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constituyó la base social de los mexicas, ya que de las cuatro grandes parcialidades o campam
los modelos explicativos siguen siendo las fuen- —como también lo fueron Cuepopan, Atzacoal-
tes históricas —y junto con ellas los trabajos de co y Teopan— en que se dividió la ciudad de
interpretación de dichas fuentes, como los Tenochtitlan desde su origen (Códice Ramírez:
de Monzón (1949), Caso (1956), Katz (1966), 39). Cada una de estas parcialidades estaban
Lombardo (1973), Calnek (1974), Rojas (1985) subdivididas en barrios mayores o barrios gran-
y Valero (1991), entre otras referencias obliga- des en asociación al conocido calpulli (Monzón,
das—. Pero estos trabajos no utilizan la refe- 1949: 31), mismo que consideró a grandes ras-
rencia arqueológica sintética y explicativa (Ro- gos el reconocimiento entre sus miembros de
jas, 1986: 31), razón por la que cada excavación un territorio específico y una unidad adminis-
realizada en la otrora zona de barrios de Tenoch- trativa (calpulec o jefe y consejo de ancianos),
titlán se convierte en oportunidad única para otra religiosa (templo de barrio, dios patrón co-
contribuir al conocimiento del devenir espacio- mún y sacerdotes administradores del culto) y
temporal de la ciudad. una militar (Katz, 1966: 117-121). Asimismo,
El INAH, a través de la Dirección de Salva- cada calpulli consideró una división espacial me-
mento Arqueológico, realizó durante los meses nor asociada a los denominados barrios menores
de enero a mayo de 2004 una serie de traba- o tlaxilacalli (Monzón, ibidem), en los que se de-
jos de excavación en la zona sur de la Alameda sarrollaron diversas actividades asociadas bási-
Central1 con el objetivo de identificar los tipos camente a la producción agrícola y artesanal.
de ocupación histórica de la zona, logrando recu- A decir verdad, poco sabemos sobre la rela-
perar importantes elementos arqueológicos co- ción de la zona de excavación con la identifi-
rrespondientes a diferentes fases temporales y cación de un barrio menor en específico. No obs-
culturales. Sin embargo, los fines que persigue tante ello, los estudios realizados por Antonio
el presente artículo están enfocados a exponer Alzate y Alfonso Caso (fig. 1), entre otros, nos
una serie de ideas en torno a diversos materia- permiten asociar el área excavada al barrio de
les y contextos prehispánicos que sugieren la Macpalxochitlán (Caso, 1956: 15), ubicado hi-
presencia de actividades socio-económicas es- potéticamente en el cuadrante que forman las
pecíficas realizadas por los habitantes de Te- calles Humboldt al Oeste, Marroquí al Este,
nochtitlan, como se deduce del hallazgo de una Artículo 123 al Sur y Av. Juárez al Norte. No
escultura antropomorfa asociada a elementos obstante ello, Antonio Alzate consideró en 1789
arqueológicos como chinampas y canales, ma- que el área debió pertenecer al barrio de Tec-
teriales líticos y cerámicos, muestras botánicas pancaltitlán (junto al templo), colindante con
y malacológicas, entre otros. el de Macpalxochitlán (lugar de árboles o flo-
res de manita). Por otro lado, el historiador
Andrés Lira (1995: 303) hace mención del ba-
Antecedentes rrio de Tlapancaltitlán o Tarasquillo, que para
el periodo virreinal perteneció al curato de San-
Durante la época prehispánica dicha zona co- ta Veracruz, aunque este último debió corres-
rrespondió a Moyotlan (lugar de moscos), una ponder a un barrio colindante al de Macpalxo-
1
chitlán.
El área donde fueron realizados los trabajos de rescate
arqueológico forma parte de una manzana ubicada entre Ana Rita Valero, basada en las descripciones
las avenidas Juárez (Norte), Luis Moya (Oeste), José María hechas por Motolinía para la región de Texcoco
Marroquí (Este) e Independencia (Sur) de la zona centro de (Valero, 1991: 49), destaca la importancia de la
la ciudad de México (plano 1). En este sector se desarrolla el
proyecto denominado Plaza Juárez, que considera una división de la ciudad por barrios, sugiriendo que
superficie aproximada de 27,300 m2 para uso civil, comercial estaban íntimamente ligados a la actividad eco-
y gubernamental. Del área que ocupará la obra nómica especializada. Por su parte, Arturo Mon-
gubernamental sobresale la correspondiente a la nueva
sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores, con una
zón considera viable la relación entre las activi-
superficie mayor a 11,000 m2. dades, los barrios y las deidades tutelares por
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DE DIOSES, OFICIOS Y BARRIOS: PRESENCIA DE DEIDADES TUTELARES EN CONTEXTOS CHINAMPEROS
t Fig. 1 División de los barrios prehispánicos localizados con sus límites, de acuerdo con las calles modernas
(tomado de Caso, 1956).
integrar la praxis laboral con la división territo- en el caso de Tenochtitlán (fig. 2) las chinampas
rial de la ciudad (Monzón, 1949: 73). En cuan- surgieron como una estrategia que permitió el
to al perfil de la zona, Valero considera que en crecimiento urbano de manera sistemática y con-
Moyotlán sobresalió el uso habitacional y de trolada, lo cual permitió ganar terreno al exten-
cultivo tendiente a la ruralización, convirtién- der las zonas de tierra firme dentro del lago y,
dole en un área suburbana donde la densidad por supuesto, incrementar la productividad
poblacional decreció conforme el patrón de ocu- agrícola mediante el desarrollo de parcelas de
pación se alejaba del núcleo urbano (Valero, uso intensivo alimentadas con la irrigación na-
1991: 53-55). tural que brindaban los canales alrededor de
En cuanto al tipo de ocupación, Edward E. cada chinampa, construidas en zonas lacustres
Calnek (1974) consideró que al área debió co- de baja profundidad (González Aragón, 1993).
rresponder, según su modelo ocupacional, a un Sobre la disposición urbanística de las chi-
conjunto urbano del tipo 1 (zona residencial con nampas se sabe poco; Cervantes de Salazar
chinampa) que incluyó la presencia de casa ha- (1971) afirma que las zonas urbanas no presen-
bitación, patio y terreno libre. Como sabemos, taban ningún orden, lo cual es probable para las
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ARQUEOLOGÍA 38 mayo-agosto 2008
B A L D E R A S
periodo de contacto (circa 1521).
A Z U E T A
Esta capa, ubicada entre 1.40 y
2.80 m de profundidad, mostró
materiales como limo, arena y
abundantes intrusiones de ceni-
za y carbón. También se logró de-
C.
.
Avenida Independencia
Cala DIRECCIÓN DE SALVAMENTO
SALV
FUENTE
A-1-2-p Cala A-1-2 ARQUEOLÓGICO/ INAH
ARQUEOLÓGICO/INAH
PROYECTO PLAZA JUÁREZ
Pozo A-5
LOTE 1
SITIO
RELACIONES EXTERIORES
PLANO DE DISTRIBUCION
Fuente DE ÁREAS DE EXCAVACIÓN
Vicente Rojo
Cala A-7
Cala
A-8 Calle
PUNTO
PUNTO
PLANTA DIRECTRIZ DE TRAZO
Luis Moya
Cala
A-9 N
LOTE 2
FUENTE
Extemplo
Cala de
A-10 Corpus Christi
Cala
A-11
PLAZA
II
LOTE 1
LOTE 1
Avenida Juárez
Cabe mencionar que un rasgo característico de ocupación chinampera, donde pudieron iden-
de las chinampas identificadas para la zona de tificarse restos de construcciones, material ce-
Moyotlán se asoció a la presencia de un estrato rámico y restos orgánicos de especies vegeta-
intermedio entre la capa de limo y la de bento- les como gramíneas, entre otros.
nita, constituido por material silíceo,3 cuya pre- Por su parte, en la mayoría de los casos obser-
sencia marcó claramente la diferencia entre las vados la fábrica de chinampas no implicó mate-
áreas de canal, reservorio acuático, lago, etcéte- riales de construcción que las delimitara respec-
ra, y las zonas de ocupación chinampera. Dicho to a los canales y/o reservorios acuáticos, lo cual
estrato no se observó en todos los perfiles, por podría deberse a que la zona fue probablemen-
lo que la falta de éste se asoció a zonas lacustres, te pantanosa, y en temporada de estiaje debió
ya sean canales o reservorios acuáticos mayores facilitar la realización de zanjas y canales que se-
(fig. 4). guramente dieron nivel y forma a las chinampas.
En cuanto a componentes de capa, fue noto- La presencia de estacados de madera y otros
ria la diferencia entre la zona de ocupación chi- elementos de roca asociados a los canales se re-
nampera y la zona de canal; por ejemplo, la pre- lacionan con retenes para agua, que formaban
sencia de restos de crustáceos, fibras naturales parte de un sistema hidráulico de mayor enver-
y raíces en la zona de canal contrastó con la zona gadura.
Por otro lado, los materiales arqueológicos
3
Material identificado en visita a las excavaciones por el
asociados al hallazgo de la escultura aparecie-
doctor Lauro González Quintero (comunicación personal). ron entre 2.86 y 3.48 m de profundidad. El pri-
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ARQUEOLOGÍA 38 mayo-agosto 2008
Cala
A-9
0 10 20 30 m
Área de
Chinanpa
Escultura.
Cala
Esqueleto de pato. A-7
Curvas de concentración de
materiales cerámicos, líticos
y muestras orgánicas.
mer nivel de asociación implica una concentra- ción Norte-Sur, partiendo de los cuadros 1 y 2-
ción de materiales cerámicos de diferentes ti- A hacia los cuadros 3 y 4-A, ocurriendo lo mis-
pos, como el Pulido café, Pulido naranja y Rojo mo para los cuadros 1 a 4-B (fig. 5).
Texcoco, entre otros. En cuanto a formas, la ma- Sin embargo, en los cuadros 2 y 4-B fueron
yoría correspondió al ámbito doméstico —ollas, localizados, respectivamente, los restos de un
platos, cajetes, metates— y de tipo ritual, como cráneo humano (3.36 m) asociado a una estaca
un plato trípode Rojo Texcoco (del que más ade- de madera clavada en el fondo lacustre (fig. 6)
lante explicaremos su significado en relación y a una escultura (3.39 m) de material ígneo
con la ofrenda), fragmentos de braseros, figuri- (granito), que representa una figura humana en
llas femeninas, materiales de obsidiana y diver- posición sedente con las manos recargadas o to-
sos materiales orgánicos naturales y trabajados: mando sus rodillas (fig. 7), con cierto tipo de
guajes con restos de pigmento, mimbres, restos deformación o decoración rectangular hacia los
óseos trabajados, y conchas, todos analizados e lados de la cabeza. La parte posterior de la es-
identificados en laboratorio.4 Asimismo, el pro- cultura presenta un calzón como parte de la
ceso deposicional mostró que los materiales fue- vestimenta, así como restos de coloración y/o
ron colocados intencionalmente en cierta área,
4
lo cual explica su concentración diferencial. No Para el análisis de los materiales orgánicos y demás muestras
se contó con la valiosa participación del doctor Lauro
obstante ello, se observó una dispersión de los González Quintero, la maestra Alicia Blanco Padilla y
materiales de tipo concéntrica o radial en direc- Gerardo Villanueva García.
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DE DIOSES, OFICIOS Y BARRIOS: PRESENCIA DE DEIDADES TUTELARES EN CONTEXTOS CHINAMPEROS
t Fig. 9 Tres vistas de la escultura de Nappatecuhtli recuperada en las excavaciones de la Plaza Juárez, predio del
edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, enero-mayo 2004.
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ARQUEOLOGÍA 38 mayo-agosto 2008
copal y el hule (Seemann, 1990), que pueden Tepeilhuitl (ibidem: 137-139). Esta fiesta se lle-
desaparecer de los contextos arqueológicos por vaba al cabo en dos templos que la deidad tuvo
ser perecederos; sin embargo, una muestra del en Tenochtitlán (Clavijero, 1976: 157), uno de
“ornamento” que caracterizó a esta deidad lo ellos debió localizarse en un barrio de Moyotlán,
ofrece Sahagún: “Está embadurnado de negro. mientras el segundo y más importante corres-
Tiene la cara ennegrecida, con pintura de gra- pondió, en la numeración de Sahagún, al sexa-
nos de salvia. Su gorro de papel, su coleta de gésimo tercer edificio del núcleo urbanístico
papel a la nuca. Su maxtle de papel, sus sona- religioso de Tenochtitlán (el Templo Mayor),
jas, sus sandalias blancas. Su escudo de nenúfar, dedicado al Nappatecuhtli iteopan (Sahagún,
su bastón de junco grueso en una mano” (Saha- 1985: 163).
gún, 1985: 890). Esta festividad (octubre y noviembre) im-
Además de proporcionar elementos distinti- plicó varias actividades de tipo ritual y ceremo-
vos de la deidad, esta descripción la liga al ám- nial relacionadas directamente con el culto al
bito acuático, considerándola uno de los cuatro agua; sin embargo, sobresalen para los fines de
tlaloques o deidades menores del agua. El pla- este artículo las realizadas a orillas de las chi-
no de acción de los denominados tlaloques fue nampas y/o a zonas cercanas al agua (ibidem: 138),
el de “asistir” a la deidad principal del agua en espacios específicos denominados ayauhcalli
(Tláloc) y a su consorte Chalchiuhtlicue (López / ayauhcalco o “casa de la niebla”,8 consagrados a
Austin, 1989: 64). Habitaban cada uno de los los dioses del agua y distribuidos en cada uno
extremos del mundo y eran las entidades pro- de los cuatro rumbos del cosmos.9 Sin embargo,
ductoras de los diferentes tipos de lluvias, tan- existe la duda acerca de si estos espacios se en-
to benéficas como causantes de desastres (Gon- contraban realmente distribuidos en los límites
zález, 2000: 175), según el extremo de la tierra de la ciudad o correspondían a espacios simbó-
en que cada tlaloque se encontrara (López Aus- licos representados en los barrios. Al respecto,
tin, op. cit.: 64). Eran además los encargados de Yolotl González (2000: 19) afirma que las ayauh-
hacer los truenos y los rayos, fueron los causan- calli se encontraban a la orilla de ríos, lagos o
tes de una gran sequía y hambruna en Tula, por lagunas en los se llevaban a cabo ritos relacio-
lo que a cambio de otorgar el vital líquido pi- nados con el agua, lo cual permite argumentar
dieron el corazón de la hija de un noble mexica en torno a la idea de una geografía simbólica
(González, idem). Por su parte, López Austin aplicable a los barrios de la ciudad. Ángel María
considera que una de las funciones cosmogó- Garibay, por su parte, consideró que las ayauhca-
nicas de estas deidades fue la de sostener el lli eran una representación de la morada mítica
cielo (López Austin, 1989: 66). que dichos dioses tenían en el Tlalocan (ibidem:
Si bien la presencia de los tlaloques puede 919).
considerarse una constante en diferentes ce- Otra referencia que liga las ayauhcalli con los
lebraciones y rituales a lo largo del año, es im- tlaloques es uno de los rezos con que se daba
portante resaltar aquí dos de las principales inicio a una serie de rituales en la festividad del
festividades dedicadas a ellos. La primera se sexto mes de Etzaqualiztli —fiesta dedicada a
celebraba en forma genérica durante el mes de los dioses de los cerros y el agua—, cuando se
Atlcahualo o detención de agua (febrero-marzo), les reconocía como el “Coatl izomocayan moyotl
cuando se realizaban rituales de sacrificio hu- icaucacayan, atapalcatl inechiccanauayan, azta-
mano y ceremonias de pedimento o suplicas
8
para lluvias en las que estuvieron involucrados Espacios que debieron corresponder a algún tipo de
adoratorio, ya sea implementado para la ceremonia o con
los tlaloques (Sahagún, op. cit.: 98-100). La alguna estructura arquitectónica formal.
segunda festividad asociada con los dioses de 9
“[...]llegados los sátrapas al agua donde se habían de bañar,
los cerros y el agua (ibid: 189) distinguía la per- estaban cuatro casas cerca de aquella agua, a las cuales
llamaban Ayauhcalli, que quiere decir casa de niebla [...]
sonalidad tutelar de Nappatecuhtli (fig. 9), co- y [...] estaban ordenadas hacia las cuatro partes del
rrespondiéndole el decimotercer mes del año: mundo[...]” (ibidem: 115).
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DE DIOSES, OFICIOS Y BARRIOS: PRESENCIA DE DEIDADES TUTELARES EN CONTEXTOS CHINAMPEROS
pilcue cuetla cayan, que quiere decir este es el ello que dicho tratamiento no forma parte del
lugar de culebras, lugar de mosquitos, y lugar ámbito ritual de la festividad de Tepeilhuitl.
de patos y lugar de juncias[...]” (Sahagún, 1985: Sin embargo, una segunda revisión —hecha en
15) y que en cierto modo coincide con algunas noviembre de 2006 por el antropólogo físico
particularidades ambientales asociadas al topo- Arturo Talavera, de la DAF— arrojó que el ma-
nímico de Moyotlán (lugar de moscos). terial de laboratorio no presentaba ninguna de
Otra referencia asociada con Nappatecuhtli las características mencionadas, además de co-
tiene que ver con el ámbito de los sacrificios rresponder a un adulto del sexo femenino.
humanos realizados durante la festividad de Te- Su presencia en el contexto excavado sugie-
peihuitl. Al respecto Sahagún comenta que era re que formó parte de los rituales realizados en
cinco los sacrificados, cuatro mujeres y un hom- las ayauhcalli, fundamentalmente como parte del
bre, quienes después de haber sido muertos bajo acto que daba fin a dicha festividad. Asevera-
ritual eran dedicados a Tláloc. Ya en los barrios, ción que se confirma con la presencia de los
el día de Texinilo10 los cuerpos eran despeda- restos de un estacado de madera hincado en el
zados por completo para ser ingeridos por los fondo lacustre, asociado fundamentalmente al
miembros del grupo. Las cuatro mujeres sacri- cráneo y de manera secundaria a la escultura que
ficadas eran representaciones de las deidades también se menciona en Sahagún12 (fig. 10),
femeninas del pulque en asociación a los mon- contribuyendo así a la definición del contexto
tes: Tepexoch (flor de cerro), Matlalcueye (la en relación con la hipótesis planteada en la dis-
del faldellín azul oscuro) advocación tlaxcalte- cusión inicial.
ca de la diosa Chalchiuhtlicue, Xochitecatl (ha- Por otro lado, Nappatecuhtli tuvo presencia
bitante de Xochitlan o Xochtlán “entre flo- en planos de acción más prácticos, Sahagún,
res”)11 y Mayauel, diosa del pulque y esposa de Torquemada y Clavijero mencionan a la deidad
Pantécatl, descubridor mítico del pulque (Gon- en su plano socio-económico, donde se le aso-
zález Torres, 1985: 113). Por otra parte, Milna- cia a un grupo de artesanos en particular como
huatl o “el cercano a la milpa” era el nombre de los fabricantes y comerciantes de petates y es-
la víctima masculina, la cual se representaba en teras (Clavijero, 1976: 157), hechos con mim-
forma de culebras en asociación probable con bres y juncos que crecían a las orillas del lago y
el rayo y, por ende, a los tlaloques, señores de canales de la ciudad:
los rayos y truenos.
En relación con estos rituales llama la aten- […] Este dios Nappatecuhtli era el dios de los que ha-
ción el hallazgo del cráneo asociado con la es- cen esteras de juncias, y es uno de los que llaman tlalo-
cultura, y que pudo haber correspondido a uno ques; dicen que éste es el que inventó el arte de hacer
de los individuos sacrificados durante la festi- esteras y por eso lo tienen por dios los de este oficio,
que hacen esteras que llaman petates, y hacen senta-
vidad. Una primera revisión de dicho cráneo
deros que llaman icpales, y hacen cañizos de juncias
mostró que había pertenecido a un adulto jo-
que llaman tolcuextli; decían que por la virtud de este
ven de sexo masculino (figs. 10 b y c), con hue-
dios nacían y se criaban las juncias y juncos, y cañas
llas de desollamiento y corte de hueso post con que ellos hacen su oficio; y porque tenían que este
mortem (Corona et al., 2004), evidenciando con dios producía también las lluvias hacíanle fiesta donde
le reverenciaban y adoraban y le demandaban que die-
10
Se refiere a la forma verbal “es repartida la gente”, se las cosas que suele dar, que es agua, juncias, etc.
ceremonia de distribuir las victimas del sacrificio entre los (Sahagún, 1985: 48).
miembros del barrio (Sahagún, 1985: 139).
11
Mencionada por Sahagún como una de las provincias
conquistadas por Ahuítzotl (ibidem: 449). Peter Gerhard Ya se mencionó la organización social de los
(1986) menciona dos comunidades indígenas con el mismo mexicas basada en el sistema de calpullis y tla-
nombre, una es San Bartolomé de Xochitlán, perteneciente
a la diócesis de Tlaxcala (p. 237); la segunda se refiere a
12
Santa María Asunción Suchiltán, una comunidad de otomíes “[...] en el agua donde estos se bañaban estaban unos
al Norte de Tula (pp. 341 y 343). varales hincados[...]” (Sahagún, 1985: 115).
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0 1 2 3 4 5 cm
0 1 2 3 4 5 cm
c
t Fig. 10 Tres vistas del cráneo localizado en excavación. Foto a, in situ; b y c, frente y transversal.
xillacallis, y que cada uno de estos tuvo un dios la atención de los cronistas e historiadores como
propio llamado calpulteona (Katz, 1966: 199), Clavijero, quien comentó al respecto:
calpultéotl o dios del barrio; el cual tenía un
lugar específico de culto cercano al Calpulco [...]finalmente los mexicanos, que en todo fueron su-
(Monzón, 1949; Katz, 1966; Valero, 1991) y tam- persticiosos, se excedieron en los funerales [...] des-
bién contaba con un grupo de sacerdotes dedi- pués lo amortajaban según su condición y recursos, y
cados a organizar el ritual. Tanto Sahagún como según las circunstancias de su muerte [...] al estero [lo
Clavijero resaltan la cualidad de Nappatecuh- vestían] con el [traje] de Napatecuhtli... y a cada uno
tli como deidad tutelar, asociándola con el cita- finalmente con el vestido del dios protector del arte o
do grupo de artesanos, también mencionados profesión que había ejercitado[...] (Clavijero, 1976:
en la obra de Durán (1867: 347) y Mendieta 197).
(1870: 56).
El papel de la deidad tutelar fue fundamen- Por otro lado, los petlachiuhqui o petateros
tal entre los mexicas, y de identidad prístina y pagaban tributo en los mercados de Coyoacán
étnica a nivel local, pues alrededor de ella gira- y Tlatelolco y sus productos figuraban en va-
ban tanto el sistema de culto como el econó- rias listas de objetos para el mercado: petlatl, tol-
mico. El fuerte arraigo de la idea del dios pa- cuextli, esteras, todos de uso común en las casas
trón en el plano ideológico, por ejemplo, llamó (Rojas, 1986: 148-149). Sahagún menciona di-
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DE DIOSES, OFICIOS Y BARRIOS: PRESENCIA DE DEIDADES TUTELARES EN CONTEXTOS CHINAMPEROS
expresa el rezo citado en relación con las ayauh- tates y esteras señalados en las fuentes. En
calli, y la relación contextual de la muestra en cuanto a lítica pulida, la muestra fue poca y
asociación con el resto de materiales arqueoló- únicamente sobresale un desfibrador de ma-
gicos, aunado a los resultados que brinde el guey hecho en riolita, el cual fue recuperado
análisis de laboratorio de dicha muestra en un fuera de contexto.
futuro próximo. La relación de desfibrador con el proceso de
En cuanto a la presencia de materiales líticos producción de petates, esteras e icpales es pro-
asociados, la muestra de lítica tallada estuvo funda, pues la fibra de maguey en forma de hi-
constituida en 98 por ciento por navajillas pris- lo fue de uso constante en dicho proceso, y a
máticas de obsidiana en color verde, todas con nivel de muestras orgánicas se recuperaron va-
algún tipo de fractura en charnela en las partes rias muestras de hilo y de fibra. De igual ma-
proximal, medial y distal de las piezas. Todas nera, la presencia del desfibrador sugiere que
presentaron retoque bimarginal, algunas tuvie- las pencas de maguey eran traídas de zonas cer-
ron otra singularidad y todas mostraban eviden- canas a la ciudad y adquiridas en los mercados,
cias de uso. Esta tendencia uniforme sugiere, y luego desfibradas en las unidades residencia-
entre otras cosas, que formaron parte de los les locales.
actos ofrendatorios de la escultura y el cráneo, Por su parte, la cerámica asociada a la ofren-
pues la mayoría de piezas estaban relacionadas da mostró las formas y tipos propios de la zona,
en cuadro y profundidad con dichos elemen- tanto cultural como temporalmente (tradicio-
tos; no obstante ello, las huellas de uso indican nes Azteca III y IV en diferentes formas), como
que no fueron realizadas ex profeso para la ofren- los materiales de contacto español que sitúan
da, sino como objetos de reuso. cronológicamente los contextos y concentra-
Por otro lado, las formas, huellas de uso, ten- ciones de materiales. No obstante ello, de la
dencia en las fracturas y tipo de material unifor- muestra obtenida sobresale un cajete trípode
me sugiere que estos elementos se utilizaron del tipo Rojo Texcoco —encontrado en la cala
para desfibrar elementos animales y/o vege- A-8, cuadro 2 a una profundidad de 2.81 a 2.94
tales. En un futuro próximo sería conveniente m— (fig. 11), el cual presentó en los soportes,
realizar estudios adicionales de laboratorio, co- impreso en bajo relieve, el signo calendárico 5
mo el análisis de muestras con lupa estereos- hierba o macuil Malinalli (fig. 12), aspecto fun-
cópica, lo que contribuiría a confirmar la hipó- damental para la hipótesis aquí sostenida, ya
tesis mediante la cual buscamos asociar estos que también se encontró asociado a la escultu-
materiales con la ofrenda mencionada, y en es- ra y los restos de cráneo.
pecífico el que dichas piezas hubiesen sido em- Autores como López Austin (1989: 70) afir-
pleadas en el proceso de producción de los pe- man que los dioses tenían una asociación con
a b
Pico de Orizaba (Sahagún: 99, 149 y 942) y dios Nappatecuhtli y sus protegidos, los fabri-
Tepetzinco (ibidem: 99), lo cual sugiere una pro- cantes de esteras y petates.
bable liga étnica con poblaciones de la frontera Aunado a ello es posible plantear que la ciu-
entre Tlaxcala y Veracruz. dad, entendida como totalidad, presenta una
Otro aspecto interesante ligado a la topo- interpretación de carácter simbólico en dife-
nimia de Tzapotlán fue haber recuperado en rentes escalas que parten de la división cuatri-
varios contextos de excavación, no sólo en las partita y se proyecta hacia el interior a través
calas en cuestión, un importante número de es- de las expresiones religiosas y rituales practi-
pecies de zapote como Casimiroa edulis, Ma- cadas en los barrios.
nilkara sapota y Puoteria sapota, esta última con Por otro lado, más allá de la identificación
mayor frecuencia. Cabe mencionar que la tota- del barrio, el hallazgo permite generar nuevas
lidad de las muestras se encontraron en áreas preguntas acerca de lo que podemos o debería-
correspondientes al reservorio acuático y/o ca- mos encontrar en contextos cercanos, así como
nales. Las fuentes históricas mencionan varias vislumbrar algunos cabos sueltos relacionados
especies de zapote, mas no así su cultivo e im- con la etnicidad de quienes poblaron los ba-
portación de zonas de Tierra Caliente. Sobre rrios de la ciudad de Tenochtitlán. Sin embar-
el zapote, Sahagún afirma: “…usaban también go, para definir esto es necesario realizar más
los señores comer muchas maneras de frutas; excavaciones sistemáticas en zonas contiguas a
una de ellas se llama Tzapotl, colorados de den- la excavación de 2004, mismas que no fueron
tro y por de fuera pardillos y ásperos…” (Saha- intervenidas y están en riesgo de desaparecer
gún, 1985: 464), lo cual asocia el consumo de en forma definitiva sin que se haya registrado
dicha fruta a las elites gobernantes. En cuanto su historia.
a las especie, dice: “[...]usan también comer
muchas maneras de tzapotes, unos que son ce-
nicientos por de fuera, o anonas, y tienen por Bibliografía
de dentro unas pepitas como de frijoles. Y
lo demás es como manjar blanco, y es muy sa- • Caso, Alfonso
brosa; otra manera de tzapotes pequeños, o 1956. Los barrios antiguos de Tenochtitlán y Tlatelolco,
peruétanos; otros zapotes hay amarillos por de México, Memorias de la Academia Mexicana de la
fuera y por de dentro son como yemas de hue- Historia.
vos cocidos[...]” (ibidem: 454).
1983. El pueblo del sol, México, FCE/SEP (Lecturas
Mexicanas, 10).
Conclusiones
• Calnek, Edward
1974. “Conjunto urbano y modelo residencial en
Con base en nuestras observaciones es posible
Tenochtitlán”, en Ensayos sobre el desarrollo urbano
afirmar que los hallazgos están ligados a varias de México, México, SEP-Setentas.
actividades de tipo ritual asociadas a una dei-
dad tutelar, en particular a Nappatecuhtli, se- 1992. “Patrón de asentamiento y agricultura de
ñor de los fabricantes de petates y esteras y chinampas en Tenochtitlán”, en Carlos Javier
señor de los cuatro rumbos; entidades protec- González (comp.), Chinampas prehispánica, México,
toras de las aguas subterráneas, los lagos y ríos, INAH (Serie Arqueología).
los truenos y los rayos, y advocaciones de Tlaloc,
una de las deidades principales del panteón • Cervantes de Salazar, Francisco
cosmogónico mexica. Con ello se han estableci- 1971. Crónica de la Nueva España, Madrid, Atlas.
do los principios que permiten reconocer los
barrios mencionados en distintas fuentes, en • Corona Paredes, Octavio
particular el de Tzapotlán, donde habitaban el 2004. “Informe final de excavación Proyecto Plaza
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ARQUEOLOGÍA 38 mayo-agosto 2008
• Westheim, Paul
1977. Arte antiguo de México, México, Era.