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DE FORMACIÓN
EN GÉNEROS
TENDENCIA
ESTUDIANTIL
REVOLUCIONARIA
Año
2013
Esto dijo Engels: "La primera división del trabajo es la
que se hizo entre el hombre y la mujer para la
procreación de hijos". Y hoy puedo añadir: el primer
antagonismo de clases que apareció en la historia
coincide con el desarrollo del antagonismo entre el
hombre y la mujer en la monogamia; y la primera
opresión de clases, con la del sexo femenino por el
masculino.
Fidel Castro
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Indice:
1) El patriarcado como construcción
2) ¿De qué hablamos cuando hablamos de “géneros”?
3) Feminismo, y tipos de feminismos: la mujer en la Historia
4) El contrato sexual
5) Identidad de Géneros y la Heterosexualidad normativa
6) Diversidad Sexual: Lesbianas, Gays, Intersexuales, Transexuales
7) Teoría Queer
8) Roles sexuales
9) Violencia de género y Femicidio
10) División Sexual del Trabajo
11) Prostitución y trata de personas
12) Derechos sexuales y Reproductivos
13) Aborto legal, seguro y gratuito
14) La cuestión de géneros desde las leyes
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a los recursos productivos económicamente necesarios y restringiendo su sexualidad”. La
autora va a analizar la relación patriarcado y capitalismo en el contexto del proceso de
desarrollo capitalista y la industrialización en el Siglo XIX planteando las tensiones que se
producen entre hombres y capitalistas acerca del empleo de la fuerza de trabajo de la
mujer.
¿Si el patriarcado quiere a las mujeres en casa, pero el capitalismo quiere obreras
trabajando, como pueden complementarse?
“Una forma en que este conflicto podría manifestarse” – va a decir Hartmann – es que “la
mayoría de los hombres desearían que sus mujeres permanecieran en el hogar y los
sirvieran personalmente (subordinación sexual = patriarcado) mientras que un menor
número de hombres que son capitalistas, quisieran que la mayor parte de las mujeres (no
las suyas) se incorporen al mercado laboral”. Esto lleva a la relación de mutua
legitimación/desligitimación entre el capital y el patriarcado (el lugar de la familia, la
autonomía de las mujeres, la competencia en el mercado laboral). Lo cierto es que tanto
el capital como el patriarcado son lo suficientemente “flexibles” como para ir
adaptándose a los cambios que uno y otro sistema van sufriendo. La relación entre
capitalismo y patriarcado hace que sea imposible hablar de un capitalismo puro o de un
patriarcado puro, ya que los dos deben coexistir necesariamente. El ejemplo histórico
que la autora va a desarrollar es el caso del llamado “salario familiar” durante el siglo XIX,
por medio del cual el trabajador retenía los servicios de la esposa en el hogar, lo que
resultaba en una provechosa alianza entre capitalismo y patriarcado; la mujer ganaba un
salario más bajo que el varón y perpetuaba así las ventajas materiales del hombre sobre la
mujer, al tiempo que ésta seguía ocupándose de las tareas domésticas que beneficiaban
directamente al hombre. El trabajo doméstico, por consiguiente, no sólo procura
beneficios para el sistema capitalista, sino también a los hombres. Ello mostraría cómo el
patriarcado se adapta al capitalismo. De allí la enorme “flexibilidad” entre ambos: el
patriarcado, al establecer y legitimar una jerarquía entre los varones, refuerza el control
capitalista, y los valores capitalistas configuran la definición de utilidad patriarcal. Por ellos
ambos se favorecen de la alianza, lo que permite explicar la opresión de las mujeres en
tanto trabajadoras y en tanto que mujeres.
El patriarcado nos oprime por nuestro género y el capitalismo nos explota por nuestra
clase, complementándose.
Si bien, este sistema como mandato imponer a los hombres sobre las mujeres nos oprime
a todos y a todas de una manera u otra. Los hombres tienen un estereotipo que cumplir,
según los mandatos sociales no pueden llorar, no pueden usar el color rosa, (etc.) Las
mujeres por su parte deben ser buenas amas de casa, fieles amantes de sus esposos,
están destinadas a tener muchos hijos –e hijas- y a obedecer a sus maridos en sus
hogares. Si pertenecen a una familia de la clase trabajadora, ambos a su vez deben vender
su fuerza de trabajo. Es fundamental que ambos sean heterosexuales, para poder
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producir más hijos e hijas que serán nueva mano de obra, justamente el término
proletario alude a que las familias de esta clase solo tienen eso “prole” o hijos/as para que
sean trabajadores/as.
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El concepto género pretendía ponerle fin a las explicaciones derivadas de las determinaciones
biológicas y poner el eje en la construcción cultural de la diferencia entre los sexos. Por ello, la
teoría feminista va a llevar a cabo una primera distinción entre sexo y género, dicotomía que
remitía a la ya desarrollada entre naturaleza y cultura. Género se transformó, entonces, en un
instrumento fundamental de la teoría y la práctica feminista, dado que ponía en discusión las
teorías esencialistas. Se entiende por sexo las diferencias anatómicas y fisiológicas, en tanto
género se reservó para la elaboración cultural acerca de lo femenino y lo masculino.
Hablar de géneros nos lleva entonces, a hablar de la construcción de la sexualidad, como no
“nacemos hombres heterosexuales” o “mujeres heterosexuales” sino que nos construimos como
mujeres y hombres sea cual sea la sexualidad o el género que hemos podido construir.
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El feminismo es entonces, un movimiento que propugna un cambio en las relaciones
sociales que conduzca a la liberación de la mujer a través de eliminar jerarquías y
desigualdades en los sexos.
Los feminismos
El contrato Sexual
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Para arrojar una definición de contrato sexual, me resulto interesante la de Riveras
Garretas (1994:74,75) “he dicho que los sistemas de parentesco en cuanto tales no tienen
por qué ser causa de subordinación. Lo son cuando se fundan en el contrato sexual. El
contrato sexual sería, según Carole Pateman, el pacto entre hombres –o entre algunos
hombres- sobre el cuerpo de las mujeres. Un pacto desigual y, seguramente, no pacífico,
porque no sería un acuerdo libre entre mujeres y hombres. Un pacto siempre implícito,
que es esencial para entender el patriarcado, el género, la subordinación social y el
desorden simbólico en que vivimos las mujeres en cualquier época histórica de
predominio masculino. El contrato sexual es, pues, previo al contrato social en las
formaciones patriarcales. Es, por tanto, previo a la aparición de las desigualdades en las
relaciones de producción que determinan la pertenencia de clase de las personas; lo cual
supone, para las mujeres, la incorporación a una clase social en condiciones marcadas
siempre por la subordinación, una subordinación que ahora describimos con la obscura
frase: “en razón de su sexo”. El contrato sexual comporta, para las mujeres, una pérdida
muy importante de soberanía sobre sí y sobre el mundo. Una soberanía que se refiere a
las funciones que su cuerpo tiene capacidad de desempeñar en la sociedad y también a las
codificaciones simbólicas que definen lo que el sexo femenino es en la cultura de que se
trate”.
Es interesante pensar al contrato sexual, como una medida en donde las mujeres dejan de
ser dueñas de su propio cuerpo, para pasar a ser dueñas de los hombres o de instituciones
como la iglesia o el Estado. Las mujeres debemos ser libres de ser y hacer con nuestros
cuerpos, peleando por la soberanía de los mismos.
Para pensar un poco, dejo el poema más bonito de Roque Dalton, un revolucionario de
El Salvador que se llama “Para un mejor amor”
Nadie discute que el sexo basta mencionar la prostitución, son fabricados por la misma empresa
es una categoría en el mundo de la las modas, que fabrica el napalm,
pareja: las secciones de los diarios que sólo saber que las labores propias del
de ahí la ternura y sus ramas salvajes. son para ella hogar
o sólo son para él. son las labores propias de la clase
Nadie discute que el sexo social a que pertenece ese hogar,
es una categoría familiar: Donde empiezan los lios que la diferencia de sexos
de ahí los hijos, es a partir de que una mujer dice brilla mucho mejor en la profunda
las noches en común que el sexo es una categoría política. noche amorosa
y los días divididos cuando se conocen todos esos
(él, buscando el pan ella calle, Porque cuando una mujer dice secretos
en las oficinas o en las fábricas; que el sexo es una categoría política que nos mantenían enmascarados y
ella, en la retaguardia de los oficios puede comenzar a dejar de ser mujer ajen
domésticos, en sí
en la estrategia y la táctica de la para convertirse en mujer para sí,
cocina constituir a la mujer en mujer
que permitan sobrevivir en la batalla a partir de su humanidad
común y no del sexo,
siquiera hasta el final del mes). saber que el desodorante mágico con
sabor a limón
Nadie discute que el sexo y jabón que acaricia voluptuosamente
es una categoría económica: su piel
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Identidad de Géneros y la
Heterosexualidad normativa
La heterosexualidad como mandato
Identidad de géneros
Es fundamental para discutir, no confundir ni usar como sinónimo las nociones de “sexo” y
“géneros”. Géneros es una extrapolación que proviene de la gramática que diferencia los
vocablos en masculino, femenino y neutro. Cuando utilizamos el concepto de Identidad de
géneros, estamos entendiendo a la misma como una construcción atravesada por factores
sociales, psicológicos y culturales (entre otros) marcando la diferencia con el sexo que describe
la pertenencia biológica y genética de los individuos de la especie en macho y hembra.
Por lo tanto pese a que biológicamente nacemos con un sexo, la construcción de nuestra
identidad nos puede llevar a ser –o estar- en un género diferente.
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Diversidad Sexual: Lesbianas, Gays,
Intersexuales, Transexuales, Travestis,
Transgéneros
En el apartado anterior explicábamos como las identidades son construcciones, y la
verdad es que por la ambigüedad de las mismas, resulta muy difícil encasillar a las
personas dentro de un género. La mayoría de las personas ha tenido/deseado una
experiencia con personas del mismo sexo, eso no nos convierte en otra cosa que en
personas. Las identidades sexuales son infinitas, si bien intentaré describir las más
conocidas, como construcciones que son las mismas se hacen/deshacen y cambian.
La homosexualidad estuvo hasta el 17 de mayo 1990 en la lista de enfermedades, su
lugar lo tomó el de la homofobia. No me voy a detener a explicar el lesbianismo, la
bisexualidad y el movimiento gay, quizás son los más visibles dentro de la lucha
LGTTTBI (Lesbianas, Gays, Travestis, Transexuales, Transgéneros, Bisexuales e
Intersexuales), si pasaré a desarrollar brevemente estos últimos, ya que suelen ser
conceptos que normalmente se utilizan mal.
Travestis, Transexuales y Transgéneros: para empezar, no son sinónimos. Los/as
travestis son aquellas personas que está conforme con su sexo de nacimiento, pero
que decide vestirse con la vestimenta que normalmente caracteriza al “sexo opuesto”.
Los/as transexuales son aquellas personas que han nacido con los caracteres de un
sexo, pero se siente parte de un género que no condice según los mandatos sociales
con el de su gentialidad. Una persona Transgénero es alguien que ya vive con el género
que siente que realmente le pertenece, en su mayoría acompañan este pase con
tratamientos hormonales y operaciones.
Intersexuales: (también llamados/as intersex, o intersexuados/as) se le llama de esa
manera a las personas que poseen una anatomía que difiere en mayor o menor grado
a los estándares masculinos o femeninos. Suelen llamarlos “hermafroditas” lo que no
corresponde, ya que este es un concepto proveniente de las ciencias naturales que no
se puede aplicar en personas que se reconocen como portadoras de los dos sexos, y
con una identidad distinta de ambos a su vez.
TEORÍA QUEER
La Teoría Queer es una hipótesis sobre el género que afirma que la orientación sexual y la
identidad sexual o de género de las personas son el resultado de una construcción social y que,
por lo tanto, no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza
humana, sino formas socialmente variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales.
De acuerdo con ello, la Teoría Queer rechaza la clasificación de los individuos en categorías
universales como "homosexual", "heterosexual", "hombre" o "mujer", sosteniendo que éstas
esconden un número enorme de variaciones culturales, ninguna de las cuales sería más
fundamental o natural que las otras. Contra el concepto clásico de género, que distinguía lo
"heterosexual" socialmente aceptado (en inglés straight) de lo "anómalo" (queer), la Teoría
Queer afirma que todas las identidades sociales son igualmente anómalas.
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La Teoría Queer critica las clasificaciones sociales tradicionales, basadas habitualmente
en el uso de un solo patrón de segmentación —sea la clase social, el sexo, la raza o
cualquier otra— y sostiene que las identidades sociales se elaboran de manera más
compleja como intersección de múltiples grupos, corrientes y criterios.
Gracias a esa naturaleza efímera, la identidad queer, pese a su insistencia sobre la
sexualidad y el género,
podría aplicarse a todas
las personas que
alguna vez se han
sentido fuera de lugar
ante las restricciones
de la heterosexualidad
y de los papeles de
género. Así, si una
mujer se interesa en el
deporte o un hombre
en las labores
domésticas, pueden ser
calificados como
queers. Por este
motivo la mayor parte
de los teóricos queer
insiste en la
autodesignación de la
identidad.
ROLES SEXUALES
Las identidades genéricas y los roles asignados responden a la jerarquización social y
son producto de la confluencia de factores biológicos, socioculturales e histórico-
políticos, en permanente movimiento y cambio. Los mandatos del “deber ser” de las
mujeres y los varones obedecen a la ideología prevaleciente y van construyendo sus
deseos y proyectos de vida; mas no son estáticos, ni permanentes, ni homogéneos;
siempre producen fisuras que facilitan los procesos de cambio. Emergen entonces,
nuevas representaciones de la femeneidad-masculinidad que conviven, en forma
muchas veces conflictiva con antiguos modelos.
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En nuestro medio prevalecen los valores “masculinos” de la racionalidad, el éxito y la
competitividad. Al mismo tiempo, en cuanto a la mujer, prevalece la exaltación de la
maternidad y la “pureza” a semejanza de la Virgen maría (figura que la historia
cristiana reivindica por haber sido madre –algo que está bien por ser mujer- sin haber
tenido sexo –algo que está mal por ser mujer-).
El orden simbólico en esta sociedad se organizado sobre una base de binomios en la
que se significan recíprocamente categorías antagónicas como bueno/malo,
blanco/negro o femenino/masculino. A través de esta división sexual de roles se
establecen funciones y responsabilidades que se enlazan con el resto de los sistemas
jerárquicos y discriminatorios: clase, etnia, edad y otros. En conjunto, avalan y
fortalecen las diferentes formas de subordinación y exclusión, constituyendo un
instrumento eficaz para el mantenimiento y la supervivencia de las estructuras sociales
instauradas.
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sino de que estas muertes de mujeres son el producto de un sistema estructural de
opresión.
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d- La presencia militar: Anteriormente se conocía a la trata de personas o de mujeres,
como trata de blancas. Precisamente en Europa en época de las Grandes guerras
mundiales se acuñó a este concepto debido al tráfico de mujeres blancas como “motin
de guerra”.
La trata de personas es una práctica encubierta por grandes funcionarios del Estado, y
por la Policia. Cuando una red cae, siempre se ven involucradas comisarías enteras en
las causas.
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Derechos sexuales y Reproductivos
Los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos, fundamentales e intrínsecos a
todas las personas. Sin embargo, dos elementos se interponen a la hora de ejercer estos
derechos: poder y los recursos. Poder para tomar decisiones informadas acerca de la propia
fecundidad, de la crianza de los/as hijos/as, de la maternidad –o no-, y de la sexualidad en
general. Recursos para llevar adelante estas decisiones en condiciones seguras y efectivas.
Nos referimos entonces a poseer y ejercer el derecho a abortos seguros, métodos
anticonceptivos seguros y eficaces, embarazo y parto seguros, prevención y tratamiento de
ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) y SIDA, de infertilidad y cáncer génito-mamario,
servicios de salud integrales y de calidad, liberad de elecciones sexuales y reproductivas.
Los derechos sexuales y reproductivos son fundamentales para realmente decidir sobre
nuestros cuerpos, teniendo autonomía y poder sobre los mismos.
Si bien ambas leyes tienen muchas deficiencias en cuanto a conceptos y aplicaciones, son los
avances más grandes que se han dado en cuanto a leyes en materia de géneros en nuestro
país siendo el primero en legalizar estas cuestiones en todo Latinoamérica.
UNIÓN CIVIL PARA PERSONAS DEL MISMO SEXO
Unas 1.300 parejas del mismo sexo contrajeron matrimonio durante los primeros 6 meses de
vigencia de la ley y unas 2.697 parejas en el primer año. Hasta diciembre de 2012 se han
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realizado 5.839 uniones. El concepto de “Matrimonio” no es el concepto correcto para usar
(pese a que es el más utilizado) ya que hace referencia a la “matris” (madre) como figura
fundamental de esta unión, siendo la mujer obligadamente madre y posesión del marido.
Cuando esta ley se sancionó los partidos dieron libertad a sus legisladores para votar
Los partidos votaron de la siguiente manera: de la Coalición Cívica un 73% dijo que sí aunque
su líder Elisa Carrió se abstuvo (fundamentando su abstención con su religión). Del Frente para
la Victoria un 63% de los diputados votaron por el sí (pese a que el gobierno se atribuye la Ley,
no todos los diputados K votaron por el sí).
El No fue mayoritario fue del PJ federal y la UCR (ambos partidos hacían alusión a la
homosexualidad como una cuestión aberrante y anti-natura).
Quiénes sí tuvieron posiciones unánimes a favor fueron Proyecto Sur y aliados, Partido
Socialista, Generación para un Encuentro Nacional y Nuevo Encuentro.
LEY DE IDENTIDAD DE GÉNEROS
Hasta antes de esta Ley, las personas transexuales, travestis o transgéneros no podían tener en
su DNI la identidad con la que se sentían plenas, sino la que se les había atribuido al nacer.
Además del obvio problema de identidad que tenían les generaba otro tipo de problemas: las
personas trans quedaban excluidas de derechos fundamentales como la Salud, la educación,
hasta del sufragio. Se negaban a ir a instituciones públicas que no respetaban su verdadera
identidad, por vergüenza, cansados/as de sufrir discriminación. Esto –sumado a la falta de
políticas públicas para las personas trans- hizo que el promedio de vida de esta población sea
de 36 años.
Esta Ley, y sobre todo leyes anexas que acompañan su implementación, son un gran avance
para que la comunidad trans comience a tener mejores condiciones laborales –la gran
mayoría de las mujeres trans encontraban en la prostitución la única fuente de trabajo- y de
vida.
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