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F O N D O D E C U LT U R A E C O N Ó M I CA
ABRIL DE 2017

115 AÑOS

ADEMÁS 
Los diplomáticos
mexicanos y la Segunda
República Española
por ángel viñas
556
F O N D O D E C U LT U R A E C O N Ó M I CA
ABRIL DE 2017

Jaime Torres Bodet


No es la muerte orilla clara

E
l panteón literario está poblado de injusticias, algu-
nas por mero desdén de coetáneos, otras por desfase
entre la obra legada y el gusto de la época, otras por
controversias sobre personalidades, o por simple
desatención, cualquier cosa menos la valoración crítica
y honesta de la obra en cuestión. Los caminos de la
literatura son vastos e incomunicados, dijo Borges.
Sobre Jaime Torres Bodet se ha dicho que tuvo la mala suerte de que
sus primeros poemas de madurez (Cripta, 1937) aparecieran casi al
mismo tiempo que Nostalgia de la muerte de Xavier Villaurrutia (1938)
y Muerte sin fin de José Gorostiza (1939), que los opacaron. Pudo haber
sido así, pero para Torres Bodet los poetas no compiten entre sí, y la fun-
3 He hablado de amor
ción del poema es “organizar y coordinar la generosidad humana porque fidelia caballero
todo poema es un acto de amor entre los hombres”.
Torres Bodet se propuso hacer poesía con los latidos de su propia emo-
ción, su conciencia, su idea del decoro y su concepción de la literatura,
distinta en algunos aspectos de la de sus cofrades, los Contemporáneos.
Dentro de la constelación de grandes poemas de esa generación, no pocos
de Torres Bodet ocupan su lugar por derecho propio.
Sobre él dijo Octavio Paz: “el escritor y el hombre público merecen un
5 Jaime Torres Bodet
conocimiento más profundo y una consagración más amplia y generosa”.
Su idea de la conciencia es el “autoconocimiento moral”; su ideal estético
115 años
es “el sentimiento del límite y el amor a la forma”. Como poeta “resistió dossier
al vértigo del vuelo y a la fascinación de la caída”. Su prosa se caracteriza
por “su fluidez, su claridad, su elegancia”.
José Luis Martínez amplía esta apreciación: “Dentro de la tradición
mexicana de sobriedad y transparencia, Torres Bodet tiene su propia voz
[…] La renuncia a la embriaguez de los sentidos y a los dones del mundo,
6 Jaime Torres Bodet
la lealtad a la emoción y la discreta melancolía, persistentes desde sus
primeros versos, se convierten a partir de Sonetos (1949) en estoicismo
Realidad y destino
moral […] Este proceso de depuración interior culminará en sus últimos fernando zertuche muñoz
libros: Fronteras (1954) y Sin tregua (1957), en los que la poesía es expre-
sión desnuda y patética de las expresiones radicales del hombre, expresa-
das desde la altura de un noble humanismo”.

Otro cargo que se endereza contra Torres Bodet es haber optado por la
8 Poesía
carrera política y diplomática, como si fuera una mancha sobre la pureza Jaime Torres Bodet
que suele atribuirse a los poetas. Juicio dictado por una idea del escritor
y la literatura como entes especializados, la cual ignora las circunstan-
cias de la vida y los diversos talentos de los hombres. Crítica aún más
injusta en el caso de Torres Bodet, para quien “La poesía nos llama. No
somos nosotros quienes gobernamos en sus ausencias, ni en su presencia
10 Años contra el tiempo
[…] El poema es la flor de una circunstancia. Y las circunstancias no las jaime torres bodet
inventa el hombre, las padece. O las aprovecha”.
Fueron también las circunstancias las que lo llamaron a ocupar
puestos públicos desde los 21 años de edad. Puestos que desempeñó con
el más alto nivel de exigencia, eficiencia, honradez y compromiso en
periodos históricos en que México necesitó de sus mejores hombres para
12 El tráfago del mundo
construir un país moderno. La aceptación de este compromiso va junto rafael vargas
con su rechazo al “doloroso divorcio entre la vida y la inteligencia, entre
la política y la cultura”. Divorcio que se manifestó a sus anchas después
de la primera Guerra Mundial, cuando muchos escritores renunciaron al
ágora, unos refugiándose en el idealismo, y otros proclamando la elimi-
nación de los ideales como único realismo posible. Esta disociación fue
14 Preludio y fuga en yo menor
para él “una dimisión moral de la inteligencia”. hernán bravo varela
“Torres Bodet sirvió al Estado mexicano porque creyó que desde el
Estado podía servir a su patria. Y la sirvió como pocos. Se cuenta con los
dedos a los mexicanos que […] han realizado una labor tan fecunda y be-
néfica como la suya y en campos tan diversos como la educación popular,
las relaciones exteriores y la cultura superior. Su nombre se une a los de
15 El té de tornillo
Justo Sierra, José Vasconcelos, Genaro Estrada, Alfonso Reyes, Ignacio
Chávez y Daniel Cosío Villegas” (Octavio Paz).•
del profesor Zíper
juan villoro

José Carreño Carlón Director general del fce

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17 La música en México y otros
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18 Los diplomáticos mexicanos
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en Carretera Picacho-Ajusco 227, Bosques del Pedregal, 14738, Tlalpan, Ciudad de ángel viñas
México. Editor responsable: Roberto Garza. Certificado de licitud de título 8635 y de
licitud de contenido 6080, expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y
Revistas Ilustradas el 15 de febrero de 1995. La Gaceta es un nombre registrado en el
Instituto Nacional del Derecho de Autor, con el número 04-2001-112210102100, el 22 20
de noviembre de 2001. Registro postal, Publicación periódica: pp09-0206. Distribuida
por el propio Fondo de Cultura Económica. ISSN: 0185-3716

Fotografía de portada © Jaime Torres Bodet, 1920-21. iisue/ahunam/Fondo


Jaime Torres Bodet/Caja 10/Foto 35
22

La prueba
daniel saldaña parís
poema

He hablado de amor
Fidelia Caballero
He hablado del amor
Y he llorado
Como los pájaros cuando acogen
A otros pájaros
Cuando el águila ronda sus nidos enfermos
Cuando la lluvia cae y no hay cielo
Cuando nadie promete
Cuando nadie lanza la red que ha de salvarnos.

He llorado así
Con la fuerza cruel de la nieve aria
Con la nimia rabia de la rosa
Sin saber por qué
Sin la salvadora orquesta de minutos que se llevan todo
He muerto cuando nadie escucha.
Fidelia Caballero
(San Luis Río Colorado,
Sonora, 1972).

Habla el alma desnuda, emanación


del ser solitario, inerme ante el mundo,
confundido con la naturaleza a la que apela
por su salvación.

abr i l d e 2 01 7 l a g aceta 3
dossier 556
jaime torres bodet.
115 años

Dedicamos este número al poeta y hombre


público Jaime Torres Bodet en los 115 años de
su nacimiento. Ofrecemos una selección de
sus poemas como adelanto de la publicación
de su poesía completa, un fragmento de sus
Memorias Vol. I y la nota preliminar al libro
Jaime Torres Bodet: Realidad y destino de
Fernando Zertuche Muñoz. ¶ Rafael Vargas
presenta las cartas de Octavio Paz a Jaime
García Terrés, de próxima publicación.
¶ Nos llegan nuevas noticias editoriales
sobre la labor de diplomáticos mexicanos
en España y Europa desde finales de la
década de 1920 hasta 1975. ¶ Recuperamos
el texto de presentación de Rafael Tovar
y de Teresa a Mis recorridos musicales
alrededor del mundo. La música en México
y notas autobiográficas de Carlos Prieto, de
próxima publicación. ¶ Textos literarios de
Juan Villoro, Hernán Bravo Varela y Daniel
Saldaña Paris.

abr i l d e 2 01 7 jaime torr es b ode t, ca. 1945. iisue/ahunam/fondo jaime torres bodet/caja 11/foto 58 5 l a g aceta
jaime torres bodet. 115 años

Jaime Torres Bodet mayoría de paupérrimos procede del campo; sus


harapos y vestimentas, sus tareas manuales, do-
mésticas, artesanales, serviles, otorgan una con-
Realidad y destino tradictoria imagen rural a esa ciudad afrance-
sada, emblemática y orgullosa del progreso de la
República. Esa condición sobresale: la perdurabi-
lidad de una sociedad campesina.
Sin pretensiones de escribir una biografía exhaustiva, En el año de 1900 Porfirio Díaz logra su quinta
reelección como presidente de la República. Domi-
el autor escogió los momentos fundamentales de la na la totalidad de las instituciones nacionales y de
las entidades de la federación; conduce y somete a
vida y obra de Jaime Torres Bodet a fin de presentar los otros poderes constitucionales y confía en que
su presencia garantiza disciplina, paz, desarrollo.
una semblanza veraz de este gran personaje de la La doctrina positivista y el darwinismo social ex-
plican, justifican la atroz inamovilidad: los más ap-
vida pública de México y protagonista de su mejor tos mandan, pues la sociedad naturalmente otorga
jerarquía y lugar merecido para todos y para cada
literatura. La presente edición está basada en la uno de los seres humanos. A las estructuras supe-
riores, políticas y económicas, corresponden las sa-
publicada por la sep en 2011 y añade una selección tisfacciones, los placeres, las comodidades.
En la capital del país, la leve minoría de la cla-
de discursos de Torres Bodet. se alta, seguida por la parte más acomodada de la
media, aspira a la igualdad con los residentes de
las grandes ciudades europeas y estadunidenses
(o por lo menos, a parecerse). Sus propiedades,
sus residencias, se ubican donde todo se tiene: luz
fernando zertuche muñoz
eléctrica, sistemas hidráulicos, avenidas y calles
pavimentadas, jardines, servicios urbanos efi-
cientes, policías, transportes, teléfono. También

E
l olvido ha cubierto a Jaime To- Desde luego la disposición, intensidad y rele- las instituciones culturales, al igual que salones
rres Bodet. Su nombre, figura, vancia de los asuntos tratados en el texto biográ- de diversión, teatros, restaurantes e incipientes
afanes y obras están desvaneci- fico implican una jerarquización personal, condu- salas cinematográficas. Todo lo que representa la
dos en el recuerdo de los mexi- cida por las Memorias del propio Torres Bodet, plenitud de una aparente modernidad y el ilusio-
canos. Hace tiempo, institucio- que ofrecieron sitio a los eslabones de su destino. nado confort.
nes académicas —El Colegio Las labores de investigación realizadas se exten- La historia de la familia Torres Bodet principia
Nacional, El Colegio de México dieron en forma plena, por lo cual cada afirmación en 1890, lejos de la capital mexicana. Comienza en
y la Universidad Nacional Autónoma de México— del relato está fundamentada en documentaciones Lima, Perú, cuando Alejandro Lorenzo Torres Gir-
emprendieron la realización de foros, ciclos, con- fehacientes y valederas. Conforme a mis tenden- bent y Emilia Bodet Levallois, de veinte años de
ferencias y aportes escritos relativos al destacado cias profesionales y mis prácticas, no incorporé edad, contraen matrimonio. Él, de treinta y ocho
personaje. Después, únicamente autores de tesis sucesos ni actitudes imaginarios que desdijeran la años, es un español originario de Barcelona, igual
profesionales y libros que examinan algún aspecto solidez del recuento. que sus padres, Jaime Torres y Teresa Girbent,
de Torres Bodet han dirigido la mirada hacia él. A pesar de esa actitud respetuosa, este libro quienes permanecen en la capital catalana. No así
Su transformación en una delgadísima sombra nace de mis convicciones respecto de Jaime To- los de Emilia, franceses: Federico Bodet, originario
cumple la sentencia de Antonio Caso, admirado y rres Bodet: su inteligencia y cultura superiores; la de Burdeos, y Elisa Levallois, de Saint-Malo, que
admirable maestro de inicios del siglo xx mexica- educación cartesiana que recibió, para disfrutar emigran a Sudamérica y en Perú forman su familia.
no: “el tiempo, invencible e indiferente, a todos da de cualquier derecho sólo después del cumplimien- Alejandro y Emilia pretenden encontrar me-
razón y a todos desengaña”.1 Los motivos son múl- to de las obligaciones; la creación de perdurables jores condiciones de vida y eligen a México como
tiples, y empiezan con el desdeño oficial del pasado instituciones educativas, culturales e internacio- destino. Llegan al puerto de Veracruz en 1895 y
inmediato y la discreción del propio Torres Bodet nales; el alejamiento de una vocación poética esen- prosiguen el viaje hasta la Ciudad de México, pues
para hacer público su carácter de protagonista de cial ante su carrera de servidor público, así como Alejandro es empresario y representante teatral;
realizaciones memorables. Su pertenencia al grupo los destellos de su vida privada. necesita residir en una población conveniente
de los Contemporáneos, integrado por tan relevan- Resuenan en mí las afirmaciones de Torres Bo- para sus empeños profesionales. El centro capita-
tes escritores, ocultó sus obras y dispersó el apre- det y de Borges. Pretendí evitar por ello el impulso lino es lugar de teatros y del mundo del espectácu-
cio público. Por otro lado la variedad de sus textos, pedagógico y la evocación de sentimientos ajenos, lo, por lo cual la pareja renta una vivienda en los
los múltiples géneros literarios que cultivó, han para entregar a los lectores un reencuentro con la altos del número cuatro de la calle del Factor, en
impedido que se reconozca su preeminencia como vida de un mexicano que aspiró, desde los momen- contraesquina con Donceles, frente a la Cámara de
poeta, ensayista o narrador. tos iniciales de su existencia, a cumplir con su de- Diputados.
Situaciones semejantes han sido compartidas en ber y lo convirtió en su realidad y destino. El domicilio escogido es provechoso para las
nuestro país por intelectuales, ideólogos, revolucio- actividades del jefe de familia. Es cercano a la pla-
narios y funcionarios que pretendieron, mediante I. Formación y juventud za principal de la ciudad, en el encuentro de dos
instituciones o movimientos, transformar la cul- (1920-1924) calles que provienen de iniciales caminos de con-
tura nacional. Jaime Torres Bodet no es solitario quistadores y que en su denominación testimonian
ejemplo del desconocimiento generalizado, pero Principia, pues, aquí, tu obra futura, su antigüedad. Los jóvenes nobles que acompañan
realizó, emprendió o propuso valiosas obras de tan Noche, y con la lengua libre de falacia a los guerreros invasores son los donceles que ahí
diversa índole, que justifican la pretensión de re- explícame la edad, el sol, la acacia, construyen sus residencias y crean un ámbito opu-
cordarlo. lento que, con naturales vicisitudes, aún perdura.
El género biográfico es discutible, como Torres el río, el viento, el musgo, la escultura…4 Por su parte, el nombre de la calle del Factor —en
Bodet lo expresó en su juventud, porque contiene jaime torres bodet la cual se construyen palacios de funcionarios vi-
“una voluntad pedagógica intolerable”;2 también rreinales— alude al oficial real que concentra ren-
Jorge Luis Borges, a su manera, combatió los pro- Al inicio del siglo xx la Ciudad de México mantie- tas y tributos pertenecientes a la corona española.
pósitos de los biógrafos: “que un individuo quiera ne condiciones formadas en un prolongado itine- Se trata, pues, de una pequeña zona que conserva
despertar en otro individuo recuerdos que no per- rario. Posee, por tanto, las desigualdades extre- prestigio, buena ubicación, acomodo y que permi-
tenecieron más que a un tercero, es una paradoja mosas nacidas en la era de la conquista. La mayor te, también, el desarrollo familiar.
evidente”.3 extensión urbana está incluida en la antigua traza Emilia promueve la migración de los Bodet
Advertido de esos riesgos tan claramente se- virreinal, cuyo espacio no excede ocho y medio Levallois. Inicialmente llega Clotilde, la herma-
ñalados, emprendí la investigación acerca de los kilómetros cuadrados, y en sus linderos —sobre na mayor, y después se agregan Elisa y Federico,
acontecimientos y sucesos de la vida de Jaime To- todo al norte y al oriente— se amplían barrios y quien tardíamente se establece en México en 1898.
rres Bodet. Cada tema estudiado se convertía en arrabales para los indigentes. Las desproporcio- Finalmente aparecen los padres, Federico y Elisa,
un extenso territorio, y cada decisión incluía las nes sociales y económicas, tan injustas, son se- al inicio del siglo xx.
circunstancias del momento, del entorno en el cual mejantes en las diversas regiones del territorio El primogénito de la pareja Torres Bodet, Jaime
se producía. Consecuentemente, abandoné la pre- mexicano: de sus trece millones seiscientos mil Mario, nace el jueves 17 de abril de 1902. Principia
tensión de redactar una obra exhaustiva, a cambio habitantes, casi el 82% es campesino y únicamente su vida en el ambiente de un hogar de clase media
de un relato veraz, que excluyera —hasta donde es el 18% restante se acomoda, si ello es posible, en acomodada, con predominio de la rama mater-
posible— mis opiniones, simpatías o diferencias. las ciudades. Los pobres —indígenas en la más im- na, cuyos integrantes compensan las constantes
Considero que una fórmula valiosa para cualquier portante porción— acumulan casi el 91% del total, ausencias paternas. Así, la primera infancia de
biógrafo es impedir su presencia en la narración y un 8% es de las clases medias.5 Torres Bodet transcurre de manera placentera y
pretendida. El 3% de los mexicanos —cerca de cuatrocien- conforme a las condiciones familiares y al ambien-
tos mil— vive en la capital del país. Una enorme te social de su clase:

1Antonio Caso, “Presentación”, en Luis Castillo Ledón, Hidalgo. El niño de las clases medias y altas porfirianas repre-
La vida del héroe, vol. 1, México, Talleres Gráficos de la Nación, 4Jaime Torres Bodet, segundo soneto de “Nocturno”, en Sone- sentaba uno de los símbolos por excelencia de una ino-
1948, p. v. tos. Recopilado en Obra poética, tomo II, México, Porrúa, 1983, cencia y una pureza “naturales”, cuyo bienestar debía
2Jaime Torres Bodet, “Tiempo de arena”, en Obras escogidas, p. 175. protegerse.
México, Fondo de Cultura Económica, 1961, p. 342. 5Arturo González Cosío, “Clases y estratos sociales”, en Méxi-
3 Jorge Luis Borges, Evaristo Carriego, Buenos Aires, Emecé, co. Cincuenta años de Revolución, tomo II: La vida social, México, Estos valores tienen su correspondencia con las
1955, p. 33. Fondo de Cultura Económica, 1961, p. 55. imágenes. Los retratos de estos niños pretendían bo-

6 l a g ac e ta jaime tor r es b ode t, ca. 1907. iisue/ahunam/fondo jaime torres bodet/caja 1/foto 17 a b r i l de 2 017
ja ime torres b odet. rea lida d y destino

rrar en algunos casos las diferencias de género y los popular y adherido a las doctrinas de Enrique Réb- Sus manos eran también una confidencia: la más
presentaban como seres asexuados e inmaculados, samen—, Francisco César Morales, Clemente Bel- honda, la más valiente, la última de la noche… Ma-
sin la menor huella de corrupción.6 trán y Anselmo Núñez. Ellos son responsables de nos duras, viriles, de uñas robustas, venas espesas
los cuatro ciclos que ahí estudia Torres Bodet. y articulaciones que deformaba ya el artritismo.
Tres acontecimientos oscurecen la placidez de la Su infancia transcurre de manera semejante Manos que no habían tomado la pluma sino para
familia Torres. La abuela materna fallece el 2 de a la de un niño capitalino de clase media acomo- escribir compromisos fundamentales. Manos sin
septiembre de 1902, cuando el recién nacido aún dada. Una precocidad sobresaliente estructura subterfugios y sin sortijas, que la cólera debía haber
no cumple cinco meses de edad; y el 4 de marzo de su carácter singular. En primer término destaca apretado violentamente, que las caricias no habían
1904 muere el abuelo Federico Bodet. En ese mis- la comprensión de la lectura y el fácil ejercicio de pulido y que —cortadas por el filo de los puños almi-
mo año nace el hermano menor de Jaime, llamado la escritura, que lo han acompañado aun antes de donados— parecían más viejas y más humildes que
Mario, pero tras padecer una escarlatina invenci- ingresar a la educación formal. Su desdén por los el resto de su persona. ¡Cuántas generaciones de la-
ble, concluye su breve existencia el día 31 de agos- ejercicios físicos y su preferencia hacia los libros bradores y de marinos, de herreros y de jinetes había
to de 1908. (El recuerdo de Mario permanece en lo distancian de los intereses infantiles habitua- necesitado la biología para producir ese par de pa-
fotografías, con facciones y una estructura corpo- les. Recuerda haber declamado, con dificultad, téticos instrumentos que se esforzaban por legarme
ral muy parecida a la de su hermano mayor, quien una poesía a Justo Sierra, secretario de Instruc- una vida de honor y de probidad!9
abandona el uso de su segundo nombre de pila a ción Pública y Bellas Artes. Desde luego, entiende
favor de un olvido definitivo. Ni siquiera en sus y practica el idioma francés, como casi nadie de El niño que vive, sobre todo, en el mundo de los li-
memorias lo menciona.)7 sus compañeros. Enciende el interés de sus maes- bros, durante los paseos familiares se conmueve
A pesar de esos infortunios, convertido Jaime tros: el profesor Morales disfruta y testimonia su cuando sus padres se encaminan a la Avenida 5 de
en hijo único, recibe el cuidado de sus mayores y fascinación por Jaime, por su habilidad verbal y Mayo. Ahí son tantas las librerías y papelerías, que
una esmerada formación. De acuerdo con los va- escrita, por su temprana cultura y entendimiento Jaime presagia la contradicción entre poder adqui-
lores y usos de la época, Emilia Bodet asume la de los clásicos. rir algo y la imposibilidad de tener todo lo deseado.
vigilancia sobre su hijo. Para ella la vida es —a la Es un niño solitario, inhibido, discreto, pero Las experiencias vitales, los deslumbramientos,
manera jansenista— un proyecto permanente de presuntuoso. Los valores familiares y, en especial, siempre son diferentes frente a los escaparates,
obligaciones, deberes y tareas realizadas para ob- los de su madre, lo troquelan y lo convencen de an- ante las ofertas y el hallazgo de útiles para el apren-
tener ciertos derechos, entre los cuales destacan teponer a diversiones, gozos o distracciones, el en- dizaje y la escritura, entre los cuales destacan las
el conocimiento del idioma francés y de sus poetas frentamiento de las dificultades y el cumplimiento sorprendentes plumas fuente. La biblioteca infantil
y prosistas: de los deberes y obligaciones. es enriquecida paso a paso, pero casi nada es igual
La infancia de Jaime es obra construida, tam- al premio que su padre le regala por haber conclui-
Mi madre cultivaba la pedagogía del estímulo, no la de bién, por su padre. Perduran en él recuerdos in- do la educación primaria: la colección de los Episo-
la sensación. Me alentaba en lo que ella creía bueno y comparables de la presencia, las actitudes y las dios nacionales de Benito Pérez Galdós.
valioso o justo. Ese aliento me alejaba insensiblemen- decisiones de Alejandro Torres, de breve estatura, Como un viajero asombrado y dichoso, ocupa un
te de lo demás. Y me alejaba de lo demás con mayor esbelto, ágil y envejecido por la calvicie y una cui- lugar en las fantasías de sus admirados hombres
eficacia que una serie de prohibiciones y de censuras. dada barba blanca. Además, es un juez generoso y de letras. Asimismo, encuentra acomodo y gozo
No restringió nunca mi libertad. Le bastó guiarla.8 justo, que otorga premios ilusionados o sorpren- ante la música y las representaciones de ópera,
dentes. Su hijo conservaría en la memoria esta que su padre promueve y facilita en los territorios
Al principio, Jaime destaca en los aprendizajes de imagen: de su actividad profesional.•
lectura y caligrafía en un jardín de niños. Sin em-
bargo, Emilia prefiere encargarse personalmen-
te de la educación de su hijo. El cuarto infantil se 9Jaime Torres Bodet, Tiempo de arena, en Obras escogidas,
México, Fondo de Cultura Económica, 1961, p. 208.
convierte en un pequeño salón de clases: una mesa
transformada en pupitre al que se acompaña con
una silla, un tintero, cuadernos de trabajo, unn globo
terráqueo y, también, se consigue un pizarrón rón ple-
gable. La madre decide un horario de estudio o de las
upción.
9 a las 12 horas, de lunes a sábado sin interrupción.
Las lecciones están subordinadas al programa ama de
la Secretaría de Instrucción Pública y Bellass Artes
ialmen-
y los libros de texto son los indicados oficialmen-
te. Al pequeño Jaime le parecen venturosas sas las
mientos,
formas decididas, en las cuales los conocimientos,
la presencia materna, los nuevos aprendizajes jes y el
tituyen
descubrimiento de la lengua francesa constituyen
jornadas muy gratas. Aun así, los Torres Bodetodet ad-
vierten paulatinamente las deficiencias de laa escue-
añeros,
la familiar. La imposibilidad de tener compañeros,
los retos y ventajas de los tratos sociales y la au-
pacitar
sencia de verdaderos maestros pueden incapacitar
al niño para la vida. Alejandro convence a su esposa
de todo ello y ambos eligen un centro escolar,r, cuan-
do Jaime está por cumplir siete años de edad. d.
Ignacio Manuel Altamirano fue el autor, en n 1865,
de un proyecto de ley para establecer una Escuela
Normal de Profesores, institución ilusionada, da, que
transformaría al magisterio mexicano de educa-
ción básica. En las pretensiones del ilustree autor
aparecía la creación de un plantel de párvulos, los, así
mnado.
como la primaria para las prácticas del alumnado.
estina a
Al aprobarse la ley específica en 1887, se destina
la Normal un edificio ubicado en el extremo oriente
del Palacio Nacional.
Los padres de Jaime consideran que la institu-
rísticas
ción magisterial posee las mejores características
irector,
y se encaminan a inscribirlo en ella. El director,
Abraham Castellanos, decide valorar el aprendi-prendi-
uebas, a
zaje del pequeño aspirante. Lo somete a pruebas,
muestra
“exámenes de suficiencia”, en los cuales demuestra
los conocimientos adecuados para ingresarr al ter-
cer grado de la primaria.
El nivel básico de estudios consta de seis años, de
emental
los cuales cuatro conforman la educación elemental
y los dos siguientes la “primaria superior”; norma-
tivamente sólo es obligatorio el primer tramo. mo. La
escuela anexa a la normal funciona con maestrosaestros
de notable prestigio, tales como el mencionadocionado
Abraham Castellanos —promotor de la educación ucación

6Alberto del Castillo Troncoso, “Imágenes y representaciones


ntaciones
de la niñez en México a principios del siglo xx”, en Historia
oria de la
vida cotidiana en México, tomo V, vol. 2: Siglo xx. La a imagen,
¿espejo de la vida?, México, Fondo de Cultura Económica/El
a/El Cole-
gio de México, 2004, p. 88.
7Archivo del Registro Civil del Distrito Federal. Acta de defun-
ción de Mario Torres Bodet. Libro 670, foja 304, año 1908.8.
8Elena Poniatowska, “Las enseñanzas de Torres Bodet”, et”, en La
Jornada, 5 de mayo de 2002.

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jaime torres bodet. 115 años

8 l a g ac e ta a b r i l de 2 017
jaime torres bodet. 115 años

Poesía Labras
al frío el esqueleto de una luz tan
exacta
muerte

… contenía su muerte, como su hueso


Jaime Torres Bodet que la boca del aire ya no puede
tocar sin vaho, disolver sin mancha.
el fruto.
rilke

Y enseñas al jardín ¿Por qué inquietarme de tu cercanía,


El fce anuncia la publicación de la la geometría blanca del invierno,
emplomando con sol esos vitrales
Muerte, si la existencia que me
halaga
Poesía completa de Jaime Torres Bodet. a cuyo lago de cristal te asomas,
príncipe del dibujo,
es sólo pulpa de la fruta aciaga
en la que yaces tú, simiente fría?
Presentamos un muestrario de esta voz hielo de abril, maestro del paisaje…
Te imaginé agresión. Te creí daga,
que arde por dentro y limita su expresión música lanza, dardo, arcabuz, flecha
sombría;
con la obediencia a la forma y el sentido Como, para aprenderte
sin despertar las iras
y en vano acoracé la mente mía
pues si, herida, te huí, te encuentro
del decoro. del carcelero insomne
que siempre me vigila,
llaga…

fue menester pensarte Llaga que de mí propio se sustenta:


primero, día y noche, úlcera primordial y previsora,
sobre las blancas teclas oculta ya en la célula sedienta
otoño fiesta bebéis la copa en que se olvida de un instrumento mudo;
y tomad de mi triste sombra humana ahora que la vida en que mi vida actual tuvo su aurora.
La pluie est un filet pour ejemplo de verdad, ciencia de vida…” me deja —a toda orquesta— Nada me matará —Muerte tan
nos rêves anciens. interpretarte, dicha lenta—
rodenbach cantar íntima y conmovida, sino el ser que, por dentro, me
extraño el puro idioma devora.
En la red de la lluvia silenciosa De oro la arena. de puntos y de cifras,
aprisiona la tarde la ternura De esmeralda el mar. el piano sin pedales orquídea
de esta mansa tristeza prematura La tarde ha tendido y la noche sin islas
que me liga en secreto a cada cosa. la red de la lluvia a secar. en que aprendí a tocarte Flor que promete al tacto una caricia
con notas de silencio más que el otoño de un perfume,
El otoño es así… La frente posa El silencio suena —ahora que, entre cítaras suave,
sobre la mano incauta su tortura, bajo el platanar. coléricas y flautas, y que, pensada en flor, termina en
y en el ambiente del jardín perdura El estío esparce ruidos de colmena. la que soñé sonata ave
el lírico desmayo de una rosa. La miel del olvido me hiere sinfonía… porque su muerte es vuelo que se
quisieran las horas labrar. inicia.
Un desaliento súbito y cobarde reloj
acongoja el silencio de la tarde Yo tuve una pena. Párpado con que el trópico precave
con una imploración de despedida. Fue sólo una vela sombría en el mar. En el fondo del alma de su luz interior la ardua delicia,
Y pasó la barca… Pero el duelo ha un puntual enemigo música inmóvil, flámula en primicia,
Mientras la rueca del amor devana sido —de agua en el desierto aurora vegetal, estrella grave.
tras el muerto cristal de la ventana breve en regresar. y de sol en la noche—
el ovillo incesante de la vida… me está abreviando siempre Remordimiento de la primavera,
Con la luna llena, el júbilo, el quebranto; conciencia del color, pausa del clima,
todo corazón, barquero, saliste a pescar… dividiéndome el cielo gracia que en desmentirse persevera,
Regresas vencido: en átomos dispersos,
Todo es posible en esta noche clara. tus redes cayeron al fondo del mar. la eternidad en horas ¿por qué te pido un alma verdadera
Todo está, mientras calla, y en lágrimas el llanto. si la sola fragancia que te anima
preparando Se aquieta la tarde… Serena es, orquídea, el temor de ser sincera?
lo que será su realidad futura. la brisa el palmar. ¿Quién es? ¿Qué oscuros triunfos
Como el tres en el dos que lo precede, Se oye al olvido pretende en mí este avaro? “última necat”
como abril en el vértice de marzo, hilar y cantar: ¿Y cómo, entre la pulpa
como el perdón en la venganza oculto del minuto impermeable, Todas las horas miden el contorno
y como en la raíz secreta y honda Yo tuve una pena. se introdujo esta larva del cuerpo en que te ofreces al
el laborioso porvenir del árbol, Yo tuve una barca, de lágrimas llena, de la nocturna fruta martirio;
todo está prometiéndose en silencio, que, un día de agosto, se hizo a la que lo devora todo mas una solamente
todo está principiando sin descanso. mar… sin dientes y sin hambre? sabrá encontrar tu corazón esquivo.
En una noche tan compacta pueden
el ala más sutil romper un astro, amanecer Pregunto… Pero nadie Todas las flechas de las horas tocan
una azucena desviar la historia contesta a mi pregunta, a tiempo tu destino,
y una sola palabra encadenamos Se reventó la cuerda del silencio sino —en el vasto acecho sobre el tronco del roble al que te
a órbitas sin pausa, recorridas en la lira de plata del alba. de las horas sin luna— atan
—durante oscuros siglos la piqueta invisible como apretadas cuerdas
impacientes— Entre las ramas de la aurora, que remueve en nosotros rencorosas—
por monótonos mundos solitarios. todavía cubiertas de escarcha, una tierra de angustia deseos insaciables y miedos
el orfeón de los pájaros libres cada vez más secreta, instintivos.
Todo puede ocurrir en una noche preludió su cantata. para abrir una tumba
como ésta, de márgenes tan amplios, cada vez más profunda. Pero sólo de una estás pendiente:
donde la sombra es savia ¡Límpida música del aire ¡delgada flecha que vendrá sin ruido
incontenible, en las gargantas resaca en medio de invisibles tempestades,
futuro en ascensión, perpetuo en que parece haber, toda la noche, a liberar tu corazón cautivo
cambio, dormido la frescura de las acacias Por momentos, el alba te devuelve de la coraza inútil de ese cuerpo
complicidad activa con la aurora: altas! una tabla, un tornillo enmohecido que a nadie escuda cuando llega el
día en el manantial, luz en potencia, ¡Concierto de los ecos del barco en que hace siglos trance
amanecer apenas disfrazado… en que el azul de la mañana naufragaste… del combate divino!
recuerda todavía, pensativo,
peregrino desilusionado un llanto juvenil de estrellas claras!… Quisiera reunirlos estrella
ahora, en plena luz. Pero los días
Vuelve al hogar que abandonara un ¡Bendito el día, veleros son que entregan solamente Desde el alba hasta el poniente
día, bendita la estación iluminada al océano en que zozobras está preparando el día
del juvenil tumulto aconsejado; en que todos los pájaros del cielo y de una brújula, un ancla, un nombre una estrella lenta y fría
dobla su cuerpo místico cayado, la tierra escrito que de noche se arrepiente.
moja su frente sangre de agonía. vinieron a posarse sobre la rueda de un timón…
sobre la rama enjuta de mi alma! El nombre Bajo el sol la presentimos,
Dice: “Yo soy aquel que compartía del puerto, nunca visto, en la sombra la pensamos;
en la flor de su abril abandonado, hielo donde una mano, entre gaviotas, pero siempre la esperamos
con vosotros, la poma de un pecado blanca, y jamás la descubrimos.
y el mendrugo cruel de una alegría. Hielo de abril, contra el calor fundido señala —nave o sueño— tu destino.
de esta última rosa del otoño Tierna luz que todo augura
Hoy que mi pecho generoso mana que resulta, de pronto y que nadie al fin advierte
sangre de amor por la ferviente —reflejada sobre un tiempo invertido ¿es verdad que para verte
herida, la rosa de la nueva primavera. no hay noche bastante oscura
venid a mí vosotros que en insana ni en la vida ni en la muerte?•

jaime y josefina a punto de abordar el avión que los llevaría en la ruta buenos aires-lima-méxico, enero 21 de 1935.
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jaime torres bodet. 115 años

Años contra ciones y que, en principio, las aprobaba. Fue menes-


ter, no obstante, una transacción. Y no ligera, pues

el tiempo implicaba un recorte de más de veinte millones de


pesos en el total solicitado. Incluso aquella amputa-
ción no dejó muy satisfecho a don Eduardo. Hay que

viii. reconocerlo: la situación económica del país exigía


cautela. El secretario de Hacienda tenía motivos
para inquietarse. Trataba de evitar la inflación,
En camino que pondría en peligro el valor de nuestra divisa.
Pero, por mi parte, me resultaba imposible detener

hacia la unidad ciertas obras ya comenzadas e ignorar la explosión


de la realidad.
No todas las dificultades con que tropieza el di-
rector de la educación del pueblo son de índole fi-
nanciera. Hay otras, mucho más graves. Y, proba-
En estas breves páginas de Años contra el tiempo blemente, la más profunda radique en la falta de
unidad esencial en el pensar de los mexicanos. No
(Memorias Vol. I, fce), de próxima publicación aludo a sus diferencias políticas inmediatas. Éstas
son comprensibles y —dentro de un régimen de-
por este grupo editorial, aparecen algunas de las mocrático— necesarias y respetables. Aludo, más
bien, a sus divergencias oscuras —e irreductibles—
ideas esenciales de Jaime Torres Bodet educador, sobre el concepto mismo de la nación mexicana.
Francia se enorgullece, a la vez, de sus tradicio-
el pensador preocupado por la enseñanza de la nes célticas y de su origen galo-romano. Vercingéto-
rix y Julio César se han reconciliado por fin, no sé
historia como espacio de reconciliación, no la historia si en los libros de texto, pero en la sangre misma de
los franceses. En Inglaterra, la hostilidad de sajo-
que revive heridas y rencores. Es la época de la unidad nes y de normandos proporciona de tarde en tarde,
a novelistas y dramaturgos, motivo para episodios
nacional impulsada por el gobierno de Manuel Ávila tan alejados de la verdad británica actual como lo
serían —en la Roma de nuestro tiempo— las con-
Camacho. troversias de Octavio y de Marco Antonio.
Entre nosotros, Cuauhtémoc y Hernán Cortés
siguen peleando incesantemente. Hombres y muje-
res que no conocen el náhuatl (y que se apellidan
jaime torres bodet Cervantes, Pérez, García, López o Sánchez) se in-
quietan cuando el gobierno trata de castellanizar
a los indios y —más imperialistas que Moctezu-

E
l 15 de mayo de 1944 asistí —por personal, puedo hablar de dos experiencias. Por di- ma— casi nos propondrían, como idioma oficial, el
primera vez, como secretario de versas, las considero reveladoras. de los aztecas… Otros, con apellidos no menos re-
Educación— a la ceremonia or- En noviembre de 1944, formulé mi primer pro- veladores de la cuna hispánica de sus antepasados,
ganizada, anualmente, a fin de yecto de presupuesto: el previsto para 1945. Ascen- pero con restos de sangre indígena en el cauce de
celebrar el Día del Maestro. día, en números redondos, a ciento noventa y cua- sus arterias, denigran a los habitantes de Tenochti-
Al vestirme, para ir al Palacio tro millones de pesos: setenta y cinco más que en tlan; excusan el suplicio de Cuauhtémoc, que juzgan
de Bellas Artes, no pensé que la el ejercicio anterior. Era secretario de Hacienda un hasta piadoso por comparación con la práctica de
vida me impondría —a lo largo de nueve años— el hombre de gran talento, el licenciado Eduardo Suá- los sacrificios humanos, y quisieran que, además
compromiso de presenciar, con el mismo cargo, rez, amigo mío muy estimado. Me citó cierto sábado de la estatua de Carlos IV, nuestra capital ostenta-
nueve actos de la misma naturaleza. De haber- en su despacho, a las once de la mañana. Llegué car- ra —sobre el mejor de sus pedestales— la efigie de
lo previsto, la idea me habría inquietado, pues mi gado de documentos… y de razones. Don Eduardo Hernán Cortés.
ambición no era entonces la de durar en un puesto me recibió, entre el humo de los mil y un cigarrillos Toda nuestra historia es la consecuencia de
público, por importante que pareciese. Y el que lea que encendía, entonces, más que fumaba. esas dos interpretaciones parciales de nuestra
comprenderá, sin que deba insistir en ello, hasta Nos sentamos. Los confortables sillones de aquel historia. Bajo distintos nombres y con pretextos
qué punto la Secretaría de Educación es importan- salón parecían hechos para anestesiar, en los visi- muy diferentes, se exalta al nativo intrépido, fren-
te para el país, pero su dirección resulta siempre di- tantes, todo ímpetu inquisitivo. Y, antes de que ex- te al cruel y astuto conquistador. O se encomia al
fícil y, en ocasiones, muy poco grata. Si se es honra- trajese de mi cartera el pesado legajo en que figura- valiente conquistador, frente al nativo misterio-
do consigo mismo, se vive en constante apremio. En ban las grandes cifras que —según suponía— iban so e impenetrable… Indígenas y españoles no han
efecto, dados los gigantescos requerimientos por a ser el tema de nuestra charla, principió el licen- hecho aún, por completo, la paz en el corazón de
atender y los medios humildes de que dispone, el ti- ciado Suárez a discurrir, con abundancia y con flui- todos los mexicanos. Quienes añoran, sin confe-
tular de esa dependencia tiene que darse cuenta de dez, sobre la historia de la deuda pública mexicana. sarlo, los tiempos de la Colonia, ven con incerti-
que, en sus manos, el tamaño de lo posible no guar- Me dio en realidad una conferencia, tan graciosa de dumbre —todavía hoy— a héroes de la categoría
da relación con la magnitud de lo indispensable. estilo como preñada de augurios desoladores. Lo de Hidalgo, Morelos y Juárez. Y hasta un escritor
Por lo que atañe a los recursos financieros, dejé hablar. Quise ver hasta dónde podían llegar su como Alfonso Cravioto llegó a concluir un poema
cualquier aumento es heroico para el Estado —e erudición y su capacidad magnífica de humorismo. sobre Cortés con estas palabras: “Te absolverá la
imperceptible para el país. En 1944, con partidas Transcurrieron aproximadamente dos horas. Y, de historia, ¡pero los indios no!”
que sumaban apenas 119 millones de pesos (22 más sus labios, seguían brotando datos, anécdotas y en- Dos Méxicos parecen levantarse ante determi-
que en 1943), me sentía tan pobre como hube de señanzas, sin que nada me hiciese pensar que tenía nados espíritus. El de los misioneros y el de los en-
sentirme después, en 1964, con cuatro mil millo- una idea —por remota y vaga que fuese— del mo- comenderos. El de Vasco de Quiroga, padre de los
nes de presupuesto. La continua disminución del tivo de mi visita. Al dar la una, me levanté. Y lo fe- humildes, y el del marqués de Croix. El de Morelos y
poder adquisitivo de nuestra moneda sirve a los licité por su información. “Ya he comprendido —le el de Santa Anna. El de Benito Juárez y el de Mira-
hacendistas para comentarios muy sabios y muy dije—; me ha dado usted el más largo no que podía món. El de Madero y el de Victoriano Huerta. Pero
complejos, que —a menudo— dan como resultado esperar en un día como éste”. la patria es una. Y, cada día, hemos de afirmarla en
una incitación burocrática al optimismo. Se elogia Dos años antes, me sucedió con él algo semejan- su integridad.
la solidez de nuestra divisa. Y se exalta, al res- te. Había ido —entonces, como subsecretario de A cada instante advertía yo el peligro de las co-
pecto, la fijeza de su convertibilidad con el dólar. Relaciones Exteriores— a presentarle el proyecto rrientes en pugna. Y traté de salvar, frente a los
¡Como si el dólar no hubiera perdido, también, la de presupuesto del “Ramo Quinto”. Aquella vez, en maestros, el principio que me ha parecido más res-
capacidad de compra que poseía hace veinte años! lugar de explicarme las dificultades hacendadas de petable: el de procurar ante todo la unión moral de
Las instituciones internacionales —en las que la República, me preguntó a quemarropa qué opi- los mexicanos. Por eso me alegró que, días antes
tanta influencia ejerce el departamento de Esta- nión tenía yo acerca de una obra de Aldoux Huxley: de la fiesta del 15 de mayo, las circunstancias me de-
do— incluyen al peso mexicano entre las monedas la biografía del padre José, el emisario confidencial parasen una ocasión de explicarme sobre ese tema.
llamadas fuertes. Pero muchos servicios y no pocos del gran ministro del Rey Luis XIII. Adivinando la Los historiadores y los catedráticos de historia ha-
artículos de consumo cuestan ahora diez, quince y finta, le declaré que el libro no me gustaba. “¡Cómo bían preparado una conferencia de “mesa redonda”,
hasta treinta veces más que en 1944. Vivimos fren- —exclamó don Eduardo—, si tiene capítulos ex- acerca de los problemas que plantea la enseñanza
te a dos ascensores: el de los precios y el de los suel- celentes! ¿No recuerda usted, por ejemplo, de qué de la historia de México. El acto se efectuó el día 11.
dos. Uno y otro suben. Aquél mucho más de prisa modo iba el padre José, como embajador, de París a Los organizadores me invitaron a presenciarlo.
que éste. Resulta, por tanto, muy improbable que Roma?… Sí señor, iba lo mismo que cualquier pere- En mi discurso, mencioné la autoridad de Huizin-
los viajeros —el vendedor y el cliente— lleguen jun- grino. En cambio, estoy seguro de que, en la cartera ga y la inteligencia de Valéry. Del primero, cité esta
tos al mismo piso. que trae usted, figura una nueva partida de viáticos frase: “Toda civilización determina lo que quiere
La disparidad que menciono afecta, naturalmen- y pasajes para nuestros plenipotenciarios…” que sea su propia historia”. Y, del segundo, comen-
te, a todo el sistema público. En lo que concierne a En 1944, no llegamos a discutir mis proposicio- té cierto párrafo: aquel en que el pensador mani-
los gastos educativos, a pesar de la generosidad del nes. Le conté al general Ávila Camacho la recepción fiesta que el carácter real de la historia estriba en
gobierno, semejante disparidad implica un serio que me había reservado el licenciado Suárez. Y, un su participación en la historia misma, pues la idea
desequilibrio. Aunque sean muy comprensivos los jueves, a medio día, después de nuestro acuerdo, del pasado constituye sólo un valor auténtico para
secretarios de Hacienda (y suelen serlo, sobre todo don Manuel lo invitó a que pasara por su oficina. el hombre animado por la confianza en el porvenir.
cuando el Presidente lo quiere), las demandas de Al verme, sonrió don Eduardo. El Presidente, con A la luz de esas expresiones, invité a los profeso-
sus colegas tienen a veces que importunarles. En lo muy buen modo, le manifestó que conocía mis peti- res a cancelar el odio en la narración de la historia

10 l a g ac e ta a b r i l de 2 017
de nuestra patria. Pero les indiqué, también, que se- Los historiadores visitaron al presidente Ávila Ca- jores no habrían tenido probablemente que oír mi
ría absurdo tender sobre los dolores de lo pasado un macho en Los Pinos, durante la mañana del jueves voz para colocarse en la actitud constructiva que
velo hipócrita y tembloroso, que daría a las nuevas 18 de mayo. Y dieron por terminadas sus labores en atestiguaron. Sin embargo, tal vez no haya sido in-
generaciones una impresión descastada de nuestra la tarde del mismo día. útil que un secretario de Educación les hablara así.
vida, colocando a los héroes de México en la equí- Pese a la perseverancia en el odio y a la tenacidad
voca posición de protagonistas sin contenido y de *** del rencor, la cultura ha de proponerse agrandar a
seres que pelearon contra fantasmas. México. Y agrandarlo, no en la ignorancia o en el ol-
No disfracemos la historia, nunca. Pero no nos Meses después —el 27 de septiembre de 1944— vido de la injusticia de los intrusos —o del error de
consagremos singularmente a palpar y volver a pude realizar una de mis más vivaces aspiraciones: los mexicanos—, sino con la fuerza de renovación
palpar —a toda hora y en todas las circunstan- abrir al público el Museo de Historia instalado en que posee la vida, cuando se nutre y se desarrolla
cias— las cicatrices que dejaron en nuestro pueblo el Castillo de Chapultepec. Tanto Núñez y Domín- en la libertad.
las heridas hechas a su afán de perduración. No guez como sus colaboradores —bajo las instruccio- No se trata ya de escoger entre el indigenismo y
nos gocemos en abolir el presente y en desquiciar nes de Alfonso Caso— nos ayudaron en la tarea. La el hispanismo. Se trata de entender, con valor, todo
el futuro por sometimiento a las cóleras del pasado. ceremonia resultó conmovedora. Recordé en ella, lo que somos: un pueblo complejo y original, en su
Seamos dignos de aumentar, a la historia hereda- también, la necesidad de una historia justa: sincera, mayor parte mestizo, que se expresa oficialmente
da, la historia nueva: la que sólo podremos hacer pero nunca sectaria; objetiva, pero no indiferente; en español y que siente —a veces— en tarasco o en
con la unión de todas las esperanzas, porque el ol- serena, pero no tímida. maya o en otomí; pero que no está dispuesto a man-
vido sería tan estéril como el rencor. Hablé de los tesoros conservados en el Museo: tener privilegios entre sus hijos y que se afirma en
Paz durable, y unidad sólida y constructiva. retratos de hombres que lucharon unos con otros lo nacional, para contribuir mejor a lo universal.
Ésos fueron los ideales que postulé, a sabiendas y, a menudo, unos contra otros; restos de cóleras y
de que nada se halla más alejado de la paz verdade- pasiones ansiosas de derrocar principios que, sin ***
ra que el fingido apaciguamiento. De ahí que reco- quererlo, consolidaban; polvos de siglos y luz de
mendara a los participantes en la asamblea que no ideas; objetos más duraderos que sus poseedores, y Impregnado de esas ideas, cuatro días después de
ignorasen jamás la opinión de quienes no encarna- espíritu que persiste sobre la inercia de los objetos. aquel en que inauguré la “mesa redonda” de los pro-
ron acaso el ideal progresista de México, pero no “Si monárquicos e insurgentes, conservadores y fesores de historia patria, asistí a la celebración del
por eso dejaron de intervenir, con derecho, en la reformistas, liberales y reaccionarios resucitaran Día del Maestro. Enrique González Martínez —que
vida de la República. —dije—, ¿cuál consejo mejor podrían proporcio- había aceptado participar en la ceremonia— me
“Cuanto más honda y fundada sea nuestra con- narnos que el de no vulnerar la unidad de nuestra acompañó al Palacio de Bellas Artes. Su presencia
vicción —indiqué—, más obligados nos sentiremos nación?… Unos y otros están aquí. De unos y otros fue saludada con la más cálida enhorabuena. Nos
a confrontarla con las convicciones de los demás. fluye nuestro presente. No obstante, por amplio leyó unos fragmentos en que evocaba la figura del
México es un todo. Y una visión incompleta de las que sea el perdón de México, unos están aquí como maestro de escuela que fue su padre. Mientras leía,
razones que algunos sectores de México tuvieron constructores, como descubridores, como civili- admiraba yo la generosidad imprevista de la exis-
para vivir y para luchar, eliminaría de nuestra his- zadores, como libertadores. Ellos han alcanzado tencia. Porque González Martínez no era sólo un
toria ese elemento crítico, necesario, que sólo te- el derecho heroico de fraternizar con sus contrin- poeta excelso. Era mi amigo. Y había sido, durante
men los déspotas o los débiles”. cantes y sus rivales. Pero no aceptarían que fuera años, el guía —inteligente, sabio y cordial— de mis
La conferencia de que hablo se efectuó en el Sa- nuestro recuerdo fosa común. Y no tolerarían que primeros ensayos juveniles como escritor. La ova-
lón Panamericano de la Secretaría de Hacienda. abandonásemos la obra que su muerte dejó incon- ción que los maestros le tributaron avivó en mí un
Había encabezado el comité organizador el poeta clusa: organizar la libertad en la independencia y sentimiento profundo de gratitud.
José de J. Núñez y Domínguez, en su calidad de di- robustecer la independencia con la justicia”. Las palabras que dirigí a los educadores en aque-
rector del Museo Nacional de Historia. Asistieron Deseamos una historia que, sin mentir a los hom- lla ocasión tuvieron necesariamente que traducir la
delegados de la mayor parte de las instituciones bres, sea capaz de reconciliarlos, haciéndoles ver lo inquietud expuesta en este capítulo. Les hablé de
universitarias y culturales del país. Representa- que cada uno de ellos debe a sus semejantes; lo que la importancia de un México unido. Y les pedí que
ba al Estado de San Luis Potosí un revolucionario todos debemos a todos: hasta a los que fueron, algu- se sintieran, en cada escuela, los obreros más res-
ilustre, Antonio Díaz Soto y Gama, quien —por na vez, nuestros enemigos. Lo que pedí, en 1944, a ponsables de esa unidad.
cierto—, en el curso de una de las sesiones, cau- los profesores mexicanos de historia patria, lo pedí, “En vuestra marcha —les indiqué— encontra-
só a los delegados seria inquietud por la forma en en 1951, como director general de la unesco, a los réis múltiples errores, infinitas y hondas deses-
que aludió a las consecuencias del artículo tercero profesores de historia de las regiones más diferen- peranzas. Por momentos, una ola de ira golpeará
constitucional en la enseñanza de nuestra historia. tes del mundo: no aislar los hechos por efecto de una vuestro pecho. Pensad entonces que la injusticia
Alberto María Carreño había ya introducido alar- hostilidad temporal; buscar los motivos de las vio- no se enmienda con la injusticia, que la violen-
mas del mismo tipo, con una intervención que —a lencias que nos ofendieron; comprender las razones cia no es el remedio mejor contra la violencia, y
juicio de varios concurrentes— parecía dictada que guiaron a quienes hubiésemos combatido, de que el arma más resistente para vencer las difi-
por los promotores de las escuelas de criterio más vivir en el tiempo en el que atacaron a nuestro pue- cultades es la firmeza: el vigor del alma que no
opuesto al de los liberales. blo, y no limitar jamás la función histórica a la mera permite que la corrompan ni el conformismo ni
La asamblea eligió como presidente al profesor enumeración de los acontecimientos bélicos, pues la colérica exaltación”.
Chávez Orozco. En la sesión del 17 de mayo, Alfonso todas las aportaciones han de tomarse en cuenta en Escuché aplausos, pero no sentí realmente el
Caso insistió en algunos de los puntos que había yo la consideración de nuestro pasado. Muchas veces, fervor de una adhesión pública positiva. Iba a te-
expuesto el día 11. De manera firme —y muy perso- el que nos trajo dolor nos trajo también cultura. ner que vivir durante años con los maestros para
nal— indicó que, a su juicio, la unidad nacional no Desde el punto de vista formal, las conclusiones darme cuenta de que su colaboración no la ganan
era la unificación total de criterios, ni de actitudes, de la “mesa redonda” no se apartaron mucho de las las frases, sino los actos. ¡Han oído tantas palabras
ni de partidos políticos, lo que resultaría sencilla- ideas expuestas por mí. Pero los días y los trabajos contradictorias, tantas vulgares admoniciones y
mente imposible; sino la subordinación de los inte- de ciertos participantes continuaron sumisos a una tan pocas promesas cumplidas con lealtad!…•
reses particulares a un fin más alto, que es México. sola visión del pasado de nuestro pueblo. Los me-

abr i l d e 2 01 7 de izquierda a derecha: jaime torres bodet, secretario de educación pública, realiza la entrega de libros de texto gratuitos, 1958-1964; jaime torres bodet, secretario l a g aceta 11
de relaciones exteriores, con el presidente miguel alemán durante un acto, 1947-1948; centro alfabetizador núm. 6, sector 4, escuela “saltillo”, saltillo, coahuila;
jaime torres bodet y adolfo lópez mateos realizan una visita a una escuela, ca. 1960. iisue/ahunam/fondo jaime torres bodet.
jaime torres bodet. 115 años

El tráfago por una diferencia en cuanto a edades —entre los


amigos cercanos de Paz en aquella época había va-

del mundo rios estrictos coetáneos de García Terrés, como el


nicaragüense Carlos Martínez Rivas y los perua-
nos Fernando de Szyszlo y Blanca Varela—, por la

Notas sobre diversidad de sus asuntos. Paz dedica buena par-


te de su día a su labor en la embajada y a su cada
vez más amplio círculo de amigos; García Terrés
una amistad explora París y se deja llevar por sus tentaciones,
“múltiples y de incontables órdenes”.4
Y no sólo cedió a los atractivos de París: tam-
bién viajó tanto como le fue posible; visitó Italia,
Adelantamos el prólogo de Rafael Vargas Líbano, Egipto y Grecia (por primera vez).
A mediados de marzo de 1951 García Terrés vol-
a la publicación de la correspondencia entre vió a México, después de visitar Río de Janeiro y
disfrutar del ya entonces celebérrimo carnaval ca-
Octavio Paz y Jaime García Terrés, conjunto rioca. Carlos Chávez lo invitó a reintegrarse a su
equipo de colaboradores en Bellas Artes, esta vez
de documentos muy valiosos para conocer como jefe del Departamento Editorial, y a retomar
la revista México en el Arte, cuya edición había
la labor de los círculos de escritores y artistas coordinado a partir del número 5, de noviembre
de 1948.5
protagonistas de la renovación de las letras En el desempeño de ese cargo se encuentra
cuando recibe la carta de Octavio Paz escrita el
y las artes mexicanas en la década de 1950 domingo 13 de abril de 1952 con que comienza este
epistolario —evidente respuesta a una solicitud de
y años subsiguientes. colaboración por parte de García Terrés.
Después de vivir casi seis años en París (del 9 de
diciembre de 1945 al 30 de noviembre de 1951), Paz
acaba de ser trasladado a la India, y está a menos
de un mes de verse sorprendido con la noticia de
rafael vargas
un nuevo traslado, esta vez a Japón, hacia donde
saldrá el 1º de junio con la encomienda de instalar
la embajada de México ante ese país, con el que el
nuestro había roto relaciones a consecuencia de la
guerra.6
Apenas iniciada la correspondencia entre los
incipientes amigos, se abre una larga pausa, y se

O
ctavio Paz y Jaime García Te- responsabilidad del escritor, de García Terrés. En abre también uno de los periodos más atribulados
rrés se conocieron en París, en todo caso, si éste no llegó a París con una expresa en la vida de Octavio Paz. Justo cuando siente que
los fríos días del final de febre- recomendación de buscar a Paz, no debe haber tar- comienza a comprender y a adentrarse en la cultu-
ro de 1950. Paz, nacido el 31 de dado mucho en encontrarse con él en la representa- ra japonesa, su esposa, Elena Garro, enferma.
marzo de 1914, estaba a punto ción diplomática mexicana. El 9 de febrero de 1950 La descripción más elocuente de su situación la
de cumplir 36 años. García Te- García Terrés le escribe a Carlos Chávez —con el brinda el propio Paz en una carta enviada al poe-
rrés, nacido diez años más tar- que mantendrá correspondencia durante toda su ta francés Jean-Clarence Lambert y a su mujer,
de, el 15 de mayo de 1924, se acercaba a los 26. estadía francesa— que le parece “muy acertado Lena, el 29 de septiembre de 1942:
Paz tenía poco más de cuatro años de residir en que me envíe la correspondencia a la embajada,
la capital francesa, donde se desempeñaba como se- porque casi estoy seguro de futuras mudanzas, y Perdonen el laconismo. Pero atravieso por uno de los
gundo secretario de la Embajada de México; García de esta manera no se perderán las cartas”.1 momentos más duros de mi vida. Helena está grave-
Terrés recién llegaba para estudiar estética en la Se antoja un poco raro que García Terrés haya mente enferma. Aquí no veo la manera de curarla.
Universidad de París y filosofía medieval en el Co- ido a estudiar a París filosofía medieval, porque Hemos pedido el cambio a Suiza, donde deberá hos-
llège de France. Venía de renunciar a la Subdirec- venía de terminar la carrera de derecho y ni la pitalizarse inmediatamente (se trata de algo en la co-
ción General del Instituto Nacional de Bellas Artes, filosofía ni lo medieval tendrían un lugar prepon- lumna vertebral y en el nervio de la espina). Aguardo
donde había trabajado al lado de Carlos Chávez des- derante en la obra que habría de desarrollar, pero sin muchas esperanzas la respuesta de México. Vivi-
de enero de 1947 hasta noviembre de 1949. Había él mismo aclara el motivo en el afectuoso recuer- mos en un hotel y la vida no puede ser más desagra-
decidido dejar ese cargo para poder aceptar la beca do que hace de su maestro en tal materia: Étienne dable y angustiosa. Pero basta de quejas.7
de estudios que el gobierno francés le había ofreci- Gilson.2 Al evocarlo cuenta que después de años de
do justo a comienzos de 1947 —cuando él ya se ha- recibir una educación confesional —que le había El 2 octubre de 1952 saldrá de Japón rumbo a Sui-
bía comprometido a trabajar en Bellas Artes—, una hecho formarse una imagen avasallante de Santo za, donde las afecciones de su esposa tampoco pa-
beca para estudiar lo que quisiera, durante un año, Tomás de Aquino— libraba consigo mismo un de- recen tener pleno remedio, por lo cual la estadía
en una institución de estudios superiores de Fran- bate espiritual que le llevó al estudio de autores en el nuevo país tampoco será larga. El 18 de agos-
cia. La oferta de la beca se renovaría gracias a la franceses neocristianos como Jacques Maritain to de 1953 el secretario de Relaciones Exteriores
perspicacia de François Chevalier, director del Ins- —con el que conversó un par de veces cuando éste acuerda que Paz vuelva al país y se reintegre a
tituto Francés para América Latina de 1949 a 1962, visitó México en diciembre de 1947, al frente de la la Cancillería como subdirector de Organismos
quien comprendía la importancia de fomentar la delegación francesa que participó en la II Asam- Internacionales. El 25 de septiembre, después de
francofilia entre los jóvenes artistas e intelectuales blea de la unesco. diez años de haberse ausentado del país, está de
mexicanos después de la segunda Guerra Mundial. “Étienne Gilson cifró para mí, en París, uno de vuelta en la Ciudad de México.
García Terrés llegó a un país que aún sufría mu- los puntos culminantes en esa prolongada lucha El primer día de ese mismo mes Jaime García
chas limitaciones económicas a consecuencia de por el rescate de mi equilibrio”. Terrés se ha convertido en el titular de la Direc-
aquel conflicto, pero que a la vez resurgía y vivía 1950 fue un año muy importante para García ción General de Difusión Cultural de la Universi-
una extraordinaria efervescencia en el plano social Terrés. No sólo conoció a Paz, con el que habría dad Nacional Autónoma de México.
y en el cultural. Su propia presencia en París de- de construir una amistad muy estrecha, sino tam- Subrayar la coincidencia entre ambos hechos es
mostraba que en aquella época esa ciudad todavía bién a Celia Chávez,3 su futura esposa, y a Carlos importante porque la nueva designación de Gar-
irradiaba una poderosa influencia internacional y Fuentes, que también se convertiría en un amigo cía Terrés beneficiará a Paz en diversos sentidos.
formaba parte del horizonte de centenares de crea- muy cercano. Para comenzar, brindándole un espacio que habrá
dores e intelectuales de América Latina. No menos importante fue para Paz, quien a me-
Octavio Paz, por su parte, había salido de Méxi- diados de febrero recibió los primeros ejempla-
co desde finales de 1943. Una beca Guggenheim le res de El laberinto de la soledad (impreso con el 4 “Bilson y otros”, p.751.
había permitido viajar a los Estados Unidos, con la sello de la revista Cuadernos Americanos), y en 5 Aunque diversos diccionarios y enciclopedias señalan que
García Terrés fue director de México en el Arte de 1948 a 1953, la
intención de realizar una investigación a lo largo de noviembre concluyó la redacción de Águila o sol, revista dejó de editarse después de la aparición de su número 12,
un año. A la postre permanecería dos. En octubre que le hará llegar a Alfonso Reyes un par de meses fechado el 30 de noviembre de 1952, fecha en la que García Terrés
de 1945 fue nombrado tercer secretario de la emba- después, por conducto de Rufino Tamayo, para en- le envía una carta predatada a Carlos Chávez presentándole su
jada de México en París. Llegaría a esa ciudad en la tregarlo al Fondo de Cultura Económica. renuncia a partir del día siguiente “para dejar en libertad a las
nuevas autoridades del Instituto […] para el nombramiento de sus
segunda semana de diciembre de 1945. Desde abril Paz y García Terrés se vieron en París con al- colaboradores”. Termina el sexenio de Miguel Alemán y Chávez
de 1946 vivía con su familia en un amplio departa- guna frecuencia, aunque no demasiada. Trabaron deja la dirección del inba. Lo sucederá Andrés Iduarte.
mento de la avenida Victor Hugo, que en 1950 ya se una relación cordial pero no muy estrecha (en los Con el viaje de García Terrés a Francia la publicación de la revista
prácticamente se detuvo, salvo por la edición del número 9, que
había convertido en un centro de reunión de artis- primeros meses de su trato, según contaba García estuvo a cargo de Joaquín Díez-Canedo. Ése fue el único número
tas franceses e hispanoamericanos. Terrés, se hablaron siempre de usted). Más que que apareció en 1950.
Es muy posible que antes de que Paz y García 6 Sobre la estadía y la actuación de Octavio Paz en ese país,
véanse los libros de Froylán Enciso, Andar fronteras: el servicio
Terrés se conocieran tuviesen alguna idea uno del diplomático de Octavio Paz en Francia (1946-1951), Siglo XXI
otro, ya fuera a través de amigos comunes —Al- 1 Carta de JGT, recogida en Epistolario selecto de Carlos Editores, México, 2008, y de Aurelio Asiain, Japón en Octavio
fonso Reyes, Carlos Chávez, Salvador Novo—, o a Chávez, fce, 1989, p. 503. Paz, fce, México, 2014.
través de la lectura. El 18 de agosto de 1949 había 2 “Gilson y otros”, en Obras II. El teatro de los acontecimien- 7 Recogida en Jardines errantes. Cartas a J. C. Lambert, 1952-
tos, fce/El Colegio Nacional, 1997, pp. 761-766. 1992, un epistolario cuya lectura vale la pena entreverar con la de
terminado de imprimirse la primera versión de Li- 3 Hija del distinguido cardiólogo Ignacio Chávez (sin parentes- éste, ya que ambos comprenden aproximadamente el mismo lapso
bertad bajo palabra, de Paz, y dos días después La co alguno con Carlos Chávez). de tiempo.

12 l a g ac e ta a b r i l de 2 017
e l t r áfag o de l m u ndo. nota s sob re u na a mista d

de ponerlo en el centro de la atención del público La otra cosa en la que se permite trabajar es la
mexicano en general —pues Difusión Cultural traducción del libro de Matsuo Basho, Sendas de
pronto comenzará a desarrollar una importante
Apenas iniciada la Oku, que hace al alimón con un joven hispanista y
serie de actividades en diversos ámbitos—, y de correspondencia entre los diplomático japonés: Eikichi Hayashiya, destacado
los lectores de literatura en especial. en México desde 1952 como agregado cultural de
García Terrés opera una transformación en la
incipientes amigos, se abre una la representación de su país. Trabajan durante seis
Revista de la Universidad que se advierte al cabo larga pausa, y se abre también meses —de abril a octubre de 1955— y concluyen su
de unos cuantos números. Y no es porque bajo la versión justo unos días antes de que Hayashiya re-
vigilancia de sus últimos conductores —Antonio
uno de los periodos más torne a su patria.
Acevedo Escobedo el último de ellos— la revista atribulados en la vida de Octavio Paz entrega esa traducción a García Terrés para
haya tenido una mala calidad; contaba con ma- la colección universitaria que éste dirige personal-
teriales legibles y notables colaboradores regu-
Paz. Justo cuando siente que mente: Poemas y Ensayos. Se publicará un anticipo
lares, como Alí Chumacero, pero carecía de un comienza a comprender y a en el número de octubre de 1956.
proyecto, de una visión que García Terrés sí sabe Pero la ausencia de Paz como autor en las páginas
conferirle. Convierte una publicación oficialista y
adentrarse en la cultura de la Revista de la Universidad también se debe al
heteróclita en una revista cultural, con un marco japonesa, su esposa, Elena apoyo que ha decidido brindar a la Revista Mexica-
eminentemente literario, pero en el que también na de Literatura, de cuyo nacimiento es en gran me-
hay buena cabida para las demás artes, las ciencias
Garro, enferma. dida responsable.
sociales y las ciencias. Para el primer número (septiembre-octubre de
En el número de noviembre ya ha incorporado a 1955) Paz entrega un poema que causa polémica por
Carlos Fuentes a la secretaría de redacción y muy su acerba crítica política: “El cántaro roto”.
pronto se allega un grupo de colaboradores cons- Por supuesto, la llegada de Paz a México, “trayendo No hay rivalidad entre publicaciones que en rea-
tantes —Henrique González Casanova, Emmanuel un diluvio de ideas e incitaciones frescas”, como lo lidad están emparentadas. Carlos Fuentes y Emma-
Carballo, Enrique González Rojo, Eduardo Lizal- recuerda García Terrés,9 también beneficia a su jo- nuel Carballo, directores de la Revista Mexicana,
de, Carlos Valdés— que lo acompañan en la parte ven amigo, y su participación en el naciente proyec- han sido colaboradores de García Terrés en Difusión
inicial de ese cambio. to de Difusión Cultural enriquece éste de manera Cultural de la unam. El propio García Terrés saluda
Paz no tarda en colaborar con García Terrés. En decisiva, no sólo por su acción directa, sino también el surgimiento de la Revista Mexicana desde “La Fe-
el número de la Revista correspondiente a enero por los colaboradores que poco a poco le procura. ria de los Días”, la columna que mantiene en la Re-
de 1954 se incluyen seis de los poemas que apare- Es razonable, por ejemplo, suponer que Luis Cer- vista de la Universidad, y colabora con tres poemas
cerán agrupados en el libro Semillas para un him- nuda comienza a colaborar con la Revista gracias a para el segundo número de la Revista Mexicana.
no, impreso por el Fondo de Cultura Económica el Paz, lo mismo que Manuel Durán y, esporádicamen- Y Paz no deja de estar presente en la Revista de
20 de noviembre de ese mismo año, y de una u otra te, Dámaso Alonso. la Universidad de una manera u otra. En 1955 se pu-
manera tiene una presencia continua en los cuatro Naturalmente, a lo largo de los seis años que blican reseñas relativas a él de Emmanuel Carballo
primeros números de 1954. Octavio Paz vive en México, la correspondencia se y de Ramón Xirau. En 1956 el poeta guatemalteco
En el número de febrero aparece la entrevista interrumpe, salvo por un breve periodo de poco Raúl Leiva escribe una elogiosa nota sobre El arco y
(extensa, para las publicaciones de la época) que más de tres meses —noviembre de 1956 a marzo de la lira, y en enero de 1957 el poeta colombiano Fer-
en agosto de 1953 le hiciera en Ginebra, Suiza, el 1957— en el que Paz es comisionado por la cancille- nando Charry Lara escribe un extenso y notable en-
argentino Roberto Vernengo (en la Revista su ape- ría mexicana en Nueva York para participar en las sayo sobre la poética de Paz en general y sobre El
llido se imprime con una errata que le depara el actividades conmemorativas por la fundación de la arco y la lira en particular.
sino más bien pesimista de “Vernegro”, y como Organización de las Naciones Unidas. La admiración que García Terrés tiene por la
tal es citado todavía hoy en muchos artículos y li- Es justamente durante esos seis años no docu- obra de Paz se refleja en las páginas de la Revista
bros). Prácticamente desde el principio, la Revista mentados por cartas que la amistad se afianza. Paz de la Universidad. Hay un trato deferente hacia su
es una caja de resonancia de lo que Paz hace y de se une con frecuencia a la tertulia sabatina del gru- trabajo y hacia su persona, es obvio.
los contactos que mantiene con otros países. po de “Los divinos”, un grupo de escritores y artis- En lo que Paz se mete de lleno a partir de marzo
En la edición de marzo su imagen figura de ma- tas que desde mediados de 1955 se reunía a comer de 1956 es en el proyecto de Poesía en Voz Alta, que
nera prominente en una fotografía tomada por Ri- todos los sábados en el restaurante Bellinghausen, desde el primer momento lo entusiasma. Se invo-
cardo Salazar en la Facultad de Filosofía y Letras en la calle de Londres de la Ciudad de México. lucró tanto que para contar con una obra original
el 15 de marzo, día en que, con la participación de El núcleo del grupo lo formaban los más asiduos: en el segundo programa se comprometió a escribir
Luis Buñuel, Manuel Álvarez Bravo, Efraín Huer- Joaquín Díez-Canedo, Alí Chumacero, Henrique una pieza de teatro corta. Lo hizo en poco menos de
ta, Paz y otros, se celebra la mesa redonda “El cine González Casanova, Guadalupe Amor, José Luis cinco meses. Así nació La hija de Rappaccini, que
como expresión artística”. Con ella comienza el Martínez, José Alvarado, Ricardo Martínez, Abel aparecerá en el número 7 de la Revista Mexicana de
Seminario de Cine que promueve la Dirección de Quezada, Max Aub y García Terrés, pero alrededor Literatura, correspondiente al bimestre septiem-
Difusión Cultural. En el texto relativo al Semina- suyo podría citarse una veintena de nombres más, bre-octubre de 1956. Se escenificaría en noviembre
rio se indica que Paz se encargará más delante de entre ellos el del pintor Juan Soriano y el del cineas- de ese mismo año.
hablar sobre “El cine poético”. ta y caricaturista Alberto Isaac, todos más o menos Para Paz, “el teatro es, ante todo, poesía”. Y con
En la entrega de abril, la sección de libros in- pertenecientes a una generación cosmopolita, pro- esa convicción concuerda García Terrés, por cuya
cluye una nota sobre un libro impreso en Francia hijada por la generación inmediatamente anterior, iniciativa, enriquecida por las ideas de Paz y Juan
en 1952, del cual han llegado unos cuantos ejem- la de Contemporáneos, con la que había comenzado José Arreola, surge el proyecto de Poesía en Voz
plares a las librerías mexicanas: la Anthologie de la renovación de la cultura mexicana. Alta. Paz le señala a la China Mendoza en una entre-
la poésie mexicaine, que Octavio Paz preparó por Ese grupo generacional fue el que dio empuje y vista de la época:
encargo de Torres Bodet para la unesco. El propio fortaleza al proyecto cultural que desde la Uni-
Torres Bodet solicitó al célebre Paul Claudel —a versidad encabezó García Terrés, y sería también, Quizá lo importante de Poesía en Voz Alta es que se
quien admiraba— un prólogo escrito ex profeso andando el tiempo, el que arroparía y apoyaría la trata de un grupo —actores, directores, pintores, es-
para la antología. Todo, en conjunto, parecía una carrera literaria de Paz desde mediados de los años critores, que se proponen crear un estilo, una manera
muy buena idea. Pero su realización resultó falli- cincuenta. de representar en la que la palabra se reconcilia con
da. El comentarista señala que no por causa de Paz La colaboración entre ambos poetas durante ese el gesto, la danza y la música. Este grupo, en circuns-
y deslinda responsabilidades: periodo es claramente visible pero, contra lo que ca- tancias normales, quizá no habría podido subsistir. La
bría esperar, menos a través de las páginas de la Re- Universidad —y muy especialmente el doctor Efrén
una selección justa y un brillante aparato crítico no vista (en las que se incluyen colaboraciones de Paz, del Pozo y el poeta y crítico Jaime García Terrés— han
bastan para cumplir el objeto que se perseguía, o o sobre su obra, de manera más bien esporádica) hecho posible que el esfuerzo continúe y no se rompa.
sea, el de comunicar a un pueblo que habla francés, que por medio de las actividades preparadas por la Esto, en México, es excepcional.10
los valores fundamentales de una poesía escrita en Dirección General de Difusión Cultural. Por ejem-
español. Hubiera sido preciso, en efecto, que al lado plo, el único texto redactado por Paz que aparece en Entre 1956 y 1963, Poesía en Voz Alta habría de pre-
de la selección y del prólogo (hablamos del prólogo la Revista en 1956, en el número correspondiente sentar ocho programas. Paz no participaría en todos
de Paz; el de [Paul] Claudel podría servir indistin- a junio, es la extensa conferencia sobre el surrea- ellos. En agosto de 1959 vuelve a Francia, como en-
tamente para una colección de poesía persa o para lismo que pronunciara dos años antes (el jueves 7 cargado de negocios, y en abril de 1962 es nombrado
presentar sus propias obras), se incluyera una tra- de octubre) en la sala Manuel M. Ponce del Palacio embajador ante la India. En Nueva Dehli escribirá,
ducción decorosa y aproximada. Lo cual no es, por de Bellas Artes. Fue la tercera disertación del ciclo en 1963, lo que para él significó esa aventura: “La
desdicha, el caso. “Los grandes temas de nuestro tiempo”, organizado verdadera vanguardia [teatral] nace con Poesía en
por esa misma Dirección. Pero no hay artículos o Voz Alta. O, más bien, renace: su antecedente, ya
Firma la nota Martín Palma, uno de los pseudóni- ensayos escritos ex profeso para la Revista en el ‘56. que no su origen, es el grupo Ulises y las primeras
mos que García Terrés utilizó a lo largo de su vida, Tampoco se publicó un solo texto de Paz durante el tentativas teatrales de Villaurrutia y Lazo. El nom-
quizás el más recurrente de ellos.8 año anterior. Es fácil explicarnos por qué. bre no expresa enteramente las ideas y ambiciones
A lo largo de 1955 Paz ha dedicado la mayor par- de sus fundadores. Ninguno de ellos —Juan Soria-
te del tiempo que le deja su cargo en la cancillería a no, Leonora Carrington y yo– teníamos interés en
escribir El arco y la lira. Apenas si se permite hacer el llamado teatro poético; queríamos devolverle a la
otra cosa. Lo termina en los primeros días de no- escena su carácter de misterio: un juego ritual y un
viembre. Lo entrega al Fondo de Cultura Económica espectáculo que incluyese también al público”. 11•
en la segunda semana de enero. El libro terminará
8 A Paz la antología no le gustaba. Cuando le envía un par de de imprimirse el 24 de marzo de 1956, justo una se-
ejemplares a Alfonso Reyes, en abril de 1953, le comenta: “La
traducción es bastante infiel, a pesar de que, dicen, fue revisada mana antes de que Paz cumpla 42 años. 10 María Luisa Mendoza, “Poesía del siglo xiv y prosa de los
dos o tres veces. El prólogo de Claudel es un pegote. […] En fin, veintes: Triunfan sobre melodramas, adulterios y crímenes”,
tampoco estoy muy satisfecho con mi selección, aunque tampoco México en la Cultura, suplemento de Novedades, 19 de marzo de
la condeno por completo”. Carta de OP a Alfonso Reyes, recogi- 1957, p. 8.
da en Alfonso Reyes / Octavio Paz. Correspondencia (1939-1959), 9 Jaime García Terrés, “Buñuel”, en Obras II. El teatro de los 11 En “El precio y la significación”, Puertas al campo, unam,
edición de Anthony Stanton, fce, México, 1998, pp. 199-200. acontecimientos, fce/El Colegio Nacional, 1997, p. 666. 1966, p. 274.

abr i l d e 2 01 7 l a g aceta 13
a d e lanto

Preludio y fuga no cruza por el eterno cable de un


teléfono descompuesto; hay dema-
siones, pasiones, manías, neurosis,
misantropías esporádicas, “sombría

en yo menor siado humo como para pensar que


la mirada contempla el objeto de su
investigación sin reparar en falsos
focos o elementos distractores.
fidelidad a las causas perdidas”, me-
lancolías más o menos recurrentes,
frivolidades, chácharas.

De ahí que el ensayo se correspon- Encomendado a esa “sombría fideli-


da a lo que, en criminología, se ha dad” de la que hablara Victor Hugo,
dado en llamar “juego de indicios”. Helguera opuso la neurosis privada
Adelanto del prólogo del autor Como explica Leo Perutz en los pá- a la salud pública, las “misantropías
rrafos finales de su novela El maes- esporádicas” a una filantropía culpo-
a Historia de mi hígado y otros ensayos, tro del Juicio Final: sa, la baratija al artículo de lujo. Alto
poeta de vuelos al ras, “murciélago al
una recopilación de textos que dan Con este término [se denomina] un mediodía”, Helguera escribió ensayos
impulso de automortificación obser- para decir lo que la palabra ideal de
rienda suelta a la divagación informada, vado en muchos culpables de delitos la poesía, por increíble que parezca,
considerados más o menos graves, y no puede decir: la idea apalabrada.
al juego imaginativo, al buen humor que consiste en tergiversar las prue- Parecería que el ensayo personal
bas de su propio crimen para acabar es el reducto en el que sobrevive la
y al guiño, sin faltar al rigor del exigente demostrando que, de haberlo querido voz entrecortada, el humor blan-
el destino, podrían ser totalmente quinegro, la vocación miniaturista,
género del ensayo libre. Próxima inocentes del hecho que se les imputa. la aguda ingenuidad y el espíritu
Se da por lo tanto un rechazo exquisitamente malogrado del poeta
publicación del fce. contra el propio destino y contra todo menor. Los “pequeños temas, o gran-
lo que parece como irreversible. Y sin des, abordados en pequeño” desde el
embargo, visto desde una perspectiva ensayo personal poseen el encanto de
más elevada, ¿no ha sido éste desde un desnudo para deleite exclusivo del
hernán bravo varela siempre el origen de toda creación cuerpo que lo hace por el puro placer
artística…? de quitarse la ropa, manchada de
ojos, sin que nadie más lo mire.

U
n poema breve (es más, un ese concepto que Poe acuñó para el Juego cruzado de entendimientos y Tal es el caso de Luis Zapata de
solo verso) tiene el poder cuento moderno: “unidad de inten- desentendimientos con la reflexión, Chaves (1526-¿1594?). Contemporá-
largamente codiciado por ción”. El ensayo se sostiene en el el ensayo, como dije antes, sólo tie- neo estricto de Montaigne, educado
el filósofo y el historiador ocio, relajamiento o distensión de la ne el compromiso de hacer coincidir en la corte como paje de la empe-
de corroborar o refutar una verdad idea; en su atenta invitación a diva- la idea con su proceder frente al ratriz Isabel de Portugal, amigo y
sin otra referencia que él mismo. gar en torno a aquello que propone. destino trazado y a lo irreversible compañero de Felipe II, con quien
Salvo contadas excepciones, el lector Aunque a veces lo oculte, el ensayo de una fe universal, el libre albedrío recorrió Europa, Zapata de Chaves
de poesía no depende de una nota al no es la inquisición o el fallo inape- y la constante revisión de intuicio- tuvo la desdicha de vivir en un país
pie de página, un marco teórico o un lable sobre un tema. Deja en manos nes microscópicas. Pero la idea es y un siglo llenos de geniales poetas
manual de instrucciones para poder de los lectores la responsabilidad (y, altamente volátil, y el ensayista debe como la España del xvi. Sin embar-
interpretar la música del pensamien- sobre todo, la ilusión) de que se le seguir con firmeza los indicios que go, la privilegiada instrucción que
to que encierran los catorce compa- atribuya una arista moral, un sesgo se desprenden de su búsqueda, aun recibió no cambió en nada su poesía:
ses de un soneto de Shakespeare o ético. La minima moralia del ensayo cuando terminen por echar abajo la insulsa, carente de la chispa que
los cinco de una lira de san Juan de está en la coincidencia de la idea con creencia que dio origen a tal bús- incendió las obras de Lope, san Juan,
la Cruz. El amor terrenal y las bodas su proceder, no en la satisfacción de queda. Es por eso que en el personal fray Luis, Quevedo o Góngora. Pese a
con Dios no son sino el cuerpo de una nuestros apetitos de verdad. Nada essay o “ensayo personal” —término ello, Zapata no dejó de escribir, pero
misma (y, a la vez, única) experien- puede hacer el amor ciego a la ver- que emplean los estadunidenses para abocó sus esfuerzos a la redacción de
cia humana, erizado por la caricia dad frente a la visionaria seducción diferenciar al ensayo de carácter una joya bibliográfica: su Varia his-
sobrenatural del lenguaje. De pronto, de un argumento. íntimo de aquél destinado a la tri- toria o Miscelánea (1589). En los dos-
el lector de poesía se convierte en el Algo así pensaba Bacon al inten- buna, la discusión y el análisis—, el cientos cincuenta y cinco fragmentos
sultán Schahriar a quien, noche tras tar una curiosa empresa: redactar empirismo rige la disertación de una que la componen, Zapata combina la
noche, Scherezada cuenta mil y una un libro compuesto por ensayos que vivencia. Pese a su libertad de tono, ficción y el consejo con el discurso
historias. Ella debe contarlas para comprobaran una tesis con todo el el empirismo del personal essay es a latino o el protoensayo, que media
no morir, pero él necesita oírlas para rigor literario y filosófico posible, menudo normativo y hasta dictato- entre las dos primeras y en donde el
seguir viviendo. La vida de Schere- mientras los otros, los inmediata- rial. Y no podía ser de otra manera: el yo se quita el sombrero ante el paso
zada depende de Schahriar, pero la mente posteriores, comprobaran ensayista se encuentra solo frente a del cortejo social. “He aquí como
de Schahriar depende de otras vidas una opuesta; todo ello, claro está, una multitud de grandes temas, dog- yo no tengo otro principal fin de mi
en la melodiosa voz de ella. En otras sin caer en contradicción. También mas, clichés y malos entendidos, con propia gloria —dice Zapata—, sino
palabras, la poesía convence por Tournier al elaborar El espejo de las su palabra en la punta de la lengua. de acarrear al lector cosas que le den
compasión. ideas, un volumen de ensayos en el Su causa está perdida de antemano gusto, aunque sean ajenas, como fue
En cambio, un ensayo (es más, uno cual, como Noé, metió en el arca de entre las preocupaciones actuales de esta invención nueva que salió en
solo de sus aforismos) convence no la “página perfecta” parejas reunidas la humanidad, pues cualquier punto nuestros tiempos, de que yo no sé el
por la verdad que encierra —verdad por la antigua división geométrica del de vista, cualquier “modesta propo- autor…” Según Menéndez y Pelayo,
cuyo único autor intelectual y ma- mundo: el hombre y la mujer, el agua sición” que eluda el plural de modes- el resultado fue una prosa “inculta
terial es el propio ensayista—, sino y el fuego, la palabra y la escritura, el tia, corre el riesgo de ser tachada de y desaliñada, pero muy expresiva y
por seducción. Por falaz, chabacana tiempo y el espacio, Dios y el Diablo... orgullosa, egoísta y subjetiva; peor sabrosa”. Según sus pocos lectores
o impropia que resulte, la verdad ¿Cómo llevarlo a cabo? La respuesta aún, de cínica globalifobia. en el siglo xxi, la prosa de Zapata es
que expone el ensayo guarda un se localiza en los remedios milagro- Con todo, el ensayo sigue tenien- un conmovedor autohomenaje a la
asombroso parecido con la verosimi- sos de una retórica dosificada, en do por materia el multívoco yo en necesidad y tenacidad de la escritu-
litud del cuento: nos da argumentos que esos mismos remedios alimen- un planeta ecologista y devastado, ra, elevadas por encima de algo tan
momentáneamente perdurables para ten nuestra propia suspicacia con incluyente y discriminatorio, laico y imposible como el genio. Un poeta
renovar nuestra fe en lo perdura- respecto a una verdad uniforme, sin fundamentalista: el espejo empaña- menor que acabó siendo ensayista
blemente momentáneo; no la “sus- sombra o perspectiva, en todo lugar y do de las ideas. En dicho escenario, en toda la inconsciente y moderna
pensión de la incredulidad”, según tiempo para todos. el ensayo no oculta sus tropiezos ni extensión de la palabra.
Coleridge, sino la suspensión de la Si hay muerte después de la vida, evita retractarse; quien lo cultiva Distanciado algún tiempo de la
creencia. (De hecho, si prosiguie- si hoy el arte es corto y la vida larga considera más útil mostrar las hue- poesía, como Zapata, mitigué mi
ra con la tipificación de los delitos o el silencio es tan sólo un rumor llas que dejaron sus errores, indicar desánimo con reseñas de libros,
literarios, afirmaría que el cuento de gente parlanchina; si estos tres el rumbo incierto que tomó para luego con crítica literaria y, de ahí,
opera por convicción. Sin embargo, equívocos pueden adquirir la catego- llegar a su meta. Un brindis en honor con ensayos personales y autobio-
la convicción que promueve tiene un ría de temas con cierto “desarrollo a las causas perdidas, un generoso gráficos. En estos últimos he tocado
límite: el del propio relato. Nada hay sustentable”, es gracias a una exposi- brindis ofrecido por un hombre, asuntos como el esplendor y la caída
después de la última página, mucho ción personalísima de la pluralidad, mitad Dios y mitad Diablo, al ejército de la balada romántica, el escapismo
menos antes de la primera. Su uni- a un autorretrato honestamente numeroso de sí mismo. y el spleen que entrañan la demora en
verso es devorado por el hoyo negro artificioso de nuestras obsesiones. Luis Ignacio Helguera ya lo adver- un baño o el arte poéticamente inco-
de las tapas al cerrar el libro.) Allí el eclecticismo, que en el cuento tía en la “Nota preliminar” a ¿Por rrecto de enfermar y curarse. Sólo
Quizá esta digresión sea útil para o la novela podríamos calificar de qué tose la gente en los conciertos?, espero que este mercado de pulgas
resaltar las discrepancias que hay descuido, se alza en el ensayo con una recopilación de “ensayos perso- ofrezca al lector alguna baratija de su
entre el ensayo y el cuento; pero, so- la majestad de la congruencia. Es nales” en torno a los ferrocarriles, gusto, a la que el tiempo pueda brin-
bre todo, para concederle al primero más, por ser reflejo de la charla y el la distracción, las supersticiones o darle un valor afectivo tan alto como
una mayor independencia como pensamiento, dispersos y caóticos al el récord de manejo de los escritores su depreciación intelectual.
estado libre asociado del segundo, límite de lo contradictorio, la técnica mexicanos: También propongo a este lector el
aunque también de géneros como mixta del ensayo refuerza la seduc- mismo juego que Tournier: encontrar
el teatral, el periodístico y hasta el ción que ejerce sobre sus lectores. Quise aquí convocar y confrontar pe- el parentesco que une la presente
poético. Un ensayo de Montaigne, Hay demasiado ruido en el mundo queños temas, o grandes, abordados miscelánea. Al menos, ya tiene los
Stevenson o Reyes jamás lograría como para pensar que una opinión en pequeño; dar cauce libre a obse- indicios para hacerlo.•

14 l a g ac e ta a b r i l de 2 017
el té de tornillo del profesor zíper

El té A
lex salió a la calle. Vio un pe-
rro callejero y un camión que
descargaba refrescos de co-
lores en la tienda de la esqui-
na. La vida proseguía como si

de tornillo nada. Sin embargo, para él, la


calle se había transformado en
el lugar donde comenzó una aventura. A los doce
años, su hermano y su novia abandonaron todo
para vivir un instante eterno de felicidad. Ahora

del profesor estaban hartos de tanta repetición y requerían de


su ayuda.
En la noche, Alex preparó macarrones de cenar.
La tía Trini dijo que estaban muy duros pero se
sirvió tres veces. Después de lavar los platos, el

Zíper muchacho se dirigió a su familia:


—Voy a partir por unos días. Lucio necesita mi
ayuda.
Sus ancianos padres estaban un poco sordos y
no entendieron lo que decía. En cambio, el tío Pepe
protestó:
—¿Y quién nos va a dar de cenar? ¿Quién va a
planchar la ropa, tender la cama y cortar los pelos
La saga del profesor Zíper continúa. de mis orejas? ¿Quién me va a lavar los dientes?
—Tu comida es asquerosa —dijo la tía Trini—,
Publicamos un adelanto de esta narración pero soy tan amable que me sacrifico comiéndola
todas las noches. No me dejes, cocinero de cuarta
del ingenioso y magnífico escritor Juan Villoro. categoría.
Poco a poco, los padres entendieron de qué se
Literatura fantástica jocosa para niños, trataba todo.
—¡No puede ser! —exclamó la madre—. ¡Todos
adolescentes y adultos que conservan la mis hijos se van de la casa cuando cumplen doce
años!
inocencia infantil o quieran regresar a ella. —Esto es distinto, mamá. Te prometo que re-
gresaré con Lucio y María.
—¿Y quién es María? —preguntó el padre.
—Su novia.
juan villoro —¿Tan chiquito y ya tiene novia?
—Papá, Lucio tiene 24 años. María es su novia
desde hace doce años.
—¿Doce años de novios? ¡El mundo se ha vuelto
muy raro! Por eso me gusta tanto dormir y soñar
con la época en que se viajaba en carreta y no se
habían inventado las computadoras ni los pollos
rostizados. Todo lo moderno me da sueño —el pa-
dre bostezó largamente.
—Querido pariente —la tía Trini se dirigió a
Alex—: la mención de los pollos me abrió el ape-
tito. ¿Podrías darme otro plato de tus horrendos
macarrones?
Al día siguiente, Alex colocó un letrero en la
Tintorería Espacial:
FUI A UN LUGAR DONDE NO EXISTE
EL TIEMPO, O SEA QUE NO SÉ
CUÁNDO VUELVO.
Luego buscó la Isla de los Inmortales en el mapa
y no la encontró.
Sólo una persona podía ayudarlo. Habló al 000
de Michigan, Michoacán, y escuchó un estruendo
al otro lado de la línea.
—¡Uauuuuu! —gritó el profesor Zíper—. Es-
tamos oyendo el nuevo disco de Nube Líquida —
Zíper tenía estupendo oído y reconoció la voz de
Alex—. Te recomiendo la canción “Chaleco con
mangas”. Por cierto, ¿has visto un chaleco con
mangas en una tintorería?
—¿Se refiere a un saco?
—Me refiero a un chaleco con personalidad de
chaleco y mangas adicionales.
—No he visto nada parecido.
—Buen pretexto para que yo lo invente.
—Profesor, en realidad quería hablarle de otra
cosa.
—¿¡No te interesa mi chaleco con mangas!?
—Es que tengo un problema…
—¿Un problema simple o cuántico?
Alex se rascó la cabeza:
—Supongo que cuántico.
—Ven a Michigan, toca a mi puerta, límpiate los
zapatos para no ensuciar mis escalones, tómate
una buena taza de chocolate con aceite de castor
y dime lo que quieras, que la ciencia te ayudará.
Y ahora, querido amigo, te dejo porque se me está
quemando el experimento de los huevos revueltos.
Por cierto, ¿sabes cocinar?
—Más o menos, pero a la tía Trini no le gusta lo
que hago.
—Me acuerdo muy bien de ella. La conocí cuando
instalé el planchado vía satélite. Es una mujer de
paladar gordo. Los científicos somos muy curiosos
y yo inspeccioné su garganta. La gente de paladar
gordo sólo reacciona a lo muy picante. Trini no pue-
de valorar tus consomés. Te haré una pregunta de
mayor exactitud científica: ¿sabes hacer huevos re-
vueltos?

abr i l d e 2017
2 01 7 © r a fa el b a r a ja s du r á n l a g aceta 15
el té de tornillo
orni llo del
d e l profesor zzíper
íper

—Antes debo ir con Zíper. —Ahí tienes todo lo necesario para hacer un
—¿El famoso científico loco? sándwich silvestre.
—Famoso sí, loco no estoy tan seguro —dijo Alex abrió la caja. Esperaba encontrar comida,
Alex. pero se topó con fierros y ganchos.
—Prefiero que sólo viajemos tú y yo. Los grupos —¿Qué es esto?
grandes complican las excursiones. Te lo dice un —Aquí no hay restaurantes ni supermercados.
experto. Tenemos que sacar provecho de la naturaleza.
—Usted sabe llegar a la Isla, pero no puede hacer Bajaron del jeep. Leonardo Coronel usó sus ins-
que mi hermano y María salgan de ahí sin enveje- trumentos con gran destreza. Enrolló hierbas, cor-
cer. Para eso necesitamos un invento. tó hojas, exprimió frutos y untó cortezas hasta pro-
—Estás en lo correcto, marino mercante. Vaya- ducir algo que parecía una crepa de vegetales.
mos a Michigan, Michoacán. Afuera está mi jeep —El sándwich silvestre —anunció con orgullo.
—Sí. de explorador. Tiene llantas para pantano y aire —Se ve un poco raro.
—¿¡Y qué esperas para venir!? Un delantal de acondicionado para África. ¡Ah!, se me olvidaba lo —Por supuesto. Es comida en estado salvaje.
cocinero te aguarda en la Calle Brócoli, número 1 más importante: llevo herramientas para hacer un Alex mordió el sándwich y quedó sorprendido:
al 40, puerta verde —el científico colgó el teléfono. sándwich silvestre. aquello era delicioso.
Alex se quedó muy confundido. Zíper tenía gran- Alex y Leonardo estaban a punto de salir cuando Los nuevos socios comieron el manjar y luego si-
des ocurrencias; sin embargo, pensaba en demasia- llegó un visitante. Llevaba un traje rosa que lo hacía guieron su camino.
das cosas al mismo tiempo. ¿Entendería la urgencia ver como un inmenso algodón de azúcar y un pa- En el bolsillo, Alex llevaba el pequeño reloj de
que él tenía? ñuelito tricolor entre sus dedos. arena que el anciano había tenido en la garganta.
Sacó los billetes de la caja registradora y buscó La cara del hombre estaba tan desfigurada por
a Mediodía para despedirse de él, pero el gato es- la tristeza que Alex tardó en reconocer a Juvenal Mientras Alex y Leonardo Coronel avanzaban rum-
taba escondido: Leonardo Coronel había entrado al Maxifab. El Zar de la Espuma lloró hasta que le sa- bo al lejano Michigan, Zíper hacía experimentos en
negocio. lieron pompas de jabón de los ojos: compañía de su amiga Azul, que había ido de vaca-
—¿Te vas por un tiempo, alpinista? —el vende- —¡Miren lo que ha pasado! ¡¡¡No puede ser!!! ciones al pueblo.
dor de pieles señaló el letrero que Alex había puesto —se enjugó las lágrimas con el trapo tricolor, que El profesor estaba maravillado con la habilidad
en la puerta. se hizo aún más pequeño al contacto con la hume- de la niña para ordenar la casa. Zíper era tan dis-
—Sólo por unos días. Voy en busca de mi her- dad—. ¡No! ¿Pero qué hago? ¡Estoy encogiendo la traído que podía guardar el cepillo de dientes en el
mano. bandera con mis lágrimas! ¡Auxilio, por caridad! refrigerador y las pantuflas en el horno de microon-
—Mírame bien —Leonardo se acarició sus largos Alex jamás hubiese pensado que un hombre tan das. Le costaba mucho trabajo acomodar su ropa en
bigotes de alambre—. Te presento a tu socio. poderoso pudiera estar en apuros. el armario; en los momentos de desesperación do-
—¿Mi socio? —Eres el mejor tintorero del país —dijo Juve- blaba sus camisas al estilo “huracán” y las arrojaba
—En efecto. Soy Leonardo Coronel, falso taxi- nal Maxifab—. El presidente quería que lavaras la en cualquier cajón.
dermista y verdadero vendedor de pieles. bandera de Palacio Nacional, pero yo me interpuse Cuando lo nombraron Científico de América y
—Eso ya lo sé. y ofrecí mis detergentes. ¡Ve lo que sucedió! —mos- Alrededores, se tuvo que poner corbata para recibir
—Ahora también soy tu socio. tró el trapito tricolor—. Nuestra bandera, envidia el premio, pero no sabía hacerse el nudo y le pidió
—¿De qué habla? de los países sin trapos grandes, se ha convertido en ayuda a Azul. La niña lo encontró frente a un piza-
—¿Recuerdas al anciano que murió en tu tienda? un triste pañuelo. ¿Qué voy a hacer? El presidente rrón lleno de complicados dibujos:
Me interesó mucho su historia. Dijo cosas muy in- tiene pésimo carácter y me puede mandar a la cár- —¿Qué es eso? —preguntó.
teresantes cuando yo estaba aquí y luego seguí la cel por delito de lavandería. ¡Ay de mí! Necesito tu —Un plano para anudarme la corbata. No consi-
conversación desde el otro lado de la calle. ayuda. Déjame usar el jabón de los arrepentidos. go dominarlo.
—¿Desde el otro lado de la calle? —¿El jabón de los arrepentidos? —preguntó Leo- Azul le hizo un nudo perfecto en un santiamén.
—A través de mis binoculares. Sé leer los labios, nardo Coronel. —¿Qué haría sin ti? —preguntó Zíper.
oficinista. —¿Qué haces tú aquí? —se sorprendió Maxifab. Así era la vida del genial científico. Podía resol-
—No soy oficinista ni alpinista ni todas las cosas Por lo visto los dos hombres se conocían. ver los problemas más difíciles, pero de tanto pen-
que usted me dice. El falso taxidermista habló muy rápido, deseoso sar en los profundos misterios del universo confun-
—Son profesiones que pongo de cariño, ciruja- de cambiar de tema: día las cosas simples.
no. Los niños pueden ser mil cosas cuando crezcan. —Alex y yo vamos a hacer un pequeño viaje. —¡Estoy a punto de comprender la teoría del
¿Ya pensaste en tu futuro, arquitecto? Hazlo de una —¡Qué bueno que llegué antes! ¿Me ayudarás? caos! —decía el científico al ver el desorden de su
vez. Te propongo que nos asociemos. He viajado por —Juvenal Maxifab se dirigió a Alex y entregó la laboratorio.
los siete mares y recorrido junglas espesas. Conoz- bandera como el general de un ejército que se rinde El problema se había agravado en los últimos
co los vientos helados del Polo Norte y las arenas ante el enemigo. tiempos con la nueva mascota adoptada por el pro-
sin agua del Sahara. Subí descalzo a las palmeras de —Haré lo que pueda —Alex fue por el jabón de fesor: un puerquito al que llamaba Pig Brother.
coco y bajé con escafandra a las profundidades del los arrepentidos. Éste era otro invento de Zíper y —En el idioma del científico Newton, este apo-
océano, donde los peces están ciegos. He visto le- funcionaba como goma de borrar para cancelar lo do significa “Hermano Cerdo” —explicaba Zíper—.
chugas del tamaño de una casa y monos del tamaño hecho por otros jabones. No es justo que la gente sólo piense en hacer tocino
de un alfiler. Me llevo bien con los climas extremos Alex talló la bandera hasta que volvió a crecer: o zapatos con estos nobles amigos. Voy a demostrar
y duermo como un bebé en cualquier agujero. He —Se está desencogiendo —explicó. que el hombre puede ser hermano del puerco.
pasado tanto tiempo en confines remotos que du- Poco a poco, la bandera recuperó su tamaño. Era Pig Brother vivía dentro de la casa. Era tan co-
rante un año una familia de moscos vivió en mi gar- tan grande que apenas cabía en el negocio. melón que ya se había almorzado una sábana, quin-
ganta y una araña hizo su nido en mi axila. Conozco —¡Qué maravilla! —Juvenal estaba feliz—. El ce servilletas, una pluma fuente, dos dedales y un
trucos para sobrevivir con los tigres y hacer fiestas presidente no me va a arrancar los dientes. ¿Cuán- salero en forma de manzana.
con los loros. Si necesitas un tío en la selva, ése soy to te debo? —Es algo perfectamente normal —lo defendía el
yo, si te hace falta un sobrino en el hielo, aquí me —Sólo las gracias —dijo el buen Alex. profesor—. ¿A quién se le ocurre hacer un salero
tienes. ¿Qué te parece, alguacil? —Espera un momento, socio —intervino Leo- en forma de manzana? Yo mismo lo mordí en una
Alex quedó asombrado de tan largo discurso. nardo Coronel—. No nos caería mal un dinerito. ocasión.
Luego dijo: —La última vez que te di dinero prometiste —¿Y las servilletas y la sábana y los dedales? —
—Su experiencia podría ayudarme. traerme un oso de Alaska y me trajiste un oso de le preguntaba Azul.
—Parto leña, me oriento sin brújula, olfateo a los peluche —protestó Juvenal Maxifab. —Cualquiera tiene un momento de confusión. Mi
osos, nado como un perrito y no ronco en las no- —He cambiado —Leonardo habló con humil- cerdo se ofusca de tanto en vez o de vez en tanto.
ches. Además, sé dónde está la Isla de los Inmor- dad—. Ahora soy socio de Alex. Igual que yo, por cierto. Pero es noble y sereno. Por
tales. —Está bien —dijo Juvenal Maxifab—. El mucha- eso el mundo lo conocerá como el Cerdo Apacible,
—¿De veras? No pude encontrarla en el mapa. cho me ayudó y estoy dispuesto a pagar. ¿Cuánto mi gentil hermano.
—No me extraña, cirquero. Los cartógrafos han quieren? A Azul le encantaban los animales y se encariñó
registrado la Isla con un vulgar nombre geográfico Leonardo Coronel se acercó a Juvenal y le susu- con aquella mascota que desordenaba aún más la
y creen que está desierta. En mis largos viajes por rró una cantidad al oído. El Zar de la Espuma abrió casa de Zíper. Le acariciaba las orejas y le prepa-
ríos, océanos y charcos, oí rumores al respecto. mucho los ojos. Luego, sacó su cartera y se la dio a raba ricos baños de lodo en el jardín de los brócolis.
Uniendo una pista por aquí y otra por allá, di con el Leonardo. Esa mañana, Azul estaba muy contenta: había
sitio correcto. Juvenal Maxifab dobló la bandera en 24 partes y recibido una llamada de su novio, el guitarrista de
—¿Va a decirme dónde está? salió muy contento. Había perdido su cartera pero rock Pablo Coyote, que se encontraba de gira en
—Eres muy astuto, técnico en radares. La ubica- recuperó su prestigio. Australia, país donde la naturaleza asume formas
ción de la Isla es mi secreto. No puedo arriesgarme —Ahora sí, es hora de partir a Michigan, Michoa- tan simpáticas como el canguro, el koala y el orni-
a decirte donde está y que vayas por tu cuenta. Sólo cán —dijo Leonardo Coronel. torrinco.•
te puedo dar una clave: la Isla tiene forma de cro- —Antes le pido una cosa.
queta. —Lo que quieras, camillero.
—Yo quiero ir ahí por mi hermano. ¿Por qué —Deje de inventarme profesiones.
quiere ir usted? —Como quieras, taxista.
—Tu hermano no es la única especie fascinante —¿En qué quedamos?
en la Isla. Imagínate un lugar donde el tiempo se ha —Está bien. Tú ganas.
detenido y puedes encontrar un cocodrilo de mil Y con esta promesa los nuevos socios subieron al
años o un jaguar de cuatrocientos. ¡El paraíso de jeep y partieron rumbo a los verdes bosques de Mi-
los animales eternos! Ni siquiera yo, que conozco la chigan, Michoacán.
hormiga dorada y el rinoceronte de seis cuernos, he Llevaban cuatro horas de carretera cuando sin-
visto algo igual. Entonces qué, ¿aceptas, locutor de tieron un gran apetito. Leonardo Coronel pisó el
radio? freno y señaló una caja metálica:

16 l a g ac e ta © rafae l b arajas dur án a b r i l de 2 017


La música No podemos entender la creación musical como
fenómeno ajeno a la comunidad que le da origen

en México ni a las circunstancias temporales e históricas en


que se desarrolla. Con esta conciencia integradora,
Carlos Prieto sitúa periodos y compositores en sus

y otros temas contextos, pone el acento en el peso específico de


sus aportaciones, rastrea datos, puntos de quiebre,
y hace visible la diversidad de la música nacional
de Carlos Prieto con su riqueza de planteamientos y orientaciones.
En su tratamiento, sobresale el hecho de que no se
limite a inscribir la historia y los distintos proce-
sos por los que transitan los compositores, y que,
L pluma de Carlos Prieto vuelve
La en su lugar, acreciente la información con apuntes
sobre las personas, sus biografías y sus catálogos
deleit
a deleitarnos, esta vez con Mis recorridos de obras. El resultado, además de la nómina abun-
dante de músicos que forman nuestra tradición y
musica alrededor del mundo. La música
musicales contemporaneidad musical, registro valioso en sí
mismo, es el poder contar con las observaciones,
en M
México y notas autobiográficas, título el criterio e incluso las memorias del propio Carlos
Prieto, notas fundamentales, como dije, para colo-
indispensable para la reconstrucción de la car a la creación en un marco que contemple la so-
ciedad y el escenario que le dio lugar.
historia musical de México y la trayectoria de Éste es un libro que se resiste al encasillamien-
to: con las virtudes del ensayo, lo que Carlos Prieto
este notable artista y técnico mexicano. llama apuntes (con la modestia sin la cual también
es impensable su persona) son también dicciona-
Adelantamos el prólogo del gran promotor rio musical, enciclopedia y relatos donde el autor
nos abre la puerta de sus vivencias. Un compendio
cultural y escritor Rafael Tovar y de Teresa, para acercarse a la expresión musical de México,
a sus elementos y características, a los principios
y prematura
cuya p g
muerte seguimos lamentando. estéticos sobre los que se han trazado los rumbos
de distintas propuestas, a las soluciones individua-
les de las que resultaron obras de calado tan hondo
como las Variaciones sobre la folía de España, la
Sinfonía india, Sensemayá, los Sones de mariachi,
rafael tovar y de teresa
el Huapango, las Tres danzas seculares o el Dan-
zón no. 2. Pero también un prontuario para alle-
garse a la enunciación de la música como producto
del movimiento histórico y de las circunstancias
culturales y sociales particulares de cada época.
Músicos y obras heterogéneos que han pasado
por el tamiz del tiempo y de la selección del autor,
a quienes debemos la construcción del diverso y
distintivo arte musical mexicano, en un esfuerzo
colectivo por darle un sitio propio en el horizon-
te político, económico, social y artístico nacional,
así como por reafirmar su presencia en el ámbito
creativo de otros países.
En la medida que Carlos Prieto escribe nuevos
libros, la historia de la música y los estudios musi-
cológicos se enriquecen con nuevas aportaciones.
Mis recorridos musicales alrededor del mundo.
La música en México y notas autobiográficas tie-
ne el valor añadido de ser una obra que no acaba
en minuciosa investigación teórica: explora los
hechos con curiosidad humana, provocando que la
reflexión no se agote en sus páginas, y se sienten
las bases para nuevos acercamientos. Una apertu-
ra necesaria hoy que las nuevas tecnologías dan
origen a otras formas de concebir y practicar la

L
a historia de la música mexicana, Carlos Prieto es un músico por el que circu- creación artística; cuando surgen lenguajes artís-
desde sus orígenes prehispánicos lan múltiples intereses artísticos e intelectuales. ticos y culturales diferentes, con nuevos especta-
h t lla viva
hasta i ttradición
di ió actual,
t l es U
Una mente t activa
ti que escapa a cualquier
l i esfuer-
f dores, músicos y ejecutantes.
un relato apasionante. Es cierto zo de delimitación. De espíritu renacentista, no Carlos Prieto examina la música mexicana des-
que sobrevive muy poca informa- ha cesado en su empeño por integrar plenamente de sus raíces hasta los lenguajes modernos y con-
ción sobre la música creada por el conocimiento musical; lo mismo desde sus in- temporáneos; desde los compositores del siglo xix
las antiguas culturas disemina- terpretaciones como violonchelista, que con sus hasta los nacidos hace apenas unas tres décadas.
das en el territorio mexicano. Mucha de la escasa trabajos como escritor, investigador y académico. Dotado de una curiosidad infinita, su estudio se
bibliografía que se ha dedicado al tema parte de Si quisiéramos definir su personalidad cultural, extiende desde la más viva actualidad hasta el pa-
hipótesis y suposiciones que intentan —más allá tendríamos que hablar de la vasta conjunción que sado profundo, creando y manteniendo los lazos
de consagrarse a la imposible tarea de recrearla— produce su inteligencia técnica y la sensibilidad que vinculan la tradición con la música más joven
ofrecer con conocimiento de causa una idea de sus para detectar e interpretar obras notables; su ge- y contemporánea. Sus propias anotaciones auto-
instrumentos y sus cadencias a partir de lo poco nerosidad para favorecer su difusión y desarrollo, biográficas recorren el arco de su infancia musi-
que resta, si bien transformado por los siglos, en y la escritura fluida y puntual que lo caracteriza; cal, de su formación como ingeniero metalúrgico y
algunos de nuestros pueblos. Los textos que abor- la pasión de sus investigaciones y su voluntad de economista, de su definición como violonchelista,
dan este periodo y sus características son pocos compartir, desprendidamente y por amor al saber, de su estancia en la URSS, su visión sobre el so-
aun en los círculos musicológicos, pero resultan sus descubrimientos sobre la historia de la música cialismo soviético y la atroz dictadura de Stalin,
indispensables para comprender el recorrido que y de las diversas obras que ha interpretado. hasta su presencia en los escenarios más presti-
ha hecho la música mexicana a través de las épo- En 1995 tuve la fortuna de poder contribuir a que giosos del mundo. ¿Y no es esta mirada que busca
cas, y la articulación con la que se ha ido trazando la edición de Las aventuras de un violonchelo. His- percibir, de un golpe pero concienzudamente, algo
una línea de continuidad que atraviesa la compleja torias y memorias, de Carlos Prieto, viera la luz bajo en su totalidad, una postura a favor del futuro y
y rica historia de nuestra cultura musical. el sello del Fondo de Cultura Económica. Aquel libro sus transformaciones? Todo libro es una declara-
Aproximarse a la historia de la música en Mé- —como bien señaló Álvaro Mutis en su prólogo— ción de principios y con éste Carlos Prieto afirma
xico con un impulso que contemple desde la re- no sólo es la deliciosa novela del Piatti conocido los suyos: la historia de la música en México es un
flexión sobre la música que practicaron los anti- en nuestro tiempo como Chelo Prieto, tema de por continuo que se extiende al futuro, como la crea-
guos mexicanos, tan desconocida pero a la que no sí suficiente para atrapar la atención de lectores y ción libre que le da forma, hacia ningún confín.•
dejamos de reconocer en las raíces de nuestros melómanos, sino un minucioso recorrido histórico
sonidos, hasta una perspectiva que se pregunte por la música escrita para este instrumento que hoy
por la música contemporánea, exige un abarcador puede considerarse referencia canónica sobre el
ejercicio de discernimiento para comprender no tema. Ahora, con Mis recorridos musicales alrede-
sólo nuestros orígenes musicales y las posibilida- dor del mundo. La música en México y notas auto-
des creativas del presente, sino su proyección ha- biográficas vuelvo a encontrarme ante una sustan-
cia el futuro. Un análisis que en la pluma de Carlos ciosa serie de entradas que se unen para formar un
Prieto se transforma también en divulgación gene- ensayo que resulta fiel al estilo y propósitos de Car- Rafael Tovar y de Teresa
rosa no desprovista de rigor. los Prieto: ofrecer claves para disfrutar la música. México, D.F., marzo de 2015

abr i l d e 2 01 7 © andrea garcía flores l a g aceta 17


Los
H
ay libros que no necesitan De aquí que a la invitación del
presentación alguna. Se coordinador no me haya negado,

diplomáticos recomiendan por sí solos.


Éste es uno de ellos. Un
relato y un análisis históricos inte-
bien consciente de que es perfecta-
mente innecesaria.
¿Qué encontrará el lector en

mexicanos resantes que desvelan vetas oscuras


del pasado, que combinan erudición
esta obra? En primer lugar, una
evocación de la labor de los embaja-

y la Segunda y agilidad de estilo y que a veces


incluso despiertan emoción no re-
quieren prólogos. El coordinador de
dores, políticos y altos funcionarios
mexicanos impulsores y moldeado-
res de las relaciones bilaterales en-

República este volumen, el Dr. Carlos Sola, me


hace un gran honor, que sólo puedo
tre su país y la España republicana,
en los años de paz, en los de guerra

Española atribuir a su bondad, al solicitar no


obstante mi concurso.
¿Cómo sustraerme a tan amable
y en los del exilio español. No se su-
brayará lo suficiente que dos de los
principios fundamentales de la po-

(1931-1975) invitación? Desde tiempo atrás


data mi interés por México y
su historia. Es fechable. Me la
lítica exterior de México fueron no
reconocer la política de no interven-
ción que rodeó la guerra española ni
despertaron tres personas en mis establecer relaciones diplomáticas
tiempos de estudiante graduado en con la dictadura de Franco.
De próxima publicación por el fce la Universidad de Glasgow (Escocia).
En un curso topé con un excelente
Es cierto que los contactos bila-
terales fueron recuperándose poco
de España, este libro relata y analiza profesor (Nathan Warman), quien
posteriormente ocuparía un puesto
a poco en los años cincuenta, en
particular en el terreno comercial.
la labor diplomática mexicana en relevante como subsecretario en
la Secretaría de Industria; con su es-
Pero ello nunca indujo a México
a dar su espaldarazo a un régi-
España y en los foros internacionales posa (Trinidad Martínez Tarragó),
hija de exiliados que fundó el Centro
men impuesto por la fuerza de las
bayonetas y la indispensable ayuda
desde el establecimiento de la República de Investigación y Docencia Econó-
micas, y con Martín Luis Guzmán
de las potencias fascistas. Algo que
una historiografía reaccionaria y de
hasta la muerte de Francisco Franco. Ferrer, nieto del destacado novelista
de la Revolución y que aparece en
combate continúa disminuyendo en
su significado todo lo que puede.
Reúne diversas miradas españolas este libro en su calidad de secretario
particular del presidente del Gobier-
Éste fue un caso excepcional en
las relaciones exteriores de España
a los muchos episodios y protagonistas no de Manuel Azaña y como embaja-
dor alterno en Naciones Unidas.
con un país latinoamericano en el si-
glo xx. Incluso cuando, en el decenio
de esta gloriosa saga diplomática. En un libro mío, medio de memo-
rias, medio de historia, he recor-
de los sesenta, la dictadura empezó a
abrirse, muy lentamente, a la posi-
Adelantamos el prólogo. dado el papel que me correspondió
cuando las querencias del destino
bilidad de establecer relaciones co-
merciales y consulares con los países
me llevaron a hacerme cargo de las comunistas y, más tarde, relaciones
relaciones con Asia y América Latina diplomáticas, en México encontró un
en la Comisión Europea. Negocié el obstáculo infranqueable.
ángel viñas
acuerdo de cooperación que abrió La República azteca fue no la
el camino a la visita del presidente proverbial china en el zapato de la
Carlos Salinas de Gortari a Bruselas. política exterior franquista sino un
Fue la primera de un mandatario auténtico pedrusco inamovible. Solo
mexicano. El contenido del acuerdo con la URSS se dio una situación
fue muy satisfactorio aunque ahora, parecida, aunque no similar, y ello
afortunadamente, los avances ya no porque en este caso fueron los sovié-
parecen considerables. ticos quienes trataron vanamente de

18 l a g ac e ta a b r i l de 2 017
los diplomáticos mexicanos y la segunda república es pañola (1931-1975)

establecerlas. El mito franquista de segunda Guerra Mundial pronto


que la sublevación del 18 de julio de daría en denominarse la “cuestión
1936 se destinó a prevenir un golpe española”, así como en la de algunos
de Estado de inspiración comunis- de los embajadores republicanos que
ta y, más tarde, el no menos eficaz estuvieron en la vanguardia de las
del “expolio” republicano del oro relaciones bilaterales, ya fuese en
enviado a Moscú generaron siempre la anteguerra o en la guerra misma:
resistencias insuperables. Julio Álvarez del Vayo y Félix Gor-
Este libro explica el porqué de dón Ordás. De los primeros, varios
esa consistencia mexicana a lo largo son sobradamente conocidos en
del tiempo y durante casi cuaren- España; otros, mucho menos.
ta años. Hay varias razones que Aseguro al lector que no se su-
se enuncian en él pero las que me mergirá en un ensayo de historia
parecen más importantes fueron diplomática, género que puede llegar
tres. La primera porque México, por a ser muy aburrido para el común
mor de su Revolución y de la guerra de los mortales. Es un libro en el
de la Cristiada, pronto apareció en que los protagonistas son diplomá-
los despachos de las agencias de ticos, profesionales o no, que solían
prensa internacionales como un país contar tras de sí con un gran fondo
difícil y salvaje. No se le conectó de inquietudes culturales –algunos
directamente con la Unión Soviéti- fueron escritores e incluso poetas–,
ca, también diabolizada en los años intelectuales y jurídicas. De ese fon-
veinte y treinta, pero sí constituyó do y de las orientaciones presiden-
con la República española en guerra ciales fue surgiendo la actitud con
un objeto de denigración. que abordarían y conformarían en
La segunda razón fue porque la práctica los contactos bilaterales.
desde el primer momento de vida de Con mayor o menor fortuna, todo
la República española los mexicanos hay que decir.
vieron en ella un repudio del “his- Entre numerosos aspectos, el
panoamericanismo” conservador y lector comprobará cómo los diplo-
reaccionario que había alumbrado máticos mexicanos en la Francia de
previamente las relaciones bilate- Vichy fueron conscientes de la po-
rales. La República correspondió derosa simbología que representaba
preconizando la admisión de México el hecho de que Manuel Azaña fuese
en el sistema de la Sociedad de las enterrado arropado en los pliegues
Naciones que combinaba el respeto de la bandera azteca.
a la soberanía nacional con la acción Es muy de agradecer que el
colectiva en defensa de la paz y de la coordinador haya apelado a his-
seguridad internacionales. toriadores y especialistas tanto
La tercera razón tuvo que ver con mexicanos como españoles. Las dos
una postura generada por la expe- procedencias, con sus tradiciones
riencia mexicana en las relaciones historiográficas respectivas, dan a
de los países latinoamericanos con este volumen un envidiable balance.
el poderoso vecino del norte. Cris- Todos los jefes de misión no respon-
talizó en la “Doctrina Estrada” — dieron a las mismas características,
incidentalmente uno de los embaja- salvo en una. México no envió a Londres antes de la Guerra Civil, de movido por los relatos sobre Luis
dores en Madrid y cuyo recorrido se España personajes de segunda o ter- un internacionalista de la talla de Quintanilla del Valle, Luis Padilla
aborda en este libro— que suponía cera fila. Desde el primer momento Isidro Fabela y del último represen- Nervo o Rafael de la Colina. En
una respuesta constructiva y medi- supo elegir a dos representantes tante Primo Villa Michel, refulgen aquella época los Estados miembros
tada a la que enunció Monroe y que curtidos y avezados. El primero en comparación con la lamentable de la nueva organización enviaban a
tantos estragos causó en el hemisfe- procedente de la política; el segun- performance de la mayor parte de Nueva York a sus mejores y más cur-
rio occidental. do fue el inolvidable Estrada. En la sus homólogos, en especial los de las tidos diplomáticos. El reto estribaba
España y su República pasaron a etapa inicial del “bienio negro” la grandes potencias, excepción hecha en asentar y consolidar un orden
convertirse en un bastión avanzado embajada quedó sin jefe, a resultas del representante neozelandés. internacional en el que el derecho y
de la multifacética pugna mexica- de la postura del gabinete radical- El talento y la convicción de que la Carta sustituyeran, en la medida
na por defender la identidad y los cedista. En 1935 México envió a un México se batía por una causa justa de lo posible, a la fuerza bruta. La
logros de la Revolución. Esta obra general. En esta ocasión no fue una siguieron alentando el comporta- España de Franco no encajaba en él.
recorre la relación bilateral en sus elección afortunada. La valoración miento de sus diplomáticos en Fran- Sólo un arreglo entre las superpo-
momentos de gloria. Gloria en el que de él se encuentra, por ejemplo, cia, tanto antes como después del tencias permitió que se deslizara en
compromiso que México asumió en algunos de los informes de sus hundimiento de 1940. De ellos dos un package deal en 1955.
con el apoyo a la República refor- colegas británicos dejó bastante que son muy conocidos: de nuevo Bas- La obra termina con las gestio-
mista, hoy de nuevo tan atacada desear. sols, enemistado con Indalecio Prie- nes —no sin segundas intencio-
por algunos nombres de la historio- Con todo, en México, más que to, y Luis Ignacio Rodríguez. Este nes— que tradujeron en el ámbito
grafía española y norteamericana. en España en aquella época, los libro también alumbra el caso del ge- onusino la indignación mexicana
Gloria oponiéndose a las democra- embajadores solían ser políticos, y neral Francisco Javier Aguilar que —y la de muchos otros países— ante
cias occidentales porque su política algunos de los que llegaron a Madrid a partir de febrero de 1941 continuó las ejecuciones de 1975. La dictadu-
de sedicente no intervención era o a otras embajadas europeas de la labor de sus predecesores aun- ra terminaba como empezó: en la
incompatible con los principios que importancia lo habían sido de alto que fuese oscurecida por rumores sangre. El restablecimiento de las
inspiraban la Sociedad de las Nacio- nivel, habiendo disputado agrias que llevaron a su sustitución por el relaciones diplomáticas en 1977 dio
nes. Los mexicanos ya lo habían he- controversias políticas, incluso en cónsul general en Francia, el hoy to- origen a cierto revuelo en México
cho en el caso de Abisinia. ¡Con tan- los escarceos por auparse a la presi- talmente recuperado para la histo- pero no podía ser ya más necesario.
ta mayor razón en el español! Gloria dencia. ria Gilberto Bosques. Y ello, a pesar España se adentraba en otra época.
en el trato que México ofreció a los Este libro muestra también una de su corto periodo de gestión, que Lamentablemente el primer embaja-
exiliados, tanto en la Guerra Civil cierta desconexión entre la estrate- fue cortado por la entrada nazi en dor, todo un expresidente, solo duró
como, sobre todo, en la posguerra. Y gia de alta política diseñada por el noviembre de 1942 en la Francia no un par de semanas. Ahí, la tradición
gloria, finalmente, en la Conferencia presidente Cárdenas y su secretario ocupada como consecuencia del des- que databa de los años de la Segunda
de San Francisco, rechazando que la de Relaciones Exteriores, el general embarco aliado en el norte de África República Española pareció trun-
España franquista pudiera ser con- Eduardo Hay, y la traducción sobre y la ruptura de relaciones diplomá- carse. Afortunadamente no fue así.
siderada como aspirante al ingreso el terreno, de la mano de embajado- ticas entre México y el Gobierno En definitiva, estamos en presen-
en Naciones Unidas. res conservadores y en ocasiones de Vichy. Este libro aporta nuevos cia de un libro apasionante, del que
Esta política fue apoyada por un tanto diletantes. Todo ello en el datos y nuevas valoraciones sobre he aprendido mucho y al que deseo
lo más granado del establishment fragor de la Guerra Civil. una labor amplia y generosa que se el mayor éxito posible de lectores
político mexicano y, en particular, No ocurrió lo mismo con los em- desarrolló en los años más sombríos tanto en México como en España.•
por los sucesivos presidentes. Fue bajadores y diplomáticos mexicanos de Francia y de Europa. También en
puesta en práctica por la Secretaría acreditados ante la Sociedad de las algunos otros países en que la labor Ángel Viñas1
de Relaciones Exteriores en la doble Naciones. En Ginebra el talento po- de los diplomáticos mexicanos fue, Bruselas, mayo de 2016
vertiente de los secretarios (minis- lítico y jurídico de que hicieron gala en ocasiones, crucial.
tros) que la encabezaron y por un se desplegó a raudales. Una y otra Para muchos lectores españoles
nutrido plantel de diplomáticos. vez denunciaron sin descanso la far- los capítulos más interesantes se-
El libro que ha coordinado Carlos sa, o la hipocresía, de las potencias rán, probablemente, los que reflejan 1Doctor en Ciencias Económicas por la Uni-
versidad Complutense de Madrid y, entre otros
Sola aborda tal temática centrán- democráticas hacia la República el comportamiento de la diplomacia múltiples cargos, embajador de la Unión Euro-
dose en la labor de los embajadores española. Los nombres de Narciso mexicana en su articulación contra pea ante Naciones Unidas en Nueva York desde
mexicanos en España, de los repre- Bassols, ministro por partida doble la dictadura franquista en el terreno 1992 hasta 1997. Recientemente publicó su últi-
mo libro La otra cara del caudillo. Mitos y reali-
sentantes en la Liga de las Naciones en carteras muy codiciadas en el multilateral de Naciones Unidas. dades en la biografía de Franco, Crítica, Barce-
o relacionados con lo que tras la Gobierno mexicano y embajador en Confieso haberme sentido con- lona, 2015, 439 pp.

abr i l d e 2 01 7 fce españa l a g aceta 19


N OVEDADES
FOND O DE CULT UR A ECO NÓ M ICA
AB R I L D E 2 017
556

Carlos Fuentes La interrupción


y el Reino Unido legal del embarazo
El caso de la Ciudad
steven boldy (coord. e introd.); de México
diego gómez pickering (pról.);
stephanie black león (ensayo marta lamas
introductorio); silvia lemus
(epílogo) Breve recuento de las
confrontaciones ideológico-políticas
En el marco del Año dual México- que la precedieron, la acompañaron
Reino Unido, en 2015 se reunieron y que persisten hasta hoy a través de
Silvia Lemus, Diego Gómez una perspectiva feminista, en esta
Pickering, Steven Boldy y otros obra se expone una problemática
El fuego del cielo nueve conocedores de la vida y
obra del autor en un coloquio, del
que, aunque con antecedentes
que se remontan al siglo xix, se
Mito y realidad que resultó el presente libro, el
cual se organiza en tres temas:
considera exclusiva de la sociedad
actual: la interrupción legal del
en torno al rayo “Como leer a Carlos Fuentes”,
“Leyendo a Carlos Fuentes” y
embarazo. Se exponen también
las diversas fases por las que han
“Situando a Carlos Fuentes”. El pasado los movimientos sociales
josé altshuler
volumen contiene once ensayos que han buscado, en una vertiente,
que examinan desde las constantes la legalización, y en otra contraria
José Altshuler examina en esta obra de la práctica literaria de Fuentes ideológicamente, la estigmatización
hasta una visión global del escritor del aborto, además de las
mitos y realidades en torno al rayo, al valorarlo como mexicano y implicaciones que conlleva tanto su
fenómeno meteorológico cuya naturaleza personaje político, incluyendo aceptación como su rechazo dentro
el análisis interpretativo de los de los derechos humanos y de los
aún no ha sido descifrada totalmente por la tópicos centrales de su obra. servicios de salud pública.
ciencia. Además de exponer el devenir histórico
colección vida y pensamiento de méxico política y derecho
de investigaciones y experimentos que han 1ª ed., 2017 1ª ed., 2017
206 pp.
explicado o intentado explicar las causas $190

físicas del fenómeno, el autor presenta ejemplos


concretos de su poder destructivo y una guía
práctica para prevenir los daños
que nos puede causar.
la ciencia para todos
1ª ed., 2017

20 l a g ac e ta
Indígenas de la nación Mis recorridos musicales Mares de invierno Sombras en el arcoíris
Etnografía histórica de la alrededor del mundo
alteridad en México La música en México francesca massai mónica b. brozon,
(Milpa Alta, siglos xvii-xxi) y notas autobiográficas con ilustraciones de guridi
Una de las emociones más fuertes
paula lópez caballero carlos prieto y complejas que experimentan los Constanza conoce a Jero como
pequeños es el enojo. ¿Qué pasa nadie, es su mejor amiga y
Indígenas de la nación aborda Producto de un esfuerzo enorme por la mente de un niño cuando confidente. Ella sabe que su
los temas de alteridad, identidad por aproximarse a la historia se molesta con alguien cercano y hermano mayor es distinto a otros
y relaciones de poder en una de la música en México, desde la querido? El protagonista de esta chicos, lo supo mucho antes de
comunidad indígena. El estudio música que practicaron los antiguos historia pasa, precisamente, por que él se lo contara. Compartir
es una etnografía que analiza la mexicanos hasta la contemporánea, ese estado de ira, en donde todo es ese secreto la hace sentir única
construcción ideológica de nación, esta obra es un ejercicio de caos y siente que está a punto de en el mundo, aunque también
identidad y Estado, enfocada discernimiento excepcional para estallar. Desde el inicio su rabia preocupada, porque a veces su
en los indígenas que habitan comprender no sólo nuestros se refleja en sus labios, explota en hermano se siente triste y entonces
Milpa Alta, el lugar con mayor orígenes musicales y las sus mejillas, y todo su cuerpo se sus ojos color maple se llenan de
densidad de población indígena posibilidades creativas del presente, transforma cuando se enoja con su una sombra que los oscurece. Pero
en la Ciudad de México. El libro sino su proyección hacia el futuro. padre. Su furia se libera y aparece ahora Jero está enamorado y ha
presenta problemáticas que son Con las virtudes del ensayo, el libro en forma de temibles personajes decidido revelarle a sus papás
características de los núcleos también sirve prácticamente como en escenarios marinos; es así que sus sentimientos. Esto tiene a
indígenas de todo el territorio enciclopedia, además de acercarnos la historia nos lleva desde el enojo Constanza muy nerviosa, pero es
mexicano, como la discriminación a las ricas vivencias personales del más potente hasta el momento en más grande el orgullo que siente
racial. autor. El texto está ilustrado con el que llega la calma. Las primeras por la decisión que ha tomado su
muchas fotografías que acercan al etapas de la infancia son claves hermano. Sin embargo, pronto sabrá
antropología lector a los personajes y ambientes para el desarrollo emocional de los que éste no es el único reto por
1ª ed., 2017
320 pp. descritos. pequeños; es allí cuando empiezan afrontar, pues aunque ella acepta
a reconocer lo que sienten y, por a Jero como es, no todos piensan
vida y pensamiento de méxico
1ª ed., 2017 supuesto, aprenden a nombrarlo; igual. Sombras en el arcoíris
este libro funciona como una aborda un tema poco tratado en la
herramienta para que los pequeños literatura infantil, y lo hace desde
identifiquen esta emoción, y sepan el punto de vista de una niña de
que, a pesar de los sentimientos diez años, quien se cuestiona a lo
tan intensos que provoca, llega el largo del libro acerca del mundo de
momento en el que desaparece. los adultos, de las diferencias y la
Francesca Massai ha ilustrado otros violencia que algunos sufren por ser
libros del fce. Éste es su primer diferentes.
libro como autora e ilustradora.
a la orilla del viento
los primerísimos 1ª. ed., 2017
1ª ed. en español, 2017 64 pp.
32 pp.

abr i l d e 2 01 7 l a g aceta 21
t ras f o n d o

La
prueba
Daniel Saldaña París

Las ilusiones
impuestas sobre lo
real, las pequeñas
diferencias no dichas
entre las parejas, el azar
y hasta la maldición se
dan cita en este relato
sobre la fragilidad de las
relaciones humanas.

E
l departamento lo habíamos de escenas posibles, sin entrar al
visto antes, claro, pero con la detalle de ninguna: cenas con ami-
necedad de los desesperados gos, tardes de películas, un verano
tendida sobre la mirada (era entero con las tres ventanas de la
el décimo departamento que visitá- sala abiertas —la vista a un fron-
bamos). De modo que, para efectos doso hule que sin bloquear la luz la
prácticos, no habíamos visto el tamizaba—.
departamento real, sino un espejis- Esa era una diferencia sustan-
mo cuidadosamente esculpido por cial entre nosotros: nuestro modo
nuestros anhelos. Y le habíamos de imaginar las cosas. En su caso,
permitido, a ese espejismo, ocupar la multiplicidad, la velocidad de las
el espacio que generalmente re- escenas sucediéndose, como una an-
servábamos a la realidad. Sobre la ticipación del tiempo venidero; yo, en
pintura dispareja y las telarañas cambio, buceaba y todavía buceo en
de aquella habitación pintada de un una sola imagen: exploro su revés y
amarillo ofensivo, sobre la grasa sus aristas, distingo tercamente sus
carbonizada de la estufa, sobre la matices o me esmero —autista casi—
mortecina luz de la salita, habíamos por adivinar su aroma.
proyectado dispares imágenes de di- Por lo demás, Alejandra y yo
cha en cada caso, en el de Alejandra éramos muy parecidos en muchas
y en el mío, pero que era una dicha otras cosas, y quizás por esa simi-
total, iridiscente, para cada uno. litud caíamos una y otra vez en los
En mi caso, imaginaba en ese mismos errores, incapaz el uno de
departamento una felicidad de advertir al otro. Con aquel departa-
sábado por la tarde, que teñiría con mento pasó precisamente eso: ocu-
la limpia luz de mayo nuestra vida pados en imaginar sus posibilidades,
de recién casados: ella trabajando omitimos la exploración puntual y
sobre una mesa de madera, sencilla juiciosa de su estado real.
pero práctica, y yo sentado en un Cuando entramos, haciendo uso
sillón de orejas ligeramente avejen- de nuestro juego de llaves, todavía
tado, leyendo novelas de marineros emocionados por la sensación de no-
y piratas. vedad que el hecho revestía, vimos el
Alejandra, en cambio —me lo departamento en toda la escala de su
contó luego— imaginó una escena decadencia. La mugre se acumulaba
menos detallada, o más bien imagi- sobre todo ente con área o volumen
nó, en cámara rápida, una multitud como un polvo prehistórico. Los

22 l a g ac e ta © andrea garcía flores a b r i l de 2 017


la pru eb a

muebles que los inquilinos anterio- partes, demasiado altas para ser siempre me invadía al verla concen- rarse, folletitos y trípticos tomados
res dejaron ahí abandonados nos prácticas y demasiado endebles para trada. en la consulta del ginecólogo sobre
parecieron insulsos, cuando no fran- sostener libros. Parecía probable Un par de semanas después vol- los retos y las vicisitudes que nos
camente antihigiénicos, y teníamos que él se dedicara a la computación vimos sobre el tema de la prueba, aguardaban.
por delante la tarea de deshacernos (encontramos un par de manuales de una tarde soleada de sábado. Ella Tengo la mala costumbre de que
de ellos a saber cómo. programación amarillentos y des- interrumpió su lectura y buscó mi los cambios siempre me sobrevie-
Tras comprar una buena dotación tartalados) y que ella trabajara en panóptico con la mirada. ¿Estamos nen, como si no viviera en procesos
de productos de limpieza altamen- una oficina (una taza horrenda con seguros de que marcaba positivo, sino en espasmos; como si el chofer
te tóxicos, nos encerramos a cal y su nombre, encontrada en la cocina, verdad? Por inesperada que fuera que soy de mi propia vida condujera
canto a respirar, durante horas de nos sirvió como frágil pista para su pregunta, lo cierto es que no le ebrio y zigzagueando, sin importarle
estimulante friega, las vaharadas de este osado salto inductivo). hizo falta añadir nada para que yo el mundo. Aunque, pensándolo bien,
aquellos químicos que aniquilaban Entre los muebles que abandona- supiera de qué hablaba. La prueba, suponer que eso es una costumbre
ácaros y neuronas por igual. ron, urgidos por salir de la Ciudad efectivamente, marcaba positivo, es negarle intervención a la suerte,
En medio de tan extenuantes de México, se encontraba una cómo- aunque en el momento habíamos que ha incidido mucho más que mi
labores hacíamos, desde luego, da de madera lacada. Ahí, en uno de pretendido obviar la información propia voluntad en el curso de mi
pausas para coger (generalmente de los cajones más pequeños, encontra- y la habíamos tirado sin ahondar vida. La suerte como explicación
pie, pues el contacto con cualquier mos tres fotos tamaño postal de un en especulaciones ni comentar el del mundo es un derecho ateo al que
superficie nos provocaba asco) y viaje a la playa. Sólo en una de las punto. La curiosidad creció después, jamás renunciaré, aunque tantas
para hacernos quesadillas —una fotografías aparecían los dos juntos, alimentada por las horas de ocio y veces me la haya jugado mal.
vez que la estufa apareció bajo la en traje de baño. Ella, recostada en convivencia. En esas semanas, la Por ejemplo, estoy seguro de que
capa de cochambre y óxido que la una tumbona, con los lentes oscuros prueba había terminado por conver- fue la suerte, no una turbia maldi-
escondía—. Además de una cama, deteniéndole el pelo; él, acuclillado a tirse, para ambos y sin comunicár- ción ni un ineluctable destino, la que
compramos un juego de cuatro sillas su lado. Eran guapos, cada uno en su noslo, en una especie de obsesión o nos jugó chueco entonces, cuando
cuyo diseño y comodidad nos llena- estilo: él de una belleza imperfecta, imagen recurrente que no podíamos Alejandra perdió el bebé, como se
ban de orgullo. torcida, angulosa; ella de formas sacudirnos. dice (y es una lástima que se diga
Una de esas cuatro sillas se con- gráciles y armónicas, con sonrisa de Habíamos hablado de tener hijos así, porque suena como si la madre
virtió en mi centro de operaciones; anuncio. en ese tono ligero e irresponsable de lo hubiese olvidado en algún sitio).
colocada en mitad del pasillo “des- Inicié la exploración del clóset, los enamorados que es el principal Y, como suele pasarme, los siguien-
cubrí” que la silla se convertía en un atestado de cosas que parecían responsable de la sobrepoblación tes cambios se sucedieron todos a
punto privilegiado para contemplar haber sobrevivido a un incendio. del planeta. Alejandra quería un una velocidad extrema. En cosa de
todos los ambientes del exiguo de- Alejandra me había dejado esa tarea niño y yo una manada de hijas rui- dos semanas, sin explicarme mucho,
partamento. Si las puertas estaban para dedicarse a tallar, inútilmen- dosas y consentidas que me pregun- Alejandra se fue a vivir a casa de
abiertas, desde mi silla dominaba te, una mancha en el suelo a pocos taran constantemente por el funcio- sus padres, dejándome en el depar-
cada rincón de la vivienda con sólo metros de distancia. Era un armario namiento del mundo. Yo me sentaría tamento con las bolsas de pañales,
girar el cuello. Transmití mi des- profundo y muy alto, de modo que en mi silla panóptica y nuestras hi- la libretita con el cuadro de los pros
cubrimiento a Alejandra, que en un se hubiera necesitado una escalerita jas corretearían alrededor. Alejan- y contras y nuestras cuatro sillas.
principio se lo tomó a broma —como para alcanzar las repisas de arriba, dra, en cambio, fantaseaba con un No la juzgo: cada quien lidia como
casi todos mis hallazgos—: Mira, le en las que se acumulaban papeles, solo hijo que, contra todo pronósti- puede con lo que le toca, y yo mismo
dije, esta es mi silla-panóptico. Le cajas, bolsas empolvadas y pegajo- co, elegiría una carrera redituable y he sido un claro ejemplo de cómo no
insistí en que quería dejarla exacta- sas de mugre. A falta de escalera aburrida. Pero no habíamos fechado hacerlo.
mente en ese lugar, aunque estorba- me subí en una de nuestras cuatro la posibilidad de reproducirnos ni No tenía ganas de seguir viviendo
ra, pues me daba un placer extraño sillas (la que me servía de faro para habíamos hecho cuentas sobre el solo en el departamento, pero tam-
ver a un tiempo la totalidad material contemplar el tempestuoso mar de presupuesto necesario para invertir poco tenía disposición para hacer
de nuestra existencia. Alejandra nuestra nueva casa) y con la ayuda en pañales. Eran, más bien, con- algo al respecto. Dejé que el piso se
me contradijo: No dominas todo el de una escoba tiré al suelo toda la versaciones que se aproximaban al llenara de manchas de comida, que
departamento, el clóset del cuarto basura que descansaba en la repisa tema como algo que sucedería en un las cosas se recubrieran de polvo
no se ve desde ahí. más alta. Estudié el revoltijo que ya- futuro lejano. mientras permanecía quieto en mi
Fue así como reparé en la existen- cía a mis pies y distinguí, enredado Cuatro meses después de mudar- panóptica silla, vigilando la lenta de-
cia del clóset, que también Alejandra entre una serie de luces navideñas, nos (después de encontrar la prueba cadencia del entorno. Cuando el due-
había ignorado hasta el momento algo que en un principio me pare- en el clóset) quedamos embaraza- ño se cansó de no recibir la renta,
mismo de nombrarlo. Procedimos ció un silbato y que, visto de cerca, dos, como se dice en los círculos me instó amablemente a encontrar
entonces a correr la puerta con la resultó ser una prueba de embarazo. progresistas en los que nos mo- otro techo bajo el cual pasmarme.
cautela del caso. Adentro, la viva Usada. víamos. Es decir, Alejandra quedó Supongo que en el fondo se apiadó
descripción que debería mostrar una Empujé la prueba con el pie para embarazada y yo era muy probable- de mí y me echó por mi propio bien.
enciclopedia como ejemplo para- cerciorarme y llamé a Alejandra. mente el responsable. En definitiva, sin haber llegado a
digmático de la palabra “entropía”: Tienes que ver esto, le dije. Se acer- Mi primera reacción al conocer cumplir un año viviendo ahí, me vi
un tilichero tan cóncavo que no se có con curiosidad e hizo el amago la noticia fue entrar en pánico y forzado a mudarme, dejando atrás
le veía fondo, y tan guarro que no de tocar, pero identificó el objeto a mandar dieciséis emails solicitando muebles, ropa y mi silla predilecta
se le buscaba. Trampas de ratones tiempo y se frenó en seco. No puede empleo, pues sospechaba con fun- en mitad del pasillo, como un faro
enredadas en bufandas fucsias de ser, dijo. Pero sí era. damento que no podría solventar el abandonado. Mi nueva residencia
rigor sintético, sacos percudidos, Probablemente daba igual que lo gasto con los exiguos pagos que re- resultó ser el cuarto de azotea de
manchas en el piso que delataban tocáramos, pues llevábamos va- cibía como freelance. Alejandra, en un amigo, que acondicioné para que
una vida de abandono radical de las rios días en contacto permanente cambio, se permitió el despliegue de pareciera el modesto mausoleo de
convenciones al uso. La pareja que con la suciedad en sus diferentes e emociones positivas que suelen so- mi matrimonio: fotos y souvenires
había vivido ahí antes que nosotros, insondables formas. Nos habíamos brevenir con el embarazo. Esta leve de Alejandra presidiendo mis diez
y cuyo caos heredamos, había pa- habituado a tocar sustancias tan diferencia de actitudes (es decir, mi metros cuadrados de vida. Incluso
sado un largo periodo de oscuridad deleznables como la contenida en el incurable pesimismo) fue, a la pos- enmarqué su pequeño esquema con
intelectual, inercia y rabia. No había dispositivo. Un poco de orín seco, a tre, una de las razones que Alejan- los pros y los contras de mandarme
otra explicación plausible a su capa- esas alturas, no hubiera cambiado dra se dio para abandonarme. Lo sé al carajo.
cidad para acumular mierda. nada. Pero la idea de que alguien ha- porque encontré una libretita suya Como no tenía nada mejor que
No habíamos llegado a conocerlos bía meado en el tubito, aunque fuera donde trazó un sucinto cuadro de hacer, quise practicar la medita-
en persona, pero habíamos hablado años atrás, nos mantuvo a raya, y “pros” y “contras” de la separación, ción trascendental para ocupar de
con ellos por teléfono en un par de decidimos manipular la prueba con quizás a instancias de su terapeuta. forma saludable mi tiempo de triste
ocasiones al coordinarnos para que guantes de látex, exhibiendo ese res- (Dondequiera que estés, Alejandra, soltería, pero los centros donde se
nos entregasen la copia de las llaves peto mezclado con asco que también agradezco que te hayas tomado el le enseña a uno a entrar en contacto
que aún tenían. Según dedujimos se siente al tomar un ratón muerto tiempo de poner en papel y en for- con las fuerzas del Cosmos son, nor-
de esas conversaciones y de poste- por la punta de la cola. mato esquemático un resumen tan malmente, lugares llenos de perso-
riores indagaciones mías, habían No dijimos nada sobre el hallazgo, puntual de mis carencias y fallos: lo nas horribles, así que me contenté
vivido ahí tres años, hasta que aunque aludíamos a él oblicuamente guardo todavía como recordatorio con pasar muchas horas acostado en
su separación los obligó a buscar en algunos de nuestros juegos. Ni de que no tiene caso esmerarme.) el piso.
nuevos y divergentes rumbos: él se Alejandra ni yo éramos supersti- Pero me estoy adelantando. Cuan- Un tiempo después encontré un
fue a Estados Unidos, de donde era ciosos, más allá de algunos rituales do supimos que estábamos embara- trabajo, que es lo que termina pa-
oriundo, y ella regresó a la casa de irónicamente asumidos que nunca zados, Alejandra perdonó mi miedo sándonos a todos salvo que tenga-
su infancia, en Celaya o Irapuato. cumplimos a cabalidad (no pasar inicial y muy pronto me vio tan mos la fortuna de morir antes. La
Más allá de estas generalidades, debajo de una escalera, por ejemplo). convencido de mi paternidad que no prueba de embarazo, la silla-panóp-
no sabíamos nada sobre ellos. Al- A veces bromeábamos con la idea me reprochó nada. Los dos primeros tico, las capas de polvo, los pañales
gunas suposiciones cabía hacer, eso de que el departamento estuviera meses pasaron sin sobresaltos y sin apilados, la limpia luz de mayo de un
sí, a partir de los detritos encontra- maldito de algún modo, con que apenas vómitos. El departamento, sábado por la tarde… todo eso se fue
dos. Para empezar, lo más evidente: desencadenara historias de veloz alguna vez cubierto por centíme- borrando y fue perdiendo impor-
ninguno de los dos tenía aptitudes deterioro en las relaciones. Pero era tros de suciedad y polvo, se empezó tancia conforme el tiempo mitigó el
para decorar o amueblar un depar- un juego inocente. Después Alejan- a llenar poco a poco de artículos dolor que de vez en cuando sentía,
tamento. Cada espacio había sido dra se sentaba en una de las cuatro apropiados a la nueva circunstancia: que de vez en cuando sigo sintiendo
pintado de un color distinto, del sillas a leer su libro y yo la vigilaba pastillas de ácido fólico, paquetes al rondar en coche por ahí cerca.•
mostaza hiriente al verde vejiga; desde mi silla-panóptico con esa de pañales que mi suegra, adelan-
habían instalado repisas por todas mezcla de curiosidad y deseo que tándose, nos llevó nada más ente-

abr i l d e 2 01 7 l a g aceta 23

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