Es indispensable el mejoramiento continuo de las organizaciones. La experiencia
muestra que la capacidad para enfrentar los cambios del mercado se encuentra en su mayoría sujeta a las herramientas, metodologías o modelos gerenciales que generen valor agregado a todos los procesos de la organización. En los últimos años, la gestión por procesos ha tenido gran auge como estrategia empresarial, puesto que promueve la unión entre todas las áreas de una organización para trabajar conjuntamente en busca de un mismo objetivo. De igual manera, existen evidencias empíricas que revelan la importancia que tiene la gestión por procesos en la identificación de rutinas, en el establecimiento de una base de aprendizaje y como apoyo a las iniciativas de innovación. Por consiguiente, gestionar los procesos, además de ser muy útil para el conocimiento, control e integración de las actividades empresariales, también juega un papel muy importante en el desarrollo de las estrategias de innovación de la organización.
La gestión por procesos implica concebir a la empresa como un sistema integral
de procesos, en el que éstos son la base para los cambios estratégicos en la organización. Ya no se piensa que los procesos puedan diseñarse con una estructura ideal, que vaya a permanecer inmutable con el paso de los años. Por el contrario, los procesos están permanentemente sometidos a revisiones para responder a dos motivos distintos. Por un lado, desde un punto de vista interno, todo proceso es mejorable en sí mismo, siempre se encuentra alguna alternativa que mejore su desempeño. Por otro lado, los procesos han de cambiar para adaptarse a los requisitos cambiantes de mercados, clientes, nuevas tecnologías. La experiencia japonesa, con sus métodos de trabajo en equipo y la participación de todo su personal en las mejoras empresariales, popularizó las ventajas obtenidas en la revisión y retoque continuo de los procesos empresariales. Tal es el caso del famoso “Método sistemático o científico de mejora de procesos” creado por Kaoru Ishikawa. Así pues, la adecuación de los procesos a las exigencias del mercado ha ido poniendo de manifiesto que una adecuada gestión, que tome los procesos como su base organizativa y operativa, es imprescindible para diseñar políticas y estrategias, que luego se puedan desplegar con éxito. Los mercados actuales, con sus variaciones y novedades constantes, seguirán exigiendo a las empresas, así como reorganizaciones estructurales, y que la forma más eficiente de abordar estas innovaciones es a través de reestructuraciones de los procesos clave y estratégicos de la empresa. Los procesos estratégicos, operativos y de apoyo
Como conclusión tenemos que los procesos constituyen la base de la gestión
estratégica de las empresas. Esto se debe a la flexibilidad que ofrecen las organizaciones gestionadas por procesos para adaptarse a los frecuentes cambios de entorno y de mercado. Por otra parte, los procesos constituyen la palanca más potente con la que cuentan las empresas para actuar sobre los resultados de forma efectiva y sostenida a lo largo del tiempo.