Vous êtes sur la page 1sur 6

50 años de ocupación: Breve historia de la ocupación israelí en Palestina

Lo más sorprendente sobre los últimos acontecimientos en Gaza no es la masiva

convocatoria de alrededor de 40.000 personas, ni la cantidad de más de 17 muertos, ni

la cifra sobre los 1.000 heridos. Tampoco que ningún medio resalte que, pese a los

supuestos “ataques terroristas” que fueron reprimidos con balas y gas lacrimógeno, no

hubo ni un solo soldado israelí herido. Lo que más sorprende e inquieta es leer los

comentarios en periódicos electrónicos y redes sociales ¡apoyando a Israel! ¡A la

potencia ocupante de un territorio ajeno, desde hace más de 50 años!

Ya que me niego a creer que la gente sea mala, prefiero pensar que simplemente es

ignorante, y es normal: nadie nos explica en occidente el conflicto Israel-Palestina, y vale

la pena tener un mínimo de conocimiento al respecto.

La historia

Antes de 1948, el territorio que hoy conocemos como Israel y Palestina se trataba de uno

solo, denominado Palestina, que en este entonces se encontraba bajo mandato del

imperio británico, debido a la repartición que los aliados hicieron luego de vencer en la

primera guerra mundial a la triple entente. Lo habitaban los palestinos, utilizaban como

moneda la libra palestina, y sus principales actividades eran la agricultura y la ganadería.

Mucho antes, en 1897, Theodore Herlz crea oficialmente el movimiento Sionista, que

plantea la necesidad de la creación de un estado judío en la zona que consideran Israel

histórica (Eretz Israel), donde en ese entonces se encontraba Palestina. El primer


Congreso Sionista tiene lugar en Basilea, Suiza, y marca el inicio oficial del plan para

obtener la creación del moderno estado de Israel.

El sionismo obtendría su primera gran victoria en 1917, durante la primera guerra

mundial, cuando el gobierno británico dirige una carta a Lord Rothschild, líder de la

comunidad judía británica, en que expresa su apoyo para “establecer en Palestina un

hogar nacional para el pueblo judío”. Esta carta es conocida como la Declaración de

Balfour. El problema es que Palestina ya estaba habitada, pero esto no fue un obstáculo

para los líderes del movimiento sionista.

De esta forma, se acentúa la inmigración de judíos a Palestina, quienes compran tierras,

trabajan y se asientan, y comienza de a poco a modificarse la demografía de la zona,

cuyos habitantes conviven en relativa paz. En 1922, había poco más de 86.000 judíos

en Palestina, menos de un 13% de la población total del territorio. Para 1946, la cifra se

eleva a más de 600.000, alcanzando un 33% del total de habitantes. El sionismo empieza

a tomar forma y acumular números.

Luego de la segunda guerra mundial ocurre lo que los sionistas habían estado

esperando: a propósito del holocausto y como compensación para el pueblo judío, las

recién creadas Naciones Unidas les ofrecen la creación de un Estado, conocido como el

Plan de Partición de 1947, y que dividiría Palestina en dos estados: un 56% del territorio

para el 33% de la población correspondiente a los judíos, 43% quedaría para la población

nativa palestina, y Jerusalén, ciudad en que los sionistas estaban extremadamente

interesados, quedaría bajo control internacional. Naturalmente, los palestinos, que nunca

fueron consultados al respecto, rechazan entregar su territorio a esta naciente potencia

extranjera, y estalla una guerra civil que finaliza en 1948 con la creación de Israel,
ocupando finalmente un 78% del territorio palestino. Este día se conoce en Palestina y

el mundo árabe como “Al-Nakba” o “La Catástrofe”.

Durante la guerra, las fuerzas sionistas, que se habían armado de antemano previendo

y esperando el conflicto, arrasan con más de 500 villas palestinas, expulsando a más de

700.000 palestinos que se refugian en Cisjordania, Gaza y los países vecinos. Este

proceso da inicio a la “limpieza étnica” de Palestina, que buscaba establecer una mayoría

judía en el territorio, requisito fundamental para la creación del “Estado Judío” pretendido

por el sionismo, pues es imposible realizarlo si las tierras en que se asienta son habitadas

por una mayoría árabe y musulmana, no judía.

Casi 20 años más tarde, en 1967, Jordania, Egipto, Siria e Irak, países árabes y aliados

de Palestina, intentan revertir la situación por la vía militar. Pero Israel se adelanta, y

gracias a su detallada información de inteligencia bombardea los arsenales enemigos

aún antes de que crucen sus fronteras, lo que pavimentaría su rápida victoria en una

breve guerra, conocida como la Guerra de los Seis Días. Aprovechando la situación,

Israel avanza con sus fuerzas en territorio Palestino, sin encontrar resistencia alguna, y

ocupó militarmente Jerusalén Este (Capital de Palestina), que luego sería anexada por

ley israelí, la franja de Gaza y Cisjordania, situación que se mantiene hasta el día de hoy.

El siglo XXI

Esta ocupación, que se suponía sería temporal, lleva ya más de 50 años. Por supuesto,

numerosos han sido los actos de resistencia de los palestinos contra Israel, que la

propaganda sionista se ha encargado de pintar a los ojos del mundo como “actos

terroristas”, soslayando el hecho de que se producen en el marco de la ocupación militar


de Israel sobre Palestina. Hoy en día, las armas que ocupan estos supuestos “terroristas”

consisten mayoritariamente en lanzar piedras, que encuentran balas como respuesta de

los soldados israelíes.

Con los años, y siempre con la excusa de la seguridad, legitimada por su campaña de

victimización que apuntaba a “protegerse contra el terrorismo”, Israel toma más medidas

que oprimen al pueblo Palestino de manera colectiva, sin importar que los grupos de

resistencia constituyan una minoría. En 2002 se comienza a construir el muro de

separación, que aparta a los palestinos de Cisjordania del resto del territorio,

estableciendo “checkpoints” o puntos de control militar que restringen la libertad de

movimiento de los palestinos dentro de su propio territorio, y negando la salida a

cualquiera que no cuente con un permiso que debe ser otorgado por Israel. En 2005

Israel retiró a sus tropas y ciudadanos de Gaza, decidiendo aislarla de manera definitiva

y permanente. Así es, existe una barrera que rodea toda la franja, nadie sale ni entra de

Gaza, salvo contadas excepciones que deben ser autorizadas por Israel. Una cárcel al

aire libre que se ha convertido en la zona más densamente poblada del mundo, declarada

por la ONU como “inhabitable” para antes de 2020.

Además, Israel ha continuado construyendo asentamientos judíos en territorio Palestino,

de facto controlando mayor territorio, y eliminando la posibilidad de una solución bi-

estatal al conflicto. Cabe mencionar que tanto la anexión de Jerusalén Este, el muro de

Cisjordania, el muro de Gaza, como la construcción de asentamientos en territorio

Palestino, han sido declarado ilegales por el derecho internacional, contando con

resoluciones ONU en su contra, que Israel ha simplemente ignorado. Curiosamente,

pese al reconocimiento de estas violaciones a los derechos humanos y la ley de la guerra,


aplicable a territorios ocupados, ni una sola sanción se ha dictado contra el estado de

Israel. Es fácil sancionar a Venezuela, Corea del Norte, u otros países con los que no se

tienen mayores intereses comerciales, pero si se trata de un potente e influyente agente

económico como Israel, la justicia parece pasar a segundo plano.

La actualidad

Actualmente, la franja de Gaza sigue aislada del mundo por un bloqueo marítimo,

terrestre y aéreo. Los residentes cuentan con 4 horas de electricidad al día, solo un 10%

tiene acceso a agua potable, y el desempleo alcanza un 46%.

Cisjordania continúa ocupada militarmente, con solo una pequeña parte del territorio bajo

administración efectiva Palestina. Tanto las carreteras como los recursos naturales, la

moneda circulante, los impuestos, y el sistema económico en general son controlados

por Israel. También existen docenas de “checkpoints”, donde los palestinos son

arbitrariamente detenidos y revisados por los soldados israelíes. Las fronteras se

encuentran bajo total dominio israelí, por lo que es Israel quien decide si se puede entrar

o no a Palestina, y quién puede hacerlo. No permite la existencia de aeropuertos en

Palestina, donde es imposible entrar sin pasar por el control israelí. Existen muchos otros

problemas, como el escaso suministro de agua a las ciudades palestinas, en contraste

con el ilimitado uso permitido a los asentamientos judíos, la denegación de permisos de

construcción y demolición de viviendas palestinas, las prácticas destinadas a mantener

el “balance demográfico”, pero hablar de los numerosos y cotidianos abusos de Israel a

los palestinos da para mucho más de lo que puede ser contenido aquí.
La ONU reconoce el estado de “ocupados” Gaza y Cisjordania, es decir, que pertenecen

a Palestina, pero se encuentran bajo ilegítimo control militar de Israel. En cuando a

Jerusalén Este, pese a haber sido anexado bajo la ley israelí, sigue siendo reconocido

por la ONU como “territorio ocupado”, y muy pocos países han otorgado legitimidad a su

declaración como capital de Israel (De ahí el problema de la embajada de EE.UU. pronta

a ser trasladada a dicha ciudad)

Finalmente, cabe mencionar que la información aquí contenida, como el concepto de

“limpieza étnica”, o los intereses del movimiento sionista, no corresponden a

interpretaciones personales. Los mismos historiadores israelíes, aquellos posteriores a

la desclasificación de documentos oficiales de Israel 30 años después de la creación del

estado, reconocen estos hechos, pese a sus distintas visiones (Por ej., Benny Morris

reconoce la limpieza étnica, aunque se declara sionista). Al que le interese profundizar,

recomiendo el libro “La Limpieza Étnica de Palestina”, del historiador israelí Ilan Pappé.

No hay que caer en la propaganda sionista. Cuando se hable de este tema, no decir

conflicto, decir ocupación. No decir terrorismo, decir resistencia, pero sobre todo,

hablarlo, pues solo la conciencia, unida a la acción, podrá llevarnos un día a terminar con

esta injusticia de más de medio siglo, una versión moderna de la conquista española en

América, en pleno siglo XX y XXI.

¿Se entiende ahora por qué hay 40.000 personas protestando en Gaza?

Chileno en Palestina, oculta su identidad para no ser deportado o negado la entrada a

territorio Palestino por Israel.

Vous aimerez peut-être aussi