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Resumen/Abstract
Coloniality in Latin America was and still is, a domination system that covers all the
sensitive areas of their societies. The writing and word of the colonizers were key tools
for concealing the indigenous and popular identities and, therefore, a useful
mechanism to consolidate the colonial institution. Following Silvia Rivera Cusicanqui
methodological proposal around the sociology of the image I propose, on the one hand,
an analysis of some images of the Andean past that have been used by the indianistan
movement and that, as a result, have resignified the Bolivian everyday practices. On
the other hand, and on the contrary, I will present the reappropriation of some other
images by the MAS Plurinational Government , in a way that leads them to be empty of
subversive contents.
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Introducción
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La mita fue un sistema de trabajo obligatorio que existió durante el imperio inca y que fue
reutilizado durante la colonia por los españoles como una forma de desarrollo de mercado
interno de la corona. Esta apropiación de trabajo indígena continuó con la república como una
forma de tributo y pongueaje (servidumbre doméstica)
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El surgimiento del estado plurinacional boliviano y su apuesta por la “indianización del
estado” (García, 2013) supone el punto de partida para dar respuesta a múltiples
interrogantes sobre el curso de la descolonización del estado: ¿cómo descolonizar las
prácticas cotidianas del conjunto societal boliviano?, ¿a partir de qué elementos
simbólicos se debe reescribir la historia colonial?, ¿qué papel juegan los imaginarios
ancestrales y las imágenes del pasado en la creación de nuevos sentidos
descolonizadores?
3
una revolución puede nacer” (Fanon, 2009, p. 63). Las palabras juegan un papel
importante en la empresa de inferiorización de los colonizados.
2. La imagen y su potencial
descolonizador
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Las imágenes del pasado nos permiten descubrir sentidos no censurados por las
palabras. A través de un procedimiento de problematización visual, podemos reescribir
la historia desde la interpretación crítica de los registros visuales, dando posibilidad de
construir una narrativa crítica, capaz de desenmascarar las distintas formas de
colonialismo y de ofrecer una perspectiva crítica de la realidad.
Más que lo escrito, interesa la carga simbólica que contienen los trescientos dibujos de
esta crónica. La socióloga boliviana retoma algunos principios ancestrales presentes
hoy en día en el altiplano aymara. La noción de “el mundo al revés” que deriva de la
experiencia cataclísmica de la conquista y la colonización es, quizás, la idea más
recurrente en Waman Puma y forma una parte esencial de lo que Rivera Cusicanqui
denomina “la teorización visual del sistema colonial” (Rivera, 2010, p. 22)
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Esta noción va de la mano de la idea del orden/desorden propias de la cosmovisión
andina. En muchas de las imágenes, Puma de Ayala representa los diversos órdenes
que prevalecen en las sociedades andinas: el orden de las edades, el orden de las
calles y el calendario ritual. Denuncia los daños que causan los abusos de los
colonizadores por su ambición de oro y plata. El equilibrio holístico de la organización
societal andina con la ritualidad de la tierra es vulnerado por la explotación minera de
los colonizadores y encuentra su punto de ruptura definitivo con la ejecución de Tupaq
Amaru I en 1570. Sobre esto, Waman Puma arguye el siguiente juicio: “Como puede
sentenciar a muerte al rey ni al príncipe ni al duque ni al conde ni al marques ni al
caballero un criado suyo, pobre caballero desto? Se llama alsarse y querer ser más
que el rey” (Puma, 2006).
La obsesión por el oro por parte de los españoles, sintetiza la distancia ontológica que
invadió a la sociedad indígena, manifestándose en una constante negación a ser
explotado en las minas. El maltrato y la nula comprensión de los indios, provocó un
sesgo en la interpretación de las cosmovisiones andinas ancestrales que, además,
serán resignificadas para el funcionamiento de la empresa colonial2.
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Un ejemplo ilustrativo de esta resignificación funcional a la empresa colonial lo encontramos
en la mita incaica. Concebida como un sistema de trabajo colectivo en favor del Inca para la
construcción de carreteras, fortalezas y acueductos (mismas que se consideraban de bien
común y de lazo entre los pueblos), fue reutilizada en tiempos coloniales como un sistema de
trabajo forzado que la población indígena debía cumplir, principalmente en la minas, en lugares
completamente alejados de sus comunidades. Se calcula que las minas de Potosí aniquiló la
tercera parte de la población originaria de la provincia española de Charcas (hoy el núcleo de la
actual Bolivia).
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El conjunto de las ilustraciones
apuntan a la imposibilidad de
una dominación legítima y de un
buen gobierno en el contexto de
colonial. El vínculo entre
explotación laboral y desorden
social está presente en la
imagen de la tejedora
prehispánica. De ello se
desprende la denuncia que da
pie a la segunda parte del
nombre de este libro: el “buen
gobierno” nunca podrá ser
legítimo mientras no se
reconozca la cosmovisión de los
pueblos originarios,
especialmente en un país como
Huamán Puma de Ayala. Corónica de Buen
gobierno Bolivia, donde el noventa por
ciento se adscribe a la identidad
indígena.
La nueva dirección y el sentido del buen gobierno que plantea Waman Puma de Ayala
al final de su crónica, pasa por la vinculación de las estructuras sociales y económicas
incaicas, la tecnología europea y los valores cristianos – ya que para el cronista, el
origen del pasado incaico y la cristiandad europea, es el mismo- adaptadas a las
necesidades de los pueblos originarios: “Mandó Dios salir desta tierra, derramar y
multiplicar por todo el mundo. De los hijos de Noé, destos dichos hijos de Noé, uno de
ellos trajo Dios a las Yndias; otros dizen que salió del mismo Adán. Multiplicaron los
dicho[s] yndios, que todo lo saue Dios y, como poderoso, lo puede tener aparte esta
gente de indios” (Puma, 2006)3.
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“ciclos históricos de memoria colectiva” (Rivera, 2003) retomando las aportaciones
historiográficas de Braudel.
A finales de la década de los años sesenta, del siglo XX, surgió una nueva generación
de jóvenes estudiantes aymaras que, a pesar de su incorporación formal a la
ciudadanía gracias a la retórica integracionista del nacionalismo revolucionario,
continúan experimentando los fenómenos cotidianos de su explotación.
El manifiesto comienza por posicionar a la cultura oral y sus imaginarios como los
valores fundamentales para definir la memoria que da sustento a cualquier práctica
liberadora: “La memoria comunitaria ancestral está expresada en los idiomas
narrativos que han servido y sirven al hombre andino u oriental del Bolivia, para
expresar sus ideas, sentimientos y organizar conocimientos de su propia realidad
social histórica” (Choque, 1985, p.8).
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El manifiesto va más allá de la memoria comunitaria y dota de un contenido material a
los postulados indígenas: “El desarrollo económico debe partir de nuestros propios
valores, porque no queríamos perder sus nobles virtudes ancestrales en aras de un
pseudo desarrollo. Por tanto, había temor a ese falso desarrollismo importando desde
afuera porque era ficticio y no respetaba nuestros propios valores ancestrales. Por otra
parte, queríamos que se superaran los paternalismos y se deje de considerarnos
ciudadanos de segunda” (Choque, 1973)4
El texto concluye con la consigna de que es imposible conciliar la historia boliviana que
gravita entre dos proyectos civilizatorios con pocas posibilidades de coexistencia, esto
es, el proyecto occidental liberal y la reproducción de la vida comunitaria andina:
“Nosotros los campesinos Quechuas y Aymaras, lo mismo que los de otras culturas
autóctonas del país, decimos lo mismo. Nos sentimos económicamente explotados y
cultural y políticamente
oprimidos. En Bolivia no ha
habido una integración de
culturas sino una superposición y
dominación, habiendo
permanecido nosotros en el
estrato más bajo y explotado de
esa pirámide” (Choque, 1973).
Ya en el ciclo rebelde que experimentó Bolivia entre los años 2000 y 2005, los
postulados indianistas kataristas volvieron a estar imbricados en el epicentro
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ideológico de las distintas organizaciones vecinales, campesinas y sindicales que lo
protagonizaron.
Ambas vestimentas representan la textura del poder simbólico del ayllu. Podemos
decir que su cuerpo está vestido del territorio del ayllu y, ahí donde lo porta, lleva
consigo el poder consensual de la comunidad. La relación del territorio masculino y
femenino es la constitución de la vida civilizatoria indígena; un orden social de carácter
holístico indispensable para pensar los horizontes emancipatorios futuros. En palabras
del Alcalde de Achacachi: “Los ponchos rojos no son un disfraz, es la identidad de la
nación Aymara, es el coraje de los hijos que nacemos en el Collasuyo. Los ponchos
rojos es un proyecto histórico del Estado Comunal, del Estado intercultural, del Estado
solidario”
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El ayllu es la forma de comunidad familiar extensa del altiplano andino con una descendencia
común que trabaja en forma colectiva en el territorio propiedad común. En la cosmovisión
aymara, el ayllu se considera la organización societal elemental para la reproducción de la vida
comunitaria ancestral. La marka, por su parte, es el nombre que recibe un conjunto específico
de ayllus conformado según la visión andina holística que organiza la territorialidad a partir del
binomio arriba-abajo.
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Aunado a las vestimentas, la wiphala6 representa el elemento simbólico gregario que
logró converger las demandas de las microrganizaciones que más adelante
desencadenarían en el ciclo de revueltas. Enarbolar la wiphala significó la presencia
de una alternativa civilizatoria no homogeneizadora ni unilineal de la historia; una
alternativa fundada sobre la articulación de elementos contradictorios que pueden
llegar a ser una unidad, como lo marcan sus cuatro lados (Mamani, 2010, p.5). Se
traspone así una forma distinta de pensar el tiempo, la política y el poder mismo. Ahí
radica la importancia de su capacidad de resignificar el pasado y la potencialidad de
producir una convergencia de proyectos. No es casualidad, por tanto, que el Estado
Plurinacional la tomara también como parte de la simbología identitaria nacional.
Otra expresión estética que se ha resignificado a lo largo del ciclo rebelde son las
fiestas y carnavales tanto de las fechas tradicionales como las nuevas
conmemoraciones tales como el día internacional de los Pueblos Indígenas celebrado
el nueve de agosto. En la ciudad de la Paz, los discursos en torno a esta fecha
enfatizaron la necesidad de continuar con un proyecto indianista que, desde la política,
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La wiphala es una bandera cuadrangular de siete colores utilizada por diversos pueblos de la
cordillera andina y que en los años setenta fue reapropiada políticamente por el movimiento
indianista-katarista como símbolo de identidad de los pueblos quechua-aymaras. En 2009, la
constitución del Estado Plurinacional Boliviano fue reconocida como símbolo nacional.
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volviera a poner la máxima atención en la
vida de las personas. Este recentramiento
pasa forzosamente por un reconocimiento
lingüístico, histórico y estético del espacio
andino. Por otra parte, las fiestas
tradicionales, como la del Gran Poder,
reflejan además de la lúdica convencional,
nuevas significaciones del presente
cotidiano, principalmente de las actividades
comerciales de los mercados callejeros
(Barragán, 2005).
“La iconografía clásica del katarismo y del indianismo mostrará siempre un Katari
rebelde y combatiente, con un fusil en la mano; mientras que el Katari del estado
Plurinacional, en la versión de Gastón Ugalde, aparece con un bastón de mando
y un aire sereno y majestuoso; el rebelde se ha vuelto autoridad, en definitiva se
ha vuelto Estado (…) La Whipala, paso de ser un verdadero símbolo de lucha en
el indianismo katarismo a conformar el símbolo patrio del Estado Plurinacional
(…) El actual no es un Estado Aymara sino un estado Boliviano. Así, la
esperanza de que estos héroes puedan derrocar a los héroes q´aras y la
Whipala sustituir a la tricolor parece haber quedado postergada de manera
indefinida” (Quisbert; 2014).
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reflejado en los programas municipales de fomento de la interculturalidad a través de
murales de programa de los Barrios de Verdad en la Paz7. Estos programas plantean
recuperar una suerte de memoria barrial a partir de crónicas vecinales con el fin de
“rescatar las expresiones aymaras y la cultura” característica de cada barrio, a decir
del coordinador institucional del programa José Quiroga (GAMLP, 2013).
4. Conclusiones
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El programa “Barrios de Verdad” de la Paz es un programa financiado por el Banco Mundial
para mejorar las infraestructuras básicas de algunos barrios marginales de la ciudad. Desde un
enfoque de reconocimiento de la interculturalidad étnica, el programa dota de servicios básicos
a la población más pobre de la ciudad bajo prioridades orientadas desde la alcaldía. Desde
nuestra interpretación, este tipo de programas asistenciales con revestimientos interculturales,
representan claramente la política cultural del gobierno plurinacional.
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prevalecer una lucha constante con el gobierno del Estado Plurinacional para evitar
que ser fagocitadas y preservando su potencial subversivo. A juicio de Rivera
Cusicanqui, en Bolivia es posible la “indianización de la población”, lo implicaría
practicar un mestizaje ch´ixi donde lo indiano ocupa el lugar hegemónico.
En este sentido, habría que plantear el papel que jugarán los símbolos del pasado
andino como un anclaje permanente de resistencia para los pueblos originarios y en
qué medida sus luchas cotidianas estarán en constante tensión con las usurpaciones
de los mismos por parte del Estado Plurinacional.
Bibliografía
http://www.revistasbolivianas.org.bo/pdf/fdc/v4n11/a04.pdf
__________ (1985). “La memoria comunitaria andina: una alternativa del archivo oral”
en Boletín Chitakolla, Año 3, No. 19. La Paz.
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http://www.lapaz.bo/index.php?option=com_content&view=article&id=14198:inter
culturalidad-a-traves-de-murales-en-los-barrios-de-
verdad&catid=23&Itemid=538
http://www.kb.dk/permalink/2006/poma/1/es/text/?open=id3083606
https://la-razon.com/suplementos/animal_politico/nacion-construye-museos-
heroes_0_2024197650.html
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