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UNIVERSIDAD ADVENTISTA DOMINICANA

RECINTO SANTO DOMINGO

Nombre
Elvira Maciel Adams Castillo

Matrícula
2016-0469

Asignatura
Vida y enseñanza de Jesús

Maestro
Lic. Melvin Urbáez

Santo Domingo,
República Dominicana
Abril 2017
“Consumado es”
La obra de Cristo en la Tierra era una obra redentora y reveladora en cuanto a la
salvación del hombre y la verdadera naturaleza del reino de Dios y de su
contraparte, el reinado de Satanás, pues no sólo buscaba redimir al mundo de sus
pecados, sino que pretendía además revelar las verdades del gran conflicto entre
el gobierno de luz y justicia de Dios y el de engaño y destrucción de Satanás, el
enemigo de todas las almas.

Sin embargo, esta obra no inicia con el nacimiento de Cristo en Belén, sino que se
remonta más allá en la historia del conflicto celestial. Es una obra que nace a partir
de la rebelión de Lucifer y del propósito de Dios de revelar a los ángeles y a toda
la creación la verdadera naturaleza de los plantes de Satanás, y la verdad sobre el
infinito amor del padre.

Desde el momento en que Satanás y un tercio de los ejércitos angelicales


profanaron el reino de Dios y se rebelaron contra sus principios, la misión de
Cristo quedó claramente establecida: rescatar a la humanidad de las garras del
pecado y dar a conocer la magnitud y realidad del amor de Dios, no sólo a los
hombres, sino a todo el universo, incluidos los ángeles.

Bien pudo el Señor haber destruido a Satanás y a todos su ángeles, pero esto no
habría servido para manifestar la validez de los principios de Dios ni la justicia de
sus gobierno.

En el momento en que Cristo muere en la cruz, al exclamar “Consumado es”, le


está diciendo al mundo que ha cumplido con la primera parte de su misión, pues
se desvelado a todo el universo la verdadera naturaleza de los propósitos de
Satanás. Aquel ángel de luz que una vez bajó del cielo para engañar a los
hombres y difamar el gobierno de Dios, aquel que arrastró consigo la fidelidad de
un tercio de los ángeles, al fin sería visto como lo que era en realidad: el opositor
del gobierno de justicia y amor de Dios, que sólo busca engañar y perder a la
creación, movido por el orgullo y la envidia.
Consciente de las implicaciones que traía consigo la misión de Cristo, Satanás se
propuso intervenir en la misma, desde el momento en que se dictó la primera
profecía sobre la obra redentora de Jesús: “Y pondré enemistad en ti y la mujer; y
entre tu simiente y la suya; ésta te herirá en la cabeza y tú le herirás en el
calcañar”1.

A lo largo de la historia del hombre, el enemigo siempre ha intentado intervenir en


los propósitos de Dios, a fin de evitar un acercamiento entre la creación y su
creador. Aún más, desde que inicia el ministerio terrenal de Cristo, Satanás utiliza
diversos medios para evitar que éste cumpla su misión aquí en la Tierra, pues
sabe que le queda poco tiempo y que esta obra redentora de Jesús será el acto
final para develar su verdadera maldad ante los hombres y ante los ángeles
celestiales.

Sin embargo, pese a los intentos del enemigo, el plan redentor de Dios continúa
inalterable, proporcionando a los ojos del universo la luz del amor de Dios que
permitirá ver las sombras que intenta ocultar las intenciones del ángel caído.

Y es en la cruz, sublime acto de amor, de amor, donde Cristo culmina con su obra
de revelación, donde le muestra al mundo, a todos los mundos, la verdadera
naturaleza del amor infinito de Dios. Y en esa misma cruz queda desvelada la
naturaleza engañosa y destructora del gobierno de Satanás.

Es por ello, que es en la cruz donde Cristo exclama “Consumado es”, pues allí ha
completado el plan divino que afirma el amor de Dios y coloca a Satanás en el
lugar que le corresponde como ángel rebelde, lleno de envidia, odio, maldad y
engaño. Se ha consumado el plan de revelación divina que nos muestra a un Dios
amoroso, misericordioso y, a la vez, un gobernador justo y que ama infinitamente
a su creación.

1 Gn. 3:15.

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