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TRASTORNOS DELIRANTES O PARANOIA

Etimológicamente, el término paranoia proviene del griego “para”, que significa “al lado, junto a,
paralelo” y “nous” que hace referencia a “espíritu o pensamiento”, lo que se podría traducir como
pensamiento paralelo o espíritu no centrado.

Para la Real Academia Española la “paranoia”, hace referencia a “una perturbación mental fijada
en una idea o en un orden de ideas. Es una psicosis o anomalía mental caracterizada por delirios
sistemáticos o ilusiones persistentes, por lo común de grandeza o persecutorias, y con
alucinaciones en algunos casos”. Cabe mencionar que el término “paranoia”, se dejó de usar y
el nombre que se aplica hoy en día a esta enfermedad es de “Trastornos Delirantes”.

Según la Real Academia Española; “el delirio se define como un desorden o perturbación de la
razón o fantasía, originado de una enfermedad o de una pasión violenta”. Las ideas delirantes
pueden definirse como una idea errónea que es mantenida por una persona de manera
inquebrantable y que no puede ser corregida.

HISTORIA: El término “paranoia” fue utilizado por primera vez por Kalbaum en 1863, de la
escuela alemana, que empleó este término para referirse a los enfermos delirantes que no
presentaban deterioro afectivo o de sus capacidades intelectuales, por lo que consideraba a la
paranoia una forma de “locura parcial” que afectaba en esencia el contenido del pensamiento.
Con Kraepelin surge el concepto moderno de “paranoia”. según este autor, se trataba de un
“delirio de instauración insidiosa”.

Kraepelin, clasificó los delirios paranoicos en:

Persecutorio: Es el más habitual. Quien lo sufre está totalmente convencido de que es objeto
de algún tipo de complot, y que le espían e incluso le persiguen.

Celotipico: El objeto fundamental de este delirio es el convencimiento de que su pareja le es


infiel.

Erotomaniaco: Se basa en la convicción delirante y persistente de ser amado por alguien.

Grandioso: Este tipo de delirio hace que la persona se considere así misma alguien importante.

Hipocondriaco: En este caso, el paciente cree padecer de alguna enfermedad grave o que tiene
algún defecto físico.

PARAFRENIA: Henry Ey, distingue de la siguiente manera: “Las formas parafrenicas, se produce
un contraste entre el carácter fantástico de la producción delirante y la buena conservación de la
personalidad. El delirio tiene un carácter paralógico, en el que el trabajo imaginativo tiene un
papel primordial, superponiéndose la realidad fantástica a la realidad objetiva. Mientras que los
delirios sistematizados (paranoia), se desarrollan sobre la base de una personalidad
caracterizada por un desequilibrio psíquico (inmadurez afectiva por fijación a niveles inferiores
del desarrollo instintivo afectivo). Se desarrolla una sistematización delirante, fija e irreductible,
con ausencia de disgregación, con desarrollo coherente (locura razonante) que no deteriora la
personalidad”.

Kraepelin, delimitaba a la parafrenia frente a la paranoia y la establecía en función de la presencia


de fenómenos alucinatorios e ideas delirantes extravagantes parcialmente sistematizadas.
Kraepelin realizó una distinción de la parafrenia:

Parafrenia Sistemática: Se caracteriza por un desarrollo insidioso de un delirio de persecución.


Están presentes las alucinaciones auditivas. El cuadro evoluciona sin que se deteriore la
personalidad, permitiendo al sujeto mantener su nivel de activad habitual.
Parafrenia Expansiva: Predomina el mal humor exaltado y excitación. Se alimentan con
experiencias alucinatorias auditivas y visuales, aunque la personalidad está conservada.

Parafrenia Confabuladora: El paciente construye su propia historia a partir de la interpretación


de sucesos del pasado, que falsea, mediante la atribución de una intencionalidad de tipo
persecutorio o de grandeza.

Parafrenia Fantástica: Ideas fantásticas asociadas a un ánimo expansivo. Son típicas las
alucinaciones cenestésicas y las influencias corporales que toman una forma fantástica.

TRASTORNOS DELIRANTES O PARANOIA: Es un trastorno psicótico caracterizado por ideas


delirantes no extrañas en ausencia de cualquier otra psicopatología significativa.

Como ya se vino mencionando anteriormente, una persona con trastorno delirante puede ser
bastante funcional y no tiende a mostrar un comportamiento extraño, su capacidad de juicio y
raciocinio, sus sentimientos, su obrar, permanecen intactos, ya que el trastorno solo afecta a una
parcela de su psiquismo.

CRITERIOS DE DIAGNOSTICO

Criterios de diagnóstico DSM – IV: Desconfianza y suspicacia generales desde el inicio de la


edad adulta, de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas, y
que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:

Criterios de diagnóstico CIE – 10

1. Tendencia al rencor persistente. Negativa a perdonar insultos o desaires.


2. Suspicacia y tendencia generalizada a malinterpretar las acciones neutrales o amistosas
de los demás.
3. Sospechas recurrentes, sin justificación, en cuanto a la fidelidad sexual del cónyuge o
pareja sexual.
4. Preocupación infundada por conspiraciones en eventos.

ANALISIS: Dentro de la teoría del delito para merecer una pena la conducta tiene que ser
antijurídica y culpable. Bajo esta premisa, conocemos que no toda conducta típica y antijurídica,
es culpable porque dentro de ella encontramos a los sujetos que son inimputables. La
inimputabilidad la encontramos en el artículo 20° de nuestro código penal, y en el inciso 1, se
refiere primero a las “anomalías psíquicas”, lo cual dentro de ella encontramos a la paranoia, por
las siguientes razones:

Las enfermedades mentales endógenas, modifican la función psíquica, pero hasta ahora no se
puede comprobar exactamente una afectación cerebral y tampoco su base anatómica.

En el ámbito de las enfermedades que afectan la psiquis, se comprenden la esquizofrenia,


oligofrenia, la paranoia, la psicosis maniaco-depresiva, la epilepsia, así como otras que afectan
gravemente el estado normal de la mente humana.

Es necesario que los efectos de estas anomalías, hayan alcanzado tal intensidad, que perturbe
y afecte de forma significativa la funcionalidad cerebral de la persona, si esto no sucede la
persona no puede declararse inimputable.

En este grupo de anomalías psiquicas, las desviaciones funcionales residen en el cerebro, son
anomalías de tal intensidad, que la persona no está en la capacidad de valorar los vínculos con
el mundo exterior y no puede dominar sus impulsos, controlarlos o frenarlos.

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