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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Psicología

Cultura y Personalidad

Flores Ramírez Claudia Alicia.


Reyes Elizondo María Guadalupe.
Tovar Pacheco Rodolfo.
Zenteno Escutia Pedro Israel

Grupo: 1701

Materia: Cultura y Personalidad

Profesora: Georgina

México, DF, 7 de Octubre de 2004.


Introducción.

Como ya se mencionó en el trabajo anterior no se puede separar la


personalidad de la sociedad y de la cultura por lo que en este trabajo se
encontraran nuevamente los 3 tres términos.

La personalidad es una de las categorías más polémicas y complejas de la


Psicología. Si consideramos que somos análogos los seres humanos
(percepción, aprendizaje o pensamiento) debemos analizar cómo nos
diferenciamos de los demás y cómo cada uno posee una personalidad propia y
peculiar.

Comenzaremos analizando la etimología del término personalidad,


distinguiéndola del temperamento y el carácter que, a menudo, se han tomado
como sinónimos. Después explicaremos diversas teorías sobre la personalidad,
cada una con sus partidarios y detractores.

Entre las teorías más relevantes hay algunas clásicas, como el Psicoanálisis de
Freud, que otorga primacía al inconsciente del individuo; las tipologías de Catell
y Eysenck, que subrayan la importancia de los rasgos de personalidad y
crearon tests para medirlos; y la teoría humanística de Rogers, que destaca el
potencial de crecimiento humano. También veremos otros modelos teóricos con
notable influencia en la actualidad: el aprendizaje social de Rotter y Bandura y
la teoría cognitiva de Kelly.

Para finalizar, describimos como los psicólogos evalúan la personalidad con


observaciones de conducta, experimentos y tests, y qué alteraciones o
desórdenes pueden presentar.

Sin embargo, entre los investigadores de la personalidad, que tratan de


explicar por qué las personas se comportan como lo hacen, hay muchos
interrogantes sin desvelar en su totalidad. ¿Qué es la personalidad? ¿Qué
variables internas (rasgos, cogniciones, expectativas) o situacionales son
importantes en su constitución? ¿Cómo se desarrolla a lo largo del ciclo vital de
cada individuo? ¿Qué es lo normal y lo anormal en la personalidad?

Sabemos que cada ser humano es único y singular, y también parecido a los
demás. Si la Psicología de las diferencias individuales enfatiza el estudio del
individuo concreto, la Psicología de la personalidad, si quiere ser una ciencia,
tiene que definir unas leyes que expliquen la conducta de las diferentes
personalidades para poder predecir sus conductas. Todavía no existe un
modelo global que explique todo lo que sabemos del funcionamiento humano.
Sin embargo con fines prácticos definiremos personalidad como: el patrón de
pensamientos, sentimientos y conducta de presenta una persona y que
persiste a lo largo de toda su vida, a través de diferentes situaciones.

Para comprender mejor el concepto de personalidad, es preciso distinguirlo de


otros relacionados con él, como temperamento y carácter.
El temperamento consiste en la herencia biológica recibida y, por tanto, es
difícil de cambiar o modificar. Millon (1993) lo describe como el material
biológico en bruto desde el cual la personalidad finalmente emerge. Se puede
decir que incluye el sustrato neurológico, endocrinológico y bioquímico desde
el cual la personalidad comenzará a formarse.

El carácter es un término derivado de una palabra griega que significa grabado


y se forma por los hábitos de comportamiento adquiridos durante la vida.
Millon piensa que le carácter puede ser considerado como la adherencia de la
persona a los valores y costumbres de la sociedad en que vive.

La personalidad es la conjunción del temperamento y el carácter en una única


estructura. La personalidad representa un patrón profundamente incorporado
de rasgos cognitivos, afectivos y conductuales manifiestos, que persisten por
largos períodos de tiempo y son relativamente resistentes a la extinción.

Entre las características más relevantes de la personalidad podemos citar


estas:
 No tiene una existencia real, se infiere a partir de la conducta de los
individuos.
 Es una abstracción que nos permite ordenar la experiencia y predecir el
comportamiento en situaciones específicas.
 Es la forma habitual de comportamiento de cada individuo. Comprende
tanto su conducta manifiesta como su experiencia privada. No consiste
en una suma de conductas aisladas, sino que incluye la globalidad del
comportamiento.
 Se produce por la interacción de la herencia genética y el ambiente del
individuo, por el aprendizaje social y las experiencias personales. Se
desarrolla y cambia a lo largo de la vida.
 Es individual y social. Somos distintos pero también iguales, y una tarea
primordial es alcanzar el equilibrio entre lo que nos une y lo que nos
diferencia. Cada persona es única e irrepetible, sin embargo, cuando nos
vemos como actores en el escenario del mundo, podemos superar la
inercia y los interese mezquinos de ciertas concepciones racistas.
Cuando somos más consientes de nuestras acciones y reacciones
observamos cómo nos condiciona el entorno y cómo somos nosotros
quienes lo construimos

En una posición intermedia se encuentra ese grupo de conductas que


dependen de nuestra constitución física y mental, los cuales forman la
personalidad, que pueden nombrarse como: la envidia, la melancolía, la
inseguridad, la ansiedad, la depresión, la adicción, la violencia, la anomia, la
frustración, la obsesión, el aburrimiento, la mentira, el antagonismo, el
retraimiento, la insensibilidad, la fidelidad, el optimismo, el igualitarismo, la
tolerancia, la deslealtad, el pesimismo y la neurosis.

Se expresa con frecuencia que estas conductas en el Homo sapiens no son


innatas, sino aprendidas, imbuidas con la cultura. Los biólogos evolucionistas,
que estudian el comportamiento de los animales, y los genetistas no opinan lo
mismo. Para ellos, en estás conductas existen una tendencia filogenética
trasmitida hereditariamente. La cultura no hace más que repetir la evolución
biológica, como un paso más en la espiral evolutiva.

La personalidad del individuo se edifica en base a las interrelaciones que se


establecen entre los factores genéticos y los ambientales. Los unos se edifican
sobre los otros. Sin embargo, en los seres humanos todos estos
comportamientos toman sus rasgos de la cultura: las películas, los libros, los
medios de comunicación, la familia y el entorno cultural.

No sorprende que todavía reine una gran confusión en los conceptos y


definiciones que deben emplearse para instrumentos en los estudios sobre la
personalidad. Ni siquiera el vocablo personalidad cuenta con un significado
exacto, pues existen innumerables definiciones con ciertos elementos comunes
a todas ellas, y aun está en franco desarrollo aquel proceso descrito al tratar de
la definición de cultura y que consiste en la precisión que va adquiriendo a
través del uso. Es bueno que delimitemos primero el término personalidad. El
individuo y su medio ambiente construyen una configuración dinámica cuyas
partes guardan una relación reciproca tan íntima, en tal interacción constante,
que es muy difícil saber donde se encuentran las líneas de demarcación.

Se considera a la personalidad como el conjunto organizado de los procesos y


estados psíquicos del individuo. Excluye la conducta manifiesta que resulta del
funcionamiento de estos procesos estados, aunque su naturaleza, e incluso su
misma existencia, únicamente puedan deducirse de dicha conducta. Tampoco
toma en consideración los efectos de esta conducta sobre el medio ambiente
del individuo, ni siquiera aquella parte constituida por los demás individuos, y
por último aparta del concepto de la personalidad la estructura física del
individuo y sus procesos fisiológicos.

La personalidad es una configuración de tipo único, que no tiene paralelo en el


campo de los fenómenos físicos. No es aplicable a la observación directa, sino
que solo se puede deducir sus cualidades a partir de la conducta manifiesta
que las expresan. Lo único que permite considerar la existencia de la
personalidad como entidad activa que persiste a través del tiempo, es la
consistencia que adquiere en la conducta manifiesta de los individuos.

La repetición de respuestas semejantes a estímulos semejantes, en aquellos


casos en que dichas respuestas son complejas y no instintivas, tiene como
única explicación que la experiencia se encuentra de alguna manera
organizada y que se perpetúa. Como primera premisa podemos tomar el hecho
de que la función de la personalidad en su conjunto es la de permitir al
individuo que produzca formas de conducta ventajosas en las condiciones
impuestas por su medio ambiente. La personalidad puede resumirse de la
siguiente manera:

Creación de respuestas de conducta adecuadas a las diversas situaciones.


Reducción de estas respuestas a término habituales.
Ejecución de las respuestas habituales ya implantadas.

Para entender las relaciones recíprocas de la personalidad y la cultura podemos


dividir las respuestas en dos grupos principales:

 respuestas emergentes.
 respuestas ya establecidas.

Al extremo de la escala emergente tenemos aquellas formas de conducta


que son suscitadas por las situaciones nuevas y desacostumbradas, formas
que por lo general son de tanteo y experimentales, sin presentar una
organización consistente ni ser verdaderas pautas. Las respuestas establecidas
se encuentran completamente organizadas, y han llegado a ser verdaderas
pautas. Si las respuestas emergentes representan siempre un grado de
conciencia de la situación y del esfuerzo por resolver el problema que plantean,
las establecidas son automáticas y pueden producirse sin el registro de la
situación, o sin que la conducta asociada alcance el nivel consciente. Más fácil
es vivir de hábitos que de intentos conscientes, y de aquellos vivimos casi
todos durante la mayor parte de la vida.

Observando el estado actual de los refugiados europeos en Norteamérica,


hallaremos abundantes muestras de las dificultades de crear un gran número
de nuevas formas de conducta para aplicarse a las nuevas situaciones. Estos
individuos, privados del medio a que estaban acostumbrados, ya no
encuentran eficaces la mayor parte de sus hábitos notado que en muchos
casos los resultados se traducen en serios trastornos de la personalidad. La
totalidad de los hábitos organizados del individuo, constituyen el conjunto de
su personalidad, a la que aquella da forma, estructura y continuidad. En efecto,
puede decirse que la personalidad está constituida por un núcleo de hábitos
organizados que es relativamente persistente y que se halla circundado por
una zona fluida de respuestas de conducta en franco proceso de deducción a
hábitos.

La cultura como la personalidad, son continuos en constante estado de


cambio, y como tales tienen sus propios procesos de desarrollo, de
establecimiento de nuevas pautas de respuestas y de eliminación de las
antiguas. Los procesos de la personalidad se derivan de las cualidades
inherentes al organismo humano, representan la potencialidad psíquica en
acción. La cultura por mediación de la experiencia que tiene el individuo de sus
contacto con ella, determinan una parte de los materiales con que funcionan
los procesos de la personalidad.

El hombre, ha tenido durante casi toda su historia una conciencia muy vaga
de la existencia de la cultura, e incluso dicha conciencia ha dependido de los
contrastes que presentaban las costumbres de su propia sociedad en relación a
las de alguna otra con la que accidentalmente llegó a ponerse en contacto. Los
retos fundamentales sobre el estudio de la personalidad no europea son:

 Los patrones de personalidad difieren según las sociedades.


 Los miembros de toda sociedad siempre muestran una gran variabilidad
en cuanto a la personalidad.
 En todas las sociedades se encuentran casi el mismo campo de
variabilidad y casi los mismos tipos de personalidad.

Quien tenga experiencia de otras sociedades distintas a la suya, apenas si


podrá poner en duda que los patrones de personalidad difieren según las
sociedades. Siempre se hay que los miembros de una sociedad tienen en
común toda una serie de elementos de la personalidad, elementos que pueden
ser de cualquier grado de especificidad, comprendido desde las mas sencillas
respuestas manifiestas de tipo de los modelos de mesa, hasta las actitudes
sumamente generales.

En una sociedad estratificada pueden observarse diferencias parecidas a las


anteriores entre las respuestas características de los individuos pertenecientes
a los diferentes niveles sociales como el de los nobles, los plebeyos y los
esclavos. Esta configuración de respuestas ligada al estado social, puede
llamarse personalidad del status social, la que es de mayor importancia para el
buen funcionamiento de la sociedad, puesto que hace posible que sus
miembros actúen con éxito recíprocamente a base sólo de las pautas del status
social. Una personalidad de status social rara vez comprenderá un sistema de
valor actitud desconocido de los miembros de los demás grupos sociales, si
bien puede llegar a serlo cuando entre ellos priven condiciones extremas de
hostilidad.

Toda sociedad tiene su tipo básico de personalidad, así como su serie de


personalidad de los status sociales que, en ciertos respectos, difieren de los
demás. La personalidad es fundamentalmente una configuración de respuestas
que el individuo ha creado como resultado de su experiencia, pero está, a su
vez, proviene de la hacino recíproca con su medio ambiente, y las cualidades
innatas del individuo influirán vigorosamente sobre el tipo de experiencia que
obtiene de esta acción recíproca. Existe una posibilidad de que la personalidad
de una sociedad se encuentra en ciertos casos bajo la influencia de los factores
hereditarios.

La influencia de la cultura en la personalidad puede ser de dos tipos. Por una


parte tenemos las influencias que se derivan de la conducta de los individuos
hacia el niño, conducta normada por la cultura, que comienza a actuar desde el
nacimiento y reviste la mayor importancia durante la infancia. Por otra,
contamos con las que se derivan de la observación o instrucción que el
individuo tenga de las pautas de conducta características de sus sociedades.
Generalmente se acepta que los primeros años de la vida del individuo son
decisivos para el establecimiento de los sistemas de valor actitud muy
generales que constituyen los niveles más profundos del contenido de la
personalidad.

En resumen, el hecho de que los patrones de personalidad difieren según las


sociedades, puede explicarse por la experiencia distinta que sus miembros
adquieren al contacto con sus respectivas culturas. El proceso de la formación
de la personalidad parece consistir en sustancia en la integración de la
experiencia. Pero esta experiencia a su vez, proviene de la acción recíproca del
individuo con su medio ambiente, de lo que se deduce que incluso ambientes
idénticos, si existieren, proporcionarían a los individuos experiencias diferentes,
las que al desarrollarse producirán los diversos tipos de personalidad.

En toda sociedad, las personalidades comprendidas en las situaciones de la


institución familiar tienden a distribuirse, en gran parte, en los mismos órdenes
de dominio y a crear las mismas pautas de acción recíproca privada e informal.
La cultura debe considerarse como el factor dominante en la implantación de
los tipos básicos de la personalidad de las sociedades, así como también en el
de la serie de estatus de personalidad característicos de cada sociedad.
Respecto a la formación de la personalidad del individuo, la cultura actúa como
un factor entre los que están, la potencialidad del sujeto, fisiológicamente
determinada, y sus relaciones con los demás individuos.
SOCIALIZACIÓN Y PERSONALIDAD

La socialización es el proceso a través del cual el ser humano empieza a


aprender el modo de vida de su sociedad, a adquirir una personalidad y a
desarrollar la capacidad de obrar a la vez como individuo y como miembro del
grupo. Desde muy temprana edad, el niño aprende de los demás el
comportamiento que se espera de él y a saber qué tipo de persona es él.

Los seres humanos no han sido dotados de una amplia gama de instintos y es
por ello que, para sobrevivir, han tenido que aprender a depender unos de
otros y a cooperar, para poder satisfacer por lo menos sus necesidades
básicas. Lo que hace posible esta cooperación y esta interdependencia, es un
sistema de patrones de conducta aprendidos, que son compartidos por los
miembros de una cultura. A estas pautas de conducta compartidas, o patrones
de comportamiento, se le denomina normas. Desde muy temprana edad, el
niño adquiere normas culturalmente aprobadas, y así inicia su proceso de
socialización.

Mediante la internalización o asimilación del proceso de socialización, los seres


humanos han aprendido a responder a sus impulsos biológicos en una forma
socialmente aceptable. Impulsos tales como la sed, el hambre y el sexo, son
satisfechos en forma que no violan las creencias, valores y metas aceptadas
culturalmente.

INTERACCIÓN BIOLOGICA O CULTURAL

El proceso de socialización se inicia desde el nacimiento, con los cuidados que


deben dispensársele al recién nacido. Como todos sabemos, el bebé es
totalmente dependiente de los seres que lo rodean. Debe administrársele
alimento, vestido y protección. Pero también es importante su necesidad de
amor, de atención y de contacto físico con otras personas. Experimentos
desarrollados con monos han desmostado que cuando éstos son retirados de la
madre y criados en el aislamiento, su desarrollo no es normal. Aunque no se
han realizado, obviamente, experimentos similares con humanos, es de
esperar que, bajo circunstancias semejantes, el niño reaccionará del mismo
modo que el mono.

METAS DE LA SOCIALIZACIÓN

Las siguientes pueden considerarse como las metas básicas del proceso de
socialización:
 A la persona se le deben enseñar las habilidades necesarias para vivir en
sociedad.
 La persona debe ser capaz de comunicarse efectivamente y desarrollar
la capacidad de leer, escribir y hablar.
 EL control de las funciones orgánicas deber ser aprendido mediante un
entrenamiento de aseo adecuado.
 El individuo debe internalizar los valores y creencias fundamentales de la
sociedad.

EL “SI MISMO”

A través de la socialización, el ser humano individual aprende a verse a sí


mismo como una entidad aparte, distinta de todas las demás personas y cosas.
El “sí mismo” tiene una entidad personal y los demás responden a ella. El bebé
recién nacido no tiene un concepto de sí mismo; éste se va desarrollando en él
como parte del proceso de socialización.

La imagen del sí mismo juega un papel importante en la determinación de


cómo va a actuar probablemente un individuo. Hay una estrecha correlación
entre la confianza que tiene una persona de poder desarrollar determinado
acto, y el éxito del mismo. Correlativamente, la falta de confianza en sí mismo
conduce muchas veces al fracaso o a fallar en la ejecución del acto.
EL ESPEJO DEL YO

El sociólogo Charles Horton Cooley (citado en Cohen) formuló la teoría del


“espejo del yo”. El espejo es la sociedad, en donde es posible observar las
reacciones de los demás frente a nuestro comportamiento. El desarrollo del ser
social se inicia y muy temprana edad. La imagen que tiene el bebé de si
mismo, deriva de la familia y continua desarrollándose a lo largo de la vida, a
mediada que la persona va teniendo contacto con compañeros de juego, con
grupos de edad homogénea y con asociados.

De tal forma, nuestra conducta esta determinada en gran medida por las
reacciones de los demás. Si la imagen que vemos es favorable, el concepto que
tendremos de nosotros mismo será más alto y nuestra conducta se reforzará. A
al inversa, si la imagen es desfavorable, el concepto de nosotros mismo será
bajo y nos veremos inducidos a modificar nuestro comportamiento.

EL “OTRO” GENERALIZADO

El concepto del “otro” generalizado fue desarrollado por George Herbert Mead.
El “otro” generalizado es un compuesto de expectaciones que una persona
cree que los demás tienen con respecto a ella. El individuo se autoexamina
como si fuera otra persona. A través de los procesos de “toma de rol” y “juego
de rol”, el individuo desarrolla el conocimiento del “otro”generalizado.

Préstamo de Rol. A medida que desarrolla sus habilidades comunicativas, el


niño va siendo capaz reasumir el rol de otra persona y actuar en concordancia
con ése.

Desempeño de Rol. La persona que asume un rol, se convierte y actúa en una


forma consistente con tal ocupación, entonces estará jugando el rol.

El “otro”significante. A las personas que ejercen una gran influencia en las


actitudes de los individuos, se les denomina “otros”significantes. Por lo general,
se trata siempre de complacer al “otro” significante y de seguir las
orientaciones y pautas que éste pueda dar.

EL “YO” –SUJETO Y EL “YO”-OBJETO

Para George Herbert Mead, e sí mismo esta constituido por el “yo sujeto” y el
“yo objeto”. EL “yo objeto” es el reflejo de las normas y valores de la sociedad,
mientras que el “yo sujeto” representa los aspectos únicos del si mismo. El “yo
sujeto” es altamente impulsivo y desinhibido.

TIPOS DE SOCIALIZACIÓN

La socialización puede realizarse por medios formales e informales. Las


instituciones educativas y militares son ejemplos de los agentes formales y
más estructuraos, responsable de la transmisión de las formas de actuar y de
pensar aceptadas por un sociedad. La socialización, sin embargo, también
puede tener lugar a través de la interacción con grupos homólogos y por la
asociación a clubes y grupos informales.

AGENTES DE SOCIALIZACIÓN

Los principales agentes de socialización son la familia, la escuela, los grupos


homólogos y los medios masivos de comunicación.

La familia.

En la familia es donde empieza el proceso de socialización, para los niños


pequeños, la familia representa todo el mundo que los rodea. La imagen que
tiene de ellos mismos es un reflejo de la forma como creen que los miembros
de la familia los consideran. Así, la percepción que tiene de ellos mismos, del
mundo y de las personas que nos rodean, está directamente influenciada por
las actitudes y creencias de su familia. Los valores que tiene un individuo y los
distintos roles que se esperan de él, son aprendidos inicialmente dentro del
ambiente familiar.

La escuela.

Mientras que en las sociedades primitivas la familia es la responsable de la


socialización primaria del joven, en las sociedades avanzadas esta
responsabilidad ha sido delegada a organizaciones burocráticas formales, tales
como la escuela. La escuela es el agente responsable, en primer lugar, de
transmitir el conocimiento acumulado y las formas de actuar de una sociedad a
sus jóvenes a partir de los cinco o seis años de edad. Como agente de
socialización, la escuela está altamente estructurada y organizada alrededor de
un conjunto de reglas que cada uno, se supone, debe obedecer.

Grupos de edad homogénea.

Si bien el principal propósito de los grupos de edades homogéneas puede ser el


recreativo, éstos son quizá, después de la familia, los agentes de socialización
de mayor influencia. Como los miembros de estos grupos son relativamente
iguales, por lo general adoptan una actitud común cuando se relacionan con
personas de autoridad. Como agente de socialización, el grupo de edad
homogénea alcanza su máxima influencia durante la adolescencia. En este
punto, la popularidad se convierte en la meta más importante para los jóvenes,
y la internalización y la expresión de los valores compartidos por el grupo
contribuye a la aceptación del individuo.

Medios masivos de comunicación.

Estos han jugado un papel importante en el proceso de socialización


norteamericana. La mayoría de las personas en esta sociedad dedican una
buena parte d su tiempo a leer libros, periódicos, revistas a ver la televisión
escuchar la radio e ir al cine. Se ha observado que los medios masivos pueden
reforzar normas pero también distorsionarlas, porque dan la impresión de que
lo que está impreso o lo que se transmite es un reflejo exacto de la sociedad.
Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que los medios masivos son sólo una de
las muchas fuentes de que dispone el individuo para definir normas.

PERSONALIDAD

La personalidad la constituyen todas las características y rasgos


representativos de la conducta de una persona. Incluye los patrones de
pensamiento y sentimiento, el concepto de si mismo, las actitudes, la
mentalidad y los hábitos manifiestos. El termino “rasgo de personalidad” se
refiere a un aspecto de la personalidad total.

DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

La herencia biológica de una persona, el medio físico en el cual vive y trabaja,


la cultura y las experiencias grupales e individuales, son factores del desarrollo
de la personalidad.

Herencia Biológica.

Los rasgos biológicos heredados de los seres humanos son factores que
contribuyen al desarrollo de la personalidad en sus etapas iniciales. Estas
necesidades y capacidades biológicas son comunes a todos los individuos y
formar parte de su bagaje al nacer. Algunas similitudes de personalidad pueden
ser explicadas en parte por una herencia común.

Medio Físico.

El medio físico incidirá en la personalidad, porque determina en gran media el


nivel de recursividad que debe desarrollar el individuo con el fin de procurarse
los elementos esenciales para la conservación de su vida.

Cultura.

Para poder vivir e interactuar con éxito en una cultura dada, cada sociedad
desarrolla ciertos tipos de personalidad que se ajustan armónicamente a esa
cultura. Si bien es cierto que algunos tipos de experiencias son comunes a
todas las culturas, hoy otras que son particulares de cada cultura.

Experiencias grupales e individuales.

La personalidad humana se desarrolla en gran parte como producto de la s


experiencias del individuo dentro del grupo. Los valores, normas, actitudes y
creencias del grupo constituyen al moldeamiento de la personalidad y sin esta
experiencia grupal, la personalidad no puede desarrollarse. Debe anotarse que,
aunque los individuos pertenezcan al mismo grupo, sus experiencias influyen
entonces, hasta cierto punto, en las variaciones de la personalidad.

CARÁCTER NACIONAL
El carácter nacional se refiere a la personalidad básica de la gente que
constituye toda una nación. Si se comprende el carácter nacional, se podrán
hacer predicciones respecto de cómo los miembros de una sociedad dada van
a responder a las diversas situaciones y condiciones a las que podrán estar
sometidos.

APRENDIZAJE DE NUEVOS ROLES EN EL TRANSCURSO DE LA VIDA

Desde la infancia hasta la vejez, el proceso de socialización es continuo y


permanente. Cada vez surgen nuevos y cambiantes roles, normas y
expectaciones, que deben ser manejados por los individuos. La siguiente lista
señala algunos de los períodos más significativos en la vida del individuo
durante los cuales se efectúa la socialización o la resocialización.

 De la primera infancia a la niñez.


 De la niñez a la adolescencia.
 de la adolescencia entre los 13 y 19 años a la edad adulta.
 terminación de la educación formal
 matrimonio
 paternidad
 separación
 divorcio
 cambio ocupacional
 los hijos dejan el hogar
 muerte de uno de los padres
 jubilación o retiro
 muerte de la esposa.

PERSONALIDAD Y ETNOCENTRISMO

Si bien todos los grupos sociales estimulan en alguna medida el etnocentrismo,


no todos los miembros de un grupo son igualmente etnocéntricos. Ciertos tipos
de personalidad tienden a se más etnocéntricos que otros. Algunos estudios
han demostrado, por ejemplo, que os individuos que tienen prejuicios contra un
grupo tienen a predisponerse contra muchos grupos.
PERSONALIDAD Y CULTURA

El término personalidad tiene dos significados: en primer lugar se refiere al


complejo proceso psicológico que se realiza en el ser humano al funcionar en
su vida cotidiana motivado y dirigido por un gran número de fuerzas internas y
externas. Consiste también en todos esos factores internos más o menos
estables que ocasionan que el comportamiento de una persona sea consistente
en cada momento, y distinto del comportamiento que otra gente manifestaría
en situaciones similares. La personalidad como concepto, implica un
comportamiento estructural, del mismo modo que la sociedad y la cultura,
como conceptos, implican que el comportamiento humano está estructurado
en pautas consistentes.

Las culturas no solo perpetúan el comportamiento ejemplar sino también el


criminal o psicopatológico. Si bien las culturas tienden a promover la
continuidad de las pautas de comportamiento, también contienen fuerzas y
procesos que llevan al cambio. En cada cultura se van formando diversos
estereotipos con respecto a las diferencias que existen en cuanto a la forma
de actuar o de resolver determinada situación.

En términos psicológicos, los distintos estilos de vida de las personas son tan
diferentes como lo son en características socio-culturales, cuando se ven las
consecuencias psicológicas del cambio social y cultural, se hace necesario
cuestionar de que modo afectaran a los distintos miembros de la comunidad.
Por otro lado, parece ser que pueden resultar exitosas distintas maneras de
adaptarse.

Debido a los adelantos en las ciencias, con el correr del tiempo, tuvo lugar una
revolución completa en las creencias del hombre, tanto en lo que se refiere a
su origen como a su lugar en la naturaleza. La primera tentativa fue el
concepto bioquímico de los “humores”, como básico para una tipología
fundamental de la personalidad.

Las observaciones en antropología también indicaron que las acciones


prototípicas no eran innatas sino que en gran medida estaban culturalmente
determinadas. Asimismo, los trabajos de Pavlov demostraron como el sistema
nervioso está organizado para prever el futuro inmediato probable y actuar de
acuerdo con las circunstancias.

Un ser humano no crece en el vacío; su evolución no está únicamente


determinada por el ambiente físico como sostuvieron los biólogos, y por el
familiar como demostró Freíd, sino por las instituciones de grupos sociales y
culturales mayores, como lo demostraron los antropólogos culturales
(Kluckhohn, 1975). Cualquier sociedad tiene muchas exigencias para los
individuos. Aquí y allá renuncias son impuestas en diversas sociedades y en las
diversas clases de una sociedad. Las culturas también ofrecen un gran
potencial de enriquecimiento para la experiencia del individuo.

La personalidad puede ser muy modificada, temprana o permanentemente por


acontecimientos que tienen asiento en otras partes del cuerpo. Las bases de la
personalidad se localizan físicamente en la región cerebral.

Cada hombre es como los demás hombres porque algunas de las


determinantes de su personalidad son universales para toda la especie, o sea,
que existen características biológicas comunes a todos los hombres, en el
medio ambiente físico que habitan, así como en las sociedades y culturas en
que se desarrollan. Cada hombre tiene experiencias desde que nace, debe
aprender a desenvolverse, a explorar su medio ambiente para protegerse y
evitarse daños. Cada hombre experimenta tensiones y otras necesidades, debe
a aprender a encontrar los medios para apaciguarlas, cada hombre crece en
estatura, madura y muere, todo esto y mucho más lo realiza como miembro de
una sociedad.

Cualquier personalidad es como todas las demás, porque como animal social
debe ajustarse a una condición de interdependencia con otros miembros de su
sociedad y de los grupos que forman parte de ella, y como animal cultural debe
también ajustarse a expectativas tradicionalmente definidas. La adaptación
humana al ambiente externo depende de la protección mutua que representa
la vida social y, en suma, la cultura.

Los seres humanos no sólo aprenden con la experiencia, sino también unos de
otros. Todas las sociedades humanas confían en sumo grado en la
sobrevivencia por medio de conocimientos que adquieren (cultura).
La cultura suplanta en el hombre al instinto, no solamente con los
conocimientos adquiridos por los hombres que a través del tiempo murieron, y
de los que pertenecen a otras sociedades. Las personalidades humanas,
además, son similares en el hecho de que todas experimentan satisfacción o
privación; son frustradas por el ambiente impersonal y por las condiciones
biológicas de su cuerpo; la vida social impone ciertos sacrificios.

Con frecuencia se habla de las similitudes de rasgos de la personalidad entre


miembros de grupos o en individuos característicos de distintos grupos, y en
ciertos rasgos de la personalidad la mayor parte de los hombres son “como
algunos otros hombres”. Las similitudes pueden existir entre miembros de la
misma agrupación socio-cultural.

Un hombre, en muchos aspectos no es como otro hombre. El modo de percibir


de cada individuo, de sentir, de necesitar y de comportarse, tienen patrones
característicos que personalmente no son los mismos de otros individuos. En
parte, en la combinación única de materiales biológicos recibidos de los
padres; con mayor exactitud, la singularidad esencial de cada personalidad es
producto de infinitas y sucesivas interacciones entre la constitución que
madura, y situaciones ambientales diferentes desde el nacimiento hacia
adelante.

Cada personalidad responde de manera única. Existe particularidad tanto en lo


heredado como en cada ambiente, en el número, clase y orden temporal de
situaciones encontradas que confluyen rigurosamente en el curso de la vida.

La formación de la personalidad está facilitada por cuatro determinantes y sus


interacciones: constitucional, miembro-grupo, papel y situacional (Kluckhohn,
1975).

Es imposible interpretar la conducta de un individuo sin hacer intervenir el


medio social o los medios sociales que ejercen sobre él sus demandas y sus
determinaciones. La sociedad deja de ser sólo un órgano de represión y de
limitación, para convertirse en un conjunto de instituciones cuyos efectos sobre
la personalidad, lejos de ser tan negativos e inhibitorios son, por el contrario,
positivos y creativos; esto fue con los trabajo de Sullivan, Fromm, Horney y
Kardiner.

Uno de los pioneros de la antropología cultural, M.J Herskovitz dice que “una
cultura es el modo de vida de un pueblo, en tanto que una sociedad es el
conjunto organizado de individuos que siguen un modo de vida dado; de
manera más simple, una sociedad se compone de individuos y la manera como
éstos se comportan constituye su cultura”.

Las culturas poseen una independencia relativa frente a los individuos que la
viven y la practican, aun cundo no exista sino por ellos. Ningún miembro
conoce todos los detalles de los modos de vida del grupo, sin embargo, la
cultura tiene elementos comunes compartidos prácticamente por todos los
miembros del grupo y elementos propios de algunos miembros.
Linton distingue así, la cultura global y diversas subculturas. Para él la cultura
es “la configuración de los comportamientos aprendidos y de sus resultados,
cuyos elementos componentes los compartes y los transmiten los miembros de
una sociedad dada”. Pero, para el individuo, las maneras de comportarse y de
pensar que le aporta la sociedad se considera como normas que le indican lo
que el grupo acepta y que es, por tanto, necesario.

La cultura es el conjunto de las maneras de conducirse, es decir, de


comportarse y de pensar que se consideran como necesarias en un grupo
dado.

Toda cultura traduce en sus aspectos ideológicos la manera como el o los


grupos que componen el cuerpo social han resuelto el problema fundamental
de la adaptación al mundo físico.

Si es verdad que en el hombre dominan los modos adquiridos de conducta, los


procesos de adquisición deben tomar la forma de una “enculturación”, es decir,
de una integración a una cultura cuyo entorno familiar, tan determinante en la
primera infancia, no es sino un elemento y agente de transmisión. Todo ser
humano debe sufrir este proceso de enculturación sin la cual no podría existir
en tanto que miembro de una sociedad proceso en el curso del cual aprende
las formas de comportamiento admitidas por su grupo y, en consecuencia,
tiende a adoptar el tipo de personalidad considerado deseable (Filloux, 1992).

Toda cultura tiene patrones de comportamiento que se refieren a la crianza de


los niños y, por tanto, a la vez determinan los problemas mayores que se le
presentarán al niño y la manera como él podrá resolverlos, estos patrones
están ligados al modo de organización familiar. Las experiencias emocionales
del niño no tan sólo surgen de la misma estructura familiar, sino, sobre todo,
de las actitudes frente a él de quienes tienen, con él, lazos determinados de
parentesco y obligaciones definidas.

Según Kimball Young, citado por Filloux en 1992, en cada cultura es preciso
considerar los siguientes elementos para comprender la formación de la
personalidad: regularidad y grado de rigidez en el aprendizaje, cantidad de
frustración impuesta; cantidad de amor; importancia de las sanciones y control
moral; concepción de sí mismo impuesta al niño.

Kimball Youg (1977) dice que a partir del nacimiento, el individuo, en manos de
sus semejantes, recibe la influencia modeladora de la cultura. Existe siempre
un cuerpo de cultura que proporciona contenido e imprime dirección al
desarrollo del individuo como persona. El individuo es un producto único,
resultado de su constitución orgánica, su capacidad de aprendizaje, las
diferencias individuales en cuanto a emociones, reactividad e inteligencia y el
modo particular en que ha organizado su experiencia, social y culturalmente
determinada.

La originalidad y peculiaridad individuales descansan no sólo en diferencias en


la herencia biológica, en la naturaleza y ritmo de la maduración corporal, sino
también en divergencias derivadas del impacto de la sociedad y cultura sobre
el individuo. El aprendizaje cultural varía de individuo a individuo.

Los principales factores que actúan en el proceso de interacción del individuo,


la sociedad y la cultura son:

El individuo posee ciertos impulsos y mecanismos de aprendizaje.

Los impulsos del individuo se satisfacen sobre todo dentro del marco de la
interacción social.

La cultura provee de contenido e imprime dirección al aprendizaje individual.

Las actitudes, valores y hábitos, las pautas tanto de cooperación como de


conflicto, así como otros procesos interactivos están en gran medida
determinados por la cultura. Habrá siempre diferencias en el vigor de los
deseos y en las potencialidades para el aprendizaje, existirán siempre diversas
interpretaciones, tanto personales como privadas, de la experiencia. Todos
ellos recibirán sin duda la influencia de la sociedad y la cultura, permanecerán
siendo originales y altamente individualizadas.

El individuo es a la vez portador y creador de la cultura. El hombre no solo se


adapta por sí mismo al ambiente, sino también porque adopta el ambiente a sí,
es decir, porque modifica, extiende y crea su ambiente.

Eric Fromm y Karen Horney , han señalado con fuerza que el superyo tiende a
interiorizar normas culturales propuestas para un medio comprendido de tal
manera que toma en cuenta todos lo elementos culturales presentes.

El concepto operativo de la personalidad de base la formuló Kardiner desde


1937 para explicar, por una parte, esta idea de identidad necesaria de los
aspectos de la personalidad formados bajo condiciones culturales comunes y,
por otra, para explicar el determinismo psicosocial en el seno de las sociedades
globales. La personalidad de base está determinada por las instituciones
primarias y, a su vez, ésta determina las instituciones secundarias, de tal
manera que resulta ser el “nudo” de las interacciones entre lo individual y lo
social.

Eric Fromm insiste en señalar el hecho de que el modo de vida de una sociedad
es el resultado de complejos factores históricos, económicos, sociales y
psicológicos. Este modo de existencia se manifiesta en ideas y actitudes que
diseñan la personalidad del niño va a frecuentar al hacerse adolescente. El
carácter social es más fluctuante y diversificado que lo que Kardiner llama
personalidad base es, a la vez, un carácter de civilización y un carácter de
clase.

Linton, por su parte, señala que la participación de un individuo en una cultura


depende de su posición en la estructura social, es decir, de su status.
Según Fromm y Linton, las condiciones aceptadas formadas progresivamente
por el aprendizaje social, contienen todas las conductas que corresponden a la
posición del individuo en el contexto social, de aquí surgen los papeles
sociales, que son la suma de las formas culturales de conducta, asociadas a un
estatus particular.

Sea por elección o por imposición, cada individuo toma su papel de una
manera que le es propia, la personalidad estatuaria no se forma tan sólo en la
infancia. Los papeles más importantes se adquieren a partir de la adolescencia
y en la edad adulta.

Gino Germani, citado por Jonson en 1977, asegura que las diferencias que
existen entre los miembros de una misma cultura, pueden apoyarse casi
enteramente en las diferencias de condicionamiento, especialmente en la
primera infancia, y ese condicionamiento se halla determinado culturalmente.

La mayor parte de la personalidad, tanto su contenido como su estructura, es


condicionada por las configuraciones socio-culturales.

Cada sociedad presenta lo que ha sido llamado su personalidad social básica,


correspondiente a lo que de común tienen los miembros de una determinada
cultura. Además de una personalidad social básica peculiar de una cultura,
deben tenerse en cuenta las personalidades típicas correspondientes a
distintos grupos dentro de una sociedad.

Hay una notable variabilidad con respecto a los patrones básicos de la


personalidad tanto total como de status, esta variabilidad es diferente en
distintas sociedades y diferentes grupos dentro de una misma sociedad.

El mecanismo por el cual se imprime en la psique del individuo en desarrollo la


configuración cultural correspondiente a la personalidad social básica y a la
personalidad de status social, depende fundamentalmente de las
peculiaridades culturalmente establecidas que rigen el aprendizaje y la
formación de hábitos en el seno de la familia durante la niñez temprana.

Murray, citado por Hall y Lindzey en 1974, ha sugerido que la personalidad


humana constituye una transacción entre los propios impulsos del individuo,
los intereses y las exigencias de loa demás, colectivamente representados por
las instituciones y las pautas culturales a las que el individuo está expuesto: el
proceso de la socialización es aquel por cuyo intermedio las fuerzas colectivas
comprometan los impulsos individuales. Los conflictos existentes entre el
sujeto y las pautas aprobadas en su medio social son resueltos mediante algún
tipo de adaptación del individuo a las pautas del grupo. El individuo tiene la
necesidad de un rol, es decir, de la necesidad de ser miembro de un grupo
(grupos) existente y poseer tanto un rol como un status definidos así como
aceptados dentro de su grupo.

Conclusiones
Como conclusión podemos afirmar la innegable y estrecha relación existente
entre el desarrollo de la personalidad y la influencia cultural a lo largo de la
vida, asi como la influencia que esta última ejerce sobre la primera de forma
temporal o permanente. La definición de personalidad necesita ser tan amplia
e integradora como la definición de cultura, necesita abarcar los mismos
aspectos para que cultura pueda jugar un papel determinante.

La personalidad va cambiando según la cultura en que vivamos, las personas


son mas movidas y ocupadas en una cultura urbana, sin embargo es mas
posible que tengan mayores índices depresivos, pero quizá también una
persona de provincia tenga un aprecio por la naturaleza mayor a la percibida
por los citadinos, sin emabrgo sus actitud hacia el machismo sigue n su
rivalidad.
BIBLIOGRAFÏA

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“Interpretaciones de la cultura”, Solar/Hachette, Buenos Aires.

 Benedict, Ruth (1972). El estudio del hombre. “Cultura y personalidad”,


FCE, México.

 Cohen, Bruce J. (1992). Introducción a la Sociología. Tr. Sicard Suárez


Sandra. Mac Graw Hill Interamericana de México, S. A. de C. V.

 Filloux, J-C (1992). La personalidad. Cruz O. México. 45-70 pp

 Hall, C.S; Lindzey, G (1974). La teoría personológica. Paidós. Buenos


Aires. 73-79 pp

 Jonson, H.M; Young, K (1977). Naturaleza, cultura y personalidad. Paidós.


Buenos Aires. 95-118 pp

 Kluckhohn, C; Murray, H.A; Schneider, D.M (1975). La personalidad en la


naturaleza, la sociedad y la cultura. Grijalbo. España. 21-25, 71-75 pp

 Linton Ralph (1978). Cultura y Personalidad. México FCE.

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