracto, la violencia revo-
lucionaria libertadora y la violencia que defiende los privilegios.
Como si tuviera el mismo sentido hablar de la guerra que hace
el imperialismo norteamericano a Cuba, o de la defensa de Cuba
280 CONCEPCIONES METAFÍSICA Y DIALÉCTICA DEL MUNDO
3. El método dialéctico
4. Dialéctica y razón
5. Dialéctica y progreso
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—19
290 CONCEPCIONES METAFÍSICA Y DIALÉCTICA DEL MUNDO
Bibliografía
CAPÍTULO XIII
LEYES DE LA DIALÉCTICA
1. La contradicción
1 Anti-Dühring.
296 LEYES DE LA DIALECTICA
2 Llega hasta suceder que los hombres, atónitos por esos cambios e igno-
rantes de las condiciones en que pueden producirse, sacan la idea de que
todo es posible. Esta idea se expresa bajo formas muy distintas, "sabias" o
populares. La concepción existencialista de la libertad afirma que el hombre
no tiene destino, que él puede cambiar su existencia, pero olvida la existen-
cia de leyes históricas así como la naturaleza de los cambios posibles. De
modo muy distinto, una gran parte de la "literatura de anticipación", tan
extendida en los Estados Unidos, representa el porvenir de manera fantástica
y sume a sus lectores en una actitud pre-científica frente al mundo.
LECCIONES DE FILOSOFÍA.—20
306 LEYES DE LA DIALECTICA
6. La negación dialéctica