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MARCO TEÓRICO

AGRESIÓN
Definición
Se considera a la agresión como un comportamiento interaccional específico entre un
agresor y una víctima. El término agresión está marcado de estereotipos y valores, y
revela ser la mayor parte del tiempo el resultado de juicios circunstanciales de parte de
actores y observadores de un comportamiento particular. (Moser, 1992)

Los conductistas excluyen toda referencia a la motivación, en cuando a la intención,


puesto que aquella no se puede observar en forma directa; es pues únicamente sobre
los antecedentes y consecuencias de la conducta que se funda la calificación del acto.
Así, para Buss (1961; en Moser, 1992) <<todo comportamiento que lastima o lleva a
perjuicio a otro es una agresión.>> También para Bandura (1963; en Moser, 1992) <<la
agresión consiste en administrar estímulos nocivos de fuerte intensidad que provocan
heridas físicas o morales.>> Tales definiciones que se colocan desde el punto de vista
de la víctima, llevan a considerar como agresión situaciones que son necesariamente
consideradas como tales en la vida común. (Moser, 1992)

Los neo-conductistas, por el contrario, introducen en sus definiciones de la agresión la


intención basándose en un consenso entre investigadores a propósito de cierto número
de situaciones y sus interpretaciones. La introducción de la intención en la definición,
esto es, la posibilidad de tener en cuenta la motivación del actor, permite por un lado
distinguir el caso del accidente de aquel de medidas educativas y, por otro, incluir en
ese comportamiento el caso en el que la agresión no se manifiesta más que como
tentativa sin que exista necesariamente herida. (Moser, 1992)

Sin embargo, tan cercanas que puedan estar del sentido común, el conjunto de estas
definiciones ignoran el contexto social del comportamiento. Más recientemente, algunos
investigadores, al situarse en una corriente cognoscitiva, recalcan que un
comportamiento de agresión no se convierte en una agresión más que a través del
juicio del observador quien identifica el comportamiento como una violación de la
norma. Al hacerlo, estos autores introducen nuevamente el contexto social de la acción
como parte integrante y moduladora de la percepción del comportamiento. Una
conducta se considera agresiva a partir de un procedimiento de juicio al hacer intervenir
tres criterios independientes: 1) la comprobación de daño posible o real por la víctima;
2) la intención de parte del actor de producir consecuencias negativas; y 3) el hecho de
que el comportamiento puede considerarse por la víctima y / o por un observador como
no apropiado en la situación en cuestión. En otras palabras, para calificarse de
agresión, el comportamiento debe constituir una violación de la norma. (Moser, 1992)

TIPOS DE AGRESIÓN
Buss (1961; en Moser, 1992) define tres dimensiones que caracterizan la agresión: La
combinación de estas tres dimensiones permiten definir 8 tipos de agresión diferentes.
El interés de esta clasificación es esencialmente el de ilustrar la diversidad de
comportamientos susceptibles de ser identificados como agresivos. (Moser, 1992)
DIRECTA Golpes y lesiones
FÍSICA
INDIRECTA Golpes contra un substituto
de la víctima
AGRESIÓN
ACTIVA
DIRECTA Insultos
VERBAL
INDIRECTA Maledicencias

DIRECTA Impedir un comportamiento


de la víctima
FÍSICA
INDIRECTA Rehusarse A participar en
un comportamiento
AGRESIÓN
PASIVA
DIRECTA Negarse a hablar
VERBAL
INDIRECTA No consentir

Otra clasificación que es útil para la comprensión del comportamiento del sujeto, porque
introduce una dimensión motivacional. Se trata de la distinción entre agresión hostil,
agresión instrumental y agresión expresiva, introducida por Feshbach en 1964(en
Moser, 1992). La agresión hostil es un comportamiento cuyo fin es esencialmente infligir
un sufrimiento o causar daño a otro. La agresión instrumental, por el contrario, es un
comportamiento en el que el ataque o la agresión ajena es perpetrada con un fin no
agresivo. El agresor no pretende hacer sufrir a otro, la agresión no es para él más que
un medio para alcanzar otro objetivo. Feshbach menciona la existencia de un tercer tipo
de agresión, la agresión expresiva, motivada por un deseo de expresarse por medio de
la violencia. Se trataría de un comportamiento no reactivo cuyo objetivo es la agresión
en sí en la relación con los otros dos tipos. (Moser, 1992)

LAS DETERMINANTES DE LAS CONDUCTAS AGRESIVAS


Para entender por qué y cómo un sujeto se involucra en una conducta agresiva, es
necesario analizar uno a uno los factores que pueden entrar en juego en el proceso
interaccional. Se ha visto que se puede distinguir, por una parte a los actores de este
proceso, es decir, el agresor y su víctima, y por otra la situación en la que se manifiesta
el comportamiento, el marco de la interacción. Se puede esquematizar el proceso
interaccional así como los factores que intervienen en este proceso de la manera
siguiente. (Moser, 1992)

En los que se refiere a los actores, los investigadores se han interesado en las
características individuales del agresor y de la víctima. Esta conducto no tiene lugar en
un vacío físico y social, independientemente de las características de los actores de la
interacción, y es indispensable analizar las características de la situación. En efecto, se
manifiesta en un ambiente en el que es necesario describir y analizar los componentes
tanto físicos como sociales. (Moser, 1992)

Los factores del ambiente (las características físicas de la situación), como con la
urbanización creciente, el interés se dirige cada vez más hacia las condiciones
ambientales y su impacto sobre el comportamiento social y la salud del individuo. Estas
condiciones físicas que caracterizan el ambiente y sobre todo la densidad urbana y el
ruido, no producen por sí mismas comportamientos específicos, pero son susceptibles
de inhibir o amplificar el comportamiento habitual del sujeto que se expone a ellas.
(Moser, 1992)

Los citadinos se exponen a una variedad de condiciones ambientales específicas: las


ciudades son más ruidosas y están más contaminadas que el campo, pero sobre todo
se caracterizan por una densidad de población mucho mayor. (Moser, 1992)

Experiencias ya pasadas que se apoyan en estudios con animales, mostraron la


espectacular influencia del hacinamiento sobre el comportamiento social.

El territorio y la densidad de población tienen un efecto sobre la agresión. En la


tradición etológica, la defensa el territorio se ha asociado a menudo con la agresión. El
hombre defiende su territorio limitado (la casa) contra las intrusiones eventuales y
aspira controlarlas. La legitimación de la apropiación de un territorio parece dar
seguridad y poder frente al extraño y al intruso. Se ha demostrada, en una gran
variedad de encuentro deportivos, que son significativamente más victoriosos los
jugadores que están en su propio territorio (Schwartz y Barsky, 1977; en Moser, 1992) y
que el comportamiento agresivo instrumental que lleva a la victoria sobre el adversario
es más frecuente en el territorio propio. (Varga, 1980; en Moser, 1992).

La densidad de la población puede ser operada de dos maneras diferentes: ya sea


aumentando el número de individuos en un espacio dado (densidad social), o
disminuyendo la superficie para un mismo número de sujetos (densidad espacial).
(Moser, 1992)

Moser, G. (1992). La agresión. México: Publicaciones Cruz.

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