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CRITICA

Francisco Durand nos ofrece en su libro “LA MANO INVISIBLE EN EL ESTADO” una de las
diagnósticos más nítidas sobre las muchas veces oscuras relaciones entre el
empresariado multinacional y el Estado peruano. Aspectos como el lobby, el
financiamiento de elecciones y los arreglos políticos, además de la participación de los
medios de comunicación, son solo componentes del exhaustivo análisis de Durand. Tal
y como manifiesta el autor, este libro nos ofrece “un insumo de debate” para reflexionar
acerca de cómo ha devenido en los últimos años el modelo económico peruano.

La anunciación definitiva del neoliberalismo ocurrió cuando Mario Vargas Llosa en 1987
lidera el en contra la estatización de la banca. Ya para 1990 fue el candidato ideal de las
fuerzas neoliberales pero a pesar que estaba listo para gobernar perdió las elecciones
contra Fujimori. "La verdad es que tras la gran crisis de los '80, el país logra recuperar la
democracia. Sin embargo, se agravan los problemas sociales y económicos, se produce
un proceso de migración masiva a las ciudades, crece la delincuencia y se fortalece
Sendero Luminoso y el MRTA. Este colapso llevó al surgimiento del "Fujimorismo", con
un Presidente de la República que, si bien, resolvió dos grandes problemas (superación
de la crisis económica y derrota de la insurgencia), gatilló otros como la concentración
del poder político, la corrupción y el debilitamiento de la sociedad civil", explica el
profesor Durand.

Entonces ya dentro del gobierno Fujimori jugo bien sus alianzas para poder cambiar las
ideas populistas de cuatro décadas. Primero apoyándose en los militares quienes
estaban dispuestos a aceptar la apertura económica y priorizar al mismo tiempo la lucha
contra el terrorismo. Después el apoyo por parte de los empresarios nacionales también
es un aspecto importante, ya que también apoyaban al neoliberalismo. Pero estos dos,
los militares y empresarios, cambiaron de alternativa más por falta de estas que por
convicción propia. Otros que apoyaron al gobierno fueron los medios de comunicación
y los poderes fácticos externos. Así Fujimori podía encarar una serie de problemas
urgentes con la condición de empujar las reformas de política e iniciar el cambio de
rumbo.
No solo en el ámbito nacional se dieron los procesos adecuados para el neoliberalismo.
En el plano internacional en América Latina había una crisis generalizada de los
populismos, la caída del muro de Berlín, el derrumbe del comunismo soviético, el
desarrollo del capitalismo asiático y la entrada al Vaticano de un papa conservador, todo
esto contribuyo al fortalecimiento del neoliberalismo. Pero el rol clave lo tuvieron los
organismos internacionales y la banca internacional que tuvieron una respuesta al
manejo de la crisis de la deuda externa gracias a la condicionalidad. Es así que todo esto
empujo a Fujimori y a otros presidentes latinoamericanos a abrazar el ideario neoliberal.

El neoliberalismo es sobretodo un recetario de medidas económicas, claro que


sustentada en unos principios generales. La idea clave de nuestro trabajo es que estas
medidas, esta “modernización” neoliberal ha creado una nueva estructura de poder
económico en el país, desde donde las nuevas elites pudieron reestructurar el orden
social que precedió al cambio hacia el neoliberalismo, para lo cual en todo momento la
lucha por ocupar el estado y dirigirlo fue fundamental, como más adelante veremos.
Este paradigma ha creado anclas institucionales y una amplia red de sostén, una nueva
sintaxis discursiva, todo un marco legal que lo protegen ante los peligros del cambio. Sus
reflejos se han mostrado efectivos y poderosos aun cuando han surgido eventualidades
y amenazas. Sin embargo, el hecho de haberse forjado en un régimen autoritario ha
marcado negativamente de nacimiento su pretensión de obtener legitimidad, cuestión
por la que además parece preocuparse poco, estableciendo una hegemonía siempre
débil.

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