Vous êtes sur la page 1sur 5

Discurso del Excelentísimo señor Presidente de la República Dominicana,

Lic. Danilo Medina en la III Cumbre Empresarial de Las Américas, celebrada


en Lima, Perú.
12 de abril del 2018.

Excelentísimo señor Martín Vizcarra,


Presidente de la República del Perú y anfitrión de la III Cumbre Empresarial de
las Américas.

Honorable Señor Luís Alberto Moreno,


Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo;

Distinguidos líderes empresariales de los países de las Américas.

Señoras y señores,

Antes de comenzar, quiero expresar el gran honor que es dirigirme a ustedes en


esta Tercera Cumbre Empresarial de las Américas.

Quiero a su vez agradecer al Banco Interamericano de Desarrollo, al gobierno


de Perú y a todos los que han hecho posible este encuentro.

Estos espacios de acercamiento nos brindan la posibilidad de ponernos al día en


las tendencias del hemisferio, de analizar posibles soluciones a los problemas
que enfrentamos.

Desde una perspectiva más global, los líderes políticos y empresariales de la


región debemos reconocer que nuestras economías han ido cediendo espacios
en la geografía, comercio y la inversión a otras naciones que han logrado
progresar más aceleradamente que las nuestras.

Hace 70 años, la participación de nuestra región en el total de exportaciones


mundiales ascendía a 12.2%. Hoy apenas representa el 5.8%.

Cuando incluimos a Estados Unidos de América y Canadá, hemos bajado


nuestra participación de 39.4% en 1948 a 17.6%.

China, Japón, Corea del Sur, Singapur, Taiwán, Tailandia, Malasia y Vietnam,
nos están ganando la carrera.

Hace 70 años, estas economías tenían una participación menor al 5% en el total


de las exportaciones mundiales. Hoy día representan el 28%.

La participación en el comercio mundial es un juego de suma cero: el aumento


de participación de las exportaciones de un grupo de países, como todos saben,
sólo tiene lugar si la del resto cae.

1
Esto no quiere decir que la región hoy exporta menos que hace 70 años.
Mientras en 1948 exportamos 7 mil millones de dólares, hoy estamos
exportando 932 mil millones.

El crecimiento que hemos exhibido, sin embargo, muestra un considerable


rezago frente al de los exportadores asiáticos.

Algunos podrían optar por no preocuparse demasiado al ver que las Américas
han aumentado su participación en las exportaciones de servicios, al pasar del
19% del total mundial en 2006 a 20% en el 2016.

Pero aún en este creciente e importante segmento del comercio, los felinos
asiáticos vienen acelerando el paso.

Del 15% que representaban hace 10 años, hoy nos pisan los talones con 19%
de las exportaciones mundiales de servicios.

En materia de inversión, la dinámica no ha sido muy diferente.

Entre 1970 y 2016, América Latina y El Caribe recibió influjos de inversión


extranjera por 2,500 billones de dólares.

China, Japón y las seis principales economías del sudeste asiático, por su parte,
recibieron 4,750 billones, prácticamente el doble, a pesar de tener un territorio
equivalente a la mitad del nuestro.

¿Qué es lo que ha sucedido?

En primer lugar, Asia se nos adelantó en el cambio del modelo de sustitución de


importaciones por el de promoción de exportaciones.

Pero también, desmantelaron más rápidamente las barreras a la inversión


extranjera.

Y definitivamente, han invertido en la ampliación y modernización de la


infraestructura orientada a facilitar el comercio mucho más que nosotros.

En las Américas no hemos invertido lo necesario para mantener nuestra


participación en el comercio global de bienes y servicios.

Mientras en China, Corea del Sur y Singapur, la inversión bruta total ha


promediado 40%, 33% y 32% del PIB, respectivamente en el período 1980-
2017 y en los EUA ha sido de sólo 21.6%, muy similar al 21.9% que invertimos
los países de América Latina y el Caribe.

En Asia, durante un largo tiempo, ha predominado el modelo de sociedad de

2
inversión versus el de sociedad de consumo que han exhibido las demás
economías desarrolladas del mundo y que nosotros en América Latina y el
Caribe, hemos querido imitar.

Es cierto que durante décadas mantuvimos una serie de trabas burocráticas que
encarecían el comercio y limitaban nuestra competitividad.

Pero hemos logrado reducir el tiempo que nuestros exportadores necesitan para
realizar sus exportaciones.

En la actualidad, a los exportadores de la región les toma 118 horas cumplir con
los requerimientos de aduanas y documentarios.

Pero de nuevo, los asiáticos no se han dormido en sus laureles.

A los exportadores del Sudeste Asiático, China y Japón, les toma 38 horas
realizar sus exportaciones, equivalente a la cuarta parte del tiempo que le toma
a los de nuestra región.

Debemos reconocer el esfuerzo que estamos realizando la mayoría de los


países de la región para desmantelar trabas, estableciendo las Ventanillas
únicas de Comercio Exterior, certificando Operadores Económicos Automáticos y
habilitando las Resoluciones Anticipadas para acelerar el proceso de
clasificación y origen de las mercancías.

Tenemos que continuar abriendo nuestras economías al comercio global.

Tenemos que reformar nuestras políticas comerciales para que nuestros


empresarios migren desde la industria sustitutiva de importaciones hacia las
empresas de exportación.

Tenemos que mercadear mejor a la región como destino atractivo para la


inversión extranjera, comenzando con la adopción y el mantenimiento
permanente de políticas macroeconómicas responsables y sostenibles que
garanticen la estabilidad y el crecimiento.

Tenemos que fortalecer nuestras plataformas fiscales, para viabilizar el aumento


de la inversión pública en infraestructuras físicas que mejoren nuestra
competitividad.

Con una inversión pública en infraestructura física de 1.5% de nuestro PIB


regional, no daremos alcance a los países en desarrollo de Asia cuyos gobiernos
anualmente invierten el 5.1% del PIB.

Es cierto que a través de Alianzas Público Privadas podemos acelerar el paso en

3
la tarea que tenemos todos los países de la región de satisfacer nuestras
necesidades de infraestructura.

En algunos de nuestros países, producto de experiencias no auspiciosas,


tendremos que esmerarnos en convencer a la población sobre los beneficios
que tendrían estas Alianzas orientadas a dotar a nuestras economías de la
infraestructura necesaria para fomentar el comercio y la inversión.

Tendremos también que aunar esfuerzos regionales para convencer a nuestros


pueblos de que es posible expandir nuestra participación en el comercio
mundial, promoviendo inversiones ambientalmente responsables, aún en
sectores sujetos al embate permanente de la opinión pública como es el sector
minero.

Finalmente, si queremos seguir elevando el valor agregado implícito en nuestras


exportaciones de bienes y servicios, tendremos que hacer todo lo que sea
necesario para reducir la brecha educativa existente entre las economías
exportadoras más dinámicas del mundo y las nuestras.

En el ranking de los 10 primeros lugares de las pruebas PIISA 2015, aparecen


Singapur, Hong Kong, Japón, Macao, Taiwán, Corea del Sur y China.

Ahora, ¿Cuántos países de nuestra región aparecen en ese ranking?

Ninguno.

Los retos que tenemos por delante para inundar al mundo con bienes y servicios
“Hecho en las Américas” son enormes.

En República Dominicana estamos claro de que no tenemos tiempo que perder.

Por eso estamos promoviendo la diversificación de las exportaciones agrícolas y


sus derivados, los que nos ha permitido convertirnos en el primer exportador de
cigarros del mundo.

En el segundo exportador de disyuntores eléctricos hacia Estados Unidos.

El quinto suplidor mundial de equipos médicos y zapatos de piel para las


empresas y consumidores norteamericanos.

Contamos con parques de zonas francas, en los cuales más de 650 empresas
exportan cerca de 6 mil millones de dólares.

Promovemos la industria del turismo, con la meta de llegar a 10 millones de


turistas antes del 2023.

4
Mantenemos políticas económicas comprometidas con la estabilidad y el
crecimiento sostenible, conscientes de que estas son fundamentales para atraer
la inversión extranjera.

Contamos con una de las infraestructuras más amplias y modernas de la región,


específicamente en vialidad, puertos y aeropuertos.

Y, sobre todo, iniciamos en el 2013 una verdadera revolución educativa,


conscientes de que sólo con un sistema educativo de clase mundial podremos
atraer la inversión que haría posible la exportación en bienes y servicios de alto
valor agregado.

Pero sobre todo creemos firmemente en la necesidad de cooperar para llegar


más lejos.

Cooperación entre los países de la región para crear proyectos conjuntos.


Cooperación público-privada, para llegar allí donde solos no lo lograríamos y, por
supuesto, cooperación entre todos los miembros del tejido productivo,
trabajadores y empresarios, desde los más grandes, hasta los medianos y
pequeños.

Vista la dinámica del comercio y la inversión global que ha tenido lugar en las
últimas décadas, las Américas deben acordar un marco de reglas unificadas que
nos permitan negociar con los demás bloques comerciales los pilares
fundamentales para un comercio internacional justo.

No es sostenible el esquema actual donde mientras unos abrazan el libre


comercio otros, a través de subsidios ocultos o ventajas impositivas, logran
artificialmente agenciarse una participación creciente en el comercio y la
inversión internacional.

Debemos luchar unidos por un comercio donde los flujos de bienes respondan a
las reales ventajas comparativas y no a las ventajas artificiales que emanan de
acciones e intervenciones estatales incompatibles con lo que debe ser un
comercio justo.

Justicia, equidad y transparencia debe ser la tríada sobre la que debe descansar
el comercio y la inversión global.

Muchas gracias.

Vous aimerez peut-être aussi