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Raitorial Gadiea freee enes talon solo HISTORIA pertoncints aloes Roces Cuazrn Fema Baan oc Cure Mom. Canny Can 1M. ne. Came Ca Moe Cat Cam Baswaan Lintan hoger Le Gore cg Le Gore eqns Cancun Fo Pans: Verner ipo sCienelan Sociales") Espace pablee, erition ‘eascrateocn’om el nigte XVITT 1a identi de Prony pact geoprfice« hisiora a identided de Prana, I 1a identi de Franc, Id Bueuon sre Kiso elaral a sociedad hispano medieval Le socided hispano medieval ‘Sue estructuras 1a sociedad hispano medieval Grupos perifrico las mares ‘ Loe gitanes en Kspata os intclectuler on la Edad Meda Fnsayy histrieo sobre Santiago tm Compostela a mete en low ajon ESPACIO PUBLICO, CRITICA Y DESACRALIZACION EN EL. SIGLO XVII Lok origenes culturales de la Revolucién francesa por Roger Chartier gedisa n los tkimos veinte 0 treinta as, ha ante aio las investigaciones de la socologi cultural a Floor tradicional de Tos ideas. Bs tambien un medio de {frmar que hasta las innovaciones conceptuales mae pode fouan y més singulares te ineertan en’ delerminaciones Coloctivae que, sin logar ala pensamientos clare, regulan S'nigen las construccones inelectuales. Por, sobre do, Juinlerasofalar un desplozamionts del invervogante mis: those no-ce trata tanto de saber si el acontecimiento oat Jrecentecon ideas que lo anuncian, lo prefiguran oo exigen fom de reconeeer las mutaciones de ervenciasy de sensi. iidad quo harén deeifable,scoptable, Ia destrucion tan apiday tan profunda del antigua orden politica} social. En ste sentido, atibatr “origeneeeuleurales” a la Revolucion ‘o-es en modo alguno establecer sus causa sino ms bi Saar algunas de las condiciones que la hicieron posible, sible por ser pensable ‘Una ultims observacin. to libro no x ni ne sintsis ni un compendio. Ha sido concabidoyeatsto como un ensa Jo. Su proposito no cosiste on la evaluacion de nuectros onocimientor sino, quia, y muy por el contrarn, ea el planteo de dodas e nterrogantes sobre Ine hipstesin de trabajo y los princpios de inteligibiidad mas aeeptades. ‘Apoyado a menudo en sl comentario de textos dain, an fu0e 0 modernoa, respaldado por los trabajos de los Fistoriadares que, en estos limos aos, an convutsionado nuestra manera de comprender las prictiexsy los penaa Imientos de los francoses dol siglo x, el eamino propuesto Silo espera abe perepectivan sneditas para un problema ‘my mantdo. En consecuencis, no se trata de reeseribir a Mornet sino, mas modestamente —o, si se quiere, més tomeraria mento de formular preguntas que ‘no hubieran podid ser Tae enya réfica , 1 Ilustracién y Revolucién. Revolucién e Ilustracién Reflexionar acerea de los origenes eulturales de la Re- volucién francesa lleva necesariamente a reabrir un elasco Tes Originesintellctuclls dela Révolution francaise £718 1787, de Daniel Mornet.' En efecto, este libro parece impor ner la porspectiva en la que se debe trabajar, euyo post do es el vinculo evidente, obligade, entre el progreso de las ideas nuevas a lo largo del siglo Xv y el surgimiento del Aacontecimiento revolucionario. Para Mornet, tes leyos ri fen la ponetracion de lor ponsamiontos inéditos, iden fiteados con la Tustracion, en lo que él define como “opinion publica general": descionde en la escala social, endo de las *elasos muy cultas la burguesia, la pequena burguesta, pueblo"? va del contro (es decir Paris) 1a periferia (las provinclas), se acelera en el transcrto del silo, haciendo fuceder 2 las anticipaciones minortarias anteriores « 1750 Ins conflictos decisivos y movilizadores de mediados de siglo y luego, después de 1770, la difusién generalizada de lor ‘Bucvos prineipion. De ahia tosis que airve de have al ibro'y Seqin la cual “son, en gran medida, las ideas Ins que ha delorminado ta Revelucion francesa’? Aun evando no niegs Inimportancia e incluso la primacia, de las eatisas paliticas, ‘Mornet constituye asi al pensamionto iluminado, Ta ver eiticoy reformador, en una condiciia necesaria para que la friais ultima de Ta antigua monarquia se transforme en revolucién: las *causas politicas, sin dada, no habrian al- anzado para determinar, al menos tan répidamente, Ia Rovolucién. Le inteligeneia es la que ha puesto de manifies tory organizade las consecuenciast * ese 2 su prudencia ¥ sus arrepentimientos (muy acentuados en ol eailo: "en gran medida’, “indudablemen- 1", “al menos") Mornet portulaba pues la necesidad de la relacion entre la llustraciga y la Revoluein, Por cierto, las razones de esta ultima no estén integramente contenidas fen Ta Filosofia, pero sin Tak tranaformaciones del “pene iiento publica’ por la "intligencia", el acontecimicnta no hhabria podido ocurrir on el momento en que se produjo. De ese modo, proponia una hipstesis de trabajo que desde hace fincuents fon atormenta tanto a la historia, intelectual como la sociologia cultural cuando éstas estudian el siglo La quimera del origen on todo, surgieron dudas que insinusban ta posit dad de que 1a cuestion no estuviers bien plantenda, Bo brimer liga, en que condiciones result lesttimo imagiaat como causasu “origenes" de un aconteciniento a un con Junto do hechos ode ideas que configuran un todo inconeto Y disperso? La operaelon no os tan evidente como podria Darecerio: por un lado, supone una seloceion qu adledine to, entre las innumerables ealidades constutivas ae la hhistoris de una época las que se consideran como la matriz del acontceimiento futur; por stro lado, exige une recone, ‘recién retrospectiva que da unidad, come ‘origenes: sa Pueston, a pensamientos y acciones exirafog entre ti, heletogéncos en cuanto ao naturatera,dicunlinuos en ox realisacsn, sconocida Ia ertica devastadora hecha por Foucault siguiendo a Nietzsche, dels nocin de origen an eotendida’ Alpostalarla absolute inalidad del curso dela histo a jutitiear In bdsqueda sin fn dolor comicnsas al tnulsy ta ‘rignalidad del acantecimiento ya prosente foun antes de au advenimionto, el manej de esa categoria ovules a ua tiempo ln discontinuidad radical de los suruimientos > I discordancias freductiles que separan las diferentes ce ties dediscursesy prdticas.Caando sucumbe # ls quines 48 del origen, a historia areastra, no siempre con casa conciencia de clo, varios presupuesios: que ead momento histiriea os un todo Romténe, dotad de una signifenion ica Gnic/ present en ada una de as rales que fo componen y fo expresan; que sf davenir bistro es ong, ‘iano como un contin nesesari, que lox hechos se ene denan y se generan en an fy ininterrumpado, To nie 6 Yr permite decidir que uno do ellos os Ia “cause” del otro [Ahora bien, exsin Foucault, el anélisis“genealgioo" o “ar ‘quooldgico” se debe despegar,justamente, de estas nociones Slasicas (ol todo, ol continus, la causalidad) wi quiere dar ‘euente adecuadamente de las rupiuras y las distanctas. A Inmanera dela wirkliche Historie nictzscheana, sa propos. congisto on invertr "Ia relacion ostablecida comsunmente tne la irrupeign del atontecimiento y la necesidad cont. fpua. Hay toda una tradicion de la historia (tealigiea 0 Facionalista) que tendo a divalver el scoatecimiento Unico fen un continuo ideal: movimiento teleligien 0 encade ramiento natural. La historia “electiva’ hace resurgie el acontocimionto en lo que puede tener de nica y aguda” * Si Ia historia debe sustitur la busqueda de los origenes por la ‘puesta en juego aiatematien de lo discontinuo’,’ la perti- neneia misina de nuestra pregunta iniial esta minada, 'Y asf ocurre, tanto mae cuanto que la noeidn de origen conlleva otro riesgo: proponer una lectura telealogien del Siglo xvut que s6lo lo comprende a partir de su desonlace bligado —Ia Revolucion y no examina de él sino aquello ‘que eonduce a este fin necesario: a Tustracién, Ahora bien, Toque hay que interrogar es precisamente Ie ilusién retros pectiva inherente a este movimiento a cantrapelo que per ‘mite leer los signos precurtores caando el acontecimiento ya se ha eumplide y cuando ee mira el pasado desde ae punto de acabamiento que quiaa no era necesariamente su faturo’® Al afirmar que la Tastracion produje la Revelu- ‘dn, In interpretacion eldsiea,gno mnvierteacaeo cl orden de las razonos? ,No habria que considerar mas bien que la Hlovolucion invento a llustracioa al querer arraigar su leg timidad en una recopilacion do textos y autores funda. mentales, reconciindas mas all de sus diferencias vivas y tunidos en la preparaciom dela ruptura con el antiguo taun- ‘io? Al constitu, no sin debates, un pantesn de ancestros fue reine a Voliaire y Roussoau, a Mably y Buffon, a Holvecio y Raynal, al asignar ale Filosofia, sino a todos los Filgsafos, una funcién radicalmente eritica, Ios revolur cionariog conetrayeron tuna contiauidad que es, ante todo, tuna obra de justiGeacion e investigacion de paternidad. Por lo tanto, sitvar en lar ideas del siglo los “orfgenes” dal acontacimionto —éee era el proyecto de Mornet~ serta re- 17 doblar sin sabero el gesta mismo dels actores del aconteci- mmiento y considerar histiricamente revelada una filiacion ‘deoldpieamente proclamada {Se puede soslayar esta dificultad por ana refor mulacién que reemplace Ia categoria de “origenes intelee tales” por la de “origenes eulturales"? Semejante sustitu: sion aeresienta, sin duda algune, las posibiidades de eot prensign. Por un lado, sostiene que las instituciones culty Fales no con simples receptaculos 0 contrasts de las ideas forjadas foera de ellas, lo que permite restitur a las for: mas de sociabilidad, a los soportes de la eomunicacion 0 3 {os prosesos de educacién una dindmica propia, negada por ‘un andlisis que, como el de Morne, no los considera sino Aeade el punto de vista de la ideologia que recagen a trans: miten, Por el ofr, Is aproximacion segan Ia. eociologia faltural abre ampliamente el espectro de las practicas tomar en cuenta no sélo los pensamientos clarosy elabora doe sino también las representaciones inmediatas ¢ incor poradas, no solo los eompromisos voluntarios y ragoniados Sino tambien las pertenencias automaticas y obligadas. Por 00,1 acontecimiento revoluclonario pucde estar inserio en Jas transformaciones a larg plaze de lo que Quinet designs con el término de “temperamento”, cuando compara el tm peramenta de lot reformadores religigos del siglo Xt in Aexiblo, con el de Ios revolucionarios del siglo xv, debilita- do.” comprometiendo ast una reflexion etencial sobre las variaciones do las estructuras dela personalidad o, al decir de Elias, de la economia psiquiea." Pero este desarrollo, hasta para desbaratar las trampas de la lectura tele fogiea? ‘Cabe preyuntarse si el peligro es evitable. ;Deberfa sos, aeaso, inspirados en la counterfactual history, acluar tomo siignordramos de qué manera termina la década de 1780? o, més aun, Zponer la Revoluclén entre paréntesis y suponer que no hat tenido fogar? Sin duda, la apuesta 26 podria inlontar con éxito. Pero, on este eac0, ju partir de ‘dus pregunta y con qué principio de intaligbilidad organi ‘ar el interrogante de las multiples ceries de discursos y Prictiaa, que al eruzarae entrotejen lo que ae ha dado en lamar cultura del siglo xvi francés? Us historia, deser- baraaada de toda entacion teleoldgica, correria ast otro 8 Yr riesgo: no dor més quo un inventaria indefinide de hechow Aesarticulades, abandonados a su inguietente incoherencia por la desaparicion de la hipdtesis que proponta su posible Imetadizacign. Por onde, quigrase o no, hay que trabajar en tl espacio trazedo por Mernet (y antes que él, por los revo- Incionarios) y eonsiderar que no hay aproximacion posible a tun problema historico fuera del diseart historiograficn que To'ha ponstruido, La cuestign plinteada por Les Origines intalebtueles dela Revolution francaise —Ia dela relacion ‘Que vineula las ideas formuladas y difundidas por la Tlus tracidn al acontecimiento revolucionario— ser pues para nosotros uma problematiea a la vex aceptada ¥ eambiada, hheredada y evestionada. ine: de la razén clisiea al espirity revolucionario La relacin que Mornet mantuvo con los historiadores ‘gue lo precediaron no ex de otro orden, En su libro, hay dos Yoforencias Tundamentales: una reiterade, diseutida, ref. tada—L’Anoion Rigime de Hippolyte Taine, publieado en 1876—; Ia otra, disereta, mencionada como al. pasar: Anclen Régime et la Revolution de Alexia de Tocqueville, publicado en 1856. Detangamonos por un momento en esta {los obras esenciales en la historiografia revolucionaria. A. ‘Taine, Mormet le hace una doble ertiea. Le roprocha, ante tudo, llegar precipitadamente a Ia eonelnsign de la general ‘zack precor del eapirita revolucionaria” fundandose en el {estimenio de Vextos demasiado famosos, poco nuiervsos y, ‘demas, interpretados en sentido contraric. A su parecer, oconstituir el progreso de lae ideat nucras erige otras tonsideraciones que intenten medir su penetration (0 la Fesistencia que ae Te opone) a partir de’ un conjunto tan Vasto como tea posible, de testimonies tomador de otras fuentes ajenas a la literatura o la filosotie: memorias, dia ios publicados, cursos dictados, debates ueadémican Imasénicos o cahiers de dolsunces(lstas de queies redacta- das en 1789). Es verdad que, en In obra de Moret, Is puesta on pricties de Ia exigencia et a menudo tarpe © Inaeabada, més enumerativa que cuantitativa, conformén- 19 frotg le hace a Taino un segundo reproche: al afirmar que 20 se arraiga en ol triunfo de la *razén razonadora’ del lacicemo, Al sustituir "la plenitud y la eomplejdad de lag fosas reales" por un “mundo abstracts”, al reemplasar all {ndividuo real tal como efectivamonte oxiate en la Nate, raleza y en la Historia por el hombre en general”, el espiritu clasieo Te ha dado su estructura al pensamiento flos6tico, mismo tiempo que ha socavado los fundamen. tos eonsuetudinariose histéricos de la monarguta “Un negacion de la realidad que se halla en el epicentro del clasicismo llegaré a su perfeccion en el desarraige “aculitrante” querido por los homnbres de la Revolucion. "Ea nombre de la razén que sélo ef Bstado representa e inter preta, se emprendera la tarea de deshacer y de rehacer, conforme ala razén y slo ala razin, todas las costumbres Ins festividades, las coremonias, Ia vestimenta, la epoca, el calendario, el sistema de pesos y medidas, los nombres de las estaciones, os meses, las semanas, los dae, los lugares ‘ylos monumentos, los apellidos y nombres de pla, el trate ‘miento de cortesi el tono de tos discursos, manera de saludar, de abordarve, de hablar y de escribir, de made tal {que el francés —aljgual que antao el paritano ol eudque: Yo reestructurado haste en su fuerd interno, manifesta fn los mas minimos detalles de eu asciin y de sus aparion is el predominio del prineipio todopoderoso que lorenucva 4 de la logica inflesble que lo rige, Soré la shea finaly el {triunfo completo de la ravén elésiea"" alabria que ver all! unieamente el exceso.0 el vertigo de un pensamiento contrarrevolucionsro, que reescribe In historia nacional a partir de wu dasenlace necesario, des: tructor y detestable? Quiza no, o nn s6lo esol relacionar el “espirita revolucionario", no de manera inmediata con la Mustracisn reformadora, sino con Ta tradicién misma, en us eostumbres més respetuosas de la autoridad real 0 Aivina, Taine desplaza el topos foriado por la Revalucién aue, en su bisquoda de héroes fundamentales, ole edmite 4 Descartes (propuesto pero no. aceptado en el pantesn) junto a los Filsofos. Mas que las filaciones reivindicadan y txalladas, le interesan Tas que no allorane la concioucia de los actoresy que, fuera de las ideologias proclamadas, erean parenteseos ignorados. En este sentido, ayuda a pensar el proceso eultural en el que se inserts la Revolucion en un 21 periodo més extenso que el tomado en cuenta antes de él y Respuss de Mornet. Por lo demas, of caracterizar al Elascismo por su rechazo de 1o real, por su negacién del ‘mundo socal, Paine esbora los diagnstions vlteriores que ‘onsiderarin que esta “deerealizacion” es el rao distintivo fe a literatura francesa de los siglos xvi y xvi. “La trage, {dia Lista francesa constitaye el grado extremo de la sepa: facion de ls estilo, del algjamiento de lo tragico con res peeto a Ta realidad cotidiana; la literatura europea, al me fos, noconace una brecha tan desta," El jue de Erich ‘Rucrbach eo como una remimiseencia do las palabras de ‘Paine y, en su opinion, toda la ortatica clasica (que tambien predomina en Ia literatura del Siglo de Ins Luces y euyo {ato elasico slo es la expreston paradigmstia) eustituye fa eotidianeidad conereta, Ta politica practica, las existen- cas singulares, por una humanidad universal, absoluta y initica, Veinte ator antes de Ia formulacion de Taine, y al Considerar ua perfodo mas breve, Tocqueville habla seal ‘do In misma oposicion entre el “mundo abstracto™ de Faobn y la plenitad y la complefidad de Taw covas reales pero formulando otra dicatomia de categorias enfrentadas, ‘nguella que-opone la “politica lteraria® con el “uso de las ‘Tocqueville: la politica literaria versus eluso de las cosas Sorin Tocqueville, 1o ezencial o= compronder cémo Ia Revolution es, paradsjicamente, el desenlace ineluetable de tina evolueion muy larga ~Ia contralizacion administrativa fmprendida por Ia monarquia yuna ruptura brutal, vio Teata, inaudita: “Lo que menos oe puede decir de Ia Revol tin ¢8 que fue un acontecimiento frtuito, Ciertamente, ha tomado al mundo por sorpresa, y sin embargo sdlo era ol fomplemento de une tarea mas extensa, dela terminacion fbrupta y violenta de una obra en la que habian trabajado fice generaciones de hombres. Aunque la Revolueién na hhubiersLenido gar, igval el viejo edificio social se hubiers ferrumbado en todas partes, mis tarde 0 més Lemprano, Sblo que hubiera eaido's pedazos en lugar de derrambarse 2 er de una sold vex. La Revolucion termin adbitamente por wn tafuerzo convuisivo y doloroso, xin tranicion, sin preeas ‘in, sin miramientos, on aquello que, «la larga, se buble. fm agotado por st mimo. Esta fue eu abra’™ Totalmente ‘Sutenida, en canton nu sgniicaign, en el proceso que es fu eomienzo y su causa, la Revoluetén no de pr ello de sor tin desgarramienbo del que niel momentode aparicion niu “Daatiidad puedon sor deducidor de ose proceso ens Para ar eventa de lado eato hay que eagrimir otras razones, shongdas enol libro Ill de L’Ancien Regime et fa Révale: fiom, donde se intenta articular el surgimiento del seontec Imient y la evoucion plarisecular quel cofiere su sentido 40 neeesidad. Con ete in Ie demosteacgn privilia una ‘ronologia breve lo treinta ocusrenta anos que preceden 1 Revalucion)y se esfuerza por situar las mutactones cult rales que, con rapier, transformaron las ideas y Tos sont micntos. Entre ellas, ol rol indito desempenado. por Tos {ntelectuales no es lade menor importancias ‘Tocqueville analiza este toma en el primer capitulo del libro Il: Camo, hacia mediador del siglo xv los hombres de letras pasaron a serlos principales politicos del pay los cfecton que de abt resaltan™ Besdovol ponte de parside, ‘describ la oponicionfondamental enstente entre el ere cio efectivo del gobierno en manos de los agentes de le ‘dministracién monarquiea (a quienos Tocqueville Lama, fo sin anaeronismo, “funcionarios") y Ia “polltiea abstracts {literaria”desarrliada por los hombres de letras, convert des en gulas dela opinion. En la Francia posterior a 1750, lnvordadera aatoridad se halla dsarticlada del poder, Te politica separada dela udministracion publica In dscusion Diblica se realiza fuera de las instituctones del gobierno. HL Efecto de semojante situacién, que yustapone peligro Samento una poltica sin poder y un poder sin nator es oble. Por an lado, conduce a sustituir las ensenangas de la “préetica® y de In experiencia, el respeto a costumbres com plicadas y tradicionales, ef "aso de las cosas” por “teorias Eeneralosy abstractas en materia de gobicrno’ Desalejeda dela esfora dl gobierno sin accoso nla toma de decisfonee ‘dministrativas la vida politica silo puede ser transforida 4 la litratura'—‘expulsada a Ia literatura, eseribe Tocqueville, indicando asi una conaura yun desplacamten to. Por otro Indo, a cosura entre el poder administrativo y Taspoliticaliteravia”eonfiere alos “hombres de Tetras" los “Tdsofos" alos “eserteres", una funcion y una responsabi lided que’ antes (@ en otras paries) correspondian los Midercl" naturoles do la vida pabliea. A diferencia de Inglaterra, donde “los que escribfan sobre el gobierno y los {que gobernaban estaban mezclados", donde los "jefen de fartido” sopuian siendo les conductores dela opinion publi tata Francia de fines del Antiguo Régimen consituyea los hombres de letras en una arsstocracia sustituea, omnipoten: teaungue no tenga el poder ‘La causa de esta paradeja reside en el proceso de ™ contralizacion. Al destruir las "instituciones libres” —Ila tmudse “feudaios" por Tocqueville, al debilitar la "vida pblica®, al separar a laa “clases altas” del ejerccio del poder, la misma monarguta cred Tas eondiciones que autor Zaron la hogemonia.“filotfiea”. Por un lado, el gobierno Stius confi toda In administracion pablies despues de (quitarle su esencia alos Estados Generales, las asambleas provincales y las monicipslidades— eo ve privado de toda experiencia del arte politic por earecer de un lugar donde fadquirirlo. Por el otro, fvente-a este poder del Bstado, sobre los ecombros de la antigua libertad publica se formé una opinion totalmente seducida por la “politi literaria”. Des pojadas de toda institueldn representativa, alejadas del Gjercicio del poder, Ins elites se tpartaron de una eociedad ‘que era la suya para moverse en el mundo ideal construido por los hombres de letras: “Por encima de la sociedad real, organizada todavia de manera tradicional, confusa eireegu: In donde las leyes segutan siendo cambiantes y contradictorias, las clases, dvididas, Tas condiciones, Nias ¥ las cargas, desiguales— se sha construyendo pace a poco tina sociedad imaginaria, en Ia que todo pareeia simple y ‘enordinado, uniforme, equitativo y eonforme a la razén® Esta destealiracién del mando social (una idea que Taine sabréaprovechar) “transmitié ala politica todos los habitos Gerla Iteratura’,e3 decir ese doble movimiento de abstrac ‘iin y generalizacion que tiende a reducir Ie complejdad de la realided heredada de la historia @ algunas -Peglas sim- ples y elementales inferidas de Ia razon y de la ley natural Ea politizacién de Ta literatura es, pues, al mismo tiempo ‘una “iteraturiaacién’ dela politica, transformada on expec: {ativa de roptura y suefo de Ia “ciadad ideal”, ‘Greadas por Ia obra de centralizacion, la “politica literati” ya "edueaciSn tooriea® pasen a ser una ideologia comin a aquellos que han sido desposetdos también de toda participacion ea el gobierno. Bn este sentido, contribuyen Poderosamonte a borrar las diferencias entre noble y bur uesea y a hacerlos muy semejantes entre si. Tocqueville Ftrodice nila difusion de las "teorias generales y abstrac tas" del nuevo pensamionto politico en Ia perspectiva, fun damental para é, de la supresion do las Drechas entre las provineiasy las clases: "A fines del siglo win an se podia [dvertir, ain duda, una diferencia entre los modalos de la obleaa’y los dé la burguesia; puesto que nada se hhomogenei2a més lentamente que elle aspocta superficial dels costumbres al que ae da el nombre de medals. Pero, fn el fondo, todos Ton hombres situados por encima del pueblo se parecfan; tenian lax mismas ideas, los mismos habitee, los mismos gustos, ae entregaban a les mismos placeres, leian los mismos libros, hablabaa el mismo len- fuaje™. Bl diagnostice, por tanto, es seguro, y, por otra parte, etd snunciada ya en el tituio del octavo capitulo del libro Tl "Que Francis era el pats donde los hombres se hhabian vuelto mas parecidos entre ellos” Pero excuchemos ahora Ie continnacién: “Sélo diferian centre ellos por los derochos™.” La comunidad de las idea hnacia cada vex mas neeosaria y més insoportable Ia exbibi- cian de los privilegios las prerrogativas, Tras la identidadd de ls pensammientos y de las précticas sociales we ocullaban, ada ver mas feroces, el antagonisma de los intereses y Ia datentacién de law distancias. Con el refuergo del “despotismo democratieo’ categoria paradéjiea que, en los eseritos de Tocqueville, apunta al doble proceso’ de 1a contralizacin administrativa y de la sholieion de las dite: ‘encias— las saidaridades y Ins interdependencias que pro- duce necesariamente una sociedad fondada en la jerarquia y'la Ubortad eedioron el paso a los enfrentamientos de lor intereses particulares. La igualdad eultural, si bien unifies las proferencias y las conductas, no atenia en nada las diferencias. juridieas que separan a “esos hombres tan Semejantes". Por el contrario, exacerbs Tas hostlidades agudiza la exasperacién, ja tal punte Ia desaparicion de la Iibertad polfiea he significado la deseomposieion del eucrpo social! ‘Por qué esta atencién dada a le obra de Tocqueville? or dres razonee conto minim. La primera es que él denn fin prudentemente toda tentacion de earactervaar La filoso- fia dela lustracion como i ideologsa propia dela burguesta Congulstadora,enfrentada con la aristocraca, Aste exque- tna Teductor, que mas tarde cosechara algin €xito; opone ‘leo gue ve en las ideas nuevas un espirita conan “todos ‘aquellos que estén situades por encima del pueblo”. Lejos de ser ol indice de las diferencias y de las brechas, el pensamiento raconal y retbemador es compartido por estas flases superiores tanto més rivales cuanto que su comin pega ala "politica lveraria” las hace mas semeyantes, or otzo lado, el libro de Tocqueville sea con toda slaridad el punto ciege del libro de Mornet, a saber: los ffectoseultarales de las transformaciones sebrevenidas en fi modo de ejercer el poder. Al plantear como central ¥ determinate la transformaci6n de a configuracién politica ‘es decir, en st lexi, la destruceign de la ibertad inhe: rente aun gobierno basado en institaciones represontativas por el despotismo de na administracion centralizada- Sugiere una manera sutil de pensar las posieionesy tensic nes propias del eampo intelectual y cultural. Resules dema- ado simple la oposicign que esciade en dos historias auto nomas, paralelas, Ia construccién del Estado absolutista fl desarrallo del pensamiento ertieo, Precisamente pore trata de monopoltrar Ia totalidad del ejereicio del gobierno, fl poder real, que te ha vuello administrative y centraliza 4p, origina, por reaccién y diferencia, la politica intelectual {yl opinisn publica, En fin, lo que Tocqueville ayuda a formulares Ia articw lacign entre la concen histdria de los actores hiriens Y la signifcacion no conocida de ss aceign. Ta ilusin de ruptura, fondamentoy explicaci del gest revalucionario, tiene sus raices en esta politica imaginaria y abstracta forjada por los eseritores del siglo xvi a distancia de las instituciones que gobicrnan en la "sociedad real”. Compred: der las précticas culturales del siglo significa puos, neces Hlamonte,tratar de comprender como estas practicas pudie- 26 ron hacct posibles y asumibles, la voluntad y la eoncfensia fe abgoluta innovacion que caractoriaan a la Revolucion: ‘Tos francesse, on 1789, hicieron ol mayor esfuerzo al que ningun otro pucblo se abocs jamés, para eortar en dos, por lt decir, su destino, ¥ separar por un abismo To que haban sido hasia entonces y lo que en To sueesivo querian aer” ‘Toda reflexiin bre los origenes cultarales debe, por consi- siqnte, hacorse cargo de esta pulsién escatolégiea, de esta fertidumbre de inauguracion La cultura politica del Antiguo Régimen ‘Tratar de reformular, medio siglo después, la euestién planteada por Mornet, leva necesariamente a poner en duda las categorias que, segin él, eran evidentes ¥ @ eons- trair otras que a ou entender careefan de pertinencia, por tjemplo, Ta de “ealtura politen”. Fiel a Lanson, todo el proyecto de Les Origines intellectuelles de la Révolution Frongcive apantaba s aituar la dindmica de unn difusicn fue, progresivamente, después de mediados de siglo y mas ttin'a partir de 1770, introdueta las ideas nuevas en todas Ins instituciones eulturales y en todos los medios sociales Do abi el interes en las formas de la socisbilidad intelee tual en le eireulacidn del Iibro del periien, on Tos comes rientos ensenados, en los progresos de la masonerta. Al ientticar esas cireunstancias, midiendo el papel de lor diversos grupos sociales, marcando las innovaciones, ell bro abria ast un nuova espacio de Investigacin, trabajado con mas rigor y exigencia por la sociologia cultural retros- pectiva de Ia déeada de 1960, Peto al hacerlo, oponia en una Aicotomia reductora “los prineipios y las docirinas® por un lado y las “realidades politicas” por el otro, lo que equivalia a retomar, desvirtudadola, Ia distineion tooqucvilliana en: tee toorias generales y uso de las cosas. En este asquema no se podia dar cabide ala cultura politica propiamente dicha, ‘fe entionde a esta sltima como el “tampo del discurso politico, como un lenguaje cuyas matriees y articulaciones Aefinea las aeciones y los enunciados posbles déndoles sen tide 7

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