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Alicia era una niña muy hermosa y carismática que estaba disfrutando de una
agradable tarde junto al rio en compañía de su hermana, pero por desgracia
comenzaba a hacerse aburrido el día ya que solo estaban leyendo unos libros los
cuales no tenían dibujos y eso era algo fastidioso para ella, pero para sorpresa de
Alicia vio que salió un conejo de ojos rosados brincando desde unos matorrales el
cual capto rápidamente su atención y sin pensárselo dos veces comenzó a
perseguirlo por toda la pradera ya que no quería seguir leyendo, hasta que
llegaron a una carretera donde vio que el conejo se metió en una madriguera que
estaba situada debajo de un roble. Alicia al ver eso se acercó hacia la madriguera,
pero antes de llegar vio una gran luz y de la nada comenzó a ver todo negro…
Alicia había sufrido un gran accidente provocado por el impacto de un automóvil,
la hermana al percatarse que ya no se encontraba con ella rápidamente fue a
buscarla hasta que por fin la encontró y pudo percatarse de que Alicia estaba en
muy malas condiciones…
Alicia abrió los ojos y comenzó a sentir que estaba cayendo de repente se dio
cuenta de que estaba en caída por la madriguera donde se metió el conejo y
comenzó a sentir sensaciones extrañas en su cuerpo, era una sensación como
estar en llamas, vio que junto a ella caían muchos muebles y accesorios del hogar,
trataba de ver hacia donde llevaba esa larga caída pero solo veía obscuridad.
-¡Vaya! Que caída más larga, debo de estar muy cerca del centro de la tierra.-
Dijo Alicia.
Después del trágico accidente llevaron a Alicia al hospital donde el diagnostico
medico decía que había una gran contusión y que podría sufrir trastornos
psicológicos.
Al saber eso el padre de Alicia y toda su familia se vino abajo – ¡Doctor esto no
puede ser posible! Debe de haber algún tratamiento- Dijo el padre de Alicia
-Por mi parte no hay nada más que pueda hacer, solo le puedo recomendar a un
muy buen psiquiatra en caso de que sienta que es necesario- Dijo el doctor
2 días después.
Habiendo pasado tiempo del accidente Alicia aun no despertaba, estaba
sumergida en una clase de sueño profundo, donde no reaccionaba a nada.
-¡No puede ser que siga así!- Dijo el padre de Alicia mientras su madre y hermana
estaban sollozando de tristeza.
–Lo único que podemos hacer es llevarla a ese hospital con el psiquiatra que te
recomendaron- Dijo la madre entre sollozos.
Alicia aún seguía cayendo por aquel gran agujero de la madriguera, comenzaba a
sentirse agobiada y algo cansada pero aún se seguía sorprendiendo por todo lo
que caía a su alrededor…
-No se preocupe Sr. White yo me hare cargo de su hija Alicia, este es el mejor
hospital psiquiátrico del país, yo le hare informar de cualquier cosa que pase con
su hija y…- Dijo el Dr. Hockstetter. Hasta que una enfermera lo interrumpe de
repente y le dice…
-¡Doctor, la paciente Alicia necesita atención urgente, se está empezando a
convulsionar!-
-¿¡Qué le pasa a mi hija!?- Dice gritando el padre de Alicia.
-Discúlpeme Sr. White tengo que atender a su hija de inmediato.- Dice el Dr.
Hockstetter.
-¡¡Alicia!!- solo se escuchaba ese grito desgarrador de parte del padre de Alicia
mientras veía como se la llevaban
Ya una vez en el quirófano el equipo médico actuó de inmediato ya que podría ser
una situación crítica para la pobre Alicia
-Rápido, adminístrenle una infusión de fenitoina para controlar la convulsión- Dijo
el Dr. Hockstetter.
Al momento de realizar la infusión fue cuando Alicia se tranquilizó…
Después de estar cayendo por mucho tiempo se comenzaba a ver el fin de la
caída, pero sería algo doloroso el aterrizaje.
Alicia por fin toco suelo sana y salve a pesar de la gran altura de la caída, solo
sintió como un piquete algo fuerte y un gran aturdimiento, pero se levantó de un
salto.
-Vaya que caída más larga, pensé que sería peor solo me siento mareada y un
ardor en el brazo- Dijo Alicia mientras miraba el lugar donde se encontraba
-Temo que Dina me echara mucho de menos esta noche (Dina era su gatita.)
Espero que se acuerden de su platito de leche a la hora del té, ojala ella estuviera
conmigo.-
Después de decir esas palabras Alicia vio que el conejo que había perseguido en
un inicio también estaba en ese cuarto y que seguía corriendo, así que de nuevo
comenzó a seguirlo…
Después de haberle suministrado la fenitoina Alicia comenzaba a despertar pero
de la nada se paró de la camilla en la cual se encontraba gritando – ¡El conejo! ¡El
conejo! ¡El conejo!- El doctor ordeno que la detuvieran ya que estaba en un
especie de shock, muy desorientada y confundida, sin embargo no fue suficiente
para detener el gran impulso de Alicia y salió corriendo hacia un pasillo.
-¡Vayan por ella!- Grito el Dr. Hockstetter. A los enfermeros que se encontraban
con él, ya que sabía que era peligroso que estuviera sola en el estado en el que se
encontraba la pequeña niña.
Alicia persiguió al conejo hasta un pasillo donde escucho que dijo
-¡Por mis orejas y mis bigotes, qué tarde se me está haciendo!
Y lo perdió de vista, es como si se hubiera esfumado. Alicia se encontró en una
sala larga y baja, alumbrada por una hilera de lámparas que colgaban del techo.
Había puertas por todos los lados de la sala, pero estaban todas cerradas, y
cuando Alicia la hubo recorrido de parte a parte y tanteado una a una sus puertas
sin tener un resultado satisfactorio, se encaminó tristemente hacia el centro,
pensando que podría hacer para salir.
Alicia se dio cuenta de un resplandor que provenía desde una de las esquinas de
aquella gran sala donde se encontraba así que fue a investigar, al llegar se dio
cuenta de que era una extraña mesa de cristal donde lo único que había sobre ella
era una llave de oro.
-Supongo que esta pequeña llave debe de abrir alguna de estas puertas- Dijo
Alicia.
Así que se decidió a agarrar la llavecita y al mismo tiempo que la tomo comenzó a
sentir un gran ardor en la mano pero no le dio mucha importancia y se decidió a
probar en cada una de las puertas, pero había un problema, o las cerraduras eran
demasiado grandes o la llave era muy pequeña y por ende ninguna puerta se
abrió, después de mucho tiempo de estar investigando esa gran habitación se dio
cuenta de que había una cortina y al moverla descubrió una puerta secreta la cual
curiosamente era muy pequeña, de aproximadamente 40 centímetros, decidió
probar la llave y encajaba perfectamente en la cerradura.