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La enigmática música del antiguo Perú pudo adelantarse mil años a Europa al desarrollar una escala

musical de trece tonos, según una innovadora investigación con instrumentos recreados de la época que
rompe con la creencia de que las culturas prehispánicas solo utilizaban cinco tonos para hacer música.

El musicólogo e investigador peruano Américo Valencia Chacón, presidente del Centro de Investigación y
Desarrollo de la Música Peruana (Cidemp), aseguró a Efe haber identificado esos trece tonos al hacer
sonar réplicas de ancestrales instrumentos de viento utilizados en el siglo V.

"En Europa no fue hasta el siglo XV cuando el compositor español Bartolomé Ramos de Pareja comenzó
a trabajar con la actual escala cromática de doce tonos, pero esta no fue aceptada hasta el siglo XVIII de
la mano de Johann Sebastian Bach", explicó Valencia Chacón, cuya investigación le tomó alrededor de
diez años.

El experto indicó que esta revolucionaria escala prehispánica propuesta por él se puede considerar más
compleja que la escala cromática por tener un tono más, pero matizó que tiene coincidencias, ya que
"grosso modo es un cuarto de tono más baja (grave)".

Los sonidos analizados procedieron de varias colecciones de antaras o zampoñas de cerámica halladas
en entierros cercanos a la famosas Líneas de Nazca, y de una flauta de pan bipolar (doble), utilizada por
el pueblo moche en Sipán, lugar del Señor de Sipán, el primer gran gobernante del antiguo Perú.

"Esta es una prueba musical de que había comunicación entre Nazca y los Moche", valoró Valencia
Chacón respecto a estas dos culturas contemporáneas, que se desarrollaron en la árida y desértica costa
peruana, separadas por unos 1.200 kilómetros de distancia.

El musicólogo detalló que la flauta moche, con la escala musical repartida entre sus dos partes, era
utilizada en rituales para representar la dualidad del mundo o para adorar a dioses como la serpiente
bicéfala.
Comentó además que los Nazca tenían orquestas completas de antaras, con hasta 32 miembros, ya que
no era posible interpretar los trece tonos de la escala con un único instrumento, aunque este tuviera
trece tubos.

Las antaras eran de variados tamaños, desde las pequeñas y chatas, con pocos tubos, capaces de emitir
sonidos agudos y alegres, hasta aquellas más aparatosas, con múltiples cilindros largos, desde donde se
originaban los tonos más graves y sobrios.

La armónica y dulce confluencia de esa amplia tesitura de sonidos servía para amenizar los ritos y
ceremonias de la cultura Nazca, cuyas antaras investigadas se pueden observar en el Museo Nacional de
Arqueología, Antropología e Historia del Perú (MNAAHP) y el Museo del Banco Central de la Reserva del
Perú (BCRP).

"Por eso fue difícil hacer el descubrimiento de la escala. Los anteriores investigadores trataban de
descubrirla, pero se encontraban múltiples escalas, ya que los Nazca no tenían un patrón que fijara los
tonos", precisó Valencia Chacón.

El investigador defendió además que el hecho de tener una escala musical de trece tonos permitió a los
pueblos precolombinos conservar mejor sus raíces musicales y culturales al experimentar una
adaptación más fácil a las corrientes musicales que llegaron durante la colonia.

Destacó que la escala de trece tonos está presente en la música de varias tradiciones actuales del mundo
andino como los chunchos de Huanta, ciudad de la región peruana de Ayacucho, y los ayarachis de
Chumbivilcas, en la región vecina de Cuzco.

Convencido de haber hallado un sistema musical prehispánico hasta ahora desconocido, Valencia Chacón
presentó recientemente su trabajo como tesis doctoral en la Universidad de Helsinki y espera
próximamente seguir difundiendo esta escala de 13 tonos como una de las pruebas del avanzado
conocimiento que alcanzaron los antiguos peruanos.

Fernando Gimeno

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